Nombre: Alatariel, también conocida como "La Ejecutora" "La asesina" y "El ángel de la muerte" por los de su propia raza. En su pasaporte está identificada como Alice Sutton
Raza: Entidad (Arcángel)
Edad: Indeterminada, su creación data incluso anterior a la de la tierra.
Universo de origen: DC
Nacionalidad: Celestial, Americana (Esta es la que aparece en su pasaporte)
Bando: Neutral (El suyo propio).
Ocupación: Actualmente ocupa un alto cargo administrativo en un banco de Nueva York
Descripción Física: Alatariel es una joven alta, de largos cabellos rubios y finos como hebras de oro que descienden en una cascada ondulada hasta la base de su espalda, su piel pálida como el sol del amanecer posee un tacto suave y cálido aunque se encuentre en mitad de la peor ventisca de hielo. Su rostro etéreo alberga dos orbes de un azul profundo que reflejan la sabiduría de sus incontables años de vida, sin embargo, estos son capaces de reflejar desde el mayor amor y piedad a una ira y desprecio que no conocen cabida en el mundo. Sus labios, sonrosados y carnosos suelen sonreír con facilidad, su cuello, largo y perfectamente moldeado, suele cargar con adornos sencillos que resaltan un generoso pecho, sin llegar a demasiado abundante Sus piernas largas y bien torneadas, casi siempre se encuentran ocultas por sus ropas.
Siempre suele vestir con ropas vaporosas, de rica manufactura y estilo poco común, como si estuvieran sacadas de una época mucho más antigua, ya olvidada en el tiempo; pero no de forma exclusiva, ya que también posee otras confecciones más adaptadas a su época, pero de la misma apariencia noble, éstas últimas suelen ser su elección cuando sale a la calle para pasar desapercibida. Cuando está en su forma celestial, generalmente va ataviada de una vaporosa túnica de estilo romano confeccionada en un tejido semitransparente que deja entrever sus curvas sin desvelar ningún detalle de su anatomía, sin embargo cuando invoca su armadura, ésta se revela ser de estilo clásico, en cuero y acero, con una pesada capa carmesí sujeta a sus hombros y una banda en azul celeste que cruza su pecho.
Descripción Psicológica: Habiendo nacido como un ángel de las más altas jerarquías y general de los ejércitos celestiales, comprende mejor que nadie el frágil equilibrio del mundo. Sin embargo, en contrapunto a algunos de sus hermanos ángeles, no tiene tanta tendencia a la piedad y el perdón como estos. Siendo creada como una guerrera, prefiere optar por el castigo y la muerte antes que en las segundas oportunidades. Amable en la calma y la paz, pero con un genio terrible cuando se enfada, suele respetar a todas las razas aunque en ocasiones le cueste un esfuerzo casi divino; siendo considerada completamente intransigente, guarda en su interior una aversión casi visceral hacia determinadas razas, como los humanos, los demonios, y razas de alineamiento maligno, siendo poco tolerante con otras muchas razas y algunos de su propia raza.
A pesar de todo, siempre protegerá a aquellos que aprecie o se encuentren bajo su responsabilidad como su legión, de cualquier daño, no importándole en absoluto realizar un autosacrificio para protegerlos. Por lo tanto puede decirse que su capacidad de amar es tan inmensa y profunda como su capacidad para el odio.
Historia: Cuando Alatariel fue creada sólo existía la nada el vacío universo, pero no estaba sola, había más como ella. Dios todopoderoso la había creado y le dio un nombre en la lengua de los ángeles, ella feliz y obediente asistía al todopoderoso y prestaba atención a sus grandes proyectos, vio maravillada como creaba el mundo, como daba nombre a las cosas. Festejó con los ángeles tan magnífica creación bailando y cantando sobre la superficie de este mundo recién creado. Allí un poderoso ángel se le acercó, y ella se inclinó ante él, pues era el portador de la luz, el ángel más poderoso de todos, tan sólo situado por debajo de su excelso creador.
- ¿Te gusta este mundo?
- Por supuesto. ¿Cómo no iba a gustarme? Es tan hermoso, está tan lleno de vida. ¿Cómo no iba a amar este mundo?
- ¿No crees que debería ser nuestro?
- ¿Nuestro?
- Si, claro, es un mundo vivo, lleno de energía, pero frágil. Los ángeles deberíamos velar porque el mundo no pierda ese frágil equilibrio que lo hace tan precioso para su creador y para nosotros.
- Quizás tengas razón, pero, porque no íbamos a poder cuidarlo? Somos los ángeles de dios, sus mensajeros, sus guerreros, cuidaremos todo lo que sea preciado para él.
- Por supuesto mi pequeña, por supuesto.
Alatariel no comprendió sus palabras hasta que fue demasiado tarde, poco después de la creación de todo lo que existe Dios creó al hombre, a su imagen y semejanza y reunió a todos sus ángeles , explicándoles que había decidido entregar el mundo al hombre mortal. Ellos reinarían sobre la tierra, sobre toda su creación universal, y los ángeles serían los encargados de servirles, de ser sus custodios, de entregarles sus enseñanzas y sus mensajes en su nombre. Los ángeles se arrodillaron ante él, pues era su voluntad y había de ser cumplida. Pero hubo un ángel que permaneció de pie, desafiante.
- Queridos compañeros, nuestro creador ha creado un lugar maravilloso, ha creado miles de cosas, un universo de posibilidades, pero se lo ha entregado a una criatura mortal, a un recién nacido que ni siquiera es capaz de comunicarse con su creador, incapaz de apreciar lo preciado de su alma, de su semejanza con Dios. ¡Y a nosotros nos obliga a servirlos! ¡A arrodillarnos y supedirtarnos ante seres inferiores! ¡Nosotros también fuimos creados a semejanza del creador! ¡Y ahora nos desecha en pos de su nueva creación!
El todopoderoso, molesto ante semejante insolencia en sus réplicas otorgó un nuevo poder a los hombres.
- Ahora ellos son más parecidos a mí, ya que son capaces de otorgar nombre a las cosas.
Lucifer indignado ante semejante trampa se acercó a Alatariel con la ira pintada en el rostro.
- ¿Ves lo que ha hecho? Le ha dado todo a ellos, nos ha traicionado, nunca pensó en dejarnos cuidar de su creación, tan sólo quiere que seamos sus esclavos. Nos tiene miedo, nos hizo poderosos y ahora nos teme, no quiere que reinemos en el mundo que ha creado. ¿Ves lo que nos ha hecho?
Alatariel trastornada por los acontecimientos apoyó la rebelión de Lucifer, luchó contra sus hermanos por culpa de los hombres, porque ella pensaba que nunca podrían llegar a entender la belleza de la creación, el dulce y frágil equilibrio sobre el que se asentaba aquel mundo, sus vidas mortales eran cortas. ¿Qué podrían ver en ese periodo? Apenas acababan de abrir sus ojos a la verdadera belleza sus cuerpos ya estaban convirtiéndose en polvo. Era un desperdicio dejar algo tan hermoso en sus torpes manos, una insensatez.
Pero aquella guerra, estaba perdida de antemano, las legiones de ángeles rebeldes eran numerosas, instigadas y enfervorecidas por el poderoso Lucifer, pero finalmente su caudillo fue derrotado y arrojado al inframundo, donde permanecería por el resto de la eternidad, sin posibilidad de abandonarlo bajo ningún concepto, con él fueron expulsados muchos ángeles. Sin embargo, con unos pocos mostró benevolencia, comprendiendo, que, sus conciencias habían sido en parte manipuladas por Lucifer en su ansia de poder y de derrocar a Dios de su trono celestial. Alatariel se encontraba entre ellos recibiendo un castigo que si bien podría parecer menos severo que el de Lucifer a ella se le antojaba como una eterna pesadilla. Había sido exiliada del cielo, viviría eternamente entre los hombres, guardando sus poderes seráficos, pero, nunca podría volver. No a menos que se arrepintiera de corazón y llegara a amar tanto a los hombres como el propio Dios los amaba.
Desde entonces ha vagado por la tierra, viviendo entre los humanos, observando su comportamiento y odiándolos más con el tiempo. Pues observaba con dolor su comportamiento destructivo, la violencia que los llevaba a matarse entre ellos, los maliciosos sentimientos que albergaban en sus corazones, y la insensibilidad con la que trataban la creación de Dios rompiendo ese frágil equilibrio que sostenía el mundo. Y viendo como luchaban entre ellos en nombre de Dios, del que les había protegido de Lucifer, del que les había dado la vida y todo lo que poseían. Observaba a los hombres y cada día los odiaba más.
Poco a poco fue desarrollando un camuflaje humano, no era una de ellos y eso era visible, pero lo parecía. Trabajaba como una humana, comía como una humana, dormía como una humana. Tras miles de años de pasear por la tierra entre personas, acabó por desarrollar un gran talento para los negocios, aparte de su talento natural para el combate y la sanación.
Poderes: Debido a su origen no terrenal y su anterior ocupación, sus poderes se basan sobre todo en el arte del combate, aunque no en exclusiva. Su rapidez y fuerza son extraordinarias, sobre todo el en manejo de la espada, propias del segundo arcángel más poderoso de la creación. Además posee ciertas habilidades mágicas, como el uso de magia rúnica a través del lenguaje de los ángeles, como la capacidad de manejar el fuego a su antojo, siendo totalmente inmune a él y la de sanar ciertas heridas (las que no revistan de excesiva gravedad) mediante la utilización de runas celestiales, la lengua materna de Alatariel, y sellos de la misma procedencia; gracias a sus alas también es capaz de volar, aunque es muy raro que las use, ya que supone llamar la atención de una manera que no desea, aparte de eso, las utiliza como escudo en combate, ya que cuando absorben algún golpe adquieren la dureza del adamantium. Y como resulta obvio debido a su naturaleza, es inmortal siendo inmune al paso del tiempo y las enfermedades.
Habilidades: A pesar de la tira de años que tiene no ha perdido ni un ápice de forma física, siendo capaz de perseguir a un ladronzuelo que haya intentado robarle el bolso sin perder el aliento. Se desenvuelve con bastante facilidad con las nuevas tecnologías a nivel usuario, manejando todo tipo de programas de contabilidad con soltura debido a su trabajo. Posee una inteligencia notable sin llegar a ser extraordinaria, y sus capacidades para sobrevivir la hacen difícil de encontrar si ella no lo desea. Aparte de esto es una excelente cocinera, dominando la gastronomía de los cinco continentes, incluso recetas ya perdidas en el tiempo.
Debilidades: Es orgullosa y con un carácter irascible que la hacen poco tratable. Racista, no en el concepto de color de piel, sino hacia la raza humana en general. Irónica e hiriente cuando no tiene ganas de colaborar. Odia las grandes aglomeraciones de gente, sintiendo una moderada claustrofobia en esos momentos. No le gusta que la toqueteen mucho. Aunque no envejece y no enferma, se la puede herir de forma normal. Aunque se dedica a combatir la magia oscura, esta la afecta como si fuera prácticamente mortal.
Equipo y recursos: A pesar del exilio al que se encuentra sometida conserva su arma, una espada con una apariencia más brillante que el acero o la plata, que puede ser imbuida con fuego a voluntad de su dueña y que causa a todo aquel que la toque sin permiso quemaduras cuya gravedad varía dependiendo del tiempo que se ha tocado y de la intencionalidad del que la ha tocado; también conserva su armadura, que la protege de gran cantidad de daños físicos, habiendo siendo construida al igual que la espada con un metal no conocido en la Tierra. Posee un amplio ático situado en el Upper East Side de Nueva York, donde habitualmente reside, y una casa de vacaciones en los Hamptons donde va cuando quiere alejarse de la ciudad y a pasar sus días de descanso, un lujoso coche con chófer que utiliza para sus desplazamientos, un guardamuebles donde guarda parte de las pertenencias que ha ido acumulando a lo largo de los siglos y todavía conserva y un par de cuentas en bancos con una buena cantidad de dinero, suficiente para permitirse llevar una vida lujosa y sin preocupaciones. Vida que comparte con dos doberman adultos que adoptó de cachorros, de nombres Ariel y Uriel, sin duda, una broma sobre dos de sus hermanos.