Conversacion en el patio trasero [Magneto]

Día 12 de Marzo de 2018, tarde

Bryndar había estado presente cuando Magneto llegó a la Mansión pero poco después, con la intervención del Profesor Xavier, dio por concluido que ya no era asunto suyo. Varias de las palabras del infame mutante le habían llegado a sus oídos y lo cierto es que le habían hecho reflexionar, y era algo a lo que no estaba nada acostumbrado. Pero él no sabía a qué le podía llamar hogar. Sin duda no al sitio donde se crío y educó hasta su mutación, allí le repudiaban totalmente. La Mansión... lo cierto es que el único amigo que tenía era Kevin y muchas veces era demasiado extraño para contarle todo, o confiar del todo en él. El resto de alumnos reaccionaban como lo suele hacer alguien cuando ve a una persona tan grande y fuerte y malencarada como él: dejando paso y no mirando a los ojos.

No es que fuese un inocente precisamente en ese asunto, pero lo prefería así. Cuando una persona era despreciada y usada durante tanto tiempo ya no le daba oportunidad a nadie a acercarse, y es lo que a Bryndar le ocurría. Pero no era ni lo suficientemente listo ni maduro para saber nada de esto, y su cabeza le daba vueltas en el patio trasero de la casa al asunto de Genosha. Le habían llegado informaciones de todo tipo y si bien Fiona le había hablado muy bien del lugar, y él obviamente tenía algún tipo de sentimiento hacia ella que no sabría definir, no podía fiarse. Magneto era una persona muy persuasiva, bien podría estar manipulándola de alguna forma, ¿no? Se agradecía la paz que se respiraba en el lugar, pero le provocaba hacer lo que más odiaba, que era pensar. No se le daba bien, tenía que admitirlo, y el tema del choque entre mundos se le escapaba a muchos niveles, por no decir todos. Todo lo que él había hecho fue noquear unos zombies de otra dimensión, ¿no podía ser todo igual de fácil? Pues claro que no... nunca lo era.

Para cuando había querido darse cuenta, la conversación había avanzado bastante, pero eso no había hecho que entendiera todo lo que se decía. Kevin comprendía que existía cierta tirantez entre el visitante, el tal Lensherr, y el profesor. Debido a más de un encontronazo, seguramente. No prestaba mucho oído a los rumores, pero a veces a los profesores se les escapaba algo que no sonaba precisamente a habladuría. Había estado atando cabos apenas unos minutos antes, y para cuando se quiso dar cuenta, Bryndar había desaparecido.

Pero desaparecido de verdad. Kevin sabía más o menos bien los sitios donde le gustaba estar, y aprovechando para estirar las piernas fue a buscarle, sin resultado. Tampoco estaba entrenando, ni en su habitación. Supuso que tal vez había salido a la ciudad... A veces le daban esos prontos. Sin otra cosa que hacer en aquel momento, salió al jardín. Aquello le gustaba. Le recordaba al de la vieja mansión, sólo que era más grande y mucho mejor cuidado. Y con muchos más árboles a los que subir. A más de uno le parecía raro, hasta cómico, ver al mutante con su aspecto casi adulto subiendo a los árboles como un chiquillo. El jardín era amplio, tranquilo y nadie le decía nada por ir descalzo.

Estaba en la parte trasera, caminando con la idea de subir a lo más alto de un nogal enorme cuando vio algo brillante. Al acercarse, vio que se trataba de Bryndar. Estaba andando a su vez, de una forma bastante más lenta de lo normal en él. Como si no se dirigiera a ningún lugar en concreto. Su cara era seria. Era algo bastante desacostumbrado. Kevin se dijo que tal vez estuviera analizando a su manera las cosas que habían hablado el profesor y el invitado.

Por un momento se planteó salir a su encuentro y hablarle... pero no llegó a hacerlo. Aquello no se le daba bien. ¿Estaría bien interrumpir de sopetón las reflexiones de otro? No creía que le gustara que hicieran eso con él mismo. Por otro lado, si dudaba o necesitaba ayuda con algo, lo mejor sería prestársela...

Al final, Bryndar debió cansarse de vagabundear y se sentó en la hierba, no lejos del nogal. En vista de la situación, Kevin optó por permanecer al margen tras unos arbustos, bajo otro árbol. Era de los pocos que se llevaba bien con él, pero no quería molestarle cuando parecía tan concentrado. Quizá luego, cuando se levantara...

La conversación con Charles había sido moderadamente fructífera, al menos para lo que esperaba. Ahora, tan sólo quedaba el punto de hablar con los alumnos. No es que pensase manipularlos, pero había uno que había llamado su atencion poderosamente... ese muchacho de piel dorada que le había estrechado la mano sin miramientos. Bryndar era el nombre? Tenía que reconocer que no le sonaba lo más minimo.

El vagabundear de Magneto no era errático : cubría toda la Mansión, buscando a esa persona que debería haber estado ahí. Sin embargo, no había ni un indicio de la presencia de la agente de campo irlandesa... Algo frustrante, probablemente le podría haber dicho mucho más para poder saber con que alumnos debía tratar...

...aunque al menos parecía que tenia a uno de los elementos delante. El chico dorado se encontraba en el patio trasero... y la sensación era que no estaba solo, pero eso le daba igual. Lo que iba a decir no era mentirle, simplemente.

- Molesto? - dijo suavemente, sin animo de amenaza. Después de todo, Charles le había pedido consideración. Pero quedaba fuera de toda duda que estaba atribulado. Hombros caídos, cabeza baja... toda una sombra de lo que había mostrado en la parte delantera. - Pareces... distraído, joven Bryndar. Algo en tu cabeza, quizas?

Alzó la cabeza y vio a Magneto, directamente a los ojos, aún sin levantarse de la hierba. Inspiró y se levantó, pues mirarle desde abajo no le parecía adecuado. Era mejor verle desde su posición elevada, de su mayor estatura, lo sentía más natural. No es que Magneto intimidase ni nada parecido, sólo le parecía un viejo educado y tranquilo, o eso parecía ser, pero había oído historias. Además, no le gustó que supiese que tenía cosas en la cabeza. Ya le molestaba mucho que lo hiciese Xavier, porque no sabía si era por su telepatía o por su perpsicacia, pero con Magneto era directamente un asunto de inteligencia. Bryndar, de mente simple (que no estúpido), sentía cierta animadversión hacia la gente complicada y manipuladora, porque era el tipo de gente que más le tocaba la moral. Pero no se quería mostrar tampoco a la defensiva. Se cruzó de y lo miró otra vez a los ojos. Una persona más inteligente hubiese adivinado la perspicacia del líder de Genosha con ello, pero Bryndar sólo lo hacía como desafío.

-Hombre, pues ya que lo preguntas sí. Te veo y sólo veo un viejo preocupado-soltó con descaro-. Y sin embargo, todo el mundo te teme. Qué diablos, he oído decir que eres todo un monstruo. Pero he oído que en Genosha no les va tan mal a los mutantes. Muy bueno es eso para un monstruo tirano.

Entonces le echó un vistazo de abajo a arriba y de vuelta. En serio, ¿qué le veían? Vale, a lo mejor había hecho crímenes con su poderes, podía admitir eso, pero... ¿realmente era tan peligroso? Había venido a la Mansión y no había provocado más problemas que la chica ciega, la verdad. No veía razón en temerle, más bien sentía ganas de oír lo que tenía que decir. Estaba tan harto de las etiquetas, ¿Magneto era un tirano, un monstruo, un terrorista? Pues parecía un puto viejo sin más. Él mismo había sido llamado "amenaza" por los periódicos de Nueva York todo el tiempo, cuando robaba bancos. Joder, si hasta decían que no faltaría mucho antes de que empezase a matar gente. Cabrones.

-O para un terrorista, que es como te llaman en la televisión. Y aquí te veo, razonable y comprensivo, hablando con el Profesor y toda esa mierda. ¿Qué se supone que tengo que creer?

Se ahorró cosas como que Fiona le había hablado bien de él. Prefería ocultarle su relación con Fauna si era posible, aunque estaba casi seguro de que ya lo sabría el muy cabronazo. Bueno, tampoco es que ella fuese un cúmulo de discrección precisamente, aún recordaba la vez que cuando salió de su habitación por la mañana y un alumno la miró con cara de circunstancias ella había soltado bien alto "¡Sí, y no veas como folla!". Pero bueno, no era momento de recordar viejos momentos, sino de atender al "invitado". Por cierto, ¿quién le había invitado? Se había limitado a personarse allí, sin más. Y todo el mundo parecía estar bien con eso. ¿No estaba siendo buscado por medio mundo? Seguro que acababan viniendo los pitufos a la Mansión, y Bryndar tendría que esconderse en un sótano o algo por el estilo.

Kevin le oyó antes de verle. No hacía nada por ir en silencio, pero en cualquier caso la hierba le habría delatado ante el fino oído del mutante. El llamado Erik se acercaba. No parecía haber visto a Kevin, que se agazapó aún más tras los arbustos por si acaso. A no tardar, Bryndar también fue consciente de su presencia, se levantó y empezó a hablar con él.

No debería estar aquí. Estoy escuchando sin permiso, pensó.

Pero no se movió. No quería escuchar a escondidas, pero tampoco ser descubierto. Aquel tipo era importante, y Bryndar su amigo. No quería que pensaran que les estaba espiando... al menos no adrede. Tal vez pudiera escabullirse si se distraían lo suficiente.

Entonces escuchó la palabra "monstruo". Al principio creyó que le habían descubierto, pero al prestar más atención se dio cuenta de que se refería a Erik. ¿De qué hablaba Bryndar? No hacía ni diez minutos había dicho que era el gobernante del lugar llamado Genosha, y un amigo del profesor. ¿Cómo iba a ser amigo del profesor un terrorista o un tirano? No... No, debía estar equivocado. Además, tampoco le había visto en televisión de la manera que describía su compañero... Nunca le había visto en televisión, de hecho.

El muchacho se levantó, y sin siquiera pedir permiso, le avasalló con sus palabras. Ah, un clásico. Héroe y villano. Salvador y dictador. ¿Cuál era la verdad?

- Un poco de todo - comentó Magneto mientras sacaba unas pequeñas canicas de acero de su bolsillo (¿Magneto sin metal cerca? Oh, vamos, estaba siendo pacífico pero no era imbécil), las cuales empezaron a girar en el aire y se unieron para formar una imágen del propio Lehnsherr, con su traje de combate y casco incorporado, en pose desafiante, antes de quedarse como una pequeña pìzarra suspendida en el aire.

-He peleado durante muchos años, Bryndar, desde antes de tu nacimiento. He tratado de obligar a los países a renunciar a sus cabezas nucleares, he amenazado con detonar dichas cabezas nucleares en sus silos. Pensé en mover las placas tectónicas de la Tierra y causar terremotos y volcanes por doquier... sólo para vivir en paz. - empezó, en un tono duro y huraño - Pero Xavier me detuvo, una y otra vez. Tiene su idea en que humanos y mutantes pueden convivir, pero eso es como pedir que el tigre y su presa vivan dandose carantoñas... Incluso si usamos nuestros poderes para el bien común, nos miran como ratas, como parias, como seres que no deberían existir. Somos dos razas diferentes, después de todo.

Movió su mano derecha, y la "pizarra" metálica cambió a la cara de un cierto activista de color negro (aunque era dificil decirlo, al ser todo metalizado). Si a Bryndar le habían dado historia americana, sería capaz de reconocer a Martin Luther King.

-Soy el primero que, como él, como Xavier, quiere vivir en paz con los humanos. Pero los gobiernos no quieren vivir en paz con los mutantes. Los temen. Y como aquello que temen, primero quieren dominarlo, controlarlo, hacerlo suyo, volverlo un esclavo. Eso es lo que hicieron con las personas de Africa durante la "colonialización", hasta que finalmente ellos se rebelaron. Con los mutantes pasó lo mismo... Genosha hará unos quince años no era un símbolo mutante, sino al reves. Eran los campos de exterminio de mutantes más grandes conocidos. Hay mutantes de esta misma escuela que pasaron momentos horribles, sientete libre de preguntarles. Lobezno, Tormenta... todos ellos te hablarán del malnacido de Cameron Hodge, un hombre que quiso someter, subyugar y dominar a todos los mutantes como si de bestias se tratara - y sacudió la cabeza. No, el mundo no estaba preparado para convivir con los mutantes. Todavía no. Habían tardado más de 150 años en aceptar a las personas de color diferente, y aún en estos tiempos seguía siendo una razón muy importante como para que hubieran odios y matanzas. ¿Qué iban a hacer con gente con poderes que encima ni siquiera podían comprender, que habían aparecido de la nada?

Con su mano izquierda, la "pantalla" cambió de nuevo, en este caso por lo que parecía una representación de una isla relativamente pequeña, con unas pocas ciudades. Parecía avanzada tecnológicamente.

-No soy el cordero que va al matadero, Bryndar. Yo soy un tigre. Y el tigre quiere tener un territorio donde puedan estar sus crías. Creé mi propio asteroide donde vivir... que USA y Rusia se encargaron de destruir. Finalmente, tras otra gigantesca amenaza a la tierra, me cedieron Genosha con la esperanza de que me pudriera allí. Se equivocaron. Y por eso Genosha es ahora la tierra prometida de los mutantes. Sigo creyendo que la humanidad no está preparada para poder convivir con nosotros. Quizás en cincuenta, cien, doscientos años, cuando se hayan acostumbrado a que las nanomáquinas modifiquen su cuerpo, o las prótesis sean lo habitual. ¿Pero ahora? ¿Teniendo gente que se burla y mortifica a otros porque simplemente nació con problemas, que su pura existencia ha sido sufrimiento debido simplemente a la suerte? Oh, no, hijo, la humanidad no está lista. Y Xavier es un iluso en pensar que sí puede...

La "pantalla" se deshizo, convirtiendose en esas pequeñas bolas de acero que Magneto dejó que se posasen en la palma de su mano, girando como si fuera uno de esos mecanismos de bolas que se vendían como souvenirs, hasta que finalmente se quedaron quietas, y Magneto, que simplemente había dado vueltas alrededor de la pizarra hasta el momento, se quedó quieto y miró a Bryndar a los ojos.

-Todos tienen razón, Bryndar. Todos los poderes y habilidades de cualquier persona, sea humano o mutante, se pueden usar de miles de maneras. Puedes usarlas para el beneficio de los demás, para el de personas que no deseas, o para tu propia ganancia personal. Yo decidí luchar por el homo superior. Primero de un modo violento. Ahora, de una forma más diplomática. Pero no pienso dejar de luchar.

No es que Bryndar no conociese la lucha, desde luego, pero tenía que admitir que alguien que llevaba tanto tiempo peleando se merecía un respeto por su parte, incluso si era un viejo. Había peleado mucho y había sobrevivido hasta su edad, y alguien que conocía la gente de la calle como el islandés sabía perfectamente que había que estar hecho de una pasta especial para aguantar el castigo todos aquellos años. Y para colmo de males no parecía tener ninguna cicatriz o dolencia especial, como si las canas y las arrugas se las hubiese puesto esta mañana por encima. Eso, por encima de todo, podía respetarlo, y por ello todo lo dicho a continuación fue escuchado con bastante atención de la que le hubiese prestado al Profesor Xavier. Podía imaginar cómo Xavier le había detenido, ya fuese mediante los X-Men o con sus soberbios poderes mentales, o incluso puede que razonando... Magneto parecía una persona razonable, después de todo.

Le habían dado historia americana, claro estaba, e incluso si apenas había escuchado conocía la figura de Martin Luther King, que a los negros de los guetos gustaban mucho mencionar incluso si no tenían ni puta idea de nada más que su nombre. Y no discutió la analogía que Magneto hizo de los humanos y los mutantes dando a entender que los segundos eran inferiores. Bryndar se sentía bastante superior a ellos, muchas veces. Los veía desde una azotea de Nueva York y pensaba "míralos, hormigas yendo al trabajo. Si quisiera, podría aplastarlos". Eran el tipo de pensamientos oscuros que tenía desde que se había convertido en mutante, y no se arrepentía mucho de tenerlos. Al fin y al cabo, los humanos fueron los primeros en atacar, en su caso también. Salvó la vida a su hermano con sus poderes y recibió rechazo y odio a cambio. Magneto notaría que Bryndar estaba perfectamente de acuerdo en prácticamente todo y que asentía a algunas aseveraciones controvertidas.

Luego vino el tema de Genosha. ¿Un asteroide en el espacio, en serio? Y por supuesto fue bombardeado por las dos grandes potencias de aquel entonces. Potencias humanas. Magneto no necesitaba bolas de metal para dibujar en Bryndar el mapa mental de la situación política. Los humanos los temían, no podían controlarlos, entonces los intentaron matar. Hijos de puta, eso es lo único que se le ocurrió. Nisiquiera les dejaron vivir fuera del jodido planeta... La idea le revolvió las entrañas y apretó los puños con odio. ¿Qué mal hacían unos mutantes en órbita? ¿Es que llegaba a tanto el odio de los humanos? No necesitaba respuestas a tales preguntas, Bryndar lo sabía. Había visto sus caras, cuando los miraba. El miedo, el rechazo... era profundo, abismal, enorme.

- Todos tienen razón, Bryndar. Todos los poderes y habilidades de cualquier persona, sea humano o mutante, se pueden usar de miles de maneras. Puedes usarlas para el beneficio de los demás, para el de personas que no deseas, o para tu propia ganancia personal. Yo decidí luchar por el homo superior. Primero de un modo violento. Ahora, de una forma más diplomática. Pero no pienso dejar de luchar.

Se llevó una mano a la cadera, dejando su postura agresiva por una más reflexiva, aunque el cambio no había sido repentino, sino poco a poco, mientras escuchaba. Miró al suelo, intentando digerir tanta información nueva. Nadie le habia contado toda la historia con tantos detalles, y empezaba a darse cuenta de por qué. ¿Acaso él mismo hubiese hecho algo distinto de lo que hizo Magneto? Joder, incluso intentó desarmar los misiles nucleares del mundo, si eso no era un acto de paz no sabía qué lo podía ser. Pero no, los humanos y sus jugetitos tenían que seguir intactos, preparados para lanzar un petardazo hacia Genosha si era necesario, ¿verdad? Casi podía ver los silos de medio mundo apuntando hacia allí.

-Nadie me dijo nada de esto. Los humanos son despreciables-escupió con ganas-. Cuando mis poderes se activaron... mi cuerpo cambió...-elevó una mano enguantada y se miró los dedos amarillos- Era más grande, muchísimo más fuerte, podía sentir el propio Sol llenándome de energía imparable. Maté a un tiburón para salvar a mi hermano de su ataque, nadé con él a cuestas hasta la playa y sobrevivió. Pero... Pero no me lo agradecieron. Ni él ni mi padre-cerró la mano en un puño y los polímeros de sus mitones crugieron a pesar de su enorme elasticidad-. Me llamaron "muti", me echaron de casa. El científico que inventó este traje, me utilizó, me obligó a robar. Me dijo que si no lo hacía desactivaría el traje...

Kevin, que escuchaba oculto, nunca había oído la historia de cuando Bryndar había adquirido sus poderes, sólo conocía la del científico porque había estado presente al final. Tampoco había oído hablar al islandés con odio hacia los humanos, sólo quizás con un poco de desdén. En cierta forma, Bryndar se sentía cómodo hablando con Magneto. Al fin y al cabo, él no le iba a censurar si hablaba mal de los humanos. El joven mutante miró a Magneto a los ojos, y había resentimiento en ellos. Habían sido los humanos los que le habían dado la espalda, le habían echado de casa, le habían insultado, utilizado y amenazado. No tenía nada en contra de ellos y sin embargo le habían escupido a la cara. Se dio cuenta de que necesitba una explicación par que Magneto entendiese lo que estaba diciendo.

-Tengo el poder del Sol. Absorbo su energía sin parar con mi piel y la almaceno. Me da una enorme fuerza, y una resistencia extraordinaria. Puedo expulsarla en forma de luz y calor, con efectos evidentes-no esperaba tener que explicar detalles a alguien tan claramente versado en los poderes mutantes como lo era su interlocutor--. Pero... no puedo parar. Simplemente no puedo. Sigo almacenando energía y la cosa empeora cuando me enfado. Puedo llegar a... estallar. Está estimado que la explosión sería igual a la de varias bombas atómicas en el mismo sitio. Si no fuese por este traje, ahora mismo Nueva York no existiría. Y aún así tengo que descargar al menos una vez por día todo lo que pueda.

Inspiró por la nariz y soltó un ligero "je" de cansancio. Era una bomba humana y cada vez que lo decía en voz alta se sentía peor por ello. No era fácil vivir con aquella responsabilidad sobre sus hombros, una responsabilidad que no había pedido y que era mortal de necesidad.

-Tienen razón en tener miedo. Soy peligroso, muy, muy peligroso. Xavier me prometió buscar una solución... de eso hace tiempo. No ha habido avances. Puede que para otros mutantes Genosha sea un jodido Paraíso, pero para mí no significa nada. ¿Qué harías tú, Magneto? ¿Aceptarías el peligro que soy, me ayudarías? Es un riesgo para tu gente y tu pueblo. Para cualquier ser querido al que le tengas aprecio...

Las palabras de Magneto sonaban más grandes que muchas de las cosas que había aprendido hasta el momento. No sabía prácticamente nada de lo que estaba diciendo. El haber vivido aislado, y tener que ponerse al día con la historia desde el comienzo de la misma no había ayudado a conocer los sucesos más recientes. Y en la televisión era más de documentales. Las noticias también, pero no hasta hacía relativamente poco. Antes de su condicionamiento, de que desarrollara su "máscara", ver el telediario había tenido resultados bastante inesperados y poco agradables cuando su poder empático emergió en respuesta a las imágenes de guerras o violencia.

No quería seguir escuchando. Volvió la cabeza hacia los lados, buscando una ruta más o menos segura, que le mantuviera fuera de la vista. Pero entonces Bryndar empezó a hablar y no se movió del sitio. No pudo evitarlo. Había hablado con él muchas veces. Posiblemente, aparte del profesor, fuera la persona con la que más se llevaba. Pero Bryndar nunca le había contado nada de su pasado. Claro que, ¿qué le importaba a él? No es como si tuviera mucho pasado que compartir. Había malvivido solo, robando comida de cuando en cuando, inconsciente de sus poderes, oculto cuando se dio cuenta de que la gente le miraba mal, y finalmente llegó el día que supo que no era humano y desde entonces había pasado en un estado lamentable un tiempo indeterminado... Todo hasta que Xavier había dado con él. ¿Por qué iba a interesar eso a nadie?

Sabía que el mutante solar tenía el problema de su eventual descontrol. Era algo parecido a lo que él mismo había pasado, pero el profesor había podido arreglar el problema. Sin embargo, no había pensado que Bryndar pudiera estar tan afectado, ni que detestara tanto a los humanos, aunque eso lo entendía mejor. Pero jamás hablaba de eso. Nunca lo dejaba ver. Quizá, en cierto modo, Sunbreath llevara puesta una máscara casi más tiempo que él.

La frustración del muchacho no se hizo de esperar, así como el origen de sus frustraciones. Conocía demasiado bien el odio y el miedo reflejado en los ojos de las personas cercanas. Su propia mujer había huído cuando su poder perdió su control. El amor de los más cercanos es atenazado por el miedo, y a partir de ese momento, nada es lo mismo a esos ojos que hasta el momento daban amor y comprensión. El instinto animal saltaba por las bocas, causando dolor y pánico... y luego, esas personas que se aprovechaban del miedo, que lo había usado para su beneficio personal hasta que... bueno, o lo había matado o había huído, a saber. Lo que sí sorprendió a Magneto fue la revelación de su traje y sus poderes. En cierto modo, se parecía a Caos, el hermano de Cíclope, que almacenaba energía cósmica de forma constante... Aunque el modo de Bryndar era más dolorosamente expeditivo, sin duda.

-Tienen razón en tener miedo. Soy peligroso, muy, muy peligroso. Xavier me prometió buscar una solución... de eso hace tiempo. No ha habido avances. Puede que para otros mutantes Genosha sea un jodido Paraíso, pero para mí no significa nada. ¿Qué harías tú, Magneto? ¿Aceptarías el peligro que soy, me ayudarías? Es un riesgo para tu gente y tu pueblo. Para cualquier ser querido al que le tengas aprecio...

Magneto se permitió el lujo de sonreir ligeramente. Por supuesto que era un peligro. ¿Y quién no lo era cuando su poder se descontrolaba? Ahora era una persona amable y considerada, pero cuando perdía el control, Magneto podría haber destruido un edificio lleno de personas a sangre fría sin miramientos... Todos los que tenían el poder mutante no eran sino un intento cruel de la naturaleza de evolucionar, y como tal, con desperfectos. Algunos, como los Morlocks, recibían todos los problemas físicos. Otros, como Bryndar, recibían el exceso. Y otros lo sufrían en el interior de su propia cabeza

-Hijo, ser un mutante es un peligro para cualquiera. Tener un color de piel diferente, no tener boca, o simplemente tener alas para volar es suficiente para ser visto como una especie en peligro de extinción. He conocido a personajes cuyo poder mutante era explotar y volverse a formar, y entidades con poder para parpadear y destruir la Tierra... El peligro sería no actuar contra ello. No puedo prometer que pueda mitigar lo que te ocurre, pero mis conocimientos de ingeniería genética quizás me den un punto de apoyo mayor que el que tiene Charles... pero también le he prometido a Charles que no haría que os marcháseis de la Escuela si no es por vuestra propia voluntad. Genosha, ahora más que nunca, estará en el ojo de todas las miradas, no puedo decir que será un camino de rosas. Pero sus puertas estarán abiertas para tí, si es lo que deseas - dijo, poniendo sus manos sobre los hombros de Bryndar. No lo hacía como un general se ponía como un soldado, sino como el de un padre hacia un hijo. Ese chico se parecía mucho más a él de lo que querría reconocer...

Las palabras de Magneto subían directamente al cerebro sin pedir permiso y se quedaban en el corazón. Bryndar se descubrió a sí mismo escuchándole mejor de lo que lo había hecho con el Profe jamás, y lo que escuchaba le gustaba oírlo. No había reproches, ni adoctrinamiento, sólo unas palabras sinceras de apoyo y de comprensión. Era algo que nadie le había dado, o quizás sí... Sólo Kevin era comprensivo a ese nivel, pero a diferencia de Magneto, el azulado era... bueno, un poco... ¿infantil? ¿Simple? Sin duda no podía acusar a nadie de ser simple de mente, pero en Kevin había algo... inocente, esa era la palabra. Era como hablar con un niño que nunca se hizo mayor del todo. Estaba bien, claro, pero no podía hablarle de según qué cosas. No podía hablarle de chicas, ya lo había intentado y no le entendía. Y en cuanto a su propia historia y sus inquietudes, lo cierto es que se había abierto a Magneto porque sentió que le iba a entender... y así fue. ¿Un monstruo, eh? A él le parecía un luchador, nada más. Mala prensa era lo que tenía, sin duda.

-Te agradezco la oferta. Pero creo que me lo pensaré primero, si te es igual. Algunos pensamos que es mejor no precipitarse y lanzarse a la carrera cuando le ofrecen algo tan importante-sí, pensaba en Fiona-. Hum...-se rascó un momento la cabeza, dubidativo- Ya que estamos con ello, ¿puedo preguntar otra cosa?

Esperó a la respuesta de Magneto antes de continuar. Era un ámbito... bueno, no era más personal porque ya era bastante personal lo que habían hablado. Era un poco más... ¿sentimental? Lo cierto es que estaba preocupado. Fiona se había ido sin decirle ni adiós y hacía poco que la había reencontrado, casi un año después, formando parte de los mutantes de Genosha. Y tenía ante él a su líder, ese del que tan bien hablaba (y ahora entendía el por qué). No podía dejarlo ir sin al menos preguntarle aquello, incluso si sonaba tan vomitivamente sentimental.

-Fi... Fauna, ¿está bien en Genosha? ¿Es feliz allí?

Ser mutante era un peligro... Eso decía Erik. Eso y que había conocido mutantes al parecer con poderes terribles. Sí, Kevin había escuchado al profesor Xavier hablar sobre ello. Todos los mutantes eran peligrosos... tanto como un humano. Cualquiera era peligroso si se daban las condiciones necesarias para ello. Los mutantes simplemente podían prescindir de armas, en ocasiones, para ser peligrosos. Y algunos humanos también. A fin de cuentas, en las lecciones de historia aparecía gente que, sin tener un arma en la mano, habían originado más problemas de los que cabría imaginar. Las convicciones podían matar tanto como las armas, si no eran conducidas con mesura y perspectiva.

Para los telépatas, que eran gente capaz de hablar directamente a la psique de los demás, o de causarles dolor, o de alterar su percepción y su memoria, aquello era muy cierto. El profesor no se cansaba de decirlo. Los poderes mentales requerían una disciplina que en muchos casos debía ser más sólida que las de otros poderes, porque podían usarse sin que otra gente se enterase y alterar de formas insondables la mente y la conducta de otros. Y la tentación de usarlos en beneficio propio era grande. O la mera tentación de saber qué pensaban los demás, incluso si no era por egoísmo.

Esa disciplina le había convertido en lo que era, aunque no ayudaba mucho con su condición de mutante evidente. Bryndar había tenido otro tipo de disciplina, y había sido sólo para su mente, pues su poder distaba de poder controlarse sólo mediante la voluntad. En cuanto a Erik... quién sabía. Su ofrecimiento parecía sincero. Pero si era cierto lo que Bryndar decía, no se fiaba. Su "máscara" evitaba que mostrara emociones, pero internamente suspiró de alivio cuando su compañero no aceptó de inmediato la propuesta de Erik. Se había dado cuenta hace tiempo que Bryndar era de los pocos con los que había podido hablar con más o menos soltura incluso antes de su condicionamiento. No le agradaba mucho la idea de que se marchara.

Pero... ¿quién era la tal Fauna?

El chico reaccionó favorablemente y dijo que quería pensarselo. Esto era como cuando te eligen entre el jarabe o el supositorio - Uno es lento y molesto, pero puede que ayude. El otro es rápido, pero la moral afecta a que quieras tomarlo o no. Asintió con un movimiento de cabeza, dejando ese tiempo que pensaba que necesitaba, y también accediendo a esa pregunta. Aunque si sus reacciones y actitudes eran las que había notado, era tan sólo cuestión de tiempo que llamase a las puertas de Hammer Bay.

-Fi... Fauna, ¿está bien en Genosha? ¿Es feliz allí?

Magneto no pudo disimular la cara de sorpresa, si bien rápidamente hizo esfuerzos para ello. Vaya, vaya, vaya... Fiona había estado un tiempo en la Mansión, estaba informado de ello, pero sabía que mucha gente la había evitado, cosa relativamente comprensible. Sin embargo, parecía que... Bryndar la había conocido más. Tanto como para que ella le hubiera dicho su nombre.

- Te diría que sí... pero no suele estar mucho en Genosha. Es una chica inquieta y no puede parar mucho en un sólo lugar. No se encontraba en Genosha cuando esta... Colisión tuvo lugar, así que en breve iré a buscarla... No he podido ponerme en contacto con ella, por el momento - comentó, ligeramente preocupado, y no estaba mintiendo. Probablemente sería debido a las extrañas situaciones que todas las comunicaciones se hubieran roto, pero eso no le eximía de estar ligeramente preocupado - Bien, debería irme, ya he hablado con Charles lo que quería comentar. Un placer, Bryndar.

Y con un ligero toque en el hombro, casi paternal, Magneto se dirigió hacia el frente, hacia la salida de la mansión. Ahora, debía encontrar a su agente de campo...

[Nota : A no ser que le bloquees, Magneto se va]