Casting de Stephanie Brown.

A Steph le encantaba el olor de Gotham después de la lluvia, aunque no pudiera apreciarlo todo lo que le gustaría debajo de la capucha. De algún modo, parecía que el agua se llevaba un poco de la polución y los defectos de la ciudad, hasta parecía que la cantidad de crímenes se reducían cuando llovía, como si los criminales temieran que se les encogiera la ropa con el agua, aunque su teoría iba más encaminaba al miedo a resbalar mientras huían de Batman, pero lo importante no era eso, si no que tenía tiempo para relajarse un poco. Y repasar el examen que tenía en dos días.
Ella no podía permitirse pasarse las noches estudiando para los exámenes finales, así que tenía que ir con los apuntes arriba y abajo cuando trabajaba... y cuando no también.
Pero sabía en lo que se metía con el trabajo, así que no tenía mucho derecho a quejarse (aunque tampoco es que le importara mucho a lo que tenía derecho y a lo que no, ella hacía lo que quería y nadie la escuchaba murmurar por debajo de la capucha lo terrible que era su vida).

Si no fuera porque llevaba el traje se habría metido en una cafetería cualquiera a tomar algo, estaba lo bastante cerca de la ciudad en sí como para que hubiera comercios y la lluvia había dejado todo mojado, pero en aquella zona no estaban acostumbrados a que los vigilantes entraran y salieran del local como un cliente más, así que mejor se quedaba en aquella repisa, que más o menos había acomodado y secado, a estudiar y a esperar que ocurriera algo.
Por suerte para su aburrimiento y no tanto para su expediente académico, le llegó una llamada de la radio de la policía, pedían unidades para un atraco con rehenes en una tienda de 24 horas a apenas un par de calles de allí. Desde que tenía los batjuguetes todo era mucho más cómodo, antes tenía que conformarse con un busca barato y un receptor de ondas que fallaba más que funcionaba, pero desde el acceso a la Batcueva y sus Bataccesorios su productividad había aumentado considerablemente. Ser amiga de Batman era como el mayor de los chollos de la historia.

No tardó en llegar a la escena; por supuesto a los cuatro policías que había allí ni se les había ocurrido el colarse por la puerta de atrás (no se podía pedir más de la mayoría de agentes de Gotham, mucho hacían ya teniendo esa profesión en una ciudad como aquella), así que allí se dirigió Spoiler, dispuesta a acabar con ello, y ya de paso cobrarse con un buen café y algún dulce que le ayudara con la larga noche que quedaba por delante.

Estaba a punto de abalanzarse sobre el primero de los tres ladrones; ya estaba lo suficientemente cerca como para saltar sobre él y quitarle la pistola, luego sería fácil, su plan era perfecto y no tardaría en deshacerse de ellos, todo sería emoción y aplausos y policías satisfechos con su actuación y su foto en la primera página del periódico (de la zona de cosas-no-tan-importantes-porque-Batman-no-ha-estado-involucrado... pero menos daba una piedra, ya era más reconocimiento del que encontraba normalmente) y ella volvería a casa con la sensación del trabajo bien hecho, un vaso de papel casi vacio con algún tipo de café con más sabor a caramelo que otra cosa y con un poco de suerte una felicitación escueta del propio Batman, aunque lo dudaba... principalmente porque estaba medio desaparecido. Pero en ese momento escuchó un quejido más agudo de lo que era habitual.
Buscó el origen del sonido con la mirada e hizo un mohín de desagrado. Había niños. Y si había niños las cosas siempre se complicaban, no podías saltar sobre uno de los tipos y esperar para que nadie saliera herido. Tenías que tener cuidado porque los niños se movían y ponían nerviosos a los maleantes.
Volvió a mirar a los ladrones. Luego a los rehenes (Un padre con un niño de menos de 10 años ¿Por qué había un niño fuera de casa a esas horas de la noche? y dos chicas que no tendrían más de 18 años, aparte de dependiente de la tienda) y luego a los ladrones otra vez.
Que fuera lo que el gran Dios del Espagueti quisiera, y que el niño no se moviera por favor.
-¡Eh, tíos!- Se incorporó con un batarang eléctrico en cada mano y los lanzó a dos de los tres tipos. Se fijó mientras saltaba a por el tercero, aprovechando que le había pillado por sorpresa, que los otros dos habían caído al suelo, aquellos batarangs no te electrocutaban, pero sí dolía lo suficiente para que uno no pudiera moverse mucho por un ratito. -Es hora de irse a la cama ¿No os parece?- dijo justo antes de darle un puñetazo en la nariz al tipo sobre el que había caído, para dejarlo inconsciente.
Aquello había sido incluso más fácil de lo que había supuesto al principio.

Consiguió salir sin ningún problema a la calle con los rehenes, ni una sola bala había volado en su dirección y todos habían conseguido salir delante de ella, todo un éxito, podría autopremiarse con unos vaqueros bonitos cuando cobrara otra vez.

Sonrió ante los aplausos de los curiosos que se habían acercado al escuchar el ruido de las sirenas, y tuvo que reprimirse para no hacer una reverencia teatral. Así que después de asegurarse de que todos los rehenes estaban bien y la policía se encargaba de los maleantes volvió a las sombras.
Al fin y al cabo allí es donde volvían siempre, en las sombras podían guarecerse, podían conseguir ventaja, podían descansar... Y allí le esperaban sus apuntes.
Suspiró.
Al final sí que iba a ser una noche larga.