Respuestas de sangre sucia. (Tony Stark, Thor, Planaria) [V -1- Marzo - 2019]

OOC: Si me he colao en algo o creéis que no encaja o que BLAO, cualquier cosa me lo decís y edito sin problema alguno ¿vale?. He acordado con Tony todo lo que le incumbe.



Habían pasado nueve meses... ¿Ya? Nueve meses de shock, incertidumbre y oscuridad. No era capaz de percibir las cosas como antes. Notaba cómo todo a mi alrededor sucedía como si la vida me pasara de largo y no se detuviese a contemplar que estaba yo. Todo era más artificial, más falso y más inútil. Las voces eran ruidos sordos pasajeros que pasarían en algún momento, la pastelería y la mansión fueron mis métodos de obligación para salir de casa. Vagaba con el rostro inexpresivo de un lado a otro sin sentir ni padecer. Era una mezcla de depresión y trastorno de estrés post-traumático. No sabía qué hacer ni cómo responder a los estímulos que me llegaban del mundo exterior como a través de una pantalla oscura que filtraba mi realidad. Vivía con la constante sensación de que no dormía o dormía muy poco, cosa que en realidad no se alejaba de la realidad. Al principio soñé cada noche con el tema, pero sólo dos meses. Luego conseguí soñar con el día que me echaron del circo, luego un par de sueños entrañables y empezaron a venir las pesadillas de cuando en cuando. Dos veces por semana Me encontraba en ese estado entre sueño y vigilia en el que confundes lo que piensas, lo que sueñas y lo que es real. Empecé a ver a Dalae por la calle, caminando a mi lado y llamándome “hermana”, lo que normalmente hacía que me diese un respingo y me quedase despierta hasta que tuviese un rato mínimo para dormir.

Aquel día agité la cabeza varias veces, mientras comía di varias cabezadas y cerré la pastelería. Era el día libre de Elsa de esa semana y no podía prescindir de él, así que tuve que cerrar. Volví a casa y hablé con Plana sobre hacer algo... No podía más. Llevaba cerca de dos semanas dándole vueltas a una idea... Thor era asgardiano, ¿no? El dios del trueno supuestamente... Pero dios de Asgard, sea de lo que sea... ¿Y si Tony Stark le conociera? Plana tenía su teléfono, no era tan descabellado y tal vez estuviese dispuesto a escucharme y ayudarme. Así que al volver a casa por la tarde, me encontré  a Plana llegando del trabajo. Llegué y me puse cómoda para sentarnos en el sofá y hablar claramente la situación. Él me facilitó el teléfono del millonario, y sin esperar más agarré mi teléfono poniéndome en pie y marqué.

-Hola... ¿Señor Stark? Soy Sasha, la novia de Planaria. Un placer- dije educadamente, con una sonrisa ilusionada en los labios que contrastaba con mis ojos cansados. Ojalá pudiese llevarse a cabo... Sería más feliz que en mi vida … Tal vez pudiese darme información, tal vez pudiese llevarme, tal vez... Sólo tal vez sirviese de algo. -Igualmente-
Carraspeé, me empecé a poner nerviosa. - He hablado con Plana... Necesito...- hice una pausa para intentar enfocarlo bien- Necesito establecer contacto con Thor y usted es el único que conozco y que tengo cerca que puede hacerlo.. me... Me preguntaba si.. No le importaría ayudarme con esto- tragué saliva que no tenía, ya que tenía la voz muy seca. Aproveché para hacer un viaje a la cocina y echar un trago de agua de la nevera. -Bueno, a él no le gustan demasiado los móviles, pero sí, puedo ponerme en contacto con él, ¿Qué quieres que le diga?- Suspiré intentando controlar los nervios, regulando la respiración. Bien... esto podía salir bien – Me gustaría poder reunirme con él... en un sitio seguro - me empecé a hacer ilusiones. Tal vez la reunión podía no salir como esperaba o salir catastrófica, pero ya podía existir esa reunión. - No nos conocemos preciosa, pero como comprenderás no puedo concertarte una entrevista con alguien sin saber de qué se trata, dime qué quieres y yo le preguntaré si está interesado, ¿Te parece bien?- dijo fluido y rápidamente. Tenía toda la seguridad que a mí me faltaba en ese instante. Suspiré y se me hizo un nudo en la garganta que quedó reflejado en mi voz-...s-soy medio asgardiana y... acabo de descubrirlo...- tragué saliva de nuevo y me mordí los labios, intentando contener las lágrimas y el llanto inútilmente – ...dígale que soy la bastarda... y que le necesito- estaba segura de que estaba interesado... al parecer había sido una leyenda allí arriba. La niña maldita, la bastarda, la maldición...
Colgué tras despedirme y me derrumbé con la espalda pegada a la pared del pasillo, a oscuras. Mi pecho se agitaba violentamente, rozando las rodillas a las que me abracé desesperadamente. Mi cabeza estaba sobresaturada después de todo lo ocurrido. Me había afectado demasiado y... desde luego se me hacía grande.

Finalmente el Viernes día uno de Marzo quedamos, acordando encontrarnos en la mansión de los vengadores. Aquella noche no pude dormir a pesar de que quedamos a las cinco de la tarde. No pude descansar y  fui a la tienda a cumplir por la mañana, saliendo pronto para comer con Plana y después de una peli en casa a la que no le presté mucha atención. Como aun nos sobraba algo de tiempo tuvimos un poco de charla sobre si estaba preparada o no. Me derrumbé...
Estaba completamente frágil, en un estado de sensibilidad altísimo y no era un día en el que pudiese ocultar mis sentimientos. Los vivía y estaban a flor de piel. Si alguien me conociese con anterioridad y se hubiese topado conmigo ese día habrían dicho  que por el lenguaje corporal y por el gesto de mi cara no era yo. Me daba miedo, nervios... Demasiado.

Me preparé con un vaquero, botas y chupa de cuero negras y una camisa de cuadros aleatoria que hace mucho que no me ponía. Me dejé el pelo suelto, como siempre y cogí todo lo necesario. Un poco de perfume antes de salir y nos pusimos de camino. Arranqué el coche, agarrando el volante con más fuerza de lo habitual. Podía hacerlo, vamos allá... De camino pensé en la conversación que tuve con Anthony. Me había sonado más frívolo de lo que la prensa le plasmaba y estaba nerviosa por lo que me pudiera encontrar. Pero sin lugar a dudas lo que más impresión y sorpresa me dio fue que teniendo contacto con un asgardiano no supiera que el paso entre nuestro mundo y la tierra estuviese roto. O al menos no había demostrado sorpresa ni ninguna expresión cuando le dije que yo era de allí. Nuestro mundo... Sí... lo había pensado así..

Aparqué cerrando con cierre centralizado y llegamos a la puerta de la mansión. Un mayordomo de edad avanzada, bien ataviado se acercó a nosotros. -Bienvenidos señor Glámez y señorita Triger, soy Jarvis, les acompañaré. El señor Stark está en el garaje terminando una de sus actividades, les acompañaré.-  Saludé cortesmente con un gesto, algo distraída mirando a todas partes. - Es un placer- y le acompañamos por dentro de la mansión mientras yo curioseaba y miraba a todas partes y a ningún sitio concreto. Tomamos un ascensor que nos llevó directos al garaje, al abrir las puertas había una serie de cochazos con los que yo no podría ni soñar, y uno de ellos con el capó abierto del cual salió la voz de Tony. - Señor Stark, ya están aquí – Nos presentó. Me quedé en la entrada del garaje sin tocar nada, mirando dirección al coche del cual se asomó un Anthony Stark sin camisa y lleno de grasa de motor. Joder... así una se olvida de todo. - Sasha Triger, señor Stark. Un verdadero placer, al fin en persona- dije estirando la mano mientras le eché un ojo. Clavé mis ojos en sus rodillas subiendo por todo su cuerpo comprobando algún que otro moratón aparte del torso desnudo y aceitoso hasta que me detuve en sus ojos.

El discurso de Plana lejos de ponerme triste, me sacó una sonrisa. Le acaricié la mano y le asentí sonriendo - Lo he tenido en cuenta cielo, sabes cómo soy... Me pongo en lo peor siempre sin llegar a la catástrofe. Estoy preparada para esto- y le di un beso de agradecimiento antes de ponernos en marcha.

Cuando Tony mencionó su nombre empezó mi incomodidad... Thor no paraba de darme vueltas a la cabeza, y estaba nerviosa. Tanto que junté mis manos, apretándolas y empecé a ponerme muy tensa. Supongo que de haber podido sudar, habría empezado a hacerlo. -Claro, sin problema... - espera, ¿clases? ¿Thor iba a clase? Supuse automáticamente que eran para saber cómo comportarse aquí en la tierra. Si lo que me contó Dal era cierto y la barrera seguía activa, tendría que adaptarse rápido y de forma eficaz.

Jarvis nos llevó de nuevo a una sala que parecía un salón de estar, con sillones, una barra, mesitas y una chimenea amplia. Tomé asiento y miré a Plana -Estoy tremendamente nerviosa...- dije recalcando lo obvio y cogiéndole de una mano con fuerza intentando tranquilizarme. Súbitamente un estruendo invadió el momento, haciéndonos vibrar y poniéndome muy tensa. ¿Estaba pasando algo? -Buenas Tony! Ya he llegado!-  Mierda... No, espera ¿Mierda? Quería esto pero...

El corazón se me aceleró muchísimo y me puse aún más nerviosa, soltando la mano de Plana y poniéndome de pie escuchando la puerta. -Atenderé a la puerta, esperen tranquilos por favor- dijo Jarvis encaminándose a la entrada. Busqué la mirada de Plana, inquieta y acelerada. -Tengo miedo... ¿Y si está furioso? Y si... Oye, estoy segura de que sabe quién soy, al parecer hubo un gran revuelo en Asgard cuando nací y cuando se enteraron del crimen de mi padre. Yo... - suspiré hondo y luché por calmarme. -Tengo que hacerlo...- me quedé de pie esperando a que llegase, preparada para todo lo que pude imaginar. Que me atacaba, que se quedaba bloqueado y no sabía cómo reaccionar, que invocaba a su padre... Al padre de alguna manera y me mataban... Pero no podía seguir así. Necesitaba ver su reacción ya. Sólo esperé de todas las maneras posibles recibir más información... Era todo lo que buscaba. No ser la única asgardiana en tierra aparte de Dalae.  

Siempre estaba ahí... Mirarle a los ojos para mí era suficiente. Suspiré escuchando sus palabras. Otra vez la puta frase... - Plana. No. Basta.- desvié la mirada de la entrada un segundo mientras permanecía ahí de pie, en tensión. - Sé que solo quieres protegerme y servirme de apoyo. Pero no sigas interponiéndote entre la muerte y yo, porque si lo sigues haciendo te acostumbrarás. Y llegará el día en el que no puedas.- dije mirándole con cariño a pesar de todo. -Déjame lidiar mis batallas. Estás siendo sobre protector conmigo- No sonaba alterada o enfadada, simplemente le expliqué cómo me sentía. Podía tener más o menos razón, estar en más o menos de acuerdo. Pero mis sentimientos no podría cuestionarlos nadie.

Entonces apareció el rubio por la puerta. Para mi sorpresa con una sonrisa de oreja a oreja y una actitud de un buen amigo. No parecía que supiese quién soy, y eso me dejó bastante aturdida. ¿Tony no le había informado de quién era yo...?
Antes de ser consciente tenía ganas de llorar, me estaba acariciando las manos yo sola a la altura del pecho y mirándole con inseguridad, cambiando mi peso de pierna constantemente. -Mi...nombre es Sasha- me quedé mirando su mano unos segundos antes de estrecharla con suavidad. Pensé que, al menos, mientras no me conociese, estaría a salvo. Aunque empecé a preguntarme si él no tendría algún tipo de... sensor, radar... No sé cómo llamarlo. Algo parecido a lo que nos ocurrió a Dalae y a mí al encontrarnos. Algo que le dijese que yo era medio asgardiana. Y dudo mucho que haya muchas...

Le solté la mano con delicadeza y me senté de nuevo en el sofá retirándome el pelo detrás de las orejas y mirándole con toda la calma que podía.
-Yo... creí que Tony le habría dicho a quién iba a ver- por un motivo que desconozco,me salió tratarle de usted y mirarle a los ojos. Eran bastante bonitos y decían mucho de él. - Pero... soy...Ehm.. Tu padre me...- cerré los ojos con fuerza. Ni podía decirlo... Odiaba todas las expresiones que me habían puesto. La bastarda, la maldita, la vergüenza... No eran motes bonitos y tampoco sabía cómo me llamaban en Asgard. Así que busqué socorro en la mirada de Tony y de Plana. Necesitaba que uno de los dos diese explicaciones por mí... Al menos para las presentaciones. Luego quizá pudiese volver a sentirme fuerte y a ser la mujer que era.

OOC: Como Tony no va a volver, si os parece, hacemos como que no vuelve de la ducha y se va a hacer sus cosas.

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Plana acudió a mi mirada de socorro, dando las explicaciones que yo tendría que haber dado por mí. Mientras estaba en silencio, mirando al suelo y pensando en todo lo que él decía, preparada para corregirle si era necesario, empecé a sentir cómo la decepción corría por mis venas. Una decepción propia, de quien alcanza el mérito y la autosuficiencia con la punta de los dedos y lo deja escapar. Y decidí, que aunque fuese doloroso, tenía que dar ese último paso y conseguir terminar de labrar el camino por mí misma.

Él lo había explicado de una manera correcta, clara y concisa. Cuando terminó giré el rostro para ver a Thor, dios del trueno y esperar que su reacción no fuese muy... violenta. En todos los sentidos posibles. Pareció ligeramente pasmado, como reflexionando y masticando todo lo que acababa de oír... Segundos para los demás, horas eternas para mí. Me tensé muchísimo cuando se acercó a mí, pero no me moví. Aun así me arremangué las mangas como gesto natural,, por si hacía falta, pero me dejó boquiabierta y alucinada al arrodillarse. ¿Pero qué...?
La que estaba estupefacta en ese momento, era yo. Escuché con total educación y seriedad sus palabras, recobrando poco a poco la postura pasiva y calmada.

Sus palabras pretendían inspirar confianza, pero la verdad es que todo lo relacionado con Asgard ya me infundía un pavor inevitable. Era un peso que debía aprender a llevar, aunque su voz grave sonando tan pausada y suave ayudó a calmarme. Sonreí suave, algo triste y de medio lado. Apoyé una mano en su hombro y le miré a esos ojos sabios, intensos, soltando palabras desde lo más profundo de mi sincero corazón - Gracias Thor... Gracias- Y me senté a su lado, sin tocarle, pero cercana.

-Pues... hay muchas cosas que quiero saber, verás...- y desde entonces le pedí la libreta donde llevaba el historial y apuntes de todo lo que había estado averiguando de Asgard desde que empecé la investigación. Le pedi que me corroborase ciertas cosas que algunos libros sobre mitología, ciertas dudas que quedaron resueltas. Le pedí un poco una descripción general de Asgard y que me contase datos sueltos sobre el padre de todos...
Hasta que llegamos a la parte delicada.
-...así que como puedes intuir, no van a escucharme demasiado... Y no sé cómo... hacer... Tengo entendido que no se puede volver, otra fuente me lo confirmó- no quería involucrar a Dalae en esto- Pero... si hubiera algo.. cualquier cosa que quizá.. pudiese redimirme... O poder si quiera entablar una conversación en la que se me pueda escuchar... ¿Un juicio quizá..? No lo sé.- empecé a ponerme nerviosa con la tensión de mi alrededor. Y si Dalae no salía ilesa de todo esto? Y si Raden... pero Serrune está... ¿Y si no conseguía nada? Puede qu-
Un chispazo de fuego quemó mis pensamientos. Salió de mi mano, que descansaba sobre mi muslo derecho, haciendo que quedase una marca de quemado en mis vaqueros suave, como del tamaño de una uva. Me quedé mirando a mi mano, ya apagada. -Lo siento... me he puesto nerviosa... últimamente me pasa...- Suspiré relajándome- Continúa, por favor...- indiqué nerviosa después de beber un trago de agua de uno de los vasos sin tocar que descansaba sobre la mesa, enfriando su contenido de camino a mi boca, creando esa capa translúcida alrededor del vaso que indicaba que el agua estaba refrigerada.

OOC: El final es para sacar a Tony del post, ya que los dos usuarios quedaron ausentes. Ahora, que le toca a Plana, que conteste él que le dice que no, que todo bien y que se retire a trastear por la mansión Avengers, si os parece bien.

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La pausa realizada por el dios se me hizo más eterna que cualquier prisión.. ¿Por qué no contesta? ¿Qué pasa?
Por mi cabeza surcaron las peores ideas posibles. Que no había nada que hacer, que se arrepentía de haberme prestado ayuda, que iba a morir de todas formas.. No sé. La confusión y el miedo,mezclados con mi imaginación me hicieron pasar uno de los momentos más terroríficos e inquietantes de toda mi vida.
Pero cuando escuché la intervención del dios… Todo se volvió mucho peor. Apreté los puños con fuerza, mirando al dios, luego al suelo, recabando información.
-Un cubo…- miré a Plana, esperando conectar los pensamientos con él como solíamos hacer.
Agité la cabeza y empecé a hablar acelerada. Todas las piezas en mi cabeza hicieron un “click” automático, que me confundía mucho más. - Nosotros conocimos a un alien, se llamaba Serrune y dijo que venía del planeta Karahad. Buscaba un cubo, dijo que su planeta estaba en guerra y que con él podría llevar paz y llevarle de vuelta a casa. - fruncí el ceño, intentando recordar con total certeza las palabras que el alienígena nos había repetido en mi casa. - Dijo algo como que unos invasores llevaban el cubo y él se lo había quitado para que no pudieran destruir su hogar, o algo así.- busqué la mirada de Plana, esperando que me corrigiera si decía algo mal.

Alargué la mano a mi mochila y empecé a rebuscar desesperada. De entre un saquito de terciopelo salieron dos gemas verdes brillantes - Dijo que si se frotábamos esto y decíamos su nombre en voz alta, aparecería y nos devolvía el favor, aunque… Nos lo volvimos a encontrar y creo que se cobró el favor por su parte.. no… No lo tengo muy claro ni sé si funcionaría..- me quedé mirando la perla entre mis manos, acariciándola.

Pero fruncí el ceño. Apretando las gemas con la fuerza de mi puño, decidida. -Pero sí estaría dispuesta. No quiero la aprobación de todos, solo que mi vida se quede tranquila y que no dependa de que sea perseguida constantemente durante los años que me queden. Seguiría viviendo aquí. Todo sería como es… pero pudiendo dormir bien por las noches. - suspiré cerrando los ojos con fuerza- Te lo prometo. Mis intenciones no son otras que precisamente dejar de poner mi vida en peligro y… averiguar qué está pasando. Nada más… - me quedé algo alicaída, pensando en las palabras del dios y haciendo repaso mental de los hermanos de Thor para todo lo que había leído de mitología nórdica.
Claro que estaba dispuesta a todo eso. Mi vida corría riesgo cada vez que dormía, iba al trabajo o estaba en una misión. Vivir mi vida ya era estar en peligro de muerte. ¿Cómo de mal podría salir arriesgar la vida por poder vivir en paz?

Me sobresalté un segundo con tres golpetazos a la puerta, que se abrió para dejar entrever a Tony Stark con ropa informal.
-Hola, eh..Venía a deciros que si no me necesitáis estaré trasteando algo que tengo que terminar-

Esperé que alguien respondiese por mí. Aunque yo prefería evidentemente, seguir como estábamos.

Estaba luchando por asimilar toda esa información. Poco a poco los nervios y la inestabilidad emocional se fueron calmando y agrupándose en pequeños asentamientos en mi cabeza, organizándose acorde a lo que iba averiguando y a cómo me sentía. Recabé la información poco a poco en mi cabeza. Serrune buscaba el cubo… ¿que tenía Loki? Pero al parecer Serrune había recuperado esa gema y había conseguido la paz de su reino… No comprendía nada, así que opté por lo más fácil. -Yo sí sé por dónde comenzar. Fácil. Tenemos una pista de alguien que dice haber recobrado el cubo y con él, la paz de un planeta. ¿Por qué no llamamos a Serrune con las piedras? Se presentará aquí y podrá ayudarnos mejor que el rastro que tenemos nosotros sobre NADA- dije sonando firme. Me pareció la opción más lógica, la más obvia. La teníamos literalmente en la palma de nuestra mano y la estábamos ignorando.

-¿Por qué no empezar por las herramientas que sí tenemos en vez de por las que no sabemos si podemos tener?- me quedé mirando las pequeñas piezas verdes y fruncí el ceño. No sé si por impulso, impaciencia o hartura, simplemente lo hice. Sujeté la piedra de Plana y la mía, frotándola y pronunciando en alto su nombre - Serrune- sonando clara. Firme. Convencida de que funcionaría.

Sólo quería solucionar las cosas de una maldita vez cuanto antes. No podía seguir quedándome en mi salón, leyendo libros de mitología nórdica para informarme mientras desviaba la mirada por la ventana, asustada de que aparecieran en cualquier momento las fuerzas de Asgard dispuestas a terminar con mi vida de nuevo. No estaba dispuesta a vivir siendo una refugiada, una desertora, una esclava. Esto tenía que terminar ya.

La piedra se enfrió levemente y de entre los brillos aparecieron dos palabras, una en cada piedra “not…. now”. Miré furiosa las piedras con el brazo tembloroso de rabia y me levanté lanzando una de ellas contra el suelo, que rebotó con un ruido picado -¿¡ME ESTÁS JODIENDO!? ¿¡¡¡ES EN SERIO!!!?- me llevé las manos a la cabeza andando de un lado para otro - ¿¡APARECERÁ CUANDO LE PAREZCA BIEN A SU PUTA MAJESTAD?!- la ansiedad me comprimió el abdomen y los nervios me hicieron estallar. Es decir, que podíamos convocarle sólo cuando a él le saliese de las pelotas, que podía no ser nunca.

Me sentía completamente estafada, humillada, ridiculizada y utilizada… Le había abierto mi casa, le había curado, atendido, alimentado… Me dejé caer en el sofá de nuevo, frustrada, con las manos muertas sobre mis rodillas como si pesasen veinte veces más.
-No, seguramente Tony no tenga nada. Si lo tuviera nos lo habría ofrecido ya. Creo. ESPERO- contesté al comentario de mi pareja, tensa, seca y con un deje de rabia en la voz. Crucé los brazos perdiendo la vista fruncida en una chimenea que descansaba apagada en la sala. Es que no puede ser… No puede ser… Nunca me fío de nadie. Nunca. ¿¡Por qué le abriría la puerta a alguien así!? JUSTO a alguien así…

“No, tampoco van a tener a nadie. Porque así tiene que ser mi vida a partir de ahora. Es lo que me toca vivir. Despertarme cada mañana con un madrugón para ganarme el dinero que saco con un negocio de autónomos repleto de impuestos por todas partes. Mientras tanto, duermo sies horas o menos al día porque la patrulla también me requiere. En la patrulla las cosas salían sólo medio bien. Había tenido el conflicto con Charles, me estaba distanciando cada vez más de las misiones por mi estado, me habían llamado la atención un par de veces por mi comportamiento irascible… No contentos con eso mis poderes de hielo se me empezaron  a descontrolar ligeramente desde que conocí a Dalae. Sentía que estaba explotando a Elsa, sentía que me estaba aprovechando de mucha gente, que Plana no se merecía estar así… No me sentía merecedora de mis amistades ni relaciones. Era mi propia traidora. Incapaz de mantener una sonrisa en la cara si no era falsa. Incapaz de sentir ilusión por las cosas que sentía antes. No tenía metas, objetivos, alegrías… Nada.

Empecé a ir a las misiones por inercia, a atender a los clientes por rutina y a mantener las relaciones por aburrimiento. No sentía ilusión de una salida con Planaria, ni de un día en la pastelería con Elsa. No me hacía sentir bien repartir comida a los mendigos. Los malabares y ejercicios circenses que aún mantenía me empezaron a salir peor, cada día que pasaba me encontraba más y más cansada… Y mi mente no era capaz de organizarse ni para construir siete pensamientos lógicos seguidos como demuestro expresando todo esto”

Agité la cabeza. Después de meses pensando así… Sólo me quedaba ponerme en lo peor. No, no tendría a nadie más. Nadie podría ayudarme, Serrune no aparecería nunca, jamás sería capaz de entender ni encontrar nada más de mi pasado, todos los de mi alrededor acabarían abandonándome por mi nuevo estado de ánimo… Quién me diría que los resultados serían mucho peores.

Salí de mi ensimismamiento cuando noté la mano del vengador firme sobre mi hombro. Alcé los ojos con el rostro apagado, mate, y le miré a los ojos. ¿Realmente el intento era una victoria? ¿O acaso quería hacerme pensar que era un consuelo? Con esa actitud ha forjado al hombre del que se escriben leyendas, poemas y todo tipo de relatos… ¿Era así cómo se comportaban los dioses?
A día de hoy comprendí que trataba de ser un simple gesto de apoyo… pero tal y como estaba no podía ver. Llevaba la venda de mi tristeza en los ojos que me convertía la realidad en un mundo diferente filtrado por mis lágrimas.

Otro nombre, otra pista, otra persecución. Dr. Strange… No podía más. Estaba cansada de aferrarme a la última rama del árbol más débil para no caer al precipicio. Anoté el nombre en el fondo de mi memoria, así como la mansión de los vengadores, el rostro del dios y todo lo acontecido aquel día. Era un recuerdo que no estaba dispuesta a perder, pero sí a mantener aparcado. Elsa una vez me trató de hacer creer que me estaba presionando demasiado con el tema de Asgard… y tal vez tuviese razón. Era momento de un descanso y mi mente sólo pensaba en salir de ahí.

Apoyé una mano sobre la del dios, acariciando sus nudillos con el pulgar y perdiéndome en sus pupilas. Mis labios no expresaban ninguna emoción, sólo volvían audibles las palabras. - Agradezco todo lo que has hecho por mí. Si pudieses conseguir algo de información, te lo agradecería y… - me levanté lentamente, mirando a la nada entonces - mantendremos el contacto, sin duda. Debo descansar. No me encuentro del todo bien.- dije tratando de mantener la compostura al menos el tiempo que me quedase bajo ese techo. Dejé una tarjeta y esperando que Plana me siguiera, fuimos acompañados hasta la puerta y allí nos despedimos.  - Nos volveremos a ver Thor. Muchas gracias por haber dedicado tu tiempo en una doña-nadie como yo.- Sonreí falsamente amable una vez más y en cuanto di los primeros pasos al coche rompí a llorar cubriéndome el rostro con una mano, abrazando mi propio cuerpo con la otra.

Llegué al coche y me puse en el asiento del copiloto, señal para Planaria de que no me encontraba bien. Era muy raro en mí ver ceder el puesto del conductor, pero aquel día no aguantaba más. Sólo quería dormir todo lo que quedaba del primer día de Marzo.
Cerré la puerta y me derrumbé sobre la guantera con ambos brazos, apoyando mi frente en uno de ellos. Llorando desconsolada, notando el hipo en mi espalda y el dolor constante en la garganta. De mi mentón cayeron un par de lágrimas que se perdieron en la tapicería del coche y entre sollozos desconsolados y susurros débiles me expliqué como pude en una de las que sería la mejor y peor idea que he tenido.

-Plana no puedo más… No puedo… Yo.. me… Me quiero ir.. Lejos, muy lejos.. Vámonos a Suiza por favor, o a Alemania.. No me importa..Pero no quiero… no quiero … ¡NO AGUANTO MÁS ESTAR AQUÍ!- dirijí un puño a la propia guantera en caída vertical. Frustración. Ira. Rabia.. - En cuanto lleguemos a casa compraré mi billete a cualquier sitio. Me llevaré lo justo para poder vivir fuera dos meses. Quizá tres. Quizá no vuelva. Si quieres acompañarme, bien. Y si no, bien también.- dije encogiéndome sobre mí misma poco a poco, abrochando el cinturón y apoyando los pies en el asiento. -No lo soporto más, amor… No lo soporto más…-

Y así acabaría uno de los días más intensos de toda mi vida. El día quince estaríamos en el JFK embarcando en nuestro vuelo a Suiza que más tarde se convertiría en nuestra larga estancia en Alemania, en la MKL. Dejé todo el tema de la carta zanjado con Elsa, y le di uno de los comunicadores ultrapotentes e inmediatos de la mansión para que, en caso de que ocurriese cualquier cosa, pudiese contactar conmigo de un modo instantáneo. Todos los asuntos de la tienda se quedaron resueltos, tuve que tener con la gente de la mansión todas las conversaciones que quise tener… y… todos los objetos personales ya resueltos.
Lo único que dejé atrás fue la despedida de mi hermana.

Oor: ¡Muchísimas gracias! Este post era importante para la trama de Sasha, os agradezco mucho la participación y espero que lo hayáis disfrutado.