Boris el negro os desea feliz ejecución (Continuación a: Boris os desea feliz navidad) [Post omega] [Constantine, Tony Stark,Dalae, Diana y Deadpool)

30 de diciembre de 2018 (Noche)

- Espero que lo hayáis entendido, pero, por si acaso, os lo volveré a explicar. – Dijo John Constantine observando a sus provisionales compañeros de aventura, el mago tenía un moratón en la cara de un puñetazo que le habían propinado no hacía mucho (Off: os dejo a elección vuestra quien me lo da, aunque Tony parece que me tiene muchas ganas), estaban en uno de los refugios del mago desperdigados por la ciudad de NY, dónde guardaba una pequeña parte de su arsenal, era un piso sin apenas muebles y con una caja fuerte que conformaba el único decorado del lugar, estaba en un bloque algo alejado del centro, en la 7 planta: - Voy a utilizar el mismo hechizo que usé con esos trolls y nos transportaremos a su dimensión, una vez allí, el portal se mantendrá abierto unas dos horas, es decir, tenemos ese tiempo límite para encontrar a esa chica y largarnos cagando leches de allí. –

El inglés se llevó un cigarro a la boca, aunque le había costado, había convencido al grupo de héroes para que le acompañasen hasta el lugar, no había sido tan difícil como esperaba…Encendió el tabaco y le dio una calada lentamente, se acercó a la caja fuerte, susurró algo en un idioma que era imposible de entender y esta se abrió, el mago sacó una bolsa de piel de la caja y se la colgó cruzándola por el pecho, luego sacó un frasco con una substancia roja y empezó a trazar un círculo mágico en la pared del lugar, la verdad es que no le apetecía volver a ese lugar, pero debía completar su tarea, o estaba muerto, nunca dejarían de buscarle:

- Bien, una vez allí nos dividiremos en dos grupos de dos, el hombre de hojalata, que puede cubrirme desde una distancia larga irá conmigo, y tú, Diana, irás con el lunático. – Dijo de forma tajante el inglés tras darle una calada al cigarro mientras comprobaba que todo estuviese bien, ni loco iría con la amazona, se conocían demasiado y probablemente ella no confiaba en el mago, demonios, era de ser sensatos el no hacerlo: - Bien ¿Alguna pregunta? ¿No? – El inglés ni siquiera esperó a que nadie abriese la boca, susurró el hechizo mientras tocaba el símbolo de la pared y de nuevo, la sangre empezó a despedir un fulgor, esta vez, sin embargo, los hilos escarlatas simplemente se extendieron y tocaron a los compañeros de viaje del mago, un chasquido de luz y desaparecieron del lugar al momento.

John abrió sus ojos, se había sentido como si algo le succionase con fuerza por los pies, después como si pasase por un tubo muy estrecho y, de repente, calor, allí estaban, en la maldita dimensión de los trolls: - Bueno, seamos rápidos. – El inglés observó el lugar, estaban en algo similar a un sistema de cuevas que se asemejaba a un laberinto, sin embargo, el mago ya había explorado las profundidades de aquel lugar en el pasado y sabía exactamente a dónde quería ir: - No perdamos el tiempo, yo y Tony iremos por ese camino. – Dijo señalando un túnel que parecía descender, luego señaló otro que se perdía en la oscuridad y dijo: - Diana y Deadpool, id por ese otro camino, nos encontramos aquí dentro de dos horas, recordad que para volver, he de estar aquí, y que si me ocurre algo, tampoco podremos volver, soy el canalizador mágico que mantiene abierto este portal. – Luego, sencillamente, echó a correr en la dirección señalada y se perdió por el túnel a toda velocidad con Ironman detrás.

El millonario vio como John salia corriendo, No me fio una mierda de este cabrón, toma diana, dijo abriendo un compartimento de la armadura y entregándole dos dispositivos, esto es un comunicador de largo alcance, espero que funcione bien aquí, pero debería darnos varios kilómetros por gruesa que sea la roca, esto otro es una especie de bomba sónica, inaudible para el oído humano, pero que podre detectar estéis donde estéis, dicho esto despegó y alcanzó rápidamente al mago.

Se que te lo he dicho ya, pero me gusta oír el sonido de mi propia voz, así que te lo repetiré una vez más, si esto es una trampa o tratas de engañarnos de nuevo no me contentaré con el otro ojo ¿nos entendemos?, le dijo aún bastante mosqueado.

Los informes que había sacado Jarvis de las bases de datos de Argus sobre este... este chiste humano que decía ser un mago no dejaban mucho a la imaginación, lo único positivo que se podía decir de él es que pateaba el culo de malos que pocos se atreverían a patear, lo malo era mucho, pero que mucho más extenso, sus amigos morían y a él parecía no afectarle, utilizaba a la gente como cleenex y después se olvidaba de ellos, había sacrificado vidas inocentes por su propio beneficio...

Había leído otros informes de ARGUS sobre otros héroes y solían adornarlos con algunas cosas así, por ejemplo en el suyo propio le consideraban responsable de los daños ocasionados en varias actuaciones y de varios heridos, pero o alguien en la organización odiaba profundamente al mago o al menos una buena parte de todo eso sería verdad; él lo conocía de hace pocas horas y ya lo odiaba así que la primera opción era una posibilidad, pero Tony se decantaba más bien por la segunda.

 "-Date prisa, maldito..."

La chica miró a su alrededor, deseosa de encontrar algo que pudiera servirle. Lo que fuera. No le gustaba nada depender de alguien, y muchísimo menos si ese alguien era Constantine. Tenía que haber algo...

Al otro lado del muro, se empezaron a oír pasos y ruidos de rocas rompiéndose. Los trolles debían de estar buscándola, o igual estaban abriéndose paso hacia algún sitio rompiendo los obstáculos por el camino. Dalae no iba a quedarse a averiguarlo de todos modos, así que se deslizó por la grieta, que se hundía en la roca. Al principio, la altura del pasadizo solo le permitió reptar, pero pronto, la brecha se transformó en un estrecho pasillo por el que pudo caminar con comodidad. Bueno, toda la comodidad que le permitía el asfixiante calor que imperaba en el lugar. Por suerte, la temperatura no subía, aunque tampoco bajaba. En poco rato, Dalae se encontró caminando en la más absoluta oscuridad, tan solo iluminada por el brillo de su propia magia. Si piel resplandecía con un color blanco purísimo, haciéndola parecer un fantasma vagando en el vacío. El eco contestaba al sonido de sus pasos, que parecían los de una multitud que la siguiera desde la distancia y que desaparecía cada vez que ella se detenía. “-Te dije que no te fiaras del mago.” Y encima, Raden empezaba a actuar como si fuera su conciencia. Bien. La cosa solo podía empeorar de una manera, al menos. Y como era poco probable que ningún dios asgardiano apareciera en ese mismo momento, la cosa solo podía mejorar. “-No empieces a darme la charla y piensa cómo salimos de aquí.” Al final, Dalae divisó algo.

Una luz al final del túnel.

En un primer momento, un pensamiento llegó a la mente de la asesina. “-He muerto.” Siempre había oído decir que al final se veía la luz dorada como aquella, aunque ya había asumido que no la vería nunca. En principio, su alma debería ir a Niflheim, junto con las de todos los cobardes, los traidores. Los que habían muerto sin honor. Y la verdad, esa no parecía ni de lejos la entrada al País de la Niebla. No tenía otro lugar a dónde ir, así que caminó hasta allí, dejando que aquel brillo la envolviera. Sería una pena haber muerto tan joven. Ni siquiera había averiguado la verdad sobre sus padres, no se había vengado en condiciones... En fin. Al menos había incordiado a Odín, lo cual no la dejaba satisfecha del todo, pero algo era algo. Sumida en esas reflexiones, entró completamente. Y la luz la cegó.

Cuando la vista se le acostumbró, pudo ver que estaba rodeada de oro. Montañas y montañas de ese metal que había vuelto locos a los midgardianos desde el principio de los tiempos. Monedas, joyas, objetos mágicos y grimorios de incalculable valor se amontonaban como trastos viejos en un desván. “-Si no estamos muertos, ¿Dónde estamos?” Buena pregunta. Aquel sitio estaba desierto, sólo se movían en él esas pequeñas llamas flotantes. “-Espero que Constantine huela este tesoro. Después de todo, esta es su especialidad: Robar todo lo posible.” Si el ingés iba a algún sitio en aquella dimensión, probablemente sería allí. Solo tenía que esperarlo viva. Era más difícil de lo que parecía.

Tras un interrogatorio algo molesto en la calle de Nueva York, le habia dado un puñetazo a Constantine por ser un bastardo mentiroso. Definitivamente, odiaba respirar el mismo aire que el respiraba, pero no tenia otra alternativa para salvar a esa chica que habia desaparecido. Si algo malo nos pasaba, juraba por Hera que le arrancaria la cabeza de cuajo. Nos llevo a un lugar que parecia una pocilga, o al menos, una pocilga donde John Constantine se sentia seguro, lo cual era aun mas peligroso.

Simplemente me le quede viendo, mientras mis manos sostenian el lazo dispuesta a amarrarlo cuando el mago empezo a hacer un circulo de invocacion o algo por el estilo para llevarnos a ese lugar por medio de una teletransportacion. No estaba segura si era eso, o nos iba a encadenar magicamente

-Vamonos ya.

Al llegar al reino de donde sea que vengan los trols, me quede viendo a Constantine. Tenia ganas de golpearlo otra vez, pero lo mejor seria controlarme y dejar que la mision fluya. No queria tener que encontrarme con que el mago nos dejaba encerrados aqui para toda la eternidad por no poder hacer un buen hechizo. En ese caso, si que me iba a enojar.

No me gustaba la idea de tener que ir con el hombre de las armas, pero supongo que era la unica opcion. Tome el comunicador, le di uno a Deadpool, y empece a correr.

-Vamos, chico. Espero puedas seguirme la marcha. -Y me aventure por el otro camino a buscar a la mujer, lazo en mano, dispuesta a golpear a unos cuantos troles en el camino.

El aire era denso en aquel lugar, seco y pesado, casi podía palparse, no había ni una gota de humedad entre aquellos interminables túneles de roca, el camino que Constantine había elegido descendía hacia las profundidades de aquella tierra, y el calor, cada vez era más abrasador e insoportable, mientras que el camino elegido por la amazona seguía una línea recta, con unos arcos pulidos y bien trabajados en el techo de forma decorativa, un eterno pasillo que llevaba hasta una puerta doble de gran grosor con los bordes dorados y rubís del tamaño de coches para abrirlas, al otro extremo de esta puerta estaba la sala del trono, dónde la gran mayoría de los trolls que conformaban el ejército del rey Boris estaban reunidos, debatiendo si atacar a los humanos que habían protegido al sucio mago John Constantine.

Mientras tanto, en la sala de los tesoros, dónde la cantidad de oro era tan extensa que la vista no abarcaba, Dalae aguardaba a ser rescatada, sin embargo, cuándo la chica examinaba una pieza de una vajilla hecha completamente de oro, las piezas del tesoro empezaron a temblar junto con el suelo, un temblor que cada vez incrementaba más, hasta que se hizo presente en la sala la causa, dos enormes trolls, de casi 4 metros, musculosos y con cara de estúpidos habían irrumpido en la sala con unos enormes garrotes en sus manos:

-¿Por qué nos toca a nosotros vigilar? – Dijo el que parecía ser más joven de los dos, que tenía unos desagradables pelos que le salían de las orejas: - Calla mocoso, es un honor proteger el tesoro real. – El otro troll dejó caer su culo sobre el suelo, haciendo temblar toda la sala: - Ahora cállate, tu voz me irrita. –

John caminaba junto con Ironman por el pasillo que descendía a, lo que parecía ser las profundidades del maldito infierno, se encendió un cigarrillo con calma y suspiró, exhalando el humo: - Mira, amigo, ya sé que hemos empezado con mal pie…- Mientras caminaban el olor a cerrado y suciedad que ascendía por el pasadizo les inundaba la nariz y los pulmones, era una sensación realmente desagradable: -…Hice lo que tenía que hacer, no habríais podido matar a esas cosas, y aún de haberlo hecho, habría sido una declaración de guerra abierta hacía ellos, habríais puesto en peligro toda la maldita ciudad de NY, así, que en el fondo, he salvado a mucha gente ¿No crees? – Constantine le dedicó una sonrisa a Tony y luego le dio otra calada al cigarro, si la memoria no le fallaba, ya estaban cerca de la sala del tesoro, pronto podría hacerse con la joya de la corona y completar el tesoro que había ido a robar, una vez lo tuviese entero obtendría un poder considerablemente grande…No pudo evitar sonreír ante la idea mientras palpaba su bolsa de piel.

Ya estaban casi llegando cuando el pasadizo tembló con fuerza, algunas pequeñas rocas cayeron desde el techo, parecía que el sitio entero fuese a derrumbarse de un momento a otro: - ¿Que demon…- Una luz dorada les deslumbró cuando llegaron al final del pasadizo y salieron a la sala del tesoro, a John le palpitó el corazón con fuerza, pero esa sensación duró más bien poco cuándo la sala entera volvió a temblar, entonces fue cuando Constantine se dio cuenta de por qué lo hacía:

- Maldito viejo!!!!!! – El troll más joven le intento propinar un brutal garrotazo al otro, sin embargo, este lo esquivo y el arma golpeó una de las columnas que sujetaban la sala, haciendo que toda entera temblase y las montañas de tesoros cayesen como una avalancha al suelo: - VOY A MATARTE ESTÚPIDO! – Chilló el troll más anciano, que se lanzó hacia el otro, embistiéndolo con fuerza por la cintura y estrellándolo contra una de las paredes de la sala, parecía que cada vez que se pegasen un terremoto descomunal se desatase en el lugar:

- Estupendo, esos desgraciados quieren derrumbar toda la sala por lo visto. – Musitó John mientras se refugiaba en el pasillo: - ¿Alguna idea hombre hojalata? -

Off: Siento la tardanza, Diana, dejo en tus manos si cruzas la puerta, pero si lo haces, ten en cuenta que te enfrentaras sola a un ejercito de trolls.

Siempre tengo alguna idea timador, y normalmente no son demasiado malas, Tony puso a máxima potencia los sensores, buscando la característica señal de energía de los Asgardianos, había solo una pequeña traza y demasiadas interferencias para estar seguro, pero al otro lado de la sala recibió una lectura positiva que podría ser la chica que habían venido a buscar, ¿has volado alguna vez a ras de suelo?, preguntó entonces el millonario y antes de que Constantine pudiera reaccionar y aprovechando que los Trolls estaban distraídos, lo agarró y cruzó la sala a la máxima potencia de sus repulsores, siempre aprovechando cualquier cobertura para evitar que les vieran.

Unos segundos después llegaron a una pequeña cavidad al fondo de la cueva, mientras los tipos aquellos seguían dándose de garrotazos, no se habían dado cuenta, Bueno, parece que esta idea ha funcionado por ahora, el rastro es justo aquí detrás maguito ¿echas la pota o vamos a ver si la chica sigue viva?, dijo justo después de aterrizar Tony mientras trataba de localizar el rastro de la asgardiana.

Seguramente, si Dalae hubiera visto esa misma escena en cualquier otra situación, se habría echado a reír. Si no estuviera a punto de morir de calor, los dos trolls peleándose le habrían hecho bastante gracia. Pero ahora no, ni de lejos. Deseando que no la hubieran visto mientras revisaba los tesoros de aquel lugar, se cubrió tras una estatua de oro macizo. Bueno, observándolos mejor, quizás hubiera dado igual que se escondiera como que no. Con lo concentrados que estaban en sus... asuntos, si así podía llamárseles, seguramente no la habrían visto. Además, estaba en el lado contrario, en un pequeño hueco bastante protegido.

Se sentó sobre el lecho de monedas de oro, y se quitó la capa y buena parte de la armadura hasta quedarse con lo mínimo imprescindible. No le gustaba ir tan desprotegida, pero no quedaba más remedio. Constantine no daba señales de vida, y tendría que aguantar todo lo posible sin abrasarse. Aunque, al paso que iban los trolls, era más probable que se le cayera el techo de la caverna encima antes de que lo primero pasara. "-Un momento..." A lo lejos se veía algo, acercándose a toda velocidad a ras de suelo. En su dirección. Dalae era la clase de persona que creía más bien poco en las casualidades, así que supuso que la habían visto. ¿Quiénes? Esa era la siguiente cuestión a plantearse. La cosa que volaba a toda velocidad era de un color extraño, apenas distinguible sobre el fondo dorado sobre el que se movía. "-¡¿Iron Man?!" Los pensamientos de la chica y el fantasma se superpusieron por un momento, llegando a la misma conclusión a la vez. Pero llevaba algo marrón y sin forma entre los brazos. ¿Un saco?¿Para qué traer un saco a un lugar como ese? Poco rato después, el Hombre de Hierro se posó a un par de decenas de metros de la zona donde ella estaba, permitiéndole ver que el "saco" no era otro que un mareado John Constantine. Los sensores de la armadura del héroe no la localizaron de primeras, así que ella decidió salir por su propio pie del escondite donde estaba. Se mareó al incorporarse, y tuvo que apoyarse en la estatua para no caerse. Debía de tener un aspecto tan frágil que con un poco de suerte, Stark la sacaría de ahí a pesar de lo que opinara el inglés. Para algo era un héroe.

-Habéis tardado...

Tosió un poco, el aire caliente le quemaba los pulmones. Sus mejillas habían enrojecido de fiebre, y sus ojos tenían un tono grisáceo muy poco saludable. De haber habido mejor luz, los dos hombres habrían podido ver que las puntas de su pelo se habían vuelto castañas. Se estaba convirtiendo en su antiguo yo, su forma no mágica. Y eso no era nada pero que nada bueno. Por suerte, estaba tan roja que no podía sonrojarse más. Se sentía incómoda sin su armadura, tan solo con algunas piezas para el pecho, los hombros y la cintura además de las botas la hacían sentir extraña. Pero eso daba bastante igual ahora, lo importante era mantenerse lo más fresca posible en ese lugar. Y no ser aplastada por los trolls. Ni quemada por esas esferas de fuego que flotaban aquí y allá. Ni perderse en ese laberinto subterráneo. Vaya, cuantas prioridades.

-Tenemos que salir de aquí... ¿Algún plan?

Off:

El avance era algo extraño. Mi senda no tenia muchas complicaciones, era una recta llena de piedra pulida que me llevaba a lo lejos a una puerta. Simplemente tenia que seguir andando en linea recta hasta que llegara a la puerta, y viera donde estaba la chica esa.

Mientras mas me acercaba, note que en las paredes habia un rubi ENORME. Vaya. Me acerque caminando un poco mas rapido, como si corriera. Realmente me habia gustado ese rubi, que le podia hacer, hasta a mi las joyas me podian convencer.

Cuando llegue a las puertas, tras mucho caminar (menudo pasillo mas largo), vi que la puerta parecia conducir a una habitacion donde habia mucho alboroto. Abri la puerta lentamente para asomar la cabeza, y pude ver una inmensa cantidad de trolls. Asi que, bueno, podia hacer una tecnica de distraccion sumamente entrenada: Entras a patadas, golpeas, y sales volando a toda maquina para llevarlos contra alguna trampa... Quizas, lo mejor seria hacer que el pasillo les cayera encima.

Me acerque, tome mi hacha, la cual estrelle violentamente contra la puerta cual Jack Torrance en el Resplandor. Cuando la puerta cedio, grite y al primer troll que tuve frente a mi, le di un hachazo directo a la cabeza. Los demas reaccionaron, asi que, era momento de un movimiento estrategico en la direccion contraria.

-¡Mueranse, tontos! -Sali disparada por donde habia venido, colgando mi hacha a la espalda y cuando estaba a mitad del pasillo, con mi mano derecha empece a golpear el techo. El punto era golpear los pilares que sostenian el pasillo y hacer un derrumbe que aplastara a unos cuantos y bloqueara a los demas. Tenia que regresar por donde habia venido y encontrarme de nuevo con Tony y Constantine, o encontrar una ruta alterna en este lugar.

Algunas flechas salieron volando hacia mi, las cuales pude parar con mi mano izquierda, desviandolas de su curso. Las tropas estaban cada vez mas cerca, asi que pegue mas fuerte, mientras escuchaba como se quebraba la piedra. Un par de golpes mas, y salte a tiempo para evitar el derrumbe sobre mi cabeza, dejando que las piedras cayeran sobre las tropas trols. Sali volando hacia atras, alejandome de ese desastre, pues no queria que lo quitaran y me empezaran a atacar.