Primeros pasos. [priv. Natalia Romanova]

Una noche fría, un silencio propio acompañado de innumerables sonidos provenientes de NY, la capital del mundo o el infierno en la tierra, perspectiva. Unos pasos tranquilos, bastante suaves, quizás demasiado para ser considerados pasos pero eso sí, inaudibles. Una gabardina común, una sombrilla cualquiera y gotas de lluvia que humedecían todo lo que había bajo ellas. Transeúntes corriendo, amontonados, buscando un lugar en el cual estar a salvo de la lluvia, huyen de ella como si se tratase del más peligroso acido, mientras ella tranquila riega todo lo que puede y genera vida. ¿Qué sería de la vida sin agua? Nada, no habría vida… ¿Por qué huyen de ella? El humano siempre se aleja de lo que lo beneficia ¿masoquismo? No… humanidad. Una figura masculina era quien llevaba la gabardina, mientras avanzaba entre los obstáculos y mantenía su vista en la sombrilla cualquiera, esa sombrilla la poseía una figura femenina, pero no una cualquiera. Esa mujer resaltaba entre las demás, al menos para el quien estaba tras ella, esa mujer era diferente, a fin de cuentas, sea el motivo que sea, si la identifico para seguirla, es porque esa mujer tiene algo que ver con ese hombre, ya sea una relación te conozco y me conoces, o quizás te conozco y quiero que me conozcas, y por qué no… Victimario y víctima, relación a fin de cuentas ¿importa mucho el contenido? No por ahora…

Las manos dentro de los bolsillos y no para esconderlas de la lluvia, pues en su mano izquierda sostenía de manera tranquila unos papeles, más específicamente una carta con instrucciones y una descripción detallada, en su mano derecha tenía un encendedor plateado, no uno cualquiera pues este tenía las siglas S.W. Muchas más cosas se encontraban entre los ropajes del hombre, pero ninguno era necesario por ahora y la verdad, el esperaba que ninguno lo fuera. Pero por su mente pasa una pregunta ¿Por qué de nuevo ella? Ya se le había asignado en el pasado algo similar y lo cual opto por no hacer nada, pero ante tanta insistencia la curiosidad puede llevar al límite cualquier mente, y el límite ahora era al menos verla, conocerla, saber el porqué de la insistencia de aquellos cobardes a los cuales acostumbraba ofrecer su trabajo… Digo, no pueden ser llamados de otra manera, pero para algo existe su trabajo, para los cobardes, no podía negarlo y aun así no le importaba ¿Por qué habría de importarle? Después de todo a nadie le importa… ¿o sí? No hay nadie que le haga pensar otra cosa, así que al final simplemente se dejaría llevar por lo que quisiera y lo que ahora quería era acercarse más.

Una tercera persona se acercó a la sombrilla, de inmediato el paso del hombre de la gabardina disminuyo para dejar más espacio entre él y ellos. En la carta no solo había instrucciones y la descripción, también había algo que citaba “También ira el…”. No lo esperaba tan pronto, apenas habían pasado unos días ¿tan desesperados por acabar con la sombrilla estaban?, pero él sabía que ella no era tonta, muchos menos ingenua… ella sabía que la seguía alguien, no podría afirmar si sabe que la siguen dos, pero al menos de uno él está seguro que ella está enterada. El tiempo avanza y la calle se va despejando, la lluvia ahuyento a todos y solo se ven 3 figuras bajo el agua, la gabardina esta atrás, la sombrilla gira a la derecha en un callejón y el último tiene un objeto brillante en su mano. Una sonrisa apareció en los labios de la gabardina “novato” pensó mientras camino hasta la esquina del callejón y se quedó allí observando, sabía que el espectáculo estaba a punto de comenzar y desde ese instante sabía cómo terminaría. El objeto brillante se abalanzó sobre la sombrilla, mientras la lluvia parecía detenerse un momento, a la espera de ver lo que ocurría, mientras la gabardina se quedaba entre algunas sombras, esperando… el momento pronto llegaría.