Vamos... que la he liao parda [Pre-Omega] [Libre]

Me llamo Stephanie Brown.
Y me he metido en un problema de los gordos.
Todo empezó pronto por la mañana, como todas las buenas historias de este tipo. Un día normal ¿vale? Parecía un día normal. Levántate a las 7 y media para ir a clase, desayunar gofres (gracias mamá) y un café bien cargado que aumente las posibilidades de soportar Matemáticas Aplicadas sin morir en el intento, pillar el autobús por los pelos (como siempre) y llegar a clase a soportar más estupideces de las que cerebro humano debería almacenar (En serio, Matemáticas aplicadas es un suplicio).
Bien, hasta ahí normal, un día más.
Incluso si lo alargamos hasta la hora de la comida todo guay, nada epecialmente especial.
Pero ah, por la tarde tendría que haber captado el cambio de aires que presagiaban tormenta.
Literal y metafóricamente (Os digo muy en serio que solo hay dos cosas peores que patrullar con lluvia: Que te baje la regla cuando estás de camino a resolver un aviso y la nieve).
A media tarde, más o menos, se puso a caer una de esas lluvias que más que un fenómeno meteorológico parece una fuga en el sistema de cañerías de alguna nave que justo pasara por encima (Atalaya, contrata un fontanero para el mantenimiento, primer aviso) y por si eso no pusiera a los estudiantes lo suficiente nerviosos de por si, había profesor sustituto a últimas horas.
Así que me pareció buena idea (En serio, en ese momento parecía muy buena idea) el salir de clase pronto y dedicar la tarde a trabajar en un caso que me tenía mareada un par de días.
No era nada del otro mundo, mis casos no suelen serlo, pero era un grupo bastante bien organizado que siempre usaba el mismo sistema para atracar pero eran escurridizos, no había conseguido pararlos a pesar de todo. Por eso quería ponerme a fondo con ello. Igual podría adelantarme a ellos y pararlos, al más puro estilo Robin.
Así que nada, ahí estaba yo, bajo la lluvia, investigando la escena del último robo. Por suerte llevo más capas que una cebolla con este traje y todavía no estaba calada hasta la ropa interior (aunque casi) cuando escuché la llamada de la policía, varias horas después.
Era pronto para que saliera Batman, aunque era su zona, así que escuché con atención.
Un grupo armado había entrado en el museo, había MUCHOS rehenes, aunque el grupo en sí no eran más de 5 o 6 según habían podido ver por las cámaras de seguridad.
¡ERA UN TRABAJO PARA SPOILER!
(Claro que sí, el puñetero complejo de héroe del que no hay modo humano de librarse)
Como no podía ser de otro modo, antes de que mis dos neuronas pudieran hacer conexión y decirme "anda, manda un mensaje por el canal a ver si se puede acercar alguien con más nivel que tú" me dirigí al museo.
Y todo habría salido bien. Me había colado bien. Estaba siendo sigilosa. Inteligente. Ágil. Rápida.
Pero claro, eso no podía durar.
Niños, no os recomiendo intentar retroceder sin que te pillen para volver tras la columna tras la que habíais estado espiando cuando tienes la capa chorreando.
He visto resbalones en anuncios de teletienda menos aparatosos.
¿Y lo siguiente?
Despertarme con un dolor de cabeza digno de mi peor resaca y, por supuesto, atada a una silla (Hay momentos en los que una agradece que la mayoría sean lo bastante narcisistas para no pegarte un tiro y ahorrarse problemas posteriores).
Pues a ver cómo me las apaño yo ahora.

Debía habérselo imaginado. Para empezar, se había criado allí, y sabía cómo funcionaban las cosas, por lo que debería haber supuesto que la probabilidad de verse envuelta en un delito era muy elevada, especialmente si se metía en algún sitio de esos para turistas.

Era por eso por lo que había aceptado maquillarse para parecer viva (es decir, sólo algo paliducha) y se había puesto uno de sus trajes más discretos que la hacían parecer una sencilla oficinista. Con unas gafas de sol sobre sus ojos, el efecto de ser una persona normal era total, y afortunadamente no se había puesto el sol lo suficiente como para que se notase que brillaba levemente en la oscuridad.

Pero tuvo que aceptar acompañar a Dina al museo.

Se sentía como una idiota por no haber pensado que era el sitio perfecto para secuestrar turistas y pedir rescate por ellos, y mucho menos por no haber sospechado cuando vio a esos tipos vestidos exactamente igual ir posicionándose cerca de las salidas.

Al menos cuando empezó el tiroteo había sido capaz de reaccionar, escondiéndose tras un sarcófago, arrastrando a Dina consigo. Tapó la boca de su aterrada secretaria y observó cómo se iban desenvolviendo los acontecimientos. Los hombres empezaron a ir tomando posiciones en la puerta mientras obligaban a los rehenes a ir apiñándose en un punto desde donde pudieran verlos mejor.

Con toda la presencia de espíritu que pudo aunar, Joanna arrastró a su secretaria hasta uno de los despachos que acababa de ser visitado por uno de los maleantes. Quiso también la fortuna que estos estuviesen demasiado preocupados en arrastrar al conserje como para fijarse en las dos chicas que se escabullían por el fondo del edificio

Quédate aquí y no te muevas, ¿de acuerdo? Llama a la policía y no alces la voz. la alcaldesa se quedó mirando a los ojos a su secretaria, que estaba al borde de un ataque de nervios, llorando

Todo va a salir bien, Dina. Estoy aquí, ¿entendido? Ahora encógete dicho eso, cerró el armario y se dirigió hacia la puerta. Desde ahí se asomó y pudo ver cómo una chica rubia vestida en spandex era reducida por un par de matones. O mejor dicho, recogida del suelo

La política se llevó la mano a la cara con desesperación. Ahora había un rehén más, y encima era un héroe de la ciudad. Si al menos Batman estuviera aquí... Pero no estaba, y esa chica era su oportunidad para escapar de ese lugar.

Ahora la cuestión era... ¿Cómo demonios iba a sacarla de ahí? Y de paso, sin que la descubriesen...

Vale, Stephanie, con el golpe que te has dado tienes dos opciones: has matado tus últimas neuronas o has provocado que hagan contacto.
Reza a Batdiosito, patrón de los Superhéroes para que haya sido la segunda y se te ocurra un plan porque esta vez sí que la has hecho buena.

Parpadeé varias veces intentando enfocar la vista sin ningún éxito.
Claro, me habían movido la puñetera máscara, solo uno de los ojos estaba más o menos bien colocado así que mi visión era muy limitada. Si ya me lo había dicho Tim "esa máscara no es práctica, Steph" y yo le había dicho "por lo menos a mi no me reconocerá hasta el lechero si alguna vez llevo gafas de sol".
Pero claro, siempre acababa teniendo razón, ese imbécil. Ugh, lo que habría pagado por tenerlo ahí en ese momento.
Por o menos parecía que no me habían quitado la capucha del todo en ningún punto, probablemente simplemente se me había movido cuando me habían arrastrado y la habían dejado así. Eso era un punto a favor de no desesperarse. Todavía quedaba una posibilidad de que no todo Gotham conociera mi identidad secreta.

Me revolví un poco en la silla, para ver hasta qué punto estaba bien enganchada.
Bien, esos idiotas no tenían sentido común pero sí un buen conocimiento de nudos. Me iba a llevar un rato más o menos largo el deshacerme de esas ataduras porque la posibilidad de llegar al batarang más cercano eran inferiores a que los Gotham Knights ganaran la liga nacional (Y, en serio, mirad sus ránkings últimamente, no se pierden de camino al estadio porque existe el gps).

Por lo menos parecía que los rehenes estaban bastante tranquilos (porque no podían haberme puesto muy lejos de ellos por falta de efectivos que tenían los maleantes) así que quería creer que por el momento estaba siendo un secuestro limpio.
Y así tenía intención que siguiera, limpio y que solo sufrieran las consecuencias aquellos secuestradores de mierda.

Vale. Sigue intentándolo con las ataduras, pero mientras tanto piensa Steph, piensa qué puedes hacer para salir de esta sin liarla todavía más.

La política se acarició el puente de la nariz, volviendo a ocultarse dentro de la sala. No se le ocurría nada para salir de esta, o al menos, no por sí misma. Si usaba sus poderes, corría el peligro de que los rehenes fueran heridos en el tiroteo subsecuente, y además no estaba entrenada para estas situaciones como Nightwing o Aqualad...

Se quedó unos segundos en blanco, antes de que su rostro se iluminase. ¡Pues claro! Quizás ella no estuviese entrenada, pero sí podía recurrir a los muertos que sí lo estaban. Se concentró unos segundos y trajo con ella a un joven miembro de los SWAT que la miró con confusión durante unos segundos. Hablaron en voz queda y, finalmente, trazaron un plan.

Unos largos segundos después, la puerta del despacho se abrió y dos figuras emergieron de ella en silencio. Una era una mujer trajeada, con el pelo negro suelto en cascada enmarcando su pálida piel, que avanzaba hacia lo que parecía la puerta de salida con la habilidad de un amateur (es decir, ninguna)

La otra figura era un chico embozado en traje de SWAT completo, armado sólo con un cuchillo, que se acercó hasta Spoiler, moviéndose como un veterano. Hizo un par de señas a la heroína indicándola que no dijese nada ni hiciese ningún gesto brusco y se agazapó en las proximidades, esperando.

Entonces, Joanna tiró a drede uno de los soportes de las cintas, haciendo un estrépito tal que todos los secuestradores se volvieron contra ella. La mujer se encogió y levantó las manos, como resignándose a que la hubiesen cogido mientras varios de los atacantes la apuntaban con armas y dos se acercaban a llevarla al redil.

Ese fue el momento que el SWAT escogió para usar su cuchillo en las cuerdas de Spoiler, trabajando rápidamente

No tengo tiempo dijo el susodicho. Su voz era antinatural, como si proviniese de otro mundo, o estuviese muerto. De hecho, brillaba ligeramente de color verde. Y era frío al tacto. Y tenía un agujero de bala en plena frente

Esto es todo lo que puedo hacer por tí, niña. No nos defraudes tras cortar del todo las cuerdas, el hombre se desvaneció en un humillo verde que sólo algunos de los rehenes habían visto a juzgar por la cara de sorpresa que estaban poniendo.

Mientras tanto, los hombres daban un par de empujones a la alcaldesa, que simplemente levantaba las manos tan estoicamente como podía. Esperaba que su plan hubiese funcionado, porque si tenía que hacerlo todo por sí misma... bueno, no quería pensar en lo que dolían los disparos

Definitivamente, no iba a quitarme estas ataduras hoy.
Y puede que ni siquiera mañana.
Esas cosas estaban tan bien puestas que me hicieron plantearme si, por algún casual, el que las había hecho todavía guardaría sus cosas de Boy Scout.
Y por supuesto no se me ocurría ningún tipo de plan alternativo que no incluyera la oportuna y repentina aparición de algún otro de los vigilantes de Gotham. Lo cual resultaba casi imposible, porque a esa hora debían estar todos... no se, viviendo sus vidas o encargándose de otros problemas.
Estaba perdida.

Y, de hecho, lo había dado por perdido cuando vi a un tipo de swat haciendo gestos que básicamente significaban "Calladita está usted más guapa, Miss Spoiler". ¿Pero qué hacía un SWAT allí? ¿Y por qué solo uno? No podía verle bien por lo de la máscara pero tenía una pinta rarísima, el tipo ese.
Pero bueno, quién soy yo para juzgar, que llevo mallas y capa.
De repente un movimiento llamó mi atención. Una de esas mujeres trajeadas que solían tener más iniciativa de la que deberían estaba intentando huir de allí con menos pericia incluso de la que había demostrado yo.
Querría haberle dicho algo, indicarle que se dejara de tonterías y volviera a su escondite (al fin y al cabo si habían entrado los SWAT no tardarían en sacarles de allí) pero no había modo humano de hacerlo sin delatarla y llamar la atención.
Malditas cuerdas.

Pero AH. Buen chico, SWAT rarito. Buen uso de las distracciones.
El tipo, que de cerca daba incluso más mal rolo (¿era verde o solo era mi imaginación?) cortó las cuerdas y se desvaneció en un humillo verde.
Por todos los dioses del mundo y un par más de planetas exteriores. Qué acababa de pasar.
Me sentía como en Ásterix y las 12 pruebas ¿Me mandarían ahora a visitar al Venerable de la Cumbre?
Pero bueno. Estaba libre, libre como el sol cuando amanece, como el mar y como Miley Cyrus últimamente (aunque no se hasta qué punto está bien que te salgan las cosas como a Miley Cyrus últimamente....)
Aquel SWAT fantasma me había salvado.
Batdiosito bendiga su alma.

Me coloqué bien la máscara con todo el disimulo que fui capaz y tardé unos segundos en analizar la situación, colocación de los tipos, de los rehenes, tipos de armas... Fueron, probablemente, de los segundos más largos de mi vida, pero finalmente sonreí con confianza, me coloqué la capucha y me levanté, lanzando la silla a los dos secuestradores más cercanos, que apenas tuvieron tiempo de reaccionar antes de que les cayera una silla y una Spoiler de mal humor encima.
Probablemente iban a necesitar reconstrucción facial después de eso.

Joanna empezó a ser escoltada por los matones. Por supuesto, se aseguraba de arrastrar mucho los pies y poner algo difícil el llevarla con los demás para ganar tiempo y llamar la atención. Por un momento, agradeció que el maquillaje y las gafas la ocultasen lo suficiente como para que no la reconociesen. O quizás simplemente era que su ciudad era pequeña y estos tipos no miraban los periódicos, a saber...

El caso es que finalmente Spoiler lanzó la silla contra los matones, echándose encima de dos de ellos. En ese momento, la alcaldesa giró sobre sí misma. El tipo que la escoltaba recibió una bofetada por parte del pelo que le hizo recular, abriendo las piernas.

Joanna no sabía defenderse. Ni si quiera sabía pelear. Pero sí sabía levantar su pierna con todas sus fuerzas, y también conocía la maniobra más básica de incapacitación que se podía usar contra un hombre. Sus espinillas impactaron con contundencia en plena entrepierna del hombre, que apretó los dientes y se dobló en el suelo mientras sus compañeros estbaan demasiado distraídos con la heroína de mallas.

Rápidamente, Joanna se agachó, agarrando de la pechera al matón que acababa de derribar. Hubo un brillo verde y el hombre se desplomó, jadeando extremadamente agotado. El brillo de la alcaldesa se intensificó y sus gafas de sol no podían ocultar ni el fuerte brillo verde ni el humillo que emergía de ellas

Uno menos, quedaban tres. Sin embargo, no se atrevía a meterse directamente en el combate: Después de todo, como ya habíamos dicho antes, la joven política no sabía combatir, y no quería molestar a la que sí era una veterana. O al menos, más que ella.

Entonces uno de los matones se giró, quizás con la intención de coger a la morena para usarla de escudo humano, o tal vez con la intención de huir. Joanna dudó unos segundos, y el tipo, impresionado por lo que estaba viendo, también. Entonces, sin pensárselo, y al grito de "¡Joder, es otra friki!" el tipo levantó su pistola y abrió fuego

Joanna se encogió, rasgando la realidad a medida que se movía. Donde antes había una mujer vestida de traje chillando de miedo ahora... ahora había una mujer vestida de traje chillando de miedo cubierta por un enorme escudo de lágrima. Escudo que estaba pegado a un caballero con la armadura oxidada, que brillaba con la misma luz verde que ella y que estaba empezando a esgrimir una espada ancha por encima de su cabeza.

Por fin las cosas empezaban a ir como yo había calculado, esperado y vaticinado que debían ocurrir. Andaba dando golpes a diestro y siniestro, en plan escena final de una peli de Jackie Chan, mientras escuchaba un murmullo emocionado de los rehenes y alguna que otra exclamación de ánimo de los más valientes.
Ah, el dulce sonido del triunfo.

Otro de los hombres cayó revolviéndose, tratando de deshacerse de las cuerdas que le rodeaban e imposibilitaban el movimiento. Pues que tuviera suerte con eso, que era cable de acero del que usaba para colgarme de edificio en edificio y lo había enrollado a base de bien, si se soltaba le pediría un puesto en el Libro Guiness de los Records.

Y con ese ya llevaba tres caídos; si se mantenían inconscientes y seguía a ese ritmo tendría el trabajo hecho antes de que la policía se animara a estropearme el plan (porque les oía fuera, intentando contactar con los secuestradores, pero estaba un poquito ocupada como para informarles de la situación).

Iba a ir a por otro más cuando escuché el grito y el disparo.
No sabía de dónde había salido ese arma y por un momento creía que la bala había ido en mi dirección y había fallado.
Pero no.

-Guala tío. Pero qué es esa cosa- dije con los ojos como platos.
Me había quedado totalmente flipada con ello y hasta que no oí el "pero no te quedes ahí parada, Spoiler" que, presumiblemente había salido de la boca de alguno de los rehenes no caí que aquella conmoción era el momento perfecto para acabar con los que me quedaban.

Salté sobre el más cercano. Batdiosito quisiera que aquella cosa no fuera más problema que ayuda.

FDI:

Joanna empezó a abrir uno de sus ojos cuando vio que el disparo había impactado contra algo de metal. Segundos después, estaba abriendo los ojos como platos. Nunca había traído parcialmente a nadie, y aunque apenas había consumido energía, la criatura parecía centrada sólo en cumplir la orden que le había dado de forma inconsciente: Que la protegiese.

El esqueleto soltó un aullido y lanzó un tajo directo al cuello del asaltante, que se salvó de milagro al caer de culo al suelo por la impresión. El hombre inmediatamente empezó a balbucear heroicamente y a lloriquear como todo un hombre, haciéndose un ovillo mientras el caballero volvía a elevar su arma

¡No! ¡Detente! La criatura, sorprendentemente, obedeció, y Joanna suspiró aliviada. Con un gesto de la mano, lo exorcizó y se agachó al lado del secuestrador que se encontraba en estado catatónico. No parecía que fuera a hacer daño a nadie, pero era mejor no dejar nada al azar. Con un brillo verdoso, el hombre quedó inconsciente en el suelo, y Joanna se incorporó, mirando a su alrededor. Spoiler parecía haber acabado ya con los que quedaban, y la gente parecía a salvo.

La alcaldesa suspiró aliviada, quitándose las gafas de sol mientras lanzaba una mirada a su alrededor.

Bueno... No ha estado mal, para haberte dejado atrapar comentó la morena sonriendo de lado. Dicho eso, le tendió la mano a la heroína, dispuesta a estrechársela

Spoiler, ¿verdad? No has hecho un mal trabajo. Soy Joanna Hardins, alcaldesa de Happy Harbor. Quizás te interese pasarte algún día por mi ciudad... la mujer le dedicó una sonrisa segura de sí misma. Ahora que todo estaba encarrilado, se sentía algo más segura de sí misma, y las relaciones sociales seguían siendo su fuerte, después de todo

¿Puedo invitarte a algo? Preferiblemente en un lugar seco y sin maleantes...

Acabar con esa gente no fue nada del otro mundo. Bueno, por mi parte. En cambio no podía decir lo mismo de la otra rehen, la que invocaba cosas. Eso sí era del otro mundo. Menudo alucine de poder, el efecto secundario de brillar como un gusiluz valía la pena si uno podía invocar esas cosas y todo.
Yo no había hecho llorar a nadie nunca.
Excepto a Tim y a aquel niño en primaria, pero eso no contaba.

Estuve a punto de soltarle un discurso sobre la heroicidad y lo difícil que era dedicarse al mundillo del vigilantismo sobre todo cuando no tenías talento (o eso decían) y lo hacías todo a base de fuerza de voluntad, ganas y ánimo (o eso decían), pero entonces me ofreció la mano con una sonrisa. Y por alguna razón me inspiró algo así como confianza. Le estreché la mano devolviéndole la sonrisa (ella no la iba a ver, pero esas cosas se emanaban a través de las máscaras y de todo)

-Sep, Spoiler, la misma que viste y calza- contesté con algo de altanería. Uh. No era un mal trabajo... era un BUEN trabajo, pero no iba a contradecirla, aquella tipa era alcaldesa, BATDIOSITO SAGRADO. Aquella era mi primera autoridad no-Gothamita ¡OH YEAH, SPOILER, SUBIENDO DE CACHÉ COMO LA ESPUMA DE ESA CERVEZA QUE DEBERÍAS ESTAR DISFRUTANDO EN LUGAR DE ESTAR PEGÁNDOTE CON ESOS TIPOS!
Intenté que mi emoción no se notara, claro, tenía que parece que estaba acostumbrada a salvar a gente de caché, claro que sí, todos los días, a todas horas, me codeaba con tanta gente con dinero que si se pelearían por escribirme una carta de presentación para... no se, la universidad de superhéroes o algo. -Suena bien, Happy Harbor es bonita- o eso decían en la agencia de viajes que había cerca de mi trabajo, era un buen sitio para veranear... igual podía llevar a mi madre a pasar unos días de relajación de verdad, sin los problemas de Gotham alrededor. -Hm, claro, conozco un sitio en el que están acostumbrados a ver gente con estas pintas y está aquí al lado... pero antes...- levanté el dedo índice, para pedirle que esperara un momento y fui corriendo (con cuidado de no resbalar, claro) a abrir a la policía para que se pudieran encargar de los rehenes y los maleantes. En ambos bandos iban a hacerles falta muchas mantitas de shock.
Es más, a mi no me iría mal una mantita de shock tampoco.
Volví al poco y me planté delante de Joanna -Bueno, ya estoy lista...- dije algo dubitativa ¿se suponía que tenía que hablarle de usted o algo? ¿Había protocolo con los alcaldes o uno simplemente los trataba como a cualquier otro? ¿Le ofrecía salir por la puerta de atrás para evitar las cámaras o cómo estaba la cosa?

Joanna sonrió cuando la chica le estrechó la mano, posando su otra mano en el hombro de la heroína tal y como se esperaba de un político... y aún con todo, tenía un aire mucho más natural que el de muchos otros compañeros de profesión

Suena bien, Happy Harbor es bonita

Lo es, y está llena de jóvenes héroes la alcaldesa le dedicó un leve guiño de ojo, separándose de la heroína.

Hm, claro, conozco un sitio en el que están acostumbrados a ver gente con estas pintas y está aquí al lado... pero antes...

La morena asintió y aprovechó para dirigirse con grandes zancadas al despacho donde había escondido a su secretaria, que se encontraba al borde de un ataque de nervios. Pocos segundos después, cuando Stephanie volvió, se encontró a la fantasmal política ayudando a sentarse a una chica de rasgos griegos que parecía al borde de un ataque de histeria

Bueno, ya estoy lista... Joanna asintió y le dedicó una enorme sonrisa a la justiciera, como si pretendiese exorcizar las dudas de ésta con dicho gesto. Se separó de Dina y se acercó a Stephanie, tocándole suavemente el hombro

Spoiler, cielo... ¿Te importa si salimos por atrás? No me gustaría que los periodistas nos persigan hasta ese local... principalmente porque si se volvía famoso, los mafiosos/maleantes locales lo atacarían, especialmente los que tuviesen interés en hacer daño a la rubia. Casi era mejor que si les pillaban, fueran unos paparazzi que pensasen que era algo casual.

Mientras avanzaba hacia la puerta de atrás con cierta seguridad (aunque las rodillas aún le temblaban un poco), la alcaldesa introdujo su mano derecha en el bolsillo de su chaqueta, extrayendo un reloj de bolsillo. Tras abrirlo y contemplar con una leve sonrisa la fotografía de sus padres, volvió a cerrarlo y se giró hacia la heroína, ya en el umbral de la puerta


La mujer sonrió suavemente, antes de echarse a un lado, con un leve cabeceo

Bueno, tú guías, cielo. ¿Por dónde?

Gotham, la ciudad donde el crimen nunca duerme. Al menos eso era lo que los medios cacareaban una y otra vez.

Pero por mucho que los medios le hincharan las narices, Gordon no podía evitar darles la razón demasiado a menudo. Su maldito día libre acababa de irse por el retrete en cuanto recibió una llamada de un grupo de atracadores que acababan de entrar en el museo de historia natural y habían tomado a todos los visitantes de rehenes. La cuarta vez en tres meses.

Por un momento echó una ojeada al cielo y al reloj, y se le pasó por la cabeza la tentación de esperar la hora que faltaba antes del anochecer, encender la Bat-señal y dejar que su viejo amigo se encargara. Un puñado de criminales de tres al cuarto sería un juego de niños para el vigilante. Y él podría tomar el descanso que se merece.

Tentaciones, tentaciones... Pero allí estaba él, frente a la red policial que ya había acordonado la entrada principal del museo. ¿Por qué si no le habían ofrecido la placa?

Bullock ya estaba allí, mordisqueando el donut que se había dejado a medio comer mientras se ponía a escupir órdenes y migajas cual sargento chusquero.

-¡Carlson, tú vigila la entrada norte! ¡Vosotros dos, no quitéis la vista de la ventana! ¿Dónde está el maldito megáfono? ¡Hace como siete minutos que lo pedí!

-¿De verdad crees que te hace falta, Bullock? Ya te habrán oído hasta en Metrópolis -Gordon arrugó el entrecejo ante el ruidoso y molesto tono de voz de su compañero.

-¡Hombre, Gordon! ¡Si se ha dignado en venir! -Bullock puso los brazos en jarras-. -¿Qué pasó, su amiguito Batman no le contestaba al Facebook?

-Estamos de servicio, Bullock, deje las malditas bromas para cuando estemos en la cafetería -Gordon lo fulminó con la mirada-. ¿Cuál es la situación?

-¿Versión resumida o comentada por el Crítico Nostálgico? -Bullock se terminó de zampar el donut-. Nada nuevo, comisario, un puñado de ladronzuelos, de tres a cinco, irrumpiendo en el museo, rehenes... Y de momento cero intentos de negociación. Un puñado de novatos, si me pregunta. Y lo mejor de todo: ni rastro de frikis con máscara.

-Así que sin negociaciones, ¿eh? -Gordon frunció el ceño. Eso podía significar que estaban a punto de hacerlo o que su falta de coordinación era tan grande que ni se habían parado a pensar en las consecuencias de sus actos. Su experiencia le invitó a confiar en lo segundo.

Fue entonces cuando empezaron a escuchar gritos desde el otro lado. Ruido de cosas golpeando y rompiéndose, disparos... Los policías miraron muy inquietos, pero no podían reconocer nada al otro lado del cristal empañado por el reflejo de las luces de la entrada. Gordon sintió un pequeño alivio adicional a su nerviosismo. Batman no era el único que patrullaba las calles de Gotham, y los otros no actuaban necesariamente sólo de noche.

-¡Pues así tendrá que seguir! -desenfundó su revólver-. ¡Bullock, tú y tus hombres de frente! ¡McDennis, Montoya, Hilson, vosotros conmigo!

Mientras el malencarado policía seguía escupiendo órdenes y coordinando el asalto frontal, con menos pericia que el comisario, Gordon ya estaba dirigiendo a sus hombres a toda carrera, dando un rodeo por la parte de atrás del museo. Lógicamente los atracadores intentarían fugarse por allí. Si sólo eran unos cinco individuos como mucho se bastaban ellos solos. Y la política de Gordon era siempre disparar a incapacitar, nunca a matar.

Tal y como esperaba, la puerta de atrás se abrió, y tanto él como sus hombres se plantaron por delante, pistola en mano, a la espera de amedrentar a los delincuentes y conseguir que tiraran las armas. Lo que menos se esperaba era encontrarse frente a Spoiler, una de las "juventudes Batmanianas" (un chiste privado suyo), y a una mujer de facciones pálidas que... Un momento, ¿Joanna Hardins, la alcaldesa de Happy Harbor? ¿Qué demonios estaba haciendo allí?

Por fortuna la veteranía de Gordon le ayudó a ocultar su sorpresa y mantener su mejor cara de póker mientras aguardaba a la salida de las dos mujeres, y dio la orden a sus hombres de bajar las armas. A fin de cuentas, técnicamente hablando ambas eran de "los buenos".

-No tan deprisa, señoritas... Espero que no les importe que les tome declaración -enfundó el revólver y sacó un blog de notas. Le importaba un comino que muchos de sus compañeros usaran ahora esa pequeña tableta digital, él nunca dejaría de estar chapado a la antigua-. Un poco lejos de Happy Harbor, ¿no cree, señorita Hardins?

Por suerte para mi, la alcaldesa se adelanto a la pregunta que pudiera hacerle y me pidió que fuéramos por la puerta de atrás.
Asentí con la cabeza y tomé esa dirección después de dar una última mirada a los rehenes para asegurarme de que estaban bien. La mayoría llevaban un buen shock encima, pero estaban físicamente bien. Mantitas de shock para todos y un buen café y un gofre para ella y todo iría bien.
Pero para eso tenían que salir de ahí antes de que la policía se diera cuenta de que las puertas delanteras estaban abiertas y que no había peligro para los rehenes ni para ellos.

Sonrió orgullosa de las palabras de Joanna. Ella penaba igual, cada día que pasaba Gotham era un poquito más segura, un sitio mejor para vivir. Dudaba que pudieran deshacerse completamente del crimen en la ciudad, pero cada vez daba menos miedo salir de noche y eso era algo que había que agradecer, entre otros, a Batman. -Se lo diré, parecerá mentira pero le encanta oírlo- dije con una sonrisa alegre. Bruce podría fingir todo lo que quisiera que estaba por encima de todas esas cosas pero yo lo había visto y estaba claro que no. Que para nada.

-Bueno, sígame- le pedí comenzando a caminar -Cuando salgamos tendremos que dar un poco de rodeo porque seguro que está todo lleno de polis y bueno... pero no tardaremos mucho, dudo que hayas sido tan listos como para cubrir un perímetro, deben de estar solamente en la puerta apelotonados- comenté. La policía de Gotham podía tener muchas cosas buenas, pero por cada una de ellas había dos o tres malas, y eso era un hecho que nadie podía negar.
Cuando llegamos a la puerta, antes de que entraran los polis, por suerte, la abrí con convicción, aunque mejor si no lo hubiera hecho.


Oh. No. Por. Qué. Levanté las manos casi más por instinto que otra cosa al ver las armas-Gordon- agradecí en ese momento tener una capucha que me tapara toda la cara, porque mi expresión de hastío, desagrado y horror no tenía ni siquiera nombre y claro, no te convenía que un agente de la ley que podía meterte en la cárcel por muchos delitos distintos (allanamiento de morada, destrucción de bienes públicos o asesinato en grado de tentativa... entre muchos otros) viera que no te hacía ninguna ilusión verle.
Gordon no me caía mal, era un tipo legal y nadie podía negar que había hecho mucho, muchísimo por la ciudad. Pero. Pffffffff. Lidiar con policías eran un asco, por eso siempre intentaban desaparecer antes de que llegaran las fuerzas de la ley.
-Dentro tenéis un montón de testigos, cada cual mejor que el anterior y no taparon las cámaras de seguridad, Oracle puede mandarte las grabaciones completitas en un segundo, seguro ¿No te es suficiente con eso?- dije con tono casi suplicante, no quería pasarme las próximas dos horas declarando en comisaría. Casi cualquier plan sonaba mejor que eso. -Además no hay heridos ni muchos daños materiales, eran unos tipos que creían que era fácil conseguir un rescate y esas cosas-

La reacción de Joanna ante el encontronazo con Gordon no se hizo esperar: Dio un saltito, levantó ambas manos, soltó un gritito de sorpresa altamente femenino y un enorme zombie embutido en armadura completa se plantó entre ambos enarbolando un escudo de torre gigantesco con un emblema familiar desgastado y posiblemente francés.

Tras unos segundos de tenso silencio, Joanna se agarró al brazo izquierdo del zombie, tirando de él y tras unas décimas de segundo de forcejeo, la criatura se desvaneció en un humillo verde ante la mirada de todos los presentes. Joanna inspiró, espiró, carraspeó y echó finalmente los hombros hacia atrás, recuperando la compostura perdida mientras sus mejillas adquirían un tono rosado pálido más propio de un vivo.

Casi casi casi como si se estuviese sonrojando

¡Agente, por favor! Me ha dado un susto de muerte comentó, empezando a sonreír suavemente. Se giró hacia Spoiler y le dedicó una sonrisa bien grande y digna de dentífrico, antes de volver a girarse hacia el comisario



La alcaldesa dio un par de pasos y se plantó delante del comisario, juntando ambas manos en su regazo, manteniendo esa sonrisa que indicaba que llevarle la contraria implicaría una gran cantidad de hipotética materia fecal alcanzando un hipotético dispositivo de refrigeración basado en impulsar o remover el aire


Dicho esto, ladeó su cabeza, aún con esa enorme sonrisa que haría temblar de miedo al gato de Cheshire, bastante segura de que el comisario aceptaría su amable ofrecimiento

Si le preguntaban a ella, cosa que no harían porque la gente no le preguntaba a Spoiler, eso de sacar muertos de forma inesperada y sin contexto era algo problemático... al menos para los de fuera.
La cara de los policías eran un poema. Pero un poema de estos en los que te describen explícitamente desmembramientos y violaciones y ni siguiera Gordon, El Imperturbable, había podido mantener la compostura.
La propia Steph tampoco había hecho gala de la tranquilidad y el aplomo que debía predominar en una vigilante con experiencia y tenía la mano tan apretada en el bo que descansaba en uno de los lados de su cinturón que seguro tenía los nudillos blancos bajo los guantes.

La tensión duró unos segundos, hasta que Joanna se libró del ¿no-muerto? ¿espíritu? ¿ser? ¿Cuál era el término respetuoso e inclusivo que uno usaba con... eso? de un modo cuanto menos cómico, que casi hizo que Steph sonriera.
La sonrisa de la alcaldesa le hizo relajarse un poco más y soltó el bo mientras movía un poco los hombros para disipar la tensión que se había acumulado allí. Iba a tener que romper la hucha para ir al masajista... o convencer a Tim para que la invitara a un SPA.
Quizás si le lloraba un poquito eso último era factible y todo.

La capacidad de convicción y la labia que estaba demostrando Joanna sorprendieron a Steph hasta que cayó en que esa mujer se dedicaba a la política. Claro, esa gente tenía una habilidad especial para hablar... (un tipo de habilidad para hablar diferente a la de Steph que consistía en hablar mucho y muy rápido y liarse ella misma).
Aquella mujer probablemente habría convencido a Batman que lo mejor que podía hacer era quitarse la máscara y confesar su verdadera identidad al mundo solamente hablando.
Y esa sonrisa. Esa sonrisa era tan intimidante, sin dejar de ser encantadora que el propio Superman habría bajado la cabeza.

De mayor, Steph quería ser como Joanna.

- Me... me temo que estoy de servicio y no puedo acompañarlas, señorita Hardins- dijo el comisario Gordon, que para sorpresa de todos hasta parecía dudar. Aunque claro... después del zombi traslúcido y las habilidades casi sobrehumanas de la alcaldesa era natural.

-¡Qué peeeeeeena!- Se apresuró a decir Steph, rodeando el brazo en el de Joanna y empezando a caminar, tirando de ella -Pues yo ya le digo a Oracle que le mande todas las imágenes y todo ¿eh? No se preocupe, comisario. Bueno, tenga un buen día, ya nos vemos un día de estos ¡No de tregua a esos criminales!- exageró una sonrisa aunque sabía que no, que no se iba a ver a través de la máscara.

-Vámonos antes de que se recupere del shock y decida que tenemos que visitar comisaría- murmuró sin dejar de caminar a paso rápido.[/color]

Joanna sonrió comprensiva al comisario. Era de esperar que se sintiese intimidado de pronto, había visto cosas muy raras muy seguidas, y alguien que aparentemente podía controlar a los muertos le había recordado que no era buena idea llevarle la contraria. No es que le gustase imponerse, pero había situaciones en las que había que encontrar caminos alternativos. Nunca ilegales, por supuesto (seguía siendo una abogada de corazón), pero sí... grises

¡Qué peeeeeeena! Joanna se sorprendió levemente cuando Spoiler la cogió del brazo, pero no se resistió, dirigiendo una dulce sonrisa a la heroína Pues yo ya le digo a Oracle que le mande todas las imágenes y todo ¿eh? No se preocupe, comisario. Bueno, tenga un buen día, ya nos vemos un día de estos ¡No de tregua a esos criminales!

Si así lo desea, mi secretaria puede darle mi información de contacto, está dentro del museo añadió la alcaldesa, dejándose llevar por la vigilante. Saludó con la mano a los policías e intentó reprimir una leve risilla divertida. ¿Cuántas veces se veía a una política cogida del brazo de un superhéroe local como si fueran amigas de toda la vida?

Vámonos antes de que se recupere del shock y decida que tenemos que visitar comisaría

Estoy de acuerdo, no puedo prometer contenerle si intenta tirarse encima nuestro con todo el peso de la ley la alcaldesa sonrió, divertida, y dejó escapar una carcajada

Es la primera vez que dejo a un comisario sin palabras... Espero conseguirlo también con Nightwing también, seguro que es aún más expresivo añadió, algo alegre. Se adaptó al paso de la heroína y posó su mano libre sobre la de ella, de forma maternal. Sonreía divertida, y más aún cuando algún transeunte se las quedaba mirando.

Afortunadamente, era Gotham y era tarde ya, así que tampoco era tanta gente la que las miraba cuando avanzaban por las calles

Y dime, Spoiler... ¿Cómo es la vida de heroina? Debe ser muy duro tener que mantener tu identidad secreta, ¿verdad?

Por suerte, Gordon no se recuperó lo suficientemente rápido para pararnos antes de que nos alejáramos un buen trecho. Con suerte ahora ya sería lo bastante tarde para que siquiera se planteara el alcanzarlas.
Luego le mandaría un mensaje a Babs, porque bueno... lo de mandarle lo de las cámaras lo decía en serio, si quedaba como una mujer de palabra o algo parecido. Pues malo no iba a ser ¿no?

No pude evitar reírme a carcajadas con lo de Nightwing, negando con la cabeza -Aunque parezca mentira, hacer que Nightwing se quede sin palabras es más fácil de lo que parece- Sobre todo si eres cierta pelirroja, pero eso no se lo iba a contar a la alcaldesa. -Y expresivo es un rato, y tiene una de las mejores sonrisas de Gotham- añadí todavía con una leve risa. Contra todo pronóstico, Joanna me estaba cayendo bien, era fácil hablar con ella y no parecía estar juzgando el hecho de que pasara mi tiempo libre encargándome de mantener la justicia y la paz en Gotham.
Al final hasta iba a ser un buen día y todo.

-Ah, pues no sabría decirle- contesté encogiéndome de hombros -En cuanto una se acostumbra a sobrevivir con cuatro o cinco horas de sueño y que salir con los amigos por las noches está sobrevalorado se lleva bien- me encogí de hombros, intentando quitarle importancia -No, ahora en serio... es difícil a veces, sobre todo de cara a la familia y eso y cuando tienes exámenes y los criminales no deciden descansar ese día y cuando llegas tan llena de moratones que tienes que llevar manga larga en pleno agosto... pero acabas sintiéndote orgullosa de ti misma más a menudo que odiando la capa y todo lo que conlleva- No estaba bien mentir a una alcaldesa y, además, si lo pintaba todo como bonito y fácil Joanna podría tener ideas aunque lejanas de meterse en el vigilantismo. Y eso no era buena idea. De hecho, no le recomendaría ser vigilante a nadie.
Si pudiera, haría una campaña por los colegios con "1001 razones para no intentar salvar tu ciudad con un traje ajustado y antifaz". Batman me lo agradecería.

Aunque parezca mentira, hacer que Nightwing se quede sin palabras es más fácil de lo que parece Joanna sonrió de lado. Después de haber visto a los titanes en acción, se le hacía algo difícil imaginar al aguerrido líder del grupo sin palabras Y expresivo es un rato, y tiene una de las mejores sonrisas de Gotham

¿Sólo de Gotham? preguntó la alcaldesa, dejando caer que consideraba que el muchacho era bastante bien agraciado incluso entre los muchachos que estaban en Happy Harbor. Aunque debía reconocer que Aqualad también era atractivo, el acróbata justiciero seguía eclipsándole sin problemas.

Y es que una podría ser algo mayor y estar muerta, pero maldita sea, no era de piedra

Ah, pues no sabría decirle. En cuanto una se acostumbra a sobrevivir con cuatro o cinco horas de sueño y que salir con los amigos por las noches está sobrevalorado se lleva bien Joanna intentó contener una leve carcajada, sin éxito. Esta chica era ocurrente, no podía negarlo No, ahora en serio... es difícil a veces, sobre todo de cara a la familia y eso y cuando tienes exámenes y los criminales no deciden descansar ese día y cuando llegas tan llena de moratones que tienes que llevar manga larga en pleno agosto... pero acabas sintiéndote orgullosa de ti misma más a menudo que odiando la capa y todo lo que conlleva

Una sonrisa compasiva apareció en los labios de la alcaldesa, mientras asentía suavemente


Joanna rió levemente, imaginándose a sí misma parando una pelea para buscar la lentilla perdida


La mujer sonrió suavemente, centrando sus ojos verdes en la muchacha tras la máscara, mirándola con una intensidad que podría hacer pensar que pudiera ver a través de la tela de dicha máscara


Suspiró levemente, y negó con la cabeza. Era mejor no seguir por esos derroteros, no quería deprimir a la joven


Sonrió afable de nuevo, mirando en dirección a los ojos de la otra chica. Se preguntó si aceptaría o lo consideraría si quiera. Se consideraba a sí misma como una mujer discreta, pero quizás había sido muy directa, y era peligroso saber la identidad secreta de Spoiler. No es como si pudieran matar mucho más a la alcaldesa, cierto, pero podía entender las reticencias de la heroina.

Y sin embargo, debía ser tan solitario vivir sin que nadie más sepa de tu identidad real... ¿Quizás tendiendo una mano, ayudaría a paliar dicha soledad? No estaba segura, pero podría merecer la pena intentarlo


La alcaldesa rió levemente ante su propia broma. Vale, estaba muerta, pero no le quedaba otra que aceptarlo del mejor modo posible... y a veces un pequeño chascarrillo es suficiente

Me reí con la pregunta mientras negaba con la cabeza como si no pudiera creerme lo que oía, aquella mujer tenía claros sus gustos y no se cortaba un pelo ¿eh? Si no tuviera ya pensado el vestido para la boda de Dick y Babs hasta me habría ofrecido a intervenir al respecto -Bueno, yo juzgo de lo que se. He comprobado las sonrisas de casi todos los hombres casaderos de Gotham y hago la afirmación desde el conocimiento. Pero estoy pensando en pedirle una beca a la universidad para ampliar mis estudios a otras ciudades importantes del país, si me escribe una carta de recomendación seguro que me lo financian- dije con tono lo más profesional que pude, aunque de fondo se notaba claramente que estaba aguantando la risa.

¿Ves? La confesión de la alcaldesa dejaba claro que lo que hacía falta en los colegios era menos educación vial y más charlas para reducir las ganas de ser vigilantes de los adolescentes. Las hormonas y esas cosas te hacían creer que seguir los pasos de Gotham te hacía muy guay. Pero nada más lejos de la realidad.

-Por desgracia, muchos jóvenes sueñan con ponerse una capa y un antifaz y convertirse en héroes nacionales, sobre todo en ciudades con tantos problemas como Gotham, y lo digo desde el punto de vista de alguien que con 13 años y menos de dos dedos de frente se hizo un traje con unas cortinas y se creyó que iba a cambiar el mundo en un abrir y cerrar de ojos- sonreí al verla reírse, en realidad lo de las gafas no habría sido un problema si hubiera estado bajo el mando de Batman, él le habría hecho un antifaz que incluyera las lentes que necesitara para poder ver sin problemas. O no, era una chica, probablemente ni siquiera habría pensado en ella como alguien válido.
Pero eso no se lo iba a decir a Joanna, no, mejor si la gente seguía pensando que Batman era el maravilloso justiciero que la sociedad creía creer. La parte en la que había más sombras que luces en su vida, en todos los sentidos, mejor que se quedara por debajo de la mansión Wayne y los callejones de Gotham.

Asentí con la cabeza -Hay mucho que hacer más allá de ponerle la zancadilla a los matones de turno- dije, de acuerdo con ella.

La mirada de Joanna hizo que tuviera un escalofrío, pero lo disimulé lo mejor que pude (lo cual era bastante, ya que no podías dejar que todos los criminales que se te plantaban delante supieran que estabas a punto de echarte a llorar de puro miedo). Tragué saliva, esperando a que me echara la bronca (cuando la gente te miraba así casi siempre era para intimidarte o para declararse y dadas las circunstancias, dudaba que fuera a declararse o al menos eso esperaba porque siempre se me había dado muy mal rechazar a gente) pero la bronca no llegó.
Todo lo contrario.

-No se, el reconocimiento es guay, no lo niego. Apoyo económico estaría bien o justificantes para no hacer exámenes el día después de una mala patrulla sería una bendición... pero yo por lo menos no lo hago por el reconocimiento y si los políticos quieren centrar su campaña en nosotros, bueno, que luego no se quejen si cuando vaya a salvarle no pueda apartarle a tiempo si la bala le va a la pierna ¿me explico?- Me encogí de hombros con resolución, sin saber bien qué más decir o si aquello sonaba demasiado a "no me importa la sociedad, elegí la vida del justiciero" en plan canción de rap. Pero bueno, las cosas eran así, si hubiera querido reconocimiento habría elegido una vida distinta después de África.

Wow.
Wowowowowowow.
Un momento. ¿Por qué la vida no tenía repetición de jugadas? ¿Acababa de ofrecerme contactos y mecenazgo y, en resumen, oportunidades de futuro tras acabar la carrera? ¿El mundo estaba siendo amable? ¿Había una conjunción astral que bloqueaba la influencia de saturno en la suerte Brown o algo así? ¿ERA ESO A LO QUE SE REFERÍA EL HORÓSCOPO DEL GAZETTE SOBRE UNA NUEVA PUERTA ABIERTA EN SU VIDA? ¿EL PUTO HORÓSCOPO TENÍA RAZÓN?.


-Esa propuesta... uala, en serio, no se qué decir... todavía me queda en la universidad aún así... pero, uff, es que ahora me he quedado sin palabras, que eso sí que es un mérito, minipunto para la alcaldesa- conseguí articular, no sin dificultad, el shock en ese momento era demasiado grande.

Asentí con la cabeza con vehemencia, todavía sin poder hablar por la impresión. Visitar Happy Harbor estaba bien. Hablar con Joanna estaba bien. Las cosas estaban bien o algo.
Igual tendría que leer el horóscopo del Gazette más a menudo.

Joanna sonrió suavemente al ver la reacción de Spoiler. Así que la había dejado sin palabras, ¿eh? Estaba segura de que Nightwing lo compararía con conseguir que Kid Flash se estuviese quieto, o que Raven sonriese. Bueno, podría considerarse afortunada de ver la faceta sorprendida de la justiciera, y aprovecharía para recordar perfectamente ese día y saborearlo totalmente

Con un suave movimiento, la mujer sacó una tarjeta de uno de los bolsillos de su chaqueta, tendiéndosela. Era una tarjeta simple, sin filigranas, en la que rezaba: "Joanna Hardins: Abogada defensora" y en la que se encontraba un número de busca y un número fijo. La mujer sonrió


Finalmente, la cabeza de la alcaldesa se giró a una cafetería... de aspecto algo cochambroso. Sonrió de lado y arqueó una ceja

¿Es aquí, o aún nos queda un poco? Porque la verdad es que tiene un aspecto... original. Con clase comentó, la sonrisa bailando divertida en sus labios.

Carraspeé intentando recuperar la compostura.
Respiré hondo intentando recuperar la compostura.
Habría hecho posiciones de yoga si hubiera podido para recuperar la compostura.
Pero daba la impresión de que ese tren se había ido de la estación hacía ya un buen rato y ni siquiera con el caballo más rápido a este lado del Mississipi iba a poder alcanzarlo.
Cogí la tarjeta que me ofrecía con cuidado, casi con reverencia y la observé como si fuera la receta de la eterna juventud durante un rato, tratando de recordar los números de teléfono por si perdía la tarjeta (lo cual, francamente, era más probable de lo que uno podía esperarse. La suerte Brown ataca cuando menos te lo espera y nunca para bien)

-Pase VIP. Nunca he tenido un pase VIP para nada, ni siquiera en el hospital en el que trabaja mi mad...- Me corté abruptamente. STEPH, SUBE LAS DEFENSAS, POR MUY MAJA QUE PAREZCA TODAVÍA NO LO SABES TODO. NO CUENTES COSAS POR AHÍ. SILENCIO. HUSH. NI UNA PALABRA MÁS QUE PUEDA DAR UNA MÍNIMA PISTA DE QUIÉN ERES. Sonreí de forma forzada -Eso. Nunca. VIP no. Excepto quizás para que me echaran por la puerta de atrás... no te imaginas lo quisquillosos que pueden ponerse en algunos locales cuando haces demasiadas preguntas-

Me paré en seco y miré hacia la fachada, guardando mi nueva posesión más preciada en un buen bolsillo. -Eh. Ahm. Sí, estaba tan, bueno, en shock que ni me había dado cuenta- me fijé en su sonrisa y me encogí de hombros -No es el mejor local de Gotham, pero no podrían ser más majos. Palabra de Spoiler.-
Me adelanté y abrí la puerta, dejando pasar a Joanna antes.

Pase VIP. Nunca he tenido un pase VIP para nada, ni siquiera en el hospital en el que trabaja mi mad... Así que la madre de Spoiler trabajaba en un hospital en Gotham, ¿eh? Joanna sonrió inocentemente, haciendo como que no se había dado cuenta, dando tiempo a la heroína a rectificarEso. Nunca. VIP no. Excepto quizás para que me echaran por la puerta de atrás... no te imaginas lo quisquillosos que pueden ponerse en algunos locales cuando haces demasiadas preguntas

Joanna de nuevo ensanchó su sonrisa. Oh, podía hacerse una idea, sabía de buena tinta que muchos establecimientos aprovechaban los chanchullos y movimientos ilícitos ocurridos en su interior para disponer de inmunidad contra las mafias o, peor aún, para conseguir poder político. Le asqueaban esos actos, por supuesto, pero...

Volviendo la atención al mundo real, Joanna siguió la mirada de la vigilante hacia el establecimiento. Luego volvió a mirar a la heroína, que pareció dudar sobre qué responder

Eh. Ahm. Sí, estaba tan, bueno, en shock que ni me había dado cuenta. No es el mejor local de Gotham, pero no podrían ser más majos. Palabra de Spoiler.

Me vale entonces. Si dices que es un buen establecimiento, te creo la alcaldesa asintió, agradecida, y entró en el local, echando un vistazo a su alrededor. Era cierto, no tenía la mejor pinta, y tampoco parecía especialmente bien mantenido. Y sin embargo, tenía un cierto aura acogedora, aunque sólo fuera por las enormes sonrisas con las que recibieron a ambas mujeres. La alcaldesa respondió a la bienvenida con una enorme sonrisa, y agradeció que nadie diese un respingo por su extraño aspecto, o no comentasen nada

Iba a ser verdad que estaban acostumbrados a todo eso.

Joanna se dirigió a una de las mesas más apartadas de la puerta del local, sentándose de espaldas a la puerta y permitiendo que la vigilante se sentase ante ella, de modo que pudiese ver la puerta. Estaba segura de que ningún héroe se sentiría cómodo de espaldas a la posible entrada de matones y ladrones.

Bueno, cielo, seguro que tienes alguna pregunta para mí... así que adelante. Después de todo, has sido muy lacónica con tus respuestas incluso había dicho de más. MUCHO de más. Tenía suerte de que Joanna fuese discreta, porque si no, algún ladrón podría encontrar a su madre.

Después de todo, ¿Cuántos hospitales había en Gotham?

Entré en el local tras Joanna, con una amplia sonrisa en el rostro y noté inmediatamente cómo me relajaba, aquel sitio tenía esa capacidad, notaba su ambiente distendido, llegaba el olor de la cocina y sus paredes, que necesitaban más de una mano de pintura urgente, entraba en mi campo de visión era como quitarme un gran peso de encima.
Saludé con la mano a Aldona, la hija del dueño, que me devolvió el saludo con una sonrisa y me dijo con su marcado acento polaco que su padre estaba dentro en la cocina, que ahora le avisaba para salir.
Le di las gracias antes de sentarme, más bien desplomarme, en la silla que Joanna me había dejado libre. No sabía si lo había hecho adrede o no, pero agradecí con todos y cada uno de los poros de mi piel que me dejara sentarme mirando a la puerta, una se quedaba más tranquila cuando se veía venir los posibles problemas de frente.

No sabía qué significaba lacónica y francamente, no pensaba preguntarle a la persona que me había ofrecido trabajo qué se suponía que significaba aquello, pero agradecí que estuviera dispuesta a que le hiciera preguntas, no sabía si sería sincera o no, pero el mero hecho de ofrecerlo decía mucho y muy positivo de ella.

-A decir verdad no estoy muy acostumbrada a ser quien pregunte, bueno, al menos no a preguntar esperando respuesta- confesé dejando claro por el tono que no era algo que me dejara sin dormir por las noches -Pero vamos a intentarlo... hm, si soy indiscreta no hace falta que responda, pero... ¿Lo de hacer aparecer zombies translúcidos es algo que te dan con el cargo de alcaldesa de Happy Harbour?-

Estaba claro que era una pregunta indiscreta, pero no se me ocurría nada más que me causara curiosidad de la alcaldesa. Me daba igual qué asutnos le trajeran a Gotham o qué estaba haciendo en el museo, lo que quería saber es de dónde había sacado unas habilidades tan guays y a quién había que chantajear para tener unas iguales (o mejores)

-A decir verdad no estoy muy acostumbrada a ser quien pregunte, bueno, al menos no a preguntar esperando respuesta- Joanna mantuvo su sonrisa, paciente. Ya se imaginaba que precisamente no sería lo normal que le preguntasen Pero vamos a intentarlo... hm, si soy indiscreta no hace falta que responda, pero... ¿Lo de hacer aparecer zombies translúcidos es algo que te dan con el cargo de alcaldesa de Happy Harbour?

Y... la sonrisa murió en sus labios. Había ido a escoger la pregunta que más dolía a la alcaldesa, pero había prometido que la respondería, y no iba a retractarse ahora. Joanna suspiró mientras se recolocaba en la silla, poniendo ambas manos en la mesa


Joanna inspiró y espiró, intentando reforzar su mente para lo que vendría a continuación


La mujer se humedeció los labios, pensativa


Se quedó unos segundos en silencio, mirando fijamente a la vigilante


Joanna suspiró. Ahora llegaban a la parte difícil


Su mirada se tornó triste, acariciándose distraídamente por encima del pecho izquierdo


Suspiró de nuevo. Era un ejercicio de voluntad contar esa historia, pero no iba a echarse atrás en una promesa por dura que fuese. No era su estilo, simplemente

Por supuesto, y como no podía ser de otro modo, Stephanie Brown había vuelto a meter la pata. Hasta la rodilla.
Aplausos, vítores, adolescentes desmayándose por la emoción.
Estaba más que convencida de que me iba a soltar algo como "Oye, bonita, a preguntar esas cosas a tu casa" y se iba a ir de allí con una bomba de humo y un fulgor verde, quizás con un comentario por lo bajini de "ya he aguantado suficientes estupideces" o algo peor.
Yo me habría levantado y me habría ido a casa decepcionada porque ya no tenía un enchufe directo con un trabajo de nivel y la vida habría seguido.
Degradado en negro y cortinilla de estrellas, o algo así.
Pero no. La alcaldesa puso cara de "acabas de clavarme una estaca en el corazón" pero siguió hablando.

Escuché con atención el relato, entre fascinada y horrorizada. Lo peor es que sabía que aquellas cosas ocurrían a menudo ¿Y qué hacía Falcone metiéndose en todos lados? Joder, macho, qué asco de vida... si es que la globalización es el peor invento humano.

-La política es una puta mierda- Oh. Mierda ¿Eso lo había dicho en voz alta? Tenía que haberlo dicho en voz alta por como me miraba la alcaldesa.
Fiuuuu y ahí va, otra vez, mi enchufe.
Carraspeé.
-Hm. Ya se que no me ha pedido mi opinión, pero yo se la voy a dar igual- dije con tono de repente serio. -Usted no lo hizo mal. Para nada, ni de lejos. Dejar claro en público que no lo iba a hacer no fue la decisión incorrecta, quizás la menos inteligente pero, se lo dice una persona que no toma decisiones inteligentes a menudo... fue la correcta- respiré hondo, aprovechando para buscar las palabras -No debería suponer ningún peligro el decir lo que uno quiere o no quiere en público, sí, se que eso es una utopía y que el mundo no funciona así, pero si todos nos asustamos de lo que pueda pasar y no lo hacemos por si acaso están ganando ellos... Yo creo que al decirlo en público y de ese modo se convirtió en una heroina. Y los héroes a veces nos morimos, es un problema... pero ya que ha vuelto en vez de lamentarse tiene que usarlo a su favor, tiene unos poderes que son una maldita pasada y el cargo adecuado para poder tomar acción. Es una historia complicada, creame que la comprendo al doscientos por cien... pero como dijo alguien una vez: El pasado puede doler. Pero según lo veo puedes o huir de él, o aprender. -Ese alguien era Rafiki y la vez era el Rey León, pero era una buena cita en cualquier caso -Y no se, yo le diría que se acostumbrara a contar esa historia, utilícela como bandera, como escudo, como escalera... como cualquier cosa que se le ocurra para limpiar el mundo de gente como la que le asesinó-.

Y esto han sido los Spoilerconsejos de hoy, recuerden tomar cinco pieza de fruta al día.

La política es una puta mierda La alcaldesa arqueó una ceja ante el exabrupto de la heroína, mirándola durante varios segundos en silencio, antes de sonreír de lado, continuando con su explicación. Podía entender cómo había llegado a esa opinión, pero era mejor no entrar en esa discusión.

Tras terminar de exponerlo todo, se hizo un silencio. Que duró medio segundo. Bueno, ahí iba el silencio incómodo. Quizás ese era el superpoder de Spoiler, provocar la desaparición de silencios incómodos con su mera presencia. Un poder terrible, sin duda...

Usted no lo hizo mal. Para nada, ni de lejos. Dejar claro en público que no lo iba a hacer no fue la decisión incorrecta, quizás la menos inteligente pero, se lo dice una persona que no toma decisiones inteligentes a menudo... fue la correcta la alcaldesa sonrió suavemente. Le gustaba que le dijesen eso, pero aún así, había puesto en peligro su propia vida y la de sus amigos. Quizás debería haber usado otro método...

No debería suponer ningún peligro el decir lo que uno quiere o no quiere en público, sí, se que eso es una utopía y que el mundo no funciona así, pero si todos nos asustamos de lo que pueda pasar y no lo hacemos por si acaso están ganando ellos... Yo creo que al decirlo en público y de ese modo se convirtió en una heroina. Y los héroes a veces nos morimos, es un problema... pero ya que ha vuelto en vez de lamentarse tiene que usarlo a su favor, tiene unos poderes que son una maldita pasada y el cargo adecuado para poder tomar acción. Es una historia complicada, creame que la comprendo al doscientos por cien... pero como dijo alguien una vez: El pasado puede doler. Pero según lo veo puedes o huir de él, o aprender.

Un momento. ¿Acababa de soltarle una frase del Rey León? La alcaldesa parpadeó sorprendida, antes de suspirar, negando con la cabeza.

Y no se, yo le diría que se acostumbrara a contar esa historia, utilícela como bandera, como escudo, como escalera... como cualquier cosa que se le ocurra para limpiar el mundo de gente como la que le asesinó-

Spoiler... Eres un cielo. De verdad. la alcaldesa sonrió, negando con la cabeza


sonrió suavemente, asintiendo.

¿Y bien? ¿Quieres preguntarme algo más? Vamos, no te cortes, cielo...

-¡Qué voy a ser un cielo!- Dije moviendo la mano para quitarle toda la importancia, con una risa algo nerviosa -Yo solo digo lo que pienso, que a veces es guay de oír y otras no-

Apoyé la cabeza en la mano y el codo en la mesa, dejando claro que no, no me había impresionado y rodé los ojos con algo de sorna, antes de acordarme de que no, Stephanie, no ven tus expresiones, tienes que decir las cosas para que las entiendan. -El simple hecho de que haya reconocido la cita quiere decir que le gusta Disney y por lo tanto ha calado el mensaje- le dije con tono jocoso y satisfecho a la vez. Había aprendido a poner matices a la voz al no tener acceso a la expresividad facial para demostrar todo lo que sentía -Además El Rey León es lo mejor, está lleno de moralejas- Para mi Disney era una de las cosas más importantes del mundo, el lugar donde me refugiaba de mi madre y mi padre y sus amigos e incluso los disparos en la calle y, por suerte menos a menudo, en la habitación de al lado.
Si alguien se metía con Disney podían saber que Spoiler llegaría para vengarse.

Asentí con comprensión. Yo también sabía lo que era saltar, con un sudor frío recorriéndote la columna, solo porque alguien había dicho la palabra equivocada que había hecho salir los recuerdos, o porque habías visto de reojo algo que se parecía demasiado a ese momento y a ese lugar.
-El tiempo es necesario, pero no deje que el tiempo haga que se le olvide el camino, se arrepentirá luego- dije con un tono más serio. No, si iba a parecer una mujer de bien y todo a ese paso.

Pensé un momento y acabé por sonreír -Bueno ¿sabe ya qué quiere tomar? Esa pregunta es más fácil de responder ¿no? Si no lo ha decidido le aconsejo el Golabki, no lo pone en la carta, pero es lo que mejor hacen-

Y como si le hubiera invocado Boris, el dueño del local, salió con una amplísima sonrisa a a saludarnos. Ese hombre siempre parecía contento, daba igual la situación y eso me encantaba.

-¡Hola Boris! Esta es Joanna, la he conocido hoy en el museo, trabajando- le expliqué al hombre con tono alegre, dándole un apretón de manos cariñoso.
El hombre se presentó ofreciéndole la mano para estrechársela a la alcaldesa, tenía un acento polaco tan marcado que era casi imposible seguirle, pero me había acostumbrado lo suficiente para por lo menos adivinar qué estaba diciendo.
Vale, quería saber qué queríamos tomar.

-Dime porfa que tenéis Golabki y me podéis poner algún refresco con cafeína... - pedí con tono lastimero.

Joanna se rascó la nuca. No es que le incomodase reconocer que le gustasen las películas clásicas de Disney, pero...

Bueno, el Rey León es un gran musical y la presentación de Broadway era excelente, pero sigo prefiriendo Cats o Little Shop of Horrors. La alcaldesa sonrió. No solía reconocer su gusto por ese tipo de teatro debido a que hacía mucho tiempo que no pisaba Broadway. No desde que era adolescente, y soñadora. Suspiró, recostándose en su silla mientras reprimía los recuerdos de su infancia en un lugar adecuado de su mente, compartimentalizado y controlado. A buen recaudo, vaya

El tiempo es necesario, pero no deje que el tiempo haga que se le olvide el camino, se arrepentirá luego

Vale, ahora en serio, cielo... ¿Dónde has escondido el libro de autoayuda? Esos cinturones tienen que ser muy espaciosos la mujer sonrió de lado, divertida, momento en el que el dueño del lugar apareció, hablando en... en alguna especie de dialecto que la no-muerta era incapaz de identificar. Joanna le dio la mano al hombre que, si notó el antinatural frío de esta no pareció darse cuenta, y le dedidicó una sonrisa, antes de comenzar a hablar a toda velocidad. Una que parecía que Spoiler podía mantener sin problemas.

La morena miró divertida el intercambio de palabras entre el dueño del local y la heroína mientras posaba ambas manos sobre su regazo con pulcritud. Cuando el hombre tomó el pedido de la heroína, se giró a la alcaldesa

Yo tomaré lo mismo que la señorita comentó. Segundos después, ambas volvieron a quedarse solas

Y ahora, aún a riesgo de sonar inculta... ¿Qué es un Golabki?

Sonreí ampliamente asintiendo con la cabeza a todo lo que decía como si la entendiera perfectamente. Nada más lejos de la realidad.
-No he visto ningún musical en Broadway, pero seguro que sí que es guay la versión en el escenario también- contestó -Y ni idea de lo de Cats, pero he oído que es buena-
Cultura popular, que si no, ni eso sabría.
Solté una carcajada con lo de libro de autoayuda, no era la primera vez que me decían algo parecido -Cuando te pasas muchas horas quieta como una estatua sin hacer nada más que vigilar la salida trasera de un bar solo te queda pensar, y llegas a un montón de conclusiones de ese palo. Además, me gustan mucho las metáforas, hace que parezca que sepas lo que dices y que además está bien dicho- contesté ladeando un poco la cabeza como para indicar que no me tomara muy en serio.
No, en serio, que no me tomara muy en serio o se iba a arrepentir.

Cuando Boris se fue volví a centrarme en la alcaldesa -Ah, no, no suena inculta para nada, es comida polaca, de Polonia. Boris es de allí, dice que es un sitio muy bonito y no lo ponen en la carta porque la gente de aquí no pide cosas que no conoce, pero tienen para los clientes que saben pedirlo... uy, que me enrollo. Bueno, son como rollitos de repollo, rellenos con carne y verduras y arroz y cosas. Aquí los hacen genial, es una receta pasada de generación en generación ¿sabe? Si cierran lloraré. Y lo digo con una mano en el corazón- dije haciendo el gesto de verdad. E iba en serio, si cerraban iba a echar de menos esos rollitos físicamente.