[La Colisión de los Mundos] Fiesta Sorpresa (Tony Stark, Natasha Romanoff, Joanna Hardins)

- Protocolo... ¿Fiesta sorpresa? ¿Qué coño?

Jarvis se había vuelto completamente loco. ¿A qué venía hacer saltar el protocolo de fiesta sorpresa?

- ¡Jarvis, para esto!

Pero por primera vez desde que Jarvis se puso en funcionamiento me ignoró. Estaba completamente impactado, todas las armaduras volaban y se estampaban rompiendo los cristales. En realidad, todo lo que funcionaba con tecnología se había vuelto loco.

"Genial, mi maldita casa es tecnología punta"- Pensé maldiciendo a todos los demonios que conocía.

Entonces caí en la cuenta.

- ¡La Mark 28!-

Era la armadura que estaba arreglando, estaba desconectada, por lo que, supongo; estará quietecita y sin liarla donde yo la deje.

Me dispuse a bajar al garaje cuando me di cuenta de que el suelo se caía bajo nosotros. Estaba tan centrado en la locura de Jarvis y las armaduras que no me di cuenta del terremoto que asolaba mi casa.

Esquive como pude los bloscos que caían del techo hasta llegar a la escalera.

- Quédate ahí.

Le dije a Natasha y baje corriendo, sin poder evitar que unas cuantas piedras me hicieran tropezar y caer por las escaleras. Me levante malhumorado y me puse manos a la obra.

Tenía que desconectar la Mark 28 del panel de control que dirigía Jarvis para que cuando la conectase no se volviera loca. Era un trabajo fácil, no tarde ni cinco minutos.

La encendí y comprobé que estaba en perfectas condiciones y que no obedecía a ninguna orden de la placa base central que regía toda la casa. Me la puse y atravesé el techo del garaje.

Me acerque hasta la Viuda, ignorando los pedazos de techo que caían sobre mi. Cogí a Natasha en volandas y me dispuse a salir volando de hay.

- Por favor, abróchense los cinturones de seguridad y mantengan los móviles apagados en todo momento. Las salidas de emergencias están por todos lados, peor no les aconsejamos que las usen. El vuelo será movido y con turbulencias...

Quizá debí haberme ahorrado esa broma, porque de haber sido así no estaríamos siendo "abducidos" junto con todas las armaduras por una especie de vórtice o portal.

Antes de aterrizar de bruces contra el suelo, evite que la viuda cayera contra este interceptándola cual balón de rugby. El golpe fue duro.

Me quité la máscara y observe donde estábamos. ¿Dónde estábamos?

- Gracias por volar con StarkAirs Internacional.

Maldito Stark. Makdito Furia. Cada vez que el ricachon decidía escaquearse de una reunión de los vengadores o de S.H.I.E.L.D, tenia que ir yo a traerlo a rastras. "¿Por qué yo, joder?" Me preguntaba una y otra vez mientras me dirigía malhumorada hacia la mansión de Stark. El ambiente era extraño, no sabría describirlo. Un resplandor violeta hizo se reflejo en mis oscuras gafas haciendo que mi boca se abriera de forma instintiva. Justo Stark abrió la puerta y vi todas las armaduras de Stark estrellandose y volando por toda la casa.

Stark parecía tan o más asombrado que yo, hubiera supuesto que era un problema en su panel central de cachivaches sino hubiera sido por el resplandor que hace unos segundos. Momentos después, el suelo empezó a temblar bajo nosotros y Stark seguía paralizado.

- ¡Stark!-grite intentando que este dejará su ensimismamiento. No era un buen momento para eso.

A este se le iluminó la cara y grito algo que para mi era inteligible, parecía que se le había ocurrido alguna loca idea a ese maldito loco. Salió corriendo, esquivando las piedras y escombros que caían cerca de el. Cuando uno de estos cayó cerca del descerebrado de Stark empecé a preocuparme, ¿qué demonios etaba haciendo?

- ¡STARK! ¿QUÉ SE SUPONE QUE HACES?

Le grité, intentando que el encontrará su cordura perdida. El solo me respondio con un solemne y rudo 'quedate ahí'. ¿En serio Stark acababa de darme una orden? Estoy se volvía cada vez más extraño. Espere nerviosa a que Stark volviera de no se donde cuanod el suelo se desgarro mostrando a un hombre de hierro negro y naranaja. No pude retener una sonrisa de medio lado, al fin y al cabo Stark no era tan descerebrado como parecía.

O si, porque el muy estúpido quiso bromear en ese preciso y delicado momento, ¿en serio? Me cogio en brazos y yo me agarre a su cuello y el empezo a bromear y eso hizo que un extraño portal nos tragara junto con todas las armaduras y nos escupiera en otro lugar que, seguro, no era Nueva York. Vi el suelo de bajo mia y visualice la distancia sabiendo con certeza que el impacto acabaría conmigo.

Pero, por suerte o por desgracia, Stark me cogio al vuelo. El golpe fue fuerte, pero no tanto como si hubiera caido yo sola. Stark cayó recibiendo la mayor parte del golpe y yo caí sobre el, dañandome un poco el costado por culpa de esa armadura que el llevaba. Se quitó la máscara y mascullo algo así como: "gracias por volar con StarkAirs no sé qué". Acto seguido le di con mi mano abierta en toda su frente antes de ponerme en pie.

Las armaduras volaban, provocando el caos en... ¿Dónde se suponía que estábamos? Saque de mi bota un rastreador para averiguar donde demonios estábamos. Tras un oar de minutos, el rastreador dio su resultado ante el cual yo me quede atónita. Según el rastreador, habíamos salido de lo que nosotros conocíamos como el Mundo.

El cielo de color violeta había cogido a Joanna justo de camino a su casa, lo que la preocupó. Y en cuanto notó los sismos, lo primero que hizo fue correr hasta su casa, donde pudo ver que Nexus, su hijo adoptivo, se preparaba ya para salir. Madre e hijo se miraron unos segundos y con un asentimiento y una mirada de apoyo, volvieron a separarse.

La No-muerta corrió de nuevo por las calles con el pelo ondeando salvaje a su espalda, viendo cómo de unos agujeros empezaban a emerger extrañas armaduras que volaron erráticamente. La mujer las miró con curiosidad, pero pronto estas empezaron a atacar las casas más cercanas, lo que hizo que el aire de los pulmones de la alcaldesa se escapase, dejándola sorprendida, boquiabierta y aterrada. Entonces empezó a negar con la cabeza, no queriendo aceptar lo que estaba ocurriendo en la ciudad, su ciudad. Lágrimas de impotencia empezaron a emerger de sus ojos, mientras se quedaba sentada en el suelo.

Su ciudad. Su pequeño proyecto de utopía. Su hogar... atacado. Y los Titanes estaban demasiado ocupados salvando al mundo.

No... no no nononononono... Esto es una pesadilla murmuró para sí, antes de apretar los dientes. No, ella no era una mujer normal ya, aún podía hacer algo. No había escuchado su llamada a las armas, su misión como heroína, pero no podía negar su responsabilidad.

Se incorporó, secándose las lágrimas que habían corrido su rimmel con una mano, y con una expresión de determinación, introdujo ambas manos en el aire, frente a ella. Y entonces, tiró hacia ambos lados

Con un sonido de tela rasgándose que tanto la Viuda Negra como Ironman pudieron oír cerca suyo, se abrió una brecha en la realidad de la que emergieron rápidamente cuatro figuras.

La primera de ellas era un joven Scott Summers, vestido con un traje de cuero negro que recordaba vagamente al traje de los X-Men, con barba de dos días y aspecto de haber hecho más pesas de lo normal. Este rápidamente salió de la brecha, echándose a un lado mientras miraba la situación con aire entendido.

La siguiente era una muchacha rubia que vestía con una chaqueta de cuero marrón similar de corte similar a una de aviador, con un traje de spandex rojo debajo, botas altas y mitones del mismo color. Tapaba sus ojos con un antifaz rojo, y rápidamente saltó sobre un pedazo de asfalto que se había levantado solo mientras sus manos brillaban.

La siguiente en salir de la brecha era una muchacha rubia también, con gafas de sol, vestida con una camisa amarilla ajustada y unos pantalones negros ajustados también. La joven miembro de X-Factor se ajustó dichas gafas, se pasó una mano por el pelo corto y sonrió de lado, aparentemente divertida ante el caos que los muchos Tony Starks parecían haber montado.

La última fue una chica pelirroja, pecosa de ojos color aguamarina, vestida con un traje amarillo y azul, que se encontraba descalza. En cuanto emergió, unos tatuajes azules empezaron a aparecer y brillar en su piel, y sus ojos comenzaron a brillar a la par también.

Y finalmente, el portal se cerró, dejando a la alcaldesa de Happy Harbor jadeando cansada, sudando profusamente e intentando recuperar la compostura. Tragó saliva y suspiró, incorporándose con la ayuda de Tula y Scott



Boom-Boom La rubia de las gafas de sol se pasó de nuevo la mano por el pelo, sonriendo, mientras Tula y Terra se alejaban, la primera corriendo hacia el mar y la segunda comenzando a volar en dirección a algunas de las armaduras, lanzándolas piedras y rocas en un intento por dañarlas o desequilibrarlas Soy de X-Factor. O era, más bien. Una larga historia, pero al grano, veo que Ironman... varios te están jodiendo la ciudad. Mira, se supone que es de los buenos, pero como me has resucitado, no voy a preguntar. Puedo crear y detonar plasma, así que me pongo manos a la obra, ¿va? no dio mucho más tiempo a los otros dos presentes a reaccionar, y rápidamente se perdió entre las calles, lanzando bolas de plasma contra las armaduras más cercanas

Eh... ¿Vale? La alcaldesa parpadeó y se giró hacia Scott, que parecía sonreír divertido ¿Y usted es...?

Cíclope, de la Patrulla X ante la expresión de ignorancia de la alcaldesa, el hombre sonrió de lado No importa, puedo lanzar rayos por los ojos. Yo me encargo de este lío, ¿entendido? Usted póngase a cubierto, o empiece a evacuar la ciudad

Está bien, Cíclope... le dejo mi ciudad en sus manos. En cuanto evacúe a la gente, me uniré de nuevo a usted, ¿entendido? Y... no haga locuras

No se preocupe, señorita, no lo haré Y dicho eso, el hombre comenzó a disparar contra la armadura más cercana, dejando a Joanna de nuevo sola ante el peligro. Suspiró, acariciándose las sienes, y se giró para encontrarse a... ¿Una armadura intentando secuestrar a una señorita pelirroja? La alcaldesa no se lo pensó dos veces, y comenzó a brillar de color verde mientras corría en dirección a Tony y Natasha.

Ambos podrían ver, si no se habían fijado antes, cómo una mujer trajeada se separaba del que parecía ser un miembro de la patrulla X y empezaba a brillar de color verde mientras sus ojos emitían humo del mismo color y sus manos comenzaban a brillar. Segundos después, descargó dos rayos de energía de color verde que no dañaban (aparte de empujar levemente) el cuerpo pero sí cansaban en dirección al millonario

¡Eh! ¡Rápido, aléjese de esa armadura y diríjase al punto de evacuación más cercano! ¡Los Titanes tienen controlada la situación, no se preocupe! espetó a la rusa mientras hacía gestos para que se apartase. De nuevo, volvió a disparar en contra de Ironman sin ser consciente de que en ese momento el hombre estaba en su bando

- ¿Qué coñ...

Pero mi frase se vio interrumpida por un disparo que me hizo retroceder y caerme estrepitosamente contra el suelo. Natasha, por suerte estaba bien. Veía a la extraña mujer que me había disparado acercándose a mi rápidamente hacia mi. Me erguí rápidamente e intente huir.

Pero al alzar el vuelo una de MIS armaduras me embistió, haciendo que me estampara contra una pequeña casita, la cual quedó en ruinas.
Lancé un par de rayos con las palmas de mis manos contra las Mark 19, Tiger, como yo la llamaba. Peor esa armadura estaba preparada para alcanzar y¡una super velocidad impactante y esquivó fácilmente los rayos.

" Piensa en sus debilidades, Stark; piensa..."

Una bombilla se encendió dentro de mi cabeza. La Mark 19 era un prototipo y había probado que no podía alcanzar más de 270 kilómetros por hora. Así que, dispare un par de nano misiles hacia su posición para hacerla volar lo más rápido que pudiera hasta explotar. Esta empezó a volar y yo la seguí.

Pero un contundente golpe desde atrás me hizo caer. Ese golpe solo podía ser de la Mark 26, también llamada Gamma. Era una armadura de para campo de batalla hostil, para peleas pesadas; y si me pillaba bien, un golpe suyo en el pecho podría reventar mi traje y reventarme mi caja torácica de paso.

Lo bueno es que era lenta, así que salí volando detrás de la Mark 19, con la esperanza de que la Mark 26 me siguiera. Y así lo hizo. Seguí a Tiger por toda la ciudad hasta llegar a la costa. Según mi traje, yo ya iba a 250 kilómetros por hora y empezaba a fallar. Pero tenía que arriesgarme, no quedaba nada para que explotará.


Por fin, una menos. Pero mi plan seguía y mi armadura fallaba. No podía pararme ahora. Vi el dique y baje el vuelo, yendo justo de bruces hacia el. El traje Gamma era muy bueno en campo de batalla, pero era tan pesado que sus movimientos eran bruscos y poco delicados. Así que cuando llegue a dos metros del dique, subí rápidamente el vuelo y la Mark 26 se estrello contra la aglomeración de rocas.

Triunfante, volví hasta donde había encontrado a la mujer, en el centro de la ciudad . Mi traje empezaba a fallar demasiado y se iba a precipitar contra el suelo. Sin armadura no sería de muy gran ayuda, tenía que pensar rápido.

Si alguien pudiera haberme visto y si no llevará tapada la cara con un casco, abrían visto una gran y amplia sonrisa cuando vi delante de mi a la Mark 22, Hot Rod; una de mis armaduras favoritas. ágil, rápida, potente, con muchas armas. Sin pensármelo dos veces y antes de que mi traje se estropeara del todo, plaque por sorpresa a dicha armadura y la tiré al suelo boca abajo.

Empezó a removerse, pero en dos segundos estaba desconectada. Hice con ella lo mismo que con la Mark 28 y acabé con su locura. Salí de mi actual armadura y me adentré en la nueva.

Busque a la mujer que me había disparado, encontrándola no muy lejos de donde la había visto por última vez. Bajé al suelo y me apresuré a levantar la tapa del casco que cubría mi cara para que no volviera a dispararme.

- Señora, soy Tony Stark. No se donde estoy, no se porque mis armaduras van como locas por toda la ciudad destrozándolo todo y no se quien es usted; pero soy de los buenos. Y soy una gran ayuda para acabar con esto. Yo las creé , se cuales son sus puntos flacas. Solo dígame que hacer, estoy a su entera disposición.

Repeti la prueba varias veces, sin acabar de creerme el asombroso resultado que me ofrecía el pequeño aparato. Las armaduras bailaban una siniestra danza destrozando todo a su paso. Stark volvió a levantarme sin previo aviso, cosa que me sacaba de mis casillas; aunque supuse que la situación lo requería y no opuse resistencia. Observaba la macabra escena desde los brazos de Stark. Sin duda, había visto cosas peores en lo que a masacres y devastaciones se refería, pero ver a las armaduras de Stark, con las cuales había librado batallas y me habían salvado a mi y a mis compañeros más de una vez de una muerte segura, como había hehco hace menos de cinco minutos.

Divise a lo lejos una extraña mujer con un llamativo resplandor verde rodeandola. Intente avisar a Stark, pero en menos de unos cuantos segundos, había pasado de la protección de sus brazos al frío suelo. Al girarme, vi horrorizada como disparaban a la armadura negra y naranja y como caía al suelo.

- ¡STARK!-grité para luego girarme y mirar con odio a la mujer que había disparado a Stark.

Me dirigí hacia ella decidida a enzarzarme en una pelea, pero mi ritmo fue disminuyendo paulatimanente al darme cuenta de que, desde fuera y sin saber que en la dicha armadura habia un hombre que además era de los buenos, la escena era un motón de máquinas con forma humanoide, disparando, rompiendo y atacando todo lo que había. Así que, visto así, esa mujer no tenia nada de culpa. Me acerque a ella con un ritmo apresurado, pero pacífico. Tenía que avisar a aquella mujer de la situación que estaba sucediendo. Estaba a aproximadamente un metro de ella cuando una armadura se poso detrás de ella.

Corrí hacia ella y salté por encima de la mujer para acabar encaramada sobre los hombros del coloso metálico. Yo no sabía como se llamaba cada armadura de Stark, era una locura. Esta sobre la que estaba subida era enorme y contundente, con un acabado cromado gris. Metí la mano por la parte de atrás del cuello, por donde en una persona normal estaría la nuca y saque un a madeja de cables que hicieron que la máquina se parará al instante. Baje de ella y me dirigí a la mujer.

- Señora, soy la agente especial Romanoff, de S.H.I.E.L.D. Siento muchísimo el desastre, pero no es culpa nuestra. Dentro de la armadura a la que acaba de disparar hay un hombre que esta dispuesto a colaborar. Si quiere mi ayuda, necesito armamento pesado, si no, no le servie de mucho.

En ese momento, apareció una armadura decorada con coleres negros y rojos y unas cuantas llamas en las piernas. Desenfunde con agilidad mis glocks y disparé una sola vez. Una única vez. Y menos mal, porque para mi sorpresa, en esa armadura estaba Stark. La bala no le hizo apenas nada, obviamente y menos mal. Stark le explico la situación claramente a la mujer. Estábamos dispuestos a luchar. Yo también, pero necesitaba armamento. Soy buena cuerpo a cuerpo, pero contra máquinas de kilos de metal no tenia gran cosa que hacer.

¿La agente Romanoff de dónde? La cara de la alcaldesa era todo un poema, dejando bien claro por su expresión que no sabía a qué se refería la pelirroja. Suspiró y se acarició el puente de la nariz, antes de asentir


No iba a decirle que no a alguien dispuesto a ayudar, de todos modos, aunque no estaba muy segura de que...

Justo en ese momento, apareció una nueva armadura y la alcaldesa volvió a brillar de color verde, poniéndose alerta para... bueno, ver cómo el tipo se mostraba algo menos agresivo de lo que había pensado. La mujer frunció el ceño, pero finalmente suspiró

Señora, soy Tony Stark. No se donde estoy, no se porque mis armaduras van como locas por toda la ciudad destrozándolo todo y no se quien es usted; pero soy de los buenos. Y soy una gran ayuda para acabar con esto. Yo las creé , se cuales son sus puntos flacas. Solo dígame que hacer, estoy a su entera disposición.

Joanna Hardins, alcaldesa de esta ciudad. Primero, échenos una mano en parar esta catástrofe... y luego prepárese para una buena multa, señor Stark. la mujer sonrió de lado, antes de volver a mirar hacia el cielo nocturno. Los rayos de Cíclope estaban parando alguna de las armaduras, y algunas bolas de plasma parecían estallar aquí y allá.


La mujer se quedó unos segundos en silencio y rápidamente introdujo una mano en... ¿el aire? mientras sus ojos brillaban de color verde. Segundos después, trajo hacia sí a lo que parecía un soldado americano de la guerra del golfo equipado con un fusil de asalto estándar con lanzagranadas equipado y un lanzamisiles Nikita tierra aire

Hijo, sé que te has ganado el descanso eterno, pero tu país te necesita. ¿Puedes prestarnos tus armas?

C-claro, señora, ¡todas suyas! dicho eso, el hombre le dejó tanto el fusil como varios cargadores junto al lanzamisiles, antes de desvanecerse en volutas de energía verdes

¿Con esto es suficiente, señorita Romanoff? Soy civil, no sé de estas cosas

Hice un mohín y enarque una ceja. ¿Encargarme de los civiles? ¿En serio? Venga ya, podría ser de mucha más ayuda, podría hacer que las armaduras no sufrieran ningún daño.  Bueno, esa idea desapareció de mi mente cuando vi a un miembro de los x-men reventando una de las armaduras con unos rayos que salían de sus ojos. En fin.

Cerré el casco y me dirigí a buscar un buen sitio para resguardar a los civiles. Vi un polideportivo que estaba en buen estado y decidí que ese era un buen sitio. Fui dirigiendo a los civiles hasta el lugar. Pero las armaduras empezaron a atacar el sitio y pensé que necesitaría aliados.

Necesitaba armaduras, pero no cualquieras. Armaduras de peso. Vi pasar a la Mark 27, Igor delante de mi y la seguí sin pensarmelo dos veces. Me abalance sobre esta intentando placarla, cosa que fue inútil porque era el doble que yo y mi armadura. Se estampo de espaldas contra el suelo, haciendo que yo recibiera todo el impacto. Auch.

A pesar del contundente golpe, me mantuve fuertemente agarrado a la armadura, intentando trastear en su funcionamento interno para cambairlo de bando. Estaba apunto de conseguirlo cuando fui arranacado de la espalda de Igor por Red Snapper, la Mark 10; que me zarandeo facilmente. Otra armadura pesada. Perfecto.

Cuando por fin me soltó estampandome contra el suelo, las sobre volé a las dos. Cargué los repulsores de mis manos, y disparé una gran ráfaga de rayos a donde estaban, sin llegar a darles. No era lo que quería,  quería eliminar su visibilidad,  cosa que conseguí.  En el momento de ceguera de las armaduras, me abalance sobre la que había dejado a medias. Acabe de reconfigurarla y volví a encenderla. La mande a defender el polideportivo.

Me encare a la Red Snapper dispuesto a atacar, pero volví a besar el suelo. Esto se volvía repetitivo. Giré sobre mi mismo, quedado tendido bocarriba en el suelo. Sobre mi, a unos diez metros seguía la Mark 10 y, ahora, con ella estaba la Mark 27, Thumper.

Bueno, la cosa no pintaba muy bien.

Observe algo anonadada como la extraña mujer sacaba de la nada a un joven soldado americano. ¿Qué se había ganado la salvación?  ¿Qué se supone que quería decir con eso? No entendía nada, pero poco me importaba. Cogi el fusil de asalto y el lanza misiles que la mujer me cedió después de arrebatárselos al soldado.

- Con esto bastará. Ahora necesito un sitio alto.

Giré mi cabeza por todos lados buscando un gran edificio o alguna construcción. Mi mirada se poso en un alto campanario a unos cuantos kilómetros,  según calculaba. Me coloque en la espalda el pesado lanza misiles y cargue el fusil.

- Voy a derribar las máquinas desde arriba, para evitar daños mayores. Espero que le parexca correcto.

Una colisión en el aire me hizo desviar la mirada. Tenía que actuar rápido; y sin esperar la respuesta, salí corriendo lo más rápido que pude, no mucho, teniendo en cuenta que cargaba con las dos armas; dirigiendome directamente al campanario. En el trayecto disparé un par de veces a alguna que otra armadura que atacaba a algún civil.

Una vez en la puerta de la torre sagrada, abrí con rudeza la puerta y me apresuré a subir las escaleras de dos en dos hasta llegar a lo más alto. Tenía una vista perfecta, 360° de visibilidad y oportunidad de tiro. Preparé las armas y el poco equipo que tenía. Coloqué las glocks a un lado, para un caso de emergencias, situe el lanza misiles en la orilla de piedra del campanario, deje preparado el fusil y las granadas y reajuste el rastreador para que localizará las armaduras, para no tener que asomarme continuamente poniendo en peligro mi posición.  El aparato se llenó al momento de puntos rojos. Un par de ellos estaban bastante cerca del campanario. Me coloqué en posición, apunte a las dos máquinas con el lanza misiles y disparé, eliminando a ambas armaduras de un tiro. Dos menos, solo quedaban un montón.

Joanna notó perfectamente el mohín en el rostro, lo que le hizo esbozar una sonrisa casi maternal. No le dio tiempo a decirle nada del estilo "Si es usted un buen chico le puedo dejar luego jugar con sus juguetes", así que simplemente se lo guardó, volviendo su mirada hacia la pelirroja que, desde luego, se le antojaba más profesional, aunque sólo fuese porque se parecía más al tipo de personas con las que se relacionaba de los cuerpos de seguridad o del ejército

- Con esto bastará. Ahora necesito un sitio alto.

La morena asintió, espectante. Si la otra mujer decía que sería bastante, perfecto, pero no estaba segura de si realmente podría necesitar algo más de ayuda

- Voy a derribar las máquinas desde arriba, para evitar daños mayores. Espero que le parezca correcto.

Haga lo que tenga que hacer, señorita Romanoff. Si necesita más munición, estaré en el estadio deportivo, ayudando a los cuerpos de seguridad

Y sin embargo, la mujer ya se estaba marchando, lo que hizo dudar a la alcaldesa por unos instantes. ¿La había oído? No estaba segura, pero no tenía mucho tiempo que perder. Rápidamente paró un coche de policía y prácticamente se echó encima de uno de los agentes, explicándoles la situación e indicando que avisase al resto de las unidades que protegiesen a los civiles de camino al polideportivo.

Era cierto que en parte era una debilidad al juntar a toda la gente ahí, pero también eso significaba que podrían protegerlos mejor y reducir las bajas civiles si tenían suerte y los héroes eran lo suficientemente bueno.

La política estaba de los nervios mientras los policías la llevaban al lugar acordado, mordiéndose el labio inferior inquieta. No estaba acostumbrada a ese tipo de crisis, y esperaba estar actuando adecuadamente al confiar en dos desconocidos. Por desgracia, no tenía otra opción, teniendo en cuenta que sus chicos estaban lejos, demasiado ocupados con crisis mundiales.

Finalmente, llegaron al polideportivo justo a tiempo de ver a Tony Stark siendo vapuleado por una de las armaduras de color rojo y amarillo. Era enorme, amenazadora, y parecía avanzar peligrosamente hacia él, como si quisiera aplastarle.

En ese momento, el tiempo pareció detenerse para la alcaldesa, que tenía la certeza de que si no actuaba, Tony Stark podría morir de forma horrible bajo sus propias creaciones. En un segundo, se giró sobre los policías, descargando unos rayos de energía negativa sobre ellos, agotándolos y dejándolos sin fuerzas, ganando un subidón de energía a cambio. La mujer se giró sobre sí misma, desgarrando la falda de tubo que había estado usando hasta el momento, dejando a la vista uno de sus muslos y empezó a correr contra la armadura gigantesca.

Introdujo la mano en el aire, sacando segundos después una espada aparentemente hecha de huesos, unida a una mano cadavérica y a un rostro cadavérico que, por unos segundos, pareció confuso. Tras un puñetazo muy poco decoroso, el pobre héroe conocido como Cadáver volvió de nuevo al mundo de los muertos mientras Joanna afianzaba la espada entre sus manos y saltaba a la espalda de la Mark 10, hundiendo el arma en la espalda de la armadura unos cuantos palmos, lo que la dejó colgada de esta, pataleando con desesperación mientras intentaba liberar el arma irregular del objeto mecánico.

Al menos, Tony tendría unos segundos valiosos para reaccionar...

La lucha duró toda la noche, pero finalmente entre los tres héroes consiguieron acabar con toda la debacle sin que hubiera una sola baja civil. Muchos fueron los heridos, y aún más los daños materiales, pero afortunadamente no era nada que el bolsillo de Tony Stark no pudiese pagar.

Por fin volvió el amanecer, y con él nuevas incógnitas: ¿De dónde habían venido todas esas armaduras? ¿O a dónde habían ido Tony y Natasha? ¿Estaría la Torre Stark bien? ¿Qué demonios había ocurrido?

Fuera como fuese, estaba claro que algo grande acababa de empezar... y ahora estaban implicados de lleno