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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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Ficha de Personaje Alias: Celsit Nombre real: Sasha Triger Universo: Marvel
Tema: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 24th Junio 2014, 03:03
Fecha:
Viernes, 30 de Marzo de 2018
Era casi la hora de cerrar, había sido un día bastante ajetreado a pesar de ser viernes, pero quedaba una semana para mis tan ansiadas vacaciones. Suiza... la feria del chocolate... ¿te imaginas? Sería fantástico. Una semana y Elsa se encargaría de la tienda, yo podría descansar... Sería maravilloso. Adoraba los viajes, y más aún con compañía. Había un tema que no paraba de rondarme la cabeza durante esos últimos días. Planaria, ese chico... Teníamos planeado ir juntos a suiza, ya que él vendría el 31 de Marzo aquí a hablar con Xavier y los suyos. Era un poco una locura, pero ese chico parecía no tener nada de maldad, así que mi naturaleza desconfiada se desprendía de mí cuando él estaba presente. El chico llegaba la tarde del día siguiente. En menos de 24 horas... ¿Qué hacía pensando en esto? Era un amigo de lejos que venía de visita... Aunque era algo más. Estaba nerviosa, para qué mentir.
No había establecido contacto con nadie con poderes desde que salí de la mansión, y ese chico tenía poderes.. y además bastante interesantes. Yo no le había mencionado nada... el día de mi cumpleaños fue bastante movido como para añadirle más tensión. Quería acompañarle, ayudarle... Pero temía de que se enfadase si se lo contase. Volver a quedarme sola entre un mundo de gente que me temía o me odiaba sólo por ser quien era.
Mientras limpiaba las últimas mesas me quedé absorta en mi mundo. Estaba cansada pero me había preparado para ir a la playa, desde por la mañana había estado haciendo demasiado calor para ser Marzo, y pensaba aprovecharlo. Además, la playa nocturna era una preciosidad. Tenía la mochila en la cocina con todo dentro, el local limpio, el cartel de cerrado por fuera puesto... ¡Bien! Sólo faltaba cambiarme de ropa, colgar el delantal como quien dice y salir con ganas. Me metí al baño a cambiarme. Tenía el bikini puesto y por encima unos vaqueros ligeramente acampanados, una camiseta blanca de tirantes a la que cubría una chupa negra con la cremallera abierta, todo rematado con unas deportivas anchas. Estaba limpia, ni rastro de harina ni en el pelo, (actualmente recogido en un moño con una pinza, muy de andar por casa) ni en la piel ni en la ropa. Un último vistazo en el espejo y todo parecía bien.
Comprobé si me faltaba algo en la bolsa de playa, donde llevaba todos los objetos personales, aparte de un par de toallas y demás. Me enganché la bolsa en el hombro izquierdo con las llaves de la tienda en una mano y las del coche en otras. Troté hasta la puerta de madera y cristal hasta que recordé no haber comprobado los escaparates. Por desgracia no podría ir a recoger a Plana al aeropuerto, así que quedamos en que vendría por la tarde desde el aeropuerto directamente. Tendría que dormir bien esta noche para poder recibirle mañana con buena energía... Estaba sin maquillar, todo al natural, aunque en la playa por la noche en marzo no creía que hubiera mucha gente. Me asomé al escaparate de la izquierda, saqué la mano por fuera para recolocar unas cajas y un par de etiquetas de precios. Me deslicé al escaparate derecho, metí la mano entre la cristalera y la calle para colocar un par de cupcakes y uno de mis dedos rozó sin querer una de las mezclas de chocolate puro del escaparate. Me llevé el dedo índice a la boca para quitar el chocolate y justo cuando metí el dedo en mi boca levanté la vista.
Una sonrisa familiar enmarcada en una barba no se apartaba de mis ojos, al otro lado del cristal. Subí la vista. Sus ojos. Plana... ¿QUÉ? ¿PLANA? ¡Pero... llegaba mañana! ¿Qué hacía allí? Él... Dios, yo estaba desastrosa.. Me quedé bloqueada, en estado de shock mirándole, de hecho... creo recordar que no saqué el dedo de entre mis labios y ni parpadeé.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 24th Junio 2014, 10:14
No hacía mucho tiempo que conocí a Sash. Aquella chica se metió en mi cabeza y mi corazón desde el primer momento. Fue un día súper ajetreado, con toda la historia de mi atropello y demás, y , a pesar de que nos conocíamos desde hacía menos de una hora, ella se preocupó por mí y me cuidó. Por la noche salimos un poco para celebrar que era su cumple, y desde entonces habíamos mantenido la amistad a través del teléfono y skype. Había algo en ella que me tranquilizaba, que me hacía sentir bien y cómodo. No sé si era su forma de ser, su risa por mis bromas, su aparente ternura hacia mí… Desde luego, fuera lo que fuese, me hacía sentir totalmente libre a la hora de hablar con ella. La consideraba una buena amiga y alguien en quien podía confiar.
El pasado mes me dijo que tenía ganas de viajar a Suiza, mi tierra, a la feria de chocolate de Abril. Yo tenía un pequeño piso en Ginebra, que aunque no usaba estaba a su disposición. Me ofrecí a ser su guía y acompañante durante esos días, pues siempre que hubiese chocolate de por medio allí estaba yo. ¡Qué queréis! ¡Soy suizo! El chocolate y yo vamos de la mano, ¿vale? El caso es que le ofrecí mi compañía y mi guía. Lo bueno de mi piso es que tenía un par de habitaciones y estaba muy bien situado, justo al lado del lago. Además, con mi moto podíamos viajar a cualquier otra ciudad o pueblo en cuestión de un par de horas. Y, para qué engañarnos, mostrarle mi ciudad y mi país a Sash era algo que me apetecía como pocas cosas en mucho tiempo. Así que aproveché que quería ir a hablar con ese tal Charles Xavier para ofrecerle volver a Suiza con ella. La razón por la cual yo quería hablar con el mutante más importante del mundo era su naturaleza amable y justa, luchando porque los humanos y mutantes se llevasen bien en un mundo cada día más caótico, especialmente tras el incidente de la colisión de mundos. Ya había visto cosas que creía que sólo existían después de la muerte, como dioses y ángeles, y cuanto más unidos estuviésemos unos con otros mejor.
Una de las cosas que más me gusta del mundo son las sorpresas y los detalles. Le dije a Sash que no llegaba hasta el sábado 31 para pillarla desprevenida el viernes a última hora. No sabía si tendría algún plan o no, pero no me importaba si era así. Mi intención era visitarla, y si tenía suerte, dar una vuelta con ella, invitarla a cenar, y lo más probable, comentarle lo de Xavier. Ella sabía que tenía poderes, pues durante el incidente del pasado noviembre fui atropellado por un gigantesco todoterreno que me mandó varios metros por el aire, dejándome con muchos huesos rotos. Mi factor de curación se encargó del resto. Cómo me reí al ver su cara, era como si acabase de ver a un muerto. Lógicamente no sabía hasta qué punto estaba ella familiarizada con los poderes, pero a juzgar por la cara que puso desde luego hacía tiempo que no veía a alguien curarse a semejante velocidad. Desde ese momento, a ella le caía genial, y al mismo tiempo tenía la sensación de que me odiaba un poquito. No en el mal sentido, sino como puedes odiar a algún amigo tuyo por un susto o algo por el estilo que haya podido darte.
El avión aterrizó temprano, alrededor de las tres de la tarde. Disponía de varias horas antes de que Sash cerrase su tienda, así que cogí un taxi y me dirigí al hotel para dejar mis cosas y luego dando un paseo al 401 de la calle Bleecker. El "Central Tart" me había enamorado desde el primer momento en que entré. Aquellos olores, aquellos sabores… Toda mi infancia y adolescencia comiendo bombones, bollos y chocolate hechos por Sophie y comprados en la tienda que había frente al orfanato fue revivida cuando entré en su pastelería. Era realmente espectacular. No dudaba de que hubiese buenos reposteros en otra parte del mundo, no me malinterpretéis. Pero os aseguro que aquellos olores y sabores eran algo de otro mundo. Dicen que a los hombres se nos conquista por el estómago. Yo no tenía ninguna duda de que Cels me tenía totalmente enamorado de su tienda y sus bombones. Así que, aunque me sentía algo estúpido, decidí comprarle una caja del mejor chocolate suizo: el Lindt. Los primeros chocolateros en crear el chocolate con leche, aquellos bombones eran algo sobrenatural, al menos para mí. Supuse que ella lo agradecería, pero también tenía algo de miedo por que se pensase que era una especie de indirecta, como diciéndole "esto es verdadero chocolate y no lo que haces tú". Na, qué tontería. Ella no tenía maldad, y si pensaba eso pues qué le íbamos a hacer, mala suerte.
Llevaba puesta una camisa de cuadros azul marino y blanca abierta, dejando a la vista una camiseta blanca. Unos vaqueros oscuros y unas zapatillas grises. Había dejado la maleta y "el catalizador" en la habitación del hotel. Había estado comprobando lo que me ofrecía el hotel, y me había llevado un par de bañadores por si acaso decidía bajar al spa a probarlo. Nunca había estado en uno, y parecía ser divertido. Aunque no podría bañarme en las piscinas una vuelta por la sauna y un par de chorros relajantes de esos siempre eran bien recibidos. Mi chaqueta motera por si hacía frío y un par de bermudas por si hacía calor. El tiempo había anunciado unos días primaverales estupendos, con mucho sol y temperaturas de unos 20 grados en adelante. Antes de llegar a su tienda, compré una pequeña flor por el camino. No estaba seguro de cuáles eran sus favoritas ya que nunca había hablado con ella sobre eso, pero las rosas siempre eran algo que funcionaba. Una pequeña rosa y una caja de bombones… No me di cuenta de que podía ser interpretado de otra manera. Cualquiera que me hubiese visto no habría dudado de que iba a buscar a mi novia. Pero yo era demasiado inocente como para darme cuenta de ello.
Allí estaba, "Central Tart". Crucé la carretera con cuidado (no quería volver a ser atropellado allí de nuevo) y me dirigí hacia la puerta. En ese momento, la vi asomándose por el cristal, mientras colocaba uno de sus cupcakes. Era la segunda vez que nos veíamos cara a cara. Habíamos hablado muchas veces por skype con la cámara y demás, pero eso no contaba. Sus preciosos cabellos grises acabados en unos mechones rojos, y esa piel un poco más morena que la de la mayoría. Se manchó el dedo de chocolate, y con toda la naturalidad del mundo se lo llevó a la boca. Aquello era una de las cosas que más me gustaban de Sash: su naturalidad. A ella no le importaba lo que pensasen de ella, si quería o tenía que hacer algo lo hacía y punto. Lo mejor, su cara al ver que estaba allí. Se le quedaron los ojos como platos y el dedo aún dentro de la boca, con una cara que habría pagado por ver una y mil veces más. Le sonreí, divertido por la situación, y negué ligeramente con la cabeza.
- ¿Tanto me echabas de menos? Sé que soy algo único pero esperaba un saludo algo más efusivo para qué engañarnos.- Me encantaba picarla, y sin dejar de sonreír, entré en la tienda.
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Última edición por Planaria Glámez el 27th Junio 2014, 15:37, editado 2 veces
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 24th Junio 2014, 14:35
Yo.. yo... simplemente.. no.. No supe reaccionar. No entendía nada. Él estaba allí. Delante de mí. Le seguí con la mirada y con el dedo en la boca hasta que entró en mi tienda. Le miré de arriba a abajo. No había cambiado nada desde la primera vez que le vi. Claro que tampoco tenía mucha referencia. Llevaba una rosa y una caja de bombones. ¿Una flor y bombones...? ¿Acaso Plana... Nah, era una locura. Nadie se enamoraba a tantos kilómetros de distancia y sin ocasión de estar juntos, era una locura. Sí. Sería un detalle.
Cuando mi cabeza asumió que mi amigo estaba delante mía antes de tiempo, cuando asumió que era real, me incorporé a la vez que me sacaba el dedo de la boca y me colocaba un par de mechones sueltos del moño. En cuanto la puerta terminó de cerrarse con él dentro corrí hacia él , apoyé mis manos en sus hombros y de un salto le abracé enlazando mis piernas en su cadera y mis brazos alrededor de su cuello. Me quedé ahí, riendo a carcajada suelta, sorprendida, anonadada y contenta. No paraba de sonreír. Qué idiota... Era uno de los mejores detalles que nadie había tenido conmigo jamás. No podía parar de sonreír. Estaba enganchada a lo koala totalmente, le di tres besos fuertes por la cara y me solté. Estaba con el pulso acelerado, hiperactiva. Todo el cansancio que tenía desapareció. Me solté las piernas y volví a la tierra cayendo dando un vote. Los brazos se quedaron entrelazados en su cuello. Le miré a los ojos sin dejar de sonreír.
- ¡ERES IDIOTA! ¿Qué haces aquí? - me sentía querida realmente. Me fijé en sus manos ocupadas. No sabía qué hacer.
Me solté de su cuello, me coloqué la camiseta que había subido ligeramente dejando ver mi ombligo y me estiré, agarrándome de los brazos hacia arriba. Hice un sonido entre un suspiro y un quejido cuando me estiré.
- Vale, a ver.. ¡cuéntame! ¿Tienes tiempo? ¡Te invito a algo! Iba a ir a la playa, ¿Te quieres venir? - Hablé demasiado rápido ahora que lo pienso. No me importaba. Fue cuando me percaté de que se nos había quedado un tema por hablar, y no habíamos hablado. El ritmo de mi voz volvió a su normalidad, incluso se ralentizó. - Un momento... - vi que no llevaba maleta - ¿No habrás cogido un hotel verdad? - Era desconfiada, pero había hablado con ese chico lo suficiente y durante suficiente tiempo como para meterle en casa durante un tiempo. Casi 5 meses... se decía rápido.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 24th Junio 2014, 15:06
Su cara seguía siendo de total incredulidad, aún no era consciente de que yo estaba allí. Me encantaba cuando sorprendía así a la gente. Sus caras eran geniales, y la de Sash no estaba siendo distinta. Se colocó de esa manera tan graciosa que tenía ella un par de mechones que caían por la cara… Y entonces se abalanzó sobre mí. Sus brazos rodearon mi cuello y sus piernas mi cintura. Su risa, sus carcajadas estallaron en mi mente como fuegos artificiales en una noche de verano. No la había escuchado reír así nunca, ni siquiera cuando le contaba tonterías por el teléfono o le hablaba de mis meteduras de pata. Instintivamente la rodeé con mis brazos, mientras todavía sujetaba la flor y la caja de bombones con las manos. Aquel momento fue increíble. Al igual que cinco meses antes me había dejado atontado con un gesto tan nimio como que me cogiese de la mano, aquel abrazo, aquella risa… Eran algo que no podía ser de este mundo. Y luego, para rematar del todo la jugada, me plantó tres sonoros besos en la cara. Podéis pensar que soy un romántico o un idiota, pero aquello ya fue la gota que colmó el vaso. Durante mi infancia había tenido alguna amiga y ya había dado algún beso en la mejilla. Pero ninguna jamás se había abalanzado sobre mí así, en un estallido de alegría y amor puro. Me sentí de repente flotar, como si el suelo bajo mis pies hubiese desaparecido dejándome suspendido en el aire como una nube. Sonreí. Sonreí con pureza y felicidad. Nunca había tenido una amiga así. Las dos otras personas a las que más quería (o había querido) habían sido Tanith y Sophie, pero ambas eran una figura materna o de hermana mayor más que otra cosa. Pero Cels era distinta. Era mi amiga, una amiga que se emociona por las cosas buenas y se entristece por las malas. Que es capaz de olvidar todo y abrazarte de alegría pura por una tontería tan grande como unos bombones y una flor. Ella era la típica amiga que nunca quería que abandonase mi vida, porque cuando estaba con ella me sentía bien, me sentía genial, me sentía… Yo mismo.
- Jajajaja bueno bueno, tampoco es para tanto hija, son sólo unos bombones y una flor.- Ella no dejaba de sonreír mientras se apeaba de mis brazos. Noté como se colocaba la camiseta, pero yo le miraba a los ojos con una enorme sonrisa.- Digamos que te conté una mentirijilla para poder darte una sorpresa. Ya sabes que me encantan.
Me preguntó si disponía de tiempo para tomar algo con ella y pasear por la playa. ¡Pues claro que tenía tiempo! Mi idea original era esa, quedar con ella por la tarde y estar de cháchara hasta las mil. El plan de la playa me encantó. Siempre y cuando no tuviese que bañarme por encima de la cintura no habría problema. Donde vivíamos hacía mucho frío durante el año, así que no era problema. En cuanto a lo del hotel…
- ¡Claro que tengo tiempo! Me preocupaba que tú no lo tuvieses, pero mi idea era invitarte a cenar o algo por el estilo. Siempre y cuando no tengas ya planes. Y lo del hotel… No te dije nada porque no quería molestarte ni nada por el estilo. Tengo una habitación reservada para estos días. Está a dos manzanas de aquí. Lo cogí cerca para poder venir a desayunar a tu pastelería. Si quieres me he traído bañador porque el hotel tenía spa, así que podemos acercarnos un momento a que me cambie y luego vamos a la playa, ¡me parece un plan genial y de lo más apetecible!- Sabía que me iba a ofrecer ir a su casa, pero me daba mucho corte. Ella era un encanto y sé que lo hacía encantada, pero no quería ser ninguna molestia ni nada por el estilo.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 24th Junio 2014, 15:46
Intenté hacer memoria para recordar la última vez que alguien me hizo un regalo. O que alguien tuvo un detalle conmigo... No se me ocurrió nada. No podía dejarme caer por la bajona de pensar en esas cosas, además, la situación no me lo permitía.
Estaba muy contenta.
Volví a mirar los regalos.
-¡No es por la rosa y los bombones idiota, es por la sorpresa!-Y acto seguido me propuso su plan. No pensaba dejarme invitar, pero eso ya se vería en el momento de la cena. Respecto al hotel... supongo que sería lo obvio. Me apetecía recibirle en casa, pero era normal que hubiese cogido un hotel. Nadie era tan idiota como para no planear algo así con antelación. Lo que me hizo recordar..
- ¡Vale! Acepto el plan. Por cierto... tienes que recomendarme algún buen hotel para la feria, a ser posible que no esté muy lejos del recinto ferial de Ginebra - puntualicé mientras cogía con una mano los bombones y con otra la rosa, después de haber guardado las llaves en un bolsillo trasero de mi vaquero. Olí la flor mientras se me dibujaba inevitablemente una sonrisa en los labios. Qué detallazo... dejé los bombones en una estantería cercana sólo por un momento, con una mano solté la pinza que me recogía el pelo, dejando caer la melena lisa y larga sobre mis hombros y espalda. Cogí la rosa y le partí parte del tallo para que no fuese tan larga y con ayuda de una de las horquillas me la coloqué en el pelo, enganchando algunos mechones pequeños. Esperé que no se lo tomase a mal, siempre había creído que era mejor aprovechar las flores, antes que dejarlas morir en un jarrón. Usarla en el pelo, de marca páginas, congelarlas... Eso lo dejaría para más tarde. Me miré en el reflejo del escaparate a ver si estaba bien puesta y si se sostenía en mi pelo, parecía que sí. Le sonreí al chico mirándole a los ojos una vez mas, aprovechando el gesto para indicar que no iba de malas el haber hecho eso con la flor.
Si me contestó a algo del hotel lo ignoré. Pensaba cogerlo sí o sí.
- Vamos a hacer una cosa. Estos bombones los compartimos, que por cierto, muchas gracias... Es la única empresa de bombones que no ha perdido la parte artesanal, me encantan- dije ampliando la sonrisa y cogiendo los bombones de nuevo con la mano izquierda - Tenía pensado coger el coche igualmente para ir a la playa- dije dándome una palmada en el bolsillo del culo con la mano libre, para que sonasen las llaves- te acerco al hotel, te cambias y te llevo a la playa. La cena y lo demás lo improvisamos - terminé con una sonrisa y guiñándole un ojo. Estaba lista, tenía el coche en la puerta, estaba vestida, con el bolso al hombro y él delante. Lo tenía todo listo. De un par de pasos rápidos abrí la puerta y esperé a que saliese camino al hotel.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 24th Junio 2014, 16:10
- ¡Vale! Acepto el plan. Por cierto... tienes que recomendarme algún buen hotel para la feria, a ser posible que no esté muy lejos del recinto ferial de Ginebra- ¿Irse a un hotel? ¡De eso nada! Con lo caros que son los hoteles en Suiza. Serán todo lo elegantes que quieras, pero te cuestan uno ojo de la cara.
- Bueno, en realidad yo había pensado que podías venirte a un piso que tenog allí. Tiene habitaciones separadas y está cerca del lago y demás, así que podríamos pasear. Y con respecto a la feria no te preocupes, te llevo en la moto que no se tarda nada.- Ella cortó ligeramente el tallo de la rosa y se la colocó en el pelo. Le quedaba increíble. Ella de por sí era un bellezón espectacular, con esos ojazos y esos largos y sinuosos cabellos grises acabados en esos preciosos mechones rojos. Y con la luz del atardecer que se colaba a través del escaparate y su sonrisa mientras se miraba en el reflejo para ver qué tal le quedaba me quedé sin habla. Me quedé ligeramente embobado y luego volví a la tierra. Sash era preciosa, pero era mi amiga... Espera, ¿acababa de pensar en lo buena que estaba? ¡No, no! Era mi amiga por dios, era guapa, no estaba buena... Pero esa luz, esos ojos, ese brillo de sus cabellos...
- Vamos a hacer una cosa. Estos bombones los compartimos, que por cierto, muchas gracias... Es la única empresa de bombones que no ha perdido la parte artesanal, me encantan. Tenía pensado coger el coche igualmente para ir a la playa. Te acerco al hotel, te cambias y te llevo a la playa. La cena y lo demás lo improvisamos.- Sus palabras me trajeron de nuevo a la realidad, mientras golpeaba con una sonrisa su bolsillo produciendo el sonido metálico tan característico de unas llaves.
- ¡Suena estupendo! Estoy alojado en el "Hotel Big Four", a dos manzanas de aquí. Tardo nada y menos en cambiarme, y el paseo de la playa me apetece un montón, siempre y cuando no me sumerja por encima de la cintura jajaja.- El sitio para cenar tenía varios pensados, pero supongo que ella los conocería mejor, así que lo discutiríamos sobre la marcha en el propio paseo de la playa. Crucé la puerta que tenía abierta y le dediqué una sonrisa y un guiño. La noche no había hecho más que empezar, y tenía muchísimas cosas que contarle y de las que quería hablar con ella.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 25th Junio 2014, 03:17
¡Perfecto! Esperé a que saliera, fui detrás y enganchando la puerta con una pierna, cerré del tirón. Me giré dándole la espalda para darle un par de vueltas a las llaves y pulsé un botón que hizo que las rejas de metal plegables empezasen a descender lentamente por el escaparate. Me agaché para cerrar el candado a nivel del suelo y busqué los ojos de Plana con los míos mientras me levantaba, girándome. El coche estaba en el primer cruce, a diez metros. Aseguré que la rosa estaba en su sitio. Los bombones, las llaves, el bolso... Todo bien. Antes de echar a andar apoyé una mano mía en el hombro más lejano de plana y apoyé mi cabeza en su hombro cercano, achuchándole por unos segundos mientras daba los primeros pasos. El sol empezaba a esconderse dándonos unos brillos naranjas preciosos. Al llegar al coche lo abrí con el cierre centralizado y abriéndole la puerta a Planaria, pasé por delante del coche a ritmo alegre para sentarme yo en el asiento del conductor. Me senté, me recogí el lado del pelo sin flor detrás de la oreja y cerré la puerta esperando a que él pasase y cerrase la puerta. Me lo quedé mirando, sonriendo. Bajé la ventanilla a la mitad, lo justo para que pasase el viento en la ranura. Volví a mirarle sonriendo. Había sido un detallazo que no olvidaría nunca.
- Gracias... - dije sonriendo mirándole a los ojos, a ambos, mirando cada décima de segundo a una pupila diferente.
Metí la llave en el contacto y arranqué. Conocía ese hotel, solían hacer algún pedido especial.
-¡Pues vamos! `pr cierto ¿Cómo ha ido el viaje?- y mientras empezaba a sacar el coche el viento empezaba a reflejarse en mi pelo, danzante. Saqué unas gafas de sol de la guantera, me puse el cinturón y empecé a conducir dirección al hotel. No se tardaban ni cinco minutos. La aventura acababa de empezar.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 25th Junio 2014, 09:34
Mientras terminaba de cerrar la tienda una cálida sensación recorrió mi cuerpo. Realmente no estaba muy seguro de qué era, pero a juzgar por la sonrisa que llevaba de oreja a oreja yo estoy convencido de que era felicidad. Al principio no sabía muy bien cómo reaccionaría Sash ante mi sorpresa. Quiero decir, no dudaba que le gustaría, pero no contaba con que ella pudiese quedar conmigo. Pero ahí estaba yo, viéndola cerrar la tienda dispuestos a irnos a la playa y a cenar algo. La verdad todo iba mejor de lo esperado, y ella no paraba de sonreír y mirarme. Se acercó a mí, pasando su brazo por mis hombros y apoyando su cabeza contra el otro. Yo le devolví el achuchón apoyando mi cabeza sobre la suya y sonriendo. Hacía mucho tiempo que no estaba tan a gusto, y pensaba disfrutarlo hasta el final.
Nos subimos al coche y vi como se acicalaba un poco, colocándose bien el pelo, dejando la rosa que le había regalado a la vista, como presumiendo de lo bien que le quedaba.
- ¡Deja ya de presumir! Estás muy guapa, y la flor te favorece enormemente. ¿Qué creías, que te iba a traer algo que te hicese fea?- Reí mientras la miraba. La verdad, estaba muy guapa con ella puesta. Hacía juego con las puntas de sus cabellos. Sacó unas gafas de sol de la guantera y se las puso, mientras me preguntaba qué tal había ido todo.- Pues la verdad es que algo ajetreado. Estuve en Inglaterra hace un par de semanas y flipas tío, nos apareció un Kraken. Como los de las películas, un pulpo así gigantesco… Una pasada. Conocí a varias personas interesantes, como una chica con el color de pelo más guay después de ti que había conocido. Era como morado/azul marino. ¡Ah! Y también estuvo la princesa Diana. ¿Te acuerdas que te hablé de ella y de las amazonas hace tiempo? Volvió a estar allí. Muy maja la verdad, te la tengo que presentar algún día. Había otro tío vestido con unas mallas rojas que era más raro que un perro verde la verdad. Un cachondo, eso sí, pero de repente se ponía a hablar consigo mismo y miraba al infinito, como si estuviese mirando a una cámara o algo… Y para rematar la jugada, conocí a un ángel. ¡Un ángel Cels! Era un poco seca la verdad. Sí, era una tía. Yo siempre había creído que los ángeles no tenían sexo, pero según parece me equivocaba… Pues el caso es eso, que nos enfrentamos al kraken ese y demás. La gente del sitio este flipó un poco. Después de todo, no ves a tanta gente extraña y demás todos los días.
Sash era una de las personas con quien más me gustaba hablar del mundo en cuanto a cosas de poderes y demás. Ella siempre escuchaba y la mayoría de veces bromeaba y reía. Cuando descubrió mis poderes no se asustó ni me miró extraño. De hecho, incluso diría que se acercó más a mí cuando lo supo. Ella no tenía poderes, y generalmente la gente sin poderes suele mirarnos al resto como si fuésemos bichos raros. La verdad, me habría encantado que ella tuviese algún poder. No en el sentido elitista o racista, sino porque salvar el mundo o algo junto a ella habría sido lo más. Aunque bueno, si mal no recordaba ella era una excelente luchadora y sabía lanzar cuchillos o algo así me había contado alguna vez. Llegamos a la puerta del hotel en cuestión de minutos. Puse mi mano sobre su muslo derecho cariñosamente y la miré.
- No tardo nada, ¿vale? Será menos de un minuto, ¡lo prometo! ¡Ah! Y nada de quedarse embobada mirándome, ¿eh? Que ya sé que estoy to' buenorro.- Y le guiñé pícaramente un ojo antes de salir por la puerta disparado en dirección a mi habitación. No tenía una prisa estelar, pero no me gustaba hacer esperar a la gente. En cuestión de un par de minutos estaría listo, y seguramente aprovechase para revisar que iba bien peinado y echarme un poco de colonia. Éramos amigos, pero me gustaba estar guapo para las ocasiones especiales. ¿Qué? ¿Esque no puedo ser coqueto yo también?
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 26th Junio 2014, 03:06
¿Presumir? ¡Me estaba colocando bien! Maldito Planaria y su manera de solucionarlo todo con humor. El camino no pareció tan corto con todo lo que me contó en un momento. Él había vivido miles de aventuras. ¡Usaba sus poderes! Y yo... Yo los usaba para... hacer dulces... Él me contaba historias, vivencias... Magia. Mi mirada se tornó a una tristeza oprimida desde hace casi 4 años aunque pareció no percatarse de ello. Mantuve la sonrisa a pesar de los ojos. Ángeles, amazonas, experiencias, Kraken. Todo parecía tan... diferente. Tan único. Siempre me gustó ese ritmo de vida, a pesar del respeto que le tenía. Nunca me creí capaz de ella.
Estacioné en la puerta del hotel, freno de mano, ventanilla bajada del todo ya, codo apoyado en la puerta desde dentro.
No tardo nada, ¿vale? Será menos de un minuto, ¡lo prometo! ¡Ah! Y nada de quedarse embobada mirándome, ¿eh? Que ya sé que estoy to' buenorro.
Menudo pieza... Agaché la cabeza inclinándola mientras le miraba a los ojos. Con una ceja levantada y disparando mi mirada por encima de las gafas, ahora ligeramente bajadas hacia la nariz. El mechón de la oreja que me había colocado en la oreja se tomó la libertad de taparme el ojo izquierdo. Con media sonrisa le fulminé sanamente con la mirada.
Cuando salió del coche aproveché para relajarme un poco. Pensé sobre todo lo que me había dicho. De no ser porque tenía poderes y por... toda la locura interdimensional le hubiera tachado de loco. ¿Había dicho que no podía sumergirse más de la cintura? Hmm... no había pensado sobre ello. Tendría sentido por su rollo eléctrico pero... Menuda estúpida. Quién le propone ir a la playa... En fin. Parecía entusiasmado y todo... Se me pasó por la cabeza cambiar el plan, pero por las sonrisas que ponía decidí no plantearlo.
Puse música. Una emisora aleatoria de música. A estas horas todo era más bien música de discoteca o que te inducía a ella. La primera canción que sonó, la pillé a medias, pero no me desagradaba escucharla, aunque ya tenía algunos años.
Cerré los ojos, apoyé la cabeza en el asiento de atrás mientras infinidad de imágenes sobre Plana y lo que habría hecho invadían mi mente como miles de parejas invitadas en un salón de baile. Bajé un poco la música para que quedase de acompañamiento, recordé las clases de proyección vocal del circo y... canté.
Con voz, a partir del 1:30:
Hacía mucho que no lo hacía. Y me sentía genial. Me dejé llevar por la música, la situación, la comodidad... Noté un aroma a perfume y abrí los ojos. Él cumplió con lo dicho y estuvo allí antes de tiempo. Ya estaba allí. Asomado a la ventanilla del copiloto. Qué vergüenza... El circo me había acostumbrado a todo, menos a que me oyesen cantar. Podía hacer de todo pero eso aún me costaba. Me sonrojé y mi corazón se puso a mil en un momento.
-Esto... ¿Nos vamos? - intenté normalizarme y apoyé las manos en el volante, nerviosa, jugueteando con los dedos dando toquecitos sobre el borde. Mirando a todas partes menos a él.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 26th Junio 2014, 03:29
No lo reconocería nunca, pero me dirigí a toda velocidad a la habitación, y mientras aún miraba a Sash en el coche me choqué con un botones que llevaba un carrito con maletas. Rojo cual tomate me disculpé y le ayudé a recoger un poco, aunque me dijo que no pasaba nada y que él se encargaría. Mi habitación estaba en el cuarto piso, así que no tardé nada en entrar en ella y abrir el armario. Cogí un bañador de color azul marino liso que me llegaba por encima de las rodillas. Me lo até bien y me quité las zapatillas y los calcetines y los sustituí por unas chanclas. Cogí una toalla verde y me miré una última vez en el espejo. Menudas pintas llevaba. Parecía un turista europeo de poca monta. La camisa a cuadros abierta con una camiseta blanca y el bañador. Pero bueno, qué le iba a hacer. Después de todo, era un turista europeo de poca monta.
Cerré la puerta de la habitación y bajé hasta la recepción. Esta vez tuve mucho cuidado de no chocarme con ningún carrito ni nada por el estilo. Con hacer el ridículo una vez valía. Esperaba que Sash no se hubiese aburrido en mi ausencia. Allí estaba, con los ojos cerrados y apoyada contra el respaldo del coche. Sonreí para mí mismo… Y la escuché.
La música era algo que me encantaba. Había escuchado conciertos tanto de música rock como de música clásica; había ido a alguna ópera e incluso durante un tiempo canté en el coro de la iglesia. Pero nunca había escuchado cantar a Sash. Me apoyé en la ventana del copiloto, cruzando mis brazos y apoyando la cabeza sobre ellos. Era como escuchar cantar a un ángel. Su voz era melodiosa, dulce, completamente mágica y sobrecogedora. Habría sido capaz de escucharla horas y horas, y me habría quedado igual de atontado. Cada nota que salía de sus labios, cada tono, cada susurro y cada palabra, dichas con un profundo sentimiento, se colaba en mi mente y excitaba mi alma de músico. Yo no era el mejor cantante del mundo. Tocaba muy bien la guitarra, pero me fallaba la voz. Había escuchado a mucha gente cantar. Amigos y amigas que acompañaban mis acordes con sus voces. Pero jamás había oído algo como ella. Cada palabra que decía era un sentimiento, un latido de más que palpitaba en mi pecho… Si los atardeceres hubiesen tenido una melodía y una voz, habrían sido los de ella.
Los rayos de sol entraban diagonalmente, con esa luz anaranjada y preciosa, haciendo que sus cabellos brillasen como si tuviesen vida propia. No quería ser descortés, no quería ser corta rollos y no quería que ella se sintiese incómoda, de manera que decidí interrumpir lo más discretamente que pude su canto. No quería que pensase que la estaba escuchando a escondidas. Sash era muy vergonzosa para esta clase de cosas, y estaba convencido de que si no me había hablado antes de sus dotes musicales es porque tal vez fuese algo muy íntimo para ella. Decidí respetarla.
- ¿Sabes? Podría escucharte toda una vida y me parecería poco tiempo.- Ella ya había parado un poco antes. Seguramente ya se había dado cuenta de que estaba allí. Ella miró al volante y jugueteó con él mientras sugería que nos fuésemos. La conocía demasiado bien como para no saber que estaba muerta de la vergüenza en ese momento.- ¡Claro! Soy todo tuyo.- Y le guiñé un ojo, jactándome del doble sentido de mi comentario. No solía hacerlos, pero con ella todo era tan natural que hasta alguna que otra picardía me salía.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 26th Junio 2014, 04:08
Me alteré mucho. No sabía dónde esconder la mirada. Él me soltó un piropazo increíble... Esa frase... no la olvidaría tan fácilmente. Ni esa ni la de que era todo mío. Planaria era todo inocencia, no pude imaginar ni de lejos que entendía el doble sentido de la frase, así que obvié cualquier significado por encima del humorístico. Cuando ya pude volver a ponerme en marcha, arranqué de nuevo y nos puse rumbo a la playa. No sé si por ironía del destino o por gracia de la suerte, la radio nos deleitó con nuestra banda sonora del momento.
Plage:
Me eché a reír cuando la reconocí. - Jajajajajajaja, no pueden ir en serio.. - dije señalando la radio, refiriéndome a la letra de la canción. Nos quedaban como diez minutos de camino. Me sentía cómoda incluso sin hablar. Empecé a canturrear alguna estrofa, no a cantar como antes, sino a hacer el tonto, medio bailoteando en el sitio y gesticulando con una mano.
El sol empezó a difuminarse para acabar muriendo en el horizonte. Yo miré por la ventana mientras conducía y el viento me revolvía el pelo.
-Una pena, el amanecer de la playa es precioso. Llegamos tarde Plana, qué desastre. - bromeé sonriendo soltando una carcajada breve y melódica. De vez en cuando disfrutaba del segundo. Notaba la frescura del aire, me mordía el labio. Miraba ambiciosa los últimos rayos de sol a través de las gafas de sol.
Sonaron un par de temazos de buen humor antes de llegar al aparcamiento de la playa. Los canturreé también y añadí un par de comentarios estúpidos a alguna canción. Nunca dejaría de ser yo. Había conseguido crecer hasta poder verme y estar bien conmigo misma. No cambiaría por nada ni nadie. Mientras aparcaba sonaba otro temita de playa. ¿Qué hacían estas canciones en la radio en Marzo?
Starships:
No entendía nada. Dejé el coche. Estaba hiperactiva. La playa era muy importante para mí y... era el primer baño del año. Adoraba sumergirme... no sentir nada y sentirlo todo. Poder hacer esculturas de lo que yo quisiera con el agua. Jugar a hacer géiseres. Tenía un rincón solitario donde podía hacer eso. Nunca iba nadie. Pero ahora estaba Plana... tendría que cortarse un poco. Saqué la llave después de subir la ventanilla, salí del coche y cogí de la parte de atrás la bolsa y los bombones. Cuando miré a plana de arriba a abajo no pude evitar pensar en los guiris de playa europeos. Al fin y al cabo... lo era. Una parte de mi interior se rió en silencio.
La playa empezó a teñirse de un morado oscuro e intenso y el cielo perdía los últimos destellos rosados. Toda la adrenalina me vino de golpe. Me quité las deportivas y los calcetines y los guardé en la bolsa. Fui descalza desde el aparcamiento hasta la orilla.
- ¡Venga! ¡Vamos! - Ya preparada con los bombones y la bolsa en mi hombro y mano izquierdos, le cogí con mi diestra la suya. Y eché a correr a la playa tirando de él. Casi como cuando nos conocimos, pero con más entusiasmo, más alegría, más confianza...
En cuanto mis pies tocaron la arena caliente aceleré la carrera. ¡ESTABA EN LA PLAYA! Corrí, salté y di giros en el aire. Nada muy acrobático. Más bien caótico y espontáneo. No paraba de sonreír y de mirar al mar. Me quedé clavada un momento. Con los ojos cerrados y respiré muy hondo... Percibí cada aroma, la espuma del aire en mis mejillas, la textura de la arena... Qué paz. Debería hacerlo más a menudo. Abrí los ojos y vi a Planaria. No pude evitar pensar en mi rincón privado.
- Ven, quiero llevarte a un sitio - y volví a cogerle la mano tirando hacia unas rocas. Había que pegarse a ellas un tramo, pero él parecía tener buena condición física. No me preocupaba y no tendría que mojarse mucho de camino. Pasando unas cuevas del acantilado, abriéndose a una playa de apenas 20 metros de orilla, desierta, muerta y con más vida que el resto del mundo. Mi lugar.
- Aquí no suele venir nadie. Y cuando digo suele quiero decir que no lo hacen. - dando unos últimos saltos hasta volver a pisar la tierra, le solté la mano y aterricé de un golpe, hundiéndome hasta los tobillos. Tal y como caí, abrí la bolsa buscando la toalla, la extendí sobre la arena y sin apartar la mirada de las primeras luces nocturnas sobre la oscura marea, me quité la chupa. Era el paraíso.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 26th Junio 2014, 04:40
El viaje en coche fue divertido. Genial en realidad. No sé, fue todo lo que soy yo pero con otra persona. Sash bailoteaba, cantaba haciendo el tonto, incluso zigzagueó un poco con el coche al son de las canciones que resonaban mientras ambos hacíamos el paripé cantando y haciendo el bobo. Eran casi todo canciones antiguas, pero tal vez por el azar o el destino, describían perfectamente lo que estaba sucediendo a nuestro alrededor. La playa era nombrada por todos lados, así como ese espíritu alegre y "happy" como suele llamarse que surge al escuchar una cancioncilla animada.
Al cabo de unos diez minutos estábamos en la playa, aparcando y sacando las cosas del coche. Los últimos rayos de sol se perdían en el horizonte, y las primeras estrellas se atrevían a salir. De repente, Sash me cogió de la mano y tiró sonriente y divertida de mí. Ese contacto, ese roce de nuestros dedos entrelazándose de nuevo… "-Tú te vienes a desayunar y a olvidar esta escena.". El momento en que ella cogió mi mano por primera vez apareció en mi mente de nuevo, tan real y puro como aquella vez. Pero ahora era con una confianza mucho mayor. Ella deseaba que entrase en la playa. Corrió, saltó, hizo varias piruetas. Estaba loca, pero no loca en plan mal. Loca como lo estaba yo. Loca por la vida, por la diversión, por el disfrute de las pequeñas cosas. Loca por ser feliz.
- Ven, quiero llevarte a un sitio - Otra vez me cogió de la mano, y esta vez me dirigió hacia unas rocas. Con sumo cuidado pasamos por ellas, intentando no mojarnos más de lo debido. Un poco de agua en los pies no era en absoluto peligroso. Ella no dejaba de sonreírme. Parecía ser algo importante lo que quería enseñarme a juzgar por las miradas que me echaba y su constante risa. Pasamos unas cuevas y la base de un acantilado, y allí, ante nosotros, una pequeña playa de no más de veinte metros de tamaño apareció ante nosotros. Era preciosa, pequeña y apartada. Un lugar donde perderse y vivir para siempre. Yo desde luego habría sido capaz.- Aquí no suele venir nadie. Y cuando digo suele quiero decir que no lo hacen.
De un pequeño salto, se dirigió al medio de la playa, hurgó en el interior del bolso y extendió una toalla sobre la arena. Acto seguido, se desprendió de la chaqueta y allí se quedó, disfrutando de la noche y la brisa marina. Su figura permanecía inmóvil, con la ligera brisa moviendo sus cabellos y la flor que llevaba en el pelo. Las estrellas iban poco a poco saliendo. El olor a mar, la arena caliente, el ligero viento… Aquello podía haber sido perfectamente sacado de una película ñoña de esas que tanto gustan a las adolescentes. Y tal vez fue por ese recuerdo que decidí hacer algo.
Yo controlaba la electricidad. Muchas veces la gente creía que lo único para lo que usaba mis poderes era para luchar y dejar noqueados a mis enemigos. Nada más lejos de la realidad. Había muchísimas cosas que hacía en el día a día con mis poderes: podía encender una bombilla poniéndola en mi mano; podía encender cualquier electrodoméstico o aparato eléctrico en cualquier punto del mundo, incluso en mitad del desierto; podía iluminar una zona con una pequeña bolita eléctrica azul, o crear un precioso neón con un rayo que fuese de una mano a otra… Y había algo que había probado muchas veces y me encantaba hacer. De mi pecho salió un pequeño rayo que me recorrió el brazo hasta la mano. Disparé con fuerza contra la arena. Allí, una pequeña piedra parecida a las torres que hacen los niños con arena mojada apareció. La cogí con cuidado y comencé a pulirla con un pequeño rayo azul que salía de mi mano derecha. No era mucho mayor que una manzana, y poco a poco fui dándole forma. La limpié, la limé, la moldeé… Y al cabo de un par de minutos ahí estaba: una pequeña piedra con forma de relámpago, del tamaño de una mandarina.
Cels había visto todo con los ojos como platos. Me acerqué a ella y coloqué la pequeña piedra sobre su mano.
- Los poderes a veces pueden parecer peligrosos y aterradores. Algunos son mortales y devastadores. Pero en el fondo, depende de cómo uses esos poderes, podrás aterrar y destruir a aquellos que te rodean, o crear belleza incluso de un poco de arena. Esto es por si algún día no soy capaz de ver la belleza de mis poderes, para que tú me recuerdes de lo que soy capaz.- Y le sonreí.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 26th Junio 2014, 17:47
Él me siguió sin quejas ni intervenciones. Al llegar, justo después de instalarme su pecho empezó a brillar. Me fascinaba ver su poder. Era atrayente, mágico, hipnótico... El tono azulado de su magia me recordaba a mi buena época en la mansión. En lo cómoda que estaba y lo bien y tranquila que me sentía. Me relajé casi como si acabase de recibir un buen masaje. Todo mi cuerpo se destensó y me quedé observando cómo tallaba lento y preciso. Era muy diferente a tallar chocolate. Tenía que mancharme las manos, lo palpaba y lo notaba directamente. El chocolate para mí era como el agua. Podía fundirlo, petrificarlo, darle forma, hacer lo que yo quisiera. Él tallaba directamente en sólido. Me fascinó.
Agarré la piedra con forma de rayo, la di un beso y noté cómo vibraba, caliente e inestable. La guardé dentro del bolso a buen recaudo, asegurándose de que quedaba bien cerrada y tesoré su frase en mi mente bajo buena memoria.
- Yo seré tu guardiana - le dije sonriente. Buscando una expresión emocional sin abandonar el humor.
Mi vista volvió a la playa. Sonreí y no le esperé. La hiperactividad (un poco más tranquila gracias a la relajación del arte) me invadió de nuevo. Tiré las zapatillas al suelo de dos patadas al aire. Me desabroché los pantalones a toda prisa y los deslicé hasta dejarlos hecho un higo en la arena. Me quité la camiseta de tirantes con tantas ganas que parecía habérmela arrancado y la dejé caer junto con los pantalones.Llevaba uno de mis bikinis favoritos, en tono granate y blanco, anudado en la nuca y con un short como parte inferior. Dejaba ver perfectamente el tatuaje de la ola y el de la balanza. Me miré por encima recolocándome algunas partes del cuerpo en el bikini, dejándome el pelo de medio lado y me quité la flor, oliéndola antes de dejarla apoyada sobre la bolsa. Y ahora...
- ¡POR FIIIIIIIIIIIIIIIIIIN! ¡Aguaaaaaa!- grité mientras corría a toda velocidad hacia el agua. Los pasos se me hacían pesados por la arena y el agua, pero las ganas impidieron que me ralentizase. Me metí del tirón, sumergiéndome de un último salto. Esa sensación era increíble... Notar una masa constante, fría, móvil en todo mi cuerpo y a mi alrededor. Notar que flotaba. Que era inalcanzable... Aguanté todo lo que pude debajo del agua y salí sacando primero los hombros y haciendo un movimiento con el cuello pegué todo el pelo a mi espalda con un ruido liso y agudo. Me sentía genial. Viva. Los problemas no existían cuando estaba en el agua.
- ¿Vienes o qué? - le grité desde el agua, sumergida hasta el ombligo. Me estiré la espalda. Casi sentía que estaba rejuveneciendo. Olvidé por completo que él no podía bañarse.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 26th Junio 2014, 18:28
- Yo seré tu guardiana.- Aquellas palabras se marcaron en mi alma a fuego. Estaba algo preocupado pero no lo suficiente como para decírselo a Sash. Había tenido un par de ataques de ira por así decirlo desde la muerte de Lord Rick, y me había sentido algo extraño, como con ganas de golpear a alguien y aprovecharme de mi poder. Tal vez hubiesen sido imaginaciones mías, pero prefería prevenir que curar. Si me volvía a pasar una tercera vez se lo contaría. Tal vez ella pudiese ayudarme, aunque sólo fuese escuchándome.
Se quitó la ropa, dejando su melena al viento tras colocar con cuidado la flor en el bolso. Llevaba un bikini precioso, que le sentaba como un guante. Estaba muy muy guapa así. Se me aceleró un poco el pulso cuando vi su cuerpo desnudo recortado contra las luces de la noche, brillante y sinuoso, como una escultura griega antigua. Físicamente era perfecta. Delgada en su justa medida, con suficientes curvas para que no fuese desagradable. No se le notaban los huesos ni le sobraba de ningún lado. Era simplemente perfecta. Escandalosamente bella. De una carrera se lanzó al agua sin pensarlo dos veces, gritando que por fin alcanzaba el líquido elemento, sumergiéndose y saliendo a los pocos metros, describiendo con sus largos cabellos una enorme circunferencia antes de que estos se estrellasen contra su espalda. El agua le cubría a la altura de la cintura, dejando su vientre al aire.
¡PUM-PUM! ¡PUM-PUM!
Mi corazón latió de repente de manera distinta a como nunca lo había hecho antes. Ella me miró y sonrió. Lo entendí al instante: aquellos latidos eran distintos, porque me di cuenta de que me gustaba físicamente Sash. Mierda...
- ¿Vienes o qué? - Sonreí y me levanté mientras me quitaba la ropa. La dejé apoyada en la arena mientras extendía mi toalla junto a la de ella y me dirigí a paso rápido hacia el agua. Tenía que tener cuidado con ella, pues por mi naturaleza eléctrica era vulnerable. El problema surgía cuando al sumergirme entero mis poderes se volvían contra mí, electrocutándome y quemándome la piel y los órganos, y como mi curación dependía de mis células no podía curarme ya que estaban contra mí. Había descubierto que mientras mantuviese mis órganos principales alejados del agua no habría problema. Ducharme y demás no resultaba peligroso. Incluso darme un chapuzón rápido tampoco, ya que mi factor de curación se activaba después de nuevo, curándome las quemaduras y heridas.
Con cuidado me sumergí en el agua, haciéndole señas a Sash de que se mantuviese a distancia un momento. Me dejé caer de espaldas. Una fuerte sacudida me recorrió el cuerpo y al instante volví a salir. A mi alrededor algunos rayos azules se perdían en el agua, la cual me llegaba por la cintura. Unas pocas quemaduras desaparecieron en cuestión de segundos de mi cuerpo desnudo, y me peiné mis cortos cabellos mojados hacia atrás. Sash se acercó hacia mí sonriendo, tocando con la superficie de las manos el agua. El olor a sal y mar nos rodeaba volviendo la escena de lo más mágica posible. Allí, cerca de mí, mojada y con el bikini, corroboré mis más terribles sentimientos. Sash me ponía, y mucho. Era mi amiga y no debía verla de otra manera. Pero esas curvas, esos ojos, esas caderas... Y su sonrisa. Eso era lo que más cautivado me tenía. Su sonrisa mientras se acercaba a mí, tímida y divertida, me estaba matando.
Un fuerte escalofrío me recorrió el cuerpo, e instintivamente me abracé intentando entrar en calor.
- ¡Dios mío Sash, ¿no tienes frío?! ¡Yo estoy congelado! ¿Cómo haces para mantener la temperatura con el fresquito que hace?-
(OCC: a ver como sales de esta querida mía muajajajajaja)
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 27th Junio 2014, 18:01
Se levantó mientras se quitaba la ropa para quedarse sólo con el bañador. Estaba tan emocionada con la playa que tardé en fijarme en él físicamente hasta que estaba sumergido hasta las rodillas. Era bajito pero tenía muy buen tipo. Me fije en sus hombros, sus brazos, las venas que rodeaban los músculos sobresaliendo ligeramente en relieve con la piel... Comía dulces como si fuesen pipas, pero supuse que gracias a sus aventuras y a que practicaría ejercicio continuo pero... Ejercicio bien llevado.
Por mi mente empezó a pasar el último... Bueno, la última vez que.... Vamos, que cuánto tiempo hace que no.... Necesitaba cariño. Y Plana parecía la persona ideal de la que recibir cariño sin que pensase mal ni tuviese malas intenciones. De hecho alguna vez hablando con él me había preguntado si sentía deseo sexual. Quizás fuese asexual.
Sea como fuere estaba falta de cariño, y hacia mucho que no le veía, y era un amigo. Un abrazo no venía mal nunca, y no había motivos por los que estar nervioso ni celoso.
Fui a acercarme pero me hizo un gesto para que me quedase quieta un momento. Se dejó caer de espaldas y cientos de chispas azules y blanquecinas rebosaron de su cuerpo y empezaron a penetrar en el agua. ¡SU PODER! Mierda... le había presionado mucho para que se metiese. ¡No hacía falta!
Salió instantáneamente y sus quemaduras empezaron a arreglarse. No terminé de asimilar que él tenía el factor de curación... Bueno, por lo menos estaba bien. Sonreí aliviada y me acerqué a él dibujando pequeñas ondas en la superficie del agua. Justo antes de llegar a su lado él empezó a tiritar levemente después de un escalofrío, abrazándose a si mismo mientras se frotaba las manos contra los brazos para sacar calor con la fricción.
-Dios mío Sash, ¿no tienes frío?! ¡Yo estoy congelado! ¿Cómo haces para mantener la temperatura con el fresquito que hace?-
Mierda... mierda mierda mierda no... Se me había olvidado que yo me calentaba casi automáticamente. Él de noche no soportaría la temperatura del agua... No lo había pensado. No sabía por dónde salir. Bombillita encendida espontánea.
- El agua está caliente, el sol acaba de esconderse y lleva pegando sobre el agua todo el día. - Era cierto, y era algo fácil a lo que recurrir. Por la noche era el momento idóneo para bañarse, antes de que el agua empezase a enfriarse. Me acerqué a él calentando 3 grados mi cuerpo, lo justo para notar calor. Y nada más llegar a su lado me pegué a él. Le abracé a él pegando cada centímetro de mi cuerpo que pude a su piel, para darle calor. Una de mis ventajas era que no sudaba, aún no sabía bien cómo relacionarlo, pero era un hecho.
Le abracé fuertemente contra mí, pasando mis brazos por la parte más cercana a la goma del bañador de la parte de atrás, en la cadera. Y al separarme, solté mis manos y acariciándole los brazos le miré a los ojos con media sonrisa.
Se me ocurrió algo. Una idea.. podía salir o muy mal o muy bien, pero sería la primera vez que lo hiciera y merecía la pena intentarlo. Por él.
- ¿Quieres ir hacia lo profundo? - Sabía que la respuesta iba a ser negativa. Pero no me importó nada lo que dijera.
- ¿Confías en mí? Podrás si yo te ayudo. - Esperé a que dijese que sí. Tenía un método... si aceptaba le haría poder estar en medio del mar. No sería lo mismo. No podría nadar pero... Sólo esperé que le gustase.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 27th Junio 2014, 18:25
Ella seguía acercándose a mí, con esos ojazos en los que podría haberme perdido. Dos gigantescas ventanas a un alma preciosa, bella y generosa, que jamás me ocultaría nada… O eso quería pensar. Sabía que tendría sus secretos y sus cosas, que ella tendría un pasado tal vez doloroso. Yo le había contado el mío, y le había preguntado por el suyo. Me había hablado un poco de él, pero no demasiado. A veces la sentía algo distante. Bien era cierto que vivíamos en dos continentes distintos, pero me habría gustado que me hubiese contado más sobre su vida. Ella me importaba, ¡claro que me importaba! Era de las mejores cosas que tenía en mi vida. Lo único era que algunas veces sentía que tal vez yo no lo fuese tanto para ella. No, tenía que serlo. La había visto mirarme, abrazarme, quererme… Tal vez era algo que no estaba preparada para contarme. Sí, tenía que ser eso. No me importaba. Esperaría el tiempo que hiciese falta para que me lo contase.
Su abrazo me pilló de imprevisto. Ella me rodeó con sus brazos, colocándolos en mi cadera y recorriendo mi torso con delicadeza. Estaba caliente. Como una estufilla. ¿Cómo demonios podía estar caliente? Y hablando de caliente… Empecé a notar como mi sangre abandonaba mi cabeza para ir a otros sitios. Joder, joder, joder, joder, joder… No me lo perdonaría en la vida. Si ella descubría que me atraía físicamente podía perderla, algo que jamás me habría perdonado. Era mi amiga, mi apoyo, mi todo… Si la perdía estaría solo y perdido. Decidí intentar disimular abrazándola por la cabeza, pero ella me sujetaba muy cerca. Quería morirme. Estaba seguro de que se había dado cuenta. ¡Dios, qué vergüenza! Ojalá pudiese controlar eso. ¡Malditas reacciones somáticas! Suspiré. En fin, si ella preguntaba le diría la verdad. Tal vez incluso le hiciese gracia, pero no podía ocultarle nada. Cerré los ojos y disfruté del abrazo. Desearía que ese momento no acabase nunca, que estuviésemos ahí abrazados toda la noche y todos los días. Mi amor hacia Sash siempre había sido muy grande, pero en ese viaje, tras tanto tiempo sin vernos, empezaba a darme cuenta de que hiciese lo que hiciese, llegaría el día que tanto temía: el día donde no podría vivir sin ella a mi lado. La apreté ligeramente, con la esperanza de que se quedara a mi lado.
Se separó de mí y me recorrió los brazos con sus manos. El calor que desprendía me había devuelto a la vida y me había dado energías renovadas. Me sonrió con esa preciosa sonrisa y me miró a los ojos.
- ¿Quieres ir hacia lo profundo? ¿Confías en mí? Podrás si yo te ayudo.-
¿Qué? ¿Sumergirme? No, no podía. Moriríamos los dos, yo por un cortocircuito en mí y ella electrificada. Ni de coña. No iba a matarla, de ninguna manera. Pero esos ojos, esa sonrisa, la manera en que me lo dijo… No podía, tenía que ser fuerte. Pero ella me tenía totalmente calado, y me pidiese lo que me pidiese, no podía negarselo.
- Sash yo… no creo que…- Suspiré. Maldita seas.- Si puedes llevarme a lo profundo, si sabes de alguna manera gracias a la cual yo puedo estar donde no haga pie… Me harías la persona más feliz del mundo. Soy todo tuyo Sash.- Y me preparé para lo que fuese a hacer. Ya era el hombre más feliz del mundo sólo estando a su lado y compartiendo lo que compartíamos, pero si ella de alguna manera sabía como hacerlo, no sé muy bien qué haría por ella. Si existía alguien en este mundo en quien pondría mi vida en sus manos, si había alguien a quien confiaría hasta mi más oscuro secreto, si había alguien por quien habría dado mi alma… Esa era Sash.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 27th Junio 2014, 19:26
Antes de que me quisiera dar cuenta mi mente no era lo único "iluminado" en ese momento. Plana... ¿Yo le atraía? Era algo físico, si algo te gustaba tu cuerpo reaccionaba, de una manera o de otra. Pero... No me lo esperaba de él. No iba a dejarle de hablar ni nada por el estilo, su amistad seguía ahí por encima de todo. Simplemente me pilló por sorpresa y no sabía cómo reaccionar. Aunque me lo tomase con naturalidad. Me separé de él intentando hacerlo lo menos repentinamente posible en cuanto lo noté.
Le miré a los ojos sonriendo. Él sabría mejor que nadie su... situación. Y le sonreí todo lo sincero que podía para tranquilizarle y hacerle saber que todo iba bien. Y si no sabía que yo lo sabía, fingir que no me había dado cuenta.
Le liberé los brazos mientras empecé a enfriar la punta de mis dedos para empezar a contagiarlo hasta las muñecas. Quizá empecé a enfriarlo demasiado pronto... Quizá lo nota... Decidí no darle importancia.
-Cierra los ojos. ¡Pero no los abras hasta que yo te lo diga! O iré a por una camiseta a ponértela a modo de venda - le dije señalando donde habíamos dejado nuestra ropa.
Y me di media vuelta, empecé a andar hacia el agua hasta estar sumergida hasta el ombligo. A medio camino, sin girarme le dije - Oigas lo que oigas, sientas lo que sientas, no abras los ojos hasta que yo no te lo diga. -
Confié en que lo hizo.
Noté el agua y recordé la libertad de tallarla a placer. Tenía agua infinita frente a mí. Me encantaba. Me sentía excitada, ansiosa, PODEROSA. Y ciertamente... tenía un poder, así que lo era. Muy pocas veces tenía tanta libertad como para poder hacer lo que yo quisiese con mis poderes. Empecé con la mano metida bajo el agua a dibujar con los dedos congelando el agua por donde pasaban. Hice una pequeña esculturilla con forma de pulpo, era de trazos libres y variados. Tardé apenas 15 segundos en hacerla, con las manos sumergidas. Lo único que él podría percibir sería el ruido de las burbujas al salir a flote la figura y al construirla. Abri los ojos más que nunca mirándome las manos y empecé a hacer una forma sencilla, sencilla pero grande, cogiendo agua a mi libertad. Saqué las manos a la superficie y rozándola, como cuando me estaba cercando a él, creé capas de escarcha y bloques de hielo que empezaron a unirse haciendo una especie de molde que se dejaba hundir en el agua. Tenía forma de estalagtita de aire metiéndose en el agua, en un contenedor de hielo. Era suficientemente fino como para que notase el agua alrededor suya pero no le mojase. Podria estar de pie en mitad del mar. La sensación de estar rodeado por los cuatro costados o te intimidaba o te encantaba, y esperé la segunda reacción en él.
Una vez construido ese pequeño túnel lleno de aire, sumergido dentro del mar a mi misma altura, pasé a la parte difícil. Mi intención era que me acompañase sumergido hasta los muslos, y una vez hubiera que llegar más arriba, que se metiese en ese refugio congelado y me dejase empujarlo hasta flotar juntos.
Notaria el frío al meter el pie, tendría mil preguntas, no sabría cómo iba a reaccionar, pero no podría abrir los ojos hasta que yo le avisase.
- No abras los ojos - le cogí la mano y le guié - Haz como si metieses el pie en una caja. Y de un impulso le ayudé a meterse de un salto. Y le llevé hacia el mar como en aquel tanque extraño improvisado salva-vidas. Le guié empujando con con las manos y al llegar a la parte honda le solté, era seguro, en el borde tenía una superficie lisa por encima de la superficie del agua.
Al estar suspendidos juntos, yo nadando y él de pie rodeado de frío y con agua por todas partes, le pedí que abriese los ojos.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 27th Junio 2014, 20:03
Reí ante su amenaza de la camiseta y cerré los ojos. Esperé imaginándome toda clase de cosas que pudiese hacer. La más probable fuese que trajese una barca o algo por el estilo, una colchoneta hinchable de esas era otra opción posible. Pero entonces empezó a sonar un sonido fácilmente reconocible. Burbujas. Y lo que sonaba también como un ruido pesado, como cuando en los documentales del polo los trozos de hielo chocan unos con otros. Era casi imperceptible pero estaba convencido de que era ese sonido, o al menos uno muy parecido. ¿Qué demonios estaba haciendo? Tenía muchísimas ganas de entreabrir un ojo, de espiar un poquito. Pero tenía que ser fiel. Me lo había pedido como un favor, y decidí concedérselo. A mí me encantaba dar sorpresas y ser detallista, y sabía lo mucho que fastidiaba cuando se te iba al traste o alguien cotilleaba más de lo debido.
Mientras esperaba con los ojos cerrados toda clase de pensamientos me arrollaron la cabeza. El peor de todos era uno que entró como una locomotora: que Sash me gustaba, al menos físicamente. Me mordí el labio inferior frustrado, pensando en que todo se podía estropear por un mal paso, por una decisión estúpida. Nunca había salido con ninguna chica. Me habían gustado alguna de mis amigas, pero tanta historia de los súper héroes y que ninguna tenían poderes me había echado siempre para atrás. No era un requisito para mí que ellas tuviesen poderes, pero por las veces que tanteé la situación les parecía que tener poderes era algo extraño y peligroso. De todas las que les había confesado mis poderes ninguna me había mirado de la misma manera desde aquel momento. Una incluso dejó de hablarme, diciendo que era un bicho raro. Pero Sash no. Ella me había querido siempre, y me había apoyado desde el primer momento. Puede que ella hubiese dicho que no, pero yo sabía que tenía un poder: el de hacerme sentir bien siempre. Siempre tenía una frase bonita, un comentario acertado, un detalle nimio... Como aquella vez que me mandó cupcakes por mi cumpleaños y me cantó por skype decorando su sofá con algunos globos y guirnaldas. Suspiré. Ella nunca se fijaría en mí. Sólo éramos amigos, y tal vez era mejor así.
- No abras los ojos. Haz como si metieses el pie en una caja.- Noté cómo me cogía de la mano y me indicaba. El agua estaba algo mas fría, e hice como me dijo. Al apoyar el pie noté una superficie fría y lisa. Dí un respingo e instintivamente levanté un poco el pie antes de volver a colocarlo y meterme dentro de... ¿Un contenedor de hielo? ¿Era hielo? No podía ser hielo, ¿de dónde iba a haberlo sacado? Un momento... ¿Podría ser...? No, ni de coña. No, no, no, no, no, no, no... ¿Sasha tenía poderes? ¡Deja de alucinar Plana! Tanta chispa te esta fundiendo el cerebro... Pero aquello que ahora se movía era hielo, sin duda. Apoyé las manos en el borde y lo noté. Era hielo. Joder, en Suiza había nieve y hielo todo el invierno, sabía de sobra cómo era el tacto con el hielo. Yo mismo con mi electricidad había tallado alguna vez hielo. Pero... ¿y si era real? ¿Y si Sash tenía el poder de controlar el hielo? Se me encendió una pequeña bombillita en la cabeza. ¿Por eso ella no tenía frío? ¿Porque controlaba el hielo? No, imposible. Cuando me abrazó estaba caliente... ¿Qué demonios...?
- Ya puedes abrirlos.- Y así lo hice. Estaba dentro de una especie de cilindro hueco de hielo en medio del agua. Sash nadaba a mi lado, con una enorme sonrisa en la cara. Miré a mi alrededor y solo había agua. Apoyé las manos en las paredes del cono y sentí el mar en ellas, en mis yemas. Se movía y mecía con cuidado. Me asomé lentamente para evitar que el contenedor se volcase, y metí el brazo hasta el hombro, y luego la cara. El agua estaba fría, pero mi corazón estaba tan acelerado que no lo note.
¡Pum-pum! No podía ser real... ¡Pum-pum! No podía ser que Sash tuviese poderes... ¡Pum-pum! No podía ser que ella tuviese poderes... Porque si los tenía, daría igual lo que dijese... ¡Pum-pum! Tarde... Ya no había vuelta atrás. ¡Pum-pum!
- Sash... Creo que hay algo que deberías contarme... Porque llevo casi toda la noche mirándote y mirando tu bikini y...- Suspiré y le ofrecí la más pura y sincera de mis sonrisas- Y dudo mucho que llevases esto ahí metido.
Si Sash tenía poderes, no podía esperar a que me contase su historia, sus aventuras, sus emociones y sus desventuras... Y daría igual lo que me dijese, cómo se pusiese o cualquier tontería de esas, pensaba llevármela conmigo en mis aventuras de mutante defensor. Quería que ella estuviese a mi lado ayudándome a hacer el tonto y defender a los inocentes. Yo era un hombre de aventuras, y aunque no me lo hubiese dicho directamente, sabía que ella también.
(OCC: me he permitido un poco de libertad con lo de que Cels llamaba a Plana en su cumple con globos y demás y le mandaba cupcakes. Creo que es lo que haría Cels, pero si no te parece bien dímelo y lo edito ok?? Espero que hayas disfrutado del post ^-^)
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 28th Junio 2014, 18:11
Estaba muy nerviosa. Noté cómo mi corazón se aceleraba y un nudo empezaba a estrangularme las cuerdas vocales. Pero seguí nadando hasta unos cinco metros de la orilla. Lo justo para no hacer pie. Él abrió los ojos y pareció haber visto un fantasma. Aunque bueno... sabiendo todo lo que había visto, no me esperaba tanta sorpresa. ¿O era normal que flipase tanto? ¡No sé! Pero... pero... Tampoco pareció reaccionar mal. No entendía nada, y con expresión seria pude ver a través de sus ojos cómo buscaba una respuesta lógica, razonable, a lo que estaba pasando en ese momento. Él sacó el brazo del cilindro para meterlo en el agua, haciendo que soltasen algunas chispas azules y blanquecinas, de nuevo, que fueron a perderse con las ondas y el mecido de la mar. Luego metió la cara. Sumergida. En ese momento un calor ficticio invadió mi corazón. No le veía el rostro, ahora sumergido en aquel líquido de apariencia negra, pero juraría que sonrió. Fue como una flecha de fuego directa al pecho. Sacó la cabeza. Él seguía aturdido pero en lo más profundo de mi alma sentí que le acababa de regalar una bicicleta a un niño por navidad.
- Sash... Creo que hay algo que deberías contarme... Porque llevo casi toda la noche mirándote y mirando tu bikini y...- y al fin, para darme el mejor de mis alivios, sonrió. Acompañado de un suspiro, pero sonreía. Parte del miedo que tenía, de la inseguridad, de los nervios, se me pasaron al ver esa sonrisa sincera florecer entre los labios y la barba de mi buen amigo - Y dudo mucho que llevases esto ahí metido.
Bueno, no se podía decir que no se lo había contado por todo lo alto. Esperé de verdad que no se ofendiera. Yo... yo sólo quería regalarle algo bonito y... ¡Quizá fui estúpida! Pero soy detallista y me pareció que era algo que nadie más iba a poder regalarle. Y le vi tan... ardiente. Tan lleno de vida que no pude evitar pensar después de su frase, que no lo había hecho del todo mal.
Mi cuerpo se relajó, lo que provocó que hiciese el amago de hundirme un pelín hasta sumergir mis labios cerrados a tiempo.
- El mar es increíble, ¿no crees?... - dije mientras mis pupilas buscaban el fin del mundo. Quizás me metiese prisa para contestar a su pregunta... Le contestaría, claro que le contestaría... Le esperaba una larga charla por delante con Planaria pero... Algo hizo que mi corazón latiera de una manera de la que casi había olvidado funcionar. Me sentía... recién nacida. Rejuvenecida y nueva al cien por cien.
Él no se había portado mal conmigo en ningún momento. Todo lo contrario. Era atento, cuidadoso, empático, impulsivo.. .y por qué no decirlo, un loquísimo de la vida. O de la muerte con curación, depende de cómo quieras enfocarlo. El detalle de mi cumpleaños, el día que nos conocimos, todas las llamadas por skype, fotos mensajitos, las confesiones de su vida... Me costó imaginar de dónde sacaría el tiempo para mantener a todas sus amistades así... Yo era importante para él. Casi como él lo era para mí. Un flash cruzó mis neuronas y me atravesó como un rayo. ¿Y si...? Nah, no. Vivían muy lejos. Y no sé... apenas se conocían. Era una locura...
Exacto.
Era una locura. Pero ¿y si Plana estaba enamorado de ella? ¡Piénsalo sólo un momento! La cuidaba demasiado, incluso a veces y a pesar de la distancia la sobreprotegía. La sorpresa, el decirle que la echaba de menos, la rosa, los bombones... ¡Era la primera persona a la que había ido a ver al llegar aquí! Pero... él era un cielo con todo el mundo. Y a mí... No sé. Quizá por la llama de la experiencia sensata mi corazón supo controlarse. Al menos un poco más de tiempo que el del suizo.
Decidí obviar mis pensamientos amorosos. Independientemente de lo que ocurriese, bien fuese una ligera sospecha o una intuición acertada, Plana iba a ser mi amigo por encima de todo. Incluso si acabase saliendo con él. Es algo que no iba a perder. Aunque claro... eso si él quería seguir siendo amigo mío tras haberle ocultado lo de mis poderes...
Nadé hasta la orilla, tirando del contenedor, haciendo uso de mi fuerza bien disimulada. Llevándole conmigo. Cuando la base del contenedor se encajó en la arena lo dejé ahí y yo empecé a salir hacia las toallas. Avancé a pasos densos, esta vez caminando mucho más lento. Moviendo las caderas en un esfuerzo de liberar mis pies de la arena que me abrazaba desde el suelo desesperada. Me coloqué el pelo hacia un lado y con ambas manos lo escurrí, inmersa en mis pensamientos. Abrí bien los ojos comprobando que no me escocían ni nada y me senté en mi toalla extendida, dejando que las gotas restantes de los mechones rojizos, ahora más oscuros por el agua, resbalasen poco a poco desde los hombros. Estaba nerviosa y por haber contenido la respiración no me di cuenta de que jadeé hasta que esperé su compañía sentada en la toalla. Al hablar se me entrecortó la voz, no sé si por el nudo que volvió a las cuerdas vocales o por los respiración. Era el momento de la verdad.
-Bueno pues... - me paré para intentar suspirar y recuperar el ritmo de respiración normal. No me di cuenta pero tenía media sonrisa nerviosa y el miedo de perderle hizo que los ojos se me humedeciesen, solidarizándose con el resto de mi cuerpo, pero traté de cubrirme dejando mechones del pelo alrededor de mi rostro. - Tengo... Vamos que... -chasqueé la lengua, no me lo había preparado ni lo había pensado y apenas lo suspiré- Tengo poderes, Planaria - aceleré sin querer el diálogo y levanté la voz más de lo que pretendía -Bueno.. ¡NO COMO LOS TUYOS! Pero... no sé.. Tienensucosaperoyonoqueríamolestarteniperderteperonotelodijepormiedoporquenotengoanadieconpoderesamiladoynosabíacómoibasareaccionary... - Tomé una respiración más profunda que el mar del que me acababa de separar - Que lo siento por no contártelo... - Estaba muerta de vergüenza, de miedo, de arrepentimiento... Me mostraba demasiado nerviosa, gesticulaba, cabiaba la postura de mis piernas, me cogía las manos, me las soltaba... No pude mirarle a la cara y nada más terminar la última palabra me puse abrazándome las rodillas y hundiendo mi cara entre mis brazos.
Simplemente no quería que se fuese de mi lado.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 28th Junio 2014, 19:04
¡SASHA TENÍA PODERES! ¡NO PODÍA SER VERDAD! El más profundo de mis sueños, de mis deseos, de mis alegrías acababa de hacerse realidad. Tenía poderes, estaba claro. ¿Por qué sino iba a quedarse callada y a arrastrarme en dirección a la orilla con esa sonrisilla? No me lo podía creer... Tal vez quisiese hablar de todo esto con calma en la playa, en las toallas, con los pies en la tierra... Aunque los míos hacía tiempo que la habían abandonado. Quería saberlo todo de ella: quería saber su última tristeza y su primera alegría; quería saber cuándo fue consciente de sus poderes; quería saber qué eran esos poderes, capaces de convertirme en la persona más feliz del mundo en apenas quince minutos, convirtiendo lo que más había temido siempre en una de las cosas más bellas que jamás había visto; quería saber qué vivía en su corazón y en su mente; quería saber qué pensaba de mí, de ella... De todo esto que nos rodeaba; quería saber qué le hacía reír y qué le hacía llorar... Y si necesitaba una vida para descubrir todas esas cosas la gastaría. Sería una vida que mereciese la pena volver a mirar años después, orgulloso de lo que había conseguido y lo que había aprendido de ella. De Sash, la persona más importante en mi vida en ese momento. Puede que no la conociese tanto como mis compañeros de los Abyss, pero eso no me importaba. Tenía una vida para hacerlo.
Cuando la estructura de hielo tocó el fondo de la playa y frenó, volví a la tierra. Ella estaba ya casi fuera del agua, moviendo sus preciosas caderas con lentitud mientras se escurría el pelo. ¡Espera! ¡Espérame! ¡Quiero estar contigo! Y al intentar salir de ella con prisa, el hielo se rompió y caí de bruces contra el agua. Estupendo, otra vez a electrocutarme como un idiota. Bajo el agua, los rayos se movían a mi alrededor, y con las mejillas hinchadas de aire puse los ojos en blanco y negué con la cabeza. Esa chica me volvía loco, y no había nada que me hiciese sentir más vivo que esa locura. Me incorporé con fuerza, con un siseo que indicó como se me cerraban las heridas y las quemaduras. Me dirigí hacia las toallas, donde ella me esperaba ya sentada. Me senté a su lado y la miré, esperando su respuesta.
-Bueno pues... - Se calló un momento, con una ligera sonrisilla de medio lado mientras sus manos se entrecruzaban nerviosas.- Tengo... Vamos que... Tengo poderes, Planaria. Bueno.. ¡NO COMO LOS TUYOS! Pero... no sé.. Tienensucosaperoyonoqueríamolestarteniperderteperonotelodijepormiedoporquenotengoanadieconpoderesamiladoynosabíacómoibasareaccionary... - Aspiró con fuerza y me miró a los ojos.- Que lo siento por no contártelo...
Abrazó sus rodillas y metió la cabeza entre ellas. Estaba apenada, triste o asustada. Así que hice lo único que podía hacer. Hice el Planaria, pues era lo que mejor se me daba. Con fuerza pero delicadamente liberé sus piernas de la presa de sus brazos y la levanté en los míos con fuerza, abrazándola y girando sobre mí mismo, como en las películas. Pero aquello era mucho mejor que una película, mucho mejor que la más romántica novela o épica aventura: aquello era nuestra historia en la playa, y desde aquel momento viajaría en mi corazón hasta el día que muriese. Sin dejar de abrazarla paré en mis giros y la dejé en el suelo, aún sujetándola por la cintura y le miré a los ojos. Le planté un sonoro beso en la mejilla y la abracé.
- Te prometo que nunca te haré daño, que jamás te pondré la mano encima y que siempre cuidaré de ti... Pero si se te ocurre pedirme perdón otra vez, si se te ocurre pensar que has hecho mal en no contarme lo de tus poderes, que deberías habérmelo dicho antes, o cualquier chorrada de ese calibre... Tendré que quitarte la tontería a besos.-
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 28th Junio 2014, 19:51
Quería que la tierra me tragase, me sentía hundía y demasiado visible a la vez.. Y antes de parpadear dos veces estaba en volandas por los aires ¿¡PERO QUÉ!? Plana me estaba alzando en círculos y al bajar me besó en la mejilla rematándolo con un abrazo. ¿Plana? ¿MI PLANA?
Me quedé alucinada y boquiabierta.
-¿¡ENTONCES NO TE IMPORTA!? - grité ilusionada de manera retórica, mientras mi voz y mi estómago vibraban de los nervios. La euforia recorrió cada poro de mi cuerpo . Sonreí y mantuve la mirada y la sonrisa hasta que se separó de mí. Me sentía tan bien...
Puse los pies en la tierra, también literalmente. Todo lo malo había pasado.. Gracias a él.
Era maravilloso y liberador. Me sentía viva. ¡VIVA! Quería correr, brincar, saltar... Pero acababa de llegar y quedaba mucho por delante. Vale... calma... había que pensar de manera relajada. Hacía mucho que no usaba los poderes para algo que no fuese la cocina y... quería hacerle una pequeña demostración, principalmente por liberarme y también por ver cómo reaccionaba él.
Alargué la mano para coger la rosa que me había regalado. La puse en la palma de mi mano mientras me sentaba y la miré con una sonrisa y una lágrima cayendo definitivamente por mi mejilla. En mi cara se veía la felicidad más pura y limpia que nadie podría sentir sin ser niño. La arena estaba cálida y la notaba a través de la toalla. Lo echaba de menos. La playa, los poderes, Plana... Sonreí y me fasciné con mis propios poderes. Nunca quise que cayera en el olvido... Añadí un tono de brillo blanquecino a la oscura playa mientras puse en marcha mis poderes. Nuestras miradas se encontraron bajo el reflejo de aquella luz. La rosa empezó a estremecerse cuando desde la base de sus pétalos acompañado de un sonido crujiente empezó a escarcharse, soltando una fragancia húmeda a perfume de rosa, quedando petrificada, con pequeñas perlitas brillantes aleatorias. Era una rosa helada preciosa. Le cogí una mano y le dejé la rosa fría en la palma. Mirándole con una sonrisa mientras la lágrima terminaba de recorrer mi mandíbula. La magia que sentí fue más real que mis poderes.
- Eso no es todo... - dije buscando con mi mirada alrededor nuestra. A su lado había una botella de cristal. PERFECTO. Me incorporé abandonando la posición de indio en la que estaba sentada y me puse de rodillas con una mano apoyada en su muslo y la otra cogiendo el residuo vidrioso. Recuperé la postura inicial con las piernas cruzadas en el suelo y la botella en mis manos. No sin dejar por el camino un beso con los labios helados en la frente de Plana. Le sonreí y mis ojos volvieron al objeto de mis manos. Lo fundí en apenas dos segundos, con mucha más velocidad que la rosa. Adoraba ver cómo las cosas se congelaban poco a poco así que solía congelar las cosas más despacio, sólo por el placer audiovisual que me suponía. La botella se fundió deslizando líquido candente entre mis dedos y fue a parar a mi pierna. No sentía dolor por las quemaduras. No era inmune a ellas pero mi cuerpo tardaba en quemarse mucho más de lo que cualquier cuerpo normal. Justo en cuanto el líquido cayó en mi pierna, lo toqué con ambas manos y lo enfrié, haciendo un molde cristalino de la curva de mi gemelo. Recogiendo así la botella ahora con su nueva forma y se lo puse en la otra mano, la que no tenía la rosa.
- ¿Nunca te has planteado cómo era posible que mis bombones tuviesen chocolate fundido por dentro de la carcasa? - solté una risotada- Controlo la temperatura de todo lo que toco y dependiendo del material con el que esté hecho puedo... hacerlo arder - dije levantando mi mano izquierda, envuelta en llamas controladas y en movimiento - ...o congelarlo - dije levantando mi mano derecha que se congelaba desde la punta de los dedos azules hacia la muñeca. No podía parar de sonreír y mirarle con ternura. Aunque creo que en ese momento le miré con media sonrisa y una ceja levantada.
Y le vi, sentado frente a mí con una botella fundida y deformada a temperatura ambiente en una mano y una rosa destelleante y congelada en la otra.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 28th Junio 2014, 20:28
-¿¡ENTONCES NO TE IMPORTA!? - Su cara era alegría pura, éxtasis, euforia… Toda la aparente tristeza que había habido antes, durante nuestro paseo en el agua, durante su explicación de que tenía poderes, habían desaparecido. Solo veía alegría, sólo veía felicidad, sólo la veía a ella pegada a mí, y no quería que el tiempo avanzase nunca.
- Sabía que eras dura desde el día en que le pateaste al violador aquel los huevos… Pero no sabía que eras también dura de oído.- Y la volví a apretar entre mis brazos, antes de liberarla de nuevo. Aquello era lo mejor que me había pasado en mucho tiempo. Ella estaba encantada con sus poderes y con los míos. Nunca había sentido eso de una chica. Ellas me miraban raro y se apartaban de mí cuando les contaba eso. Pero Sash no. Ella seguía ahí conmigo, me había devuelto el abrazo y su sonrisa fue realmente increíble. Como si acabase de liberarse de años de miedo por ocultar sus poderes. Sentí que, por fin, podía usarlos con alguien con total libertad y sin miedo de que le mirase mal.
Cogió la rosa que le había regalado y, mientras se sentaba y me cogía con la mano para que me sentase frente a ella, una luz azulada muy parecida a la que producía yo con mis rayos brotó de su mano, enroscando la rosa. La congeló, quedando una preciosa escultura helada gracias a la cual la rosa permanecería bella siempre. Era increíble. Yo siempre había defendido que los poderes no tenían por qué ser algo malo ni peligroso, sino que encerraban belleza en ellos. Yo era capaz de hacer relámpagos preciosos y bellos, o esculpir una piedra con forma de rayo al disparar a la arena. Sash había hecho algo que jamás creí posible: que una rosa fuese todavía más bonita y pura que recién cortada. Unas gotas de agua se convirtieron en pequeñas perlas en sus pétalos, y un brillo azulado la rodeaba mágicamente.
- Eso no es todo… - Una pequeña lágrima brotó del ojo de Sash, y cuando iba a cogérsela con la mano con delicadeza, posó la flor sobre mi mano. Estaba fría, y pesaba algo más. Pero era delicada, hermosa, preciosa… Como ella. Se apoyó en mi muslo y, tras darme un frío pero tierno beso en la frente, volvió a sentarse, esta vez con una botella de vidrio en la mano. Esta comenzó a derretirse y a tomar una forma amorfa que resbaló de su mano y cayó sobre su suave muslo. Instintivamente me asusté un poco. Yo sabía que el vidrio derretido estaba muy caliente. Pero su piel no se quemó. Debía ser inmune a ello. Así que parecía que con una mano controlaba el hielo y con la otra el fuego… Pero entonces con ambas manos tocó el líquido y se enfrió de golpe, quedando una figura redondeada con la forma de su precioso gemelo. La pequeña lágrima recorría su mandíbula, y cuando fui a secársela por fin, colocó la pequeña figura en mi otra mano. Y así, en una mano la rosa y en la otra la pequeña figura hecha de vidrio, lo comprendí. La miré a los ojos y sonreí.
- ¿Nunca te has planteado cómo era posible que mis bombones tuviesen chocolate fundido por dentro de la carcasa? - Se rió con fuerza, con alegría y felicidad.- Controlo la temperatura de todo lo que toco y dependiendo del material con el que esté hecho puedo... hacerlo arder - Levantó ante mí su mano izquierda, la cual estaba envuelta en unas preciosas y bailarinas llamas. Era espectacular. Nunca había visto nada igual. Podría haberme tirado toda la noche mirando su mano.- ...o congelarlo - Y su mano derecha me saludó, de color azul claro, congelada desde la punta de los dedos hasta la muñeca. Me recordó en parte a mi poder cuando lo usaba, puesto que mis rayos eran azules. Ella no paraba de sonreír y de mirarme con ternura.
Y otra vez, hice una Planariada. Con sumo cuidado coloqué la escultura y la rosa a mi lado… Y cogí sus manos con las mías. La derecha se me quemó y la izquierda se congeló. Ella se asustó y apagó su mano y descongeló la otra y mi mano. El tenue color blanco de mi mano izquierda se volvió carne de nuevo y la quemadura de mi derecha desapareció.
- ¡No, no! ¡Por favor, no pares de hacerlo!- Y tras dudar un poco volvió a activar sus poderes. Apreté un poco los dientes ante la quemadura y la congelación de ambas manos, pero le sonreí. Mi factor de curación estaba en movimiento, curándome la mano quemada mientras seguía ardiendo y manteniendo la vida de la congelada mientras perdía la vida. No me importaba el dolor. Por ella habría pasado cualquier dolor. Solo quería que lo entendiese, que se diese cuenta.- Siempre podrás usar tus poderes conmigo… No tengas nunca miedo de usarlos ante mí, ni de usarlos si alguna vez lo necesitas contra mí. No puedes hacerme daño. Yo estoy aquí a tu lado, y no temo tus poderes. Son la cosa más bella y preciosa que he visto en toda mi vida… Y deseo que los uses siempre que yo esté cerca.- Me acerqué a ella, y la besé en la frente. Mantuve mis labios unidos a su piel unos segundos, y luego me separé, pero sin dejar de cogerla de las manos.
Su cara expresaba todo: miedo, dudas, alegría, tristeza, felicidad… Su lado izquierdo estaba iluminado de un tono naranja y su derecho de un tono azul. Mi pecho se iluminó levemente, y unos pequeños rayos azules recorrieron mis brazos hasta alcanzar sus manos. Una corriente casi imperceptible, rozando el umbral de la sensibilidad recorrió su cuerpo. Para ella la sensación era placentera, relajante, como un masaje hecho con miles de manos.
- Tú y yo no somos tan distintos Sash… Somos almas únicas, colocadas en este mundo para encontrarnos y ayudarnos mutuamente, ayudarnos a ser mejores y llevar una vida mejor. Confío plenamente en ti, al igual que espero que tú confíes en mí. Eres mi mejor amiga y mi más valioso tesoro en esta tierra. Y por eso, pase lo que pase, siempre estarás en mi corazón.- La miré sonriendo. ¡Pum-pum! Sí, lo sé…- Oye, ¿y como obtuviste tus poderes? ¿Naciste con ellos o fue algo parecido a lo mío? Smash no quiero que te sientas presionada mi nada, pero le encantaría conocer tu historia.- Y le ofrecí la más sincera de mis sonrisas.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 30th Junio 2014, 01:02
Había una tormenta en mi corazón. Mi cerebro estaba en un laberinto y mis manos se enredaban como las raíces de un árbol atrapadas en una caja. El nudo de mi garganta impulsado por los nervios empezaba a ser más complejo que el que cualquier marinero experto podría haberlo hecho. Me cogió las manos y no sé por qué me vino a la cabeza el primer momento en el que toqué a Plana. Un momento de locura, una brecha en mi rutina. Pero... para mí en ese momento no fue especial. Y esto lo estaba siendo. No entendí por qué mi mente los vinculó. Un escalofrío me recorrió desde la base de las caderas hasta la nuca, atropellándome la columna vertebral. Mientras mi mano izquierda se iba helando, poco a poco adquiriendo un tono purpúreo, fusionándose con la de él, mi mano derecha ardía juguetona entrelazando mis dedos con los suyos. Mi corazón se paralizó un momento, ardiendo en una congelada incredulidad. Me quedé boquiabierta y me limité a seguir las instrucciones. Era la primera vez que alguien me daba la mano mientras usaba los poderes. Nadie podía hacerlo.
O casi nadie.
En cuanto acercó la mano mi impulso de protegerle me obligó a parar pero me pidió que siguiera. Casi lo rogó. Y sus ojos... esa mirada que parecían dos ventanas abiertas de par en par a un alma preciosa. De verdad quería protegerme. ¡No le parecía un monstruo! Me hacía confiar en él. Por primera vez en mucho tiempo realmente pude ser yo misma con alguien. Era muy reservada para mi vida, mis cosas, mi pasado... Pero él estaba destrozando todos mis obstáculos. Rompiendo mis puertas, sobrepasando cada barrera. No le importaba por lo que tuviese que pasar para conocerme. Y lo estaba demostrando. Era un kamikaze entrando a machete en lo desconocido. Y fue la primera luz que definitivamente necesité para saber que se estaba enamorando de mí. La luz para saber que ese europeo chiflado estaría en mi vida todo lo que quedase de ella.
Cuando sus manos volvieron a rozar las mías no lo percibí como un movimiento brusco e impulsivo, todo lo contrario. Las llamas se atenuaban ligeramente a cada milímetro que sus yemas recorrían de mi palma. El hielo se aclaraba al sendero de sus dedos. Fue todo tan... suave. A cámara lenta para mí. Cerré los ojos y respiré profundo. Sentía que una parte de mí moría y dejaba salir a una más brillante. Ese momento. Regurgí de mis cenizas cuando yo misma me daba por muerta. Mi espíritu se reveló en forma de fénix haciéndome sentir de manera idéntica. Cambiándome. Una nueva Sasha despertó. Y todo gracias a él. A que alguien no huía ni me respondía con indiferencia. Tantas sonrisas dedicadas a un saco roto, todo mi pasado, todo lo desconocido... Y había obtenido la mejor señal de gratitud que nadie me había demostrado jamás. La que nadie podría superar. Apreté mis manos con fuerza estrechando mis dedos en sus nudillos y elevando la cara hacia el cielo sin abrir los ojos sentí cómo mi sangre latía con más fuerza, el pulso se me aceleraba meciéndose en un tango veloz con mi respiración.
Tú y yo no somos tan distintos Sash… Somos almas únicas, colocadas en este mundo para encontrarnos y ayudarnos mutuamente, ayudarnos a ser mejores y llevar una vida mejor. Confío plenamente en ti, al igual que espero que tú confíes en mí. Eres mi mejor amiga y mi más valioso tesoro en esta tierra. Y por eso, pase lo que pase, siempre estarás en mi corazón.
Permanecí unos segundos en esa postura. Sentada frente a él con ambas piernas hacia el mismo lado, la espalda curvada, las manos abrazadas... Sólo sintiendo cada palabra como un puñal en mi dolor y mis costumbres. Y con un último suspiro, cuando él terminó de hablar, abrí los ojos. Cada uno brillaba con un resplandor diferente de los colores opuestos del fuego y el hielo. Me fascinaba ver el espectáculo de luces y pensar que algo tan complejo como los poderes podía hacerte sentir tan simple.
Oye, ¿y como obtuviste tus poderes? ¿Naciste con ellos o fue algo parecido a lo mío? Smash no quiero que te sientas presionada mi nada, pero le encantaría conocer tu historia.
Le miré a los ojos dejando que los míos destelleasen en heterocromia y le dediqué una sonrisa diferente a las anteriores. Era tierna, sutil, sin enseñar los dientes, perceptible sólo para aquel que mira a los ojos. Siempre que sonreía de ese modo un ligero suspiro de aire cálido se me escapaba por la nariz. Y se me entrecerraban los ojos sin saber bien el por qué. Por primera vez, estaba dispuesta a contar mi historia.
- Bien, ¿Por qué no hablamos de mí en un sitio más...? - miré a nuestro alrededor, dirigí la mirada a las estrellas reflejadas en el mar, a mi desnudez, a la arena - ¿Normal?- y solté un par de risas apenas perceptibles - Tenemos dos opciones... O te llevo al hotel y me quedo un rato contigo y te cuento quién soy... O hacemos lo mismo pero en mi piso. Estás invitado siempre que lo necesites, no te lo pienso repetir nunca más. - miré a la botella transformada - Y como se te ocurra siquiera plantearte siquiera un segundo de tu vida que molestas, juro por lo que más quieras que te la tragas - DETESTABA que la gente se cortase por creerse molesta. Una invitación es una invitación, y yo no me comprometía a cosas que no quería hacer.
Estaba dispuesta a abrir mi corazón y mi vida. Pero no en público, no en la calle. Aún seguía recelosa con el resto del mundo. Pero él... Se lo contaría. La historia básica, todo lo que preguntase. No tenía nada que esconder, POR FIN. Me percaté de que nuestras manos seguían juntas. No las aparté, él lo necesitaba y yo también. Al menos durante ese instante que me pareció tan eterno como irrepetible. Cogería el coche igualmente así que tendría que secarme las gotas y ponerme algo de ropa. Montaría de nuevo y le llevaría a donde él prefiriese estar.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 30th Junio 2014, 01:53
Nuestros dedos continuaban entrelazados. Ya no sentía dolor. No sentía calor ni frío en mis manos. Ni siquiera el olor a piel quemada existía para mí. Sólo ella. Sólo aquellos ojos y aquella sonrisa. No era un experto en chicas, no era un experto en relaciones, pero era un experto en sonrisas. Aquella sonrisa me indicó que me respondería a cualquiera de mis preguntas, que haría cualquier cosa que le pidiese. Ella confiaba en mí. No me preguntéis cómo lo sabía, pero era así. Había hablado casi a diario con Sash durante todos esos meses. La había visto reír, la había visto cabreada y enfadada… Pero nunca había visto aquella sonrisa. Para cualquier persona no sería más que una sonrisa, pero para mí era mucho más. Mucho más de lo que podría describir.
- Bien, ¿Por qué no hablamos de mí en un sitio más… Normal?- se rió levemente, sin dejar de ofrecerme aquella sonrisa que me tenía embaucado.- Tenemos dos opciones... O te llevo al hotel y me quedo un rato contigo y te cuento quién soy... O hacemos lo mismo pero en mi piso. Estás invitado siempre que lo necesites, no te lo pienso repetir nunca más. Y como se te ocurra siquiera plantearte siquiera un segundo de tu vida que molestas, juro por lo que más quieras que te la tragas - Hizo referencia clara a la botella que minutos antes había moldeado para mí.
Nuestras manos no se separaron. No quería que ese momento acabase nunca. Jamás en toda mi vida había sentido una conexión con nadie así. No era sólo una conexión física y de manera de ser. Era algo espiritual. Era extremadamente sensible a los impulsos nerviosos, y mis manos notaban los suyos. Era capaz de sentir las pequeñas corrientes eléctricas de su cuerpo, su sangre bombear… Y hubo un momento, donde juro por Dios, que nuestros latidos se acompasaron. Su poder fluía por mí, y el mío fluía por ella. Lentamente, pesadamente y dolorosamente, solté sus manos, no sin antes besarlas a ambas con delicadeza. El lado izquierdo de mi cara se congeló ligeramente, y una pequeña quemadura apareció en mi lado derecho. Sonreí y la acerqué a mí, para abrazarla con ternura y delicadeza. Mi mano acariciaba su nuca y la otra la sujetaba por la espalda.
- Está bien. Iremos a tu piso.- Y nos separamos. Me levanté y le tendí la mano. Yo no lo sabía, pero no sería la última vez, ni de lejos que hiciese ese gesto, y jamás habría adivinado la importancia del mismo aunque me hubiese golpeado la nariz con la fuerza de un mazo. Recogimos las cosas rápidamente, y entre risas y tonterías nos dirigimos al aparcamiento. Sash abrió el coche y entramos. Giró la llave y con un sonido mecánico el panel se iluminó con el cuenta kilómetros, el símbolo de la gasolina, las revoluciones del coche y demás historias. Abandonamos el aparcamiento y nos dirigimos al bullicio de la noche de Nueva York.
Había millones de cosas que me recorrían la mente en ese momento. Todas tenían que ver con ella. Todas eran sobre lo que era Sash. Maldita sea, maldito seas estúpido corazón. ¿Por qué tienes que enamorarte? ¿Por qué no puedes estarte quieto? ¿Acaso has olvidado lo que pasó con las otras chicas? ¿Acaso has olvidado el rechazo, las miradas de odio y burla? No, claro que no lo había olvidado. Pero Sash era distinta. La miré. Las luces pasaban por encima de nosotros, iluminando la parte delantera de su cara y pasando por encima hasta perderse más allá de su nuca. Sus cabellos se ondeaban ligeramente por el viento que entraba por la ventanilla. Esa imagen, con ella sonriendo mientras miraba al frente. No existía cuadro ni escultura igual. No existía lugar en el mundo, ni paisaje ni amanecer equiparable a su belleza. Ella jamás se fijaría en mí. Ella jamás miraría a alguien como yo… ¡Y una mierda! ¡Y una buena mierda! ¡Claro que se podía fijar en mí! ¿Estamos tontos? ¡Soy Planaria! Y si tengo que arrancarme el corazón del pecho por ella; si tenía que sumergirme en la profundidad más absoluta; si tenía que viajar al espacio o atravesar un portal a otra dimensión… Lo haría. Lo haría, aunque tuviese que desangrarme para conseguirlo; aunque tuviese que perder mi alma y mi vida; aunque tuviese que remar contra la más poderosa corriente… Yo no me rendiría jamás.
- Oye Sash… Gracias. Gracias por no asustarte por mis poderes. Verás… nunca le he contado a nadie esto, pero eres la primera chica que no me mira raro por tener poderes.- ¿Se puede saber qué haces? ¡Para ya! ¡No le importan tus penas maldito imbécil!- Yo… bueno, yo nunca he hecho amigos tan fácilmente como parecería. Cada vez que le contaba a alguien que tenía poderes me miraban mal, me rechazaban, me dejaban de hablar… Las chicas se apartaban de mí en los pasillos y los tíos me empujaban o se metían conmigo… Nunca ha sido fácil convivir con mis poderes… Y te agradezco que tú no te hayas echado atrás, que hayas mirado más allá de lo que por fuera puedo aparentar, y hayas querido comprender que tras esta fachada hay un chico que intenta hacer feliz a los de su alrededor… Todos estos años he luchado por que no me influyese, por ser valiente, por demostrar al mundo que soy capaz de hacer cosas bellas y maravillosas con mis poderes, no sólo electrocutar a cualquiera que se me ponga delante. Y gracias a ti, he descubierto tantas cosas buenas que viven en mí que podría llenar libros y libros, y no me habría acercado ni a la décima parte de lo que quiero decir. Gracias por abrirme las puertas Sash… Gracias de verdad.- Y sucedió. A cámara totalmente lenta, como si de una película se tratase, le cogí la mano derecha con mi mano izquierda, quedando agarrada a la altura de la palanca de cambios. Sincerarme con Sash era un arma de doble filo: si quería podía destrozarme el alma… Pero también tenía el poder de hacerme la persona mas feliz del mundo entero… Y confiaba en ella más que en mí mismo.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 30th Junio 2014, 13:55
Decidió ir a mi apartamento. Por suerte lo había limpiado y recogido a tiempo por si esto surgía, aunque hubiese venido un día antes. Me concentré pensando en si había algo de lo que pudiese avergonzarme en el piso. Quizá algo de ropa sucia o.. No, estaba todo en orden. Nos metimos en el coche y cuando nos quedaban cinco minutos, se marcó el discurso más sincero del siglo.
Oye Sash… Gracias. Gracias por no asustarte por mis poderes. Verás… nunca le he contado a nadie esto, pero eres la primera chica que no me mira raro por tener poderes. Yo… bueno, yo nunca he hecho amigos tan fácilmente como parecería. Cada vez que le contaba a alguien que tenía poderes me miraban mal, me rechazaban, me dejaban de hablar… Las chicas se apartaban de mí en los pasillos y los tíos me empujaban o se metían conmigo… Nunca ha sido fácil convivir con mis poderes… Y te agradezco que tú no te hayas echado atrás, que hayas mirado más allá de lo que por fuera puedo aparentar, y hayas querido comprender que tras esta fachada hay un chico que intenta hacer feliz a los de su alrededor… Todos estos años he luchado por que no me influyese, por ser valiente, por demostrar al mundo que soy capaz de hacer cosas bellas y maravillosas con mis poderes, no sólo electrocutar a cualquiera que se me ponga delante. Y gracias a ti, he descubierto tantas cosas buenas que viven en mí que podría llenar libros y libros, y no me habría acercado ni a la décima parte de lo que quiero decir. Gracias por abrirme las puertas Sash… Gracias de verdad.-
Mis recuerdos más antiguos siempre habían sido en la mansión, y nunca me trataron mal a partir del primer año, pero no sé por qué... Ese sentimiento de rechazo, la empatía a creerse un monstruo... tocó mi corazón con puntería. Una parte de mí quiso saber de dónde salía esa sensación de comprensión. ¡No lo había pasado tan mal! Algún tonto adolescente, alguna trifulca, desamores... ¿Pero algo como sentirse rechazada totalmente? Casi siempre había tenido a alguien con quien estar, aunque no tuviese poderes y no pudiese saber que yo los tenía. Estaba tan acostumbrada a asimilar mutante con mansión que no me planteé que los demás lo habían pasado mal. Simplemente me pareció algo que Xavier no permitiría. Pero él no es un dios, aunque no le faltase mucho..
En ese momento me cogió la mano apoyada en las marchas. Me estaba mirando. Yo no podía apartar la vista de la carretera pero lo noté. Se estaba sincerando conmigo y su mirada suplicante de cariño y a la vez aliviada, se posó sobre mí durante un buen rato. En ese momento aceleré. Él necesitaba un abrazo y había que llegar pronto. Una luz roja me detuvo en mitad del camino y aproveché los 30 segundos de aquel semáforo para tirar un poco de mi cinturón, pasar mi mano derecha, ahora liberada, por su nuca hasta rodearle con el brazo el cuello. Y le di un beso suave en la mejilla, cerrando los ojos y tratando de animarle un poco y agradecerle que me contase todo aquello. Con el contraste a los labios fríos, apoyé mi lengua cálida en su pómulo y le chupé la cara, todo lo que la barba me permitía.
Y tratando de animarle el resto del camino, siempre con una sonrisa o una carcajada en la boca, llegamos a mi piso, después de haber pasado por delante de mi local con el coche. Aparqué justo delante del portal, se ve que la suerte me sonreía ese día. Salí del coche y lo primero que hice en cuanto él se levantó, fue rodearle con mis brazos a la altura de sus hombros, acercando mi corazón al suyo. Le entendía. Sin soltarle bajé mucho la voz
- Yo estuve en la mansión X... Un pequeño adelanto de la charla que nos espera - y me separé de él sonriendo y guiñándole un ojo. No era una noticia espectacular, pero si él había estado tan sólo como decía haberlo estado... Le gustaría saber que podría hablar de mucho con él. Que tenía cosas que contarle... Que yo había vivido aventuras. También. Me giré dirigiéndome hacia la puerta de mi edificio,mientras mi mano derecha se deslizaba al bolsillo trasero del pantalón sacando las llaves mientras subía unas escaleritas justo antes de la puerta de entrada. Me empecé a sentir incómoda con el bañador húmedo y quería subir antes de agobiarme. Pero recordé...
- ¡Plana! No hemos cenado, ¿quieres que llamemos a algún sitio en mi casa? - la comida a domicilio era una buena opción. Rápido, cómodo, no tenías que cocinar ni limpiar, y siempre había una opción que le gustaba a todo el mundo. Así que me detuve antes de entrar y vi su rostro.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 30th Junio 2014, 14:32
Me besó. Un tierno y pequeño beso en mi mejilla unido a un corto pero intenso abrazo. Luego a modo de juego y para animarme un poco me dio un lamentón en la cara. Me miró riendo y yo me hice el ofendido.
- ¡SASH! ¡SERÁS COCHINA!- Me limpié con la palma de la mano sin dejar de reírme.- Esta te la guardo que lo sepas jajajaja.
Varios chistes y tonterías después llegamos a su piso. Estaba relativamente cerca de su pastelería. Aparcó el coche y nos dirigimos a un pequeño portal. La noche en la gran urbe nos iluminaba con cientos de luces de colores y sonidos de todas clases. Músicas allí y allá, algún pitido, el sonido lejano de una moto… Y lo que no me esperé. Sash se me acercó y me abrazó con fuerza, apretándome contra ella. Yo le devolví el abrazo y la acaricié con ternura.
- Yo estuve en la mansión X... Un pequeño adelanto de la charla que nos espera- Y se separó de mí con una sonrisa y guiñándome un ojo, a mi más puro estilo. Un momento, ¿qué? ¿Sash había estado en la mansión X? ¿La que yo iba a ver? El destino me dio un tortazo en toda la cara que me dejó atontado. No podía ser cierto, no podía ser real. No podía ser que ella hubiese estado allí… Otra cosa nueva que descubría de mi amiga que me dejaba en el sitio. No pude decir nada, sólo sonreí. Ahora que sabía que ella les conocía mis temores y miedos acerca de cómo tratarles desaparecieron de golpe. Junto a ella no tenía miedo de nada, y si quería acompañarme me haría la persona más feliz del mundo.
Abrió la puerta de su portal y subió unas pequeñas escaleras, deteniéndose ante una puerta y volviéndose hacia mí.
- ¡Plana! No hemos pedido nada de cena, ¿quieres que llamemos a algún sitio en mi casa?- La miré y me acerqué poco a poco hasta estar a su altura. Ella llevaba sorprendiéndome toda la noche, creo que me tocaba un poco a mí.
- Sería una opción pero… ¿No te parece una pena tener a un excelente cocinero europeo y no aprovecharse de él?- Me fui acercando poco a poco hasta que ella se chocó con la pared más cercana. Apoyé mi brazo derecho sobre su hombro y la miré con una sonrisa picarona.- Soy capaz de hacer unas comidas que te volverían loca… La francesa se me da genial. Han sido años y años de prácticas. Aprendí con una francesa que me enseñó cosas que harían estallar tu paladar… y otras cosas.- Dios, ¿qué me estaba pasando? De repente me sentía súper cómodo con ella, lo suficiente como para hacer bromas con un aparente doble sentido que jamás había hecho con nadie. Me la jugué un poco y acerqué mi boca a su oreja para susurrarle una última cosa.- Aunque debería ducharme antes si no es mucha molestia… Si vas mal de agua no te preocupes, podría hacer la excepción y ducharme contigo.- Y me reí con fuerza mientras me separaba de ella.- Ahora en serio, soy bastante buen cocinero. Y ya que yo ya he probado tus dulces me gustaría que tú probases mis platos, siempre y cuando no te moleste que cocine en tu piso. Sería un gran honor cocinar para ti Sash.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 30th Junio 2014, 15:22
Él obvió que era un buen cocinero, comentándolo como si fuese algo de lo que yo no me había percatado. Empezó a acercarse a mí. No como lo había hecho antes... No con la inocencia que solía demostrar. Ese no era mi Plana. Me alejé poco a poco hasta que mi espalda chocó contra la pared del portal. No le tenía miedo, pero estaba muy raro y nuestros movimientos fueron muy sutiles y lentos. Se acercó a mi, apoyó su mano sobre mi lado izquierdo y sus labios empezaron a acercarse a mí. No, no, no.. no NO NO NO NO NONONONONO, ¡QUE NO! En el último momento se desviaron a la oreja. Menos mal... Una llama de confusión, impotencia y... y... wow.. Sorprendentemente descubrí que tampoco le giraría la cara a Planaria. ¿PERO QUÉ? Vale, vamos a relajarnos un poco. Sí, he estado muy sola este tiempo, ¡pero ya! Apenas he estado tiempo con Planaria y eran muy buenos amigos.
¿Qué hacía pensando en esto...?
Aunque debería ducharme antes si no es mucha molestia… Si vas mal de agua no te preocupes, podría hacer la excepción y ducharme contigo.
¿¡PERO QUÉ!? No, definitivamente ese no era plana. Aunque... No estaba del todo mal. NO SASH, mente fría, reláaaaaaaajate.
Mi brazo se elevó rodeando su cuello terminando en un sonoro capón por detrás de su cabeza. Intenté liberar la tensión riéndome.
- Bueno, yo estoy a tu entera disposición, aunque... comprar algo que necesites a estas horas va a ser complicado a no ser que vayamos a un veinticuatro horas... - Y le dije mientras le volvía a dejar atrás, y empecé a subir escaleras. Era un segundo piso y el ascensor estaba roto, no creí que se quejase.
- ¿Osea que te ducharías conmigo? - dije en el último tramo de escaleras con la voz rasgada, y al llegar a la puerta de mi piso, apoyé la espalda en ella y le miré con media sonrisa y una ceja levantada. Había una frase suya que aunque la había obviado hasta ahora, me estuvo rondando toda la noche. "Llevo viéndote el bikini toda la noche y no creo que lo guardases ahí". Se estaba empezando a descontrolar y yo no quería perder mi amistad con él ni que se sobrecargase el ambiente de chistes verdes ni tensión sexual semi-real. Así que intenté recuperar el tono de mi suizo de siempre. ¿Cómo? Poniéndole nervioso, tímido, como se ponía él. - ¿Así que no parabas de quitarle el ojo a mi bikini eh...? He pateado a tíos en la entrepierna por menos.. - le dije ampliando la sonrisa y mirándole a los ojos, con los brazos cruzados.
Mi piso era algo sencillo pero con sus pequeños detalles. Una vieja máquina de escribir en la habitación de invitados, algún tapiz con espejitos, lámparas de luces tenues aparte de las normales... sin estar recargado. Sencillo pero detallista. Plantas, algún cuadro.. Abriría la puerta y desde dentro le invitaría a pasar. Con el comedor a la izquierda, la cocina a la derecha y un pasillo largo que daba a las habitaciones y al baño. Cerré la puerta y le di una vuelta para cerrarla con la llave. Manías mías. En silencio me dirigí al salón y encendí la luz.
- Dúchate tú primero, te enseño la casa y luego me ducho yo. Tienes total libertad de hacer lo que quieras. - podía confiar en él.
Andé encendiendo las luces del pasillo y del baño, que estaba dentro de mi habitación. Dejé la bolsa sobre mi cama de matrimonio y tiré las llaves encima de la colcha. Las zapatillas las dejé a un lado del suelo. Le señalé la puerta dando por hecho que me siguió y pasó detrás conmigo.
- Tienes toallas limpias en el cajón, la que hay colgando en la percha es la mía. Cualquier cosa que necesites pégame un grito ¿vale? - y volví a quitarme la chupa y la camiseta blanca, para que la ropa no se mojase más aún y quedarme en bikini hasta tener que ducharme. Tenía plena confianza en él y quise dar por hecho que todo lo picantón relacionado con él, era por pura broma. Pero... se estaba acercando mucho a ella. ¿Y si le gustaba de verdad?
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 30th Junio 2014, 16:13
- No te preocupes, seguro que encuentro algo que hacer con lo que tengas en casa.- Me froté con la mano el capón sin dejar de sonreírla. Sólo esperaba que mis bromas no le sentasen mal ni le molestasen. Nunca había tenido la oportunidad de hablar así con nadie y Sash me daba la oportunidad de soltarme un poco, aunque sí que es cierto que tal vez hubiese cogido demasiada confianza en muy poco tiempo. Fue el siguiente comentario que hizo el que me devolvió a la tierra de golpe, tras subir un par de pisos tranquilamente por las escaleras.
- ¿Osea que te ducharías conmigo? - Se apoyó en una puerta y me miró con una ceja levantada y una sonrisa de lado.
- ¿Qué? Em, yo esto… ¡No, no! A ver, era una broma inocente… Que a ver, tú estás bien y demás pero yo…- ¡Qué vergüenza! Eso me pasaba por ir de listillo…. ¿En qué estaba pensando cuando le dije eso a Sash? Noté como mi cara se puso más roja que un tomate y la temperatura de mis mejillas aumentó considerablemente. No la podía mirar a los ojos. Y lo peor no fue eso, sino que encima continuó.
- ¿Así que no parabas de quitarle el ojo a mi bikini eh...? He pateado a tíos en la entrepierna por menos.. - Las gotas de sudor frío estaban por toda mi cabeza. Notaba mi corazón latir a mil por hora por la vergüenza. ¡Y ella encima me sonreía! Estaba ahí con esa actitud en plan "te tengo caladísimo" con los brazos cruzados y esperando a mi respuesta.
- Bueno a ver… Es muy bonito, y te sienta muy bien… Y con la emoción de poder estar en el agua, y tú ahí ayudándome… Y yo me pongo nervioso y digo una sarta de tonterías una detrás de la otra…- Quería morirme. ¿Sabéis esa sensación de que quieres que la tierra te trague? Así estaba yo. La miré a los ojos pero no puede sostenerle la mirada. Dios mío me estaba muriendo de la vergüenza. ¿Por qué eres tan idiota Plana? ¡A saber lo que se iba a pensar! ¡Maldita sea, yo no era así! A ver, no me costaba hablar de sexo ni me cortaba, pero de ahí a hacer alguna insinuación o algún que otro chiste había un trecho… Le sonreí lo mejor que pude, pero sólo pude hacer una estúpida y patética mueca de retrasado.
Ella se rió y abrió la puerta de su piso, invitándome a entrar. Era un piso precioso. Pequeñito pero muy acogedor. Me recordaba al mío de Ginebra, aunque vivía en la mansión con los Abyss. Mi pequeño piso de Ginebra lo usaba cuando tenía que ir al CERN para hacer algo del trabajo y me tiraba un fin de semana allí. Era un piso precioso. Me enamoré de la calidez del mismo al instante. Pequeños cuadros, algunas plantas, una máquina de escribir antigua… Luego le preguntaría por ella. Recordaba una igual que tenían en el orfanato y que usaba de vez en cuando Sophie para escribir cartas y demás. Se me cayó una vez en el pié y fue una auténtica alegría. Estuve saltando de la emoción un ratejo hasta que se me reconstruyó el pie unos segundos después.
- Dúchate tú primero, te enseño la casa y luego me ducho yo. Tienes total libertad de hacer lo que quieras. - La seguí hasta el interior de su cuarto. Era muy bonito. Dejó sus cosas encima de una enorme cama de matrimonio y me indicó dónde estaba el baño encendiendo la luz. Tenía un lavabo con las típicas cosas de chica: cosméticos, cremas,… Me di cuenta de que lo más probable es que tuviese que enjabonarme con algún jabón con olor a lavanda o a jazmín. Bueno, no me desagradaban esos olores.- Tienes toallas limpias en el cajón, la que hay colgando en la percha es la mía. Cualquier cosa que necesites pégame un grito ¿vale? -
Se quitó la ropa quedándose de nuevo en bikini y salió por la puerta. Apoyé mi mochila en el retrete y saqué unos pantalones vaqueros oscuros limpios y una camiseta blanca excepto las mangas y una línea que las unía con el cuello de color negro. En medio había dibujado un rayo de color amarillo. Mis zapatillas grises y unos calcetines. Y para rematar la jugada, unos calzoncillos blancos con corazones rojos. Cuando los saqué me incliné hacia atrás para ver que Sash no estuviese cerca para verlos. Seguramente habría pensado que eran una horterada o algo por el estilo. A mí me encantaban. Me recordaban a los dibujos animados que veía de pequeño. Un cinturón negro completó mi ropa, la cual dejé doblada al lado del lavabo. Abrí el grifo con cuidado mientras me desvestía.
Me miré al espejo sin camiseta, y mientras el agua se calentaba hice las típicas tonterías como si estuviese sacando músculo, cambiando de posturas al más puro estilo culturista.
- Pero qué bueno estás hijo… ¡Qué va! Pareces un vaso de leche… Debería darte un poco el sol hijo…- Me encantaba el color de piel de Sash. Era algo oscuro pero sin llegar al negro. Algo así como café con leche. No sabía muy bien de dónde era originario ese color. Tampoco era algo que me había planteado. Y yo era más blanco que la cal. Tenía el pecho cubierto de pelo, pero no como un lobo. Lo suficiente como para que fuese sexy. Los abdominales se me marcaban pero por lo delgado que estaba. En los brazos tenía algo más de músculo, pero no el típico de gimnasio, sino de pegarme y pelearme con cualquier bicho que se me cruzase por el camino. Suspiré y negué con la cabeza.
Me metí en la bañera y noté el agua algo fría aún. No me importó. Toqué la que salía. Ya estaba calentita así que abrí la ducha de golpe. El primer chorro estaba helado, provocándome un grito ahogado. Me sumergí bajo el chorro y un par de pequeños rayos salieron de mi pecho perdiéndose en el mismo. Busqué entre todos los botes de jabón y champú que tenía.
- Pero qué coño, si esto es como ir al súper mercado… "Crema exfoliante"; "mascarilla extra brillo"; "champú anti encrespamiento"… ¿Pero qué coño? ¿Dónde tiene esta mujer un champú normal y corriente y algo de gel?- No estaba acostumbrado a un baño de chicas. En la mansión teníamos cada uno nuestro propio baño. En el mío había espuma de afeitar, desodorante, champú y gel y deja de contar. Una espuma fijadora del pelo de esas para cuando tenía que ir de traje a una reunión o algo, pero deja de contar. Aquello era todo un espectáculo de olores y colores… Y en parte quise probar alguno. Antes de que me diese cuenta llevaba ya tres botes leídos. Negué con la cabeza y me eché uno que ponía "especial volumen". A ver qué pasaba. Lo mismo salía con el pelo a lo afro de allí. El gel olía a jazmín. Me encantaba aquel olor.
Cinco minutos después ya estaba fuera, secándome el cuerpo y el pelo. El espejo se había empañado un poco, y decidí dibujarle una carita sonriente y un relámpago y un mensaje: "Deja de mirarte so coqueta, que estás estupenda". Desapareció al airearse el baño y esperé a que lo viese cuando le tocase a ella. Salí del baño y, con una reverencia, le indiqué que podía entrar cuando quisiese.
- Voy a echar un vistacillo a la cocina a ver qué cenamos hoy… ¡Tómate el tiempo que necesites! De hecho, cuanto más puedas darme mejor. Así te hago algo que esté para chuparse los dedos.- Y le guiñé un ojo mientras desaparecía en su cuarto.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 30th Junio 2014, 18:51
Bien.. me permitió una ducha relajante. Podía tomarme mi tiempo. Cerré la puerta del baño y me relajé. Tenía que pensar todo lo que había pasado. El aire estaba caliente y cargado de vapor. Me enfrié el cuerpo con facilidad y abrí la ducha. No necesitaba esperar a que el agua se pusiese en la temperatura idónea, todas lo eran. Me desnudé guardando el bikini en el bidet para aclararlo más tarde. Me sumergí bajo los chorros que se calentaban poco a poco, empezaron a hacer vapor al llegar a mis hombros. El pelo se me echó hacia delante bordeándome el rostro empapado y finalmente me fuisoné con esa especie de cascada humeante. Me lavé el pelo y el cuerpo rápido, como siempre. Pero al aclararme el suavizante me quedé embobada con los ojos cerrados sintiendo cada chorro de agua por separado. Notando los ríos que se creaban en torno al volumen de mi cuerpo. Y me regalé unos minutos de pararme a pensar. En todo lo que había pasado.
Planaria había venido antes, sólo para darme una sorpresa... A mí. Es cierto que por skype y a distancia teníamos muy buen feeling pero nunca me lo había planteado más allá de la amistad. Me había regalado una rosa y bombones. Hacía bromitas sexuales, agradecía entre suspiros cada gesto de cariño que yo le ofrecía... No podía hacerme la tonta conmigo misma. Él estaba enamorado de mí. Y yo... la única sensación relacionada con eso había sido la atracción. Atracción pura sin más. Nunca me había planteado un futuro a su lado ni me veía capaz de soportar una relación a distancia, así que mi corazón se bloqueaba en esos casos. Pero ahora era muy diferente... Me permití el lujo de llorar. Era alguien muy importante para mí. Le quería con todo mi corazón y no quería perderle por algo así. Sabía de sobra que él esperaba a la chica ideal, que era un imaginativo loco que se enamoraba de verdad cuando lo hacía. Yo no podía intimar con él, era mi amigo. Pero tampoco podría estar con él... No sentiría jamás algo tan puro como lo que él lo haría hacia mí. Y no quería dañarle. Era la primera vez que lloraba desde toda la locura dimensional. Me merecía una astilla en el corazón en favor a mi libertad. Lloré como hacía mucho tiempo no hacía. Como una niña, sollocé, incluso me dolía el pecho al intentar respirar de golpe. Confié en que el sonido de la ducha y la distracción hicieron que él no se diera cuenta. Me senté en la bañera mientras la ducha no dejaba de llorar conmigo, sobre mí. Estuve casi cinco minutos desconsolada y hice lo único que tenía ahí dentro para calmarme. Cantar.
canciónr:
En el último minuto de canción decidí que había sido suficiente. Me levanté sin dejar de cantarla, cerré la ducha y salí de la bañera. Cogí una toalla y me la enrollé bajo los brazos tapándome hasta la mitad de los muslos. Cogí otra toalla para secarme el pelo. Más o menos lista dejé de cantar. Estaba convencida de que eso sí lo había oído. Pero me di cuenta tarde, al terminar de cantar. No me importó demasiado. Tenía los ojos rojos, tenía el champú como excusa. Fui a cepillarme el pelo empapado cuando leí en el espejo "Deja de mirarte so coqueta, que estás estupenda"... Estúpido plana... Las lágrimas volvieron, pero más relajadamente, me lo aguanté mejor. Sólo se me escaparon un par de ellas. Dicen que las primeras lágrimas son las más rebeldes. Esta vez sonreí al dejar de llorar. Miré el baño, lo dejé todo recogido en un santiamén, me soné la nariz, me alboroté el pelo para que se airease después de cepillarme y fui a coger la ro... la... la.... ¿ropa? Que no me había metido... Y lo único que tenía en los cajones eran pijamas... Mi pantalón corto y mi camiseta de tirantes de andar por casa estaban tendidos en la terraza de la cocina. Podría pasar corriendo. Él me había visto en bikini pero la situación de no llevar nada de ropa tras una toalla sujeta con las manos y un nudo... era diferente. Agarré el pomo de la puerta del baño y con la otra mano sujeté el nudo delantero de la toalla. A la de tres... corro, cojo la ropa y me vuelvo a mi habitación. Una... dos....
Abrí la puerta con la toalla enrollada bajo los brazos y el pelo hacia un lado, aún dejando caer alguna gota. Mi determinación desapareció nada más enfocar la mirada. Vi a plana allí plantado girando justo la vista ante el sonido de la puerta abriéndose. Me miró, sé que me vio... Hubo unos segundos muy tensos, aunque a mí me parecieron días. Me quedé plantada sin saber cómo reaccionar. El pulso se me aceleró y me ruboricé casi desde los hombros. Me quedé con los ojos muy abiertos y seguí mi primer impulso. Correr a la terraza de la cocina gritando como una loca
- ¡ NO MIRES NO MIRES NO MIRES NO MIRES NO MIRES! - y mi voz se alejó de mi cuarto. Llegué fugaz, cogí la camiseta y el pantalón del tendedero y volví corriendo, incluso saltando algún mueble. Me encerré en el baño de nuevo. Creo que él seguía ahí en la misma postura. Abrí la puerta lo justo para dejar asomar mi cabeza y con una sonrisa, roja como las puntas de mi pelo susurré - Te...tengo que vestirme y ... mi ropa interior está ahí.. - le dije señalando unos cajones junto a mi cama. Necesitaba que saliese de mi cuarto para poder vestirme... Creí que había dicho que iría a la cocina.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 30th Junio 2014, 19:38
Con una enorme sonrisa me dirigí a la cocina. Quería prepararle algo típico de Europa. Pero nada conocido. No quería cocinar una pizza o una pasta que todo el mundo había probado alguna vez. Quería algo que ella ni siquiera supiese que existía. Abrí su nevera y vi toda clase de verduras y fruta. Poca carne y pescado. Saqué una berenjena y con la otra mano un pimiento. Mientras los sopesaba se me ocurrió un plato delicioso. Tal vez supiese qué era por la película de animación de pixar de hacía ya muchísimos años. Saqué berenjenas, tomates, cebolla, patatas,... Iba a probar el "ratatouille", un plato típico francés de verduras al horno. Estaba para chuparse los dedos. Y de segundo... Una tortilla de patatas de esas españolas que estaban de rechupete. Saqué todos los ingredientes y los coloqué encima de la mesa con una tabla para cortar. Empecé a cantar pensando en ella inconscientemente.
Canción que Plana canta para sí.:
Entonces me di cuenta de que no recordaba a ciencia cierta cómo iban las medidas del ratatouille. Me toqué los bolsillos y no encontré mi móvil. Lo debí haber dejado en la ropa. Me dirigí al cuarto y toqué ligeramente la puerta. Sonaba de fondo la ducha y como no respondió supuse que todavía estaba duchándose, así que entré. Abrí mi mochila y allí lo encontré. Maldito y escurridizo móvil. Iba a abandonar el cuarto cuando escuché a Sash. Estaba... ¿Llorando? Me quedé quieto en el sitio y agudicé el oído. Allí estaba. Un sollozo casi imperceptible por el agua de la ducha. Me acerqué a la puerta del baño. Estaba llorando, no había duda. El alma se me derrumbó en ese instante. Caí al suelo y me apoyé en el lateral de la cama, quedando de cara a la puerta del baño. Dejé caer mi cabeza contra el colchón y mi alma se partió en dos. Hacía un par de horas había escuchado por primera vez cantar a Sash. Ahora era la primera vez que la escuchaba llorar. Sus sollozos me partieron el corazón. Mi mente me la jugó de nuevo, y pensé que esos lloros habían sido causados por mí... ¿Por qué me haces esto maldita sea? ¿Por qué me haces pensar que llora por mí? Podía ser cualquier cosa... Pero no me había dicho que le preocupase nada ni que hubiese nada que le doliese... Así que o era algo muy profundo o tenía que ver conmigo. Crucé los brazos abrazando mis rodillas y apoyé mi frente en ellas. Una pequeña lágrima, como una perla, resbaló por mi mejilla.
No sabía qué hacer. No sabía si llamar a la puerta y preguntarle si estaba bien, si hacer como si no hubiese escuchado nada, terminando la cena y ya está... Y comenzó a cantar. Reconocería esa canción en cualquier lado. Era del videojuego "BioShock Infinite". Recordaba haberlo jugado en mi etapa de la universidad. Teníamos la play station 3 en la mansión, y recordaba ese juego con especial cariño. Me encantaba el personaje de Elizabeth, todo el rato ayudándote y dándote cosas que encontraba. Apreté los ojos intentando no llorar, pero una lágrima se me escapó de nuevo. Me levanté y me dirigí a la cocina, eligiendo hacer como que no me había enterado de nada. Me dolía en el alma hacerlo, pero si ella no había querido decirme nada tal vez fuese lo mejor. Si no podía ser yo a quien le confesase sus miedos, sus preocupaciones, sus angustias... Sólo deseaba que fuese quien fuese, la hiciese la persona más feliz del mundo, que ojalá la quisiesen tanto como la quería yo. Y mi amor hacia ella era suficiente como para dejarla marchar.
Busqué la receta en el móvil y comencé a trocear las verduras. Encendí el horno y preparé todo. Batí los huevos, dejé unas patatas friéndose para la tortilla y las berenjenas y demás para el ratatouille. Ví cerca de mí una hoja de papel y la cogí. Tenía tiempo hasta que se hiciesen las cosas... Y hacía mucho que no podía hacer lo que estaba haciendo. Comencé a doblar y desdoblar la hoja desde las esquinas, desde cada pliegue, con sumo cuidado, sacando la lengua como un idiota mientras lo hacía. Tenía que ser rápido, pero quería que saliese bien. Recordaba perfectamente cómo se hacían. En la universidad las hacía y las vendía, sacándome algo de dinero para ir al cine o a tomar algo. Me costó un poquillo, pero al cabo de un minuto y medio ya la tenía. La puse sobre mi mano y la miré, acariciándola ligeramente con los dedos.
Regalo para Sash.:
Todavía se estaban haciendo las verduras así que me dirigí a toda prisa al cuarto de Sash para dejársela encima de la cama, a la vista nada más salir del cuarto de baño. No sabía muy bien por qué lo hacía. Sólo quería que se animase o sacarle una sonrisa, y la otra rosa que le había regalado lo había hecho. Sin embargo cuando entré la situación fue un poco tensa. Sash salió del baño creyendo que no estaba llevando únicamente una toalla que le cubría el cuerpo. En cuanto la vi me quedé petrificado y más rojo que un tomate. Estaba tan bloqueado que no supe reaccionar durante toda la escena.
- ¡ NO MIRES NO MIRES NO MIRES NO MIRES NO MIRES! - Instintivamente bajé la cabeza mirando al suelo, con la cara ardiéndome de la vergüenza. Sash salió del cuarto a toda velocidad y volvió a la misma velocidad con la que se fue, entrando en el baño y asomando la cabeza mientras señalaba a los cajones de al lado de la cama.- Te...tengo que vestirme y ... mi ropa interior está ahí.. -
- ¿Qué? ¡Ah! ¡Sí, sí... claro! Ya... ya me voy. Perdón por entrar sin llamar, yo...- Y dejé la flor en la cama antes de salir sin dejar de mirar al suelo del cuarto, cerrando con cuidado la puerta tras de mí. Me apoyé en la puerta mirando al techo y resoplando.- ¿Cómo se te ocurre entrar en el cuarto de una chica sin llamar? ¡Vaya día que llevas Plana, vaya día! Invades la casa de Sash, entras en su cuarto sin llamar, haces el gilipollas en el pasillo como si fuese algún tipo de "latin lover" acercándote a ella y ofreciéndote a ducharte con ella...¡Dios! ¡Pareces imbécil!- Supuse que lo estaba diciendo para mí, pero no me di cuenta del volumen de mi voz hasta un poco después. Todavía más rojo si cabía, me dirigí a la cocina justo a tiempo para sacar las cosas del fuego y evitar que se quemasen. Mezclé las patatas con el huevo por un lado y por otro puse todas las verduras fritas sobre una bandeja de cristal. Coloqué todo lo mejor que pude dentro de lo nervioso que estaba y luego rocié el tomante frito por encima. Metí el "ratatouille" en el horno a 220ºC y la mezcla de patatas fritas y huevo en una pequeña sartén. Me apoyé en la encimera y comencé a darme pequeños cabezazos contra el armario que había sobre ella, hasta que me quedé apoyado, esperando a que la tortilla terminase de hacerse por un lado y que las verduras terminasen de hacerse.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 30th Junio 2014, 22:24
Me relajé cuando abandonó mi habitación, abrí la puerta y dejé caer la toalla.
¿Cómo se te ocurre entrar en el cuarto de una chica sin llamar? ¡Vaya día que llevas Plana, vaya día! Invades la casa de Sash, entras en su cuarto sin llamar, haces el gilipollas en el pasillo como si fuese algún tipo de "latin lover" acercándote a ella y ofreciéndote a ducharte con ella...¡Dios! ¡Pareces imbécil!
Aguanté... aguanté.. escuché cómo se iba a la cocina y me puse un cojín en la cara para que no se oyera la GIGANTESCA carcajada que solté tras oír eso. Me subió la moral, hizo que mis problemas y el peso de mis hombros desapareciese. Él era siempre tan gracioso, tan... natural. Al levantar el cojín para reírme oí que algo rebotaba en el suelo y tras calmar mi respiración, lo volví a colocar y me agaché para recoger una bola de papel del suelo, debía estar encima de la cama. Al recogerlo me percaté de que era una rosa. ¿Otra? Él... ¿Por qué tenía que ser así? No podía ser un rancio, un seco o un imbécil como los demás. No, tenía que ser un cielo y vivir lejos. La verdad es que tener a Plana como amigo era una diversión constante y no sentirse mal casi nunca hablando con él. Pero su relación en persona era aún mejor.
Dejé la rosa al lado de mi mesita de noche, entre el despertador y la lámpara. Lo que me hizo recordar la otra rosa y sacarla corriendo de la bolsa de playa para dejarla junto a la otra. Y las vi juntas, en un espacio que antes estaba vacío, recordándome que había alguien que pensaba en mí aparte de para pedirme un dulce. Algo no terminaba de convencerme. Cogí la rosa de papel y al igual que a la otra le di mi toque personal, moví el calor de mi cuerpo hacia la punta del dedo índice con el que empecé a teñir de tono quemado los bordes de los pétalos de la rosa blanca. Y añadiendo así más sentimiento a lo que ese folio simbolizaba, lo recoloqué junto a la flor congelada.
Abrí el cajón anteriormente mencionado y me puse un conjunto de ropa interior de tonos grises, el más cómodo que tenía. Una camiseta negra de tirantes y un pantalón corto, cómodo también, de color morado, los que había ido a buscar. Me di un par de sacudidas al pelo y andando descalza (uno de mis vicios) salí de la habitación. Apagué la luz y me puse rumbo a la cocina. En ese momento me guió más el olfato que mi ubicación natural. Dios... ese olor... todos los olores insanos y viciosos de de las cadenas de comida rápida se me rompieron en mil pedazos. Las especias, el aceite, las verduras... dios santo. Empecé a salivar y mi tripa se quejó cuando iba por el pasillo. ¡Madre mía! Podríamos abrir un restaurante... ¡yo haría los postres! y él haría esa magia maravillosa y apetecible.
Al llegar a la cocina le vi de espaldas, dándose cabezazos contra el armario de los platos. No supe muy bien por qué pero al volver a verle bien después de pensar en todo eso se me ablandó el corazón. Me acerqué de puntillas silenciosas por detrás y le puse las manos en la frente antes de que se diese otro golpe más. Pegué mi cuerpo al suyo desde atrás para llegar a su oreja y le susurré
- Gracias - y solté las manos de su frente confiando en que no seguiría. Antes de separarme le di un beso en la mejilla desde atrás y aproveché la postura para pasar los brazos por debajo de los suyos mientras cocinaba, abrazándole. Y respirando con calma, disfrutando de su compañía y de todo lo que había hecho por mí, y por qué no, del delicioso olor, más de cerca, dejé que reaccionase a su tiempo. No voy a decir que no entienda el por qué de los cabezazos, por eso le dejé a su ritmo.
- Oye, eso huele... madre mía... - dije mordiéndome el labio de abajo, sin soltar el abrazo.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 1st Julio 2014, 00:31
Toc, toc, toc, toc... Mi cabeza golpeaba ligeramente el armario. De repente, sentí las suaves manos de Sash sujetarme la frente, indicándome sin palabras que parase. Se pegó completamente a mí y acercó su boca a mi oído. Sentí su pelo húmedo mojar ligeramente mi camiseta. Una pequeña gota perdida cayó de su lóbulo y chocó contra mi cuello. Olía fenomenal, a una mezcla de vainilla y coco. Sus suaves manos rozaron las arrugas de mi frente.
- Gracias - Y quitando las manos de mi frente me dio un tierno beso en la mejilla. La entendí al instante y dejé de darme cabezazos. Noté como sus brazos me abrazaban bajo los míos y allí se quedó, tranquila, pegada a mí. Una parte de mi corazón murió y se exaltó al mismo tiempo. Esa era la típica imagen de película. Ella abrazada a él mientras cocinaba, en un abrazo de amor, puro y sincero. Sonreí para mí y negué con la cabeza pensando en lo estúpido que era por imaginarnos así... O quizás no fuese tan estúpido. Ella era lo mejor que me podría pasar. Pero no quería estropear nuestra amistad.
Con sumo cuidado di la vuelta a la tortilla, mostrando un lado dorado y ligeramente humeante, antes de ponerla de nuevo en la pequeña sartén. Aún con ella abrazándome abrí el horno y, echando ligeramente mi cabeza hacia atrás comprobé que estaba todo listo.
- Oye, eso huele... madre mía... - Su voz me sorprendió repentinamente ante el silencioso amor que teníamos en la cocina, iluminado por un pequeño neón que había sobre la encimera y el extractor sobre los fuegos. Sonreí para mí y apoyé mi cabeza contra la suya.
- Pues sabe mucho mejor... Ya lo verás.- Me giré con delicadeza, apoyando una mano sobre la encimera y la otra en su cintura. Nos quedamos cara a cara y le sonreí. Unos mechones le caían por la cara, y con la mano con que sujetaba su cintura se los coloqué tras la oreja, acariciando su mejilla y luego gesticulando con él.- A esto no le queda nada, si quieres ponemos la mesa en un momento.
No pensaba aceptar un no por respuesta: iba a ayudarla con la mesa. Sería mucho más sencillo que poner la de la mansión donde comíamos cinco y cada uno quería su salsa y su no se qué. Había una pequeña mesita en el salón y colocamos todo. Un par de platos por persona, cuchillo y tenedor. Unas copas y, por qué no, una vela en medio. Servilletas a ambos lados de los platos y algo de pan. En Europa la costumbre del pan estaba muy arraigada, pero me sonaba que en américa no fuese así. Me alegró ver que Sash tenía los restos de media barra. Al ir a encender una lámpara que había al lado de la mesa vi que se había fundido. La desenrosqué y le pedí a Sash que me dijese dónde tenía las bombillas de repuesto. Dejé la bombilla fundida en una mesa en la cocina y saqué una nueva de un armario. Me giré y le hice un truquito que me encantaba hacer: encendí la bombilla en mis manos. Únicamente tenía que tocar la base de esta con la yema del dedo y dar una ligera descarga. Podía parecer una tontería, pero resultaba de lo más útil cuando no tenías una linterna. Coloqué la nueva bombilla en la lámpara y la regulé hasta que tuvimos una ligera luz ambiental.
- Madmoiselle, es una gran satisfacción y un inmenso placer recibigla aquí esta noche. Y ahoga le invitamos a que tome asiento y se ponga cómoda, pogque el salón comedoj tiene el orgullo de presentaj... ¡Su cena!- Puse un ligero acento francés con toda esa retahíla que le solté, separando la silla para que se sentase y, tras dejarla acomodada, me dirigí a la cocina. Cogí la bandeja del ratatouille y me dirigí con una servilleta apoyada en el antebrazo y una pala para servir metida en él al comedor.- El primer plato es un horneado de verduras típico francés conocido como "ratatouille". Lleva pimiento rojo y verde, cebolla, tomate, aceite, un poco de ajo (al cual he quitado el germen para evitar que nos repita) y un poco de berenjena. Es un plato típico de pueblo. Algunos lo tachan de vulgar o simple, pero su sabor es delicioso.- Apoyé la bandeja algo caliente sobre un cubre manteles que había colocado en uno de mis viajes con los cubiertos y demás. De la cocina cogí la tortilla de patatas que había puesto sobre un plato redondo y la acompañé con un cuchillo para cortarla y servirla.- Y el segundo plato es una tortilla conocida como "tortilla española" (debido a su origen) ó "tortilla de patatas" pues es de lo que está hecha. Básicamente son patatas y cebolla fritas y luego revueltas con huevo, para darle esta forma redondeada. Es uno de los platos más típicos de España, y al igual que el ratatouille uno de los platos más sencillos y menos farragosos de hacer. Si mis cálculos no han fallado, deberá tener un corazón con el huevo aún algo crudo, dándole esa textura esponjosa y suave. Está deliciosa con un poco de pan.- Serví a Sash un poco del ratatouille y luego me serví yo. Nos sentamos el uno frente al otro y haciendo una pequeña reverencia le sonreí.- Y aunque, como buen suizo, le tengo cierta tirria a los franceses, sólo queda decir: Bon appetit!
(OCC: no he dicho que nos servíamos vino porque no sabía si Sash querría o no. Eso lo dejo para tu post. En el caso de que tengamos vino esto último de plana lo diría con la copa en la mano, ofreciendo un brindis a Cels. Y como digo en el post, Bon Appetit!
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 1st Julio 2014, 02:16
Era increíble... venía desde Suiza, me hacía una sorpresa, tenía detalles conmigo, me cocinaba.. Y no perdía el humor. Me lo sirvió todo tan apetecible. Estaba jugoso a la vista, goloso al olfato y al gusto seguro que sería un paraíso. Cogí mi copa de vino y antes de que echase un trago brindó con él de manera inesperada y sonriendo dio un trago. Una copa no le venían mal. O un par de copas... Cogí la servilleta y me la puse encima de los muslos. Tras apoyar la copa de nuevo en la mesa y asegurarme de que él se había sentado también, frente a mí, enganché el tenedor y ataqué el "ratatouille". Hundí el tenedor y al levantarlo y acercar mi cabeza algunos mechones húmedos se me adelantaron. Antes de que tocasen la comida me eché para atrás y volví a dejar el tenedor en su sitio. Me miré en las muñecas y en una de ellas casualmente tenía un coletero. Me hice un moño rápido, había hambre y eso tenía una pinta increíble. No me importó mi aspecto en ese momento, seguramente se me quedase algún mechón suelto, o algo mal. En cuanto me hice el recogido volví al ataque. Antes de llegar a meterme el tenedor en la boca me llegó el mismo olor que llevaba percibiendo desde que salí de la ducha, pero mucho más intenso. Lo disfruté cerrando los ojos y finalmente lo probé. MA-DRE-MÍ-A Mis ojos se cerraron mientras se ponían en blanco con las gestas unidas por el centro y levantadas. No podía parar de degustar el sabor. ¿Esto se hacía en poco tiempo? ¿Y con lo poco que tenía en la nevera? Tenía que probar un poco más la cocina y relajarme con la confitería. Estaba exquisito...
- Mmmh... - y tragué - dios santo Plana, ¿dónde has aprendido a cocinar así? ¿cómo lo has hecho con cuatro chorradas? ¿eres consciente de lo BIEN que se te da esto? ¡tienes que enseñarme! Está INCREÍBLE - y me metí otro viaje a la boca - mmmmmnnh... - Aproveché la avalancha de preguntas para degustar el plato en silencio, gozando de cada pinchada. Permanecí el resto de la comida casi en un silencio total. Hacía mucho que no probaba la comida casera y aquello estaba...
Me serví un triángulo de la tortilla con patata y no pude evitar sentir lo mismo. Era totalmente diferente a comer asfixiada cuando tenía que encargarme de la tienda. Es que.. me hizo sentir satisfecha. Cuando no pude comer más me recosté en el respaldo de la silla, respiré profundo y le vi mientras me limpiaba una comisura con la servilleta, y la dejaba en la mesa. Me había tomado 3 copas de vino, no me había afectado aún.
- No eres consciente de lo bien que cocinas. Por muy bueno que te creas, no eres consciente. - me levanté - tú te quedas ahí - dije lanzándole una mirada asesina mientras yo recogía la mesa. Esta vez sí que no. En el último viaje abrí la nevera y saqué una tarta de queso al más puro estilo NeoYorkino. Era uno de mis mejores postres. De mi ciudad, las llevaba haciendo casi desde la mansión. Me salían de rechupete. Y yo lo siento, pero los postres eran cosa mía. Era una tarta pequeña, la había hecho para mí, pero para que me durase un tiempo, así que con un poco de suerte se podría comer él más de la mitad, a mí no me quedaba mucha hambre. Llegué al salón con mi cuchara en la boca y la suya en mi mano, en la otra la tarta dentro del molde. Cogí uno de los cuchillos que no utilizamos y me partí un cacho. Por su cara supuse que él querría otro trozo, así que le partí uno más grande.
- Yo no tengo mucha más hambre, pero tú come lo que quieras - dije hundiendo la cuchara en la capa fina de frutos rojos de la superficie de la tarta hasta llegar a la galleta del fondo- Vale, te toca conocerme. ¿Qué quieres saber? - dije esta vez sentada a su lado, no delante suya. Él sabía a lo que me refería. Tocaba abrir mi corazón.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 1st Julio 2014, 10:12
Spoiler:
Tras brindar bebimos un ligero sorbo de vino. No me preocupaba achisparme. Debido a mi factor de curación mi cuerpo eliminaba el alcohol antes de que pudiese afectarme. Ya tenía las medidas tomadas. Necesitaba al menos un litro antes de que empezase a achisparme un poquito.
Esperé a que Sash probase la comida. Un par de mechones se le cayeron por la cara obligándola a parar y hacerse una coleta. Fue un momento completamente normal, pero me pareció realmente tierno y gracioso. Ella me sonrió y entonces se llevó un poco del ratatouille a la boca. Los ojos se le iluminaron y saboreó con gusto el plato.
- Mmmh... dios santo Plana, ¿dónde has aprendido a cocinar así? ¿cómo lo has hecho con cuatro chorradas? ¿eres consciente de lo BIEN que se te da esto? ¡tienes que enseñarme! Está INCREÍBLE - Cogió un par de trozos más, saboreándolos con una cara de gusto y placer increíbles. Yo sonreí y comí. La verdad, no me gusta presumir, pero me había salido de película. Las verduras estaban perfectamente hechas, provocando que se partiesen en la boca al mínimo roce con los dientes. Blanditas y calentitas, como debían estar. Le sonreí y me estiré contra la silla.
- Jajajaja pues es bien sencillo. Cuando quieras te enseño. Aunque te diré, vale que yo soy un geniecillo de la comida tú también tienes unas manos que hacen maravillas. Tus postres son para morirse.- Y seguí comiendo. La llama de la vela danzaba entre nosotros, provocando un pequeño espectáculo de sombras y luces sobre la mesa. Nos servimos vino, reímos comentando lo rico que estaba y lo bueno que estaba el vino también.- Allí en Europa la cocina es algo que está muy arraigado. Tenemos muchísimas culturas distintas y un montón de platos típicos de cada país. Aunque también te diré, muchos de ellos son extremadamente parecidos entre sí, pero cada uno barre hacia su casa. En España, en unas islas que hay al este, hacen un plato llamado "tumbet" que es prácticamente lo mismo que el "ratatouille". Los únicos así algo más distintos son los italianos con sus pastas y pizzas. Un día tengo que hacerte mi lasaña. Es mi plato favorito, y me sale de morirse de rica.
Pasamos a la tortilla y la devoramos tranquilamente, disfrutando de cada bocado. La verdad, me habían salido de morirse aquellos platos. Era muy buen cocinero, modestia aparte. Sin embargo, también me había lucido aquel día. Quedó crudita por dentro que es lo mejor que puede pasar. Sash lo comía con una cara de alegría increíble. Llevar una pastelería era algo muy esclavo. La pobre señora que tenía la tienda a la que yo iba allí en Ginebra de pequeño trabajaba desde las siete de la mañana hasta las nueve de la noche. Más de una vez me dijo que no tenía casi tiempo de respirar. Yo sería incapaz de trabajar en una pastelería. Me lo comería todo. Si trabajase con Sash en su "Central Tart" la llevaría a la ruina. Devoraría hasta el último chocolate que hiciese. Además, debido a toda la electricidad que mi cuerpo generaba no engordaba ni a tiros. A ver, si me comía cinco kilos de mantequilla pues sí que engordaría un poco. Pero mi cuerpo eliminaba absolutamente todo fabricando electricidad. De ahí esa aparente pinta esmirriadilla que tenía, exceptuando los músculos, los cuales tampoco estaban muy desarrollados. ¿Y la diabetes? Creo que ya os he hablado tantas veces de mi factor de curación que empiezo a ser un poco pesado…
- No eres consciente de lo bien que cocinas. Por muy bueno que te creas, no eres consciente. Tú te quedas ahí - Y tras lanzarme una mirada asesina se levantó, recogiendo la mesa. No quería dejarla sola haciéndolo, pero supe que si me levantaba se enfadaría, así que me recosté sobre el respaldo y, tras lanzarle un beso con la mano, recorrí el salón con la mirada. La verdad era un piso precioso. Vi a lo lejos algunas fotos apoyadas en una estantería, pero no quise cotillear más de la cuenta. Con el silencio pude escuchar a Sash trastear en la cocina. El típico choque de platos y cubiertos. Esperé tranquilamente y apareció con una tarta de queso en las manos.- Yo no tengo mucha más hambre, pero tú come lo que quieras.
No quería decírselo, pero tenía un hambre que me moría. Generalmente comía el triple que una persona normal, pero esperé que el dulce calmase un poco mi hambre. Al probar la tarta mi mente estalló en un millón de pequeñas estrellitas y fuegos artificiales. Cómo hacía Sash los dulces. ¡Mi madre! Eso debía ser la mítica "New York Cheescake", y estaba para morirse. Cerré los ojos sumergiéndome en ese sabor dulce y frío. La galleta, la mermelada… Todo fue impresionante.
- Dios mío Sash, esto está para mojar… En pan, para mojar en pan… Es una expresión típica de… Está muy rica. Deliciosa, para morirse del gusto.- ¡Qué vergüenza! Otra vez con los malditos dobles sentidos… Se me daba fatal. Nunca pillaba ni uno, y sin darme cuenta había un montón de veces donde los que me rodeaban se quedaban mirándome con cara de "¿tú sabes lo que has dicho?". Tantas risotadas a mi costa y capones me habían hecho aprenderme alguno que otro, pero seguían escapándoseme de vez en cuando.
- Vale, te toca conocerme. ¿Qué quieres saber? - Se sentó a mi lado con una sonrisa. Yo le había contado mis cosas, mi historia, todo el tema de mis poderes… Y aunque ella también me había contado cosas, siempre había sido algo más reservada. Pero después de todo lo que habíamos pasado esa tarde, estaba seguro que no me miraba con los mismos ojos. Sólo había querido demostrarle que pasase lo que pasase, a pesar de los miles de kilómetros que nos separaban, por ella lo dejaría todo e iría a su lado. Y creo que lo había conseguido bastante bien a juzgar por su comportamiento más abierto y cariñoso hacia mí (si eso podía existir realmente, ya lo era mucho desde antes).
- Para empezar decirme cómo haces para que tus dulces me vuelvan un niño cada vez que los huelo o saboreo.- Era verdad. Lo que más me gustaba de la tienda de Sash a parte de la decoración y todo eso eran sus dulces. Sí, vale, es lógico. Pero lo digo de otro modo. Su tienda me recordaba a mi infancia, a mi adolescencia como guardián de Ginebra, cuando me tiraba toda la noche en vela haciendo el cabra y luego iba a "Le petit croissant", una pequeña pastelería a un par de manzanas del orfanato a desayunar. La mujer siempre me sonreía y me conocía. "Una tableta de tu chocolate, un croissant y un chocolate calentito". Sabía de sobra lo que más me gustaba. Lo siento, el chocolate me pierde casi tanto como las mujeres. ¿Podemos seguir con la historia?
Le sonreí y apoyé mi mano sobre la suya. Quería saberlo todo. TODO. Su historia, sus miedos, sus sueños, sus preocupaciones, sus más íntimos secretos… Quería saberlo todo de ella, pues me fascinaba cómo era. Le besé la mano tras llevármela a los labios y me lancé con la primera pregunta.
- Quiero que me hables de ti, de tu historia. Ya me la has contado antes, pero esta vez quiero que me lo cuentes todo. Lo bueno y lo malo. Quiero saber hasta el último detalle sobre ti, como sabes tú de mí… Quiero conocerte enteramente Sash porque…- Quería decírselo, pero preferí esperar a más adelante, cuando estuviese preparado de verdad para decírselo.- Porque me importas mucho.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 2nd Julio 2014, 01:33
Tras el cumplido brutal de mis postres, me pidió mi historia. Mi historia... ¿Qué había sido de mi historia...? Era la primera vez que hablaría de su vida, de sus problemas. ¿Estaba realmente preparada? Quizá se me escapase alguna lágrima. No sabía cómo iba a sentirme pero iba a ser complicado y doloroso.
- Bueno pues... - cogí una copa más de vino que quedaba y me senté en el sofá de al lado. Crucé las piernas, subidas al cojín, estilo indio. Con una mano le indiqué que se sentase a mi lado, dando ligeros toques con los dedos sobre el hueco a mi lado. Le pegué un par de tragos seguidos a la copa.
Y empecé.
- Así como resumen general... No tengo recuerdos de mi infancia, sólo sé que estuve en la mansión. Literalmente, no recuerdo nada hasta los 13 años aproximadamente ¿Cómo conseguí mis poderes? No lo sé. ¿Familia? No sé qué es. Lo más cercano a eso ha sido la mansión X para mí. Desde la preadolescencia estuve allí. Y fue maravilloso. Me fui a los 18 porque quería vivir mi vida. Probar a ser feliz, ser...libre e independiente-sonreí suspirando y dejando la mirada perdida durante el resto de la historia, gesticulando con la mano y la copa - Y mi vida no ha tenido mucho movimiento salvo las chiquilladas de mutante adolescente de instituto. Supongo que soy...simple. - en realidad no mentía. Mi mirada se entristeció al decir esa última palabra. - No soy una persona tan interesante como parece. De ahí a querer utilizar mis poderes para algo bueno , tal y como me enseñaron, y abrí la pastelería. He intentado disfrutar de las pequeñas cosas y... me he acostumbrado a estar sola - Definitivamente no quería reconocer su soledad. La parte del circo de mi vida decidí saltármela. Siempre era más agradable observar su rostro mientras le pillaba por sorpresa al espectador. Por si algún día tenía oportunidad.
- ¿Hay algo más que quieras saber? - dije derramando una lágrima por mi mejilla derecha. Me sentía mal. Se me quebró la voz. Sentía que había desperdiciado mi vida. Generalmente solía ser feliz pero.. al tener a alguien dispuesto a escuchar... Se me rompieron los esquemas. Con la muñeca me sequé la lágrima y le sonreí como pude.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 2nd Julio 2014, 09:52
Sash se dirigió a su sofá y me indicó me sentase junto a ella. Era más cómodo y cercano que estar en las sillas desde luego. Cogí lo que me quedaba de vino y me dirigí junto a ella. Estaba algo dubitativa. Supuse que estaba pensando en cómo comenzar con toda su historia. Yo le sonreí y le puse la mano sobre la pierna en señal de "tranquila, tómate el tiempo que necesites". Yo no tenía ningún tipo de prisa y podía tirarme toda la noche junto a ella. No sería la primera ni la última vez que fuese a tirarme la noche en vela.
Me contó su historia y una parte de mí murió junto a ella. Al igual que yo, no tenía muchos recuerdos de su infancia. Bueno, ella los tenía prácticamente nulos. Yo recordaba la explosión y alguna cosilla más. Su paso por la mansión, su salida de esta para vivir su vida, cómo abrió su pastelería… Pero según ella era una vida simple. Y lo último de todo me dolió como una punzada en el corazón. "Me he acostumbrado a estar sola". Sabía lo que era eso. Toda mi adolescencia y parte de mi vida en la carrera yo me sentía muy solo. Los Abyss me habían dado un hogar y cobijo, pero no tenía amigos como los suele tener un adolescente o un universitario. Básicamente siempre fue por mis poderes. En cuanto tenía la suficiente confianza para hablar de ellos, todo el mundo se separaba de mí y me miraba raro. Terminé por no contarles nada, pero claro… ¿Qué sentido tiene ser amigo de alguien si no puedes contarle lo mejor, y a la vez peor, que tienes dentro?
Ella podía decir lo que quisiese. Su historia no me pareció ni de lejos simple ni nada por el estilo. Puede que no hubiese salido casi todas las noches a luchar contra el crimen de su ciudad. ¿Y qué? Eso no volvía mi vida mucho más interesante. Sólo algo ajetreadilla, pero nada más. Para mí su historia era preciosa y emocionante y muy bella también.
Vi como una pequeña lágrima caía por su mejilla, y antes de que pudiese quitársela se la quitó ella. Me preguntó si había algo más que quería saber. Lo había, pero quería darle una de cal y otra de arena. Me incliné sobre ella y le besé la mejilla con ternura, para luego cogerle de la mano.
- Sé lo que es sentirse solo. No he estado tan solo como tú, ni mucho menos. He tenido a los Abyss que se han portado genial siempre conmigo y me dieron un hogar y una familia. Pero en el orfanato no tenía nada más que a un amigo. Leroy. Un chaval gordito y extremadamente listo, pero tímido y reservado como ninguno. Fue el único chaval que conocí en toda mi vida que no se echó para atrás cuando le dije lo de los poderes. Bueno, él tenía algo de poderes también. Era capaz de mover alguna cosilla con la mente, y su inteligencia era realmente desbordante. Al principio charlábamos sobre tonterías y demás, y yo le hablaba de mis salidas nocturnas a defender la ciudad. Él me obligó a aceptarle en mi equipo, así que se convirtió en mis "ojo que todo lo ve". Era un hacker bestial, y consiguió hackear todo el sistema de vigilancia de Ginebra, así como el de algunas alarmas de varios bancos y la radio de la policía. No podía desactivarlas ni nada por el estilo, pero podía saber cuándo alguna saltaba o algo pasaba.- Era algo increíble. Yo siempre pensé que aquello era más típico de una peli de acción estilo "Bourne" o algo por el estilo. Sin embargo, Leroy lo hacía como quien resuelve el crucigrama de los domingos. Por las noches tenía su ordenador encendido con toda la historia esta, y en cuanto nos avisaba de un posible robo gordo o algo por el estilo salía a la calle a frenarlo. Cuando era algo importante, solía interceptar los mensajes encriptados unos días antes, de manera que preparábamos mi salida detalladamente.- A pesar de todo ello, el nunca abandonó el orfanato. No le gustaba el trabajo de campo, por así decirlo, que era lo que más me apasionaba a mí. Un día, recibí un balazo en la cabeza que, literalmente, me mató. Él me veía, y dudó sobre si llamar a la policía y a una ambulancia. Pero le dije que pasase lo que me pasase jamás se metiese, ya que podría haber terribles consecuencias. Si me pillaban, que fuese sólo a mí. Además, ¿cómo iba a explicar todo lo del hackeo? Al cabo de un par de horas o así, estaba en el orfanato de nuevo, con una amnesia brutal. Él me estuvo cuidando todo ese tiempo junto a Sophie, una monja con la capacidad de cambiar su aspecto, que nos vigilaba a ambos.
Sophie era lo más parecido a una madre que tuve. Nos regañaba casi todos los días, nos cuidaba de vez en cuando, nos quería… El día del disparo llegué al orfanato con amnesia, de manera que llamé al timbre en lugar de entrar por la ventana como hacía siempre. Ella me abrió y me echó la bronca del siglo. No la recuerdo apenas, pero sí la del día siguiente. Ellos eran las dos únicas cosas buenas que pude sacar del orfanato…
- Hubo un día donde salí para frenar un golpe bastante gordo. Tenía diecisiete años y estaba bastante preparado para pelearme contra lo que iba a encontrar. Un enorme mutante estaba en el grupo de los asaltantes, y cuando iba a pelear contra él apareció Tanith de la nada. Luchó junto a mí y dejó fuera de combate al mutante en cuestión. Me habló acerca de mi irresponsabilidad como supuesto guardián debido a mi chulería y mis ganas de darme a conocer. En aquel entonces yo era bastante irresponsable… Pero, ¿qué quieres? Era un adolescente con poderes. Era algo con lo que creo que sueña todo el mundo. El caso es… que cuando intenté contactar con Leroy este no me habló. No contestaba hasta que lo hizo una voz metálica y profunda. Cuando llegamos al orfanato era tarde. Habían asesinado a Leroy. Todos esos años luchando a mi lado… Y finalmente, había muerto por mi culpa. Él sabía donde se metía, pero nunca he podido dejar de pensar que la muerte de mi mejor y único amigo fue por mi culpa…- Suspiré. Yo me había sentido solo mucho tiempo. Leroy fue mi único apoyo en el orfanato.- Abandoné el orfanato y a Sophie. Entré en los Abyss y durante mucho tiempo me sentía sólo y fuera de lugar. Allí las cosas eran muy distintas al orfanato. Al final conseguí integrarme del todo, no sin antes sufrir mucho y pasarlo bastante mal...
No sabía si había aburrido a Sash. Lo más probable es que sí, pero necesitaba contarle aquella historia. Ella se había sincerado conmigo y yo no podía ser menos. La miré a los ojos y le cogí de nuevo de la mano.
- Sé lo que es sentirse sólo y aparado, aunque no tanto como tú. Y puede que esto no te sirva de mucho, pero a pesar de que viva a más de 6000 km de distancia siempre estaré para ti. Mi corazón ha sido dañado muchas, muchísimas veces. Más de las que me gustaría reconocer… Y a pesar de que tengo algo de miedo abriéndotelo a ti, sé que no va a haber nadie como tú para sanarlo y cuidarlo. Pase lo que pase, vaya a donde vaya y viva donde viva, siempre tendrás esa puerta abierta para ti. Y si te ofrezco mi mano, cógeme hasta el hombro, o todo el cuerpo si es necesario. Pero hazlo, porque no sé hasta cuándo podré ofrecértelo… En el sentido de que es muy posible que llegue el día donde sea yo el que necesite cogerte el cuerpo entero. Lo que quiero decir Sash, es que te juro que mientras me quede una sola gota de sangre en el cuerpo, mientras me quede una sola célula, jamás volverás a sentirte sola. Te lo prometo.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 2nd Julio 2014, 11:46
Me quedé destrozada. Sentía que parte de mí desapareció sólo por el hecho de haber hablado de ello. Sólo quería llorar. Tirarme en la cama y no despertarme hasta el día siguiente. Y fue cuando noté su beso en mi mejilla. Me chocó a la vez que me resultó agradable. Nunca había narrado mi historia. Nunca había dado datos sobre mi pasado. A nadie. Y esa pequeña muestra de afecto... Me dio el calor que empecé a perder poco a poco. No literalmente. Una calidez... interior. Como he dicho, no soy muy buena hablando de mis sentimientos. Tras hacerme sentir acompañada, él empezó su monólogo. Lo escuché entero con atención, apoyando una mano sobre su hombro. De vez en cuando me miraba a los ojos, desviaba la mirada al suelo, los volvía a posar. Le dolía, y su historia no era para menos. Yo no había tenido tantos problemas, tantas aventuras... Él era más empírico con la vida misma de lo que llegaría a serlo yo seguramente jamás.
Ah sí... Leroy. Recuerdo que lo mencionó alguna vez. Pero nunca me había contado todo lo ocurrido, tan concreto, tan directo. Su historia me hizo pensar en las amistades que dejé atrás. La mansión, el circo.. ¿de verdad merecía la pena sólo por saber que podía ser independiente? Pensé también en Xavier... le dije que le ofrecía mis servicios para cuando lo necesitase. No habíamos hablado mucho desde que me fui. Echaba todo eso de menos. Remató su monólogo diciéndome que no estaría sola. Que no volvería a sentirme sola. Pero... como él había dicho. Estaba lejos. Y ya sabía de sobra lo que había sido estar con él lejos, y era inevitable sentirse sola. ¿Me merecía la pena darle a alguien la oportunidad de destrozarme? Se iba a sentir sola igual, estaba al otro lado del globo... Y era difícil que yo confiase plenamente en alguien. Él no tenía la culpa. Igual que tampoco la tenía por la muerte de Leroy. Habíamos estado genial hasta ese momento. Y no quería convertir su sorpresa en un drama. La sinceridad estaba genial, y no dudaría en seguir hablando de ello. Pero se acabó lo de estar deprimidos.
- Eh, no tuviste la culpa. No la tienes y nunca la tendrás. Le advertiste, hiciste todo lo que pudiste. Y él no dudó en estar contigo hasta el final. ¿Culparías a alguien por quien te sacrificas de tu muerte? No dudo en que no. Y él no te culpa. Seguramente estaría muy orgulloso de ti. De ver dónde estás, qué haces. Y... - Había mantenido un tono firme e invariable hasta ahí, pero necesitaba relajar el ambiente - de ver que por fin estás en casa de una chica jajajajaja - bromeé. Sabía que las coñas siempre le ponían de buen humor, y él estaba empezando a enfriar su corazón. - En esta vida hay que sentir. Y el dolor es parte del aprendizaje. Si duele es sinónimo de que un día sobraba alegría. Y eso es maravilloso Me incliné hacia él estirando la espalda mientras la mano en el hombro se deslizó hasta su nuca, acercando su frente a mí para dejar un beso.
- Creo que puedo enseñarte algo que te ponga de buen humor - Provoqué una pausa. Le contaría todo cuando me había pasado. Pero si seguíamos hablando de nuestras vidas sería con una sonrisa de nostalgia en la boca. Y no con lágrimas de amargura. Me levanté, me bebí lo que me quedaba de vino de un tirón y apoyé la copa en la mesa donde habíamos comido. Me dirigí a mi habitación no sin antes cogerle de la mano y arrastrarle conmigo. Al llegar a mi cuarto le senté en la cama y le di la espalda para abrir el armario.
- No alucines mucho ¿Vale? - dije rebuscando en el fondo, hundiendo mi cuerpo en las perchas y trapitos colgados. Salí con una caja grande con el cierre congelado en mis manos. Me senté a su lado mirando a la caja y rodeé el cierre con una mano haciendo evaporar el hielo en un par de segundos. Un candado minúsculo, apenas una quinta parte del que había antes ahí, metálico quedó en la palma de mi mano, lo apoyé en la mesita cercana con dos dedos y levanté la solapa metálica que componía el cierre.
Telas de diferentes texturas, un par de cadenas y demás detalles se presentaron al abrir el recipiente. Sujeté las hombreras con cadenas, su par de largas cintas y el traje en sí estirado. - Es mi traje de entrenamiento, el día que se me necesite llevaré esto puesto como lo he llevado alguna que otra ocasión. - Se dejaría ver una capucha doblada hacia la espalda, unas hombreras protectoras que se sujetan con cadenas y que llevan dos cintas en la parte de la espalda, casi hasta los gemelos. Una gema en el broche de la capucha, varios cierres siguiendo una línea recta en la zona del pecho y el abdomen y seguramente se percatase de que la entretela era muy elástica, y de que enseñaba el ombligo. Las mayas con el cinturón estaban aún en la caja, saqué sólo la parte de arriba.
Era otro pequeño gesto de confianza hacia él que esperé que entendiese. Poca gente había oído hablar de mí. No era una "heroína" conocida, y los que me conociesen como Celsit no sabían quién era. Estaba segura.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 2nd Julio 2014, 12:41
Sus palabras me animaron bastante, al igual que su tierno beso. Siempre intentaba creer que era así. Leroy había elegido ayudarme sabiendo las consecuencias de lo que podía resultar si luchábamos contra gente peligrosa. Pero una pequeña parte de mí siempre se culpaba por ello. Después de todo, yo tenía un factor de curación gracias al cual podía sobrevivir a disparos y cortes, pero Leroy no. Nunca imaginamos que pudiesen llegar a asaltar el orfanato. Pero así había sucedido, y en el fondo Sash tenía razón. Yo no podía haber hecho nada, y murió haciendo lo que creía correcto.
Cuando me dijo que él habría estado orgulloso por estar yo en la casa de una chica no pude evitar reírme, aunque sentí una pequeña punzada de vergüenza. Estaba en casa de una chica… ¡y menuda chica! Una de esas con las que te gustaría envejecer y pasar cada momento de tu vida. Para mí serían tantas cosas nuevas… Una relación, un abrazo de amor, un beso, mi primera vez en… En fin. Vale, yo también pienso en esas cosas. Pero para mí era algo muy íntimo y personal, y quería que fuese con alguien especial. Miré a Sash que me devolvió la sonrisa. Con ella… ¡Deja de soñar Plana! Sois amigos. Ella te ve como un amigo. Ella nunca… Suspiré. Con Sash todo era tan distinto, tan natural y tan precioso… ¡Pero alegra esa cara tío! Que nos estamos poniendo súper melancólicos.
- Creo que puedo enseñarte algo que te ponga de buen humor.
- ¡Sí por favor! A este paso acabamos llorando como condenados los dos aquí jajaja.- Se terminó la copa de vino y me cogió de la mano, llevándome a su cuarto. No pude evitar recordar la imagen de ella con la toalla corriendo en busca de su ropa. Me reí para mis adentros y suspiré. Qué vergüenza habíamos pasado. Pero no sé, lo guardé como una divertida anécdota que recordar algún día.- No alucines mucho ¿Vale? - Y se puso a rebuscar en su armario. Sacó una caja bastante grande que tenía una especie de cierre de hielo. Lo descongeló dejando a la vista un pequeño candado. Lo apoyó en la mesilla de noche. Abrió la caja y quedó a la vista una especie de traje. Cadenas, unas hombreras que parecían ser protectores, una capucha con rejilla… Desde luego era todo un traje para pasar desapercibido.- Es mi traje de entrenamiento, el día que se me necesite llevaré esto puesto como lo he llevado alguna que otra ocasión. -
- ¿Estás de coña? ¡Es una pasada! ¡Me encanta!- Lo toqué con delicadeza, admirando la obra que tenía ante mis ojos. Era muy bonito, y parecía bastante cómodo.- Yo también tengo uno, aunque está mucho menos elaborado. Básicamente es un traje de moto: una chaqueta con protectores y unos pantalones hechos de Kevlar. Muy ligero y flexible, y además transpira genial, lo cual siempre viene bien jajaja. Lo cambié un poco. Lo pinté de azul, negro y blanco, y le dibujé un pequeño átomo con unas gafas de sol detrás. No me tapaba el rostro, pero estoy pensando en hacerme un antifaz o algo por el estilo… Es una pena no tenerlo aquí conmigo. Me habría encantado enseñártelo.
Se me ocurrió una cosa que preguntarle, pero era algo muy muy personal. ¡Qué demonios! ¿Si no se lo preguntaba a ella a quién se lo iba a preguntar?
- Oye y… ¿Tienes algún tipo de sobrenombre? ¿Algo por lo que se te conoce, como por ejemplo "la chica de fuego y hielo"?- El tono humorístico se notó y me reí mientras le pasaba un brazo por encima de los hombros. Sabía que el alias era algo muy personal, así que decidí dar el primer paso.- Yo me llamo "Positrón", aunque muy pocos conocen ese nombre. Me conocen más como "El guardián de Ginebra". Me gusta o de "Positrón" de todas formas… Lo escogió Leroy. Él fue quien me sugirió tener un alias, un nombre por el que se me conociese para que mis enemigos me temiesen y mis aliados supiesen que alguien velaba por ellos. Sonreí. Dijimos un montón de nombres, y "Positrón" era de los que menos me gustaba. Pero decidí dejármelo en su honor y porque, al fin y al cabo, tenía gancho. Me puse algo más serio y la miré a los ojos con una ligera sonrisa.- Me gustaría que te lo pusieses para mí.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 2nd Julio 2014, 17:30
Pareció encantarle a primera vista. Él me contó más sobre su historia. Parecía que necesitaba más ser escuchado que tener historias que escuchar, y yo estaba dispuesta a ofrecerme sin dudarlo a oír todo lo que quisiese. Me describió su traje, parecía sacado de una película de los noventa muy estilo motorista niño-malo. Me hubiera gustado verle con ese traje.
A medida que iba contando su historia le sentía más y más cerca, y lo estaba. No me percaté hasta que dejé de mirar al traje. Una mirada a sus ojos, una a su sonrisa, sus manos, sus ojos otra vez. Estaba nerviosa. ¿Qué diablos...?
- Pues... Había un nombre aunque nunca me convenció del todo, no era nada épico ni nada parecido - escuché la historia de Positrón. Tenía chispa, era fácil de recordar y estaba relacionado con sus poderes. ¿Qué tenía el mío? -Yo soy Celsit, sin más. No es un nombre privilegiado ni mucho menos, pero me gustó en su momento - dije mientras me levantaba haciendo que el brazo que había apoyado sobre mis hombros se cayese sobre el colchón. No le contesté, simplemente di por hecho que lo haría si él me lo pedía. Me metí en el baño tras escuchar su sugerencia de ponerme el traje. Se me hizo una eternidad el tiempo que hacía que estaba guardado. Seguía en perfecto estado. O eso parecía. Me desnudé casi más rápido de lo que me puse el traje completo y en menos de un minuto estaba fuera, con todo bien ajustado, el ombligo al aire y la capucha cubriéndome el pelo y la mitad del rostro.
Me sentía bien, era lo más cómodo del mundo. Me miré a las manos. Una tela enganchada en el dedo corazón me cubría el dorso dejándome la palma libre, perfecto para manejar mis poderes. Estiraba los brazos, la espalda, me miraba el cuerpo... Estaba en mi tinta. Era fantástico. Una sensación de adrenalina invadió mi cuerpo y se generaron inconscientemente en mi mano izquierda virutas de escarcha y en la derecha la danza alrededor de mis dedos, casi como en la playa. Pero con más fuerza, más vigorosamente. Más todo. No podía parar de sonreír. Me miraba fascinada. Me sentaba como un guante y de verdad que nada me molestaba. Me sentía capaz de todo. Miré a mis pies para comprobar que tenía las mallas y las botas bien puestas. Sonreí a Plana directamente. Qué gustazo.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 2nd Julio 2014, 17:58
Celsit... Me encantó el nombre. Tras mi petición se metió en el baño y estuvo un ratito allí cambiándose. Yo me apoyé con los brazos por detrás en la cama. Era muy cómoda. Arqueé la cabeza hacia atrás, mirando al techo. Me alegraba de tener a Sash en mi vida. Era una buena chica. Había sufrido mucho y no recordar nada antes de los 13 era algo dolorosísimo. Pero eso se iba a acabar. Ya no más dolor, ni más soledad. Bueno a ver, no podía evitar que le doliese algo. Eso es imposible. Hay dolores imposibles de evitar. Pero la sensación de soledad, eso sí podía remediarla.
Abrió la puerta y se me iluminaron los ojos. Estaba preciosa, realmente espectacular. Su traje era increíble y le sentaba de maravilla. Las cadenas que cruzaban su pecho, las dos cintas que colgaban hasta los tobillos, el ombligo al aire... Era una pasada. Mi cara debió ser bastante descriptiva ya que ella tenía una sonrisa de oreja a oreja.
- Vaya, estás... ¡Estás impresionante Sash! Por cierto, sé que aquí los americanos no lo usáis mucho, pero Celsit... Es parecido a Celsius, una escala de temperatura poco usada aquí, pero que en Europa vemos mucho. No sé si serán casualidades de la vida, pero yo creo en las casualidades y en que todo ocurre por algo.- Me había levantado y estaba apoyado en el marco de la puerta, con una mano metida en el bolsillo. Tenía en la cara una sonrisa que debía expresar todo lo que sentía en ese momento.- Por cierto, me gusta tu nombre. Celsit. Aunque también me encanta ponerle motes al personal, o acortar los nombres para que sean más cariñosos y divertidos... ¿Qué te parece Cels? Sé que tu nombre es Sasha, vale sí. Pero Cels... no sé. Me gusta. Me recuerda lo que eres.
Entonces se me ocurrió una de las mayores locuras que podían ocurrirseme. Los ojos se me iluminaron y de un salto la cogí de las manos.
- ¡Cels! ¿Qué te parece si salimos ahí fuera a pelearnos con alguien? No en plan matones ni nada, ¡sino como héroes! ¿Hace cuánto no lo haces?- Quería hacerlo. Era algo que tenía que hacer con ella. No estaba muy seguro desde hacía cuanto no se peleaba con atracadores o violadores, y a juzgar por la cara que tenía cuando se puso el traje era posible que bastante tiempo.- Venga, ¿hace cuánto no haces una locura? ¡A mí me encanta hacerlas! Sólos, tú y yo, luchando contra cualquier idiota que se crea mejor que el resto. Y así podríamos probar nuestro dúo heroico. Quién sabe, lo mismo algún día acabamos juntos... Luchando quiero decir, codo con codo. En plan ¡amigos que lucha contra los malvados!- Me sonrojé un poco cuando dije lo de juntos. El subconsciente me la había vuelto a jugar. Ella y yo... Éramos tan parecidos y a la vez tan distintos. Podría funcionar... Pero no ahora. No estaba preparado. Nunca lo había estado, y no quería perderla por nada. Me dejé de idioteces y me separé un paso de ella, llenando mis brazos con electricidad azul.- Entonces, ¿te apetece dejarte llevar? ¡Basta ya de formalismos y de estar aquí quietos! ¡Salgamos a vivir una aventura! ¡Estamos en Nueva York! Seguro que alguien necesita a dos locos con ganas de hacer una locura.- Apagué mis brazos y le tendí la mano a la vez que le guiñaba un ojo, soltando una gran carcajada y ponía un tono de voz gracioso.- Celsit, ¿quieres vivir una aventura con el gran "Positrón"?
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 4th Julio 2014, 01:10
-Cels me parece bien. Ten en cuenta de no usarlo en público.. - apunté sin dejar de sonreír. Se quedó embobado mirándome. Sonreía con una calidez especial que me hizo sentir con la comodidad que necesitaba en ese momento.
¡Cels! ¿Qué te parece si salimos ahí fuera a pelearnos con alguien? No en plan matones ni nada, ¡sino como héroes! ¿Hace cuánto no lo haces?
No tanta comodidad.
Venga, ¿hace cuánto no haces una locura? ¡A mí me encanta hacerlas! Sólos, tú y yo, luchando contra cualquier idiota que se crea mejor que el resto. Y así podríamos probar nuestro dúo heroico. Quién sabe, lo mismo algún día acabamos juntos... Luchando quiero decir, codo con codo. En plan ¡amigos que lucha contra los malvados! - dijo antes de volver a sonrojarse. La proposición se impuso a que yo pudiese reaccionar por su sonrojo pensando en que quizá me quisiese.
¿Qué..? Me quedé sin palabras. No. Era una locura. Yo no podía. Sólo usaba mis poderes para cocinar desde hacía un tiempo y... El recuerdo me resultaba doloroso. Aunque mentiría si parte de mi corazón no me estuviese empujando a hacerlo.
Entonces, ¿te apetece dejarte llevar? ¡Basta ya de formalismos y de estar aquí quietos! ¡Salgamos a vivir una aventura! ¡Estamos en Nueva York! Seguro que alguien necesita a dos locos con ganas de hacer una locura.
Lo planteaba tan mágico, tan fantasioso... de película. La adrenalina empezó a invadir mi cuerpo.
Celsit, ¿quieres vivir una aventura con el gran "Positrón"?
¿Contigo? Donde sea ¡EH! AAAAAALTO ALTO ALTO ALTO AALTOOOOO.... ¿Qué acababa de pensar?
Mi corazón se aceleró por la proposición, el traje, la situación... mi pensamiento. Empecé a confundir la confianza que estaba depositando en Plana con otro tipo de relación, y no me hacía gracia. Él era mi amigo. Mi mejor amigo. No podía salir bien lo mires por donde lo mires. Necesitaba un poco de sensatez. Debía recordar que era el chico que se dejó atropellar por devolverle a una señora su bolso.
- Pero.. -
-¿Pero que? ¿Estás esperando a que toquen tu canción o algo? Preparados, listos, ¡ya!- y en ese momento me cogió de la mano y tiró de mí. El tren se puso en marcha y tenía que frenarlo o tirarme. Las cintas volaban hacia atrás impulsadas por el aire que generábamos y el trastabillear de mis pies deslizando por el parqué se camufló con la euforia del momento.
- No, no, no no NO NO ¡NO, Plana espera!- dije frenando en un pasillo devolviéndole el tirón. - Plana, yo...
No me soltó, todo lo contrario. Completó el gesto agarrándome las dos manos y mirándome, siempre tan preocupado, tan atento... ¿Hay algo que te preocupe? Intenté explicarme. -Hace mucho que no... Y yo... - interrumpí con un suspiro definitivo - Estoy oxidada y.. tampoco me ha tirado mucho el rollo super heroina por bien que me sienta ayudando a la gente... - dije desviando la mirada de sus ojos y dirigiéndola al suelo - No sé Plana.. - mi inseguridad se vio interrumpida por un calor único que rozaba mi mejilla para finalmente apoyarse. Su mano... acompañada de una de las mejores sonrisas que había recibido en mi vida. Ni mis estúpidas dudas fueron capaces de placar su energía.
-Tú déjate llevar, ¡que tú poder fluya por ti! Venga, ¡Vamos!- y volvió a tirar de mí aun sujetándome de las dos manos.
Estaba loco... Mi corazón subió el ritmo y pensé en esas sonrisas que tantas veces habían hecho que mi alma cambiase su compás y se sintiese acelerada. Me encantaba. Justo antes de llegar a mi puerta de salida tiré fuertemente de él. Y empecé a susurrar. Aún con la capucha bajada y una sonrisa de oreja a oreja que no me abandonaría jamás.
- ¡Por aquí! - dije acompañándolo de una risa melódica y cambiando las tornas, tirando yo de él. Mientras le llevaba al cuarto de invitados y le soltaba una mano para abrir la ventana. No era sensato salir por la puerta principal con un traje de heroína. Mejor por la escalera de incendios, que daba a un callejón estrecho en la que la única compañía fuese seguramente algún mendigo o precisamente, alguien que necesitase ayuda. Saqué una pierna intentando contener las pequeñas risas de los nervios y la emoción, aunque se me escapaban más de las que pretendía. Saqué mi cuerpo por fuera de la ventana haciendo ruido metálico al poner los pies en la escalera y al sacar a Plana casi a la fuerza perdí un poco el equilibrio y me apoyé prácticamente encima suya, contra el muro junto a la ventana.
¿Perdona, te he hecho daño? Me hubiera gustado decir. Pero en vez de eso me quedé petrificada, con el corazón a punto de salir de mi pecho. Estábamos muy cerca. Le miré a los ojos, luego a los labios. Realmente cerca. Se me aceleró la respiración. Volví a mirarle a los ojos.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 4th Julio 2014, 01:58
Lo estaba consiguiendo, ¡estaba funcionando! Cels había cedido, y como dos adolescentes locos que escapan de la casa, nos dirigimos a la ventana. Qué emocionante era todo, la adrenalina me recorría el cuerpo. Las cintas de Cels bailoteaban ante mí con cada paso que daba. Me fijé en que el traje le sentaba genial y que era algo ajustado. Me quedé algo embobado al ver su redondo culo reluciente debido al brillo del traje, provocando que casi me chocase con ella al llegar a la ventana. La abrió y salió primero, y cuando me estaba ayudando a salir, tropecé con algo dentro del piso a la vez que ella lo hacía desde fuera. Nos chocamos y yo me quedé apoyado contra la pared… Con Cels a escasos centímetros de mí. Nuestras caras estaban separadas por menos de tres dedos. Podíamos sentir el aliento del otro perfectamente. Las miradas nerviosas de los dos delató una escena un pelín incómoda, pero no en el mal sentido, al menos yo no lo sentí así. A esa distancia, me fijé en sus ojos y sus labios. Sus ojos eran de un verde intenso, con unas largas pestañas en las cuales podría haberme perdido. Y sus labios eran gruesos, carnosos, preciosos… Ahí, con toda la emoción del momento, la adrenalina que recorría nuestros cuerpos y la confianza que se respiraba, tuve ganas de besarla. Quería besarla, no lo negaré. Todos esos meses de amistad, de historias, de vivencias compartidas… Apenas habían sido cinco meses, y me parecieron años de repente. Empecé a sonrojarme, y antes de cagarla, decidí hablar.
- Emm Cels… Si no vamos con más cuidado vamos a salvar a muy poca gente esta noche.- Y reí para quitarle hierro al asunto. Ella se separó de mí algo sonrojada y yo me incorporé. No quería que hubiese tensión ni nada por el estilo, y dirigí mi mirada hacia arriba.- Ven, tengo una idea que te va a encantar.
La cogí de la mano y comencé a subir las escaleras a toda velocidad. Sabía que ella prefería bajar e ir por la calle, pero yo tenía otros planes. Mientras subíamos yo no paraba de reír, y sabía que ella se estaba preguntando qué demonios estaba tramando. Finalmente, alcanzamos la azotea. La cogí por ambas manos para ayudarla a subir y me separé un momento de ella. Miré a mi alrededor y encontré lo que buscaba. La miré con una gigantesca sonrisa.
- ¿Alguna vez has querido saber lo que se siente al volar?- Y la agarré con fuerza, situándola en mi espalda al modo caballito.- Agárrate muy fuerte, y disfruta del momento.
Era muy ligera, mucho más de lo que me esperaba. Mis músculos se tensaron con la electricidad y empecé a correr hacia el borde del edificio. Corría y corría y sentí como ella me apretaba con fuerza. Puse el último pie sobre el borde de la azotea, y salté hacia adelante con fuerza. Durante un par de segundos que fueron como horas, surcamos el cielo nocturno de Nueva York. Estábamos a más de veinte pisos de altura, y debajo de nosotros, los pequeños coches y viandantes llevaban su vida ajenos a lo que sucedía en el cielo. La gravedad tiró de nosotros hacia abajo, y me pareció escuchar un grito ahogado de Cels. Y sonreí.
¡PLAS!
Mis pies se apoyaron sobre un cable que unía su edificio con uno a unos cien metros de distancia, y comencé a surfear por él. Unos rayos azules recorrieron mis pies y el cable, y me incliné cogiendo velocidad. En una estela eléctrica comenzamos a subir poco a poco hasta alcanzar la azotea del otro edifico, ahora a veinticinco plantas de altura. Dí un fuerte salto y, sin dejar de correr por la azotea, me concentré buscando otro cable. A unos pocos metros a mi derecha, una serpiente azul se iluminó. Giré hacia allí y volví a hacer lo mismo, esta vez con una gran parábola hasta que alcanzamos otro edificio, esta vez a más de cincuenta plantas de altura. Tenía en medio una enorme antena de televisión, y con fuerza, me impulsé hasta agarrarme a ella.
- ¡Woooojooooo! Mola, ¿eh? ¡Y esto es sólo el principio!- Salté al vacío. Bajo nosotros, unos veinte pisos más abajo, había otra azotea. El viento nos golpeaba la cara en la caída. La sensación de caída al vacío era espectacular. En Ginebra los edificios no eran ni de lejos tan altos ni había cables tan largos para surfearlos. Aquello era una auténtica pasada, y estar viviéndolo con Cels era mejor aún. Cuando estábamos a punto de estrellarnos sin remedio contra la azotea, estiré mis manos y pies hacia ella, cayendo con total gracilidad y sin ningún rasguño. Como caer sobre un colchón. Ayudé a Cels a bajarse y le planté un enorme beso en la mejilla.
- Bueno, ¿qué te ha parecido?
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 4th Julio 2014, 02:47
Gracias a su sentido del humor se rompió esa... tensión. Mi corazón intentó relajarse pero eso era un crescendo inacabable. Estaba empezando a sentir algo... No podía. Quise prohibírmelo. Con todas las fuerzas que tenía. No salían bien esas cosas. Nunca. Volvió a repetir la escena, tirando de mí esta vez hacia arriba. ¿Arriba? ¿Qué diablos? ¿Volar? ¿Qué? Y saltó al vacío. Mis brazos se agarraron a él todo lo fuerte que pude. Temí haberle hecho daño. Cerré los ojos fuertemente pero... confié en él. Sonreí y un grito se quedó en nada cuando chocamos con algo. Abrí los ojos y pequeños destellos azules iluminaban nuestro camino. Estaba.. ¿deslizándose en los cables? Parecía estable, aunque daba pequeños tumbos que parecían estar integrados en el arte natural de esa magia. Era increíble. El corazón me gritaba "gracias" la mente se perdió. Sólo contemplé hiperactiva y en shock las vistas que me facilitaba. La de momentos especiales que él creó para mí... Tiñó mi ciudad de esperanza y luz al mismo tiempo que tatuó una sonrisa en mi rostro. Al aterrizar yo no sabía quién era ni dónde estaba. Tampoco me importó. Sólo sabía que quería conservarle el resto de mi vida.
- Esto por el susto - y mi mano se enredó en su nuca por la parte de atrás, dando un pequeño tirón en el pelo. - Y esto por todo lo demás - dije acercándome a él sin separar la mano de su nuca. Mis labios se posaron en su barba y noté su respiración en mi mejilla. Al separarme y abrir los ojos me di cuenta de lo cerca que estaba. ¿Le acababa de dar un beso en la comisura? QUÉ ME ESTABA PASANDO
La escena se interrumpió en un grito interrumpido que salía de uno de los callejones de al lado. Era una mujer. No... Me puse la capucha con rejilla y me asomé desde arriba al origen del ruido. Una mujer sola con un vestido y un bolso se arrinconó tratando de alejarse de dos hombres que la encerraban paso a paso. Uno de ellos llevaba el cinturón desabrochado. Cerdos... No me faltó mucho para bajar a toda prisa por la escalera de ese edificio. Merecían lo peor.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 4th Julio 2014, 09:40
- Esto por el susto - Y me tiró de los pelos de la nuca. Solté un "¡ay" con una enorme sonrisa en la cara.- Y esto por todo lo demás - Y me besó en la mejilla. Sin embargo, esta vez fue distinta a todas las demás. No fue un simple beso en la mejilla. Yo juraría que había rozado la comisura de mis labios. Nos quedamos un instante mirándonos. Maldita sea Cels, no me hagas esto. Sus precisos ojos verdes y sus labios me tenían totalmente embelesado. No podía dejar de mirarlos... Y un grito.
Fue un grito de mujer, desgarrador, que rompió la "tensión" que teníamos entre manos. Cels se colocó la capucha y nos asomamos por donde había venido el grito. Allí, a lo lejos, una mujer estaba siendo arrinconada por dos hombres. Malditos cabrones. Esperé que no fuesen violadores. Odiaba a los violadores tanto como a los asesinos. Ví cómo Cels comenzó a bajar a toda prisa por las escaleras de incendios, y la llamé y cogí por la mano.
- Eso que hemos oído suena a D.E.A. Si pretendes bajar treinta pisos por unas escaleras más te vale que seas muy rápida o la pobre ya no necesitará que la rescatemos cuando lleguemos. Sujétate bien.- Y la volví a poner en mi espalda a modo caballito. De un salto me impulsé al vacío, precipitándonos contra el suelo a gran velocidad. Era capaz de caer desde una altura de más de cien metros sin hacerme daño. Sólo tenía que aprovechar el campo electromagnético que podía generar para frenar mi caída justo antes de estrellarme contra el suelo. Unos segundos después, caímos a la espalda de los dos hombres que arrinconaban a la mujer levantando una pequeña nube de polvo a nuestro alrededor.
Estos no se inmutaron y seguían avanzando hacia ella con esas miradas lascivas y sonrientes en sus rostros. Cels iba bien tapada, y aunque yo tenía mi rostro totalmente descubierto no me importó. Nadie me reconocería allí. Llamé a los dos atracadores, provocando que se girasen hacia nosotros.
- Vaya vaya, ¿qué tenemos aquí? Los más machos del barrio, arrinconando a una pobre y asustada mujer... Seguro que vuestras madres están la mar de orgullosas de vosotros.- Ambos nos miraron con unas sonrisas asquerosas y socarronas. Para ellos, no éramos más que un par de veinteañeros, una de las cuales iba vestida con un traje ajustado y algo llamativo.- Si la chica ha dicho que no quiere bailar, es que no quiere bailar. Así que, ¿qué tal si os vais por donde habéis venido y así no tenemos que patearos el culo? Por cierto, se te va a escapar el pajarito.- Dije al tío que llevaba el cinturón desabrochado.
Los hombres rieron con fuerza, y uno de ellos sacó una larga navaja, moviéndola a toda velocidad en un absurdo intento de impresionarnos. Yo levanté lentamente una ceja. Pobres. Si eso era lo mejor que tenían podían ir dándose con un canto en los dientes.
- ¡Oh vaya! ¿Qué tenemos aquí? ¿Dos justicieros de la noche? Perfecto, un poco de diversión siempre viene bien. Incluso es posible que si os portáis bien, luego nos lo pasemos bien contigo preciosa.- Dijo mirando a Cels y pasándose la lengua por los labios. Yo ya había visto cómo se las gastaba Cels con los violadores, y no pude sino sentir pena por aquel pobre diablo. Hacerle ese comentario acababa de convertirlo en la prioridad absoluta de ella. La mujer miraba toda la escena desde el otro lado, aferrada a su bolso y con los ojos como platos, llorosos y asustados. Miré a Cels con una sonrisa y luego a los dos tipos.
- ¿Te quedas tú con el gordito? Creo que le gustas...- Intenté que Cels se sintiese en su elemento, que estuviese relajada. A mí no me importaba que me llenasen el pecho de balas, pero no quería que la hiriesen a ella por nada del mundo. Estaría a su lado por si la cosa se ponía fea, pero confiaba en ella. Una parte de mí se puso algo nervioso, como un niño que se encuentra en la puerta del salón la mañana de Navidad, expectante para ver qué regalos habían aterrizado en su casa ese año. Ver actuar a Cels para mí era un regalo, y deseaba disfrutarlo.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 4th Julio 2014, 13:41
Plana tenía razón, necesitaba la vía rápida y descendimos como si tuviese frenos naturales. Sus poderes eran fantásticos. Preferí permanecer en silencio y espectante. Él, como siempre, intentó el medio diplomático acompañado de su tan característico humor. Pero esa gente no solía escuchar, aunque debo admitir que lo de las madres fue un golpe bajo interesante. La rabia empezó a invadir mi cuerpo, los músculos se me contraían y cada palabra que escupían era un motivo más para querer hundirles la vida.
¡Oh vaya! ¿Qué tenemos aquí? ¿Dos justicieros de la noche? Perfecto, un poco de diversión siempre viene bien. Incluso es posible que si os portáis bien, luego nos lo pasemos bien contigo preciosa.
Je... ¿cómo?
El puto gordo se las daba de listo con su navajita de juguete y su actitud prepotente. Se relamió. Me repugnaba.
-¿Te quedas tú con el gordito? Creo que le gustas... -
Mi pistoletazo de salida. Preferí responder con mis actos. Eché a correr los tres metros que había entre esos imbéciles y nosotros. Mis sentidos se agudizaban, notaba choques de frío y calor por todo mi cuerpo. Se me erizó el bello y se me plantó una sonrisa en los labios. Era diferente... podría decirse que incluso con cierto toque de placer. Apoyé mi mano derecha de lleno en su entrepierna dando una palmetada en sus partes preciadas.
- Uh, me gustan rudas... Tranquila, ya tendremos tiempo pa- y hasta ahí.
-La verdad, yo soy más.... - Los segundos necesarios para hacer que se abriese de piernas mientras notaba cómo sus tan apreciados genitales se rodeaban de cristales de hielo cortantes y punzantes. Fría-
Empezaría a sangrar en cuestión de segundos y las quemaduras del hielo reducirían la piel de su escroto a casi un tercio de su tamaño. Ojalá le reventasen. Aprovechando la apertura dolorosa de piernas que tan inevitablemente estaba sufriendo mi rodilla fue a parar con todas mis fuerzas en el perineo. Dejó caer la navaja al suelo y mientras decoraba el ambiente de ciudad con un grito desgarrador se desplomó con su gigantesco peso. Haciendo retumbar parte de la basura del callejón. Imbécil.
Vi a la mujer, pareció estar más tranquila. Seguía muy alterada y utilicé mis poderes de manera sutil para que no huyese de mí. No dudé de que Plana se estaba encargando de la otra sabandija y aproveché para acercarme a ella. Puse una de las palmas de mi mano ligeramente más caliente y se la tendí. El calor siempre provocaba sensación de comodidad.
- Tranquila, sólo queremos ayudarte. Ya estás a salvo. -
Agradecí que me convenciese a salir. Habíamos hecho algo maravillosamente hermoso. Y me había sentado de maravilla.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 4th Julio 2014, 14:12
Vi cómo Cels se avalanzó sobre aquel pobre desgraciado. El grito que profirió no fue nada agradable, y preferí realmente no saber qué le había hecho. El otro tipo miró a su compañero y luego me miró a mí, mientras daba unos pasos hacia él.
- Bueno pues... Parece que se ha quedado buena noche, ¿no te parece?- Seguía andando hacia él, con las manos en los bolsillos, aparentando naturalidad. En un abrir y cerrar de ojos, sacó una pistola y me metió tres tiros en el pecho. El punzante dolor me llegó al alma y di un par de pasos hacia atrás.- ¡Joder! ¡Qué manía con sacar la pistola a la mínima de cambio!
Las balas salieron de mi pecho, cayendo y rebotando contra el suelo. El tío las miró y me miró con la mano temblorosa. Volvió a dispararme, pero esta vez saqué mi escudo eléctrico que frenó las pequeñas balas, y luego le lancé un potente rayo azul que impactó en su pecho, disparándole contra la pared y dejándolo inconsciente. El gordo estaba tirado a mi lado, y vi a Cels junto a la mujer. Me acerqué a ellas y posé mi mano con delicadeza en el hombro de esta.
- No se preocupe, ahora está a salvo.- No era la primera vez que salvaba a una chica de ser violada, así que tan sólo posé mi mano sobre ella para luego quitarla lentamente con una sonrisa. El impacto ante la amenaza solía ser muy fuerte, y dejé que fuese Cels quien se encargase de animarla y consolarla. La mujer sollozó con fuerza, y unas lágrimas salieron de sus ojos, mientras balbuceaba un casi imperceptible "gracias". Me dirigí a la salida del callejón y comprobé que no había moros en la costa. No quería que viesen a Cels así vestida ya que podía levantar sospechas.
Volví hasta donde estaban los dos tipos y los cogí, arrastrándolos hasta la acera, donde los dejé apoyados contra una farola. Un curioso viandante miró la imagen y me miró extrañado. Le sonreí y le dije que avisase a la policía, que esos dos indeseables habían intentado violar a una pobre mujer. El tipo se alejó de mí, pero pude ver para mi alegría cómo sacaba un teléfono y marcaba un número. Revisé el callejón buscando cámaras o algo por el estilo. Nada de nada. Y luego vi unos cables anchos que bajaban desde la azotea del edificio de en frente del cual habíamos bajado. Me concentré y vi una serpiente azul subir a través del cable.
Cels venía con la mujer, la cual ya parecía encontrarse algo mejor. Con una sonrisa y una leve reverencia me despedí de ella y luego miré a Cels.
- ¡Vamos! Tenemos que irnos.- Y la volví a coger a caballito. Me acerqué a ese gran cable y mis manos se llenaron de electricidad. Me agaché como cogiendo impulso para saltar y, con un mar de rayos y luces, subimos disparados como si fuese un ascensor a través del cable. Llegamos a la azotea, algo más alta que la anterior. Cels bajó de mi espalda, y la cogí por las manos con una enorme sonrisa.- Siento que fuesen dos... Ya sabes. Sé tu odio hacia ellos y lo que te repugnan. Pero lo que has hecho no sólo ha sido increíble y genial, sino muy valiente... Estoy muy orgulloso de ti Cels.- Y, tras retirar la rejilla, besé su frente.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 4th Julio 2014, 20:44
Estaba asustada, no quería nada de contacto y en sus ojos se reflejaba el miedo. Cuando él le apoyó una mano en el hombro la señora se sobresaltó.
-Calma.. tranquila. - y le sujeté una mano con dos mías. La mano que estaba arriba soltó un destello rápido de color azul y me volví a poner en la espalda de Plana dejándole una escultura de un corazón de hielo azul a la mujer.
Me llevó de nuevo a una azotea. La verdad es que era una de las mejores sensaciones que había sentido antes. Había salvado a una inocente, le había dado una lección a esos tíos que seguramente no volviesen a intentarlo. Recordé los disparos que antes me habían hecho taparme las orejas como en un impulso.
Siento que fuesen dos... Ya sabes. Sé tu odio hacia ellos y lo que te repugnan. Pero lo que has hecho no sólo ha sido increíble y genial, sino muy valiente... Estoy muy orgulloso de ti Cels
Le levanté la camiseta a toda prisa con los ojos como platos. Me daba igual lo que él pensase, necesitaba verle el pecho. Recordaba lo de su regeneración pero... No era algo a lo que una se acostumbre fácilmente. Vi que al igual que el día que nos conocimos, el único rastro de balas era el que quedaba en el algodón de la camiseta. Suspiré aliviada apoyándome una mano en el pecho antes de recolocarla junto a las suyas.
- ¿Valiente? Ha sido.. Divertido, excitante, reconfortante...Increíble - le miré en los ojos con una sonrisa inconsciente en mis labios. Él... desde que llegó no había parado de aportarle color a mi vida. El estampado de amnesia y soledad se vio teñido de un azul característico del loco que no paraba de romper mis barreras a cabezazos. Liberé una de mis manos para apoyarla en su mejilla izquierda y acercándole su rostro a mí le di un beso en la mejilla, intentando alejarme del beso peligroso antes regalado. Me quedé mirándole a los ojos mordiéndome el labio de abajo con una sonrisa. Empezaba a sentirme muy cómoda a su lado. Podía ser yo sin tapujos, sin aparentar... Y esa sensación era algo que no se podía comprar. Él había sido la única persona que había conseguido hacerme sentir tan segura.
- ¿Quieres volver al piso o quieres seguir? - Era la primera hora de madrugada y yo estaba feliz. Eufórica y con el sabor de la adrenalina en mi paladar. Era consciente del riesgo que corría pero creo que fue entonces cuando comprendí que me las sabía apañar mejor de lo que creía.
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 4th Julio 2014, 21:20
Cuando estuvimos en la azotea, lo primero que hizo fue levantarme la camiseta. Supuse que buscando heridas de bala. Para mí era algo totalmente normal, pero entendía que para el resto de gente ver como alguien acaba de ser disparado varias veces en el pecho y al cabo de segundos está como nuevo debía ser algo muy impactante. Tras apoyar su mano sobre mi pecho dejó caer la camiseta de nuevo y me cogió de las manos. Le sonreí.
- Tranquila, hace falta algo más que unas simples balas para matarme.
- ¿Valiente? Ha sido.. Divertido, excitante, reconfortante...Increíble - Y luego me besó la mejila con ternura mientras me sujetaba la otra con la mano. Parecía feliz, alegre, como si acabase de liberarse de una pesada carga que llevaba años guardando. Tal vez era eso lo que necesitaba. Salir una noche a vivir una aventura. Sabía que debido a su tienda solía estar de trabajo hasta arriba, y que tenía que madrugar mucho. Mi metabolismo me permitía algunas veces dormir menos de lo que una persona normal necesitaría, de manera que muchas veces, especialmente los días donde dormía en Ginebra, dormía entre tres y cinco horas. Gracias a esto, podía llevar un ritmo de vida más activo en el sentido de poder tener tiempo para luchar contra el crimen y demás.- ¿Quieres volver al piso o quieres seguir? -
- ¿Volver al piso? ¿Estás loca? ¡Si la noche no ha hecho más que empezar! Además, hacía mucho que no nos veíamos. Y no pienso irme a dormir ni de coña.- Era cierto. No solo no tenía sueño, sino que además estar junto a ella era lo mejor. Hacía meses que no nos veíamos, y todavía había tantas cosas que quería probar con ella de sus poderes… Para mí era un nuevo mundo que se abría ante mí, un horizonte con infinitas posibilidades.
Me separé de ella un momento y pensé. Me percaté de una cosa que me había llamado la atención de nuestra pelea con los atracadores. La miré con una mano en la boca, pensativo, pero con una sonrisa.
- Oye Cels, no he podido evitar fijarme en que cuando ibas a dejar fuera de combate al tipo gordo ahí abajo has saltado sobre él. Yo al otro lo he dejado fuera de combate disparándole unos rayos, pero tú… Quiero decir, controlas el hielo y el fuego, pero no eres capaz de lanzar una llamarada o unos carámbanos de hielo, ¿verdad?
- Lanzarlo no... puedo utilizar las temperaturas de todo cuanto me rodea. Prender mi mano o hacer pequeñas piezas de hielo.
- Mmm eso podría servir…- Me alejé varios metros y me volví hacia ella.- Si no puedes atacar a alguien a distancia puedes tener debilidad contra los disparos y demás. Yo por ejemplo puedo atacar a distancia gracias a mis rayos, y para los combates cuerpo a cuerpo sé algo de defensa personal. No soy ningún tipo de karateka ni nada por el estilo, pero sé parar los golpes. Y también tengo "El Catalizador". Una barra metálica con forma de un diapasón que me sirve para arrear a mis enemigos. Lo tengo en el hotel. No pensaba que fuésemos a salir a la aventura, sino te lo enseñaría. Tu debilidad por tanto son los ataques a distancia. No sé qué tal serás lanzando cosas, pero prueba a crear un carámbano o algo por el estilo de hielo y lánzamelo para golpearme. ¡Venga! Y nada de ñoñerías, ¿eh? Ya sabes que no puedes hacerme daño, ¡así que quiero que apuntes bien y tires a dar! ¡Oh, espera!- Me quité la camiseta dejando mi pecho desnudo.- Ya me la han agujereado bastante las balas, y le tengo algo de cariño a esa camiseta.- Le sonreí. Quería que se sintiese calmada, y quién mejor para probar su puntería que conmigo. Después de todo, si conseguí acertarme me regeneraría al instante.
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Sasha Triger Marvel Universe
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 4th Julio 2014, 22:06
Tras confirmarle lo que él tan fugazmente había deducido quiso ponerme a prueba. No quería herirle, pero confiaba en él lo suficiente como para saber que le gustaría mas a él verme que a mí ponerme a prueba. Está bien... Puse mi mano izquierda hacia arriba y con la derecha, con el dedo índice, corazón y anular tensos dibujé del tirón sobre la palma tres líneas que dibujaron a su petición finos carámbanos de hielo esculpido con forma de espiral, terminados en punta. Estaba dispuesta a enseñar el máximo de lo que era capaz. Lo que podía hacer.
- ¿Quieres que lo de todo?,¿Estás seguro?- quise asegurarme antes de concentrarme.
- ¿Has acabado ya? ¡Venga, dale caña! ¡Dame con todo lo que tengas Cels! -
Ojojo... Qué momento. No le había contado que había estado en la escuela de circo. Había estado tres años. Pero era lo único que hacía, así que aprendí bastante de todas las magias que enseñaban. Incluyendo lanzar cuchillos, y esto no era muy diferente. Por las noches mientras dormían yo aprovechaba para aplicar mis poderes a las artes que me enseñaron. Seguí con las manos colocadas como antes. Si algo te enseñan es metodología y técnica. Y paciencia.. repetir y repetir y repetir hasta conseguirlo. Cerré los ojos y rememoré todas las enseñanzas. La calma, la concentración, el ser consciente de tu cuerpo. Con la mano derecha cogí dos de los fragmentos situados a los lados de mi dedo corazón y en la mano izquierda, entre el índice y el pulgar se quedó el último. Respiré hondo, tensé mi cuerpo y abrí los ojos. Visualicé su cuerpo preparado y en un baile rápido y confuso, casi como estar envuelta en una espiral lancé el primero, cristal izquierdo a su rodilla derecha. Un giro de tobillo que hace girar mi cuerpo entero. Extendí mi brazo derecho para lanzar los otros dos a la vez. Uno iría directo al esternón, el otro chocaría contra el botón de su vaquero y caería haciendo un ruido repetitivo hasta que dejase de vibrar. Con un último giro, y seguida de las cintas de mis hombros frené volviendo a quedar frente a él. Con una sonrisa y la respiración ligeramente acelerada sonreí. Satisfecha. Había acertado. En cuatro segundos y medio.
- Ahora.. ¿nos lo tomamos en serio o quieres probarme ? - dije mientras estiraba la espalda con media sonrisa de satisfacción en el rostro y los brazos cruzados.
No pensé que me lanzaría a hacerle algo así. Me importaba mucho y le tenía mucho aprecio y cariño como para hacerle daño. Pero él me lo había pedido y la adrenalina me hizo dar el salto.
No estaba tan oxidada como creía.
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Planaria Glámez
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Tema: Re: Bienvenido a la gran manzana [Planaria] 4th Julio 2014, 22:37
Vi como generaba tres pequeñas figuras de hielo, afiladas. Las movió lentamente en las manos y me miró. Yo estaba preparado para lo que viniese. Vi como cerraba los ojos y se concentraba, respirando profunda y lentamente. Seguramente había probado algo, pero desde luego lo que sucedió me pilló totalmente por sorpresa. Con un rapidísimo movimiento, me clavó el primer fragmento en toda la rodilla derecha. Bien era cierto que podía sanar prácticamente cualquier herida mortal, pero eso no quitaba que sintiese dolor. Una punzada fría y terrible me recorrió el cuerpo en un instante. Iba a gritar cuando sentí dos nuevas punzadas frías en el borde del pantalón y en todo el esternón.
- Ahora.. ¿nos lo tomamos en serio o quieres probarme ? - Dijo con una sonrisa mientras arqueaba la espalda hacia atrás.
- ¡JO… DER CELS! ¡COÑO! ¿NO CREES QUE CON UN SIMPLE "YA LO HABÍA PROBADO ANTES" HABRÍA VALIDO?- Y me saqué el fragmento del esternón, mientras el pequeño agujero se cerró.- Vale que me cure, pero no deja de doler.. ¡AY JODER!- Saqué el fragmento del pantalón, viendo cómo había perdido el botón del mismo. Me agaché y saqué el de la rodilla, con algunas lágrimas en los ojos. Dejé caer los tres trozos al suelo con la mano temblorosa mientras los dos agujeros se cerraban a toda velocidad. Esperé a que el de la rodilla se cerrase del todo y comencé a caminar hacia ella.
Mi paso se hizo dificultoso, y no entendí por qué. Estuve a punto de tropezarme. Entonces vi su cara. Era una mezcla entre estar a punto de estallar de risa y la más profunda de las vergüenzas.
- ¿Qué?- Miré hacia mis pies y lo entendí. Al agacharme para quitarme el trozo de la rodilla y tras perder el botón del pantalón que abrió tb el cinturón, la cremallera se me había abierto, y los pantalones se me habían bajado hasta la rodilla, dejando a la vista esos largos calzoncillos blancos con corazones rojos. Aunque si había algo rojo en esa azotea en ese momento era mi cara. Me agaché a toda velocidad para subírmelos, pero los nervios me traicionaron, provocando que perdiese el equilibrio y estuviese a punto de caerme de morros contra el suelo. Me levanté a toda prisa mientras estiraba una mano hacia Cels con la palma abierta.- ¡No mires, no mires, no mires, no mires, no mires, no mires!- El karma se había cobrado su deuda. En su piso fui yo quien la vio en una situación vergonzosa. Ahora le tocaba a ella verme a mí.
Me abroché el cinturón, el cual ahora tenía un nuevo agujero, y me subí la cremallera. Quería morirme de la vergüenza. Me acerqué a mi camiseta y la recogí, poniéndomela. Me giré hacia Cels y abrí la boca para soltar algo, terminando en ambas mejillas hinchadas y un resoplido al desinflarlas.
- Bueno, me habías visto en bañador antes, no ha sido para tanto, ¡digo yo! Eso no quitaba la vergüenza que todavía me recorría. Supuse que ella debía estar partiéndose de la risa. Pero no quería desviar la atención del tema principal. Su impresionante lanzamiento de cuchillos de hielo.- Por cierto, has lanzado esos fragmentos de hielo con una precisión milimétrica… ¿Has estado en el ejército o algo antes? Porque si has aprendido eso por tu cuenta en casa, déjame que te diga que es más que impresionante. Y perdóname, tal vez debería haberte preguntado si sabías defenderte a distancia en lugar de dar por hecho que nunca lo habías probado.- Avancé hasta ella y apoyé una mano en su mejilla y con la otra le cogí de la cintura… Espera, ¿QUÉ? ¿ESTABA REALMENTE MI MANO EN SU CINTURA? ¿Qué demonios?- Ya es como la cuarta vez que me sorprendes en lo que va de noche. Estás empezando a cogerle el gustillo me parece a mí...- Y sonreí.
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