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Los Universos de DC y Marvel se han unido en uno solo. ¿Qué ha sucedido? ¿Quién está detrás de todo? Y, lo que es más importante, ¿cómo reaccionarán héroes y villanos de los distintos mundos al encontrarse cara a cara...?
 
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MensajeTema: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime7th Diciembre 2014, 17:30

La alarma puso en guardia a todos los agentes, girando en el interior sus bombillas rojas arrancaban destellos a toda velocidad al tiempo que una inquietante alarma acompañada del discurso de una voz apremiada por la urgencia les indicaba el motivo de peligro. En la sala de en la que retenían las criaturas se cometió una condición de lo más inusual y se había levantado en el interior de la instalación el protocolo máximo de emergencia. Se advirtió de que las zonas subterráneas iban a ser automáticamente selladas por los compartimientos específicos, y se llamó a los agentes de campo a sus posiciones para acabar con la posible amenaza.

Los corredores se llenaron de hombres trajeados que portaban equipo específico, que ponían a salvo a expertos en áreas de descubrimiento, experimentación, burocracia y otras muchas cosas, siguiendo el protocolo para las situaciones, evacuando así las zonas hasta los niveles superiores, donde se activaron cámaras de seguridad, transmisores y otras vías de comunicación plenamente operativas y seguras para recibir las instrucciones pertinentes...

Hacía muchos años que no se vivía una situación semejante en el B.P.R.D…

------------------------------------

Apenas había conseguido retomar la conciencia, cuando Polynash se asomó por la abertura en el cristal. Esta vez, no se había percatado de cuándo se había abierto, lo cual la sorprendió. El agujero era estrecho y pequeño, y sacó la cabeza contemplando la inmensa estancia y la criatura que residía en ella. Resbaló sobre el cristal con increíble facilidad, y en el instante en que sus pies tocaban la superficie del suelo, el Polynash reptó por sus brazos, encontrando un sitio entre ellos y haciendo vibrar el suave pelaje de su estómago, delatando su comodidad.

Entonces ambos se encontraron de cara a los ojos de la inmensa criatura. El olfateador elevó las orejas, enhiestas, pendiente de cualquier posible movimiento. La enfurecida criatura les devolvió la mirada…

Y rugió…

------------------------------------

Los agentes se ajetreaban en torno a la jaula de la inmensa criatura Kriptoniana. Observaban horrorizados a través del inmenso cristal la presencia de aquella figura humanoide, amedrentados por lo que pudiera hacer. Quizá fuese la dueña del ser, y quisiera llevárselo. O puede que lo liberara. En cualquier caso había conseguido colarse en una de las zonas que con mas celo se protegían en toda la agencia del B.P.R.D, y eso era motivo más que suficiente para que cundiera el pánico…

Poner al día a Hellboy y Abe Sapiens no había sido difícil, pero sí confuso…

El ser de Krypton había estado inquieto, como cada día desde que la capturaran. EL hormigón tenía muestras de haber sido arañado, golpeado y mordido, pero no había conseguido abrir una brecha… hasta esa mañana. Una inmensa  grieta había provocado el desprendimiento de varias secciones de hormigón, y justo bajo ella, donde acababa el recubrimiento de seguridad, podía observarse una intensa y enorme superficie roja con matices violáceos, como una pared de cristal carmesí de la que era imposible prever su espesor. En medio de ella, un agujero, como una puñalada gigantesca con vetas violáceas y azules delataba el lugar en el que hasta entonces había estado suspendida la figura humanoide que ahora contemplaba al ser Kryptoniano…

-Es ella…- dijo azul, apenas audible.

La bestia rugió con fuerza a la diminuta mujer indefensa, envuelta en aquel manto de pelo rojo, que parecía sostener algo entre las manos. Su aureola giraba rápidamente sobre su cabeza. Los agentes se arremolinaron en torno a los dos miembros más destacados de la agencia, el miedo se delataba en su voz al preguntar:

-¿Cuáles son las órdenes?...

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime30th Diciembre 2014, 14:17

Despacho del director Manning.
Base del B.P.R.D.
11:45 A.M.


- Por enésima vez Rojo, necesito que entiendas que no podemos andar buscando a todo bicho viviente que encontremos sólo porque haya sido único.- Manning seguía dando vueltas por su pequeño despacho, acarreando un montón de papeles y carpetas. El demonio estaba junto a él, apoyado contra una de las librerías mientras hojeaba algunos libros. Habían llegado el día anterior, después de toda la aventura de Arizona. Hellboy le había pedido a Manning un grupo especial para buscar o intentar averiguar algo nuevo de la chica que había aparecido dentro de aquel enorme cristal rojo. Esos días Azul y Salomon se habían dedicado a investigar el mineral a partir de algunas anotaciones que habían tomado, pero no habían conseguido llegar a ninguna conclusión. La única, que se trataba de un mineral nuevo. Su nombre, narina. Tenía una dureza enorme, y su composición molecular aún era un misterio, principalmente porque no se podía obtener ningún fragmento sin que este se desvaneciese en el aire. Hellboy sabía que para Abe aquella chica era algo único, y quería encontrarla por su compañero.

- Venga Manning, sabes que siempre te pido pocas cosas, y esto podría ser un descubrimiento a escala mundial. No se trata de una simple criatura, es algo que podría cambiar nuestra forma de ver el mundo. Además, seguro que esto te anima un poco.- Y el demonio sacó un par de enormes puros del bolsillo de su gabardina. Eran unos cubanos, de los mejores que podía haber tenido antes. Movió un poco las cejas y se lo ofreció. Manning se quedó quieto y dejó las cosas sobre la mesa, bajando ligeramente sus gafas con el dedo y ofreciéndole a Hellboy una mirada seria y casi se podría decir que enfadada.

- ¿Acaso estás intentando sobornarme? ¿A mí?- Manning levantó el dedo dispuesto a echarle la bronca al demonio cuando una fuerte alarma comenzó a sonar por todo el edificio. Hellboy arqueó las cejas y se encendió su puro con una sonrisa satisfactoria en el rostro. Estaba a medio camino de convencer a Manning para que le permitiese hacer lo que le había dicho. Sólo faltaba darle unos últimos retoques a su plan.- ¡No te quedes ahí parado! Tenéis tareas que hacer. Seguramente se haya escapado alguno de esos bichos que siempre metéis. ¡Venga, al trabajo!

El demonio abandonó el despacho y subió al ascensor, bajando hasta la zona del comedor. Allí encontró a Abe esperándole con los brazos cruzados y la cara seria. Parecía nervioso. El demonio le saludó con un gesto con la mano y avanzaron hacia la zona de las jaulas.

- Buenos días, hermanito azul. ¿Qué tal estás? ¿Qué es lo que pasa? ¿A qué viene tanto ajetreo tan temprano?- El demonio dio una calada al puro y luego exhaló todo el humo, que quedó a sus espaldas mientras caminaban. Su compañero le miró negando con la cabeza.

- Es en la jaula de nuestro querido amiguito del desierto... Ya sabes, el kryptoniano.- El rostro del demonio se tornó serio y apretó los dientes y el ceño. Eso siempre eran problemas. Aquella criatura daba problemas cada dos por tres, y era agresiva como ella sola. Unos enormes dientes y uñas como cuchillas eran capaces de rasgar el hormigón que protegía su enorme estancia, aunque todavía no había sido capaz de escapar ni causar más problemas que algún que otro susto y un par de agentes en la enfermería. Sin embargo, tenía el potencial suficiente para poner la base patas arriba sin ningún problema. Y cada vez que había problemas significaba que el demonio debía intervenir la mayoría de las veces. Apretaron el paso para alcanzar lo antes posible aquella estancia y evitar daños mayores. Entraron en el largo pasillo y varios agentes estaban allí esperándoles, con las miradas incrédulas y la expresión de no saber bien qué hacer. Cuando los dos nuevos agentes llegaron y vieron la imagen que había allí dentro, no podían creerlo. El demonio sacó lentamente el puro de su boca y frunció el ceño.

- Joder...- Allí, dentro de la jaula, y a unos pocos metros del enorme monstruo kryptoniano, estaba la chica del pelo rojo que habían encontrado en Arizona dos días antes. Tan pequeñita comparada con el enorme monstruo era una situación bastante horrible. De un solo zarpazo o mordisco, habría partido a la muchacha en dos sin problema. El demonio miró a uno de los agentes y señaló a la chica.- ¿Cómo demonios ha entrado ahí? ¿Qué ha pasado, ha aparecido de la nada?

- N.. No tenemos ni idea Rojo. De repente la hemos encontrado ahí metida. Tal vez tenga algo que ver con esa piedra roja que hay ahí, pero no estamos seguros.- Señaló unos enormes trozos de cristal rojo que sobresalían de la desquebrajada pared. Era la narina, el mineral de la muchacha. Así que guardaba una relación muy estrecha con ella... De hecho, lo más seguro es que usase los yacimientos de esa roca para moverse por el mundo, ya que era la única explicación lógica para haber recorrido más de dos mil kilómetros en menos de dos días. Además, era imposible excavar por debajo de la base. Estaba totalmente blindada con hormigón y campos de fuerza eléctrica para mantener a los posibles curiosos alejados de ella. El demonio apretó los dientes y le dio el puro a uno de los agentes.

- Voy a entrar ahí. No pienso dejar que esa mole convierta a la muchacha en un tentempié. Abe, ve a por las armas. Es posible que tengamos que usar algo más que la simple fuerza esta vez.- El demonio entró por una pequeña puerta metálica que había al lado de la enorme jaula. Los rugidos de la gigantesca bestia morada recorrían toda la sala, como un rugido gutural proveniente de lo más profundo del infierno. Hellboy subió unas escaleras y entró en una pequeña sala con una apertura circular metálica en medio. Accionó un botón y esta se abrió lentamente. Los rugidos se volvieron más nítidos y fuertes y un haz de luz amarillenta entró por el hueco. Accionó otro botón y la puerta fue cerrándose poco a poco. Dio un salto y se introdujo dentro de la jaula. Cayó pesadamente, y dio un seco puñetazo al suelo para atraer la atención del monstruo. Este le miró y rugió con un montón de babas saliendo de su boca, volando en todas direcciones. La muchacha miraba con curiosidad la escena, sin ser consciente tal vez del peligro que corría estando con aquella bestia encerrada. Y más cuando era casi la hora de comer.

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime30th Diciembre 2014, 17:00

Pero en contra de todo lo que pensaban aquellos que los contemplaban, presas en una sensación que lindaba el pánico y que ella era capaz de percibir mezclada con incertidumbre, incluso a través del cristal de inmenso grosor, sabía con precisión milimétrica el motivo que la había llevado hasta ese lugar, o más bien, que los había llevado, pues había comenzado a entrever que la aparición en ese sitio no tenía nada de arbitrario, si no mas bien, y por algún motivo, una cuestión de necesidad, aunque en este caso concreto no fuera la suya propia...

A medida que las reacciones fuera se intensificaron, hasta el punto en que el demonio atravesó una puerta perdiéndose entre los entresijos de aquella inmensa instalación, dando órdenes al resto de sus congéneres, que acataron con gran rapidez, la dama permanecía estática frente a la tremenda criatura que gruñía y babeaba de una forma más que amenazadora. Entre sus dedos la suave piel del Polynach se erizó con suavidad, acompañada esa reacción con unos sutiles gestos de la larga cola que hasta entonces había permanecido lánguida, y que ahora se sacudía con las sacudidas propias de un gato que localiza un insecto...

Sin saber si quiere cazar o jugar...

La criatura cerró las fauces y caminó hasta ella, y por un instante dudó. Volvió a rugir, y al no obtener respuesta, la olfateó, insegura de qué era lo que tenía delante. En general solía fiarse de su instinto a pesar de que, de un tiempo a esta parte, ninguno de los aromas que solía rodearlo le era ni tan siquiera minimamente familiar. Se sentía confuso y extremadamente enfadado por ese hecho. Por un instante ella se familiarizó con aquella sensación de incertidumbre, que por el momento podía compartir más íntima que ningún otro ser allí presente...

Entonces el ser respiró y se mantuvo en su lugar, intercambiando un instante de contemplación...

Hasta que un tremendo ruido captó su atención, desviándola de aquella extraña aparición. El enorme diablo rojo golpeó el suelo, y el eco la atrajo, encendiendo de nuevo sus primarios sentimientos, y sus super desarrollados sentidos, con el único propósito de defenderse de aquellos que pretendían hacerla daño...

--------------------

El olor poseía un interesante matiz, pero aún estaba reticente de liberarle, y él poco podía hacer salvo esperar que ella lo soltara. No se privaba de captar las miriadas de esencias que percibía y que surgían del mismo ser, le remitían a patrones muy lejanos, ya olvidados...

Y el se revolvió, soltó un chillido escueto, que delataba su excitación.

Quería acercarse, aunque solo fuese un poco más...

--------------------

La inmensa criatura morada emitió un gruñido terrible y adquirió una posición defensiva, mostrando sis inmensos colmillos, y las garras de sus patas delanteras que se afianzaron sobre el suelo, esperando recibir algún tipo de agresión. Su pretensión era espantar a la criatura que ya una vez la había vencido, y que producto de ese hecho, la había hecho presa. Emitió un gorjeo profundo de advertencia, pero su rival no sólo no parecía retirarse, si no que estaba dispuesto a atacar. Su aroma lo decía todo.

En ese momento, ante la asombrada mirada de los presentes, la pequeña mujer nívea depositó sobre el suelo una criatura, en comparación minúscula, de un pelaje tan inmaculado como la piel de la portadora. Su larga cola se meció elevada, como la de un sabueso en busca de rastro, y con su bulbosa nariz olfateó el lugar, antes de acercarse a buen paso a la criatura. Estuvo aspirando su aroma incansablemente, pasando inadvertido hasta que apoyó dos de sus pequeñas patas sobre el torso de ella, lo cual la hizo girarse, asustada por el hecho de que no había percibido a esa criatura antes, emitió un rugido y trató de aplastarla contra el suelo, pero en contra de lo que cabría esperar, el pequeño olfateador se movió con rapidez asombrosa esquivando a la criatura.

La mujer se movió entonces, acercándose al demonio con un paso que distó de ser asustado, si no que resultó majestuoso, por la calma con que estaba efectuado en una situación semejante. Se encontró cara a cara con la inmensa criatura con la que compartía color y le observó a los ojos profundamente, con aquellas gemas que una vez le habían transmitido tal sensación, que le habían llevado a preguntarle si acaso era un ángel...

- No...- aquel sencillo monosílabo anuló toda posibilidad de embarcarse en las pretensiones de violencia con las que Hellboy había entrado en el habitáculo. Luego señaló a la criatura con un largo y fino dedo, despuntado en una uña cristalina - Mira...- musitó, con aquella voz de mujer, aderezada con aquel profundo eco grave que parecía acompañar cada palabra...

El pequeño olfateador se detuvo frente a la criatura, una vez esquivados sus embates. El ser de Krypton abrió la boca y bramó con furia, pero en ese mismo instante, Polynach hizo algo que jamás habían visto...

A esas alturas, grupos enteros de agentes agolpados al cristal contemplaban como la pequeña criatura erizaba el blanco pelo, y la cola se convirtió en un ahuecado plumero de pelos, en cuya punta podían verse unos pequeños apéndices cárnicos, de un color rojo que degradaba en violáceo, más propio de una anémona o de algún tipo de pulpo. Sus orejas estaban enhiestas y por primera vez en toda su existencia, mostró los dientes afilados que escondía bajo el diminuto morro, adoptando una posición agresiva. Su torso empezó a vibrar y emitió un ronroneo que se hizo cada vez más y más fuerte...

La bestia de Krypton reaccionó mostrando los dientes y trató de volver a gruñirle, pero el ronroneo, que ahora era mas un gruñido salvaje, cubría incluso sus propios bramidos. La bestia se detuvo, mostrándose confundida ante este hecho, entonces el olfateador dio un pequeño salto hacia adelante, emitiendo un chillido que era más sobrecogedor que los que la propia criatura Kryptoniana había emitido. El ser se detuvo e intercambió un par de gestos, mientras daba un par de pasos hacia atrás. El olfateador, aún con el pelo erizado, se acercó con pasos extremadamente lentos, y acarició una de sus enormes garras con el morro...

La criatura de Kripton se alejó de la pareja, seguida de aquel ser, permitiéndole olfatear cada resquicio de ella sin rechistar, ahora por fin habiendo comprendido, y consciente de lo que era la pequeña criatura... su mente primitiva, que tanto se alejaba de las más complejas, era también capaz de ver a simple vista de sus sentidos lo que el resto, por sus difíciles procesos mentales, se perdía en la apreciación de detalles...

Cuando el Polynach finalizó su examen, volvió en un alegre trote hacia el demonio y la dama, tan desenfadado e inocente como el día en que le vieron por primera vez, mientras la inmensa bestia se tumbaba en un lateral, procurando no prestar atención a los intrusos. Muchos de los que allí observaban no lo creían. Cómo una criatura de semejante tamaño había sido doblegada por una diminuta...

y lo que podía significar aquello...

- ¿Podemos marcharnos?...- preguntó entonces, con plácida contemplación al pequeño ser que meneando el rabo, se levantó sobre sus patas traseras dispuesto a permitir que la recogieran. La dama nívea lo sujetó de nuevo entre sus brazos, donde se aposentó cómodamente. Luego volvió a mirar al demonio, con su habitual expresión hierática - Estamos listos...- indicó.

Lo mejor era dejar tranquila a la criatura, que tantas emociones y vivencias había experimentado ya...

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Última edición por OmegaDust el 15th Septiembre 2015, 13:05, editado 2 veces
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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime11th Enero 2015, 18:21

- Muy bien chica, ahora ve acercándote a mí con muchísimo cuidado y muy lentamente, ¿entendido? No hagas ningún movimiento brusco ni dejes de mirar al bicho morado a los ojos...- El demonio apenas movió los labios mientras decía esto. Estaban en una situación muy delicada. Si no hubiese estado allí dentro la muchacha habría cambiado por completo lógicamente. Él estaba preparado para pegarse con lo que le pusiesen delante, fuera lo que fuese. Pero tener que proteger a la chica esa también era ya más complicado, especialmente siendo como era ella. La última vez que la vieron desapareció a través de un enorme cristal como el que sobresalía detrás de ellos. Grande, brillante, rojo, y en cuanto querías coger un pequeño fragmento, este desaparecía en tus propias manos. Además, Abe había entablado una especie de conexión espiritual con ella, y el demonio no iba a dejar que nadie se la arrebatase, y mucho menos aquel animal.

La chica no pareció inmutarse, como si estuviese acostumbrada a caminar entre seres con la piel tan dura como el acero y unos dientes afilados como cuchillas. Sin embargo, no fue ella la primera en acercarse a aquel enorme ser, sino su pequeño acompañante. El animalito al que se habían referido como Polynach, que tan curiosamente había olfateado a todos en Arizona, ahora alargaba su pequeño hocico a la boca del monstruo kryptoniano. El demonio abrió ligeramente la boca. Iba a ser visto y no visto. Un rápido bocado y fuera.

- ¿Pero qué hace? ¡Llama a tu animalito, que lo va a matar!- Dos fuertes pisotones contra el suelo, los cuales Polynach esquivó ágilmente. Y entonces, sucedió lo inesperado. Durante toda su vida, Hellboy había visto cosas extrañas. Había visto el ritual de apareamiento de las luciernagas de Umun; nacer a los peces abisales de Capra; había estado en la ciudad perdida conocida como la Atlántida, e incluso se había enfrentado a un dragón boquiabierto y había sobrevivido para contarlo. Había visto seres grandes y pequeños, inofensivos y completamente mortales, y había visto comportamientos en estos curiosos y sorprendentes. Pero lo que estaba sucediendo ante sus ojos lo dejó completamente atónito. Polynach comenzó a gruñir levantando el lomo al ser kryptoniano. Habría sido como ver a un chiguagua gruñendo a un tigre de bengala. Y sin embargo, la gigantesca mole parecía molesta, casi asustada, como si ese animalito que apenas era más grande que una de sus manos fuese una amenaza. La cola se abrió, mostrando una especie de plumero con las puntas violaceas. ¿Sería posible? ¿Acaso ese pequeño ser era venenoso o algo por el estilo? Incluso los grandes animales respetan a los avispones, y muy pocas veces se acercan a algún tipo de ser tóxico si pueden evitarlo. El ronroneo emitido por el blanco ser sonaba por encima de los potentes bramidos del depredador, ahora casi convertido en un animal manso, doméstico. Finalmente, el enorme animal dejó de mostrar sus dientes, y dio la espalda al demonio y la muchacha, los cuales parecían carecer de significado o interés para el ser.

- ¿Pero qué...?- La cara del demonio era todo un poema. Su ceño estaba fruncido, y sus ojos entrecerrados, sin poder creer lo que acababa de ver. Su labio superior estaba ligeramente levantado por el lado izquierdo, y giró lentamente la cabeza hacia la chica, tan apacible y ensimismada en su mundo como la primera vez que la vio. Polynach se sintió satisfecho y trotó hacia su dueña, recogido por esta en brazos y mirando al demonio con curiosidad.- ¿Que si podemos marcharnos? ¿Tú...? ¡Tú...!- Inconscientemente mostró sus palmas al cielo, moviéndolas ligeramente de un lado a otro, agachado para mirar a la chica a los ojos. Tenía la mente en blanco. No sabía que decir. Simplemente, no sabía por dónde empezar.

- *KJJJJ* Em, Rojo... Tal vez deberíais abandonar la jaula... Cambio *KJJJJ*- La voz de Azul resonó a través del pequeño localizador que tenía el demonio en su cintura, y lentamente elevó la cabeza hacia el cristal. Abe tenía un walkie en la mano y señalaba al techo lentamente. Hellboy puso los ojos en blanco y comenzó a murmurar mientras abría de nuevo la puertecita por la que había entrado.

- "Tenemos una emergencia"... Sí claro, una emergencia total. La chica que hizo llorar a un dragón... Esto es increíble, ¡increíble! Primero desapareces de la faz de la tierra a través de un cristal. ¡Abracadabra! Sin decirnos nada, salvo respuestas como "ese no es mi nombre", o "así no me llamo". ¿De qué vas? ¿Qué demonios se supone que eres? ¿Una especie de encantadora de perros pero de criaturas sobrenaturales? Y sí, estoy hablando contigo hija... Anda ven, te ayudaré a subir. ¡Y espérame ahí!- Cogió con toda la delicadeza que pudo a la pelirroja y la elevó a través del agujero circular. Una vez lo hubo atravesado, se agachó ligeramente y dio un salto, agarrándose fuertemente con la mano de piedra. Se levantó a si mismo a pulso y entró por la estrecha puerta. Él, a diferencia de la chica, entraba justo por ella. Se limpió la gabardina y pulsó un botón, cerrando el suelo tras de sí. La chica le esperaba ahí, mirándole calmada como siempre. El demonio iba ligeramente agachado para no tocar el techo. Las desventajas de ser alto. Suspiró y posó ligeramente su mano izquierda sobre el hombro derecho de la chica, quedando el uno frente al otro.- Vale, quiero que me expliques qué demonios ha sido eso. Y no me saltes con un "ha pasado lo que tenía que pasar", o un "homo homini lupus" ni ninguna gaita metafísica. Quiero que me expliques cómo es posible que este pequeño bicho sea capaz de someter a una criatura de casi seis toneladas de puro músculo y hambre hasta convertirlo en algo tan peligroso como un labrador. Y también quiero que me digas cómo has llegado hasta aquí. Supongo que te mueves a través de los cristales, de eso no hay duda. Sólo hay que ver cómo has dejado la jaula. Dos metros y medio de hormigón y lo ha atravesado como si fuese de papel... Lo que quiero decir es... ¿Quién, qué o cómo eres? Me da igual que no lo recuerdes o no lo sepas, algo tienes que saber, aunque sea un mínimo.- El demonio sabía que no le iba a dar una respuesta convincente. Con suerte aveirguaría algo nuevo, pero no contaba con ello.

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime15th Enero 2015, 13:28

El pequeño olfateador estaba orgulloso de sus progresos. Había sido capaz de reconocer ya cientos de olores diferentes, aunque algunos fuesen de criaturas microscópicas que apenas eran visibles para el ojo humano, él podría reconocerlos sin esfuerzo a partir de entonces. Se preguntaba cuántos más habría para investigar, y si llegaría a conocerlos todos a tiempo...

A diferencia de su "compañera" y de la misma manera que el monstruo kryptoniano había comprendido lo que era, él había descubierto cual era su cometido en ese mundo, y para qué había sido creado. Nuevamente, la complejidad del pensamiento le había hecho retrasarse, pero en el instante en que aquella inmensa mole trató de cazarlo y él supo que no solo no lo conseguiría, si no que además no tenía que temer ni de él ni de ningún otro animal intenciones de ese tipo, entendió cómo debía reaccionar y qué debía transmitir para que el resto de los seres comprendieran la importancia que tenía para él, y el resto, que continuara con vida...

---------------------

La dama contempló al demonio, que parecía incrédulo y frustrado por no comprender. Ella comprendía perfectamente ese sentimiento y empatizó con él al instante. Por el momento sólo había observado el mundo tres veces, y no estaba segura de cuánto había aprendido o cuánto le quedaba aún por comprender. Sólo hacerse una idea de la proporción de su desconocimiento la hacía sentir diminuta, en comparación con lo que todos esos seres podían enseñarle. Hizo cuanto le indicó, y al levantarla, incluso con la enorme capacidad física que el demonio tenía, debería reconocer que la dama nívea era ligera, como lo habría sido levantar un papel o una pluma. Salió por el agujero y aguardó, tal como él había indicado.

Aguantó su estrafalaria conversación, que tuvo dificultades para entender. Hablaba deprisa, atropelladamente y también incluyendo palabras que no había oído, y de las cuales dudaba que tuvieran un significado concreto. Pero trató de esforzarse por comprender cada una de las vibraciones que se entrelazaba con la siguiente. El Polynach ronroneó entre sus manos, emitiendo un sonido similar al que haría un gato doméstico bien sentado frente a una estufa, sobre su manta favorita.

No se alteró mientras buscaba la respuesta a todas sus preguntas, y las palabras se agolpaban en su vientre tratando de salir todas a la vez. Aquello resultaba complicado para ella, que no estaba acostumbrada a conversar, y mucho menos a dar explicaciones. No porque no quisiera, si no porque no se puede contestar bien a aquello de lo que uno desconoce la respuesta...

- El... es Polynach.- dijo mientras le acariciaba el lomo al animal, produciendo que su cola tuviese breves espasmos de satisfacción. lo contempló unos segundos, y luego observó al demonio. La mano sobre su hombro recibía la impresión de un cosquilleo, más que la de que la piel de la joven fuese suave. - Él decidió venir. Yo no escojo... voy allí donde puedo ir. Él quiso venir. Creo que sabía que estando aquí, entendería su cometido en el mundo...- trató de hacer esfuerzos por explicarse lo mejor que pudo, así lo demostró, en su rostro teñido de necesidad - Ahora él sabe porqué está aquí. Porqué hace lo que tiene que hacer. Ella también lo ha comprendido, y por eso le ha dejado... - dijo señalando al suelo, contemplando el lugar en el que aguardaba la criatura Kryptoniana encerrada - Sabe que no puede hacerle daño... que no Debe hacerle daño... así que ha dejado de intentarlo...- encontró sus ojos con aquellos orbes amarillos penetrantes, y retiró la mirada abrazándose al pequeño animal. Él ya lo sabía...

¿Cuándo lo entendería Ella?...

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime26th Enero 2015, 12:01

- Vale, perfecto, Polynach... Así que tú eres el que está liándola, ¿eh?- El demonio miró a la pequeña criatura que descansaba en los brazos de la niña. Tan apacible, tan tranquilo, y sin embargo minutos antes había hecho que el ser de Kryptón se hubiese convertido en una pequeña bola ronroneante y desinteresada por ellos. Las palabras de la chica eran asimiladas poco a poco por el demonio. Al parecer, el animalito era quien guiaba a la muchacha, y quien decía a dónde debían ir en cada momento. Justo el ser que no podía hablar. Qué apropiado. ¿Por qué siempre era tan complicado? Con lo sencillo que hubiese sido que fuese ella, la que podía comunicarse con él, la que supiese qué pasaba. Entonces una palabra captó la atención del demonio y le hizo fruncir el ceño.- Espera, espera. ¿"Ella"? ¿La criatura de ahí dentro es una "ella"?

El demonio llevó a la chica al pasillo, donde todo el mundo la esperaba con miradas curiosas y sin comprender nada. Hellboy se quitó la enorme gabardina y cubrió a la chica con ella para ocultarla de las miradas curiosas. Después de todo, ella iba prácticamente desnuda y no era una imagen apropiada con la cantidad de hombres que había allí. Azul juntó los tobillos y sonrió al volver a ver a la pelirroja.

- Me alegra veros de nuevo. ¿Qué tal se encuentra? ¿Parece que está mejor que en el último encuentro que tuvimos.- El demonio no pudo evitar sonreír ligeramente al ver el interés de su compañero. Sabía que Abe guardaba una peculiar unión con la chica, aunque no le había contado de qué se trataba. Se incorporó tras colocar la ropa a la chica y apoyó la mano en el hombro de Azul.

- Bueno muchachos, aquí ya no hay nada que ver. Podéis regresar a vuestros puestos. Abe y yo nos encargaremos de nuestra pequeña invitada. Aseguraos de que nuestra querida amiga se encuentre cómoda. Y sí, habéis oído bien. Es una señorita la criatura kryptoniana, así que tratadla como tal, ¿entendido? Cualquier duda informarnos de ella.- El demonio se dirigió a todos los presentes, asintiendo con la cabeza. Luego miró a Abe de nuevo.- Tal vez deberíamos ir al laboratorio y a la biblioteca para hablar más tranquilamente con nuestra pequeña invitada, ¿no crees? Además, seguro que tienes algunas cosas que contarme.- Sin duda se refería a lo que él había visto al tocar a la pelirroja. Todavía no habían podido hablar con calma del asunto, y Abe se había mostrado muy discreto a la hora de hablar a su compañero de todo el tema de la chica. También sería buena idea informar a Krauss. Quién sabe, puede que él pudiese saber algo que se les escapase, al menos al demonio.

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime20th Febrero 2015, 12:34

Ante la pregunta del demonio, ella le dirigió una extensa y tranquila mirada, que con sus millones de betas irisadas le transmitieron una afirmación que no vio necesario pronunciarse en modo alguno. Sin asentimiento, sin palabras… Sólo la sensación certera de sus ojos de un rojo intenso, inacabable, otorgándole la respuesta. El transcurso del trayecto se realizó en silencio, tan sólo salpicado del rumor propio que transmitían las paredes plagadas de actividad, de los sonidos que sensiblemente podían acudir a los sentidos, para muchos atenuados por la fuerza con que el hormigón trataba de disimularlos, pero no así para ella, cuyo oído distanciaba mucho de funcionar al nivel que los humanos comprendían…

No…

Para la doncella nívea las vibraciones atravesaban las paredes con claridad meridiana, transmitiendo sutiles sonidos que por primera vez escuchaba, y que ávidamente localizaba, uno por uno, comprobando su estado y todos los matices que le transmitían…

Repentinamente, se vio envuelta en una estructura extraña y ajena, que la criatura roja había extraído de sí misma, y acto seguido había colocado sobre sus hombros. La visión de la joven con aquella inmensa gabardina, que colgaba como una capa sobre su cuerpo enjuto provocando una sensación aún más acuciante de pequeñez en su persona, resultaba totalmente perturbadora. La sombra que proyectaba sobre el suelo no correspondía a la figura que la vestía, si no a su propio ser, y la tela ajada por el uso que cubría su cuerpo y su melena, atrapando así la belleza de las flores bajo un manto marrón, daba la apariencia indebida, casi grotesca, de un infante sobre un lecho de alambre de espino…

Algo antinatural, que el ojo no estaba dispuesto a ver…

Los hombres contemplaron la frágil doncella acompañada por el compañero más destacable de la organización, incrédulos algunos, cohibidos otros… Pero todos sorprendidos…

La pequeña criatura blanquecina que había reposado sobre sus brazos alzó la cabeza, orejas enhiestas a causa de la excitación que los olores provocaban en él. Se retorció sobre sus brazos educadamente, haciendo así que la dama rubí le bajara sobre el suelo, e investigando con rapidez todo cuanto le rodeaba. Se dirigió hacia los hombres, que intentaron evitarle en la medida en que pudieron, dispersándose. Ladeó la cabeza, siguiendo los imperativos movimientos de aquellos seres que trataban de encubrir su miedo, alejándose de Polynach, sin comprender el motivo…

Finalmente, fueron ignorados en pos del contenido de las muchas jaulas que se extendían por el recinto, comprobando cómo el pequeño ser introducía su morro en muchas de ellas, y seres que habrían sido capaces de arrancar a un brazo humano respondían con curiosidad, o incluso con familiaridad, a las atenciones del insistente olfateador…

La dama contempló al ser azul con quien había mantenido el primer contacto, nada más salir por primera vez del dulce cobijo del mineral que le otorgaba descanso…

Había comprendido una inmensidad de cosas, gracias a él, a pesar de que por el momento, lo ignoraba de manera consciente. Entre ambos había existido un instante de comprensión infinita, de ligadura sincera entre los mundos a los que pertenecían, del poder que movía el universo y que latía en el interior de cada ser vivo…

”Púlsar…”

Durante un instante no reaccionó a sus palabras, permaneció en silencio, contemplando aquella magnifica criatura plagada de dones y defectos, con la sutil convicción subjetiva de que le era familiar en diversos aspectos que ahora no era capaz de discernir entre la gran cantidad de sensaciones que percibía entorno a sí …

- Gracias…- susurró ella entonces, con la dulce cadencia de la mística voz de dos tonos que solía proyectar, uniendo dos fuerzas en una, agudos y graves, lo masculino y lo femenino, con la esencia de lo mejor de cada uno… - … por… preguntar…- la aureola dibujó brillos con la luz artificial, dotándolos de la naturalidad dorada de la que el astro rey solía proyectar de manera natural.

La criatura rojiza habló entonces sobre el ser del interior de la sala, que ahora permanecía echada y tranquila, como nunca había estado salvo en cortos periodos desde que la capturaran. Era capaz de percibir un dolor primario, una desazón causada por el desconocimiento que la obligaba a mantenerse en guardia siempre, pues debía mantenerse viva… tal era el objetivo de su naturaleza…

- Ella…- sus ojos se situaron sobre la inmensa criatura, vidriosos, con aspecto ausente, se acercó al inmenso cristal invisible, con pasos tan delicados que casi parecía levitar, posando una delgada mano sobre él… sin dejar huella de que desprendiera calor alguno…- … desearía comer presas vivas… por favor…- revitalizada por un nuevo aliento, sus ojos bermellón observaron a todos aquellos que pudieran comprender el mensaje proyectado en aquellas vibraciones plagadas de necesidad…

Luego se limitó a caminar al lugar hacia el que la guiaban. La criatura blanca quedaría atrás, pero no le preocupaba. Con toda seguridad, sabría encontrarla donde quiera que fuera, cuando hubiese acabado con el cometido que la había llevado a dicho lugar…

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime23rd Febrero 2015, 12:14

La última indicación del demonio antes de abandonar la zona de las celdas fue que, a partir de aquel momento, la kryptoniana pudiese cazar. Algún conejo, ciervos, cualquier cosa que pudiesen conseguir. Lo que había visto hacer al pequeño ser olfateador hacía unos minutos le había dado que pensar. Desde luego, si la chica había pedido eso es que tal vez había sido capaz de leer la mente del animal, o el propio ser que la acompañaba se lo había dicho. Fuera como fuese, era lo que deseaba la criatura. Y en el fondo no era mala. Simplemente, era una depredadora. Un animal salvaje en un mundo que no conocía. Intentar que estuviese cómoda supuso que sería lo mínimo.

Continuaron andando por los pasillos en dirección a la biblioteca. Allí estarían más tranquilos, y tal vez Krauss pudiese ayudarles con la muchacha. Abe aún no se había pronunciado, y eso al demonio le estaba sacando de sus casillas. ¿Qué era? ¿Por qué Abe no le decía nada? Ni siquiera una pequeña pista. Nada. O se lo guardaba para él o tampoco tenía ni idea de lo que era. Fuera como fuese, ya podría haberle dicho algo. La chica andaba con ellos, con la gigantesca gabardina colgándole de los hombros, arrastrando gran parte de ella por su espalda. La verdad es que la imagen era cómica de por si. Y la comparación entre el enorme demonio, ancho y fuerte, con la pequeña chica, delgada y huesuda, era bastante impactante.

Al cabo de unos minutos, llegaron a la gran biblioteca. La música de fondo animaba la silenciosa sala, cuyo olor a libro llegaba desde todos los puntos de esta. El demonio se acercó hasta una mesa central y movió una silla para que la chica pudiese sentarse.

- Ponte cómoda, en seguida llegará el doctor Krauss. Es un poco especial. No se lo tengas en cuenta. A veces resulta cargante, pero tranquila, no es mala gente.- El demonio levantó la vista, buscando entre los montones de libros y las estanterías a su compañero. No le veía ni escuchaba el típico susurro gaseoso de su traje. En teoría debería estar allí, aunque era posible que aún no hubiese llegado. Miró los libros que estaban en la mesa donde esperaban. Aún estaba investigando cosas de los jinetes. La visita de Sloan y Rebecca había sido muy fructífera, y también pudo ver algunos libros de la visita hacía un par de días de Sloan informándoles de todo lo que había pasado en Gotham. Una cancioncilla en alemán captó la atención del demonio, y se giró. En el pisto de arriba, Johann tarareaba algo típico de su país mientras cogía un par de libros.- ¡Eh, Johann! Baja aquí, tenemos a alguien que presentarte.

El hombre gaseoso se giró y miró a los tres seres que le observaban desde el piso inferior. Dejó los libros y comenzó a bajar.

- ¿De qué se trrata, agente Hellboy? Esperro que no sea una de sus brromitas tontas. Ya sabe que soy un hombrre muy atarreado.- Cuando el doctor alcanzó la mesa, hizo un pequeño gesto saludando a la joven muchacha.- Encantado de conocerrla. Mi nombrre es Johann Krrauss. Y usted debe serr la muchacha que salió de Arrizona.- Lo que Krauss sabía era lo que le habían contado esos días. Si sabía más que el demonio o no dependía de Abe. Sólo esperaba que no se enfrentase a la chica como ya había hecho con Rebecca. A veces podía ser un poco cargante el alemán.

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime24th Febrero 2015, 19:13

El camino hacia el lugar por el que la guiaban estuvo plagado de averiguaciones intensas. Aquellos que la observaban le transmitían un sinfín de impresiones, opiniones y miedos, la inmensidad de un organismo vivo plagado de información donde cada una de sus fibras palpitaba, haciéndola sentir nostalgia, tensión, júbilo y de entre ellos, incuantificables matices de sutiles punzadas que trataba de evitar pero fuertemente se asociaban a ella como mensajes a la espera de ser interpretados, pendiendo de su organismo como diminutos parásitos que a su vez, necesitaba para comprender…
Un dolor de espalda en un sitio, un tirón en otro, una torcedura o tal vez, la quemadura producida por una taza de café demasiado caliente…

Todo, alimentado por la única fuerza que comprendía, de la que era parte…

”Púlsar… siempre a tu alrededor….”

Pensó, tras atravesar el último umbral…

Sufrió una epifanía…

Un pálpito…

Un soplo de lucidez, de euforia infinita, donde fue capaz de escuchar en el exterior una extraña versión de aquel latido continuo que siempre estaba presente, inacabable. Entró en la biblioteca, cerrados sus ojos, su pecho pleno de un aliento innecesario, inducida a un estado más propio del éxtasis de la comprensión absoluta, que según las fuentes terrenas, sólo unos pocos habían experimentado…

Sobre su cabeza la aureola adoptó una euritmia suspendida en el compás de aquella materia intangible que ahora discurría sobre ellos, que flotaba en su interior, y que ella había desconocido hasta ese instante, pues nunca antes había escuchado música…

Música…

Abrió sus ojos, maravillada, brillantes las joyas que componían sus iris con millones de partículas que titilaban desde el cristal rosa hasta el ópalo de fuego, que ardía centelleando en la vívida emoción que producía aquel dialecto en OmegaDust…

Dispusieron para ella una silla, y utilizando cuanto había aprendido de sus anteriores vivencias, imitando el comportamiento de la mujer de varios nombres, se sentó, aún embebida de aquella dócil melodía que desprendía cada oquedad de la biblioteca por la que era transmitida, donde chocaba, remitía y volvía con fuerza, con la naturalidad de una marea y su sincopado movimiento inagotable…

La figura de un tercero emergió de las escaleras, añadiendo a aquella melodía una nueva, y comprendió de manera repentina la vibración que producía por sí misma, que bien podía ser doble, o triple, o única, pues como bien acababa de ilustrarle aquel maravilloso idioma, podía elegir cuantas voces quisiera para interpretar “púlsar” a su propia manera. Observó pacientemente la imagen del ser, cuyas vibraciones se veían alteradas por un cimbreante tono que parecía transformarlas, como si su forma original fuese otra y hubiera tratado de adaptarlas, cambiando su silueta, mas no su contenido...

Las vibraciones dirigidas a él se revolvieron en su interior, originando ecos al transformarse, de igual manera, a medida que se proyectaban desde sus labios, hasta flotar en torno al constante idioma que había suspendido en esa habitación, sin interrumpirlo, sólo fluyendo con él….

- Johan Krauss…- ya en la mera pronunciación de su nombre, el acento se hizo evidente - Es su vibración… le pertenece…- tan imposible como la voz de dos tonos de la dama nívea, el alemán fluido surgió en su conversación con la naturalidad con la que habían visto responder a la mujer maravilla en su primer encuentro, en cada idioma que le había planteado - Soy yo…- pestañeo largamente, con el silencioso batir del tiempo posado en sus largas pestañas - Yo quisiera conocerle…- sus ojos surcaron la escafandra, de ruidos silbantes - pero no le veo… a través de todo eso…- sus movimientos lentos, ingrávidos salvo por la gabardina que portaba sobre sus hombros, la dirigieron hacia Krauss, levantándose de la silla en un silencio sepulcral, como si el mueble jamás hubiera sido consciente de su peso en modo alguno, elevó la mano de finos dedos encontrándola con el grueso cristal de su escafandra, en cuyo interior se mecían remolinos de niebla…

Jamás había sentido a una criatura similar…

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime26th Febrero 2015, 13:00

Abe sonrió al sentir la emoción que invadió a la muchacha cuando escuchó la música. De algún modo, sintió como la chica dejaba que las notas la invadiesen, que la meciesen en una cuna invisible, guardando y sintiendo cada una de ellas en su interior bailar, convertirse en pequeñas muestras de alegría y paz. Tal vez era la primera vez que escuchaba la música, tal vez era el primer recuerdo que traía de su anterior vida, o de su pasado, tan misterioso y mágico al mismo tiempo. Abe había comenzado a entender a la joven chica. Entendía en parte sus poderes. Sabía que guardaban una relación con los dolores ajenos. Cuando alguien sufría, ella lo notaba. Notaba todos y cada uno de los dolores de las personas y seres que le rodeaban, por pequeños que fuesen. Una rozadura en el pie, la garganta cogida, un pinchazo provocado por el flato... Fuera lo que fuese, allí estaba. Azul aún no entendía muy bien como un ser podría vivir con ello, pero la joven no era como nada que hubiesen visto hasta el momento, de manera que probablemente tuviese un ritmo de vida o una manera de sobrevivir distinta a la de los seres que ellos siempre habían visto.

Cuando Johann bajó y se presentó ante la chica, esta se acercó a él y comenzó a hablarle en alemán perfecto. Abe sabía algo de alemán, y pudo saber que le decía que su vibración le pertenecía. Hellboy no entendía tanto de alemán. Sabía algunas palabras, al menos lo suficiente como para decir que no sabía hablarlo. Eso y kartoffel. Todo el mundo sabía qué significaba Kartoffel. Krauss quedó sorprendido ante las palabras de la joven, y sintió el tacto de sus manos en el cristal.

- Bueno, yo soy todo eso, como usted dice. Mi cuerrpo murrió hace ya varrios años, perro grracias a mis conocimientos en entes sobrrenaturrales, conseguí que mi espírritu sobrreviviese a la muerrte. Ahorra soy esto, una especie de nube de humo encerrada en este trraje que me mantiene con vida.- El demonio y Abe se sorprendieron ante la sinceridad de Krauss. Pero entendieron el por qué. La chica tenía un algo, no sabía muy bien qué era, pero que hacía sentir a uno la necesidad de protegerla, de cuidarla de los males de este mundo, de quererla. Eso debía haber sido lo que provocó que se lo contase. Abe le iba traduciendo al demonio la conversación.- ¿Y usted? ¿Qué es usted?

- Esa es la pregunta que llevamos haciéndonos desde que la conocimos. Ella no lo sabe, nosotros no lo sabemos, es la pescadilla que se muerde la cola. Abe sabe cosas pero es incapaz de decírnoslas, no sé si porque le gusta hacerse el interesante o por qué.- El demonio dirigió una mirada un tanto recriminatoria a su compañero, quien bajó la cabeza y luego miró a la chica.

- Ella siente el dolor ajeno. El dolor físico, por pequeño que sea. Y es capaz de sanarlo. Eso fue lo que vimos en Arizona cuando aquella científica sufrió todos esos balazos. Sintió el mismo dolor que ella, y curó en parte su cuerpo gracias a los pequeños trozos de mineral que colocó en las heridas. Por eso no quería hablarte de ello aún. Es un poder muy muy delicado. Aún no sé cómo es capaz de sobrevivir si es capaz de sentir hasta la más minima muestra de dolor. Está hecha de otra manera a nosotros, eso está claro.- El demonio frunció el ceño e intercambió la mirada entre su compañero y la chiquilla. Parecía tan pacífica, tan indefensa... ¿Como un ser tan delicado y bello podía tener semejante maldición sobre sus hombros? ¿Cómo era posible semejante horror? El demonio miraba a la muchacha, la cual seguía aún ensimismada con las ondas humeantes del interior del traje de Johann.

- ¿Y qué debemos hacer ante esta situación? Oye, tú, blancanieves.- La chica no se inmutó, ajena a que el demonio se dirigía a ella, puesto que ese no era su nombre. Posó con cuidado su mano izquierda sobre el hombro de la chica, y esta se volvió.- ¿Es cierto eso? ¿Eres capaz de sentir el dolor ajeno en tu cuerpo, sea cual sea?

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime1st Marzo 2015, 04:31

La veracidad con que le hablaba el ser incorpóreo, cuya memoria estaba resguardada del olvido encerrada en la compleja maquinaria que le permitía continuar siendo uno, se manifestó ante ella como remolinos en la niebla de su consciencia, a la que podía acceder incluso a través de la densa capa de cristal que lo separaba de él...

- Aún no lo se...- las vibraciones se vertieron de sus labios como ya lo habían hecho, bien instaladas en la memoria de su paladar, tan poco acostumbrado aún a emitirlas...

No cesó en su empeño, a pesar de todo, mientras paseaba sus manos en torno a la escafandra, buscando un hueco, una fisura, un lugar por el que poder acceder al ensimismado epicentro de la criatura, formado de las nebulosas vivencias de la experiencia, sustentadas en una relajada tormenta blanca sin rostro en la que podía sentir la nostalgia, la necesidad del cumplimiento del deber, y el dolor de la pérdida...

- Lamento...- una nueva palabra, acompañada de otras...- que se sienta... tan...- la última vibración le costó como si tuviese que sacarla de lo más profundo de sí misma -... solo. - y al fin, eso es lo que dijo...

Al hacerlo, levantó las manos de la escafandra, y permitió que volvieran a reposar, laxas, a ambos lados de sus huesudas caderas, volviendo al lugar del que de forma habitual pendían como si no se tratara más que de otro elemento como su cabello, que se derramaba desde su cabeza. Sus extremidades parecían a veces independientes de su propio cuerpo, como si usarlas, o incluso el mero hecho de tenerlas supusiera más una casualidad que una necesidad inefable destinada a un uso determinado. Sus finos dedos reposaron inertes y su mirada rojiza se perdió en el suelo, mientras trataba de comprender las implicaciones de todo lo que sentía, ahora que de nuevo, volvía a pisar el mundo plagado de seres y nuevas percepciones aún virginales, pendientes de descubrir...

Millones de respuestas a sus preguntas...

y el demonio posó entonces una mano sobre su hombro, y esto hizo que alzara la cabeza, órbita dorada danzando suspendida con un baile de estrellas al ritmo de la música, millones de satélites violetas derramándose en el interior de sus iris color de la sangre, brillantes, cristalinos, cuando la palabra prohibida hizo aparición en los vientos que la hacían vibrar y cobrar fuerza en los ecos de recuerdos de lo más difíciles de asimilar, aún más de revivir, aún más de narrar una vez mas. Escapó su mirada de la de los presentes, ante aquella modesta pregunta que se veía en obligación de responder con la misma sinceridad que los presentes habían mostrado para con ella entonces, como si un código secreto la obligara a corresponder con el reflejo de lo que aprendía...

- Si...- escueta, pero no por ello limitada - Por todas partes... en todo... en todos...- cerró los ojos, impulsada a sentir entonces con más claridad aquella emoción que siempre pretendía evitar, y que con más empeño la buscaba - Abe... - no miró a la criatura, pero una de sus manos abandonó el estado de laxo letargo en torno a sus caderas, elevándose hasta hundir sus dedos en torno al músculo de su cuello, en el lado derecho...

La criatura azul la imitó, frotándose la zona, y en un sutil gesto delató su dolor...

La máquina que le facilitaba la oxigenación líquida era útil para él, le permitía sentirse cómodo fuera de su natural elemento, pero al llevarla largo tiempo, generaba además una intensa tensión en el cuello, que se veía dañado a causa de soportar dicho peso...

No miró a los presentes... tan sólo dejo que su mano volviera a su lugar...

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime2nd Marzo 2015, 10:49

- Bueno mira, al menos sabemos algo de ti por fin. No es mucho, pero desde luego es mejor que nada.- El demonio parecía algo más satisfecho ahora que habían aprendido un mínimo aunque fuese de la chica del pelo rojo. Le sorprendió la unión que aparentemente creó con Johann. No era un ser extraño, no más que él o Abe. Sin embargo, sus maneras alemanas, tan cuadriculadas de vez en cuando, no dejaban ver que tal vez, al igual que ellos, Johann había sufrido como nadie. Después de todo, su cuerpo ya no existía. Él era una nube de denso humo blanco. No podías ver las expresiones de su rostro. No podías saber si estaba triste, alegre o enfadado, salvo tal vez por el tono de su voz. Hellboy además no era un ejemplo de tacto en algunas ocasiones. No carecía de sentimientos, ni mucho menos. Era un ser que, más allá de la dureza y el sarcasmo habituales que mostraba, tenía un tierno y gran corazón, cuidando siempre de los suyos sin importarles el sacrificio que tuviese que hacer ni el dolor que le pudiese causar. Si uno de sus amigos, protegidos, compañeros (llamadlo como queráis) estaba en peligro, dejaría absolutamente todo por ellos. Sin dudarlo ni un segundo. Eso era lo que convertía a Hellboy en Hellboy. Un valor incalculable, un corazón de oro, y un sentimiento de la amistad como pocos podían encontrar. Los rasgos de su cara provocaban que la gente le mirase mal, que le odiase o pensase que era una amenaza, así como las explosiones y los destrozos que de vez en cuando aparecían cuando debían acabar con un ser del averno. Lo que muchos no sabían, es que la mayoría de las veces estos eran inevitables. Dialogar o llegar a un acuerdo con el séptimo demonio del círculo de la ira es más complicado de lo que parece. Y para el demonio descubrir que Johann se sentía solo, que sentía que tal vez ellos, algo más preparados para la lucha, podían haberlo dejado de lado, le hizo sentir una pequeña astilla en el corazón. Puede que Johann no fuese su mejor amigo, puede que ni siquiera compartiesen nada más allá de ser agentes del B.P.R.D, pero si había alguien que sabía lo que era sentirse solo era el enorme demonio.

Luego miró a Abe y como conversaba a su modo con la muchacha. El demonio levantó ligeramente la cabeza y les llamó.

- ¡Eh! No se os ocurra poneros a hacer manitas con nosotros delante.- De nuevo, aque sarcasmo y aquellas palabras de machito, únicamente tratando de ocultar lo que él era en realidad. Un ser que sólo deseaba ser aceptado, ser querido y ser valorado. No podía parecer sensible, no quería al menos. O eso pensaba. Estaba seguro de que parecer sensible le haría más débil o se reirían de él. No era como si le importase demasiado, pero no era fácil ser quien era. Liz era la única con la que se lo permitía más de vez en cuando, o Kate. Pero Liz todavía seguía en aquel hospital tratándose después de la última salida que tuvo. Parecía que tenía sus poderes más controlados y que poco a poco estaba mejorando. Tal vez, con un poco de suerte, la dejasen salir pronto. Sería ideal para él. La necesitaba cerca. Se sentía más humano con ella rondando por la base o en las misiones.

Fue consciente el demonio, mientras los cuatro seres compartían estancia y la pequeña muchacha pasaba de hablar con el doctor a hacerlo con Abe, de que todos habían sufrido y tenían dolor guardado dentro. Mucho dolor. Tal vez él había sido duro con ellos más de una vez, especialmente con Johann. Él solo quería ayudar, y aunque el demonio lo sabía, su primer encuentro nunca había sido especialmente agradable, y desde entonces Rojo tenía una pequeña cruz sobre la cabeza del hombre enlatado. Podía ser porque era más consciente de ello, o por la presencia de la muchacha, pero veía las cosas relacionadas con los sentimientos algo más claras. Que la chica pudiese sentir el dolor cambiaba mucho la manera de ver a alguien. Cambiaba enormemente los sentimientos hacia esa persona. Puesto que todos tendemos a apiadarnos de alguien que sabemos que ha sufrido. ¿Le tocaría a él el turno? ¿También le hablaría la muchacha de su dolor? Antes de que pudiese hacerlo el demonio prefirió continuar con la conversación para evitarse el momento ligeramente incómodo.

- Bueno chica... ¿Cómo podemos llamarte? Ya que tú no recuerdas tu vibración como las llamas de alguna manera tendremos que dirigirnos a ti. ¿Vosotros qué opináis? ¿La bautizamos de algún modo? ¿Hay algo más que sepas sobre ella Abe? Algo que pueda servirnos de ayuda, sea lo que sea. Para Johann y para mí es más complicado intentar entender a nuestra pequeña invitada. Una ayuda nos vendría bien.- Un poco de ayuda. Abe siempre le ayudaba, y aunque en alguna ocasión el demonio no quisiese admitirlo, nunca le había dado un mal consejo. Podía aceptarlos más o menos, pero en el fondo sabía que su compañero azul tenía razón. Siempre la tenía. Pues por eso él era su mejor amigo. Porque siempre sabía qué decir en el momento preciso.

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime7th Marzo 2015, 15:41

Las palabras del demonio vibraron con matices exacerbados, ese modo de dirigirse a ellos, tanto a su compañero como a la dama nívea, provocó que sus ojos engarzados en gemas violáceas le contemplaran con curiosidad, pues había un fenómeno en aquella frase que jamás había percibido anteriormente en las que hubiera intercambiado con cualquier otro ser, a pesar de haber sido escasas sus oportunidades de hacerlo... Esas vibraciones, esas pulsaciones que arrojaban sus labios rojos, eran finas hebras diminutas que al salir, se henchían, como sin pretendieran ocupar un mayor espectro, aumentando su tamaño cuando en realidad el mensaje subterfugo no era, ni sería nunca, de ese inmenso tamaño que pretendían...

- No debes...temerme...- su rostro de blanca perfección si dirigió hacia él, y entornó los ojos dulcemente, transmitiendo una sensación pacífica aún mayor que la que había mostrado hasta entonces, si es que dicho nivel era posible para alguien que no tuviese una esencia igual a la suya... y su voz descendió a un tono tan grave, tan profundo y tenebroso, que hizo creer que el bermellón de su pelo se había intensificado, evocando a la sangre... Pues de todos los dialectos existentes, el único que jamás hubiera debido brotar de sus labios, el único que resultaba tan atroz que era imposible comprender que lo hablara una criatura de tal pureza y perfección, era la lengua materna del demonio a quien se dirigía...- *Hay dolor en cuanto nos rodea, mas nadie será capaz de comprender tu verdadera carga...*

Cuando le preguntó por sus vibraciones, la aureola que portaba sobre la cabeza hizo un timbre afónico, como un cambio repentino pero leve del compás que hasta entonces había mostrado oscilando en una constante orbitación dorada. Su mirada plagada de tonalidades carmín se desvaneció un momento, en una lejanía etérea y distante... Correspondida de igual modo con un movimiento del ser conocido como Abraham Sapiens, retirando de ella sus ojos, con sufriente vergüenza, con la mirada con que Pedro se supo negador de su Señor tres veces...

- No más de lo que os he dicho...- para Hellboy, eso sería un claro indicio de la dificultad que Abe poseía para hablar de cualquier cosa relacionada con la dama nívea. Su reticencia a hablar de ella residía en la intensidad de emociones y sentimientos que había originado su presencia, y la inmensa carga de culpabilidad que se había derivado de su primer encuentro...

No estaba preparado para hablar de lo que era, porque incluso su mente brillante y analítica renegaba de la mera idea de que existiera sobre la faz del universo una criatura cuyo destino fuese tan aciago como en el que había presentido en ella...

La belleza que emanaba... El aura que desprendía su ser...

Recordaba a cada consciencia que merecía la pena luchar, que se necesitaba creer en algo, aunque no todo pudiese explicarse... o comprenderse...

Pero por eso resultaba incluso más doloroso saber todo lo que él sabía...

El silencio tomó posesión de la estancia, atenazado por una intensa sensación de pesadumbre, neblina de nostalgia surcando en remolinos el interior de las dos joyas que componían los ojos de la mujer de cabello carmesí, mientras el tiempo se resbalaba sobre ellos en un suave velo protector...

- Yo podrría intentarr algo, perro no se si resultarrá peligrroso.

El nebuloso ser atrapado en su traje, se limitó a levantar un dedo. La dama nívea no comprendió el motivo de tal gesto, mas quienes tenían algo que decir al respecto sí lo hicieron....

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime13th Marzo 2015, 19:43

OCC:

La muchacha se dirigió entonces al enorme demonio, mostrando una pequeña sonrisa tranquilizadora. "No debes temerme...". En realidad, Hellboy no temía a la chica pelirroja. Simplemente no sabía qué era o quién era. Lo que más le sorprendía sin embargo era que Abe no le hubiese dicho nada acerca de ella. Por regla general, su compañero le informaba de todo lo que veían o sentían, especialmente cuando sabía que Rojo no estaba empapándose de la situación. Y en el caso de la niña, llevaba desde que la encontraron en Arizona unos días antes sin saber muy bien cuál era la razón de ella en ese mundo.

Repentinamente, la voz dulce y tranquila de ella cambió por completo, volviéndose totalmente grave, profunda, gutural, y comenzó a usar la lengua demoníaca para hablar a Hellboy. Él la conocía debido a su naturaleza, pero no sabía hablar en ella. Simplemente era capaz de entender lo que escribían o decían otros demonios si lo encontraba en alguna pared escrito o en algún libro antiguo, como un necronomicón o algo por el estilo. Por ello, cando la muchacha fue capaz de hablarle en la lengua de su padre todos se volvieron hacia ella, consternados. Deberías intentar imaginar la escena. Una niña de poco más de metro sesenta de altura y que probablemente pesase menos de cuarenta kilos, de repente hablaba con una voz profunda y avernal, que habría provocado que los más valientes necesitasen un cambio de ropa interior tras escucharla.

Para mayor INRI, Abe dijo que no les había contado más de lo que sabía.

- ¡Y una mierda Abe! ¿Qué demonios haces tú hablando en el idioma ancestral demoníaco niña?- La cara del demonio era una mezcla entre sorpresa e incredulidad por lo que ellos estaban viviendo. Tampoco quería forzar a su compañero a contar nada que no quisiese, pero estaba empezando a perder la paciencia de manera real, y más aún tras las palabras de la niña. ¿Acaso ella era capaz de ver el cometido del demonio? ¿Sabía ella que su misión en el mundo era traer su ruina y su destrucción? De ser así tal vez las primeras sospechas del demonio de que se tratase de un ente sobrenatural bondadoso iban cogiendo peso por minutos.

Entonces, en mitad del silencio que reinó la sala mientras las miradas iban de unos a otros, algunas más acusatorias, Johann decidió tomar la iniciativa sugiriendo algo, pero que podía ser peligroso.

- ¿Qué? ¿Qué vas a hacer, meterte en ella para ver qué es? Bueno, podría servir de algo, pero no sé cómo funciona eso del todo. Eres tú quien sabe si puede o no ser peligroso para ninguno de vosotros. Abe, ¿tú qué opinas?- Él era el que más sabía de los tres, y era quien más sabía acerca de los poderes o las habilidades que tenían tanto Johann como la chica. A lo mejor él podía ser capaz de ver si era peligroso o no intentar aquello.

- Bueno, no estoy seguro del todo cómo puede afectar eso a ninguno de los dos. Después de todo, yo conozco cosas de ambos, pero no lo suficiente como para saber si un traspaso de ese calibre puede afectar a la joven esto. Johann, ¿este contacto puede causar daños a alguno de los dos?- Abe pareció relajarse un poco al buscar otra opción de investigación que que se lo explicase él. Sin embargo, también le preocupaba que pudiese causar daño a alguno de los dos. Johann rió entonces y gesticuló con las manos.

- No debéis prreocuparros, querridos compañerros. No es dolorroso parra ninguno de los dos. El peligrro rreside en que si estoy demasiado tiempo poseyendo a algún ente puedo perrderr parrte de mi corrdurra, incluso quedarr atrrapado en él parra siemprre. Sin embarrgo, esto sólo sucede si no tengo otrro rrecipiente donde alojarrme. En cualquierr caso, si el serr que va a serr poseído está prredispuesto a ello, la inforrmación que podemos obtenerr es mayorr. Bueno, ¿está usted prreparrada señorrita?- Johann se dirigió a la pequeña niña, la cual había permanecido en silencio durante toda la conversación que habían mantenido los otros tres. Omega se levantó y se puso delante del alemán, en señal de aceptación. Johann abrió entonces una de las puntas de los dedos, y una densa nube blanca abandonó el traje. Flotando, lentamente, se dirigió hasta la pelirroja...

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La joven se acercó al ser de niebla, ofreciéndose a llevar a cabo aquello que la habían ofrecido. Era complicado tener certeza de todo lo que la rodeaba, pero sin comprender de dónde procedía, para qué o por qué. Sus dudas eran mayores que las del resto, si eso era posible, puesto que en el fondo se sabía desconocida en su propia naturaleza...

Así, el traje que mantenía con vida a Johann Krauss se abrió permitiendo que un fino hilo de neblina blanca, cargada de aroma a recuerdos, nostalgia y deseos de aprender, se acercara poco a poco hacia la dama nívea. Amplios sus ojos esmerilados de joyas carmín, suaves labios entreabiertos que delataban su curiosidad cuando una mano estilizada de finos dedos se alzó con suavidad, tratando de permitir que aquel remolino de humo se enredara con su delicadas fibras intangibles en torno a ese miembro de cinco dedos de cumbres cristalinas...

Mas rápido que un parpadeo, en el primer instante en que uno entró en contacto con el otro, antes incluso de que el ojo fuese capaz de percibirlo, la figura de la joven se desvaneció en un truculento remolino de partículas rojas, como absorbida por alguna fuerza ejercida por el humo que salía despedido del dedo índice del complicado traje hiperbálico. La gabardina que por amabilidad le había sido cedida cayó al suelo con un liviano ruido sordo...

Lo único que quedó fue la aureola, que levitó de forma instantánea sobre el traje, girando a una velocidad inusitada tal que a plena vista, parecía un deformado disco continuo...

La complexión del traje se deformó, se plegó e hinchió en tan sólo un momento, y el cristal explotó regando la estancia de esquirlas, los dedos quedaron desencajados de su sitio y toda la estructura se desplomó sobre el suelo con la ayuda de la gravedad...

Ante los ojos de los dos seres restantes, una inmensa nube de humo veteado, blanquecino, rosado, rojo... iridisado, plagado de destellos, dibujaba torbellinos frente a sus rostros, imitación de una corriente natural bajo el influjo de aquella arcada dorada, salpicada de estrellas, que giraba sin cesar cada vez más rápido con un sonido cimbreante y vivaz...

-----------------------

Hellboy observó como Johann comenzó a abandonar poco a poco su traje a través del dedo en forma de densa humareda blanca. Ya le había visto hacer eso antes, en varias ocasiones de hecho. Aunque nunca lo había demostrado, Johann decía que era capaz de llegar a poseer temporalmente a uno de los Ogdrú-Jahad, los siete dioses del caos. El demonio pensaba que eso era una locura, una total salida de tono, pero si era sincero consigo mismo, cosas más raras y peores había visto en el mercado troll. Abe, en anteposición a la aparente tranquilidad de su compañero rojo, estaba nervioso, impaciente por qué iba a suceder cuando ambos seres entrasen en contacto. ¿Habría problemas? ¿Iría todo sobre ruedas? Sólo el tiempo podría decirlo. Hellboy se percató del nerviosismo de su compañero, y plantó su mano izquierda sobre el hombro de Sapien.

- ¡Eh! Tranquilo. Todo va a ir bien. Johann sabe lo que hace.- Lo que no vio venir de ningún modo fue lo que sucedió a continuación. En el mismo momento en que Omega tocó la nube blanca, esta fue absorbida dentro del traje a una velocidad de vértigo, y tras un breve sonido agudo y que la corona quedase flotando sobre la escafandra, girando a toda velocidad, esta estalló, así como las pequeñas aperturas de los dedos y cualquier cable que tuviese el traje del alemán. Lo que quedó en el lugar donde antes estaba Johann fue una especie de nube hecha con corrientes o rastros de cumulonimbo en movimiento, con la corona sobre este. Tanto Abe como Hellboy se quedaron sin habla durante unos segundos, hasta que fueron conscientes de lo que había pasado.- ¿Johann...? ¡¡¿Johann!!? Johann, ¿puedes oírme? ¡¡Johann!!

El sonido que emanaba de la nube era extraño, como nada parecido que se hubiese escuchado antes. La nube estaba en constante movimiento, dibujando extrañas siluetas y formas parecidas a corrientes, pero no se escuchó nada más que eso. Las palabras de Hellboy cayeron en saco roto, o al menos esa fue la sensación que tuvo el demonio.

- Abe, ¿qué demonios ha pasado? ¿Dónde están Johann y la chica? ¡Abe!- Abe estaba completamente fascinado por lo que había ante él, hasta tal punto que las palabras del demonio fueron un eco lejano ininteligible. Fuera lo que fuese, tenía a su compañero totalmente anonadado de nuevo. Debían encontrar un nuevo recipiente para Johann lo antes posible, o como él mismo había dicho, su vida podría peligrar. Avisó a uno de los agentes para que les llevasen un nuevo traje para el alemán, y luego volvió la vista de nuevo a la nube rojiza y blanca. Lo único que deseaba el demonio es que no les pasase nada a ninguno de los dos.

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La densa nube creciente y decreciente, que se removía sobre sí misma, amasando su extensión nubosa filtrando diferentes colores en las partículas suspendidas bajo la intensa fuerza de la aureola continuó estable durante unos segundos, no existía voz ni seña alguna de los dos seres que ahora conformaban esa inmensa neblina carmesí, ninguna conciencia dominante que pudiera dar respuesta a las innumerables preguntas que lanzaban, desesperados, al aire, intentando por todos los medios que sus vibraciones alteraran en algo la actual situación que se desenvolvía ante ellos...

Se escuchó una larga, lenta y profunda exhalación, cuyo eco reverberó en el interior de la enorme estancia, deslizándose por cada rincón hasta adueñarse de ellos por completo, y así, la figura de la dama nívea volvió a ocupar un lugar tangible, reconstruyéndose poco a poco ante sus ojos su silueta, piel blanca, melena roja, flores pendidas de su pelo... y a su lado, una densa imagen de humo translúcido encontró por primera vez limitaciones fuera de la forma predeterminada de sus contenedores...

Ambos conscientes de manera extraña de la unidad generada entre ellos, convencidos ahora de su independencia el uno del otro...

La areola que había dejado de moverse con tanta rapidez oscilaba ahora en un lento movimiento que la guiaba sobre la cabeza de la joven, para luego iniciar un medio arco, situándose sobre la figura de Johann Krauss, e iniciar de nuevo su vuelta, generando una elipse entre ambos, con un ritmo continuo y que aún desprendía un sutil matiz tonal muy agradable...

- ¡Rapido, he de encontrrarr un contenedorr! - el alemán, cuya silueta era claramente percibida, corrió hacia la mesa, topándose por medio con una pila de libros que no habría tenido en cuenta esquivar, puesto que en las condiciones a las que estaba habituado la materia de que estaba compuesto habría atravesado las páginas, sin alterar el estado de los objetos...

No así esta vez...

Chocó contra los libros, haciéndolos caer...

El sonido paralizó a los presentes en un instante de clarividencia, mientras la criatura de neblina contemplaba por primera vez su figura. Observó sus extremidades temblorosas, translúcidas, y luego los libros que debían haber permanecido inalterables a su presencia...

Se inclinó en el suelo, alargando sus dedos intangibles hacia ellos...

Asió tal cual se lo indicaba su memoria, mientras unos ojos plagados de betas violáceas lo observaban con total fascinación...

Asió uno de los libros como le indicaba su memoria... y lo levantó...

Lo sostuvo entre sus manos, incapaz de creerlo...

-Es ist nicht möglich...

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime25th Marzo 2015, 10:40

- Abe, ¿qué demonios está pasando? ¿Dónde están? ¿Qué sucede maldita sea?- Hellboy comenzaba a perder verdaderamente la paciencia. En un abrir y cerrar de ojos, tanto la chica como Johann habían desaparecido, convirtiéndose en una densa nube blanca y roja, con la aureola girando a toda velocidad y el traje del doctor hecho unos zorros. Escucharon una exhalación, larga y profunda, proveniente de cada rincón de la biblioteca, como si esta hubiese cobrado vida y fuese quien hacía ese ruido. Entonces, poco a poco, la nube fue deshaciéndose, formando los cuerpos de los dos seres que acababan de experimentar una especie de comunión imposible. El cuerpo de Omega fue formándose lentamente, y la aureola cesó su loco giro. Johann apareció ante ellos como la nube de humo que en realidad era, dentro de aquel extraño traje que llevaba a todos lados. La aureola se posó sobre el alemán, creando una especie de elipse entre ambos seres.

Johann pidió un lugar en el que meterse. El problema que tenía el doctor era que si no mantenía su cuerpo dentro de un recipiente, este podía dispersarse y desaparecer, lo que habría supuesto su muerte. Nervioso, caminó buscando algo. Atravesó unos libros, o esa era la idea que tenía. Mas, para su sopresa, los libros cayeron al suelo estrepitosamente, como si hubiese sido el demonio el que intentaba atravesarlos. Sorprendido, cogió un libro con su forma gaseosa, diciendo que aquello no podía ser. Abe y Hellboy le miraron estupefactos, sin dar crédito a lo que estaban viendo. No podía ser real. Johann era un ente ectoplásmico capaz de atravesar superficies si estas tenían huecos, y sólo podía mover un objeto si lo poseía. Sin embargo, aquel choque demostraba que su forma repentinamente era más densa de lo habitual. El demonio se acercó lentamente y posó su mano izquierda sobre el hombro del alemán, y lo notó. Notó su cuerpo. No era tan denso como haber tocado a Abe por ejemplo, pero estaba ahí. Podía sentir al doctor más allá de una simple nube.

- ¿Qué demonios...? Johann... ¿Qué cojones ha pasado?- Este intentó alcanzar una gran vasija de cristal que había junto al enorme tanque de agua de Abe. La abrió, dispuesto a meterse, pero se percató de que no podía. No tenía ya la capacidad de entrar por cualquier pequeño agujero, y no podía moldearse a su antojo dentro de ella. El doctor comenzó a maldecir en alemán y a ponerse nervioso. Un par de agentes trajeron un nuevo traje, pero fue en vano. La entrada a este a través de los dedos no servía de nada. No podía penetrar por ahí. Hellboy frunció el ceño y señaló en dirección a la puerta.- Traed inmediatamente un traje normal y corriente de esos para la radiación. ¡Rápido! Tranquilo Johann, todo va a salir bien...

Hellboy miró por encima del hombro a la niña y a Abe, pidiéndole con la mirada que le ayudase, con un movimiento hacia él, indicándole que fuese a su lado.

- Claro doctor Krauss, esto no es más que un leve contratiempo. No debe preocuparse. En seguida le traeremos un traje en el que pueda entrar. Uno como el que usaríamos nosotros.- Krauss seguía hablando en alemán, negando con la cabeza humeante y llevándose las manos a la cara.

- Esto... Esto es incrreíble... Jamás había visto nada igual... Usted señorrita.- Se dirigió hacia Omega, la cual estaba tan tranquila como siempre, mirando a los presentes sin formular palabra.- Es un ser único...

- Bien, creo que empiezo a perder mi paciencia... Aquí nadie me explica qué demonios está sucediendo, pero todos parecen saber cuál es la situación. Así que ya que vosotros dos, capullos, pasáis de mí te lo preguntaré a ti pequeña... ¿Qué está pasando?- Hellboy se agachó hasta que su rostro quedó a la altura del de la niña. Empezaba a molestarse mucho con tanto secretismo y que nadie le dijes nada de nada, ni siquiera una ligera pista de lo que sucedía. Lo poco que sabía era que era capaz de sentir el dolor ajeno, pero más allá de eso no tenía ni idea de qué demonios era lo que estaba sucediendo con la chica.

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime31st Marzo 2015, 13:51

La turbación que había causado en la criatura neblinosa se extendió por la sala, contagiándo a los presentes a medida que observaban la alteración de la acostumbrada naturaleza del ser que por las circunstancias en que se había visto inmersa,  habían posicionado a su existencia a renunciar de su presencia física aceptando la trascendente elección de continuar con vida, a pesar de una inmensa pérdida que en apariencia resultaba del todo irreparable…

Las limitaciones…

Las concreciones a las que se había visto forzado habían convertido su presencia  en un inacabable entreverado de condiciones que se veía obligado a mantener salvo que quisiera extinguirse, y su mente, habituada a seguir a rajatabla dichas directrices, era incapaz de aceptar la inverosímil transformación que había sufrido a causa de su interacción con la dama nívea, cuyos orbes seguían su errante recorrido por la sala en busca de un salvador elemento que ahora le era ajeno, tratando de encontrar explicación a su nueva situación...

- Cada uno de los seres que habitan este mundo lo es…- la mujer sin sombra entrelazó en un delicado gesto sus manos, palma contra palma… Suave y volátil parpadeo hizo presa de sus ojos, en mudo agradecimiento a esas delicadas palabras que el ser nebuloso le ofrecía…

Su hombro contuvo su presencia, nuevo recorrido suave sobre el sentido del tacto que retornaría al recuerdo de la criatura roja, recordándole con insistencia la antinatural consistencia que constituía la fisonomía de la dama nívea…

Su tacto de inhabitual carácter se tornó aún más volátil…

Encontrados sus ojos en la insistencia por comprender que compartían, mas no de la misma forma…

- Eres obstinado…- jamás antes había usado tal vibración, elevada entre sus labios por la fuerza que la verdad confería a cuanto era capaz de decir…- pero no puedo responder… lo que desconozco…- su rostro inclinado hacia abajo, con la flaqueza propia del arrepentido, expresó en la delicada línea de sus cejas la tristeza de su obscurantismo…

Sus pasos la alejaron, delicados, circunspectos…

La aureola aumentó su ritmo, redujo el ancho de la elipse que separaba a ambos cuerpos uno de otro, llegando a orbitar en línea recta sobre ambas cabezas en un sincopado alarde de velocidad sin precedentes… Continuó avanzando… un cosquilleo…

Alzaron sus manos…

En la distancia limítrofe en que la aureola parecía capaz de atender a ambas criaturas bajo su protector efecto, sus cuerpos eran contenidos, mas al sacar de su influjo sus miembros, contemplaron…

La mano del ser de neblina se tornó en humareda,  al sobrepasar el umbral de su influencia…

La mano de la doncella se torno translúcida…

Parecía desaparecer…

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime6th Abril 2015, 17:39

La chica y Johann quedaron unidos por la aureola que todavía flotaba sobre sus cabezas. Las palabras de ella hacia el demonio acerca de su obstinación provocaron que este frunciese el ceño y respirase con fuerza. No era obstinado, simplemente no entendía qué sucedía a su alrededor, y a diferencia de lo que solía suceder normalmente, Abe no le estaba explicando lo que pasaba. Era como si no quisiese decirle nada, como si guardase un terrible secreto que podía perderse si se hablaba de él. Nunca le había visto así antes, y eso le tenía preocupado. Azul era alguien muy diplomático, quien procuraba mantener la calma en todas las situaciones. Pero verle así, con esa actitud tan reservada y silenciosa, tenía muy escamado al demonio. Esperaba que no fuese nada grave en cualquier caso.

Ella comenzó a alejarse lentamente del alemán, y a medida que lo hacía, la aureola se alargaba al igual que una goma al estirarla. Si alcanzaban el límite lo más probable es que se formase una especie de línea recta. Cuanto más se alargaba, más rápido giraba esta, provocando destellos de luz. Por fin, el limite fue alcanzado, y ambos estiraron los brazos hacia el exterior. Cuando lo hicieron, algo verdaderamente extraño ocurrió. La mano de ella se volvió semi transparente, como si perdiese el color y la vida a medida que se alejaba. La densa nube blanquecina de Krauss parecía volatilizarse como una bocanada de humo al abrir una ventana. La cara de Hellboy se tornó en una mueca, mezcla de terror y sorpresa, puesto que no se imaginaba qué era eso que estaba sucediendo. Alargó el brazo hacia ellos y abrió los ojos.

- ¿Qué demonios...? ¡No estiréis el brazo! ¡Vais a desaparecer si lo hacéis!- En realidad no sabía qué sucedería si abandonaban los límites de la aureola. No sabía siquiera si serían capaz de hacerlo. Pero no quería que volviese a pasar algo parecido a lo de antes. Si Krauss moría, le iba a caer una bronca de las buenas por parte de Manning. Necesitaba que le llevasen ya el traje para el alemán. No podía estar mucho tiempo sin un recipiente o desaparecería de la faz de la tierra. Y ahora, aquello. Verdaderamente la niña era mucho más de lo qu eparecía a simple vista.

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime20th Abril 2015, 23:33

Comprendió el significado de su advertencia, pero no se reflejó en los actos de la dama nívea. Impulsada por una necesidad mayor que la urgencia cimbreante de su sugerencia, avanzó, un paso más, alejándose del ser con quien compartía aquel flotante halo salpicado de estrellas doradas, que volvió a oscilar sobre su cabeza, trazando una ágil balanceo arrítmico, a medida que la totalidad del ascético cuerpo de la joven sin sombra perdía la opacidad propia de la piel, convirtiéndola en un instante en la figura de un recuerdo vaporoso...

Fue un lapso de tiempo tan corto, que apenas dió tiempo a la reacción...

La figura del ser de neblina, absuelto del pesar que producía en él el recordatorio de las limitaciones antaño ostentadas, se volatilizó, liberado de nuevo de la concreción de una silueta definida en la nebulosa cambiante, y con el rápido ademán estudiado de aquel que inserta como vital en su rutina uno de los actos cotidianos presentes en su día a día, se introdujo una vez más en el consabido artefacto destinado a albergar los pocos restos de vida que permanecían suspendidos en aquel limo de humo albar del que ningún otro ser conseguía captar la verdadera esencia... su inmenso contenido...

Lo profundo de su pensamiento... lo elevado de su sentir...

La aureola orbitaba en extraños movimientos estrábicos, alejado de su estable aunque cambiante posición. Las dos delgadas manos, que hasta entonces habían reposado inertes en torno a sus delgadas y desnudas caderas se alzaron a su alrededor, sin acariciar en modo alguno la superficie esmerilada de oro. Cerró sus ojos, y adoptando una expresión más propia de las contemplaciones, penas, y suplicios de los santos, concentró el silencio en torno a sí, procurando extraer del ambiente el único sonido capaz de tornar todo a su natural cauce...

"Púlsar..."

En su pensamiento, se aposentó, acurrucado en el rojo interior que observaba cada vez que cerraba sus orbes de gemas carmín. Así, se estabilizó el aro estrellado, y una lección le fue ofrecida en forma de experiencia, de vívido momento que alimentado por el tiempo que se consumía, se convertían en recuerdo y memoria con que ilustrar a otros si es que llegaba a darse una ocasión propicia...

- Lamento... haberos causado miedo... con mi comportamiento...- reconstruídas sus figuras, se aproximó de nuevo a los presentes, con aquella débil cadencia que le era propia tan sólo a la dama nívea - Mi desconocimiento... no ha de ser motivo de excusa...- su gesto, arrepentida expresión de desamparo - Lo siento...mucho...- su mano se posicionó sobre su desnudo y blanquecino pecho, símbolo por excelencia del plañido del malestar ajeno...

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Última edición por OmegaDust el 15th Septiembre 2015, 13:31, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime21st Abril 2015, 10:23

Dieron un paso más, separándose por fin de aquella unión metálica que flotaba sobre ellos. Krauss volvió a tomar su forma gaseosa normal, encerrándose rápidamente dentro de un recipiente mientras traían su traje, con un largo suspiro. La aureola giraba sin parar pero de manera extraña, casi como si algo intentase salir de su interior, sin éxito. Ella estiró sus brazos, colocando ambas manos a los lados de aquel aro plagado de estrellas, provocando que sus giros poco a poco se volviesen estables y recolocándola sobre su cabeza, lugar del cual nunca debió moverse. Y entonces hizo algo que provocó que el demonio frunciese aún mas el ceño y se le entreabriese la boca. Pidió perdón. Se disculpó por haberles causado miedo y preocupación, por haber hecho que Krauss dejase de ser la nube blanquecina que siempre era y tomase cierto peso y densidad. Se disculpó porque el demonio no entendiese qué pasaba y qué estaba sucendiendo ante sus sorprendidos ojos que no comprendían el significado de aquellos hechos. Para él era complicado todo eso. Estaba acostumbrado a no entender muchas veces lo que sucedía a su alrededor, pero Abe siempre le ayudaba y le explicaba lo que no era capaz de comprender. Mas no aquella vez. Su compañero permaneció ajeno a él, distante, silencioso, como si tuviese un secreto tan horrible y espeluznante que el mero hecho de hablar de ello causaba tanto dolor que no era capaz de soportortarlo. Hellboy negó con la cabeza y se dirigió al recipiente que contenía al doctor.

- ¡Johann! Johann, ¿te encuentras bien compañero?-

- Sí, sí... Estoy bien agente. No se prreocupe... ¿Ella está bien?- Su voz reflejaba cansancio, malestar, como si acabase de correr una maratón. Hellboy se volvió entonces a la chica y a Abe, quien le miraba con rostro preocupado. El demonio apretó los dientes y se acercó a él.

- Abe se acabó. Dime qué demonios está pasando aquí o te juro que te doy un puñetazo.- En ese punto, lo decía en serio. ¿Qué demonios era tan horrible que su compañero no podía contarle? ¿Cuál podía ser la razón que le llevaba a comportarse de ese modo, sin contar nada ni revelar ni una pequeña pista acerca de lo que la chica del pelo rojo era? Empezaba a desquiciarse, a preguntarse qué demonios era lo que hacia que aquel al que consideraba su hermano no revelase ni una sola pista ni un nada.

- No... No puedo Rojo. Lo siento.-

- Abe, me cago en la leche. ¿Qué demonios ocurre? ¡¿QUÉ ES ESO TAN HORRIBLE QUE NI SIQUIERA A MÍ ME PUEDES CONTAR?!- La voz del demonio se quebró ligeramente. ¿Acaso Abe ya no confiaba en él? ¿Pensaba que no pudiese aguantar lo que le dijese su compañero o que no sería lo suficientemente fuerte para entenderlo?

- Rojo yo... No puedo. No puedo, de verdad. Lo... Lo siento.- Aquello fue demasiado para el demonio. Cogió la mesa que tenía justo a su lado y la lanzó por los aires, estrellándola fuertemente contra unas estanterías a varios metros de distancia, mientras apretaba los dientes y resoplaba con fuerza. Se giró hacia Abe y le miró fijamente a los ojos.

- ¿Acaso ya no confías en mí? ¡¿Por qué me lo ocultas?! ¡¿Qué pasa aquí Abe?!- Su respiración era agitada, nerviosa, de frustración. Nunca antes había hecho eso su compañero. En su vida le había retenido ninguna información a su compañero, por peligrosa u horrible que esta fuese... Hasta la niña de rojo. Cuando ella apareció Abe cambió por completo. Su forma de ser, sus palabras hacia el demonio... Un cambio bastante radical y repentino. No entendía qué sucedía. Por fin, su compañero bajó el rostro unos segundos, y al subirlo y mirar a los ojos al demonio sus ojos estaban ligeramente más húmedos de lo normal.

- Ella es una mártir.-

- ¿Cómo que una mártir?-

- Lo que has oído... Su razón de ser, el por qué está en este mundo... Es porque es una mártir. Ha venido aquí... Para quedarse el dolor de las personas que le rodean. El mío, el tuyo, el de todos los de aquí... Cualquier persona que sufra cerca de ella, cualquier dolor por pequeño que sea... Ella lo absorberá, y lo tomará para sí misma. Su vida es básicamente dolor. Nunca podrá sentir amor, ni alegría, ni felicidad como nosotros la sentimos. El dolor será su bandera y su estandarte, y la acompañará de por vida.- El aspecto enfadado y furioso del demonio fue desapareciendo lentamente, convirtiéndose en un rostro de pura sorpresa y, por primera vez en mucho tiempo, miedo. No el miedo que puede alguien sentir cuando encuentra su peor pesadilla o algo profundo, encerrado en el alma de la persona. El miedo que tenía Hellboy era distinto. Era miedo al hecho de pensar que existiese un ser como ella. Un ser que únicamente fue creado para el sufrimiento, para recibir en su piel y su pequeño cuerpo todo lo que los que había a su alrededor sentían cada día, en cada momento, con cada cosa que les rodeaba. No pudo evitar pensar en un ser sobrenatural bondadoso, pero no podía ser un ángel. Los ángeles no hacían eso. No sufrían por los hombres. Los protegían. Cuidaban de ellos. ¿Acaso ella era la reencarnación de Jesús, el hombre que sufrió y murió por nuestros pecados? El demonio se apoyó como pudo sobre una silla, intentando asimilar las palabras de su compañero, lo que acababa de salir de aquellos labios azules de pez. Su respiración se aceleró ligeramente causada por la presión que repentinamente le oprimió el pecho. La miró con aquellos ojos amarillos, asustado por el hecho de pensar que pudiese ser alguien así la pequeña niña. Y por primera vez en su vida, sintió verdadera lástima por un ser.

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime14th Junio 2015, 22:29

A pesar de la vivencia que había alterado por completo su estado y la comprensión de un mundo que le había ofrecido experiencias sobre cuantas extrañas criaturas creía deber conocer, el vaporoso ser no había sufrido daño alguno más allá de su triste indisposición a adaptarse a la nueva condición que, por algún irrepetible fenómeno relacionado de forma directa con la presencia de la Dama Nívea, se había visto obligado a adoptar fuera de su potestad de decisión… Ante su disculpa y tras la genuina sensación de sorpresa del receptor de tal petición, se abrió paso un embriagador perfume compuesto por extensas notas que incluían sentidos a los que ella aún no estaba habituada. Sincera aceptación, avergonzado azoro, un sutil matiz de culpabilidad que flotaba, como un poso, en el fondo de todo lo que era capaz de percibir de él…

Pero con una fuerza que sólo había conocido en el único momento del tiempo que era para sí determinante, aquel con el que emergía abriendo sus ojos al mundo que ansiaba conocer tras la fractura de la matriz de cristal sangrante, reverberó en la estancia un implacable sentir, infinito e inabarcable para su sensibilidad sin estrenar. Así la golpeó con tal potencia que tuvo que entreabrir sus complacientes labios rosados, tratando de recuperar un hálito que jamás había sido en su escasa vida necesario…

Quien esgrimía tal disposición no era otro que el Gigante Encarnado…

Cada fibra de su ser se tensó mientras boqueaba, a medida que quedaba sintonizada con él. Su piel candente de esfuerzos abrumadores mientras creía deshacerse, pues la fuerza de aquel sentimiento era tan grande que era capaz de separar cada pequeña parte de sí, alejándola, dividiéndola, reduciéndola a algo tan pequeño que de manera irremediable acabaría por desaparecer. Tratando de luchar contra aquella fuerza que la reducía a la nada, adoptó la única postura de recogimiento que conocía, agachándose sobre sus finas piernas derramando sobre la alfombra millones de hebras carmín salpicadas de flores albares, como un manto de primavera prodigiosa, y envolvió con sus manos sus rodillas, tratando de atrapar entre sus delgados dedos cada segmento que, en su escasa existencia, había comprendido que era de su posesión. Con fuerza ocultó las joyas de sus ojos bajo sus párpados dolientes, mientras la mesa impactaba potente contra la estructura de madera, lomos ajados y hojas salpicadas, desprendidas de sus dueños, compartiendo el sentimiento de la Mujer Sin Sombra…

Y una vibración se hizo poderosa sobre el resto, cuando el Sufriente Añil finalizó su discurso…

De una intensidad tal que estuvo a punto de quebrarla, la palabra tañó su esencia, si bien no con el ímpetu con que debía sentirse cuando del nombre se trataba, sí con un determinación suficiente como para albergar en su significado todo cuanto era…

Inspiró en agonía muda, mientras el resto de los presentes paladeaban el regusto de las sensaciones que el mensaje que habían puesto en su conocimiento desentrañaban. La Dama Nívea inspiró silbante, prolongando aquel sonido hasta convertirlo en inverosímil por ser imposible que tal cantidad de aire encontrara lugar en su diminuto torso. Tosió, haciendo que un hilo cálido de sangre tejiera una hebra entre la comisura de su boca y el suelo, y elevó su rostro en una súplica que se clavó en los iris de quienes observaban. Su aureola cimbreó anárquica cuando la palabra fue pronunciada, pero a medida que ésta causaba efecto en la Mujer Sin sombra, había perdido su natural cimbreo como si la inexplicable energía que la mantenía orbitando sobre su frente se extinguiera inexorable. La sensación doliente del descubrimiento se entremezcló con la de las criaturas aledañas, descubriendo una verdad tan irrefutable, tan flagrante y esencial que no podía si no negarla al principio, causándose todo aquel sufrimiento, desconocedora de que provenía de sí misma, y no de un agente externo…

“Pu…Púlsar… ¿Porqué?...”

Ardía su pensamiento por la tortura que se veía obligada a pasar, empañaban sus ojos lágrimas reflejas, pues de al menos dos de los orbes que la contemplaban agonizante brotaba una aflicción desconsolada. La criatura Azul trató de reaccionar, pero la imagen que tenía frente a sí paralizó su benevolente instinto, clavándolo en el lugar en que se encontraba.

- Por… favor…- las delgadas manos se colocaron sobre su pecho, desechas las yemas de sus dedos en heridas sangrantes vertían sobre el ascético torso miríadas de líneas. La piel de sus pies comenzó a quebrarse, abriendo las llagas en su carne… - Parad….  - su presencia se volatilizaba, amenazaba con hacerla desaparecer…

Su vida había sido corta, su saber escueto. Pero sería capaz de reconocer desde entonces y por siempre, la imposibilidad de equiparar esa experiencia con cualquier otra de sus vivencias. Nunca jamás había experimentado algo tan terrible, ni tan doloroso, ni tan cruel.  Partícipe de lo que todos ellos, al unísono y con fuerza, proyectaban hacia la frágil conciencia de la Mártir sobre el suelo. Nunca jamás habría creído que las criaturas vivas de ese mundo, hermoso hasta límites inimaginables, fuesen capaces de lamentar la naturaleza esencial de otro ser…

“… Porqué… Mártir…”

Comprimió sus dientes, salpicando de nuevo el suelo, hincadas las rodillas sobre el manto de su propia sangre. Con la poca fuerza que pudiera ejercer, apretó sus manos contra su propio pecho tratando de contener la única manifestación posible, gruñendo jadeante por el tremendo esfuerzo. Millones de voces gritaron su suplicio, anegando la estancia. El crujido quebró su cuerpo con la cuchilla de cristal, brote indómito que atravesó su blanco pecho desde el interior mismo, a la altura exacta en la que tendría que estar su corazón. Su dulce rostro desfigurado en un visaje de último aliento, de terror despedazado… y silencio. Las dos articulaciones de sus brazos pendían inertes a su lado, sus orbes enjoyados, semi ocultos tras sus párpados, sus labios entreabiertos denotándola lejana y ausente…

Parpadeó, descendido su rostro. Contempló sus manos, de nuevo intactas. Las heridas de sus pies ausentes, compuesta su piel de nuevo, con esa apariencia del mármol irrompible. Exhaló, a dos voces, dejando flotar el lamento que acababa de pasar. Apoyó sus manos  sobre el suelo, para ayudarse a volver a erguirse sobre sus dos pies. Sólo una cosa había cambiado y permanecía, recordando a los presentes que lo vivido no había sido producto de un delirio enfermizo… La estalactita de cristal rojo aún atravesaba su tórax…

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime4th Agosto 2015, 13:55

Una explosión mandó un montón de libros a paseo, así como la enorme mesa de madera, que cayó con fuerza contra el suelo. El demonio se tapó los ojos con el dorso del brazo de piedra para cubrirse de la onda expansiva, la cual le atravesó levantando los flecos de su enorme gabardina. Abe y Johann hicieron lo propio, evitando salir volando o ser empujados por ella. Cuando volvieron a mirar a la pequeña niña, esta estaba retorciéndose en el suelo, abrazando sus piernas en posición fetal, apretando los ojos y los labios, sufriendo como nunca antes lo había hecho. Ellos no podían saberlo a ciencia cierta, pero lo supusieron por su postura y cómo se intentaba mover, sin éxito. Ni Abe ni el demonio pudieron acercarse a la pequeña que se retorcía en el suelo. Un hilo de sangre le cayó desde la comisura de la boca hasta el suelo, confundiéndose con la moqueta carmín que cubría todo el suelo de la biblioteca. Intentó mascullar alguna palabra, pero fue en vano. No podía hablar, ni moverse, ni hacer nada salvo retorcerse de dolor. Y de repente, un enorme cristal rubí le atravesó el pecho, dejándola clavada en él, inerte, con los brazos colgando.

- ¡No! ¡Niña!- Hellboy estiró el brazo hacia ella, asustado por lo que acababa de pasar. ¿Qué demonios era eso? ¿Por qué sucedía? Miró a su compañero, quien estaba tan sorprendido y bloqueado como él, sin saber muy bien qué hacer ni cómo reaccionar ante esa situación. La niña les había pedido que parasen, pero ¿parar qué? No estaban haciendo nada. ¿Quién o qué era lo que le estaba causando semejante agonía? A su alrededor se había dibujado un charco de sangre, sangre que provenía de las heridas de sus pies, de su boca, mezclada con las lágrimas que habían resbalado por sus mejillas hasta caer al suelo. Y tan rápido como había sido atravesada y destrozada, todas sus heridas se recuperaron al instante. Ya no tenía llagas en los pies, ni sangraba por la boca, ni su rostro estaba desfigurado por el dolor ni el horror. Simplemente, ahí estaba, como siempre... Excepto por el enorme cristal que atravesaba su pecho, el cual parecía no hacerle daño ni causarle molestia.- Abe, ¿qué demonios...? ¿Por qué tiene un cristal en el pecho clavado? ¿Qué es eso?-

- Yo... No lo sé.-

- Venga, no me vengas con eso otra vez, hablo en serio.- Hellboy no estaba dispuesto a tener que rogarle de nuevo a su compañero que le dijese qué estaba pasando, suficiente tensión y miedo había entre ellos como para andarse con rodeos.

- Rojo, hablo en serio. No lo sé... Nunca había visto esto. Sé que su esencia tiene que ver con el cristal rojo, pero no tenía ni idea de que pudiese pasar eso... La única vez que hemos visto cristales atravesar a alguien fue en Arizona cuando la mujer fue atravesada por las balas y cada una de sus heridas fue llenada con uno de esos pequeños cristales... Pero ahora es distinto... No... No sé qué pasa.- Abe necesitaría tocarla para ver lo que había, pero no sabía si era una buena idea. Aquel cristal podía bien representar el dolor, el sufrimiento que ella acababa de pasar, y si era eso, lo sufriría también Azul en el mismo momento en que lo tocase. Tal vez la chica pudiese soportar eso, pero el hombre pez era otra cosa muy distinta. Era demasiado arriesgado, demasiado peligroso. Quien sabe lo que podía encontrar Azul si rozaba con la yema de los dedos aquella piedra rojiza.

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime15th Septiembre 2015, 18:00

- ¿Qué es lo que estan farrfullando?- el traje metálico se aproximó a ellos, cada uno de sus pasos equiparable a una maza impactando con la fuerza de un experimentado herrero...

- La joven tiene algún tipo de propiedad sanadora basada en esos cristales. Le salvó la vida a una científica la vez que la vimos en el desierto de Arizona. Pero en ese momento, pareció reflejar de alguna manera el daño que había sufrido la mujer. Ninguno de nosotros ha sufrido daños. No tiene sentido...

Abraham Sapiens dirigió ambas manos hacia su rostro, secando con las yemas de sus dedos vestidos de membranas interdigitales las cristalinas lágrimas que había dejado correr al comprobar la torturadora imagen del padecimiento de la Mujer sin Sombra. Cubrió su vista, sosteniendo su frente presionada a causa de la intensa jaqueca que le estaba produciendo su capacidad sensitiva, explotada hasta unos límites que jamás había llegado siquiera a explorar, pues su talento para la comprensión era rara vez vencido por la naturaleza de las situaciones en las que se veía envuelto, a pesar de que se empeñaran en rozar la cualidad de lo inverosímil...

-¿Que quierre decirr con eso, agente Sapiens?

- ¿Que qué quiero decir?- su visaje constriñó aún mas su rostro, ejerciendo una presión aún mayor, hasta que sus manos salieron despedidas, colocándose a sendos lados, palmas expuesta alineándose suplicantes en el aire. - ¡No lo se! ¡NO LO SE! - por primera vez la exasperación se abrió paso entre los labios del Sufriente Añil. - ¡No sé que explicar para que podáis comprenderlo! ¡No se que hacer para ayudarla!- sus infinitas pupilas negras interceptaron sus orbes rojizos, plagados de estrellas misericordiosas... incluso a pesar del dolor...

Pasos decididos incurrieron en su recorrido hacia ella, la Dama Nívea erguida sobre la alfombra recibió el impulsivo ímpetu causado por la desesperanza de Abraham Sapiens, en forma de imperiosa marcha dirigida hacia su ser. Toda su percepción quedó arrasada por el amalgama dicotómico que eran ahora los sentidos y sensaciones reflejas, la cruenta marabunta de un ser llevado por la culpabilidad que emergía de su presencia, y la imparable necesidad de conocer que comprendía su inacabable esencia firmada de inmaculado virtuosismo...

En un ademán decisivo, la palma piadosa del Sufriente Azul marcó con su presencia el inmaculado pecho estático de la Dama Nívea, rozando con su índice la estructura de cristal que la atravesaba desde la espalda hasta el exterior...

Constriñó su expresión, aguardando la ingente cantidad de información que aventuraba conseguir... Se abrió paso con la potente cualidad de una energía inacabable, vertida en cada uno de los torrentes con los que accedía a su inacabable propiedad del sentimiento...

Abraham Sapiens abrió los ojos, dotado de un entendimiento nuevo que le había sido privado hasta la auxiliación que la Mujer Sin Sombra le había ofrecido...

Contemplaron sus iris de iridiscente gema roja su expresión de total discernimiento, reciproca sucesión de miradas a medida que la aprehensión de su percepción se transmitía. Su dolor de cabeza volatilizado a causa de la fuga de su frustración, sustituida ahora por el pleno rendimiento de sus facultades, en busca de una traducción adecuada para lo que vivía de ese tacto que era ajeno a piel, calor o suavidad...

- Oh, Dios...-la culpabilidad... extendida mas allá de donde era posible...- ha sufrido esto porque... - su rostro surcado de una hermética certeza recorrió a sus compañeros - la he... partido el corazón...

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime22nd Septiembre 2015, 10:57

El demonio se acercó lentamente hasta la niña que permanecía empalada en aquel rojo cristal que la definía, pero sin aparente dolor. Estaba ahí, estática, observando a los presentes sin decir ni una palabra. Abe era el que más cerca estaba de ellos y tocó con la llema de los dedos el pecho de la chica, apretando los labios y ojos al hacerlo, girándose hacia sus compañeros, desvelando que no tenía ni idea de qué hacer por ella ni como ayudarla con su dolor y sufrimiento. Era algo a lo que jamás se había enfrentado. Ni siquiera Abe, quien parecía conocer todas las naturalezas de los seres a los que tocaba, era capaz de descubrir un significado para todo aquello, ni de encontrar una respuesta satisfactoria para sus dudas. La enorme silueta del demonio, de más de dos metros de alto y ancho como un armario, le hacía parecer todavía más grande en comparación con la delicada y pequeña mujer de rojo, la cual apenas medía un metro sesenta y era delgada como una muñeca de porcelana, y del mismo color. Este alargó su mano izquierda, hasta tocar la punta del cristal que atravesaba a la joven de parte a parte, apoyando finalmente su mano entera. Aquella mujer... Aquella niña que había aparecido en mitad del desierto les miraba, tan aparentemente confusa y perdida como ellos. El demonio estaba más acostumbrado a encontrar o cruzarse con cosas que escapaban a su entendimiento, pero para Azul aquello era una puñalada en el pecho como la que tenía la muchacha.

Por fin, Abe se giró, hablando a sus compañeros, que abrieron mucho los ojos como si no creyesen lo que acababan de oir.

- ¿Que le has qué? ¿Cómo que le has partido el corazón? Abe, ¿de qué estás hablando?- La única vez donde Abe había mostrado algo parecido a amor romántico fue con la princesa Nuala, varios años atrás. SIn embargo, aquello había sido distinto. Esa vez el propio Abe sí que dijo que estaba enamorado o sentía algo por la mujer. Ahora no. Al menos no había mostrado sentimientos ni nada por el estilo. Y ahí estaba, diciendo que le había partido el corazón. ¿Cómo podía ser eso? No tenía pies ni cabeza, ni razón siquiera de ser, pensó el demonio. Aquellas palabras de su compañero no tenían sentido alguno. El demonio miró a los ojos a Abe con el gesto serio y los dientes apretados.- ¿Qué está pasando Abe? ¿Por qué dices que le has roto el corazón? ¿Cómo podrías haberlo hecho si sólo la hemos visto dos veces?-

El demonio ya empezaba a preocuparse. Cuando no entendía algo se cabreaba, pero si la cosa se empezaba a tornar tan compleja y extraña como lo estaba haciendo la preocupación le invadía el cuerpo, y más aún viendo a Abe tan consternado. No era nada normal en él, y eso sólo podía significar algo malo. ¿El qué? Pronto lo sabrían, o tal vez nunca.

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime26th Octubre 2015, 00:34

- La he partido el corazón...- de su voz trémula brotaban vestigios de la atormentada sensibilidad del Sapiente Azul, plagada de la infelicidad que producía el desasosiego que su percepción le obligaba a experimentar ante el sufrimiento ajeno, tanto más intenso siendo este como según había percibido debido a sus actos y palabras...

La mano del Sufriente Añil se deslizó de su posición sobre el perforado tórax albar que albergaba la estalactita cristalina, para colgar exánime, carente de la resuelta determinación que le había impulsando a colocarla en esa posición con el objetivo único de hallar respuesta a las innumerables incógnitas que la presencia de la Dama Nívea estaba produciendo en todo ser de su entorno...

Con fuerza anhelaba que sus cualidades hubieran resultado mas inquisitivas en sus pesquisas acerca de cualquier información que hubiera podido esclarecer los acontecimientos y permitiera de ese modo que sus compañeros no cargaran con la tensión que el desconocimiento, la ignorancia a las que eran esquivos por naturaleza, estaba ocasionando. Pensamiento que jamás había presentado una oposición más extrema con su natural discreción, de manera continua mermada por sus habilidades para presentir en los demás preocupaciones, sensaciones y pensamientos, imponiendo su don la inevitable y perseverante invasión de la intimidad...

En su mano izquierda de acorde color con sus orbes surcados de vetas cárdenas, el Gigante Rojo rodeó la sección desigual de cristal grana, monolito impasible a cuanta presión o extracción hubieran podido presentar los factores externos de cualquier clase...

- No estaba... preparada para saberlo...- las vibraciones del Sapiente Azul retumbaban... frágiles como si fueran a partirse en el aire en que permanecían suspendidas...- Aún no lo sabía... y Yo se lo he dicho como si nada...-el suplicio remontaba la triste tonalidad de el Sufriente Añil, abriendo espacio entre su ser y el resto en un abismo de pasos de menguante firmeza - La he destrozado...- desplomó sobre una de las sillas su figura exhausta tratando de ocultar el pesar del espejo ónix de su visión...

Las gemas carmín de sus iris ribeteados brillaron de enigmática tonalidad rosácea, frágil bajo el influjo de la imponente silueta del Gigante Rojo, en muda excusa, retiró con la delicadeza que era base de su propia naturaleza la gran mano grana del cristal sobre su pecho, usando a tal condición sus dos menudas manos de falanges descarnadas, en su tacto el cosquilleo sutil, volátil, mas propio de una pluma...

Caminó, paso tras paso, sin que siquiera la alfombra percatara la presencia de la Dama Nívea en muda procesión hasta el Sufriente Añil... Con uno sólo de sus dedos despuntados en lágrimas cristalinas, elevó de la barbilla al atribulado ser que había conformado en una sola vibración la esencia de su naturaleza...

- No sufras... mas... por mi...- la súplica dolorosa del penitente materializó el honesto anhelo de la Dama Nívea.- Yo... te perdono...- el rostro del Sapiente Azul se fragmentó a causa del dolor... mas cesó de inmediato...

En la innegable petición de la Dama Nívea encontró su consuelo...

- ¿Hay... otros?...- el parpadeo se suspendió en el tiempo, como el aleteo de una mariposa. - ¿Otros... como yo...?- su esencia...

Aún dolía demasiado, como para poder pronunciarla...

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime3rd Noviembre 2015, 14:12

Todas las piezas del puzzle encajaron al instante. El demonio entendió el dolor de Abe, supo cuál era la razón que le había llevado a derrumbarse cual castillo de arena tras fuerte ola que recorre cada recobeco sin piedad. Pocas veces le había visto así. De hecho, Hellboy no recordaba haber visto jamás tan abatido a su compañero, ni siquiera tras la muerte de la princesa Nuala. Su mirada recorrió a aquel al que consideraba su mejor amigo, un hermano, para después dirigirse a la joven que permanecía estática, con la mirada perdida, atravesada por el cristal color rubí. Krauss observó todo desde la distancia, silencioso, unicamente el sonido de su nuevo traje y los sollozos agitados de Azul llenaba la sala en aquel momento. Rojo suspiró, acercándose a su compañero, posando su mano izquierda sobre él. La joven había sufrido algún tipo de ataque o algo por el estilo al enterarse de lo que era y lo que estaba destinado a hacer en este mundo: ser una mártir. Alguien que debería morir por amor o por proteger a los demás del mal, tal y como muchos otros santos lo habían hecho en el pasado. Al igual que ellos, el enterarse de su destino inevitable, un dolor y angustia internas les invadió, siendo incapaces de creer lo que el futuro les deparaba, plagado de dolor y sufrimiento.

- Abe, no es tu culpa... Tú no sabías el impacto que tendría en ella explicarle lo que es en realidad. Simplemente viste algo, como siempre haces, y eso no es malo ni deberías culparte por ello...- La joven se acercó lentamente a Abe, tan ligera que ni siquiera sus huellas quedaron dibujadas en la alfombra. Levantó su cara, cogiéndola por la barbilla, lentamente, tan suave y frágil que parecía que el propio Azul era quien la levantaba. Le dijo que no se preocupase, que no debía sentirlo, y que le perdonaba. Hellboy estiró los brazos y sonrió, pero no de alegría, sino más bien de circunstancia.- ¿Lo ves? Te perdona. ¡Todos contentos!-

Ella preguntó entonces si había más como ella. El demonio frunció el ceño y se encogió de hombros.

- Em, bueno... Mártires mártires... Hace tiempo que no hay mártires como lo serías tú... Bueno, hay muchos mártires en realidad. Cada día. En los paises en guerra y demás suele haber muchas ejecuciones y muertes provocadas por esto. Y mucha gente lo hace. No es tan malo... De hecho, es una buena manera de morir. Una manera bastante... Noble...- El demonio no pudo evitar pensar en sí mismo. Morir por salvar al resto de sus compañeros, por salvar a aquellos a los que quería... Desde luego era una muerte algo menos amarga. Su destino seguramente era ese, morir por salvar al resto y evitar así cumplir con su cometido de ser el que trajese el apocalipsis sobre el mundo. Prefirió no pensar en ello y negó con la cabeza.- Tranquila... Encontrarás una forma de llevar tu forma de ser... Es posible que no seas solo una mártir. Tal vez seas alguien que traiga el bien y el equilibrio al mundo... Eso podría ser, ¿verdad Abe?-

Abe seguía alicaído, aún más dolido por el hecho de que ella le había perdonado. Se sentía mal, desgraciado por haberle provocado ese dolor a la joven, por haberle destrozado su inocencia.

- Eeeeeee... Es igual. Encontraremos algo que puedas hacer para el bien... No tendrás que ser sólo una mártir.-

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime13th Noviembre 2015, 02:25

La complejidad de lo acontecido en el escenario salpicado de esquirlas estrelladas de cristal rojo, ocultas a simple vista a causa del manto que cubría la estancia y que ostentaba gemelo tono convirtiendo en ardua la tarea de localizar el polvo de gema que se conformaba sobre su tupido tapiz de fibras en el lugar en que con anterioridad se había vertido la sangre en favor del tañido de la esencia de la palabra que era incapaz de pronunciar por dolorosa, era compartido por los presentes con la singular capacidad con que cada ser vivo era creado, dotado del entendimiento interpersonal e intransferible de la experiencia que culminaba en el entendimiento dando forma y sentido a sus actos...

A pesar del optimismo que entonaba el Gigante Rojo, El sufriente Añil no encontró consuelo en cuanto de forma habitual suponía para él la ruptura de las líneas de pensamiento que surcaba en la intimidad de su mente, en constante intento de resaltar las poderosas razones que le habían conducido a asociar la natural cualidad emocional que provocaba en él quemazón de una duda eterna, y cuyo resultado posible había derivado en la continua búsqueda de la buena conducta...

La Dama Nívea, postura exánime de hombros caídos por el aparente pesar de sus alargadas y finas manos, descansando a cada lado de sus descarnadas caderas blancas impregnó su malestar de las dudas que asolaban su virginal disposición al mundo desconocido...

- Mo...- encontrar el aliento para recabar las vibraciones que componían esa palabra parecieron extraer del menudo torso sus últimas fuerzas - rir...- el rosado labio tembló como la última hoja de un otoño alargado...- Morir....- su significado cobró fuerza mientras se abría paso en sus labios con una desacostumbrada dicotomía enfrentada. Era una vibración... Mas era vacía...- Morir...- del cristal carmesí clavado sobre su pecho surgieron sutiles crujidos, expandieron su cubierta por el pecho desnudo de la dama nívea capturando en su superficie calcárea cuanta piel lindaba con la estalagtita, engullendo el terreno de la piel translúcida como mar de agua roja que espeja el limo de arenisca blanca. - ¿que... es...?- orbes cristalinos bebieron de la necesidad de conocer, a pesar del ancestral terror escondido en el vacío de esa vibración concreta...

Morir...

Morir...

Construyó la concepción vacua oponente a la inherente naturaleza de cuanto amaba...

"Púlsar..."

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Última edición por OmegaDust el 19th Noviembre 2015, 21:48, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime18th Noviembre 2015, 17:59

Abe no se iba a poner bien a pesar de las palabras de Rojo, quien se esforzaba de manera sobrehumana por consolar a su compañero. A pesar de ser una persona muy profunda y con una moral envidiable, al demonio le fallaban las palabras. Azul solía expresar de manera locuaz y perfecta lo que muchas veces Hellboy intentaba decir. Sin embargo, esta vez le tocaba hablarle con el corazón y decirle que todo iría bien, aunque no se estuviese enterando de absolutamente nada. Todo aquello no tenía sentido alguno. Vale, sí, lo mismo tenía que morir por los demás. Lo mismo era una mártir y tendría que sufrir. Pero al final todos somos un poco mártires, al menos de las personas a las que se quiere. Por amor uno moriría si fuese necesario. Amor verdadero se entiende. No sólo amor romántico, sino cualquier amor lo suficientemente fuerte e intenso como para mover una montaña. Que la muchacha lo acabase de descubrir no era sino un enorme paso para entender su lugar en la tierra.

Sin embargo, la pequeña parecía estar sufriendo ante el nuevo término que había asimilado. Sufriendo ante la aparición de un nuevo significado en su cometido. Morir. Lo repitió varias veces, como si quisiese memorizar esa palabra. Y entonces, la pregunta. El demonio abrió mucho los ojos mientras veía como el cristal de su pecho iba lentamente extendiéndose por el cuerpo de la pequeña. ¿Qué demonios era eso? ¿Algún tipo de cronómetro que les indicaba de cuánto tiempo disponían? Rojo se quedó con la boca entreabierta un par de segundos, mientras pensaba como dirigirse a la joven del pelo carmín.

- Eeeee... ¿Morir? ¿Que qué es morir? Pues morir es... Verás, hay una cosa que se llama la vida. La vida es lo que Abe y t... Y yo tenemos. Tú también parece que la tengas. Es... Una especie de estado en el cual tú... Bueno. Tú estás vivo. Puedes moverte, respiras, comes, creces... Y cuando eso se acaba, cuando deja de existir esa vida... Es cuando mueres. Tu alma por así decirlo abandona tu cuerpo. Pero no es tan simple. Los seres vivos son los animales y plantas... Cuando el cuerpo o la planta deja de funcionar, deja de tener vida por dentro... Es cuando uno muere... Joder, ¿qué coño hago diciéndote esto? La muerte es cuando se termina la vida. Todo se apaga, todo desaparece dentro de un ser vivo. No se explicarlo. Abe, ayúdame joder.- Pero el demonio no recibió respuesta alguna de su compañero. Este se encontraba en un estado de depresión y dolor inmensos, como nunca antes había sentido. El demonio negó con la cabeza, pensando en cómo explicárselo a la niña. Con lo fácil que parecía hablar de ello, y en el fondo lo compicado que era en realidad.

Se pasó la mano izquierda por la cara, intentando concentrarse y buscar una manera de hacérselo entender.

- Verás... El cuerpo tiene unas partes. Tiene corazón, estómago, cerebro... Cuando el cerebro deja de funcionar es cuando uno muere. El cerebro es lo que nos hace estar vivos, lo que nos permite movernos, hablar, pensar, reír... Si este se desconecta, entonces se acabó. Es como una máquina. Cuando está apagada no funciona. Nosotros somos igual, con la diferencia de que si nos apagamos, se acabó. No nos volvemos a encender nunca. Algo así sería para que lo entendieses...- "Menuda mierda de explicación... Tal vez el señor tendría una mejor. No, no, no voy a picar." El demonio negó con la cabeza, dejando caer los brazos a ambos lados del cuerpo. No tenía ni idea de cómo explicar algo así a la niña, y sin Abe para que le echase una mano era algo totalmente inviable.

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MensajeTema: Re: En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]    En la alfombra roja…(Hellboy)[14 de Abril]  Icon_minitime19th Noviembre 2015, 23:25

El espacio plagado de cuanto conocimiento había adquirido para la comprensión de un mundo que se desvelaba ante la Dama Nívea plagado de matices y conceptos del todo desconocidos se vio forzado a implosionarse, condensando todo potencial para la mera asunción de una idea de naturaleza primigenia implícita en toda criatura que gozara del beneficio milagroso de la palabra que se oía sobre el resto de vibraciones que había escuchado con anterioridad, vibrante de puntiaguda intensidad...

Enfrentando las múltiples notas que conformaban la vibración que respondía al don natural compartido por Gigante Rojo, Sufriente Añil, y otro muchos seres que lo detentaban, brotaba como contrapartida la némesis que se había visto obligada a repetir a causa del vacío ensordecedor necesario para pronunciarla...

Morir...

Volcando en su máxima capacidad de comprensión la pretensión de adquirir el fútil concepto que se presentaba suspendido, desdibujado ante tal infinita inviolabilidad, la Dama Nívea desfallecida se acuclilló sobre el suelo hasta sentarse sobre sus caderas, plegando la extensión de su cuerpo hasta convertirlo en su más exigua presencia...

La explicación otorgada por el Gigante Rojo desplegó ante sí una fuerza de irrefutable verdad que extendía el mudo padecimiento que causa en cualquier ser vivo la confrontación directa con nada irrebatible...

Las hebras de sus cabellos carmín trenzada de flores abiertas, extendida como una ceremonial alfombra vertida sobre la cubierta terrena de fibras que abrigaba del frío suelo sus pies, sus manos de falanges culminadas de cúspides de cristalina transparencia aferradas a la descarnada articulación de su rótula. La delicada corriente cristalina de estrellas brillantes nadó hasta extinguirse en el fondo de las gemas de sus orbes rojos, hasta apagarse a causa de su presencial ausencia. Estrellas doradas orbitaban a ritmo acompasado sobre su cráneo, emitiendo un sutil tono apenas perceptible, mientras su tórax perdía la fuerza para pronunciar cualquier vibración, a causa de la presencia en su interior de la recién aprehendida...

El olfateador, guiado por el básico instinto de la búsqueda incansable de su compañía filtró su cuerpo a través de la rendija de la puerta y corrió hacia la Mujer Sin Sombra enroscándose a través de la catarata sangrante de su melena contra su menudo cuerpo albar...

Silencio...

Los minutos se vertieron unos sobre otros, corriendo en un elaborado paso que los presentes dejaron de ser capaces de determinar. Aunque trataran de hablarla, la Dama Nívea, inmersa en su compleja introspección, íntima reflexión digna de los más entregados pensadores, dejó de responder a cualquier estímulo externo mientras sobre su pecho se expandía sin aparente prisa un océano de cristal grana esculpiendo el delicado estilismo de su silueta...

Horas después, de su boca engullida en último lugar bajo la superficie cristalina flotaron apenas en una súplica construida en viento...

- Yo...no quiero...morir...- dignas de último aliento...

La noche extinguió sus últimas notas, y la figura ígnea resurgió de su pernocta fuera de la vista en la cúpula celestial. La colosal grieta cristalina que lindaba con el lugar en que mantenían presa la bestia kryptoniana no habría desaparecido, a diferencia del insólito pilar surgido de la alfombra de la biblioteca y que se había volatilizado evadiendo la vista de quienes habían permanecido vigilantes...

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