[Minievento WWD] El Terror de Trigon (Prólogo - JLA) 10/04/2019

- ¿Qué podemos hacer? -dijo Kyle Rayner, exteriorizando la pregunta que todos y cada uno de los presentes se hacía en su interior.

Aquellos días en la Atalaya se vivía una angustia sin precedentes mientras los héroes más poderosos de la Tierra presenciaban en las pantallas los estragos que los demonios estaban causando en el mundo.

- Deberíamos estar luchando contra ellos -terció Zatanna, frustrada.

- Sin duda, pero... ¿cómo? Con Superman ausente, Aquaman muerto y Zhazam desaparecido no estoy seguro de que mi anillo o incluso tu magia puedan nada contra Mephisto, Lucifer o Trigon.

- Debemos conservar nuestras energías -objetó Batman. Mientras Zatanna daba furiosos paseos por la estancia y el Green Lantern golpeteaba nerviosamente con los dedos sobre la mesa de reuniones, el hombre murciélago era el único que parecía calmado-. Observar y planear cuidadosamente nuestra estrategia antes de actuar.

- ¿Esperar? ¿Cómo puedes hablar de esperas cuando miles de ciudadanos inocentes mueren cada día? -se alarmó Kyle.

- Los enemigos a los que nos enfrentamos ésta vez no deben ser tomados a la ligera. La precipitación nunca ha sido buena consejera y nuestras fuerzas están muy mermadas.

Realmente había sido un año terrible para la Liga de la Justicia; entre la Colisión que había hecho desaparecer a la mitad de sus miembros, la partida de Supermán, la traición de Arión, el asesinato de Aquaman y la pérdida de Diana habían recibido un duro golpe del que no sabían si se recuperarían alguna vez.

Una pantalla se encendió entonces, revelando el rostro verdoso del Detective Marciano.

- Los restantes miembros de la Liga están llegando -informó-. Acudid a la sala de Teletransporte.

Zatanna, Green Lantern y Batman se dirigieron con rapidez hacia la sala en donde se encontraban los tubos  Zeta, en cuyo interior se arremolinaban ondas de energía iridiscente mientras daban forma a aquellos que habían acudido a la llamada. Pronto, el Arquero Esmeralda, Hal Jordan, Guy Gardner, John Stewart y Flash se encontraban también entre ellos.

- Se sabe algo de... ¿ella? -inquirió Batman, cuya penetrante mirada no había abandonado ni por un sólo instante los tubos de teletransporte.

Todos sabían a quién se refería; a finales del pasado enero Diana de Themyscira había sido víctima de un hechizo ritual demoníaco que había invertido su alineamiento, volviéndola malvada, el mismo que había impulsado a Arión a asesinar a Aquaman. Tras un fallido intento de tomar el control de los principales gobiernos del mundo, la amazona había desaparecido.

Sin embargo no mucho después de la pérdida se habían encontrado con otra Diana procedente de otra dimensión. Para alguien tan desconfiado como Batman estaba resultando muy duro confiar en ella. El fenómeno Omega le había traído a una Robin de otra dimensión que llevaba una carta de puño y letra de una versión suya más madura, una Cassandra Cain adulta, un Jason al que nunca había conocido y un Dick que no era el mismo al que había criado, pero también habían tenido que enfrentarse a versiones malvadas de algunos de sus miembros, por lo que no sabía qué pensar.

En otras circunstancias le habría gustado tenerla vigilada durante algún tiempo antes de decidir si podían o no confiar en ella, pero lamentablemente no podían darse ese lujo; el mundo estaba a punto de enfrentarse a su extinción y apenas quedaban unos pocos de ellos. Puede que aquella Diana no fuera la misma con la que había compartido tantos momentos y aventuras, pero era Diana, y, en su corazón, quería creer que podían contar con ella.

Lo peor de luchar con criaturas no es el esfuerzo ni el dolor. Ni siquiera lo desconocido. Lo peor es saber que estás matando seres que no controlan su propia voluntad, sino que son arrastrados por un instinto superior que les lleva directos a una muerte segura por un deber que no son capaces de vulnerar. Tras pasar el día en La Meca… pude comprobar cómo el estallido demoníaco podía contribuir en una mente colmena irrefrenable. Cada ser contribuía a lo que parecía su causa con una necesidad que nunca había encontrado salvo en las hidras… Pero en el caso de éstas me reconfortaba el alma saber que normalmente lo hacían por una necesidad real. Hambre, proteger a sus crías, mantener un hogar… Pero ellos… El caos y el dolor ajeno eran el fiel resorte de sus acciones y no parecía haber nada más. Nunca había visto tanto desprecio por la vida humana como pude apreciar el día anterior…

Hice lo que debía al levantarme apresurada para contactar con la liga tan pronto como pude, a pesar de la discusión con Hipólita o de lo ciertamente arriesgado que podía ser. No me conocían en absoluto, ni yo a ninguno de ellos, pero eso no significaba que no pudiésemos trabajar juntos. Si los músculos de mi cuerpo no se movían para solventar aquello… no debían volver a moverse jamás.

La reunión en La Atalaya con los últimos miembros ya sentados a la mesa había comenzado cuando uno de los tubos se iluminó, tardío, dejando entrever la silueta de una Diana magullada, con salpicaduras de sangre oscura en los brazos y de una mezcla con barro seco en las piernas.

Respiré hondo y puse un pie fuera en aquella nave en la que aterricé por primera vez desde que llegué a este mundo. No había nadie en la sala y suponiendo que habrían comenzado, fui directa a la sala de reuniones escuchando las voces cada vez más cercanas mientras enrollaba el lazo sobre mi brazo para colgarlo del cinturón. Aproveché la distancia para escuchar las voces con detalle, comprobando las diferencias. Batman parecía exactamente igual de impasible y analítico… pero el Kyle de mi mundo nunca hubiera sido tan derrotista. Abrí la puerta y crucé la sala echando un vistazo general para comprobar de cuántos miembros disponíamos y qué posibilidades tenía cada uno. -No importa el universo, nunca estaremos de acuerdo en un gabinete de crisis…- bufé media risa tratando de restarle tensión a la circunstancia.

Terminé distancias y apoyé las manos sobre la mesa de reuniones. Una voz se alzó para preguntar sobre mi estado y alcé la palma de la mano-Eso ahora no es relevante en absoluto. Lo que importa es que vengo de ahí- señalé una de las pantallas donde se encontraba La Meca- Hace apenas unas horas no se podía caminar entre los cadáveres… y la ciudad estaba derritiéndose por un pilar inmenso, un torbellino en llamas- cerré los ojos un instante, reflexionando sobre las posibilidades. -Sé que no soy vuestra Diana… y que no os he dado motivos suficientes para confiar en mí.- los más observadores podrían ver cómo en la pantalla cruzaba Wonder Woman volando, luchando con una especie de monstruo con alas de murciélago.-Pero esto no se trata de nosotros. De si me aceptáis o yo decido aceptaros a vosotros… Esto va mucho más lejos de las rencillas personales que podamos tener. O de las traiciones que puedan surgir... - clavé la mirada en Batman sabiendo que si había alguien con quien podría tener dificultades de confianza sería él- Estoy convencida de que si no nos movemos… no quedará nadie. Poco importará en quién confiar cuando todos seamos cadáveres- Quizá en otra circunstancia hubiese usado un idioma más suave, quizá hubiese intentado suavizar el shock emocional… Pero habiendo visto lo que vi… no había tiempo de quedarse de brazos cruzados. -Me temo.. que no hay opción. Luchar o morir- Desvié la mirada a Kyle que parecía el más reticente a participar en la batalla, sólo por la posibilidad de perderla.

Diana. Siempre tan resolutiva y apasionada. Casi podría decirse que somos polos opuestos: ella, impulsiva, emocional y pasional; yo, racional, frío y analítico. Sin embargo he de reconocer la virtud de tales dones cuando de entrar en acción se refiere. Siempre ha sido la mejor guerrera de la Liga, y, en ausencia de Clark, es además nuestra mejor baza. Sus palabras demuestran que se trata de ella, de la Diana que he aprendido a apreciar y respetar, sin importar el universo del que proceda, y la visión de las dantescas imágenes que nos ofrecen las pantallas deja dolorosamente patente que no podemos permitirnos prescindir de ella, sean cuales sean las dudas sobre su procedencia que pudiéramos tener.

Su aparición provoca numerosas reacciones en la sala: alegría, sorpresa, desconcierto... Después de todo es imposible olvidar los últimos y lamentables actos que nuestra Diana protagonizó en el panorama político mundial. Por mi parte, permanezco como siempre impertérrito, mudo ante su discurso y sin mostrar reacción alguna, ni siquiera cuando su mirada se enfrenta, desafiante, directamente con la mía. Los demás pueden permitirse el lujo de dejarse arrastrar por conductas pueriles empapadas de sentimentalismo barato, pero yo no. Yo tengo un papel que cumplir ahora que Clark ya no está, ahora que, más que nunca, todas las miradas se dirigen hacia mí en busca de guía e instrucción. Yo, más que nadie, debo mantener las formas para que los demás no tengan que hacerlo.

Y sí, admito que su suposición no anda errada y que me habría quedado más tranquilo de haber podido disponer del tiempo necesario para investigarla y asegurar que es quien dice ser, pero, como decía el escritor Eduardo Sacheri, a veces sucede que la realidad nos exige sobre adaptarnos a lo que nos toca, y, por lo que a mí respecta, con sus palabras y actitudes ha dejado más que demostrado todo cuanto necesitaba saber de ella.

- Diana -dije, a modo de único saludo con un casi imperceptible asentimiento de cabeza-. Es bueno volverte a ver.

No dije más, y, quien me conoce, sabe que era todo cuanto necesitaba decir.

- ¿Zatanna? ¿Has conseguido rastrear el foco principal?

La hechicera se puso en pie, llevándose la mano a la frente. Aunque en un principio la magia me causaba desconfianza, he ido aprendiendo con el tiempo a apreciar y valorar lo que la Homo Magi tiene para aportar al equipo.

- La presencia demoníaca se encuentra repartida a lo largo del globo, concentrándose en los principales núcleos de fe: El Vaticano, la India, Jerusalén y la Meca, y su poder es abrumador -dijo, mientras un rictus de dolor surcaba su hermoso rostro-. Diana tiene razón, si nos retrasamos aunque sea un instante, francamente temo por el destino de nuestro mundo.

- ¿Por dónde recomiendas empezar?

- Trigón se ha instalado en el Templo Dorado, en Amritsar, y sus emanaciones malignas no hacen más que crecer. Según los telediarios locales parece que Raven cedió a sus impulsos demoníacos ésta noche pasada, y, en base a experiencias anteriores, es cuestión de tiempo que su padre alcance su pico máximo de poder. Deberíamos fijarle como prioridad y atacarle antes de que sea tarde.

Raven. Siempre supe que esa chica sería problemática. Nunca confié en ella, pero tanto Dick como Damian fueron siempre expeditivos a la hora de defenderla.

Odio cuando tengo razón.

- ¿Se sabe dónde está Raven ahora?

- No. La última vez que se la vio fue anoche en el asilo Arkham.

- Está bien. Daré aviso a los miembros de la Young Justice para que se ocupen de ella. Nosotros marcharemos lo antes posible hacia la India. ¿Algo que decir u objetar?

- ¿A qué estamos esperando? Pongámonos en marcha -dijo Kyle levantándose.

- No. No pienso arriesgar estúpidamente las vidas de los miembros de éste grupo -repliqué, sin moverme del sitio-. Ya lo dije antes: somos demasiado pocos y la amenaza es grande. No partiremos hasta haber definido una estrategia clara. Partiremos mañana al amanecer. Mientras tanto os aconsejo descansar y reponer fuerzas. Tú no, Diana. Me vendría bien tu ayuda para elaborar el plan de ataque.

Sabía de primera mano que no iban a ser aplausos lo que esperase mi llegada. Me di cuenta de más de lo que quienes estaban en la sala sospechaban. Quién sonrió, quién receló… Y aun así nadie era culpable de su desconfianza. No podía hacer de juez en esa situación y mucho menos teniendo en cuenta quién había estado liderando la liga este tiempo. Si Batman les había estado presionando, era con la retaguardia y con cubrirse las espaldas, no me cabía ninguna duda. Por este pensamiento fue que me agarró por sorpresa que fuese él el primero en recibirme. Le sonreí con las pocas fuerzas que aún me mantenían en pie e incliné la cabeza levemente como gesto de gratitud. Zatanna, más tarde, reforzó mi posición de urgencia respecto a los demonios y eso alivió mi corazón que aguardaba una respuesta aún.

El nombre de Trigon convirtió la situación en un asunto aún más serio. Apoyé los puños en la mesa y me incliné, a modo de muleta para descansar el cuerpo un poco más. Rehusaba de tomar asiento. No podía presionar al grupo con la actuación presta y llamar a las armas mientras yo tomaba asiento cómodamente.

-¿Algo que decir u objetar?-

Lo cierto es que necesitaba descanso. Mis músculos no aguantarían otra batalla como la de la noche anterior… Pero por otra parte, agotada y con calambres de esfuerzo, bien saben los dioses que yo podía hacer más por esa gente que muchos no podían. No podía permitirme el descanso si la Liga decidía -Partiremos mañana al amanecer.- Mi cuerpo exhausto agradeció esa decisión, consciente o inconsciente que me permitía una noche completa de descanso. El hambre y la sed tampoco pasaban desapercibidos en mis necesidades. Contaba con descansar después de trazar el plan y cuando Bruce confirmó esa decisión, esperé a que los integrantes de la liga fueran abandonando la sala para tomar asiento como si no lo necesitara en una de las sillas más cercanas a él. -Si guardas un mínimo de parecido con el Batman que conozco no dudo en que ya tendrás tres planes en mente, con sus fases bien trazadas y opciones de huída y evacuación… Pero permíteme decir algo antes de definir el primer posible plan- Apoyé los dedos de una mano en la mesa, cerca de él, mirándole a los ojos desde la silla- No he visto nada igual. Hidras, demonios, muertos, criaturas de lo más retorcidas… Pero esto no es así- conecté ambas miradas azules.

-No dudo en la calidad de tus ideas. Sólo digo que… quizá lo mejor fuese cubrir todos los huecos posibles. Esas criaturas matan, destrozan y mutilan como quien respira cada día. Ha sido un choque de realidad que nunca pensaba que vería en plena superficie, en las calles, en los colegios…- tragué. Tenía la garganta más seca de lo que me esperaba. -Sé que las armas les dañan, como a cualquier bestia. Sé que mi lazo funcionó y no dudo de que la magia lo hará pero… Quizá tengamos que acudir a algo mucho más grande que nosotros- mi mente voló automáticamente al Olimpo, segura de que sabía en qué estaba pensando. -Hay que sacar el armamento pesado en esta ocasión. No podemos dejar reservas mañana.- Sólo quise dejar clara la situación en la que nos encontrábamos.

-Al margen de todo… Creo que es importante que la prioridad de La Liga sea protegerse entre sí. Cumplir el PAS básico y no bajar la guardia en ningún momento. Es un problema que hay que resolver de raíz, no solventaremos nada atacando a las huestes o a los pequeños esbirros de la gran mente que hay detrás. Por lo que conozco, Amritsar es un templo no excesivamente grande y tiene buena fuente de agua que lo rodea, esa podría ser una de nuestras mejores oportunidades si contamos con la ayuda de los atlantes. Tanto para cubrir los incendios como para usarlo como transporte y escondite. Lo único que conecta el templo con el resto de los ciudadanos es un puente sobre el agua que no dudo que estará despejado, o destruido. Si Trigon está ahí, podríamos dejarlo aislado y tomar el control de todo lo que le rodea por los cuatro costados, si cubrimos el flanco aéreo- tomé aire y apoyé el respaldo en la silla. A pesar de que necesitaba una ducha, comida y beber, esa silla había sido lo mejor que me había pasado en las últimas horas. Aguardé paciente mientras pensaba en las posibles fisuras del plan y buscaba con la mirada la pantalla de Amritsar. Observé los cuerpos retorcidos, ahora parte de la estructura latente del edificio dorado…. Cerré los ojos y respiré hondo.

La escucho en silencio, con mis manos entrelazadas y posicionadas, en aparente calma, sobre la mesa. Nada más lejos de la verdad. Quien me conoce sabe que siempre estoy preparado. Siempre estoy alerta. Pero prefiero guardar silencio, escuchar y analizar antes que dar demasiada información sobre mí mismo. En éste caso puede que sea incluso más necesario, pues no conozco a ésta Diana, y todo cuanto pueda averiguar sobre ella antes de confiarle mi vida y las de mi equipo se vuelve vital. Demuestra conocerme bastante bien. Eso es bueno. En ocasiones resulta difícil interiorizar todo el caos que supone Omega, con ése número indeterminado de álter egos en todos los universos. Tengo que admitir que la cantidad de posibilidades es tan grande, tan difícil de cuantificar, analizar o registrar de manera ordenada que el hecho de pensar en ello me pone nervioso. No llevo bien aceptar que haya cosas que escapen de ésta manera a mi control. Por sus palabras, parece que el Batman de su universo se parece mucho a mí. Ella también se parece a la Diana que recuerdo. Espero que eso nos facilite el trabajar juntos. Sería mucho más sencillo a la hora de saber lo que podemos esperar el uno del otro.

Sus palabras no me asustan, y estoy seguro de que no puede observar en mí ninguna reacción evidente, ni siquiera a tan corta distancia. He dedicado mi vida a mi cruzada, y siempre supe, desde el principio, que tendría una muerte prematura y violenta. No podría ser de otra manera dedicándome a lo que me dedico, y no me importa. Es la promesa que hice hace ya tanto tiempo, y si mi muerte puede servir para evitar que otros inocentes puedan pasar por lo que yo tuve que pasar, que así sea. Me he cuidado muy mucho de no establecer lazos duraderos con nadie por ésta misma razón. Me queda el consuelo de que pude reconciliarme con Dick. Aunque no sea el mismo que yo crié, en cierto sentido lo es, puesto que conserva en su mente los recuerdos de muchos otros. Y, aunque no fuera así, siempre ha sido, y siempre será, mi hijo. Es una de las pocas cosas que tengo que agradecerle a Omega, el haberme ofrecido la oportunidad de arreglar las cosas. Ya no me queda nada que lamentar.

- Ya nos hemos enfrentado a cosas así con anterioridad -replico, en mi característico tono de voz neutral y desprovisto de emociones-. Si bien nunca a ésta escala, eso es verdad. Pero no es nada que no podamos resolver con la preparación adecuada.

Es importante transmitir confianza a las tropas, no dejar que la zozobra que se agita en tu interior salga a relucir para no imponerles tus dudas, tus inseguridades. No sé si ella se dará cuenta de que es intencionado, pero, si lo hace, sé que, como líder Amazona, podrá entenderlo. Seguro que sus arengas militares se fundamentan en el mismo principio.

-No dudo en la calidad de tus ideas. Sólo digo que… quizá lo mejor fuese cubrir todos los huecos posibles.

La miro fijamente a los ojos. No quiero que quepa la más mínima duda sobre la seriedad de mi tono. Especialmente después de escuchar su descripción. No quiero oírla. No quiero escuchar sobre... los colegios... las familias que... No, no puedo permitir que nada me descentre.

- Esa es, por completo, mi intención. Ya me he puesto en contacto con Constantine y pretendo reunirme con él ésta misma tarde. Está claro que vamos a necesitar algo más grande que todo nuestro poder combinado para poder derrotar a Trigon, y no pienso cometer ningún error. Por lo demás, estoy de acuerdo contigo; es absurdo perder el tiempo enfrentándonos contra las huestes de Trigón. Es él quien les permite la entrada, y una vez hayamos acabado con él es muy probable que perezcan o sean enviadas de vuelta a su plano infernal. Es por ésta razón que he descartado el acceso aéreo. Aparte de que perderíamos demasiado tiempo en volar hasta la India, el Templo Dorado está en el centro de la ciudad, que está totalmente invadida por las bestias aladas de Trigón. Tendríamos que abrirnos camino entre las hordas y sería completamente improductivo. No, Zatanna nos teletransportará directamente en la zona del lago que rodea al templo. No puede ser en el interior porque cuenta con protecciones demoníacas que lo impiden, pero una vez estemos allí, no será complicado forzar la entrada con los medios de los que disponemos.

Ah, los atlantes... Sutil y doloroso recordatorio de que ésta no es nuestra Diana. Casi lo había olvidado hablando con ella. Se siente tan... natural... Como en los viejos tiempos.

- Yo no contaría con los atlantes -le explico-. Arthur fue muerto a manos de Arión, uno de nuestros ex-miembros, hace justamente un mes, cuando el hechicero atlante cayó bajo el influjo de un ritual demoníaco que invirtió sus tendencias morales, llevándole a asesinar al que hasta entonces había sido su rey. Arión era uno de nuestros miembros más poderosos, pero ahora está perdido en el Infierno, según nuestras fuentes. Éste movimiento por parte del Demonio del Mundo Oscuro nos ha dejado, de un plumazo, sin dos de nuestros activos más poderosos: Arthur y el hechicero, y no descarto que se tratara de plan de avanzadilla para la invasión que estaría por venir. En cualquier caso, hemos perdido la comunicación con Atlantis desde el día de la invasión, y no creo que me equivoque al suponer que, al igual que nosotros, estarán lidiando con sus propios problemas allí abajo. Esto nos supone un duro golpe, pero debemos centrarnos en aprovechar al máximo las herramientas de las que disponemos antes que lamentarnos por las que nos han sido arrebatadas. Debemos hacer frente a la amenaza más inmediata aquí, en la superficie, antes de poder volvernos hacia Atlantis para ayudar.

>>Así pues, ésto es lo que tenemos hasta ahora...

Extendí los planos de Amritsar sobre la mesa y me dispuse a comenzar.