[Minievento] Pesadillas y Muerte - La pesadilla de Zatanna - Mediados de Febrero

OFF:

Era un día lluvioso y triste, aunque la jovencisima Zatanna no sabía por que se sentía así, se había despertado en plena noche y escuchaba la voz de su padre en el piso de abajo, así que se armó de valor y bajó de la cama, solo tenía seis años y sus pies descalzos apenas hacían ruido, por lo que llegó hasta el salón y pudo ver a su padre sin que este se hubiera percatado aún de su presencia.

Hiciste bien en irte querida, no te has perdido gran cosa, le decía su padre medio borracho al vaso de cristal que contenía una buena ración de licor, quizás nos abandonaste porque sabías lo inútil que iba a ser tu hija, una buena para nada, sin una pizca de magia en su sangre ni de cerebro en esa cabeza, insoportablemente estúpida, además esa maldita desgraciada te mató, me quitó a la persona que más amaba del mundo, la odio, la odio desde lo más profundo de mi corazón, pero tú me pediste que la cuidara mientras ella te mataba al nacer ¿cuanto tiempo más podré seguir fingiendo?.

Miraba la ventana, mientras veia las gotas de lluvia caer. Tenia un frio extraño, algo que ni siquiera mis cobijas y mantas que tenia encima podian evitar. Me abrace a mi misma mientras escuchaba el repique de las gotas sobre el cristal y me di una vuelta. Estaba escuchando una voz que no pensaba escuchar otra vez desde hacia un buen tiempo... Sabia que no debia bajar de la habitacion, algo no me gustaba, pero queria saber que era esa voz, que la originaba. Di un par de vueltas por la habitacion, mientras la lluvia caia sobre la tierra y el frio seguia calando en mis huesos.

Baje suavemente de la cama, mientras mis pies tocaban la madera del suelo. Estaba armada de valor... o de curiosidad, no sabia muy bien donde diferenciarlas. Tenia que saberlo, si queria abrir la puerta de la habitacion. La lluvia arrecio un poco, y un rayo se escucho, iluminando por un segundo la habitacion. Abri la puerta y decidi bajar en silencio, moviendo mis pies descalzos sobre el suelo de madera que parecia un campo de algodones para una abeja silenciosa.

Al llegar a las escaleras, pude ver en el salon a mi padre, tomando... ¿Mi padre? ¿Por que estaba ahi? ¿Por que estaba tomando? No podia creer lo que dijo, mi madre no habia muerto con mi nacimiento, simplemente habia desaparecido... No entendia, ¿Por que estaba papá ahi? Las dudas me carcomian, pero no senti la necesidad de actuar de manera magica para ver si esto era una mala interpretacion de las cartas. Lo mejor seria intentar ver que le pasaba a mi padre...

Baje las escaleras y me asome por un rincon, con la voz ligeramente quebrada, intentando hacerme escuchar entre la tormenta que se cernia sobre nuestra casa. El frio me calaba los pies, que parecian pesarme un poco mas por cada centimetro que me acercaba a mi padre.

-Papá... Oye, ¿Estas bien? -Le sonrei un poco, mirandole con extrañeza. La lluvia volvio a apretar, y senti que el frio se volvio insorpotable en el salon. No podia ver la chimenea prendida por ningun lado, asi que supuse que no habia leña para ponerla.-¿No tienes frio...?

La joven Zatanna habló y al principio su padre ni siquiera reparó en ella, seguía hablando con su desaparecida esposa, quejándose de su hija y echándole las culpas de todo, finalmente se dio cuenta de la presencia de su hija en la habitación y se la quedó mirando con desprecio, ¡¿Estabas espiándome desgraciada?!, preguntó a gritos al reparar en su presencia, ¡maldita mocosa desagradecida! ¿no puedo descansar de ti ni siquiera en plena noche? ¿tengo que soportarte las veinticuatro horas del día? ¡LARGATE! ¡DÉJAME SOLO!

El vaso que tenía en la mano salio despedido con toda la fuerza de que fue capaz estrellándose en marco de la puerta junto a la niña, estallando en mil pedazos y llenando el suelo de cristales, ¡VETE D AQUI ENGENDRO! ¡LA PROXIMA VEZ NO PIENSO FALLAR!, dijo entonces su padre cogiendo la botella, ¡TE ODIO! ¡ERES LA PERSONA QUE MAS ODIO DEL MUNDO! ¿NO LO VES? ¿NO LO ENTIENDES? ¡TU MADRE NOS DEJÓ POR TU CULPA, PORQUE NO TE SOPORTABA.

Parecia que papá no me estaba atendiendo, como si no existiera o no quisiera prestarme atencion. ¿Qué le pasaba a papá? ¿Por que estaba tan triste? No me gustaba lo que me estaba diciendo, yo no tenia la culpa de nada y no me gustaba que me hablase de esa manera, quejandose de todo lo que le pasaba... Me empece a molestar, mientras mi gesto se endurecia y mis puños se apretaban. Pero de pronto, me asuste de nuevo cuando empezo a gritarme. -¡No te estaba espiando! Solo queria saber si estabas bien... ¡No me grites por favor!

Papá se puso mas agresivo de lo normal, y arrojo su vaso junto a la puerta. El crujir del cristal al impactarse me sobresalto, pero sus gritos me ponian los pelos de punta. Me empece a alejar paso a paso, asustada, queriendome alejar de un papa iracundo... Corri a la puerta, tratando de abrirla, y al hacerlo, sali corriendo sin importar a donde me llevara. No queria estar cerca de mi padre cuando el alcohol este consumiendo su cuerpo.

Los cristales se hundieron profundamente en los pies de la niña cuando salió corriendo del salón de la casa, sin oír ya los insultos de su padre furioso y borracho, el dolor de los pies se incrementó aun más al correr sobre la nieve que llevaba toda la noche cayendo en el exterior, las pisadas de la pequeña Zatanna quedaban marcadas en un vivo color carmesí en su ciega huida, las sombras de la noche la asustaban aún más, amenazando con engullirla mientras corría.

Nunca supo cuanto había corrido cuando cayó al suelo agotada, con las piernas doloridas y los pies llenos de cortes, había perdido mucha sangre, demasiada para una niña tan pequeña, se sentía débil y sola, abandonada, desesperada, el frío la calaba hasta los huesos y apenas podía moverse, si hubiera tenido fuerzas para llorar tal vez lo habría hecho, pero incluso eso era un esfuerzo demasiado grande en estos momentos, tal vez lo mejor sería dejarse morir en la nieve...

Algo cambió, la niña pudo oír un leve crujido y se dio cuenta de que la fina capa de nieve sobre la que se encontraba cubría una placa de hielo, el terror la reanimó un poco e intentó huir de allí, pero fue en vano, cuando se arrastraba el hielo se quebró y la indefensa joven se sumergió de golpe en el agua helada, sintiendo como si miles de cuchillos de hielo se le clavaran por todo su tierno cuerpo.

El dolor atormentaba la planta de mis pies, que sentia sangrar a cada paso. Me dolia, pero tenia mas miedo y mas necesidad de huir que la que me exigia mi cuerpo para detenerme y dejar de sangrar. Tenia que encontrar un lugar donde refugiarme, alejandome de la violencia de mi padre. No tenia sentido que el estuviera tomando, nunca lo habia visto hacer eso... Y mucho menos, que se portara tan agresivo conmigo. No me gustaba para nada, ni queria que esto se repitiese. Solo queria correr, correr lejos hasta que papa se calmase y me permitiese volver. Volver... solo si la oscuridad no me hacia perderme. La nieve me torturaba a cada paso, la sangre no paraba, y la nieve caia cada vez mas pesada...

Mientras mas me alejaba de mi casa, mas me dolian las piernas, mas sangre salia. Me sentia mareada, con un sabor metalico en la lengua, con un dolor increible en las piernas. Durante un momento senti caerme, y cuando pude notar, estaba en el suelo, abrazando la nieve. El frio estaba cada vez mas fuerte, y no podia moverme, no podia ni siquiera estirar mi mano para pedir ayuda o realizar algun hechizo. No tenia fuerzas, ni ganas... Sentia que en cualquier momento perderia el conocimiento, y ojala, ojala, me encontraran rapido para llevarme a un lugar saludable. Tenia mucho miedo, estaba sudando y respirando agitada, porque sabia que me iba a morir y que nadie se acordaria de mi. Me dolia que moriria y mi padre estaria enojado conmigo, y no me podria despedir de todos mis amigos con los que he vivido grandes experiencias durante toda mi vida.

Moriria... y todo seria tan definitivo.

Pero cuando todo parecia horrible... algo peor paso. Senti un crujir sobre el suelo, un crujir propio del hielo sobre el cual recuerdo alguna vez haber patinado... Oh no. Me intente parar, sin exito, cuando el crujido se acrecento y una brecha se abrio bajo mi posicion. Cai y senti el impacto del hielo sobre todo mi cuerpo, cerrando inmediatamente los ojos. Empece a mover los brazos, intentando salir del lugar, pero me sentia muy cansada y adolorida para hacer fuerza...

La pequeña Zatanna se hundía en el agua helada, sin apenas ya fuerzas para intentar siquiera salir a la superficie, en un último esfuerzo llegó a donde hace un instante estaba el agujero por el que había caído, pero el hielo había vuelto a cerrarse, el pequeño puño de la niña no era suficiente para volver a abrir una vía de escape y los pulmones le ardían por la falta de oxígeno, sin fuerzas, sin aire, sin esperanza...

Zatanna dejó finalmente de resistirse, el agua penetró en sus pulmones cuando su joven cuerpo se negó a contener un instante más la respiración, se moría, pero al menos eso acabaría con el frío y el dolor.

- Ya no eres una niña, abre los ojos, esto no es real.

Escucho la maga en aquellos últimos instantes, ya apenas sentía nada, pero sus ojos se abrieron ante la petición de aquella voz, el agua helada seguía a su alrededor, pero de algún modo comprendió que no era real, todo aquello no era más que un sueño, una oscura pesadilla que se había repetido incontables veces en las ultimas noches.

- Ven.

El agua fue entonces sustituida por aire cálido y su cuerpo volvía a ser adulto, ya no era una niña indefensa atrapada en una pesadilla, aunque estaba segura de que se encontraba en el mundo onírico, frente a ella ascendía una gran escalera grabada con extraños símbolos, tres criaturas custodiaban una puerta al final de la escalera, allí arriba encontraría las respuestas que necesitaba.