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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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[La Colisión de los Mundos] Me dejas muerto... (Angela Strazza, Adalbert Amsel, Fiona O'Sullivan)
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Omega
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Mensajes : 349 Fecha de inscripción : 10/03/2014 Localización : En el último Universo Empleo /Ocio : Cronista Humor : Y, al final, todas las realidades son una...
Ficha de Personaje Alias: Nombre real: Universo:
Tema: [La Colisión de los Mundos] Me dejas muerto... (Angela Strazza, Adalbert Amsel, Fiona O'Sullivan) 10th Abril 2014, 21:59
Fecha:
Día 10 de Marzo, Mañana
Primero fue la luz violeta. Iluminó el cielo de repente, apareciendo de la nada, extendiéndose en todas direcciones. Creció en milésimas de segundo, adquiriendo la intensidad de un fogonazo, alcanzando los confines del horizonte en un inmenso estallido púrpura. Y después, tal y como había aparecido, volvió a desaparecer.
Pero lo que fuera que la había causado no hizo lo mismo. Aquello había sido sólo el principio.
Lo segundo fue el terremoto. Se dejó sentir en todas partes. Los temblores sacudieron ciudades, los tsunamis se alzaron para arrasar las costas. "¡Es el fin del mundo!", gritaban los augures en las calles. "¡Arrepentíos!"
Pero no lo entendían. El mundo no se acababa. El mundo empezaba.
Las grietas se abrían en el suelo; en el cielo se arremolinaban tormentas eléctricas. El tiempo pareció volverse loco. En algunos lugares, el tejido de la realidad empezó a desgarrarse, como si de un lienzo se tratara. Y, a través de aquellos desgarrones, muchos contemplaron otras realidades, otros mundos, otros seres y otras ciudades, todos tan aterrorizados y sacudidos por el caos como ellos mismos. Habitantes de otros mundos trataban de atravesar los portales, huyendo de su propio cataclismo; miembros del que creíamos conocer caían en inesperados agujeros, desapareciendo para nunca regresar.
En algunos lugares, el suelo se abrió y escupió ciudades enteras, y allí permanecieron, nacidas de la noche a la mañana. En otros, metrópolis chocaba con metrópolis, mezclándose edificios y gentes en una extraña amalgama de realidades.
Los que podían contemplar la Tierra desde el espacio vieron alzarse y derribarse montañas, llenarse y vaciarse océanos; vieron luces, y remolinos, y caos. Los muros se derribaban, las cascadas se derramaban desde el cielo, los mares se arremolinaban y la tierra vomitaba fuego.
Así fue como héroes y villanos asistieron a la Colisión, y así sería como la describirían más tarde. Omega acababa de nacer...
Angela se había percatado de que algo no iba del todo bien mucho antes de la aparición de la luz violeta. Al principio había sido bastante sutil; gente que se la quedaba mirando por la calle, figuras en pie delante de su casa, personas que se acercaban a hablar con ella camino de la revista... Salvo por su interés en su persona, no parecían tener nada extraño... Por eso tardó en darse cuenta de qué eran realmente.
En condiciones normales, hubiera caído antes. Pero, por alguna razón, aquellos muertos no eran... bueno, del tipo habitual. Incluso a Anubis le confundía aquella gente. Los demás humanos los veían tan bien como veían a Angie, se relacionaban con ellos con naturalidad. Eran un poco raritos, de acuerdo, pero no parecían darles demasiada importancia. ¿Cómo iban a saber que eran muertos, y encima muertos de otro mundo?
¿Que cómo se dio cuenta Angie? Pues porque ellos se lo dijeron.
Fue el día antes del estallido violeta. Una mujer esperaba a la Benandante junto a su puerta. Era pelirroja, con los cabellos rizados y el rostro salpicado de pecas. Parecía cansada, y sus ojos tenían un aspecto apagado, sin vida. Vestía ropas remendadas, y parecía triste.
- ¿Podemos hablar? - había preguntado.
Se llamaba Aithne, estaba muerta, y tenía una hija. Eso le contó a Angie en su sala de estar. No sabía ni cómo ni por qué estaba en el mundo de los vivos, pero sí sabía que ella era especial. Que podía ayudarla a impedir que su hija siguiera por el mal camino.
Fiona, le explicó, era muy joven cuando los perdió a su padre y a ella. Aithne temía que lo que habían inculcado a su hija la llevara a repetir sus errores. Que se arrepintiera de ser una terrorista, como habían sido ellos. Que la muerte de sus padres fuera otra excusa para la continuación de la violencia.
- Estará aquí mañana - había dicho la mujer, antes de irse - Por favor, no dejes que le pase nada malo.
Y llegó el día del terremoto. Fiona lo tenía todo listo. No para el terremoto, por supuesto, ¿quién iba a saber eso? Para el atentado. Estaba en un laboratorio de genética, había logrado burlar la seguridad y tenía los explosivos preparados. Pronto haría detonar aquel sitio. La muchacha se escabulló hacia el exterior y, una vez a la distancia adecuada, se volvió para contemplar su obra. Accionó el detonador al mismo tiempo que el estallido violeta iluminaba el cielo y, en lugar de una explosión, se encontró con un terremoto, y un agujero que se abría bajo sus pies.
En otro mundo, Adalbert y sus compañeros héroes nunca habían visto nada parecido. Se encontraban en las profundidades de una mazmorra, buscando la forma de romper el sello a Boadicea, un poderoso ángel. Un temblor de tierra los sobresaltó cuando avanzaban por un estrecho corredor, y entonces apareció el Portal. Loralei voló hacia él, deteniéndose a una distancia prudencial y volviéndose hacia ellos. Ni siquiera con sus poderes sagrados era capaz de decir de dónde venía y adónde conducía aquella apertura.
Pronto lo sabrían, por desgracia. El portal cambió de repente, haciéndose más grande y empezando a girar a toda velocidad, como si tratara de absorber lo que había en el corredor. Adalbert y Loralei, que se encontraban más cerca, fueron arrastrados a su interior. Los gritos de sus compañeros llegaron a sus oídos un instante; al siguiente, el agujero se había cerrado.
Fiona cayó de bruces sobre una alfombra. Milésimas de segundo después, alguien vestido con una armadura (Adalbert, por supuesto) cayó sobre ella. A Angie la hubiera dejado mucho más a cuadros que dos desconocidos se materializaran en su sala de estar si no hubiera cosas que llamaran mucho más su atención.
Como el hecho de que una figura vestida de negro, con un símbolo extraño en el pecho y que portaba un anillo en su dedo, hubiera convertido a los cuarenta no-muertos que caminaban por Gotham en una especie de ejército que ahora rodeaba su casa.
FdI: el Black Lantern no tiene identidad establecida, funcionará como un nigromante capaz de controlar a los no-muertos. Todos los no-muertos son muertos del universo Marvel, dejo a vuestra elección que queráis darle identidad a alguno de ellos. La madre de Fiona está, eso sí, entre ellos, sólo que está siendo controlada. Los no-muertos, a efectos prácticos, funcionan para Adalbert como los no-muertos de su universo.
Normas para postear en el tema:
Orden de posteo: 1) Angela Strazza 2) Fiona O'Sullivan 3) Adalbert Amsel
Omega intervendrá cuando lo estime oportuno. Hasta entonces, podéis rolear libremente respetando los turnos. Para cualquier salto/cambio de orden en los turnos, sólo tenéis que poneros de acuerdo entre users. Recordad que también podéis acordar cualquier aspecto de la trama.
Angela Strazza
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Mensajes : 71 Fecha de inscripción : 07/04/2014
Ficha de Personaje Alias: Benandante Nombre real: Angela Strazza Universo: DC Universe
Tema: Re: [La Colisión de los Mundos] Me dejas muerto... (Angela Strazza, Adalbert Amsel, Fiona O'Sullivan) 11th Abril 2014, 01:18
Angela Strazza no era una mujer que se asustara fácilmente. Podía estar preocupada, sin lugar a dudas, como todas esas veces que gente a la que no conocía de nada se habían parado a preguntarle cosas. A fin de cuentas, daba igual la ciudad que fuera, que te pararan desconocidos para charlar sobre su vida y milagros, era embarazoso aquí en Gotham tanto como lo era en su ciudad natal de Triestre. Podía sorprenderse, desde luego, como cuando la mujer pelirroja que respondía al nombre de Aithne le había dicho que estaba muerta. No había nada, absolutamente nada, que lo indicara. Ni siquiera Anubis, tan eficiente como psicopompo que era, había detectado que fuera un muerto viviente.
La conversación, dentro de lo que cabía, había sido la que habría podido esperar de todas sus conversaciones con los espíritus de los muertos: le pedía que ayudara a su hija, que impidiera que fuera por el mal camino. Era una petición que su padre le había advertido que escucharía muy a menudo. Angie le había respondido entonces la verdad: que no sabía qué estaría en su poder hacer en ese aspecto, pero que le transmitiría su deseo a su hija de que llevara una buena vida. Era lo más que podía hacer, porque aunque Angie pudiera someter a los muertos, las decisiones de los vivos no eran algo que lo que pudiera, debiera o quisiera interferir. Con esa promesa, la mujer se marchó, no sin advertirle antes que su hija estaría allí al día siguiente, y que no permitiera que le pasara nada malo.
Había algo extraño en aquellas últimas palabras, sin duda alguna. Pero Angie lo había asociado a la conversación que había tenido y, más allá de limpiar un poco la casa e investigar qué tipo de muerto podía confundir a Anubis de esa manera, no había hecho nada fuera de lo normal. Y ahora lo estaba lamentando.
Primero fue la luz violeta. Cuando la vio, sintió un escalofrío recorriéndole la espalda, como si alguien acabara de pisar en su tumba, y en la tumba de todos los benandanti que hubieran existido jamás. El terremoto que siguió la tiró al suelo, y estaba todavía recuperándose cuando escuchó el gruñido quedo, amenazador, de Anubis. Su fiel perro gruñía hacia el exterior, la postura amenazadora, como si estuviera dispuesto a saltar sobre lo primero que pasara por la puerta, el pelo corto y negro erizándose. Había pocas cosas que pusieran a Anubis en una posición similar, y Angie creía que sabía a que se enfrentaba cuando se asomó a la ventana.
Lo que vio no la asustó: la aterrorizó.
Podía aceptar lo de los muertos vivientes rodeando su casa como si aquello fuera una película barata de terror. Que fueran aquellos muertos tan raros que no parecían muertos era una preocupación, desde luego, no sabía si su magia les afectaría porque no lo había intentado y aquel era un momento horrendo para hacer experimentos. Pero no, lo que la aterraba no era eso. Lo que la aterraba era el tipo con un traje negro con un extraño símbolo en el pecho, con algo que parecía relucir en su mano y que sospechaba era un anillo, y que desprendía un aura de muerte y malignidad que ella misma podía oler desde ahí.
Ya había visto un diseño y un anillo similares. A veces, cuando leía las noticias, y encontraba de esas que hablaban de si tal superhéroe había salvado cual ciudad, a veces salía alguno de los Green Lantern, con sus trajes de verde y negro y sus brillantes anillos, como pequeñas estrellas en sus manos.
-Solo que este no va de verde- murmuró Angie, apoyada contra la puerta.
No, ni tampoco estaba de visita de cortesía.
Y así estaba, mirando hacia el hall de su casa, su mente corriendo como loca mientras se preguntaba qué hacer para contener lo que se le venía encima, cuando algo, o más bien alguien, cayó como de la nada sobre la alfombra. De hecho, fueron dos alguien. El ruido sobresaltó un poco a Anubis, que lanzó un ladrido quejumbroso mientras se apartaba. El perro se acercó, olfateó la pila de gente con suspicacia y, tras confirmar que no eran una amenaza, procedió a seguir gruñendo hacia el exterior, donde esperaba el Black Lantern. Angie se acercó a las dos personas que habían caído de la nada en su pasillo y comenzó a ayudarles a levantarse. El primero era un chaval que parecía salido de una convención de juegos de rol, y la segunda era una chica vestida con ropas militares y el pelo de verde.
-Bueno, no sé de dónde habéis salido, pero tenéis un sentido de la oportunidad nulo- dijo-. Voy a intentar algo, debería darnos un poco de tiempo.
Con la mano, tocó la puerta, y comenzó a murmurar unas palabras. Tan solo era una orden engarzada en un hechizo, un hechizo que se manifestó como largas líneas de color verde pálido, que parecieron mezclarse con la puerta y las paredes de la casa. Una simple orden: "no entres". Por norma general, cualquier espíritu o criatura que estuviera muerta no podría resistirse a la orden, y no podría entrar dentro de la casa, o al menos de la planta baja de la misma. Pero no las tenía todas consigo con aquellos muertos, y menos aún con lo que los dirigía. No, aquello no los pararía, si eran esos muertos tan raros y el anillo negro era igual que los verdes de los Green Lantern.
-No tendréis experiencias con hordas de zombis, ¿verdad?
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Hellcat
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Ficha de Personaje Alias: Nombre real: Universo:
Tema: Re: [La Colisión de los Mundos] Me dejas muerto... (Angela Strazza, Adalbert Amsel, Fiona O'Sullivan) 13th Abril 2014, 20:43
¿Pero qué coj-?
No pudo terminar la frase. Vale, esperaba una buena sacudida cuando pulsara el botón, pero no que el suelo se pusiera de ese color. Ni que el edificio de los cojones no se cayese a pedazos. Fiona gruñó y apretó varias veces el botón frustrada, hasta que notó que perdía pie. Y no pudo hacer mucho más
Segundos después estaba de bruces en medio de una alfombra, degustándola con una pasión sólo equiparable al cabreo que sentía. Y cuando notó algo que se le caía encima de los riñones y que pesaba un quintal, su mal humor no mejoró. Refunfuñó y se revolvió debajo del paladín, pero afortunadamente para Angie y éste, la médium fue rápida en sacárselo de encima.
Fiona refunfuñó mientas se incorporaba, acariciándose los doloridos riñones e intentando determinar dónde demonios se encontraba. Nunca le había pasado nada así, pero sospechaba que sería algo del tipo de Rondador Nocturno. Ese tío se teletransportaba, así que alguien podía haberla teletransportado a otro sitio, ¿no?
-Bueno, no sé de dónde habéis salido, pero tenéis un sentido de la oportunidad nulo. Voy a intentar algo, debería darnos un poco de tiempo.
Mira, tía, no estoy aquí para las pastitas ni el té de los cojones, así que... replicó por su parte la peliverde, dirigiéndose hacia la ventana más cercana. Lo mejor era salir cuanto antes, no fuera que apareciese el tapón maloliente de los X-Derp y le intentase convertir en salchichón de tía buena. Y entonces la vio. No oyó lo siguiente que había dicho Angela, porque sus ojos estaban clavados en la mujer que estaba siendo controlada por el Black Lantern.
Sintó la sangre hervir, y sus ojos se achicaron. Empezó a salirle pelo negro por todo el cuerpo, y sus ojos se volvieron los de un felino mientras sin ningún miramiento saltaba a través de la ventana con un rugido de pantera atronador
¡TÚ! ¡ME HARÉ UNA JARRA CON TU CRÁNEO! aulló la irlandesa en cuanto tomó suelo, abalanzándose de cabeza y sin pensar contra el Black Lantern en una furia homicida, sin preocuparse por su propia integridad física.
Adalbert Amsel
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Ficha de Personaje Alias: Nombre real: Adabel Amsel Universo:
Tema: Re: [La Colisión de los Mundos] Me dejas muerto... (Angela Strazza, Adalbert Amsel, Fiona O'Sullivan) 14th Abril 2014, 16:48
No era la primera vez que Adalbert Amsel veía un portal. De hecho, solía cruzarlos incluso para liberar aquellos lugares del mundo de los ángeles dominados por los demonios y aliados de éstos que habían tomado el control del cielo. Pero, desde luego, nunca había visto ninguno como aquél. Sus compañeros Pyrona, Zweihander y Mermaid parecían igual de sorprendidos, e incluso Lorelai fue incapaz de saber de qué se trataba exactamente:
-Esto resulta demasiado extraño... -murmuró el ángel- No detecto origen demoníaco, pero tampoco angelical.
-Y el ángel Boadicea tampoco sabe nada... -respondió el paladín, ya que, a pesar del sello, dicho ángel había sido capaz de comunicarse con ellos a través de la mente.
-No está mal cambiar un poco de rutina por una vez... -comentó la bruja pelirroja, colocándose el sombrero de copa con su mano libre, y dirigió entonces una sonrisa ladeada a Zweihander- Casi como en los viejos tiempos, ¿eh, grandullón?
El ser de armadura le devolvió la mirada, pero no hubo respuesta. Tampoco tuvieron tiempo de decir o hacer mucho más, cuando el portal cambió de repente, tragándose tanto a Loralei como a Adalbert. Tan sólo unas exclamaciones, antes de que éste se cerrara de nuevo.
El paladín se encontraba, aparentemente, solo cuando otro portal le escupió en el interior de una casa. Por desgracia cayó encima de alguien, y ese alguien tuvo la mala suerte de sentir en sus carnes lo doloroso que podía ser el sufrir el peso del aterrizaje de alguien embutido en una armadura completa encima suya. Adalbert, por su parte, no se dio cuenta en el mismo instante, sino que primero vio, al abrir los ojos, el hocico de un perro olisqueándole. Luego, para cuando intuyó que había alguien debajo, otra mujer, posiblemente la dueña de la casa, les había ayudado a ambos a ponerse en pie:
-Mis disculpas... -respondió el joven a Angela, asegurándose con la mirada de que la peliverde estaba bien... Y que resultaba ser bastante rara. No por el pelo en sí, eso sólo le hacía pensar que, posiblemente, no era humana. Sino las ropas, de un estilo que jamás había visto, y la manera de hablar. Pero no hubo mucho tiempo de preguntas, explicaciones o similares. Mientras la que parecía más adulta levantaba una barrera contra los muertos, la adolescente entró de pronto en ira, prácticamente lanzándose por la ventana, cambiando incluso su cuerpo de forma, y lanzándose hacia el que parecía el mago controlando a las personas de fuera. La pregunta de Angela le hizo entender que se trataba de un nigromante, pero no se paró a responder todavía:
-¡ESPERAD!
Pero no tuvo tiempo de detener a la que, para él, resultaba claramente una licántropa, en lo que ésta se lanzaba directamente hacia el hombre de negro. Su espada ya se encontraba desenvainada, no habiendo salido aún por la ventana pero listo para actuar en función de lo que ocurriese:
-¿Zombis? ¿Os referís a no-muertos? He estado luchando contra ellos y demonios, pero...
... con la ayuda de un ángel. El cuál, al mirar un momento a su alrededor, no encontró por ningún lado:
-... ¿Ángel Loralei? -no hubo respuesta, lo que le hizo apretar la mandíbula- ... No tengo claro si habré de ser eficaz en estos momentos.
Probablemente no sería difícil para Angela darse cuenta del tono y modo de hablar del joven, un tanto solemne e, incluso... Arcaico. Y esa armadura y espada no tenían pinta de ser de pega, precisamente.
_________________ Adalbert Amsel: #7F462C
Loralei: #151B54
Angela Strazza
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Ficha de Personaje Alias: Benandante Nombre real: Angela Strazza Universo: DC Universe
Tema: Re: [La Colisión de los Mundos] Me dejas muerto... (Angela Strazza, Adalbert Amsel, Fiona O'Sullivan) 14th Abril 2014, 22:09
Angie apenas si tuvo tiempo de reaccionar saltándo a un lado cuando la chica peliverde se convirtió en un animal y saltó atravesando, y destrozando, su ventana. Las líneas verdes que se había extendido por la casa restallaron al romperse y volvieron a formarse, dejado la forma del agujero que había hecho la pantera. Parecía que no se había dado cuenta de las circunstancias y estaba dirigiéndose en una carga suicida hacia el grupo de zombies. La italiana no tuvo ni que pensarlo.
-¡Anubis, detenla!
Con un sonoro ladrido, el labrado atravesó la ventana a través del agujero ya abierto y se lanzó a la carrera hacia la chica. Si hubiera elegido un felino más pequeño o rápido, o si Anubis no estuviera entrenado para ese tipo de cosas, probablemente Fiona hubiera alcanzado a los zombis y hubiera acabado teniendo muchos más problemas que los familiares. Pero antes de que alcanzara el final del jardín, el enorme perrazo se tiró encima de ella y consiguió frenarla, aplastándola con su peso mientras gruñía amenazador a los muertos a apenas un par de metros.
Mientras, Angie escuchaba la respuesta del chico sobre haber peleado con no-muertos y demonios, y sobre no tener del todo claro si iba a poder hacerlo ahora. Bueno, pensó, al menos podría defenderse si solo tenía que pegarse con ellos de uno en uno, porque la espada y la armadura, por muy de juego de rol que parecieran, tenían el aspecto de ser bastante reales. Claro que ahora mismo tenían una emergencia fuera, en campo abierto, donde la armadura y la espada bien podía no ser suficientes. La italiana apretó los labios; eso le dejaba solo con una barrera con un precioso boquete, y sus propios poderes, contra un tío con un anillo intergaláctico de poder desconocido y su horda de muertos que no parecían muertos. Aquel día estaba mejorando por momentos, pensó con un cierto nivel de cinismo. Lo siguiente es que se encontrara con que alguien había matado a Batman y este estaba en la parte de atrás de su casa convertido en un monstruo no-muerto, o algo del estilo. Sería lo que le faltara para redondear la mañana.
-Entonces coge a la chica y llévala a un lugar seguro. Si os encerrais en una de las habitaciones de la planta baja deberíais poder defenderos hasta que llegue alguien.
Acto seguido, abrió la puerta de par en par y salió corriendo. No le había dicho al chico lo que ella pensaba hacer, porque ella misma creía que era una locura. Pero era lo que debía hacer, y a diferencia de su tía, no pensaba quedarse encerrada mientras alguien la necesitara. En unos segundos se plantó al lado de la chica. Desde ahí tenía una buena vista del aspecto del tipo que controlaba a los muertos: era feo como el demonio, y calvo salvo por unos cuantos mechones que le salía por encima de la cabeza y por donde estarían las patillas. La sonrisa que mostraba era repelente y maligna. El símbolo, que a la distancia había pensado que formaba parte del traje, en realidad lucía sobre su pecho desnudo y ennegrecido. Desde ahí, Angie podía oler a carne podrida y tierra corrompida y húmeda. Sin duda, estaba tan muerto como aquellos a los que controlaba, salvo que en este caso la italiana sabía perfectamente que lo estaba. Todo en ese tipo hablaba a muerto.
-Bueno, hasta aquí has llegado. ¡No pienso dejar que sigáis avanzando!
Con aquella exclamación extendió las manos, haciendo uso de su poder. Líneas de un verde pálido, la expresión de su propia magia, rodearon no solo el cuerpo del muerto dominante, sino también a varios de los otros muertos, frenando sus movimientos. Por el momento, parecía que funcionaba.
El muerto con anillo intentó luchar contra el hechizo que le mantenía inmovil, llevado por una voluntad que rara vez veía Angela en un muerto. Pero no era capaz de romper el control sobre su cuerpo porque seguía siendo un cadáver, y eso era, entre otras cosas, las pocas cosas que la italiana podía controlar. Sin embargo, cualquier sentimiento de triunfo que la benandante pudiera tener se esfumó cuando volvió a ver aquella sonrisa depredadora.
-¿Piensas que eso es suficiente?
Como si hubieran esperado a esas palabras, los otros muertos, aquellos que ni ella ni Anubis habían reconocido como tales en su momento, se liberaron del hechizos y comenzaron su avance hacia ella. Angela maldijo por lo bajo. Aquel no estaba siendo su día.
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Hellcat
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Tema: Re: [La Colisión de los Mundos] Me dejas muerto... (Angela Strazza, Adalbert Amsel, Fiona O'Sullivan) 22nd Abril 2014, 21:18
¡Uuff! la muchacha mordió el polvo casi de forma literal en cuanto el perro se le echó encima, pasando de nuevo a la forma humana. Sus ojos se humedecieron mientras notaba el peso del cánido justo encima de ella. Sus puños se cerraron y crisparon, y finalmente dio un puñetazo en el césped del jardín, frustrada.
Sus hombros empezaron a temblar, y finalmente donde antes estaba una irlandesa con la cara manchada de tierra y los ojos llenos de lágrimas ahora había un elefante que acababa de lanzar por los aires al pobre cánido, que soltó un gañido de sorpresa ante el súbito cambio de la chica. En cuestión de segundos, la terrorista cambió a una forma humanoide a mitad de camino entre un rinoceronte y un humano, recogiendo en el aire al animal. Y resopló con fuerza, moviendo una de sus piernas, levantando tierra e indicando claramente lo que iba a hacer
Segundos después, con un enorme perro agarrado cual balón de rugby, la medio rinoceronte se encontraba cargando contra los revividos sin demasiados miramientos, pasando por encima del más cercano con un ominoso crujir de huesos. Tras placar a un par más, la muchacha dejó al perro en el suelo con poca delicadeza, pero asegurándose de no hacerle daño, antes de empezar a liarse a golpes con el desafortunado más cercano, que empezó a ser convertido en pulpa contra el suelo mientras el resto de muertos controlados se la echaban encima en un intento de hacer una piñata con la mutante mientras el Linterna Negra se zafaba del poder de la Berandante.
Y con un nuevo rugido, varios cuerpos salieron volando de la melee cuando Fiona empezó a revolverse y agitarse. De su espalda salieron las espinas de un erizo de tamaño gigante, empalando a varios de los más desafortunados, y pronto revirtieron a una lisa y dura digna de un rinoceronte. Sus ojos entonces se centraron en el nigromante que estaba en el centro del grupo
Tú...
Yo... el susodicho se rió en la cara de la mujer, burlándose de ella con un claro gesto de desdén mientras elevaba el anillo. Los muertos que habían sido más maltratados pronto volvieron a incorporarse, esta vez con un aspecto mucho más cercano al de un zombie, agarrándola por los brazos y piernas en un intento de inmobilizarla Yo... yo... yo... Me lo voy a pasar de fábula con tu cadaver, muchachita... Pero por favor... no me lo pongas fácil y resiste un poco, ¿quieres? Demos un buen espectáculo a nuestros espectadores
Adalbert Amsel
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Tema: Re: [La Colisión de los Mundos] Me dejas muerto... (Angela Strazza, Adalbert Amsel, Fiona O'Sullivan) 4th Mayo 2014, 13:00
Todo había pasado demasiado rápido para el pobre paladín. Apenas había salido corriendo por la puerta, dispuesto a hacer lo que la maga le había pedido, cuando vio las transformaciones de la irlandesa, cómo de deshacía fácilmente del pobre perro y cargaba contra los cadáveres. Cómo los poderes de la italiana no eran suficientes para contener a los no-muertos. Aquello iba a ser muy, muy complicado. Especialmente sin sus aliados y la protección de su ángel. Aún así, tensó la mandíbula cuando ambas mujeres se encontraron atrapadas con el avance de los muertos vivientes, o lo que fueran.
"No hay muchas opciones..."
Aferró sus manos alrededor de la empuñadura de su espada, y lo primero que hizo fue lanzarse hacia los zombies que estaban atrapando a Fiona. Sorprendentemente, sintió de pronto una oleada de energía en su interior, cómo sus músculos se vigorizaban, y eso se manifestó cuando, con fuerza sobrehumana, logró apartar a espadazos algunos de los zombies que habían ya agarrado a la furibunda irlandesa. Una voz conocida resonó en el interior de la mente de Adalbert, para gran alivio de éste:
"Ruego disculpéis mi tardanza, héroe... El viaje a través del portal me ha debilitado.
"Entiendo... Me alegro de teneros aquí, ángel"
Un rápido análisis de la situación, y se dirigió a Fiona, manteniendo a otros zombies alejados a espadazo o golpe limpio:
-Por favor, escuchadme: Lanzándoos ciegamente contra el enemigo no es la solución. Necesitamos retirarnos momentánteamente, y un plan. Ruego os tranquilicéis y os retiréis con Anubis al interior de la casa para ganar tiempo. Yo ayudaré a la otra dama.
Esperaba que sus palabras fueran suficientes, pues veía que la metamorfa podría valerse sola para deshacerse de los pocos zombies que todavía estaban demasiado cerca antes de que la cosa se complicase. Y, en su estado actual, sólo conseguiría que los tres, o cuatro contando al perro, acabasen uniéndose a aquél ejército. Rápidamente se movió para colocarse entre Angela y los no-muertos que ya casi amenazaban con alcanzarla, apartándolos o cortándolos con su espada:
-Yo os cubro.
De hecho, tenía pensado no separarse demasiado de la bruja, manteniéndola, en todo lo posible, a salvo. Lo cuál no iba a ser por mucho tiempo si no se retiraban pronto a un refugio temporal, o encontraban una forma rápida de vencer al nigromante.
_________________ Adalbert Amsel: #7F462C
Loralei: #151B54
Angela Strazza
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Mensajes : 71 Fecha de inscripción : 07/04/2014
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Tema: Re: [La Colisión de los Mundos] Me dejas muerto... (Angela Strazza, Adalbert Amsel, Fiona O'Sullivan) 5th Mayo 2014, 20:02
Angela solo podía renegar de su suerte cuando la chica decidió ignorar todos sus esfuerzos para mantenerla a salvo y prácticamente llevo al pobre Anubis en brazos durante una carga que la llevó en medio del grupo de zombis. Para cuando acabó con ellos, no parecían demasiado humanos, desde luego, pero volvieron a levantarse, como cualquier persona habría esperado de los no-muertos, resultando en que al final estaban peor de como habían empezado. Los muertos parecieron ignorar a Anubis, centrados en la chica. Y, de pronto, el chico con pintas de haber salido de una convención de rol atravesó las líneas de zombis, lanzando tajos y haciendo retroceder a las criaturas. Angie no iba a quejarse del súbito respiro, y se llevó los dedos a los labios, lanzando un silbido fuerte y agudo.
De pronto, sobre sus cabezas, comenzó a formarse lo que parecía una nube. Pero no era una nube; era una bandada gigantesca de cuervos, la madre de todas las bandadas, llenando el aire con sus graznidos irritados. Por unos segundos no parecieron que se fueran a mover, hasta que Angie alzó la cabeza y les gritó:
-¡Bueno, no os quedéis ahí mirando! ¡El muerto está ahí, id a por él!
Señaló al tipo del anillo negro.
Como una turba enfurecida, la gigantesca bandada se abalanzó sobre él en una cacofonía de graznidos espeluznantes. Sin embargo, pronto le quedó claro, viendo los manotazos salir de vez en cuando de la nube de enfurecidos cuervos, que aquello no sería suficiente como para eliminar a aquella cosa, fuera lo que fuese. ¿De dónde demonios había salido? De todas formas, la bandada le estaba dando un tiempo precioso, que tendría que aprovechar mientras dispusiera de él. El chico estaba intentando convencer a la loca de que volviera a la casa, pero tenía la sospecha de que no sería tan sencillo.
-¡Están todos muertos! ¡No puedes detenerles con esos poderes! ¡Si no quieres acabar como ellos, tienes que volver a la casa!
Ella misma estaba comenzando a retroceder, pero de manera muy lenta, tan solo para mantener un poco la distancia con los muertos. Si la chica no se echaba atrás, si no volvía a la casa, iban a tener problemas, viendo el pronto que tenía. Lo único que estaban haciendo era ganar tiempo para poder volver a una posición defendible y averiguar cómo demonios eliminar a aquel tipo. El chico se interpuso entre ella y los muertos, asegurándole que la cubriría. Bueno, parecía el único que se estaba arreglando medianamente bien contra ellos, así que al menos podía contar con que se las arreglaran para volver de una pieza. Y aún quedaban cuervos que picoteaban al tipo del anillo negro, aún cuando el resto se había alejado volando, situándose en el tejado de la casa o en los cables cercanos, como esperando una nueva oportunidad. Todavía tenía tiempo para una última intentona.
-Tú, que caminas por una tierra que no te corresponde, criatura de muerte, aquel que ya no vive- recitó, alzando la mano hacia el tipo de negro-. Tú, que permaneces muerto en el mundo de los vivos, escucha mi mandato. ¡Vuelve al lugar que te corresponde!
La orden, como un relámpago de color verde solo visible a aquellos que tuvieran conexión con poderes arcanos, golpeó el cuerpo del "nigromante". Pero la única respuesta que recibió a su hechizo fue una carcajada maligna que se cortó cuando se escuchó un mensaje, en una voz lúgubre y mecanizada:
Nivel de energía descendiendo al 45%
Y en ese momento, los últimos cuervos decidieron retirarse a lo alto de la casa, mostrando el rostro furioso de su adversario.
-Creo que es un momento magnífico para una retirada- anunció Angela, su rostro a medio camino entre la incredulidad y el miedo.
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Tema: Re: [La Colisión de los Mundos] Me dejas muerto... (Angela Strazza, Adalbert Amsel, Fiona O'Sullivan) 10th Mayo 2014, 23:40
La joven mutante seguía furibunda. Tenía algún rasguño aquí y allá provocado por los mordiscos de alguno de los muertos, pero estos dejaban de sangrar en cuestión de segundos, cerrándose lentamente, pero lo suficientemente rápido como para ser perceptible. La chica se giró sobre sí misma, aplastando a uno de los cadáveres contra uno de los árboles, dejándolo incrustado y desmadejado contra la madera astillada
¿Que me retire? ¡Y una mierda! la mujer rugió y dio un patadón en el suelo, creando algo parecido a un sismo de pequeña escala a su alrededor, lo que provocó que varios de los muertos perdieran pie ¡Retírate tú si quieres, cagón! ¡Esto es personal! rugió de nuevo, dando un golpe con sus dos manazas en el cráneo de una de las criaturas, reduciéndola a pulpa en cuestión de segundos.
Eso fue hasta que vio a su madre entre el grupo de cadáveres que rápidamente se apartaban de ella. La miró con ojos llorosos, mientras su madre le sonreía, casi incitándola a que la diese un abrazo.
Mamá... la muchacha suspiró, agachando los hombros. Cambió a su forma humana, y el cadáver se empezó a acercar a ella mientras la peliverde metía las manos en los bolsillos con la cabeza gacha. Lo siento... añadió, cuando ya casi la tenía encima. En un visto y no visto, la irlandesa mutante convirtió uno de sus brazos en uno de los de tigre, clavando su mano dentro de la cavidad pectoral de la que era su madre, que la miró con confusión y sorpresa, confusión y sorpresa que también estaba mostrando en ese momento el Linterna Negra, que no se creía que la niña estuviese "asesinando" a su madre
Pero los muertos, muertos deben estar añadió, desclavando su garra y dándole una patada a la mujer, antes de tirarse al suelo mientras se convertía en un híbrido de armadillo y rinoceronte. Y segundos después, con una explosión de granada alojada en la caja torácica de su propia madre, el cuerpo de esta se convirtió en una lluvia de metralla, carne y esquirlas de hueso.
Fiona sollozaba en su forma de bola, pero pronto volvió a erguirse, golpeando con contundencia a los no-muertos cercanos que aún estaban aturdidos por la explosión. Estaba claro que no era de las que dudaban en matar a un ser querido si debía hacerse, pero al menos aún era humana... aparentemente.
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Adalbert Amsel
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Tema: Re: [La Colisión de los Mundos] Me dejas muerto... (Angela Strazza, Adalbert Amsel, Fiona O'Sullivan) 11th Mayo 2014, 17:37
Estaba claro que Fïona no estaba dispuesta a trabajar en equipo, y de haber sido otra persona, la hubiera atravesado de lado a lado con la espada para así salvar al resto del equipo improvisado y tratar de pensar en una estrategia para salvar aquella ciudad. Por fortuna para la irlandesa, Adalbert estaba demasiado acostumbrado a compañeros de equipo eficaces para ni tan siquiera plantearse aquella opción, al menos de buenas a primeras. Por mal que le sentase, ahora ella era parte del equipo, y tenía que protegerla al igual que a Angela. Aún así, su resoplido indicaba claramente que habría preferido seguir el consejo de la segunda, y hacia ella se volvió, aprovechando el leve respiro que habían conseguido:
-No va a colaborar, y no puedo dejarla sola. Intentaré hacerla entrar en razón y la seguiremos, pero quizás sea preferible que se ponga usted primero a salvo y piense en algo rápido...
Tuvo que volverse primero para deshacerse de unos cuantos no-muertos más, aunque notaba algo curioso: Semejaban un poco más dubitativos a la hora de lanzarse contra el paladín. Él no se había dado cuenta aún, pero posiblemente era por el aura sagrada que le estaba cubriendo en estos momentos:
-Intentaré algo para debilitarle más, o al menos ganar tiempo. Por favor, haga lo que vea conveniente por el bien de todos.
Puede que no estuviese familiarizado con ciertas expresiones y palabras, pero pudo adivinar que, lo que aquella voz metálica había anunciado, no era bueno para el nigromante. Lo que sí lo era para ellos. Primero se lanzó contra Fiona, confiando en que Angela sería lo suficientemente hábil para mantenerse a salvo durante un tiempo, y... embistió a la irlandesa, tirándola al suelo y apuntándole con la punta de la espada en el cuello. Fuese por el aturdimiento de la explosión anterior, por la aparición repentina o por el aura sagrada del joven, lo cierto es que los muertos más cercanos semejaron dudar un momento entre si atacar o no:
-Francamente, el que os resulte algo personal o no, me importa más bien poco. -habló, con frialdad y seriedad, claramente indicando que no se estaba marcando un farol- Vuestras acciones no están ayudando, sino que incluso están empeorando la situación. ¿Queréis acabar con ese hombre? ¿Venganza? ¡Espabilad y colaborad!
Tuvo que volverse y girar un momento sobre sí mismo, cortando con la espada a varios no-muertos que se habían acercado demasiado, y alejando con dicho movimiento a los que estaban más atrás, antes de centrarse de nuevo en Fiona:
-Si queréis suicidaros, avisadme ahora, pues así no arriesgaré mi vida, la de la otra dama y la de todos los habitantes de este lugar por vos.
Con esa última frase finalmente se alejó, dejando a la irlandesa en paz, y pasó a centrarse en el nigromante. Posiblemente en el pasado, lo que pensaba hacer no sería posible, teniendo en cuenta que aquél hombre estaba flotando en el aire... Pero, con la influencia de Loralei directamente en su interior, quizás... Cogió una bocanada de aire, y comenzó a correr hacia donde él se encontraba, apartando la marea de no-muertos a espadazo limpio. Iba a ser muy arriesgado, pero era lo mejor que se le ocurría en aquél momento. A varios metros, aferró con más fuerza la empuñadura de su espada, se impulsó con las piernas... Y pegó un salto hacia el Linterna Negra. No llegó a plantarse delante de él, ni falta que le hacía. Pues alzó la espada, dejando que la rabia fluyera por sus venas, que el poder astral le diese un brillo dorado al filo... Y, al descenderla con fuerza, encontrándose a los pies del nigromante, una fuerza cortante le golpeó. Una que no hacía distinción entre vivos, muertos, seres sobrenaturales u demonios.
Tras su ataque, cayó otra vez al suelo, aterrizando entre la marea de no-muertos. Por un momento, pareció que la cosa acababa ahí... Pero pronto, varios cuerpos salieron volando hacia los lados, y Adalbert comenzó a abrirse paso, tratando de salir de allí y volver hacia la casa.
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Tema: Re: [La Colisión de los Mundos] Me dejas muerto... (Angela Strazza, Adalbert Amsel, Fiona O'Sullivan) 12th Mayo 2014, 21:08
[OOC: ¡Ojo, tochopost más adelante!]
No había forma. La chica no atendía a razones. Fuera quien fuese la persona que había visto entre el grupo de muertos, estaba demasiado enfadada para si quiera plantearse el hecho de que no estaba logrando nada. Sí, los cuerpos quedaban hechos polvo, sin duda, sin el aspecto de gente en la lozanía de la vida que habían tenido, pero por más que los golpeara, aplastara o destrozara, seguían levantándose. Si Angie quería hacer algo drástico, como un ritual de purificación, o siquiera llamar a la caballería, necesitaba un lugar seguro y tiempo, pero no podría conseguirlos si aquella cría se emperraba en luchar con los muertos como si fueran vivos.
Y entonces la escuchó decir “mamá”, y vio una cabellera pelirroja inconfundible, y casi quiso gritar y llorar al mismo tiempo cuando por fin se dio cuenta de que aquella cría que estaba haciendo todo lo posible por matarse a sí misma era la chica a la que había prometido proteger el día anterior.
Luego vio que el cuerpo volaba después de que una explosión le reventara la caja torácica. El cadáver estaba destrozado para cuando aterrizó en el asfalto frente a su casa, pero Angie vio con horror que, a pesar de que prácticamente no había nada que pudiera levantarse, lo que quedaba lo estaba intentando por todos los medios. Definitivamente, nada iba a detener a aquella horda como no fuera acabar con el que estaba controlándola. La mente de Angie estaba trabajando a toda velocidad, intentando encontrar la forma de acabar con aquella cosa. Era un muerto con voluntad, eso lo sabía, porque se había resistido cuando le había retenido, pero la voluntad no era la de un espíritu, porque de haberlo habría sido expulsado cuando le ordenó volver a donde pertenecía.
El chico con armadura dijo que intentaría debilitarle, antes de saltar… sobre Fiona, apuntándola con su espada. No escuchó lo que le dijo, pero sí vio como Fiona sacaba de sus bolsillos una granada. Angie habría querido gritar, detenerles antes de que aquella pelea tuviera un resultado fatal sin necesidad de la participación de los propios muertos. Pero antes de que pudiera hacerlo una garra fría como el hielo se cerró sobre su garganta y la levantó varios centímetros del suelo. Su mirada se encontró con los ojos muertos del Black Lantern, que ahora volvía a sonreír, mientras la voz monótona volvía a hablar.
Voluntad.
Miedo.
-Me has hecho perder un tiempo precioso, pero seguro que puedo recuperarlo…- dijo, echando hacia atrás la mano derecha con el anillo-. ¡Quedándome tu corazón!
-¡Anubis! ¡¡MUERDE!!
Ni siquiera había acabado de dar la orden cuando la enorme mole que era el labrador negro saltó con toda su fuerza y peso sobre el Black Lantern, cerrando su potente mandíbula sobre el brazo izquierdo. No es que la criatura se doliera, pero la sorpresa y la colisión fueron suficientes como para que soltara la presa, de tal manera que Angie salió volando y cayó rodando un par de metros, alejándose de su atacante. Con un rugido de rabia, el Black Lantern sacudió el brazo y arrojó al fiel perro por los aires. Anubis aterrizó, pero el gañido lastimero que soltó indicaba que había sufrido algún tipo de daño, tanto como el hecho de que se quedó tumbado en el suelo sin moverse.
Durante unos escasos cinco segundos, un sinnúmero de emociones pasaron por la mente de Angie: sorpresa, alivio, miedo, rabia, todo mezclado sin ton ni son. Había estado a punto de matarla, y si estaba viva era por Anubis, que ahora estaba herido por su culpa. Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar a esas mismas emociones, vio al chico de la armadura y la espada caer sobre aquella criatura, todo él justa ira divina. El corte estalló en energía de blanco y dorado, con una fuerza tal que mandó a Angela rodando de nuevo. Cuando volvió a mirar, el cadáver ante ella lucía una herida que no se cerraba.
No era posible.
Pero ahí estaba. Estaba claro que le había dañado. Los movimientos de aquella cosa lo demostraban. Fuera lo que fuese lo que había hecho aquel chico, había funcionado. Le había hecho daño, y tal vez si golpeaba con ese ataque algo que fuera vital, podrían deshacerse de aquella cosa. Pero, ¿el qué? Y entonces miró la mano derecha de aquel monstruo, la mano que había buscado su corazón.
El anillo en su mano derecha parecía absorber la luz a su alrededor de tal forma que casi parecía brillar.
Brillaba como una pequeña estrella. Como los anillos de los Green Lantern.
¡El anillo!
Era solo una teoría absurda, y no estaba segura de si sería cierta, pero el anillo parecía actuar al revés de los anillos verdes. ¿Tal vez, en vez de ser controlado, controlaba al cadáver que lo llevaba? Eso explicaría por qué sus órdenes no habían funcionado. El anillo no era, a fin de cuentas, un espíritu, y aunque el cadáver seguía siendo un cadáver, animado por la voluntad del anillo podía luchar contra lo que ella usara. Sonaba plausible, y además eso le daba un objetivo mucho más específico. Se volvió hacia los cuervos que todavía estaban alrededor, dando a su casa el aspecto que se esperaría de ella si hubiera formado parte del rodaje de Los Pájaros.
-¡Chicos, una vez más! ¡A todos!
Los cuervos volvieron a alzarse y, todos a una, se lanzaron como una nube sobre los muertos. El Black Lantern volvió a llevarse la peor parte, pero esta vez raro era el cadáver que no tenía al menos un cuervo picoteándole, arañándole, y en general haciéndole todo tipo de desgracias. Ahora, Angie tenía un poco de tiempo para hacer algo más.
Era una locura, pero hasta ayer aquellos cadáveres se habían comportado como gente normal. Incluso la mujer pelirroja había acudido a ella y había hablado con ella por sí misma. Si eran de verdad habían estado muertos, entonces sus espíritus habían estado allí desde el principio. Extendió sus manos hacia delante, como si las ofreciera a alguien que tenía que venir, mientras murmuraba unas palabras, una petición, una llamada, que finalizó cuando dijo en voz alta y clara un nombre:
-¡Aithne O’Sullivan!
Del cadáver destrozado surgió una neblina con forma de mujer, que se acercó a ella y tocó una de las manos extendidas. En el momento en el que lo hizo, la forma se volvió visible para todos los presentes. El fantasma le ofreció una expresión pesarosa a la benandante.
-Lo siento, mi hija…
-… es una loca suicida, lo sé. Dime los nombres de los demás para liberarlos.
Tras aquello comenzó una retahíla de nombres, seguidos de los fantasmas que se iban mostrando, uno tras otro.
-Matthew O’Sullivan.
>George Stacy.
>Gwendolyn Stacy.
>Courtney Ross.
>Leonard Samson.
>Jasper Sitwell.
>Jean DeWolff.
>Mariko Yashida…
Pronto, la veintena de espíritus estaban junto a ella, algo confusos, pero casi todos agradecidos de haber sido liberados de sus cuerpos controlados. Incluso si estos seguían moviéndose, manejados por el anillo, parecían hacerlo de forma más torpe, ausente, como si les faltara… algo. Pero eso era solo una pequeña parte de lo que tenía que hacer, y el tiempo se les acababa.
-¡Hey! ¡Chaval!- llamó, dándose cuenta de repente de que no sabía el nombre del caballero de brillante armadura que les estaba sacando las castañas del fuego-. ¡Tienes que atacar de nuevo a esa cosa con lo de antes! ¡Es lo único que le está haciendo efecto de verdad! ¡Ataca a la mano con el anillo!
Esperaba que la hubiera escuchado, porque si no, aquello iba a ser el despropósito del milenio. Maldita fuera su estampa, seguro que a Batman no le pasaban estas cosas.
-¿Podéis ayudarme? Deberíais poder aferrar a esa cosa, necesito que lo sujetéis para el chico.
Varios de ellos (un hombre con un uniforme tal vez militar y gafas, otro con el pelo largo y verde, la mujer japonesa) sonrieron de oreja a oreja antes de lanzarse a ayudar. Los demás dudaron solo un momento antes de seguir a sus compañeros. Y a los pocos segundos el Black Lantern no podía moverse, atrapado por los espíritus vengativos de aquellos a los que había aprisionado. Intentó arrancarle el corazón a uno, un hombre mayor de rostro adusto, pero la mano le atravesó sin hacerle daño, y los fantasmas, comprendiendo que no les podía hacer nada, mientras que ellos sí podían hacérselo a aquel monstruo, se volvieron más arrojados.
De esa manera, no habría forma alguna de que escapara al ataque del paladín.
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Tema: Re: [La Colisión de los Mundos] Me dejas muerto... (Angela Strazza, Adalbert Amsel, Fiona O'Sullivan) 1st Junio 2014, 23:30
El friki de la armadura se tiró encima de Fiona, tirándola al suelo, lo que hizo que ella le dedicase una mirada llena de rabia mientras sacaba una granada de su bolsillo, quitándole el seguro y mirándole con verdadero desafío en sus ojos. Estaba claro que se lo llevaría por delante si volvía a interferir en su vendetta personal.
Afortunadamente, el tío se levantó y Fiona se incorporó, tirando la granada por encima del hombro. La explosión resultante voló por los aires un coche aparcado cerca de la zona, aunque no causó afortunadamente ningún herido.
Entonces vio al tipo del anillo, que estaba cogiendo del cuello a la tía buena esa que había estado ladrándole órdenes. Bueno, al menos no había intentado ensartarla como el capullo, así que le caía mejor. Comenzó a correr contra el tipo ese rarito del sellote, pero el friki de la espada volvió a adelantarse a la cambiante... lo que hizo que esta empezase a odiarlo. ¡Menuda manía con hacerla quedar mal!
Y entonces la tipa empezó a recitar nombres, haciendo que los muertos se lanzasen contra el tipo de negro, inmobilizándolo. Esa era la suya.
Fiona sonrió suavemente, empezando a andar hacia el tipo mientras cogía una granada termita de su bolsillo. Empezó a correr mientras le quitaba el seguro, empezando a reírse casi de forma maniaca, su cuerpo convirtiéndose en una fusión de guepardo y humana que la permitió adelantar al paladín aunque este se encontraba cerca del tipo
¡EH! ¡CAPULLO DE MIERDA! ¡TE FALTA FÓSFORO EN TU PUTA DIETA! exclamó, saltando sobre el tipo, convirtiéndose en una mezcla de rinoceronte y humana en el aire. Con una fuerza monsturosa, reventó los dientes y los labios del tipo, introduciéndole la granada a lo animal, para separarse de él con una voltereta hacia atrás.
Segundos después, la cabeza del tipo estalló en llamas, ardiendo con fuerza mientras el hombre aullaba de dolor. Sí, el anillo parecía regenerarlo, pero la granada parecía dañarlo a la misma velocidad, lo que se traducía en una gran y horrible agonía
Eh, espadita. No sé quién coño eres, pero acaba con esto. Yo ya estoy satisfecha añadió, dándose la vuelta para mirar al caballero pero la próxima vez que me apuntes con la puta espada de los cojones, te comes una termita como ese tío, ¿lo pillas?
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Tema: Re: [La Colisión de los Mundos] Me dejas muerto... (Angela Strazza, Adalbert Amsel, Fiona O'Sullivan) 2nd Junio 2014, 12:17
Era evidente que su ataque había funcionado. A pesar de haberse debilitado al encontrarse lejos de su mundo de origen, el poder divino de Loralei seguía siendo suficiente para provocar graves heridas a aquél cadáver nigromante. Todavía tenían una opción... Eso sí, si no caían en el intento y la peliverde no volvía a empeorar la situación. La otra mujer, a pesar de sus asombrosos poderes sobre los muertos, estaba claro que no tenía mucho que hacer en un combate cuerpo a cuerpo, especialmente ahora que Anubis se encontraba herido.
Pero no podían, ni mucho menos, relajarse. Adalbert tuvo que seguir quitándose cadáveres de encima, afortunadamente dejando que la ira divina volviese a llenarle de poder. Por lo que, para cuando la petición de la benandante llegó, ya estaba prácticamente listo. Los cadáveres se volvieron más torpes, todavía más muertos que antes quitando el hecho de que seguían moviéndose. No tardó en achacarlo a la presencia de los espíritus que la morena había logrado invocar. Mientras la más joven de los extraños artefactos explosivos hacía su jugada, el paladín se concentró, aferrando su espada con firmeza. Pronto, tras la siguiente explosión, centró sus ojos azules en la mano del anillo. Sí... En cierto modo, tenía sentido que ese fuese no sólo su arma, sino su punto débil. Al menos se asegurarían de que no siguiese usando aquellos cadáveres como meras marionetas.
Por supuesto, ignoró completamente a Fiona. Había algo más importante que hacer, y no veía necesario el prestarle la más mínima atención. Después de todo, ya había conseguido su objetivo: Que dejase de atacar sin ton ni son y colaborase en el principal objetivo. Además estaba el detalle de que le estaba costando demasiado entender su jerga. De modo que, sin mediar palabra, Adalbert se movió con rapidez hacia el Black Lantern sujeto por los espíritus, alzó su espada, que de nuevo liberaba un fulgor blanco... Y, de nuevo también, con ira divina, el filo golpeó el brazo del nigromante con fuerza, haciendo que la mano sesgada con el anillo volase por los aires y aterrizase a los pies de la peliverde, la cuál no dudó en pisarlo con una pierna de elefante con la clara intención de destrozarlo.
Parecía que todo iba a terminar, por fin.
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Tema: Re: [La Colisión de los Mundos] Me dejas muerto... (Angela Strazza, Adalbert Amsel, Fiona O'Sullivan) 4th Junio 2014, 00:58
Lo siguiente, a Angie le pareció que pasaba a cámara lenta. La irlandesa loca convertida en una mezcla de animales que parecía salida de un cuadro surrealista se había dirigido hacia el cadáver del anillo mientras este permanecía inmovilizado y le había lanzado algo que golpeó su cabeza que lanzó un tremendo fogonazo para acto seguido prenderle la cabeza en llamas al cadáver. Este lanzó un sonido que Angie no estaba muy segura si era un rugido de dolor o una carcajada. En realidad, no le dio demasiada importancia, como también procuró ignorar a la voz en su cabeza que hizo una pregunta sobre el arsenal de la peliverde. Pregunta que no tardó en verse coreada por la voz de uno de los fantasmas.
-¡¿Pero qué demonios hace esa cría con una granada de fósforo?!- exclamó el fantasma con uniforme y gafas.
La pareja de fantasmas irlandeses tuvieron el buen gusto de intentar aparentar algo parecido a la vergüenza.
Y en ese momento llegó el ataque que Angie había esperado, un golpe de luz blanca que surcó con precisión certera el aire y alcanzó al Black Lantern. El golpe hizo volar el brazo, justo para caer delante de Fiona. La italiana ni siquiera tuvo tiempo para volverse a ver qué era lo que hizo la chica con el anillo, pero sí vio perfectamente el resultado. Con un grito de dolor y un estallido de luz, el cadáver se vio reducido a un montón de cenizas. Y en ese mismo momento los cadáveres controlados por el anillo cayeron al suelo, como marionetas a las que hubieran cortado los hilos, antes de verse reducidos a cenizas también. Los fantasmas seguían en el mismo sitio, y la mayoría lució durante unos segundos una expresión de sorpresa antes de que algunos estallaran en vítores ante la victoria. Angie, todavía sentada en el suelo, parpadeó antes de que una ola de alivio la inundara.
¡Estaban vivos!
Apenas pensó en eso, un pensamiento horrible le arrebató todo el alivio que pudiera haber sentido.
-¡Anubis!
Se puso en pie y, medio corriendo y medio tropezando, recorrió la distancia hasta donde estaba su perro. Este permanecía tendido, pero respiraba, aunque con algo de dificultad, y recibió a su dueña con un lametón en la mano, como si intentara tranquilizarla. Angie se inclinó para abrazarle el cuello, intentando no causarle más daño, antes de alzar la mirada. Los fantasmas la estaban rodeando ahora. La italiana miró hacia los padres de Fiona y esbozó una sonrisa cansada.
-Creo... que lo que debáis decirle a vuestra hija, debeis hacerlo vosotros mismos. No todo el mundo tiene esa oportunidad, así que aprovechadla.
Ambos asintieron y se separaron del resto. Con una última caricia a Anubis, se levantó a hacer su trabajo.
-Gracias por la ayuda. Pero ahora es necesario que volvais a donde debeis estar. Pero... Puedo dar mensajes, si queréis.
Todos se miraron, pero la mayoría negó con la cabeza. La mujer japonesa, de hecho, se inclinó diciendo que agradecía el ofrecimiento, pero que estaba segura de que su marido sabía perfectamente todo lo que le habría querido decir. En cuando al hombre del pelo largo y verde, soltó una carcajada.
-¡Dame dos años, y me estarán devolviendo al mundo de los vivos de una patada en el culo!- bromeó.
El hombre de las gafas hizo un amago de sonrisa antes de decir su parte.
-Si alguna vez te encuentras a una mujer llamada Natasha Romanov... Dile que no se culpe, si es que lo hace. No era ella misma.
Por último se volvió a la pareja que formaba el hombre mayor de rostro adusto y una chica rubia que tenía un cierto aire familiar. El hombre miró a la chica, como si la invitara a hablar. La chica abrió la boca, volvió a cerrarla, hizo una mueca y finalmente negó con la cabeza.
-Pasó hace demasiado, recordarlo solo le traerá angustia. Pero gracias.
Angie asintió y, cuando vio que aquello era todo, se volvió y lanzó un nuevo silbido. Los cuervos volvieron a alzar el vuelo, rodeándola, aunque esta vez sin lanzar un solo graznido y, cuando se marcharon, los fantasmas también habían desaparecido. Los psicopompos los llevarían al lugar que les correspondía, y solo quedaron dos de los negros pájaros, cada uno sobre un hombro. Cuando llegara el momento, llevarían a los fantasmas al más allá. Pero de momento, solo podía esperar.
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Tema: Re: [La Colisión de los Mundos] Me dejas muerto... (Angela Strazza, Adalbert Amsel, Fiona O'Sullivan) 16th Junio 2014, 23:48
Y ya está.
Con eso se había acabado todo. Los muertos dejaron de moverse, el tío de negro dejó de aullar de dolor y se desvaneció y finalmente, no quedaba nada que evidenciase el combate aparte de unos cuerpos destrozados.
La peliverde resolló, dando la espalda a los humanos y al grupo de fantasmas, sentándose en el suelo mientras miraba al frente, con la mente perdida en el futuro. Estaba claro que no estaba bien, porque su forma no era realmente estable: de pronto aparecían músculos y luego se esfumaban, se mostraban placas óseas, pelaje, púas... los rasgos animales cambiaban de forma hipnótica y continua, hasta que finalmente, se quedaron estables.
Ahora era una híbrida entre lobo y humano, de color completamente negra, la que estaba sentada de espaldas a paladín y médium. Las orejas estaban gachas, la cola inmóvil y las manos crispadas como puños sobre las rodillas, sentada en la posición del loto. Seguía siendo más musculosa que una atleta humana, y las garras dejaban bien claro que un mal golpe podría ser el fin de aquél que la provocase
Y entonces elevó la cabeza al cielo y soltó un profundo aullido. Era uno de esos aullidos que helaban la sangre, hacían temblar a la gente y en general no dejaban a nadie indiferente. Era lastimero, triste, pero también tenía un cierto tinte de furia primaria.
Y entonces, de nuevo, el silencio. La chica bajó la cabeza y no dijo nada, con las orejas erguidas
Expectante.
Marido y mujer se miraron en silencio, viendo las reacciones de su hija, evaluando cuándo era el mejor momento. De los tres hermanos, Fiona siempre había sido la más visceral, y después de su pérdida a una edad tan joven, era de esperar que también fuera inestable. El silencio se alargó unos segundos más, y finalmente los dos irlandeses comenzaron a acercarse en silencio hacia su hija.
Ésta sólo movió sus orejas, indicando que los estaba escuchando, pero no se movió ni un ápice del sitio donde se había sentado.
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Tema: Re: [La Colisión de los Mundos] Me dejas muerto... (Angela Strazza, Adalbert Amsel, Fiona O'Sullivan) 17th Junio 2014, 23:05
Ya estaba. Habían acabado con el nigromante y los espíritus atrapados por éste habían quedado libres. No había nada más que hacer allí, y comenzaba a sentir una especie de quemazón interna, por lo que pronto Adalbert sintió también cómo Loralei abandonaba su cuerpo, volviendo a ser tan sólo un humano normal.
"Lo siento... Parece que sólo os puedo prestar mi poder por un tiempo limitado. ¿Os encontráis bien?"
"Sí... No os preocupéis. Gracias a vuestro poder vencimos"
"No os restéis crédito"
Aunque para los mortales resultaba invisible, posiblemente tanto los espíritus como los cuervos podrían notar la presencia del ángel a espaldas del paladín, el cuál no dijo nada. No había nada más que hacer allí, salvo buscar el modo de volver a donde habían estado antes para continuar con su misión.
De hecho se estaba preguntando si Loralei podría hacer que alguna de las otras ángeles les detectasen e invocasen de vuelta, como había hecho Nocturna tiempo atrás, o si a lo mejor la mujer que controlaba los cuervos podría encontrar una manera, cuando el aullido de la extraña licántropo le distrajo e hizo volverse. Deduzco entonces que aquellos espíritus que quedaban serían alguien muy querido, posiblemente sus padres... Y se alejó más, pensativo.
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Tema: Re: [La Colisión de los Mundos] Me dejas muerto... (Angela Strazza, Adalbert Amsel, Fiona O'Sullivan) 20th Junio 2014, 19:25
Los fantasmas se habían detenido a una distancia prudencial de su hija, esperando. La chica había pasado por unos momentos en los que no dejaba de cambiar, hasta acabar en una forma similar a la de un lobo humanoide. Después de eso, una larga pausa, en la que todos esperaban al momento apropiado. Aquello podía ir para largo, pensó Angela, así que todavía la lado de Anubis, e intentando no molestar a la familia que acababa de reunirse solo por un momento, sacó su móvil y buscó un número de teléfono. El cuervo posado en su hombro se apartó ligeramente, y luego volvió su cabeza hacia el paladín y su ángel. Parpadeó un par de veces, antes de lanzar un graznido hacia la benandante, que hizo una mueca, antes de susurrar.
-No le des importancia, chico. ¡Ah!- al fin, alguien había cogido el teléfono al otro lado de la línea.
-¡Angie! ¿Estás bien? He intentado ponerme en contacto contigo, pero esto es una locura. No consigo encontrar a nadie, y Lisa está diciendo no se qué de unos dinosaurios vivos...
-Estoy bien. Pero Anubis ha tenido un accidente y se ha hecho daño. ¿Podrías llevarnos al veterinario?
-¡Sí, claro! ¿Pero qué clase de accidente?
-Solo puedo decirte que habiendo visto lo que he visto, me creo lo de los dinosaurios vivos.
Hubo una pausa.
-Me tienes ahí en cinco minutos.
-Gracias.
Una vez esta conversación llegó a su fin, Angela suspiró y acarició la cabeza de Anubis una vez más, antes de volverse hacia el tercer personaje en liza, que se había apartado. El cuervo, todavía en su hombro, comenzó a graznar, como si estuviera hablando, y Angela puso cara de circunstancias. Sabía que el cuervo le estaba intentando decir algo, y que ese algo era con respecto al paladín, pero ella no entendía el idioma de los animales, si es que estos tenían alguno. Aunque era cierto que algo en el aire del chico había cambiado, no estaba muy segura de lo que aquello podía significar. Pero no era de eso de lo que quería hablar con él.
-No sé de dónde has salido, la verdad, pero tengo que dar las gracias porque aparecieras. No puedo ofrecerte mucho, pero si necesitas alojamiento hoy, tengo habitaciones libres. Y... bueno, si puedo ayudarte en algo más...
Por supuesto, iba a extender esa oferta a la otra chica. Pero de momento la dejaría con su reunión. Había cosas que desde luego era mejor no interrumpir.
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Omega
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Tema: Re: [La Colisión de los Mundos] Me dejas muerto... (Angela Strazza, Adalbert Amsel, Fiona O'Sullivan) 24th Agosto 2014, 21:49
La charla entre Fiona y sus padres fue corta y en voz queda. Apenas se dijeron nada, no hubo reproches, sólo miradas de amor y de pérdida, antes de despedirse con un abrazo.
Después, la lincántropa suspiró y se incorporó, cambiando de forma de nuevo a humana e introduciendo sus manos en los bolsillos. Tenía mucho que hacer, y mucho en lo que pensar.
Mientras tanto, el paladín que las había ayudado pronto desapareció tal y como había venido, dejando a Irene a solas para tratar a su perro y pensar en qué había ocurrido.
Fuera como fuese, estaba claro que algo gordo acababa de empezar
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Tema: Re: [La Colisión de los Mundos] Me dejas muerto... (Angela Strazza, Adalbert Amsel, Fiona O'Sullivan)
[La Colisión de los Mundos] Me dejas muerto... (Angela Strazza, Adalbert Amsel, Fiona O'Sullivan)