Shapes (Roy Harper) [03/08/2018]

La vieja pickup de Jesse se había detenido en el arcén de la U.S. Route 163 de Arizona mientras su conductor, sentado en el suelo con los brazos alrededor de sus rodillas observaba el impresionante paisaje de Monument Valley. Cientos de recuerdos bombardeaban su mente de manera implacable: hacerle el amor a Tulip en el motel que había al final de la carretera, conversaciones filosóficas con Cassidy sobre el capó del coche al anochecer en aquél mismo valle, el encuentro con el pistolero, el ataque del Grial, la explosión nuclear, la caída del helicóptero... Cassidy en llamas intentando sostener su mano... Su... muerte... Y los miserables seis meses que habían venido después. Perder a Tulip y reencontrarla sólo para volver a perderla otra vez.

- Aquí estamos de nuevo, Peregrino -dijo John Wayne tras él.

- Aquí estamos... otra vez -respondió él en un susurro tirando la colilla al suelo y aplastándola con el talón de la bota.

- ¿Recordando los tiempos duros? -inquirió el Duque, con las manos en el cinturón-. No dirás que no te lo advertí.

Un suspiro ahogado escapó de entre los labios de Jesse. Un suspiro que encerraba un dolor inenarrable.

- Hey, compañero... al menos tuviste las agallas para afrontarlo -una mano pesada, callosa, se apoyó sobre su hombro-. Tu viejo estaría orgulloso. Joder, yo lo estoy.

- Ya... qué gran consuelo.

Jesse se puso de pie al ver a un anciano indio que caminaba en su dirección por la carretera. Llevaba una botella de alcohol en la mano y parecía completamente borracho.

- ¡Hey! -saludó alzando la mano amistosamente-. Hey, ¿qué hace por aquí a estas horas, reverendo? ¿Se dirige al valle?

- Sí -respondió Jesse metiéndose las manos en los bolsillos. No miró atrás. No había necesidad. El Duque siempre desaparecía cuando había gente. Sólo le hablaba cuando estaban a solas.

- ¿Va para el funeral del viejo Jim Parker? ¿Para quitar la maldición?

- ¿La maldición? -Jesse enarcó una ceja, metiéndose un cigarrillo nuevo entre los labios.

El viejo indio pareció arrepentido de haber dicho aquello. Fue como si el velo etílico que enturbiaba su mirada se esclareciera de repente, sesgado por el cuchillo del miedo crudo cuando musitó entre dientes una palabra extraña que Jesse no había oído en su vida: Yee Naaldlooshii. Después, se aferró a su botella y salió corriendo.


La Nación Navajo era la reserva india más grande de Estados Unidos, cubriendo 71 000 km² y ocupando partes del noreste de Arizona, el sureste de Utah y el noroeste de Nuevo México, con una población de alrededor de 350.000 habitantes.

El rancho del viejo Jim Parker estaba dentro de la reserva. Jesse se sorprendió al ver varios coches de policía aparcados fuera.

- ¿Es usted el párroco? -le preguntó uno de ellos al verle-. Al cadáver le están realizando la autopsia ahora mismo, pero su hijo, Lyle, está dentro, por si quiere hablar con él. Pero tendrá que esperar a que termine el interrogatorio.  

Era curioso como un simple alzacuellos podía franquearte todas las puertas, incluso sin necesidad de abrir la boca para usar a Génesis. Jesse estaba cada vez más intrigado. Si le estaban haciendo la autopsia al cadáver era porque había debido de tratarse de una muerte violenta, y el hecho de que estuviera la policía interrogando al hijo...

- Disculpe... -preguntó al policía que había sido tan amable de atenderle-. ¿Por qué no hay animales en el corral?

- Oh... Ahí se encontró el cadáver, padre. Tuvieron que sacar los animales para hacer el levantamiento.

- Ah...

Con aire aparentemente distraído, Jesse se acercó al reciento cercado y precintado del corral como quien da un pequeño paseo para hacer tiempo. Había llovido la noche anterior y todo el lugar estaba embarrado. Algo significativamente curioso llamó la atención del predicador... En el barro había un reguero de huellas de lobo... que, de un paso a otro, se transformaban en las huellas de un pie descalzo humano...

Había personas de su etnia repartidas por todos los puntos de los Estados Unidos. Naabeehó Bináhásdzo (la Nación Navajo) en los estados de Arizona, Nuevo México y Uta. Es el territorio más grande en el que  estaban asentados los nativos americanos. El lugar  tiene una larga historia que se remonta hasta tiempos prehistóricos y la posterior llegada de colonos españoles y europeos. Es el hogar de la gente de Navajo con su variedad de más de una docena de monumentos nacionales, parques tribales y sitios históricos, y salpicada de una docena de lagos y estanques.

Muchos descendientes de los nativos acudían en alguna ocasión a esa gran reserva para sentirse cerca de sus raíces, convivir con los suyos y llenarse de su cultura y tradiciones en todo su esplendor. Roy había permanecido en contacto con sus raíces navajas. Estaba muy implicado tanto en la comunidad que había en Star City como a nivel nacional. Roy aún mantenía el contacto con gente de su cultura indígena americana. El arquero se hablaba con muchas personas que vivían y trabajaban en el Diné Bikéyah (país navajo). Por eso, no le extrañó nada la llamada de un colega de la reserva. Al hablar con su amigo, el pelirrojo cambió su expresión. No era una llamada cordial. Había problemas y situaciones extrañas en la Reserva India de los Navajo.

Parecía ser que en los últimos meses, los navajos habían tenido conflictos con los habitantes blancos e hijos de la cultura americana que vivían en el lugar. Como siempre solía ocurrir y más con los índios americanos, era un conflicto por la posesión de las tierras.  Dentro de las creencias del pueblo navajo, estaba la idea de que las tierras no pertenecían a nadie. la naturaleza pertenecía a todos y estaba para nutrirse de sus recursos pero sin esquilmarlos. Por ese motivo les pesaba  especialmente cuando los descendientes de colonos europeos se querían adueñar y explotar de forma desproporcionada los entornos naturales en los que se criaron sus ancestros.

El pelirrojo sin dudarlo, empacó un par de cosas y salió del apartamento que compartía con Dick en Budhaven para ayudar a sus compatriotas navajos. Él estaba muy implicado con las causas sociales y en especial, cuando afectaban a un colectivo que era sensible y con el que estaba muy unido.  Arizona no estaba muy cerca de la ciudad custodiada por Nightwing. Por lo que no le dejó más opción a Roy que tomar un vuelo hasta el lugar.

Una vez en el estado de Arizona, Roy alquiló una furgoneta para acercarse hasta la reserva. En concreto a la casa de madera donde vivían sus dos amigos Daemyn y Nascha. Cuando Roy llegó a su hogar, la pareja le acogió amigablemente. Daemyn llevaba un look que podía pasar perfectamente por un hombre estadounidense de la media. Sin embargo, Nascha sí que parecía una mujer típicamente india con su estética tribal y su largo cabello azabache.

Prepararon un té al pelirrojo y le contaron como desde hace algún tiempo las antiguas rencillas por el territorio empezaron a aflorar.

- El ganado del señor Parker se metía en nuestras tierras. - comentó Nascha

- A algunos de nosotros no nos molestaba- replicó Daemyn. -Pero otros como Waylla, Shasta, Tallulah … se empezaron a quejar y reivindicar que son nuestras tierras. Que los blancos ya nos habían expropiado, saqueado y causado ruina y destrucción en las tierras que tanto cuidaron nuestros ancestros. Las riñas seguían y seguían hasta que Tallulah acusó varias veces ante las autoridades que el señor Parson soltaba a su ganado por las tierras navajas y con esa excusa se dedicaba a robar sus vacas. Los agentes no le hacían caso.

-Seguro que dirían que son locuras indias y harían chistes con caballo loco.- Suspiró- en fin … los policías de poco sirven cuando quien hace el mal son los que está socialmente bien que  se queden con lo de los demás.- Roy sabía muy bien que cuando hay una disputa entre un blanco y alguien con una color de piel más oscuro siempre tenía las de ganar el primero. Se le hervía la sangre.

-Roy-  Nascha le tocó el hombro para darle consuelo, apoyo y tranquilizarle.- la ira refulgía en el poblado. Sabes que en este tipo de disputas somos los perjudicados- comentó con una voz entristecida la mujer.- Pero … aunque seas la víctima no todo está permitido. Muchos pensaban que había que recurrir a fuerzas prohibidas para dar un escarmiento a los blancos.
-

- No sabemos muy bien qué pasó. Un día de repente el ganado del Señor Parker empezó a aparecer muerto. Nuestros conciudadanos empezaron a alegrarse porque el destino estaba castigando a quien osaba robarnos pasto y tierras. Pero en algunas ocasiones se mataba más ganado que el de los blancos. Algunas reses de Tallulah aparecieron en el río desgarradas. Hace unos días “ese animal” que estaba matando ganado ha despedazado al señor Parson.

- Tenemos miedo Roy.- Nascha entrelazó sus manos y miró al suelo.- yee naaldlooshii-

Roy entendía muy bien esa referencia. Yee naaldlooshii traducido literalmente como el que camina a cuatro patas. Lo que venía siendo para los navajos un skin-walker, un cambia pieles. Otras culturas tambien tenían muy presente esta figura que vestía las pieles de animal y se convertía en una especie de híbrido humano- animal.

- Las fuerzas naturales no pueden ser manipuladas para el mal. Mi abuela siempre repudió hacer ese tipo de cosas cuando hay un mal. -

Entre las tribus siempre se habían contado historias sobre personas con poderes místicos que desterraron al idea de vivir sirviendo al clan de forma honrada como sanadores o guías espirituales y utilizaron sus poderes para el mal. la tradición oral decía que para convertirse en un Skinwalker había que ser iniciado en una sociedad secreta y realizar un sacrificio, el asesinato de un familiar cercano. Tras terminar este acto se adquirían poderes sobrenaturales, a menudo era la habilidad de cambiar de forma a un animal vistiendo las pieles de este. Muy a menudo, en los siguientes animales coyotes, lobos, zorros, pumas, perros y osos.

A Roy le dio un escalofrío al pensar en que quien estuviera asesinando ganado fuera un SkinWalker. Él era un científico, alguien racional más guiado por la razón y la ciencia que por las leyendas. No obstante, sabía que estas fuerzas místicas existían.

Jesse alzó la vista al escuchar el ruido de la puerta del rancho al abrirse para dejar salir a un par de policías. El que no podía ser otro más que Lyle Parker les estrechó la mano y los agentes regresaron a sus vehículos para marcharse. Jesse se acercó al joven, que se había quedado sentado en el escalón del porche, con una mano sobre la frente y la impresión de estar soportando el peso del mundo sobre sus hombros. Jesse se acercó a él y se sentó a su lado, ofreciéndole un cigarrillo que el muchacho rechazó.

- No, gracias... ¿es usted el cura que han enviado para el entierro?

- Así es -el cigarrillo anterior se había consumido, así que el moreno sacó otro, se lo puso entre los labios y lo encendió con el viejo zippo de su padre.

- Es gracioso... Mi padre siempre fue muy creyente. Yo no lo era, hasta hacía muy poco, pero ahora... ahora no sé qué pensar.

- ¿A qué te refieres? -dejando escapar el humo, Jesse devolvió el paquete y el encendedor de vuelta al bolsillo de su chaqueta y miró al joven.

Lyle Parker tenía media melena castaña a la altura de los hombros, ojos marrones y apariencia cansada. De edad aparentaba unos treinta y pocos.

- Si se lo dijera me tomaría por loco.

- Pónme a prueba. No te juzgaré, te lo prometo -aseveró.

El joven dejó escapar un suspiro, como si no supiera por dónde empezar.

- Llevaban tiempo matándonos al ganado. Era ya la cuarta vez en un mes. Las vacas aparecían hechas trizas -movió la cabeza, apesadumbrado-. Nunca he visto ningún animal hacer una cosa así. Era de noche y estaba oscuro. Oímos un gruñido y salimos para proteger a los animales. Todo sucedió muy rápido... Sólo vi... ojos rojos, colmillos... Mi padre gritando... -las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas-. Le disparé con la escopeta y creí que le había dado, pero no debió de ser así porque no soltó el cuello de mi padre. Él... -se interrumpió, incapaz de seguir hablando.

Jesse dejó que transcurriera el tiempo entre los dos, fumando en silencio mientras esperaba a que el joven se recompusiera de nuevo a sí mismo. Al cabo de unos diez minutos volvió a hablar:

- Esto se lo he dicho a mucha gente, padre, pero nadie me cree; En los últimos meses, cuando salíamos a vigilar el ganado por la noche nunca vimos nada fuera de lo normal. Y cuando digo nada quiero decir nada. Ni pumas, ni coyotes... Ni siquiera indios. Era como si la naturaleza estuviera quieta y en silencio... a la expectativa. Ni siquiera se escuchaban los animales nocturnos. Y tuve la sensación más de una vez de que había algo ahí fuera, observando. Algo... inhumano -miró a Jesse, esperanzado-. ¿Usted me cree, padre?

- Podría ser -respondió el predicador, pensativo-. He visto mierdas muy chungas en mi vida. ¿Por qué te estaba interrogando la policía?

El joven volvió a negar con la cabeza.

- Mi familia ha tenido litigios con algunas de las familias indias de la zona desde que en 1889 mi tatarabuelo perdió un novillo que había resultado ganador por la asociación de criadores. Mi tatarabuelo culpó a una familia india, los Mendoza, porque su ganado de cría se volvió significativamente mejor después de eso. Los Mendoza siempre sostuvieron que no robaron el novillo, pero mi tatarabuelo les robó su mejor vaca, y desde entonces hemos estado teniendo problemas y disputas por el ganado y las tierras, así que no descartaban que pudiera haber sido una venganza. Y no debería ser... Estaría dispuesto a jurar que lo que vi en el corral era un animal, pero el hecho de que sean las vacas las que aparecen siempre destrozadas... -un escalofrío le recorrió por completo-. No lo sé. Y ahora mi padre... Dios... ¿Qué voy a hacer?

Un sollozo convulso estremeció su cuerpo. Jesse le puso la mano en el hombro y se quedó allí con él hasta que empezó a anochecer. En ese momento se dirigió a la reserva, aparcó la pickup y entró en el primer bar que encontró. Estaba construido por completo en madera, con un aspecto muy genuino. Había que bajar unas escaleras para llegar al salón principal, y estaba atiborrado. A primera vista Jesse no distinguió a nadie que no fuese indio, y de hecho prácticamente todo el mundo se le quedó mirando al entrar, como si estuviesen preguntándose qué hacía un blanco allí. Jesse no se dejó amedrentar, sino que se dirigió hacia la barra.

- Disculpe, no soy de por aquí, ¿podría decirme cuál es el significado de la palabra Yee Naaldlooshii? -preguntó al camarero.

Los cambiapieles se habían asociado ​​durante mucho tiempo de todo tipo de luchas inesperadas y tragedias: enfermedades, sequías, malas cosechas, muertes repentinas, tormentas de viento, la alienación del afecto por parte de los compañeros, la muerte del ganado y la inversión de la fortuna. Cada vez que el pelirrojo recordaba las historias sobre los Skinwalkers, el pelirrojo solía pensar que esas historias estaban tergiversadas. Había una explicación más lógica y racional que la de un ente mágico. El miedo y la superstición convertían un hecho natural como la contracción de una enfermedad en el ataque de un brujo perverso.

Pero en esta ocasión, era muy diferente. Los animales aparecían despedazados de una forma brutal. Pero la carne no había sido usada para comer. Eso era una conducta ilógica para un animal. Los animales mataban para comer. No actuaban de una forma tan violenta sólo matar cruelmente. Eso era lo que desconcertaba a Roy. Un depredador era un voraz cazador pero lo hacía para alimentarse, no dejaba la carne sin tocar. Matar de forma cruel y sin propósito parecía una acto más humano que animal.

Daemyn y Nascha no sabían más sobre aquel misterio. Ellos no se mezclaban con ese tipo de altercados. La brujería para muchos navajos no estaba bien vista. Las fuerzas místicas del bien y del mal no debían usarse para cosas como venganzas, envidias o motivación egoísta. Usa fuerzas incomprendidas de Forza oscura llamaba a las desgracias.

Tras hablar con sus amigos, Roy resolvió que debía salir a indagar sobre lo que estaba ocurriendo. Así que salió de la casa de sus amigos y se dispuso a ir a indagar por la reserva con el fin de encontrar alguna información más. El arquero caminó en busca de algún navajo con el que poder hablar. Pero la gente no interactuaba mucho con él. Su aspecto de pelirrojo de piel clara no ayudaba a que los nativos americanos se fiasen de él. La gente no podía intuir por su color de piel que la sangre y herencia navaja también corrían por sus venas y llenaban su ser. Por mucho que supiera de la cultura de los navajos, para los desconocidos el arquero era un blanco haciéndose pasar por uno de los suyos.

Sabía que había un lugar donde la gente se desinhibia. El alcohol había a la gente hablar borrando muchos estereotipos o fronteras. Así que el pelirrojo se dirigió a uno de los bares de la zona para intentar que algún indio ebrio le diera alguna clase de información. Entró al local, estaba llenísimo. Eso era bueno para su objetivo. Roy caminó a la barra y justo en ese momento Jesse lanzaba una pregunta al camarero. Yee Naaldlooshii. No era algo que se pronuncia de con facilidad. Había un cierto temor y tabú al decir esas palabras en público. Los que escucharon la pregunta del predicador se le quedaron viendo como si fuera Harry Potter pronunciando el nombre de Voldemord.

- Oye, hermano. - dijo el pelirrojo - ¿Dónde has escuchado esas palabras? - miró a Jesse a los ojos- es un tema algo sensible para la comunidad navaja.

Había esperado cierta reacción, considerando que el indio que le había dicho la palabra había hablado de una maldición antes de mencionarla, y después había salido corriendo cuando le pidió explicaciones, como si hubiera visto un fantasma. Lo que no esperaba era que el bar entero se paralizara para mirarle como si acabaran de salirle colmillos, cuernos y cola. Jesse no solía ser muy precavido. Siempre podía confiar en Génesis para salir de casi cualquier situación, así que no se molestaba en actuar con disimulo. Él siempre entraba de frente y por la puerta principal, aunque se tratase de la fortaleza mejor protegida del mundo. Digamos que la sutileza no era uno de sus fuertes. Ya se veía que iba a terminar echado a patadas de allí, pero entonces un muchacho pelirrojo intervino en su ayuda.

- Oye, hermano. ¿Dónde has escuchado esas palabras? Es un tema algo sensible para la comunidad navaja.

Jesse asintió, pensativo, con las manos en los bolsillos del pantalón.

- Algo así intuía. Ok. ¿Podríamos salir fuera para hablar con más calma?

Cuando el joven asintió, salieron del bar. Jesse miró en derredor para ver si había algún sitio donde pudieran sentarse, pero lo único que abarcaba la vista era desierto, desierto y más desierto. No muy lejos estaba su pickup, aparcada junto a la carretera, así que le hizo un gesto para ir en esa dirección. Evidentemente no iba a decirle que entrara dentro, puesto que no le conocía de nada y no tenía por qué confiar en él. En lugar de eso, se subió encima del capó del vehículo y se sentó allí, con las piernas extendidas y la espalda apoyada en el parabrisas. Palmeó la superficie del capó a su lado, indicándole que se sentara junto a él, sacó un cigarrillo del bolsillo de su chaqueta y el encendedor de su padre, un viejo zippo metalizado en donde aparecía grabada la frase "Fuck Communism". Se puso el cigarrillo entre los labios, lo encendió y le ofreció el paquete a Roy por si fumaba. Tanto si cogía un cigarrillo como si no, después volvió a depositar el paquete en su sitio, tomó una profunda calada y suspiró, disfrutando de las prestigiosas vistas de Monument Valley que tenían ante sí.

- Me la dijo un viejo indio cuando me dirigía hacia aquí. Me preguntó que si venía para el entierro del viejo Parker y mencionó algo de una maldición. Acabo de venir del rancho de hablar con el hijo del viejo y había cosas extrañas, así que pensé en buscar más información entre los indios por si alguno sabía algo. Preguntar por la palabra que parecía haberle asustado tanto me pareció una buena manera de empezar -miró de soslayo a Roy-. ¿Qué hay de ti? No pareces indio, y sin embargo hablas de la comunidad navaja como si supieras mucho de ella. ¿Eres antropólogo, médico o de alguna ONG que trabaja con la gente de la reserva?

Bastaba un vistazo en derredor para ver las condiciones de pobreza en las que vivían aquellas personas. En todo el tiempo que había conducido, Jesse no había visto ni un supermercado, y adivinaba que, estando en un desierto sin infraestructuras visibles, tendrían problemas de carestía de agua potable también.

- Es muy propio de los blancos darles a los indios tierras pero no los medios para vivir dignamente en ellas, dejándoles a su suerte. Es una pobre manera de mantener tranquilas sus conciencias. Ojos que no ven, corazón que no siente, dicen. ¿Estás aquí para ayudarles?

Las miradas de los parroquianos del bar se posaron sobre los dos desconocidos blancos que estaban hablando sobre un cultura que no era la propia.  Se empezaba a generar un ambiente de tensión. Los gestos hostiles y los cuchicheos empezaban a lanzar recriminaciones y advertencias a Jesse y Roy. No era el mejor lugar para conversar sobre lo que significaba Yee Naaldlooshii. Estaban rodeados de indios americanos que en cualquier momento bramarían sobre apropiación cultural si el pelirrojo empezaba a dar explicaciones de lo que venía a ser aquella palabra a Jesse. Además, el alcohol no era el mejor mediador de conflictos raciales, sino que avivaba la mecha de todas las discrepancias y malentendidos. Así que Roy se fió de aquel desconocido y salió fuera con él. Pensó el arquero que lo mejor era tratar el tema sobre las supersticiones indígenas en un ambiente más neutro, en un lugar donde no pudiera resultar ofensivo y dañino desplegar sus ideas, percepciones y conocimientos sobre el mito del Yee Naaldlooshii.

Jesse guió a Roy hasta la pickup. Ver la camioneta del predicador le hizo sonreír. En otro momento de su vida recorría el país con un vehículo similar, aunque el que él llevaba estaba más destartalado.  Antes de empezar a vivir con Dick y por motivos económicos Roy, se vio obligado a vender la camioneta que tantos viajes y buenos momentos le había proporcionado. Ahora no es que tuviera más asentada su situación económica pero su amigo le proporcionaba cama, comida y algo de dinero para sus gastos y proyectos. Se sentaron sobre el capó y el predicador le ofreció un cigarrillo. Roy declinó. No le gustaba el tabaco.

El arquero alzó la vista y miró al cielo. El pelirrojo no era alguien que de primeras se sintiera cómodo con la superstición, los temas sobre fuerzas ancestrales y misticismo. Aunque sabía por vivencias personales que todas esas fuerzas cósmicas existían, a él le iba más el plano científico de una mentalidad más explicativa de los hechos por causas naturales que el misticismo y su explicación de las cosas por fuerzas que tenían poderes de naturaleza imprecisa y desconocida.  

Jesse comentó que había escuchado la palabra navaja de un anciano de la comunidad al acudir al entierro del señor Parker. La familia Parker era quien le habían comentado  Daemyn y Nascha. La gente con la que estaba teniendo problemas los indios. Quien estaba con sus altercados y falta de entendimiento generando rupturas y un clima imperante de odio y resentimiento en la reserva. Un umm salió de los labios del pelirrojo. Quizá aquel hombre podía ayudar en el problema que estaban teniendo sus amigos. Igual podía ser de utilidad para desentrañar aquel nudo en el que se encontraba.

- El pueblo navajo está lleno se superstición. Es increíble como en el siglo XXI aún siguen muy presentes y arraigadas  esas viejas creencias.- comentó Roy un poco esquivando la pregunta inicial.

Roy tenía un experiencia singular en su vivencia cultural. Había sido criado en la cultura navaja pero su piel no reflejaba las características que se le asignaban y en su mayoría tenían los integrantes de los navajos. El arquero tenía lo que se consideraban características de hombre blanco. Peor él no era parte de la imperante cultura americana de la etnia mayoritaria. Por el color de su piel era mirado por muchos de sus congéneres con desconfianza. Como alguien que había venido a imponer desde fuera.  Era algo que solía pasar con los hijos mestizos de dos razas. El color de la piel al no ser tan claro o tan oscuro marcaba. Ser pelirrojo y de piel clara también era lo que había llevado a ese hombre desconocido a interpretar que estaba fuera de la etnia navaja.

- Ojala fuera alguien tan caritativo y laborioso como médico o voluntario. Me trajo aquí motivaciones más personales.  - se rió un poco- Nunca juzgues a un tigre por sus manchas. Yo soy descendiente navajo.-

La economía de los navajos se basaba en el pastoreo de ganado, una industria propia (minería, petróleo y energías renovables, casinos) y la producción de productos artesanales como mantas, alfombras, joyas, pinturas de arena, esculturas y cerámicas. Sin embargo, el pueblo Diné no se había integrado en la vida americana. Más del cuarenta por ciento de la población está desempleada. la pobreza y la anafalbetización abundaban en un pueblo que quería seguir viviendo de la misma manera natural que lo hicieron sus ancestros.

- Es difícil llegar a un entendimiento con mentalidades tan dispares. Los navajos quieren cuidar la tierra de sus ancestros mientras que el gobierno americano apuesta siempre por la sobreexplotación de los recursos naturales. - Suspiró.- Se podría decir así. Unos amigos me llamaron para que mediase entre las discrepancias y conflictos que tienen con la familia Parker. - Salir de la reserva otorgaba mayores oportunidades a la juventud que permanecer anclado a viejos  estilos de vida.- Mis amigos tienen miedo del Yee Naaldlooshii. - volvió a mirar al cielo.- Más conocido como Skinwalker o cambia pieles. Un mago que usa las artes oscuras para volverse animal y atacar a sus enemigos.-

- Bueno, supongo que no soy el más indicado para hablar -sonrió Jesse señalándose el alzacuellos cuando el pelirrojo habló de supersticiones y creencias-. Como se puede deducir, no soy un hombre de ciencia. De hecho, en cierta ocasión necesitaba hacer un viaje introspectivo para averiguar una serie de cosas que necesitaba saber sobre mí mismo, y preferí buscar las respuestas en la magia vudú y la magia chamánica antes que ir a un psicólogo. Recuerdo que a mi novia de entonces le pareció una locura, pero, ¿sabes qué? Funcionó, así que yo no lo llamaría superstición.

Dejó escapar el humo en una vaharada al cielo observando a Roy cuando le dijo que, en realidad, era descendiente navajo, riendo un poco para sus adentros ante la mención del tigre y las manchas.

- Eso me decía siempre mi padre, y siempre intenté moverme por esos principios, pero por desgracia recientemente aprendí que a veces un tigre no es más que eso, un tigre.

No pudo evitar que la amargura trasluciera en su tono de voz al acordarse de Cassidy. Era un vampiro, pero él había tratado de no prejuzgarle por eso. El tipo le había parecido buena persona en su momento, y le había abierto los brazos y su corazón sólo para descubrir al final que no era más que un hijo de puta que llevaba toda la vida aprovechándose de las mujeres como la sanguijuela que era. Lo único que hizo fue franquearle el camino para que también pudiera aprovecharse de Tulip, y ella había pasado seis meses de infierno por su culpa. Era algo que nunca se podría perdonar, entre tantas otras cosas.

Roy procedió a explicar la problemática del conflicto que había desencadenado el problema entre las familias y pasó a escucharle con suma atención.

- Hum... No sabía de la existencia de esos cambiapieles. Creía que la magia india se basaba fundamentalmente en hierbas y setas alucinógenas, pero una vez admitida oficialmente mi ignorancia al respecto de éstos temas tengo que decir que encajaría con una cosa muy extraña que vi en el corral de los Parker -volvió a exhalar el humo, tomándose aquellos segundos para reflexionar bien sobre lo que vio-. La noche del asesinato había llovido y había huellas en el barro. Me pareció reconocer huellas de lobo, pero de una pisada a otra se trasformaban en huellas humanas... -desvió la mirada hacia Roy para ver si aquello despertaba algo en él-. El hijo del viejo Parker me estuvo contando que les habían estado matando al ganado. Las vacas aparecían completamente destrozadas, pero no de la manera en la que lo habría hecho un animal normal. Dijo que la criatura que mató a su padre tenía los ojos rojos, y que tenían la sensación de estar siendo acechados desde hacía meses.

Jesse suspiró, reclinándose en la luna del coche.

- No sé qué piensas tú, hijo, pero una disputa por unas tierras no justifica un asesinato. El hijo del viejo me contó el origen de todo y ni siquiera está claro quién tuvo la culpa para empezar. Los Parker sostenían que los Mendoza les robaron primero y los Mendoza alegaban que no lo hicieron. ¿Quién lo sabe? Sea como sea, aquello ocurrió hace más de un siglo. El hombre que ha muerto no tenía la culpa, y desde luego tampoco su hijo. Quien sea que ha hecho ésto merece ser llevado ante la justicia, pero yo no sabría ni por dónde empezar a buscar... En cambio tú pareces tener un conocimiento mucho mayor de lo que estamos buscando. ¿Qué dices? -le sonrió-. ¿Hacemos equipo?

Jesse no tenía la más mínima idea de que el joven que se sentaba a su lado era uno de los héroes de aquél nuevo universo en el que había ido a parar, pero tenía bastante confianza en sus propias capacidades. Después de todo, incluso si sus habilidades para el combate no eran suficientes para detener al hechicero, siempre podía contar con Génesis, así que Roy no tendría de qué preocuparse.

Jesse se señaló el alzacuellos, seña indiscutible de que era un siervo del Señor. era algo que Roy en un primer momento no había captado.

- bueno ... - no iba a llamar a alguien que no procedía padre.- pensé que su religión sólo creía en su propia superstición, no en la de los pueblos paganos.- comentó entre serio y jocoso. La verdad es que el pelirrojo había sido criado en un ambiente muy ateo desde que nació y no conocía nada de los cultos cristianos. A parte de lo que narraban las típicas comedias o lo que aparecía en la televisión o los mass media pero nada remotamente bien informado y detallado sobre el tema de la fe.- Yo soy más de ciencias. Seguramente las cosas mágico-gurú las dejaría en un último término a lo que acudir en causa de problemas. Siempre seguí las enseñanzas de Tesla y me ha ido bastante bien. Porque muchas veces todo tiene una explicación científica. Cuando los asesinos en la oscuridad actuaban sin que les viera nadie, surgieron los mitos de los grandes lobos y bestias incontrolables que atacaban humanos.-

Al arquero no le agradaba el tabaco. No era tan perjudicial como otras drogas que antes consumía pero el olor y el sabor no le agradaban.  La voz del predicador parecía un poco afectada cuando dijo que los tigres a veces sólo son tigres.

-No todo se puede suscribir a una regla. Simplemente, fiarse de las primeras impresiones nos puede conducir a error. - Confiar en quien no debía le había dejado cicatrices emocionales. Pero se perdería a sí mismo si no podía depositar su confianza en que había buenas personas. Diablos, incluso personas que consideraba amigas le habían hecho daño: Oliver con sus negligencias, Donna con su rechazo, Kori con su abandono, Wally con su control y sus críticas ...la gente podía usar la excusa de los prejuicios para engañarte. Cómo podían usar cualquier otra cosa. quien te la quería meter doblada, te la metía. Había gente muy buena mintiendo y ocultando su verdadera naturaleza de serpiente.  Sí, en el mundo había mucha gente dulce que por dentro tenía un sabor putrefacto. También había mucha gente dura cuyo interior estaba lleno de oro. Roy no tenía muy claro por qué la gente procedía así. Suponía que actuabas de forma irracional e inmadura cuando estás herido por el mundo.

Luego la conversación se encarriló al tema que les tenía a los dos allí: la muerte en extrañas circunstancias de  Jim Parker. Roy relató de forma simplificada lo que era un Yee Naaldlooshii.

- Las leyendas del pueblo navajo son poco conocidas. Los cambiapieles sería algo similar a lo es un hombre lobo. Una persona que se convierte en animal y es maligna.- soy soltó una de sus risas características.- eso es lo que hacemos creer a los turistas para ganar dinero con los alucinógenos y las movidas indias-hippies.- soltó bromista.- el pueblo navajo está en contra del uso de la magia al considerar que rompe con el orden natural de las cosas. Las hierbas y plantas se usan para la curación.-

Entonces, Jesse arrojó una nueva información al pelirrojo. Entre las huellas de animal se encontraban unas pisadas que daban la impresión de una transformación de lobo a humano.

- No puede ser.- dijo el arquero escéptico. Sabía que las cosas místicas y paranormales existían pero no solía pensar en que fueran la primera opción ante cualquier problema o emergencia. - Tal vez pueden haberse mezclado las huellas de alguien con las de una animal.-

El predicador siguió hablando. Jesse comentó que las reses de los Parker habían empezado a aparecer despedazadas. Justamente lo que le habían comentado sus amigos Daemyn y Nascha. Las evidencias no apuntaban en una dirección muy racional. El pelirrojo tenía que reconocerlo.

- Mis amigos me dijeron que el ganado de los Parker empezó a morir. En algunas ocasiones también le ocurría al ganado de los ciudadanos navajos. - Roy suspiró y miró un segundo al cielo.

- Pienso que todo es muy extraño y que ojalá no tenga que encontrarme con nada parecido a un lobo-hombre.Si hay algo que sé es que la gente blanca siempre inculpa al indio. No es cosa de unas tierras o un robo de ganado. Son siglos de injusticias que se van sumando. Está mal tomar la justicia por tu mano pero ¿Qué más puedes hacer cuando todas tus quejas son desatendidas? -

Sopesó la propuesta de Jesse de hacer equipo. Eso facilitaría las cosas. Después de todo ambos estaban allí por lo mismo y a Roy nunca le gustaba estar solo. El pelirrojo le tendió la mano al párroco.

- Soy Roy.-

El predicador dejó escapar una leve risa mientras se recostaba en la luna del coche, tan cómodamente como si estuviera en el sofá de su casa, lo cual indicaba que no era la primera vez que usaba su vehículo de aquella manera. ¿Quizá estaba acostumbrado a pasar muchas horas al volante?

- Bueno, siempre he sido muy tolerante, y quienes me conocen bien podrían asegurarte que tengo poco en común con un pastor tradicional -dijo en tono de broma-. En cualquier caso, después de las cosas que he visto, hay poco en lo que no crea.

Y era cierto. Jesse había conocido vampiros, ángeles, demonios (y la progenie de éstos que vivía alojada en su cuerpo), mutantes e incluso alienígenas, había hablado con el mismísimo Ángel de la Muerte y hasta con el propio Dios. A éstas alturas, la existencia de magos capaces de transformarse en animales no era ni de lejos lo más descabellado que había presenciado.

- Así que eres más de ciencias, ¿eh? Entonces eres como mi antigua novia. A Tulip también le parecía una locura que prefiriera recurrir a la magia de los indios antes que a un psicólogo -se echó a reír, pero ésta era una risa amarga, triste. No es agradable recordar a aquellos a los que has perdido. Le dio una palmada amistosa en la espalda a Roy-. Chico, todo eso de los mitos, los alucinógenos y los trucos publicitarios para turistas está muy bien... pero yo he conocido vampiros. V A M P I R O S -repitió, en un tono de voz que era casi un susurro pero vocalizando de manera exagerada cada letra-. Mi mejor amigo lo era. Colmillos, adicción a la sangre, regeneración e intolerancia a la luz del sol. El paquete completo. Así que no descartemos nada por el momento y vamos a ver lo que podemos hacer aquí, ¿ok? Sean de animales o no... ¿conoces a alguien capaz de seguir un rastro como el que te comento? Los indios tienen fama de ser buenos rastreadores, y tú pareces conocerlos muy bien. Quizá aún no se haya enfriado demasiado el rastro. Si no encontramos nada... Bueno, ésta noche es el funeral del viejo Parker, quizá averigüemos algo más. ¿Te parece bien?

El pelirrojo le tendió la mano, como si quisiera formalizar aquella alianza, y Jesse se dio cuenta entonces de que no se habían presentado aún.

- Caray, que despiste el mío -dijo, con una radiante y simpática sonrisa antes de devolverle el saludo con un apretón fuerte y firme-. Yo soy Jesse, Jesse Custer, pero no te preocupes -le guiñó un ojo-. No tengo nada que ver con el Custer que estás pensando.

Jesse y Roy estaban hablando de una forma tan campechana que nadie que los viera pensaría que estaban charlando sobre un asesinato. Parecían dos amigos conversando sobre sus cosas bajo la luz de la luna.

- Siempre he estado un tanto alejado de cosas como la religión y esas cosas - Roy dijo de forma amable y con un tono bastante coloquial, como si se conocieran de toda la vida. - pero creo que no hago mal al suponer que como en todo tipo de ambiente, hay de todo y toda clase de gente.-

Asintió con la cabeza ante lo de ser más de ciencias. - Siempre he tenido una visión del mundo más matemática. Como que todo en este universo está medido y calculado. Suena raro pero es como si quiera cómo encajan muchas piezas. - Roy era muy bueno comprendiendo la mecánica de las cosas. Era un ingeniero e inventor brillante porque podía pensar y construir en la medida de cómo funcionaba la dinámica científica del universo. Sin embargo, para lo místico y lo mágico era un completo negado. No entendía ni sabía cómo funcionaba el misticismo en el universo. - No se puede recurrir al vudú siempre.- comentó el pelirrojo con su talante deshinibido y burlesco.  

No es que Roy no conociera la existencia de horripilantes cosas místicas, es que prefería no adentrarse en mundos en los que no tenía ninguna opción de realizar alguna jugada. Sabía que existían magos como Zatanna o Constantine. Otros como Abracadabra. Personas con poderes increíbles y extraños. Ese raro grupo que entrenó a Jason, All Castle. Sucesos paranormales como la resurrección de Jason Todd. Raven una medio demonio y su padre un verdadero rey del infierno.  En el mundo de los héroes había visto muchas de esas peculiares cosas.

-Es que soy Roy el realista, no Roy cazador de monstruos. - respondió divertido. - Mi mejor amigo podría decirse que es un zombie, después de todo volvió de la muerte. La magia y lo místico no es mi campo de acción. - miró seriamente a Jesse - no descargaré nada. Pero WOW amigo, no me gustaría encontrarme un cambiapieles real por nada del mundo.-

Los dos hombres estrecharon sus manos, dando origen a su alianza para resolver aquel caso de asesinato.

- Un placer. Yo como habrás podido intuir antes, soy Roy. Roy Harper. Menos mal. Sería algo incómodo por mis orígenes navajos. Aunque no se puede juzgar a un descendiente por las malas conductas de sus antepasados -

Los dos varones decidieron ir a la hacienda de los Parker buscar pruebas para hacer sus conjeturas con las que encontrar al autor del misterioso asesinato. Cuando llegaron a la casa, vieron que había en el lugar varios policías. Los agentes de la ley estaban custodiando tanto el lugar de los hechos como las pruebas. Roy pensó en cómo poder librarse de aquellos dos tipos. Dejarles inconscientes no era una opción, ya que, eran inocentes y además, levantaría sospechas. El pelirrojo suspiró. Eso iba a ser complicado. Los policías ya no eran aquellos gordinflones simpáticos de las películas a los que se distraía invitándolos a un café y Donuts. Quizá nunca lo fueron y había en su efigie mucha magia de Hollywood. Jesse se acercó a los agentes y haciendo uso de su poder hizo que les dejasen el camino libre mandándoles a tomarse un  largo descanso.

Teniendo pleno acceso a la casa, el arquero y el predicador se dirigieron al corral donde se produjo el asesinato. Dentro del lugar, observaron unas huellas muy conservadas que tenían mucha similitud con las de un animal salvaje.

- No se puede recurrir al vudú siempre.

- Touché -respondió Jesse con una sonrisa, saltando del capó del vehículo-. Por eso creo que vamos a encajar bien tú y yo, chico.

Se alisó las arrugas que se le habían formado en los pantalones y se ajustó la chaqueta.

- Pues entre vampiros y zombies vamos bien -se rió-. Me vas a tener que contar más de esa historia. ¿Cómo volvió a la vida? ¿Lo hizo Dios?

Hasta donde Jesse sabía, era el único capaz de semejante proeza. Aquello era algo que quedaba incluso fuera de las capacidades de Génesis.

- Tranquilo... si encontramos un cambiapieles no tendrá nada que hacer contra nosotros -aseguró.

Tenía tanta fe en Génesis que a menudo podía dar impresión de sobreconfiado, pero el único ser contra el que la entidad proscrita no había podido hacer nada había sido el Ángel de la Muerte, y dudaba mucho que el ser que estaban persiguiendo gozara de las mismas salvaguardas sobrenaturales.

- Un placer. Yo como habrás podido intuir antes, soy Roy. Roy Harper. Menos mal. Sería algo incómodo por mis orígenes navajos. Aunque no se puede juzgar a un descendiente por las malas conductas de sus antepasados.

- Amén, hermano. Vamos al lío -dijo, invitándole a subir al interior de la pickup.

Para cuando llegaron al rancho ya era noche cerrada, pero aún había una pareja de guardias vigilando el corral. Jesse vio que Roy se los quedaba mirando, como si estuviera pensando cómo deshacerse de ellos. El predicador se limitó a ponerle una mano amistosa en el hombro para indicarle con una sonrisa que le dejara hacer a él y se adelantó hasta donde estaban los hombres con paso relajado, manteniendo las manos enlazadas a la espalda.

-  Buenas noches, caballeros  -les saludó con un gesto-. ¿No es un poco tarde para estar todavía aquí?

- Buenas noches, padre -respondieron ellos-. Tenemos que quedarnos para asegurar que nadie contamina la escena del crimen hasta que los del CSI hayan terminado de analizar todo el terreno.

- ¿Y quién va a venir a contaminar la escena del crimen? -inquirió sacando una petaca de whiskey del bolsillo de la chaqueta y dándole un sorbo para entrar en calor-. Vamos, chicos... está claro que todo ha sido obra de un animal. Ésta es una zona tranquila... No va a pasar nada si os retiráis a dormir unas horas.

Los dos hombres se miraron el uno al otro, repentinamente confundidos.

- Hmmmm... -dijo uno al final, rascándose la nuca-. Supongo que tiene usted razón, padre.

- Sí... Nos iremos a descansar y volveremos en unas cuantas horas. No va a pasar nada en ese tiempo, ¿verdad?

- Seguro que no -sonrió Jesse. Los dos hombres intercambiaron una última mirada antes de despedirse del párroco y retirarse en el coche patrulla.

Como estaba de espaldas a él, el pelirrojo no pudo ver cómo los ojos se le tornaron rojos al hablar con los dos hombres, aunque sí le pareció notar algo extraño... como que la voz tenía una reverberación particularmente potente, como si hubiera hablado en el interior de un espacio cerrado en lugar de al aire libre.

El predicador abrió la puerta del corral e invitó a Roy a pasar, guiándole hasta donde había visto las huellas e iluminando el terreno con la luz de su mechero. La noche anterior había llovido, y el barro se había solidificado ante el intenso calor que había hecho durante el día, dejando unas impresiones perfectas. Roy pudo ver sin ningún problema un rastro de patas de lobo que, de un paso a otro, se transformaban en las marcas de un pie descalzo humano. Y algo más... algo en lo que Jesse no había reparado inicialmente, pero que la aguzada vista del arquero no pasó por alto, incluso con la escasa luz: un trozo de algo que parecía plástico medio enterrado en el barro.

- ¿Qué es eso? -inquirió Jesse notando su interés.

Roy desenterró el trozo de material sin identificar, y, al tacto de sus dedos y por su aspecto a la luz le recordó a la piel mudada de una serpiente.

- ¿Eso es... piel? -inquirió el predicador entrecerrando los ojos mientras extendía dos dedos para palparlo-. En ningún momento escuché a los policías o al hijo mencionaron que el viejo Parker hubiera sido desollado. Y no soy ningún experto, pero si fuera piel fresca tendría otro aspecto y habría sangre, ¿no?

Efectivamente, la piel estaba cuarteada y reseca, como si fuera un papiro antiguo. Fuera del corral la tierra era más sólida y el rastro de pisadas desaparecía. Jesse se metió las manos en los bolsillos mirando al pelirrojo.

- ¿Qué hacemos ahora?

El ambiente entre Roy y Jesse era distendido. Los dos hombres parecían llevarse increiblemente bien a pesar de que eran bastante diferentes y estaban situados en posturas muy distantes en cuanto a la fe y el misticismo.

-¿Dios? No, un tío superloco, una de esas versiones de superman corruptas golpeó muy fuerte la barrera que separa las dimensiones entre sí. El alma de mi amigo se escapó del mundo de los muertos y se metió en su cuerpo. Es bastante grotesco pero no me quejo. Si no Jay no estaría vivo. Su cuerpo estaba hecho una traca, descompuesto y tal. Pues va la exmujer de su padre y lo tira  unos pozos mágicos que te regeneran. ¿Cómo se convirtió en vampiro tu amigo? Para evitarlo a toda costa más que nada. Porque si mi vida ya es difícil, imagínate de vampiro. Además con lo que a mí me gusta el sol.- Explicó Roy básicamente como pudo porque era una movida mística compleja que no llegaba a entender muy bien. Era evidente que el universo quería vivo a Jason o quizá la voluntad del segundo robin fuera mucho más fuerte que la voluntad y deseos del destino.


-Será contigo, porque yo simplemente le puedo tirar objetos. Palos y piedras no creo yo que rompan la piel y los huesos de una cosa mágica. Llámalo algo así como sentido común del misticismo.- El arquero no tenía nada más con lo que luchar contra cualquier tipo de peligros que sus habilidades intelectuales y físicas.

Llegaron a la casa de los Parkers entrada la noche. En una digna estampa de película de terror.  Había dos guardias vigilando al propiedad. Roy enseguida empezó a idear planes para poder librarse de la mirada de los agentes de la ley. Sin embargo, Jesse tenía otros planes. Puso un mano en el hombre de Roy con un mensaje claro de yo me encargo. El arquero se quedó un tanto intrigado. ¿Qué haría el predicador?El moreno se puso a hablar con los guardias como si fueran amigos de toda la vida. ¿De verdad tenían tan buena suerte de que fueran amigos del religioso? El pelirrojo estuvo atento a la conversación y pudo captar como les daba la orden de irse a dormir y los policías abandonaban la escena del crimen. Roy se quedó perplejo. Había algo raro en todo aquello pero no sabía decir muy bien qué.

-WOW. Tienes que enseñarme ese truco.-

Una vez los guardias se hubieron ido del lugar, Roy y Jesse se adentraron en el corral. Había un singular rastro de huellas. Las marcas de lobo se iban transformando poco a poco en un pie humano. El arquero suspiró. Sus peores temores parecían confirmarse. Un maldito cambiapieles en el lugar. El arquero estaba ordenando sus pensamientos e ideando cómo poder contratacar a una criatura de esas cuando la voz de Jesse rompió sus planteamientos. Ante la pregunta de qué es esto, el pelirrojo desenterró lo que parecía una trozo de piel. Era algo similar a cuando los reptiles mudan de piel. Pero no era un piel escamosa.

- Parece que sí. -contestó Roy un tanto shokeado por el descubrimiento- Si utilizamos la navaja de Ockam dando por supuesto que la solución más simple es la acertada, es la prueba de que es un cambiapieles ...- comentó el pelirrojo un tanto inseguro. El predicador pregunto que era lo que hacían ahora. Cuando parecían haber llegado a un callejón sin salida. El arquero miró al cielo y pensó en qué podían hacer para seguir tras la pista del asesino.

- Cuando se comete un asesinato los culpables son quien ganan algo con ello o quien tiene rencillas. Sé que Waylla, Shasta y  Tallulah estaban en oposición directa y abierta contra los Parker. Quizá podríamos investigarlos a ellos y sus familias. Tallulah vive cerca. Podríamos ir a su casa y ver si hay algún rastro o prueba.-

Jesse escuchaba a Roy alucinado.

- Joder, tío... Y yo pensaba que me habían pasado cosas locas en mi mundo, pero comparado con lo tuyo lo mío parece hasta casi normal. Lo de mi amigo... no creo que hubiera podido evitarlo. Nació a principios del siglo XX y se unió junto con su hermano a la Hermandad Republicana Irlandesa. Juntos participaron en el Levantamiento de Pascua de 1916, pero su hermano se dio cuenta de que la rebelión estaba condenada al fracaso y le convenció para volver a casa. En el camino de vuelta acamparon cerca de un pantano para descansar por la noche y fueron atacados por una mujer que salió repentinamente del agua, mordiendo a mi amigo en el gaznate. El hermano huyó creyéndole muerto. Al principio no me lo creía, pero fíjate, tú tienes un amigo que volvió de entre los muertos, y no por haber sido resucitado por Dios, sino porque un tipo super poderoso en mallas golpeó las barreras entre dimensiones y su alma se escapó -dejó escapar un silbido suave entre los labios-. ¿Cómo de loco es eso? Así que, no sé... supongo que la moraleja si quieres evitar acabar igual sería... ¿evitar los pantanos durante la noche en Europa? -se encogió de hombros, intentando hacer una broma.

Cuando Roy se sorprendió al verle usar Génesis, simplemente sonrió, con las manos en los bolsillos.

- Te lo cedería con gusto, pero no es tan simple. He intentado librarme muchas veces de éste poder, pero me temo que no es posible. La maldita cosa está aferrada a mis huesos como la cal en los grifos del baño.

Le hizo el gesto a Roy para entrar en el corral y, después de descubrir la piel, éste propuso ir a visitar a las familias indias enemistadas con los Parker.

- Me parece bien, pero ahora mismo ya es muy tarde como para que nos deje entrar en su casa. Posiblemente ya estarán durmiendo. ¿Tienes algún lugar donde pasar la noche? Yo tengo una habitacioncita en el Budget Inn. Si te parece, nos vemos mañana después del desayuno en el bar y ya vemos lo que hacemos, ¿de acuerdo?

 
A la mañana siguiente, Jesse se presentó a la hora convenida bastante animado, descendió las escaleras de bajada al bar y fue a reunirse con Roy en su mesa. Llevaba consigo varias hojas fotocopiadas que le enseñó al arquero.

- Cuando salía a desayunar ésta mañana me topé con el bibliobús que circula por la Nación Navajo. ¿Sabías lo que es eso? ¡Es alucinante! Es una biblioteca pública dentro de un autobús dependiente de la Coconino County Public Libray de Flagstaff que se dedica a recorrer las zonas que no tienen acceso a un servicio de biblioteca. Las personas que atendían eran muy competentes y me han resuelto muchas dudas, porque además tenían un servicio de conexión a Internet. Mira -le mostró una de las fotocopias-. Ésto es de un artículo de un periódico local de la Segunda Guerra Mundial. Habla de varios asesinatos en los que las víctimas parecían haber sido despedazadas y devoradas por un animal, igual que con Parker, sólo que en éstos casos la mayoría fueron halladas en sus casas, como si hubieran dejado entrar al asesino. En 1946 la policía acorraló al que parecía ser el animal responsable en una cabaña y le dispararon, pero cuando entraron para retirarlo, encontraron el cadáver de un ciudadano indio llamado Unkas Winnebago. Una vez muerto, los asesinatos cesaron. Pero fíjate, en los periódicos locales se vienen registrando casos semejantes desde hace 150 años. Según éste otro artículo, miembros de la expedición Lewis y Clark escribieron acerca de indios que podían transformarse en otros animales. Mira éste grabado de la época.

Y le enseñó una página impresa que mostraba una ilustración antigua donde una especie de lobo gigante devoraba a una mujer.


Jesse se echó hacia atrás en la silla, satisfecho.

- ¿Has desayunado ya? Tengo la pickup aparcada fuera, cuando quieras nos vamos a casa de esa Tallullah.

- No creas. Aunque este mundo está plagado de cosas muy locas, yo tengo una vida bastante normalucha de movidas místicas.- Toda lo normalucha que puede ser una vida de un persona que se dedica a ser justiciero independiente.

Aunque Jason hubiera recibido una segunda oportunidad de una forma espectacularmente mágica, la vida del arquero estaba muy alejada de esta clase de sucesos mágico-místicos. Exceptuando cuando él y Jason tuvieron sus encontronazos con All Castle y la Liga de Asesinos.

Tras narrar la resurrección de Jaybird era el momento en el que a Roy le tocaba escuchar el relato del predicador. La verdad es que la narración de Jesse parecía algo que le podía ocurrir a cualquier persona. Todo el mundo puede cruzarse de imprevisto con una amenaza en la noche.

- No te fíes nunca de mujeres hermosas. Pues eso lo llevo chungo.- dijo en un tono guasón. - No rondar pantanos europeos - hizo con las manos como si escribiera- lo apuntaré en mi lista sobre no jugarmela con lo paranormal.-

Sortearon la vigilancia gracias al poder de Jesse. Roy se quedó impresionado con la facilidad que se quitó el predicador a los policías de encima.

- Seguro que en mis manos no sería tan útil y bien llevado como en las tuyas. Yo tiendo a fastidiar las cosas místicas - se rió - y no místicas a veces. - El pelirrojo dio a Jesse una palmadita en la espalda- Hay cosas de las que no nos podemos librar, tenemos que aprender a vivir con ellas.-

A continuación los dos hombres entraron en el corral. Descubrieron lo que aparentaba ser una piel humana y sin más pruebas, Roy propuso visitar a los principales opositores a la familia Parker.

- ¿Tan tarde es?- El Pelirrojo sacó su móvil y miró la hora. Roy era a veces muy despistado y el tiempo se le iba volando. Tenía la costumbre de trabajar hasta terminar algo y se focalizaba tanto que  se olvidaba de lo demás. - No te preocupes. Me estoy quedando en casa de unos amigos. Nos vemos mañana.- Roy hizo un gesto de despedida en la mano y se encaminó a casa de sus amigos.


Con la luz de un nuevo día Roy se levantó y se preparó para ir al encuentro de su compañero de aventura. Cuando el amigable arquero llegó al bar,  Jesse se encontraba sentado en una mesa con un montón de papeles que inmediatamente mostró al pelirrojo.  

- A mí me ha comido los deberes el perro, profe.- comentó bromista el pelirrojo al ver que toda la labor bibliográfica que había realizado el predicador. Se rió con desparpajo.- Si conozco los bibliobús a parte de Navajo he sido pobre, así que una forma de informarme antes de tener lo suficiente para tecnología móvil puntera eran ese tipo de recursos que ofrecen cultura a la gente marginal. -

Roy miró las informaciones que le mostraba el religioso. Miró los artículos que narraban las muertes de personas por el ataque de alguna clase de un  gran animal.  Todas las historias parecían ser perpetradas por algún cambia pieles. Dado que eran bastantes antiguos, parecía aventurar que no era la misma persona. Roy pensó que igual se trataba de de una familia que había seguido las doctrinas de una shaman corrupto.

- Parece ser obra de un clan. Aunque se estén usando fuerzas místicas ningún humano puede vivir tanto tiempo.- Jesse propuso acercarse a la casa de Tallulah. En respuesta Roy asintió con la cabeza y se levantó. - Sí, yo no salgo de casa sin un café encima.-

Se subieron a la pickup del predicador. Jesse arrancó el vehículo y Roy le fue guiando hasta llegar a una casa alargada de madera con una edificación aledaña de la misma extensión de la casa que servía de cuadra para los animales. Cuando llegaron al lugar había una anciana sentada en la entrada de la casa meciéndose en una mecedora y bebiendo un té de hierbas con una pajita. Otra mujer de mediana edad estaba junto a un hombre llevando al ganado hasta un redil cercano. Roy y Jesse bajaron del vehículo. El pelirrojo se acercó a la anciana y esta le miró con reticencia. El arquero empezó a hablar en lengua navaja y la señora se sintió más cómoda. Luego, el pelirrojo se volvió hacia Jesse.

-Le he preguntado donde se encontraba Tallullah. Me ha dicho que es aquella mujer  de allí.- Roy señaló a la fémina que estaba guiando al ganado.

- Hola, buenos días- dijo Roy acercándose a Tallullah y al hombre con quien estaba guiando al ganado.

- Buenos días- su voz sonaba reacia. Se notaba que a la mujer no le gustaba interactuar con dos hombres blancos.

- Eres Tallullah, ¿verdad?- la mujer le miró y habló en navajo. El hombre con el que estaba se rió.- No somos dos estúpidos blancos, entendemos el navajo porque también somos de la diné - contestó Roy. Tallullah y el hombre les miraron un tanto sorprendidos.- Nos envían unos amigos para hablar sobre el problema que estáis teniendo con los blancos.-

- Pasemos a la casa. - dio la orden en navajo al hombre que estaba con ella de ocuparse el solo del ganado mientras ella atendía a los extraños invitados.

Pasaron a la casa y la fémina les condujo a un gran salón donde les invitó a tomar asiento. la anciana que habían visto anteriormente en la entrada se había levantado y había traído tanto a Tallullah como a los invitados un té. Roy se lo agradeció en navajo.

-Miren yo creo que el problema ya está bastante resuelto. No necesitamos la ayuda de extranjeros.-

Jesse se ofreció a ayudar a la mujer anciana a llevar las bebidas, acompañándola al interior de la cocina, donde una joven india muy hermosa de largos cabellos negros cocinaba algo que olía delicioso, con varias ollas hirviendo a fuego lento en los fogones. Sentado en un taburete de la mesa de la cocina había un joven que parecía un poco más mayor leyendo un libro. A diferencia del resto de la familia, él no vestía ropas tradicionales sino pantalones más formales, un polo y gafas. También tenía el pelo corto.

La anciana le dijo algo en idioma navajo sonriéndole, y Jesse sintió la mirada penetrante de la joven cocinera y se sonrojó. No quería admitir que no conocía el idioma para no dejar en evidencia a Roy, pero algo debió notarse en su cara porque la más joven pareció apiadarse.

- La abuela dice que nunca pensó que vería un predicador en su cocina -le susurró en ademán confabulador, espátula en mano, mientras esperaban a que la mujer terminara de servir los vasos de té.

La muchacha parecía amigable; no así el que supuso sería su hermano, que le observaba con una hostilidad más que evidente. Jesse arqueó una ceja, cogiendo la bandeja de las manos de la anciana, pero no dijo nada. Llegó al salón justo a tiempo para escuchar las últimas palabras de Tallullah:

- Miren, yo creo que el problema ya está bastante resuelto. No necesitamos la ayuda de extranjeros.

- Un minuto de su tiempo, señora -pidió Jesse, conciliador, dejando la mesa sobre la mesa baja del salón-. Es todo cuanto queremos.

La mujer intercambió una mirada con la cocinera, presumiblemente su hija, que había seguido a Jesse hasta la puerta de la cocina. La más joven asintió con la cabeza, como para indicarle que les escuchara, y la mayor suspiró.

- ¿De qué queréis hablar?

Jesse tomó asiento, sosteniendo su té de hierbas.

- Sabemos que existe una larga historia de conflicto entre su familia y la de los Parker...

La mirada acerada de la mujer se endureció.

- Su tatarabuelo robó nuestra mejor vaca, pero eso no significa que quisiera a Jim muerto, si eso es lo que quiere decir -replicó, cortante y a la defensiva. Jesse se preguntó por cuántos interrogatorios habrían pasado ya.

- No la estamos acusando de nada, señora. Lo único que estamos buscando mi compañero y yo es cualquier cosa que, al andar, deje huellas humanas primero y de lobo después.

El rostro de la mujer palideció visiblemente. Parecía que habían encontrado una pregunta que aún no les habían hecho, y no era de extrañar. ¿Quién, en el siglo XXI, preguntaría una cosa así?

- Parker... Él encontró lo que están buscando -musitó-. Ahora márchense de mi casa.

- Pero...

- No les diré nada más. ¡Márchense de mi casa!

Tallullah se levantó y se encerró en una de las habitaciones. Jesse y Roy hicieron lo que les habían ordenado, pero no se habían alejado más que unos pocos metros de la vivienda cuando la joven india que habían visto cocinando les alcanzó.

- La abuela dice que quiere hablar con vosotros -les dijo, guiándoles hasta la entrada lateral de la casa, que daba a la cocina. Allí, sentada en la mesa central estaba la anciana. Jesse observó que no había ni rastro del joven del polo azul. La mujer empezó a hablar en idioma navajo, y la joven cocinera, que se llamaba Dakota, traducía para Jesse.

- Yee Naaldlooshii... -empezó la anciana, con la voz gastada y temblorosa con la que se tejen las leyendas-. Una vez lo vi con mis propios ojos. Fue hace mucho, mucho tiempo... Era como un sueño. ¿Usted cree en los sueños, predicador? -su mirada cansada se fijó en el moreno.

- Yo creo en muchas cosas, señora -asintió él.

- Aah... Usted es diferente, lo noto. Está más abierto a las creencias de los indios que la mayoría de los seguidores del Dios Crucificado -la anciana suspiró y su mirada se perdió en algún lugar distante, mucho más lejos de donde ahora se encontraban-. Yo tenía 16 años -empezó-. Regresaba del arroyo de recoger agua cuando oí un gruñido dentro de una casa. No era exactamente de animal, pero tampoco de humano. Miré por la ventana y vi a aquél hombre... No recuerdo su nombre.

- ¿Unkas Winnebago?

La mujer asintió.

- Estaba cubierto de sudor y sangre. La piel del brazo se desgarró, se desprendió y cayó al suelo, unas garras surgieron de sus uñas. Se dio la vuelta y me vio. Yo huí. Poco después la policía le mató. Es todo cuanto puedo deciros. Ese ser... lleva muchos años muerto.

Roy sabía perfectamente que un tipo religioso, blanco y que nunca había tratado con navajos, obviamente, no sabía hablar navajo. Era más claro que el agua. Pero se estaban riendo de ellos en el idioma mencionado y se sulfuró un poco. Tampoco quería dejar mal a su compañero de equipo. Por eso, había dicho esa verdad a medias o mentira parcial.

Jesse se puso a ayudar a la anciana inmediatamente y al pelirrojo no le dio tiempo a advertirle que los navajos no eran como la comunidad blanca. Que sus actos podrían ser malinterpretado como agresivos o una respuesta hostil o una imposición. Podía resultar como un desprecio a la hospitalidad del pueblo Dinhé.

Milagrosamente el predicador cayó en gracia a la anciana y su joven nieta. Pero a la matriarca cada acto parecía incomodarle más y más. La cocina territorio de mujeres no era para hombres y menos para un blanco. Tallulah no aprobaba que los blancos vinieran con sus maneras a impregnar lo que ella hacía a la manera de de su tribu.

- Costumbres de blancos en casa de navajos- la matriarca lanzó un recristo en su idioma natal.


Roy se rió nerviosamente. - El mundo es cada vez más grandes y para tener un clima de paz y respetar las naturaleza de nuestros ancestros lo mejor es una convivencia respetuoso. La amabilidad nunca ha sido mal vista por nuestro pueblo.- comentó el pelirrojo para calmar los ánimos.

La matriarca era testaruda y no quería dar su brazo a torcer. En su gesto se mostraba la molestia que esos dos desconocidos la causaban pero no podía negar que la amabilidad y mirar por encima por crear un clima de cooperación eran unos rasgos de su tribu.

Cuándo llegó Jesse al salón con las bebidas, se notó aún la tensión de la mujer. Tallulah comentó tajante que el asunto se había zanjado. Indicando que la muerte del señor Parker había finiquitado el problema por las disputas de tierras y rencillas. Cuando se acabó el perro se acabó la rabia como quien dice. Pero nada es tan simple como quitar de en medio al causante. Las acciones de uno nos afectan a todos y crean consecuencias directas e indirectas tanto en nosotros como los demás. La muerte no era la solución. La solución era el diálogo e intentar llegar a un acuerdo a través de la comprensión y el entendimiento mutuo.

Jesse respondió a la matriarca y esta intercambió una mirada con la jovencita. Los tiempos estaban cambiando y ella tenía que mirar por el futuro de su hija. Esa muchacha que no dispondría de un empleo digno ni de dinero con el que alimentar a sus hijos sino salía de la reserva e interactuaba con el hombre y la mujer blanco. Suspiró con resignación y dejó que el predicador expusiera sus excusas.

El pelirrojo sonrió con amabilidad a la jovencita de la puerta y le agradeció en navajo por la infusión de hierbas. El arquero bebió un sorbo mientras dejaba a Jesse hablar.

-Simplemente es que hay muchas familias navajas sufriendo  el odio entre sus familias.- No era justo que un odio injustificado se traspasase generaciones y marcase a las generaciones más jóvenes. Como si fuera una cruz de la que no podrían deshacerse. - Nadie merece vivir encadenado a una pugna que no le pertenece.-

Roy supo por la expresión de Tallulah que no sé había tratado el tema con el suficiente tacto. También supo que aquella mujer sabía sobre lo que Jesse había insinuado. Inmediatamente Tallulah les largó de su casa y el pelirrojo suspiró. No podían hacer más. No podían presionar a una mujer india que no quería hablar.

-Señora,  no somos de la policía. Somos amigos de Daemyn y Nascha. - comentó, casi gritó el pelirrojo.

Pero no sirvió de nada. La matriarca seguía encerrada sin querer dar ningún tipo de información o explicación. Los dos hombres estaban a punto de cruzar el umbral de la puerta cuando la voz de la joven les detuvo. La agraciada muchacha de tengas y gestos dulces les dijo que su abuela les dedicaría unas palabras. Tras eso, les guió hasta la cocina. La mujer mayor se puso a hablar en navajo mientras la juvenil Dakota traducía sus palabras para Jesse. Roy obviamente comprendía el idioma en el que había sido sumergido desde su más tierna infancia.

- Yo espero no verlos- y luego tradujo su respuesta a la anciana. Luego, Roy preguntó en navajo por la familia a la que pertenecía o si quedaba alguien que fuera directa o indirectamente relación sanguínea. - Le he preguntado por familias relacionadas con ese hombre.-

- Tenía un hijo, Misu y una hija, Topanga. El Misu se marchó y Topanga se casó con la familia Witko. Tuvo cinco hijos entre ellos; dos mujeres: Waylla, Shasta y tres hombres: Deheni, Makhpyia y Goyathlay.-