Esta vez si que me quedo (Wally, Artemis, Conner, Dick y Babs)

 
La pesadilla del Gas del Miedo mejorado había terminado por fin. Wally West y sus otros compañeros se las ingeniaron para pilotar helicópteros y rociar la ciudad entera con el antídoto contra el veneno ponzoñoso de Crane. Aquella noche de Halloween fue más auténtica que nunca, llenando de un terror de muerte las calles de la ciudad gótica, y cobrándose la vida de sus ciudadanos. Muchos habían muerto aquella noche, pero las víctimas hubieran sido más elevadas si los héroes no hubieran actuado a tiempo. Gotham tardaría en recuperarse de aquella desgracia.
 
Wally se echó a la camilla del hospital a descansar un instante y dejó escapar un largo suspiro mientras miraba a sus amigos. Barbara seguía enfrascada con el ordenador y Conner se había quedado de pie en silencio.
 
- ¿Y esas caras tan largas? ¡Hemos terminado con el gas! ¡Deberíais alegraros! Menuda fanea hemos hecho… - dejó escapar un suspiro agotador y después se levantó para ponerse al lado de sus amigos. – La misión a terminado, chicos. Habrá que volver a casa…
 
Cuando los tres terminaron de decidir su siguiente paso, Wally West cogió con delicadeza a Barbara y la llevó en brazos y siguió a Conner hasta la salida del hospital.
 
- ¿Te llevo a algún lugar en especial, pelirroja? – sonrió divertido, y después miró a Conner. - ¿Tú qué vas a hacer? ¿Volverás a la base de la Young Justice?
 
Su siguiente pensamiento fue para Artemis. Wally había escapado por segunda vez de la Speed Force y todavía no se había encontrado con ella. Se moría de ganas de estar a su lado, abrazarla y besarla como si no la hubiera visto en años. Claro que para sus amigos Wally West había estado dos años muerto, pero para él sólo habían sido unos meses… ¿Qué diría Artemis cuando volviera a verle? ¿Habría rehecho su vida tal y cómo el gas del miedo le había mostrado? Tenía que verla cuanto antes…

Como se nota que no has sido victima de esa sustancia…dos veces.


El chico de acero suspiro de cansancio y sé quedo de brazos cruzados observando en silencio lo que hacían los demás. Una vez en marcha los siguió en silencio hasta que su amigo le pregunto.

Exacto, no tengo otro lugar al cual ir… pero no quiero volver inmediatamente, me gustaría pasar un poco de tiempo contigo… piensa que pensábamos que estabas muerto, te echamos de menos… y de paso te pongo al día.

Se quedo un rato en silencio, pensando en lo que había dicho. No había llorado cuando se entero de su muerte pero eso no indica que no se sintiera dolor por ello, solo que no lo mostro con lagrimas como los demás, por ese hecho se sintió mal porque pensaba que lo normal en esas situaciones era llorar y el no hacerlo pensaba que no le importaba como ocurrió con ese entrenamiento de haces años. Conner no sabía si sus amigos lo habían superado pero el aun estaba afectado, de ver que él era feliz siendo Superman mientras sus amigos se morían, eso estaba mal y le cabreaba no ser más humano. Al final se tendría que resignar a ser una arma.

Aún había mucho que hacer, pero las largas horas sin dormir, delante del ordenador, empezaban a pasarme factura. Había ignorado los sedantes varias veces para poder permanecer despierta, hasta que, literalmente, Wally me había obligado a ponérmelos, antes de que el dolor de la espalda se volviera insoportable. Todo junto empezaba a hacer que la cabeza me diera vueltas y los párpados lucharan por cerrarse. Bueno, al menos Crane había sido neutralizado. Gotham aún sufría las consecuencias del gas, pero el antídoto ya circulaba por las calles, los hospitales e incluso el aire de la ciudad. Tardaríamos semanas en solucionar el caos, no nos iba de una noche más.

Quizá nos habíamos ganado unas horas de descanso...

- ¿Y esas caras tan largas? ¡Hemos terminado con el gas! ¡Deberíais alegraros! Menuda faena hemos hecho… La misión ha terminado, chicos. Habrá que volver a casa…

Como se nota que no has sido victima de esa sustancia…dos veces.

Suspiré, y me retiré los auriculares, tecleando un último comando para que el ordenador ejecutara un análisis de la concentración de gas del miedo sobre la ciudad. Esperaba que los valores siguieran de bajada. Tras indicarle al sistema que realizara una copia de los datos y se la hiciera llegar a Bruce, miré a mis dos compañeros y esbocé una sonrisa cansada.

Por suerte, Conner estaba bien. El antídoto había ayudado, pero su fortaleza sobrehumana había tenido que hacer gran parte del trabajo. Incluso el Chico de Acero notaba el peso de lo sucedido aquella noche.

- Está bien, Wally... Pero no podré estar con vosotros mucho tiempo... Tengo que volver para poner al día a Batman...

Ninguno lo habíamos mencionado, pero había muchas preguntas que aún no habíamos podido responder. No sabía dónde estaban ni Dick ni Artemis, no sabía al 100% en qué estado estaba Wonder Woman. Si Bruce me necesitaba, tendría que regresar al trabajo. Al menos, delante de una pantalla podía hacer algo por mi ciudad, algo para...

... Wally me cogió en brazos. No lo hizo expresamente, pero aquello fue un nuevo recordatorio de mi condición. El velocista siguió charlando animadamente, y yo hice un esfuerzo para que mis sentimientos no asomaran a mi rostro.

- ¿Te llevo a algún lugar en especial, pelirroja? – preguntó.

Wally miró a Conner.

- ¿Tú qué vas a hacer? ¿Volverás a la base de la Young Justice?

Exacto, no tengo otro lugar al cual ir… pero no quiero volver inmediatamente, me gustaría pasar un poco de tiempo contigo… piensa que pensábamos que estabas muerto, te echamos de menos… y de paso te pongo al día. - dijo Conner.

- Podemos ir a mi casa - ofrecí. Mi padre estaría fuera, atareado con la crisis de la ciudad. Tal vez yo debiera seguir en el Hospital, pero tendría que esperar a que el lugar se recuperara de los efectos del gas de Crane. Por el momento, mi cama y la medicación que habíamos cogido prestada del control de enfermería servirían.

Una trampa. Había sido todo una trampa. ¿Cómo había estado tan ciego? Supongo que el dolor y la rabia que sentía por lo ocurrido habían colaborado en mis malas decisiones. Quería matar al Joker.
 
Habían pasado tan solo siete días desde que el Joker disparó a Barbara en la columna y la dejó lisiada para siempre. Seis días desde que la vi inerte en la cama del hospital central de Gotham. Cinco días desde que partí junto con Artemis y dejamos atrás la ciudad del murciélago en busca de venganza. Cuatro días desde que llegué a Washington tras seguir una pista falsa del payaso del crimen. Tres días desde nos encontramos a los esbirros del Joker, pero ni una sola pista de su paradero. Dos días desde que se filtró una llamada de auxilio por el comunicador de la Batfamilia. Un día desde que emprendimos de nuevo el camino hacia la ciudad donde todo iba mal… Gotham City era el caos personificado.
 
Jonathan Crane había conseguido crear la noche de Halloween más terrorífica de todas. Había aprovechado la ausencia de Batman y mi ausencia para hacerse con el control de la ciudad y gasear todo Gotham con el olor del miedo. Cuando pisamos la ciudad, todavía se podía respirar el terror que la había inundado. Llegábamos demasiado tarde para ayudar, pero gracias a dios los buenos habíamos ganado otra vez. 

- La señal proviene del hospital de Gotham… - le dije a Artemis mientras tecleaba en el ordenador holográfico de mi guante. Conseguimos captar una señal, una conversación de varias voces dirigiendo un contraataque par abortar los planes de Crane y salvar la ciudad. Una de esas voces era inconfundiblemente la de Batman, la otra era de Conner, la tercera era de… ¿Flash? Y la cuarta… la cuarta era de Barbara. Había despertado.
 
- Tenemos que llegar lo más rápido posible. – dije acelerando el Wingcycle. Necesitaba ver a Barbara de la misma manera que necesitaba respirar. Ya la había dejado sola tres veces, y no iba a dejar que eso pasara más. Estaba harto de ver como el mundo trataba de arrebatármela de todas las maneras posibles.
 
Me distraje con mis propios pensamientos, y eso causó la caída. Uno de los edificios de Gotham empezó a derrumbarse a causa de las últimas explosiones en la ciudad. Las rocas caían del cielo, y giré bruscamente para esquivarlas, pero no fui lo bastante rápido. La moto se deslizó a varios metros de nosotros, mientras rodábamos por el suelo. Joder, mierda… miré a mi alrededor, Artemis yacía lejos de mí, y las ruinas de edificio amenazaban con aplastarla. No…No…
 
-¡ARTEMIS! – grité con todas mis fuerzas, en un vano intento de levantarme para ayudarla.

- Con una vez ya he tenido suficiente… - respondió Wally a su amigo Conner. Había sufrido los síntomas del gas del miedo nada más llegar a Gotham City. Por suerte para el velocista, su metabolismo reaccionó rápidamente a la toxicidad de la sustancia y la eliminó sin necesidad del suero. A pesar de su rápida recuperación, había sufrido una dura concentración de las peores pesadillas de su vida en menos de veinte minutos.
 
- Entonces vamos a casa de Babs. ¿Estarás bien allí? Después podemos ir Conner y yo de vuelta a la base. Cuando todo vuelva a la normalidad ya hablaremos largo y tendido… - sonrió el pelirrojo con nostalgia. A pesar de las circunstancias, era el hombre más feliz del mundo por volver a estar junto a sus amigos. El muchacho habría sufrido la soledad más absoluta encerrado en un lugar donde el tiempo y el espacio funcionaban de otra manera.

-¿Habéis escuchado eso?- dijo Wally cuando uno de los edificios cercanos al hospital de Gotham empezaba a derrumbarse parcialmente. - ¿Artemis? – el pelirrojo sintió una descarga eléctrica al escuchar el grito desgarrador de Nightwing no muy lejos de donde se encontraban.
 
-¡Sujeta a Babs un momento! – el pelirrojo se acercó a Conner con una velocidad vertiginosa y dejó a Barbara en los brazos musculosos del superchico. Acto seguido desapareció como un rayo. Vislumbró a cámara lenta como una roca de las ruinas amenazaba con aplastar a la mujer que yacía en el suelo. Melena rubia, mono naranja, esbelta figura…Podría identificar a Artemis Crock con cualquier indumentaria y en cualquier situación. Wally llegó a tiempo para recoger en brazos a la chica y alejarla del desprendimiento. El muchacho sintió de nuevo el calor de Artemis en sus brazos y el suave aroma de sus cabellos. ¿Cuántas veces se había quedado embobado mirando sus preciosos ojos grises? ¿Cuántas noches había besado sus deliciosos labios…? La echaba tanto de menos... Había soñado tantas veces que volvía junto a ella que ese momento casi le pareció irreal.
 
-¿Estás bien, nena?- preguntó Flash con una sonrisa radiante de felicidad.
 
Wally West todavía llevaba la capucha que lo identificaba como Flash, el hombre más rápido del mundo. Así que quiso dejar la sorpresa de su identidad para otro momento. El velocista se acercó a Nightwing, que ya se había levantado del suelo.
 
- Flash… gracias a dios que estás aquí… - dijo el moreno con una leve angustia en su voz. Después miro a Artemis y se alegró de verla bien en sus brazos. En ese momento, Conner y Barbara llegaron a su encuentro.
 
-¡Conner! ¡Barb… - la voz del chico se cortó al ver a la pelirroja. Había pasado una semana. La última vez que la vio estaba en la cama del hospital, enchufada a miles de máquinas que a duras penas la mantenían viva. El hombre tragó saliva, llevándose la angustia consigo y trató de sonreír, pero no fue muy convincente.- ¿Estáis… todos bien?
 
FDI: Ahora que conteste Artemis/Babs y después Conner ^^

Gracias a su súper oído Conner escucho, aparte de como se desmoronaba un edificio cercano, las voces de Artemis y Dick.  Cuando quiso ponerse en marchas noto el peso de Barbara y vio un destello rojo, haciéndole sonríe de medio lado, podría estar seguro porque Flash estaba con ellos. A los minutos llego frente a sus amigos, había ido con cuidado para no dañar a la pelirroja. Miro la escena con el ceño fruncido, al parecer el Conner el Cupido tendría que entrar en escena.

No, no estoy bien

Dijo seco a la pregunta de su amigo, la mirada que le echo a la pelirroja le dejaba bien claro que no estaba equivocado.

Estaría mucho mejor si de una vez le confesaras todo lo que sientes a esta mujer y la besaras para romper toda esta tensión.

Cuando acabo de hablarle con firmeza le dejo en sus brazos a su preciosa pelirroja, ahora era ella la que aguantaría el pequeño discurso.

Barbara Gordon, haz el favor de decir lo que sientes por Dick Grayson, no podéis seguir amando en silencio cuando es compartido.

Dicho eso se fue hacia el velocista y la arquera, hoy iban a recibir todos.

¿! Se puede saber que esperáis!?¿Lleváis como dos años sin veros y lo único que hacéis es miraros? ¡Maldita sea! ¡Fundiros en un apasionado beso! Ah…y dicho eso… me retiro para dejaros intimidad, y cuando acabéis, me avisáis.

Al fin pudo expresar lo que sentía hacia sus amigos, sonriéndoles de forma mas relajada, se apartó dejándoles solos. Se sentó lejos en una de las rocas del edificio admirando el cielo nocturno, al fin podría saborear un poco de calma después de un día tan movido. Eso le hizo recordar que no había comido nada, haciéndole rugir la tripa, al estar lejos de ellos no lo escucharon. En ese momento recordó que guardaba la bolsa de cacahuetes del Zoo… pero con todo el ajetreo quedaron hecho un puré. Suspiro y comenzó a separar la cascara de lo comestible, total, no tenía prisa de que sus amigos digieran todo lo que tenían adentro y si no le hacían caso, lo sacaría a golpes que era lo que mejor se le daba.

Artemis Crock, enfundada en su traje de Tigress, se aferraba a la cintura de Nightwing mientras la moto los conducía a ambos, a toda velocidad, por el entramado de calles de Gotham. La ciudad que la había visto crecer tenía todo el aspecto de una zona de guerra. Escombros, heridos, sirenas de policía y bomberos... La rubia sentía el cuerpo de Dick en tensión, y no podía culparlo. Habían sido días demasiado duros para él, caminando al filo de la navaja, debatiéndose entre el odio, la culpa y la rabia. En parte, Artemis se alegraba de no haber encontrado al Joker. No quería ver a su amigo perdiendo el control.

Una llamada los había alertado de la dramática situación que estaba viviendo Gotham. Las comunicaciones cortadas les habían impedido llegar antes. Hicieron el último tramo a marchas forzadas, pese a estar completamente agotados, pero, afortunadamente, no había nada más que hacer en la ciudad. Un equipo de rescate se había encargado de neutralizar la amenaza mientras ellos estaban fuera.

- Tenemos que llegar lo más rápido posible. - dijo Dick, acelerando.

Artemis asintió. El alivio era evidente en la voz del moreno. Tigress sabía por qué; ella también había oído la voz de Babs en el comunicador. La pelirroja había despertado y, por lo que parecía, no sólo eso. Parecía estar tomando parte activamente en la protección de Gotham. Si aquello no era tenerlos bien puestos...

De golpe, la moto dio un frenazo y Dick gritó algo. Artemis no tuvo tiempo de reacción; salió despedida del vehículo, y lo único que pudo hacer fue rodar sobre sí misma para amortiguar parte del impacto. Un fuerte crujido tras ella hizo que mirara arriba, aún mareada por la caída, justo en el momento en que una pared de hormigón colapsaba por encima de su cabeza.
 
-¡ARTEMIS! – gritó Dick a pleno pulmón.

Los ojos de la rubia se abrieron desmesuradamente, pero no pudo hacer nada salvo ver la muerte descender.

Ladeó la cabeza en el último momento, apretando los párpados con fuerza, pero el golpe nunca la alcanzó. En lugar de eso, sintió el tirón de la velocidad en la boca del estómago, y oyó el estruendo del derrumbamiento a muchos metros de distancia. Su cabeza tardó varios segundos en recomponer lo sucedido; alguien la había cogido en volandas, apartándola de la trayectoria del edificio que caía. La sensación era reconfortante, familiar; tanto que sintió una punzada en el estómago. Nada de falsas esperanzas. Ya había registrado el traje rojo con el emblema del rayo en el pecho.

- Barry... - murmuró, con una débil sonrisa - Siempre a tiempo...

-¿Estás bien, nena?- preguntó Flash.

Y el tiempo se paró para Artemis Crock.

¿"Nena"?

Aquella voz. Aquella sonrisa.

- Flash… gracias a dios que estás aquí… - oyó decir a Dick.

Tenía que ser una alucinación.

Y de golpe, se encontró analizando lo poco que podía ver bajo la capucha roja; la forma de los pómulos, el ángulo de la mandíbula, los labios que se retiraban ligeramente para mostrar aquella hilera de dientes blancos, las pecas que se insinuaban sobre las mejillas y el puente de la nariz.

Jadeó.

- ¿!Se puede saber que esperáis!? ¿Lleváis como dos años sin veros y lo único que hacéis es miraros? ¡Maldita sea! ¡Fundiros en un apasionado beso! Ah…y dicho eso… me retiro para dejaros intimidad, y cuando acabéis, me avisáis.

La voz de Conner sonó lejos, muy lejos, pero las palabras se le clavaron como dagas. Dos años.

- ¿Wally...? - dijo, con un hilo de voz.

Y él volvió ligeramente la cabeza, respondiendo a su nombre.

- ¡¡¡WALLY!!! - gritó Artemis, mientras la presa que contenía sus emociones se rompía bajo la presión del súbito reconocimiento. Ni siquiera fue consciente de que las lágrimas resbalaban furiosamente por su rostro cuando lo rodeó con los brazos, con tanta fuerza que los arrojó a ambos al suelo. Y así, abrazados, la asaltó la certeza en todas sus formas; el sonido de su voz, el olor de su pelo, la forma de abrazarla. - ¡Llegas tarde, maldito idiota! - le espetó, riendo y llorando a la vez, mientras lo cogía por ambos lados del rostro y lo besaba hasta dejarlo sin aliento.

Conner no podría decir que no había seguido su consejo.

Bonus xD:

Nunca me había alegrado tanto de ver a Dick Grayson.

Todo sucedió muy deprisa. Nightwing y Tigress, el edificio que se derrumbaba, y Flash desapareciendo en un abrir y cerrar de ojos para acudir al rescate de su amada. Sentí que me daba un vuelco el corazón al pensar que alguno de los tres podía estar herido, pero el Chico Maravilla sólo tenía un par de rasguños, y Wally había sacado a Artemis de debajo del edificio justo a tiempo. Por una vez, la buena racha parecía dudar.

Superboy se aproximó a Nightwing, quien parecía alterado.

-¡Conner! ¡Barb… - dijo, y, por alguna razón, fue incapaz de terminar de pronunciar mi nombre.- ¿Estáis… todos bien?

- No, no estoy bien - resopló Conner, antes de que nadie más pudiera responder. Lo miré sin comprender - Estaría mucho mejor si de una vez le confesaras todo lo que sientes a esta mujer y la besaras para romper toda esta tensión.

¿Qué? ¿De qué diablos estaba hablando ahora?

Wally me había puesto en brazos de Conner, y Conner acababa de dejarme en brazos de Dick. Resoplé audiblemente. Francamente, no hacía ninguna falta que se me pasaran el uno al otro, como si fuera una especie de pelota. Probablemente hasta lo consideraran caballeroso. Dios, los patearía a los tres si pudiera usar las piernas. Lo primero que haría en cuanto pudiera reponerme sería conseguir una maldita silla de ruedas.

Barbara Gordon, haz el favor de decir lo que sientes por Dick Grayson, no podéis seguir amando en silencio cuando es compartido.

No pude ni empezar a procesar sus palabras; el joven kryptoniano ya se dirigía al lugar donde estaban Artemis y Wally.

- ¿!Se puede saber que esperáis!? ¿Lleváis como dos años sin veros y lo único que hacéis es miraros? ¡Maldita sea! ¡Fundiros en un apasionado beso! Ah…y dicho eso… me retiro para dejaros intimidad, y cuando acabéis, me avisáis.

Y entonces, el reconocimiento brilló en los ojos de Artemis.

- ¿Wally...? - preguntó, con incredulidad.

Dick se quedó paralizado al oírla hablar.

Claro, pensaba que Flash era...

- Iba a decírtelo... - empecé, con media sonrisa de disculpa, pero la voz de Tigress me interrumpió.

- ¡¡¡WALLY!!! - gritó. El pelirrojo y la rubia cayeron al suelo, en un amasijo de brazos y piernas, y sentí que yo misma estaba a punto de llorar - ¡Llegas tarde, maldito idiota!

Sí... llegaba dos años tarde, pero... ¿qué importaba? Estaba aquí. Y esta vez para quedarse.

Nightwing estaba temblando de emoción contenida. Apoyé ligeramente la cabeza en su hombro. La posición en la que estaba no era la más cómoda para reconfortarlo, y pensé en pedirle que me dejara en el suelo. Era evidente que se moría por abrazar a su mejor amigo, pero tendría que esperar a que lo soltara Artemis...

Si es que tenía alguna intención de soltarlo, algún día.

- Barry lo sacó de la Speedforce... - le expliqué a Dick, y entonces bajé la mirada - Él... se quedó atrás... - continué, con tristeza - Pero le dio su anillo.

Entonces volví a mirarlo a los ojos.

- ¿Dónde estabas, Dick? - pregunté. No era ninguna recriminación... era genuina curiosidad.

Simplemente... Me hubiera gustado encontrarlo allí al despertar.

No me lo hubiera perdonado. Por mi culpa, Tigress había salido despedida de la moto y casi había sido aplastada por un edificio de no ser por la rápida intervención de Flash. Si algo le hubiera ocurrido a la rubia… nunca me lo hubiera perdonado. Llevaría otra carga de culpa en mi conciencia. Otro peso más en esa gran mochila de decepción que llevaba a la espalda. Por eso, me sentí terriblemente aliviado cuando Barry la salvó.

Cuando me acerqué a ellos para saludar, me di cuenta de que algo no iba bien en Artemis. Estaba observando a Flash con una mirada incrédula. Yo me alegraba de ver a Barry con vida. Cuando cruzamos el desierto de Jaysalmer en busca de Wally, el velocista había desaparecido durante la misión. Nos había preocupado mucho… por suerte le veía igual de bien que siempre… umh… aunque le recordaba más alto…

- No, no estoy bien. Estaría mucho mejor si de una vez le confesaras todo lo que sientes a esta mujer y la besaras para romper toda esta tensión.

La frase de Conner me pilló totalmente desprevenido, y no pude vocalizar nada coherente cuando el Superchico me pasó a Barbara para que la cogiera en brazos. Iba a matar a ese idiota… ¿cómo se le había ocurrido decir semejante tontería en voz alta? O peor aún, ¿Cómo se había dado cuenta de que todavía, después de casi seis años, seguía pensando en Barbara? Quise abrir la boca para disculparme por la tontería de Conner, pero el corazón me latía muy deprisa al tener a la pelirroja entre mis brazos. Tenía que explicarle tantas cosas… y quería preguntarle otras muchas… pero no me salió la voz. Y durante aquel incómodo silencio, Artemis llamó mi atención.

-¿Wally…?

- Iba a decírtelo...

¿Ella lo sabía? Entonces… ¿El Flash que teníamos delante era en verdad Wallace Rudolph West? ¿Mi mejor amigo? ¿El hombre que había dado su vida dos años atrás para salvar el mundo?

Artemis se abalanzó sobre el velocista mientras lloraba desconsoladamente. Yo sentí que las manos me temblaban, no podía creérmelo. Por fin, después de tanto tiempo buscándole por todas partes… yo tenía razón. Wally West seguía vivo… y había vuelto con nosotros.

Sentí el calor de Barbara en mi pecho y la abracé con más intensidad. Me sentía conmovido con la situación y reprimí las lágrimas que amenazaban por salir de un momento a otro. No podía creérmelo… por fin una buena noticia tras una larga serie de terribles acontecimientos… teníamos que ir a celebrarlo.

Entonces caí en la cuenta; Barbara, el Joker, el Hospital… sus piernas… La Bat-chica ya no podría volver a caminar. Y eso me seguía frustrando, hacía que me sintiera impotente por no haber podido evitarlo, por no haber estado allí con ella…

- Estaba en una misión de los Titanes… fuera de Gotham… -casi sonó a una disculpa. ¿Cómo iba a saber que algo así le pasaría durante mi ausencia?- Cuando me enteré… Artemis y yo fuimos a Nueva York en busca del Joker… pero era una falsa alarma. No conseguimos encontrarle... lo siento.

Ojalá le hubiéramos encontrado. Le habría retorcido aquel fino cuello hasta romperlo. No importaba si me convertía en un asesino por culpa del Joker, o si hubiera tenido que abandonar la capa… El payaso ya no podría quitarme nada que quisiera nunca más.

Artemis estaba a salvo. La pared que se había desprendido del viejo edificio no había dañado nada importante a excepción del pavimento. ¿Pero eso qué importaba ahora? Wally West por fin tenía a la mujer a la que amaba en sus brazos.

El pelirrojo se dedicó únicamente a sonreír. Después de detenerse en un punto cercano a sus amigos, el chico dejó a la rubia en el suelo. Artemis no dejó de mirarle, podía verle fruncir el ceño bajo ese traje naranja mientras sus ojos se movían como un metrónomo, analizando el rostro bajo la capucha de Flash. De pronto, la mujer abrió los ojos de par en par.

-¿Wally...? - su voz sonó casi como un susurro.

El pelirrojo se giró a mirarla con una gran calidez en los ojos y asintió.- He vuelto a casa.-

Flash no tuvo ni un segundo para reaccionar. Artemis gritó su nombre súbitamente, y pudo notar la angustia de todo lo que había sufrido esos dos años vacíos sin él. La mujer se arrojó a abrazarlo, y ambos cayeron al suelo mientras se estrecharon en un dulce y apasionado beso.

- ¡Llegas tarde, maldito idiota!- Las lágrimas resbalaron con intensidad por las mejillas de ella. Aquel torbellino de emociones era muy contagioso, y Wallace, a pesar de que estaba sonriendo de felicidad, también empezó a llorar de forma incontrolable.

- Perdóname, Arty… no volveré a dejarte sola nunca más… -dijo con un gran arrepentimiento en la voz, mientras seguía estrechando a la mujer contra él, con todas sus fuerzas. La había echado tanto de menos… aunque no hubieran sido dos años para él, Wally había pasado sus días encerrado en la Speed Force con el miedo de no volver nunca, de quedar encerrado en la corriente del tiempo para siempre… o volver a su hogar cuando hubieran pasado mil años y sus amigos ya no existieran. No hubiera podido soportarlo… le aterrorizaba no volver a ver a Artemis nunca más. Aquel veinte de junio se despidió de ella de la forma más amarga… no había olvidado lo que se sentía al morir...  

- Te quiero… -  dijo con una sonrisa llena de felicidad, mientras con una de sus manos libres acariciaba el cabello rubio que sobresalía de la capucha rubia de ella. -¿Te lo has cortado? Te sienta bien…

Sin soltarse de la mano, ambos enamorados se levantaron del suelo y se acercaron al resto de sus compañeros. Dick, Barbara y Conner habían dejado un momento de intimidad a la pareja, y se habían sentado en una roca de las ruinas del edificio. Dick se levantó para darle un fuerte abrazo a su mejor amigo.

- ¡Me alegro de volver a verte, hermano!- el moreno seguía acongojado por los acontecimientos recientes.

- Y yo a vosotros… no os imagináis lo mucho que os echaba de menos.- el chico aún tenía restos de las lágrimas de felicidad, y se las secó con la manga del traje de Flash.- Tengo muchas cosas que contaros…

Una dulce sonrisa se le dibujo en el serio rostro del chico de acero. Esa tímida sonrisa se le formo cuando escucho como la rubia expresaba todo lo que sentía por su pelirrojo, al fin alguien había tomado su consejo. Conner sentía que tenía una especie de conexión con Artemis, porque al igual que él, se guardaban las cosas para ellos para aparentar que eran fuertes y que todo esta bien. Por eso entre ellos no eran necesarias las palabras, con simple y disimulados gestos podían entenderse perfectamente. Negó rápidamente la cabeza y sigue comiendo los dichosos cacahuetes, se había prometido darles intimidad y lo único que hacía era expiarlos con su súper oído. Para evitar escuchar a ambas parejas se metió en sus pensamientos alejándose de todo lo que le envolvía.

Gran error.

Comenzó pensando cosas sencillas, del día a día, si había hecho todas sus tareas en el Monte justicia o si su moto estaba a punto. Aquella moto que después de tantos años le acompañaba a dar pequeñas vueltas por el pueblo ya que cuando quería hacer trayectos más largos iba en Esfera.  Pero entre sus divagaciones acabo pensando en ese ser que tenían tantas cosas en común: Warlok. Aquel alienígena clonado con el único fin de ser un arma en manos de sus creadores; sus padres. En su caso era el padre humano el que quería el caos y no su padre alienígena. Al descubrir que había alguien como el sintió como una parte de él se llenaba y no sentía ese extraño vacío, sin embargo, cuando más tiempo pasaba junto él menos pensaba como un simple amigo y eso estaba mal. Sus amigos chicos salían con chicas y sus amigas chicas con chicos. Sabía que había el término homosexual pero él no se identificaba como tal porque si lo fuera no hubiera salido con Megan ya que es una chica. También estaba el bisexual pero tampoco se sienta dentro de ese grupo ¿Por qué los Genomorfos no le enseñaron las diferentes categorías del amor humano? Muy sencillo: porque su misión en la vida era ser un arma y no un ser que pudiera llegar a sentir algo por alguien.

Soltó un profundo suspiro. Tenia que quitarse todos esos pensamientos de la cabeza, ahora lo importante era que Wally estaba bien y estaba entre ellos. No sabía cuanto tiempo se había dejado llevar por sus pensamientos ya que noto Artemis sentada a su lado y a Barbara frente a ellos ¿le habrían preguntado algo? Levanto la cabeza mirándolas algo tenso para juego ver como sus amigos se abrazaban en un abrazo de hermandad, sí, eso era lo que necesitaba Conner Kent, un fuerte abrazo que lo dejara inconsciente para dejar de pensar en todas esas estupideces que no tenían solución. Se levantó sin decir nada hacia los muchachos y les dio un fuerte abrazo de oso que logro levantarlos unos centímetros del suelo para luego dejarlos en el suelo con cuidado. Se separaron y Superboy pudo ver lágrimas de felicidad en los dos muchachos y se preguntaba porque él no lo hacía si estaba igual de contento que ellos, al menos ahora le salían las sonrisas de felicidad y el brillo de sus ojos indicaba lo emocionado que estaba. Pero un sonido en la lejanía le volvió serio, escuchándolo con atención.

Si tienes que contarnos muchas cosas será mejor que no sea aquí. Acabo de escuchar sirenas de bomberos y policías, seguramente también de ambulancias y no me parece tan extraño.

Elevo levemente sus brazos mostrando todo el desastre que les rodeaba, como si esa visita fuera mas que evidente.

Así que propongo que nos marchemos ya antes que nos pillen y nos acribillen a preguntas. Lo siento Dirk pero tendremos que ir a tu casa ya que es la que nos queda más cercano.

No le gustaba auto invitarse en las casas de los demás y por eso se disculpaba. En otro momento hubiera esperado que fuera el anfitrión quien los invitara pero el tiempo no estaba de su parte y tenían que moverse rápidos si no querían pasarse toda la noche en comisaria contándoles a los cuerpos de la ley que hacían esos chicos entre los escombros de un edificio.

OOC:

Barbara negó con la cabeza cuando Dick se disculpó. Aún no se sentía preparada para tocar el tema, pero tenía clara una cosa. Estaba cansada de oírlo pedir perdón por todo, y especialmente por cosas de las que no tenía ninguna culpa.

- Ya hablaremos de eso - prometió, en un tono que indicaba que no había nada que disculpar.

- ... será mejor que no te dejes nada - dijo Artemis a Wally, unos metros más allá.

Sonaba a amenaza, pero no sabía qué más decir. La embargaban las emociones, y nunca había sido muy buena gestionándolas. Se debatía entre la alegría de volver a ver a Wally y el deseo irracional de enfadarse con él y rematarlo. Era todo tan irreal... tenerlo de vuelta allí, junto a ella, le parecía imposible, y se preguntaba cuándo iba a terminar el sueño o cuándo iba a desvanecerse en la nada.

Sólo lo soltó cuando Dick se levantó para abrazarlo, y sintió una extraña desazón al hacerlo. El tacto era lo único que le permitía comprobar que el pelirrojo seguía allí. Se preguntó si los demás sentirían algo parecido, y entonces reparó en la expresión de Conner y en su forma de suspirar.

- Hey - dijo, tocándole el hombro - ¿Todo bien?

La rubia estaba muy lejos de suponer qué tipo de pensamientos cruzaban la mente del súper chico. Suponía que su reacción se debía al regreso de Wally. Conner no tuvo tiempo de aclarárselo; había oído el ruido de unas sirenas en la distancia (evidentemente, los otros no las podían escuchar), de modo que propuso al grupo que se marcharan cuanto antes de allí.

- Conner tiene razón... será mejor que hablemos en casa de Dick - intervino Babs. No estaba segura de tener el alta del hospital, pero quería aprovechar que se habían restablecido las comunicaciones para contactar a su padre y a Bruce lo antes posible. Además, estaba deseando que Wally les contara su historia.

Cuando el sonido de las sirenas alcanzó también sus oídos, ya se habían puesto en marcha hacia el piso de Nightwing.

A Dick y a Wally les pilló desprevenidos el super abrazo de Conner, que les estrujó y les levantó del suelo con mucha facilidad. Ambos héroes rieron y le devolvieron el gesto a su super amigo, y Wallace aprovechó para estirar del brazo a Artemis y unirla al abrazo. Dick, que no quería dejar fuera del momento feliz a Barbara, volvió a por ella y la llevó en brazos hasta donde se encontraba el grupo.

La Young Justice volvía a estar más unida que nunca, y sus miembros agradecieron en silencio el momento de alivio y felicidad que les había brindado el final de aquel día en que le Gotham cayó bajo el dominio de Jonathan Crane y su mejorado gas del miedo.

La propuesta del clon de Superman fue la más acertada. Ya se podían escuchar las sirenas de la policía en la lejanía, y los habitantes de la ciudad empezaban a salir de sus casas, felices de poder ser ellos mismos y dejar atrás las alucinaciones que les había inducido el psicópata.

Richard asintió a sus compañeros y fue a recuperar su Wing-Cycle, donde ayudó a montar a Barbara, y después subió él para poder conducir el vehículo. Wallace le dio un dulce beso a su recién recuperada novia, y después la cogió en brazos, dispuesto a salir corriendo en cuanto Nightwing diera la señal. El primer Robin les indicó a sus dos mejores amigos que siguieran la moto hasta su piso de Blüdhaven, donde podrían charlar todos con calma.

-¿En serio me vas a hacer ir lento para poder seguir tu moto? - protestó Wally con media sonrisa. El resto rieron, y cuando Nightwing aceleró, Superboy y Flash volaron y corrieron tras él.

Los héroes habían vuelto a ganar la batalla, pero… ¿A qué precio?