Llevaba ya diez minutos y treintasiete segundos persiguiendo a aquel criminal. Era muy escurridizo y olía a bacalao podrido y a rata muerta, la verdad algo muy desagradable para mi afinado olfato. Al final se detuvo no porque creyese que le iba a matar si no porque se quedó sin camino que recorrer, un callejón oscuro sin salida. A pesar del miedo que tenía algo que se notaba en su sudor putrefacto y su pulso acelerado, sonreía buscando algo en su bolsillo-No creas que has ganado-Apretó un botón del pequeño aparato que sacó emitiendo un sonido el cual alteró mi radar y me hizo caer de rodillas contra el asfalto.
Un Jaguar de color negro metalizado se detuvo y dos hombres trajeados se acercaron a mí. Uno agarró mi torso y otro me puso una capucha de cuero. Tiempo después desperté en lo que parecía ser un ring de boxeo pero solo había un punto de iluminación el cual estaba centrado en el ring. Me quité la capucha y me levanté poco a poco, reincorporandome. Pude notar la presencia y el olor a puro barato y a piel sintética de aquel ser que conocemos mayormente como Kingpin.
- Creeme Daredevil, nos parecemos mucho.
- No, no nos parecemos en nada Wilson Fisk.Esas fueron mis palabras antes de saltar contra él y deslizar mi bastón plegable contra su cabeza. El agarró el bastón y me lanzó contra las cuerdas del ring. Antes de tocar el suelo hice una pirueta aterrizando de manera que me mantuve firme ante el gancho que después me propinó Kingpin. Tomé su brazo y retorci su muñeca velozmente. Él me dio con su oro puño un golpe certero en el abdomen. Solté por la boca algo d sangre antes de volver a propinar un golpe el cual resultó fallido por la alteración repentina de mi radar, parecía que otra vez han hecho uso de ese dispositivo, caí al suelo del ring resignado.
Volví a despertar en aquel ring pero pude notar algo en mis manos, con un olor desagradable pero familiar. Entonces me di cuenta, pues era el cadáver de mi padre. La tristeza y el odio me recorrieron desde dentro. El cadáver profanado de mi padre se encontraba con su atuendo de boxeador y pude notar una pequeña grabadora en su bolsillo.
Al reproducirse era un risa malvada, la de Wilson Fisk profanando su cadáver. Esto no se había acabado, comprendí que s veces hay que hace cosas fuera de la ley, para mantener el orden y la justicia.