Quiero respuestas y una cerveza que sepa de verdad (21 de abril del 2018) OMEGA - Natsuki Aoki

Le dejaron pasar, obviamente, sabían quien era él y sabían a quien quería ver; pero que supieran todas esas cosas, no significaba que no fueran a registrarle y retenerle todas las armas que llevara encima. Natsuki era temeraria, no estúpida, y dejar pasar a un desconocido que había pedido cita para verla así sin mas, sin avisar, y no registrarle, era muy estúpido, por mucho que le dijeran que hacía tratos. Cuando pasó, le hizo un gesto, sin levantarse de su asiento, para indicarle otro frente a ella y le miró evaluándole, sabiendo que seguramente él estaba haciendo lo mismo, puntuando su vestido amarillo, su postura, su gesto, valorando si era un enemigo a tener en cuenta.

Estaba sola, a diferencia de otros gángsters que sentían una patológica necesidad de verse acompañados por sus subordinados o fulanas, con ella sólo había un hombre, su guardaespaldas, atento a todos los movimientos de Jason, sin lugar a dudas, reparado para proteger a Natsuki, ante cualquier movimiento extraño o sospechoso, nada más sentarse, apareció un camarero, dispuesto a tomarles nota de lo que iban a tomar, si había algo que caracterizaba a todas las mujeres de la familia Aoki, era su hospitalidad, con los invitados que eran educados.

- Ha recorrido un largo camino sólo para venir a hablar conmigo, Todd-san.

Le intrigaba, no iba a negarlo; sentía curiosidad por los motivos que podrían haberle llevado a el, un tipo que no conocían ni en si casa, hasta Tokyo para hablar con ella, pero estaba segura, que fuera lo que fuera, lo averiguaría pronto. Jason Todd no parecía ser el tipo de persona que se guardaba sus profundos pensamientos para sí mismo. Por lo que le había escuchado decir a sus hombres, guardaba ciertas semejanzas con ella, decía lo primero que se le venía a la cabeza sin preocuparse demasiado por las sensibilidades ajenas. Hace unos años, habrían mantenido una interesante conversación

El camarero no tardó en traer las consumiciones, una cerveza para él y sake para ella, se acomodó en su asiento y escuchó las palabras de Jason, parecía estar interesado en obtener información. Un asunto peliagudo, la información podía ser un arma más poderosa que las balas, y como tal, solía ser más cara. No tenía muy claro que el joven ante ella pudiera pagar su precio, pero claro, antes tenía que saber que pretendía averiguar.

- ¿Y qué es lo que necesita preguntar Todd-san?

No tenía prisa por responder a sus preguntas, pero tampoco quería eternizarse, a fin de cuentas, por mucho que ella hubiera aceptado aquella reunión, no era una compañía de su elección, si su objetivo fuera beber y divertirse; aquello eran negocios y aunque su interlocutor fuera agradable y atractivo, no tenía ninguna intención de estrechar lazos con él más allá de una cordial relación comercialmente beneficiosa para ambos, o poco cordial, si él prefería. Generalmente cuando ella optaba por la vía no diplomática, era culpa del resto, ella nunca tenía la culpa de que el resto fueran idiotas. Nunca.

Se acomodó en su asiento, esperando que Jason formulara su pregunta como si ella fuera uno de esos oráculos occidentales de la antigüedad, a fin de cuentas también llevaban una viuda alejada del sexo opuesto; con la sutil diferencia de que ella no se ponía hasta arriba de todo para responder a nadie, y si la ofendías, no te maldecía, te arrancaba la cabeza y se quedaba tan ancha. Esperaba no tener que llegar ahora a tales extremos, arruinaría el sake y su bonito vestido amarillo.

Conocía de oídas a su jefe, no sabía mucho sobre él, era conocido, pero no especialmente famoso, ni para bien, ni para mal, simplemente se sabía que operaba en Gotham y que ocasionalmente hacía ciertos negocios, no había nada que fuera realmente destacable de su jefe, así que tampoco mostró demasiado interés, era otra persona que ocultaba su identidad y quería información. Un negocio como otro cualquiera. De lo que si había escuchado hablar era de Gotham, una ciudad tan corrupta y podrida que apestaba entera, fueras a donde fueras, siempre, en cualquier lugar, podías percibir ese olor a mierda. No había tenido el “placer” de visitarla personalmente, pero si lo que se decía de esa ciudad era cierto, procuraría no poner nunca un pie en ella.

- Conozco la organización, allá donde van, la sangre corre como un río desbordado. Pero si tu jefe tiene relación con ellos, sabrá, tan bien como yo, que son muy herméticos con sus asuntos sólo dan a conocer lo que ellos quieren que se sepa. Lamentablemente, hoy por hoy, sólo puedo confirmar que la organización sigue existiendo, en aparente buena salud, así que aunque no he tenido noticias directas ni de su líder, ni de su hija, nada hace sospechar que las cosas hayan cambiado en su seno. Sin embargo... y ya que parece que el asunto es de interés personal, veré que más puedo hacer al respecto, pero no puedo prometer nada.

No había muchas noticias al respecto de la Liga de Asesinos, pero quizás pudiera encontrar la forma de contactar con ellos, corrían rumores, de que antiguamente existía una manera de contactar con ellos, quizás esos rumores fueran acertados, todo era cuestión de investigar. Aunque tenía claro que no pondría en peligro a sus hombres sólo por la nostalgia de un enmascarado de América, pero haría lo que estuviera en su mano para ofrecerle la información que pedía, aunque ignoraba que motivos podían llevar a su jefe a relacionarse con esa gente, no eran precisamente, personas con las que ella iría a tomarse un té.