Demasiada energía solar, eh? (Priv. Sunbreath)

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El día de hoy estaba avanzado de forma curiosa. Por fin había conocido a Charles Xavier, y la verdad, agradecía muchísimo que después de que Lobo se fuese le hubiese empezado a ayudar con su problema psíquico. No una enfermedad mental, claro, sino el que venía acompañado con sus poderes: el de empezar a escuchar voces sin ton ni son, en especial cuando estaba en lugares con mucha gente. Había estado explicándole un poco su caso, y ahora podría quedarse unos cuantos días en su mansión bajo su tutela, para ver si al menos podía terminar de controlar lo que él denominó barreras mentales.  Aun así, por ahora ya había tenido suficiente, y padecía un ligero dolor de cabeza. Decidió que una vuelta por la mansión sería lo que mejor le irá para despejarse y, ya de paso, conocer un poco el lugar, para al día siguiente no perderse cuando volviese a ir al despacho de Xavier.

Sus pies le guiaban sin rumbo alguno, e iba cruzando salas y pasillos como si de un fantasma errante se tratara. Algunos se volteaban al verla, con curiosidad o con desconfianza. Tampoco le extrañó. Quizás todos ya se conocían entre sí, y por eso para ellos ella era una completa desconocida que sabían que no pertenecía a ese lugar. O quizás era por la estrella de David que tenía en la frente, total, no sería la primera vez. Normalmente se la ocultaba bajo el flequillo, pero...meh, con el calor que había pasado, prefería tener la frente despejada y que la leve brisa que pudiese llegar a correr le refrescase.

¿También llegaría a encontrar su habitación? Hasta ahora no se había preocupado, pero al recordarlo, se paró en seco.

"Igual debería empezar a buscarla a ella, antes de que acabe en quien sabe donde."

O al menos eso quiso hacer...pero al final simplemente se encogió de hombros y siguió su paseo sin rumbo.

Por supuesto, que su mente estuviese en sus cosas no implicaba que sus ojos no estuviesen puestos 100% en la vida real. Cualquier cosa que escuchase, observase o descubriese podía ser buena como información para...bueno, para su mundo. Y no es que viese en ese momento a los habitantes de la mansión X como una amenaza al 100%, y menos tras la charla con Charles, pero una nunca podía fiarse del todo, además de que tenía que dejar de lado sus pensamientos en esas cosas, pensando solo en el reporte de la misión.

Hablando de misiones, tenía que avisar a Dick y a Raven de que se quedaría allí.

No tardó en dirigir su mano derecha hacia el mismo oído de ese lado, buscando con el dedo el pequeño interruptor del pinganillo que siempre llevaban conectados por satélite para poder comunicarse.

-Nightwing? Raven? Nightwind reportándose.- dijo en voz bajita.

-Dime, Nightwind. -fue la voz de Dick.

-Estoy en la mansión X. He conseguido hablar con el director, y voy a quedarme unos días. Al final de estos enviaré un informe, de acuerdo?- explicó, siguiendo en un tono de voz suave.

-Perfecto. Ya hemos mantenido algún que otro contacto con ellos, pero descubrir más de sus costumbres y forma de vivir unirá más la comprensión entre grupos. Ten cuidado, Coral, y a cualquier cosa, avísanos.

-Por supuesto, no te preocupes por ello. Voy a seguir un rato dando una vuelta, te hablaré más tarde. -y dejó de pulsar el pinganillo. De tenerlo cerca, le hubiese hablado telepáticamente, pero por desgracia, no era el caso.

"Raven no lo ha cogido, le llamaré más tarde también."

Bryndar tenía una rutina especilizada debido a sus poderes que normalmente le hacía excusable perderse alguna clase para ir a descargar su energía en la Sala de Peligro, la cual Bryndar sospechaba que tendría algún tipo de sistema de control si alguna vez llegaba demasiado tarde. Últimamente, con todo el asunto de la colisión de mundos, algunas estudiantes con las que había incluso intercambiado más palabras de lo normal y la visita de Magneto, el joven mutante tenía muchas razones para sobreexcitarse, así que había pasado por la susodicha Sala al menos dos veces al día, casi todos los días. El peor momento era por la tarde, porque el Sol llevaba irradiando su energía mucho tiempo y aún quedaban algunas horas para la noche. Normalmente aguantaba lo que podía para evitar tener que ir una tercera vez en el mismo día, así que sus guanteletes le indicaban el nivel amarillo de energía. Significaba que debía andarse con un ojo permanentemente si no quería ver las gemas de un peligroso color rojo. En teoría había un nivel superior a ese, el blanco, que básicamente indicaba explosión inminente, pero no tenía intención alguna de comprobarlo si estaba en su mano.

En todo caso, pensando iba por el pasillo en relajarse y tranquilizarse, intentando mantener una actitud positiva que obviamente no tenía ni aunque se esforzase, hasta que se topó con una chica que no le sonaba de nada. Siendo realista, la mayoría de los estudiantes solían alejarse de él porque lo grande y fuerte que era y su cara de malas pulgas sólo era comparable a la bordería que le había ganado una fama en la escuela, aunque ellos no sabían que principalmente era a causa del efecto psicológico que sus poderes le daba a su cerebro. Así que normalmente lo máximo a lo que llegaba a recordar de ellos era una mirada cautelosa o incluso asustadiza y un intento por pasar de largo sin decir nada ni mirar a los ojos. Esta, sin embargo, era distinta. No sólo no le sonaba de nada sino que al encontrársela de frente en el pasillo, no parecía asustarse. Lo cual le provocó curiosidad, y frenó su avance justo delante de ella, mirándola.

-Oye, tú no me suenas. ¿Eres de la escuela?-le soltó directamente.

En cuanto a la estrella de David dibujada en su frente, se ahorró comentarios. Su mejor amigo era un monstruito azulado con aspecto de diablillo que hablaba mediante telepatía porque era mudo, así que un simple tatuaje que no quedaba ni tan mal no era para tanto. Además, en su grupo de parkour, cuando sus poderes aún no se habían activado, había muchos tatuajes y piercings y si él no se había hecho ninguno había sido por no despertar sospechas en casa. Y algunos de esos tatuajes sí que eran cantosos, aunque a ninguno se le había ocurrido tatuarse la frente.

Hasta ahora, era verdad que no había visto mucha gente que destacara físicamente con algo...vamos a llamarlo raro, sino que muchas personas parecían humanos, lo cual se le hacía extraño, considerando que ella había visto "mutantes" como Killer Crock y Carabarro, entre muchos otros. O al menos así lo pensó hasta que al cruzar una de las esquinas y dar un par de pasos más casi se comió a una persona, y menos mal que paró a tiempo para evitarlo y que la persona contraria no se diese cuenta de lo que había estado a punto de pasar, siguiendo con naturalidad.

Por supuesto, antes de seguir su camino alzó la vista, fijándose en la susodicha persona, la primera que hizo que abriese los ojos con cierta sorpresa (al menos en ese ámbito). Lo primero que le vino a la mente cuando lo reconoció en su totalidad fue Stafire, una de las integrantes de los Teen Titans, y por lo tanto, compañera suya. No le caía mal para nada, y habían salido un par de veces juntas. En esepecial ese color de piel...¿sería también un Tamariano? No, imposible. Ese hombre estaba ahí perteneciendo a otro universo. A menos...de que llegase después de la colisión.

-Oye, tú no me suenas. ¿Eres de la escuela?

De repente Coral sacudió la cabeza. La voz del chico la sacó de sus pensamientos. Y con una pregunta que nadie se había atrevido a formularle aún, por mucho que la gente lo pensara.

- Ah...no, no lo soy. De hecho, he llegado esta mañana. -dibujó una de sus sonrisillas tranquilas y alegres, encogiéndose de hombros. Tuvo que alzar la cabeza para hablarle, ya que él era más alto. -Aunque me quedaré unos cuantos días bajo la tutela de Charles Xavier, así que si me vuelves a ver, no pienses que soy una merodeadora, vale?

Lo que menos quería era meterse en problemas, y en la situación en la que estaba, donde hacer algo podía suponer que toda la escuela te saltase encima. Además, ese no era su estilo.

-Así que...un placer. -estiró la mano, intentando hacer un saludo cordial. ¿Sinceramente? Intentaba ser lo más natural y amable posible, aunque eso a veces le costaba. La gente solía pensar que por su "carita dulce" (o al menos así lo decían, porque ella ni consideraba eso ni para atrás) tenía que ser una chica amable y cariñosa, pero en cuanto abría la boca...mucha gente cambiaba de opinión al instante. A menos de que ella se hiciese la buena de verdad. Tener conciencia de ciertas artes teatrales le habían ayudado mucho en ese ámbito.

¿Bajo la tutela del profesor unos días? Bryndar ignoró la mirada que le echó porque ya estaba acostumbrado a unas bastante peores, la chica parecía simplemente haberse asombrado, y pensó que directamente era una mutante. Era lo que hací el viejo Profesor, ¿no? Ayudar a jóvenes mutantes a comprender sus poderes y a controlarlos. Lo que le chocó es que fuese una cuestión de días, ¿quizás la chica tenía un poder fácil de controlar? Eso sería normal, porque excepto por su frente, parecía normal en todo, y nada le decía que no fuese un simple tatuaje lo de su cabeza. En fin, se limitó a alzar su gran mano anaranjada y la estrechó con sumo cuidado. Su súperfuerza podía hacer migas los huesos de una mano humana normal con sólo proponérselo. Su mano era cálida y estaba enfundada en una especie de guantelete hecho de algún polímero, exceptuando los dedos y tenía una joya amarilla brillando tenuemente en el dorso. La otra mano parecía igual, y de hecho su traje negro cubría la mayor parte de su cuerpo. Parecía que a diferencia de los demás, a este mutante no le importaba vestir con su traje "de campo".

-Me llamo Bryndar, pero todos me llaman Sunbreath. Bienvenida a la Mansión.

Decidió ser políticamente correcto y limitarse a darle la bienvenida. Si iba a estar unos días, había una enorme probabilidad de que sólo la viese aquella vez. Así que sería fácil intercambiar algunas palabras corteses y luego seguir con lo sus propios asuntos. Aún tenía el problema presente de la energía corporal que poseía en ese momento, y tenía que estar alerta. No estaban muy lejos de la Sala de Peligro, así que una carrerita rápida le plantaría allí en uno o dos minutos, pero tampoco pensaba que estuviese permitido mostrarle a una visitante aquel lugar, sobretodo porque sólo podían acceder los alumnos que estaban entrenando para ser X-Men o que ya lo eran.

-El Profesor X tiene mucha experiencia con los mutantes, estoy seguro de que no tendrá muchos problemas en ayudarte-añadió al final.

-Me llamo Bryndar, pero todos me llaman Sunbreath. Bienvenida a la Mansión.

-Muchas gracias. Yo me llamo Coral, Cori para quien le gusta "abreviar". -agradeció que no apretase mucho. No era muy difícil ver que ese chico la podía superar tranquilamente en fuerza y, seguramente, de un golpe hacerle bastante daño. Sobretodo contando conque la gente con fuerza superior a ella era uno de sus puntos débiles.

-El Profesor X tiene mucha experiencia con los mutantes, estoy seguro de que no tendrá muchos problemas en ayudarte.

Se calló por un momento, pensativa. ¿Sería sensato decirle que ella no era una mutante? Bueno, de hecho, se lo dijo a la chica asiática, a la ciega, al profesor y...más claramente, a Xavier. Y si quería ganar algo más de confianza en ese lugar, tampoco podía ir negando lo que ya se sabía.

-Bueno, gracias a dios se ha ofrecido para ayudarme, pero creo que conmigo le costará algo más, porque precisamente no soy mutante. -se encogió ligeramente de hombros, sin dejar de mirarle a los ojos, ya que no era de esas personas que solían desviar mucho la mirada cuando hablaba con alguien.

Alzó la mano y señaló con su dedo índice la estrella que tenía dibujada en su frente, sonriendo un poco más, una mezcla entre diversión e ironía. -Muchos me preguntan por esto. Está ligado a mis raíces. Muchos creen que es un tatuaje...-se acordó de cuando Jason se lo dijo, cuando la conoció.- Pero para los que saben se dan cuenta de que soy hechicera. Pero bueno, tampoco hay tanta diferencia. Todos tenemos poderes de una forma u otra...

A mucha gente le parecía raro ver a una, y eso que ellos tenían una gran variedad de personas: desde humanos con habilidades y capaz de pensamiento, entrenamiento físico y psicológico pasando por metahumanos, algunos magos y hechiceros como ella e incluso alienígenas, que ya era decir.

-Por cierto, hay algo que me recomendarías hacer por aquí? Llevo todo el día yendo de un lado para otro con personas, y me gustaría situarme o hacer algo que me haga moverme un poco, o relajarme, no se si me explico...

Bryndar alzó una ceja y miró de arriba a abajo a Coral, ¿no era mutante, sino una maga? Un poco difícil de creer pero, realmente, había cosas muy extrañas ahora que dos mundos se habían fusionado. Una de ellas eran nuevas ciudades brotando de la nada, así que estaba dispuesto a suspender un poco su incredulidad siempre y cuando no le pretendiesen vender nada. Aún así, no veía la relación entre una Estrella de David y la magia, ¿no era un símbolo judío o algo así? Por lo que había podido ver, la religión y la magia nunca iban de la mano, precisamente. Oh bueno, que fuese ella quien se matase a pensar en esas cosas, él no se preocuparía. Y que le matasen si eso no era un tatuaje, tuviese o no propiedades mágicas.

-¿Moverte un poco, eh?-repitió con una ligera sonrisa maliciosa- Bueno, algunos alumnos tenemos la costumbre de entrenar bastante duro situaciones de combate. Los mutantes somos perseguidos y tenemos que aprender a defendernos.

No lo dijo con reproche o rencor, sino como un hecho, incluso si realmente había rencor en él acerca de ese respecto. Odiaba a la humanidad porque eso es lo que había obtenido de ella, y además superaban en número absurdamente a los mutantes. Kevin, por ejemplo, podía acabar con, ¿cuántos? ¿Diez, cien humanos? Y después simplemente se cansaría y lo matarían. Pero él, él era totalmente distinto. No se cansaba, y el mismísimo Sol le suministraba la energía. Que viniesen los tanques, los helicópteros y las hordas de soldados. Si le atacaban, estaba perfectamente capacitado para defenderse, y lo haría bien duro.

-Así que básicamente entrenamos unos con otros-se ahorró la Sala de Peligro, era un pequeño secreto y no se lo iba a contar a alguien que obviamente no sería nunca una X-Men-. Si es que no te da miedo, claro.

-Bueno, algunos alumnos tenemos la costumbre de entrenar bastante duro situaciones de combate. Los mutantes somos perseguidos y tenemos que aprender a defendernos.

La castaña arqueó una ceja al principio, llevándose las manos a la cadera, mientras le escuchaba. No puso cara de preocupación ni nada, porque realmente no la tenía, pero si que no podía evitar extrañarse de oír que la sociedad rechazaba a los mutantes, tal y como Xavier le contó.

-Allí de donde yo vengo convivimos hasta con alienígenas, pero la gente está, por así decirlo, acostumbrada. Claro que tenemos villanos muy pintorescos que también dan miedo a la gente...pero a esos los enviamos bajo protección. -subió un momento su brazo derecho, rascándose ligeramente la cabeza en gesto de pensamiento- Se podría decir que todo es cuestión de quienes son, no de qué son.

Nada más dijo eso, volvió a colocar la mano donde estaba. Seguía siendo una cuestión delicada de hablar.

-Así que básicamente entrenamos unos con otros.  Si es que no te da miedo, claro.

Aquella última frase fue la que hizo que esta vez ella sacase aquella sonrisita "malvada", que claramente decía un "¿me quieres poner a prueba?" sin necesidad de palabras.

-¿Miedo? No, yo hago lo mismo con mis compañeros. Pero tampoco pretendo acabar con algún hueso roto. No es que no me importase, pero necesito mi integridad física para hacer un par de cosas aquí. ¿Qué te parece si vemos a ver quién puede derribar antes al otro?

Al menos de aquella forma no tendría por que procurarse de no acabar necesitando ir al hospital, porque en ese momento era lo último que necesitaba, pero a la vez podría ejercitarse un poco y pasárselo bien. O al menos eso esperaba. Entonces miró de un lado para otro, como buscando un lugar donde hacer aquello sin necesidad de destrozar nada. Pero era claro que no lo encontraría de buenas a primeras, comenzando porque no tenía ni idea de como era el lugar.

-Er...te sigo. No creo que este sea el mejor lugar, ya sabes.

Sí, pero en su mundo la cosa era bien distinta. Había grupos antimutantes, no porque creyesen que eran un tipo de superhumano malvados, sino porque en el fondo sabían que los mutantes no eran ni más ni menos que humanos cambiando. Un paso adelante en la evolución. Por eso no los quieren en los trabajos o cargos importantes, porque son más listos o más fuertes. Son mejores en lo que hacen. Y no son ni más ni menos que un producto de la evolución de la humanidad, y han venido a quedarse. Serán cada vez más y, algún día, todos serán mutantes. Tienen miedo, y en ciertas cosas, tienen razón en tenerlo, porque los mutantes son el futuro de la humanidad.

-Bueno, eso díselo a los grupos antimutantes. Seguro que piensan otra cosa-se limitó a contestar a lo primero dicho por Coral. No iba a discutir sobre ese asunto porque él tenía claras sus prioridades. ¿La humanidad le rechazaba? Él rechazaba a la humanidad. Y ya está.

Otra cosa le vino a la mente. ¿El primero en ser derribado? No sabía qué poderes tendría la tía, pero Bryndar podía aguantar mucho, y como se anclase bien al suelo podía resistir embites muy duros, de varias toneladas de fuerza. Tendría que ser realmente creativa si quería tumbarlo, mientras que él... bueno, suponía que sólo tendría que darle un golpe de intensidad moderada para hacerlo. Oh bueno, ella quería un seguro para que no le partiese algo, y a él le parecía bien. Normalmente combatía hasta que el otro se cansaba, y solía recibir mucho más de lo que daba debido a que su superfuerza era demasiado peligrosa para ponerla a prueba a base de golpes a otras personas.

-De acuerdo, me parece bien. Por aquí.

Le dirigió a través de un par de pasillos hasta llegar a lo que parecía un gimnasio de colegio normal y corriente, y eso es lo que era. No había nadie a esas horas, así que tenían intimidad para practicar, y no había problemas de estropear nada porque todo estaba guardado en una esquina. Era un simple suelo de tarima con cuatro paredes, en una de las cuales se podía ver parte del jardín trasero a través de unas ventanas y material de deporte. No era una amalgama de lujos como algunas partes de la Mansión pero era práctica y eficiente. Bryndar señaló a la esquina con cosas ordenadas y se podían ver, entre otros objetos, equipamiento para prácticas de combate.

-Quizás quieras ponerte algunas protecciones. Yo no la necesito.

-Bueno, eso díselo a los grupos antimutantes. Seguro que piensan otra cosa.

-Pues si eso era lo que les preocupaba, con el choque de universos van a flipar.

¿O se equivocaba? Porque si un grupo de adolescentes que estaban ahí intentando aprender a manejar sus poderes y viviendo en cierta paz y armonía les preocupaba, vete tú a saber cómo estarían en ese momento con la aparición de ciudades y otras cosas de la nada. Y más si alguno de los psicópatas y asesinos de Gotham les daba por marcharse a ese tipo de lugares.

La Liga de la Justicia iba a estar ocupada para rato.

No pudo evitar volver a ocupar su mente en aquellos pensamientos y movidas, todo sin dejar de seguir al "tamariano" allí por donde la llevaban, hasta que llegaron al gimnasio. Un...gimnasio común. A ver, era una escuela, era normal, claro...pero se trataba de una escuela para jóvenes talentos con el supuesto gen X, ¿no? Es decir, ¿no lo podrían destruir accidentalmente o algo? Porque en el Monte Justicia ya se cuidaban de eso.

-Quizás quieras ponerte algunas protecciones. Yo no la necesito.

La mirada azul de la castaña se dirigió a donde señalaba, viendo todo el material.

-Gracias por el ofrecimiento, pero con el seguro de vida que me has dado, creo que estaré bien.

Le dijo eso mientras sonrió con agradecimiento. No era que se creyese mejor o algo parecido, simplemente en ese momento no lo vio necesario. No al menos tal y como habían quedado. Además, con el tiempo, se había acostumbrado a llevar ciertas protecciones bajo la ropa. Gotham era de esas ciudades que aprovechaba en atacarte en el momento en el que más segura te sentías. Eso y que siempre hay problemas por allí.

-Bueno, Sun...¿te importa que te abrevie así?

Ladeó ligeramente la cabeza, de forma graciosa.

-¿Quieres poner alguna norma? ¿Puedo utilizar mis verdaderos poderes o prefieres que solo lo haga con lo que tengo a mano?

Bryndar alzó una ceja y se frotó el mentón en pose pensativa durante un par de segundos, mirando a Coral directamente a los ojos y preguntándose si le dejaba hacer cualquier cosa o imponerle alguna condición. Su super-fuerza y super-resistencia no eran desactivables así que decidió que usase lo que quisiese. En cuanto a la acortación de su nombre, se había limitado a hacer un gesto de que no le importaba. Sun, Sunbreath... no era el nombre que le habían dado sus padres, sino él mismo cuando necesitó algún pseudónimo por el que llamarle cuando robaba bancos. Y tampoco tenía aprecio a su padre para hacer honor a su nombre original, así que mientras estuviese seguro de se dirigían a él, le importaba un bledo.

-Haz lo que gustes, usa los poderes que quieras. Puedo aguantarlos. Quien caiga primero pierde, ¿no? Bien.

Esbozo una sonrisa confiada y se inclinó ligeramente hacia delante, no sin darle un par de metros de espacio a la chica primero para posicionarse. Sus piernas estaban flexionadas y sus brazos hacia los lados, en una postur muy parecida a la de la lucha grecorromana, pero lo cierto es que sólo era porque era más fácil agarrar a alguien desde esa posición, no porque Bryndar supiese algo de ese estilo de combate. Movió su cuello y éste crugió, y Coral notaría que el sonido era parecido al de una rama partiéndose. Alguien capaz de tener las vértebras tan duras sin duda era como golpear una roca, y desde luego era intimidante.

-Vamos allá, guapa.

La sonrisa de Coral se afinó un poco más con sus últimas palabras, y mientras él adoptaba esa pose, ella simplemente dio unos pasos hacia atrás, de forma tranquila, sin prisas. De hecho, aprovechó aquello para poder observarle mejor: su mirada, sus labios, la forma de su rostro, su pelo, sus músculos, sus manos y su traje. Si, definitivamente el día que le presentase a Starfire, todos los demás que viesen ese encuentro se quedarían boquiabiertos, preguntando si era su primo o algo así.

Eso si alguna vez se llegaban a conocer, claro.

Su mirada acabó en sus pies, justo en el suelo que había bajo él. Por su pose, estaba más que claro que esperaba algún tipo de ataque directo, o algo así, pero ella carecía de fuerza, así que podría quedarse quieto esperando hasta que decidiese moverse. A menos de que...

Empezó a caminar más hacia atrás, hasta que estuvo a cierta distancia. Cogió aire tranquilamente, preparó su cuerpo y...salió corriendo. No era supervelocidad, ni nada parecido, pero si la de una chica bien entrenada para hacer bastante ejercicio físico. Siguió y siguió, y cuando estuvo cerca de sus piernas, se dejó caer al suelo, deslizándose por el parqué, hasta que terminó traspasando las piernas del otro, terminando con una voltereta. Así al menos podría ver qué rapidez de reacción podía llegar a tener él, porque en caso de que viese que iba a atraparla...siempre podía abrir un portal. De hecho, acabaría abriéndolo, de eso estaba segura.

Bryndar alargó una mano y rozó los cabellos de Coral mientras ésta pasaba deslizándose con un silbido agudo por la tarima del gimnasio, por debajo de sus piernas. No es que no lo hubiese visto venir, simplemente pensó que tendría tiempo y de todos modos no fue un intento de agarrarla en serio. Hubiese sido muy aburrido acabar el entrenamiento tan rápido. En todo caso, no pareció que estuviese utilizando ningún poder, así que la forzaría a ello para asegurarse de que tuviese que mantener el ritmo. Giró sobre sí mismo más rápido de lo que su tamaño se supone que permitía y lanzó hacia la zona general de su cabeza un revés con la mano lento y muy proyectado, muy fácil de esquivar. Sin embargo, cuando ya la tenía encarada, aprovechó el impulso para lanzar un golpe con la mano abierta usando su peso, que empujó a Coral hacia atrás sin daño aparente, pues le había dado en un hombro para evitar heridas. Era sólo para mantener las distancias otra vez.

-Muy ingeniosa, pero no te lo voy a dejar repetir.

Y esta vez se lanzó él. Tenía una aceleración potenciada por sus poderosos músculos llenos de poder solar increíble, por no hablar de su entrenamiento de Parkour, así que se plantó delante de ella enseguida y, no contento con ello, fingió un directo con la mano derecha cuando en realidad buscó derribarla con un barrido de pierna simple y efectivo. La meta no era pulverizar al adversario sino hacerlo caer, así que intentaría hacer lo segundo sin provocar lo primero. Le venía bien como entrenamiento de control, después de todo... aunque el tipo de entrenamiento que menos le gustaba. La furia del Sol era difícil de contener y ahora mismo tenía mucha energía que descargar. Aquel calentamiente sólo servía como un retardador de lo que tendría que hacer en la Sala de Peligro más tarde, a solas para que nadie se quemase con la radiación que tendría que expulsar.

No pudo ver lo cerca que había estado de ella, pero la suerte de tener el pelo algo corto era que así nadie podía aprovechar en cogerte de tu melena, como habían hecho con alguna que otra persona. Consiguió ponerse de pié impulsándose con sus piernas, aunque en el momento en el que  se giró, Sun ya se había colocado de cara a ella, recibiendo el ligero manotazo, que, si la hubiese pillado un pelín más desprevenida, o si hubiese estado aturdida, le habría podido llegar a tirar al suelo. Gracias a dios que ella necesitaba una gran capacidad de concentración, y no era tan simple romperla. Así, con el susodicho impulso retrocedió un par de pasos de forma grácil, como si estuviese bailando.


-Muy ingeniosa, pero no te lo voy a dejar repetir.

La castaña sonrió con suavidad, encogiéndose de hombros.

-Eso esperaba...

Y en un abrir y cerrar de ojos, lo vio frente a él, sus ojos buscaron rápidamente la parte del cuerpo que pensaba utilizar, si es que iba a hacerlo. Lo primero que detectó fue aquella mano, pero segundos más tardes también pudo ver por la rabadilla de su ojos la amenazante pierna que, si le daba, podría hacer que cayera enseguida. Gracias a dios que ella tampoco se quedaba tan atrás en cuanto al entrenamiento físico, y si no era capaz de esquivar eso en ese momento, entonces estaba perdida como heroína, así que decidió tirar de sus artes acrobáticas: Dio un ágil salto, que la elevó lo suficiente como para conseguir dar una voltereta hacia atrás. Por supuesto, eso no pudo evitar que esa mano fuese directa a él, así que intentó apoyar sus pies en la palma de la mano de él, para impulsarse hacia atrás y, gracias a dios, consiguió caer bien, quedando con las piernas algo flexionadas para asegurarse de que no perdía el equilibrio.

-Hablando de ingenios...-su sonrisa volvió a aparecer, algo más suave. El primer movimiento para ella había sido un juego, pero ahora le vio algo más decidido a hacer las cosas, aunque a saber a qué grado de importancia. Buscó entonces con la mirada por toda la sala, de forma rápida. Quería distraerle, que no viese sus poderes en directo por el momento...y creyó encontrarlo en una de las pelotas que se encontraba cerca de ellos. No sabía hasta qué punto se daría cuenta, pero por intentarlo, no perdía nada, así que corrió en dirección a esta, cogiéndola, y tras eso siguió corriendo en un intento de rodear a Sun. Tendría que levantar alguna pierna si no quería perderla de vista, y de ser así, le tiraría la pelota para intentar desconcentrarle, con la finalidad de abrir un portal a sus espaldas para meterse ella.

Oh vaya, parecía que sabía moverse la chica. La vio coger la pelota y se mantuvo frente a ella en todo momento, manteniendo la posición. Cuando ella le lanzó la pelota, optó por ignorarla. No había visto nada raro en la bola o que ella hiciese algo con ella, así que se limitó a importarle un bledo. Sería una distracción o cualquier otra cosa, qué mas daba, o importante era concentrarse en su objetivo y nada más. En vez de reaccionar, tomó una acción y mientras la bola volaba, él saltó hacia delante con una velocidad de vértigo aún mayor que el sprint que había hecho hacía unos segundos. Con una mano hacia delante, intentó atraparla ya en el mismo aire: una vez la tuviese agarrada, había ganado. Sin embargo, las cosas no iban a suceder de la manera normal.

Su objetivo desapareció. Ah, ahí estaba su poder. De alguna forma, había desaparecido de la vista y Bryndar hizo un gesto perezoso de intentar atrarla aún así, por si fuese una ilusión. No lo era, así que como el paso lógico era que ella aprovechase su desventaja, el mutante pegó otro salto hacia un lado, con fuerza sólo por si se encontraba en su camino, hasta que llegó hasta la pared. Una vez allí, pegó su espalda a ella y miró en todas direcciones, buscándola. No sólo sabía moverse sino que parecía poder desaparecer, algo que era muy útil. Aunque no fuese un poder bruto como el suyo, claro, seguro que le venía muy bien para entrar en una cámara acorazada y coger el dinero que quisiese... Tenía que concentrarse, esas cosas ya no las hacía y no debería pensar como un ladrón.

Predijo mal: Sunbreath no iba a moverse para seguir su círculo, sino que directamente saltó hacia ella. Aquella acción hizo que abriese los ojos sorprendida, y ahora sí que no le quedaba otra que utilizar su movimiento estrella, así que mientras corría formuló unas palabras que casi no se pudieron entender, estiró sus manos hacia adelante, haciendo un movimiento parecido al de cuando separabas dos cosas por la mitad. Por la altura que él cogió en el salto, no pudo verlo, pero una brecha espacial (o comúnmente llamado portal) se abrió, haciéndola aparecer justo al lado totalmente contrario del gimnasio.

Desde su nueva posición, Coral pudo ver como el chico seguía corriendo, quizás para ver si aún seguía por esa zona e intentar arrollarla. O al menos, eso le pareció lo más lógico.

"Bien, vamos a ver qué haces con esto..."

Sus ojos hicieron un rápido análisis a la zona donde él se encontraba, imaginando entonces en su mente el lugar en el que iba a abrir su portal. Entraba dentro de su rango, así que no tendría problemas. Y al igual que hizo antes para abrir uno, repitió el mismo proceso, solo que esta vez abriéndolo en la pared donde él se encontraba, donde por narices tendría que caer hacia atrás, mientras que a su vez abrió otro en medio del gimnasio, donde iba a caer de espaldas por la posición del primero. El sonido del cuerpo de él sonó fuerte al chocar contra el parqué del lugar, y antes de que pudiese hacer nada más, Coral cerró el portal de la pared y abrió uno delante suyo (siempre con las mismas palabras y gesto), saliendo por el mismo lugar por donde había salido él, quedando sentada en su pectoral, con una suave sonrisilla en sus labios, mezcla entre diversión y picardía.

-Por un momento creí que me ibas a pillar. Me has obligado a sacar mi as en la manga.

Cayó hacia atrás, aparentemente la pared acababa de quedarse sin solidez sobre la que apoyarse. Debido a esto, Bryndar acabó por estrellarse en el suelo en medio del gimnasio, de espaldas. Obviamente una caída así no le hacía ni cosquillas, pero le pareció curioso que la chica desease acabar aquel pequeño juego sentándose encima suya. Tampoco le molestaba mucho, claro, aunque tenía que admitir que no estaba acostumbrado a estar de ese lado del suelo. Su forma de proceder con sus enemigos era directa, ruda y poderosa, con algunos trucos bajo la manga para hacerlos lamentar que se hubiesen topado con él. Podía haberla cegado, le podía haber lanzado algún rayo explosivo... podía haber hecho muchas cosas, pero en el fondo sabía que acabaría haciéndole daño y no era su objetivo. Para bien o para mal, no usó sus poderes y acabó perdiendo el juego, a pesar de la naturaleza competitiva que siempre mostraba.

-Vaya, vaya. ¿Portales, eh?-comentó, con una sonrisa divertido.

Se levantó sin más, como si ella no pesase nada, y al incorporarse ella notó una gran mano en su espalda que evitó que se cayese hacia atrás y le dio apoyo para pisar el suelo. No era un gesto muy caballeresco ni nada parecido, pero por lo menos podía decirse que había tenido en consideración. Luego al islandés se le ocurrió algo, ¿de dónde había sacado Coral aquellos movimientos? No es que no pudiese aprenderlos por sí misma a base de una via dura de combates pero ese tipo de vidas dejan cicatriz. Tendría que tener algún tipo de entrenamiento, igual que él tenía la experiencia de haber luchado en la calles como criminal y posteriormente el entrenamiento en la Sala de Peligro al que se sometía todos los días. Oh bueno, muy en su línea de siempre, Bryndar le señaló y preguntó directamente.

-Esos fueron unos movimientos muy buenos, la verdad. ¿Dónde los aprendiste?

¿Sinceramente? El motivo por el que acabó sentándose en su pecho no fue ninguno en especial, únicamente un mero juego, una pequeña tilde de diversión. Con el tiempo había cogido seriedad y tranquilidad, pero a veces le gustaba soltarse un poco y hacer ese tipo de cosas, como lo hubiese hecho cuando de más joven creía que podía con casi todo y era aún más temeraria. Aun así, no pudo evitar echar un rápido vistazo a su alrededor, extrañándose de que nadie hubiese entrado allí. Es decir, ¿era por la tarde, no? Y deberían ser las 5 o por ahí, no era un mal momento para decidir hacer algo de deporte, y más en una instalación tan grande y con tanto equipamiento como había llegado a ver.

-Vaya, vaya. ¿Portales, eh?

-Sí, pos podríamos llamar a...-"así", pero no acabó de decirlo porque su boca se cerró repentinamente mientras que sus ojos se abrían un poco más de lo normal al notar cómo sus pies dejaban de tocar el consistente suelo y su cuerpo se iba de lado. Se fue inclinando poco a poco hacia atrás, pero gracias a dios la mano del chico la paró, pudiendo por fin pisar de nuevo suelo firme. En ese momento sus ojos azulados se encontraron con los de él, del mismo color, y una ligera sonrisilla suave y mínimamente pícara (una picardía demasiado natural en ella) apareció en sus labios.

-Gracias, eres un sol. -dijo con agradecimiento, aprovechando para incorporarse bien de nuevo y bajarse un poco la camiseta que llevaba, que con todo el movimiento se le había levantado hasta encima del ombligo. Y mientras acababa de estirársela, escuchó su pregunta, una que por un momento le dejó casi sin respiración. No era la primera vez que se la hacían, pero...bueno, simplemente no se la esperaba. Aun así, iba a explicar la verdad. Hacía tiempo que ya no le tenía miedo a su pasado, y había aprendido a aceptarlo.

-De asesinos, la verdad. Fui enseñada por ellos desde pequeña, y por lo visto, no hicieron un mal trabajo. Gajes del oficio, supongo. Pero tu tampoco te quedas atrás, eres rápido reaccionando...y eso que no nos hemos enseñado casi nada el uno del otro. ¿Aprendiste aquí?

Alzó una ceja cuando le llamó "sol" pero se lo dejó pasar porque tenía el tipo de sonrisa que le gustaba. Así que había aprendido de asesinos, ¿eh? Y él poniéndoselo fácil. Oh bueno, probablemente los cuchillos normales se rompían al golpearle la piel y si no, una cuchillada se podía contestar con un puñetazo de los que doblan el titanio. ¿Quién de los dos podría salir peor parado? Apostaba a que ella. En todo caso, le dio un tono interesante a la chica. El mundo estaba lleno de gente extraña, y por lo visto hasta mágica, y pensar en tener que combatir a esos enemigos era emocionante. Que viniesen, les enseñaría el poder del sol. De todas formas, ¿qué clase de persona enseñaba a una niña a combatir? Y nada más y menos que de maestros asesinos, por si acaso no era lo suficientemente inmoral. La infancia de Sun había sido normal comparada a eso. Claro que él había tenido sus propios problemas.

-En la calle. Cuando cuatro tíos te rodean con navajas aprendes a reaccionar rápido o morir. Además, desde mi...-se sintió reacio a seguir, pero ahora ya había empezado- Mi cambio, me he estado entrenando para defenderme de los anti-mutantes y otros mutantes que tenga que enfrentarme.

Se miró la mano y se agarró la muñeca con la otra, cerrando el puño, para dar mas énfasis a sus palabras. Los músculos de sus brazos se hincharon y la tensión de su guantelete lo hizo crugir casi como si fuese de cuero.

-La vida de mutante no es pacífica, aunque lo intentemos.

Así que él también aprendió a base de golpes duros. Una lástima, pero parecía que muchas veces para llegar donde estaban tenían que haber tenido un pasado no muy fácil. Y eso lo había ido comprobándolo durante el transcurso de los dos años que llevaba bajo el nombre de Nightwind. Lo que no pudo evitar fue que un atisbo de compasión se clavase en su pecho cuando habló  sobre la dura vida que le esperaba a los de su tipo, reaccionando mientras levantaba la mano, apoyándola justo en el puño que él había cerrado momento antes, mientras hablaba.

-Creo que ninguna vida es pacífica, Sun. Unos más, otros menos...pero, sabes qué? No estás solo. Somos...especiales, diferentes. Nos temen o nos admiran. Pero existimos. -Su sonrisa se suavizó, pasando a una más tranquila, más...amable. Pocas veces la ponía. De hecho, sonreír de esa manera cuando estaba bajo el nombre de Nightwind podía llegar a ser un error, y más en una ciudad como era Gotham o alrededores. - Y si no, piensa que siempre hay personas como yo. Quizás con esto de...la colisión de mundos, podrías llegar a venir algún día al lugar de donde vengo. Creo que verías un mundo totalmente distinto.

Separó entonces su mano, encogiéndose ligeramente de hombros. Por un momento le pareció que el silencio que se creó antes de que él pudiese decir nada se hizo eterno, llegando a percibir el sonido de pasos al otro lado del gimnasio, al igual que algunas risas. Estudiantes que pasarían por ahí, nada más.

-Bueno...creo que con todo esto te he desviado de lo que fuese que ibas a hacer, lo siento mucho. Te has tenido que ocupar de una recién llegada como yo. -no pudo evitar soltar una pequeña risilla divertida. La llegada a la mansión en realidad le había recordado muchísimo a la llegada al monte justicia. Quizás ese era otro de los motivos por los que se sentía tan rara desde el momento en que había llegado, con esa sensación de dejavú acompañado de cierta nostalgia.

-Así que gracias por el entreno, ha sido divertido. Seguiré con mi expedición. Nos vemos! -y tras despedirse, salió del gimnasio. Se había entretenido, pero tenía más cosas que hacer. O quizás volvería con Raven y le contaría todo lo que había pasado.