Alien VS Predator (Warlock). 13 de Septiembre de 2018.

OCC:

13 de Septiembre de 2018.
20:30 de la noche.
Calle Grand Army Plaza.
Central Park, Nueva York.

- Perdone caballero, ¿puede decirme qué hora es?-

- Sí. Son las... Ocho y media.-

- Gracias, muy amable.- Me ajusté los cuellos de la chaqueta y seguí rodeando el parque más famoso del mundo mientras pensaba en mis cosas. La verdad es que últimamente los héroes parecían estar mejor organizados. Aunque claro, comparándolo con el momento de la colisión, cuando todo era un caos tal que no se podía ni salir a la calle cualquier mejoría se notaba. En cualquier caso, habíamos notado algo. Había seres que provenían de los mundos de mi compañero, y así me lo había hecho notar. Leí acerca de unos tipos llamados los "Guardiantes de la Galaxia", que al parecer habían entablado alianzas con los Vengadores y la Liga esa de la justicia. Los Vengadores no me preocupaban. Nos habíamos enfrentado varias veces al Capitán y a otros de sus miembros y no eran un problema, al menos no individualmente. Como colectivo sí podía cambiar un poco la película, pero por el momento no parecían haber actuado mucho en grupo. En cualquier caso, había conseguido escapar de la prisión después de nuestro enfrentamiento con Loki, los mutantes y el esqueleto en llamas, no sin haberles plantado buena cara. Nos sentía más poderosos que antes, y sobre todo más unidos, aunque algunas noches lamentase lo que hacíamos. Bah, estupideces de niño pequeño. No hacíamos nada malo. Simplemente nos tomábamos la justicia un poco por nuestra mano. De vez en cuando el mundo necesitaba a alguien así.

La gente disfrutaba de los últimos días de verano paseando alegre y tranquilamente por el parque y las calles. El calor pronto nos abandonaría, y todos deseaban aprovechar hasta el último rayo de sol, el cual comenzaba a caer tras los enormes edificios, tiñiendo de naranja y rojo las carreteras y los árboles. Los niños correteaban, sonrientes, jugando a cualquier cosa que se les ocurriese. El escondite, el balón, el pilla-pilla... A esas edades cualquier cosa valía. La inocencia y la diversión eran la bandera a la que defendían y el estandarte que les impulsaba a imaginar toda clase de mundos inexistentes, como que el suelo fuese lava o un árbol una montaña imposible de escalar. Sonreí sarcásticamente. Ya les llegaría el momento de ver lo que la vida era en realidad. Ya vendría el llanto y el rechinar de dientes. Hasta entonces que disfrutasen, porque los días de paz estaban por llegar a su fin.

"Espera... Siento... Algo". Fruncí ligeramente el ceño y aminoré un poco mi paso, aprovechando para encenderme un cigarrillo. Cuando él sentía algo solía ser algún héroe o criatura extraña que había cerca, de manera que posiblemente se nos animase un poco la noche. Pude sentir como rebuscaba entre la multitud, como un depredador olfateando el rastro de su presa. Sentí un sabor metálico y frío en la boca, algo que no recordaba haber notado antes. Emitió un siseo y se revolvió en mi interior.

- ¿Qué pasa? ¿Qué demonios es?- Sus sonidos guturales y su voz ronca y profunda me recorrían la cabeza lentamente, desde atrás hacia adelante, y viceversa, como si se estuviese moviendo por mi mente, escrutando cada rincón en busca de alguna respuesta. "Es curioso... No me imaginaba uno de ellos aquí... Tenemos compañía. Hay un technarch por aquí cerca".- ¿Un qué?-

No había oído esa palabra en mi vida, pero a juzgar por la forma en que lo dijo estaba sorprendido, preocupado y casi emocionado al mismo tiempo. Di una calada al pitillo y exhalé el humo en forma de nube gris que se perdió en el viento al instante. "Technarch. Son unas criaturas robóticas provenientes de uno de los rincones más oscuros del universo. Son peligrosos y muy agresivos. Pueden contaminar e infectar a las criaturas vivas con su virus y convertirlos en seres como ellos."

- ¿Estamos en peligro?- Lo que me faltaba, otro bicho espacial que intoxicaba a la gente. "No, tranquilo. Yo soy inmune a ese virus. Desgraciadamente él también lo es a mí. No creo que pueda controlarlo... Lo que más me extraña es que esté aquí solo, tan lejos de su mundo... Habrá llegado a través del choque."- ¿Y qué deberíamos hacer?-

"Tranquilo, pronto lo sabremos...".

Era un día tranquilo y soleado. Hacía mucho tiempo que Warlock no visitaba la ciudad de Nueva York, pero tras las emociones sufridas en los últimos meses, necesitaba relajarse un poco, y la mayoría de humanos decían que un paseo por Central Park era el mejor modo de hacerlo. Decidió hacer caso a los que llevaban en este mundo más que él, y camuflado como un pastor alemán (Con collar para evitar problemas con las autoridades) deambulaba disfrutando de la belleza de los jardines y correteando tras balones y niños. Puede que los humanos tuvieran una idea muy diferente de lo que era disfrutar de Central park, pero tampoco tenían la perspectiva de cómo era hacerlo siendo un perro... Todo era más sencillo, la gente te hacía carantoñas y cumplidos, con collar nadie te trataba mal, y hasta te ofrecían alimento. Era fantástico ser un perro, incluso cuando los otros perros y demás animales del parque se inquietaban ante tu presencia, pero con mostrar una actitud amistosa solía bastar para tranquilizarles. He ahí la gran ventaja de ser un cánido; Eran seres nada complicados. A un humano no le convencerías de tus buenas intenciones poniéndote panza arriba mostrando sumisión, y menos si tenías el aspecto de un technarch.

Todo discurría con normalidad, hasta que sus sensores se pusieron alerta; Sus escáneres detectaron una presencia que rompía la armonía de ritmos ambientales. Era algo que, fuese lo que fuese, se saltaba los parámetros de fuerza y poder de la media de los seres presentes en el radio del parque. Al contrario que sus compañeros caninos, no necesitó olfatear ningún rastro para ir en busca de la anomalía, y se guió de sus radares para dar con el sujeto sospechoso tras atravesar medio Central park. Se trataba de un hombre rubio en mangas de chaqueta, que paseaba distraído bordeando el pequeño estanque al que llamaban "The Lake" (El lago). Warlock se planteaba a menudo por este tipo de gestos si la simpleza humana era equiparable en ocasiones a la de los perros, pero no era éste el asunto que le inquietaba ahora mismo. Se situó junto al humano caminando junto a él tranquilamente, sin despertar sospechas. Le lanzó una mirada dubitativa, y echó una oreja hacia abajo mostrando confusión. Sus sistemas estaban operando a toda potencia, tal como hacían cada vez que se hallaban ante un peligro potencial, pero allí sólo estaba ese humano curioso, que ni siquiera parecía haber reparado en él.

- ¡Eh, bonito perro colega!- Dijo un corredor al pasar junto a ellos. Warlock observó al humano y sacó la lengua con gesto amistoso. Quizá no fuese una entidad maligna, y estuviese perdido como él estuvo tiempo atrás.

"Está aquí... Puede olernos..."."¿Qué hacemos? ¿Atacamos?""No por el momento... Quiero ver qué se trae entre manos...". Un perro se nos acercó, quedándose a nuestro lado, caminando como si fuésemos sus dueños. ¿Un chucho? Creía que sería algo más peligroso. A juzgar por lo que me había dicho él, creía que sería algo más grande y vistoso."Oh, vamos Eddie... ¿Acaso no es evidente? ¿Debo recordarte que yo viajo dentro y sobre ti muchas veces y nadie nos ve? Puede cambiar su forma. Hay muchas criaturas en el universo que son capaces de hacerlo, no creas que somos los únicos. Sin embargo, hay algo extraño... Cualquier criatura reacciona agresivamente contra nosotros. Sin embargo, él no lo está haciendo... Tal vez no nos haya identificado... Puede que esté tanteando el terreno..."

- ¡Eh, bonito perro colega!- Alzamos la vista del animal y vi un hombre que pasó corriendo junto a nosotros haciendo ejercicio, trayéndome de vuelta al plano real. En nuestro interior existía una especie de lugar donde solíamos hablar. Algo así como una dimensión paralela donde muchas veces él me mostraba cosas y aprendíamos juntos. Cuando estábamos ahí los dos, se encargaba de manejar mi cuerpo y evitar que sufriésemos algún accidente o aparentar normalidad. No chocarnos con una farola, no cruzar una calle cuando estaba el semáforo en rojo... Y en cuanto teníamos algún tipo de interacción con una persona volvía a mi cuerpo para hablar con ella, lo que muchas veces causaba que tuviese que pedir que reformulasen su pregunta. En este caso, no supe qué había dicho el hombre, y me giré mirando cómo se alejaba de nosotros. El pequeño animal sacó la lengua como lo habría hecho un perro normal y corriente, pasando totalmente desapercibido, igual que nosotros.

Me aclaré la garganta y decidí hablar sin apartar la vista del camino.

- Escucha, perrito. Sé que no eres lo que aparentas así que dime qué estás tramando o qué quieres antes de que llame a la perrera. ¿Acaso tienes hambre o buscas un sitio donde dormir? Porque puedo darte ambas cosas si es lo que buscas.- Un ser capaz de destruir ciudades enteras, ¿eh? Un delicioso añadido a mis propósitos de acabar con los súper héroes y traer esa nueva era caótica al mundo.

Se adelantó a su extraño compañero, y se sentó en medio del camino, aún con ese gesto simpático en su rostro canino. Estaban en una zona despejada, por lo que decidió comunicarse abiertamente con él. No creía que fuese a asustarse por ver un perro parlante si ya sabía lo que él era.

- Bienvenido a Terra, ser del espacio. Yo no necesita un hogar ahora mismo. Yo es libre e independiente, pero le gusta hacer amigos. ¿De qué planeta es tú?

Sus escáneres seguían trabajando en identificar a la criatura que tenía enfrente. Sabía que había un humano allí, pero no conseguía dar con la identidad de la criatura sólo en base a los datos que había almacenado desde la colisión. Se rascó la oreja distraído, cuando de pronto, sus pupilas se encogieron. Al fin los archivos seleccionaron arrojando un resultado aterrador. Bajó su pata despacio y enseñó los colmillos amenazador.

- Simbionte...

No quería herir a los civiles, pero tenía ante sí a una amenaza interplanetaria, y no podía dejarla escapar impunemente. Debía alejarle de la zona cuanto antes, o tratar de evacuarla...

El ser cambió su rostro amigable y apacible por uno agresivo, mostrando los dientes en señal desafiante. Sonreímos y le miramos a los ojos, casi relamiéndonos del gusto al ver la mezcla de odio y temor en los ojos. Noté los pensamientos de Venom a través de mi cabeza, y sonreí, mostrando unos afilados y largos dientes, y entre medias una lengua que se retorcía ligeramente. Tan solo mostrábamos la boca, no había necesidad de más por el momento.

- Simbionte... Sí, así nos llaman algunos... Pero, ¿a qué viene esa cara? ¿Te damos miedo? Vamos, somos tan peligrosos como tú, puede que incluso menos, ya que nosotros no matamos a nuestro huesped. Formamos una simbiosis con él. Nos alimenta de ira, furia y fuertes sentimientos, y nosotros a cambio le damos fuerza, poder, aguante... Vosotros directamente acabáis con cualquier forma de vida, convirtiéndola en uno de vosotros. Sois como parásitos, virus que exterminan especies enteras... Así que, ¿quién debería mirar a quién con ojos de odio o temor?- Notaba como él se metía en mi mente, y yo en la suya. Sí que era cierto que guardábamos una simbiosis, protegiéndonos mutuamente. Mi odio hacia Spiderman y en general los héroes le alimentaba, y me daba fuerzas y un poder con el que jamás había soñado. Y al parecer no era el único ser que provenía del espacio con ganas de causar caos y destrucción. Nos relamimos y sonreímos con aquella boca que llegaba casi hasta las orejas. Apoyé las manos en la cintura y me crují el cuello.

Todavía había luz, aunque el sol escondiéndose por el oeste teñía el cielo de naranja y rojo. La gente paseaba tranquilamente, y si me mostraba me verían en seguida, lo cual podía ser la mar de útil.

- Vamos, no somos tan distintos y lo sabes... ¿Por qué pelear cuando podemos colaborar? Tu especie quiere dominar todo, y nosotros podemos ayudaros a eso. Piénsalo. Una unión entre simbiontes y technarchs. Nadie podría detenernos, ni siquiera los poderes más profundos del universo... Desde luego es mucho más útil que pelear. Eso matará a todas estas personas a nuestro alrededor, pero eso te da igual, ¿no es cierto?- De nuevo, nuestra sonrisa. Esa que a mucha gente aterraba y causaba pesadillas, tras una oferta que tal vez aceptase, o tal vez no. Al fin y al cabo no teníamos nada que perder. Venom me protegería si el ser intentaba matarnos, y confiaba en él, y la idea de unirme a otro ser que podía destruir mundos me atraía bastante.

Aquéllas palabras dolían... dolían realmente. Una de las lecciones más terribles que Warlock aprendió en Terra fue que las mentiras dañan, pero la verdad duele incluso más ya que es inevitable, nadie puede huir de ella, él no podía escapar de aquélla realidad narrada con tanta malicia. Sin embargo, también había aprendido a defenderse cuando trataban de hundirle recordándole que era un monstruo. Había vivido suficiente como para saber que era de todo menos eso.

Observó a su alrededor evaluando la situación. En ese momento no había nadie en aquélla zona del parque, lo cual facilitaba enormemente las cosas. Miró con todo el desdén que sus ojos caninos le permitieron, y respondió a la vileza de sus afirmaciones con serenidad.

- Tú está equivocado. Tú y Yo no tienen NADA en común -Remarcó aquélla palabra, como si con ello apartase a la criatura con desdén- Palabras de tú hablan sobre gente de Yo, pero incluso gente de Yo sabe que Yo es diferente, y por ello repudiado y perseguido. Yo se juró no destruir, no tomar más luz vital de ningún ser. Technarchs adultos son bestias salvajes e irracionales, enloquecidos por su propia sed de poder. Yo sacrificó su crecimiento natural en pos de una convivencia pacífica con el resto de seres del universo, pero yo sabe que eso le ha salvado de ser uno de esos monstruos. Es cierto que yo tiene un virus mortal para otras especies, pero también la capacidad y voluntad de curarlo. Yo ha entendido que es más enriquecedor salvar mundos y aprender de ellos en vez de contagiarlos y devorarlos. En cambio tú, Simbionte... Tú te consumirías en tu deseo de destrucción. Tú es una bestia, como los technarch adultos, Yo sólo un niño, pero un niño civilizado -En ese momento lo vio claro. Deshizo su forma canina con intención de envolver al Simbionte formando una cúpula a su alrededor, tras lo cual haría surgir dos reactores que les impulsarían lejos de allí. Esperaba poder llevarle a Mill rock, la pequeña isla desierta de East river, no muy alejada, pero lo suficiente para evitar víctimas mortales y rodeada de agua, el escenario ideal para un combate.

Sonreímos al ver como el pequeño ser renegaba de su naturaleza con fuerza, intentando hacernos creer que no era una máquina de destrucción masiva de ningún modo. Nuestros dientes fueron saliendo uno a uno al mismo tiempo que los labios se iban contrayendo por la desagradable y burlona mueca que le mostrábamos, unida a una risa gutural y profunda.

- Oh, el pobre niñito bueno va a llorar... Y todo por no aceptar lo que en realidad...- Un chispazo recorrió nuestro cuerpo anunciando un peligro inminente. Una de las capacidades que habíamos obtenido de Peter. El ser se lanzó hacia nosotros como un enorme guante que intentaba rodearnos. Cargué el puño contra él, y mientras avanzaba hacia su cuerpo metálico este fue volviéndose más grande, oscuro y por supuesto duro, golpeándole al estrellarse con él con una fuerza suficiente para haber partido el acero como si fuese papel. El technarch salió volando varios metros por el aire hasta estrellarse, agrietando el suelo y levantando tierra por el impacto. Todo mi cuerpo estaba ya cubierto por él, excepto mi cabeza que asomaba sobre aquellos negros y gigantescos hombros. Reímos con fuerza y la enorme boca se cerró por encima de mí, metiéndome de lleno en él. Volvíamos a ser uno, como nos gustaba siempre. De un salto recorrimos la distancia que nos separaba de nuestro objetivo, cuando los primeros gritos de terror comenzaban a llenar el parque, y las carreras se sucedían por doquier. Fuimos a golpear con todas nuestras fuerzas a nuestro enemigo con un puñetazo que lo clavase en el suelo.- Vamos, ¡muestranos de lo que eres capaz! ¡GROAJAJAJAJA!-

El caos estaba asegurado, y el miedo en los corazones de todas las personas que nos miraba. "Sí, corred, huid de los monstruos que os persiguen en vuestras peores pesadillas. Ya nada puede salvaros de ellos..."

Incapaz de evadir el empuje de esa fuerza colosal, el alien fue lanzado, aún sinforma, llevándose por delante varios metros de césped hasta entonnces perfectamente cortado, recuperando la conciencia de la situación con el tiempo suficiente de ver abalanzarse el puño de esa bestia sobre él. Al menos esta vez estaba advertido...

En cuestión de segundos, todo él tomó la forma de un agijón afilado, que se hundió entre los dedos y la carne de ese misil en forma de puño aprovechando su descenso sobre él, una fuerza que tenía la capacidad suficiente para partir un coche en dos. Los gritos le alarmaron, pero estaba caro que sería mejor distraer a la bestia mientras los humanos escapaban, que volver a intentar sacarle de allí y que lo arrojase o lanzase algún objeto pesado que alcanzase objetivos de más. Mientras procesaba dichos pensamientos, se deslizó como una anguila hasta atravesar su hombro, saliendo por la retaguardia. Xavier le enseñó que era muy innoble atacar por la retaguardia, pero en ocasiones, era necesario, y sin duda ésta era una de ellas; Sin tiempo que perder, se volvió líquido en el suelo, y formó un círculo alrededor del alienígena hostil, lanzando ataques desde siferentes ángulos, comenzando por unos tentáculos que se aferraron a sus gruesos tobillos, y otros que trataron de atar sus brazos.

"Yo no puede avisar a nadie... Yo debe hacerse cargo de él solo... aunque deba despertar lo peor de Yo"

El ser cambió de forma, convirtiéndose en un enorme pincho que se clavó en nuestros nudillos. Un aullido de dolor salió de nuestra dentada boca mientras intentábamos golpearle con el otro puño. Era rápido, seguramente más que la araña, y nuestro sentido arácnido apenas podía avisarnos con tiempo. Mejor, una pelea más entretenida. Salió despedido, atravesando nuestro hombro hasta situarse a nuestra espalda. Nos giramos lentamente aún sonriendo. Pude notar como la herida de mi mano se cerraba. No era muy grande ya que apenas pudo atravesar la durísima piel de Venom, pero si había sido lo suficiente como para notar ese pinchazo y el calor de la sangre. Nos relamimos, mirando a aquel ser que se moldeaba a toda velocidad, sin adoptar aún una forma definida. Sonreímos rugiendo de nuevo al aire, lo que provocó que más de una de las personas que huían del lugar se girasen para ver el morboso espectáculo que dos extrañas criaturas llevaban a cabo.

- Eso es... Libera tu destrucción... Déjate abrazar por ella... Así será más divertido... ¡GROAJAJAJA!- El ser nos rodeo y comenzó a lanzar golpes contra nuestro cuerpo. Parábamos la mayoría gracias a nuestro sentido, pero notamos varios golpes, especialmente por la espalda. No eran especialmente duros, pero sí molestos. Gracias a la dura piel y el musculoso cuerpo de Venom teníamos una resistencia mayor a los impactos que un ser normal. Pero no estábamos dispuestos a seguir allí recibiendo sin dar nada a cambio. De un salto nos alejamos de aquel círculo que nos rodeaba. Agarramos un coche con nuestras redes y, tras acercarlo a nosotros de un tirón lo lanzamos contra aquella criatura. La explosión fue casi instantánea, iluminando todo el parque con una enorme llamarada roja que se mezcló con el negro humo que emergió del coche. Eso no iba a pararle, de eso estábamos seguros. Si era capaz de convertirse en líquido íbamos a necesitar algo más que una simple explosión. Parecía robótico. Tal vez una buena descarga eléctrica le dejase fuera de combate. Eso o le daría más energía, la cuestión era probar. Clavamos el enorme puño en el suelo y arrancamos un buen trozo de hormigón el cual le lanzamos de nuevo con una fuerza como para atravesar varios muros.

La pelea no llevaba mucho tiempo, pero en seguida pudimos oír a lo lejos el inconfundible sonido de las sirenas de policía. Sonreímos. Siempre que la policía venía teníamos acción para rato. Si avisaban a la arañita mejor que mejor, aunque a saber si se traería a sus amiguitos los 4 fantásticos. Bah, mejor pelearse con el extraño ser y ya veríamos qué pasaría cuando llegasen los refuerzos.

- ¿Qué sucede, ya te has cansado? Vamos, esto es sólo el calentamiento...-

El simbionte se alejó dando un gran salto, escurriéndose de sus ataduras con relativa facilidad. Maldiciendo, Warlock lo vio lanzar algo hacia un coche, y poco después el mismo se abalanzó sobre él. Cruzando los brazos para proteger su rostro, solidificó su cuerpo hasta superar la dureza del diamante, partiéndose el vehículo en dos al chocar con él, causando una colosal explosión. Oyó a la gente entrar en pánico, la risa-rugido de la criatura y las sirenas de los coches policiales. Mientras buscaba entre el humo su negra silueta, un pedazo gigantesco de hormigón se rompió contra su mejilla, volteándole la cara. En unos instantes todo iba a llenarse de policías, y no le apetecía ponerles en peligro, si ser descubierto por ellos como un alienígena ilegal... Ya no podía seguir siendo gentil con el simbionte, era momento de ponerse serios...

Emergió de entre las llamas ganando masa conforme avanzaba, y cuando localizó a su objetivo, convirtió sus pies en dos propulsores, y todo el frontal de su cuerpo en afiladas estacas, lanzándose a cientos de kilómetros por hora contra él. Iba a triturarlo si era necesario, y más que esperar, ahora mismo deseaba que su enemigo no tuviese tiempo a reaccionar.

Caminamos lentamente en dirección al bicho con el que nos estábamos enfrentando, preparándonos para cogerle por encima de nuestra cabeza y machacarlo contra el suelo. Pero aunque nuestro sentido arácnido pitó con fuerza en nuestra cabeza, la velocidad que llevaba ese ser fue mucho mayor de lo que esperaba, y nos clavo varias estacas en el cuerpo. A pesar de la dureza de nuestra piel, suficientemente fuerte como para aguantar balas de alto calibre, aquella tecnología era bastante superior a la humana, y desde luego mucho más dura, de manera que no pudimos evitar ser atravesados. Por suerte no me alcanzó a mí ninguna de ellas, pero pude sentir el dolor de el en mi cuerpo, cabreándonos si podía ser más. Al ver su rostro cerca del nuestro sonreímos y le propinamos un fuerte cabezazo, capaz de haber abollado el acero. Nos convertimos en una bola que rodaba y que nos golpeábamos mutuamente con fuerza. Él parecía intentar despedazarnos mientras que nosotros queríamos aplastar esa cara eufórica y cabreada que tenía. No era momento de andarse con tonterías, y lo sabíamos. Ese ser era bastante más fuerte de lo que yo me había pensado, a pesar de que él me había advertido de que los... Lo que fuesen que les había llamado podían ser peligrosos.

"Technarch. Se llaman technarch." Escuchó mis pensamientos y asentí para los dos. "¿Cómo demonios lo matamos? Es un hijo de puta muy resistente..." Pero no obtuve respuesta, sino otro golpe en la mandíbula que nos saltó un par de colmillos. Nuestros puños eran como una bola de demolición en su costado, y sus garras como cuchillos clavándose en carne. Intentaba sacarme de allí dentro, o esa era la sensación que tenía, pero no íbamos a permitirlo, no hoy desde luego. Y ya empezábamos a estar cansados de tanta historia. Las sirenas eran más fuertes ya, lo que significaba que la policía ya estaba prácticamente encima de nosotros. Teníamos que intentar separarnos de aquel ser para poder golpearle con más fuerza, pero el condenado no parecía estar dispuesto a dejarnos ir. Mordimos su hombro y clavamos nuestras garras en su cuerpo, haciendo lo mismo que él, tirar hacia fuera para destrozar cualquier cosa que pudiésemos arrancarle.

En algún momento de su asfixiante batalla, el technarc se dio cuenta de que esa espiral de violencia no llevaba a ninguna parte; Esa criatura se regeneraba constantemente, y él no conseguía alcanzar al humano que conformaba su núcleo, su verdadero punto débil. Por más que lo golpease, acuchillase o desgarrase perdería su tiempo, y precisamente era lo que menos podía permitirse desperdiciar en aquél momento. Las sirenas se detuvieron, por lo que dedujo que los coches ya habrían llegado, y sólo hubo una cosa que se le ocurrió para tratar de destruir a la criatura. Buscó con la mirada entre golpe y golpe el coche que había explosionado. Estaba a unos metros de ellos, ardiendo como el infierno.

Recibiendo un puño como una bola de cañón en la mandíbula, cosa que le saltó varios dientes y desestabilizó sus sistemas unos instantes, realizó un movimiento para empezar a girar hacia el vehículo. Su rival continuaba golpeándole, y él se defendía, pero sin perder de vista su objetivo, y aún dieron un par de vuelcos más hacia allí. Parecía que su enemigo estaba cegado por la ira y aún no captaba cuál era su plan.

Unas figuras borrosas y azules aparecieron entre los árboles. ¡Maldición! ya les habían alcanzado. Sin tiempo que perder, rodeó a su rival estirando los brazos como largos vendales y comenzó a rodar hacia el fuego.

- ¡¡Benvenidos amigos, vosotros llegan a tiempo para la gran barbacoa alien!!

Vaya momento para hacer comentarios humorísticos... Nunca entendería esa costumbre terrana, pero al parecer debía ser una tradición muy cmún, y quería respetarla.

Nuestros golpes hacían efecto. Uno en concreto le dejó aturdido medio segundo, el tiempo suficiente para cargar otro nuevo puñetazo en pleno vientre. Tal vez podíamos convertirle en un montón de chatarra, en una babosa hecha de aceite y metal y tirarlo entonces a la alcantarilla. Un chispazo recorrió toda nuestra columna. El sentido arácnido nos avisó, pero fue demasiado rápido. Con un rapidísimo movimiento se enroscó alrededor de nosotros, apresándonos sin remedio. Intentamos forcejear, usando toda nuestra fuerza, pero no conseguimos liberarnos. El mundo dio vueltas, y más vueltas, y entre la mezcla de azul y verde vimos rojo. Un rojo vivo y resplandeciente. Fuego. Nos dirigíamos hacia allí. Ese color fue poco a poco haciéndose más grande con cada vuelta, y rugimos con fuerza. Caímos de lleno entre las llamas con un golpe seco. Un ligero dolor nos invadió el cuerpo y sentí como el simbionte se estremecía. El calor extremo no le gustaba, pero sabía que si se apartaba de mí yo moriría en aquel incendio. Sentí su lucha, protegiéndome de aquello a costa de dolor. Apreté los dientes y grité. Aquel ser nos sostenía con una fuerza descomunal incluso para nosotros. Librarse de la presa era inviable. Teníamos que salir de allí cuanto antes. Nos impulsamos con fuerza, pero el ser nos frenó en mitad del aire, devolviéndonos a las llamas. Sentí un calor abrasador recorriendo mi cuerpo y el corazón se me aceleró. Teníamos que hacer algo...

Conseguimos liberar un poco las piernas, lo suficiente como para moverlas un poco. Propinamos una fuerte patada al coche, tan fuerte que lo doblamos y lo lanzamos volando varios metros por el cielo, alejándolo de nosotros. Respiramos con fuerza y caímos sobre nuestra rodilla izquierda, recuperando el aliento. Escuchamos el sonido de varias pistolas apuntándonos. Alzamos la cabeza poco a poco y vimos a cinco agentes con los cañones en nuestra dirección.

- ¡Quieto! ¡Está rodeado! ¡No se mueva o disparamos!- A un par les temblaban las manos. Novatos, seguro. Eso o era la primera vez que nos veían. Sonreímos, relamiéndonos con gusto, disfrutando de la situación. Aún seguíamos apresados por el maldito bicho de metal, pero por suerte para nosotros el fuego estaba lejos ahora.

- Adelante agentes. Disparen. O de lo contrario iremos a por ustedes...- Te toca mover technarch. A ver qué truco te sacas ahora de la manga.

Pese a apresarlo con todas sus fuerzas, Warlock sentía que la criatura se le escurría poco a poco, y finalmente, vio sus planes de freírlo frustrados cuando éste hizo volar el vehículo de una fuerte patada. Los agentes les rodearon y apuntaron. Su enemigo parecía complacido, en cambio él, observó la situación con ojos como platos, casi parapetándose tras él.

No podía soltarle, pero tampoco podían exponerse al peligro... tenía que poner a salvo a aquéllos hombres, y tenían que abandonar la escena antes de que alguna autoridad gubernamental poco amistosa cn los aliens apareciera en escena.

Cerró los ojos tratando de centrarse en sí mismo, y por fin, tuvo una idea. Modificó su cuerpo hasta formar una esfera sólida entorno al simbionte, y de la superficie de la misma, sacó tentáculos con los que fue apartando a los agentes mientras se alejaba de la escena. Aquella extraña araña gigante comenzó a tomar velocidad en medio de la confusión, y Warlock formó su rostro por la cara interna de la esfera para hablar con su contrincante.

- A tú le gustan demasiado las fiestas muy ruidosas, pero yo prefiere mantener disputa de nosotros en la intimidad...