Los cimientos de la nación (1 de abril de 2019 - General Ross)

El General llegó como siempre, impecablemente vestido con su uniforme protocolario y exactamente a la hora establecida, ni un minuto más, ni un minuto menos. Correspondió al saludo del presidente con un apretón firme y fuerte que desde luego no casaba con la edad que se suponía que debía tener, si es que era cierto que, como decían, había combatido en la Segunda Guerra Mundial. Claro que su aspecto tampoco lo reflejaba. Si su historial miliar decía la verdad, tendría que tener como mínimo cien años, y, sin embargo, no aparentaba ni siquiera sesenta. Luthor se preguntó si sería por el factor regenerativo que supuestamente otorgaba la radiación gamma que le había otorgado sus extraordinarios poderes.

- No, gracias, ya he desayunado -respondió el general.

Puesto que el presidente no le dio permiso para sentarse, permaneció allí de pie, con las manos a la espalda, esperando a que le dijera lo que se requería de él. Arqueó una ceja ante la críptica mención a la palabra "individuos", alargando la mano para recoger la carpeta que le ofrecían y examinar su contenido. Dentro había varios informes referentes a los daños y destrozos realizados por metahumanos en los últimos meses, muchos de ellos pertenecientes al colectivo que gustaban de autodenominarse a sí mismos "héroes". Había muchos, y muy variados, pero el general prefirió centrarse en los eventos más recientes. Ya tendría tiempo para examinar la carpeta en su totalidad cuando estuviera en la base.

El diez de marzo un enemigo misterioso llamado "El Adversario" había invadido las calles de Nueva York a causa de un conflicto interno con una comunidad de individuos no humanos que durante siglos habían permanecido ocultos viviendo entre ellos y que habían salido a la luz en febrero. Formaban su propia comunidad independiente, conocida como "El Bosque", pero dicha comunidad se encontraba camuflada dentro de uno de los barrios de Nueva York, y, por tanto, cuando su enemigo había ido a por ellos lo había pagado con toda la ciudad, que había quedado completamente congelada por un conjuro de una bruja. Las huestes del adversario habían sido repelidas gracias al Capitán Rogers y a un grupo de héroes aficionados, no sin un número considerable de víctimas inocentes que habían quedado atrapadas en el fuego cruzado, personas que no habían tenido nada que ver con el conflicto existente entre las llamadas Fábulas y el Adversario. El propio Rogers había ido después a pedir explicaciones al Bosque, pero sus demandas habían caído en saco roto.

El 15 de marzo, un mago de la Liga de la Justicia se había vuelto loco y había asesinado a sangre fría a Aquaman. El 19 de marzo un alienígena chiflado había tratado de tomar la Casa Blanca. Ross aún recordaba los detalles de su enfrentamiento contra él. El 20 de marzo, un simbionte había estado aterrorizando la ciudad de Nueva York y otro simbionte había tratado de detenerlo, pero como la policía no era capaz de distinguir quién era quién les habían atacado a los dos.

El día 28, durante la invasión Badoon de Berlín, un crío con los poderes de un Dios había derribado un edificio de siete plantas repleto de civiles inocentes sobre un centro comercial durante su batalla contra una única soldado enemiga, aplastando por el camino a innumerables soldados de ambos bandos. Aquél crío formaba parte de un grupo de superhéroes adolescentes conocido como los Titanes, los cuales, al parecer, ejercían de héroes sin ninguna clase de supervisión adulta, y Ross dudaba incluso que hubieran recibido un entrenamiento adecuado para aprender a controlar sus poderes. Aquello era un desastre... un despropósito. Alzó la mirada de la carpeta para encontrar la mirada del presidente. Su expresión era dura y grave.

- Señor, hace mucho tiempo que vengo advirtiendo de ésto. Héroes descontrolados que causan más mal que bien, sembrando el caos y la destrucción a su paso, sin ninguna clase de mecanismo de regulación o control. No es ningún secreto que no guardo el menor aprecio por Bruce Banner, un monstruo que ha causado incontables pérdidas materiales y humanas. Imagino que ha decidido contactar conmigo a causa de mi experiencia liderando las United States Air Force Mobile Combat Force One durante las operaciones militares para capturar a Hulk -volvió a depositar la carpeta sobre la mesa, cruzando los brazos en el pecho-. Si piensa iniciar algo parecido, soy su hombre. En cierto modo estaba tratando de hacer algo similar a menor escala, reclutando a algunos mercenarios con poderes para que estuvieran regularizados por ley. Supongo que habrá oído hablar de mi grupo, los Thunderbolts. Actualmente forman parte de él la metahumana conocida como Gaghiel, el mercenario Deadpool, y Savage, uno de los simbiontes que protagonizaron la batalla en las calles de Nueva York el pasado 20 de marzo. Convencí al chico de que, si hubiera estado reconocido de manera formal por la ley los agentes de seguridad no le habrían confundido con el enemigo y no habrían tratado de atacarle como al otro alienígena. También tenía a la asesina mercenaria conocida como Elektra. Le ofrecí trabajar para el gobierno a cambio de la condonación de sus delitos pasados, delitos de los que estaba sobradamente arrepentida. Sin embargo, una basura mutante conocido como Cédric, un psicópata caníbal hijo de la gran puta con poderes mentales, consiguió derrotarla el pasado 16 de marzo y la estuvo torturando salvajemente. Se comió sus dedos y otras partes de su cuerpo, le produjo quemaduras, laceraciones, roturas de huesos y la dejó crucificada en una jodida iglesia abandonada para que la encontráramos, todavía viva -la ira que sentía al rememorar lo que había encontrado al entrar en la iglesia hizo que su rostro comenzara a enrojecer de manera inconsciente, preludio de lo que sucedía cuando se le enfurecía demasiado. Sólo que, a diferencia de Banner, el general podía controlar voluntariamente la transformación, por lo que no existía riesgo real de que pudiera suceder, ni nada de lo que preocuparse-. Ahora mismo la tienen en las instalaciones de S.H.I.E.L.D. Si existe algún lugar en donde puedan ayudarla para que no pierda las manos ni su habilidad en el combate es allí.

Ross se inclinó hasta apoyar las manos sobre la mesa de Luthor, mirando al presidente firmemente a los ojos con una determinación tan clara que daba miedo.

- Quiero la cabeza de ese bastardo en una bandeja. A ser posible habiéndosela arrancado yo mismo. Y quiero que todos éstos incidentes dejen de suceder de manera descontrolada. Quiero ayudarle, señor presidente, así que cuente conmigo.