Cold cold heart (Dalae Darkle) [01/03/2019]

Datos importantes:

Hace tiempo que aparecí en este universo, en este lugar que no era mi hogar, aunque quizás ahora si debería llamarlo así pues dios sabrá cuanto durará todo esto, bueno, dudo que Dios lo supiese porque si no ya se lo habría sonsacado a la fuerza. En un veloz destello verde intenté movilizarme por una grieta dimensional, quizás así podría volver pero me equivocaba, acabé en un lugar desconocido para mí ¿la Antártida quizás? No, hacía mucho más frío, y en la Antártida no había este tipo de estructuras.


A pesar de haberme acostumbrado a resistir todo tipo de temperaturas podía notar aquel frío, como si estuviese acariciando de forma tétrica una de mis muchas almas. La nieve inundaba mi cuerpo, quizás el color de mi traje oscuro resaltase ante tanto color blanquecino y azulado pero aún así no parecía dar el canto, pues la nieve me llegaba hasta el cuello. ¿Dónde coño me había metido? Oculté mi capa dentro de mi propia piel, las espinas sobresaliente de mi cuerpo y demás, no quería dar mucha atención. Con algo de esfuerzo pude reincorporarme de aquella teletransportación dimensional repentina, saliendo de todo el cúmulo de nieve para poder seguir explorando aquel lugar.

Aquel aire fresco del ambiente que me rodeaba inundaba mis poco funcionales pulmones, entrando desde mis fosas nasales las cuales irradiaban una pequeña humareda de necroplasma gaseoso el cual al igual salía de mi boca, quizás así era el vaho que yo producía ¿no? Avancé y decidí desplegar desde mi espalda aquella capa carmesí con dibujos arcanos en relieve que solía dar a conocer mi presencia en un lugar. Esta se ondeaba por el viento del lugar mientras seguía andando por el terreno nevado, dejando huellas de mis robustos pies. Pero cuando menos pude esperarlo una flecha voló de forma veloz hacia mi rodilla atravesando esta y haciendo que hincase la misma articulación dolorida sobre la nieve, dejando un pequeño rastro de necroplasma.

Por suerte, la segunda flecha no logró impactarme, pues una cadena surgió desde mi abdomen, desgarrándose este de forma leve para permitir el paso de la cadena hacia la trayectoria de la misma flecha que fue atrapada cual balón en un patio de recreo. La cadena hizo presión rompiendo el cuerpo de la flecha el cual parecía estar hecho de roble. Mi visión se agudizó permitiendo notar al agresor el cual se encontraba pues, a una distancia considerable. Parecía que era alguien que sabía utilizar el arco pero era demasiado robusto para usar un arma tan ligera ¿qué cojones? Arranqué la flecha de mi rodilla la cual se regeneraba a una velocidad desorbitada, pues solo era una herida no demasiado preocupante para mi factor y mucho menos para mi producción necroplasmática.

Tras esto empecé a correr por el terreno nevado mientras yo, con un tono totalmente áspero entoné ciertas palabras a aquel que ahora yo perseguía-Te despedazaré maldito hijo de puta, será mejor que seas igual de rápido que Usain Bolt-A pesar de no notarse a simple vista, bajo mi traje oscuro esbocé una malvada sonrisa esperando alcanzarle. El arquero, huyó hasta unas aparentes ruinas las cuales estaban llenas de escarcha y nieve, como no, ¿es que esto era Freezeland? Desplegué otra cadena desde la zona apuesta antes abierta de mi abdomen, lanzando ahora las dos cadenas hacia los tobillos del que hacía el amago de esquivarme pero falló desplomandose contra el suelo y creando un pequeño estruendo, aunque molesto. Me acerqué a este mismo aún manteniendo sus tobillos apresados por mis cadenas, dispuesto a obtener respuestas.

De cerca pude notar al agarrar su traje de piel animalesca que su piel era totalmente azul y su aspecto era, poco humano la verdad. ¿Qué coño era? ¿Un gigante?-En otro caso te hubiese atrapado para obtener respuestas, pero como me has dado mucho por el puto culo, te voy a matar, puto imbécil-Las cadenas se movieron con una simple orden lanzandole contra uno de los escombros y dañando un poco su cuerpo, aunque resultaba no ser demasiado ante ser tan robusto, vaya. Así que obvié algo, ¿un mundo de hielo? ¿un gigante de hielo? ¿Qué mejor que usar fuego? Me concentré en este apresando su cuerpo cintura y brazos con las dos cadenas, acercándome de nuevo. Posé mi mano en su torso y me concrenté empezando a formar una combustión ígnea dentro de su cuerpo. Aquel ser empezaba a soltar fuego por su boca y ojos dejando ciertos gritos de dolor ahogados por el frío ambiente. Su piel empezaba a tornarse negra y quebradiza, y como si fuese ceniza tiré de las cadenas dejando que sus restos carbonizados se expandiesen por el ambiente. Ahora me quedaba saber donde me encontraba.

Jötunheim no había cambiado nada desde que Dalae lo visitó por primera vez, hace años. Aquel mundo no sólo estaba cubierto de hielo, estaba congelado en el tiempo. El cielo sin sol aparente estaba siempre nublado, y una capa de medio metro de nieve tapaba el suelo como una mortaja. El único sonido audible era la canción solitaria del viento y el crujido de la nieve y el hielo al fragmentarse. En pocas palabras: El Reino de los Gigantes de Hielo era lo más parecido al paraíso que Dalae podía concebir ahora, exceptuando el hecho de que allí no podía estar con su hermana ni con sus escasos amigos. Quizás no era tan mala idea exiliarse allí algún día, si algo fallaba... Incluso los dioses de Asgard tenían reparos en incurrir en la ira de los gigantes buscándola en su reino.

Entretanto, solo podía esperar y trabajar duro. -Hogar, dulce hogar.-Su no fuera por que lo creía imposible, la chica habría jurado que Raden estaba contento. Correteaba sobre la nieve sin hundirse ni un milímetro en ella, canturreando felizmente. A veces, parecía desaparecer sobre el fondo inmaculado, para reaparecer unos metros más allá. Ver tan alegre a quien solía ser un cascarrabias sin remedio hizo a la maga sonreír con diversión: A pesar de haber viajado hasta el fin de los Mundos por un motivo serio, podían respirar tranquilos y relajarse. Su destino, el templo donde Caleb había dejado el bastón hacía un siglo y medio, aún quedaba lejos, dentro del territorio de los Jotun. Pero se estaban acercando a la frontera: Habría que tener cuidado. Llegó al patio de una construcción de piedra, semiderruida. Seguramente era todo lo que quedaba de una base asgardiana, pues los gigantes construían sus edificios más grandes y hechos de hielo puro. Unas plantas parecidas a la hiedra, preparadas para soportar el durísimo clima de Jötunheim, reptaban por los bloques de granito que conformaban uno de los muros. Una vez dentro, su camuflaje blanco no sería efectivo, pero aquel lugar parecía abandonado. En lugar de su armadura negra con capa, en esa ocasión había optado por una ropa más enfocada a confundirse con la nieve, blanca con tintes azulados.

Spoiler:

-No me digas que ya necesitas descansar.-Raden tenía claramente intención de seguir, parecía un perro  que no quisiera volver aún a casa del parque, pero Dalae quería investigar un poco.-¿Descansar? Jamás. Pero igual aquí hay algo interesante.-Diciendo esto, atravesó el arco del portón, y el huargo fantasmal la siguió a regañadientes.-Noto algo raro... Hay una esencia mágica que me suena, y no es de por aquí...-Antes de que la joven pudiera responder con un "Te lo dije", ambos entraron en una habitación, y se quedaron paralizados por la sorpresa durante un segundo. En el suelo yacía un Jotun, o lo que quedaba de él. Algo o alguien lo había carbonizado hasta reducirlo a cenizas prácticamente, aunque aún se podía reconocer la forma de su cuerpo y sus ropas como las de un gigante una vez Dalae se arrodilló a su lado para examinar el cadáver.

-Nadie usa fuego en el País de Hielo. ¿Sabes quién demonios es el intruso?-Se incorporó de nuevo, y observó al lobo mientras husmeaba en busca de un rastro.-Pues precisamente es eso. Un demonio. Y a este lo conoces...-La asgardiana abrió los ojos como platos.-Dime que Surtur ni ninguno de sus amigos está por aquí, por favor.-Esta vez, Raden esbozó una sonrisa ladina, mostrando un par de colmillos.-No, por los dioses. Dime, ¿Recuerdas a Spawn, el demonio de la catedral?-Sí, sí que lo recordaba. Esa noche había conseguido unas cuantas cosas muy útiles para sus asuntos, además de casi destruir uno de los campanarios de Norte Dame. Había sido divertido.-¿Se ha ido ya?-Estaba en un pasillo, y decidieron ir a su encuentro, al menos para averiguar qué hacía alguien como él en un mundo como ese.

Una presencia invadió mi sensor mágico, era una presencia mística otrora yo había presenciado y conocido, pero, ¿quién sería?  Cerré los ojos y me concentré, afinando mis sentidos y es cuando entonces noté unos pasos cada vez más cercanos a mí, parecía como si me estuviesen persiguiendo, pero, esto me causó un dejavú-Notre Dame...-dije con un tono algo seco, mientras me giraba en mi camino hacia atrás.

Entonces me acordé de aquella hechicera de pelo oscuro cual azabache y ese frío que emitía, quizás el que irrumpía aquí era yo, quizás esto fuese su hogar o algo por el estilo. Aún así, descontento de que se aproximase otra persona, invoqué en mi mano un cúmulo de magia concentrado en la palma de esta misma, empezando a crearse una combustión de origen místico, y por ende, rodeándose mi mano de energía ígnea. Anduve intentando dar pasos a un ritmo normal, pero tan sordos como los pasos de un espíritu.

Sabía que a la chica le disgustaba el fuego, así que si decidía atacarme iba a pasarlo mal, pero de poco me duró el sentirme seguro, cuando por mi espalda arremetió otro coloso gélido-Maldito hijo de puta, pero de donde coño sales tú ahora-Dije después de que este ejecutase tal placada sobre mi cuerpo, haciendo que me desplomase al suelo directamente. Pero poco fue el tiempo que tardé en reincorporarme del golpe ocasionado en mi costado, lanzando una llamarada mística a las rodillas del gigante de hielo. Pues fue ese el momento en el que pude aprovechar y  apresé el cuello de mi enemigo con dos cadenas que sobresalieron de mis hombros, velozmente.

El gigante de hielo no fue lo suficientemente rápido como para evitar que mis cadenas apresasen su cuello pero fue astuto, y mientras tomaba ambas cadenas atadas, empleó su fuerza para golpearme con los cimientos de la construcción, y después, lanzarme a la lejanía del camino que antes hube recorrido, cayendo al suelo. Aterricé a los pies de aquella hechicera y únicamente entoné un áspero-Hola de nuevo, Dalae-Mientras invocaba mi hacha en una de mis manos, y con toda mi fuerza cargada la lancé al punto medio de su torso, atravesándolo, aunque quizás no sería suficiente para acabar con él.

Cuando faltaba poco para llegar al lugar en el que estaba el demonio, empezaron a oírse ruidos de pelea. Dalae ni se inmutó: Por lo poco que sabía de Spawn, seguramente había hecho alguna estupidez, como llamar la atención de algún gigante, o alguna bestia de las que vivían en el páramo. Y si había hecho fuego peor aún: Los seres de ese mundo lo odiaban con todas sus fuerzas, casi tanto como a los intrusos que irrumpían en su territorio. Seguramente hubiera cometido todos los errores que se pueden cometer en Jötunheim. Se escuchó un golpe más fuerte, y segundos después Spawn estaba tirado en el suelo, justo delante suyo.

-Buenos días a tí también.-Musitó, justo antes de que la criatura de la capa roja saliera disparada, hacha en mano, hacia su oponente. La ley del más fuerte. Qué asco de ley. Con pasos mucho más tranquilos, ella le siguió, para encontrarse a los dos seres enzarzados en una pelea. Aunque el gigante tenía una enorme herida en el torso, eso no parecía amilanarle, pues había cogido una lanza y volvía a la carga."-Prefiero acelerar esto."-Un segundo después, un dardo de hielo, fino como una aguja, voló directo a la frente del jotun, donde quedó clavado. El humanoide se desplomó con un ruido sordo, y se quedó quieto.
-Si ya has acabado de intercambiar puntos de vista con este amable ciudadano, creo que podrías tener algo de tiempo para atenderme a mí. ¿Qué demonios haces aquí?-Se cruzó de brazos, mirándolo de arriba abajo mientras se regeneraba."-¿Que qué hace? Incordiar. ¿No está claro?"

-Será mejor que te largues y rapidito, antes de que te huela algo más grande y te arranque tu fea cabeza. Y por favor, no me digas que en ese caso lo matarás a espadazos. Aquí gana el más listo, no el más fuerte, porque todos somos fuertes.-Comenzó a caminar por el corredor, segura de que él le seguiría. Iba a enviarlo a patadas a Midgard como no le diera una buena explicación para aquello...