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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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[Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018.
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Hellboy Dark Horse Universe
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Tema: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 18th Diciembre 2015, 12:28
24 de diciembre de 2018. 21:30 de la noche. Frente al Hipersector. Metrópolis.
La ciudad había sido avisada de la enorme amenaza que se cernía sobre ella. Muchas personas habían salido de ella, mientras que otras pensaron que no era más que una estúpida paranoia de los que se hacían llamar héroes para alejarles de sus hogares en la noche de la Noche Buena. El B.P.R.D había movilizado a tantos agentes como había podido, así como avisado a los principales contactos que podían serles de ayuda. Rebecca Logan, Sloan Jenkins, Pamela L. Isley, Johny Blaze, Tortita, Arión y Diana eran algunos de los ejemplos. Además se lanzó una llamada de ayuda y advertencia de carácter místico para que todos aquellos que se encontrasen por la zona se acercasen a ayudar. Después de Victoria, Hellboy fue a visitar a Papa Legba, el dios del voodoo, para obtener información acerca de los jinetes. Este se la proporcionó, a cambio de un alto precio. Guerra atacaría en una ciudad grande. Al principio pensaron en Nueva York, pero finalmente todo indicaba a que sería la famosa Metrópolis donde sucedería la batalla. Además, tras abrir el Tártaro, Abe y el demonio descubrieron que un arma con un poder tal como Excalibur, la cual por derecho de nacimiento le correspondía, podría frenar al jinete, o al menos darles una oportunidad. A pesar de que al principio se negó, finalmente decidió ir a buscar la legendaria espada, acompañado por su amigo Arión, quien había quedado en deuda con el demonio tras los incidentes en el mundo Oscuro, y que demostró ser de gran ayuda. Ahora la organización se enfrentaba a uno de sus mayores enemigos hasta la fecha. No tenían ni idea de la magnitud del ataque ni de qué se encontrarían cuando Guerra hiciese su aparición, pero una cosa era segura: debían reunir todas las fuerzas que pudiesen, y a pesar de contar con algunos de los seres más poderosos del mundo, nada les aseguraba que la victoria estuviese de su parte.
Todos los puntos importantes de la ciudad habían sido cubiertos. Hellboy, Rebecca, Sloan y Pamela se encontraban frente al Hipersector. Arión, Diana, Tortita y Abe en el Parque Metrópolis, y Liz, el doctor Krauss y Johny entre ambos puntos, a la altura del puente Clinton. Todos obtuvieron del B.P.R.D todas las armas que necesitaron. Armas de fuego, relicarios, armas blancas... Cualquier cosa que pidiesen la habrían tenido al instante. El demonio por su parte llevaba su fiel revolver, la espada y cerca de él, en un pequeño cajón, el lanzagranadas que le gustaba llamar "El gran Bebé", un arma de alto calibre con tres cañones dobles. Aquello podría haber tirado abajo un edificio sin problema. Por su parte, Abe y Liz tenían armas y munición para frenar un pequeño ejército, y todos los agentes que habían sido capaces de desplegar sin dejar la base protegida les acompañaban. Krauss no cogió ningún arma. Él usaría sus propios poderes para animar cualquier cosa que tuviese a mano para hacer frente a lo que surgiese de entre ellos. Estaban preparados para el ataque... El cual parecía estar tardando en llegar más de lo estipulado. El demonio fumaba un enorme puro que iluminaba ligeramente su cara. Les acompañaba música navideña que salía de algunos altavoces de las tiendas cercanas. Las luces decoraban las calles, ajenas a lo que se avecinaba. Algunos niños correteaban por las calles, lanzándose bolas de nieve entre ellos. El demonio negó con la cabeza, sacándose el puro de la boca con una densa nube grisacea.
- Corren y juegan como si no pasase nada... Luego se quejarán de que la muerte les rodea y que no hicimos nada... No podemos estar en todos sitios... Esto es absurdo...- Se recolocó la espada, colgada en su espalda y se acercó a uno de los agentes que miraba una pantalla.- ¡Eh! ¿Alguna noticia?-
- Lo siento, agente Hellboy, pero el escáner sigue sin dar ningún dato positivo...- El demonio apretó ligeramente los labios, negando con la cabeza y mirando a lo alto del edificio que tenían justo en frente.
- Lo sabe... Estoy seguro de que lo sabe... Legba nos ha engañado... A él le interesan las almas. Guerra atacará en cualquier otro sitio y matará a millones de personas, y él se quedará con todas y cada una de sus almas... ¡Cómo he podido ser tan...!- Una especie de explosión lejana cortó las palabras del demonio. Todos se volvieron al origen de ese sonido. Parecía venir del otro extremo de la ciudad, en la zona del parque Metrópolis. El demonio activó el intercomunicador con el grupo del parque.- ¡Abe! ¡Arión! Abe, ¡contéstame! Arión, ¿estáis bien? ¿Habéis visto algo? Hemos oído una especie de explosión, cambio.-
Solo ruido estático salió del intercomunicador. El demonio maldijo por lo bajo, pero antes de que pudiese decir nada más una especie de trueno recorrió el aire, proveniente de lo alto del edificio donde estaba la enorme presa, muy cerca de ellos. En lo alto, una especie de bola de fuego se movía, y tras el sonido del cuerno de guerra, un bramido tan fuerte que los cristales temblaron, muchos de ellos desquebrajándose en miles de pedazos. Las personas que paseaban tranquilamente volvieron sus cabezas al origen de todo aquel estruendo, y tras ver aquella imagen corrieron en todas direcciones, gritando, pisoteándose unas a otras. El demonio apretó los dientes y negó con la cabeza.
- ¡Ahora sí que corren, ¿verdad?! ¡Ahora sí!- La figura aún estaba lejos para ser diferenciada, pero no cabía duda de que era el pistoletazo de salida. Un segundo sonido del cuerno y toda la tierra comenzó a temblar. El suelo se agrietó por varios sitios, y de cada agujero un calor infernal y una luz rojiza salió de ellos, dándole a todo un horrible aura de destrucción. Vapores y gases nocivos infestaron las calles, mientras los coches que las recorrían se estrellaban con vueltas de campana o quedando atrapados entre las grietas. Pero antes de que ninguno de los héroes pudiese moverse, algo se movió por las grietas. De ellas comenzaron a salir miles de seres de casi dos metros de altura, totalmente metálicos y con armas de fuego y blancas en sus manos. Sus ojos refulgían con fuego infernal y sus caras semejantes a calaveras parecían sonreír ante los héroes que allí se habían congregado. El demonio tiró el puro al suelo, desenfundó su revolver y, con un grito, se lanzó a por aquellos soldados que parecían venir de cada grieta y cada rincón de la ciudad.
NORMAS DE POSTEO:
No hay orden para postear. Tenéis a vuestra disposición a agentes y armamento militar especializado para enfrentaros a los soldados de metal. Sus armas son armas de fuego convencionales: metralletas, escopetas, cañones, etc, y las armas blancas son espadas, hachas, mazas... Cualquier tipo de arma que se os ocurra, menos armas de fuego futuristas. Podéis intentar acabar con ellos de varias formas, y en el siguiente post os diré si habéis conseguido algo o no. ¡Buena suerte!
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 20th Diciembre 2015, 16:07
Navidad, Navidad, dulce Navidad... O eso es lo que cantaban la mayoría de altavoces en la ciudad de Metropolis, tanto dentro como fuera de los edificios. Las calles habían intentado ser evacuadas, y se remarca lo de intentar porque no hicieron ni puñetero caso. "Ah, seguro que es un show para promocionar alguna peli" o "ya estamos otra vez con las tonterías éstas de los héroes y sus avisos que luego no van a nada". Pues ea, no sería Sloan quien les sacara de su error el cual, embutido dentro de su armadura negra permanecía tirado en un banco de la calle, con los brazos tras la cabeza, esperando que alguien, ya fuera Hellboy o quien fuera, diera el tiro de salida.
El tema de los Jinetes del Apocalipsis siendo sinceros, al principio le importaba huevo crudo y medio. No era su problema que otras entidades decidieran aparecer de repente para anunciar que iban a pisotear el mundo porque les daba la gana. Él mismo era ese tipo de entidad, sólo que con consciencia humana y cierto corte a la hora de mostrarse tal y como era (más que nada por los símbolos grabados a su espalda). Si otros seres querían tener su patio de recreo y liarla parda, a él que no le buscaran. El problema surgió cuando la sheriff Rebecca le pidió ayuda con el tema y que, tras todo el asunto con Victoria, terminara como terminó. Sloan nunca en su vida lo había pasado tan mal por otra persona. Nunca. Por ello, y viendo que la sheriff volvería a plantar cara a los jinetes no pudo sino convertirlo en algo personal. Además, y como se suele decir, "mucho ha llovido desde entonces". Tenía otros motivos personales para involucrarse en aquel combate por la supervivencia de la Tierra tras conocer a Lilith, convertirse en pareja y tener otro punto de vista sobre el mundo que pisaba. Ya no era otro trozo de roca donde podía vivir, sino que se había convertido en su hogar. Un hogar que proteger pues tenía a alguien con quien vivir.
En sus pensamientos estaba y debatiéndose si dar el "gran paso" como regalo de Navidad para la pelirrosa cuando un gran cuerno sonó de fondo seguido de una temblorosa explosión. Se apeó de aquel banco y se acercó hasta donde estaban Hellboy, Rebecca, los agentes y, sorpresa sorpresa, la implacable Poison Ivy. Su primer encuentro no había sido de lo más cariñoso... ni el segundo... pero era amiga de Rebecca, y como dice el dicho... (joder, hoy estamos con los dichos, ¿eh?). Total, que si estaba allí y quería ayudar no sería él quien le dijera que no.
- Hey - llamó la atención de Rebecca al ponerse a su lado. Se la quedó mirando a través del cristal de su casco unos segundos, en silencio. Luego golpeó varias veces con el dorso del puño la estrella que siempre llevaba la sheriff encima. - Enséñales quién manda y quién lleva las riendas, ¿eh jefa? No hagas que tenga que preocuparme por ti otra vez. - Lo dijo en un tono algo despreocupado, pero preocupado a la vez. Lo de Victoria los había dejado a todos muy tocados. Levantó la mirada y se dirigió a Pamela. - No me des con tus fresas, o vamos a tener una charla tú y yo después de esto - le comentó, ésta vez si, con un tono entre burlón y cómico a la pelirroja de verde.
Sloan se armó con todas las armas de fuego que pudo poner en sus cinturones y en la armadura, así como relicarios y cosas de esas que le obligaran a usar otras dotes que no fuera su propio cuerpo. Se encendió uno de sus petas que asomó por la ranura del casco donde tenía la boca y esperó a que llegaran los atacantes, observando como los civiles corrían para ponerse a salvo. No tardaron mucho: unos seres parecidos a esqueletos metálicos aparecieron bien armados, y empezó el combate. Sloan se tiró junto con Hellboy hacia delante, desenfundando un par de pistolas y apuntando hacia el ser más cercano. Disparó cada vez más cerca, y más, y más, y más.... Y falló todas las veces.
- ¡CLARO! ¡COMO NO! ¡NO SÉ NI POR QUÉ LO INTENTO! - Soltó las armas, dio un salto y cargó con su fuerza bruta contra los seres.
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 22nd Diciembre 2015, 22:03
La llama de Rojo me pilló por total sorpresa. Después de lo de Rebecca toda la historia de los jinetes me preocupaba más de lo que podía parecer, y me tocaba directa a una zona sensible de mi consciencia. -¿Cómo, en nochebuena...? ¿En serio?- suspiré frotándome las sienes, confirmando mi asistencia al evento... No podía permitir que Becca acabase como la última vez. -Necesito un traje ignífugo- dije describiéndole el diseño del traje a medida y de tal modo que se amoldase a mis necesidades. No tenía muy claro que pudiesen cumplir con todas mis condiciones, pero lo básico era que parase el fuego... Con eso bastaba para aplacar mi miedo.
Estábamos en posición, y por lo menos yo con los nervios a flor de piel, aunque no permitía que las emociones se hiciesen visibles. Desde que me entregaron el traje me había acostumbrado a él para no estar incómoda, y lo llevaba como un guante. Era la única prenda de ropa que soportaba con comodidad. El pequeño grupo de conocidos nos colocamos en posición y escuché a Rojo refunfuár indignado -Son niños, Rojo... No puedes juzgarles por ser incrédulos- dije con media sonrisa sincera. Y viendo cómo se alejaba a preguntar la situación giré el rostro a los otros dos compañeros, recibiendo la visión de Sloan como compañero. Era de esperar... Sólo había que haberle visto en el B.P.R.D. y mirar en sus ojos cómo miraba a la rubia. El comentario de las fresas me hizo mirarle con un gesto sarcásticamente sonriente, pero en el instante en el que abrí la boca, la explosión me interrumpió poniéndome alerta y con el ceño fruncido, esperando respuesta por el comunicador. Pero nada.
Súbitamente un estruendoso cuerno reverberó en mis oídos, haciendo que me tapase con ambas manos todo lo fuerte que podía, sin dejar de mirar esa enorme bola de fuego con pavor, controlando la respiración para intentar calmarme. El pulso se me aceleró al momento y apreté los puños con fuerza. El segundo trueno y me balanceé hacia delante y hacia atrás un par de veces, tratando de mantener el equilibrio. Noté a las subterráneas chillar, las raíces se estaban dividiendo bajo la tierra, y todo el dolor y los chillidos fueron acompañados de el crujido de la tierra abriéndose paso al exterior. Sólo tenía miedo y dolor, reflejado en el gesto de dolor de mi rostro, con el ceño fruncido, los ojos cerrados con fuerza y mis boca abierta mostrando los dientes.
Cuando todo cesó abrí los ojos y vi a esos engendros metálicos de dos metros. - ¿¡ROBOTS!? ¿¿¡¡QUÉ SE SUPONE QUE HAGO YO CONTRA ESTO!!??- habían reclamado mi ayuda para ese día especial... Pero contra las máquinas no tengo nada que hacer. No les afectan mis toxinas, ni mis feromonas... Ni si quiera podía provocar humedad de ningún tipo. Seguramente cortarían mis plantas o las quemarían...
Retrocedí un par de pasos, observando a los monstruos y a mis compañeros intercaladamente. Mi mirada se detuvo en Rebecca, imaginándome estar a punto de perderla de nuevo. Yo no quería estar ahí... No era lo mío. No iba a salvar a inocentes. No tenía ocasión contra el fuego ni los robots, ¿cuál era la intención de llevarme allí?
El golpetazo de Sloan abalanzándose sobre uno de ellos me sacó de mi trance. Agité la cabeza comprobando para mi desgracia que eran reales, y saqué de cada uno de mis brazos, con inseguridad, dos lianas del tamaño de dos cañerías que reptaron sigilosas por el suelo sigilosas. Entrelazó cada una a un robot, haciendo efecto boa constrictor. Utilicé toda la fuerza posible para intentar doblarlos, partirlos o por lo menos dejarlos inutilizados... Si no funcionaba eso no sabía que hacer..
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 28th Diciembre 2015, 21:15
Como si se tratara del final clásico de una película, el Sheriff miró hacia el tendido mas allá de donde podían mirar sus ojos. Los gritos de alegría de los niños y las canciones de navidad no hicieron si no aumentar el nivel de alerta al que habían llegado nada mas ocupar sus posiciones. Desde que todo eso empezara, se había quedado allí, moviéndose apenas para recoger los relicarios que llevaba colgados, uno del cuello y dos de cada muñeca. Normalmente los repartían al principio, y aunque había dudado de su función, al final resultaban ser de gran ayuda, sobretodo si no se estaba seguro de a qué se iban a enfrentar. De su último encuentro había sacado muchas cosas en claro, aunque para sus compañeros había sido todo un reto afrontarlo, para el Sheriff también lo había sido tener que sufrirlo.
A pesar de todo, continuaba luchando. Ya se habían percatado de que el tratamiento no podía ser llevado hasta el final por algún motivo, y que a medida que pasaba tiempo sin someterse a él más tiempo, iba ascendiendo de nuevo a lo largo de sus piernas. Su último encuentro había sido hacía una semana, de manera que disponía de un margen lo bastante amplio. Había insistido en que se lo hicieran, a pesar de que después, pasaba unos cuantos días un tanto agotada físicamente. Daba igual, en cualquiera de los casos no iba a estar en pleno uso de sus facultades, así que lo mínimo que cabía esperar era aumentar las posibilidades como fuera. Sus ojos se mantenían levemente entornados, con el azul del acero frío mirando a cualquier lugar. Respiró el aire y de pronto, le pareció viciado, como si apestara.
Desvió la mirada hacia su segundo, mientras éste le dirigía unas palabras de aliento y golpeaba con suavidad la orgullosa estrella que llevaba colgada de la gabardina que había empezado a llevar. Devolviéndole una media sonrisa segura, con unos ojos que se habían vuelto tan duros como decían que lo era el viejo oeste americano.
- Aún me quedan cosas que enseñarte. - le respondió, mientras saludaba con un leve asentimiento. Luego se dispuso a hablar con Hiedra. Sabía que si hacía eso por alguien, era por ellos. Esa mujer le había entregado más que nadie en un mundo en el que se la tachaba de egoísta. - Ese olor...- gruñó el Sheriff, mientras levantaba uno de los brazos, cubriéndose la nariz y miraba hacia el suelo, de donde parecía emerger.
El cuerno resonó, chocando su eco contra los edificios, y obligándolos a alzar el rostro, antes de que la tierra comenzara a temblar. Mientras flexionaba las rodillas no sin cierto esfuerzo, para intentar mantenerse en pie a medida que el suelo se abría con grandes grietas y de ahí salía un olor apestoso. Rojo y Sloan cargaron contra ellos con su mayor facultad, la fuerza bruta. Pudo percatarse con claridad del temor que emergía del rostro de Hiedra. Sufría. Como lo había hecho ese parásito interior cuando Victoria comenzó a cargar contra los caballos, sin importar aliados o enemigos. Pero no podían permitirse vacilar. Dos lianas se enroscaron en los cuerpos de esos demonios de metal, cargados de cañones, espadas y hachas.
- ¡YO TE CUBRO, HIEDRA!- aseveró con una seguridad que parecía imbatible.
Antes siquiera de dar tiempo al pánico, el Sheriff desenfundó su escopeta y se acercó a uno de los robots inmovilizados. Introdujo el cañón de su arma por el hueco que formaba la mandíbula, aprovechando la diferencia de altura que ellos le sacaban, y sin vacilar, descerrajó directo y a quemaropa, no uno, si no dos tiros. Si surtía efecto, ya tendrían algo con lo que empezar a causar bajas.
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Última edición por Rebecca Logan el 17th Enero 2016, 23:55, editado 1 vez
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 29th Diciembre 2015, 03:54
El suelo retumbó en cada rincón de la ciudad. Las ventanas de los edificios estallaron, llenando las calles de brillantes y afilados trozos de cristal. Vapores rojos salían de las alcantarillas y las grietas del suelo. Los soldados de metal avanzaban lentamente, sin detenerse, disparando contra cualquier cosa que tuviesen delante. Los coches estallaron, las alarmas saltaron, la gente corría y corría en todas direcciones, pero el ataque fue simultáneo en tres puntos estratégicos de la ciudad. El caos reinaba en cada esquina, y las fuerzas del orden se pusieron en movimiento. Los sonidos de los disparos y las explosiones llenaron en cuestión de segundos las alegres y apacibles calles, tiñiendo de rojo y negro las aceras y la nieve.
Hellboy cargó su brazo de piedra contra el primero de los soldados que alcanzó, golpeándolo con una fuerza sobrehumana que mandó al esqueleto de metal por los aires varios metros de distancia, cayendo pesadamente contra el suelo, agrietándolo más si cabía. Disparó con su enorme revolver a uno de los que tenía justo a su lado, agujereando su cráneo y dejando una luz verdosa en la entrada del proyectil que lentamente parecía comerse el metal. Sin embargo, el soldado no se detuvo, continuando con su marcha y los disparos. Otro nuevo puñetazo empujó al robot contra otros que marchaban junto a él, tirándolos como una caída de varios ciclistas. Sus puñetazos no parecían tener más mella que mandar a volar a los seres, pero no había muestras de abolladura ni rotura en sus cuerpos. El demonio apretó los dientes y siguió golpeando con fuerza.
- ¡Qué cagarro...! ¡Hiedra! ¡Usa tus poderes para aplastarlos con las plantas que te rodean! ¡Míralas!- Era cierto que, si la mujer observaba la calle vería muchos árboles en pequeños alcorques descansando tranquilamente, imperturbables, ajenos a todo el caos que había a su alrededor. La vaquera descargó contra el esqueleto, metiendo el revolver en su boca y volándole la tapa de los sesos con un fuerte sonido metálico, esparciendo un montón de tuercas y aceite por su cráneo plateado. El robot se tambaleó y cayó al suelo, mientras sus ojos se apagaban. El esqueleto al que él había disparado también había perdido la luz de su mirada, de modo que no eran invulnerables. Al menos parecía que las balas santificadas eran efectivas contra ellos. Volvió a disparar a bocajarro, golpeando a varios de ellos. Lo bueno de que fuesen tantos es que era muy complicado que fallase los tiros. Bueno, al menos él. Sloan ya se encargaba de fallar por todos y la vaquera por acertar por ambos.
El demonio sintió repentinamente un fuerte golpe en la nuca que le obligó a llevarse la mano a ella y apretar los dientes. Se volvió y vio a un esqueleto mirarle con una sonrisa diabólica esgrimiendo una maza. Con un rápido movimiento lo agarró con la mano izquierda de la parte superior del esternón y lo colocó a escasos centímetros de sus ojos.
- Atacándome por la espalda, ¿eh cabronazo? Espero que te hayas traído lubricante porque esto te va a doler.- Le arrancó la maza de las manos y con un movimiento circular se la estampó en toda la cabeza, volteandosela por completo con un crujido metálico y varias tuercas que saltaron de su cuello. El ser rió con una risa fría y chirriante, y con un fuerte puñetazo abolló el cuerpo, dejándolo en el suelo reventado. Sorbió la nariz y miró a sus compañeros. Las armas santificadas y la fuerza bruta parecían tener efecto sobre aquellas criaturas. Los civiles huían ayudados por los agentes. Al menos parecía que, por el momento, habían conseguido frenar un poco el avance de los esqueletos. Activó un momento su intercomunicador y avisó a los otros grupos.- Atención. La fuerza bruta y las armas santificadas son efectivas contra los soldados de metal. Repito. ¡La fuerza bruta y las armas santificadas son efectivas! ¡Venga cabronazos! ¡Aquí me tenéis!-
Y clavó la maza a un nuevo soldado en la cabeza, sustituyendo esta por la bola de pinchos.
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De nuevo no hay orden para postear. En cuanto les disparáis o aplicáis una fortísima fuerza o presión sobre ellos se desquebrajan o se funden. Cercenar sus miembros o arrancárselos es posible pero seguirán arrastrándose o atacando. Pamela puedes usar las raíces o árboles que hay por la ciudad para destrozarlos. Rebecca tienes tanta munición como necesites y de la clase que necesites.
Mensajes : 835 Fecha de inscripción : 20/04/2014 Localización : En Eldritch o en Gotham Empleo /Ocio : Erosionador escrotal a tiempo completo Humor : ¿Conoces la expresión "seamos amigos"? ¿No? ¿Seguro? Me dejé el horno dentro del pollo D8
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 31st Diciembre 2015, 16:59
Las armas de fuego no eran su fuerte, estaba decidido. Vamos, que tendría que pasar mucho, muuuucho tiempo con la sheriff y sus lecciones para que pudiera apretar el gatillo y diera un tiro decente. Y entendemos como un tiro decento "apretar el gatillo y que no se le desmonte el arma entre las manos". Pensado ésto y razonando lógicamente en una fracción de microsegundos (lo que tardó en dejar el arma y cagarse en todo), Sloan optó por lo que se le daba mejor: meterse a porrazo limpio.
El moreno dirigió ambos puños contra la chapa metálica que era el cráneo del primer esqueleto que tuvo delante y/o se le presentó en los morros. El golpe fue directo si, al igual que el dolor que le precedió. Sloan apartó la mano, agitándola a ver si así espantaba las punzadas que sintió en los nudillos y lo que venía siendo el resto de la mano hasta el codo (si, lo sé: el brazo no es la mano pero ya me entendéis). Probó de darle una patada, y ésta vez la cosa cambió: en lugar de dolor de mano, tenía dolor de piernas. ¿Y si no podía con ellos, por qué seguía? Porque así era como el cuerpo del moreno calculaba cuánto tendría que cambiar y reforzarse para asestar un golpe que destrozara ese cuerpo metálico que tenía delante. Ambos golpes calcularon la resistencia del esqueleto, así como la dureza que tendría que alcanzar para superar dicha resistencia. Los músculos se dividieron, se tensaron y se fortificaron, hasta que en el tercer golpe, Sloan vio como la cabeza del engendro salía despedida, convertida en una bolsa de tornillos y engranajes que se desperdigaba según se alejaba del resto del cuerpo.
Hellboy gritó algo sobre la fuerza bruta y las armas santificadas, que eran efectivas contra esos engendros. Además, por lo que estaba viendo mientras se defendía de los disparos y los intentos de golpearle, desmembrarlos no servía de mucho. El que se quedó sin cabeza dejó de moverse.
- ¡OÍDO COCINA! ¡ID A POR LAS CABEZAS! ¡EH! ¡ESTABA HABLANDO-UOOOH! ¡INTENTO HABLAR-UOLOOOOH! ... Tsk... ¡Y UNA POLLA COMO UN CIRUELO! - Sloan agarró al soldado que intentó cortarlo por la mitad con una espada tan grande como él, hizo presión en los brazos del esqueleto y los dobló, haciendo que soltara la espada. Sloan retrocedió, con su cuerpo cubierto de balazos, sangrando y la armadura llena de agujeros. Cogió el espadón y empezó a girar, a girar, a girar, a girar... para luego soltar la espada como si fuera un bumeran, pero sin que éste volviera. Las cabezas de los engendros volaron así como la mitad de sus cuerpos con el paso de la fuerza de Sloan y la espada que había utilizado hasta que se detuvo al perder su fuerza inicial.
Sloan empezaba a sentir hambre. No le extrañó, porque al haberse comido tantas balas (comer en plan "recibir" y no tragar como si fuera un bocado...) su cuerpo se estaba regenerando y de algún lado tenía que sacar las energías. Tarde o temprano, la bestia tendría que salir. Sólo esperaba que los porros de Lilith le sirviesen en esa ocasión.
El moreno corrió a gran velocidad por la apertura que había conseguido abrir, la cual ya se estaba cerrando. Recibía más y más tiros, pero él no paraba, porque lo que quería lo tenía delante: cogió de nuevo la espada y arremetió en un arco horizontal contra los que tenía alrededor. Saltaron tuercas y engranajes de nuevo.
- Ésto para mí.
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 12th Enero 2016, 23:18
Escuchar el grito de Rebecca, y a pesar de cómo había cambiado, me reconfortó. Desde el otro jinete estaba totalmente... extraña. Distante, fría... Menos Rebecca, más Logan. No sabría definirlo, pero la seguridad que proyectaba fue suficiente para impregnar mi alma de la confianza que necesitaba. Estaba con el único pensamiento en mente de no sentir temor y de sostener las lianas en torno a los robots. No quería que saliera nada mal y mantenía una concentración férrea, pero el grito de Hellboy me enseñó a todas las que tenía a mi alrededor. Después de lo ocurrido en Noviembre... No. No quería utilizarlas de nuevo para una guerra. No otra vez... Volverían a sufrir por mi culpa. Mis hijas... ¿Y si Osiria no aparecía entonces?...
Miré a Rojo después de su grito -]¡NO PUEDO UTILIZARLAS! ¡NO PUEDO HACERLO!- pero miré a mi alrededor. Ellas seguían vivas, pero seguramente...
Giré el rostro en todas direcciones, buscando algún establecimiento donde comercializasen los restos de quienes un día fueron mis hijas. Cercano, a dos locales se encontraba un herbolario. Pude sentir dentro restos de sauce, y cerré los ojos con fuerza. Becca me cubría, estaba a salvo. Mientras la liana del robot exterminado se desplazaba a otro nuevo, me centré en reunir todas mis fuerzas en esa tienda. Se escucharon cristales rotos lo primero, luego ruido de arrastre y de viento. Notaba cómo los esquejes que vendían fueron creciendo. Estaban a punto de morir, estarían orgullosas de servir a esto antes de hacerlo, si es que morían...
:
Por la puerta del establecimiento poco a poco empezó a asomar una raíz gigante que siseaba arrastrándose entre nosotros hasta que se alzó, grande como un basilisco mitológico, entre crujidos y sonidos retorcidos y lentos. Poco a poco el aire se meció hacia nosotros cuando, con todo su peso, se desmontó sobre la grieta y sobre un amplio número de robots, dejando un estruendoso ruido metálico bajo su peso. La fuerza bruta funcionaba... ¿no?
Me giré a mirar a la Sheriff, y luego a mis compañeros. Sloan y Hellboy tenían una manera curiosamente similar de pelear... En este caso las mujeres funcionábamos mejor desde la distancia, y ellos iban directos a la brutalidad sangrienta del cuerpo a cuerpo. Aunque debo reconocer, que si en su momento sentí miedo de Project... en este caso, de Sloan, verle actuar así no hizo más que pensar que aquel día pudo haberme destrozado si así lo hubiese querido. Y estos pensamientos, desafortunados sin duda, me afectaban mucho más desde que Crane...
Agité la cabeza. Luchando por no dejarme llevar por el miedo. Hice un movimiento con el brazo, tirando de las lianas en un intento de derribar a los dos robots nuevos que tenía enredados mientras la liana gigante se recogía para atacar de nuevo.
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 18th Enero 2016, 00:22
El rugido del metal, de los pasos de esos seres caminando sobre la superficie del suelo retumbaba en los oídos. Todo el lugar apestaba de un modo asqueroso, pero no podía concentrarse en eso. Tenía que cubrir a sus aliados como fuera. Sobre todo a Hiedra que en aquel terreno resultaría la más afectada y débil. El hecho de que el entorno afectara sus actos y decisiones podía llegar a costarles la victoria a causa del fuego que emergía de las grietas en el suelo, y de los destrozos que esos demonios de metal estaban provocando.
Atacó a quemarropa al segundo robot, facilitando que las lianas de Hiedra pudieran inmovilizar a otros dos objetivos. La escopeta hacía un ruido mecánico al correr el cargador y volver a instalar el cartucho frente a cualquiera de los dos percutores. Con la mirada acerada del color de una cuchilla el Sheriff obvió los disparos que habían amenazado con impactarla por apenas unos centímetros, alzó el cañón de la escopeta y apuntó a cualquier cabeza que le quedaba dentro del alcance del arma, lo suficientemente preciso como para no errar el tiro. El gatillo no descansaba mas que para que pudiera cambiar de posición.
Cuando seis de las doce balas habían desaparecido, con seis dianas perfectas, sus ojos encontraron una grieta inmensa del suelo, de donde amenazaban con salir varios cuerpos. Cargando el doble gatillo y apuntando, accionó el lanzagranadas incluido en "La ingenua explosiva", y a varios metros, impactó sobre el asfalto abierto, convirtiendo varios de los cuerpos que salían en un amasijo retorcido de escombros y cuerpos metálicos que se fundían con un color verdoso sobrenatural. Sin duda a causa de la munición santificada. Mientras Sloan y Hellboy peleaban, con un arma desacostumbrada el primero, a base de fuerza bruta el segundo, observó una inmensa criatura, que luego comprendió, era parte del ejército de Hiedra. La raíz cayó sobre una grieta del suelo aplastando en el proceso varios robots, que hizo frotar contra el suelo hasta deshacerlos hechos esquirlas.
Pero el Sheriff no se detuvo. Cargó un nuevo cartucho en la escopeta, y observó, mientras tomaba algo de distancia entre Hiedra una vez hubo despachado a otros dos Robots que había mantenido inmovilizados después de los primeros. Su precisión se volvió milimétrica al buscar nuevos objetivos, y continuar vaciando el cargador. Una de esas criaturas pretendió aproximarse desde un lateral, y le propinó un tiro a quemarropa desde dentro de la boca, que había abierto para proferir un extraño grito. Luego se dedicó a cubrir a los dos luchadores cuerpo a cuerpo sin descuidar a Hiedra. Su mayor potencial era el apoyo a distancia, y no lo iban a desaprovechar.
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 16th Febrero 2016, 23:48
Los disparos cruzaban por encima de las cabezas de Hellboy y Sloan, o provenientes del arma del primero. El demonio pasó al modo a bocajarro. Ya que su puntería era pésima, su modo de acertar sí o sí los disparos era meter el cañón en la boca de los soldados de metal o apuntar a una distancia lo suficientemente baja como para no fallar aunque se lo hubiese propuesto. Entre los cuatro y los agentes que les cubrían habían conseguido frenar ligeramente el avance de los seres que salían de la tierra. Hiedra profirió un grito casi de desesperación cuando Rojo le dijo que usase sus poderes. El demonio sabía que ella sufriría, especialmente después de todo lo que pasó en Gotham un par de meses atrás, pero ella era capaz de acabar con varios seres de un solo golpe... Que fue lo que sucedió. Finalmente, tras ver la situación en la que estaban, tomó control de algunas plantas que había cerca, y con una gigantesca raíz que podría asemejarse a una descomunal serpiente aplastó literalmente a varios de los soldados, y partió en dos a otros como si fuesen vulgares palillos de dientes. La fuerza que aquella cosa debía hacer al golpear el suelo era sin duda de varias toneladas, lo cual muy pocos metales eran capaces de aguantar, pues aunque no se rompiesen, dejaba a muchos de los soldados con importantes abolladuras. La cosa pintaba mejor.
Sloan se había hecho con un enorme espadón que blandía con fuerza. No era muy elegante, pero sí efectivo, lo cual en ese momento era casi lo mejor que podían desear. Cada mandoblazo cortaba algún que otro miembro o los mandaba volando varios metros de distancia. El problema aparecía si clavaba el arma en alguno de los cuerpos, ya que esta se quedaría atascada en el metal. Pero no había presa que no pudiese arreglarse con un buen tirón, llevándose de paso muchas piezas de aquellos seres que les amenazaban. La armadura que cubría el cuerpo del moreno resistía bien los golpes y los disparos, que habían dejado un par de marcas en los hombros y el costado, pero sin llegar a perforarla. Desde luego era mejor que la carne al aire, la cual poco habría resistido contra un disparo de aquellas armas.
Por último, la vaquera daba una excelente cobertura a todos. Sus disparos tenían la precisión del mejor de los tiradores entrenados en el ejército. La escopeta tenía un rango de dispersión mayor que el de sus pistolas y revólveres, pero parecía que había aprendido a manejarla con una precisión esquisita, siendo capaz de calcular esa pequeña dispersión y aprovechar al máximo los disparos. Estos volaban miembros como si se tratasen de simples piezas de fruta apoyadas sobre un tronco. Con explosiones las cabezas se convertían en un amasijo de metal deformado y poderes demoníacos emergiendo de los agujeros fatales en forma de llamas azules o verdes antes de caer pesadamente contra el suelo. Lanzó un granadazo al interior de las grietas provocando que los muros de estas se derrumbasen, sepultando a los que intentaban salir de ahí. Hellboy hizo lo propio, siguiendo la idea que Rebecca le había dado. Entre todos fueron capaces casi de cerrar por completo la grieta. Parecía que la cosa pintaba mejor que hacía unos minutos...
Parecía...
Una fuerza descomunal como ninguna habían sentido antes empujó a todos hacia atrás. El demonio se tapó la cara con su mano de piedra y apretó los dientes. Fue como una onda expansiva invisible, que disipó al mismo tiempo cualquier forma de humo o gas que hubiese en los alrededores. Una gigantesca esfera rodeada por el humo apareció entre todos, y en el centro de esta estaba la calma absoluta. El silencio los rodeó, únicamente roto por los gritos lejanos o alguna alarma de coche, o los crujidos de rocas al resbalar unas entre otras. Una luz roja como la sangre flotaba en mitad de todo. Una voz, más profunda y grave de la que jamás habrían oído antes resonó a su alrededor. Era metálica y demoníaca al mismo tiempo, como si el mismísimo infierno les estuviese hablando.
- ¿Acaso creéis que podéis vencer? ¿Realmente sois tan estúpidos? Vulgares y patéticas formas de vida... ¿Creéis que podéis enfrentar a la guerra con más guerra? Calmar el fuego con fuego... Qué previsibles sois los humanos... Intentando domar a un ser tan salvaje como el propio fuego... Vuestra arrogancia no tiene límites... Creéis que tenéis la fuerza y los conocimientos para finalizar las guerras mientras estáis sentados en los cómodos sofás de vuestras casas... Cuando las mayores guerras son las que suceden cada día en los congresos, en las reuniones que cada día se llevan a cabo entre los países ricos... La guerra no es más que pura política, demostrar al mundo quién es el más fuerte o el que tiene las mejores armas... Pero, curiosamente, siempre se llevan a cabo lejos de las grandes ciudades. Lejos de los hogares, creando una falsa sensación de seguridad... Y luego, cuando los enemigos contraatacan derribando edificios o mediante lo que de una manera tan hipócrita que me dan ganas de vomitar llamáis atentados... El pánico cunde... Habéis creado un mundo en el cual una guerra no sería posible entre grandes potencias, puesto que destruiría todo. Y tan solo os dedicáis a aplastar a los más débiles como si fuesen insectos... Pues creo que es el momento de que recibáis un poco de esa medicina... Ahora vosotros sois los insectos... Y yo la potencia destructora...- Unos pasos pesados metálicos provenientes del otro lado de la esfera roja captaron la atención de todos. Una densa nube negra avanzaba hacia él, emitiendo una sensación de desesperación y olvido que invadió a los presentes. Seguramente si mirasen hacia ella no serían capaces de recordar lo que había al otro lado. No serían capaces de decir si era un edificio, más calle, una farola... De la negra nube emergió una mano enorme, más grande que la del demonio, que cogió la pequeña bola roja, emitiendo un brillo entre los dedos hasta apagarse. Una risa metalizada y profunda tan fuerte como un trueno que podría haber significado la caída del mismísimo cielo. No dijo nada más, y de las sombras emergieron con paso firme cientos de nuevos soldados dorados que avanzaron hacia los héroes.
- Joder, ¡estas cosas otra vez no!- Hellboy guardó su arma y desenvainó su espada que brilló con fuerza y se lanzó a por aquellas criaturas. El ejército dorado volvía a amenazar el mundo.
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Estos soldados son mucho más complicados de matar ya que se regeneran después de ser heridos. Tal vez una magia muy arcana o la destrucción total de estos consiga algo. Buena suerte.
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 21st Febrero 2016, 20:40
Esa era toda la conversación que mantenía el bueno de Sloan con los soldados de hojalata que se le metían por delante. ¿Que le disparaban? Ningún problema además de hacerle algo de daño, o mejor dicho, bastante daño: cogía el espadón, daba una vuelta entera y saltaban cabezas, medios troncos y armas volando por ahí. ¿Que le rodeaban e intentaban darle una paliza hasta la muerte? Cogía a uno por la pierna, daba una vuelta entera y lo machacaba contra los demás. ¿Que le venía uno con un arma mucho más grande que la suya? Pues destrozaba la que llevaba en las manos y le robaba la que llevaba el otro para hacer mucha más pupita en las filas enemigas.
Lo que por un momento parecía ser una invasión de metal, se estaba convirtiendo en una chatarrería con tantos "cadáveres" de soldados repartidos a diestro y siniestro entre los miembros de aquella peculiar pandilla. No dejaban que avanzaran mucho más del punto en donde estaban, cada uno con sus propias habilidades y herramientas.
Todo parecía ir bastante bien y fácil hasta que apareció esa... voz. Esa presencia.
Sloan saltó hacia delante para aplastar a un soldado con el armatoste que se había agenciado cuando el impulso hizo que saliera volando hacia atrás. Sin un punto donde sujetarse ni una base donde aguantar su posición el moreno salió volando hacia atrás, rodando por el suelo, rebotando dos, tres veces hasta que atravesó la cristalera de un escaparate.
Era la primera vez que le hacían ver las estrellas, pensó... pero no eran las estrellas: eran unos patitos amarillos que daban vueltas encima de su cabeza, sujetos a uno de esos trastos que les ponían a los bebés en sus cunas cuando querían que se durmieran. Se levantó como pudo de los restos de la cuna, los tres peluches destrozados y se apartó los patucos del hombro, los cuales había que decirlo eran bastante monos.
Para cuando volvió junto a sus compañeros, la presencia ya no estaba.
- Perdón, ¿qué me he perdido? - preguntó a los presentes, cuando la respuesta se le presentó delante de sus narices con un reluciente color dorado. - Ooohh...
Un nuevo ejército surgía ante sus narices. Uno más grande, más reluciente y más... eso, reluciente. Unos robots que parecían ser mucho más resistentes que los otros con cabeza de esqueleto. El instinto llamó a la puerta de Sloan cuando vio que Hellboy sacaba la espada que llevaba encima, mientras maldecía. Por lo visto conocía ese tipo de robots. No preguntó nada más. Se lanzó contra los soldados. Golpeó con la fuerza de sus músculos contra el primero que se le puso delante. Eran mucho más resistentes que los otros así que tendría que golpearlo varias veces para que sus músculos llegaran a un nivel superior que aquellas armaduras. El ser se movía mucho más rápido que los otros, e incluso tenía armas de hoja ocultas que le complicaron el trabajo al moreno. Golpeó su cabeza y ésta se abrió como si fuera una sandía dorada. ¿El problema? Que no pasó mucho rato así.
- ¡ROJO! ¡¿CÓMO MIERDAS NOS CARGAMOS A ÉSTAS COSAS?!
El robot abrazó el cuerpo del moreno. Se escucharon los huesos crujir y a Sloan gruñir de dolor. Con la fuerza suficiente apartó sus brazos, agarró el pecho del robot y creó una brecha. Sacó una de las granadas que había cogido antes y la metió dentro. Soltó la brecha y ésta se regeneró. Pateó el redondo cuerpo del ser y éste retrocedió, chocando contra algunos de los suyos.
- ¡Lavado de tripas! - Y ¡BOOOOOOOOOOOOM! El robot estalló desde dentro sin dejar nada para el recuerdo, destrozando gravemente a tres que tenía cerca, pero que no tardaron mucho en empezar a repararse. - Ésto será un dolor de cabe- ¡ZAS! Golpe contra su cara. Nudillo dorado = vuelo gratis hacia el mundo bebé de nuevo.
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 26th Febrero 2016, 13:37
En los duelos de ese tipo, cabe esperar que en algún momento haya clara ventaja en uno de los bandos. Tras lanzar la granada a la grieta del asfalto, mientras los cuerpos de los robots se fundían unos contra otros, y el alquitrán se volvía semilíquido elevando un olor pestilente por toda la zona, Hellboy se unió a la misma idea, y a base de cargas explosivas consiguieron sellar los cuerpos metálicos bajo la abertura de la brecha que acabó convertida en un amasijo cerrado, como si el asfalto tuviera una enorme cicatriz metálica. En ese punto, la salida de los enemigos estaba sellada, de manera que con su ofensiva, junto con la de Hiedra, Sloan, y el resto de agentes entre todos consiguieron poco a poco ir mermando sus filas. El sheriff estudió la situación convencido de que en ese momento tenían la ventaja táctica.
Sin embargo, esa situación duró muy poco.
Como si hubieran esperado al momento exacto en que adquirían mejores posiciones, una fuerza extraña les expulsó hacia atrás. La escopeta cayó al suelo, junto con la dueña, un mecanismo para impedir que el arma se disparara sin control. Rodó por el suelo, mientras el sombrero salía despedido y una voz como de ultratumba comenzaba a soltarles un discurso sobre la moralidad y la guerra. La vaquera se levantó, tenía rasguños y pequeñas heridas de haber rodado sobre restos metálicos, pero no era momento para flaquear. Recogió sus sombrero, que encasquilló sobre su cabeza, y retomó el arma del suelo, comprobando que estuviese bien. Cuando la voz se apagó, una neblina densa y negra formó una mano, y de los restos dispersos de esa oscuridad sin fin comenzaron a brotar nuevas figuras, un ejército dorado como el sol, aún mas grande y más amenazador.
El sheriff cargó de nuevo con una granada, percutiendo el doble gatillo. Tres de esas criaturas volaron por los aires, perdiendo algún miembro. Segundos después, las secciones amputadas se arrastraban hacia ellos intentando reptar por sus orondos cuerpos dorados, volviendo a encajarse en sus lugares originales con crujidos metálicos.
- ¿CUAL ES SU PUNTO DEBIL? - preguntó el Sheriff mirando a Rojo, para después replegarse hacia atrás, tratando de cubrir a Hiedra en la medida de lo posible. Puede que no pudiera romperlas de manera definitiva, pero no permitiría que esas cosas se acercaran a ella.
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 9th Marzo 2016, 00:07
Sentí por el rápido acto de Rebecca cómo las lianas se relajaban , volviendo a moverse por el aire tras haber destruido a balazos los dos robots que retenía. Cada bala disparada me hacía reventar los tímpanos. Mezcla del revólver gigante de Rojo y las armas de Beck acabé ensordecida y con un pitido constante en ambos oídos. Entrelacé a otros dos robots que avanzaban, cubriendo las distancias, con un movimiento amplio de ambos brazos mientras desviaba la mirada sólo un segundo a Rebecca... Diecinueve años... ¿Qué hacía ella involucrada en algo así? Pero entonces vi la jugada de la granada, justo antes de que la liana basilisca cayese al suelo con ese estruendoso seísmo sonoro.
-Genial- le dije concisa a mi amiga, que entre el ruido ambiental sonó como un susurro. Pero entonces, el estallido. No supe notar de dónde provenía ese proyectil, cápsula o lo que fuere. Pero sí noté el aire que me desplazó en el aire un par de metros hasta tumbarme por completo, con restos de los robots clavados en las lianas de mis brazos. Me llevé la palma de la mano a la frente, algo aturdida mientra las lianas se recogían hasta desaparecer cada una en la muñeca correspondiente. Agité la cabeza y enfoqué la mirada, buscando encontrar entre mis pensamientos qué tipo de utensilio sería el que acababa de aparecerse ante nosotros... Y planteándome si mi sensación de estar en el ojo del huracán ante tanta calma era cierta. Las bestias siempre esperaban a atacar cuando sus presas menos se lo esperan.
Pero aunque te prepares... hay cosas que no te esperas. Y escuché intentando reincorporarme mientras todos los poros de la piel se me ponían de gallina. No comprendía nada... Las palabras sonaron como un acertijo en la cabeza, tal vez ya paranoica a tener que enfrentarme a los de Edward. Pero... ¿Realmente hay maneras de resolver la guerra salvo con la victoria del bando que escribirá la historia...? - ¡¡¡UN PACTO!!! ¡LAS GUERRAS A VECES SE TERMINAN CON PACTOS! ¿NO HAY NADA QUE INTERESE A QUIEN SEA QUE NOS ENFRENTAMOS? ¿NO HAY UN PUNTO DE ACUERDO?- grité retrocediendo viendo cómo mis compañeros intentaban derrotar a ese ejército recién surgido de la nada. Observé cómo nuestro número menor había caído en suma importancia. Ansiosa no vi otra opción. Agarré a Rebecca echándola hacia mí retrocediendo. - ¡¡¡SLOAN!!! ¡¡¡¡ROJO!!!! ¡AQUÍ! ¡YA!- Grité lanzándoles una liana gruesa a cada uno para que la cogieran y tirar de ellos hacia mí. Tenían que llegar antes de que la cobertura estuviera preparada.
Mientras tanto la liana gigante se irguió de nuevo pero empezó a retorcerse, clavándose en las paredes que delimitaban la calle. Poco a poco la forma alargada fue formando un nudo entrelazado del que salían más y más ramas cada vez más finas que hicieron un muro más que consistente, liso y verde resbaladizo por fuera, seco y entramado por dentro para poder trepar y conseguir posiciones favorables. Entre los crujidos de esas ramificaciones hubo uno final que definió el final de la construcción de esa trinchera improvisada. -Esto nos dará tiempo..- comenté jadeando, notando los primeros signos de cansancio -Y espero que os sirva.... ah..- añadí respirando hondo para intentar normalizar la situación. De momento... pocas cosas más me quedaban por hacer... y por sacrificar.
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 9th Marzo 2016, 18:00
Un destello dorado anunció la caída de la espada que empuñaba Hellboy contra uno de aquellos seres del mismo color. El corte fue casi instantáneo, limpio, acompañado de un fuerte chasquido metálico y muchas chispas que salieron en todas direcciones. El soldado miró su brazo derecho, el cual ahora yacía en el suelo. Volvió aquellos penetrantes y brillantes ojos rojos al demonio quien, a pesar de su gran tamaño, apenas alcanzaba al pecho a estos. Tenía los dientes apretados, el ceño fruncido y sus hombros se movían ligeramente hacia arriba y abajo acompañando la respiración. Un chirrido metálico que podría haberse tomado como un grito o un rugido salió del cuerpo de aquella enorme mole metálica, siendo este silenciado por un nuevo golpe, rápido y preciso desde abajo hacia arriba diagonalmente, que mandó la pequeña cabeza a volar algunos metros de distancia. Quienes conocían a Hellboy y le habían visto pelear sabrían que las armas de fuego no eran lo suyo ni de lejos, pero a la hora del cuerpo a cuerpo, y más con una espada en la mano nadie habría creído que una mole tan grande y pesada se moviese con esa soltura. Durante más de sesenta años el demonio había aprendido esgrima y las antiguas artes japonesas, y con una espada en la mano era más que mortal. Sus movimientos eran elegantes, rápidos y letales. No malgastaba balas ni hacía movimientos en falso. Casi podría haberse visto como una danza, bloqueando con su mano de piedra cualquier ataque que se dirigiese a su cuello o cuerpo. Verle disparar era lamentable, pero verle luchar con una espada era harina de otro costal.
Tres fueron los soldados que cayeron ante su precisión, pero al igual que ocurrió diez años atrás las partes reptaron lentamente hacia el cuerpo, recostruyendo a los soldados de nuevo en un proceso lento pero preciso, minuciosamente recolocando cada tuerca, cada tornillo y rueda dentada en su sitio, como tan solo el mejor de los relojeros lo habría hecho. Sus compañeros no estaban teniendo mucha más suerte. Sloan salió despedido por los aires haciendo explotar a uno de ellos y afectando a los que tenía alrededor. La vaquera no erraba ni un tiro, y se llevaba piezas por delante, dejando grandes agujeros en el cuerpo de los seres. Pero al igual que con los golpes del moreno o sus estocadas, cualquier rastro de herida o destrucción desaparecía a los segundos. Hiedra gritaba al cielo intentando rebatir las palabras que el jinete había desplomado sobre ellos como una avalancha, sin otra respuesta que el silencio. Hellboy seguía golpeando con espada y puños a los soldados, mientras intentaba recordar qué había sucedido antaño bajo la tierra irlandesa. Liz había destruído la corona la otra vez. ¿Cómo los estaba controlando? No tenía sentido alguno.
Notó como algo alargado aparecía junto a él. Una gruesa liana que le ofrecía Hiedra. Apretó los dientes y se aferró a ella, dejando que la mujer le arrastrase hasta ocultarlos tras un aparentemente inquebrantable muro que se elevaba varios metros sobre sus cabezas. No habría sido difícil escalarlo desde donde se encontraban ellos, pero del lado de los soldados era tan resbaladizo como el musgo mojado. Hellboy miró a la mujer de verde y asintió, agradeciendo el gesto. Se apoyó entonces contra el muro, apretando los dientes mientras dejaba que su cuerpo se sanase de las heridas. Todos parecían esperar que les dijese algo, y tras un par de bocanadas de aire resopló.
- No sé qué podemos hacer... Este no es un ejército cualquiera. Es el ejército dorado, construido hace cientos de años usando magia para acabar con los humanos. Fue entregado al rey de los elfos, pero ya nos enfrentamos a él hace años y acabamos con lo único que podía comandarles... No tiene sentido que estén aquí... Gracias por el muro por cierto Hiedra... Al menos nos dará un poco de tiempo para pensar... De hecho...- Envainó la espada y comenzó a escalar el muro, sin saber si el resto le seguirían. Cuando se asomó sobre él pudo ver a los soldados intentando escalarlo, sin éxito. Le miraron y rugieron. El estruendo era equiparable al de cien cadenas de montaje funcionando al mismo tiempo. La densa nube negra seguía al otro lado del ejército, que constaba de unos cien soldados, o quizá más. Rojo observó con los ojos entrecerrados todo aquel panorama, y decidió hacer una pregunta.- ¿Véis eso? Desde luego no estaba la última vez que nos enfrentamos... Cuando lo hicimos los soldados se regeneraban ellos solos... Pero fijaos bien...-
El demonio señaló a algunos de los soldados que todavía no habían conseguido regenerarse del todo, y si se forzaba un poco la vista parecía que un delgadísimo hilo rojo surgía del interior de la nube y los iba reconstruyendo. Rojo sacó una de sus granadas y la lanzó contra aquella muchedumbre que no dejaba de gritar y levantar sus brazos hacia el cielo. La granada explotó, llevándose por delante miembros de aquellos seres. Se inclinó ligeramente hacia adelante... Y pudo verlo con claridad. Serpenteaban entre los demás, de color rojo intenso. Pequeños hilos de humo que salían del muro negro recogían lentamente los pedazos y los iban juntando de nuevo, hasta que el soldado en cuestión volvía a estar de una pieza.
- Eso... Es nuevo... La esfera roja...- Hellboy recordó aquella pequeña esfera de color rojo que había aparecido ante ellos expulsándolos hacia atrás con una fuerza descomunal. De algún modo Guerra estaba reconstruyendo a los soldados con una magia o poder lo suficientemente grande como para comandar al ejército dorado. Los jinetes eran poderosos, sí... ¿Pero tanto? El ejército dorado yacía sepultado bajo tierra a miles de kilómetros de allí, y nadie que no fuese de origen noble podría capitanearlo...- Tenemos que atraer a Guerra... Está controlando todo el ejército de algún modo. Tenemos que traerlo... Yo me ocuparé. Atravesaré el muro de humo y le obligaré a mostrar su cara... ¿Cuánto tiempo aguantará este muro Hiedra? Necesito que les distraigáis. Haced lo que sea con tal de que no me vea. Me arrastraré o iré sobre los edificios colindantes hasta entrar ahí... Y en cuanto Guerra aparezca, no mostréis ninguna piedad...-
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Todos podéis opinar acerca del plan o sugerir ideas para llevar a cabo la misión. Todas serán escuchadas y se hará un nuevo turno donde se decidirá con los propios users qué hacer. Si alguno quiere acompañar a Hellboy está en su derecho, y aunque seguramente él se niegue, la última palabra la tenéis vosotros. Cualquier duda ya sabéis dónde encontrarme.
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 10th Marzo 2016, 13:01
La ostia que le metió aquel robot hizo que el casco de su armadura se agrietara. Eso hizo que el moreno se cabreara de lo lindo. Era normal que su armadura quedara hecha unos zorros después de las peleas donde se metía, ¿pero el casco? El casco era otra cosa. Era como si le hubieran metido la cara en su culo robótico y hubieran soltado un chorro de gas en plena boca. Un pedo en toda regla, y eso cabrea a cualquiera. Pues bien, al moreno se le estaba subiendo un cabreo por todo el cuerpo que no era ni normal.
Con la mirada fija en aquel preciso robot, salió de la tienda donde había vuelto a impactar y corrió calle arriba hacia el meollo de la pelea. Tenía fijo a ese puñetero robot dorado (aunque no se diferenciaba en nada del resto) y se preparó para devolvérsela. Esquivó uno, dos golpes de otros robots que tenía alrededor, saltó y le dio un puñetazo en toda la cara al susodicho robot para devolvérsela. El robot rebotó contra el suelo y rodó hasta chocar contra los pies de un compañero suyo. Sin embargo se levantó como si nada, y estaba reparando su cara.
Puta mierda. Mierda puta.
Volvió esa rabia a golpearle la cabeza. Bufó como si fuera un toro y volvió a la carga. Sin embargo, una liana le rodeó el tronco y tiró de él. Sloan miró a todas partes para ver de dónde salía eso, y cuando quiso darse cuenta estaba metido dentro de un muro vegetal, junto al resto del grupo. Casi le da un puñetazo a la primera cara que se le cruzara delante, pero se calmó al ver la cara de Pamela, la estrella de la sheriff y el ladrillo de Rojo.
Inspiró hondo.... expiró..... se relajó. Metió la mano por debajo de la armadura del pecho, justo por donde tenía el ombligo y sacó una bolsa de patatas. Estaba algo agujereada por las balas y las patatas eran granitos por los golpes, pero al menos era comida, y necesitaba comer algo después de haber gastado tantas energías. Así que la abrió y se pudo escuchar ese característico ruido que hace uno cuando está comiendo patatas mientras alguien intenta explicar la situación.
Sloan se puso a escuchar. Tenía la boca llena así que no dijo nada ni aportó nada a las reflexiones. Cuando Rojo envainó la espada y subió hacia arriba el moreno se lo quedó mirando, pero no le siguió. Ahí abajo podía comerse la bolsa de patatas con calma y cierta tranquilidad. ¿Arriba había más patatas? No, ¿verdad? Entonces no tenía por qué subir. Eso sí, puso todos sus oídos escuchando lo que estaban diciendo. Se terminó la bolsa en el momento que Rojo comentó su plan. Bien, porque ya estaba listo para una segunda ronda. Infló la bolsa y la hizo estallar, guardándosela de nuevo en el traje (si dejaba una bolsa allí dentro, seguro que Pamela se lo cargaba al ser tan sumamente "ecologista".) Escaló el muro hasta donde estaban el resto y se plantó en el borde, mirando a los robots.
- En definitiva: que te demos tiempo. - Sloan se tronó el cuello y con un leve estallido verde parduzco hizo desaparecer su armadura... y la bolsa de patatas cayó al vacío. - Será mejor que te des prisa, porque igual cuando vuelvas te encuentras con otro monstruo desbocado. - Le sonrió a Rojo y se dejó caer.
Durante la caída, un leve destello hizo desaparecer la ropa del moreno (un truco que había desarrollado después de que Lilith le hubiera dicho que conservara mejor su ropa que no la regalaban... aunque él siempre la cogía sin comprar....) y cayó contra el ejército dorado hecho una bestia enorme, mucho más que los propios robots. Bajo sus garras intentaban levantarse dos robots y los pulverizó al apretarlas contra el suelo, agrietando el asfalto. Su boca estaba llena de grandes dientes y por todo su cuerpo cuadrúpedo, sobresalían apéndices que recordaban a los tentáculos (pero sin ventosas). Gruñendo con furia, la bestia se lanzó contra el ejército, y de sus apéndices surgieron largos tentáculos que agarraban, golpeaban y destrozaban los robots mientras cargaba contra ellos, dando zarpazos a diestro y siniestro y atrapando con sus fauces a sus víctimas doradas.
Iba a darle todo el tiempo necesario a Rojo, pero nada le aseguraba que seguiría siendo el mismo si éste tardaba mucho por el desgaste de energía y voluntad que estaba teniendo.
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 16th Marzo 2016, 02:49
Un gesto de cabeza. Una leve muesca de gesto afirmativo con la cabeza y una palabra para agradecerme estar sintiendo todo aquel dolor y estar sacrificando la vida de mis propias hijas... La contracción de unos músculos en menos de un segundo. Eso era todo. El moreno ni si quiera hizo amago de disfrutar que su vida siguiera activa por mi gesto. De hecho parecía alterado y algo furioso por ello. ¿Me merecía la pena? Sentir todo aquel dolor, sentir que estaba anteponiendo los seres que me arropaban por la noche, los únicos que seguían constantes en mi vida... ¿Por ellos?
Si quedaba algo de amabilidad o preocupación se borró por completo. Me sentí miserable, utilizada, como si todas las piezas hubiesen encajado en mi cabeza súbitamente como en la pieza final de un puzle complejo. ¿Para qué traerme a mí a un terreno robótico e ígneo? Era absurdo ese camino lógico. Iba a ser una miembro débil, indefensa... O un cebo. ¿Era eso? ¿Tanto engaño había en la mirada de Hellboy la primera vez que le vi?
El ruido incesante de traqueteo mecánico me sacó de esa espiral de pensamiento desconfiado en el que estaba tan centrada, y tan convencida. Me sacudió un soplo de aire con olor de acero que me hizo analizar el presente. El nuevo plan era darle tiempo al demonio para que se metiese el solo contra la nube y sacase a Guerra por su cuenta y riesgo... En otra situación le habría perseguido. Asegurado la caída sobre algo mullido, le habría sujetado con lianas... quién sabe. Ya no. Ya me habían hartado. Su compañía no sólo hizo que a Rebecca le ocurriese lo que le ocurre sino que me había metido directa a una trampa de la que él sabía que yo apenas tenía posibilidades de escapar. -Haré que aguante- dije indiferente, acompañando mi expresión, mientras reconstruía las debilidades estructurales que iban surgiendo en el muro causa de las armas robóticas. Sloan saltó al otro lado, convertido en algo que no quise averiguar lo que era. Y si me quedé, fue por ella...
La vi pelear, a pesar de todo. Ignorando su dolor, su "incapacidad" física. Era una humana, una cría que no llegaba a los 25 y luchaba con el coraje del más experto forajido. No era quien para juzgarla así, ni tampoco nadie para llevarla a la fuerza a otro sitio. Si tenía la madurez mental para disparar y saber a quien y dónde, tenía la madurez para asimilar que estaba ahí por placer y gusto. Y yo no podía violar su voluntad. Pero si por mi fuera, me la habría llevado a un sitio a salvo y les habría dejado ahí. Y con un buen motivo. Ya no estaba ahí por la causa. Me han conseguido aterrorizar al punto de superar de nuevo una barrera de mi cordura que quedaba por torcer. No. Me habían hecho una jugada sucia, inesperada y confusa. Me las harían pagar. Sin duda que esa moneda volvería a mí, pero no en ese instante. Así que permanecí intacta detrás del muro, haciendo fuerza con los brazos en alto y las manos en tensión, concentrándome con gesto pétreo en la labor que estaba desempeñando. Únicamente la de proteger a mi amiga.
No me importa ser tachada de seductora, sirena, mujer de la muerte, venenosa, estéril, inúti, inculta... Cada cual siempre juzga y publica, sea cierto o no. Y apostaría todo mi bosque a que alguien pensaría y hablaría sobre mi egoísmo. Pero sería por pura falta de empatía. ¿Quién deja un ramo de rosas entre las llamas de un incendio?
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 30th Marzo 2016, 20:00
La frustración que generaba el hecho de perder balas sin ningún efecto estaba empezando a hacer mella en el ávido carácter del Sheriff. A pesar de haberles dado claramente haciendo una buena diana los robots volvían a regenerarse como si nada, y por mucho que tratara de reduciros cada vez en pedazos más pequeños esa táctica de nada servía. Tenían que buscarse otra cosa, o acabarían por quedarse sin munición, y a saber si eso sería todo, o tendrían que seguir luchando esperando que salieran de donde fuera seres incluso peores que esos armatostes dorados. No podían permitirse eso, así que cuando Hiedra le llamó a gritos se acercó hasta ella y se mantuvo así. Sus aliados se replegaron, y con dos lianas atrajo a Hellboy y a Sloan, que seguía tan empecinado en luchar que consideró seriamente pegarle un bofetón para tranquilizarlo.
Hiedra era capaz de hacer cosas magníficas. La había visto en sus mejores facetas y también en las peores, pero cuando la raíz inmensa se trenzó sobre sí misma, componiendo un enorme muro que los separó del basto ejercito que les asediaba, tuvo que retirarse el sombrero, enjugarse la frente y contemplar su labor. La construcción en su resultaba impresionante, pero el hecho de que por dentro estuviera habilitada con puntos de apoyo para trepar, mientras que por fuera resbalaba a causa del musgo y la humedad denotaban que Ivy no era sólo un veneno con frasco bonito, si no también una estratega de la naturaleza. Era una superviviente. Capaz de adaptarse a cualquier cosa.
Cuando Rojo se precipitó hacia el muro, el Sheriff le siguió dispuesto a estudiar la situación. Lo malo era que no conocía a sus enemigos mas allá de estar en ese momento luchando contra ellos. En otras circunstancias tener información previa hubiera servido, pero en este caso, tan diferente a los otros dos, no había modo de prever el tipo de escenario con que se encontrarían. Siguió con los ojos el origen que indicaba Hellboy, al parecer el motivo de la reconstrucción de los soldados dorados. Si pudieran deshabilitarlo todo sería mucho más fácil.
- ¡HIEDRA, VOY A QUEDARME SOBRE EL MURO! ¡CUBRIRÉ EL CAMINO!- gritó a causa del estruendo, sobre el que era imposible oír nada salvo que fuese a gritos. acomodando el arma sobre un nudo adoptó una pose asegurándola, mientras Sloan se lanzaba como un condenado loco contra el otro lado, cayendo encima de los robots destrozándolos en pedazos. A pesar de su solidez, podían sentirse los golpes que daban esas cosas intentando entrar o escalar.
Ahora era solo cuestión de seguir en su discreta travesía a Rojo. Si alguno suponía un problema o se metía mas de la cuenta, intentaría freírlo. Si los de abajo daban problemas, podría intentar reducirlos, al menos para retrasarlos. Pero su arma tenía limitaciones de longitud, así que tras cierto tramo ya podría tener cuidado. En lo que respectaba a cobertura, se quedaba sólo.
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 10th Abril 2016, 13:39
No tuvo que decirlo dos veces antes de que Sloan se lanzase como un loco contra aquellas criaturas. El demonio apretó los dientes al tiempo que la vaquera se apoyaba sobre el muro y comenzaba a disparar. Hiedra se quedó atrás, sin decir nada, y con el rostro tan serio que, en cualquier otra situación, seguramente el demonio le habría preguntado si le pasaba algo. Pero no en aquella. La destrucción total de la ciudad y posiblemente del mundo se cernía sobre ellos como una gigantesca ola antes de romper contra un pequeño castillo de arena. El tiempo corría totalmente en contra de todos ellos, y no podía perderlo en consideraciones o alguna estrategia mejor. Ojalá la tuviese. Saltó con fuerza al lateral del edificio más cercano y, usando su mano derecha, comenzó a moverse por él a toda velocidad, evitando la gigantesca aglomeración dorada que luchaba contra el verdadero rostro de Sloan. Eso, los disparos y el enorme muro le darían un tiempo que no podía desaprovechar. Avanzó lo suficiente para esquivar a los soldados y saltó hacia el suelo. Fue una caída dura, desde una altura de un quinto piso, que provocó una nueva grieta en el suelo, la cual se unió a los cientos de grietas que decoraban la calle entera. Algunas pequeñas flores sobresalían entre los adoquines, ajenas a la destrucción y muerte que las rodeaba. Hellboy las esquivó y corrío hacia la enorme nube gris que tenía frente a él. No miró hacia atrás. No miró si sus compañeros le cubrían o no. Sabía que lo hacían. Ahora le tocaba a él protegerlos.
En el momento en que entró, los sonidos de disparos, alarmas y demás desaparecieron. Polvo le llenaba la cara y los ojos, y tuvo que cubrirse con la mano para evitar quedar ciego. Oía gritos, gritos de desesperación y dolor, viento que ondeaba su gabardina y que le obligaba a mantener la boca cerrada. Entrecerró sus ojos intentando ver más allá de aquella tiniebla. Sus pasos se habían detenido. Ya no corría, sino que avanzaba lentamente, como si de una gigantesca tormenta de arena se tratase. Algunas imágenes aparecían ante él y desaparecían en un abrir y cerrar de ojos. La nube tomaba formas y proyectaba escenas históricas. No sabía si era real o una imaginación, pero pudo ver ejércitos luchando entre ellos. Vio los antiguos romanos luchando contra los cartagineses, a los persas contra los griegos, a los americanos contra los ingleses, a los franceses contra los alemanes. Vio la batalla de Trafalgar, con barcos tan grandes como un edificio disparando sus cañones que resonaban como truenos. Vio la batalla de Long Island, y como los soldados americanos se replegaban y arrastraban a sus hermanos. Vio las Navas de Tolosa, y como los valientes soldados españoles expulsaban a los árabes de la península. Vio el desembarco de Normandía... Vio hermanos, amigos, familiares luchando entre ellos, muriendo en todas y cada una de aquellas imágenes, y la destrucción que la guerra dejaba a su paso.
Hellboy tropezó con una mierda y cayó al suelo con fuerza. Maldijo por lo bajo y se levantó con cuidado y esfuerzo. El frío era tan palpable como un cuchillo en la carne.
- Está en su naturaleza...- Rojo se giró y vio ante él una figura el doble de alta, con dos brillantes ojos rojos mirándole directamente. Sorbió y apretó los dientes, cubriendo sus ojos de nuevo con su mano.- Los humanos están condenados a extinguirse. La guerra les ha acompañado desde el primer día de sus vidas... No podrán evitarlo. Sólo saben resolver sus diferencias a través de la guerra. Está en su naturaleza. Solo hay una cosa que puedes hacer por ellos, Anung-Un-Rama... Libéralos. Libéralos de esa carga. Tú tienes el poder de hacerlo...-
Las palabras de aquel ser dentro de la tormenta de guerra y destrucción, dentro de su mundo, sonaban tan melosas y tan atrayentes que Hellboy se llegó a plantear si tendría razón, si de verdad los humanos debían morir unos a manos de otros hasta que por fin desapareciesen del mundo. Por... ¿Por qué no? Él tenía el poder de desatar el fin y acabar con aquellas guerras, acabar con aquella destrucción... Por primera vez en su vida, lo pensó de verdad... Y entonces, al mirar a su mano, encontró el pequeño rosario que antaño perteneció al mejor hombre que jamás haya conocido. Aquel que le dio una vida distinta a aquella para la que había sido creado... Apretó su mano de piedra y, con un rápido movimiento, desenvainó la espada, colocándola frente a él de cara al cielo. La hoja brilló con un resplandor blanco tan fuerte que cegó al ser y provocó que gritase de dolor mientras se tapaba los ojos y desaparecía. El polvo y la oscuridad comenzaron a disiparse a su alrededor, creando una pequeña bola invisible que le protegía de este. Ahora podía ver con claridad, al menos a una distancia de más de un metro a su alrededor...
En el exterior, Rebecca y Sloan luchaban contra los soldados, destrozándolos pero viendo como estos se reconstruían ante sus ojos. Si hubiesen mirando hacia la nube habrían visto una pequeña bola salir volando de ella y estrellarse a escasos metros del límite de la misma. Hellboy se levantó, limpiándose la gabardina de los escombros que le rodeaban y recogiendo la espada que se le había escapado un par de metros por el impacto. Se crujió el cuello y volvió la vista a la nube, la cual menguaba por momentos, encogiéndose en torno a una figura que avanzaba hacia Rojo. El manto gris fue creando una forma física que terminó por formarse a un par de metros del demonio. Un nuevo paso metálico sonó, y emergió de la densa negrura una pierna. Era cláramente una pierna. Estaba totalmente cubierta de metal, como una armadura. Otro paso pesado, y una nueva pierna apareció. Los dos pequeños puntos rojos eran unos ojos que brillaban en el interior de un casco negro como el carbón, con unas plumas rojas sobre él. Estaba desgastado, viejo, lleno de muescas, pero brillaba como el sol de verano. La parte de la boca estaba tapada con una especie de reja que recordaba a los yelmos medievales. La parte del pecho era negra, llena también de abolladuras y golpes, alguna rotura y manchas más negras si era posible. A pesar de las marcas parecía tan resistente como el más duro de los metales, capaz de haber sobrevivido a tantas guerras como el mundo había visto. La hombrera derecha tenía un símbolo tan fácilmente reconocible como la izquierda y ambos parecían haber sido pintados con los dedos. Una larga capa totalmente rajada y llena de quemaduras y agujeros colgaba solemne e inquebrantable desde los hombros hasta casi el suelo. Una enorme espada permanecía vertical en la espalda, paralela a esta. En el cinturón había toda clase de armas blancas y de fuego. El brazo izquierdo terminaba en una ametralladora pesada, y la munición colgaba con un riel desde el costado. Las balas brillaban con un tono dorado, como miles de pequeños soles. La mano derecha sostenía un enorme martillo, tan alto como la figura. Apoyó su arma en el suelo y pequeñas bocanadas de vapor rojo salían del casco. La espada de Hellboy volvió a brillar mientras este apretaba los dientes. El tiempo pareció detenerse al aparecer aquel gigantesco ser de metal, y con un rápido movimiento lanzó un nuevo ataque sobre el demonio. Esta vez estaba preparado, y lo esquivó agachándose y lanzando un corte diagonal contra el jinete, que por fin mostraba su verdadera forma. El sonido de metales al chocar fue tan fuerte que levantó piedras y polvo alrededor de ellos. Un fuerte puñetazo de la mano de piedra en la cara del ser al que le acompañó un sonido fuerte y grave, un leve quejido. En ese instante, una de las armaduras doradas que se estaba regenerando se detuvo, apagándose lentamente. Guerra agitó la cabeza y sus ojos brillaron con fuerza en la dirección del soldado caído. La armadura volvió a arreglarse lentamente, pero ese gesto no pareció desapercibido para Hellboy quien, con una imperceptible sonrisa en los labios le miró a la cara.
- Ya te tengo, cabronazo.-
NORMAS DE POSTEO:
En cuanto Guerra abandona la niebla los soldados ya no pueden regenerarse debido a que él lo controlaba y ahora está pegándose con Hellboy, quien le mantiene lo suficientemente ocupado como para que no pueda reconstruirlos. Los golpes fuertes y las explosiones les siguen afectando, y veis perfectamente a Rojo luchando contra Guerra a unos cincuenta metros de donde os encontráis. Sois libres de destrozar los soldados e ir a ayudarle. A pesar de su tamaño y su arma es bastante rápido. Cualquier duda, como siempre, ya sabéis dónde encontrarme.
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 13th Abril 2016, 14:31
La batalla en si no era una batalla. No era una pelea. No era una guerra propiamente dicha. Ni siquiera podría considerarse como una contienda, un enfrentamiento.
Era una metáfora.
Un roca en medio de un mar dorado queriendo ser una muralla. Un monolito frente al viento de otoño queriendo ser una montaña. Un cartel en medio de la concurrida ciudad, pretendiendo ser un muro alto y robusto. La gracia de aquella metáfora, era que funcionaba, pero no sola. La Criatura no dejaba de lanzar sus feroces ataques contra los robots dorados no para destruirlos completamente, pues eso parecía ser imposible, sino para contenerlos. Cada golpe que daba, cada pieza que salía despedida y cada rugido que profesaba aquel ser lo hacía para que las moles no dieran un paso más, que se vieran obligadas a quedarse quietas allá donde estaban, congeladas. Los innumerables apéndices que surgían de su cuerpo golpeaban y volvían, dejando espacio para un nuevo ataque de un nuevo apéndice. Los robots por su parte estaban haciendo que la Criatura sangrara, que perdiera un trozo de su cuerpo o moldeaban su carne con sus golpes. Estaban centrados en acabar con aquel ser.
Pero éste resistía, y resistiría... al menos hasta que se le acabara la energía y en ese momento... en ese momento sería el fin para todos. La consciencia de Sloan dibujó unas grandes fauces que se abrieron alrededor de dos robots y se cerraron con fuerza, dejando nada más que las piezas de sus pies y piernas. La Criatura se alimentó, y sintió una punzada de dolor en su interior. No supo lo que era, pero dolía. ¿Energía? Eso parecía. Abrió sus fauces otra vez para dejar escapar esa energía. No sabía lo que era pero si hacía daño, es que no valía la pena aguantar el dolor en medio de aquella batalla hasta que se consumiera.
Uno de los robots llamó la atención de uno de sus ojos: no se levantó, hasta al cabo de un buen rato. La consciencia de Sloan se preguntaba si eso significaba que estaban ganando, hasta que sus sentidos sintieron la llamada de una pelea cercana: Hellboy se estaba enfrentando contra un gigante. ¿Era aquel al que llamaban Guerra? Un golpe de Hellboy. Un robot que no volvía a montarse hasta pasado un rato. No hizo falta nada más. ¿Podría hacerlo? ¿Podría echarle una mano a Hellboy? Hacía mucho tiempo que no hacía lo que iba a hacer, y no las tenía todas pero... pero tenía que hacerlo. Así lo había decidido. Así le decía su instinto.
La criatura se replegué levemente, haciéndose más dura de lo normal, soportando estoica los golpes de sus agresores. Por la parte trasera de ésta surgió un cuerpo, y éste cuerpo llevaba una armadura negra. Hacía mucho tiempo que no separaba su cuerpo, pero debía hacerlo. Sloan sintió que de los presentes, él era quien estaba más capacitado para pelear junto a Hellboy.
- Espero aguantar lo suficiente... - La voz del ser pintaba de vaho caliente la voz de Sloan. Si, había gastado mucha energía separando su cuerpo en dos y manteniendo ambas formas... pero era la única manera que se le había ocurrido.
El moreno corrió hacia donde estaba Hellboy y cuando estuvo lo suficientemente lejos, el cuerpo duro de la Criatura se extendió, con un grito ensordecedor, y se convirtió en una vorágine de apéndices y garras que mantendrían a raya el ejército dorado.
Mientras Sloan llegó hasta donde estaban los dos guerreros peleándose, saltando hacia la espalda de Guerra para propinarle la hostia más grande que haya podido sentir en su armadura.
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 18th Abril 2016, 14:34
OOC: Perdonad que sea tan corto pero es que... Ivy no va a salir fuera siendo tan débil como es contra ellos, y no ha visto nada del post de Hellboy y casi nada del post de Sloan, así que no tenía mucho con lo que interactuar.
Los verdes iris se quedaron clavados en el cuerpo de mi amiga siendo todo cuanto me importaba. Escuché sus gritos de advertencia y la seguí con la mirada mientras el muro le hacía una cobertura instantánea a su alrededor. Había llegado al punto de considerarla mi hija, la debía proteger aun en contra de su voluntad y esa es la orden que seguían sus hermanas. Cubrirla, acunarla, asegurarnos que se mantenía con vida aun a costa de cualquier cosa.
No me importó que Hellboy corriese directo a la nube, ni que Sloan desmontase a esos robots con la agresividad y el bestialismo que demostraba. No me importaba nada mas que volver a casa con ella, verla en la mecedora del porche limpiando su revólver y cantando cualquier canción Old Cowntry. Si Rojo quería morir, se estaba esmerando. Si Sloan quería desfogarse, lo estaba consiguiendo. A mí me habían tendido una trampa que no iba a quedar así. Y no pude hacer, ni hice absolutamente nada mas que esperar detrás de mi muralla, sin perder de vista a la rubia, ignorando todo nuestro entorno. Los crujidos, los golpes, el choque constante.. Nada existía para mí salvo la vida que salvar. Así que permanecí asegurando esa vida.
Puse un pie en una de las ramas que me elevó con sumo cuidado y delicadeza hasta el límite, junto con Rebecca. - Cuando todo esto acabe, volveré a Gotham sin esperar más- dije mirando por un hueco minúsculo cómo los robots empezaban a caer sin retornar su regeneración. No fue hasta estar segura y comprobarlo en al menos diez de ellos, que asomé medio cuerpo sobre mi muralla y cargando con las mismas dos lianas de antes empecé a entrelazar cuerpos de los autómatas, a estrellarlos contra ellos mismos y contra las paredes y el suelo, devolviéndolos a las grietas de donde pertenecían. No se están regenerando, es ahora o nunca- mi rostro permanecía imperturbable. Ni con el esfuerzo del trabajo que estaba realizando hice media mueca. Y junto con el rostro, la voz, que se exponía inexpresiva y ajena a cualquier sensación o sentimiento.
Desvié la mirada a la pelea de los hombres. ¿Un nuevo autómata? ¿Un enemigo más? ¿El propietario de la voz que surgía de la nube? Poco me importaba. Sólo quería terminar con eso y terminar ya.
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 29th Abril 2016, 14:48
La figura de Sloan se elevó varios metros, convirtiéndose en una vorágine se tentáculos, dientes y fauces que no paraban de abrirse y cerrarse en torno a los autómatas dorados. Cargaban contra él sin piedad, y él les correspondía con golpes brutales, pero volvían a reensamblarse cargando de nuevo. El Sheriff contempló la escena, mientras comprendía hasta qué punto desconocía las capacidades de su subalterno. Había cumplido con él en más de una ocasión, y se trataba de un ayudante leal y dispuesto. Pero lo que estaba viendo en él estaba muy lejos de poder comprenderlo. Ni siquiera era capaz de mirarlo directamente demasiado tiempo sin ganas de exigirle explicaciones. Así que volvió a centrarse, uno en uno, en cada pieza dorada. Deteniéndose sólo para realizar tiros certeros, continuó disparando hasta que los doce cartuchos estuvieron vacíos, y entonces recargó de nuevo la "ingenua explosiva", dispuesto a continuar sin descanso, hasta que se les agotara lo que sea que les mantenía en pie, o hasta que ellos gastaran su último cartucho de pólvora.
Eso era algo que debían valorar. Si no estaban consiguiendo nada, quizá era mejor reservarse. Así, se limitó a esperar durante unos minutos, valorando la situación real. Sloan podría aguantar, pero no podían contar con los esfuerzos de un solo hombre para solucionar la situación. El Sheriff contempló el campo de batalla, tratando de encontrar algún artefacto u objeto que pudiera justificar la indestructibilidad de las máquinas, pero en lugar de eso, la figura de Hellboy, desaparecida en la neblina negra surgió como una bala de cañón roja que se estampó contra el suelo. La niebla fue menguando, pero era difícil ver lo que pasaba a través de los violentos movimientos que aún hacía su ayudante tratando de detener a los robots dorados.
Hiedra ascendió hasta posicionarse a mi lado, abriendo la cobertura que me había proporcionado. Sus ojos verdes devolvieron una mirada fría al Sheriff, que le retornó una mirada azul calmada. Se reincorporó para ponerse cara a cara con ella.
- Has hecho más de lo que vamos a poder agradecerte, Hiedra. - le dijo, tendiéndole una mano, para agarrarle el antebrazo en un gesto de hermandad. - No sabemos como acabará, pero sin ti, lo habría hecho hace mucho. Hoy nos has salvado. A todos nosotros. Le has dado al mundo más tiempo. - dijo el Sheriff con una mirada cargada de agradecimiento, su rostro con un aire severo que había adquirido tras la posesión de Victoria.
Algo cambió. Fue sutil, pero poco a poco, las criaturas fueron reduciendo el número. Cuál era el motivo, no estaba seguro, pero el caso es que era real. Empezaba a haber rastros de esas máquinas por el suelo, y ya no volvían a levantarse. Hiedra se alzó sobre el muro, y el Sheriff la imitó. Iluminadas por el fragor de la batalla y las detonaciones de la escopeta, las dos combatientes de Gotham afianzaron sus pies sobre el muro que Ivy había construido, y haciendo gala de sus mejores cualidades, destrozaron a los soldados dorados uno por uno, permitiendo así un respiro al machacado cuerpo de Sloan, que continuaba azotándolos con los tentáculos.
- Hiedra, recoge a tus chicas. - le advirtió, procurando asegurarse de que recogería las lianas antes de lanzar granadas desperdigadas por la zona, haciendo que el calor fundiera el resto de los trozos o los hiciera saltar por los aires. - Enráizalos a la tierra. Ahora, te pertenecen. - La tierra llena de restos pertenecía a Hiedra. Podía hacer lo que quisiera con ella. Su siguiente objetivo, traspasar el muro de Sloan y sumarse a la batalla que estaba teniendo lugar detrás, donde los tres contrincantes continuaban atacándose sin cuartel.
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 17th Mayo 2016, 11:56
El martillo impactó con fuerza en el estómago del demonio, haciéndolo volar varios metros de distancia. Hellboy se llevó la mano al cuerpo, apretando los dientes, escupiendo algo de sangre. Las marcas y heridas estaban allí, tiñendo de rojo oscuro su cuerpo carmesí. Alargó la mano para coger su espada dorada y se apoyó en ella para levantarse. Guerra avanzó hasta él con un rápido movimiento y golpeó su cuerpo de nuevo con el dorso de su arma. Otra nube de polvo que se extendía entre él y el nuevo lugar donde se encontraba Rojo, magullado y maldiciendo por lo bajo. Se crujió el cuello y se levantó, algo más pesadamente que la primera vez. Aquellos golpes eran verdaderamente dolorosos, y estaba convencido de que le iban a dejar marca. Guerra alzó el martillo por encima de su cabeza y lo dejó caer con fuerza sobre el demonio. Con un rápido movimiento agarró la espada con ambas manos y bloqueó con un chasquido metálico que iluminó a ambos el nuevo impacto, desequilibrando ligeramente al jinete. Cuando este se disponía a cargar de nuevo su arma, una bola se estrelló contra su espalda, separándole del demonio y levantando polvo con su cuerpo al rodar por el suelo. Hellboy miró a Sloan, al verdadero Sloan, la forma que ocultaba bajo aquella apariencia humana. Se levantó y miró con un asentimiento.
- Gracias. La verdad es que empezaba a aburrirme de luchar solo. Era demasiado fácil.- Y con una mueca de furia ambos cargaron contra Guerra. A ser dos era más sencillo golpearle, distrayéndole con golpes por distintos lados, obligándole a girar con rapidez, en ocasiones alcanzando su objetivo, en otras errando por milímetros. La pelea comenzó a ponerse de parte de los dos amigos, hasta que estrelló su martillo contra el suelo y produjo una enorme honda expansiva que mandó a ambos a volar. Su arma se desintegró en un montón de pequeñas piezas que flotaban alrededor de él y se convirtió en una enorme maza que sujetaba con la mano derecha, y en la izquierda apareció un cañón. Buscó a sus soldados y vio que no conseguían avanzar por la ciudad debido a una gigantesca pared verde que les bloqueaba el paso. Miró a lo alto del enorme muro y vio a dos mujeres luchando contra las doradas armaduras. Bufó y apuntó a lo alto de este, disparando con un cañonazo que resonó por toda la ciudad. Hellboy lo vio pero fue incapaz de hacer nada al respecto, salvo gritar.- ¡NOOOOOOOOO!-
La explosión fue un par de metros por debajo de ambas mujeres, las cuales ahora permanecían sobre la enorme estructura. La onda expansiva y la rotura de gran parte de este mandó a ambas volando. Caerían contra el muro con violencia. Una caída así podía ser mortal, pero Hellboy confió en que Hiedra podría salvarlas. Su ira aumentó considerablemente. Sacó de su cinturón El Gran Bebé, un lanzagranadas que disparaba dos proyectiles simultáneamente. Apuntó al jinete y disparó, golpeándole de lleno. Este se tambaleó hacia atrás y miró al demonio con los ojos brillantes. El segundo disparo impactó de nuevo, levantando un par de trozos de metal de la armadura del jinete quien ahogó un grito profundo de dolor. Con un click, el demonio miró directamente a los ojos de Guerra, quien se giraba para mirar a su enemigo.
- Vete al infierno, hijo de la gran...- Un último disparo, más fuerte que los dos anteriores y unas enormes llamas a las que le sucedió una gran nube negra. Hellboy cogió el arma con ambas manos, recuperando el aliento. Pero apenas le duró un par de segundos. Un ruido metálico, parecido al de engranajes al moverse, y sin que pudiese reaccionar, la maza surgió con un movimiento circular desde la nube de humo, golpeando sin remedio al demonio en el costado derecho y estrellándolo contra un trozo del terreno que se había levantado como una gigantesca lápida. Apretó los dientes y se llevó la mano al costado. Sangraba mucho y le dolía horrores la zona del impacto. Un par de costillas tenía rotas seguro. Guerra emergió lentamente de la nube, arrastrando la maza y con su arma de fuego en lo alto. Apuntó al demonio a la cara cuando estuvo a escasos dos metros de él. Tenía marcas de impacto en la armadura y unas ascuas quemaban lentamente su capa. Podía verse en sus ojos la furia que lo consumía, haciéndolos brillar con la fuerza equivalente a dos faros.
- Qué mediocridad. ¿Y tú eres el que supuestamente ibas a liberarnos? Vaya decepción... Tan solo agradéceme que te mande de vuelta al infierno...- Los amarillos ojos de Hellboy brillaron y se abrieron mucho. No podía bloquear aquel disparo. Todo había terminado para él...
NORMAS DE POSTEO:
Las chicas pueden ser salvadas por Hiedra usando unas lianas o ramas (lo que prefieras) y podrán ir a ayudar a Hellboy y Sloan o enfrentarse a los pocos soldados dorados que quedan. A vuestra elección lo dejo. Cualquier duda que tengáis ya sabéis que podéis consultármela sin problema por donde sea, así como cualquier aclaración que necesitéis.
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 17th Mayo 2016, 15:02
La batalla contra Guerra degeneraba el control de los robots dorados, los cuales cada vez eran menos y ya casi ni se regeneraban. La criatura también había descendido la rapidez de sus movimientos pero no su contundencia. En algunos momentos un breve lapso hacía que ésta dejara de moverse y recibía el castigo de metal para luego volver a "activarse" y volver a la batalla. Por lo visto Guerra no era el único que estaba en problemas a la hora de controlar a sus subalternos, pero el problema de Sloan residía en lo más profundo de su psique. Hellboy y Sloan hacían un buen equipo juntos: el demonio rojo era grande y fuerte, mientras que Sloan decidió que ser rápido y ágil en aquella batalla además de golpear con contundencia sería una buena ventaja frente a la mole de acero. Cuando Hellboy golpeaba, Sloan preparaba ya su siguiente finta para desequilibrar al enemigo. Cuando éste atacaba, Hellboy retrocedía y Sloan desviaba el golpe para que ambos pudieran contraatacar.
Guerra estaba en problemas... hasta que declinó la balanza en su favor.
El impacto hizo que Sloan volara varios metros y se diera un duro golpe en la sien. Por unos instantes perdió el equilibrio, la noción de la realidad, y a su vez la criatura que controlaba dejó de moverse. El cuerpo del moreno se había adaptado a los golpes de su oponente, a su fuerza y resistencia, pero como todo cuerpo humano tenía sus fallos, sus puntos débiles, y en eso no había reparado el moreno. Volvió al mundo terrenal justo a tiempo para ver un fogonazo que iba directo hacia el muro que había levantado Pamela. Rápidamente intentó ponerse de pie y tomar el control de nuevo de su otra parte, pero fue demasiado lento, además que aun sentía que estaba más para allá que para aquí: vio como impactaba contra la estructura. Debía ser rápido, amén de que le quedaban pocas fuerzas. Si continuaba así, con ambas mitades separadas, seguramente perdería el control de su propia consciencia y eso sería mal. Muy malo para todos...
La criatura se olvidó del ejército y haría una última acción. Escalaría la estructura a toda velocidad para asegurarse de salvar a sus dos compañeras femeninas y llevarlas a un lugar seguro, ya fuera en la misma estructura, en el suelo o si Pamela creaba otra estructura. Esa sería su única tarea antes de volverse ceniza y desaparecer para volver al cuerpo original. Mientras tanto, dicho cuerpo correría hacia donde estaba Guerra para salvar a Rojo. ¿Su objetivo? El cañón. No iba a permitir que ésto acabara así.
[FDI: Pamela, Rebecca, tenéis total libertad sobre las acciones de la criatura para poneros a salvo. Después de eso desaparecerá. A continuación haré una tirada de dados con dichos resultados:
De 8-10 le arranco el cañón del brazo De 5-7 se lo doblo De 5 hacia abajo desvío el tiro.]
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 17th Mayo 2016, 15:02
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 31st Mayo 2016, 03:02
Los pocos robots dorados que quedaban aporreaban el muro sin resultado. La estructura que Hiedra habría levantado resultaba por completo impenetrable, y tenía capacidad suficiente como para ser reparado aún en mayor medida que los que quedaban podían destruirlo. A través de la enorme masa tentacular que cada vez se volvía mas anarquica cuanto más pasaba el tiempo, apenas se distinguía la figura de Rojo y su segundo al mando, peleando contra el hombre de metal. Después de volar dos o tres cabezas mas, convirtiéndolas en una explosión de esquirlas de metal, levantó la vista a tiempo para recibir un fogonazo que incluso a la gran distancia a la que se encontraban les cegó durante unos segundos. El Sheriff ladeó la cabeza y cerró los ojos, sintiendo un aguijonazo en las pupilas.
Cuando volvió de nuevo a adaptarse a la luz, sus reflejos actuaron por inercia. Sus ojos azules cargados de frialdad se fijaron en la enorme esfera que silbaba hacia su dirección, a toda velocidad. Como si todo el entorno hubiera dejado de tener importancia, la visión de túnel se ciño a esa esfera ardiente que se dirigía justo hacia donde estaban. Lo único que tuvo tiempo de hacer el Sheriff fue aferrar el brazo de Ivy, tratando de anteponerse entre ella y el proyectil. El impacto la hizo resbalar sobre los restos de plantas que volaron hechas fragmentos. Inevitablemente, ambos cuerpos cayeron al vacío en una explosión de esquejes en llamas. Sintió un vértigo terrible, al notar su cuerpo cayendo sin control durante unos pocos metros. Atrajo a Hiedra hacia sí, como si estrecharla contra él fuese a impedir el golpe. Algo impactó en su conciencia, demasiado poderoso como para impedirle el paso.
"Como ha podido hacernos esto. Sabiendo lo que significa para nosotros. Nuestro propio hermano."
La niña elevó la cabeza desde debajo de la pezuña. Un brillo blanco causado por la furia encendía el aliento del caballo, que presionaba las patas sobre el suelo, mientras sus ojos refulgían con el color del oro. Tanta era su furia que amenazó con aplastar por completo a la niña. Se sentía unido a los otros tres, ya que sus destinos estaban enlazados por siempre. Pero Guerra... Con él era distinto. De todos, sólo el era carne de su carne. Sólo el compartía su mismo rostro. Solo por sus venas gemelas compartían la misma sangre que les había dado la vida. Ahora, su jinete se atrevía a atacarle como si no supusiera más que un impedimento, como si fuese una carga. A él, el mayor de los hermanos. A él, que era el mas antiguo, y por consecuencia, el más sabio. Sabiendo que residía dentro de ese cuerpo, que había tenido que reclamarlo como forma física, como nuevo portador, le había atacado como si no importara lo mas mínimo.
"¡NO TIENE DERECHO! ¡ES INTOLERABLE!"
Hubo un nuevo estallido, una onda de luz tan condenadamente fuerte que parecía imposible que emergiera de cualquier lugar que no fuese el mismísimo sol. Sin duda, sería una buena oportunidad de distracción. Pero eso no fue todo. El relincho se escuchó por cada rincón de la ciudad de metrópolis. La criatura que Sloan había remitido hacia ellos se convirtió en ceniza al contacto con las patas del animal espectral que había emergido del cuerpo de la vaquera. Como un fuego fatuo, la luz blanca dibujaba la silueta de un enorme caballo de varios metros de alto, que en nada tenía que envidiar al que mas lejos de allí plantaba batalla, cubierto con su coraza de metal. Aferrada a uno de sus antebrazos, mantenía sujeta a Hiedra, que colgaba de uno de los lados del animal, sin notar tensión alguna de su cuerpo, como si se hubiera vuelto ingrávido. La vaquera, con la boca y los ojos abiertos en una expresión de furia, brillando como si de su interior fuese a escapar la luz, había cambiado durante unos segundos. Su piel se había vuelto de un moreno dorado, y sus facciones se habían vuelto andróginas. En esa ocasión a pesar de que su ropa seguía siendo la misma, un humo blanquecino se desprendía de su cuerpo, y unas ramificaciones extrañas subían por las piernas, encendiéndose con un color dorado como el oro fundido. La luz blanca no dejaba ver sus pupilas, pero su rostro pareció girarse un instante para mirar a Hiedra, con una expresión antinatural.
Después de ese emerger, que pareció suspenderse como a cámara lenta unos segundos, hubo un estallido como un disparo lejano, cuando su silueta se convirtió en pura luz y surcó el campo de batalla como si se tratara de un rayo blanco. A su demoledor paso, levantaba esquirlas de los soldados asesinados, resquebrajaba el pavimento y hundía la tierra. Llevado por el ultraje que el jinete de su hermano había cometido contra él, arrampló sin tener ninguna consideración por Guerra o el resto de las criaturas que lo enfrentaban. Sin embargo, no iba a por ellos. Lo único en lo que Victoria pensaba era en poner a salvo a su nuevo contenedor, alejándolo de la batalla lo más posible para no resultar dañado y sufrir en el proceso.
Una vez asegurada su supervivencia, encontraría el modo de hacerle pagar su ofensa.
[-Del 1 al 3, Victoria pierde fuelle, y tanto Hiedra como Rebecca quedan tiradas a unos veinte metros del campo de batalla. - Con un 4 y 5 se van lo suficientemente lejos como para desaparecer de la vista y que a Guerra le cueste atacarlas. - Con un 6, 7, pasa por en medio de tal manera que supone una impedimento momentáneo para Guerra. - Con 8, 9 todos os veis obligados a reaccionar un mínimo para salir de su camino, por si acaso. - Con el milagro del 10 en el que se alinean los planetas, es posible que en el trayecto, Victoria golpee a Guerra, tirándolo al suelo, o pasándole por encima incluso. No va a matarle o dañarle mucho, pero os dará unos segundos valiosos.
Con los que sí que contáis seguro, es con el momento del fogonazo, que digo yo que os dará al menos un par de segundos de distracción. ¡Aprovechadlos bien!]
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 31st Mayo 2016, 03:02
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 9th Junio 2016, 17:53
No se era capaz de sacar de mi cabeza el día que conocí a Project. Todo fue con regularidad hasta ese instante en el que un pinchazo instintivo de terror nos acogió a todas. Atenta a lo que escuchaba al otro lado del muro comprendí el motivo por el que le había temido con anterioridad, asimilando con toda la calma que pude en esa situación que no quería verlo.
Subí en cuanto me fue posible, sintiendo que luchaba por una causa perdida, por una mujer que no era quien yo conocía. Me agarré firme a su lado mientras miraba sus ojos perdidos en una concentración inexpresiva que a veces me inquietaba más de lo que estaba dispuesta a reconocer. Desde su pérdida toda mi vida me había resultado más dura. No podía creer que esa era la mujer piadosa que salvó a Lirio, o la que me concedió mi hogar. Cuando se despertó con el género cambiado, la incertidumbre, su expresión, la madurez… Nada era ella. Sus palabras me sacaron del ensimismamiento, haciéndome parpadear un par de veces confundida. Me estaba demostrando gratitud. La mano posada en mi antebrazo me hizo recordar el tiempo que hacía que no teníamos ningún gesto del cariño habitual que nos proporcionábamos, nunca demasiado, pero sí presente como para extrañarlo. Sus palabras me relajaron, por un instante sí vi ese típico discurso de Rebecca, y no de ese en quien se había convertido. Entorné la mirada viendo cómo las lianas destrozaban a los soldados con su peso arrollador.
- Este mundo no se merece la extinción por culpa de quienes ocasionan lo que hoy vivimos- comenté con tristeza observando toda la destrucción que yacía ante mí, como orgullosa de seguir persistiendo. No tenía sentido alguno.
Mientras mi mirada se grababa sobre el brillo dorado, fruncí el ceño en esa confusión. - Aún tenemos una oportunidad- Añadí recogiendo a las pequeñas, habían trabajado duro y se merecían un descanso. Poco a poco se hicieron pequeñas y se recogieron hasta mí hasta que no hubo rastro de ellas. Ella me sugirió enraizarlas… pero no se merecían vivir en un sitio así. No con estos recuerdos.
De entre todos los golpes metálicos, choques, chirridos y ruidos de arrastre… hubo una potente honda que me estremeció por completo, lo justo para ver cómo un proyectil se dirigía directo hacia nosotras y hacia el muro. Rebecca me intentó poner detrás de ella a lo que yo reaccioné agarrándole del antebrazo que sujetaba el mío y tirando de nuevo hacia atrás. Yo estaba para protegerla a ella, a la amiga perdida que había desaparecido dentro de su propio cuerpo. Mi amiga que no pudo andar… Ella..era una niña. No podría protegerma a mí.
Antes de poder reaccionar el estallido resquebrajó parte de mi trabajo, haciéndonos caer estrepitosamente mientras los gritos de mis niñas inundaban mis oídos, haciéndome cerrar los ojos con fuerza sintiendo como si el cráneo fuese a explotarme por momentos. El chirrido agudo me hizo apretar los dientes con fuerza, tratando de ver con nitidez en un vago intento de enfocar la mirada que terminó en un fracaso. Por el contrario, tuve que taparme los ojos al ver un destello cegador tras el que empecé a sentir viento a mi alrededor, a gran velocidad. Gimoteos equinos, la tierra inquieta…
Abrí los ojos y ví cómo el suelo avanzaba veloz bajo mis pies, coronado por cuatro patas con pezuña. El corazón se me aceleró ¿qué hacía allí? ¿Por qué todo se movía así? Alcé la vista y vi a..-Re...Rebecca…?- pregunté con el corazón en un puño mientras contemplaba esa expresión, completamente perdida.
Se acabó. Rebecca había muerto.
Sea lo que fuere que la hubiese estado poseyendo, había tomado el control por completo. Y no sabía si habría vuelta atrás. Las lágrimas brotaron de mis ojos cayendo casi a la misma velocidad a la que corría el caballo. Para mi sorpresa no había dolor. El brazo no se me movía violentamente, y tampoco notaba mi cuerpo pesado. Simplemente flotaba a su lado, como hacía con mi amiga en vida, siguiendo con el transcurso natural de las cosas…
Y esa sensación de que todo estaba pasando como tenía que pasar me enfureció aun más junto con las proyecciones de los últimos recuerdos con mi amiga, con mi amiga de verdad. Fruncí el ceño apretando los labios mientras mi consciente me torturaba con la pérdida. Aunque no era algo a lo que no estuviese acostumbrada. Sólo tenía un objetivo.
Vengar su muerte como a ella le habría gustado.
Vi el cuerpo de la armadura gigante quedar frente a nosotras, cada vez más cerca. De mi brazo liberado brotó una liana gruesa con espinas que cercenaban en el aire debido a la velocidad. Entrecerré los ojos para tratar de evitar que el aire me cegase por completo y con un movimiento rápido de lazo traté de enroscar mi liana en su cuello y tirar fuertemente de él, bien para derribarle, distraerle, cortarle el cuello… Cualquier resultado que acabase con ese ser despreciable muerto de la peor manera posible era suficiente…
Noté la tensión en mi brazo, símbolo de que el lazo había encontrado un obstáculo y mientras la silueta de ese guerrero se quedaba detrás de mí y la nueva jinete, note cómo el brillo se apagaba poco a poco y mi peso volvía a ser el común. Mi cuerpo permaneción en el aire unos segundos mientras el brazo que me sujetaba fija al caballo descendía, flotando sola unos instantes en calma antes de caer estrepitosamente y dar varias vueltas sobre mi cuerpo, acabando con la mejilla contra el suelo, dolorida y agotada. Ni siquiera pude levantar la mirada para comprobar si había conseguido algo.
FDI: Hago tirada de dados y lo que el narrador crea conveniente.
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 10th Junio 2016, 12:07
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 10th Junio 2016, 17:13
[OCC: Acciones pactadas con el user de Rebecca Logan]
Hellboy apretó los dientes, mirando a su verdugo. No le quedaban fuerzas para levantarse puesto que el impacto le había dejado totalmente fuera de juego. Pudo notar el calor emanando de la punta del cañón tras el disparo hacia el muro. No tenía ni idea de si las dos chicas estaban a salvo, aunque lo deseó con todas sus fuerzas. Se irguió ligeramente, apoyando de nuevo la espalda contra el muro.
- Vete al infierno, hijo de...- Cerró los ojos con fuerza con el disparo. El sonido le retumbó los oídos dejando un pitido que duró unos segundos. Tosió sangre y abrió los ojos. Al otro lado pudo ver como Sloan había llegado en el último momento para desviar el disparo y, con una fuerza descomunal, consiguió doblar el extremo del cañón unos centímetros, lo suficiente para volverlo inservible. Guerra bramó con fuerza y agarró a la criatura por el cuello para después lanzarlo por los aires. Un fuerte relincho se escuchó proveniente del muro y cuando los dos seres miraron en aquella dirección pudieron ver a Victoria cabalgando hacia ellos. Hellboy reunió las pocas fuerzas que le quedaban para dar un salto y quitarse de la trayectoria. Guerra simplemente dio un paso hacia atrás, y vio como una liana se enroscaba en su cuello. El chasquido que anunció la tensión de esta sonó como un disparo, y alguien cayó del caballo, que desapareció a los pocos metros con un fogonazo blanco. Hellboy se levantó como pudo y miró en la dirección donde había desparecido aquel animal. Pudo ver a Pamela muy cerca de ellos y a Rebecca más allá. Guerra se olvidó de ellos y se dirigió hacia la vaquera. Rojo caminó pesadamente mientras la sangre goteaba por su mano de piedra y sus piernas, en dirección a la mujer de verde. Se arrodilló junto a ella, acariciando su rostro con la mano de piedra. Estaba herida, hecha polvo, destrozada. Bajó la cabeza y suspiró con dolor.- Perdóname...-
Guerra avanzaba lentamente hacia la vaquera, tal vez para matarla o algo peor. Hellboy cubrió a la mujer con la gabardina rasgada y luego se puso en camino hacia el jinete.
- ¡NO SE TE OCURRA TOCARLA! ¡EH! ¡TE ESTOY HABLANDO CABRONAZO! ¡VUELVE Y LUCHA!- Se tambaleó en sus propios pasos, recuperando el equilibrio como pudo. Podía sentir el dolor en todo su cuerpo, y el cansancio. Tenía ganas de dormir, pero sabía que no podía hacerlo. Si lo hacía no se despertaría en horas. No podía dejar que llegase hasta ella. Cogió una piedra y se la lanzó al jinete, golpeando su casco con un ruido sordo. Este ni siquiera se inmutó y siguió su marcha. El demonio cogió carrerilla y saltó en dirección a Guerra, dispuesto a frenarle a la fuerza si era necesario.- ¡He dicho que te estés...!-
Con un rápido giro, Guerra golpeó de nuevo al demonio, mandándolo a volar con la facilidad con que apartas una pluma de tu camino. Cayó por el suelo, destrozado, dejando un camino carmesí en el suelo. Lo mismo sucedería con Sloan o Pamela si intentaban frenarle. Un golpe rápido y seco, apartándolos de su camino. Solo tenía un objetivo en mente. Solo podía pensar ya en una cosa. Cuando estaba junto a la vaquera esta estaba confusa, desorientada. La agarró por el cuello y la levantó, provocando que esta se llevase las manos al cuello donde la poderosa mano del jinete la rodeaba. Sus ojos resplandecieron como dos soles de sangre y estiró el brazo derecho hacia atrás. Visto y no visto, clavó las garras en el vientre de Rebecca, quien sufrió una convulsión potente con el choque. Sin embargo, a pesar de que lo esperado habría sido ver la mano salir por la espalda de la joven, ensangrentada y con algún hueso entre los dedos, no fue así. Nada había allí. Un grito desgarrador de puro dolor salió de la boca de la vaquera mientras el jinete hurgaba en su alma.
- No puedes ocultarte de mí, hermana... Sé que estás aquí...- Con una sonrisa que no pudo ser vista por su yelmo, Guerra pegó un tirón y su mano abandonó el cuerpo de la joven. En ella, el ser de piel morena se retorcía intentando zafarse del jinete. Maldijo en una lengua desconocida mientras golpeaba con fuerza a su hermano. Este dejó caer a la vaquera que se llevó las manos al cuello, frotándolo. Tosió con fuerza. El ser se volvió hacia ellos con ambos brazos en alto.- Habéis combatido bien... Mas ya no podréis hacer nada... ¡Contemplad, el poder de la Guerra con la Victoria de su lado!-
Y estrelló a su hermana contra él, con una explosión brillante y un grito de dolor del mayor mientras miles de pequeños cometas dorados le rodeaban hasta cesar aquel espectáculo de luces. Cogió del suelo su maza acompañado de un brillo dorado que salía de él. Su armadura fue lentamente recosntruyéndose, así como su cañón. Una risa triunfante llenó la ciudad, llegando hasta los rincones más oscuros y perdidos de esta. Dio un paso, y luego otro, y luego un tercero en dirección a los héroes que ahora eran más conscientes que nunca de que todo había sido en vano... Todo había sido inútil... Habían perdido...
Guerra se frenó en seco. Agitó la cabeza un instante, como si hubiese sufrido algún tipo de mareo, y luego volvió a marchar contra ellos. Dos pasos después, volvió a frenar, y un pequeño brillo dorado titiló en su pecho. Hellboy frunció el ceño, sin entender muy bien qué sucedía. Un grito ahogado dobló al jinete sobre sí mismo, usando el mango de la maza para apoyarse, antes de perderlo. Se llevó las manos al vientre y luego levantó las palmas hacia el cielo. Pequeñas tiras doradas salían de ellas, como delgadas líneas de humo. Sus densas y rojizas bocanadas se volvieron de un gris claro, hasta cambiar a un tono cobrizo. De entre las juntas de su enorme armadura salían pequeñas luces, como si un foco hubiese sido encendido dentro de él. Agarró su muñeca derecha con la mano izquierda, viendo como la armadura comenzaba a desvanecerse, convirtiéndose en polvo. Lo mismo comenzó a suceder con la otra mano, y las puntas de sus pies. Apretó los puños y el desvanecimiento paró al instante, volviendo a mostrar su aspecto antes de esta extraña transformación. Pero no duró mucho tiempo antes de volver a suceder.
- No... No es posible... No... ¡NO ES POSIBLE!- Mas la verdadera batalla sucedía en el interior del jinete, un mundo desolado de muerte y destrucción donde no había cabida para nada. Una figura delgada de piel oscura y ropas doradas avanzaba lentamente hacia aquel mastodonte de metal y sangre que gritaba con la fuerza de un huracán. "¿Qué creías que sucedería, eh? ¿Que permitiría que destruyeses todo por lo que han luchado por tu orgullo?""¿¿CÓMO TE ATREVES?? ¡¡YO SOY SUPERIOR A TI!! ¡¡SOY TU HERMANO!! ¡¡SOY LA GUERRA!! ¡TÚ EXISTES GRACIAS A MÍ!! ¡¡LA VICTORIA EXISTE GRACIAS A LA GUERRA!!" Victoria se paró justo frente a Guerra, levantó los ojos y sonrió. "No hay más derrota... Que una guerra...".
Y con un bramido que levantó las piedras del suelo, Guerra estalló en mil pedazos dorados, que se desvanecieron antes de tocar el suelo. Allí, donde antes había estado el horrible ser de metal, la figura dorada flotaba sobre el suelo emitiendo una luz del mismo color, mirando a los presentes.
- He vivido todos estos meses en el interior de la joven de cabellos dorados, y he visto por qué lucháis. He visto vuestras motivaciones y aquellas cosas a las que teméis y respetáis... Os he visto sacrificar aquello que amáis para seguir existiendo... He entendido por qué lucháis y morís... Y he descubierto porqué mi castigo fue la soledad, cuando no fui capaz de comprender que estaba ciego... En otra época, mi arrogancia me hizo querer adelantar los acontecimientos naturales, para encontrar mi objetivo en el mundo... Pero estaba equivocado... Y he comprendido que no es vuestro destino sucumbir a nuestro antojo, si no permitirnos el paso cuando os llegue el momento... No podía permitir que él cometiera el error que yo estuve a punto de cometer... A vuestro mundo todavía no le ha llegado la hora... Todavía tenéis muchas batallas que ganar... Aún hay esperanza... Mi tiempo aquí ha terminado por el momento. Gracias joven Rebecca Logan... Ha sido un placer compartir todo este tiempo contigo... Gracias a todos... Por haber abierto mis ojos...- Comenzó a desvanecerse en mitad de todos ellos, y antes de que pudiesen decir nada o frenarla, se había convertido en miles de pequeñas motas brillantes que fueron arrastradas por el viento, perdiéndose en aquella noche de guerra.
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El humo salía de la tierra que había visto una batalla que hizo resonar los cimientos de la tierra. Los cuatro héroes aparecieron en mitad de la niebla, caminando lentamente en dirección al muro que mostraba un enorme agujero en él. Las heridas y sangre marcaban a los cuatro, y el resto de agentes del B.P.R.D les esperaban, con una sonrisa amarga en los rostros. Habían perdido mucho, pero habían conseguido frenar al jinete antes de que destruyese toda la ciudad. Los otros dos focos habían salido airosos, y fue entonces cuando descubrieron que Guerra había conseguido aparecerse en los tres sitios, poniendo en un serio apuro a todos. Las bajas eran demasiadas para contarlas con todo el evento recién terminado. Los hospitales estarían llenos las siguientes semanas, y los periodistas y servicios del orden como cuerpo de policía o bomberos tendrían trabajo para rato. El gobierno ayudaría económicamente a la ciudad y las familias a petición de la organización. Hellboy se sentó en uno de los bancos, dejándose caer contra el respaldo. Estaba destrozado, derrumbado física y psicológicamente. Habían vencido, pero a qué precio. Al menos le quedaba el consuelo de que Rebecca había sido liberada de la maldición de Victoria que la había acompañado durante medio año. Las marcas de sus piernas habían desaparecido por completo, y ese humor ácido que la definía había vuelto por fin. El demonio nunca pensó que recibir uno de sus piques fuese a ser recibido por él de manera tan alegre. Se alegraba de corazón de volver a escuchar a la que consideraba a día de hoy una valiente y fiel amiga.
Se limpió la sangre del rostro y la boca con el brazo, y suspiró larga y pesadamente.
- Yo... Gracias... Gracias de todo corazón por haber venido hoy aquí... Siento... Todo el sufrimiento que... Os he podido causar por estar aquí o por todo lo que habéis hecho... No tengo palabras y sé que no habrá manera humana de poder agradeceroslo lo suficiente... Sin vosotros yo estaría muerto seguramente...- Las palabras del demonio eran sinceras, ya no solo porque lo pensase de verdad, sino porque el cansancio que le invadía todo el cuerpo le había borrado todo sarcasmo o comentario malhumorado que solía hacer. Sabía que las que posiblemente más habían sufrido habían sido las dos mujeres, y sentía haberlas arrastrado a aquello. Pero había pocas personas en las que confiase para algo tan gordo como Guerra. Muy poca gente a decir verdad. Sólo esperaba que de algún modo todo volviese a la calma.- Si... Alguna vez me necesitáis para lo que sea... No dudéis en pedírmelo... Gra... Cias... Y lo... sient...-
La respiración se hizo más lenta y unos suaves ronquidos la acompañaron. El demonio había caído rendido de puro cansancio en aquel pequeño banco. Se había sentado en uno de los extremos, de manera que los demás podían sentarse también si así lo deseaban. Los agentes les llevaron comida, bebida, mantas y cualquier cosa que pudiesen necesitar. Acababan de salvar el mundo, y era lo mínimo que podían hacer. Un helicóptero estaba preparado para llevar a las dos mujeres a su hogar en cuanto lo pidiesen, después de que ellos se asegurasen de que todo estaba bien y no tenían ninguna herida grave ni maldición como había sucedido con Rebecca en África. Abe Sapiens apareció de entre toda la gente, con una gruesa chaqueta y la cara con algunas marcas de quemaduras y heridas. Sostenía entre las manos una bebida reconstituyente caliente y se alegró de ver a todo el grupo con vida. Dirigió una sonrisa especial al grandullón rojo que descansaba sobre el banco.
- No sé si os lo ha dicho o no, pero sin vosotros no habría sido posible... Sé todo el sufrimiento que habéis pasado. Todos de una forma u otra, y lamentamos profundamente esto... Sois de las pocas personas en las que confiamos, y os agradecemos el esfuerzo y la ayuda... Si hay algo que podamos hacer, no dudéis en... Rebecca... Estás... Eres tú... ¡Ya no está Victoria dentro de ti! ¡Vu... Vuelves a ser tú!- Su alegría se vio reducida cuando se llevó una mano al costado y su sonrisa cambió por una ligera mueca de dolor. Pero fue momentanea. Volvió a sonreír, pidiendo disculpas por el gesto. Estaba herido y tenía que mantener reposo, pero quería asegurarse de que su hermano rojo y el resto estaban bien. Aquella había sido una larga, larga noche, y se merecían un descanso. Aún había mucho que hacer, como ayudar a la ciudad y a los civiles afectados. Todavía no había acabado todo, pero una pequeña alegría nunca estaba de más.
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Las dunas del desierto rompían el horizonte de color azul con su dorado terroso, reflejado por el sol. Las partículas de arena se deslizaba unas sobre otras dibujando numerosas sendas cambiantes, el horizonte se deformaba a causa del aire caliente que dibujaba en los ojos de los incautos espejismos que poco a poco amenazaban con hacerse reales, pero luego se desvanecían hasta desaparecer por completo. Una sola figura vestida con una túnica blanca se agachó junto al estanque del oásis, llenando su mano anciana, nudosa y morena, de agua fresca que llevó hasta sus labios buscando saciar la sed. Comió los dátiles, y luego aclaró su mano en la superficie cristalina, de agua tan clara que podía verse el fondo.
Escuchó los sonidos del desierto...
Y sus ojos ciegos se giraron hacia el horizonte. Sujetó su cayado y avanzo sobre la arena, en sus ojos había una esperanza nostálgica, como si el tiempo para hacerla realidad hubiera pasado ya. Andó hasta la linde misma de las palmeras, buscando incansablemente, hasta que el sonido de un relincho le hizo mirar a un punto sobre el horizonte.
Bajo la marcha precipitada de unos cascos al galope, que levantaban la arena de forma majestuosa, el animal impecablemente blanco cabalgaba justo hacia su dirección. Antes de verle llegar, el anciano sonrió, rió en una carcajada que había esperado durante años y levantó ambas manos con el cayado hacia el cielo. El animal descendió la marcha hasta quedar en un trote pasivo, y se detuvo frente a él, piafando por la nariz. Ladeó la cabeza, rascó la arena bajo su casco, y el viejo con ímpetu renovado clavó la vara en el suelo, mientras alzaba una mano y palmeaba el cuello fuerte de la majestuosa criatura.
- Querido, queridísimo amigo... - le dice en una lengua ya olvidada - No creí que esta forma mía viviría para verte...- su mano nudosa acarició su frente, construyendo en su ceguera la forma de su morro.
El animal no remitió sonido alguno, mas allá de un suave ronquido. En sus ojos vivaces parecía haber una disculpa largo tiempo atrasada, y piafó nervioso, mientras el anciano mesaba su crin blanca.
- No te disculpes, amigo mío. No todos aprendemos igual de rápido, ni comprendemos nuestro destino a buen ritmo. - le apacigua. - Lo que importa ahora es que estás aquí. Bebe agua. Disfruta de la sombra durante un momento. - le ofrece, y le acompaña, mientras el tiempo pasa sobre las dunas.
Con el sol a punto de ponerse sobre la cubierta celestial, que convierte al desierto en un paraje helado plagado de estrellas, el viejo acaricia la mejilla de la criatura.
- Ya hemos pospuesto esto demasiado tiempo. - se lamenta el viejo. Su rostro moreno y tatuado mira hacia el sol. En su pecho, brillan sutilmente unas runas doradas que se desvanecen, cuando con un salto impropio de alguien de su edad, sube a lomos del caballo blanco a pelo, agarrando la crin que se mece con el viento seco del Sáhara. - Corre, mi hermano. Silba como el viento. Haz temblar la tierra. Fluye con el tiempo...- dice, mientras una luz como de aurora boreal enciende los cascos de la montura, y sus ojos cegados desprenden el espectro completo de los colores y las formas, haciendo recobrar al lisiado su visión. Cierra los ojos y suspira, mientras los achaques de la edad se curan, retornando a una forma joven y lozana, pero cargada de sabiduría. - Sobre la luz, vuela...- murmura, ordenando con sus piernas y sus brazos al animal, que cabalga con fuerza hacia un horizonte incierto, pero con la certeza de la paz y el equilibrio en su futuro.
Y la aurora boreal brilló sobre el cielo de Marrakech, pintando un paisaje de esperanza en su noche plagada de estrellas... Hasta el día del Juicio Final.
OCC: ¡MUCHAS GRACIAS A TODOS POR PARTICIPAR! Con este post se da por terminado el tema de Guerra. Espero que lo hayáis disfrutado como enanos todos. Podéis hacer cada uno una ronda final y luego cerraré este emocionante capítulo. Próximamente, veremos a Muerte, el último de los jinetes. Gracias por vuestro esfuerzo y dedicación y por enriquecer con cada uno de vuestros posts esta trama.
Mensajes : 835 Fecha de inscripción : 20/04/2014 Localización : En Eldritch o en Gotham Empleo /Ocio : Erosionador escrotal a tiempo completo Humor : ¿Conoces la expresión "seamos amigos"? ¿No? ¿Seguro? Me dejé el horno dentro del pollo D8
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 10th Junio 2016, 21:13
El cañón se dobla bajo sus manos y Sloan dibuja una sonrisa casi visible por la visera de su casco roto. Había conseguido salvar a Hellboy de una muerte segura.
- ¡TOMA! ¡A tomar por culo el- Sin embargo Guerra tenía planes para el moreno. Planes que lo mandaron bien lejos de donde estaba Hellboy. Tuvo tiempo de ver un destello blanco antes de empotrarse contra el suelo y comerse gran parte de la gravilla y los guijarros esparcidos.
Ya había visto aquel destello antes, y un deje de preocupación surgió dentro de su pecho. El ansia del animal de saber que uno de su manada estaba en posible peligro. La cabeza le daba vueltas y las manos le resbalaron en el suelo cuando intentó apoyarse para levantarse. Poco a poco iba recuperando fuerzas pero aun no... aun estaba demasiado cansado para estar a tope. El grito de Hellboy le llamó la atención, y pudo conseguir restaurar las suficientes fuerzas como para acercarse paso a paso. El gigante pasó a su lado, dibujando un río de sangre a su paso. Estaba vivo, así que Sloan siguió adelante. Se quedó mirando un bulto que había en el suelo. Reconoció la rojiza melena de la mujer de verde, de Pamela, tapada por la gabardina de Hellboy.
Si se la comía, podría recuperar energías suficientes para enfrentarse a Guerra. No se dio cuenta de dónde había sacado aquella silueta luminosa ni le importaba: la supervivencia era lo primero. Se agachó para poder comerse aquella mujer, y su mano se detuvo cuando en sus pómulos y sus ojos se reflejó una imagen bien distinta. Se detuvo. No se la iba a comer. ¿Por qué? Por aquella imagen que vio.. No hizo falta que el moreno hiciera nada. El descomunal enemigo se estaba desintegrando por dentro por algo que había pasado mientras los ojos de Sloan estaban inyectados en sangre y su respiración se asemejaba a la de un animal hambriento. Otro destello de luz, y el gigante desapareció, dejando la figura dorada en su lugar.
Victoria.
Sloan se puso en pie pesadamente mientras aquel ser les hablaba. De alguna forma sentía que aquellas palabras eran ajenas a él, pues él no tenía nada de aquello. No se sentía representado por el discurso de Victoria en nada. Se sentía... extraño. Como una sombra mal iluminada o una silueta en la penumbra. Victoria desapareció, dejándolos a todos exhaustos. El moreno sintió un empujón en su ser que le hizo caminar varios pasos hasta que encontró el cuerpo de la vaquera. Se puso a su lado, asegurándose de que estuviera viva, poniéndose de rodillas y examinándola. Fue entonces que la sonrisa volvió a su rostro, y con el pulgar limpió la estrella de la sheriff.
- Bienvenida a casa, ma'am...
...
La ciudad era un completo desastre. La nube de polvo se les metía por todas partes. Sloan ayudaría a caminar a quien necesitara ayuda de los tres, ya que él había podido comer un poco para recuperarse levemente (no preguntéis de dónde sacó la comida. Simplemente... bueno... siempre cuenta la vez que tuvo que comer hormigón, ¿sabéis?).
El demonio estaba tan cansado que se quedó dormido en ese banco, acompañado por sus compañeros. Sloan pidió al primero que pasó cerca que le trajera tanta comida como pudiera caber en un carro, mientras un médico le había obligado a quitarse la parte de arriba de la ropa para examinarlo, pese a que le había dicho el moreno que estaba bien. Solo cuando Azul apareció y le aseguró al médico que podía dejarlo como paciente, cesó. Sloan devoró toda la comida que le trajeron y más que iba a comer. Sólo que... en medio de toda esa comida y la alegría de haber sobrevivido a la batalla, aquella imagen no dejaba de presentarse ante él.
Había visto la cara de Lilith en Pamela cuando había estado a punto de comérsela, y eso le hizo sentir... le hizo sentir algo.
Estaba decidido: era hora de un cambio para el moreno.
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 4th Julio 2016, 18:55
Au… Au au au.. La caída… Joder. Ivy basta… En algún momento tenemos que parar… Las dos somos parte de tu pesadilla pero sabes tan bien como yo que nada de esto va a conseguir nuestra redención… Hemos hecho demasiado mal como para creer ahora que podemos pertenecer a esa parte de la sociedad que contribuye a la bondad… Símplemente no podemos. ¿Qué pretendías viniendo a colaborar aquí? ¿Pensar que no te iban a utilizar? Que por una vez no ibas a ser un objeto, quizá… Niña ilusa y torpe. Ni las palabras del murciélago podrían haberte sacado de esta. Él creía en tu redención sólo para que pensases que serías una molestia menos. Nunca ha creído en tí y nunca creerá. Sólo te queda él.
Levántate Pam. Recomponte.
Fueron las palabras que resonaban en mi cabeza mientras trataba de incorporarme. Pero la verdad es que no lo hacía. Escuché la palabra del demonio resonando una y otra vez en mi cabeza. Sabía dónde te metía. Siempre lo ha sabido. No dejes engañarte, Pam… El tacto de la piedra se me antojaba asqueroso y repulsivo. Le conocía. Sabía el alma que encerraba esa piel del color de la sangre y lo mucho que extrañaba ser amado. Lo hacía tanto como yo. Noté la tela caer sobre mi cuerpo y sin decir nada, le dediqué una mirada al siguiente ser que se aproximaba. Abría la boca acercándose. Se lo dije a Rebecca… No podía fiarme de él. Pero ya qué importa. -Suéltame…- susurré en un último aliento mientras se alejaba de mí. Ni siquiera me habría oído.
El demonio rodó como había hecho yo antes. No pude ni quise hacer más. Con la mejilla apoyada en el suelo y medio cuerpo sufriendo el peso de mi otro medio, permanecí allí. Rebecca ya no estaba. ¿Para qué seguir? Las garras ya habían atravesado su vientre. El vientre de quien una vez fue mi mejor amiga y ya no quedaba nada de ella. Mi casi hermana había muerto hace mucho. Ahora había muerto lo que quedaba de ella. No hice nada. Miré, con rostro inexpresivo cómo caía, viva aún, sujetándose el cuello. Cerré los ojos y suspiré. Estaba cansada y exhausta. Notaba como todo el cuerpo me iba pesando cada vez más y más. Escuché los gritos del soldado, noté los brillos y destellos a través de mi párpado. Pero ya no quería ver nada más. Estaba cansada.
Para cuando abrí los ojos sólo había humo. Una Rebecca exhausta que tampoco sería mi Rebecca. Un Hellboy malherido y un Sloan airoso. ¿Eres consciente de que te has llevado la peor pare, verdad Ivy…? De que te han vuelto a utilizar. Vamos, arriba.
Levanté un brazo apoyando las manos en el suelo caliente. Luego la otra y finalmente me incorporé tambaleándome. No había expresión en mis facciones y mis ojos permanecieron entrecerrados hasta que recuerdo dormir. Fuimos con unos agentes que esperaban con mi muro vegetal mientras éste se desvanecía reduciendo su tamaño hasta desaparecer. Giré el rostro y el demonio ya dormía -No quiero nada- musité con los mismos sentimientos que demostraba mi rostro a un agente que trató de ponerme una manta por encima. ¿Para qué después de traicionarme?
Escuché las palabras de Azul. “Vuelves a ser tú”... Se supone que debía creerme toda esa patochada de la posesión. No. Hoy no. Lo que sea capaz de asimilar mañana el tiempo lo dirá. Hoy he visto a Rebecca morir dos veces y no puedo creerme que la rubia que hay ante mí sea la que conocí en Arkham.
- Me voy a casa- dije antes de darme la vuelta preguntando por el helicóptero que me dejaría en el bosque. Todo estaba bien… Me dormí en esos asientos de piel, y desperté entre mis hermanas.
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El dios caminó, como no hacía en mucho tiempo. Utilizó los pies de su cuerpo tangible para llegar hasta el extremo de la ciudad donde se encontraba el demonio dormido y la vaquera. -Mírale… duerme como un angelito caído - durante todo el camino se estuvo mentalizando y preparando para que no se le notase el cansancio ni el agotamiento que había supuesto esa protección. - Mi Sheriff..- dijo asintiendo en una reverencia, quitándose el sombrero que había recuperado. En su cuerpo no yacía rasguño alguno o herida de batalla. - Os veo radiante, pura… Os veo vos misma.- dice sonriendo, remarcando el blanco de los dientes entre su labio claro superior y oscuro inferior. -Marcharé ya… Sólo quería recordaros la marca en vuestro calendario que lleva mi nombre.. No os olvidéis- Y poco a poco haciéndose más difuso se perdió en la nube de humo que solía sustituir a su caminar.
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OOC: No sé si Rebecca va a querer postear pero por mí ¡este tema se puede cerrar ya!
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018. 22nd Julio 2016, 16:05
El espacio dejó de ser comprensible. Ni siquiera fué capaz de percibir el dolor que la caída había traído consigo cuando Victoria le poseyó con la única intención de ponerle a salvo. El hecho de que el Sheriff hubiera agarrado a la mujer de verde había sido secundario, colateral. Pero eso las había permitido ponerlas a salvo a ambas. Aunque con toda seguridad Ivy podría haber sobrevivido sin problemas, efectuando una llamada a sus niñas. Por muy despedazadas que estuvieran no podían reprimir su deseo de protegerla. Durante su tiempo a su lado, había aprendido que sí que había algún tipo de reciprocidad en esa extraña relación, por carente de sentido que pudiera parecer para aquellos que no comprendían la naturaleza de Hiedra Venenosa.
Tenía los párpados cerrados, la cara cubierta de polvo y la boca le sabía a rayos, pero no era capaz de mover ni un sólo ápice del cuerpo. Entreabrió los ojos, dispuesta a intentar ver qué había a su alrededor, para encontrar una inmensa silueta ennegrecida inclinarse sobre él. No podía hacer nada, no podía moverse. Le hizo presa en el cuello, privándole de aire, y él se aferró con fuerza a esas tenazas que le estaban apretando como si quisiesen descuajaringar su cuello, hasta hacer que su cabeza cayera al suelo. No podía hacer eso. No a él. Era el Sheriff. Eterno. Inmortal.
Fue una sensación extraña la que dio origen a ese grito silencioso. con la boca desencajada, pero sin poder pronunciar nada a causa de la falta de aire, notó como irrumpía en su interior, como si lo abrasara todo. La suerte quiso que la presencia de Victoria bloqueara el paso abrasador de Guerra. Su cuerpo lo resistió a duras penas, amenazando con cuartearse como la piel bajo el sol. Puede que la resistencia que había generado durante las múltiples sesiones con Johan Krauss intentando exorcizar a Victoria consiguieran que todo aquello no lo destrozara. En su interior, Victoria trataba de aferrarse a lo poco que quedaba de su poder, pero sin su Jinete, Guerra era más fuerte que él. Intentó dominarle bajo su yugo, pero sólo fue un instante.
Su cuerpo cayó al suelo, y perdió por completo el conocimiento.
Lo siguiente que escuchó fue una voz conocida, abrió los ojos, sintiendo que cada parte de su cuerpo pesaba una tonelada. Intentó fijar los ojos en el hombre que la mantenía sujeta. Su rostro marcado con barba de unos cuantos días le resultaba familiar. Lo único que pudo remitirle fue una sonrisa, y un quejido en cuando ayudó a ponerla de pie. Pasó una mano sobre su hombro, mientras notaba que las piernas le arrastraban, procuró, despacio, empezar a caminar. Un pie delante del otro, consiguiendo que el exoesqueleto metálico siguiera sus movimientos. Ignoraba que la caída y la violencia habían dañado el equipo, y ahora algunas de las varillas colgaban inertes sobre los pernos, lo que hacía imposible su funcionamiento.
Abe y Johan fueron los primeros en saludarla, después de que el pobre Rojo, herido y machacado, se quedara dormido en un banco a causa del cansancio. Ella les devolvió una suave sonrisa, la cubrieron con una manta y le dieron algo de beber. Bebió como si jamás se hubiese echado un trago de agua a la boca.
La figura vaporosa del africano se materializó frente a ella, que alzó la mirada con sorpresa. Era algo que costaba ver reflejado en su rostro, pues siempre estaba preparada, pero tras la tensión y la angustia vividos, nada más se podía pedir de ella. Remitió a Legba un asentimiento, y una firme mirada azul, y cuando se desmaterializó en una nube de humo, encontró su rostro con el de su amiga.
Vió a Hiedra...
Y consideró que había llegado el momento de volver al hogar. Al rancho. Había pasado demasiado tiempo fuera, demasiado tiempo atrapada dentro de sí misma. Se subió al helicóptero tras despedirse con cariño de cada uno de los que habían ayudado, con la certeza de haber hecho algo bueno, y con la esperanza de verles en el futuro. Aunque quizá en mejores circunstancias. Se sentó junto a Hiedra, dispuesta a mirarla de nuevo, como si fuese la primera vez que la veía. Haber tenido que convivir con Victoria le había enseñado mucho, la había hecho mas fuerte, pero también la había inhibido y censurado. Y ahora que volvía a tener el mundo bajo sus botas, el horizonte se había ampliado. Se había vuelto más grande y más hermoso. Tanto que parecía no tener fin.
[OCC: Perdón la tardanza por cerrar. Un placer haber vivido todo esto con vosotros. ¡Muchísimas gracias a todos!]
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Tema: Re: [Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018.
[Mini-Evento] Noche de Guerra: bombardeando el árbol de Navidad. (Hellboy, Rebecca Logan, Pamela L. Isley, Sloan Jenkins). 24 de diciembre de 2018.