De política y milagros (Tony Stark) [25-02-2019]

Lo que encontró cuando llegó le sorprendió bastante, pues el hombre de aspecto agotado y perdido que encontró cuando llegó al lugar de destino no se parecía en nada al hombre despreocupado, enamorado y feliz que había visto hacía tan sólo una semana en la mansión Wayne.

Drago no tenía la más remota idea de la conversación que Tony y Bruce habían mantenido hacía unos días, por lo que no podía acercarse siquiera a sospechar los problemas que le angustiaban, pero sin lugar a dudas se trataba de algo grave.

- ¡Eh! Drago, ¿que tal?... -le saludó Tony, con cierto aire distraído.

- Ehm... ¿Te encuentras bien? -titubeó el mutante-. No sé si he venido en mal momento... Me dijiste que viniera en una semana y por eso llamé, pero si estás ocupado con algo... No querría molestar...

Y menos para pedir un favor. En momentos como aquél, su introversión y sus inseguridades en el ámbito de lo social tendían a salir a flote.

- ¿Y la niña? ¿no te dije que necesitaba que viniera para poder inyectarle el suero?.

Se metió las manos en los bolsillos de los vaqueros, algo incómodo.

- Me temo que no fui del todo sincero contigo la otra noche, Tony... -empezó-. Tengo una alumna ciega, eso es cierto, pero la ceguera de Dianne no tiene un origen físico, sino psicológico. Aunque usaras el suero sobre ella, no obtendrías ningún efecto. Cuando te pregunté en realidad estaba pensando en mí mismo.

>>La razón por la que te mentí es... complicada. Digamos que obedece a cuestiones de índole personal. Hay muy pocas personas en éste mundo que sepan que en realidad estoy ciego. No lo saben ni siquiera mis mejores amigos, porque no soporto que la gente me mire con pena o compasión. Cassandra lo sabe, claro, y necesitaba hablar de ésto con ella. Hasta que no tuviera claro si iba a tomar parte o no en el procedimiento prefería no tener que admitir... ésto.

Permitió que la ilusión cayera y le mostrara al científico su verdadero y horripilante aspecto, en toda su crudeza. Tenía marcas de quemaduras en torno a las cuencas vacías de los ojos, lo cual probablemente significaba que se los habían extraído con un cuchillo al rojo.

Había progresado mucho en su terapia con la doctora Stavidris, lo suficiente como para que fuera capaz de soportar un período razonable de tiempo en oscuridad total, pero a pesar de todo se le notaba nervioso.

- Sólo puedo ver cuando adopto mi forma mutante -explicó al millonario-, a causa de mi control sobre la luz. Utilizo ilusiones para encubrir mi aspecto, pero el continuo uso de mis poderes me genera una tensión constante y me impide relajarme. Por eso me pregunto... ¿podría el Extremis solucionarlo? De todas maneras, si estás muy ocupado puedo venir otro día.

Habría esperado alguna exclamación de sorpresa, o la clásica reacción de retroceder ante una visión tan horrible, pero el millonario sencillamente le observó sin inmutarse, lo cual le desconcertó en un principio, pero supuso que el Vengador tenía que haber afrontado demasiadas cosas horribles en su vida como para que la visión de un par de ojos arrancados pudiera suponerle cualquier impresión. En cierto sentido, era como un veterano de guerra. A él tampoco le había impresionado la visión de los cadáveres en las catacumbas de Hong Kong del mes pasado... Al menos, no al principio.

Y para terminar de hacer llevadera una situación que había anticipado como mucho más complicada, Stark no sólo no se molestó por el hecho de que le hubiera mentido, sino que se mostró de lo más comprensivo y dispuesto a ayudar. Así, sin más. Sin pedir explicaciones ni exigirle más de lo que estuviera dispuesto a dar. Y le había llamado amigo.

Sintió algo raro en su interior al oírlo. Cierto, tenía ya unos cuantos a aquellas alturas, pero todavía no se había acostumbrado. Era increíble lo mucho que había cambiado su vida en los últimos meses, y, si todo iba bien, aún cambiaría mucho más...

Adoptó su forma mutante para poder localizar el asiento que el millonario le señalaba, sin molestarse en cubrir su llamativo aspecto bajo ninguna ilusión ésta vez. Al fin y al cabo, Stark sabía lo que él era y los poderes que controlaba, y no había nadie más en aquella habitación que pudiera asustarse o escandalizarse.

El aparato que le puso en el dedo comenzó a brillar desde dentro a causa del fulgor que irradiaba la piel del mutante, opacando la propia luz verde que se encendió una vez obtuvo los datos que necesitaba para ponerse a trabajar.

Tony procedió entonces a informarle de todos los pasos e indicaciones para el procedimiento para finalizar con una extraña pregunta que dibujó un matiz de preocupación en su rostro:

- ¿Has hablado con Bruce estos últimos días?.

No sabría si había sido el tono con el que había formulado la pregunta, o la oscura nube que había vislumbrado en su expresión, pero lo cierto es que se incorporó en el asiento presa de una súbita inquietud.

- No... -comenzó con cautela-. No he vuelto a hablar con él desde el cumpleaños. ¿Por qué? ¿Ha ocurrido algo? Tony... ¿qué es lo que decías que no tiene perspectivas de mejorar?

- ¿Una ley que nos regule? -inquirió con cautela el mutante-. ¿A qué te refieres con eso?

No le agradaba que hablara así de su futuro suegro, pero había trabajado con Batman y sabía lo pesimista y negativo que podía llegar a resultar, siempre considerando las mil y una posibilidades que podían salir mal. Dudaba mucho que Bruce prefiriese "quedarse llorando" ante un problema, pero lo que sí era más probable era que tomara medidas por su cuenta y nadie llegara a enterarse. Siempre tan paranoico... Llevaba ya dos meses con Cassandra y seguía teniendo la impresión de que aún no confiaba plenamente en él, incluso a pesar de haberle pedido en matrimonio públicamente el día del cumpleaños.

- Sí, gracias -dijo ante el ofrecimiento de café, y la luz que despedía su rostro se fue oscureciendo paulatinamente (o al menos esa fue la impresión que dio) a medida que Stark progresaba en su explicación-. Perdona, Tony -dijo, alterado, incorporándose para dejar la taza de café sobre la mesa-, pero lo que me estás diciendo me suena demasiado a lo que hicieron con los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Acta de Registro? ¿Qué será lo próximo? ¿Obligarnos a llevar una banda con la palabra "mutante" escrita en el brazo?

Porque los mutantes ya de por sí eran odiados, y en el tiempo que llevaba en la Patrulla había tenido que vivir de cerca esa persecución. ¿Qué pasaría cuando sus nombres figurasen en un registro público al lado de la palabra "mutante"? ¿Cuando todos conociesen sus nombres, sus apellidos, sus direcciones...? Ya no habría manera de detener la marea.

- Lo siento, no puedo compartir tu opinión acerca de Bruce. Sé que sus métodos pueden ser bastante... peculiares, y también sé que tiene un carácter y un temperamente muy difíciles, pero sé que no va a quedarse de brazos cruzados ante algo como ésto. ¿Tienes una copia de ese acta?

El millonario le preguntó entonces si estaba listo y tuvo que hacer un hondo esfuerzo por serenarse. Todo aquello le estaba empezando a recordar demasiado la tragedia de Srebrenica, donde habían sido perseguidos por el mero hecho de tener una religión diferente. Y además estaban las tensiones con Villa Fábula... Tenía el corazón acelerado, y cuando extendió el brazo ante Stark estaba ligeramente tembloroso ante la indignación que sentía.

- Precisamente por eso recurrí a él, es listo, tiene influencias y si eso fallase podríamos intentar otra cosa, pero dijo que era imposible enfrentarse a Luthor.

¿Batman había dicho eso? Bueno, Luthor era un perfecto desconocido procedente del otro universo, sin duda Bruce debía tener más información sobre él que ellos, pero la actitud derrotista que le estaba pintando Tony le parecía tan poco propia de él... Batman podía ser un tipo distante, frío, paranoico y siempre dado a pensar lo peor, pero no le parecía precisamente alguien que se rindiera sin presentar una buena lucha. Más bien se le antojaba todo lo contrario.

Sin embargo, Tony y él eran completamente antagónicos; mientras uno recurría a aproximaciones silenciosas al amparo de la oscuridad y se deshacía de los enemigos uno por uno, el otro era más partidario de las intervenciones llamativas y espectaculares. Mientras uno hacía uso de bombas de humo y efectos aterradores, el otro utilizaba lásers y bombas que tenían muy poco de sutil. Mientras Batman era desconfiado, Iron Man era simplemente prudente. Mientras uno vivía plenamente de las fiestas y la vida social, el otro las veía como un suplicio por el que debía pasar para mantener su tapadera. Y Drago estaba seguro de que las diferencias no terminaban ahí, sino que incluían toda una manera de procesar y elaborar la información estratégica. Seguramente lo que Tony había tomado por un claudicar derrotista no había sido más que la manera de Bruce de indicar que tenía que meditar bien el siguiente paso a seguir, sin precipitarse, como siempre hacía. Lo cierto es que era bastante normal que un tipo que hacía lo que él hacía sin tener ninguna clase de poderes se comportase de manera prudente. Él no lo había hecho y había acabado en una sala de torturas serbia.

Drago había tenido ocasión de contemplar a Batman en acción y sentía por él un profundo respeto. Sus maneras de actuar y combatir contra el crimen eran muy parecidas, sólo que el vigilante se las ingeniaba para lograrlo sin nada más aparte de su ingenio y su astucia, y eso era verdaderamente loable.

- Perdona, entre las cosas que están pasando y lo poco que he estado durmiendo igual me he pasado de la raya, no es mi intención ofender, pero a todos a los que recurro me dan la espalda y... bueno, es un poco desesperante.

Supuso que tendría que hablar con Bruce y conocer de primera mano lo que opinaba acerca del acta y el tal Luthor, ya que además a Tony se le veía sumido en una especie de nubarrón oscuro que podía haber influido también en su percepción acerca de cómo había discurrido realmente la conversación. Parecía realmente preocupado, y Drago sintió que su ira y su agitación se apaciguaban al ser consciente del sufrimiento por el que estaba pasando su amigo.

- Tony... Sabes que puedes contar conmigo y con los X-Men para lo que necesites -le ofreció sinceramente-. No estás sólo, y menos después de lo que estás haciendo por mí... Ya tienes mi lealtad para toda la vida. Sé que los míos se opondrán a ésta ley con todas sus fuerzas, así que podemos apoyarte. Ya sabes que Blair está metida en todo ésto de la política, hablaré con ella para que te ayude.  

- No es tan grave como piensas Drago, al menos no por ahora, estoy trabajando en ello sin descanso, literalmente, para evitar que siga un mal curso, pero el registro sería secreto, nadie tendría acceso a esos datos, ni siquiera las distintas ramas del gobierno, aún se esta debatiendo que persona o organización lo llevaría y he conseguido que descarten a Waller, que ya es un gran éxito en si mismo.

Drago negó con la cabeza en un gesto lúgubre.

- Tampoco iba a ser tan grave lo de los judíos en la Segunda Guerra Mundial, Tony...  Los alemanes les decían que iban a ser "reinstalados" en lugar de "deportados", que se les iba a enviar a "un lugar mejor" en donde podrían trabajar igual que hasta ahora. Se les hacía creer que las condiciones "en el este", donde les habían dicho que les llevaban, iban a ser mejores que en el lugar donde se encontraban, y luego, cuando finalmente llegaban a los campos de concentración se les obligaba a escribir a sus familiares para contarles acerca de las maravillosas condiciones que tenían en su nuevo lugar de residencia. ¿Crees que la decisión de masacrarlos en masa sucedió de la noche a la mañana, Tony? El odio antisemita se estuvo forjando en Alemania durante más de diez años antes de recurrir a "La Decisión Final". En esa época, la idea de que seres humanos civilizados pudieran hacer algo como lo que hicieron los alemanes resultaba inconcebible, así que todos lo creyeron. ¿Piensas que hoy en día algo así no podría suceder? La masacre de Srebrenica ocurrió hace tan sólo 23 años, Tony. 8000 personas fueron asesinadas por motivos de religión. ¿Crees que no podría volver a suceder algo similar mañana en cualquier parte del mundo? Las atrocidades por culpa del odio ocurren cada día, sólo que en nuestra "zona privilegiada del mundo" resulta fácil olvidarlo, porque creemos que aquí estamos a salvo, que cosas como esas no pueden ocurrir en un "país civilizado" como lo era Alemania. Como lo era Srebrenica, ya que, supuestamente, estábamos bajo la protección de los Cascos Azules.

Los dedos que tenía apoyados en el respaldo del asiento se crisparon sin que se diera cuenta, y las lágrimas pugnaron por aflorar a las cuencas vacías de sus ojos al revivir de nuevo toda la impotencia que había experimentado por aquél entonces.

- Oh, y en Srebrenica tampoco ocurrió de la noche a la mañana, el conflicto se gestó durante 4 años. El odio contra la población mutante representa el odio y el temor hacia lo desconocido, y se trata de un fuego que lleva alimentándose desde la primera vez que un no-humano demostró tener alguna capacidad que pudiera situarle de alguna manera por encima de los demás, muchísimo antes de que tú o yo hubiéramos nacido. Y se trata de un odio que la Colisión de Universos no ha hecho sino acrecentar. Al fin y al cabo, los habitantes de nuestro universo ya estaban acostumbrados a los mutantes. Los veían cada día, tenían que soportar su presencia en los medios, en la televisión, en el bar de enfrente de su casa. Pero los habitantes del otro universo no tenían mutantes, Tony. Sí, contaban con individuos super humanos, o metahumanos, pero eran casos excepcionales y aislados. Aquí estamos hablando de toda una raza. Toda una raza desconocida y peligrosa que ha aparecido de repente para llenar sus casas, sus trabajos, las guarderías y las escuelas de sus hijos. El odio es cada vez más palpable en las calles. Me aseguras que estaremos protegidos por el gobierno, que nada malo nos pasará. Bueno, sé positivamente que Hitler no planeaba masacrar a los judíos cuando empezó a dar mítines antisemitas en los años 30. Y también sé que la ONU nos garantizó protección en Srebrenica. Nos dijeron que la ciudad estaba bajo su protección y que nunca nos abandonarían. Se nos declaró “área segura, libre de ataques y otras acciones hostiles”.

Sus labios se fruncieron hasta formar una fina línea en su rostro ensombrecido.

- Pero Hitler cambió de idea, y la ONU... Te diré lo que hizo la ONU: Desmilitarizaron nuestras fuerzas, dejándonos indefensos ya que, supuestamente, estábamos bajo "su protección". Pero las tropas serbias que nos cercaban permanecieron armadas y se dedicaron a impedir la llegada de los convoys de ayuda internacional que traían la comida y las medicinas. Mi hermana murió de hambre y enfermedad antes de que se iniciara la guerra. Y tampoco nos mataron inmediatamente...

Su tono había adquirido una tonalidad ausente, y el fulgor que alimentaba sus ojos parecía perdido en algún lugar más allá del tiempo y el espacio.

- Repartieron... caramelos entre los niños... -musitó-. Dijeron que todo iba a salir bien... igual que los nazis... -se volvió a sentar pesadamente, como si ya no pudiese continuar manteniéndose de pie-. Separaron a los hombres para llevárselos... "a otro lugar" y los ejecutaron. Después, violaron a las mujeres... -comenzó a mirarse fijamente las manos, abstraído-. A los ancianos y a los niños se los llevaban a "la casa blanca". "La casa blanca".... -un temblor prácticamente imperceptible recorrió su cuerpo.

Aquél horror le había ocurrido hacía 23 años... ¿Qué edad podía haber tenido por aquél entonces? ¿12? ¿13? ¿14? Tony no conocía la edad exacta de Drago, pero seguramente habría rondado esas cifras.

Drago pareció volver repentinamente en sí, luego de algunos instantes de silencio, y dirigió a Tony una mirada de luz muy difícil de interpretar, pero su tono era suave cuando volvió a hablar.

- ¿Me pides que confíe en el gobierno? ¿Como los judíos confiaron en los nazis? ¿Como yo confié en aquél serbio que vino repartiendo caramelos? ¿Como los ciudadanos de Srebrenica confiaron en la ONU? Lo siento, Tony -negó tristemente con la cabeza-. He visto demasiada mierda a lo largo de mi vida como para no saber reconocer una cuando la veo. Y lo que me cuentas es una enorme mierda camuflada bajo ambientadores de olor a rosas. No me lo creo. Quizás las intenciones del gobierno sean auténticas ahora, pero nada me garantiza que seguirán siéndolo de aquí a unos años. No puedo hablar por los demás héroes, y seguramente muchos opten por firmar ese acta, pero los mutantes somos odiados, y hemos sido perseguidos toda la vida por el gobierno. ¿Te suena el Proyecto Centinela? ¿Te suena el nombre de Henry Peter Gyrich?  Seguro que sí -concluyó en tono cansado-. No me creo que los mismos que han estado persiguiéndonos toda la vida nos ofrezcan ahora dulces y caramelos. Por desgracia, la vida me ha enseñado que esa clase de cosas no pasan. Si vas a luchar contra la ley, haré todo cuanto esté en mi mano por ayudarte, pero no pienso firmarla, y no creo que muchos de mis compañeros lo hagan. Y si alguna vez te dejas convencer, créeme ahora cuando te diga que las cosas no serán tal y como te lo vendieron.

>>Respecto al suero, como tú lo veas, aunque te aseguro que ya estoy mucho más calmado.

Tony hablaba como si pudiera conocer todo cuanto iba a suceder en el futuro, con una certeza que resultaba inquietante, pero Drago no tuvo ocasión de preguntarle cómo podía estar tan seguro, ya que prácticamente no hizo pausa alguna en su discurso, ni siquiera cuando le planteó aquella pregunta retórica a la que en un principio no supo cómo responder.

¿Creía que sería capaz de permitir que la historia se repitiera? A decir verdad, no le conocía lo suficiente, y aunque no le daba esa impresión, una vez más, el camino al infierno estaba plagado de buenas intenciones.

De todos modos, Tony no le dio opción a responder. Parecía totalmente fuera de sí, como acosado por fantasmas que Drago no podía ver ni comprender, moviendo de un lado a otro la hipodérmica que a todas luces había olvidado, y la cosa empeoró cuando mencionó a los Centinelas. ¿Por qué reaccionaba de esa manera? Que Drago supiera, había sido siempre una iniciativa privada del gobierno y el ejército, Industrias Stark no había tenido nunca nada que ver, pero Tony reaccionaba como si la mera mención del nombre provocase en él un intenso e inexplicable dolor.

Sin embargo, una vez más no tuvo oportunidad de preguntarle, puesto que el millonario finalmente reparó en la hipodérmica que sostenía en su mano, le levantó la manga de la camiseta hasta el hombro y le inyectó su contenido en el torrente sanguíneo. Casi de inmediato experimentó picor y calambres empezando por la zona del pinchazo y expandiéndose rápidamente por el resto de su cuerpo, acompañados por una súbita sensación de debilidad hasta el punto que Tony tuvo que ayudarle a llegar hasta el ascensor y ofrecerle un conductor privado para regresar a la mansión. No le importaba demasiado, ya que no había llegado hasta allí en su propio vehículo. Odiaba utilizar el coche en la gran ciudad, por lo que siempre que podía se desplazaba en metro.

Tony le acompañó hasta la planta baja y, en un arranque de afecto inesperado, le dio un súbito abrazo, sellando la despedida con unas enigmáticas palabras: "espero que la próxima vez que nos veamos podamos hacerlo como amigos".

Drago no entendía nada; ¿por qué no iba a ser así? Pero se encontraba cada vez más cansado y apenas acertó a formular unas breves palabras a su vez, apretando levemente el hombro del millonario.

- Gracias por todo, Tony... Espero que esos fantasmas que te persiguen dejen de acosarte. Si necesitas ayuda o cualquier cosa, sabes que puedes contar conmigo.

Después de despedirse, Tony subió de nuevo en el ascensor y Drago se dejó caer en el asiento trasero del lujoso vehículo. Afortunadamente, Happy conocía el camino a la mansión, por lo que no tuvo que darle explicaciones y pasó lo que quedaba del viaje dándole vueltas en la cabeza a todo cuanto le había dicho el millonario y a las preguntas que habían quedado sin responder.