Negocios en la ciudad (Toxic 30-2-2019)

Blüdhaven era una ciudad corrupta, no al estilo de Gotham, en la que proliferaban las mafias y la mierda subía desde las cloacas, En aquella ciudad no había tantas mafias, el crimen organizado no existía propiamente dicho, porque allí, eran los políticos y la policía quien ocupaba su lugar, ejerciendo el poder sobre criminales de poca monta que bailaban a su son. Ella estaba allí para cambiar las cosas, cuando la clase dirigente tenía demasiado poder, eran los ciudadanos los que sufrían. Natsuki nunca había tolerado la opresión gratuita, era recta, si, exigente, pero cuidaba de aquellos que habitaban sus territorios. Sus hombres acababan de reclamar uno de los locales estratégicos de la ciudad para ella, había habido bajas, por supuesto, pero todas del otro bando, escoria que nadie echaría de menos, y ahora ella, tenía un pedacito más de aquella ciudad en la que al alcalde tan sólo le faltaba reclamar el derecho de pernada sobre las parejas. Asqueroso.

Se sentó a la mesa que antes había ocupado un tipo que se creía duro, lleno de tatuajes, todavía la estaban limpiando, la cocaína se esparcía sobre la mesa como polvo que no han quitado en un año. Quería lejos aquella mierda. Mientras sus hombres limpiaban, ella repasaba el despacho con la mirada, analizando con ojo clínico todos los papeles que habían encontrado en los cajones. Una pena que no quisieran hacerlos caso, de haber sido así, ahora estarían vivos, disfrutando de unas prostitutas mientras les hablaban de la generosidad de su nueva jefa. Pero habían preferido morir a vivir para bajarse los pantalones una noche más. No los culpaba, se habían comportado con valentía y habían tenido una muerte que los honraba, rápida y poco dolorosa.

No estaba siendo una ciudad difícil, para ella, acostumbrada a una urbe que doblaba en tamaño y población a Blüdhaven, a vérselas con los rusos y con las tríadas, aquella ciudad era un niño de parvulario al que quitarle un caramelo sabroso, y aquella ciudad parecía realmente suculenta, el mejor objetivo que sin duda podía haber elegido.

Bludhaven... Una ciudad bastante tranquila, y muy bella, quizá  demasiado para mi gusto. Estaba acostumbrado a las noches de Gotham. Lo importante era por que estaba allí. La señorita Aoki, para ser mas precisos. Una nueva jefa del crimen organizado que ascendía rápidamente. Se decía que no tardaría mucho tiempo en terminar controlando toda la ciudad, una potencial aliada sin duda. Quizá para tal encuentro no podía permitirme mostrar mi locura como si nada, mucho menos ir con mi traje de criminal... Por suerte, había matado y robado desde los mas pobres hasta los mas ricos de Gotham, y algunos iban bien vestidos, por lo que pude permitirme escoger el mejor traje de mi armario, encenderme un cigarrillo y marchar a la ciudad de Bludhaven. Puede ser que yo buscara el caos y ella el orden, pero si había algo que yo bien sabia era que para que haya caos, primero debe haber orden. ¿Como demostrarle a todos que su sistema no servia, que su gobierno les mentía? Robarles control, claramente.  Si lograra controlar Gotham, como Aoki busca controlar Bludhaven, quizá podría demostrarle a la gente que... ¿Para que excusarse? Quería poder, quería controlar la ciudad y demostrarles a todos que no se juega conmigo, y que soy el mejor criminal que Gotham pudo haber visto. Para eso necesitaba a la gran Aoki, y sus recursos.

Traje:

Llegue a Bludhaven sin contratiempos, y sabia bien que Aoki protegía a sus ciudadanos, por lo que mejor no tocarlos... Que mas da, tengo de sobra en Gotham. Al llegar, tuve de las mejores visiones. Una lucha de bandas por un lugar, sin duda fue divertido. Al terminar, pude ver como Aoki entro al local, estaba claro que sus hombres habían ganado la batalla, y reclamaron el local para su jefa, que debo admitir... Era hermosa como ninguna.

-Supongo que ustedes son los matones de la señorita Aoki. ¿Puedo pasar? Tengo negocios que hacer con ella, negocios que sin duda ustedes se arrepentirán si no se me permite entablarlos con ella.

Al final terminaron accediendo a dejarme entrar. Me acomode mi corbata, y apague el cigarrillo, para luego entrar donde se encontraba Aoki.

-Saludos, señorita Aoki. Déjeme presentarme. Soy David Jones, de la ciudad de Gotham, y estoy muy bien enterado de su ascensión en esta ciudad, al igual que estoy muy interesado. Déjeme destacar, también, que su belleza es única en este mundo, siendo honesto. Tenga.- mostré una caja de bombones, que tenia escondida detrás de la espalda. No era algo muy normal en mi, pero era una mujer, a ellas les gustaba el chocolate y podría jugarme en favor.-Pase por un negocio muy bueno antes de venir y pensé que... Le gustarían unos chocolates. Solo para usted.

Una voz desconocida llamó su atención, una voz que no provenía de ninguno de sus hombres, cuando levantó la vista de los papeles de la contabilidad del local vio a un desconocido bajo el marco de la puerta. Un hombre de rasgos occidentales, pelo corto y un traje oscuro que le ofrecía una caja de bombones; sin duda era un punto a su favor, sin embargo, no se fiaba del contenido de los bombones. Podría ser otro pardillo enviado por su abuela o algún sicario enviado para acabar con ella, en envenenamiento era un método bastante inteligente, y a estas alturas, dudaba que fuera un secreto su afición por el chocolate. Le miró escéptica, alternando entre la caja de bombones y su rostro. No tenía claro a que veía aquella presentación, el piropo y los bombones, y se sintió tentada de hacerle volver por donde había llegado, pero dudaba que nadie que se hubiera informado sobre ella se tomara esas molestias para nada, y eso despertaba su curiosidad.

- Ilústreme Jones-san. ¿qué interés pueden tener mis actividades para alguien de Gotham? Ahórrese los halagos, no cometa el error de pensar que por ser mujer puede nublar mi juicio a través de ellos.

Era una mujer, por supuesto, eso era más que evidente, por no por ello iba a derretirse ante cuatro halagos sobre su físico; pensar aquello era un grave error. Ninguna mujer y menos ella, llegaba donde Natsuki se encontraba comportándose como una chiquilla enamoradiza, algo que muchos solían pasar por alto, y para cuando ya se daban cuenta de ello, era demasiado tarde. Ver que David había comenzado con aquel básico error, no la situaba en un ánimo demasiado conciliador.

Era un tipo extraño, de eso no cabía duda. Abrió la caja y cogiendo un bombón al azar se lo metió en la boca. Le miró con suspicacia, podía tratarse de alguna toxina de lento metabolismo, pero había que ser muy estúpido para envenenarse a sí mismo, y aunque Gotham estaba llena de tarados, una buena relación comercial se basaba en la confianza. Él parecía saberlo y estaba ansioso, quizás incluso desesperado por ganase su confianza; un novato ambicioso con ganas de progresar, eso no era nada nuevo.

- Gotham es una ciudad demasiado complicada, los intereses de que siga como está, radican no sólo en los bajos fondos, sino en las altas esferas. La competencia aumenta los estipendios de jueces, policía y cargos públicos. La clave del éxito reside, entre otras cosas, en saber elegir tus batallas. Gotham no es una ciudad por la que yo pelearía.

No, pelear en Gotham sería una sangría y ella eso lo sabía bien; ademásGotham era sólo una ciudad, no era ni la más grande ni la más importante. Que Falcone y Maroni se peleen por su mugrienta ciudad, mientras ella se hacía con el resto del país. No había nada allí lo suficientemente bueno como para captar su atención. Pero parece ser que si para su interlocutor, y como decía su abuelita, era importante tener amigos, hasta en el infierno. Si tenía éxito, podría ser favorable para ella estar en buenos términos con el próximo gran capo de Gotham.

- Sin embargo, no discuto su valor estratégico para sus planes. Soy toda oídos, como comprenderá, no voy a ofrecerle mi apoyo sin conocer sus planes.

Era ambiciosa, era irreflexiva, pero no era estúpida, si él quería ser su socio, tendría que poner las cartas sobre la mesa y ella valoraría la conveniencia de entablar una relación profesional de negocios con el señor Jones. Quizás incluso, indirectamente pudiera extender su influencia a Gotham.

El dolor en el pecho desapareció. Cerré los ojos por un momento y suspire, para luego tomar asiento. Me mostré débil, me hice ver como un simple novato. Sin duda, no podía permitir que Natsuki me vea como un principiante. Debía atraerla al plan aun mas, si tenia su ayuda, mis posibilidades de lograr mis planes eran mucho mas elevadas aun.

-Claramente, esta en lo cierto. Gotham no es ni la mas hermosa, ni la mas importante ciudad de los Estados Unidos, sin embargo, sigue siendo una de las ciudades, que seguramente si su plan es extender su influencia por todo el país, como lo hace actualmente con Bludhaven, Gotham es una de las ciudades en la lista.

Sonreí con amabilidad. Todavía necesitaba convencerla de que invertir en mis hombres y en mi era un buen negocio, y necesitaba mostrarle que ganaría mas de lo que perdería. Aun así, estaba hablando con la líder del crimen organizado en Bludhaven, para nada poco, pero no podía dejarme intimidar. Las cartas sobre las mesas, así es, aunque, como buen jugador, tengo varios comodines debajo de las mangas, y varias barajas de repuesto.

-Mis planes son sencillos. Busco la supremacía en Gotham, su control total. Obviamente, no puedo yo solo contra Penguin, Maroni o Falcone, pero por eso mi plan es fácil. Pueden unirse a Laughing Tricksters, y gobernar Gotham como una organización, o pueden caer ante mi. Las mafias menores, y bandas cayeron primero, esos ya no son problema. Tengo asegurada una buena porción de Gotham ya en mi poder, y hombres fieles defendiendo. Aun así, mis recursos son escasos, y lo que obtenemos de las bandas y mafias derrotadas no son suficiente. Mi gente necesita armamento, por eso recurrí a usted.


El plan estaba expuesto, aunque obviamente, no en su totalidad. Solo hacia falta mostrarle sus beneficios que... Sinceramente no sabría del todo cuales serian.

-Una vez que Laughing Tricksters controle Gotham, se le pasara un porcentaje de los beneficios mensuales a usted, ademas obviamente, de los pagos por el armamento proporcionado. Puede imaginarselo, llegara un momento en que las guerras de bandas pasen a ser guerras de ciudades, y en ese momento lo mejor sera tener aliados. Pero espero podamos ser... Los primeros en llegar a tal fase, sin duda esa seria una gran ventaja.

Su petición era clara, necesitaba armas y recursos logísticos, algo que ella podía conseguir sin problemas. Veía su necesidad y por supuesto veía el beneficio de todo aquello. No era una mala propuesta, pero los rumores que circulaban sobre el Pingüino le planteaban serias dudas; dudas que pensaba exponerle. Cogió un bombón de la caja y a un gesto suyo, enviaron a un camarero que les sirvió dos copas de whisky escocés, después de paladear el primer trago, volvió a fijar su mirada en él.

- Sin duda es un buen negocio, a pesar de todo, Gotham es una ciudad con grandes recursos que puede aportar buenos beneficios, sin embargo, yo no subestimaría a ninguno de tus enemigos, por lo que sé, los tres son más inteligentes de lo que parece y dudo mucho que tengan intenciones de dejarte actuar sin que haya una venganza. Por supuesto que cuentas con mi apoyo, si tienes liquidez, o no tengo problemas en vender mis productos, no hago preguntas.

Esa era una de las máximas de Natsuki en los negocios, no preguntar para que era lo que vendía, a fin de cuentas, nadie que quisiera comprar un dragunov con mira telescópica, una caja de granadas o un g36, lo quería para algo bueno. Había cosas que no quería ni necesitaba saber y como iba a usar David Jones aquellas armas era una de esas que no le interesaban, aunque si le interesaba que pudiera vencer a aquellos tres tipos. Gotham unificada bajo una misma bandera afín a ella era una buena oportunidad que iba a aprovechar.

- Si quieres un consejo, tómate tu tiempo, estudia y analiza a tus rivales, véncelos uno a uno por donde menos se lo esperen y evita una guerra abierta en todo lo posible. Una guerra declarada en esa ciudad es un enfrentamiento que no podrás ganar y consumirá todos tus recursos. Con respecto a lo que necesitas, hazme una lista y yo te daré un precio, cuando tengas resultados, negociaremos los términos de nuestra colaboración. ¿Te parece bien así?

No iba a exigir ni quería que le prometieran nada antes de conseguirlo. No le gustaba vender la piel del oso antes de cazarlo y aquella ciudad era lo suficientemente complicada y traicionera como para que Natsuki prefiriera ser cauta y andar con pies de plomo, no quería llevarse ningún disgusto.

Estaba claro, ya la tenia convencida. De todas formas no habia que subestimarla, sabia bien lo que hacia. Natsuki era una dama que hacia gala de una gran inteligencia, y gran conocimiento en este tipo de guerras. Aun asi, yo no me quedo atras, se con que hueso domar a cada perro, o en este caso... Que pescado para domar al pinguino.

-Nunca los subestimaria, señorita. Pero ya tengo huesos para esos perros, y este no es un plan nuevo, lo estoy perfeccionando cada momento. Este, es solo el primer paso.

Tome la copa, y cerre los ojos por un momento, para luego darle un pequeño trago, volviendola a dejar en la mesa.

-Esto no sera una guerra campal, se lo aseguro, esa etapa ya vendra. Esto es, esto sera, un juego de daga y cartas. Penguino sera el primero, pero no el ultimo. Maroni y Falcone sera como quitarle el dulce a un niño, pero aun asi los dejare para el postre. Los pequeños y las bandas menores seran subyugadas, se uniran a mi, o moriran. Estare en contacto con usted, en cualquier caso, y espero que esta alianza sea provechosa para ambos.

Cuando menciono el precio, y la lista, saque de uno de mis bolsillos de la chaqueta una hoja del diario, y la deje cuidadosamente en el escritorio. En ella estaba un listado del armamento y recursos que necesitaba para mis hombres, y la cantidad que necesitaba de cada uno.

-La llamare cuando haya tenido progreso, e intentare mantenerla al tanto de todo los avances. Ahora, se me hara tarde, y deseo volver a Gotham. Le deseo lo mejor, y que tenga un buen dia.

Me di la vuelta, y espere unos segundos para ver si respondia, y luego marche. La gloria me esperaba.

Natsuki no estaba convencida, no es que dudara de sus capacidades, pero trataba aquel tema con demasiada ligereza, una que ella no habría usado para aquel asunto, pero tampoco podía estar segura si realmente era ese su punto de vista de aquella situación o no, esperaba que no, pues aquella soberbia podía costarle demasiado cara. Nadie jugaba a lal ligera en Gotham, muchos no lo conseguían y casi todos acababan pagando un precio demasiado alto por sus ambiciones

- No me interesan sus planes o la complejidad de ellos, me interesa lo que vaya a comprarme y el resultado de sus acciones. Lo que haga para conseguirlo, me importa una mierda. Buenas noches señor Jones, que tenga un buen viaje.

Tenía una regla en su negocio, no preguntar, a veces hacer demasiadas preguntas provocaba que te pegaran un tiro en algún lugar inoportuno, como en la cabeza o la rodilla, y a veces, hablar demasiado tenía el mismo resultado, así que en pos de asegurar una mutua supervivencia lo mejor era que David mantuviera el pico bien cerradito si no quería llevarse un regalito puesto.