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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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Les Plaisirs de l’Île Enchantée (+18) (Alatariel) [26/12/1778]
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Alatariel DC Universe
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Tema: Re: Les Plaisirs de l’Île Enchantée (+18) (Alatariel) [26/12/1778] 28th Junio 2015, 01:10
Disfrutaba de sus caricias en la misma medida que disfrutaba de su compañía, era un hombre interesante, no sólo por su origen, sino también por lo que guardaba en su interior. Su alma era antigua, había visto millares de cosas, cosas magníficas y cosas terribles, nadie mejor que él podría entenderla, y sin embargo, su naturaleza estaba atada a la preservación, pero no podría culparle ni recriminarle que buscara la supervivencia de la humanidad, a fin de cuentas, si tenía que elegir entre las huestes de su hermano y la supervivencia de la humanidad, ella también elegiría ésta, sin embargo, no pensaba hacer nada para evitar el final que con tanto ahínco buscaban desde que traicionaron la confianza de su padre, su extinción. En el fondo les compadecía, parecían tener esa vergüenza tan marcada en su naturaleza que parecía que tan sólo vivían para castigarse a sí mismos como no lo había hecho su padre.
- Lo desapruebo, pero ello no os hará perder mi favor. Desde que la humanidad desobedeció las órdenes de mi padre no ha hecho otra cosa que buscar su propia extinción, y no seré yo quien los detenga, sin embargo, no puedo dejar que mi hermano triunfe sobre la creación de mi padre sólo porque tiene envidia.
Alatariel comprendía su carga, las fuerzas que gobernaban el universo necesitaban un equilibrio, alguien que pusiera las cosas en su sitio y no dejara que la oscuridad ahogara la luz o que interviniera directamente para que la luz ganara, pero sin méritos propios, era consciente de que era un trabajo arduo que necesitaba vigilancia y una extraordinaria fuerza de voluntad para hacer siempre lo correcto. Algo que a ella le había faltado en su momento, quizás por eso anhelaba la compañía de Ahri'ahn, en ocasiones sentía que haberse unido a su hermano, en cierta manera la había hecho perder la razón, y buscaba desesperadamente aquella cordura que había perdido desde el momento que hundió su espada en el pecho de uno de sus hermanos.
- Puedo buscar en mi corazón todo lo profundamente que quieras, y aún así no puedo ver otra cosa sino la sombra corrupta de lo que eran cuando abrieron por primera vez sus ojos. No puedo culparlos por las decisiones que yo tomé, aunque ellos fueran la razón, pero no puedo perdonarlos por las que ellos tomaron.
Se abandonó a sus caricias, sin más que decir sobre aquel tema, consideraba que no había nada más que decir, y podía comprender hasta cierto punto, que intentara que ella compartiera su objetivo. Su tarea seria más fácil si contaba con un arcángel de su lado, sin embargo, tenía sus propias poderosas razones para no sentir ninguna pena si la humanidad desaparecía, ninguna que fuera más allá que la profunda decepción que ya sentía.
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Tema: Re: Les Plaisirs de l’Île Enchantée (+18) (Alatariel) [26/12/1778] 2nd Julio 2015, 18:04
- Entonces, estamos de acuerdo -dijo Arión.
Le habían gustado sus palabras. Estaba bastante harto de los santurrones moralistas que, como Supermán, se empeñaban en luchar contra el destino que los dioses habían trazado para los hombres, pero tampoco habría podido compartir la misma habitación con alguien que buscara activamente la destrucción de la raza humana.
Como Guardián de la Neutralidad y el Orden, podía entender la postura de Alatariel, e incluso la compartía, hasta cierto punto, y eso era lo que hacía de ella una mujer tan interesante.
- Está bien... -musitó, tirando lentamente del extremo del lazo que mantenía cerrada la camisola de la mujer, sin apartar la mirada de sus bonitos ojos azules-. No pretendo cambiaros. Me gusta cómo sois -diciendo ésto, se inclinó una vez más para volver a besarla en el cuello mientras su mano izquierda se deslizaba por el lateral de su cuerpo, acariciándola hasta detenerse en su cintura, con el fino algodón como única barrera que le separaba de su cuerpo-. Como también me gusta que tampoco vos pretendáis cambiarme a mí...
En cierto sentido, también la dama era neutral, pues, a pesar de sus sentimientos encontrados hacia la humanidad, no pretendía hacer nada para precipitar su caída. Pero tampoco haría nada por ayudarlos, justo como debía de ser.
- Dejemos que la naturaleza... siga... su curso....
La lazada terminó de deshacerse y la fina prenda resbaló sobre sus hombros, deslizándose hasta revelar las exquisitas formas que coronaban su cuerpo. Arión retiró la mano que reposaba en su cintura para permitir que la camisola completara su recorrido hasta el suelo, dejando a la mujer únicamente vestida con las medias blancas de seda ribeteadas de azul en los muslos.
Y, tomándola con delicadeza por el mentón, la besó... Lentamente, degustando la miel de sus labios, disfrutando de la certeza de saber que al fin había encontrado una compañera.
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Tema: Re: Les Plaisirs de l’Île Enchantée (+18) (Alatariel) [26/12/1778] 13th Julio 2015, 03:38
Sus manos eran suaves y sus caricias delicadas, Alatariel disfrutaba de aquel roce sobre su piel, así mismo también disfrutaba de sus palabras. Le complacía por fin encontrar a alguien que no defendía la humanidad a ultranza, que era consciente de sus pecados y su corrupción, alguien que no intentara “redimirla” o castigarla por quien era, por lo que había hecho. Ahri'ahn la aceptaba, con su pasado, todo su pasado, su pasado glorioso como arcángel en el cielo y su pasado en la guerra que dividió y diezmó su patria. Era un alivio, una liberación para ella encontrarse con alguien así y con ese bálsamo sobre la herida que milenios de rechazo causaba, le devolvió las caricias que tan generosamente le ofrecía. - Algún día, mi padre abrirá los ojos y verá en lo que se ha convertido su creación favorita.
Pronto dejó de prestar atención a la humanidad, a fin de cuentas, tenía delante algo mucho más interesante, y con lentitud fue aflojando todos los lazos y botones de la camisa del vizconde, mientras dejaba que sus manos la recorrieran y así, cuando su camisola finalmente cayó al suelo, ella le despojó a él de la suya mientras acariciaba la piel de su torso, con firmeza, pero no sin suavidad. - No podría querer cambiaros, sois fascinante tal y como sois.
Le devolvió el beso, con la misma lentitud, tomándose su tiempo para paladear y explorar su boca. Disfrutaba relajada, de no tener que esconderse bajo una máscara por primera vez en siglos; no eran muchas las oportunidades que tenía de ese estilo, y ahora que se le presentaba una en bandeja no pensaba desaprovecharla. Los seres como ella, y él, no tenían muchas ocasiones de encontrarse los unos a los otros, eran demasiado pocos en un mundo demasiado grande. Que se hubieran encontrado en aquel momento y en aquel lugar es algo que casi podría ser considerado como un milagro. Quizás era voluntad de su padre o quizás simplemente era un capricho del destino. Como fuera, había encontrado un compañero, uno al que no tendría que ver marchitarse en un suspiro. Uno al que no tendría que penar al poco de haberlo conocido. Ambos eran inmortales y su historia seria eterna.
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Tema: Re: Les Plaisirs de l’Île Enchantée (+18) (Alatariel) [26/12/1778] 28th Julio 2015, 17:16
Sus lenguas se enredaron en una ardiente batalla mientras la mano izquierda del vizconde acariciaba la exquisita suavidad turgente del arcángel y la diestra se deslizaba con atormentadora lentitud a lo largo del costado y el muslo de la mujer, tomándose su tiempo para disfrutar de cada una de las experiencias que se revelaban a sus sentidos. Alatariel era, probablemente, la mujer más perfecta con la que había estado, y ansiaba explorar a fondo aquél cuerpo de diosa.
Permitió que ella le despojara de la parte superior de sus ropas y, alzándola en brazos, la llevó hasta el diván circular que se encontraba en un lado de la sala, depositándola sobre los cojines tapizados de seda y plata para continuar besándola. Mientras su lengua se perdía entre sus dulces labios extendió una mano para, con un gesto, correr silenciosamente el pestillo que les protegería de interrupciones no deseadas al tiempo que se atenuaban mágicamente las luces de la sala, configurando una atmósfera íntima y cálida.
Sus labios descendieron entonces por su cuello y sus hombros hasta detenerse en las deliciosas elevaciones que coronaban el cuerpo de la mujer, tomándose su tiempo para saborear los pequeños pináculos rosados al tiempo que su diestra descendía para explorar con sus expertos dedos los rincones más ocultos que albergaba. Sonrió al percibir la humedad que atesoraba en su seno y se detuvo un instante para mirar en aquellos ojos azules velados por el placer.
- Parece que finalmente voy a poder probar la dulzura de vuestra miel, condesa... -le susurró al oído, con la voz ronca por el deseo.
Se deslizó entonces hasta abajo, permitiendo que sus manos recorrieran lentamente el cuerpo de la mujer en su camino, hasta que su boca se perdió en el ansiado tesoro que había venido a buscar...
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Tema: Re: Les Plaisirs de l’Île Enchantée (+18) (Alatariel) [26/12/1778] 29th Julio 2015, 03:06
Se entregó al beso, como hacía milenios que no sucedía. El movimiento de su lengua contra la suya propia, incitándola, provocaba una ardiente pasión en su interior. Alatariel era la más joven de todos sus hermanos, y también la más pasional, algo que Miguel siempre había desaprobado, siempre pensó que eso sería una limitación en su trabajo, y fue eso lo que la llevó a ponerse en contra de su familia, apoyando a Lucifer. Pero ahora, en la penumbra de aquella sala, de aquel palacio que legítimamente no le pertenecía, sintiendo el ardiente contacto de sus labios y la tortuosa caricia de sus manos, sentía como Ahri'ahn no sólo desnudaba su cuerpo, sino también su alma.
Se dejó hacer, ávida de sus caricias, pues su cuerpo, aunque era celestial, también sentía deseo, y aunque el tiempo pasara de otra manera para ella, hacía demasiado tiempo que no intimaba con alguien, de alguna manera, la aparición del mago atlante había sido como un milagro, no sólo por su simple existencia, o porque hubieran coincidido en aquel baile, sino por la rápida conexión que habían establecido entre ellos. Dos almas solitarias vagando a la deriva que se habían encontrado por casualidad, el resultado, sólo podía ser un incendio, de que clase, era algo que dependía únicamente del azar, y en aquel caso, la fortuna les había sonreído a ambos.
Su boca era experta y se deslizaba con maestría por su cuerpo, mientras sus manos le acariciaban como un maestro escultor que intentara memorizar una obra con sus manos, no quería dejar ningún rastro de su piel sin acariciar, sin besar. Su cuerpo de arqueaba hacia el de él, entregándose sin reservas a aquel fuego que amenazaba con hacerlos arder a ambos, pero el fuego era su elemento, no le tenía miedo. Cuando su boca rozó aquella zona tan sensible, un gemido extasiado se escapó de sus labios a la par que sus manos se enredaban en su sedosa melena, y sin poder controlar su propio cuerpo, sus alas se extendieron de nuevo, su verdadera naturaleza salió a la luz con más fuerza si cabe que antes, sus alas los envolvían a ambos y su piel adquirió una leve tonalidad deslumbrante. Cuando subió de nuevo, lo atrapó entre sus labios, aun sujetándole la melena, abrazándole con las alas, mientras que con su mano libre, sus diestros dedos liberaban las ataduras de su pantalón. Ansiaba su cuerpo, sin las ataduras de las vestiduras, quería poder acariciarlo por completo, deleitarse en sus formas, con su piel. Deseaba tomarle, sin prisas, sin pausas, ambos tenían todo el tiempo del mundo e iba a tomarse su tiempo, como no lo hacía desde su exilio.
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Tema: Re: Les Plaisirs de l’Île Enchantée (+18) (Alatariel) [26/12/1778] 5th Agosto 2015, 02:03
Bajo las expertas caricias del atlante, el cuerpo del arcángel comenzó a resplandecer con una leve tonalidad dorada, reflejando la excitación que sentía al tiempo que las enormes y magníficas alas se extendían para envolverlos en un cálido y suave refugio en el que no existía nada ni nadie aparte de ellos dos.
Su cuerpo se arqueaba hacia él, sus estilizados dedos se enredaban en su pelo y sus gemidos no hacían más que azuzar su propio deseo. Alatariel no sólo era hermosa; no sólo era un alma solitaria e inmortal como él; no sólo era alguien con quien podía compartir ideas, opiniones e intereses de igual a igual, sino que además era la mujer más apasionada y ardiente que había conocido en milenios.
Por la Cadena Sagrada, era perfecta, y a cada segundo que pasaba su deseo de estar con ella aumentaba más y más. Continuó embriagándose de aquél dulce néctar hasta que su brillo se hizo más intenso y un gemido entrecortado se escapó de entre sus labios mientras todo su cuerpo se estremecía. Se incorporó entonces sobre sus brazos, apoyándose en el diván para poder observar mejor la belleza de aquél cuerpo perfecto arqueándose, la irresistible sensualidad del rubor que tiñó su rostro.
Entonces, ella, aún aferrada a sus cabellos, lo atrajo hacia sí en una suerte de frenesí enfebrecido y capturó su boca con la suya, atrapándole entre sus alas mientras, con la mano libre, desataba con destreza las ataduras de sus pantalones.
En situaciones normales, Arión disfrutaba haciendo gozar a las mujeres, y gustaba de tomarse su tiempo en los preliminares, pero Alatariel era tan diferente en ese aspecto a las remilgadas damas de la época como lo había sido en todo lo demás. Ella no era de las que se dejaban llevar, sino que gustaba de tomar también las riendas de vez en cuando, como demostró cuando acabó de liberarle y le tomó sin vacilar entre sus manos. Debía decir que le gustaba eso en una mujer; Siempre le habían atraído las que tenían carácter fuerte, como su esposa, y tenía que admitir que la apasionada reacción de Alatariel le había excitado muchísimo, tanto que al arcángel no le costó nada encontrarle dispuesto.
Su cuerpo le llamaba, las alas le cubrían, y los ojos de la mujer aparecían enturbiados por el deseo. Ella le ansiaba, lo decía a través de cada poro de su piel, que continuaba brillando con intensidad, y su anhelo era un fiel reflejo del suyo propio, así que... ¿por qué esperar ya más? ¿Por qué prolongar el sufrimiento postergando lo que los dos tanto ansiaban?
No se preocupó por las posibles consecuencias; no habría podido pensar en nada con claridad en aquellos momentos, y tampoco podía decirse que existieran métodos muy fiables por aquél entonces, de manera que se guió por lo único que importaba en aquél instante: aplacar el fuego que ardía en su interior de la única manera posible...
Aquella noche no habría demonios que combatir, no habría caos que encauzar ni problemas futuros que prevenir. Aquella noche era sólo para ellos dos, para entregarse al placer de sus cuerpos y el regocijo de sus almas.
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Tema: Re: Les Plaisirs de l’Île Enchantée (+18) (Alatariel) [26/12/1778] 16th Agosto 2015, 02:25
El fuego de la pasión ardía en ambos con una extraordinaria intensidad. Ella se abandonó por completo a sus propios deseos, recibiéndole, aceptándole y entregándose en igual manera; en aquel momento no importaba nada más que ellos. No importaba el pasado o las cosas perdidas, no importaba el futuro, lo que ganarían y lo que habrían de perder. Lo único que importaba era aquel perfecto momento de armonía, aquella noche en la que se poseían el uno al otro en cuerpo y alma.
Sus manos recorrían la apolínea arquitectura de su cuerpo, las yemas de sus dedos se deleitaban con la textura suave de su piel, todos sus sentidos se deleitaban con el mago atlante mientras sus cuerpos danzaban al ritmo que la melodía de su pasión marcaba. El éxtasis les alcanzó, tendidos sobre el suelo de su sala de té; gritó su nombre, arqueó su espalda y se dejó llevar por las sensaciones que la inundaban.
Sus cuerpos, yacían abrazados, relajados y satisfechos, sin embargo, cuando un incendio comenzaba, luego era muy difícil apagarlo, y envueltos en una marea de besos, suspiros y susrros, sus cuerpos se deslizaron hasta los aposentos de Alatariel, donde se ardieron una y otra vez hasta que el sueño acabó por vencerlos.
Al día siguiente, los rayos de sol del mediodía despertaron a Alatariel, que se desperezó lentamente, con una sonrisa dibujada en el rostro, nunca se habría imaginado que Ahri'ahn pudiera ser tan buen amante, atento, entregado e inusitadamente cariñoso. Se había levantado de un curioso buen humor, e ilusionada como estaba por encontrarse con otro inmortal como ella, se dispuso a agasajar a su invitado con un almuerzo que seguramente hacía demasiado que no probaba. Atlantis cayó, y con ella, toda su rica gastronomía, sin embargo, Alatariel nunca olvidaba una receta aprendida, así que desalojó las cocinas y se dispuso a preparar un almuerzo como hacía demasiados milenios que no se preparaba. Cuando todo estuvo listo, ordenó que fuera servido y se encaminó de nuevo hasta la habitación, encontrándose con que su acompañante ya había despertado. Le dedicó una radiante sonrisa.
- Buenos días, o tardes. El almuerzo está servido, debes de estar hambriento, tengo una sorpresa especial para ti.
Alatariel no tenía problema alguno con la ausencia de vestimenta, propia o ajena, y aunque el servicio estaba habituado a sus peculiares costumbres, quizás la casa estaría demasiado fría para que se paseara sin cubrirse, así que le tendió una pesada bata brocada que sin duda había pertenecido al marido de la difunda condesa de la Richardais, la ropa masculina no era algo que abundara entre las cosas de Alatariel, ni siquiera de otras épocas o lugares, eran muy pocas las cosas que de sus originales propietarios se habían conservado en los armarios de aquella casa, pero afortunadamente aquella era una de ellas. Su intención inicial había sido regalarlas o donarlas, pero hasta el momento nunca lo había hecho, afortunadamente para Ahri'ahn
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Tema: Re: Les Plaisirs de l’Île Enchantée (+18) (Alatariel) [26/12/1778] 20th Agosto 2015, 01:35
Lo primero que percibió al despertar fue el olor de las velas, un perfume intenso y agradable de mujer, de pulimento para muebles, de viejos cuadros al óleo, la dulce y penetrante fragancia de unos lírios recién cortados.
Satisfecho como hacía décadas que no se sentía, se estiró perezosamente sobre el mullido lecho, hundiéndose en la colcha de seda y terciopelo, con las almohadas fundiéndose bajo su cabeza. Se encontraba en el alborotado nido sobre el que le había hecho el amor a Alatariel toda la noche anterior. Se dio la vuelta sobre las sábanas para palpar el lugar en el que ella había yacido, y la recordó, bañada en un resplandor dorado mientras gemía y suspiraba a causa del lento pero a la vez tumultuoso placer que él le proporcionaba.
No había palabras para describir el nivel de complacencia que le invadía. Se sentía colmado, no sólo a un nivel físico, sino también emocional, pues con la condesa había alcanzado un grado de complementación como jamás había vuelto a experimentar tras la muerte de su esposa.
Y la experiencia sexual había sido... increíble. Arión se consideraba a sí mismo un amante experimentado (no en vano, había tenido milenios para practicar), y aún así, lo que había vivido aquella noche había superado con un amplio margen sus mejores expectativas. Jamás habría podido imaginar, cuando había salido de su casa esperando encontrarse con una noche más de aburrimiento y tedio, que acabaría conociendo a una mujer tan fascinante como Alatariel, y aunque la conversación con ella había comenzado siendo ligeramente frustrante, no habían tardado demasiado en conectar a unos niveles insospechados.
Por los Dioses, si la eternidad no le hubiera vuelto tan cínico se habría arriesgado a decir que lo que estaba sintiendo en aquellos intantes era amor...
El exquisito aroma de placeres antaño perdidos le hizo volver a la realidad, acompañado por el suave sonido de unos pies descalzos sobre las alfombras del suelo.
Se incorporó para mirarla, con un cierto aire juguetón y tiró de ella hasta hacerla caer en su regazo, con la suficiente suavidad como para que no se derramara lo que llevaba en la bandeja.
- Te prefiero a ti para darme calor -susurró junto a su oído antes de darle un beso en la mejilla y quitarle la bandeja para ponerla en la cama, entre los dos-. Gracias por éste regalo, ángel mío -dijo mientras tomaba los cubiertos para probar el selecto manjar que ella había preparado-. Hacía milenios que no probaba los antiguos platos de mi tierra natal. ¿Podría acaso haber algo más especial y sorprendente que ésta inigualable muestra de afecto?
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Tema: Re: Les Plaisirs de l’Île Enchantée (+18) (Alatariel) [26/12/1778] 23rd Agosto 2015, 22:34
Cayó junto a él entre risas, una risa como hacía siglos que no se escuchaba, juguetona, divertida, sincera, acarició su rostro suavemente mientras recibía su beso en la mejilla y se giró para rozar los suyos sobre la comisura de los de él, conteniéndose las ganas de perderse de nuevo en una interminable lucha de lenguas que sólo los llevaría de nuevo a perderse el uno en el otro. Debía mantener la serenidad, ahora que se habían encontrado tenían toda la eternidad para complacerse el uno al otro.
- Pero ahora no. Ahora debes volver a ser el vizconde, debemos volver a nuestras frías máscaras, sonreír a los ignorantes; luego, más tarde, podrás volver a ser Ahri'ahn otra vez y si quieres encontrarme, sabrás donde buscarme.
Despegó sus labios de los suyos y dedicándole una dulce mirada a medias velada por los sentimientos no expresados y el deseo, alargó su mano hasta su plato. No es que no comiera nunca con cubiertos, pero en las civilizaciones antiguas, era costumbre comer casi sin ayuda de ellos. En Atlantis había sido así y en su propio hogar también se mantenía aquella costumbre. A diferencia de lo que se pudiera pensar, no era algo antihigiénico, mucho peor era lanzar las heces por la ventana, en Atlantis se hacía uso abundante del jabón y las servilletas, y recordaba haber visto siempre a disposición de los comensales, jofainas con agua, para lavarse las manos cuando lo creyeran conveniente; sin embargo, al ver a Ahri'ahn hacer uso de los cubiertos, decidió que quizás sería más conveniente hacer uso de ellos, no sabía hasta que punto el mago atlante había adquirido las costumbres modernas
Cuando terminó su desayuno se levantó de la cama y llamó a la doncella para que le preparara el baño, aquel podría ser un gran día, pero primeramente, debía dejarse ver por el parque y hacer algunas compras antes de asistir aquella noche a la ópera. Quizás, con un poco de suerte, no acudiría sola.
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Tema: Re: Les Plaisirs de l’Île Enchantée (+18) (Alatariel) [26/12/1778] 30th Agosto 2015, 16:20
La idea de fingir lo que no era entre los mortales siempre le había resultado deprimente, pero por alguna razón, cuando Alatariel lo mencionó adquirió un nuevo matiz de ilusión y esperanza porque sabía que la farsa terminaría en cuanto estuviera con ella. Que detrás de aquellas puertas ya no eran el vizconde y la condesa, sino Alatariel y Ahri'ahn, y que al menos en aquellas ocasiones podrían permitirse el lujo de ser ellos mismos.
Al ver que Alatariel prescindía de los cubiertos, sonrió e hizo lo propio. Las costumbres adquiridas en las últimas décadas eran difíciles de olvidar, pero estar con ella le ayudaba a recordar sus auténticas raíces.
Después del desayuno, la arcángel se encerró en el baño y Arión se dispuso a vestirse para marcharse, pero cuando ya se encontraba en la salida se lo pensó mejor, volvió sobre sus pasos, llamó educadamente a la puerta y la abrió:
- Perdón... ¿interrumpo algo?
Y, con una sonrisa traviesa, se quitó la ropa que ya se había puesto, entró en el baño y cerró la puerta tras él.