Case: The Shining (Libre: Héroes) [14-03-2019]

Kate suspiró y golpeó su cabeza contra su nuevo escritorio. Tenía ya una semana en este nuevo mundo “Omega”, y aún no lograba entender mucho de lo que estaba pasando. Era lo más extraño que le había ocurrido, y mira que había vivido muchas cosas raras después de haberse convertido en Hawkeye. Sin embargo esto era mucho más profundo, algo que tal vez no había tenido precedente alguno. La chica se abalanzó a su asiento y miró su pizarra llena de notas, imágenes de sus seres queridos, signos de interrogación por doquier. Esa era su investigación sobre lo que estaba ocurriendo.

Un nuevo universo creado a partir de otros. Según los datos que pudo conseguir a través de Internet (bendito sea que existía Google), ese nuevo lugar tenía un año existiendo. Al inicio todo era un caos, los científicos investigaban si había alguna solución, la gente entraba en caos, superhéroes y villanos peleaban constantemente sin cesar (bueno, al menos eso no había cambiado). Sin embargo, tras haber pasado un año la gente ya se acostumbraba a ese sitio, quienes trataban de regresar las cosas a la normalidad se habían rendido y decidieron centrar sus estudios en otras cosas. Muchas personas habían desaparecido, entre ellas los conocidos de Kate. Billy, Teddy, Cassie, America, Jessica, entre otros cientos de personas simplemente ya no estaban en el mundo. Por supuesto que otros como Loki o su propio padre aún seguían en sus andadas, lo malo siempre permanecía. Clint, Hawkeye, su compañero, era un caso extraño que aún estudiaba la azabache. Pero bueno, al menos tenía a Lucky a su lado.

—Muy bien, Lucky, supongo que de momento solo estamos tú y yo.

—Roof —El perro arqueó su cabeza.

—Supongo que tendremos que acostumbrarnos a esto —Kate giró su cabeza para mirar un par de fotos que yacían en su escritorio; en una de ellas estaba ella con sus compañeros de los Young Avengers, ugh, Loki salía en esa foto. Debía cambiarla por alguna mejor. En la otra salía ella con Clint y Lucky. Sonrió ligeramente —¡Buena actitud, Kate! —La chica se puso de pie y sonrió, quería mantenerse estable y evitar estresarse de más.

La chica se sentó pacientemente y de forma profesional en su escritorio. Entonces el timbre sonó. Mierda, se había olvidado de abrir a la persona que estaba esperando. De inmediato se puso de pie y corrió hacia la puerta para abrirla. Tras ella había un chico de 21 años, cabello oscuro y piel morena, se mordía las uñas, cualquier cosa que le estuviese ocurriendo, estaba ansiado, posiblemente no había dormido en días, sus ojeras lo delataban.

—¿Lady Hawkeye? —Preguntó el joven, su mandíbula temblaba un poco.

—¡Hawkeye! Solo Hawkeye. Pero puede llamarme Kate. Prácticamente una Avenger —La chica se señaló a sí misma mientras hablaba con el chico, sonriente y triunfante. Sin dudas ya estaba recompuesta nuevamente. Posteriormente se cruzó de brazos y miró fijamente a su posible cliente antes de hablarle nuevamente, quien se sintió un poco incómodo ante la exaltación de la otra —¿Necesitas ayuda con algo, Matt?

—Sí, yo… Espera, ¿cómo sabes mi nombre? —Dio un paso atrás, algo asustado. La chica solo señaló la placa de su uniforme con una expresión de “duh” en su rostro, lo que devolvió la tranquilidad del chico que continuó hablando —Yo… Vi lo que hiciste la semana pasada en el banco y me preguntaba si podías ayudarme con un caso un poco complicado… MUY complicado. Por eso acudo a un superhéroe como tú.

Kate frunció el ceño tras escuchar al varón de ojos verdes y cabello castaño que sostenía ahora su hombro para aliviar su ansiedad. El sujeto desvió la mirada al notar la faceta seria de Hawkeye que cada segundo le hacía sentir más incómodo. ¿Había dicho algo? ¿Tal vez la chica no podía darse el lujo de atender a una persona tan poco importante como lo era él? Millones de preguntas atacaban al chico, pero ninguna de ellas era correcta. Ella no lo estaba mirando a él, estaba mirando a quien estaba detrás de él, al fondo del pasillo con un traje puesto, sombrero y un arma oculta. En el poco tiempo que había pasado aquel no se había movido de allí y giraba su cabeza frecuentemente para ver al temeroso de 21 años; era sutil, por lo que la mayoría de las personas no se habrían dado cuenta. Oh, pero ella no era la mayoría de las personas.

—¿Alguien vino contigo? —Ante la pregunta, el joven quedó mudo y todo su cuerpo quedó inmóvil, tan solo sus fueron capaz de moverse para ahora sí ver a la heroína fijamente, la que entendió al momento —Entonces tenemos un acosador. Odio a los acosadores.

Sin pensarlo más de un segundo, la chica hizo una pirueta para rodear al posible cliente y a la vez empujarlo dentro de su oficina, solo para después iniciar una persecución en contra del hombre de sombrero. Algunas quejas se escucharon de las pocas personas que estaban en el pasillo, esperando entrar a los consultorios o bufetes. Pero nada impedía el paso de Kate. El sospechoso notó esto, quiso desenfundar su arma, mas no le daría chance de actuar sin que la fémina le atrapara antes. Chasqueó sus dientes antes de dirigirse hacia las escaleras cuadradas.

—¡Mierda! —Gritó Hawkeye al ver al sujeto en la otra esquina de las escaleras. Quiso saltar hacia el otro lado, no era nada complicado, pero oh, desgracia, manos de mantequilla había logrado sacar su arma y ni siquiera pensó antes de dispararle a la detective, quien tuvo que tirarse al suelo y cubrirse con el muro de ladrillos (ese que evitaba que la gente resbalara y muriese por caerse desde el piso ocho). Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis tiros. Luego se detuvieron. Para cuando se volvió a levantar, el sujeto ya le llevaba un piso de ventaja. La chica frunció el ceño —¡No te vas a escapar! —Enunció antes de subirse al fino muro.

—Oh, mierda, no, no. ¡ESTÁS LOCA!

—¡LO SÉ! —Dudo que sea necesario decirlo, pero lo haré de todos modos. La heroína se lanzó desde las escaleras todo un piso, impulsó sus pies con toda su fuerza y se apuntó a sí misma como si de una flecha se tratara. Eso funcionaría, ¿no? Pensó. Y de cierta forma lo hizo. La chica llegó a su objetivo y se aferró a él con fuerza, pero eso no evitó que ambos, casi abrazados, rodaran prácticamente unos diez escalones hasta la siguiente pared, con la que ambos colisionaron. A pesar del dolor y los moretones, la chica logró tomar al sujeto por las muñecas, pegarlas contra el muro y sentarse en sus piernas para así inmovilizarlo —Eso dolió, y mucho. ¡Así que ahora me dirás por qué rayos estabas siguiendo a mi cliente! Bueno, posible cliente. ¡Pero eso no es de tu incumbencia!

—Ok, ok, hablaré, pero no aprietes mi mano tan fuerte —Dijo el enmascarado antes de quejarse. Ahora que Bishop lo podía ver de cerca pudo notar algunos rasgos. Era un sujeto de 35 años aproximadamente, un poco delgado, pero normal, pelo extremadamente corto y rubio, piel clara; además tenía un extraño rasguño en su labio izquierdo, posiblemente de un animal pequeño como un gato o un perro. Ante la súplica del hombre, Kate le sostuvo con más fuerza aún.

[CINCO MINUTOS Y UNAS SOGAS DESPUÉS]

Ambos hombres y Lucky vieron como la chica se amarraba su cola antes de sentarse tras su escritorio. Frunció el ceño antes de observar fijamente al posible cliente y al acosador armado que había atrapado, quien estaba atado a una silla y tenía la boca tapada con un poco de adhesivo. No había encontrado un pañuelo, así que tuvo que improvisar. Tal vez era un poco sorprendente, pero quien más temblaba era el chico de 21 años.

—¿Quién rayos es él y por qué te perseguía? —La detective recostó su codo izquierdo sobre aquel viejo mueble que usaba como escritorio, y sobre esa misma mano su cabeza.

—Yo… No sabía que me perseguía —Bajó la mirada e hizo una pequeña pausa, pero aún era capaz de sentir los ojos penetrantes de la heroína, así que se encogió de hombros y continuó hablando con su voz temblorosa y suave —Quiero decir… Sé que lo hacían, o al menos eso sospechaba, pero… No creí que me seguían en ese mismo momento. Yo… No quise poner en riesgo a nadie, ¡lo juro! Solo quiero que esto acabe de una vez.

—¿Hacían? ¿O sea que son varios?

—¡Uhmjumjujujum! —Balbuceó el delincuente.

—¡Cuando sea tu turno de hablar te lo diré! —Gritó Kate, a lo que el sujeto desvió su mirada y reviró los ojos, pero permaneció en silencio. La chica después regresó su vista hacia el cliente y continuó —Mira, luego de que un maldito descerebrado entró en mi edificio con un arma definitivamente sé que algo extraño sucede contigo y necesito que me expliques todo con lujo de detalle.

—¿Todo?

—Todo —El sujeto desvió su mirada nuevamente. La chica arqueó su ceja, extrañada y a la vez un poco preocupada notando que esto podría llegar a ser algo serio —Mira, Matt, en serio quiero ayudarte, pero para poder hacerlo necesito información para empezar. Si estás siendo acosado por varias personas debo saber quiénes podrían llegar a ser, motivos y cualquier tipo de pista.

—Hace un mes creo que fui secuestrado —El chico se puso cabizbajo —Yo… Regresaba a mi casa luego de una noche en un bar con amigos. Estaba algo mareado, pero no mucho, lo común. Sin embargo a mitad de camino todo empezó a volverse borroso, creo que me caí y ya no recuerdo nada más. Y… Yo no sé si es mi imaginación… Pero algunas imágenes de esa noche vienen a mi cabeza, recuerdo estar atrapado en una especie de… ¿Camilla supongo? Y unas personas extrañas. Solo sé que a la mañana siguiente amanecí y podía hacer esto —Kate abrió los ojos de par en par al notar como el chico, que hace segundos lucía normal, ahora brillaba fuertemente.

—Y supongo que ser un bombillo andando no es normal en tu día a día.

—No lo es —El chico se abrazó a sí mismo antes de apagarse. Tras abrirse finalmente vio a la heroína a los ojos —No sé cómo ocurrió esto, simplemente desperté así y de algún modo era capaz de controlarlo… Más o menos. Sé que en este nuevo mundo existe un tipo de gente… Mutantes. Pero no en el mío, estoy seguro de que no soy eso, sea lo que sea. Sin embargo ahora tengo… ¿Poderes supongo?

—Sí, creo que eso entra en la lista de poderes —Dijo Kate con una ligera sonrisa, antes de ponerse seria nuevamente, cruzar sus brazos y mirar extrañada al chico —¿Y dónde entra este sujeto en todo esto?

—No lo sé realmente. Tal vez no tenga nada que ver… O tal vez lo tiene todo. Solo sé que luego de que obtuve esto, sea lo que sea, empecé a sentir que alguien me perseguía, hasta creo que me han tomado fotos. Y yo… Simplemente… Simplemente no puedo con nada de esto, es demasiado para mí. Ahora ni siquiera sé si debí haber acudido contigo, solo es que yo… Yo…

—Tienes miedo.

—Sí.

—No te preocupes, viniste al lugar correcto. Tomaré tu caso —Kate se levantó y se puso al lado de su cliente, puso su brazo sobre su hombro y le dio un par de palmaditas. Pero luego siguió de largo hacia el rubio a quien ahora miraba con el ceño fruncido y con desagrado muy notable en su rostro —Ahora, espero que tú logres colaborar un poco en lo que llega la policía —Dijo antes de quitar el adhesivo de su boca.

—Puaf, qué cosa tan desagradable.

—No tanto como tú.

—Mira, niña Hawkeye —Cabe destacar que sabía el apodo de la chica porque este yacía en una linda placa dorada en el escritorio de la fémina, justo al lado de un cactus de esos baratos que venden en todos lados —Lamento haberte disparado, en serio. Pero realmente no sé mucho de esto, solo soy un fotógrafo que cogió este trabajo porque me ofrecieron una buena cantidad de dinero.

—Claaaro, porque un fotógrafo tiene una pistola siempre a su mano —La chica levantó las manos en un gesto mudo de “por supuesto, es súper obvio” bastante irónico.

—¡Me la dio quien me contrató! Dijo que podría ser algo peligroso este caso, la verdad es que no le creía, digo, solo era tomarle foto a este chico que parecía normal hasta hace unos segundos. Ya sabes, antes de que su cuerpo hiciera fishiú y brillara —Tan solo se necesitó una mirada de la azabache para que el hombre dejara de desviarse y se centrara una vez más —Vale, vale. Pero entonces cuando me atacaste pensé que ibas a hacerme algo, no lo sé, simplemente usé el arma. ¡Pero nadie salió herido!

—No te creo —Bishop se cruzó de brazos y miró con enojo (junto a un toque de ironía) al hombre que tenía enfrente. No mentía con eso de ser fotógrafo, al momento de haberlo amarrado sacó de su saco un par de cámaras desechables que ahora estaban en una de sus gavetas. Pero simplemente no era posible que ese sujeto no supiera nada, que no fuera uno de los malos, ¡tenía una puta arma y la usó contra ella, joder! —Pero por lo que veo, ya no eres asunto mío.

La chica sonrió para luego alzar la mirada para mirar a alguien y señalar al malhechor rubio, quien giró su cabeza para ver a un par de policías que llegaron para llevárselo. Mordió sus labios y se preocupó bastante, nunca pensó que iba a terminar su día de ese modo. Kate anunció que se lo podían llevar, lo que dejó perplejo al sujeto, quien sorprendido miró fijamente a la detective antes de hablarle en un tono desesperado.

—¡¿Eh?! ¡Te lo juro, que no tengo nada que ver con esto! —El par de azules agarraron la silla para llevársela, y con él al maleante —Niña Hawkeye, créeme, tienes que hablar con él. ¡Tienes que hablar con Brad! ¡O con Linda! ¡Ellos te dirán algo, te dirán que yo no hice nada malo! ¡Suéltenme, maldita sea! —El hombre se agitaba constantemente, pero los de uniformes ni siquiera se inmutaban, solo suspiraban al saber que tenían que lidiar con uno de esos revoltosos, eran de los peores.

—Bueno, un asunto menos con el que lidiar —Kate suspiró y sonrió antes de recostarse en su propio escritorio, se estiró un poco y se dispuso a hablar con su nuevo cliente. Pero pudo notar algo mal en su rostro, estaba pensativo y sorprendido a la vez —No me digas que le crees a ese sujeto. ¡Definitivamente es malo! Me disparó seis veces, Matt. ¡Seis!

—Yo… Lo sé. Es solo que ese nombre, Brad, lo conozco de algún lado —Pensó un par de segundos, en los que la joven le estaba viendo extrañada —¡Del bar! ¡Sí! Es el amable tabernero que conocí aquella noche. El del día antes de que consiguiera mis poderes. El tabernero que preparó a todos… Mis tragos. El que escuchó nuestras conversaciones… Del que me despedí antes de irme…

Kate y Matt se vieron fijamente, consternados. No había nada que apuntara directamente a ese tal Brad, pero sin duda era muy extraño, algo hizo click en ambos. Hawkeye, sin decir absolutamente nada, se acercó a su pizarra donde anteriormente investigaba el nuevo mundo donde estaba, le dio vuelta y añadió un post it con el nombre del sospechoso que ahora tenían. La chica continuó añadiendo más papeles junto a su cliente, que daba algunos detalles a la par que ella se los pedía. Kate frunció el ceño, algo le decía que ese iba a ser uno de esos casos complicados y peligrosos.

—Bueno, supongo que algo permanece en este mundo. Los malos tienen planes astutos, extraños y saben esconderse muy bien.

El equipo juvenil de superhéroes asentado  la base de Monte Justicia en el pueblito costero de en Happy Harbour había recibido una filtración. Una persona de carácter anónimo  había advertido sobre que alguien estaba experimentando con personas para conseguir replicar los factores que dan a los metahumanos sus poderes. Este  equipo en el universo de Omega  había sido nombrado Young Justice por el  Richard Grayson de Tierra 16. Este grupo de héroes jóvenes de la fusión de mundos, del que participaban Bart Allen y Conner Kent, no eran expertos en el tema del Gen X y los mutantes. En los universos de DC las personas con poderes eran o bien de otras razas o humanos modificados por catástrofes o experimentos. Con la fusión de los mundos llegó el concepto de mutante y de personas nacidas con mutaciones genéticas que tenían poderes. Pero en su mundo de origen nunca había existido este concepto y estaba un poco verdes en la materia. Pero como era Young Justice a quien había pedido colaboración y ayuda esta fuente anónima no podían delegar.

El líder de grupo, el muy conocido primer Robin, Dick estaba ocupado en otros menesteres. Por ello, delegó esta misión al velocista tal súper. Ambos varones tenían personalidades complicadas pero eran buenos trabajando en dúo juntos. Bart sabía llevar a Kon y Kon podía ponerle freno y encaminar a Bart cuando lo necesitaba. Dick confiaba en que ambos muchachos pudieran recolectar información valiosa y desmontar el núcleo de la experimentación ilegal con humanos. Tanto el castaño como el moreno estaban impacientes y llenos de energía para cumplir con los objetivos fijados y no decepcionar a su equipo heroico.

La información con la que contaban Superboy y Kid Flash es que en  un bar de la zona céntrica de la urbe de Nueva York se reunirían a las siete y treinta y cinco con la Doctora Lilah Marie Ferguson. Esta mujer llevaría en la solapa de su chaqueta una Dalía negra y tendrían que preguntarle la hora y el origen de la extraña flor. Esas eran las señas para que la informadora se sintiera segura y pudiera darles los materiales que contaba sobre el organismo que estaba llevando a cabo cruentas e ilegales investigaciones en humanos con el fin despertar un gen y producir superpoderes.

A pesar de  estar a punto de cumplir sus diecisiete años Bart tenía un aspecto un poco adorablemente aniñado. Parecía siempre un par de años más joven y su actitud desinhibida, jovial y cálidamente alegre reforzaban esa impresión. Porque en la sociedad actual el tipo de carácter y personalidad que tenía el joven velocista se presuponía para niños y adolescentes. La madurez parecía darle a todo seriedad. Como si con la edad te fueran apagando y tu mundo interior se llenase enteramente de gris. Menos mal que junto a Bart iba Conner. El semikriptoniano con su carácter seriamente severo y su corpulencia daba la impresión de tener bastantes años más de los que tenía tanto física como existencialmente.