Anagramas [Omega][Stephanie Brown/Cassandra Cain]

A mi madre y a mi nos gustaba bromear sobre la suerte Bellinger, una especie de gen que parecía pasar de generación en generación y nos servía para explicar la serie de catastróficas desdichas que parecían seguirnos a todos lados y tomárnoslas con un poco de filosofía... o algo así.
No era una especie de reinvención del "Si la vida te da limones..." si no más bien un "La vida te va a dar limones. Es más, te los va a tirar a la cara. Con una catapulta. Va a ser una putada y no puedes hacer nada por evitarlo, así que aguántalos y espera con paciencia a que te llegue el envío de azúcar que viene incluido en el pack (y que con suerte nadie te tirará a la cara)".

Así es como nos sobreponíamos cuando sufríamos una de esas desgracias que le pillaban a una desprevenida y le dejaban sin ganas de seguir aguantando tonterías. "Es la suerte Bellinger otra vez, Steph, vamos a enviar ahora los cupones que seguro que nos toca algo".

Y bueno, el último gran limón que la vida me había tirado a la cara con muchas, muchas ganas era la colisión de mundos.
Que sí, que ya habían pasado meses, pero yo no me había recuperado de todo del golpe, todavía me impactaban pequeños cambios en la realidad y detalles que siempre había creído sin importancia.
Por suerte la mayoría de mis restaurantes favoritos (el polaco regentado por Boris cerca de la estación de policía, la hamburguesería que me había descubierto Jason por el Bowery, la cafetería a tres manzanas de casa en la que te hacían gofres a las 4 de la mañana in hacer preguntas...) seguían enteros y dónde debían estar, en algunos casos llevados por la gente que conocía y que parecían tan confuso con ese cambio de universos como yo misma. Pero muchas otras cosas habían cambiado, después del encuentro con Superman (que había considerado mi primer envío de azúcar, que debía venir a plazos porque por muy guay que fuera aquello no compensaba para nada) había ido a la universidad a comprobar mi matrícula y resultó que no estaba en el sistema. Ni rastro de Stephanie Brown por ningún sitio.
Aún no me había decidido que hacer, antes del cambio de universo ya me había planteado cambiar de carrera... pero claro, eso había sido cuando tenía una beca Wayne ¿podría contar aquí con el mecenazgo del alter ego de Batman? Era todo un misterio.

En cualquier caso no me esperaba otro golpe tan fuerte tan cerca del anterior. Tocaba azúcar (y en cantidades industriales) y no aquello.
Ni siquiera recordaba cómo había llegado allí en primer lugar... un mensaje en la frecuencia de la policía, probablemente. "La ambulancia la ha pedido un murciélago", eso sí lo recordaba y lo que había encendido una bombilla especial y particular: Tim. Tenía que ser él. (en realidad no había ninguna prueba de que fuera así, pero las ganas de que así fuera eran más grandes que la lógica).
Y allí estaba, las sirenas de policía se oían todavía lejanas cuando llegué al escenario del crimen y la impresión hizo que incluso me mareara un poco.
Parpadeé con fuerza respirando hondo y me acerqué un poco más.
Sí, no había duda: Gully Carson. Muerto.
Conocía a ese tipo demasiado bien, había trabajado para mi padre muchos años y una vez incluso me había secuestrado ¡Ah, los viejos tiempos! Esa había ido de las primeras veces que me había insinuado seriamente a Tim, antes de salir... y ahora el tipo estaba muerto.
Me acerqué y examiné el cadáver. Nada digno de mención, lo habían asfixiado. Pero cuando levanté la cabeza todo volvió a dar vueltas a gran velocidad.
Un mensaje en la pared, con una pista tan mal escondida que incluso daba risa... un anagrama relativamente simple. Ni siquiera tuve que pasarlo por la aplicación que los resolvía que tenía en mi Spoilerphone (le había puesto yo el nombre, si Batman le podía poner el bat delante a todo para hacerlo más pomposo yo también).
Cerré los ojos con fuerza.
No podía ser, no podía ser, no, no, no.
"Su corazón para que no tome el que es tuyo".
¿Qué narices quería decir aquello?
La pista era difícil, no me decía nada y los coches de policía debían estar a la vuelta de la esquina. Decidí escabullirme por el momento y esconderme a pensar en una azotea cercana.
Por suerte, las azoteas causaban en mi esa especie de efecto tranquilizador y potenciaban la concentración. Y de repente, después de un rato de cábalas e investigaciones por la red, cabos parecieron atarse, cosas parecían tener sentido... podía ser una locura y podía no tener ningún sentido pero mi instinto me decía que aquella debía ser la respuesta.
Tampoco tenía ninguna otra pista mejor ¿no?
Tocaba hacer una visita al barrio italiano.


Entré en la casa con sigilo y un batarang en cada mano, guardias en el suelo. Un trabajo limpio... tuve que saltar para evitar que se me llenaran los zapatos de sangre mientras aguantaba una arcada, no iba a acostumbrarme nunca a las muertes violentas. Subí las escaleras intentando no hacer ruido, con suerte el asesino estaría todavía allí y podría pararle los pies y entré en el cuarto.

-No- apenas me salía la voz y noté como las lágrimas empezaban a agolparse en los ojos. Me acerqué al cadáver con pasos lentos, no valía la pena apresurarse. Darla Aquista estaba muerta y ni siquiera valía la pena intentar reanimarla, porque no había corazón que volver a hacer bombear.
Dios. Conocía a Darla, no bien, pero sí lo suficiente como para saber quien era. Habíamos ido al mismo instituto un tiempo, aunque a clases diferentes, la había visto besarse con Tim y, por ironías de la vida, ambas habíamos muerto en la misma pelea de bandas con apenas unos días de diferencia.
Al menos en mi mundo.
Los sollozos no me dejaban apenas ver ¿Por qué me ponía así? Apenas había tenido relación con ella... pero solo de pensar en lo que le habían hecho y en como, de algún modo aquello parecía relacionado conmigo. ¿Debería llamar a Tim? Él sí la conocía y habían sido amigos...
Me levanté la máscara y me limpié la cara con la manga, tratando de calmarme.
No. No iba a llamar a Tim, si mis ideas iban por buen camino (que, francamente esperaba que no) era mi trabajo, me había puesto la máscara el primer lugar para eso e iba a cumplir con mi trabajo.
De repente una sensación. Con la tensión y las lágrimas y todo no me había dado cuenta... si hubiera querido me habría matado... pero no lo había hecho.

-Muéstrate- dije simple y llanamente. Con la cabeza embotada era lo único que se me había ocurrido. Se acabaron las pelis antiguas para ti, Stephanie.

Los mocos no me dejaban respirar y tenía todavía un nudo en la garganta que me dificultaba el tragar pero estaba tensa y con los sentidos a pleno rendimiento, preparada para saltar en cualquier momento y defenderme de lo que fuera que hubiera en la habitación.
En principio no debía ser peligroso, si no ya me habría matado ¿no? Aunque... en realidad no tenía por qué, Gotham estaba muy (DEMASIADO) lleno de ese tipo de gente (por llamarlos de algún modo) que no disfruta simplemente pegándote un tiro y acabando rápido, más bien al contrario.
Apreté los batarangs que llevaba en las manos y me giré lentamente hacia donde estaba la figura, dispuesta a darle la paliza de su vida, y de la mía, al hijo de puta que le había hecho eso a la chica.

La persona dio un paso hacia donde la luz podía hacer que la viera. Era una mujer algo más menuda que yo que se aseguró que viera el murciélago en el pecho ¿Eso era buena señal? Me había esforzado por saber lo menos posible de cualquiera relaciona con el murciélago en Omega (No me sentía orgullosa de ello pero no estaba segura de poder con ello emocionalmente, más bien estaba segura de que no iba a poder con ello) así que no tenía datos que me dieran una respuesta de quién era aquella mujer, podía ser cualquiera, incluso podría ser Bruce en alguna dimensión alternativa en la que fuera mujer.
En cualquier caso el murciélago me tranquilizó un poco de forma inconsciente.
Murciélago es bueno, murciélago es amigo. decía la parte de mi cerebro que quería que abrazara a aquella persona y le pidiera que llamara a cualquier otro miembro de la familia para que se encargara de aquello, pero esa era la parte que seguía anclada al Gotham que yo conocía... y la que quería una mantita, un peluche al que abrazar y una peli de Disney. No era la parte que tenía que escuchar ahora ¿no?

Los ojos se me volvieron a llenar de lágrimas sin poder evitarlo y me las limpié con la manga con algo de furia, para nada, porque seguía llorando como si formara parte del elenco de la escena final de algún capítulo de Entre Fantasmas y cuando quise darme cuenta estaba fuera de la habitación, en un pasillo que de repente estaba iluminado.
El abrazo me pilló desprevenida, pero junto con las palabras que había dicho empezaba a atar cabos y no me gustaba la dirección que estaba tomando. No, no podía ser, me negaba completa, absoluta, total y rotundamente. Al 200%
Pero la sensación era la misma, y esa parte de mi cerebro a la que algún día tenía que ponerle un nombre solo para poder mandarla callar, estaba llorando pero de alegría.

Ese no es nuestro Batman, Steph, probablemente ninguno de ellos son los nuestros La voz de Jason me martilleaba la cabeza repitiendo esa y otras frases parecidas una y otra vez. Lo habíamos hablado mucho este tiempo pero aun así...
No, no, no, no, Steph. Cerebro, no corazón, cerebro, utilízalo que para algo lo tienes. Ahora escuchaba a Tim.

Intenté respirar hondo, pero solo conseguí sorber mocos. Pues muy bien, lo que me faltaba.

-Yo...- conseguí articular con voz pastosa por el llanto -te sienta bien ese pelo...

Y el premio a la mejor frase que decirle a la alter-ego de tu mejor amiga en otro universo cuando te la encuentras de casualidad va para... ¡Stephanie Brown!
Me pitaban los oídos y me escocían los ojos y el dolor de cabeza era más terrible que en la peor de las resacas así que tampoco se me podía pedir mucho más.
Asentí con la cabeza a lo que decía, los datos de Darla. Para ella era una víctima más, claro... no era nadie importante.
Dios, cuando Tim se enterara...

La seguí, todavía algo desorientada. Ni siquiera tenía la cabeza en condiciones para pensar qué iba a pensar sobre aquella Cass. Pensar no se me daba bien. Pensar qué pensar menos. Pensar qué pensar después de deshidratarme a lágrimas y con una versión alternativa de una de las personas más importantes de mi vida pues ya apaga y vamonos.

Volví a poner los pies en la tierra con el destello de luz. Lo que vi no me sorprendió, claro que no, aquel modus operandi me era demasiado conocido como para que fuera una sorpresa.

-Es un anagrama- murmuré, intentando resolverlo. Pero esta vez era más difícil -Cambia las letras de sitio, por eso no lo entiendes- añadí como explicación, si esa Cass se parecía a la mía probablemente no sabría qué quería decir algo como "anagrama"

Estaba intentando tranquilizarme porque no podía seguir así, tenía los sentidos embotados, la capacidad de pensamiento por debajo de lo habitual, los ojos me escocían y empezaba a notar esa sensación de cansancio que se queda después de que uno llore demasiado.
La técnica de inspirar por la nariz y espirar por la boca no iba a funcionar (porque tenía la nariz taponada) así que aprovechando que Cass parecía estar intentando entender el concepto de anagrama cerré los ojos y me masajée las sienes.

Mi nombre es Stephanie Brown, mi madre se llama Agnes Bellinger, me gustan los gofres y la cerveza, me relaja tocar el piano, mi compositor favorito es Beethoven , mi película de Disney favorita es el Rey León, si estuviera un Hogwarts sería Hufflepuff, mi color preferido es el morado...

Empecé a repetirme interiormente verdades absolutas, cosas que sabía con seguridad sin abrir los ojos en ningún punto. La seguridad que me daban aquellas verdades fueron consiguiendo que me relajara (dentro de lo factible) y por lo menos pudiera pensar con propiedad.

La voz de Bruce fue lo que me sacó de ese trance. Claro, tenía sentido que en aquel universo Cass también buscara a Bruce... ella era su ojito derecho y siempre lo había sido, al parecer seguía habiendo cosas inmutables en todos los universos.
Escuché la conversación solo a medias, seguía tratando de mantener la calma y todo eso no estaba ayudando, en realidad nada podría ayudar en ese momento (excepto quizás un buen plato de puré de patatas y un batido de oreo y ni siquiera) pero necesitaba estar alerta, necesitaba estar bien, necesitaba...

"Para que lo tengas solo para ti"

Me cago en la puta. Joder. Mierda. Las pistas eran... pero no podía ser... pero tenía que ser pero....
La mano en el hombro hizo que mis pensamientos pararan de golpe.

-Sí- dije con voz queda, asintiendo con la cabeza -Era... en mi mundo murió... era la, bueno, la exnovia de Tim...- confiaba en que supiera quién era Tim, si me conocía también debía saber quién era él ¿no? No me imaginaba mi vida si no hubiera estado Tim ahí, y mucho menos me imaginaba conociendo a Cass y haciéndome su amiga sin que Tim entrara en la ecuación.

Joderjoderjoderjoderjoderjoder...-También conocía a Gully- añadí mordiéndome el labio.
Las pistas no dejaban muchas posibilidades sobre quién estaba haciendo eso... pero no podía decirlo, ni siquiera pensarlo, no, tenía que ser algún tipo de coincidencia muy muy intrincada, no podía ser cierto.
Pero teníamos que darnos prisa. Fruncí el ceño, me había hecho daño en el labio de tanto morderlo y por alguna razón aquello me estaba ayudando a pensar

-¿Sabes si en este mundo existe el instituto Louis E. Grieve? O bueno, supongo que serviría cualquier instituto... o si hay varios- saqué el móvil y busqué en un mapa de mi Gotham la localización del instituto -Lo más cercano a esta zona posible- dije enseñándole.

Esperé a que buscara el instituto con calma, bueno, toda la calma que podía tener dadas las circunstancias. Mi sistema de búsqueda en mapas no estaba del todo actualizado y prefería confiar en un sistema patentado por Batman (fuera del mundo que fuera) que en el Google Maps, que tenía las mismas posibilidades de enviarnos al instituto que a Metrópolis.
Aquella Cass tenía incluso más recursos que la Cass que yo conocía, lo de los guanteletes holográficos era un puntazo pero lo de que se pudiera extender por toda la habitación sin un proyector ya era demasiado perfecto. Wow. Necesitaba uno de esos para ver Friends en 3D.

De repente el mapa desapareció y Cass me devolvió el teléfono, que guardé en uno de los bolsillos acolchados. Estaba empezando a sentirme mejor, el tener un objetivo era tranquilizador (más o menos) y, bueno ¿quién no está emocionado de volver a su viejo instituto? (En realidad no tanto, guardaba muchos recuerdos que prefería no reavivar, pero eh, igual en ese universo también tenían en el panel de nuevos talentos mi foto haciendo gimnasia, siempre me había reconfortado esa foto).
Las palabras de Cass me hicieron tensarme, pero le sonreí con ganas. ¿Qué más iba a hacer? Se estaba esforzando por hacer que me sintiera mejor, así que tenía que responder.

-Es que con Tim es imposible no hacer buena pareja- bromeé encogiéndome de hombros, sin saber qué más decir. Obviamente si tenía que ponerme a explicar la complicada relación que teníamos Tim y yo en mi universo... bueno, no estaba segura de poder explicarlo sin un ordenador que soportara powerpoint y un proyector. En cualquier caso daba igual, las cosas eran distitntas, a esa Cass parecía reconfortarle aquello y todo iba a ir bien.
¿Verdad?

Por si la cosa no pudiera ponerse peor, había empezado a llover, gracias Batdiosito por terminar de crear todo el contexto dramático y grotesco. Suspiré al ver las luces apagadas y notar el ambiente que se respiraba allí. Era una trampa, hasta un novato se habría dado cuenta, pero si mis pesquisas eran correctas por muy trampa que fuera no quedaba más remedio que entrar, porque iba a haber rehenes.

Abrí la boca para contestar a Cass, pero fui incapaz. El nudo en la garganta se había instalado de nuevo y la mente me iba demasiado rápido, haciéndome completamente incapaz de pronunciar un solo sonido. Asentí con la cabeza.
¿Batgirl? Me pregunté quien sería Batgirl en ese mundo, en el mío lo era Cass, pero estaba claro que allí no... o quizás había más de una Cass... no me iba a acostumbrar a Omega nunca, era un hecho. Y Robin. Antes también habían nombrado a Robin... ¿Podría ser que fuera Damian? era imposible saber quién llevaría las capas allí, si les conocería (o más bien a su yo de mi universo) o si realmente podría confiar en ellos. Me había costado años confiar de verdad en Batman (y lo que es más, que él confiara en mi) y no sabía si en aquel universo tendría aquella confianza.
Pero ¿qué más daba aquello ahora? Ahora teníamos otras prioridades concéntrate, Steph. Me acomodé el comunicador y seguí a Cass por el conducto.
Lo que vimos me dejó paralizada. Aquel hijo de puta sabía que tenía debilidad por los rehenes y más por los niños y se había asegurado de hacer la escena lo más horrible posible (bueno, se me ocurrían modos de que fuera peor, pero no era momento ni lugar para imaginar cosas que luego no me dejarían dormir.

-Menos mal- murmuré casi sin voz, notando una vez más el nudo en la garganta. Aquellos pobres niños estaban allí probablemente por mi culpa... respiré hondo. No. Los niños estaban bien y aquello era culpa del cabrón al que iba a darle la paliza de su vida cuando le viera.
Seguí a Cass intentando no pisar la tinta, siempre me había sabido un poco mal el estropearles todo el escenario del crimen a los pobres criminólogos (además, con la racha que llevaba seguro que acabaría resbalando).

No pude reprimir el grito cuando Cass me movió, me había pillado totalmente desprevenida y había ido poniéndome tensa durante el corto trayecto hasta allí y aquello había podido con mis nervios.

-Bat...Cass- dije. No sabía qué cargo ostentaba en Omega, así que solo me quedaba su nombre -Algo les tiene que estar controlando- Aquello no encajaba con mis hipótesis sobre el asesino, pero eso no se lo iba a decir -¿Tienes Batarangs de los que tiran sustancia pegajosa? Eso debería pararles sin dañarles...- dije mientras esquivaba otro niño

No hizo falta que me dijera más. Tomé aire con fuerza y cuando me empujó estaba hasta preparada. Me habría gustado soltarle algún comentario ingenioso a Cass pero antes de que pudiera pensar algo ella se había alejado y yo tenía que enfrentarme a quienquiera que hubiera hecho aquello.

Empecé a caminar con el patio, fingiendo toda la seguridad que pude mientras por dentro temblaba por dentro.

Que no sea él. Que no sea él. Que no sea él. Que no sea él. Que no sea él. Que no sea él. Que no sea él.

A pesar de que la capa es impermeable me da la impresión de que cada paso que voy todo pesa más. Doy un paso. Dos. Tres. El cuarto se me resiste un poco pero al final soy capaz de avanzar. Es difícil ver, entre la oscuridad y la lluvia torrencial, pero la figura en mitad del patio es evidente. Su posición allí se nota estudiada, casi teatral y la capa solo termina de redondear ese efecto.

Espera. Capa. No es él. No puede ser él, él no lleva capa.

Me animé a dar otro paso, con una esperanza algo forzada creciéndome en el pecho. La luz de las farolas me permitió entonces ver a quién me enfrentaba. La capa morada no era propia de The Cluemaster y la figura era demasiado menuda para ser él.
Una sensación de alivió me recorrió el cuerpo entero, dándome ganas de reírme a carcajadas. No era él. El asesino no era mi padre... ¿Pero entonces?
En aquellos segundos muchos nombres y posibilidades pasaron por mi mente: ¿El Joker? ¿El espantapájaros? ¿Estaba bajo los efectos de alguna droga?...
Entonces la figura se dio la vuelta.

Tuve que parpadear varias veces para creerme lo que estaba viendo... aquello tenía que ser algún tipo de error, algún truco de espejos muy muy bien hecho. Probé la técnica de levantar el brazo lentamente, esperando que la otra figura lo imitara, pero no. Aquel ente, fuera lo que fuera, era independiente.
Y se estaba acercando.
Dirigí la mano derecha al cinturón. A ese lado solo tenía batarangs eléctricos, demasiado peligrosos para mi dadas las circustancias, y bombas de humo, poco útiles con lluvia, pero era lo único que podía coger sin levantar demasiadas sospechas (porque, francamente, me quedaba mucha práctica de lanzamiento con la izquierda).
Un escalofrío me recorrió la espalda al escucharle hablar con tanta tranquilidad de lo que había hecho. Una pequeña parte de mi se alegraba de que no hubiera dado con mi padre (otra parte se alegraba todavía más de que probablemente no estuviera en este mundo) y otra parte, mucho más grande, estaba hirviendo de rabia de que se hubiera atrevido a hacer todo aquello, en mi nombre, que lo último que hubieran pensado Darla y Gully fuera que me odiaban.
Apreté el puño en el que no tenía las bombas de humo. Respira, Steph, no dejes que te provoque. Si había un más allá iba a tener que dar muchas explicaciones.

Por fin aquella cosa acabó el discurso. Obviamente el objetivo final era Batman, siempre lo era, todos esos imbéciles con pretensiones se creían que podían llegar y cargarse al Caballero Oscuro como quien le quita un caramelo a un niño, todos creían tener un plan infalible que en la mayoría de casos no era más que una mierda con pretensiones.

También se puso en posición de combate, si se creía que iba a ser fácil poder con ella estaba equivocada.

-Mira, tía. O tio. O lo que seas. Llevo unos meses de mierda de un modo tan cercano a la literalidad que te asustaría y se me ha acabado el cupo de imbecilidades así que ¿por qué no me haces el favor de dejar de decir estupideces sobre arrancar pieles y me dejas que te de la paliza de tu vida y te mande a Arkham hasta que estés tan senil que no recuerdes ni siquiera por qué eres tan absurdamente fea? O feo.- La mejor defensa es un buen insulto -Además, no quieres ser yo. Más que nada porque tendrías, primero, que encontrar a mi exnovio y explicarle que una maníaca, o maníaco, con pretensiones se ha cargado a su exexnovia, la cual en su universo de origen estaba ya muerta y con la que podría haber vuelto a tener relación y, claro, volver a cenar a tiempo, porque hay que mantener una buena relación con mi madre y no es fácil. Así que quitate de la cabeza que puedes vivir mi vida, imbécil.- Niquelao. Spoiler 1, prima fea de Red Skull 0.

Aquella risa me produjo un escalofrío que me recorrió de la cabeza a los pies, pero lo disimulé de modo que apenas se notó físicamente. Aun así la sensación de horror se acentuó y extendió por todo mi cuerpo como una especie de veneno que me tensaba los músculos y me daba ganas de gritarle cosas que en un programa de televisión cubrirían con pitidos estridentes.

Sus palabras me hicieron fruncir el ceño, pero no me enfurecieron, no. Se que es una técnica para ponerme nerviosa, para sacarme de mis casillas y hacer que no piense con claridad… pero no va a conseguirlo, estoy por encima de eso. O al menos eso quiero creer.

-Puedes intentarlo- dije con voz amenazante, tensa –Pero Tim no es tan idiota como yo, en cuanto te vea dar un paso sabrá que no soy yo, que solo eres un ser patético con malas intenciones y la necesidad de una buena cirugía plástica- Cambié el peso de pierna en un intento de parecer tranquila y resuelta. No me esforcé por fingir una sonrisa, no valía la pena –Así que cuando te acerques a él te partirá el brazo de un solo golpe, sin esfuerzo. Probablemente estará enfadado, muy enfadado, así que no se reprimirá cuando te de una patada en las costillas y te pregunte dónde estoy y qué haces con mi traje. Sería divertido ver cómo te da la paliza de tu vida.-
Me coloqué en posición de combate también, esta vez sí se me escapó una media sonrisa algo amarga.
-Oh, querida, si en todos estos años no se me ha arruinado la vida con todo lo que me ha pasado, no te creas que tú, una lunática con pretensiones, va a poder arruinármela tan fácilmente- respondí antes de esquivarla.
No necesito que haga ruido para seguirla, esquivar golpes es mi especialidad, justo después de aguantarlos con estoicismo.
La pelea, a pesar de mi temor inicial, está a mi favor. Está siendo casi hasta fácil… más o menos, la lluvia me ralentiza, pero también a ella. Puedo conseguirlo. Esa hija de puta no va a poder tocar a Tim, ni a mamá, ni a Cass ni a nadie. Soy más fuerte. Puedo con ella. Puedo con ella. Puedo con ella.
O no.

Me esforcé por no parecer asustada cuando el cuchillo empezó a acercarse, no le iba a dar ese placer. En caso de que me pasara algo al menos aún quedaba Cass… ella siempre había sido mejor, además esta Cass era más mayor, más versada, más hábil, podría con esa tipeja y podría cuidar de que no le hiciera daño a nadie más. No cerré los ojos, si no que le lancé todo mi odio con una mirada a la farsante.
Pero cuando ya creía que estaría todo perdido ví el batarang por el rabillo del ojo, haciendo que un golpe de esperanza me llenara el corazón, aunque no me da mucho tiempo a disfrutar del triunfo, porque se lanzó desesperada a por mí.

Desesperada. Eso es una ventaja para mí.

Sonreí un poco antes de atestarle un golpe aprovechando que la parte del brazo herido es más vulnerable, si ella no me daba tregua, yo tampoco se la iba a dar ¿no?

-Basta de juegos

La pelea estaba empezando a ser dura de verdad. No se podía decir que antes no lo fuera. Era difícil, era pesada, el agua la estaba haciendo incómoda pero ahora era cuando empezaba a volverse dura. Se estaba esforzando por debilitarme mentalmente y, la verdad, casi podía decir que lo estaba consiguiendo.

Aquel golpe me tiró al suelo y tardé unos segundos en levantarme, sabía que podía con ella, sabía que podía vencerla pero todo estaba empezando a ser tan duro...

-Puede...- dudé,- puede que puedas conmigo y me mates, pero créeme cuando te digo que te arrepentirás... ¿Crees que Batwoman dejaría que pusieras una mano sobre mi madre? ¿Crees que Red Robin pararía de buscarte en algún momento? ¿Crees que Red Hood no se aseguraría de que sufrieras antes de volarte la tapa de los sesos?- le contesté levantandome y poniéndome en posción de pelea, con un tono entre amargo y envalentonado -Incluso este Batman se aseguraría de que te arrepintieras de lo que has hecho- Incluso aunque no tuvieramos relación quería creer que aquel Batman era como el mío, leal incluso con aquellos que no merecían su lealtad.
Esa mujer creía que estaba tocando teclas sensibles, ese tipo de pensamientos que estaban sellados en una caja y que trataba de olvidar pero, pobre. ¿Cómo se podía estar tan equivocada? -No soy especial, nunca lo he sido- me encogí de hombros, con resignación -No soy tan buena como ellos, ni de lejos...- esquivé un golpe -... pero tengo...- dí un puñetazo que la otra esquivó -...una ventaja...- me agaché para evitar una patada alta -...se que no soy nada...- dí otro puñetazo que esta vez le golpeó el estómago -...pero puedo apoyarles...- otro golpe acertado -...para que ellos puedan llegar lej...- el golpe me hizo trastabillar y estuve a punto de caer al suelo otra vez. En ese momento lo supe, supe que si quería aquella tipeja podía acabar conmigo en ese momento.

Nada de ver la vida a cámara rápida, ni de fuerza que salía de no se sabía dónde, simplemente la certeza de que estaba perdiendo...
y entonces un batarang. Y otro. Sonreí mientras daba las gracias internamente a todo lo que se me ocurría que podía darle las gracias e inmediatamente aproveché la ventaja y acabé tirándola al suelo, reprimiendome para no soltar una carcajada triunfal... era algo demasiado de villano para mi.
La presencia de Cass hizo que me relajara incluso sin querer. Asentí con la cabeza lentamente para responderle. Estaba viva, no era exactamente lo mismo que estar bien, pero en ese momento tendría que servir. Además, me recuperaría... siempre lo hacía, no era tan fácil acabar con Stephanie Brown.

La mirada de aquel ser parecía estar atravesándome, probablemente sabía más de mi de lo que sabía nadie y mucho más de lo que yo estaba dispuesta a aceptar que nadie supiera... cuando escuché sus palabras jugueteé un poco con un batarang. Todo lo que había dicho, el miedo por mis seres queridos, el cansancio... todo se me estaba cruzando en la mente, impidiéndome pensar con claridad.
Me mordí el labio, el sabor a sangre ya me llenaba la boca así que si me llegué a herir no me di ni cuenta.
El batarang empezaba a pesar mucho.
...No lo hagas...
No.
Claro que no.
¿Cómo iba a hacerlo?... ¿En qué estaba pensando? ¿De verdad se me había pasado la idea un solo momento por la cabeza?
Dejé caer el batarang y miré a aquella “mujer” levantando la barbilla y poniéndome recta, orgullosa.
-Espero que sea verdad eso de que no olvidarás mi cara, porque es lo único bonito que vas a ver mientras envejeces en Arkham- Dije esbozando un principio de sonrisa – Y vuelve si te atreves. He podido contigo una vez y podré contigo dos y tres y cuatro... puede que no sea especial, pero por lo menos yo se quién soy y eso me hace mejor que tú-

No me encontraba nada bien. La sangre me martilleaba con fuerza en la cabeza y me costaba respirar, un dolor sordo me recorría entera, tenía la visión borrosa, todo me daba vueltas y me notaba entumecida y lenta. Los pensamientos se me estaban enredando unos con otros y concentrarme resultaba una tarea titánica.
Respiré hondo, intentando recuperar el control.
Cass se estaba moviendo, hablaba con aquella... bueno, aquella mujer. Estaba sacándole información, claro.
Me centré en esa idea. Sacar información. Tenía que poner en orden mis pensamientos antes de hacer nada.
“Me llamo Stephanie Brown, mi madre se llama Agnes Bellinger. Es enfermera. Estoy en Gotham. Soy vigilante. Mi sobrenombre es Spoiler...”
Los datos tangibles empezaron a permitir que los pensamientos estuvieran en orden. Seguí pensando datos que tenía seguros “...Mi color favorito es el morado, me encantan los gofres...” hasta que la realidad pareció volver a ser como era. El mundo se quedó quieto y la situación se estabilizó, poco a poco recuperé el ritmo normal de respiración y aunque la sangre me seguía martilleando en la cabeza no tenía tanta fuerza como antes.

La mujer cayó al suelo y Cass se acercó. A decir verdad aquello no parecía real del todo... cuando por fin estaba empezando a asumir que había perdido a mi amiga, que nunca volvería a ver a algunas de las personas más importantes de mi vida ella aparecía ahí.
No era la misma, claro que no. Caminaba de un modo un poco distinto y su voz era más madura, cuando me miraba a los ojos veía mucha más pena de la que había visto nunca en los ojos de mi Cass... eso sin contar lo más evidente, era claramente mucho más mayor que su alter-ego en mi dimensión.
Dejé que me abrazara y me aferré a ella con todas mis fuerzas. Si cerraba los ojos casi era como abrazar a mi vieja amiga, como si Omega nunca hubiera ocurrido y estuviera en casa otra vez. En Casa.
Se me estaba formando un nudo en la garganta ¿Acaso no había llorado suficiente en las últimas horas? Al parecer mi cuerpo consideraba que no.
Ya podía ver el informe del forense “Muerte por deshidratación, provocada por un exceso de sentimientos”. Las madres podrían contar mi historia a los niños que lloraran demasiado: “Acabarás como Spoiler” dirían con las manos en las caderas y voz de madre “que de tanto llorar se deshidrató y se murió”.

-Creía que sería algún hechizo- confesé al ver el aparato que me ponía en la mano, observándolo con atención. La verdad es que no tenía ni idea de que era, pero parecía una tecnología bastante avanzada.
Bueno. Nada me sorprendía ya. Estábamos en Omega ¿qué me decía a mi que esto no era algo habitual del universo del que procedía aquella mujer? No tenía pruebas y la verdad es que no me importaba mucho, aquellos problemas a largo plazo, conspiraciones y ataques de alto nivel, eran cosa de Batman, yo no tenía los medios ni las capacidades para llegar a ese nivel (ya se había asegurado en su momento de que asumiera aquello).
Saber que todos los niños estaban vivos me quitó un peso de encima que ni siquiera sabía que tenía encima. Asentí con la cabeza lentamente.
-Hiciste bien, no había otra cosa que pudieras hacer- le dije a Cass. Si se parecía un poco a la de mi mundo necesitaba aquel apoyo externo, esa reafirmación de que no se había equivocado

A pesar de que no lo dije, sí había una cosa que no dejaba de molestarme ¿Por qué yo? Había miles de personas en Gotham y, después de Omega, no podía asegurar cuántos eran vigilantes de mayor o menor nivel... ¿Qué buscaba exáctamente aquella mujer? ¿Había sido yo una víctima al azar? Había estudiado mi vida demasiado bien como para que pareciera simplemente una coincidencia ¿Tendría algo que ver, en algún u otro nivel, con mi padre? ¿Me conocería de mi universo? Me daba la impresión de que aquellas preguntas se iban a quedar sin responder, parecía imposible sacar la información a aquella mujer y no tenía ninguna pista que seguir...
Me guardé el dispositivo, por si acaso.

-Gotham siempre ha sido peligrosa y me las he apañado- dije, de un modo un poco más cortante del que quería... aquel discurso sonaba demasiado a la tonadilla que siempre me había repetido Tim. Y Bruce. Y todo el mundo. Sabía que Cass no tenía esa intención (esperaba que Cass no tuviera esa intención) pero aún así... Suspiré -Lo siento... yo... gracias-
Entonces habló de Alfred y Bruce y de ir a visitarles y fue como una puñalada en el estómago. Como un golpe que hizo que todo el control mental que había ido recuperando desapareciera.
Me costaba respirar otra vez.
-Yo... Cass... no lo se...- dije con tono derrotado, apartando la mirada -Necesito tiempo... no...- el nudo en la garganta se había hecho tan grande me costaba hablar -Omega... he... he perdido mucha gente y... no lo se... todo es...- Me encogí, rodeándome con los brazos. Aquello era tan difícil de decir -No... no estoy llevando bien el cambio de universo, Cass.- Tragué saliva, respiré hondo y la miré a los ojos mientras me quitaba la capucha y el pasamontañas. A la mierda las identidades secretas -Y me da miedo. Me da miedo acostumbrarme a vosotros, a estar con Bruce y contigo y con todos... y olvidarme de lo que dejé atrás... yo.. quier...- tomé aire muy lentamente, volvía a notar el golpeteo de la sangre en la cabeza -Quiero encontrar un modo de volver a casa, a... a mi mundo y me da miedo ser feliz aquí y luego no ser capaz de abandonar esa felicidad... a vosotros... todo...- tuve que volver a apartar la mirada, incapaz de seguir manteniendo la visión de sus ojos. Sabía que le estaba haciendo daño, a mi también me dolía pero... ¿Qué iba a hacer? “Esa Cass no es tu Cass” escuché la voz de Jason en mi cabeza, recordándome lo que tanto habíamos hablado. No. No era mi Cass... pero era Cass y aquello era lo peor, porque si la miraba bien podía ver a mi amiga bajo aquella armadura. -Si encuentro un modo de volver será... será más fácil para- carraspeé intentando quitarme el nudo en la garganta, pero era imposible -para vosotros y... no lo se, Cass... - Noté cómo empezaban a caerme las lágrimas otra vez. Allá vamos, muerte por deshidratación -Me da miedo todo. Yo no quería estar aquí... Omega... yo no... y... no es tu culpa porque... yo... lo siento-