Quiero asegurarme... [Hellboy] [12-04-2018]

- ¿Lo lamento?
- No... creo que no.
- ¿Creo?
- Si, eso creo. La mente humana es diferente. Hay contradicciones.
- Entonces, ¿por qué no dejo que terminen éstas contradicciones? ¿Por qué no dejo que elimine por completo ésta mente humana?
- Porque no quiero. Es parte de mí. Estoy aquí, en éste mundo. Es mi... hogar ahora. Necesito ésta mente.
- Yo no tengo hogar. Nunca lo he tenido.
- Y aun así, lo quiero. ¿O tal vez... lo necesite?
- Contradicciones.
- Si. Contradicciones.
- ¿Y por qué quiero ir a visitarle de nuevo? No hay necesidad.
- Es lo que hacen en éste mundo, y tengo que hacerlo. Tengo que asegurarme.

El ser no dijo nada más. Embutido en ese traje agitó levemente los tentáculos de su cabeza, dibujando oscuras formas que se difuminaban en el aire mientras Sloan ocupaba el completo espacio de uno de los escalones de su dimensión, tirado de espaldas y mirando las infinitas escaleras que subían, que bajaban, que llegaban y jamás conocían un final. Allí, entre sus dos pensamientos, buscaba una forma de "arreglar las cosas". Su experimento en Gotham había sido un fracaso, pero le demostró que "Rocky" tenía razón, y que Sloan había estado ciego hasta el momento. ¿Cuándo creyó que la humanidad estaba pintada de rosa, o que era un ser lógico? ¿Cuándo fue eso? Tal vez desde el principio, gracias a su parte humana.

Tal vez...


Era de noche, y como no, llovía. Seguro que si iba a comprar una barra de pan se ponía a nevar. Las leyes del mundo no estaban hechas para Sloan, y en su lugar tenía una especie de dios con forma de duendecillo en su cabeza que se reía cada vez que tenía la oportunidad de joderle. Pero en fin, que llovía, era de noche y tirando millas.
Sloan se plantó en la misma pista de aterrizaje de cuando plantó su primer pie en el BPRD meses atrás, solo que en la superficie. Por alguna razón que desconocía su pie no fue preciso en el traslado. ¿Acaso fue por alguna protección de la base que desconocía? ¿O tal vez por su actual ofuscación? A saber... Pero fuera lo que fuere, le tocó la noche, ya que se tuvo que comer con galletas la lluvia torrencial que le caía en plena cabeza. No llevaba puesta la armadura de Project, porque no le parecía "sensato" hacerlo. Ya no era por respetar los principios sociales de la humanidad. Total, después de lo que ocurrió en Gotham, ¿por qué hacerlo? Se le había caído la venda de los ojos y vio una naturaleza en la humanidad caótica, sin lógica alguna. ¿Por qué seguir los dictámenes impuestos por una raza que ni siquiera son capaces de...?

Mejor dejar de hablar del tema, o Sloan podría perder algo más que su cabeza.

Levantando la mano para parapetarse de la lluvia, se acercó a lo que parecía ser una entrada de la base. Guiado por las luces, golpeó la puerta con fuerza y esperó. Tal vez era un señuelo esa puerta para los que no eran bienvenidos. Pero fuera como fuere, tenía que vérselas con el grandullón de rojo.

···

Llovía a cántaros. Parecía que alguien ahí arriba se había olvidado de reparar alguna cañería y se estaban preguntando por qué no llegaba el agua a sus duchas. Y cuando no podía estar ya más mojado, la puerta se abrió y un gigantesco hombre pintado de rojo, iluminado por una luz roja y si fuera comunista ya sería la repera de rojo, le invitó a pasar, darse una ducha y comer algo. ¡Eso si! Eso sí que era una invitación como dios manda. ¡Claro que si! Ducha, comida y para la cama, aunque lo segundo teniendo en cuenta quién le estaba haciendo la invitación, mejor solo y para dormir. Solo para dormir.

- Hostias Rojo... con éstas invitaciones, ¿quién no vendría más veces? - aunque técnicamente había venido él para... bueno, daba lo mismo.


Aquella ducha había sido gloria bendita. Dios, hacía tiempo que no disfrutaba tanto de una buena ducha. Lo normal era que uno pensara en SHIELD y su base, con sus duchas públicas y sus casillas para los agentes... pero a Sloan le gustaba disfrutar de aquel néctar de serenidad en soledad o bien acompañado, y por alguna razón las duchas no eran mixtas en SHIELD. ¿Qué problema tenían en juntar hombres con mujeres bajo el mismo chorro de agua? ¿No trabajaban ya juntos? Demonios... cuanto más pensaba en la sociedad humana, veía cosas más raras...
Se puso los pantalones y la toalla por encima del cuello. Al salir de las duchas se topó con un par de agentes, las cuales se lo quedaron mirando un buen rato, haciendo una visión parabólica según marchaban por el pasillo. No fue hasta que un agente le pidió que se terminara de vestir, que distraía al personal. Sloan no acabó de entender cómo podía distraer al personal, pero estaba como invitado y no quería causar problemas, así que se puso la camiseta de arriba y la toalla encima de la camiseta, dejando que el pelo se le terminase de secar.

Si dirigió hasta donde le esperaban Rojo y Azul, sabiendo que le tocaría una buena charla con esos dos (o tal vez solo con Hellboy). El caos en Gotham no había sido noticia de un solo día y en una sola ciudad, y estaba seguro que Rojo tendría algo que decirle. Y no solo Rojo: Furia seguramente estaría mirando el monitor de su pantalla con su único ojo, esperando que apareciera la cara de Sloan con un puntito rojo diciendo "está aquí. Vamos a por él". Si SHIELD lo atrapaba de nuevo, no saldría de rositas ésta vez.
Así pues pasó el umbral del comedor y se dirigió a donde estaban la pareja roja y azul, sentándose justo en frente de ambos, con un plato de varios trozos de carne en su salsa, patatas fritas y algo de fruta. Sloan, para sorpresa de todos, cogió el cuchillo y tenedor y empezó a cortar la carne, con clara calma. ¿Dónde se había metido ese apetito voraz que había demostrado muchos días antes cuando su visita a la base? Algo no cuadraba.

- Bueno... gmfff... mientras me como ésto... estoy seguro que tenéis preguntas que hacerme así que... disparad... que tengo para rato...

···

Sloan levantó la cabeza y miró al demonio rojo cuando le mencionó los cubiertos mientras intentaba engullir un trozo de carne bien jugosa. Bajó la mirada y se encontró con los cubiertos en las manos. Tal vez fuera entonces cuando se dio cuenta de cómo estaba comiendo, pero no le importó, o no pareció que le importara; siguió cortando la carne y pinchando la guarnición para llevárselo a la boca, degustando con sus desaparecidas papilas.

Como era de esperar, en al agencia estaban al tanto de lo sucedido en Gotham. En ese caso había hecho bien el presentarse ante Rojo. Lo que sí no se esperaba era que lo siguiesen. Hellboy podría adornarlo tan bien como quisiera el hecho de tenerlo en el punto de mira, pero ningún animal se siente cómodo cuando alguien lo está mirando fijamente, o apuntando con la mirilla de una escopeta. Mucho menos Sloan: siguió comiendo del plato, pero de una forma más pausada. Estaba mirando a Hellboy y evaluando las posibilidades de salir de allí para no volver nunca más. No era una reacción muy lógica, pero se convertía en tal cuando uno pensaba en su propia supervivencia.
Dejó que la sensatez obrara por él, quedándose a escuchar el resto de lo que tenía que decir Rojo. El plato estaba limpio, lo dejó a un lado y se bebió de un trago el vaso de agua que se había traído con él. Terminada su comida ya estaba listo de seguir con la charla.

- Verás - dijo para empezar, acomodándose un poco y cruzando las manos sobre la mesa - cuando nos encontramos en África y luchamos contra esa bruja, si te acuerdas yo me enfrenté a una criatura sacada de un rincón perdido del universo, llevándomela lejos para que tuvierais sitio. Bueno, la derroté como es lógico. Si no, no estaría charlando contigo. La devoré para sentirme más fuerte, pero subestimé a la criatura y se mantuvo viva en mi interior. Yo lo supe, y la mantuve cautiva en una parte de mi cuerpo donde no pudiera molestarme. Sin embargo, pasado cierto tiempo, empezó a hablarme. Supuse que estaba tan débil que no podía ni moverse, y usó todo ese tiempo en mi interior para recuperar su forma de comunicarse. Decidí que, si tenía algo que decir, bien sería debía escucharle. Resultó ser una criatura bastante orgullosa. Me sorprendió que un ser con un origen similar al mío tuviera sentido del honor, o personalidad propia. Me pidió que le dejara salir y acabara con él de forma honorable. Yo me rehusé, diciendo que eso era más propio de los humanos. Él se mofó, de mí y de los humanos. Entonces fue cuando empezó a hablarme de lo que le habían hecho, de lo que había sufrido por ser un ser de otro mundo no perteneciente a la Tierra. Yo le escuché, y le dije que tan solo se había encontrado con personas malas. Le dije que la moral humana es errática, pero que había tenido mala suerte. Tal vez lo dije porque conservo parte de la humanidad de uno de mis yoes. Se volvió a mofar, y me pidió que lo liberara delante de los humanos, y vería la verdad por mi mismo. Entonces es cuando decidí emitir ese vídeo.

Hizo una breve pausa para rellenar su vaso de agua y volver a tragársela de un solo trago.

- La criatura se había expandido en mi interior, llegando a tener crías. Me aseguré de advertir a los ciudadanos que una manada de criaturas pacíficas pasarían por su ciudad. Me dije que si les avisaba con antelación serían lógicos y los dejarían pasar. Entonces les solté poco a poco, y me puse a observar. Los ciudadanos que había por las calles salían corriendo en desbandada. No entendía por qué hacían eso cuando no les atacaron en ningún momento. Y llegó el policía, con su arma, y disparó. Entonces todo se vino abajo: al ver como se mataban unos a otros me quedé estupefacto. No soy idiota, y sé que los humanos tienen esa sangre belicista de sus antepasados corriendo por sus venas, pero también han hecho cosas que alabar. Sin embargo, no le vi sentido a lo que pasó. Llegaron más personas, mejor armadas. Pelearon y morían en ambos bandos, y entonces la criatura me dijo que la dejara libre del todo, que no podía dejar morir a sus criaturas. Llegaron también otros con capacidades sobrehumanas y un ser desconocido para ayudar. Dos atacaron a las bestias, y los otros dos... bueno, Lyz vino a hablar conmigo y el otro ser quería ayudar a las bestias... pero era demasiado tarde. Acabaron con la criatura y a mí se me cayó el velo de los ojos. Luego desaparecí. - Otro trago de agua para no secarse la garganta. - Ahora SHIELD me busca para pedir explicaciones, y han puesto mi foto por todos los canales y periódicos. Salgo con mi armadura puesta, así que no conocen mi cara. Además, SHIELD no querrá que sepan quien soy, así que me guardarán hasta que vean lógico lanzarme a las autoridades. No soy de su propiedad, y no tengo ganas de que critiquen por lo que he hecho. - Se rascó la cabeza, como buscando algo más dentro de ella. No pareció encontrar nada. - Conclusiones: los seres con un origen similar al mío pueden desarrollar una personalidad, y los humanos no tienen sentido. Yo hoy he venido a veros porque quería asegurarme de vuestro punto de vista respecto a lo que pasó en Gotham.

Lo que decía Rojo tenía lógica dentro de lo absurdo del asunto. Cuando era tan solo un recién nacido por decirlo de alguna forma, allá por los años veinte tras la conversión gracias al hechicero el nuevo Sloan tuvo que adaptarse a su nuevo cuerpo, fusionándose lo extraño con lo conocido. No fue hasta los años 90 cuando terminó de controlar a la perfección cada centímetro de su cuerpo, y mientras tanto vivió como un humano. Trabajó entre humanos. Incluso tuvo una mujer y un hijo... a pesar de las consecuencias tras el parto. Durante los años cincuenta aprendió a tratar con las personas y vio hasta dónde eran capaces de llegar mientras trabajó con una banda de gangsters... Pero todo cambió en Gotham. Era una venda que necesitaba quitarse.

Y... ¿sentimientos encontrados? ¿Rojo le dijo que tanto el ser como el humano tenían sentimientos encontrados?

Azul le dijo lo mismo. Asintió cuando le comentó la forma de reaccionar de la humanidad cuando se encuentran con algo que desconocen y temen por partes iguales. Tiene sentido tomando en cuenta el miedo a lo desconocido que siempre ha tenido la humanidad. Antes nunca le hizo caso porque le parecía un miedo absurdo el cual se podía eliminar con el tiempo... pero al parecer podría deberse a un instinto de supervivencia más que un fallo genético pasado en generación en generación o un fallo social.
En fin, la charla le había venido bien para terminar de quitarse de encima esas preocupaciones sin sentido... aunque la conversación tomó un rumbo que debía corregir.

- Me parece que os estáis confundiendo - les dijo con un tono algo más serio. - Yo no he dicho nada de sentimientos. Mi conclusión era que un ser con un origen similar al mío podía desarrollar una personalidad sin necesidad de una mente humana. Eso era lo que decía. En ningún momento aquella criatura mostró un solo ápice de sentimiento... ni yo tampoco. - Bebió de su vaso. Al parecer aquella conversación le estaba costando un poco de digerir, más que la comida que se acababa de zampar. Es normal que quien no sepa de lo que está hablando tome conclusiones precipitadas y erróneas, pero para eso estaban las conversaciones, para "iluminar". - Cuando mi cuerpo exterior y mi cuerpo terrestre se fusionaron hubo ciertos cambios. El más claro es que no envejezco. He permanecido con éste aspecto desde la noche de la unión, y supongo que seguiré así hasta que muera o abandone éste planeta. Otro sería mi capacidad para cambiar mi cuerpo a voluntad o poder trasladarme a mi propia dimensión, pero los cambios que no son perceptibles, aun sin serlo siguen teniendo efectos secundarios, como el hecho de que carezco de papilas gustativas. La parte exterior decidió que si tengo que sobrevivir, el sabor de lo que comiera era prescindible mientras pudiera comerlo, y con la misma finalidad está el hecho de que no tengo sentimientos. Soy capaz de entenderlos, analizarlos y verlos en las otras personas, pero no soy capaz de sentirlos en mi mente. Y para compensar éstas faltas tengo unos sentidos más desarrollados, o mejor dicho, instintos. Al comer no noto el sabor, pero puedo experimentar sensaciones que estimulan mi cuerpo. Soy incapaz de amar, pero aun así puedo notar que me atraiga una mujer, que quiera estar con ella y surja una necesidad de conservación y protección, pero como he dicho soy incapaz de amar. De la misma forma no puedo odiar, o mejor dicho no sé odiar, pero puedo enfadarme, sentir la ira quemar mi cuerpo y perder el control. Puedo tener miedo, paralizarme... pero verlo todo de una forma racional. Espero que quede claro el tema porque es algo que me lo tomo muy en serio, ya que una vez recuerdo haber amado, haber odiado... y perderlo todo tras la unión.

Hablar de ello lo había alterado un poco, o tal vez fuera por recordar que una vez, hace mucho tiempo, tuvo la oportunidad de vivir una vida normal y se la arrebataron. No pensaba muy a menudo en ello y no tenía claro si estaba disgustado por los recuerdos o por pensar que los cambios en su cuerpo no fueron para bien. Estaba hecho de nuevo un mar de dudas. Necesitaba un poco de relax, así que se levantó de la mesa y echó a andar en dirección a la puerta. Necesitaba dar un paseo. Si, tal vez un paseo le ayudara...

La conversación con Abe y Rojo lo había dejado bastante alterado. No con odio, ni furia, sino alterado. Recordar los recuerdos del pasado, los tiempos que ya no volverán en cierta forma removían la psique del moreno llenándola de viejas sensaciones que pocas veces encontraba, entre ellas el miedo. La unión mediante el hechizo de invocación de aquel mago había sido todo un éxito, pero el contenedor no estaba preparado aun. Con la mentalidad de un crío, el propio cuerpo de Sloan se cubrió de una manta llamada miedo que jamás se la podría quitar de encima cuando el que sería su otro ser, su otra mitad se introdujo en su cuerpo y lo manipuló para que se adaptara a sus fines. En un recoveco de su mente humana palpita una pequeña semilla que se alimenta y crece siempre que vuelven aquellos viejos recuerdos, extendiendo sus raíces hasta que la serenidad devuelve las ramificaciones a su origen y las encierran hasta nuevo aviso.

Sloan daba vueltos en aquel pasillo sin saber a donde ir, a dónde dirigirse. Podría haber bajado y volver a la biblioteca. Un poco de lectura podría despejar su cabeza. Podría bien haber ido a la sala de prácticas, a lanzar más de esas granadas. Pero no, se dedicó a dar vueltas en un mismo punto hasta que desgastara el suelo y preparara los cimientos para construir un nuevo nivel en aquella base.

Rojo vino en su busca, diciéndole que su historia estaría a salvo con ellos. Bueno, tampoco era que fuese un secreto que debía guardarse a toda costa...o tal vez si, teniendo en cuenta lo que era y la reacción que tuvieron los gothamitas ante criaturas menores y menos peligrosas. Luego le habló sobre el amor perdido y la mujer de su vida. Sloan se giró hacia él, mirándolo como quien se mira un helado sobre una plancha encendida y sin que se derrita. ¿A qué venía eso? Tal vez hubiera tocado una fibra sensible del demonio.
Unas cuantas frases después la conversación pareció volver a cobrar un poco de lógica, hablando sobre las cosas que se habían perdido durante la colisión de mundos. Por su parte Sloan no había perdido mucha cosa, excepto la conexión con los de su propio origen (aunque esa conexión ya la había perdido tiempo atrás, cuando fue invocado a éste cuerpo), pero entendía a lo que se refería. Rojo no era el primero con ese problema entre manos con el que se había encontrado, y no sería el último. Luego volvió a perderse. ¿Que era de los que golpeaban primero? Eso lo tenía claro pero... En fin, Rojo parecía tener peores problemas que los del moreno.

Al ofrecerle el puro, Sloan lo aceptó sin mediar palabra, y esperó que Rojo se lo encendiera, inclinándose un poco hacia atrás cuando salieron las llamas. El demonio empezó a hablar sobre SHIELD y su opinión al respeto, poniendo de por medio, como no, a Furia. No parecía caerle muy bien, y si lo había entendido bien habían tenido sus rifi-rafes. Después de SHIELD llegó el turno de lo sucedido en Gotham y sus motivos por venir a visitarles.
Sloan sonrió, dejando escapar el aire de sus pulmones y dando una fuerte calada al puro. Desde luego, ese tipo era único. Jamás se había encontrado con nadie que le costara tanto entender lo que le estaba intentando decir. Pero en fin...

- En una cosa llevas razón: no quería hacerle daño a nadie, porque no era necesario. Aun así, tengo que decir que si fue a propósito. Soltar a esa criatura fue decisión mía. Si dijera lo contrario sería... ¿cómo es la palabra? Un hipócrita, tirando la piedra y escondiendo la mano. Pero en fin, lo hecho, hecho está. - Volvió a darle al puro. Era de alguna forma, relajante. - Había venido con la única intención de preguntaros qué pensabais de lo ocurrido en Gotham y si ibais a tomar represalias. Tenía que asegurarme de alguna forma, para saber si tan solo me iban a perseguir los de SHIELD o vosotros también, pero ya que has sacado el tema, me gustaría hablar algo contigo y darme tu opinión. - Esperó a que estuvieran solos en ese pasillo. No le gustaba mucho tener otras orejas alrededor, porque las orejas tenían boca, y a las bocas se les iba la lengua. - Hace tiempo que estoy pensando en ésto, en una idea que me vino a la cabeza después de dejar el hampa allá por los años cincuenta y verme tirado en la calle, solo y sin un lugar a donde ir y al que pertenecer. Con el paso del tiempo ésta sensación se ha ido difuminando, al darme cuenta que éste era mi nuevo hogar, éste planeta, y que mientras viviera aquí mejor sería que lo cuidara lo mejor que pudiera, aunque eso repercutiera hacer lo que hay que hacer. Me uní a SHIELD más por necesidad que por otra cosa: me capturaron y me propusieron un trato con sustento de comida de por medio. Acepté de buen gusto, pero no lo hubiera hecho si hubiera sabido su forma de trabajar, sus puntos de vista y sus cadenas. Ahora se podría decir que ya no estoy con ellos y puedes darte cuenta de ello si miras los periódicos. - Hacía relativamente poco de los sucesos en Gotham, y la foto de su traje negro ya estaba colgada con el cartel de "enemigo público". - El BRP... RPB... - Buscó por las paredes una ayudita. - B.P.R.D. Eso. Tú mismo has señalado el por qué no me uní a vosotros. Tampoco me gustan mucho vuestros métodos, entre otras cosas, pero eso no significa que no os vea como aliados. Uno necesita aliados y alguien a tu lado en éste mundo, y con ésto llego al centro del meollo, de mis pensamientos. He estado pensando en formar una familia. No una convencional de padre, madre, hijos, perrito y una tortuga triste. Estaba pensando en buscar a seres y gente como yo, juntarlos y darles un lugar al que llamar hogar, donde poder estar con individuos como ellos sin importar sus orígenes, motivos, etc. Es solo una idea pero bueno, necesita darse unas cuantas vueltas. Incluso he pensado en hacer una Mansión X, ¿sabes? O como vosotros: familia y a la vez haciendo "trabajitos". ¿El motivo? Ya te lo he dicho: si vamos a vivir aquí, mejor será conservarlo con los métodos necesarios para ello. ¿Cómo lo ves?

Inocentes... La verdad es que esa palabra le resultaba rara de escuchar. Se solía decir "hoy en día, ¿quién es inocente?" Era una buena frase, pero Sloan no era alguien que juzgara. Es más, para él ni existía dicha palabra. Ser inocente o ser culpable estaba sometido a juicio, ya fuera personal o colectivo, y de eso Sloan no gastaba. Simplemente observaba los hechos y luego abría la boca... o cerraba el puño, lo primero que llegara.
Rojo le propuso su ayuda para escapar o esconderse de SHIELD. Sloan sonrió llevándose de nuevo el puro a la boca. La verdad es que, con el tiempo que habían gastado para cazarlo se podría decir mucho sobre los recursos de SHIELD, y ahora que había estado dentro de las tripas de la bestia y sabía como funcionaba... tal vez no consigan atraparlo nunca más mientras estuviera bien alerta.

- Descuida Rojo, que SHIELD no me preocupa... mientras no me atrapen. ¿Sabes que descubrieron uno de mis puntos débiles antes que yo? Es para quedarse descolocado... pero a parte de eso, no me preocupan mucho: sé como torearles y sé dónde me puedo meter o qué hacer para que no me pillen, así que tranquilo, que no lo harán.

Le sorprendió saber que Rojo también fue invocado (bueno, era un demonio. ¿Cómo si no pudo llegar a éste plano?), pero aun más le sorprendió que quien lo acogiera, un profesor llamado Broom, lo hizo con buenas intenciones. Tal vez las palabras de Rojo fueran más que ciertas, y tan solo necesitaban tiempo. Tal vez el profesor hubiera tenido ese tiempo, y por ello acogió al demonio. Incluso le dio un hogar, un lugar al que pertenecer... Sloan no había tenido jamás esa suerte y dentro de su mente, en alguna parte, podía notar como un pequeño ser muy dentro de él se removía inquieto y malhumorado.
El grupo despertó su curiosidad. ¿Así que le interesaba? Bien, eso era buena señal porque Sloan había pensado en el grandullón como aliado para el grupo. A fin de cuentas, su objetivo no se diferenciaba mucho del de Rojo, aunque tal vez un poquito al final, justo en la recta final.

- Por ahora no tengo a nadie. Tan solo es una idea pero... me gustaría que tomara forma, ¿sabes? La idea es básica: formar un grupo para los seres, gente y otras cosas que como yo no han encontrado cabida en éste mundo, o quieran mantenerlo ya que es su hogar, de antes o de ahora. El asentamiento aun no lo tengo decidido: tengo que pensarlo bien donde ponerlo para que todos estén cómodos y nadie se me muera por el camino. Pero bueno, lo dicho: todavía es una idea y nada más. - Apagó los restos del puro que ya agonizaba. - Lo que tengo claro es que la unión hace la fuerza, y he pensado en pedirle a organizaciones como la tuya de formar alianzas para ayudarnos mutuamente.

Pues mira, Rojo no iba del todo desencaminado, no señor. La verdad es que poco recuerda de cuando estuvieron en África y perdió el conocimiento (es lo que tiene), pero sí que tuvo presente la sensación térmica en su cuerpo y notar como poco a poco le entraba un sueño de esos que te tiras cinco siglos y te levantas preguntando qué ponen en la tele cuando ya ha llegado el fin del mundo.
Los de SHIELD en cambio no fueron tan "educados" como el clima: le metieron unos cuantos dardos en el cuerpo con nitrógeno líquido dentro y lo congelaron desde los dedos de los pies hasta las orejas. Lo siguiente que recuerda es haberse despertado en la base de SHIELD, con un negro de un solo ojo bastante cabreado mirándolo fijamente.

- Pues ya me dirás cómo hago para hacerme más fuerte si las temperaturas extremas me atonta. ¿Me voy a la Antártida en plan monje, a sentir el viento en mi cara y los huevos congelados? Me parece que no funcionaría, pero bueno, gracias al menos por comentarlo.

La idea de tener a todo el B.P.R.D. como aliado no le hacía mucha gracia, siendo sinceros. A fin de cuentas seguía siendo una agencia, llevada por agentes con sus propias metas. ¿Quién no le decía que ese tal Manning no se le giraba la tortilla y le pedía a Hellboy la cabeza de Sloan por haber infringido a saber qué ley o hecho vete tu a saber qué otra cosa? Sloan no era de los que confiaba en un grupo en general, sino en los individuos que él mismo ha visto con sus propios ojos, valorándolos sin terceros de por medio.

- Siéndote totalmente franco, prefiero tener tu ayuda y la de los tuyos a la de todo el B.P.R.D. ¿Lo he dicho bien? El por qué es bien sencillo: ya hemos estado juntos, trabajado codo con codo y he llegado a conocerte. No conozco a todos los demás miembros y por ello no confío. Me importa tu palabra, pero me importan más los actos, ¿me entiendes? ¿Quién no te dice que se me una un ser que está siendo perseguido por la agencia y te ordenen que vengas a por él? Es peliagudo el asunto, Rojo. Y gracias por lo del posible asentamiento: le echaré un vistazo a todo cuanto me pases.

Sloan se rió con Rojo por el chistecito sobre la forma de buscar los miembros, y aunque se lo tomara a guasa, la verdad es que estaba perdido con ese tema. ¿Su cara en un cartel? No gracias, ya sale su traje en los periódicos y no hace falta que se sepa más del moreno.

- Ni puñetera idea, así te lo digo. Había pensado ir del tú a tú, buscándolos personalmente a través de alguna noticia o rumor... Quién sabe, hasta podría ponerme encima de la torre más alta de cada ciudad y gritar por un megáfono a ver si contestaba alguien. Pero en fin, eso ya se verá. De momento tengo otras cosas en la cabeza, como ayudaros a vosotros y Rebecca con los del jinete que, por cierto, ¿se sabe algo más?

El humor de Rojo era de agradecer. Era como si el demonio jamás se tomaba nada en serio, excepto cuando ese algo le estaba dando una paliza, le estaba reventando la cara o cagándose encima de su pie. Solo entonces se ponía serio pero, igualmente, y tras verle en acción en África, a veces le daba la sensación que había salido de una película cómica porque, joder con el tío la de veces que casi hizo que Sloan se partiera la caja solo de verle machacar un bicho mientras no dejaba de hablar y hablar y hablar. Los cuernos cortos pero la lengua la tenía muy larga.

Le aseguró que le podría ayudar extraoficialmente, junto con Abe. Eso era de agradecer. Al menos sabía que tenía dos buenos aliados con él. Si las cosas se torcían o si por un casual su grupo se le iba de las manos y adiós medio mundo, bueno, al menos sabía que podría tener alguien que le apoyara (mientras lo del "adiós medio mundo" se mantuviera siempre dentro de la broma).
Cuando pasó a hablar de Victoria se le cambió la expresión de la cara. Estaba claro que no se lo estaban pasando nada bien investigando a dicha criatura y que la cosa era seria de narices. Aquella vez cuando estuvo con la sheriff por primera vez en la base (dios, la sheriff... Tendría que pasar a visitarla un día de éstos) y les propusieron ayudarles con lo de los jinetes, Sloan aceptó pero porque se lo pidió la propia Rebecca. De no ser por ella y que era su ayudante, no se abría inmiscuido en esos asuntos, ya que no iban con él. Pero su punto de vista había cambiado. Había sentado la cabeza por decirlo de algún modo, y si quería permanecer en ese mundo, con aquellos seres que había conocido y que le hacían sentir como si de nuevo tuviera un hogar, un lugar al que pertenecer (aunque nunca del todo), tendría que empezar a hacerse cargo de las facturas de su alojamiento.

- Ya veo... la cosa está chunga... Bueno entonces, te dejo que sigas con el trabajo, a ver si lográis sacar algo en claro. Creo que mi tiempo de visita ya ha terminado y no quiero robarte más tiempo. - Levantó la mano para estrechársela a Hellboy, como si fueran hermanos de toda la vida, o amigos de toda la vida, o familia de toda la vida (viva el "de toda la vida"). - Aun tengo vuestro comunicador así que, cuando me necesitéis para lo de Victoria, ya sabes cómo encontrarme. Por el momento voy a desaparecer unos días hasta que se enfríen las cosas por Gotham y los de SHIELD dejen de buscarme. Dale recuerdos a Abe cuando vuelvas a entrar y saluda a esa tal Liz de mi parte. Si os saltáis la vigilancia de los de arriba, bien que merece la pena conocerla algún día.

Con una sonrisa de confianza y habiendo estrechado las manos, se despidió del demonio sin pedirle que le indicara la salida. Se la conocía ya y además estaba indicada con luces y todo eso. Tan solo necesitaría pisar fuera para desaparecer de nuevo y perderse en el olvido hasta que las cosas se calmen. Aunque, teniendo en cuenta la trayectoria de su existencia, ese momento de descanso nunca llegaría.