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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
Los Universos de DC y Marvel se han unido en uno solo. ¿Qué ha sucedido? ¿Quién está detrás de todo? Y, lo que es más importante, ¿cómo reaccionarán héroes y villanos de los distintos mundos al encontrarse cara a cara...?
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Mensajes : 70 Fecha de inscripción : 14/05/2015 Localización : Clasificada Empleo /Ocio : Sekretnyy Agent Humor : ¿Enserio? ¿En este momento?
Tema: лабиринт (Laberinto) [Omega][Elissa Stavridis/Natalia Romanova] 7th Marzo 2016, 02:55
22 de Enero de 2019, 17:00 PM
Revisé mi reloj una vez mas. Las cinco de la tarde en punto, dije que llegaria pasados quince minutos de la hora, pero yo y los horarios a veces nos podemos llevar a las patadas, esta seria una de aquellas veces. Caminé hasta la puerta y me detuve un momento antes de tocar el pomo para abrirla. Hacia mas de un mes que traia conmigo esta sensación, esta inquietud. No creo en los terapeutas, drajtza, como podria hacerlo después de las cosas que viví en la Sala Roja, pero esta es diferente, y según dicen los archivos de Shield, es quizás la única persona que puede darme lo que estoy buscando. Fury no se metió, no vino a preguntarme por que lo hacia, y podria haberlo hecho, no es que haya ocultado demasiado que vendria a la consulta de la doctora Stavridis, pero no, ni una palabra. Giré el pomo de la puerta y entré en el consultorio, me recibió una recepcionista, pero apenas vió quien era al quitarme los lentes, se salio de su escritorio y vino a tomar mi gabardina, sombrero y lentes, echandole la llave a la puerta detrás de mi. Es cierto que vine, pero será un dia muy frio en el jodido infierno cuando deje que algo como esto salga a la luz. No se por que aceptó, solo una llamada de esta misma chica diciendome que la doctora aceptaria verme luego de ver mi expediente de la agencia y que me pasara este dia a esta hora. ¿Ya mencioné que el expediente que envié tiene información básica y no llena ni tan siquiera una carilla? Mas del ochenta por ciento esta omitido o es información clasificada, y sin embargo, ahi está la paradoja de todo esto, porque entre tanto secretismo, vengo a que viaje por las partes mas intimas de mi mente.
La chica me deja pasar y abro la puerta lentamente. Unas botas, unos jeans y una camiseta, que era la unica que habia sobrevivido limpia despues de casi un mes sin lavar la ropa. Lo juro, esta repleto de estas, todas con el escudo de Steve, el reactor Arc de Tony, una especie de "S" y asi decenas, y solamente quedaba esta, la del hombre de los murcielagos o como quiera que le digan, aun no abro ese expediente, tengo cosas mejores que hacer que leer sobre ese tipo y su ejercito de mujeres vigilantes. La que compró la ropa para el apartamento que me asignaron estaba obsesionada con estas cosas de heroes. Para cuando la doctora me mira, yo ya estaba hacia unos segundos clavandole la mirada. Escucho la puerta cerrarse con un clack metálico detrás mio. Ya no hay vuelta atrás, tengo que aceptar que voy a tener una consulta con una terapeuta.
- Doctora Stavridis, Natalia Romanova...- Mencioné, extendiendole la mano para darsela, no tenia sentido comenzar esto con pseudónimos ni desconfianzas de ningún tipo, no con lo que estoy por pedirle. - Gracias, no es todos los dias que un profesional recibe un expediente casi vacio y acepta una consulta...- Le di una mirada al consultorio, esta bien puesto, parece lo suficientemente profesional. - Lamento no haberle comentado del propósito de mi visita, pero ya imaginará como son estas cosas...- La miré, sonriendole un momento con picardia,, notando las dudas bien escondidas en su rostro. Me acerqué a la ventana y miré un momento afuera, pensativa me tomo como diez minutos darme la vuelta con las palabras justas. - Encontré tu expediente, en Shield tenemos acceso a mucha información, pública y de otros tipos...- Me acerqué a ella pero pase por su lado, sentandome sobre su escritorio con cuidado, no se por que estar aqui me pone nerviosa. -...Un contacto me dijo de usted hará unos meses, nada relacionado a mi problema, solamente haciamos un recuento de antiguos criminales, cruzamos datos de referencia, lo usual...- Me encogí de hombros, fingiendo que era poca cosa, pero sabia bien que para ella no. A nadie le gusta la idea de que mas gente sepa sobre sus trapos sucios, mas probabilidad de que algo salga mal y esos trapos acaben en el Sol.
- Vera...- Entorné un momento la mirada perdida en un punto incierto del consultorio. Es la primera vez que le confieso esto a alguien, y no tengo idea de como vaya a resultar. Vuelvo a mirarla. -...quiero viajar a mi pasado, pero...- Mierda. Me pongo de pie denuevo y comienzo a dar vueltas por el consultorio, caminando lentamente pero en total silencio, respirando algo agitada. ¿Que cuernos me sucede? Yo no soy asi siempre puedo controlar mis jodidos sentimientos, pero es como si esto me superara completamente. Finalmente me doy la vuelta y tomo toda la fuerza que puedo para soltarselo. -...los sovieticos me hicieron...cosas...programación mental, lo llaman aqui, y gran parte de mi mente esta a oscuras, o llena de recuerdos bellos...demasiado bellos, como si alguien los hubiera construido y puesto alli...- ...como un hermoso tapiz que cubre una pared carcomida y llena de cucarachas. - No hay manera convencional de que yo pueda recordar las cosas que no recuerdo, o saber si los recuerdos que sí tengo son o no reales...- Me cruzo de brazos, frunciendo un poco el ceño. - Cuanto mas atrás voy en mi pasado, mas de esos espacios vacios y recuerdos artesanales tengo...- Me acerco un poco mas a ella mirandola a los ojos y descruzando mis brazos.
- ¿Realmente puedes ayudarme a viajar hasta esa parte de mi mente para desenterrar mis recuerdos? - Eso salio mucho mas suave de lo que pretendia. Odio sentirme vulnerable.
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Elissa Stavridis DC Universe
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Ficha de Personaje Alias: Psique Nombre real: Elissa Stravridis Universo: DC Universe
Los últimos meses estaban siendo un desastre para Elissa. Pero... ¿sabes cuando te subes a una montaña rusa, sientes el pánico al principio, y luego no tienes más remedio que dejarte llevar? Así se sentía ella desde el momento en que, llevada por lo que fuera, había vuelto a utilizar sus habilidades mágicas con Eclipse.
Después había sido Sloan, y aquella mente digna de una pintura del surrealismo. Jake, el chico volador que parecía conocer a su padre. Luego Constantine, y aquél batiburrillo de recuerdos de mil mundos. Elissa había dicho en el pasado, y de mil formas distintas, que "lo había dejado", pero estaba claro que, una vez empiezas, no puedes dejarlo de nuevo. No hasta que pase otra desgracia y acabes en Arkham, Blackgate o derivados; no hasta que hagas algo realmente estúpido que te obligue a decir basta.
O tal vez hayas hecho ya algo realmente estúpido. Tal vez has retomado a Psique con mal pie. Pero nadie, absolutamente nadie más que tú puede saberlo.
Aquel día de enero estaba siendo especialmente tranquilo. Nada de magia, sólo psicoterapia, pura y dura. Un poco de realidad, la tan ansiada normalidad que actuaba a la vez de foso y de empalizada, protegiendo la mente de la griega de los últimos eventos. Pacientes que no querían de ella otra cosa que la que acreditaba su grado y doctorado en Psicología. Héroes torturados por las decisiones tomadas, villanos preguntándose de dónde provenía su necesidad de herir a los demás. Gente normal; gente que, detrás de sus máscaras, se debatía por conservar la cordura. Gente, en definitiva, que no necesitaba a Psique.
Hasta que llegara la última visita del día, claro.
El informe le había llegado hacía una semana. Una sola página, con tipografía impersonal, justificada; un texto maravillosamente parco en palabras. Y sin ninguna indicación de qué necesitaban exactamente de ella.
Bueno, el reloj que colgaba sobre su pecho le decía que se aproximaba el momento de descubrirlo.
En la sala de espera aguardaba una mujer pelirroja, una de las más atractivas que Elissa había visto en su vida. Vestía una sencilla camiseta negra, con el logo de Batgirl; las gafas de sol ocultaban el color de sus ojos. La psicóloga la invitó a entrar.
- Doctora Stavridis, Natalia Romanova...- se presentó, una vez en el despacho, tendiéndole la mano.
- Por favor, llámame Elissa - dijo la psicóloga, devolviéndole el gesto.
- Gracias, no es todos los dias que un profesional recibe un expediente casi vacio y acepta una consulta...
En la vida de Elissa, aquello era bastante más habitual de lo que parecía. Era lo adecuado en un colectivo lleno de secretos como aquél.
- Lamento no haberle comentado del propósito de mi visita, pero ya imaginará como son estas cosas...- prosiguió Natalia, aproximándose a la ventana.
Parecía pensativa. Elissa aguardó. Sabía que, para muchos, cruzar el umbral de su puerta significaba dar un gran paso, decidirse a contar algo que nunca habían contado, a enfrentar un miedo con el que nunca se habían atrevido. ¿Cuál era la razón de Natalia? ¿Qué necesitaba ella?
- Encontré tu expediente, en Shield tenemos acceso a mucha información, pública y de otros tipos...- finalmente, la mujer eligió asiento; el escritorio de madera donde aún descansaba su expediente -...Un contacto me dijo de usted hará unos meses, nada relacionado a mi problema, solamente haciamos un recuento de antiguos criminales, cruzamos datos de referencia, lo usual...
- Claro - dijo Elissa, con un suave toque de ironía en su forma de arquear las cejas. "Lo usual".
Aunque Natalia le había quitado importancia a aquellas afirmaciones, la psicóloga no podía evitar sentir una fuerte incomodidad. Últimamente, por su puerta había entrado demasiada gente que sabía cosas de ella, y no le gustaba. Le gustaba ser anónima, le gustaba conocer a los demás, pero no que estos la conocieran. No tan pronto, al menos. La hacía sentirse desprotegida y fuera de su área de confort.
Así que su paciente era una empleada de S.H.I.E.L.D. Aquella organización ya había requerido los servicios de Elissa una vez, en el pasado. Aquellos tipos la habían investigado, la conocían, y ese "conocer" incluía sus habilidades. ¿Le pedirían otra vez que ahondara en la mente de un "proyecto secreto"? ¿O era la propia Natalia la que había pedido venir? Por su experiencia, era relativamente frecuente que tanto proteger y salvar al mundo terminara por atormentar a cualquiera. ¿Qué le habría pasado a ella? ¿Antiguos amigos convertidos en enemigos? ¿Seres queridos perdidos? ¿Dudas acerca de lo que es correcto y lo que no?
- Vera...quiero viajar a mi pasado, pero...- Natalia se levantó; parecía tan incómoda como Elissa, aunque probablemente por motivos distintos -...los sovieticos me hicieron...cosas...programación mental, lo llaman aqui, y gran parte de mi mente esta a oscuras, o llena de recuerdos bellos...demasiado bellos, como si alguien los hubiera construido y puesto alli... No hay manera convencional de que yo pueda recordar las cosas que no recuerdo, o saber si los recuerdos que sí tengo son o no reales... Cuanto mas atrás voy en mi pasado, mas de esos espacios vacios y recuerdos artesanales tengo...
Así que eso era. Psique otra vez.
- ¿Realmente puedes ayudarme a viajar hasta esa parte de mi mente para desenterrar mis recuerdos?
Elissa sostuvo la mirada de la mujer.
- Puedo intentarlo - respondió, haciendo evidentes sus reservas. No siempre funcionaba. No siempre era agradable.
Se dirigió al escritorio y cogió el informe, dándole la vuelta y relegándolo a un rincón, olvidado.
- No te preocupes por el expediente. Me gusta saber las cosas de primera mano, no a través de lo que alguien escribió. Si aceptas mi ayuda, vamos a tener que conocernos de todos modos... - la griega esbozó una leve sonrisa, en la cual había oculto un deje de tristeza. No era una psiónica, pero sabía lo que Natalia le estaba pidiendo. Era muy parecido a lo que ella había hecho en la mente de Dragoslav... pero a la inversa. Deshacer la madeja.
Y, por eso mismo, tenía que formular una pregunta y realizar una advertencia antes de continuar.
-No sabré si puedo deshacerlo hasta que vea cómo está hecho - explicó; pura lógica, pero no menos cierto por ello - Y, de todos modos... ¿estás segura de querer saberlo? Las cosas suelen esconderse por alguna razón.
Hablaba por ella misma, claro. Comprendía la curiosidad de Natalia, la necesidad de conocer la verdad. Pero existía un riesgo, el riesgo de desenterrar algo que tal vez hubiera preferido olvidar.
- He tenido otros pacientes como tú. Rescatar los recuerdos del olvido siempre tiene consecuencias. No es algo para lo que uno pueda o no estar preparado. - sus ojos azules buscaron la mirada de la pelirroja - Si, a pesar de todo, quieres seguir adelante... me gustaría pedirte que me digas qué hacer si descubrimos algo que no querías saber.
La culpa por lo sucedido con Dragoslav aún la perseguía, acechándola como un fantasma. Si tenía que volver a enterrar un recuerdo, al menos que fuera porque la otra persona lo quisiera así. No quería tener que volver a decidir por sí misma, no quería cargar con ese peso otra vez. Si continuaba haciéndose eso, terminaría por enloquecer.
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La escuché con atención cruzandome de brazos, mirando por momentos a otro lado. Me siento frágil ante ella, no es facil para mi abrirme pero aqui estoy y habla de entrar en mi mente como si fuese algo increiblemente peligroso. Asentí a su afirmaciones, tenia mucha razón, la mente humana es un lugar complejo, dificil de entender, seguramente peligroso si una no se conduce con cautela,, y doble de todo eso para la mia.
- Doctora Stavridis...Elissa...- Si se va a meter en el lugar mas intimo de mí, creo que por lo menos debería acortar un poco las distancias tenderle algún puente. - ¿Alguna vez te ocurrió un accidente grave? ¿Aprendiste algo valioso? ¿Viviste un momento que querrias llevar contigo para siempre? - Caminé hasta una silla tomandola por el respaldo suavemente, como usandola de apoyo para el peso de todo lo que estaba pensando. - Esa clase de cosas nos marcan nos definen, somos lo que hemos vivido y lo que destilamos de ello...- me acerqué denuevo a ella por su espalda tomando sus hombros un momento, drajtza, necesito sostenerme de todo, no es sencillo. - Ahora, imagina que no tienes nada de todo eso que te vuelve quien eres...tienes tu poder, tus conocimientos, todo lo que compone a Elissa...pero no tienes la menor idea de donde vino, y cada vez que te lo pones a pensar, o tienes una fuerte migraña, o bien ves algo tan perfecto, tan bello, que sospechas en el fondo de tu ser que no es cierto...desconfias de ti misma...- Me aparté y pasé por su lado, quedandome de pie frente a ella, mi expresión se había lavado hasta convertirse en una suave y apesadumbrada, nunca imagine cuan complicado se volvería expresar estas cosas, o quizás si, y por eso evitaba esta consulta.
- Puedo matar a una persona de mas de cien formas distintas, aunque en mis recuerdos apenas hayan unas sesiones cálidas pero escuetas de entrenamiento en mi patria...puedo hackear casi cualquier cosa que tenga un programa, ¿Pero como es que puede hacer eso un ama de casa? ¿Y como una bailarina de ballet manipula todos los tipos de arma existentes, o se infiltra en un bunker o se convierte en la mujer de oro de la KGB en cuestión de unos pocos años? - Dejé que todas esas palabras flotarán frente a ella, adquiriendo peso poco a poco. - Sé que soy Black Widow, sé lo que eso quiere decir, pero no tengo idea de como llegué a serlo, nada en la historia que hay en mi cabeza encaja, y paso mis noches y dias sospechando de mi propia memoria, pensando que aunque la URSS haya caído, yo sigo atada a ella...- Entorné un poco la mirada, mordiendome el labio inferior con fuerza y abrazandome a mi misma. Lo odio, odio tener que irme a la cama sintiendome una prisionera de algo que ya no existe. - Lo poco que sé sobre como llegué a ser la viuda es por averiguaciones, por fragmentos de archivos clasificados obtenidos con dificultad...- La miré largamente reuniendo todo lo que me quedaba de coraje para verme fuerte, entera, hasta desafiante, pero todo eso se derrumbó cuando la primera lágrima recorrió mi mejilla y tuve que llevarme la mano derecha al rostro y sollozar un momento, un largo instante que se convirtio en unos pocos minutos de un llanto esporádico, lo mas silencioso posible un llanto que me llevó su tiempo controlar antes de mirarla a los ojos una vez más.
- Y no es todo... ¿Realmente los padres que recuerdo son los mios? ¿Habré tenido hermanos que nunca sabré que tuve? ¿La edad que figura en mi expediente es real? - Eso lo dije casi en un susurro, estoy por los suelos ahora mismo, con el minimo de entereza para no parecer una niñata llorona. No tengo fotos de ellos, no tengo reliquias familiares, no tengo nada, no lo tenía antes de de todo lo que sucedió y nunca lo tuve. ¿Que me importa si lo que hay escrito al final de la hoja es bueno, si todo el resto de ella está en blanco o garabateado por una mano que sospecho que no es la mía? - No hay cosa que no quiera saber de mi misma, por mas horrible que sea...y eso es algo que una comprende cuando ha pasado toda una vida de no saber nada...- Le sonreí un poco, con dolor. - Pero por favor, ten en cuenta que si aceptas, estarás entrando en un lugar peligroso...no sé si te pueda afectar porque no comprendo casi nada sobre este proceso, pero si mi mente puede dañarte, lo intentará, estoy segura que deben haber puesto mecanismos para evitar esta clase de cosas, como mis migrañas...- Me masajeé las sienes un momento. Drajtza, solo con tocar el tema ya comienzo a sentir molestias.
- Si estas dispuesta a ayudarme, tendremos que viajar hasta mi niñez, pero...te estaría eternamente agradecida...- Toda esta situación es una locura: Estoy por abrirme mas que nunca con una persona que acabo de conocer, y si tenemos éxito, me habrá hecho uno de los favores mas grandes que nadie me haya hecho jamás en la vida.- Si aceptas, dime que hacer para que puedas entrar... me quede quieta atenta, lista para seguir sus instrucciones al pie de la letra. Estoy tensa, triste, frágil, pero tranquila con el hecho de lo que haré. No puedo decir que no vaya a sacudirme por completo lo que vea, pero el hecho de que lo veré, de que lo sabré es algo con lo que estoy en paz, algo que quiero. Si fui una hija de puta o una santa es indistinto, quiero saberlo, merezco saberlo, solo así podré dejar de ser una ruina y comenzar a ser una persona.
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La mujer ante ella abrió su corazón de forma inesperada. Elissa escuchó en silencio, sin poder evitar una fuerte punzada en el pecho, acompañando a cada frase de la pelirroja. No, no podía ni imaginarlo, y aún así podía entenderlo. La sospecha de que todo era un montaje, la ausencia de recuerdos firmes sobre los que construir una identidad. Cuando Natalia puso sus manos sobre sus hombros, la psicóloga sintió un retazo de su fragilidad y deseó reconfortarla. Sin embargo, no la interrumpió; debía de ser difícil para ella, terriblemente difícil, sacar todo aquel dolor y aquellas dudas de dentro de sí misma, no quería interrumpirla.
Comprendía sus dudas. Su desconfianza. Su sensación de haber sido... programada.
Y, entonces, Natalia rompió a llorar.
Lo hizo con entereza, manteniendo su máscara sobre el rostro, únicamente perturbado por el camino que trazaban las lágrimas. Y aún así, Elissa sintió todo el peso del sufrimiento que la mujer llevaba consigo.
- Lo comprendo - susurró - Lo veo. Puedo ver lo que te está haciendo. Estas dudas, esta incertidumbre... Lo que han provocado en ti. - la miró a los ojos - Tienes alma de soldado. Prefieres el dolor; eso, al menos, es tangible. Es verdad.
Elissa se levantó de su asiento y tomó a Natalia de las manos, tras preguntarle primero con la mirada si podía hacerlo. Entonces, la condujo todo lo dulcemente que pudo hasta una silla y la instó, con la misma suavidad, a sentarse en ella. Asintió, imperceptiblemente, ante la amenaza que podía suponer el subconsciente de aquella mujer. Si la pelirroja tenía razón, era muy probable que hubieran protegido el constructo artificial de su mente con combinaciones, con muros, incluso con trampas.
La psicóloga nunca se había enfrentado con un caso como aquél. No sabía si lo haría bien o mal. Pero Natalia Romanova estaba tan angustiada, tan desesperada, y tan dispuesta a asumir los riesgos, que no podía rechazarlo. Esperaba que sirviera de algo, que lograra apaciguarla de algún modo, aunque albergaba el temor secreto de que el remedio podía ser peor que la enfermedad.
- Es sencillo... - explicó, su voz adquiriendo un matiz más práctico. Notaba la incomodidad de la rusa al abrirse de aquel modo, a expresar en voz alta todas aquellas inseguridades. Tal vez exponer una cosa tras otra, lo más mecánicamente posible, le haría la experiencia más fácil de sobrellevar.
Aún así, las manos de la psicóloga se mantuvieron sobre las suyas.
- Me sentaré frente a ti. Te miraré a los ojos... ésa es la apertura que necesito para entrar. Si quieres que empecemos por tu niñez, tienes que intentar concentrarte en ella. En un recuerdo, una experiencia... para que esa parte del subconsciente aflore, y no tengamos que sumergirnos para encontrarla...
Continuó hablando, con voz serena.
- Tal vez te ayude narrar el recuerdo en voz alta...
Y, entonces, Elissa guardó silencio, dejando que Natalia escogiera su propio modo de evocar la infancia, real o no. Entrelazó su mano derecha con la de ella y se sumergió de nuevo en su mirada, esperando el momento en que apareciera la apertura que las conduciría, a ambas, al subconsciente de la Viuda Negra.