La gran manzana, un lugar repleto de problemas, criminales y supervillanos. Yo, como agente de S.H.I.E.L.D; me enfrento todos los días a esas tres cosas. Todos los días, menos hoy, que es mi día libre.
Me paseo por Rodeo Drive con mi vestido de Chanel favorito, mis gafas de sol y trece bolsas de ropa de marca. Yo se como aprovechar los días libres.
Voy mirando todas las tiendas, maravillandome con cada vestido, bolso, pamela... Pero, de pronto veo un maravilloso vestido negro de noche de Armani. Es justo lo que andaba buscando, pero en mi cartera no queda dinero, así que voy a sacar dinero al banco. Antigua tradición familiar: Todo se paga siempre en metálico.
Llego al banco, lleno de gente adinerada y de alta clase social. Espero pacientemente mi turno mientras reviso mi Whatsapp. Ninguna misión de última hora de Furia, unas fotos estúpidas del grupo de los vengadores y un mensaje de Clint preguntandome si estoy libre esta noche. Que mono es. Empiezo a responderle con una sonrisa en la cara, pero de pronto en el banco irrumpe un grupo de hombres enmascarados. Genial.
- ¡Al suelo todo el mundo! ¡Quien se levante recibirá un balazo en la cabeza!
Atracadores. ¿En serio? ¿en mi día libre? ¿era necesario? La gente empieza a llorar y a estresarse. Yo guardo mis bolsas debajo de una mesa y me tiro al suelo, a esperar el momento oportuno, como siempre.
Mientras los ladrones estaban ocupados extorsionando al dependiente, empiezo a levantarme para entrar en acción cuando uno de ellos me pisa la cabeza y se agacha a mi altura.
- No intentes hacerte la heroina guapa, o acabaras muy mal.
Suelto una risita y agarro la pierna del ladrón y con un sutil movimiento hago que se caiga y ahora soy yo la que le pisa la cabeza con mis tacones de aguja. Me agacho y le quito la pistola.
- Precisamente, eso es lo que mejor se me da.
Le doy una patada en la cara y luego estampo su cabeza contra el suelo dejandolo K.O. Salto detrás de una mesa tumbandola para cubrirme. Me quito los tacones y reviso cuantas balas quedan. Hay cinco balas y son ocho ladrones, pero ya he eliminado a uno. Me sobra una bala.
Los ladrones empiezan a alborotarse. Salgo de mi escondite y le disparo a uno en la pierna. Primera bala.
Dos de los ladrones empiezan a dispararme. Me cubro detrás de otra de las mesas y apunto desde ahí. Disparo a un alambre que sujeta el logotipo del banco y bloqueo a dos de ellos. Segunda bala.
Solo quedan cuatro. Corro hasta el tipo que me disparaba y de una patada le quito la pistola de las manos. Me enfrento a el cuerpo a cuerpo, cosa que no es muy difícil. De un golpe, acabo con él. Los otros dos están en la caja fuerte.
Corro hasta allí antes de que sea tarde. Llego justo a tiempo y me escondo detrás del marco de la puerta. Podría eliminarlos facilmente, aun me quedan dos balas. Pero ese no es mi estilo.
Trepo por la parte de fuera de la puerta y recorro la habitación por el techo. Cuando consigo divisarlos, salto encima de uno de ellos y empiezo a golpearle hasta que consigo dejarlo fuera de combate; pero el otro empieza a correr con una bolsa llena de dinero hasta la salida. Corro detrás de él hasta llegar a la sala principal, apunto, afino y disparo. Justo en el talón. Tercera bala. Me han sobrado dos.
La policía llega, ya que el dependiente había presionado la alarma, y empiezan a arrestrar a los maleantes.
Yo mientras, cojo mis bolsas, me pongo mis tacones y salgo entre aplausos y agradecimientos del banco. Me pongo las gafas de sol y cojo mi móvil para responderle a Clint que si estoy libre esta noche.