El único pensamiento de Peter Parker en ése momento era no llegar tarde.
Corrección: El único pensamiento de Peter Parker en ése momento era no llegar aún más tarde.
La figura de rojo y azul aterrizó sobre una de las azoteas de los varios edificios que conforman el campus de la Universidad Empire State, y tras descolgarse la mochila, empezó a desvestirse torpemente. El sol era intenso por lo que al quitarse las botas de su uniforme, sus pies se quemaron bajo el concreto que estuvo tantas horas expuesto al calor, causando que empezase a dar pequeños saltos alternando entre un pie y el otro conforme se descalzaba. Abrió la mochila y, tras quitarse también los guantes, lanzatelarañas y la máscara, retiró una camiseta blanca de mangas largas y se la colocó por encima del traje. No tenía tiempo para retirarse todo el disfraz.
Al abrir la puerta que conectaba a la azotea con la escalera de ingreso al edificio, empezó a colocarse el pantalón por sobre el spandex azul que cubría sus piernas, apoyándose torpemente contra la pared para mejor equilibrio, con su mochila colgada del hombro derecho, abierta. Tras colocarse y abrocharse la prenda, dio un pequeño salto impulsado con su increíble fuerza arácnida para adherirse al techo, sujetando la mochila hacia abajo (¿o hacia arriba?) para impedir que el contenido de ésta cayera al suelo. De pie en el techo se colocó los calcetines y posteriormente su calzado y tras hacerlo, se dejó caer nuevamente a la escalera y corriendo aceleró hacia los pasillos de la universidad, sin darse cuenta que tenía las agujetas desatadas.
Era una carrera contra el tiempo. La clase de física estaría pronta a terminar, y la profesora Knight ya le había dado su segundo aviso por faltar. El tercero significaba una suspensión temporal de la clase, y eso era algo que no se podía costear. En el trayecto se cercioró de cerrar su mochila, tras sentir el movimiento de sus lanzatelarañas de una manera mucho más suelta, como si se fueran a caer en cualquier momento. Esquivó alumnos y profesores por igual, giró el pasillo donde se hallaba el salón de clases y...
Vio a los estudiantes salir del salón. Luego a la profesora Knight, quien no tardó en darse cuenta de la presencia del agitado Peter Parker, agitado y un tanto desalineado. - Señor Parker, ¿puedo saber a dónde va con tanta prisa? -la profesora, de unos treinta y cinco años y cabellos rubios se cruza de brazos, severa, mirando a Peter con decepción conforme éste recupera (o más bien, finge recuperar) su aliento. - Iba a su clase, profesora Knight... -responde el veinteañero, apretando los dientes con molestia. De haber sido más rápido... - Vaya, qué considerado de usted, señor Parker, -el sarcasmo de la profesora le duele. - Es que yo... Yo tuve... - Usted tendrá tiempo para acomodar sus horarios en las semanas siguientes, para que cuando sea reinstaurado a mi clase, llegue a tiempo, -ahí estaba, el tercer strike. Vencido, Peter se apoyó contra la pared a su derecha, cerrando los ojos, desanimado. - Una lástima, sinceramente. Tanto potencial, tanta inteligencia siendo desperdiciada, -ella no era la primera ni sería la última profesora en decirle esa clase de palabras a Parker. La mujer se empezó a dar la vuelta, pero le dio un último vistazo al menor. - Y átese las agujetas. Se va a terminar matando, -terminó por darse la vuelta y retirarse, dejando a Parker lamentándose solo.
Ésta vez sin apuro alguno se puso en una rodilla, agachándose para atar las agujetas de su zapato derecho y repetir la acción con el izquierdo, para luego reincorporarse y llevarse la mano derecha a la frente. - Excelente trabajo, Pete. A ver a qué otra cosa llegas tarde ahora, -se dijo, molesto. - Bueno, no te desanimes, aún puedes alcanzar a la clase del Dr. Con-- -y, como si la vida no se cansase de tirarle problemas al joven adulto, escuchó un fuerte pero lejano ruido que causó que las ventanas a lo largo del pasillo retumbasen levemente. Sintió el suelo debajo suyo sacudirse, y tras escuchar sirenas a la distancia, supo de inmediato que se trataba de una explosión a unas calles de la Universidad. - ¿Acaso esperabas una señal para eso? -la pregunta la realizó mirando hacia arriba, hacia el techo, como si le estuviera hablando a Dios. Sin perder tiempo se dio la vuelta, y empezó a correr por donde había venido, descolgándose la mochila conforme llegaba al acceso a la azotea.
De mirar hacia arriba, se encontrarían a un sujeto con la máscara de Spider-Man pero vestido con una camiseta blanca y unos jeans púrpuras saltando de uno de los edificios del campus. De seguir con la mirada a la mencionada figura, se lo vería quitándose aquellas prendas mientras se balanceaba por los edificios de Nueva York y, de prestar atención, se vería también que una vez Spider-Man estuviera completamente vestido con su icónico traje rojo y azul, el hombre lanzaba su mochila contra un muro y la adhería a éste con telaraña.
Pero nadie pareció fijarse en eso, y los civiles sólo notaron al superhéroe arácnido cuando su traje ya estaba colocado completamente y su mochila había sido adherida a un muro.
Al llegar a la escena de la explosión, lo que lo esperaba era básicamente la rutina: Shocker, Herman Schultz había escapado nuevamente de prisión. La tercera vez en dos meses, y ahora, estaba saliendo de un banco con dos bolsos cargados de dinero. Debajo de la máscara, Peter soltó un suspiro un tanto de alivio; Herman era un villano fácil por así decirlo, por lo que podría encargarse rápido de él y regresar a la Universidad antes de que la clase del Dr. Connors terminase. Siendo optimistas, tal vez podría incluso llegar luego de que iniciase, si se apuraba. Pan comido, ¿verdad?
¿Verdad?
Con dos telarañas le arrebató a Shocker los bolsos de dinero, captando con ésto su atención. - ¡No, no tú de nuevo! -bramó, entre frustrado y molesto. - Sí, yo de nuevo, -afirmó el enmascarado, quien había aterrizado sobre un poste de luz en frente de Schultz una vez los bolsos cargados de dinero fueron asegurados. - ¿Podemos hacer esto rápido? No tengo mucho tiempo y realmente me gustaría... -Herman lo interrumpió lanzándole una carga sónica de sus guanteletes, carga que esquivó sin mayor problema dando un salto hacia su derecha y aterrizando sobre el pavimento. - Llegar temprano a clase, -concluyó la oración. - ¡¿Acaso te estás burlando de mi?! -otra carga sónica fue enviada en dirección al trepamuros, la cual nuevamente esquivó, dando un salto en alto. - ¿Burlarme? ¡Herman, tú eres el chiste! -guiándose por su sentido arácnido esquivó las dos cargas que fueron lanzadas hacia él en pleno vuelo y, antes de tocar el pavimento, lanzó una telaraña a los ojos de su atacante. - ¡No de nuevo! -Shocker llevó sus manos a su rostro, buscando removerse la telaraña. El héroe aterrizó en frente de él. - Sí, de nuevo. Envíame una postal desde la prisión, -entonces, sin perder tiempo, le dio un buen golpe en el cráneo que lo puso a dormir; claro que lo contuvo, porque si lo golpeaba con todas sus fuerzas, lo mataría. Rápido y efectivo, y tal vez incluso con tiempo de sobra. - ¡Disculpen! ¿Alguien tiene una pluma y una hoja de papel? -preguntó a los curiosos que habían atestiguado la escena.
La policía llegaría a los cinco minutos, encontrándose a Schultz forcejeando con el capullo de telaraña que lo envolvía hasta el cuello, sin su máscara, pegado a un muro. Al lado de él, recubiertos de telarañas, se hallaban los guanteletes sónicos del villano y, pegada en el pecho del apresado Herman, se hallaba una nota que leía: ''Cortesía de su vecino amistoso Spider-Man. Otra vez.''
Y, sorpresivamente, Peter logró llegar lo suficientemente a tiempo a la clase del Dr. Connors como para no ser suspendido también de ésta. Sí, no se podía quejar.