[Mini-evento: ¡Luces, cámara, Omega!] La revelación (Loki, Elektra, Bullseye, Daredevil, Edward, Clint, Dinah, Arion pnj)

Tom Hiddleston cerró los ojos, deleitándose ante la preciosa melodía compuesta por los miles de aplausos de júbilo que le dedicaban sus queridos fans. Los asistentes que habían venido a verle aquella noche aclamaron su nombre cuando los tres principales actores de la obra de teatro “Betrayal” salían a despedirse en una elegante y respetuosa reverencia.

No había visión más hermosa en el mundo que la de ver sus sonrisas y sus lágrimas cuando actuaba para ellos. Incluso distinguió entre el público de la primera fila a una joven con gafas que parecía estar gastando toda su energía aplaudiendo mientras no paraba de llorar. Sin duda, eso era lo que más le emocionaba de ser actor, llegar al corazón de las personas.

A pesar de que la función de aquella noche había salido a las mil maravillas, algo en el interior de Tom se removió cuando trató de recordar los diálogos de su personaje Robert, el marido traicionado doblemente tras descubrir el romance entre su mujer y su mejor amigo. Era extraño, pero lo achacó al éxtasis del momento. Era como si el tiempo pasara más deprisa cuando actuaba.

— Buenas noches, Tom.— se despidió Zawe Ashton, la actriz que interpretaba a su esposa Emma.

La morena iba acompañada de Charlie Cox, quien también se despidió de él con una enorme sonrisa en los labios. El actor británico, además de hacer de su mejor amigo Jerry en la obra, también era su compañero en la serie de Omega e interpretaba al justiciero Daredevil. Era una reciente incorporación de la última temporada, y Tom estaba deseando poder compartir algunas escenas con él a pesar de que sus personajes no tenían demasiado que ver. Ahora que lo pensaba, tampoco sabía nada sobre la próxima fecha del rodaje de la famosa serie que enfrentaba a héroes y villanos del universo de Marvel y DC.

— Nos vemos mañana. — se despidió también el pelirrojo, abandonando el Bernard B. Jacobs Theatre para adentrarse en la helada noche de Broadway.

A esas horas de la noche, las calles de Nueva York le resultaron oscuras y extrañas, como si los enormes edificios modernos se cernieran sobre él como gigantes de hielo que trataban de pisotearle. Su inquietud se desvaneció al ver a dos figuras conocidas esperando en la puerta del pub Irlandés.

—¡Tom!— el rostro de Chris Hemsworth se iluminó al ver aparecer a su amigo —¡Ven aquí y dame un abrazo, Bro!

Los musculosos brazos del actor australiano rodearon sin miramientos al delgaducho pelirrojo que dejó escapar un quejido en forma de protesta tras ser espachurrado por su mejor amigo. A la mujer que había a su lado se le escapó una sonrisa divertida.

—Hola Chris… — saludó el pelirrojo con un hilo de voz. Una vez el rubio le dejó en el suelo, Tom respiró aliviado al notar que el aire corría de nuevo por sus pulmones. — Yo también me alegro de verte, Bro. —Después se dirigió a la hermosa actriz española que había a su lado y le hizo una pequeña reverencia de cortesía sin perder la sonrisa. — Elsa...

— Siempre tan formal, Tom— sonrió con diversión en sus ojos y le estrechó la mano — Me alegro de ver que estás como siempre.

— Sí, yo también me alegro de veros. ¿Te has teñido el cabello, Elsa? Siempre creí que a Chris le gustabas más de morena… — bromeó el británico, pero la mujer de Thor le devolvió una mirada de extrañeza y protestó.

— ¡Pero si siempre he ido de rubia! — rió, como si creyera que le estaba tomando el pelo. Y por un momento, Tom creyó ver un rostro diferente en la pareja de Chris.

— ¿Vamos a dentro? — preguntó su amigo.

— ¿No esperamos a Jeremy?

— Es que me muero por una birra. ¿Crees que aquí tendrán Hidromiel, hermano?

— Creo que a veces te tomas demasiado en serio tu papel como Dios del Trueno… — suspiró Hiddleston.

Entre bromas, Tom siguió a la pareja al interior del pub irlandés ligeramente inquieto, como si algo no estuviera yendo bien. Llevaba días con la mosca detrás de la oreja, sintiendo ese ruido blanco de fondo que le distraía de algo que no lograba comprender todavía. Y cuando trataba de darle vueltas a lo ocurrido, o cuando intentaba recordar algo de los días anteriores... sentía que empezaba a perder el contacto con la realidad… y eso le aterrorizaba.

— ¿Qué pasa, Tom? ¿te encuentras mal?— le preguntó Chris, con un tono jovial y alegre. El fortachón le pegó tal palmada en la espalda que casi le tiró del asiento.

— ¡Ejem! Estoy bien, estoy bien...— se excusó, centrando de nuevo su atención en la conversación del feliz matrimonio.

Se les veía a los dos tan enamorados y felices… que Tom no tardó en sentirse fuera de lugar. Observándoles desde el extremo de la mesa, se dio cuenta de cómo se miraban el uno al otro, era como si el tiempo se hubiese detenido para ellos, o fueran a cámara lenta. En aquel instante, el británico sintió la punzada ponzoñosa de la envidia. Chris siempre parecía conseguir todo lo que se proponía. Era el hombre perfecto, y la verdad es que la vida siempre le sonreía. Tenía una bella esposa que le amaba, unos hijos preciosos, una casa gigantesca en Australia y... una horda de incontables fans que lo admiraban gracias a su papel de Thor. En cambio… él seguía sin encontrar el amor, había perdido a algunas amistades recientes por malas decisiones en la vida y tampoco es que tuviera una familia o un hogar al que regresar cada noche. 

Se sentía triste... y solo...

La llama de la ira se prendió en su interior. Empezó a sentirse incómodo, atrapado en aquel bar ruidoso y agobiante. Frunció el ceño ante los comentarios edulcorados y cursis de la pareja que tenía delante, y se llevó la mano a la frente varias veces para quitarse el sudor. Tenía calor... mucho calor... y cuando miraba a Chris, sentía un irrefrenable deseo de abalanzarse sobre él y estrangularlo. Quería arrebatárselo todo, todo aquello que le había regalado la vida tan solo por ser el hijo favorito de papá. Se imaginó por un momento cómo sería estar en sus zapatos, y se vio a sí mismo acariciando el brillante cuchillo de la mesa para... 

¡Dios mío! ¿Pero en qué estaba pensando? 

— Tom… ¿seguro que estás bien? Te has puesto pálido de repente…

— Sí, estoy bien. Disculpadme un segundo… debe de ser la tensión de haber estado trabajando todo el día sin parar… — se excusó con una enorme sonrisa llena de amabilidad y se levantó con la intención de ir al baño para aliviar sus extraños y contradictorios pensamientos. — En un minuto estoy con vosotros…

Hiddlestone cruzó el umbral del servicio de caballeros y se inclinó sobre una de las picas para limpiarse el rostro con el agua fría. Quería librarse de esos extraños sentimientos negativos cuando de pronto, vio que su propio reflejo en el espejo le devolvía una siniestra sonrisa. Los ojos que le miraban eran de un color verde brillante en vez del pálido azul de siempre, y su pelo también había dejado de ser castaño rojizo, para tornarse de un color negro azabache, tan oscuro como la noche misma. Parpadeó dos veces, creyendo que se trataba de una ilusión óptica, pero entonces, el hombre que había al otro lado del espejo... habló.

— Dejarte engañar de esta manera... Mira que llegas a ser estúpido, Ikol… 

Tom Hiddleston se echó hacia atrás del susto, golpeándose la espalda contra las losas de mármol blanco de la pared. Su reflejo soltó una enorme carcajada. El Loki a través del espejo río, rió y río, hasta que su rostro empezó a envejecer lentamente y su sonrisa se tornó una mueca siniestra.

El asustado hombre se dejó arrastrar por la confusión hasta quedarse agazapado en el frío suelo del lavabo, llevándose las manos al rostro como si estuviera tratando de evitar que su cabeza estallara en mil pedazos. Sintió como algo... o alguien había tratado de violar su mente y estuviera modificado sus recuerdos. La ira, se transformó en poder, y poco a poco se le fue devolviendo lo que era suyo por derecho. Los minutos pasaron agónicamente hasta que finalmente dejó de luchar consigo mismo. Una pequeña risa que provenía de su interior rompió el largo silencio. El viejo Loki se había ido, pero él había recordado.

— Te olvidaste también de modificar sus memorias… ¡Oh! ser estúpido que ha ideado toda esta parafernalia… — susurró para sí mismo. No era lo mismo engañar a un Loki que engañar a tres.— Ahora todo tiene sentido...

El británico salió del baño tras recuperar la compostura y colocarse bien el traje formal que había llevado durante la actuación de esa noche. Se acercó a la mesa donde se encontraban sus supuestos "amigos" (a pesar de que su actual presencia le desagradaba más que otra cosa) ya que necesitaba comprobar ciertos comportamientos ahora que había recuperado completamente la memoria. Fue entonces cuando se percató de que Clint ya había llegado.

— Jeremy, colega… ¿Cómo estas? — le saludó como buenamente pudo, intentando ser lo más natural posible. No le apetecía seguir siendo el amable y simpático "Tom", pero la farsa tenía que continuar si no quería alarmar a quién fuera que les estaba haciendo esto.— ¿Te apetece jugar a algo? Pensaba en batirme contigo a los dardos, ¿Qué me dices?

Perdón por llegar tarde, ha sido un infierno encontrar aparcamiento.


Se disculpó por su tardanza a sus amigos dándoles un fuerte abrazo a cada uno, notando que Cris estaba más fuerte de lo normal pero no le dio mucha importancia. Después de abrazar a su amigo Tom se lo quedo mirando y afirmo con la cabeza bien animado.


¡Claro! Un pequeño juego ayudara a abrir el apetito ¿Cómo te ha ido el día Tom?


Los dos amigos se fueron al rincón donde estaba la máquina de dardos. Metieron las monedas necesarias para un par de rondas y se pusieron a jugar. Tom dejo que su buen amigo empezara a jugar ya que fue idea suya jugar que menos que cederle el puesto de partida a su bien amigo que acababa de llegar, Jeremy muchas veces pensaba que Tom es un buen prototipo de caballero ingles que cada vez hay menos. Sin perder más tiempo Jeremy lanza sus tres dardos reglamentarios por ronda, acertando los tres en el centro de la diana, los tres bien juntitos en el anillo interno. Un par de personas que vieron tal proeza junto al mismo actor se quedaron atónitos ante tal puntería, no era muy normal clavar los tres dardos juntos y mucho menos en el centro. Jeremy aun alucinando se apartó para dejar paso a su amigo pudiera jugar; El primer dado dio en la pared, que ahora que se fijaba estaba algo agujereada, el segundo dio en la diana por la parte inferior y la tercera más cerca del centro.
La segunda ronda no fue diferente para Jeremy, dándoles otra vez los tres en el centro de la diana mientras que Tom, esta vez, clavo sus dardos dentro de la diana pero por zonas bien dispares. Ahora habían tenido más público animándose por las proezas del actor le retaron a acertar cosas con el dardo sin salirse de la anilla del centro: Pajitas, aceitunas, botones, ect. Cualquier cosa que le tirasen a Jeremy era capaz de clavarlo en el centro de la diana, haciendo que el bar se alborotara por la gran muestra de puntería del castaño. Cuando ya no tenían nada más que pudiera acertar le dieron un fuerte aplauso y le dejaron tranquilo, había logrado distraer gran parte del local.


¡Wow! En mi vida había tenido tanta puntería, aun ni me lo creo, jajaja ¿quieres que juguemos a otra cosa o volvemos con nuestros amigos?


Se rio mientras se estaba guardando el dinero que había ganado en las apuestas acercándose a su buen amigo que por la euforia de todos lo había tenido bastante abandonado. Ahora que estaban de nuevo a solas se fijó que había algo que le hacía ver diferente a su amigo Tom, seguramente serían las luces del local.

Off Rol: como nadie más ha contestado al evento, vuelvo a abrir turno con Loki a ver si podemos avanzar un poco el tema.

—¡Claro! Un pequeño juego ayudara a abrir el apetito ¿Cómo te ha ido el día Tom?

— De fábula… — respondió el británico con cara de póker, sin poder evitar contestar con cierto tono irónico en la voz.

No podía decirse que el príncipe de las mentiras estuviera demasiado contento. Acababa de descubrir que era incapaz de realizar magia Asgardiana, ni si quiera podía formular el más absurdo de los hechizos. Y no sólo habían jugado con su cabeza y le habían alterado los recuerdos, sino que también les había lavado el cerebro a su antiguo compañero Clint y al inútil de su hermanastro. Sin contar que ahora llevaba el cabello rizado y de un color cobrizo que le recordaba desagradablemente al altante Arión. Era todo maravilloso… No podía sentirse más afortunado de estar encerrado en una ciudad que parecía ficticia rodeado de potenciales enemigos. 

Por suerte, no todo parecía perdido.

— Extraordinario...— exclamó, al ver que la puntería de Jeremy Renner era tan certera como la de Hawkeye. Loki se acordó de cuando encontró a Clint varado en la isla de Corvo, con la memoria completamente en blanco. Su cuerpo se movía por instinto y recordaba los movimientos de un agente de S.H.I.E.L.D. bien entrenado. Ahora estaba sucediendo exactamente lo mismo... Clint no parecía haber perdido su memoria corporal cuando le habían hecho creer que era el actor Jeremy Renner. Y si Ojo de Halcón era capaz de conservar su afilada puntería... quizás el dios de las mentiras también conservaba alguna que otra de sus habilidades físicas.

Eso le hizo suponer tres cosas; la primera, que la magia y otros poderes sobrenaturales no funcionaban dentro de aquel mundo. La segunda; sí lo hacían todas las demás. Y la tercera, que Clint sería mucho más útil si lo mantenía de su parte, por el momento. Al menos hasta que decidiera si explicarle o no lo que estaba ocurriendo de verdad. Puede que contarle sus sospechas solo le sirvieran para colocarle un cuchillo en la garganta, y es que la historia entre Clint y Loki no había acabado demasiado bien la última vez que se vieron.

Tampoco sabía nada sobre su enemigo, ni a quién se iban a enfrentar, y si les estaba haciendo esto... ¿Qué le impediría volver a jugar con su mente en cuanto descubriera que su marioneta se había descarrilado? Si les había transformado a todos en actores era porqué... ¿Es un amante del teatro? Tom Hiddleston tenía una ligera intuición de lo que podía estar sucediendo. Era probable que quienquiera que les estaba haciendo esto, no era más que un mero espectador.  Quizás estaba allí mismo, en el bar, observándoles detrás de una buena jarra de cerveza. No podía arriesgarse. Así que iba a necesitar más información antes de tomar decisiones precipitadas.

— Ahora déjame probar a mi, mate— comentó con una sonrisa afilada, mientras jugueteaba con los dardos, colocándoselos entre los dedos.

Loki no era tan buen tirador como su amigo, pero si que se le daba bien el lanzamiento de cuchillos. Decidió disimular las primeras rondas, apuntando fuera de la diana y después a los extremos de la misma. Sus habilidades no tenían nada que ver con las del renombrado Ojo de Halcón, pero al menos logró dar en el lugar allá donde fijaba su mirada. Lo suyo siempre habían sido los blancos más grandes, como el pecho o la cabeza de sus enemigos.

Las extraordinarias habilidades de su amigo sorprendieron a todo el local y provocaron un gran revuelo en el pub Irlandés. Los retos de Jeremy eran cada vez más difíciles y condenadamente absurdos, como el de apuntar a una moneda al vuelo, pero el moreno siguió superando los desafíos uno por uno sin esforzarse demasiado. El talento lo llevaba en la sangre.

Chris Hemsworth, o más bien Thor, fue quien apostó más fuerte por su amigo, aumentando así el barullo del local con sus gritos de borracho asgardiano. Loki no pudo evitar sentirse contagiado ante semejante festividad y sonrió ante los vítores de todo el mundo que aclamaba el nombre de su amigo Clint. Se sintió tan extrañamente feliz festejando con los dos Vengadores... que por un momento deseó poder estar así siempre con ellos. Por primera vez en mucho tiempo, nadie le miraba con odio y rencor. Todo el mundo había olvidado que el dios del engaño y las mentiras compartía mesa con ellos y lo trataban como a un compañero más.

Los tres amigos lo estaban pasando bien, hasta que de pronto, la aceituna que tenía Clint entre las manos pasó a estar clavada en medio de la diana junto a una varilla metálica. Aquel gesto llamó la atención de los tres actores, tras ver que la oliva se había quedado incrustada justo en medio de los tres primeros dardos de Hawkeye.

Loki afiló su mirada al darse cuenta de quién había hecho semejante lanzamiento y lo reconoció al instante. Se trataba del actor que le daba la vida a Bullseye, una de las ultimas incorporaciones de la serie pero que no había tenido el placer de conocer en persona. No sabia si aquel hombre sería amigo o enemigo, pero sin duda sus habilidades también le resultarían útiles teniendo en cuenta los planes que empezaban a trazarse rápidos y efectivos por su retorcida mente.

— Claro, únete a nosotros Wilson…— le dijo a Bullseye, con una sonrisa muy afilada. Se le acababa de ocurrir una idea magnífica para sacarle la información que necesitaba — El documental ha ido estupendamente. Creo que los más aburridos se han ido a descansar directamente al hotel— bromeó Tom— Oye, Wilson, ya que estamos... ¿Por qué no nos hablas un poco del personaje que vas a interpretar? Soy un ávido lector de Marvel, pero ya sabes, sólo he leído cosas de Thor y los Vengadores.

Tras una larga charla con la reciente incorporación, Loki terminó de beber su copa y se excusó un momento, dejando a Wilson en compañía de Jeremy, Chris y Elsa. 

—Si me disculpáis, tengo que hacer una llamada.— comentó con cierta amabilidad en su sonrisa.

Tom se levantó de su asiento y se dirigió a la salida del pub. Las calles de Nueva York estaban heladas, y esta vez, su fisonomía Asgardiana no estaba allí para protegerle del frío invernal. Jamás se había sentido antes tan invulnerable, y eso sólo conseguía irritarle más de lo habitual. 

Sin perder el tiempo, se sacó del bolsillo su Smartphone y tecleó el número de móvil de Cillian Murphy. Necesitaba saber donde estaban cada uno del resto de los actores de Omega para ir barajando las posibilidades, y quizás, su otro compañero mago supiera por donde empezar a buscar una solución al problema que tenían entre manos. 

—¿Cillian? ¿Qué tal, amigo? ¿Dónde te has metido?— le preguntó con entusiasmo, como si realmente conociera al mago desde siempre.— Nosotros estamos en un pub, ¿Te gustaría venir a tomar algo? —le explicó el embaucador.— Por cierto, ¿sabes algo de Theo y los demás?

Y de pronto cayó en la cuenta de algo en lo que no había pensado hasta ahora. Theo, el actor que interpretaba a Arión... se lo habían llevado de vuelta a Grecia. Por algún motivo el autor de esta farsa lo había condenado por un crimen que desconocía. ¿Pero por qué habría hecho eso el ser que les había atrapado? ¿Por qué alejar a Arión del resto de actores y tenerlo...? 

Drogado. Le estaban dando pastillas...

— Maldición...— susurró dentro de su cabeza. Las cosas se iban a complicar aún más  si tenía que ir de nuevo al rescate del Atlante en apuros. ¿Cómo pensaba liberar al mago de una cárcel sin utilizar sus poderes?

Sea como fuere, necesitaría toda la ayuda posible, por muy impredecibles que fueran las fichas del tablero...

El grifo del lavabo goteaba, era un sonido sutil y ligero, una banda sonora suave que se filtraba a través del aire y se deslizaba hasta llegar a los oídos de Cillian, sus ojos estaban muy abiertos e inyectados en sangre, irritados, llevaba toda la noche sin pegar ojo, el grifo repiqueteaba con fuerza en su cabeza, seguía vestido cómo había salido del set de rodaje: - No…- Murmuró mientras sus ojos se deslizaban lentamente hacia su izquierda, a su lado, estirada en la cama había una mujer, iba vestida con un camisón blanco y el pelo negro le caía por el pecho, parecía sucio y empapado de un líquido rojizo, la chica sonreía de forma siniestra mientras de su pecho brotaba sangre, cómo si de una grotesca fuente ornamental se tratara: - No…- La mujer llevaba allí, en la habitación, toda la noche, podía verla, podía sentirla, no eran imaginaciones suyas, primero en el baño, luego paseando por el cuarto y por último había decidido estirarse a su lado: - Vete…- De golpe la chica empezó a reírse, sus miembros empezaron a retorcerse con un desagradable crujido, se puso a cuatro patas sobre el colchón dejando caer su pelo sobre la cara: - ¿Tienes miedo exorcista…? –

Cillian se tiró al suelo, había intentado de todo para que desapareciera, había intentado ignorarla, pero allí seguía, lentamente aquella figura se arrastró cayendo también al suelo, empezó a acercarse al actor que a gatas se dirigió hacia la puerta: - ¿TIENES MIEDO? – El hombre se puso en pie y abandonó la habitación rápidamente, cerrando de un portazo, suspiró aliviado al salir al pasillo, llevaba mucho tiempo metido en el papel de Edward Johns, su terapeuta ya le había advertido que su método de interpretación podía llegar a darle problemas algún día, pero él lo ignoró, se debía al arte:

- ¿Señor Johns…? – Una voz de niño murmuró a sus espaldas el nombre de su personaje, se giró lentamente para ver con horror cómo un pequeño chico de apenas unos siete años le miraba fijamente mientras sostenía entre sus manos un conejo, el animal en cuestión tenía el cuello retorcido, el niño, con una sonrisa siniestra en los labios y un tono pálido en la piel lo agarraba con fuerza: - ¿Va a ayudarnos esta vez…? – Cillian, agarrada a la pared del pasadizo para no caerse empezó a alejarse sin mediar palabra: - ¿Va a ayudarnos esta vez? – El niño abrió la boca de repente, mostrando unos dientes afilados y propinó un fuerte bocado al estómago del conejo, las vísceras del animal chorrearon cuando los finos dientes del niño las perforaron…

El actor cayó de culo al suelo ¿Qué estaba sucediendo? ¿Se había vuelto loco? Sus gafas cayeron al suelo mientras intentaba escapar arrastrando el culo por la moqueta del hotel, no se paró a recogerlas, se puso en pie y salió hacia las escaleras de emergencia: - Necesito salir de aquí…- Notaba la ansiedad golpeando su pecho, un pitido en los oídos, tenía miedo, mucho miedo…Empezó a bajar las escaleras a toda velocidad mientras escuchaba como la puerta que daba acceso a las mismas se abría detrás suyo.

Sus pies entrechocaron y cayó rodando por los peldaños hasta llegar a un replano: - Joder… - Le dolía la espalda, el culo y el cuello, varias de sus cosas se desparramaron por el suelo, el teléfono móvil, una cajetilla de tabaco que llevaba encima para cuando hacía de Edward y un mechero…Miró fijamente la cajetilla y la cogió, sacó un cigarro y lo miró fijamente ¿Por qué sentía de repente la necesidad de fumar? Se lo llevó a los labios y lo encendió como pudo mientras su pulso temblaba, inhaló lentamente el humo y lentamente la nicotina fue haciendo su efecto, sus músculos se relajaron y exhaló el humo: - ¿Qué está sucediendo... – De repente, su teléfono empezó a sonar, se quedó unos instantes mirando a la nada, asustado y sin saber que hacer.

Dio una calada al cigarro mientras y finalmente decidió coger el aparato y contestar: - ¿Sí? – El hombre que interpretaba al dios de las mentiras le respondió al otro lado: - Si, creo que me irá bien ir a tomar algo…- La puerta por la que había entrado se abrió abruptamente, escuchó como algo caía por las escaleras, una pelota de color azul con unas manchas de un líquido rojo, Miró el objeto aterrado y se puso en pie, apartándose: - ..No sé dónde está Theo, pero estaré allí lo más rápido posible…- El exorcista colgó y miró escaleras arriba, el mismo niño que antes le había asaltado en el pasillo el miraba fijamente... Descendió las escaleras en silencio, sin perderle de vista ¿Qué le estaba pasando?

Saludo animadamente a los nuevos integrantes de su grupo de actores, que era la primera vez que se vieron y se fueron a sentarse todos juntos mientras Tom iba a llamar a alguien. Jeremy se quedó mirando en silencio aquel hombre, había algo que le molestaba, le inquietaba; era como si tuviera que estar en alerta con ese hombre por algún motivo que no recordaba. Era normal que no te caiga bien un actor por un papel que le hayan dado pero luego conoces al actor y ves que es una persona maravillosa, pero lo que sentía Jeremy era más oscuro, como si tuviera que estar en alerta a cualquier movimiento que hiciera Wilson. El arquero decidió dar un largo trago a su copa para relajarse ya que se notaba muy tenso.

Muy bien, ahora Clint a cambiado a otro nombre que es Ronin, es ahora más oscuro. No sé por qué pero siempre me acaban dando papeles de chicos malos

Se ríe un poco más relajado para llevarse la copa a los labios y beber de forma tranquila recordando todos los papeles que ha hecho al largo de su carrera como actor. Le correspondió el agarre y sonrió animado.

Es una gran idea, seguro que los fans quieren ver quién es el mejor con puntería, jajaja ni que fuera el viejo oeste.

Charlie lo sabía, la verdadera naturaleza de un actor, el lugar que correspondía a toda persona que se dedicase al noble arte de la interpretación, era el teatro. El cine y la televisión estaban bien, desde luego. Eran experiencias divertidas, y más si te ofrecían papeles en películas de acción o ciencia ficción. Los focos, los trajes, los decorados y demás parafernalia eran un juego divertido e inmersivo. Sin embargo, no era aquello para lo que estaban hechos los actores. La verdadera clave, la prueba de fuego, el salto sin red era el teatro. Ahí no podías permitirte fallos ni repeticiones, sólo dependías de tus recursos, tu memoria y tu talento. Cada noche plantado sobre las tablas frente a decenas de personas que te observan, escrutando cada uno de tus movimientos, juzgando cada quiebro y deje de tu voz. Sí, aquello era lo que más vivo le hacía sentirse. La reproducción diaria de una misma partitura que nunca suena igual. No conocía ningún actor que se preciase de serlo que no sintiese la excitación, esa incontenible maraña de nervios en el estómago, antes de salir a escena. Y cuando todo salía bien… Dios, no había un mayor subidón de adrenalina. Charlie suponía que debía ser una experiencia similar a la que los atracadores tenían tras la ejecución exitosa de un golpe o, tal vez, la misma que los policías sentían una vez cerrada con acierto una operación importante.

Sí, el teatro era el hábitat natural del actor y todo era mejor si compartías escena con una persona que, aparte de ser un gran profesional, era tu amigo. Eso sentía cada noche que trabajaba con Tom en “Betrayal”. Había actuado con grandes maestros de la interpretación a lo largo de su carrera, profesionales de un talento inconmensurable. Por ejemplo, jamás se le olvidaría en la vida la primera vez que vio a Deniro frente a las cámaras durante el rodaje de “Stardust”. Jamás se había sentido tan pequeño, tan inseguro, tan insignificante… Un auténtico profesor, desde luego, una persona de la que tomar nota y grabar a fuego en la memoria todo consejo, tic o recurso. Con Tom todo era distinto, claro. Al fin y al cabo, el trabajo de actor no deja de ser la compleja elaboración de una gran farsa. Y el teatro, como toda mentira, debe tener algo de verdad para que sea del todo creíble. De tal forma, si entre los dos actores había una relación real, una amistad sincera, todo ello acabaría traspasando la barrera del escenario y favoreciendo el trabajo de ambos. Era una parte hermosa pero también muy compleja del aquel trabajo. Bregaban con sentimientos reales, con las emociones y aquello… aquello podía dejar a cualquiera en un estad total de abatimiento.

Por ello, cuando Tom le ofreció salir a tomar algo después de la función Charlie declinó cortésmente la oferta. Estaba demasiado cansado, pero no se trataba del típico cansancio producido por el trabajo, era un abatimiento emocional y psicológico. Decidió caminar un poco por la ciudad antes de retirarse, pensando en su relación de amistad con Tom. Aquellas sensaciones, aquella química, dicha complicidad… Sin duda eran reales, no podía fingirse algo así. Aún con todo, seguía habiendo algo que fallaba ¿Desde cuándo eran Charlie y Tom tan amigos? Sinceramente, le costaba recordarlo. Como también le costaba recordar, por duro que suene, cuánto llevaba casado con Samantha o, a veces, incluso la fecha de nacimiento de sus dos hijos… Porque tenía dos… ¿No?

Sintió el impulso de coger el móvil y llamar a su esposa, de escuchar su voz, de tal vez recordar con una breve conversación cotidiana por qué estaba enamorado de ella… Por qué no sentía lo mismo hablando con Samantha de lo que sentía cuando estaba en el set actuando con Tonia…

Era ridículo ¿Verdad? Un romance con tu compañera en mitad del rodaje. Por supuesto, aún no había ocurrido nada. Tonia estaba felizmente casada y, aunque pudiera sospechar algo, no podía estar seguro de que su compañera de rodaje lo viera como algo más que… precisamente eso, un compañero. Era tan cliché que le entraban ganas de reírse de su propio patetismo ¿Era tan sencillo? ¿Se trataba de la vieja historia de la pareja de actores que se acercan demasiado en un rodaje? ¿Su matrimonio ya había sufrido los envites de la rutina y el hastío? En todo ello pensaba Charlie mientras caminaba cabizbajo por la ciudad. En cuanto abandonó el teatro pensó en coger un taxi e irse a descansar inmediatamente, pero pronto cambió de opinión. Tenía demasiadas cosas en la cabeza, su cerebro iba a mil revoluciones por segundo. Necesitaba despejarse.

Charlie había caminado sin rumbo fijo, con la mirada posada en las baldosas del suelo, sin apenas meditar a dónde se dirigía. Mientras se encontraba perdido en sus cavilaciones, una voz aguda y desagradable le sorprendió en su frente. Una voz que sonaba como cuando las monjas del colegio arañaban el encerado para hacerles atender… ¿Un momento? ¿Él había estudiado con las monjas?

- ¿Qué pasa colega?- respondió un hombre enjuto enfundado en un gastado abrigo de cuero- ¿Tendrás unas monedillas?

Eso era lo que más odiaba Charlie de Nueva York. En un momento estabas en una calle tranquila, iluminada y segura y, al mínimo descuido, te habías adentrado en algún sitio chungo sin darte cuenta. Otros dos chorizos se habían puesto ya a sus espaldas, cortándole la retirada. Miró con nerviosismo a los lados… no parecía haber nadie que pudiera prestarle ayuda y, en una ciudad como aquella, era inútil gritar. Tendría que tranquilizarse y darle a esos capullos lo que pidieran.

- Oye… no quiero problemas- dijo tendiéndole la cartera- llévate la pasta y déjame seguir tranquilo.

- ¿Y ese acento?- dijo uno de los matones de detrás- Vaya, vaya… parece que tenemos a todo un señorito inglés.

- De verdad que no quiero líos… Llevaos…

- No hables si no se te pregunta Mr. Bean- dijo el de enfrente- Danos el móvil también guapito de cara o te vamos a dejar con un aspecto bastante menos agradable.

- No me jodas- dijo Charlie llevándose la mano al bolsillo- No me hagáis esto hombre... que trabajo con él… si es un putocacharro...

La respuesta del atracador no se hizo esperar. El puñetazo fue recto y rápido, directo a la cara del actor. Charlie cerró los ojos instintivamente, previendo ya el inminente impacto pero, en cuanto se quedó a oscuras... todo cambió… Su percepción misma, sus reflejos, su mentalidad… Sin desearlo siquiera, las manos de Charlie impactaron contra la muñeca del delincuente en un acto reflejo, desviando el golpe y evitando ningún daño para él.

- ¿Qué… qué cojones….?- masculló el intérprete, sorprendido de su propia reacción.

- Parece que el chulito este se nos quiere hacer el héroe- dijo su atacante con un cabreo evidente- Vamos a darle pal pelo chavales.

Los tres delincuentes se lanzaron al unísono contra Charlie y él, de nuevo, previendo la inevitable paliza, cerró los ojos asustado. Sin embargo, aquella nueva pero, a la vez, familiar sensación de poder y calma se adueñó de él. Con un rápido movimiento de la mano rompió la nariz del primer chorizo y, acto seguido, giró sobre sí mismo para golpear con una rápida patada en el pecho a uno de los de atrás. El tercero de los atacantes, sin tiempo para reaccionar, recibió dos poderosos directos en la mandíbula que lo tumbaron al instante. Cuando Charlie abrió los ojos vio a sus tres asaltantes en el suelo, doloridos y asustados, sorprendidos de la inesperada y certera reacción de su presa. Charlie, aún más asustado que ellos, recogió del suelo su cartera y, como alma que lleva al diablo, comenzó a correr en la dirección contraria.


Con el susto y la excitación del momento, Charlie tardó un buen rato en dar con el pub al que Tom le había dicho que iría a tomarse unas copas después de la función. No podía apartar el pensamiento de aquella extraña sensación que le había invadido cuando los tres tipos le atracaron en el callejón ¿Cómo coño iba a acordarse del nombre de uno de los cientos de baruchos de la ciudad en esas circunstancias? Tras unos minutos de esquizofrénica carrera por las calles de la urbe, Charlie dio al fin con el local. Afortunadamente, Tom estaba fuera del local haciendo una llamada, así que no había riesgo de equivocación. Como un auténtico poseso se acercó a su amigo y le cogió por los hombros.

- Yo… eh…- dijo entre jadeos-… tengo que… te voy a….

Sin terminar la frase dejó allí plantado a Tom y abrió de un empujón la puerta del pub. Entre el gentío pudo reconocer a varios de sus compañeros de Omega. Wilson, con quien ya había compartido escenas en la serie de Netflix, charlaba animadamente con Jeremy Renner, que interpretaba a Hawkeye. Sin siquiera decir “hola”, se sentó en una de las banquetas y se bebió del trago una jarra de cerveza, sin preocuparse en ningún momento de a quién pertenecía y si su dueño la echaría en falta.

- Yo… joder… No vais… no vais a creeros lo que me ha ocurrido…

—Por supuesto, podéis llamarme Bullseye

Loki, hijo de Laufey, tuvo que resistirse a hacer una pequeña mueca de desagrado tras percatarse de la chulería que derrochaba Wilson, el actor que le daba la vida a uno de los enemigos más mortales de Daredevil. Tuvo que recordarse a sí mismo que, en aquellos momentos, él era el amable y caballeroso Tom Hiddleston, por lo que se obligó a esbozar una sonrisa ligeramente forzada para no llamar la atención de sus amigos.

El actor de Bullseye parecía sentirse realmente orgulloso de haber matado a la tal Elektra. El embaucador ni siquiera reconocía aquel nombre entre su larga lista de enemigos, pero sí había obtenido cierta información interesante a raíz de haberles realizado a Charlie y a Tonia una entrevista durante el rodaje de las escenas eliminadas de la séptima temporada de Omega. Elektra era otra asesina, pero a diferencia de Bullseye, era el interés romántico de su compañero de Betrayal, Charlie, o más bien, Matt Murdock. Ambos eran unos artistas marciales realmente talentosos, y sus habilidades de lucha podrían resultar realmente útiles para sus planes…

Loki notó a su lado como Clint se tensaba ligeramente ante la presencia de Wilson. No conocía la clase de relación entre ambos actores, ni siquiera entre ambos personajes, pero supuso que algo tendría que ver con la repentina competición de puntería.

Jeremy le dio un trago largo a su copa, mientras que Tom alargó su mano para darle un ligero apretón en el hombro con intención de destensarlo. Esperaba que el suave e improvisado masaje relajara al arquero, ya que no era un buen momento para discusiones innecesarias. Loki necesitaba al grupo más unido que nunca si quería salir de aquella ilusión con vida.

—Muy bien, ahora Clint ha cambiado a otro nombre que es Ronin, es ahora más oscuro. No sé por qué pero siempre me acaban dando papeles de chicos malos

— Eso es… porque en el fondo te gustan los chicos malos...— la sonrisa de Loki se acentuó de forma más genuina, mientras recordaba los últimos meses vividos junto al ex-vengador. ¿Quién hubiera dicho que Clint acabaría siendo amigo del peligroso dios de las mentiras?

El príncipe asgardiano se deslizó entre sus dos compañeros de reparto que seguían discutiendo, y salió del local para poder realizar la llamada con tranquilidad.

Había algo que no encajaba del todo en aquella farsa. El verdadero Arión se encontraba atrapado en las fauces de la diosa Kali en el infierno hindú. ¿La entidad que les estaba manipulando era lo suficientemente poderosa como para traer temporalmente al dios Atlante a una realidad distorsionada? Si era así, se enfrentaban a algo nunca visto, y Loki no quería arriesgarse a subestimarlo. Aún así, el misterioso desconocido le había brindado una oportunidad única. Le había ofrecido la posibilidad, por muy ínfima que fuera, de rescatar al hombre que se había ganado el corazón de su aprendiz sin tener que pisar la tierra de los demonios. 

Cuando le preguntó a Cillian sobre el Atlante al otro lado del teléfono, algo en la voz de Edward le inquietaba. De alguna manera, su intuición le decía que el mago estaba cada vez más cerca de toparse a sí mismo con la realidad, sólo le faltaba un pequeño empujoncito para conseguir despertarlo… y eso era peligroso. Pero le dio una idea.

Una idea que terminó de germinar en cuanto Charlie Cox apareció de pronto en el Pub con el rostro blanco como el papel.

— Yo… eh…— jadeó su compañero. Cuando le agarró de los hombros, Loki sintió como sus manos temblaban de puro nerviosismo—… tengo que… te voy a….

Tom le devolvió una mirada de suma extrañeza, y tras varios parpadeos de incredulidad, el actor que le daba vida a Daredevil se adentró en el pub y se bebió de una sentada la primera cerveza que encontró en la mesa.

—Oh, oh...— susurró el dios de las mentiras para sus adentros, tras darse cuenta de lo que estaba a punto de suceder...

—¡Ehhhh tiiiioooo! ¡Mi cervezaaaa!— protestó Thor, con la voz ronca. Se levantó de golpe de su asiento, tambaleándose ligeramente por el impulso y le lanzó una mirada asesina a Daredevil. Sif, a su lado, protestó al ver que su marido había bebido de más aquella noche.

Sabía lo mucho que el hijo de Odín amaba las broncas, pero antes de que su hermanastro empezara una buena pelea de bar, el príncipe de Asgard volvió al pub con la intención de tranquilizar a Chris. Le sujetó del brazo y le susurró algo al oído que pareció calmar al joven tronador.

—Elsa, querida, creo que Chris no se encuentra muy bien…

El dios del trueno protestó, pero aún así, su esposa lo arrastró al exterior del bar mientras se disculpaba con el resto del equipo de rodaje de Omega. No fue una gran pérdida. Loki pensaba que su hermanastro no le resultaría de utilidad para lo que se proponía a hacer. Sin sus poderes del rayo ni su precioso martillo, Thor no era más que un simple nórdico bobalicón que le haría entorpecer sus planes.

— Perdona, amigo— se disculpó, mirando a Charlie con una afectuosa sonrisa y se sentó elegantemente en el asiento de al lado.— Continúa con tu relato…

Fue entonces cuando Cillian realizó su entrada y se sentó junto al resto de sus compañeros tras unas breves salutaciones. La mente del embaucador empezó a trazar planes a gran velocidad mientras Matt Murdock explicaba su experiencia previa en el callejón con los tres matones. Era ahora o nunca. Tiraría la primera piedra, y después, se prepararía para las consecuencias de lo que estaba a punto de provocar...

— Es como tu personaje, Daredevil. Parece que dominas las artes marciales cuando estás a oscuras. ¿Crees que es una coincidencia o realmente has mejorado mucho entrenando para la serie? — bromeó el embaucador, mientras amasaba la tierra de sus mentes para plantar la semilla de una idea— No sabría que decirte, Charlie… pero hasta hace un rato, Jeremy y Wilson han estado comparando su brillante puntería entre dardos y palillos de aceitunas… — dijo con parsimonia, mientras alzaba una mano para mostrarles a todos como la varilla del cóctel que había lanzado Bullseye había quedado entre las perfectas marcas de Hawkeye — Y hablando de cosas extrañas... no logro recordar siquiera lo que hice ayer, ni lo que he desayunado esta mañana... ¿no es un poco raro?

La semilla no tardaría en empezar a germinar. De todos modos, Loki tan sólo necesitaba que una de ellas brotara para llamar la atención de quién quiera que estuviera haciéndoles eso. Podía sacrificar perfectamente la mente de Charlie, o la de Wilson, en el caso de que despertaran y  atrajeran la ira de la entidad desconocida. Eso sería así, si el verdadero objetivo del villano de esta historia quisiera tenerles atrapados en esa realidad ficticia para siempre. A menos... a menos que quisiera otra cosa de ellos...  

El dios de las mentiras se inclinó con lentitud hacia sus compañeros, y se dispuso a hacer lo que mejor se le daba. Mentir.

— Creo que… Creo que nos han estado manipulando. — susurró con la voz llena de preocupación fingida — ¿Habéis visto cómo ha acabado Theo, no? Hablé con él durante las entrevistas... y parecía inquieto por algo. Le vi tomarse unas pastillas que le había ofrecido la organización de Omega, y después me dijo de hablar cuando terminara el rodaje. Que tenía algo muy importante que decirme antes de irse. Pero la organización se lo llevó de pronto y ni siquiera le dejaron despedirse de nosotros. Y a estas horas debe de estar ya en su celda de Grecia... —hizo una breve pausa, analizando con detalle las reacciones de sus compañeros para saber que todo estaba yendo como él quería — Yo creo que le han estado drogando, para que no nos cuente la verdad. Es más, tampoco he vuelto a ver a Margot Robbie, ni al resto de compañeros de Omega. Ni siquiera se sabe nada de los actores que abandonaron la serie. Es como... como si hubieran desaparecido del mapa.

El dios de las mentiras volvió a acomodarse en su asiento con lentitud y se preparó para observar desde su posición neutral, la cadena de acontecimientos que iban a desencadenar sus palabras. Pero la gran pregunta era: ¿Qué ganaba ese misterioso enemigo haciéndoles creer que eran actores de una compleja y enrevesada historia? ¿Acaso era un amante del espectáculo? ¿Buscaba entretenerse?

Una historia no era más que una mentira entretenida y bien contada. Y si eso era lo que buscaba el ser que los estaba manipulando… Loki estaba dispuesto a contarle una buena historia…

Cillian entró en el local con el cigarro humeante entre los labios, se había dejado las gafas en el hotel y tenía un aspecto ciertamente lamentable, el pelo despeinado, la ropa arrugada y unas profundas ojeras: - ¡Eh! ¡Aquí no se puede fumar! – Le gritó una de las camareras cuando entró: - L-lo siento…- El nervioso cogió el cigarro entre sus dedos sin saber bien que hacer, sus pies se movían de arriba abajo, parecía tener una especie de colapso: - ¿Qué haces tío? ¿Quieres tirar eso ya y entrar? – El hombre bufó dos o tres veces y salió por la puerta del bar: - ¿Qué estás haciendo Cillian? Cálmate joder…- Tiró el cigarro al suelo, a la entrada del local y lo pisó con ansía, como si apagando aquella colilla hiciera desaparecer todo lo que le había pasado en las últimas horas, suspiró y volvió a entrar en el local, al poco vio a sus compañeros de rodaje y se dirigió al lugar en silencio:

-B-buenas chicos…Siento la tardanza…- Se sentó discretamente al lado de Charlie y levantó la mano para pedir: - ¿Podría ponerme un agua m…?- Se lo pensó unos instantes y dijo: - No, mejor un whiskey…- Volvió a pensar unos instantes: - Que sea doble. –

Mientras le traían la copa intentó reengancharse a la conversación que estaban teniendo sus compañeros ¿Drogas? ¿Engaños? Es verdad que después de salir de la serie los actores desaparecían del mapa, él llevaba poco en el asunto pero si que aquella chica que interpretaba a Cassandra ¿Cómo se llamaba? ¿Madie Ziegler? Algo así…No habían vuelto a saber nada de ella, igual que de otros actores famosos como Robert Downey, después de colaborar en Omega habían desaparecido del mapa ¿Estaban metidos en una especie de complot o algo extraño? Y ahora Theo estaba en prisión y todo esto empezaba a sonar como una de esas películas de alienígenas reemplazando a personas: - ¿Qué quieres decir con esto Tom…? – La mesa quedó en silencio, un silencio que se vio interrumpido cuando el vaso de whiskey que había pedido tocó en la mesa.

Cillian cogió instintivamente el vaso y le dio un trago largo, el alcohol le quemó la garganta, pero curiosamente, a pesar de que hacía años que era abstemio, le supo a gloria: - Uf…Tengo que contaros una cosa…- Dio otro trago largo del vaso y lo terminó, tras dejar la copa sobre la mesa se pasó la mano por el pelo para peinarse y miró a sus compañeros: - Os va a parecer de locos, pero llevo dos días viendo…Bueno, no lo se tal vez sean nervios…No tengo ni idea…- Suspiró y miró a Tom, no sabía bien por qué pero se sentía tranquilo mirando al hombre, algo le inspiraba confianza, cómo si el supiera que estaba sucediendo y en cualquier momento fuera a revelarles la verdad: - Llevo un par de días viendo fantasmas…Cosas…Cosas raras…Me hablan como si yo fuera realmente Edward Johns, y no entiendo nada. –

El hombre se llevó las manos a la cara y apoyó los codos sobre la mesa, se rio nervioso: - Debéis pensar que estoy como una puta cabra. - ¿Cómo no iban a pensarlo? Eso que estaba explicando era de locos.

Extrañamente el leve masaje de Tom le relajo, haciéndole ver que se había tensado sin darse cuenta. Sonrió a su compañero y amigo de escenas para relajarlo y hacerle saber que estaba bien. Le dejo ir a atender esa llamada mientras seguía charlando con Wilson, no parecía tan mal tipo como le pareció en un principio. Cuando parecía que iba a ser una noche normal pareció un hombre bastante fuera de lugar, tanto que se bebió la cerveza de su amigo Chris. Sonrió pícaro ante la expectativa de una pelea de bar, siempre quiso ver una en directo pero el benefactor de Tom tuvo que calmar las aguas haciendo que la mujer de su amigo se lo llevara fuera del mar. Suspiro desilusionado por perder un buen combate de borrachos. Sin pelea tocaba escuchar la historia de Charlie, nunca lo había visto en persona, solo le conocía de oídas por el personaje que interpretaba, también saludo con un movimiento de cabeza a Cillian cuando se unió a ellos. Así que se sentó al lado de Tom, miraba de reojo a su amigo cuando empezaba a insinuar esas cosas. ¿Le habían drogado a el también y por eso ahora tenía tanta buena puntería? Parecía de ficción. Al parecer Wilson también había llegado a esa conclusión pero a diferencia de él la compartió con todo el grupo. Lo que parecía una noche divertida entre compañeros lentamente se estaba volviendo algo siniestro. Jeremy se quedo mirando como el liquido se movía en su copa cuando la movía de forma lenta y delicada mientras pensaba en todo lo que decían todos sus compañeros, sonaba muy estúpido y surrealista ¿le estarían gastando una broma? No parecían esa clase de hombres y ni era el día del santo inocente.


Y esos fantasmas… ¿Qué te dicen? Espero que algo clave porque con suposiciones no vamos a ir a ningún lado.


Dijo sin apartar la vista de su vaso, como si estuviera hipnótico al ver el reflejo de la luz en su copa. Como aun no tenía nada en claro lo mejor sería sacar toda la información posible.

Charlie hizo ademán de pedir disculpas cuando Chris se quejó en contra de la “usurpación” de su bebida. Sin embargo, estaba demasiado alterado como para ser del todo consciente de lo que estaba ocurriendo. El intérprete de Thor llevaba una borrachera más que evidente y el resto de compañeros no tardaron en alejarlo del lugar. Mejor que mejor, no tenía tiempo para pensar en ese tipo de cosas.

Afortunadamente, Tom se acercó al poco para tranquilizarle y sus palabras le reconfortaron un poco. Recibían un entrenamiento bastante severo para las escenas de acción de la serie. Si sumaba la experiencia que había acumulado en la producción de Netflix con su nuevo adiestramiento en Omega, era más que posible que hubiese sido capaz de hacer frente a aquellos matones como un mero acto reflejo. Bueno… en el rodaje los golpes nunca eran de verdad, y las coreografías estaban más destinadas a la espectacularidad en pantalla que a nada que pudiera resultar de utilidad en un combate real. Pero no había otra explicación posible y… que todo hubiese ocurrido debido a la buena suerte y a una reacción refleja fruto de la práctica le consolaba.

Era un pensamiento alentador. Si el rigor de su trabajo le había dado ciertas habilidades para la defensa personal, tanto mejor: “A caballo regalado…” Todo habría podido quedar en una simple anécdota que contar en alguna entrevista, una entrega de premios o tomando copas con los amigos… Eso era lo que Charlie deseaba en aquel momento, olvidar el trago y todos los pensamientos extraños y recurrentes que aguijoneaban su nuca como un enjambre de avispas cabreadas. Tal vez un par de cervezas con los compañeros, reírse del tema, y beber lo justo para caer en la cama rendido a un sueño reparador. Tom no parecía dispuesto a permitirle aquello.

El primer motivo de alarma fue la extraña sensación de desasosiego que le provocaba el intérprete de Bullseye. No tenía razones objetivas para que ese tipo le cayese mal, si bien muchas veces no somos dueños de nuestras propias simpatías. Hay ocasiones en que alguien no te entra y no hay motivos de peso para ello. Lo había notado durante la entrevista y la sensación se acrecentaba cada vez que lo escuchaba hablar. No tanto cuando simplemente lo veía pero… era abrir la boca y a Matt le daban ganas de meterle un puñetazo en esa barbilla cuadrada… ¿Matt? ¿Estaba empezando a pensar en sí mismo como Matt? Charlie se planteó muy seriamente pedir unas vacaciones. Estaba demasiado metido en el rodaje. Tal vez los guionistas encontrasen una forma de quitarle de la serie durante algunos episodios.

Entonces llegó la bomba… Tom comenzó a hablar sobre aquella extraña teoría de conspiración que insinuaba que los actores de Omega estaban siendo víctimas de algún plan secreto. Secuestros, drogas… el relato del intérprete de Loki golpeó el corazón de Charlie con la fuerza en que lo habría hecho el martillo de su hermano ficticio. En cualquier otro contexto eso habría sido una idea absurda y delirante. De hecho, podría tomarlo como una de las bromas retorcidas de su amigo. Tom era de aquellos que llevaban la acidez del “humor británico” a nuevas cotas de excelencia. La reacción del resto de compañeros, por otro lado, le impedía olvidar el asunto. Wilson se había puesto especialmente nervioso tras la mención a las drogas, dando muestra de una ansiedad que, de nuevo, incrementó las ganas de Matt de partirle la cara… De Charlie… Las ganas de Charlie…

La mención a los “fantasmas” de Cillian y el repentino interés de Jeremy terminaron por agotar la paciencia del actor. No porque lo que estuvieran diciendo tuviese algún sentido… Que no lo tenía ¿Verdad? Sino por el extraño poso de razón que aquella loca teoría parecía cobrar para Charlie. Pero no podía ser verdad… La vida del actor era estresante y estaban cometiendo el error de todo aquel que escucha una teoría de conspiración, estaban amoldando los hechos a la teoría en vez de formular la teoría a raíz de los hechos. Sí, era cierto lo de las lagunas de memoria o… más que lagunas, la precepción sobre las mismas. Charlie llevaba un tiempo sintiéndose como un anciano con principio de demencia, capaz de recordar con claridad los detalles de aquello que había ocurrido hacía años pero no de traer a la mente la película que había visto la noche anterior, o con quién había hablado. De nuevo, todo aquello podía ser fácilmente atribuible al estrés si no quisiera plantearse alternativas más graves. Lo realmente perturbador es que sus memorias no… estaban asociadas a ningún tipo de emoción. Podía recordar con total nitidez el día de su boda o el nacimiento de su hijo… Pero no sentía nada al hacerlo. Ni la emoción del compromiso para quien, se supone, será tu compañera de vida el resto de tus días… ni la plenitud que supone traer una vida al mundo. Todo lo recordaba como el espectador de un video casero que otro le había obligado a ver. Y estaba lo de Tonia…

De nuevo, todo tenía explicación. No era la primera vez que el amor se escapaba en una relación por fuerza de la inevitable rutina ni sería la última en que un actor comenzase a sentir más que cariño y química profesional por una compañera de reparto. Pero… muchas de las escenas que habían grabado para Omega. Algunos de los pasajes de la supuesta historia de Daredevil le emocionaban más que los de la suya propia. Se decía que era el furor del momento, buen trabajo actoral, qué demonios… De eso iba su trabajo… De dar realidad a la ficción pero… No, aquello tenía que acabar.

- Un momento Tom… para el carro- dio un nuevo trago a la cerveza “prestada” para aclararse la garganta- No puedes estar insinuando lo que creo. Esto es una completa locura, hasta para ti ¿Me estás diciendo que sospechas que una productora multimillonaria está drogando, manipulando y… a falta de una palabra mejor… “retirando” a los actores de sus propias producciones? ¿Que los está haciendo desaparecer? Pero… ¿Con qué motivo? No tiene sentido….- Charlie cerró los ojos cansado, acariciándose el entrecejo para tratar de pensar con claridad- Una macrocompañía del mundo del entretenimiento se dedica, por alguna razón extraña, a jugar con la vida de sus actores a fin de ocultar un secreto sobre el que sólo cabe especular ¿Te das cuenta de a lo que se arriesgarían? El mero hecho de privar a otro de su libertad implicaría para los autores materiales e intelectuales penas de prisión de cuatro a seis años… eso si en algún momento se dignaran a poner en libertad esos supuestos abducidos. Una privación de libertad de duración superior a quince días ya supondría una pena de cinco a ocho años. De nuevo, para los autores materiales… demos por hecho que nuestra malvada corporación se sirve de esbirros o, vamos a seguir con la terminología de la conspiración, “hombres de negro” para deshacerse de esa gente. Pero también para quien fuese el artífice del plan corresponderían dichas penas. A ello sumémosle el tema de las drogas, lo que implicaría una agravante de alevosía en el caso de que las drogas se empleasen, no sólo para mantenernos dóciles, sino también para asegurar el golpe en el supuesto de que quisieran hacernos desaparecer… Eso ya son de seis a ocho años… Y lo están haciendo con más de una persona… así que vamos a ir sumando. Todo ello, claro, si nos ponemos “blanditos” y damos por hecho que la gente a la que hacen desaparecer no la retiran… permanentemente ¿Homicidio? Recordemos la alevosía, estaríamos hablando ya de asesinato… Varios asesinatos. Eso no sólo supondría penas de cárcel de quince a veinte años sino que, si podemos considerar a nuestro conglomerado empresarial como una organización criminal, cosa probable de dedicarse sistemáticamente a estas actividades…. ya estamos hablando de perpetua. Esto supondría a una empresa que, a priori, sólo quiere ganar dinero haciendo películas y vendiendo muñequitos con nuestra cara, no sólo penas personales para los autores que les harían pasar el resto de sus vidas en prisión, sino la ruina económica por la responsabilidad penal de la propia compañía y por hacer frente a las responsabilidades civiles de indemnización a las víctimas si se descubriera el pastel… Es, es completamente absurdo… y…

Charlie abrió los ojos y miró al resto de sus compañeros de reparto con estupor.

- Y yo… no tengo ni puta idea de por qué sé todo eso…

Tic tac, tic tac, tic tac…

Las manecillas de su reloj de muñeca avanzaban constantes e imparables, como el mismo tiempo. Un valioso recurso que sería incapaz de recuperar, ya que era lo único que parecía ser real de aquella extraña situación.

Loki era el único capaz de escuchar el tintineo de su Rolex en mitad de la abrumadora conversación entre sus alterados compañeros de reparto. Los ojos del dios de las mentiras se movían al ritmo de las manecillas, observando en silencio a los presentes, mientras su cabeza seguía funcionando como una máquina imparable, dándole así, forma y color a su siguiente plan.

El príncipe del engaño siempre guardaba un as debajo de la manga, y en este caso, se trataba de su invariable compañía. Un salvaguardado. Una copia de seguridad. Un recordatorio de que nunca estaría solo, a pesar de lo lamentable que era tenerse a sí mismo como única compañía. Pero al menos, si algo salía mal y esa entidad se manifestaba para volver a borrarles la mente y reiniciar este mundo de fantasía creado de la nada… tenía la certeza de que el niño y el viejo le volverían a despertar.

Pero la semilla había germinado y no ocurrió nada fuera de lo normal. Loki observó expectante el pequeño caos dispuesto a su alrededor, las voces alteradas, los recuerdos perdidos, la duda en los labios y la tensión de sus músculos… Pero nadie bajó el telón, la función parecía continuar sin interrupciones… y Loki estaba listo para seguir con su papel como Tom Hiddleston.

—Debéis pensar que estoy como una puta cabra.— el joven mago se llevó las manos al rostro, esbozando una sonrisa nerviosa que le incitaba a la locura. El hechicero asgardiano inclinó su cuerpo en dirección a Cillian y apoyó su mano en el hombro a modo de consuelo.

— Te creo…— le dijo Loki, con una mirada penetrante y un particular brillo verde en los ojos. Un color muy diferente al habitual azul pálido de Tom.

Clint y Wilson seguían inquietos tras el largo discurso de Charlie, a lo que Loki no pudo resistirse a lanzar una pequeña carcajada al aire para liberar la tensión de sus compañeros de reparto.

— Te das cuenta, ¿no? Acabas de echarnos la chapa como un verdadero letrado, tal y como haría Matt Murdok en tu situación.—le señaló con dedo acusador, como si Loki acabara de convertirse en fiscal y estuviera al otro lado del estrado.— Y no me digas que eso lo has aprendido durante el rodaje porqué es prácticamente imposible…

Entonces, el dios de las mentiras se giró en dirección a Clint y a Bullseye con las manos en alto y una actitud algo más relajada.

— Pensadlo bien. ¿Cómo sino vamos a explicar las lagunas de nuestra cabeza? Todos somos actores, deberíamos tener buena memoria. Esta tarde mismo, Charlie y yo estábamos trabajando antes de venir aquí, y soy incapaz de recordar una sola línea del diálogo de nuestra obra de teatro. Ni siquiera sé a que hora me he levantado por la mañana, o qué es lo que cené ayer por la noche.

Tras meditarlo entre todos un poco más, el dios del caos sacó del bolsillo de su chaqueta su apreciado Starkphone, y empezó a teclear todos los botones con suma celeridad.

— Sugiero que reunamos al resto de nuestros compañeros, advertirles de lo que está sucediendo. ¿Podrías contactar tú con Tonia, Charlie? — dijo desviando un segundo la mirada del teléfono para dirigirse a Matt. — Yo compraré los billetes a Grecia para todos, y le haremos una visita a Theo lo más pronto posible. Estoy seguro de que él podrá decirnos lo que está pasando…

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