Welcome home (Christopher Johnson, libre-Mansión X) [27/07/2018]

Xavier me pidió que hoy me tomara el día libre para recibir a un nuevo alumno, Christopher, y así hacerle una pequeña ruta por la Mansión y enseñarle las habitaciones y casi todos los rincones del edificio. ¿Cuántas veces lo había hecho desde que volví a la vida? No me costaba nada, y era bonito ver en las caras de los jóvenes esa alegría y esa ilusión, la esperanza de ser tratados como uno más,  los nervios y la emoción de llegar a un lugar tan nuevo y tan conocido, lleno de gente como ellos...

Suspiré. Estaba en los jardines cerca de la puerta de la Mansión con mi mirada volando de vez en cuando a la verja de la Escuela. Era un día soleado, había una brisa fresca que no permitía que pasaras calor, pero tampoco daba frío, se escuchaban pájaros piar cuando volaban sobre nuestras cabezas... Era un día precioso para visitar la Mansión. Esa cálida luz se vería reflejada en el interior y eso... Eso era impagable, las sensaciones que daba esa luz dentro de la escuela reconfortaban a cualquiera. Te hacían sentir como si nunca hubieses dejado tu hogar.

Unos minutos después, dirigí mi mirada a la verja, sintiendo su llegada. Me apresuré y caminé hacia allí para abrir yo misma la verja y darle la bienvenida. No tenía nada mejor que hacer y, además, era un buen signo de hospitalidad y educación.

-Bienvenido. Soy Jean- me presenté una vez estuvo dentro, ofreciéndole mi mano. -El profesor Xavier me dijo que vendrías- le susurré con una sonrisa, para que no se incomodara por haber estado esperándole. Habría quien no se lo tomara de la forma adecuada o se sintiera vigilado o controlado.

-Uff...Por fin aquí...- Suspiró el joven para sí mismo apreciando la verja de la mansión, mientras desplomaba su pesado equipaje en el suelo. El joven no dudo ni un segundo al apreciar la bella estructura que conformaba la mansión y no pensar “NO ME JODAS ¿¡AQUÍ VIVIRÉ!?" Acostumbrado a vivir en una pequeña casa en Los Angeles junto a su familia conformada por 3 hermanos.

Christopher emocionado dio cortos pasos hacía la entrada para abrir la verja, segundos antes de que el joven la pudiera abrir, una bella mujer de ojos verde color esmeralda y cabellos rojos se tomó el trabajo de hacerlo por el joven. Christopher sonrío levemente y cogió su equipaje uno en cada mano.

Al escuchar a la mujer el joven intento presentarse de la forma más educada posible.
-Un gusto señorita "Jean". Soy Christopher Johnson, aunque seguro ya sabía mi nombre.- Dijo el joven dándole la mano en forma de saludo.
-Me siento entusiasmado por conocer la mansión, debe de haber mucha gente interesante rondando por los pasillos del lugar.- Le comentó el joven a la mujer mientras observaba el acogedor entorno que presentaba la Mansión X, su nuevo hogar.

Le di la mano cuando me la ofreció y se la apreté con seguridad y confianza, cosa que por lo visto transmite tranquilidad. Sonreí ante su comentario y las caras que ponía, estaba alucinado, como todo el mundo la primera vez que viene, sólo que él lo expresaba en cada gesto y cada palabra. Incluso sus silencios denotaban expectación e ilusión.

-Sí, hay mucha gente interesante por aquí...- le sonreí y le abrí la puerta de madera que daba acceso a la Mansión en sí, haciendome a un lado para que Christopher pasara delante de mí. -¿Quieres dejar tus cosas en tu habitación y te hago un pequeño tour? ¿Quieres conocer al resto de profesores? O... ¿Prefieres comer algo en la cafetería antes de nada?- le hice esa última proposición alzando las cejas de manera simpática, sabiendo que los adolescentes por lo general adoraban comer casi tanto como dormir y faltar a clase.

Supuse que lo mejor sería que dejara sus cosas para que no cargara con todos su bártulos por la Mansión y después ir a este o este otro sitio, por lo que sin que él lo supiera mientras le preguntaba le estaba guiando hacia las habitaciones.

-Detrás de está puerta está tu habitación...- le revelé con una medio sonrisa en la cara, no quería demostrar que me seguía haciendo ilusión todo aquello, sus reacciones y sus caras, cómo se relajaban cuando veían y sentían que realmente tenían un lugar allí, que pertenecían a algo más grande que ser "mutante". Intentaba hacerme la dura y dar un aspecto de autoridad plena, pero no lo conseguía, aunque el que me conocía me trataba con sumo cuidado ya de por sí. -¿Qué tal si dejas tus cosas y vamos a donde más te apetezca?