[Mini-evento]Augurios Nefastos: el viejo oriente [Blair - Eclipse] (31-01-2019)

Dos horas y media de viaje desde Nueva York hasta Hong Kong. En el reloj de la hora de Nueva York marcaban las 0:30 am, pero el reloj de la hora local marcaba las 12:30 pm. Bienvenido señor jet-lag, le echábamos de menos. Habían salido de noche y llegaban justo a la hora de comer.

Drago y Blair viajaban con el jet de los X-Men en dirección a Hong Kong, China, para ayudar a Villa Fábula con el problema que les había surgido con la llegada de el Adversario. Bien poco sabían de él, pero todo apuntaba a que, de llegar al mundo mundano sería un enemigo terrible para todo pueblo y país libre. Lobo les había advertido que solía esclavizar o pasar por la espada a todo aquel que cayera bajo su campaña de conquista, y que raras veces hacía prisioneros. Por tanto era de vital importancia que aquel ser jamás pusiera los pies en su amado mundo.
Junto a la pareja, sentada en un balancín se mecía la vieja Frau Totenkinder, tejiendo y tejiendo sin parar. El rápido vuelo y las turbulencias que pillaron de camino a la ciudad-estado no parecían afectarle, y no debían ya que se trataba de una proyección. La auténtica bruja seguía en su tranquila habitación del piso número 13 de El Bosque, pero aun así su magia no perdía un ápice de su poder como bien les aseguró.

Estaban entrando en el espacio aéreo de Hong Kong, pero gracias a la tecnología del jet no fueron detectados y pudieron aterrizar de forma discreta y sin llamar la atención.
Una vez habiendo puesto los pies en tierra, Frau siguió a la pareja bien de cerca.

- Así que ésto es Hong Kong... Hmmmm... Vaya, debería pedir que me sacaran más a menudo de mi habitación - la vieja bruja sonrió formando una fina línea en sus labios que denotaba la vejez de su cuerpo, el misterio en su mirada y un aura que, pese a ser una simple proyección denotaba un poder arcaico. - Bien jovencitos, tenemos un pequeño problema: la última vez que se activó le portal en Hong Kong la ciudad no se había expandido tanto, y me temo que mi vieja memoria no es como era antes. Sin embargo tengo ciertos recuerdos que nos podrían ser útiles. Blair, ¿verdad? Jovencita, dijiste que tú conocías la ciudad, ¿no es así? Dime, ¿cuál sería el teatro más antiguo de toda la ciudad de Hong Kong?

La vieja bruja esperó a que Blair les pudiera iluminar el camino, pero tan solo la entrada, pues aun les quedaba un largo trecho por recorrer para llegar al portal y asegurarse que todo seguía en orden.

El Blackbird podía llegar a alcanzar velocidades de mach 4.2, lo cual suponía aproximadamente unos 5000 kilómetros por hora. De Nueva York a Hong Kong había 12.948 kilómetros, es decir, que un viaje que de normal, en un avión que recorre 800 km/h, les habría llevado 16 horas, acababan de ventilárselo en menos de tres merced a las virtudes de la tecnología y lo avanzado del equipamiento de los X-Men. Sin embargo, nada de eso les iba a librar del abrumador jet-lag; habían salido a las 00:30 de la noche, deberían haber llegado aproximadamente a las tres de la mañana y sin embargo se encontraban con que era la hora de la comida, lo cual significaba que ese día iba a tener el doble de duración de lo normal, sin una noche por en medio para descansar. Empezaba a sentir los efectos del agotamiento después del largo vuelo y lo más probable era que al día siguiente no pudiese ni con su alma, pero allí estaba, dispuesto a hacer lo imposible para ayudar a sus aliados. Sólo esperaba que el cansancio no hiciera demasiada mella en sus reflejos o lo iban a tener difícil si realmente las cosas eran tan peligrosas como parecía...

Al menos no habían tenido necesidad de conseguir un permiso de vuelo, porque con lo precipitado que había sido todo dudaba mucho que hubieran podido lograrlo a tiempo. Pero el Blackbird había sido diseñado como un avión espía, y si bien no contaba con la capacidad ofensiva que podrían tener otras naves de combate, sí que disponía de un magnífico sistema de camuflaje holográfico que se basaba en la misma tecnología Shi'ar con la que funcionaba la Sala del Peligro. Nadie les detectaría si ellos no lo deseaban, por lo que aterrizaron el jet en un lugar apartado y, tras asegurarse de que nadie podría toparse con él por accidente, procedieron a aprovisionarse de bebidas energéticas. Drago le agradeció el detalle a Blair con toda su alma antes de disponerse a abrir la suya.

Frau Totenkinder manifestó entonces no conocer la ciudad tal y como se encontraba en la actualidad, pero afortunadamente Blair sí que había estado allí, y conocía tanto la historia como el idioma, y menos mal, porque desde luego si la cosa llega a depender de él habrían estado dando vueltas durante las doce horas siguientes. La única vez que había salido de Europa desde que lo llevaron a París siendo niño fue cuando tomó el avión para unirse a los X-Men hacía ocho años, y desde entonces, fiel a sus costumbres, no había abandonado nunca la mansión. Hablaba cuatro idiomas, y aunque quizás podría llegar a tener algo de suerte con el inglés, dudaba mucho que alguien pudiera entenderle en francés, árabe o bosnio.

Era la hora del almuerzo, y por tanto también la hora punta, por lo que Blair decidió juiciosamente recurrir al metro (en opinión de Drago, el metro siempre era la mejor opción para desplazarse por una gran ciudad). Una vez allí, la mutante estudió los mapas, le explicó hacia dónde tenían que ir y juntos escogieron el recorrido más óptimo para llegar a su destino en el menor tiempo posible. Afortunadamente el metro de Hong Kong era tan bueno como el de Nueva York (Drago suponía que debía de ser una necesidad imprescindible en ciudades tan grandes), por lo que no tardaron en llegar a su destino, un teatro que, visto desde fuera, no destacaba en lo más mínimo. Parecía un edificio más del montón y ni siquiera resultaba especialmente bonito, pero a saber lo que podrían encontrarse en su interior...

- Está bien, puedo volvernos invisibles a todos para colarnos sin ser vistos. Las puertas estarán cerradas, pero puedo reventar la parte del cerrojo con un rayo y ocultar el estropicio con una ilusión para que nadie lo detecte. El problema será si tienen alarmas en su interior...

Si todo aquello hubiera sucedido tan sólo unas semanas antes, Blair podría quizás haber interceptado sus sistemas utilizando sus poderes de tecnópata, pero ahora lo cierto era que Drago no estaba muy seguro de qué podría hacer y qué no, y siendo como era un tanto torpe en lo que a cuestiones sociales se refería no se había atrevido aún a hablar con ella sobre el tema, ya que sabía que debía de haber sido algo sumamente traumático y no sabía si podría ser capaz de confortarla como sin duda necesitaba. Bueno, aquello era algo que eventualmente tendría que solucionar. En ausencia de Tormenta y Scott él era el líder de la Patrulla, y no podía permitirse no conocer al cien por cien a la gente con la que trabajaba y que dependía de él.

- Si, éste es... - comentó la vieja bruja cuando se presentaron ante el teatro tras salir de la estación de metro. Durante el trayecto la aglomeración del vagón del tren no fue nada para Frau, ya que al ser una simple proyección no necesitaba espacio físico. Eso sí, se lo pasaba de muerte cuando un pasajero pasaba cerca de su proyección o la atravesaba, sintiendo un escalofrío y sin saber por qué. La bruja sonreía mientras seguía tejiendo y tejiendo. - Éste es el teatro que he tenido en mis visiones. El problema es que no era tal y como lo veis. - La bruja levantó la mano, y ante la pareja se elevó una construcción mucho más antigua, hermosa y menos "fría". Aquella proyección no la veían los demás, tan solo ellos tres. - El tiempo pasa, y una pobre vieja como yo ya no ve lo que solía ver.

El teatro volvió a ser el que era en cuestión de segundos. La bruja dirigió una mirada a Drago de complacencia a la vez que le levantaba una mano pidiéndole un poco de paciencia.

- Me parece bien el manto de invisibilidad, pero espérate: no hace falta romper ningún cerrojo. - La silla con la que iba la bruja se alzó dos dedos del suelo, y se dirigió hacia las puertas traseras del teatro, por donde entraba el personal del mismo. Mejor por ahí que por la entrada principal, por si las moscas. Al llegar levantó de nuevo la mano, pero ésta vez giró los dedos y y el chasquido tras la puerta les anunció que acababa de abrir el cerrojo. - La maña muchas veces supera a la fuerza bruta, jovencito.

Con las puertas abiertas, pudieron pasar dentro del teatro, con tan solo la iluminación del exterior como sustento para la visión. No iban a poder ver mucho dentro de aquella penumbra, y bien necesitaban algo más que unos cuantos rayos de sol.

- Chicos, necesito de vuestras piernas. Uno de los dos debería ir a buscar el panel de luces del teatro para encender todas y cada una de las bombillas de todo el teatro. El otro debe pensar en lo siguiente: "el camino se mostrará con el dragón azul para sus hermanos".

Magia. Qué truco más útil, pensó Drago con una media sonrisa al escuchar el chasquido que anunciaba que el camino estaba despejado. Miró a uno y otro lado, pero el callejón trasero en el que se encontraban parecía fortuitamente desierto. Nadie les vería abrir la puerta, por lo que no sería necesario cubrirla con una ilusión; bastaría con hacerse invisibles.

Dentro estaba oscuro, y cuando Frau Totenkinder realizó su curiosa petición, Blair se ofreció a ir en busca del cuadro de mandos, mirándole a la espera de recibir su confirmación. Drago asintió, abstraído, pues se encontraba ocupado en analizar y estudiar el entorno. Él hubiera podido hacer lo mismo sin necesidad de accionar ningún interruptor, pero mantener encendidas todas y cada una de las bombillas del enorme teatro le supondría un esfuerzo inmenso, por no hablar de que él realmente no controlaba la corriente eléctrica, y si alguien le atacaba o su concentración se rompía, al no estar accionados los interruptores toda la luz se apagaría de repente, lo cual seguramente no convendría para lo que fuera que se proponía hacer la bruja. Lo que sí podía hacer era incrementar la potencia de la luz una vez que Blair hubiera accionado la corriente. No era lo mismo iluminar desde cero una construcción tan enorme que reforzar una luz ya existente.

Se preparó para un posible combate, empuñando con fuerza las tonfas mientras aguardaba el regreso de Blair, muy atento y pendiente a la menor señal de peligro o alarma y protegido bajo un manto de invisibilidad al tiempo que visualizaba en su mente la frase que Frau Totenkinder había especificado, a la espera de que la bendita luz derramara sus dones sobre ellos.

- Ah querida: lo importante no son las palabras, sino su contenido - le corrigió la vieja Totenkinder con su particular sonrisa de vieja bruja. - Si conoces el cantonés supongo que también conocerás parte de su cultura, ¿no es así? A los orientales siempre les han gustado las metáforas y esconder su significado con poesía. Es más que evidente que no va a aparecer un dragón azul dentro de éste teatro. Ahora bien, ¿a qué se pueden referir cuando dicen "dragón azul"? Hm hm hm hm hmmm... - Estaba claro que esa mujer sabía la respuesta, pero también se podía suponer que no iba a soltarla así como así. ¿Acaso les estaba poniendo a prueba, o tan solo quería jugar?

Totenkinder, aun estando todo a oscuras, movió su silla adentrándose en el teatro, situándose justo en el escenario, con todas las butaca frente a sus narices. Esperó a que Blair encendiera todas y cada una de las luces del teatro, aunque sus ojos podían ver lo que se escondía en la oscuridad... o daba esa impresión, pues no dejaba de escudriñar cada rincón del teatro, como si buscara algo.
Cuando se hicieron las luces la bruja le cogió el brazo a Drago y tiró de él para llamar su atención.

- No hace falta que estés tan tenso jovencito: por ahora no hay ningún peligro que debas afrontar, joven caballero. Lo único por lo que tendrías que preocuparte es por encontrar la entrada a la cámara secreta. - Esperó a que volviera Blair para continuar con esa explicación. - Bajo éste teatro hay un pasadizo que conduce a una cámara oculta donde está el portal que estamos buscando. Sin embargo las fábulas orientales lo llenaron todo de acertijos y trampas. Con el tiempo algunas han cesado, pero otras como la llave de entrada, permanecen activas. El truco para todas ellas se basa en los dragones serpenteantes que poseían dichas fábulas en sus tierras. Entonces... la serpiente azul. ¿Qué os viene a la cabeza con eso?

El dragón azul... Eclipse no era una persona cultivada, pero resultaba evidente que aquella metáfora no podía referirse a otra cosa más que a agua.

- No, no un río -corrigió a su compañera con aspecto pensativo-. El dragón serpenteante, tiene que ser el sistema de canalización que fluye bajo el teatro. Tenemos que llegar hasta él. Blair, tú que sabes cantonés, localízame el acceso a los baños, o algún sótano que pueda tener acceso a la canalización. Quizá baste con derramar algo de agua en el lugar que sospechemos que podría estar comunicado con la canalización y ver hacia dónde converge o por dónde se filtra.

- Si fuera así de sencillo jovencita, cualquiera podría acceder a los secretos de éste teatro, ¿no te parece? Además, para que unas simples palabras puedan desencadenar el poder de la magia, el que las pronuncie tendría que cargarlas con su propio poder mágico para que tuvieran efecto. El pasadizo secreto lo elaboraron fábulas orientales sin un ápice de poder mágico ni conocimientos del mismo campo. Aunque tengo que decirte que te has acercado mucho, al igual que tu amigo el moreno. De echo, ambos lo habéis adivinado, y no hará falta encontrar el baño: la entrada está aquí mismo.

La proyección de la vieja bruja desapareció por unos momentos, y acto el suelo del escenario bajo sus pies se abrió, dejándolos caer en un profundo agujero que a pocos metros se convirtió en lo que muchos niños recordarían a un tobogán. descendieron durante casi treinta segundos hasta que aparecieron en un lugar oscuro y húmedo.

- Ah, ¿ya habéis llegado? ¿Qué tal ha ido el viaje? - La vieja bruja sonreía a sus pies mientras la pareja se recomponía del viajecito. Si hasta el momento no tenían motivos para odiar a la bruja ya tenían uno y bien gordo: sabía exáctamente dónde estaba la entrada y cómo abrirla. - Por si os lo preguntáis estamos en las alcantarillas bajo Hong Kong, pero no las nuevas como podréis comprobar. - Las paredes a su alrededor eran duras, frías, húmedas y sobretodo muy, pero que muy viejas. Totenkinder había creado una pequeña vela que flotaba e iluminaba cinco metros a su alrededor. Bajo sus pies una pequeña corriente de agua les lamía las suelas de los zapatos. - A partir de aquí no puedo proyectarme más: tengo un límite para el uso de la magia y se está agotando. Usaré otra forma más directa de comunicarme con vosotros. - Y dicho ésto, la vieja desapareció de su vista, pero no de sus cabezas. - Para abrir las puertas al secreto de la ciudad, hay que subir el nivel del agua. Señorita Blair, tendrás que guiar a tu amigo usando tus dotes lingüísticas: a vuestra izquierda se abre una entramada y compleja red de túneles que se comunican unos con otros. En la esquina del cruce de cada uno se indica por medio de los puntos cardinales desde qué dirección baja la corriente. Tenéis que ir en dirección noroeste. Una vez allí os encontraréis con lo que sea que esté reteniendo el agua. Tened cuidado cuando destaponéis el túnel, pues hace años que se mantiene cerrado.

[FDI: Tenéis vía libre para escribir lo que os encontréis por el camino. Hay de todo lo que os podéis topar dentro de unas cloacas viejas, desde ratas hasta huesos de personas difuntas (muertas, obviamente). Además hay basura, pequeños desprendimientos... lo digo por lo que os advierte Totenkinder al final ^^ ]

Drago reaccionó como pudo, considerando lo inesperado de la caída. No podía hacer nada para ayudar a Blair, pero al menos podía tratar de minimizar los daños pegando las rodillas al pecho para poner por delante las botas en caso de que el tobogán terminase en un muro, y cruzando las tonfas frente a la cara por si encontraban algún obstáculo por el camino que no les fuera posible esquivar a causa de la velocidad. Dejó caer la ilusión que le cubría (a esa velocidad le habría sido imposible continuar plegando la luz a su paso de todos modos) e incrementó la luminosidad de su forma mutante para iluminar bien el tobogán y lo que había a varios metros por delante. De éste modo fue capaz de dstinguir el suelo cuando aún se encontraban a bastante distancia, y pudo reaccionar a tiempo para extender las piernas justo antes de que terminara el tobogán, impulsándose hacia el frente para luego flexionar las rodillas y rodar hacia delante con el objeto de amortiguar la caída, golpeando luego el suelo con la base de una de las tonfas para detener el impulso de su cuerpo, levantando una pequeña cortina de agua a su alrededor. El entrenamiento militar le había servido de algo, pues cuando todo acabó se encontraba sólo algo mareado, pero nada más.

- Si tiene un límite para el uso de la magia ahórrese la vela, anciana -replicó con sequedad a las palabras de la mujer-. Como puede observar, mi cuerpo ya alumbra lo suficiente.

No dijo nada más. No era famoso por ser muy elocuente, y aunque con la ayuda de Cassandra había realizado grandes progesos, en aquél momento se encontraba demasiado irritado como para molestarse en disimular su malestar.

Permitió que Blair fuera primero, ya que tenía que irle indicando la dirección y su luz era lo suficientemente potente como para iluminar el pasadizo ante ella, pero se arrepintió en cuanto apareció el primer esqueleto. Blair gritó, horrorizada, y corrió a esconderse tras él. Por su parte, no era el primer cadáver al que se enfrentaba, y por desgracia a muchos los había matado él mismo, por lo que no le impresionó demasiado.

- ¿Qué te parece si a partir de ahora voy yo por delante? -dijo con amabilidad-. Te avisaré si está todo despejado para que me indiques el camino a seguir.

De ésta manera procedió a ir él abriendo la marcha, y menos mal, porque el esqueleto que había encontrado Blair no fue el primer desgraciado que había encontrado su final en aquellos túneles. Sólo que en ésta ocasión Drago tuvo cuidado de ocultarlos bien bajo ilusiones, plegando la luz a su alrededor para volverlos invisibles y así no volver a sobresaltar a su compañera. Cuando estaba seguro de que no había nada peligroso le hacía una seña para que se colocara a su altura y le indicara el camino. En un momento dado encontraron el paso bloqueado por escombros, pero no estaban demasiado acumulados y no tardaron en abrirse camino hasta el otro lado con una pequeña ayuda de los rayos de Drago. El techo aguantó sin desmoronarse y Eclipse dirigió la mirada hacia el suelo iluminado. El cieno que cubría el cemento parecía no haber sido tocado por lo menos durante un par de generaciones.

- Así que quieres hablar de algo... -comentó, provocando que el eco de su voz recorriera las profundidades del túnel-. ¿Sabías... que Mozart odiaba la flauta? Siempre decía que lo único peor a una flauta eran dos flautas... Y, sin embargo, algunas de sus composiciones más conocidas fueron interpretadas por dicho instrumento, como "La flauta mágica"... Tenía una asombrosa facilidad para memorizar notas y partituras. Se dice que una vez, cuando tenía 14 años, realizó un viaje a Roma con su padre y visitó la Basílica de San Pedro, en donde estaba teniendo lugar un concierto de un Miserere de Allegri. Estaba prohibido copiar o reproducir las partituras del Miserere por nadie que no fuera su autor; sin embargo a Mozart le bastó escucharlo una única vez para después reproducirlo en su casa con total fidelidad. Cuando el Papa se enteró de esto, en lugar de castigarle le nombró Caballero de la Orden de la Espuela de Oro...

Y así continuó, comentando anécdotas triviales y curiosidades para mantener la mente de la joven ocupada. En un momento dado escuchó un chillido a su derecha, iluminó en la dirección del sonido y se encontró una rata enorme sentada sobre una piedra. La rata permaneció inmóvil un instante, mirándole, luego chilló otra vez y se alejó antes de que Blair le alcanzara.

Finalmente, el sendero que seguían se ensanchó para atravesar un canal más ancho que llevaba a una corriente de agua oscura cubierta de algas podridas. Si seguían el canal podrían llegar hasta lo que fuera que estuviese reteniendo el agua y solucionarlo...  

Las viejas alcantarillas guardaban muchos secretos, y uno de ellos eran esas pilas de cadáveres que se hacían más y más visible a medida que avanzaban. Los primeros eran meros huesos, algunos separados de su cuerpo y esparcidos por el suelo o convertidos en polvo. Otros permanecían en silencio a la espera de nuevos viajeros que les recordaran aunque fuera tan solo con una simple mirada y una eternidad para olvidar esa grotesca imagen de sus cabezas. Y cuanto más pasos daban hacia el origen de su pequeño "puzle", más se daba cuenta Drago que se aproximaban a lo que se podría conocer como una fosa común.
Los cuerpos estaban amontonados unos encima de otros, formando grandes pilas blancas y grises. El polvo de los huesos de los más viejos ensuciaba la suela de sus zapatos y se dispersaba por la superficie de esa pequeña corriente de agua que no alcanzaba apenas el medio centímetro. Ya le era imposible esconder la visión de aquellos muertos a la pobre Blair, pues estaban rodados por ellos.

Un suave rumor, a lo lejos les sirvió como premio por la larga caminata y las indicaciones de la mutante. Siguiendo ese rumor alcanzaron al fin el problema, y no iba a solucionarse con un simple "tira y vuelve a tirar". Delante de sus narices tenían una pared levantada con cráneos, huesos y piedras, usando como argamasa algún tipo de sellado. Justo en el medio había un pequeño agujero no más grande del diámetro de un dedo a la altura de sus cabezas por donde salía agua. Si salía agua a esa altura, significaba que el otro lado de esa pared estaba anegada, y muy posible si retiraban la pared de golpe se les llevaría una corriente de fuerza titánica. Además, también estaba la presión del agua contra esa pared.

¿Qué hacer?

Las botas del mutante se abrían camino a través de los despojos reducidos a polvo. La luz que irradiaba su cuerpo se reflejaba en los rostros esculpidos en blanco hueso, iluminando aquellas macabras sonrisas que habrían de perdurar eternamente. Inicialmente yacían desperdigados sobre el suelo, o apoyados contra las paredes, pero cuando hubieron avanzado unos metros había ya tantos que tenían que amontonarse unos encima de otros, como siniestros altares de muerte.

Drago había sido templado en la ardiente forja de la guerra, y aún así, cuando la luz iluminó el dantesco espectáculo, sus pasos vacilaron y se encontró a sí mismo deteniéndose en mitad de aquel terrible cementerio. La luz que desprendía su cuerpo ocultaba la súbita palidez que se había extendido por sus facciones mientras su mirada hueca recorría las pilas de cadáveres, incapaz de escapar de aquella visión que le llevaba muy atrás en el tiempo...

Una fosa común. Estaban en una maldita fosa común. El mundo empezó a dar vueltas a su alrededor, y el hedor a sangre fresca, muerte y arena húmeda se coló por sus fosas nasales haciéndole sentir náuseas. Escuchó el sonido que hacían las palas al arrojarle tierra encima, y notó el pesado cuerpo muerto de su madre encima de él. El aire empezó a faltarle, se asfixiaba... Le fallaron las piernas y cayó de rodillas sobre el pequeño arroyuelo de agua sucia que recorría el túnel, llevándose la mano a la garganta y boqueando como un hombre que no puede respirar. El terror le invadió por completo, oprimiéndole el corazón en su puño de hierro, y la luz de su cuerpo empezó a fallar y a parpadear...

¡¡Cálmate, cálmate!! se gritó a sí mismo, alarmado. Tú controlas la luz. No estás allí, no lo estás... Todo aquello pasó hace muchísimo tiempo...

Se esforzó por recordar las sesiones de terapia con la doctora Stavridis y todo lo que ella le había enseñado. Tu miedo es irracional, Drago, controlas la luz, la oscuridad no puede atraparte, pero si no consigues tranquilizarte, lo perderás, calma....

Inspiró profundamente y dejó salir el aire lentamente varias veces, tratando de calmarse hasta que, poco a poco, su luz se estabilizó y se dio cuenta de que a causa del ataque de pánico que acababa de pasar no había podido ocultarle a Blair el dantesco espectáculo. La preocupación logró sobreponerse al miedo irracional que hacía unos segundos le había embargado. Se puso de pie y se volvió hacia ella, pero la mutante parecía estar llevándolo extraordinariamente bien. Mejor que él, de hecho.

- Perdóname... -musitó-. Yo... La guerra...

Hizo un movimiento con la cabeza para indicar que no deseaba hablar de ello. De hecho, quizás ahora le hubiera venido bien que le hablaran a él para poder olvidarse de aquél terror que no había dejado de asediarle desde que no era más que un niño. Las sombras... las sombras que no habían vuelto a molestarle desde la noche de Halloween comenzaron a tomar consistencia a su alrededor... y juraría que las estaba oyendo susurrar entre ellas, pero cuando se volvía en la dirección del sonido no encontraba nada... Volvió a mover la cabeza, apretó con fuerza los párpados y se llevó dos dedos a la base del puente de la nariz, como si le doliese la cabeza.

- Sigamos -susurró con un hilo de voz.



Avanzó en la dirección de la que procedía el rumor de la corriente, pero se movía prácticamente como un zombie, más muerto que vivo, y si no fuera por la deslumbrante luz que le cubría, Blair habría podido ver el sudor frío que corría por su rostro. Ella no lo sabía, pero el mutante se encontraba en aquél momento librando una lucha contra sus traumas de la infancia, y lo único que impedía que hubiera sucumbido ya a estas alturas era el control de la luz que mantenía a raya la oscuridad.

Finalmente, la luz alumbró una muralla de cráneos y huesos que se perdía en las alturas. Había un pequeño agujero en el centro por el que se filtraba el pequeño arroyuelo que habían venido siguiendo. Blair constató lo obvio y él asintió, sintiéndose todavía enfermo.

- No nos hace falta ningún hueso -afirmó, con la garganta reseca-. Apártate.

Las manos del mutante comenzaron entonces a brillar todavía más que el resto de su cuerpo a medida que Drago iba acumulando en ellas rayos gamma, un tipo de luz blanca con un nivel de radiación parecido al del sol y capaz de desprender un calor ilimitado. Drago podía, con esos rayos, cortar el metal o cualquier material existente. Durante años, cuando se creía una entidad de oscuridad, los había recubierto con ilusiones que semejaban demonios devoradores de manera inconsciente, y los había utilizado para asesinar a los malvados. Cuando ingresó en los X-Men y Xavier le hizo prometer que jamás volvería a matar, había dejado de utilizarlos porque pensaba que no se podían graduar. Pero cuando había comprendido que en realidad era un ser de luz, no de oscuridad, y que durante todos estos años había estado interpretando su poder de manera equivocada, le había pedido a Planaria y Logan que le ayudasen a controlar su poder, y Planaria le había descubierto que la luz se podía regular. A través de un extensivo entrenamiento había aprendido a controlar la intensidad de sus poderes. En un pasado posiblemente habría destruido el muro al completo si se hubiera atrevido a usar sus rayos, pero ahora sabía que podía graduarlos con la precisión de un escalpelo para ir deshaciendo el muro capa a capa empezando por la parte superior. Así pues, alzó los brazos, apuntó hasta la parte alta del muro y de sus manos brotaron dos haces de luz gamma que, con suavidad y precisión, comenzaron a fundir las capas superiores de hueso, como si de un cuchillo cortando mantequilla se tratase. La intención de Drago era ir lentamente bajando el muro para que el agua se fuese filtrando poco a poco y así evitar ser arrastrados por la corriente, controlando la presión. En cuanto el agua llegase al nivel que necesitaban se detendría, manteniendo el muro al nivel que tuviese que quedar para evitar la inundación.

- Acepto la invitación -dijo mientras cortaba, concentrado en su trabajo-. Quizá así podamos hablar... de lo que te pasó... ¿Querrías hablar de eso ahora?

La verdad es que le vendría bien que alguien le hablara y le distrajera de pensar que se encontraba metido en una maldita fosa común, rodeado de cadáveres y cortando un muro de huesos con sus rayos.

Durante la charla entre la pareja, la pared iba cediendo poco a poco a los rayos de Drago. Pequeñas grietas se formaban aquí y allí, dejando nacer pequeñas cataratas que bañaban la superficie de la obstrucción. Hubo un momento en que, durante unos instantes ésta tembló, amenazando abrirse y arrasar con todo lo que encontrara delante. Pero por suerte, la "argamasa" era lo suficientemente resistente.
Al final los rayos de luz controlados llegaron hasta donde estaba el agua, la cual emergió primero con mucha fuerza y después, con pasividad y calma. El suelo bajo sus pies empezó a mojarse a causa de las salpicaduras, y formó un diminuto riachuelo que hacía a su vez de guía para volver por donde habían venido. Pero eso no fue todo: con el paso del agua, pequeñas rendijas se alimentaron del riachuelo, ascendiendo por las paredes que les rodeaban. Un fuerte resplandor les cegó unos instantes, y cuando sus ojos pudieron adaptarse al esplendor pudieron ver que la oscuridad de aquellas viejas cloacas repletas de muertos fue sustituida por el dorado y la luz. Como si acabaran de viajar en el tiempo, Drago y Blair vieron a su alrededor las paredes formadas por lo que parecía ser oro, aunque no lo era. Una luz antinatural rebotaba entre las paredes, y en ellas se podían leer viejos escritos en cantonés, donde se relataban viejas historias de dioses que cruzaron el portal del cielo para vivir entre los humanos.
El riachuelo se amplió y una voz familiar les llegó desde lo más profundo de sus cabezas.

- Seguid el río. Ya estáis cerca.

Si seguían el susodicho riachuelo, llegarían hasta la desembocadura por donde habían llegado, y más allá de ésta, un nuevo habitáculo se abría ante ellos, con un umbral circular sin puerta alguna. Más allá de dicho umbral, la nueva habitación era desmesuradamente enorme. El techo parecía no tener fin, y las paredes distaban de poder tocarse con las manos. Delante suya unas escaleras descendían sin barandillas sobre un profundo agujero. Dar un mal paso podría ser fatal. Dicha escalera conectaba con una plataforma enorme de 30x30 metros, la cual a su vez conectaba con un puente colgante, y frente a éste, el portal abierto. Era gigante, con forma circular y con grabados rúnicos extraños en su marco. A simple vista uno creería que no estaba activo, pero si se fijaban, podrían ver ondulaciones de la realidad, y si se acercaban lo suficiente, lo que había más allá: una tierra devastada por el fuego y la guerra.

Solo quedaba una cosa: descubrir cómo cerrarlo. En la plataforma había un pequeño podio, el cual sujetaba a peso una plataforma circular, con los mismos grabados de la puerta, solo que bajo cada runa, talladas a mano se leía de nuevo el cantonés: los animales del zodiaco chino. Bajo la misma plataforma, grabado en el podio, más cantonés. Parecía una combinación...

[FDI: La combinación la dejo en vuestras manos. El círculo de grabados del portal se puede girar. Si empezáis a poner la combinación, no taréis que las paredes tiemblan.]

- Tus poderes no son malos, Blair. Es el hecho de que los tengas -Drago suspiró mientras continuaba con su trabajo de ir socavando el muro-. ¿Recuerdas lo que te expliqué el día en que nos conocimos? ¿Lo que te conté acerca de los aldeanos furiosos persiguiendo a la madre de Kurt, que tuvo que arrojarlo por una catarata, siendo apenas un bebé, para evitar que la lincharan? ¿Lo que te conté de McCoy, cómo pese a ser un genio en tantas áreas no consigue obtener la posición y el respeto que merecería? ¿Lo que te conté de Dazzler, de cómo su exitosa carrera se fue a pique cuando anunció que era una mutante? Te advertí que algo así podría ocurrir si hacías pública tu condición, pero tu fe en los humanos te llevó a ignorar mis advertencias. Sé que luego hablaste con Logan y le dijiste que pensabas que todo lo malo que nos ocurre a los mutantes nos lo hemos buscado nosotros con nuestras acciones. Que pensabas que éramos irresponsables por dedicarnos a lo que nos dedicamos teniendo una escuela que proteger.

Drago hizo una pausa en lo que estaba haciendo para mirar a Blair directamente, ya que sentía que debía hacerlo.

- Te equivocas al pensar que la culpa de lo que nos ocurre es nuestra. Te equivocas al pensar que primero vinieron nuestras acciones y después el odio de los humanos. Te equivocas al pensar que nos lo hemos buscado nosotros. Sucedió exactamente al contrario. El odio existía mucho antes de la fundación de la escuela. Mucho antes de la formación de la Patrulla. Los humanos nos odian porque odian lo que temen, y temen lo que no pueden controlar. Nosotros tenemos poderes, Blair, piénsalo. No somos como Spiderman. Spiderman es un único tipo, un elemento aislado. Es un humano que sufrió una mutación. Nosotros somos toda una raza, y coexistimos con los humanos de la misma manera que en su día coexistieron los Neanderthales y los Homo Sapiens. Si la raza mutante se alzara contra los humanos, podríamos erradicarlos en un abrir y cerrar de ojos, como ellos hicieron con los Neanderthales. Podríamos provocar la Tercera Guerra Mundial si quisiéramos. Nos odian y nos temen, y no importa lo que hagamos por ellos, nos seguirán odiando y temiendo. La escuela se fundó para que sirviera de refugio para los pobres niños que, como Kurt, han sufrido el rechazo de los humanos o han visto sus vidas peligrar por lo que eran. La Patrulla X surgió más tarde, así que te puedo asegurar que el odio y el rechazo de los humanos ya existía de antes. ¿Crees que Kurt hizo algo siendo un bebé para merecer que lo lincharan? Lo único que hizo fue nacer con la piel azul, las orejas puntiagudas y rabo, y por aquél entonces la Patrulla X aún no existía. No habíamos hecho nada para ganarnos la enemistad de los humanos, aparte del hecho de ser diferentes.

Avanzó hacia ella y, sorprendentemente, la estrechó contra si en un abrazo sincero y cálido. Unos meses atrás probablemente no habría hecho algo así, pero estar con Cassandra le había cambiado, y para bien.

- No creas que te estoy recriminando nada -le susurró, acariciándole el pelo-. Tú no tenías forma de saberlo porque tuviste la suerte de nacer con un don que no era visible, y nunca has tenido que sufrir el desprecio y el rechazo de los que te rodean. Entiendo que tus propias experiencias sean más importantes que lo que te cuente un desconocido que por fuerza ha de ser parcial, y tampoco se puede luchar contra décadas de difamación por parte de los medios. Es sólo que me duele que hayas tenido que pasar por esto, y me siento tan... impotente... Tú formas parte de nuestro equipo. Eres nuestra compañera. Tendríamos que haber estado allí para protegerte. Era mi responsabilidad como líder. Tendría que haber sabido que algo así sucedería desde el momento en que hiciste pública tu condición de mutante. Y me siento furioso al pensar que, quizás, se podría haber evitado, pero no es contigo... tú no tienes la culpa, Blair -aseguró, mirándola a los ojos-. Y tampoco Stark. Es tan sólo el modo en que las cosas son. Sólo espero que dejes de pensar que somos completamente responsables por el modo en que nos odian los humanos. ¿Sabes? La mayoría de los héroes llevan consigo una carga de destrucción a su paso. Mira cómo acabó la ciudad después del ataque de Ultrón, y en gran medida se debió a Hulk. Y aunque no estuviera en pleno control de sus facultades, las cosas no son muy distintas cuando están involucrados los Vengadores al completo, o los 4 Fantásticos, pero la gente a ellos les ama. Sólo nos odian a nosotros, y te aseguro que no lo hacemos ni mejor ni peor que los demás. Simplemente somos diferentes. Sí, seguro, algunos de los nuestros se dedican al crimen, pero también hay muchos criminales humanos, y algunos incluso tienen superpoderes. No se puede odiar a toda una raza por los delitos de una minoría. Sería como condenar a la raza humana por lo que hicieron los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Y como también te conté, ninguno de nosotros busca el aislamiento. Más bien al contrario; nada nos gustaría más que estar integrados con los demás. Los que están en la escuela han escogido vivir allí porque no eran aceptados en ningún otro lugar y no tenían otro sitio a donde ir.

>> ¿Por qué dices que lo que sucedió no es exactamente como lo contaste? Puedes decírmelo. Sabes que no soy precisamente del tipo hablador (de hecho lo que estoy haciendo ahora mismo contigo es poco menos que excepcional) así que no voy a ir contándolo por ahí si tu no quieres. Puedes confiar en mí, Blair, y si necesitas ayuda con algo, sólo tienes que decirlo... Somos un equipo, ¿recuerdas? -dijo con una sonrisa, apretándole ligeramente el hombro izquierdo en señal de apoyo.

Realmente Drago estaba irreconocible desde que estaba con Cassandra, y los últimos diez días en particular había estado  eufórico.

- Bueno, sigamos con ésto. Tengo la sospecha de que Frau Totenkinder debe estar poniéndose nerviosa por momentos, pero creo que ésto bien merecía una pausa.

Cuando terminaron el trabajo, un mecanismo que parecía sacado de la mejor película de Indiana Jones se activó y las paredes comenzaron a brillar, recreando un espectáculo que habría hecho palidecer a Industrial Light & Magic. ¿Que si Drago creía en la magia? Bueno, desde la fusión de universos había combatido contra una horda de no muertos reavivados mediante un hechizo nigromántico, había conocido a la hechicera Zatanna y había luchado contra sabuesos del infierno y contra la mismísima Diosa de la Oscuridad, así que a estas alturas había poco ya que le sorprendiese. De hecho, la luz contribuyó a disolver las sombras y disipar sus temores, haciéndole sentir seguro otra vez.

Siguiendo las indicaciones de Tontenkinder llegaron ante el portal y Drago examinó las runas a medida que Blair se las iba traduciendo.

- Bien, Frau Totenkinder -llamó-, creo que éste es su momento. Sé tanto de magia o de portales dimensionales como de física cuántica, y considerando que nunca fui a la universidad, creo que puede imaginar a cuánto asciende mi conocimiento en esas áreas. No creo que quiera tenernos aquí formando combinaciones al azar, así que cualquier sugerencia que tenga para hacernos será bien recibida.

- Ahora que la joven ha descifrado los símbolos del portal, me parece que la respuesta está más cerca de lo que podríais pronosticar. - Una intensa luz violeta iluminó el podio que sujetaba la piedra donde restaban los símbolos de la puerta con el cantonés. Dicha luz rodeaba una especie de combinación tallada en la roca: eran siete de los símbolos del portal. - Parece como si alguien del pasado nos echara una mano, o simplemente era un despistado y necesitaba recordar la combinación.

De la risa de la vieja bruja pasaron a un leve temblor que aumentó de intensidad, creando más pseudo-temblores que hicieron tambalear a la pareja y que las paredes que les rodeaban dejaran caer pequeños pedazos de si mismas hacia el vacío que tenían bajo la enorme plataforma donde estaban. Dichos temblores cesaron, pero las paredes siguieron sacudiéndose. Se resquebrajaban, caían bloques y más bloques hasta que pudieron ver lo que parecían ser figuras de piedra dentro de las mismas paredes rotas. Recordaban a los soldados de piedra de las antiguas dinastías, esculpidos con sus armaduras y todos con el mismo rostro, pero éstos estaban vivos.
Uno a uno fueron saltando a la plataforma, unos consiguiéndolo y otros cayendo al vacío. No llevaban armas, pero todo su cuerpo estaba hecho de piedra, por lo que eran extremadamente duros y peligrosos. Avanzaban poco a poco, como si les faltara precisión en sus movimientos, pero iban creando un círculo alrededor de la pareja con intenciones claramente fatales.

- Parece que las antiguas defensas del portal permanecen activas. Lo siento chicos, pero aquí yo no os puedo ayudar. Os sugiero que cerréis pronto el portal y volváis por donde habéis venido.

[FDI: Recuerdo que la combinación está en vuestras manos para inventarla.]

Drago se disponía a pulsar los símbolos que se habían iluminado cuando, de repente, la frágil e inestable pasarela en la que se encontraban comenzó a temblar, amenazando con arrojarlos al vacío. El mutante se sujetó al pedestal con una mano al tiempo que sostenía a Blair con la otra, en previsión de que pudiera tropezar y caerse por el borde. Los temblores cesaron, pero las paredes continuaron agrietándose y resquebrajándose, partiéndose en pedazos que se precipitaban al abismo que se extendía bajo ellos, revelando el secreto que había permanecido oculto durante siglos... Y es que aquél portal podría estar perdido, pero desde luego no había sido olvidado.

- Vale, eso no me lo esperaba -admitió el mutante.

Zombies, cazadores alienígenas, sabuesos del infierno, robots indestructibles y ahora... ¿guerreros de piedra? Su año no hacía más que mejorar. Al menos eran lentos, lo cual suponía una ventaja, porque sus puntos fuertes eran precisamente la velocidad y la agilidad.

- Root, introduce la combinación en el mismo orden en el que han ido iluminándose los símbolos. Yo te cubro -la luz que recubría su cuerpo pareció acumularse y refulgir con mayor intensidad en la zona de las manos, de la misma manera que había sucedido antes, cuando había utilizado sus poderes para rebajar el muro de huesos-. Tengo dos noticias, una buena y una mala; La mala es que estos tipos están hechos de piedra. La buena... ¡es que no necesito contenerme!

Y tras decir esto, inició un barrido con sus poderosos rayos gamma, sin molestarse en tratar de reducir un ápice la intensidad de los láseres que, literalmente, destrozaban las figuras de piedra al tiempo que las empujaba hacia atrás, haciéndolas caer por el precipicio. Podía hacer ataques de área que mantuvieran despejada la zona que había justo ante él, pero se giraba con rapidez para asegurarse de que ninguno de aquellos guerreros conseguía acercarse a Blair lo suficiente como para agredirla. Los rayos de luz pura volaban en todas direcciones mientras le proporcionaba a su compañera el tiempo necesario para hacer lo que habían venido a hacer...

Los rayos de Drago desmenuzaban y hacían estallar en polvo y fragmentos las estatuas que se les acercaban. La dureza de sus cuerpos como había adivinado el mutante eran lo suficientemente duros como para no contenerse, y la plataforma de los subterráneos del teatro se convirtieron en una fiesta de luces y restos. ¿El problema? Como se suele decir en las películas de terror, "no dejan de venir": las paredes de alrededor no dejaban de quebrarse y salían más y más soldados. Una pared de soldados se formó a su alrededor poco a poco, cerrando el círculo.
Sin embargo, Blair lo había conseguido. Los símbolos que introdujo se iluminaron con un destello ambarino, y el gigantesco portal vibró y se cerró. Ya no vieron esas ondulaciones ni el desalentador paisaje que se mostraba. Tan solo era un círculo de piedra más, con extraños símbolos a su alrededor.

Lo habían conseguido, pero...

Un temblor, peor que los anteriores los puso en alerta. El silencio, la calma, y luego otra réplica, más intensa y duradera. Parte de la plataforma donde estaban se quebró, y algunos soldados cayeron al vacío. Las grietas se hacían cada vez más y más grandes, serpenteando bajo sus pies. Toda la sala, las paredes, el techo... todo temblaba y pequeñas rocas caían y chocaban contra la plataforma.

- Jovencitos, tenéis que salir de ahí, inmediatamente: se viene abajo.

La voz de Totenkinder les anunció lo obvio, y una pequeña luz parpadeante, como unas chispas violáceas se formaron frente a sus narices, marcando el camino que debían de seguir, manteniendo como podía la pasarela que se desmenuzaba a cada segundo.

- ¡Rápido! - Debían abandonar la sala, pasar por encima de los soldados y buscar una salida. Tal vez por donde habían venido, tal vez por la pared que Drago había reducido a escombros... No lo sabrían hasta que decidieran por donde ir y lo vieran con sus propios ojos.

Concentrado como estaba en mantener a raya a las criaturas de piedra, no pudo ver cómo Blair introducía los símbolos de la combinación, pero dedujo que había tenido éxito al ver cómo el portal se cerraba, hasta quedar relegado a un simple círculo de piedras en apariencia anodino.

- ¡Bien hecho! -gritó.

Por un momento había temido que aquellos seres de piedra pudieran llegar a sobrepasarle. Sin embargo, aún no habían terminado sus problemas; Al parecer, aquella arcaica construcción no pudo soportar el terrible castigo al que los rayos de Drago lo habían sometido. O eso, o se trataba de algún efecto colateral del cierre del portal, pero si no se daban prisa en salir de allí, no importaría mucho lo que fuera que había provocado el derrumbe, porque sus restos aplastados al fondo del barranco no podrían contarlo.

- Jovencitos, tenéis que salir de ahí, inmediatamente: se viene abajo.

- No me diga -masculló el mutante. Realizó un barrido con sus rayos hacia delante para despejar el camino de salida de enemigos y se giró hacia Blair-. ¡Vamos, deprisa, sígueme!

Y echó a correr, procurando ir limpiando la plataforma de soldados a su paso y cerciorándose de que Blair no se quedaba atrás. Ya se ocuparían de buscar una salida cuando estuvieran a salvo, pero de momento la prioridad era salir de la pasarela, subir nuevamente las escaleras y evitar despeñarse junto con los seres de piedra.

Recapitulemos... Tenemos a Drago, un tipo bien entrenado, con un metro ochenta de estatura y sus buenos 88 kilitos, y por el otro estaba Blair, que aunque bastante alta, también era esbelta y delgada, y desde luego mucho menos musculosa que él... ¡y le estaba acarreando como si fuera una muñeca de trapo! Drago no era nada sexista en ése aspecto, ya que la vida en la mansión le había demostrado que podían existir mujeres mucho más fuertes que él, como Pícara, pero considerando que, veinte días atrás, había sido él el que había llevado a la mutante a rastras en Disneyland, tenía todo el derecho del mundo a estar más que sorprendido, y se le notó en la cara cuando ella se detuvo a explicarle en la parte superior de las escaleras, aunque rápidamente la sorpresa pasó a un gesto de consternación cuando terminó de contarle lo que había pasado realmente el día de la explosión. Sin embargo, no tuvo tiempo de decirle nada, porque la habitación en la que se encontraban estaba empezando a temblar también y a venirse abajo.

- ¡Vamos, hay que seguir corriendo! -le gritó, pero ésta vez no trató de cogerla ni ayudarla, pues ya Blair había demostrado estar en mejor forma física que él gracias al extraño suero experimental con el que la habían inoculado.

Atravesaron a toda velocidad el umbral circular y  volvieron a seguir el camino del río en dirección contraria hasta que llegaron al muro de huesos que Drago había derribado. A aquellas alturas las catacumbas enteras temblaban y amenazaban con venirse abajo sobre ellos en cualquier momento. La única salida que conocían era el tobogán por el que habían llegado hasta allí, pero las paredes estaban demasiado resbaladizas, y ni Blair ni él podían volar. Si la situación hubiera estado más tranquila podrían quizá haberse tomado algún tiempo para tratar de trepar por allí, pero en aquél momento, con el túnel derribándose a su paso como si se tratara de una película de Indiana Jones, lo último de lo que disponían era de tiempo, así que sólo les quedaba rezar para que al otro lado del muro de huesos hubiera alguna salida al exterior...

Las paredes se desmenuzaban cubriendo el túnel de escombros, sepultándolo tras los pasos de la pareja de mutantes. Los soldados de roca intentaron seguirles por la pasarela, pero los temblores hicieron que ésta cayera al vacío llevándose con ella la gran mayoría de estatuas. El resto se quedaron en la plataforma, la cual se quebró partiéndose en cuatro pedazos cuando parte del techo cedió y se la llevó por delante. El impacto creó una nube de polvo que se coló por el túnel y cubrió a Drago y Blair, obligándoles a cubrirse los ojos y las vías respiratorias para que no les perjudicara.
Los temblores seguían a su alrededor, y siguiendo el camino del río al revés encontraron la pared de huesos que Drago había destruido. Pasaron por ella y al otro lado vieron más túnel, pero con una pequeña luz al final de ésta. Siguieron por aquel camino con la esperanza de encontrar la salvación. La luz se les acercaba cada vez más y más. Esa luz tenue y blanca que poco a poco se convirtió en púrpura y se les acercaba más deprisa de lo que corrían ellos.

La luz tenía vida propia.

Un fogonazo, un flash repentino y tuvieron que cerrar los ojos. Al volver a abrirlos se encontraban en una calle familiar: la calle frente al Bosque en Nueva York, justo en el centro de Villa Fábula.
Una proyección casi sin forma de la vieja bruja se les presentó frente a sus narices, con su habitual sonrisa, la silla y las manos tejiendo.

- Buen trabajo cerrando el portal chicos. Perdonad lo sucedido pero debido a la inestabilidad de las catacumbas he tenido que usar parte de mi poder para devolveros a Nueva York. - Se le notaba un poco cansada pese a que no abandonaba esa mirada de picardía. - Os invitarían a pasar pero la situación ha cambiado drásticamente. Os enteraréis por las noticias mañana. Id a descansar pues. Os lo habéis ganado. - Acto seguido la vieja desapareció, dejándolos solos en la calle tras un trabajo bien hecho.

[FDI: El mini-evento termina aquí. Sois libres de querer postear una última vez para luego cerrar el post. ¡Gracias por participar!]

Y de repente, todo acabó, de manera tan abrupta como había empezado, y se encontraron en mitad de Villa Fábula, lo cual tenía un lado positivo y un lado negativo. El lado positivo era que no habían muerto, y que, puestos a aparecer en algún sitio con su forma mutante iluminando como mil soles, mejor hacerlo en un lugar como Villa Fábula antes que en pleno Times Square. La parte negativa era que el puñetero avión se había quedado en Hong Kong, y sólo tenían un jet en la mansión. Lo cual significaba que, en lugar de las dos horas y media que les había costado llegar hasta allí en primer lugar, iban a tardar 16 para ir a recuperarlo en vuelo normal. A ver cómo se lo explicaba a Xavier... Dios, daba igual, estaba demasiado cansado, y ahora que se había ido la adrenalina el peso del esfuerzo físico que acababan de realizar acudía a él. No podía pensar en nada de eso ahora, así que se dejó llevar cuando Blair le guió hasta la calle principal, reuniendo por el camino la fuerza suficiente como para recubrirse con una ilusión antes de que al taxista le diera un infarto o les dejara tirados en la carretera como apestados por el simple hecho de ser mutantes.

Blair quería tomar una copa, y a pesar de ser las tantas de la madrugada entre una cosa y otra, no tardaron en encontrar un garito abierto en la Ciudad que Nunca Duerme. Se sentaron en un reservado con la bebida por delante y un platito de frutos secos, y paulatinamente su cansancio fue desapareciendo a medida que la mutante progresaba en su narración, hasta tenerle absolutamente inmerso en lo que le estaba contando.

Tanto horror... Drago sabía bien lo que era ver morir a la gente con la que habías compartido tu día a día, de manera espantosa y sin poder hacer nada por evitarlo. Sabía lo que era sentirse muerto y "despertar" cambiado, el no tener a nadie con quien compartir lo que sentías, e incluso la terrible sensación de ser "contagioso" y dañino para los demás.

Durante varios segundos permaneció en silencio después de que ella hubiera terminado su relato, y sólo entonces se aventuró a iniciar un gesto, raro en él, para cubrir con su mano la de la mujer a manera de consuelo.

- Voy a contarte algo, Blair... algo que no le he contado a nadie más que a mi novia y a mi terapeuta. Hace muchos años, yo era alguien muy diferente, alguien a quien sólo le impulsaba la venganza. Después de la masacre de Srebrenica me alisté en la Legión Extranjera, y tras completar el período de servicio obligatorio, me hice mercenario con el único afán de perseguir y castigar a los responsables de la tragedia que asoló mi país. Había un grupo paramilitar serbio, conocido como "Los Escorpiones", que habían tenido mucho que ver con lo que ocurrió, así que les seguí el rastro hasta Colombia, donde descubrí que habían estado trabajando para los grandes cárteles de la droga sudamericanos. Durante varios meses les estuve cazando, en connivencia con la policía, hasta que, una tarde, cometí un error. Caí en una trampa, y me cogieron. Me estuvieron torturando durante días. Me arrancaron los ojos. Y, en ese justo momento, mi gen mutante despertó. Para mí se hizo la oscuridad, y durante muchos años no fui capaz de recordar lo que había sucedido, pero, al parecer, los maté a todos con mis rayos y me marché... Mis heridas eran de tal gravedad que debería haber muerto desangrado, pero no lo hice gracias a la piedad de una prostituta, que me encontró en la calle en mitad de un charco de sangre, me llevó a su casa y utilizó el poco dinero que tenía para pagar un doctor. El período de recuperación fue lento, y por aquél entonces yo no sabía lo que era ser un mutante. Sólo sabía que debería haber muerto aquella noche, después de lo que me hicieron, pero estaba vivo y poseía poderes que no parecían de éste mundo. Como no podía recordar lo que había sucedido exactamente en el almacén, asumí que había muerto, y que yo no era más que un ángel enviado por el Señor para cobrarme venganza y castigar a los culpables.

La mano que reposaba sobre la de la mujer se retiró lentamente al tiempo que el hombre se recostaba en el respaldo del asiento de madera, como si, a la luz del tiempo y los eventos transcurridos, no pudiera ahora creer lo que le había pasado entonces. Sin embargo, le había resultado mucho más fácil contarlo que las dos veces anteriores, como si se tratara de acontecimientos lejanos que le habían sucedido a otra persona. Quizá por lo mucho que había cambiado su vida desde entonces...

- Viví así durante años, Blair... -musitó-. Años... creyendo que ya no era más un ser humano. Que todo cuanto restaba en mí de humanidad había muerto. Que no era más que un recipiente vacío para contener el poder y la gloria de Dios... Hasta que los X-Men me encontraron... y Xavier me ayudó a recuperar los recuerdos de lo que sucedió aquella noche. Me ayudó... a recuperar mi humanidad. A volver a ser una persona. Y aún así, durante ocho años viví con el temor irracional de que mi poder podía "absorber" la luz de las personas buenas, de manera que me aislaba de todo el mundo, evitando el contacto, apartando de mí a aquellos que intentaban acercarse...

Se quedó pensativo unos instantes al recordar a Nadine. Había sido una época amarga, pero seguramente había sido lo mejor para los dos. Ella era feliz con otro hombre, y él no había conocido mayor dicha que junto a Cassandra. Posiblemente no habían estado destinados a estar juntos, ¿y quién era él para combatir contra el destino?

- Con ésto intento... intento decir que también te considero mi amiga. Y que ésta es mi manera de agradecerte la confianza que has puesto en mí al contarme todo ésto, ya que mi ceguera ha sido durante muchos años mi mayor secreto, y es algo que no conocen ni mis amigos más cercanos. Los ojos que ves... son una ilusión, y sólo puedo ver gracias a mi control sobre la luz, pero debo mantenerme siempre en forma mutante o de lo contrario quedaría ciego. Es uno de mis mayores problemas, porque no puedo beber demasiado o relajarme en exceso si quiero mantener la forma mutante. Y, en fin... no sé si te servirá de mucho, pero el haber pasado por experiencias similares me permite entenderte mejor que la mayoría. Entiendo el dolor por el que has pasado, entiendo tu rabia, tu ira y tu frustración más que nadie. En su momento yo cogí toda ese odio y lo devolví al mundo multiplicado por mil. No cometas mi mismo error, Blair... Es el mejor consejo que puedo ofrecerte. Créeme... Yo he andado por ese camino y no es un sendero que desees recorrer.

Se terminó lo que quedaba de su bebida y dejó el vaso vacío sobre la mesa.

- ¿Qué haces ahora? Continuar adelante. Sobrevivir. ¿No es lo que hacemos todos?. Pero al menos ya no estás sola. Siempre estaré ahí para lo que necesites, y espero que sepas que puedes contar conmigo para lo que sea. Recuérdalo antes de cometer ninguna locura, ¿vale? Bueno... -se llevó una mano a la nuca para masajearse los doloridos músculos del cuello-. Son casi las cuatro de la mañana y estoy molido. Creo que es hora de retirarse, pero dentro de cinco días pensaba hacer una reunión con los amigos de la mansión para presentaros a mi novia, Cassandra. Será en el "Fat Cat", en el West Village. Espero verte allí -le dijo antes de ofrecerle una sincera sonrisa y acompañarla hasta la salida-. Cojamos un taxi, yo pago ésta vez...

Sus pasos se alejaron en la oscuridad densa que precede al amanecer, perdiéndose el sonido de sus voces en la distancia, sus siluetas recortadas contra el brillo de las farolas y los intermitentes faros de los coches, con la mutante en busca de algo que desconocía y que ni siquiera sabía si encontraría...