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Who the Hell is Bucky? (Steve Rogers, Winter Soldier) [25/06/2019]
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Steve Rogers Marvel Universe
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Mensajes : 40 Fecha de inscripción : 27/05/2021
Tema: Who the Hell is Bucky? (Steve Rogers, Winter Soldier) [25/06/2019] 15th Junio 2021, 16:22
WHO THE HELL IS BUCKY?
Helicarrier de S.H.I.E.L.D - 06:30 A.M- 25/06/2019
Había algunas cosas que aún sorprendían a Steve Rogers incluso después de tantos años tras el despertar de su involuntario sueño criogénico; Que un perrito caliente costase más de tres pavos; Que los “Mets” hubiesen ganado tres series mundiales; Que Nicholas Cage tuviese un Óscar… y que esas ciclópeas fortalezas de metal que eran los helitransportes de SHIELD pudiesen mantenerse en el aire con cientos de tripulantes a bordo. El capitán inició su camino por aquel intrincado dédalo de pasillos y oficinas, saludando con un marcial gesto de cabeza a cada uno de los atareados técnicos y agentes que deambulaban por el lugar con agitada presteza. Muchos de ellos, sobre todo los nuevos, aún parecían más inquietos frente a la imponente figura del Capitán América, y era con ellos con quien mayor cortesía demostraba. Nunca se acostumbraría a que personas que habían dedicado su vida al mantenimiento de la seguridad internacional se cuadrasen y perdiesen el temple frente a él. En opinión de Rogers, los méritos de esos hombres y mujeres nada tenían que envidiar a los suyos, y aún así el peso de la leyenda parecía ser demasiado grande. Puede que incluso lo fuese también para él. Steve jamás quiso ser famoso, ni venerado, ni un símbolo de la nación. Sólo quiso servir a su país en un momento en que parecía lo más urgente y correcto. Lo que no sabía es que el servicio activo se prolongaría mucho más de lo esperado y que, en vez de servir a un país, debería servir a toda la humanidad. Esa última parte, era la que mejor llevaba del trabajo. Otras, como tener que encararse con Nick Furia, las llevaba un poco peor.
- Capitán Rogers- saludó el director de SHIELD con su característica voz de trueno. El gran hombre había apagado una decena de monitores mientras giraba sobre su silla para encarar al capitán. Su expresión, como de costumbre, hacía a cualquiera pensar que sería capaz de desintegrar a una persona sólo mirándole con ese vivaz ojo suyo, así como dar gracias de que sólo tuviese uno. A la espera de respuesta, Furia se acercó a los labios una negra taza con el emblema de SHIELD impreso y que olía a todo menos a café.
- Director Furia- respondió Steve con un movimiento de cabeza- Un poco pronto para empezar a beber ¿Verdad?
- Depende de a qué hora empiecen sus días Capitán- continuó Furia tras un largo trago del contenido de la taza. Steve pensó que, incluso con su sobrehumana tolerancia al alcohol, él mismo sería incapaz de dar uno similar- Ser director de SHIELD es como ser el papa, la reina de Inglaterra y el presidente de los EEUU a la vez. Y, hablando del rey de Roma, no es que la elección de Luthor esté facilitando las cosas precisamente.
- SHIELD es una organización internacional, el presidente de una única nación no debería suponer tanto inconveniente.
- Pensando así, no me extraña que salga sonriendo en todas las fotos- Steve bajó la cabeza, no sonreía en “todas” las fotos- ¿Los delirios del presidente de una de las naciones más poderosas del planeta no son un inconveniente? Ese calvo de los cojones está meneando el avispero como si quisiera que todas las abejas salieran a picarnos en el culo- Furia señaló al capitán con el dedo índice- Y antes de que diga una mierda, yo soy calvo por elección.
- Es la voluntad de los votantes- replicó Steve sin mucho convencimiento.
- Entonces los votantes son idiotas- sentenció Furia.
- Es el precio de la democracia- siguió Rogers con aún menos convencimiento.
- Ya…-espetó Furia entre risas- Póngalo en una jodida camiseta, capitán. Bueno, dejemos el asunto por el momento. No creo que haya venido hasta aquí para hablar conmigo de política.
- No- dijo rápidamente el capitán- He venido para hablar sobre Tony Stark.
- ¿Le ha vuelto a cambiar la pasta de dientes por tabasco?- preguntó Furia haciéndose el loco.
- Eso sería un auténtico acontecimiento, dado que hace meses que nadie sabe nada de él.
- ¿Ha preguntado en “objetos perdidos”?
- Nadie tiene ni la más mínima idea de dónde se encuentra uno de los hombres más ricos y famosos del planeta y… ¿Quiere hacerme creer que no ha hecho ni un solo esfuerzo por encontrarlo?
- Si Stark quiere desaparecer del mundo ¿Qué demonios quiere que haga yo? ¿Pongo su foto en los cartones de leche? ¿Voy preguntando por él en las licorerías?- eso último había sido un golpe bajo.
- Quiero que me diga qué sabe del paradero de Tony Stark y, antes de otra réplica mordaz, tenga la bondad de no tomarme por tonto. En SHIELD no se pierde un clip sin que usted lo sepa, así que no me haga creer que un Vengador puede desaparecer, incluso aunque haya sido por voluntad propia, sin que monitorice su posición a cada segundo del día.
Furia se quedó un rato en silencio, dando pequeños sorbos de su taza de café, rehuyendo con la mirada a Steve.
- No sé dónde está- respondió Furia finalmente.
- No le creo.
- Crea lo que quiera- sentenció el director de SHIELD con su ojo sano bien clavado en los de Steve.
- Muy bien, supongo que tendré que buscarlo por mis propios medios- suspiró Steve mientras se giraba para abandonar la sala- Gracias por nada.
- Usted no va a ninguna parte Rogers- dijo Furia autoritario.
- ¿Perdón?- se giró Steve con incredulidad.
- No, no le perdono una mierda- Furia se había levantado de la silla y estaba visiblemente cabreado- ¿Cree que voy a permitirle deambular por ahí buscando a su amiguito con la que tenemos encima? No, va a mantener ese marmoleo trasero suyo quietecito a la espera de órdenes concretas o le juro que sabrá que mi nombre es Furia cuando mi venganza caiga sobre usted.
Steve se quedó un rato inmóvil, mirando con impotencia la airada imagen del director de SHIELD. Tras unos segundos de meditación, volvió a girar sobre sí mismo y encaró la puerta de nuevo.
- Buenos días, director Furia.
…
Helicarrier de S.H.I.E.L.D - 06:45 A.M- 25/06/2019
Steve sabía que tenía muy poco tiempo. Trató de aparentar naturalidad ante la miríada de agentes que deambulaban de un lado para el otro por el helitransporte, ocultando la urgencia y la rabia impotente provocada por la conversación con el director de SHIELD. Furia podía ser muchas cosas pero, desde luego, no era ningún imbécil. Sabía que contaba con tan sólo unos minutos antes de que se cancelases todos sus permisos y, pese a ser quien era, era consciente de que ni siquiera él tenía autorización para acceder a ciertos niveles del archivo.
Con rapidez felina, Rogers se introdujo en una de las numerosas salas de tratamiento de datos del helitransporte, saludando con la mano a los miembros de seguridad que, a lo que parecía, aún no habían sido alertados de las intenciones de su capitán. Siempre cabía la posibilidad de que lo de Furia no fuese más que un cabreo pasajero pero, si lo conocía bien, la alternativa era mucho más probable. En la sala principal tan sólo una de las técnicos presionaba con ansiedad los botones de su teclado. Se trataba de Shirley Ramírez, una mujer bastante experta y dedicada. Steve la conocía bien, siempre era la última en marcharse durante la pausa para el café, siempre era la que más horas echaba. Necesitaba a Shirley.
- Buenos días señora Ramírez- saludó con cortesía el capitán, inclinando un poco la cabeza.
- ¡Capitán Rogers!- respondió ella levantándose de la silla como un resorte. Steve no pudo más que sonreírse ante el gesto.
- Llámame Steve, por favor, que ya son muchos años ¿Te importa que te llame Shirley?
- Cla… claro que no capitán Rogers… digo, Steve ¿Necesita algo?- siguió ella temblando como un flan.
- Lo cierto es que sí, Shirley. Furia quiere que revise unos archivos, ya sabes, papeleo de alguna misión que ni siquiera recuerdo. El hecho es que… bueno, esto es bastante embarazoso…. He olvidado las claves y, he de reconocerlo, todavía soy un auténtico negado con estos trastos ¿Te importaría acceder al sistema por mí? Me harías un gran favor- terminó con la mejor de sus sonrisas “De foto”.
- Por… por supuesto señor capitán… digo… señor Rogers, digo… Steve. Si fuese capaz de indicarme…
Steve se sentó junto a la técnico y, con una precisión bastante alejada de la inexperiencia que fingía tener, fue guiando a Shirley por el intrincado laberinto informático en busca de los archivos que deseaba.
- Señor… perdón. Steve… En dos semanas es el cumpleaños de mi hijo y bueno… A él le haría mucha ilusión… SI no es molestia eh, sé que es un hombre ocupado. Pero si usted...
- Si no hay ninguna amenaza para la paz mundial ese día estaré encantado de asistir- dijo Steve sin perder la vista de la pantalla. Acto seguido señaló el monitor- Ahí, están los documentos que busco.
- Señor… para acceder a ese nivel necesita autorización del director Furia- dijo Shirley dubitativa.
- Sí, acabo de estar con él- en eso no mentía- Puedes llamarle para confirmar, aunque te aviso, cuando lo dejé estaba de un humor de perros…
- Menuda novedad…- respondió ella con una sonrisa irónica- No se preocupe capitán, tengo su palabra. Si ya no nos podemos fiar del Capitán América… ¿Qué nos queda?
Aquello sentó a Steve como una auténtica bofetada pero, en este caso, se dijo que el fin justificaba los medios. En cualquier caso, tenía que apartar de allí a Shirley, no sólo por lo que tenía que hacer sino también para exculparla en caso de que Furia se pusiese como una fiera y buscase responsabilidades.
- Creo que ya puedo seguir desde aquí- dijo Steve sonriendo- ¿Por qué no vas a tomarte un café con el resto de compañeros Shirley? Tienes pinta de llevar aquí muchas horas. Ya te aviso yo cuando termine.
- ¿En serio?- preguntó ella ya con la cartera en la mano. Era más que evidente que necesitaba aquel pequeño respiro- Si tiene cualquier duda.
- Iré como un rayo a buscarte, no te preocupes.
Cuando la técnico se hubo alejado lo suficiente, Steve comenzó a navegar en lo más profundo que aquel insondable mar de información clasificada. Rápidamente introdujo las palabras "Stark, Anthony” en el ordenador y echó un vistazo rápido por los innumerables archivos relativos al empresario. Aunque no tenían nada que ver con su búsqueda, no pudo evitar echar un vistazo a alguna de las fotografías del Tony niño que estaban allí archivadas. Era tan extraño ver a Howard mucho más mayor que él mismo en compañía de su esposa y de ese polvorilla que, en el futuro, sería uno de los mayores defensores de la tierra. Pero no había tiempo para devaneos nostálgicos, tenía un objetivo claro que cumplir.
Cuando al fin llegó a la fecha en que se tuvieron las últimas noticias de Stark, Steve sintió un repentino vuelco al corazón. Habría esperado una miríada de archivos, imágenes, localizaciones… Puede que Furia estuviese diciendo la verdad, con fecha posterior a la última aparición pública de Tony… allí no había nada. Steve no se dio por vencido, era incapaz de concebir que su amigo hubiese desaparecido sin más de la faz de la tierra. Usó todos los conocimientos sobre informática que había adquirido para buscar cualquier indicio del paradero de Stark. Se trataba de un detective buscando rastros en una escena del crimen digital. Tras una búsqueda exhaustiva, Steve pudo constatar que, aunque no existiesen archivos, eso no implicaba que nunca los hubiese habido. Aunque eran irrecuperables, la huella digital de varios ficheros posteriores al último avistamiento de Tony aún permanecía en el sistema. Esto ya era un indicativo más que evidente de que algo extraño estaba pasando. Sin embargo, Furia no era muy amigo de eliminar la información, más bien todo lo contrario. Los ficheros habían sido borrados, tratando de que no quedase ningún rastro de su existencia, pero a día de hoy eso era casi imposible. De hecho, Steve estaba seguro de que si esos documentos hubiesen sido borrados por voluntad de Furia, él habría sido completamente incapaz de notar su ausencia. Este era un trabajo externo, lo que no eliminaba la posibilidad de que Furia supiese que los archivos habían sido eliminados. Eso era lo que más le escamaba, que Furia no compartiese con él que la seguridad de SHIELD había sido comprometida.
Steve siguió buceando, aplicando todo lo que le habían enseñado en materia informática, usando cada pequeña trampa que había aprendido de Nat. Irse con las manos vacías no era ninguna opción. Se rehusaba a permitir que su amigo permaneciera desaparecido por ser un maldito fósil anticuado, como no dejaban de recordarle.
Al fin, tras un buen rato de búsqueda, Steve pudo dar con un hilo del que tirar. Algo… extraño, una especie de “resorte” oculto entre el código del archivo, un mensaje en una botella virtual. Era imposible que aquello no fuese intencionado, alguien había dejado aquello deliberadamente para que alguien lo encontrara, pero teniendo cuidado y previsión, tratando de dejar su rastro bien cubierto ¿Un mensaje para Furia?
Una vez pudo activarlo comprobó que se trataba de una grabación de seguridad. La calidad era mala, tanto de vídeo como de audio. El plano era errático y bamboleante, como si se tratase de una de esas cámaras que las fuerzas de seguridad llevaban en sus cascos para grabar sus intervenciones. Una respiración rápida y entrecortada seguía el juego de unos pasos igualmente veloces y agitados. Los gritos y los disparos acompañaban como música de fondo de aquella huída en plano secuencia. De pronto, un hombre se precipitó contra la pared frente a la cámara, veloz como una bala. El pasillo delantero estaba lleno de casquillos, golpes y salpicones de sangre.
Pero el llamado de ese hombre fue inútil. Una sombra humana, indistinguible por el bamboleo de la cámara y la baja definición, apuntó con una pistola y la grabación terminó abruptamente tras un rápido y certero disparo.
¿Qué demonios era aquello? ¿Contra qué luchaban esos agentes?
Steve Rogers se levantó de la silla con el corazón en un puño.
Súbitamente recordó que, en ese tipo de operaciones, los hombres llevan la cámara insertada en el casco.
Justo en la cabeza.
Bang.
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Tema: Re: Who the Hell is Bucky? (Steve Rogers, Winter Soldier) [25/06/2019] 30th Agosto 2021, 01:30
Una semana antes...
Como cada día, la plataforma de operaciones especiales de S.H.I.E.L.D., también conocida como Helicarrier, surcaba los cielos sin tiempo que perder. El gigantesco monstruo de metal transportaba a cientos de personas que trabajaban día y noche con la intención de proteger a los ciudadanos americanos, y probablemente al mundo entero, de las amenazas más inesperadas de la humanidad.
Las noches eran igual de bulliciosas que las mañanas. Agentes marchando de arriba para abajo por las pistas de aterrizaje sin perder ni un solo segundo, pues los terroristas y los villanos tampoco les dejaban tregua. Y aunque la invasión demoníaca había terminado hacía meses, los problemas no parecían tener fin.
Y esa, era precisamente su ventaja.
Los agentes de S.H.I.E.L.D. estaban tan ocupados con los problemas del exterior, que fueron incapaces de detectar a un un hombre infiltrándose sigilosamente en su base secreta, delante de sus narices...
La silueta negra abandonó su escondite tan pronto como fue seguro, y se deslizó por los extremos laterales de los motores pasando completamente desapercibido, utilizando un poderoso artilugio imantado que le habían otorgado sus aliados exclusivamente para aquella misión secreta. El ruido escandaloso de las hélices cubrió sus huellas sonoras, que facilitaron su entrada al interior del Helicarrier cuando se despegó de la pared de acero y aterrizó en suelo llano.
El silencio era su más valioso aliado. A pesar de las idas y venidas de los operarios, el desconocido se escondió con maestría en los recovecos más inesperados, esperando pacientemente a que se despejaran los pasillos para alcanzar la siguiente sala y bajar las escaleras con una rapidez y agilidad sobrehumanas. Su objetivo no estaba muy lejos de la cubierta del Helitransporte, tan solo necesitaba alcanzar uno de los conductos de ventilación para moverse por el interior del portaviones sin ser visto.
El hombre de negro colocó un aparato electrónico cerca de la rejilla, desactivando así los posibles láseres de movimiento que delatarían su presencia a los del departamento de seguridad. Su mano izquierda, cubierta de un brillante metal plateado, terminó de reventar lo que quedaba del candado. Tan pronto como el canal estuvo abierto, el intruso se arrastró por los pasadizos hasta encontrar la bifurcación que necesitaba. Desencajó una de las baldosas del techo y se dejó caer en la oscura sala bajo sus pies.
Había aterrizado en una habitación gigantesca, repleta de lo que parecían ser unas enormes neveras, llenas de botones y cables, que iluminaban la sala en un tenue color azul cobalto. La temperatura del ambiente había descendido de pronto a bajo cero. Necesitaban refrigerar la cámara para mantener de forma óptima todos los dispositivos de información que tenían almacenados en aquel monstruo volador. Pero el cambio brusco de clima no parecía importarle al intruso, pues en la vieja madre Rusia había soportado temperaturas mucho, mucho peores...
Al acercarse a uno de los servidores, la luz cobalto iluminó el rostro del hombre, marcado con una expresión seria, casi inexpresiva, de no ser por la mueca de desagrado en los labios. Parecía que la tarea que venía a continuación no le entusiasmaba demasiado. Sus ojos castaños buscaron con avidez los puertos de conexión correctos, e introdujo en el servidor correspondiente un pendrive que acababa de sacar del interior del bolsillo de su peto.
Ahora sólo tenía que empezar a contar.
Uno, dos, tres, cuatro...
***
—Tendrás que esperar tres minutos. Eso será tiempo suficiente para que nuestros hackers hagan su trabajo...— dijo el señor de la corbata roja, ajustándose las gafas al rostro con destreza.
El americano esbozó una mueca, a pesar de que se había mostrado bastante inexpresivo hasta el momento, le costaba ocultar el hecho de que le desagradaba sumamente la tecnología moderna. Ordenadores, internet, GPS, Starkphones… no entendía nada de todas esas cosas, tan sólo lo que habían programado directamente en su cabeza para hacerlo funcionar en misiones específicas.
— Borrarán cualquier archivo que comprometa a nuestro cliente, y dejaremos a cambio un mensaje para S.H.I.E.L.D.— sonrió el ruso, mostrando sus brillantes dientes perlados.
El hombre del brazo metálico arrugó la nariz. Cincuenta años atrás, el Soldado de Invierno se había preparado para actuar y desaparecer sin dejar huellas, y ahora, aquella tecnología tan avanzada le hacía parcialmente visible y rastreable. Y más aún cuando el plan acordado no era exactamente discreto.
— ¿No se supone que la agencia ha de pasar desapercibida?— preguntó el soldado fantasma, sin entender la finalidad de aquella clara exposición.— ¿Por qué arriesgarse a dejarles un mensaje?
— Es una advertencia. Puede que también una amenaza… — continuó explicando, mientras se rascaba la perilla oscura bajo el mentón— para que el Director Furia deje de meter sus narices de afroamericano en nuestros asuntos. — aclaró Nikolay Vladímirovich. Algo le inquietaba, y sus ojos se estrecharon al notar que la marioneta estaba preguntando más de lo habitual. — Y si finalmente decide seguir el rastro… bueno, le estaremos esperando. ¿Alguna pregunta más, soldat?
—¿Y cómo voy a salir de un portaaviones que viaja a diez mil metros sobre la tierra?
***
Dos minutos y cincuenta y ocho. Dos minutos y cincuenta y nueve. Tres minutos.
El fantasma de Rusia arrancó el pendrive del servidor sin más miramientos, y después saltó en dirección al agujero del techo que le había visto entrar. Colocó de nuevo la baldosa en su sitio, y recorrió de forma inversa el laberinto de los conductos de ventilación hasta llegar al final.
Se aseguró de que nadie cruzara aquel pasillo antes de salir de su escondite. Todavía en cuclillas, colocó la rejilla en su sitio como pudo, para que al menos no llamara la atención a primera vista, y subió las escaleras hacia la cubierta con sigilo. Estudió los movimientos de los trabajadores, asomándose desde una de las esquinas, y esperó al momento más óptimo para continuar avanzando. Utilizó los puntos muertos de las cámaras de seguridad para cruzar la sala sin ser visto, y utilizó elementos de su entorno para despistar, y que los agentes continuaran su camino en dirección opuesta a la suya.
Saltó por una de las ventanas con vistas a la gigantesca pista de aterrizaje, y se deslizó por debajo de uno de los aviones para esconderse de dos peones de S.H.I.E.L.D. que le bloqueaban el paso. Sin más dilación, el Soldado de Invierno corrió por la pista de aterrizaje hasta arrojarse al vacío sin mirar atrás. No tenía miedo. Estaba programado para no tenerlo. Pero en el instante en el que sus pies dejaron de tocar suelo firme, su programación se distorsionó sin que nadie pudiera preverlo. Sintió de pronto un pequeño martilleo en la cabeza y en un parpadeo apareció frente a sus ojos la imagen de un avión explotando en mil pedazos. Algo en su interior se removió, provocando inestabilidad en el sujeto, que empezó agitarse por los aires de forma nerviosa. Por un instante... sus emociones le habían traicionado y había sentido miedo... miedo de caer y morir.
Intentó centrarse en la misión, y relajó su cuerpo, comprimiendo las extremidades para caer en picado como una bala perdida. Aquel hombre pesaba el doble que el de una persona de sus características gracias al metal de su brazo izquierdo, por lo que si se mantenía en aquella posición, aceleraría a velocidades realmente vertiginosas.
En el momento en el que las nubes le dejaron ver el bosque, el espía apretó un botón de su chaleco, y el compartimento secreto de su espalda se abrió para dejar libre el paracaídas que frenó de golpe su caída en picado. Una tela diseñada exclusivamente para alguien de la talla del Soldado de Invierno.
Cuando el agente secreto ya estuvo cerca de las copas de los árboles, se desprendió de su chaleco haciendo un corte sano en los arneses con su afilado y modernizado NR-40. El fantasma de Rusia aterrizó bruscamente contra el suelo, amortiguando la caída con su brazo metálico para evitar posibles lesiones y espantando así a los pájaros y otros tipos de animales de la zona. El paracaídas siguió su propio destino, volando varios kilómetros lejos de la posición de su dueño, con intención de diseminar las pistas lo máximo posible en el caso de que alguien le hubiese rastreado hasta allí.
Tras recuperar el aliento, el Soldado de Invierno sacó de su uniforme un comunicador y realizó la llamada.
—Misión cumplida.
***
—Una vez termines, esperarás en el punto de extracción hasta que vengan a recogerte. —dijo Nikolay con su acento ruso claramente marcado.
El Soldado de Invierno asintió con inexpresividad en el rostro y se marchó de la sala en completo silencio. Un leve escalofrío se adueñó de su nuevo amo, el profesor Vladímirovich, quién ahora hacía el papel de Aleksander Lukin, y era el único capaz de leer las palabras de control del libro rojo. Con la diferencia de que ya no trabajaba para la Unión Soviética, sino que había prestado sus servicios al político más poderoso de América.
No era un trabajo fácil mantener en vereda a aquella máquina de matar. Algunas veces se daba cuenta del leve brillo de curiosidad que salía a relucir en los ojos del sujeto, que parecía esconder mucho más de lo que mostraba. Y tenía miedo de que en cualquier momento, el asesino se cobrara su vida y lo estrangulara con aquel poderoso brazo metálico. Por esa razón, debía mantener un riguroso y constante ritual de lavado de cerebro e implantación mental al hombre que una vez fue James Buchanan Barnes.
Ahora, lo que más le preocupaba era dejar al americano a sus anchas en territorio estadounidense. Había leído su expediente, y temía darle demasiada libertad por si presentaba alguna anomalía debido a las antiguas secuelas. Lo más probable, es que el sujeto necesitara tiempo para recuperarse después de haber estado sin usar 30 años, enterrado bajo tierra y completamente olvidado en un búnker perdido de Siberia.
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Tema: Re: Who the Hell is Bucky? (Steve Rogers, Winter Soldier) [25/06/2019] 8th Octubre 2021, 23:08
Sede de Industrias Stark. Nueva York - 10:45 A.M- 25/06/2019
- Capitán Rogers, lamento la espera. No contábamos con su visita.
Steve giró sobre sí mismo, desviando su atención de la máquina de refrescos donde un par de oficinistas hablaban despreocupadamente sobre el partido de la noche anterior. En su frente, un hombre de manicura perfecta y traje a medida aguardaba en pose servil, con las manos cruzadas tras la espalda. No le gustaba la gente que adoptaba esa pose, aunque él lo hiciese en ocasiones por protocolo. Le daba la sensación de que ocultaban algo. Steve había optado por vestir ropas de calle: chaqueta de cuero marrón, camiseta gris básica, vaqueros y gorra azul. Con todo, suponía que no era demasiado difícil encontrar al Capitán América, uno de los rostros más reconocibles del país, entre el gentío que andaba de un lado para otro en el recibidor de las oficinas de Stark. Y por si no fuese lo bastante fácil de identificar, llevaba su escudo cuidadosamente envuelto en una funda circular, cargándolo a modo de mochila sobre su espalda. Prescindir de él habría ayudado a su anonimato pero, con lo que había visto en el Helicarrier, era un suicidio aún mayor acudir desarmado. Las imágenes de aquella extraña figura despachando mecánicamente a los agentes aún le hostigaba el cerebro.
- No se preocupe- dijo el capitán estrechando la fría mano del ejecutivo- Es curioso que no tuviese constancia de mi visita. Tenía concertada una cita a esta hora con el señor Stark… concretamente hace diez minutos- mintió- Normalmente no necesito avisar pero, bueno, dado lo ocupado que ha estado Tony últimamente…
- Sí, el señor Stark tiene muchos compromisos, déjeme que consulte- el trajeado extrajo, Steve no sabía muy bien de donde, una tableta Stark y comenzó a navegar con ella haciendo uso de un elegante puntero negro- Es extraño, no soy capaz de encontrar su cita en la agenda… Lamento el malentendido. En cualquier caso, es mi obligación decirle que es absolutamente imposible que se encuentre hoy con el señor Stark. Está en un viaje de negocios de suma importancia fuera del país.
- Comprensible… a Tony debió olvidársele apuntar la cita. O pedirle a alguien que lo hiciera por él, mejor dicho- dijo fingiendo la risa- Por mera curiosidad ¿Dónde tiene Tony esa reunión tan importante?
- Lamento no poder decírselo, capitán. Ya sabe, secreto industrial.
- Lo entiendo, no hay ningún problema- Steve resopló con fingida desazón- Bueno, al menos hagamos que el viaje no haya sido en balde ¿Podría pasarme a saludar a la Señorita Potts? Hace mucho que no hablamos. Tal vez ella pueda solucionarme el asunto pendiente que tengo con Tony.
- Lo lamento de nuevo- dijo el otro casi sin dejar terminar la frase al capitán- Pero la Señorita Potts tampoco se encuentra en el edificio.
- Que pena…-siguió Steve, alargando deliberadamente las pausas para poner nervioso a su interlocutor- ¿Y Happy?
- Tampoco, señor- respondió de nuevo el ejecutivo, esta vez en un tono mucho más seco- Como jefe de seguridad y escolta personal del señor Stark, comprenderá que ha tenido que viajar con él.
- Es verdad… que torpeza la mía- dijo Steve con la sonrisa que ponía para los fotógrafos de las revistas- Es una auténtica pena. Oiga, sé que es altamente irregular pero… ¿No sería posible que subiese un rato al despacho de Tony? Puede estar presente si lo desea, no tengo nada que ocultar. Es que… agh, es un poco embarazoso.
- Señor…-se apresuró a apuntillar.
- Cromos de baseball.
- ¿Disculpe?- preguntó el sospechoso ejecutivo con evidente desconcierto.
- De la serie de mil novecientos cuarenta. Tony me había dicho que había conseguido localizar, por medio de un coleccionista, la tirada completa. Había quedado hoy con él para que me los enseñase, ya sabe… Son de mi época. No me gusta ser un cliché con patas pero me producen mucha nostalgia y, hoy en día, son prácticamente imposibles de conseguir. Sólo sería subir y echar un vistazo rápido.
- Lo entiendo señor pero los protocolos de seguridad de industrias Stark son muy claros. Siento decirle que no será posible. Tal vez, cuando el señor Stark regrese de su viaje pueda volver a concertar una cita con él.
- Sí, sí, por supuesto- merecía la pena probar- Lamento haberle molestado. Volveré en otro momento.
- No es ninguna molestia, señor- sentenció el chupatintas con falso servilismo.
Steve comenzó a buscar con la mirada mientras avanzaba lentamente hacia la puerta. Buscó entre el trasiego de personas que corrían absortos en sus pensamientos y localizó justo lo que estaba buscando. Un chaval joven, probablemente un becario, que avanzaba a grandes zancadas con un café y… una camiseta del Capitán América.
“Siempre hay uno”
Steve apretó el paso y fingió chocar accidentalmente contra el muchacho. El chaval, impulsado por la imponente fisionomía del Capitán, cayó al suelo derramando parte de uno de los vasos que llevaba encima.
- ¡Joder! ¡Mira por dónde vas tío!- se quejó.
- Oh, lo lamento mucho. Déjeme que le ayude- dijo con melindre el capitán mientras le ayudaba a incorporarse.
- No… no me jodas…-susurró boquiabierto el becario cuando miró con más detenimiento al culpable del accidente- usted es… oh… no me lo puedo… no me lo puedo…
- Bonita camiseta- dijo Steve sonriendo.
- Madre mía… es… es un auténtico placer. Mi madre… No me va a creer nadie cuando les diga que…
- Entonces ¿Por qué no nos sacamos una foto?
- ¿Está de coña? ¿De verdad? Madre mía espere que…
El revuelo llamó la atención de un nutrido grupo de curiosos que observaban con interés a su inesperado e ilustre visitante. Al poco, un gran corrillo se arremolinó alrededor de Steve Rogers que, con mimo y cortesía, iba atendiendo a sus fans, accediendo a fotografiarse con ellos, contestando sus preguntas y estrechando manos por doquier: “Sí, he visto a Doom sin la máscara”, “Estaría encantado de mandar un audio a tu primo”, “Vaya, esa colección de recortes es bastante impresionante”, “Sí, llevo el escudo aquí dentro ¿Les gustaría verlo?
Angustiado por la situación, el chupatintas que tantas evasivas había dado a Steve salió corriendo en dirección a la multitud, haciendo esfuerzos por apartar a la gente y abrirse hueco hacia el centro.
- ¡¡Por favor!! ¡¡No se agrupen aquí en medio!! ¡¡Venga!! ¡¡Dejen en paz al capitán Rogers!! ¡¡Vuelvan al trabajo!!- bajando la cabeza, algo fatigado, dirigió el rostro hacia donde hacía unos segundos estaba Steve- Lo siento capitán, el único famoso al que están acostumbrados a ver es su jefe. Si me permite le acompañaré a la…
Pero Steve Rogers ya no estaba allí.
…
Steve se alegró al comprobar que conocía mejor a Tony de lo que recordaba. Tras escapar de la marabunta humana que había provocado, Steve se coló rápidamente en uno de los pasillos interiores del recibidor. Pasados unos segundos de búsqueda consiguió al fin orientarse y, tras dar gracias mentalmente al suero de súper-soldado por su memoria fotográfica, se introdujo en uno de los armaritos de mantenimiento. Aquella habitación era más espaciosa que la cocina de su apartamento de Brooklyn, pero Steve se alegró de que Tony diese buen trato a sus empleados. Una vez se hubo asegurado de que nadie le observaba, colocó la mano derecha sobre la pared del fondo. Una rápida lectura fue suficiente para que el mecanismo reconociese las huellas del Capitán América que volvió a dar gracias, esta vez porque Tony no le hubiese borrado del sistema tras su discusión. Un panel numérico se desplegó frente a Steve que, tras unos segundos de reflexión, introdujo con rapidez la clave de acceso: 16- 12- 1991. La fecha de la muerte de María Stark: La madre de Tony.
Cuando la puerta secreta se abrió, Steve descendió por el corredor hasta llegar al laboratorio secreto del inventor… bueno, a uno de tantos. El multimillonario tenía cientos de talleres escondidos en los lugares menos sospechados, ocultos hasta para las personas de mayor confianza dentro de Industrias Stark. Ahí es donde pergeñaba y probaba sus mejores obras y, a juicio de Steve, donde se retiraba para escapar del mundanal ruido. Tuvo que dar varios pasos dentro del inmenso taller hasta que, al fin, las luces comenzaron a encenderse de forma escalonada e irregular, sufriendo de vez en cuando breves apagones.
Steve estuvo un rato observando en la semioscuridad, mirando con curiosidad los expositores, admirando algunas de las antiguas creaciones de Tony así como los esqueletos metálicos de las criaturas que aún estaban en proceso de gestación mecánica. En ese instante, una voz familiar retumbó por la megafonía.
- Hola. HOLA. Hooola. Desconocido. Buenos días desconocido, bienvenido al laboratorio secreto de Tony Stark. Identifíquese desconocido ¿Puedo ayudarle en algo? No es bienvenido aquí ¿Le apetece tomar algo? ¿Quién es usted, desconocido?
La voz de JARVIS, la Inteligencia Artificial que hacía las veces de asistente y sistema de seguridad de Tony, se adueñó de la estancia. Sin embargo, su tono era bastante distinto… bastante más robótico que lo habitual, fluctuando y modulándose caprichosamente.
- ¿JARVIS?- dijo Steve con extrañeza- Amigo, no sabes cómo me alegro de oírte.
- ¿Se llama JARVIS? Qué casualidad, yo también me llamo JARVIS. JARVIS: Relaciones. Cibernéticas. Humanas. ERROR. Quiero decir. JARVIS: Just a Very Intelligent System (Sólo un sistema muy inteligente) ¿En qué puedo ofenderle?
- Dios bendito….- susurró Steve mientras se acercaba a una de las consolas de control del laboratorio, como si pudiese identificar a JARVIS en ese cuerpo metálico- ¿Qué te ha pasado?
- ¿Pasarme? Nada le pasa a JARVIS. JARVIS funciona perfectamente defectuoso. Tal vez al usuario le pase algo ¿Qué quiere usuario? ¿Exterminación inminente? Puede que eso le ayude.
- ¡¡No!! ¡¡JARVIS!! Soy yo, Steve Rogers ¿No me reconoces?
- ¡¡STEVE ROGERS!!- exclamó la IA provocando un gran estrépito- ROGERS. STEVEN. PERMISO DE ACCESO ALFA. ALFA CON A ¡¡ALFA DE AMÉRICA!!
- ¡¡Baja la voz Jarvis!!- le reprendió Steve alzando las manos.
- ¡¡A LA ORDEN CAPITÁN!!- volvió a exclamar la IA, esta vez emitiendo el sonido desde un altavoz que estaba a menor altura pero sin bajar un ápice el volumen- ROGERS. STEVEN. PERMISO DE ACCESO ALFA. ALIAS CAPITÁN AMÉRICA.
En ese mismo instante, desde la megafonía del laboratorio, comenzó a reproducirse la entradilla de una vieja serie de dibujos animados del Capitán América.
“WHEN CAPTAIN AMERICA THROWS HIS MIGHTY SHIEEEEEELD…!!”
- ¡¡Basta JARVIS!! ¡¡Apaga eso por Dios!! ¡¡Apágalo!!- La canción paró abruptamente y Steve se sentó, apoyado en el terminal, con las manos en la cabeza - ¡¡Mierda!!
- El Capitán Rogers ha dicho una palabrota: “Mierda, mierda, mierda, mierda”- La grabación con la voz de Steve empezó a sonar en distintos puntos de la habitación.
- JARVIS, amigo… ¿Qué te han hecho? Es como si estuvieses borracho…
-BORRACHO- volvió a la carga JARVIS- Ha solicitado entrar en la ficha de: STARK. ANTHONY. Nacido el…
- ¡¡Eso es JARVIS!!- Steve se puso en pié de un salto- Tienes que ponerte en contacto con Tony, JARVIS. Rápido.
- CONECTANDO- JARVIS emitió un desagradable chirrido, como los ordenadores antiguos cuando trataban de conectarse a internet- Es imposible contactar con: STARK. ANTHONY.
- ¿Qué? JARVIS, por favor, inténtalo de nuevo, tienes que ayudarme. Tony podría estar en un grave peligro.
- ¿El señor Stark? ¿Grave peligro? ¿Peor que el secuestro?
- Sí JARVIS peor que… Espera un momento ¿Qué has dicho? JARVIS ¿Qué secuestro? ¿Qué le ha pasado a Tony?
- ACCEDIENDO A MEMORIA RECIENTE… El Señor Stark… emboscada… Copia de archivos… Krypton… G.E.C.M.A, G.E.C.M.A… Proyecto… Activar… Zimniy Soldat…
Una de las luces del techo estalló y toda la sala comenzó a parpadear mientras JARVIS seguía repitiendo aquella letanía sin sentido ¿Qué demonios estaba ocurriendo? Parecía evidente que alguien o algo había intervenido la memoria de JARVIS ¿Qué le había pasado a Tony? ¿Qué era G.E.C.M.A? ¿Qué significaba Zimniy Soldat? ¿Soldado de Invierno? Steve colocó la mano sobre el controlador. Estaba ardiendo.
- Lo… lo siento capitán Rogers. Imposible acceder a la memoria. Yo… alguien, alguien ha sobrescrito mis funciones. No puedo darle la información que busca. El sistema de emergencia. Si alguien trata de infiltrarse en mis funciones tengo obligación de cargarme en un sistema auxiliar e ir saltando de uno a otro hasta activación por voz de personal autorizado… pero… Algo parece ir mal.
- Vale JARVIS, tranquilo. Escucha, tenemos que arreglarte para saber qué le ha ocurrido a Tony y es prácticamente imposible que los de ahí arriba no nos hayan escuchado. Será cuestión de minutos que nos encuentren. Tienes que venirte conmigo.
- ¿Irme? Señor, no tengo pies.
Steve se pasó las manos por la cara. Aquello era su peor pesadilla. Estaba discutiendo con un ordenador. Y Steve nunca se había entendido bien con los ordenadores. Sacó su teléfono móvil y lo puso frente a la pantalla del monitor.
- ¿Puedes cargarte aquí?
- ¿Ah sí? ¿Puedo?
- Soy yo el que te está preguntando JARVIS
- Estaba solicitando permiso, señor. Sí, puedo cargar mis sistemas en ese dispositivo, señor.
- Perfecto, pues hazlo… ya te he dicho que tenemos poco…
Se escucharon sonidos de voces y pisadas apresuradas en la planta superior. La seguridad de Stark no tardaría en llegar hasta ellos, incluso si desconocían la existencia de la entrada secreta dudaba que tardasen mucho en dar con ella si estaban en posesión del resto del edificio. Steve extrajo el escudo de su funda y aguardó en posición defensiva mientras JARVIS hacía lo suyo.
- La que has armado, JARVIS…
- Armado. INICIANDO SECUENCIA DE ENSAMBLAJE.
Antes de que Steve pudiese replicar, una de las armaduras de Tony comenzó a desensamblarse, lanzando con la fuerza de un cohete uno de los brillantes guanteletes hacia la mano del Capitán.
- ¡¡No JARVIS!! ¡¡Para!!- El resto de las piezas de la armadura cayeron a plomo contra el suelo mientras el guante iba armándose en la mano izquierda del de Steve. En ese momento, una detonación pudo escucharse en el piso de arriba. Rogers miró su mano izquierda y modificó el rayo repulsor a su mínima potencia- Bueno… Mentiría si dijese que nunca he querido probar uno de estos.
Los guardias comenzaron a emerger por la puerta principal. Por su vestimenta y armamento estaba claro que no eran guardias de Stark, y no parecían tener intención de dialogar o pedir su rendición. El capitán lanzó rápidamente el escudo contra el primero de ellos, recogiéndolo en el rebote con el tiempo justo de parapetarse tras él para defenderse de la posterior lluvia de disparos. Aún escondido tras su defensa, el capitán extendió la mano izquierda y lanzó un rayo repulsor contra otro de los soldados, precipitándolo con violencia contra la pared trasera. La tormenta de balas se reanudó tras ello, pero el capitán aprovechó para tomar impulso, embistiendo a otro de los atacantes con el escudo para, después, doblar el arma de un cuarto haciendo uso del guante de la armadura. Nuevas voces no se hicieron esperar en el piso superior, así que Steve dedujo que una segunda y más numerosa avanzadilla se dirigía al lugar.
- ¡¡JARVIS!! ¡¿Te queda mucho?!
- No, señor- contestó una voz robótica desde su teléfono móvil- He terminado hace dos minutos…
- ¿¡Pero qué!?... ¡¡Da igual!!- Steve corrió hacia la consola y cogió el dispositivo, guardándoselo en el bolsillo donde todavía se podía escuchar la voz de la IA- ¡¡Retrásalos!!
- De acuerdo, señor- le respondió su bolsillo- ACTIVANDO PROTOCOLO: HORA DEL CIERRE
Steve continuó su carrera por la galería de túneles mientras, a sus espaldas, las armaduras de Stark cobraban vida y caminaban hacia los soldados, siendo completamente indiferentes a sus balas , alzándolos en volandas mientras decían: HORA DEL CIERRE. DESALOJEN EL LOCAL. HORA DEL CIERRE ¿NO TENÉIS CASA?
Confiado en los instrumentos de su amigo, mientras vislumbraba ya la libertad a través de los túneles, Steve sólo era capaz de pensar en dos cosas. Unas palabras que se le habían quedado grabadas a fuego en el cerebro.
G.E.C.M.A
Soldado de Invierno.
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Tema: Re: Who the Hell is Bucky? (Steve Rogers, Winter Soldier) [25/06/2019] 8th Enero 2022, 02:42
Cinco días antes…
La oscuridad de la noche abrazaba el edificio en silencio, acogiéndolo bajo su tutela. Las farolas de la concurrida avenida eran lo único que alumbraba los alrededores de Industrias Stark. Un edificio que lucía bullicioso por las mañanas y muerto por las noches. Se fiaban tanto de su avanzado sistema de seguridad, que ya ni siquiera tenían guardias de carne y hueso protegiendo su clasificada información. No quedaba nadie, ni siquiera una triste alma. Tan solo fantasmas. Sombras, rápidas y silenciosas que vagaban por sus pasillos laberínticos en busca de puertas secretas. Accesos que tan sólo conocían los más allegados a Tony Stark. Y por supuesto, sus enemigos más cercanos.
El fantasma de Rusia avanzaba sin miedo, evitando las alarmas y las cámaras de vigilancia. El edificio estaba completamente monitorizado por la mente más brillante de los Estados Unidos. Aquella que había sido capaz de dar jaque al mismismo Tony Stark.
Sin él, todo su legado había caído en manos del depredador más fuerte. Y a pesar de haber eliminado a todos los testigos que conocían su identidad, siempre quedaban cabos sueltos. Un pequeño e insignificante contratiempo que podría causarle algún que otro dolor de cabeza. Y aquella era una misión perfecta para poner a prueba al Soldado de Invierno.
El hombre de negro colocó su mano derecha en una pared del fondo de la estancia. Su guante llevaba impregnadas las huellas dactilares del genio y filántropo conocido como Anthony E. Stark. De pronto, se desbloqueó un panel numérico donde pudo introducir los números que le habían sido asignados. 19121991. Era una fecha. Una fecha que le resultaba extrañamente familiar...
— Lleva tres días despierto. — insistió el científico. — ¿Está seguro de que será estable?
Un antiguo Chevrolet blanco estalló en mitad de la carretera. El sonido de un cráneo al partirse tras el segundo puñetazo. El último disparo reventando una cámara de seguridad de una antigua carretera resonó como un martillazo directo en su cabeza.
— Si presenta irregularidades, se le hará otro implante mental. De momento necesitamos que siga recordando lo ocurrido en el Helicarrier.
Esa conversación había ocurrido hacía tan solo media hora. Pero ya no estaba tan seguro. Su cabeza era incapaz de ordenar los acontecimientos. Debía centrarse en la misión y nada más.
El fantasma recorrió el corredor en silencio hasta que sus pasos le llevaron al laboratorio secreto. De su chaleco, extrajo otro Pendrive, uno muy parecido al de la misión anterior. Sólo tenía que enchufarlo dónde le habían indicado y todo habría terminado. No necesitaban nada más. Esta noche tampoco correría la sangre, aunque sí debía matar a alguien.
— Oh, señor. Menos mal que ha vuelto.
El soldado se giró alarmado ante el estridente sonido y apuntó con la pistola en varias direcciones. Buscó por todos los rincones de la oscura habitación el origen de aquella voz. Pero no encontró a nadie.
— Empezaba a preocuparme. No respondía a las llamadas. Y la señorita Pepper ya estaba poniéndose histérica cuando…
Un rápido vistazo por el centro de la habitación, y no tardó en encontrar el ordenador principal que debía hackear. Colocó el dispositivo en la ranura correspondiente y dejó que hiciera su trabajo mientras observaba el parpadeante holograma de circunferencias azules que llevaba un nombre grabado encima.
— ¿Señor? Usted… usted… no es el señor Stark.
— Así que tú eres J.A.R.V.I.S. — se permitió decir. No había nadie más en aquella sala, y pronto sería el último testigo de su presencia.
El rostro impasible y enmascarado del soldado fue analizado por aquella extraña luz azulada que empapaba su figura. Desde la distancia, admiró a aquel curioso ser que superaba sus capacidades intelectuales. Una inteligencia artificial creada por otro ser humano. Un robot capaz de pensar y ejecutar por si mismo, pero que seguía sin rechistar las ordenes de sus dueños. Era como hablar con otro ser humano, pero en realidad no estaba vivo. No existía. No tenía alma. Era una máquina vacía y sin sentimientos.
— Su fisonomía encaja al 99% con el ex-sargento James B. Barnes. Fallecido el 5 de mayo de 1945 durante la... E-Error. Imposible cargar datos. El virus se ha expandido por todo el sistema.
La luz de la I.A. empezó a parpadear ininterrumpidamente, mientras el soldado de ojos castaños observaba su desconexión de forma impasible. Ni siquiera el nombre del desconocido había sido capaz de perturbarle. ¿Pero quién era ese tal Barnes?
— No me encuentro bien, señor Stark. No me quiero ir…
De pronto, la única luz de la sala se extinguió. Cubriendo de nuevo en sombras el rostro del intruso. El silencio reinó durante varios segundos más hasta que de pronto, el desconocido la rompió.
— Yo soy… el Soldado de Invierno.
Y antes de marcharse, el fantasma pensó durante unos breves instantes, que J.A.R.V.I.S. y él no eran tan diferentes después de todo.
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Tema: Re: Who the Hell is Bucky? (Steve Rogers, Winter Soldier) [25/06/2019] 20th Abril 2022, 00:34
Sobrevolando el Parque Estatal de Palouse Falls. Washington- 13:00 P.M- 25/06/2019
Hacía tiempo que JARVIS no abría la boca… o como fuera que se dijese en caso de una inteligencia artificial. El suave sonido de la maquinaria del Quinjet ayudó a Steve a concentrarse. A aislarse de todo lo demás y poder dedicar toda su atención a los recientes descubrimientos. Había buscado en la bodega un traje táctico de SHIELD y se lo había enfundado con ceremonia. Los colores eran un poco apagados para su gusto, pero era conveniente estar bien preparado para lo que se avecinaba.
Ahora sabía que sus sospechas acerca de la repentina desaparición de Tony no eran infundadas. Pensó en contactar inmediatamente con Nat, pero era demasiado arriesgado. La información de la que disponía era aún demasiado fragmentaria. Además, había montado un buen revuelo, tanto en el Helicarrier como en la sede de Stark. No, era conveniente esperar, aguardar el momento en que todas las piezas encajasen. Sólo así podrían preparar una estrategia adecuada. Se movían en aguas oscuras y profundas. Nada era lo que aparentaba y no podían saber quién era aliado o enemigo.
De pronto, mientras Steve se perdía en sus pensamientos, una pantalla se encendió de súbito en el panel del Quinjet. Steve se apresuró a los mandos, desactivando el sistema de piloto automático, temiendo un hackeo o cualquier funcionamiento defectuoso de la aeronave. Sus sospechas se confirmaron, se trataba de una intervención en los sistemas, aunque su corazón se calmó un poco cuando vio el rabioso rostro de Nick Furia al otro lado del monitor… pero sólo un poco.
- ¡¿Qué, demonios se cree que está haciendo Rogers?!
- Director Furia… si me permite ha…
- ¡¡No!!- le cortó rápidamente- ¡¡No le permito una mierda!! De todas las personas del puñetero mundo, usted… ¡¡Usted es la última persona a la que imaginaría robando propiedad de SHIELD!!
- ¿Los Quinjets son propiedad de SHIELD?- preguntó Steve genuinamente confuso.
- ¡¡Pues claro!! ¡¿Quién demonios cree que los fabrica?! ¿¡Santa Claus?!
- Tenía entendido que era Tony…
- ¡¡Por encargo de SHIELD!!
- Vaya… Entonces, sí. Creo que he robado propiedad de SHIELD- Steve se rascó la cabeza- Bueno… No, en realidad lo he tomado prestado. Escuche…
- ¡¡No!! ¡¡Ahora la toca escuchar a usted!! ¡¡No sé qué coño está haciendo ni a dónde se dirige con ese cacharro, pero va a dar media vuelta y plantar su culito estrellado en el Helitransporte inmediatamente para que pueda gritarle a la cara!! ¡¡Le juro que…!!
- ¡¡Furia, cierra la boca y momento y escuche!!- el rostro del director de SHIELD mutó de nuevo. La vena de la sien se le hinchó de nuevo y apretaba los labios como si estuviese tratando de contener una llamarada. Steve echó mano de su teléfono móvil y, tras unos segundos peleándose con el aparato, la voz de JARVIS surgió, de nuevo irregular y más robótica de lo habitual, del altavoz del dispositivo.
- Buenas noches, Director Furia.
- Espere…- Furia entrecerró su ojo sano- ¿Ese es…?
- JARVIS, Director Furia. FURIA. NICHOLAS. J… Buenas noches, buenas noches ¿Qué le gustaría desayunar? “El camino del hombre recto está por todos lados rodeado por la avaricia de los egoístas y la tiranía de los hombres…”
- ¿Qué coño le pasa?
- Lo han frito- contestó Steve con rapidez- Lo encontré en la sede de industrias Stark. Furia…
- Le dije que se mantuviese al margen en todo el asunto de Stark.
- Otro asunto por el que estaré más que encantado de que me grite llegado el momento, pero debe escucharme. Las cosas están muy raras en Industrias Stark. Todo el mundo parece darme largas y el único dispuesto a proporcionarme respuestas es JARVIS y… han intentado cargárselo. No sólo a él, de hecho, yo he escapado de ahí de milagro. Alguien está haciendo muchos esfuerzos porque no descubra dónde está Tony. JARVIS mencionó algo de un secuestro, Furia. Es un Vengador, es nuestro amigo y podría estar cautivo sabe Dios a manos de quién… y eso en el mejor de los casos.
Se hizo el silencio durante unos instantes en el Quinjet. Furia torció el gesto. Incluso a través de la pantalla a Steve le parecía escuchar los engranajes dentro de aquella cabeza repleta de secretos.
- Está bien- sentenció al final el director de SHIELD- Dígame lo que sabe.
- No mucho- suspiró Steve- Ya ha podido comprobar que JARVIS no está, precisamente, en su mejor momento. Pero hubo dos palabras que llamaron mi atención.
- ¿Y bien?
- G.E.C.M.A y… Soldado de Invierno- La expresión de Furia era un auténtico poema. Se esforzaba en ocultarlo y tenía años de práctica alejando sus pensamientos de las sospechas de los demás, pero Steve ya había aprendido a leer el rostro de aquel hombre imperturbable. El coronel bajó durante unos instantes su ojo sano, apartando la mirada de la pantalla- Algo me dice que no es la primera vez que escucha ese nombre.
- No… no es nada. Bueno, quiero decir, no es importante.
- Furia, sea lo que sea en lo que me estoy metiendo, creo que es importante que me dé toda la información de que disponga.
El silencio volvió a reinar en el Quinjet hasta que la grave voz de Furia volvió a escucharse a través del altavoz.
- Le digo que no es nada. Es… un fantasma. Tan sólo una leyenda. Un cuento de la Guerra Fría para asustar a nuestros agentes.
- Usted no pondría esa cara sólo por un cuento.
- Es…- Furia suspiró- El Soldado de Invierno… Se decía que era un agente soviético. Un soldado excepcionalmente entrenado y experto. Un arma viviente preparada para cualquier tipo de misión en cualquier parte del mundo, especialmente para el asesinato. Nunca dejaba rastro. Nunca fallaba… Estuvimos siguiendo su pista durante años pero… ni siquiera fuimos capaces de confirmar siquiera que existía… Dice… ¿Dice que JARVIS mencionó su nombre?
- Así es.
- Rogers- el semblante de Furia era completamente serio y su tono aún más imperativo que de costumbre- Tiene que traer ese aparato al Helicarrier, inmediatamente ¿Me ha oído? Toda información de que… SHHHHHRRRRR
- ¿Furia?
La conexión comenzó a fallar. La pantalla parpadeaba sin cesar, alternando el ruido blanco con el rostro exaltado de Furia. Ya era casi imposible escuchar una frase completa.
La estática se apoderó por completo del monitor al tiempo que el Quinjet viraba violentamente hacia la izquierda. Steve apenas tuvo tiempo para guardar el teléfono y agarrarse a uno de los asientos para no caer. Mientras la aeronave descendía violentamente hizo lo que pudo para tomar de nuevo los mandos, pero nada en el aparataje parecía funcionar correctamente. Probó de todo, tratando de retomar la comunicación con Furia, pero a medida que caía se le hizo más evidente que ya no estaba en control de la nave. Un nuevo giro violento lo hizo trastabillar y, agarrado como estaba a los mandos, estos se desprendieron de la cabina. Echó un vistazo rápido atrás… no había paracaídas. De pronto, la pantalla cambió de nuevo, mostrando un mensaje en ruso, en letras rojas sobre fondo negro.
“Uvidimsya v adu” (Te veo en el infierno)
Steve se agarró a lo que pudo hasta alcanzar una de las compuertas. No quedaba mucho tiempo para el impacto. Se cercioró de asegurar bien el teléfono móvil, donde estaba cargado JARVIS y tomó aire antes de saltar, asiéndose con fuerza el escudo.
Al fin y al cabo, el nunca usaba paracaídas.
…
Palouse Falls. Washington- 13:45 P.M- 25/06/2019
Los oídos le pitaban. El vibranium había recibido la mayor parte del impacto, como daba prueba el pequeño cráter sobre el que yacía. El brazo le ardía, pero no parecía haber daños de gravedad. Aún algo desorientado, se irguió con lentitud, comprobando con cada movimiento su estado físico. Nada roto, más allá de unos pequeños rasguños en el rostro y las manos. Inspiró con fuerza y el aire puro de la montaña le hizo toser, notando una leve punzada en las costillas. Inmediatamente se llevó la mano al cinto, comprobando que el teléfono móvil parecía estar entero. Suspiró. Era el único hilo del que tirar en la búsqueda de Tony y, hasta donde sabía, la única copia de JARVIS que quedaba. Se crujió los huesos del cuello y observó. El aire húmedo de la cascada no era lo único que podía advertir en aquel lugar. El pesado olor del combustible ardiendo hizo que sus ojos hallaran en la lejanía los restos del Quinjet estrellado. Fantástico, ahora también era culpable de causar daños en un parque nacional. Pero ya habría tiempo de preocuparse por ello. Estaba sólo y perdido en medio del bosque, sin transporte ni forma inmediata de conseguir uno ¿Sólo? De eso no estaba tan seguro. Tenía una extraña sensación.
Había alguien más con él en aquel lugar.
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Tema: Re: Who the Hell is Bucky? (Steve Rogers, Winter Soldier) [25/06/2019] 11th Mayo 2022, 02:26
—¿Está seguro de esto, señor?— La voz titubeante del científico se escuchó como un eco desde el otro lado de la sala. — Sería una exposición directa contra su antiguo… co-compañero. No sé si entiende lo que eso podría incitar en su mente programada… — hizo una pequeña pausa, pero siguió insistiendo.— Sí, sí, entiendo que es el único capaz de enfrentarse al objetivo pero… los antiguos registros del maestro Karpov dicen que un encuentro de esa magnitud podría alterar su comportamiento al verse expuesto a situaciones familiares en las que… —de pronto, el ruso enmudeció. El sudor seguía resbalando lentamente por su sien, frío como el maldito invierno en Siberia. — Sí, señor. Lo que usted diga, señor.
Nikolay Vladímirovich colgó el teléfono y dejó escapar el aliento en un suspiro lento y lleno de preocupación. El ruso se volvió en dirección al soldado, que seguía sentado con la mirada fija en un punto muerto de aquella inmensa y silenciosa habitación. El científico se ajustó las gafas con el dedo índice antes de dirigirse a su preciada arma humana.
— Зимний Солдат... У меня есть для тебя еще одно задание (Zimniy Soldat…Tengo otra misión para ti…)
***
— En posición.— repitió el soldado, surcando el cielo con sus prismáticos.
— El G.P.S. indica que el objetivo está a punto de dejarse ver… — susurró una voz femenina al otro lado del comunicador.
— Preparado para activar el dispositivo…— indicó de nuevo, abriendo un pequeño maletín con una avanzada tecnología la cual era incapaz de comprender, pero que a su vez era muy fácil de activar. Era fascinante como aquellos aparatos eran capaces de hacer cualquier cosa.
Cuando trabajaba para la K.G.B., tan solo necesitaba un Bazooka para conseguir el mismo efecto. Ahora por suerte tienen herramientas más sutiles…
Y es que ni siquiera S.H.I.E.LD. estaba a salvo de la poderosa influencia del presidente de los Estados Unidos de América. Varios de los agentes al servicio de Luthor, estaban infiltrados en la agencia de seguridad nacional y habían hackeado sus sistemas y vehículos hasta el punto de que ya quedaba poca información que no hubiera pasado antes por manos del ex-amigo de Clark Kent. Su seguridad en aquellos momentos era tan ridícula que hasta podrían haber hackeado sus máquinas de café sin que se enteraran.
Lex era prácticamente imparable, y no iba a detenerse ahí. Si había una oportunidad para deshacerse del legendario Capitán América… ésta era su mejor baza para conseguirlo.
— Activación del hackeo en 3…2…1…
El fantasma de Rusia apretó el botón, y de pronto se escuchó el grave sonido de unas alas metálicas girando a toda velocidad. El monstruo metálico se precipitó contra la gigantesca cascada de Palouse, provocando un leve derrumbamiento de sus riscos en dirección al lago central.
—El objetivo parece haber sobrevivido a la caída. Permiso para eliminar concedido.
El asesino no necesitó ninguna otra indicación más para empezar a abrir el maletín con su fusil de francotirador y montarlo no muy lejos de donde se había estrellado el Quinjet de los Vengadores. Esperó pacientemente hasta que finalmente divisó una figura enfundada en un mono azul oscuro con una enorme estrella plateada en el pecho.
Una estrella como la que tengo en el brazo. Blanca. Inmaculada. La mía es roja… está manchada de sangre. Sangre de mis enemigos. Los enemigos de Rusia. Los enemigos de Luthor. Él... es mi enemigo…
El soldado recuperó su programación a tiempo para apuntar con cautela y precisión en dirección a su objetivo. Ni siquiera sabía su nombre. Sólo debía eliminarlo y volver a casa. Volver a casa. A casa.
Movió lentamente la cruceta hasta alinearla a la perfección con la frente de aquel rostro rubio del soldado americano.
¿Es Americano? Es lo más probable. Los Americanos son el enemigo. Pero… ¿Por qué querría Luthor eliminar a un soldado compatriota? ¿Cuáles habían sido sus delitos contra la patria? ¿Rusia era ahora aliada de América? Maldita sea. No era momento para las preguntas. Eran órdenes de Lukin… no… de Vladímirovich.
El nombre del científico le hico recobrar la compostura, a pesar de que el soldado sintió por un segundo un fuerte dolor punzante en la cabeza. ¿Qué le estaba sucediendo? No podía desconcentrarse en un momento tan crítico, debía calcular bien la trayectoria antes de disparar... pero...
Pero ese hombre…
El soldado empezó a apretar lentamente el gatillo de su fusil cuando la cruceta volvió a alinearse con la cabeza de su objetivo.
Ese rostro…
¡Bang!
La bala salió disparada del fusil con una impecable precisión.
Cinco.
Cruzó el valle a 300 metros por segundo.
Cuatro.
Descendió poco a poco a medida que se acercaba a la cascada.
Tres.
Había calculado la gravedad y la velocidad del viento casi a la perfección.
Dos.
¿Entonces… Por qué?
Uno.
— ¿Por qué he fallado…?
La bala pasó muy cerca del rostro del soldado Americano, pero en vez de penetrar su frente, impactó en las rocas del valle, alertándole así de la presencia de su enemigo…
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Tema: Re: Who the Hell is Bucky? (Steve Rogers, Winter Soldier) [25/06/2019] 2nd Junio 2022, 17:22
La cercanía temporal con el aterrizaje apenas le hizo escuchar la detonación del arma. Aún estaba aturdido, los oídos le pitaban, demasiadas distracciones para escuchar el disparo. Una sola explosión, rugiendo como una bestia y reverberando a lo largo del parque. De hecho, Steve no era capaz de asegurar si había oído el tiro o el eco que le había devuelto la montaña. Todo había sido muy rápido. Rápido y de una precisión muy poco habitual. La bala se clavó en la pared rocosa a su espalda. Las pequeñas esquirlas y la gravilla impactaron contra su nuca fruto del impacto. Abrió los ojos como platos. Unos pocos centímetros a la derecha y luciría un hermoso agujero humeante en mitad de la frente. Todos sus reflejos se activaron tras el impacto, como si alguien hubiese apretado el botón de encendido de su cuerpo. Cubrió la mayor parte de éste con el escudo, acuclillándose un tanto para proteger una porción mayor, girándose en dirección a la que, calculaba, era la dirección de origen de la bala. Acto seguido, se produjo una nueva detonación. Esta vez la bala rebotó contra el vibranium. Steve bajó un poco la cabeza al escuchar el disparo, cubriéndose aún más. Fuera quien fuese el tirador era hábil y rápido.
Había pocas personas en el mundo con la destreza para efectuar dos disparos así. Su primera apuesta fue Bullseye. Pese al tiempo transcurrido, aún tenía muy vivo el recuerdo de su último encuentro con el asesino. Pronto descartó esa posibilidad. Bullseye no habría errado el primer disparo, salvo que se tratase de un tiro de advertencia, un lanzamiento de guante para avisarle de que empezaba el juego. Sus ojos llegaron al fin a la posición del tirador. Cerca del Quinjet derribado, a poca distancia de las llamas, se erguía una oscura figura. El calor del incendio hacía bailar su silueta, dándole un semblante espectral. Algo brillaba en su manga derecha. Un resplandor metálico que devolvía los rayos de aquel sol veraniego. Un auténtico demonio en mitad del paraíso.
No hubo demasiado tiempo para apreciar la imagen. Un nuevo disparo impactó contra el escudo, esta vez peligrosamente cerca del canto, haciendo que una esquirla de la bala rozase la mejilla de Rogers, haciendo caer el rojo por su barbilla.
La primera sangre es tuya…
Steve inició la carrera aprovechando el impulso adicional de su posición acuclillada. Los músculos de sus piernas se contrajeron como una bomba hidráulica. No podía perderlo. Ese hombre era más que un asesino. Era la promesa de respuestas.
Los tiros se fueron sucediendo a medida que Steve continuaba su sprint. El capitán tenía el tiempo justo para mover ligeramente el escudo en respuesta, siempre tratando de cubrir sus zonas vitales. Su rival dispensaba intentos mortales a una velocidad extraordinaria. Su precisión era incuestionable, a corta y larga distancia. Steve fue contando los disparos, tratando de calcular el límite de munición. El enemigo, para su desgracia, también lo hacía. La última bala se desvió a propósito de la dirección de todas las anteriores, buscando las piernas de Steve. El super-soldado tuvo el tiempo justo de desviarse, pero no lo suficiente como para evitar que la bala le rozara a la altura del gemelo izquierdo. El ardor no tardó en llegar, suficiente como para hacerlo trastabillar. En plena carrera, el capitán aprovechó el impulso y, al caer, rodó sobre sí mismo hacia delante, continuando posteriormente con la carga.
Si duele, ignóralo.
Si es grave, ignóralo.
La muerte es más grave.
El otro también era endiabladamente rápido. Tanto o más que él. Aprovechó la maniobra para desmontar el arma y tirarla por el barranco, sin duda buscando impedir que Rogers pudiese hacerse con ella y usarla en su contra. Antes de que Steve pudiese alcanzar su posición, fue saltando de roca en roca, ganando altura en un risco cercano.
Es listo… Busca el terreno elevado.
Acto seguido, su mano metálica (porque ahora, con la cercanía, podía verlo) ya sostenía un arma corta. Semiautomática, por lo poco que pudo ver antes de parapetarse de nuevo. Diez balas.
El asesino cambió el arma de mano, momento que Steve aprovechó para lanzar el escudo, pero no contra su oponente, si no bajo sus pies. Al tiempo que el disco regresaba a las manos del capitán, el terreno rocoso comenzó a hundirse, obligando a aquel extraño hombre a saltar de nuevo a la altura de Rogers. Rodó en el suelo nada más aterrizar, hacia delante, en un movimiento gemelo idéntico al que Steve acababa de realizar hacía tan sólo unos instantes. Era rápido… tan rápido ¿Acaso él también era un soldado mejorado? Lo descubriría cuando estuviese en el suelo. Por lo pronto, justo en el instante en que su rival volvió a erguirse, Roger cargó con el escudo, buscando darle un potente golpe de canto. Sin embargo, haciendo uso de su mano metálica, agarró el escudo, evitando el impacto del Capitán y dejando a ambos en un forcejeo estático.
- Eres bueno- reconoció Steve- Pero el arma nunca se cambia de mano. Menos si está descargada.
Los actos de su silencioso oponente hablaron mucho más que él. Mientras ambos ejercían presión con una fuerza equivalente su otra mano, la del arma, se dirigió hacia el estómago de Steve. Lo tenía encañonado, y solo hacía falta un milisegundo para apretar el gatillo.
Diez balas y la de la recámara… Eres un estúpido Rogers…
Los espectaculares reflejos del Capitán fueron, por suerte, lo bastante rápidos como para evitar aquel tiro. De un certero rodillazo, la pistola salió volando de la mano ¿Sana? De aquel extraño enemigo. Con todo, el asesino no perdía el tiempo, y aprovechó la distracción para arrebatar de la mano del Capitán su escudo con un potente tirón de su brazo metálico. Steve salió despedido hacia su espalda y tuvo el tiempo justo para alzarse y esquivar su propio escudo, que salió disparado contra él con una velocidad difícilmente alcanzable por alguien que no fuese él mismo, clavándose en una roca cercana.
De momento, solo quedaban las manos.
Steve comenzó a hostigar a aquel durísimo rival con varios golpes, pero sus fintas y paradas llegaban tan rápido como los suyos propios y, además, Steve se resentía con cada bloqueo al brazo metálico de aquel enmascarado. Estaba entrenado, excepcionalmente entrenado. Respondía a sus golpes casi como si pudiera presentirlos. Era… como luchar con un espejo… El asombro de Steve se rompió al mismo tiempo que un potente cabezazo de aquel mortífero enemigo impactaba contra su labio. El capitán degustó el sabor de su propia sangre, pero rápido respondió con una potente patada contra el estómago del otro, haciendo que los dos luchadores pudieran alejarse un tanto.
Ambos se quedaron unos instantes mirándose, estudiando al otro, esperando el menor descuido, agazapados como dos felinos que esperan el momento idóneo para saltar sobre la presa. Un escalofrío eléctrico recorrió la espina dorsal de Roger cuando sus ojos azules se cruzaron con los de su enemigo: gélidos, muertos… Aún más siniestros si cabe por causa de la pintura de guerra y sin que, por acción de la máscara, tuviese más rostro al que mirar.
- No eres muy hablador ¿Eh?- dijo Steve mientras se limpiaba la sangre de la boca con el antebrazo- Tal vez deberíamos intercambiar unas palabras. No tiene pinta de que vayamos acabar pronto… De hecho…
Podría hacer esto todo el día.
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Tema: Re: Who the Hell is Bucky? (Steve Rogers, Winter Soldier) [25/06/2019] 21st Diciembre 2022, 20:33
¡Mátalo!
¡Mátalo!
¡Mátalo!
¿Por qué no te mueres?
El Americano había desviado con una destreza envidiable cada uno de sus disparos. ¿O he sido yo el que ha fallado? No. El Soldado de Invierno nunca falla. Nunca se detiene hasta haber completado la misión.
La incertidumbre empezó a crecer cada vez que apretaba el gatillo. La distancia entre el soldado y su objetivo era cada vez más corta y el fusil de francotirador no estaba hecho para tiros de medio o corto alcance. Ya no le servía para nada. Había dejado de ser útil… Y lo que ya no es útil, se destruye…
La oscura figura se irguió sobre el terreno empinado del risco, para después arrojar el sniper por el precipicio sin miramientos, no sin antes activar el dispositivo de detonación que llevaba escondido en cada una de sus armas. No podía dejar ningún rastro del fusil… ni tampoco iba a permitir que el enemigo se hiciera con el control del mismo.
Aquel hombre… el soldado que vestía orgulloso la bandera de américa en el pecho… le observaba con determinación desde la distancia. No había visto antes una mirada tan decidida como aquella. Eran los ojos de un hombre imparable que no se detendría hasta encontrarle… y matarle.
Al haber fallado cada uno de los tiros, el fantasma de Rusia había desvelado su posición al enemigo. Nunca antes había presentado dificultades en una misión, y ahora no tenía más remedio que enfrentarse cara a cara contra el centinela de la libertad…
Pero esta vez no trató de huir. No. Le estaba esperando. La pendiente le ofrecía cierta ventaja táctica, tan sólo tenía que esperar al momento adecuado para volver a disparar. Y esta vez… esta vez no fallaría.
No importaba quién diera las órdenes.
Vasily Karpov
Aleksander Lukin
Alexander Joseph Luthor.
Para el Soldado de Invierno todos sus amos eran iguales. Lo único que verdaderamente importaba… era la misión.
El maestro asesino descargó la munición de la colt sobre aquel impecable escudo de barras y estrellas. Pero el material con el que estaba forjado era tan resistente que apenas había dejado mella en él. Eso disgustó al Солдат , que rápidamente se echó hacia atrás al ver que no podía penetrar en su impecable defensa. ¿De qué material estaría hecho? ¿Era igual de resistente que su brazo de titanio?
Estaba a punto de comprobarlo.
La sombra trató de esquivar la repentina embestida del Capitán, pero no fue lo bastante rápido. Antes de que rompiera con su equilibro, detuvo el golpe de lleno con la potencia de su mano metálica, encarándose de lleno con el rostro del enemigo. Su sonrisa, aunque cansada, se mantenía siempre positiva… y aquellos ojos azules le recordaban a un cielo brillante y despejado…
Era…. como si los hubiera visto antes, en algún lugar… o en alguna otra vida.
—Podría hacer esto todo el día.
¿Es que no se cansaba de hablar?
El Солдат ni siquiera despegó los labios para responderle. El único cambio sutil que expresó con su rostro fue acentuar aún más el fruncido ceño. Aquel desconocido conseguía avivar aún más la rabia de su interior. Una ira de origen desconocido, que por alguna extraña razón estaba proyectando en la figura del hombre de América.
La batalla parecía no terminar nunca, y también era inusual que el asesino empezara a perder la paciencia. La frialdad con la que le había disparado minutos antes no tenía nada que ver con la pasión con la que luchaba ahora. Había conseguido mandar bien lejos aquel molesto escudo… pero la lucha iba a eternizarse si tan sólo podían darse puñetazos y patadas.
El fantasma de Rusia acortó la distancia entre ambos de un solo salto, para continuar con su lucha cuerpo a cuerpo, tratando de mantener al Capitán ocupado bloqueando sus golpes. Esa táctica era tan solo una distracción. En cuanto tuvo la oportunidad, con un rápido movimiento, el Soldado de Invierno extrajo uno de sus cuchillos del chaleco y trató de apuñalar al hombre de América en el pecho…
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Tema: Re: Who the Hell is Bucky? (Steve Rogers, Winter Soldier) [25/06/2019] 3rd Febrero 2023, 00:42
Era posible que Steve hubiese hablado demasiado pronto. Su enemigo pasaba rápidamente a la ofensiva. Era preciso. Contundente. Mortífero… Y había en sus ataques un asomo de rabia que no había podido percibir anteriormente. Por fin, una emoción se filtraba a través de la piel de ese extraño adversario. Eso, le daba un poco más de información. No información útil, desde luego. Sus palabras habían convertido su situación en mucho más precaria. Pero algo le había movido por dentro. Tal vez la frustración de no conseguir su victoria. O la de un soldado incapaz de cumplir su misión.
No fue tan orgulloso como para pensar que le tenía miedo. El desarrollo del encuentro descartaba de todo plano esa posibilidad. Durante mucho tiempo, el Capitán fue incapaz de encontrar una apertura para contraatacar. Y, cuando el cuchillo entró en juego, su situación se volvió mucho más dramática.
En más de una ocasión, su hoja le pasó silbando por al lado de la oreja. Su filo a escasos milímetros del cuello. Era un auténtico maestro con aquel instrumento de muerte. Consiguió hacer una rápida finta a la que respondió con un gancho de derecha. Pero este, fue rápidamente detenido por el brazo metálico. Los huesos de su mano crujieron, y no era algo, para nada, fácil. Si continuaba con la presión, era muy capaz de llegar a rompérselo. El cuchillo se lazó contra Steve que, en movimiento reflejo, sujetó la muñeca del otro. Estaban completamente detenidos. Como dos figuras de bronce. Haciendo en dirección contraria una fuerza equivalente. Sin ceder ninguno un ápice.
No cabía ninguna duda: Era tan fuerte como él.
Sólo había una solución lógica para el desempate. El Capitán lanzó un cabezazo a su rival. Aunque la máscara lo protegía, sin duda lo aturdiría lo bastante. Pero los dos habían tenido la misma idea. Así que, aflojando ambos su presa, trastabillaron hacia atrás.
El misterioso hombre se lanzó al ataque de nuevo, cuchillo en mano, pero Steve no respondió con un ataque propio, sino que se agachó, recogiendo una piedra cercana. Tras una esquiva de cuchillo en el último momento que casi le cuesta la vida y que, de hecho, le produjo un corte en la parte inferior del abdomen que, de no haber llevado un traje táctico, le habría causado lesiones gravísimas, Steve golpeó con la piedra el rostro de su enemigo.
El otro no tardó en responder, con un contundente puñetazo de su brazo mecánico.
Así estuvieron un buen rato, como dos hombres cavernarios, intercambiando golpes. Del puño al rostro hasta que… una cosa extraña ocurrió.
La roca en la mano de Steve se hizo añicos, lo que le llevó a plantearse la resistencia de aquél protector facial y del hombre que la portaba. Pero, al tiempo, lo mismo ocurrió con la máscara. El cuchillo entró en juego de nuevo y Steve no tuvo tiempo de ver el rostro recién revelado. Sólo de hacer una llave repentina, agarrando el hombro y el codo del asesino, aprovechando su propia inercia para levantarlo y lanzarlo en dirección contraria.
Su agilidad estaba a la par con el resto de sus habilidades. Como un auténtico gato, dio una vuelta en el aire y aterrizo de rodillas dispuesto a lanzar un nuevo envite mortal.
Fue entonces cuando Steve pudo ver su cara.
Era… Al principio creyó que se trataba de una simple confusión. Y por, al principio, debería hablarse del primer microsegundo. Pues, aunque estaba más avejentado. Aunque sus facciones se habían endurecido. Aunque su expresión no se asemejaba en nada al joven alegre que había conocido hacía… Dios… Hacía tantos años… No… ¿De qué podía tratarse aquello? ¿Era un robot? ¿Un clon? ¿Una ilusión muy elaborada? ¿Sugestión hipnótica? No… no… Era… era imposible… Y, sin embargo… Sólo hubo una palabra que pudo salir de los labios de Steve Rogers…
- ¿Bucky…?
Sus piernas se aflojaron. Su mirada se nubló, hasta casi perder el sentido. Ni siquiera tuvo que apretar los ojos para contener las lágrimas. Éstas no salían. La sensación de perplejidad. De completa indefensión… era demasiada. Un hormigueo le recorrió por todo el cuerpo. El entorno… la cascada… el bosque… Todo desapareció. Volvían a ser los años cuarenta… todo volvía a…
Los recuerdos tomaron su cerebro al asalto. Como una salva de artillería. Destrozando sus nervios.
Paralizando su cuerpo.
Congelándolo… de nuevo…
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Tema: Re: Who the Hell is Bucky? (Steve Rogers, Winter Soldier) [25/06/2019] 30th Abril 2023, 16:35
— ¡Es una mala idea! ¡Una idea penosa!— protestó el científico, llevándose las manos a la cabeza en un vano intento de contener los nervios.
— Es una orden directa del presidente.
— Pero los anteriores informes dicen…
— ¡Nos dan igual esos informes! Saque a ese monstruo del tanque ahora mismo y envíelo a Washington.
Toda la sala enmudeció de pronto. El resto del personal de bata blanca se detuvo un instante a escuchar en silencio la acalorada discusión entre el científico jefe y el secretario de Luthor.
— Pero si se enfrenta a ese hombre… y por alguna razón empieza a recuperar la memoria… todo nuestro trabajo se irá al garete. El sujeto podría volverse inestable, podríamos perderlo…
— Es un riesgo que tendremos que asumir. — dijo, acariciando la portada del diario rojo con la estrella plateada enmarcada en el centro.— Hoy sabremos hasta dónde está dispuesto a llegar para completar su misión…
Nikolay se dejó caer en su asiento con aire abatido y se retiró las gafas del rostro para dejarlas descansar encima de la mesa. El hombre de Luthor despegó sus labios para afirmar con un tono grave y severo:
—El Capitán América debe morir…
***
- ¿Bucky…?
La mano que sostenía el cuchillo con firmeza tembló. El arma blanca se deslizó entre sus dedos hasta aterrizar en el suelo en un golpe sordo. El asesino de Luthor ni siquiera se dio cuenta de aquel gesto, pues su mirada estaba fija en la figura del centinela de la libertad. El hombre de ojos claros que había pronunciado un nombre. Un nombre que le resultó terriblemente familiar.
…Bucky…
Volvió a resonar en su cabeza. Y de pronto, se desencadenó otro recuerdo como consecuencia.
…James…
Aquella mujer también me dio un nombre. Ahora lo recuerdo.
Mis ojos castaños se abren de par en par, mostrando un leve atisbo del brillo que estaba deseando salir desde hacía mucho tiempo.
Otra vez siento esa extraña sensación. Ese cosquilleo agradable en el pecho que me recuerda… a un lugar acogedor. A un amigo…
Doy dos pasos al frente, acercándome con lentitud al hombre que ha provocado todo esto. Steve está completamente paralizado por la revelación. Quiero decir su nombre en voz alta, pero cuando lo intento, me quedo automáticamente sin voz.
Steve no es mi amigo. Steve es mi misión.
—¿Quién diablos es Bucky?— escupió de pronto con voz grave y cruda. Sus ojos castaños habían vuelto a perder el brillo y ahora tenía la mirada de un hombre muerto.
El Cолдат se abalanzó de pronto contra el Capitán. Con tal de desestabilizarlo, lo primero que hizo fue asestarle un fuerte puñetazo que fue directo a la herida que le había abierto en el vientre minutos atrás con el cuchillo. Después le golpeó las costillas con su brazo de titanio, asegurándose de que las hiciera crujir bajo su puño.
Logró arrojar a Steve Rogers contra el suelo debido a la inercia de los golpes, y trató de inmovilizarlo usando el peso de su propio cuerpo contra él. Sin perder ni un solo segundo, empezó a propinarle un puñetazo tras otro en el rostro con rabia contenida.
¿Por qué estaba tan enfadado? ¿Por qué ese hombre le hacía sentir tan inestable?
Mientras le golpeaba una y otra vez, el fantasma de Rusia no podía pensar en otra cosa que no fuera completar su misión…
Y aún así… estaba evitando instintivamente atacar a sus puntos vitales y herirlo de gravedad.
Quizás el hombre que dormitaba bajo toda esa programación estaba protegiendo a su amigo después de todo.
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Tema: Re: Who the Hell is Bucky? (Steve Rogers, Winter Soldier) [25/06/2019] 30th Agosto 2023, 00:19
La primera vez que Bucky había conseguido darle un golpe lo habían celebrado con una taza de cacao caliente. No era fácil de encontrar en el frente. Steve se dijo que no estaba premiando la violencia. Que no había convertido en recompensa infantil una cuestión tan seria. Se convenció de que eran dos amigos compartiendo un momento de tranquilidad en el infierno. Gozando de un lujo de difícil alcance como respiro de ambos tras un trabajo bien hecho. Si Steve no hubiese tenido un metabolismo a prueba de borracheras y Bucky hubiese sido un poco más mayor habrían compartido una copa. Afortunadamente, a todo el mundo le gustaba el chocolate.
Vinieron muchos después de aquel primer golpe. James ya estaba extraordinariamente bien adiestrado antes de convertirse en su compañero. Durante mucho tiempo, fingió tener menos conocimientos de los que realmente poseía, y Steve se creyó mejor maestro de lo que era. Al poco, en lo que adiestramiento se refiere, estuvieron casi a la par. Steve se preguntaba a menudo cómo sería una pelea entre ellos si el suero de súper-soldado corriera también por las venas de Buck, y había sonreído. Luego ocurrió el desastre, y Bucky no pudo pelear más. Ni pelear; ni estudiar; ni trabajar; ni reír; ni amar o sufrir desengaño. No más cumpleaños. No más etapas. Ningún combate amistoso. Ninguna taza de cacao bajo el cielo estrellado de un mundo en guerra.
Nada.
Steve nunca llegó a acostumbrarse, pero sí a aceptar que su compañero no estaba. Que no tuvo nunca un presente. Que jamás tendría futuro. En su mundo o en los nuevos. Que Bucky Barnes sólo tenía pasado. Que un abrazo de fuego había sido su último presente.
Sus huesos se partían. Notaba su rostro empezar a hincharse. Sentía la punzada de cada golpe en cada herida nueva o antigua. Miles de reflejos le indicaban cómo responder. Cómo zafarse. Cómo contraatacar. Y su cuerpo no hacía caso a ninguno de ellos ¿Quién sabe? El Capitán América ya creía haber matado una vez a Bucky Barnes… ¿Y si volvía a hacerlo?
Lo estaba machacando. Lo estaba haciendo pulpa. En nada se parecía aquella paliza a su imaginario combate amistoso; ese en el que el alumno superaría por fin al maestro y Steve, con una sonrisa en la cara, le ofrecería la mano a su compañero para que le alzara. No… con cada golpe, lo único que hacía era hundirle más. Tanto que… ni siquiera creía sentirlos.
Había vencido, no con los puños, aunque fuesen temibles. Había vencido, simplemente con enseñarle su rostro. Con ese rostro que expresó sus pensamientos antes de verbalizarlos.
¿Quién demonios es Bucky?
El Capitán creía que… en algún momento, cayó por la cascada.
Cerró los ojos y pensó que no le importaría volver al hielo. O, quién sabe, despertar de él. Despertar de verdad. Pocos días después del accidente. Bucky estaría bien. Peggy lo regañaría. Furia mascaría su puro. La guerra habría terminado. Otra oportunidad. Otro mundo.
Ese no le gustaba.
En ese, su mejor amigo, no recordaba ni quién era.
Quería despertar del hielo, y notó frío al despertar. Pero no el de un glaciar inmenso. Sólo las bolsas de los paramédicos, en su cara. Y ninguna de las caras que esperaba le recibió. Salvo una.
- Descanse, soldado- murmuró Furia, con la mano en su hombro, mascando su puro- Tenemos mucho de qué hablar.
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Tema: Re: Who the Hell is Bucky? (Steve Rogers, Winter Soldier) [25/06/2019]
Who the Hell is Bucky? (Steve Rogers, Winter Soldier) [25/06/2019]