[Viernes, 18 de Mayo de 2018] One las shot (Savage)

Mi día empezó como una patada en el culo, a pesar de la idea constante de ser viernes que hacía la semana un poco más amena de repente. El sonido estridente del despertador, el café aguado, la ropa arrugada porque teníamos la secadora estropeada…

Por no hablar de las clases. No veas… una diversión sin igual.... Empezamos con una práctica de laboratorio, que dentro de todo no era lo peor, pero tuvimos problemas con los ordenadores, luego los mecheros no tenían gas… Total, que se convirtió en una práctica de mirar por la ventana. Todo el resto del día fue teórico, coger apuntes y subrayar libros, y más apuntes....
Ya en la última hora me quería arrancar de los pelos. DINÁMICA DE MACROMOLÉCULAS. La asignatura que más me sacaba de quicio y que aprobaba por los pelos siempre. Es que las clases eran insufribles. Impartidas por un profesor que parecía no saber lo que es una ducha, con diapositivas mal hechas, un tono de voz monótono y COÑAZO que me hacía luchar por mantenerme despierta. El sonido del fin de las clases fue lo mejor que escuché en toda la semana. Al menos, hasta que escuché la voz de Stacy -¡GWEEENYYYY NO HUYAS!- Escuché un grito detrás de mí en el pasillo. Me giré sosteniendo el archivador contra mi pecho haciendo fuerza de más para que no se me cayese de la pereza de lo que se avecinaba -Dime Stacy- Tía hay fiesta intercampus todo el fin de semana, los Kappaloozas y los Betaxers han preparado competición de juegos de alcohol y -bajó la voz dramáticamente llevándose una mano a la comisura de los labios, como si eso silenciase su estridente voz- es en la casa de los Lamda Chi Alpha… - Eso sí me pilló desprevenida. Esa hermandad era una de las más famosas en toda américa. Fueron las pioneras en rechazar las novatadas y los ritos de iniciación y poco a poco fueron expandiéndose a otras universidades. Aquí en el campus tenían la casa de hermandad más grande de todas. Con piscina, un jardín enorme, cuatro pisos, jardín de entrada… Pero tampoco me seducía - Ya… yo es que he quedado por la tarde - Sabía que si le decía que era para jugar online me echaría la bronca, así que omití esa parte. - ¡Pues tráetelos! Venga Gwenny…. ¡Tenemos que ir juntas! ¿Gemelas de nombre…? - Y me sonrió como cuando un perro mueve la cola. Suspiré mirando los baldosines del techo. -.... Vale… cancelaré lo de hoy… pero nada de - IRÉ A TU CASA PARA ARREGLARTE ¡NOSVEMOSLUEGOADIÓS! -y me dejó un beso antes de echar a correr y que yo pudiera decir nada. Sonreí cuando la vi alejarse. En el fondo… creo que estaría peor sin ella.

Al final por la tarde pude coger un poco el ordenador y machacarme a una cuantas partidas clasificatorias, pero antes de darme cuenta ya estaba llamando a la puerta mi amiga. Corrí para asegurarme de que el traje de Spider seguía en el bolsillo secreto de mi mochila, esa que pensaba llevarme sí o sí a todas partes. Abrí y ahí estaba el torbellino de nervios perfectamente arreglada y con la misma sonrisa de siempre.

Sombra negra y pintalabios negro después junto con uno de mis vestidos favoritos (de los pocos que tengo) y ya estábamos allí con una hamburguesa recién cenada en las tripas y ella al menos con ganas de fiesta. Cada noche que no pasaba en la calle es una noche que yo me preocupaba y que la ansiedad me machacaba los nervios. No paraba de mirar a todas partes como si el hecho de que estuviese atenta podía hacer que lo malo no ocurriese.
Ya en la puerta de la casa había gente por fuera, borrachos de hecho, algunos jugaban, otros ya habían empezado a morrearse y todos canturreaban o se bailaban al ritmo de la música que se oía incluso desde fuera. Estaba a reventar de gente… solo acercarse a la casa ya fue una odisea. El olor a vodka y a sudor impregnaba el ambiente y por todas partes había camisetas y sudaderas de distintas universidades que no sólo eran de Nueva York.

Apenas puse un pie dentro de la casa, me dieron un vaso de plástico rojo con hielo y hasta arriba de alcohol con cocacola. -¿Qué es?- ¡TÚ BEBE!- Gritó Stacy llevándome el vaso a la boca y le di un trago tremendo. Cerré los ojos mientras bebía para aparentar que no me molestaba lo más mínimo el quemazón de la garganta por culpa del vodka. En seguida noté el calor por mi estómago y mi garganta y sonreí al terminarme la copa. Varios tíos se acercaban a Stacy y la saludaban con cariño, abrazos, le preguntaban por sus cosas… ¿Cuántos amigos tiene?

En un momento de distracción de mi amiga, escapé hacia el baño en el piso de arriba subiendo las escaleras. Era un gusto ver cómo mis costillas rotas se habían recuperado pero aún tenía una marca amarilla en el costado, restos del moratón enorme que tuve, que necesitaba que aún me echase crema. Así que esperé a que la persona que estaba en el baño saliera y entré echando el pestillo.

Me quité la mochila, saqué la crema y me levanté el vestido por encima del pecho para echarme crema en el costado. Aprovechando el viaje revisé que el maquillaje estaba en su sitio junto con mi diadema y salí para chocarme con un chico en el pasillo -¡UNF! -Agité la cabeza. No había advertencias y mi sentido arácnido tampoco parecía estar alerta… Alcé la vista desde los zapatos a unos pantalones hasta que vi esos ojos verdes que se me hacían tan familiares. Yo ya estaba acalorada y con las mejillas rojas. -...Hola - Saludé aún con los ojos como platos mientras me recolocaba la mochila al hombro. Y… me quedé de piedra.

Cuando choqué di un paso hacia atrás para mantener el equilibrio y noté una presión en torno a mi brazo que trataba de sujetarme, pero que se tambaleaba más que yo al cabo de unos segundos. -Eh… ¿Shawn?- Mierda.. ¿Cómo podía ponerse así teniendo un simbionte dentro? ¿Lo podía controlar? O peor…¿Podía tomar control el simbionte en su situación? Yo aún tenía alguna molestia en las costillas de aquella vez y no es que fuese amable precisamente. Estaba en una fiesta universitaria repleta de gente, ¿Qué diablos le pasaba a este tío? -Oye...hmnm!-Pero entonces me agarró levantándome por los aires como si fuese la casa de la pradera o alguna de esas películas donde las mujeres no podían enseñar las muñecas.
¿Recuerdas esa molestia de las costillas de la que hablaba…? Pues eso. Aguanté el dolor apretando los puños y contuve un quejido lo justo hasta que me bajó y entonces exhalé con algo de dolor. -Hey… ¿Qué tal todo?- dije con algo de incomodidad cuando me soltó, estirando la espalda para aliviar el dolor del costado. Supuse que debido al pedo que llevaba encima no notaría esa mueca minúscula. Al fin y al cabo… él fue quien me rompió las costillas y no podía permitir que me descubriera.

¿Compañera de taxis favorita?

Agité la cabeza. Iba borracho como una cuba y era un peligro potencial por lo que conocía de él. Quitando toda la peste del simbionte, era un chico introvertido, casi avergonzado y ahora me había saludado como si fuese su amiga de toda la vida. Cuanto más le veía, más miedo me daba que esa cosa se descontrolase. Había gente allí de todo el maldito estado…

Tenía que apartarle de allí como fuese, alejarle de la gente. Respiré hondo y traté de tranquilizarme y resultar integrada en el ambiente de la fiesta. Relajé los hombros, me peiné el flequillo con un par de toques de la mano y coloqué un mechón detrás de mi oreja. -¿Oye, te apetece dar una vuelta? Había subido al baño a despejarme y refrescarme un poco pero no ha sido suficiente, hay mucha gente- dije alzando la voz tratando de que se me oyese por encima de la música y moviendo la mano de arriba a abajo cerca de mi cuello para ventilarme.

Esperé que POR FAVOR dijese que si y entonces fui yo quien le cogió de la mano para poder arrastrarnos entre la gente sin perdernos el uno al otro. La táctica de “El gusanito” tal y como la llamaba MJ en los conciertos a los que íbamos de público. Empecé a deslizarme entre la gente. Si ser pequeña tiene una ventaja, es la de pasar desapercibida y que apenas molestas. ¿Entre sus desventajas? Te comes los pedos de todo el mundo y sus codos están a la altura de tu cuello o cabeza… más o menos. Así que empecé a moverme de perfil entre los cuerpos con aroma a alcohol y a sudor, algunos incluso parecía que se habían duchado con una copa y estaban empapados. Empujé a quien hizo falta con la mano libre y antes de salir agarré dos vasos de plástico más sujetándolos juntos como si mis dedos fuesen una pinza y conseguí salir al porche de la enorme casa de la hermandad. A veces, en situaciones como esas odiaba no poder usar mis habilidades spider. Podría caminar por la pared o el techo y mandarles a todos al carajo mirándoles desde arriba en mi espacio privado y personal, donde nadie más podría alcanzarme.

Nadie más, excepto el simbionte que tenía a mi lado con uno de los vasos de plástico que había cogido antes de salir. Espera, ¿Se lo había dado yo o me lo había cogido él? -Creo que no deberías beber más… Para estudiar bioquímica parece que no sabes que aún te queda por digerir el alcohol que te has metido hace una hora - dije con una sonrisa mirándole de arriba a abajo, como una colega, casi sonaba a desafío de hecho. Si algo aprendes del mundo punk es que puedes dar los consejos que quieras, pero no te interfieras físicamente entre nadie y lo que quiere hacer.

Me apoyé en la verja de madera blanca del porche con los codos y me abracé los brazos, disfrutando de la brisa de aire fresco que corría de noche. No se estaba mal… Aunque me preocupaba que de verdad se le fuese la olla. Le miré de reojo un instante y di dos tragos largos a mi bebida. Lo único que tenía que hacer era alejarle de la multitud… pero no podía llevármelo lejos de golpe y estando alterada. Era una carrera de fondo. -Bueno y ¿Qué has estado haciendo?- Estuve reuniendo información y recuerdos en mi cabeza sobre el último encuentro. ¿Qué había pasado como Gwen y qué había pasado como White Spider? Normalmente no tengo que preocuparme de esto porque nadie conoce a Gwen… pero… Esto era muy complicado.

Su disculpa ante el apretón del brazo me resultó cuanto menos irónica. No me había hecho daño, pero que lo pensase me daba cierta ventaja. Para él seguía siendo Gwen, la adolescente que parece debilucha y enclenque. Esa posición podía jugar a mi favor en muchas oportunidades distintas y si me hacía falta, pensaba usarlo. Sonreí ampliamente - ¿Le das al Over? Quién lo diría, con lo centrado que pareces- bizcochito

Le escuché, o al menos puse gesto de que le escuchaba mientras me contaba lo de su trabajo. Asentía con la cabeza mientras barajaba las posibilidades de sacarle de allí. Supuse que con tomar el aire le bastaría, al fin y al cabo estaba borracho o lo parecía y sería fácil convencerle de que necesitaba ir a vomitar, o ir a un hospital o que le tenía que llevar a un sitio más cercano de su casa. - ¿Yo? Bien, sigo como siempre. Las prácticas de la uni me dan algo de dinero pero como vivo con mi padre aún  no tengo que preocuparme de muchos gastos… Así que tengo las mejores skins de los mejores juegos-dije desenfadada mientras le llevaba de la mano sin mirar atrás.

Una vez en el porche llegué a la conclusión de que era mejor sentarse que estar de pie. Mejor para él, quiero decir. Así que me giré para sujetarle de los brazos y sentarle en una de las escaleras del porche y no fue hasta entonces que me di cuenta de que llevaba más vasos que en un festival entero. - Eh….- Nos sentamos juntos y vi su enorme capacidad de portar vasos con las dos manos. ¿En serio Shawn? ¿En esto gastas nuestra habilidad?

Tuve que contener un gesto de tensión de los hombros cuando dijo que no habíamos ido. Hasta donde yo sabía, él debería pensar que Gwen había estado en el seminario… ¿Me había descubierto? - Shawn, yo si estuve, fuiste tú el torpe que se dejó la cartera- Y aproveché para soltar una carcajada y por si le cabía duda, darle un argumento que le hiciese creer que yo tenía razón-Ccreo que ya has bebido suficiente -Dije apoyando la palma de mi mano en su boca para que no se bebiese el contenido del tercer vaso que ya se estaba llevando a los labios- Además, esta es para mí, que te estoy haciendo un favor sacándote a coger algo de O2, oxígeno para los que no vais a los seminarios-dije con una risa burlona antes de llevarme el vaso a la boca. Normalmente quitarle la bebida para beber tu mismo a un colega, suele funcionar. No se enfadan y ellos no beben. Aunque… que yo bebiese no me hacía ningún favor.  

Realmente se estaba bien fuera, hacía aire fresco y limpio para ser la ciudad. Movía suave y despacio el pelo de las chicas y me hacía entrecerrar los ojos un poco. Además acababan de hacer el mantenimiento del jardín de la casa y olía a césped recién cortado. Un contraste interesante con el olor a sudor, pota y alcohol de ahí dentro. Por no hablar de los porros. -Es la segunda vez que me preguntas por mi vida en… ¿diez minutos?- Y para cuando giré el rostro le tenía sorpresivamente cerca. Me tensé por completo, apreté los puños y fruncí el ceño, pero me relajé cuando vi que iba a mi oído. ¿Qué secreto importante podría contarme aparte de el que ya sé…? Espera. Él no sabe que lo sé. ¿Me lo contaría así sin más solo por haber compartido un taxi con él? -....estoy borracho- Y...se tiró al suelo a reír. Primero sentí un hormigueo en el abdomen cuando noté su aliento cálido en mi oreja y en mi cuello, luego rodé los ojos por el contenido de la información y me dediqué a analizar por qué me había entrado un escalofrío al tenerle tan cerca. ¿Qué mierda estaba pasando conmigo? Primero el encontronazo con Natasha y luego…. -No me digas- dije con ironía e indiferencia y me levanté frente a él, colocándome el vestido y la mochila con las manos, dándome un par de palmadas en el culo. Luego me giré y le levanté agarrándolo de un brazo demostrando más fuerza de la que aparentemente tenía. No son raras las chicas deportistas en la facultad. -Vale, tú y yo vamos a dar un paseoNecesitas caminar un poco y despejarte- Dije cargando con él.

Era un poquito más alto que yo así que puse su brazo sobre mis hombros y pasé el mío bajo los suyos, notando una punzada de dolor en las costillas al forzar, que me dio igual al cabo de unos segundos de acostumbrarme a la postura. Ya casi estaba recuperada, pero había momentos en los que me seguía dando algo de guerra. - Vale, ahora cuéntame cosas de ti, algo que te haga pensar lejos de la fiesta y sobretodo del alcohol- dije pensando en que había conseguido dejar los vasos de alcohol atrás. Aunque la había cagado. Me acabé el mío y el segundo suyo en menos de cinco minutos y empezaba a notar los efectos de todo el alcohol ingerido. Tenía un calor desde la garganta al bajo vientre que no se iba, me sentía más ligera y más capaz de todo y todas las inhibiciones que tenía para ser la chica formal que mi padre quería que fuese, desaparecieron con el tiempo. - Vamos Shawny… ¿Algún trapo sucio que contar? Le has sido infiel a tu chica, ¡Has robado! ¡¡Te has colado en el cine!!- dije aumentando aún más la sonrisa constante que había estado toda la noche en mis labios, haciendo que me saliesen los hoyuelos. Qué curioso… Ahora era yo la que quería más alcohol.

Para ir como iba y teniendo en cuenta que su cuerpo se tambaleaba, el chaval hablaba bastante bien. De hecho resultaba casi elocuente. Casi. Parpadeé un par de veces mirando a la nada cuando me habló de la beca. No terminaba de entender muy bien qué había pasado con su vida en tan poco tiempo ni de dónde venían tantos cambios, pero su pedo tampoco le dejaba explicarse mucho mejor así que tampoco pregunté más. Quizá la próxima vez que nos viésemos.

-No soy support, suelo ser DPS pero no me importa echarte una curita de vez en cuando- Dije por primera vez haciendo referencia a mis vicio con los videojuegos. Era algo que normalmente te convertía en chica objetivo. Era decir que jugabas a cualquier cosa y tener un séquito de buitres machistas detrás que sólo te querían para follarte con un mando en las manos. Y no era algo de lo que me gustase alardear. Me gusta jugar, y ya está.

Brindé con él con su vaso vacío -Creo que ya has brindado por suficientes cosas hoy- dije acabándome el vaso del todo y tirándolo a una papelera que estaba cerca, junto con los otros vacíos que él tenía en la mano, quitándoselos.

Seguimos caminando y entonces tomó aire después de decir que su vida es aburrida y soltó un chorrazo de información de golpe, donde había datos que me parecían íntimos y muy importantes y otros que me importaron más bien poco en comparación. -¿Qué…?- Le solté con suavidad, sentándole en un banco que había junto al camino sin dejar de mirarle a los ojos con preocupación. Me quedé… petrificada… Había pasado por tanto… y.. sin embargo… Lo del simbionte lo mantenía oculto también dentro de su corazón.

Me senté a su lado, más bien me dejé caer. Apoyé las manos en el respaldo y apoyé mi culo en él, dejando los pies donde debería estar sentada. Remató el mensaje en un susurro suave mientras confesaba que yo le atraía.

-¿Qué?- repetí mirando a la gran nada. TODO estaba siendo demasiado confuso. Quería pararme a preguntarle por el cáncer, por cómo lo había pasado, por si ya lo ha superado, cuánto tiempo llevaba sin él… Quería preguntarle qué había sido de su padre, por qué no hablaba de él y hablaba sólo de su madre. Quise saberlo todo… ¿Pero qué hay que hacer en una situación así? ¿Lo pregunto? ¿Doy por hecho que no quiere hablar de ello? ¿Sonará a que me estará dando lástima sólo por interesarme? - Shawn, espera… Para… Osea… - Me froté las sienes y apreté los labios notando el carmín negro denso en ellos- ¿Qué se supone que tengo que hacer con toda esta información?- pregunté calmada, con los ojos algo húmedos- Quiero saber cómo fue lo del cáncer, interesarme por tu vida, pero no quiero incomodarte. Quiero preguntarte por todo, por bizcochito, por tu padre, por tu madre y… - Hundí los dedos en mi pelo, incómoda- Mira, hacer amigos no es lo mío y no he podido sacarte de mi cabeza desde que te vi, no me malinterpretes. No sé qué mierda me pasa- El alcohol me estaba haciendo escupir cosas que yo jamás habría dicho. La verdad, no sé cómo habría reaccionado y ya no importa, el caso es que reaccioné así. -Tampoco me creo que te atraiga, pero supongo que vas borracho y te atraen muchas mujeres así que no quiero darle importancia- Y como siempre, planté una barrera tremenda… como las otras pocas veces que alguien había demostrado interés en mí más allá de la amistad. Incluso a algunos que sólo querían eso. No era muy accesible que digamos…

Suspiré.

-Mira… no sé qué hacer en estos casos. No se me da bien tener a nadie cerca- Así que simplemente, antes de seguir hablando y cagarla, me moví por el respaldo del banco, dejándole de espaldas a mí, entre mis piernas, y le abracé desde atrás, apoyando mi mejilla en su cabeza. -La vida es una mierda a veces, es algo que yo no te puedo decir de buenas por lo que me has contado…- Supongo que fue la mezcla del alcohol con la situación, con la empatía que sentía por él con que algo, dentro de todo lo amplio del universo, me hizo sentir cómoda. Bufé una sonrisa mientras se me caían un par de lágrimas por la mejilla haciendo que se me corriese el maquillaje de los ojos -Perdí a mi madre hace mucho, mi padre es como un sargento. Apenas duermo, me gustan los videojuegos y soy una peste cocinando. Me paso las noches fuera de casa, apenas tengo tiempo para estudiar y hace dos meses un bizcochito me partió dos costillas…- dije con la voz temblorosa y en un susurro, haciendo así la peor de mis confesiones y la que más miedo me daba admitir. Apreté el abrazo, como si eso le impidiese darse la vuelta y que mi confesión no tuviese consecuencias.

Pero ya no había vuelta atrás.

Ya no valía la pena arrepentirse, pero mentiría si dijese que no tenía una mano invisible agarrándome del cuello y del pecho, apretando cada vez con más fuerza, angustiándome. Las lágrimas no podían dejar de salir ni de rodar por mi cara hasta el cuello, frías gracias al aire que corría en la calle. Cerré los ojos intentando agrupar pensamientos en lo que esperaba su reacción.

No podía parar de pensar en todo a la vez. Quería organizar mi cabeza, establecer prioridades.. Improvisar se me daba bien cuando era cuestión de salvar a alguien, de sobrevivir, de arreglar una cagada de ritmo en un concierto, en los exámenes incluso… Pero aquí…
Ahogué un hipo de llanto y me mordí los labios. ¿Con qué me tenía que quedar de todo lo que me había dicho? ¿Hasta qué punto era cierto y hasta qué punto estaba borracho? ¿Y si yo me estaba abriendo por completo a alguien que no me iba a recordar al día siguiente?

Él había dicho que no había podido dejar de pensar en mí… Pero él no sabía que yo era White Spider… Sólo me conoció del taxi. ¿Y me tengo que creer que en esos 15 minutos se le grabó mi recuerdo? ¿De Gwen? ¿De una tía desgarbada que miraba por la ventanilla de un taxi?
No sabía hasta qué punto podía fiarme de él y nunca he creído en los romances Disney donde con un cruce de miradas y una canción de fondo el amor existe.
Pero… cuanto más le miraba a los ojos más me costaba ver la mentira.
Gwen… no puedes fiarte de alguien sólo por instinto. Porque no veas lo que ves en los demás. No puedes dejarte llevar así… simplemente… Abre los ojos.

Como si pudiese leerme la mente, aclaró sus intenciones, de nuevo con su palabra. Y no pude más que mirar triste a un rincón y negar con la cabeza. No me lo creía. Era más fácil pensar que le habían rechazado varias chicas por ir borracho y que yo al ser la única que estaba dispuesta a soportarlo, le hubiese llamado la atención como objetivo viable.

No sé si pasaron minutos, segundos… Pero se me hizo eterno hasta que sentí una reacción de su parte y escapé de mis pensamientos igual de rápido que escapaban las lágrimas de mis ojos. No podía mirarle a los ojos… La idea de decepcionarle o de que pudiese traicionarme me ahogaba y me impedía incluso sollozar. No estaba preparada para afrontar estas cosas… -Tú eres...¿ White Spider?- Me limité a asentir con la cabeza mientras mi mirada se perdía en su camisa, desenfocada. -¿ Incluso después de todo lo que te hice aún eres capaz de mirarme a la cara?-
….
¿Qué?

Ahí mi mirada fue a buscar la suya, automáticamente, como buscando un modo de verificar que había oído bien. Empezó un discurso que salía de su boca como si no lo hubiese ensayado nunca y a la vez estaba tan bien construído que parecía imposible dudar de él.
Fue la primera vez que alguien que no fuese mi padre mostraba orgullo por mí. Y a él le costaba..
Parecía hablar de mí como una luz real que le alumbraba cuando estaba jodido y no comprendía por qué yo.

Empecé a hipar y a sollozar como hacía tiempo que no hacía delante de alguien. El pecho se me descontroló tratando de respirar, irregular. No pude articular palabra aunque lo intenté. Sólo podía balbucear así que al segundo gemido dejé de intentarlo. Me llevé una mano al pecho, intentando respirar de manera calmada inútilmente. Luego me llevé una mano al flequillo, agarrando con fuerza tratando de calmarme. Tampoco resultó.

Le dirigí la mirada más triste que había puesto en mi vida delante de nadie y le sequé las lágrimas con el pulgar. No me había dado cuenta de que estaba llorando… -Lo siento…- Bufé una respiración descontrolada y me limpié las lágrimas que pude después de que me las limpiase él, tratando de quitar el maquillaje corrido, aunque seguía llorando. Luego le abracé por el cuello, como si le conociese de toda la vida... -Yo… voy a decepcionarte. No soy ni la mitad de cosas que has dicho Shawn… yo… - Empezó a acercarse a mí y apoyé mi frente en la suya, tratando de ser sincera. De evitar lo que creía que ocurriría después de esa noche- No valgo para nada ¿Entiendes? Sólo dejo pasar mi vida haciendo lo que creo correcto. Soy muy antisocial, no sé trabajar en equipo, apenas me aguanto a mí misma. No sé comportarme la mitad del tiempo, no me abro ante nadie- empecé a apretar el puño- ¡Soy un desastre Shawn, joder!- Deseé gritarle que por mi culpa murió mi mejor amigo. Que no pude estar, que no supe cómo actuar y que igual que le fallé a Peter… podría fallarle a él. -Por favor… aléjate de mí…- dije sin soltar el abrazo ni separar la frente.

Era idiota. Le había advertido, si se quedaba cerca de mí iba a recibir muchísimo daño...?¿Por qué insistía? Noté sus caricias en la espalda y mentiría si dijera que eran inútiles. Lo cierto es que me relajaban y su mano estaba cálida, así que lo agradecí, acercándome más a él. Bajé un instante la mano, para colocar el vestido entre mis piernas y que no se moviese y luego las abrí ligeramente para dejar su cuerpo a cada lado de mis rodillas, haciendo el abrazo más cercano. No sé si era apetencia, miedo… Pero me sentó de lujo tenerle tan cerca. Mantuve nuestras frentes apoyadas y en ese pequeño gesto de cercanía, rocé su nariz sin querer y mi abdomen se contrajo en una madeja de nervios inoportuna que pensaba en lo que yo no quería pensar.

Luego me levantó el rostro, obligándome a mirarle a los ojos de una de las maneras más dulces en las que me han tratado nunca. Le miré, seguramente tuviese los ojos, la nariz y las mejillas enrojecidas, y sorbí por la nariz antes de mirarle, tratando de respirar. Me sentía desnuda por completo, vulnerable y con miedo. Era como un cachorro desesperado porque le sacaran de la perrera… Y entonces me soltó su discurso.

Ese sentimiento de culpa, el miedo a hacer daño a tus seres queridos, la inseguridad que te da pensar que eres imposible de querer…
Quería replicarle, quería decirle que nada de eso me hacía buena persona. Que nada justificaba no actuar si tenías habilidades como las mías. Que lo sentía por él y a la vez, no quería que me comparase… y entonces noté sus dedos en mi costado. Reaccioné con un impulso, arqueándome del lado contrario para alejarme del contacto a modo de reflejo. Llevaba dos meses reaccionando así a cada roce y cada abrazo. Pero lo cierto es que no me dolió, así que volví a colocarme, recuperando el contacto de su mano. Y fui incapaz de hacer otra cosa más que mirarle a los ojos, escucharle y creer lo que estaba diciendo.
Cuando se alejó de mí y me ofreció la mano, di un salto hacia él desde el banco, abrazándome a su cuello y encogiendo el resto de mi cuerpo, quedando en posición fetal sobre su pecho, pidiendo sin palabras que me llevase donde fuese. No quería ser yo. Tenía el traje en la mochila pero no podía ser White Spider ahora y tampoco estaba lista para asumir todo lo que significaba ser Gwen. Alcé el rostro para dejar un beso en su mandíbula, le limpié con el dedo la mancha de pintalabios negra y volví a encogerme. Olía a colonia, a vodka y a su propio olor y sin darme cuenta, dejé de llorar.

Cerré los ojos y en menos de un segundo noté el aire en mi pelo, el subidón de despegarme del suelo y cómo aterrizaba en una azotea bastante alta. Una vez se acomodó, me bajé con cuidado posando los pies en la tierra de nuevo y separándome de él y sentándome en el borde de la azotea, dejando el muro de seguridad a modo de respaldo y crucé las piernas, a lo indio, quitándome la mochila para soltarla a mi lado, y colocando la falda por encima de mis piernas para abrigarme. Saqué unos pañuelos de mi mochila y me soné la nariz con esmero hasta poder respirar de nuevo y me limpié las marcas de maquillaje que recorrían mis mejillas, hasta volver a dejarlo sólo en los ojos y en mis labios.

No era capaz de asimilar todo lo que estaba pasando -¿Crees que nos teníamos que conocer? Parece que la vida se ha esforzado en ponernos en el mismo punto de mira…- dije mirando las pocas estrellas que se veían desde allí. Le miré, estando a mi lado y estiré la mano para entrelazarla con la suya, acariciándole con el pulgar. -Esto es… muy raro- solté con sinceridad, sin sonar ofensiva -Nunca había estado así con nadie… Nadie sabe que soy yo… Nunca he podido estar con nadie así- Respiré hondo, notando algo de dolor restante en las costillas.

Necesitaba otro abrazo. Le miré, preguntándome a mí misma si le incomodaría que estuviese súbitamente tan apegada… Nunca me había acercado con nadie así… Lo más parecido a eso fue el encuentro con Natasha y había sido… diferente. Ahora no quería soltarle. -Cuéntame sobre tu enfermedad y sobre Savage…- Susurré optando finalmente por separar la mano, para pasar mi brazo por debajo del suyo y dársela de nuevo, pero en cuanto entrelacé los dedos supe que no era suficiente y me apoyé en su hombro con los ojos cerrados, sintiendo sólo el viento y su voz.

Durante el viaje me sentí...jodidamente rara. Diferente. Nunca me había dejado llevar… en ningún sentido. Y notar la altura, el aire en mi cara, dejar las luces de la ciudad bajo mis pies y no llevar yo las riendas era muy extraño, casi incómodo los primeros segundos… Pero luego me pareció liberador. Fue como desplegar unas alas que nunca supe que tuve. Confiar en alguien de ese modo era algo que nunca había sentido ni de lejos… Y por una vez, perder el control merecía la pena.

Al llegar soltó una broma un poco de gilipollas. Lo cierto es que ese día para mí fue una puta mierda, apenas llegué al hospital fingiendo que me habían atropellado y fue jodidamente doloroso, por no hablar de la recuperación y el tiempo que no había podido salir fuera. -Eres imbécil-dije colocándome el flequillo después de que me revolviese el pelo. Luego sonreí, no quería joder el ambiente a pesar de que la broma era una cagada. Además luego hizo un cumplido algo torpe y me hizo gracia, así que lo dejé correr, esperando que no volviese a ocurrir. Pensar que hacerme daño podía resultarle divertido me puso un poco nerviosa.

Luego empezó a hablar sobre lo poco que creía en el destino… y lo feliz que estaba de habernos encontrado. ¿Tan feliz le hacía simplemente verme? ¿Por qué? Apenas me conocía… ¿Qué sentido tenía?
Y peor aún, ¿Por qué yo me seguía sintiendo igual de cómoda, tranquila y bien a pesar de todo? Miré a sus ojos, luego a sus labios un instante, que sonreían y parecían tremendamente suaves y luego a sus ojos otra vez.

Con el apretón en la mano respiré hondo y luché por relajarme mientras le escuchaba. Su brazo me rodeaba y me hacía sentir menos frío del aire de la azotea y reaccioné encogiéndome y apoyando la cabeza entre su pecho y su hombro. Mi cabeza empezó a divulgar veinte millones de teorías sobre la historia que iba a contarme sobre él...y antes de empezar dejó un beso en mi cabeza, que me sonrojó y desconcertó por completo y empezó a hablar.

-Joder…-Murmuré cuando mencionó SHIELD, sin querer que dejase de hablar. Su madre.. jefa de la organización...¿¡SU MADRE ERA CIENTÍFICA EN SHIELD!? Joder, y luego yo pienso que tengo compromisos y movidas porque mi padre sea comisario…

Siguió con su historia y cuando sonó el nombre de Flash, me pitaron los oídos y me chirrió todo el cuerpo. Me alejé de él lo justo para mirarle a los ojos, sujetando su mano que descansaba sobre mis hombros para que no apartase el brazo. - Espera espera, espera… ¿Flash Thompson? Ese chico iba a mi clase y debe tener mi edad, no puede ser un veterano de guerra…- Parpadeé pensativa un par de veces-A no ser que sea otro Flash Thompson...pero no es un nombre muy común- Flash, el imbécil, el que me tiraba los trastos mientras me insultaba en el instituto. El estúpido capitán del equipo de fútbol… ¿Veterano de guerra y semi-simbionte ahora?

Cuando escuché a Venom también fruncí el ceño aunque más levemente, le conocía, había luchado contra él… y si Carnage le podía hacer frente, no debía ser una gilipollez. No quería interrumpirle más,así que dejé que acabase su historia.

-Jo...der… - Resoplé frotándome la frente y luego le acaricié el pecho de lado a lado. Es lo que pedía la postura y me pillaba a mano. Los abrazos de lado son incómodos siempre- Osea que de células cancerosas a bestia caníbal… - Abrí mucho los ojos mirando al infinito y asintiendo con la cabeza - Pff…. Lo siento Shawn- Me acerqué a él y besé su mejilla, dejando atrás la línea de la mandíbula, acariciando su mejilla contraria con la mano. -Espero que sepas que tu madre sólo quería ayudar… Y… quizá no fue la mejor solución pero… Estás aquí-
Sonreí y luego empezó su avalancha de preguntas - La verdad… mi día a día no es gran cosa- me encogí de hombros- Me despierto, voy a la universidad, hago las prácticas para ganarme algo de dinero y ganar créditos, duermo por las tardes y salgo de noche a hacer lo que ya sabes. Y eso es casi toda mi rutina- dije mirando hacia una chimenea que había a unos cuantos metros de nosotros, focalizando la mirada para concentrarme. -Mi familia es mi padre, es Comisario aquí en Nueva York… Capitán George Stacy para los amigos- dije tratando de poner voz de hombre y llevándome la mano a la frente como gesto militar. -Tengo unas cuantas compañeras y compañeros de universidad, una amiga, las MJs… y… supongo que tú y para de contar. También juego a videojuegos y… - dije aclarando rápidamente interrumpiendo mi propio discurso-Oh, las MJs son mi grupo, así que si, tengo otro hobby principal.. aunque parece que va a dejar de serlo pronto- Sonreí con esa perspectiva. No dejaría la carrera, pero joder… dedicarme a la batería era un puto sueño en vida… y explicándole eso me perdí en el entusiasmo-Yo soy la batería, damos conciertos cada vez más grandes y tocamos Punk/Rock. Más punk que rock. Lo cierto es que cuando toco me siento libre, es tener las baquetas en la mano y DIOS es como desplegar unas alas tremendas que me llevan donde yo quiero ir. Es como despegarme del suelo, te lo juro, es una puta sensación maravillosa. La libertad en estado puro, un orgasmo que no acaba hasta la última canción- Y seguí así hasta que me paró, hablando entusiasmada con el ceño fruncido y apretando el puño dando pedales inconscientes con la punta del pie.

Le veía bailar en una ruleta de emociones que era incapaz de entender. Parecía nervioso, luego tranquilo, luego me miraba… Como con ternura. Nunca nadie me había mirado así. Luego volvía a desviar la mriada nervioso… ¿Qué mierda le pasa? No era complicada la situación, estábamos charlando, tranquilamente. ¿Por qué estaba tan inquieto y relajado y contento y nervioso a la vez? Yo me dedicaba a verle, a estudiar sus gestos, sus reacciones y cómo se le humedecían los ojos o se le formaba una sonrisa inconsciente mientras hablaba. Su cara tenía muchísimos microgestos de los que seguramente ni fuese consciente y eso, no sé muy bien por qué, me hizo sonreír mirando a sus labios que formaron una sonrisa tranquila durante unos minutos.
Era raro ver cómo normalmente estaba tensa siempre que estaba acompañada y con él la tensión que se me caía a plomo sobre los hombros, desaparecía poco a poco y me sentía más liviana, sólo de estar allí. Era como poder llevarme mi habitación a cualquier parte.

Salí de mi empane mortal cuando volví a oírle hablar de Flash. En sus ojos había devoción pura, era como un niño pequeño hablando de su personaje favorito, en cualquier momento diría que quería ser como él de mayor, aunque prácticamente ya lo había dicho. Mi Flash era un idiota, un acosador, un bully de mierda que sólo sabía incordiar a los chicos con puñetazos y a las chicas levantándoles la falda… Aprovechaba su ventaja física contra todo aquel que símplemente era un mínimo diferente, incluida yo.  Aunque...por cómo hablaba de él.. Ni parecían la misma persona. Pero después de comprobar que sí lo era, que al descripción física encajaba… Me empecé a plantear… Quizá… en otra parte del mundo… O incluso en este universo… Mi madre y Peter podrían estar aquí...con nosotros.. O tener otra vida, quizá eran felices… Quizá Peter tenía pareja y quizá mi madre tenía una familia estructurada a la que poder cocinar y tuviese alguien con quien dormir…  

Los ojos se me empezaron a humedecer y cerré con fuerza los ojos tratando de retener las lágrimas. Luché contra mi conciencia para centrarme en la conversación y controlé la garganta para que no se notase que estaba al borde del llanto. -Mi padre sí lo sabe… Sorprendentemente lo hizo todo mucho más fácil…- Sonreí forzándome para borrar la imagen de la utopía casi perfecta de mi mente - Ah, no pienso dejarlo, me flipa, tendrías que verme, se me va la puta cabeza, es como sentir las ganas de vivir de todo el mundo corrriendo por- Y se acercó a besarme justo cuando cerré los ojos desbordando la pasión de lo que la batería es para mí.

Me...me quedé bloqueadísima… Parpadeé un par de veces, mirando a la nada mientras todo mi cuerpo se quedaba helado,desenfocando la vista en lo que me fijaba en una super interesante chimenea de vapor. Me giré a cámara lenta, absorbiendo la información de todo lo que veía y todo lo que me pasaba. Estaba en una fiesta de la universidad...luego… nos habíamos apartado, porque tenía que proteger a la gente. Luego… Habíamos...hablado y le había contado mi secreto y… había llorado con él.. con quien me rompió las costillas hace dos meses… y.. ahora… No tenía sentido que quisiera estar conmigo. Nos habíamos abierto en canal el uno al otro en una noche, sabía muchísima mierda de mí, no toda, ni lo peor…Pero… Quizá simplemente quería llevarse un cuerpo caliente a casa esta noche. Quizá estaba intentando manipularme para que no detuviese a Savage si salía a la luz… Quizá buscaba entretenerme de algo.
Los ojos se me volvieron a inundar mientras una mano invisible me agarraba el estómago. Le miré a los ojos -Oye...Shawn… yo…- cerré los ojos un instante tomando aire y lo solté mientras los abría despacio- Si estás cachondo y querías llevarte a alguien a casa... No soy así. No conmigo- No estaba preparada ni física ni mentalmente para sentirme utilizada ahora. No así… Me había besado con dos personas en mi vida, dos veces en total… Ambos besos habían sido robados y no era un detalle que hiciese que me doliese menos el pecho.

Como si se tratase de un resorte, se puso de los nervios, inquieto y se le aceleró la respiración -Claro que no, puede que esté borracho pero no soy así de capullo. Siento si te incomodó, pensaba que... mejor dejemoslo. Creo que la he vuelto a cagar, lo siento en serio. Quizás lo mejor es que me vaya-dijo avergonzado mientras hacía el amago de levantarse. Antes de que lo hiciera apoyé una mano en su pecho y en su hombro y le impedí hacerlo. Sin darme cuenta las lágrimas empezaron a caer. La imagen de mi madre y Peter presentes en alguna parte del mundo, felices sin mí a pesar de todo… Imaginarme que con cualquier misión podía perder a mi padre… y pensar que él podía estar jugando conmigo… era demasiado. Por un instante… necesité sentirme importante. Sólo por un momento quería saber que no estaba en el lugar y momento oportunos… Quería… Quería pensar que ese beso era para mí. - Quiero decir... que no... No sé querer.. y... No quiero ser de paso para nadie... Odio comprometerme pero no puedo pensar que alguien puede olvidarse de mí tan fácil y... Dios, no tiene sentido lo que digo…- Me percaté de la lágrima fría que me llegó hasta la barbilla- ¿Te atraigo...sin más? Como lo pueden hacer las del porno de internet…- Y por un instante… me encontré a mí misma esperando que la respuesta fuese un gran “no”.

Una sonrisa se formó en su rostro mientras se volvía a colocar cerca de mí. -Hazme caso Gwen Stacy, no eres de las personas que se pueden olvidar fácilmente, ya sea como White Spider o no; me has dejado marca- Y cerré los ojos con fuerza y un par de hipos interrumpieron mi respiración. Quería esconderme, llorar hasta quedarme dormida.. pero secó mis lágrimas con calma y paciencia… y siguió hablando -Aunque no puedo negar que esas mallas te quedan muy bien, eres mucho más que una cara bonita Gwen,eres la única persona con la que puedo ser yo mismo. Cuando te veo no puedo dejar de pensar lo fuerte que en verdad eres, no te mereces a alguien como yo en tu vida. Entiendo que no quieras que un desastre como yo de entre de lleno en tu mundo, pero al menos hazme el favor de valorarte a ti misma. Eres genial Gwen, y creo que va siendo hora de qu- Me acerqué a él y junté mis labios con los suyos antes de dejarle acabar. Fui sin prisa, acariciando su mejilla. Empezó suave, húmedo… Como una caricia calmada que convertía la soledad en algo efímero… El corazón se me iba a salir del pecho y el estómago me daba vueltas de nervios. Cerré los ojos inconsciente, disfruté de su tacto y de su olor. Era...tan relajante…
Me separé un instante para abrir levemente la boca y volver a juntar nuestros labios cerrándola despacio. No sabía lo que estaba haciendo… pero por una vez en mi vida, hice lo que quise.

Poco a poco me separé, tomándome todo el tiempo del mundo sin apartar mi frente de la suya y susurré- No puedo decir que quiero que seas mi novio… No puedo tener ataduras ahora. No sé lo que es… Y necesito que nos conozcamos más… Joder, hasta hace unos días creía que era bollera…- Solté una carcajada estúpida y rocé mi nariz con la suya- Pero… podíamos repetir esto… y… jugar juntos.. y hablar a menudo…- Suspiré y la presión del estómago se alivió un poco. Me aparté para mirarle a los ojos- Podemos disfrutar del camino antes de ver a dónde lleva.

No me podía creer la situación. Lejos de la puñalada que sentía en el pecho, del dolor emocional de haberme abierto en plena vulnerabilidad para él, la situación era rara y nueva para mí. Estaba en la azotea de un tejado, lo que implica que sabía mi identidad, pero vestida de civil, con un chico (eso también era raro viendo mi trayectoria) y me había besado con él un par de veces Aunque.. no sé si se puede considerar “haberme besado” o “enrollado” o “liado” o llámalo alien si quieres, esos dos besos puntuales y suaves. Para mi sistema nervioso había sido una bomba, eso desde luego. Habían sido dos besos torpes, para qué negarlo. No habían sido tan fluidos ni tan húmedos como en las pelis. No había tanto sentimiento como en las series de Netflix… o eso creo. Había sido… raro. Muy agradable. Pero muy raro.

-¿En serio soy tan bueno como para hacerte cambiar de idea?- No pude evitarlo, lo juro, rodé los ojos y le encajé un puñetazo suave en las costillas. -Eres estúpido- dije sonriendo mirando al infinito. Se lo merecía y él me había partido las mías, así que esperaba la mínima queja.

Me cogió el brazo y empezó a escribir sobre mi brazo su ID y sonreí soltando aire por la nariz sintiendo que esas eran las mejores cosquillas del mundo -¿Sabes…? Yo también repetiría- dije como si no le diera importancia, cuando el corazón me estaba bombeando el pecho a todo trapo sólo de haberlo propuesto y haber correspondido. Vi su nombre escrito en azul sobre mi piel para memorizarlo por si se me borraba o se me olvidaba guardarlo. -No prometo nada…- dije respecto a soltarle toda la sal y la rabia en las partidas. No solía soltar mucho rage, pero tenía pinta de que se pondría nervioso jugando conmigo y podría machacarle o aprovechar sus nervios para reírme de él de vez en cuando.

Finalmente me abrazó rodeándome con los brazos en un gesto que me distrajo del beso en la frente que me dió después, haciendo que me pillase por sorpresa por completo. Después de eso sonreí y me encogí, haciéndome cada vez más pequeña, y me acurruqué sobre su hombro, rozando la punta de la nariz en su cuello -Esto no está tan mal…- Confesé con la voz algo grave, mezcla del cansancio y el relax de la situación. No sé muy bien por qué pero me sentí muy tranquila en ese momento. Supongo que las cosas que me dijo me hicieron sentir… como si estuviese en mi cuarto. Me dijo cosas que nadie me había dicho hasta el momento. Quería cuidarme, quería estar y pasar tiempo conmigo… y aunque mi instinto natural habría sido alejarle como hice antes… Estaba tan harta de estar sola que esa noche cedí.

Alcé la vista un poco para fijarme en él y me encontré con el borde de su camisa. Con una sonrisa algo maliciosa alcé la vista y dejé un beso en su cuello y otro en la línea de su mandíbula. Justo después me abracé a su cuello con los brazos incorporándome un poco para susurrar en su oído -Gracias por todo Shawn…- y me distancié lentamente.

Cuando me planté frente a él clavé mi mirada en sus ojos, intercambiando nerviosa entre iris e iris. Quería besarle otra vez y mi vista fue bajando por su rostro fijándome en su nariz, su arco de cupido y su… su boca...su…. -pfffJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA- Me llevé las manos a la boca para tapar mi sonrisa y tratar de contenerme. -JAJAJAJA- estiré el brazo hacia mi mochila mientras me partía el culo. Mi pintalabios negro estaba disperso por su boca con sólo dos besos. Intenté calmarme pero no podía parar de reír y de golpear todo lo que tenía a mano mientras me reía. Mi propio muslo, el suelo, la pared…

Finalmente llegué a mi mochila y saqué unas toallitas desmaquillantes mientras terminaba de reírme a carcajada limpia. -Ay… perdón… jajaja… ay… Tienes toda la boca negra por mi culpa- Dije sacando una y dirigiéndola hacia sus labios, limpiándoselos con cuidado, primero el borde de la piel y luego el centro de los labios. -No te chupes la boca ahora, que esto sabe a mierda- Sonreí mirándole acordándome de la imagen en mi cabeza y dirigí la misma toallita a mis labios, quitándome el maquillaje de la boca por completo también, seguramente estuviese emborronado y casi desgastado. Luego saqué un kleenex y me sequé la boca para repetir lo mismo con él para que no se quedasen mojados del líquido de las desmaquillantes -Ahora sí… Mucho mejor- Tomé aire mirándole.

Empezaba a tener algo de frío y la verdad...estar en la azotea no me quitaba de la cabeza la idea de que en cualquier momento podía venir alguien, descubrirme y liarla -Oye Shawn, tengo un poco de frío y hambre y mi casa no está muy lejos. Mi padre está patrullando y tengo videojuegos, otra cama y comida guarra, ¿Quieres venir?- propuse con calma. Me quería ir, pero tampoco quería dejar de estar con él y me pareció la opción más lógica -Pero ahora te llevo yo, esa es mi condición- Dije sonriendo, tendiéndole la mano para levantarle.

A pesar de que el aire frío me había despejado y apenas notaba el alcohol, y por lo visto a él se le había pasado el pedo, vi cómo se quedaba pillado por todo lo que hacía. Era como si de estar super activo y tirarme la caña indiscriminadamente hubiese sufrido una parálisis por todo el cuerpo. Me hizo gracia verle así, pero me hizo más gracia verle como si le hubiese pegado un bocado a una piedra de carbón, y cuando terminé de limpiarnos, mientras guardaba todo de nuevo en la mochila empecé a relamerme los labios y a mordérmelos. Siempre molaba después de estar con el pintalabios volver a notar mi piel. Por eso no me percaté de que volvía a acercarse a mí. Más bien me acercó a él con una mano en mi espalda y me comió la boca como nunca… Primero le miré con los ojos muy abiertos, notando el movimiento de sus labios sobre los míos. Noté cómo se me caía la mochila de las manos. Al cabo de un par de segundos, cerré los ojos y me fundí con él cruzando los brazos por su nuca y agarrándome de su pelo mientras me acercaba a él todo lo posible. Quería más, aunque me costase respirar.

Se separó de mí y con la respiración acelerada me quedé con los ojos cerrados sonriendo. -¿Y bien? ¿Sigue sabiendo a mierda?- Me mordí el labio sintiendo un escalofrío desde mi abdomen hasta el pecho. Negué con la cabeza y cuando me calmé, conseguí levantarme y ponerme sólo la máscara. -Es mejor- dije hablando de mis habilidades con las redes, haciendo un alarde de chulería que no sabía que podía tener.

Era la primera vez que volaba con alguien que no estaba peleándome o agarrándome con miedo. Fue… como un paseo. No podía dejar de mirar a todas partes… Las luces estaban a nuestros pies, toda la ciudad se rendía a nuestro viaje. No había ruido, no había nada. Sólo nosotros, nuestra respiración y nuestro abrazo. Y para mí… fue un momento de trascendencia que se me hará difícil olvidar…

Al llegar soltó una bromita que me hizo sonreír -Mira, si me quieres dar propina no la voy a rechazar- dije llegando por fin a mi habitación. Era mía. En mi habitación sólo entraba yo. Era mi santuario, la casa de mis secretos… No dejaba pisar ese suelo a cualquiera. En las paredes descansaban la bandera de estados unidos, cubriendo la ventana. La de reino unido con un “God Save the Queen” de los sex pistols escrito en negro por encima. Varios posters, pañuelos y baquetas por todas partes. En el escritorio había un par de latas de Tantrum y en bol había decenas de chapas. No era cuanto más recogido estaba… pero tampoco era un desastre. En la silla descansaba una sudadera y colgando de la puerta del armario unos vaqueros. -Siento el desord- y escuché un ruido pesado detrás de mí. Justo cuando me giré le vi empezar a levantarse, frotándose la cabeza. -¿Estás bien?- pregunté dejando escapar parte de la risa cuando le vi tocarse la cabeza. Eché la vista al suelo y vi las baquetas. Aguantando la risa como pude, me agaché, las recogí y las dejé sobre la banqueta de la batería que descansaba en una esquina de mi habitación, donde la pared descansaba de pósters ya que estaba cubierta con paneles de aislamiento acústico hechos con Goma-Eva.

-El traje está siempre en la mochila, y la mochila debajo de la cama-dije quitándomela de los hombros y tirándola bajo el somier. -Y siempre puedo enseñarte a jugar- dije mitad buena intención mitad… pulla. Era maravilloso ser mujer y jugar mejor que muchos de los hombres que te decían que sólo valías para jugar support.

Fui directa a mi armario buscando el pantalón de chándal más grande que tenía, que era una talla más que la mía. Él tampoco era mucho más grande que yo, apenas era más alto medio palmo así que supuse que le tenía que valer. Y saqué una de las camisetas de las MJs que teníamos para vender. Ahí sí le tenía que dar una de su talla y para mi suerte, como yo tenía Stock, tenía donde elegir. Le di esa ropa. -Toma, ponte cómodo ¿O te vas a tumbar con camisa y vaqueros?- pregunté mientras me acercaba a la puerta- Voy haciendo las palomitas- antes de salir estiré el brazo hacia el escritorio y le lancé el mano de las pantallas -¡Busca algo bueno en netflix!- el ordenador empezó a brillar con los colores del arcoiris activándose y cerré detrás de mí.

Salté los escalones de tres en tres, bajando a la cocina. Saqué un sobre de palomitas de mantequilla y lo metí al microondas canturreando una de nuestras canciones por lo bajo. Sabía que mi padre no volvía hasta el mediodía y estaba en mi salsa. No podía parar de sonreír y cuando me miré reflejada en uno de los cristales de la cocina me fijé en lo rojas que estaban mis mejillas. Por suerte, el pitido del microondas me sacó de mi empane monumental. Eché las palomitas en un bol y volví a subir, abriendo la puerta y dejando el bol en el escritorio. -Voy a ponerme cómoda yo también si no te importa- Abrí la puerta del armario, usándola de biombo mientras pensaba qué carajo ponerme.

A ver, sí, quería estar cómoda pero… Quería resultarle sexy. ¿Qué podía hacer? ¿Eso existía, cómodo y sexy? Rebusqué entre los cajones y encontré una camiseta de las de deporte con el hueco del tirante enorme y unos shorts de dormir negros. -Me vale- y me quité el vestido a toda prisa, dejándolo colgado de la puerta del armario. ¿Y si pensaba que quería provocarle enseñando tanto? Bueno, quizá sea idiota pero es que quiero estar cómoda aunque… ¿No se me ve nada no?

Me lo puse a toda prisa, nerviosa porque me pudiese ver en ropa interior y recolocándome los bajos de la camiseta fingiendo distracción, salí sonrojada. Para mi suerte, me había depilado para llevar el vestido. Alcancé las palomitas y fui hacia él -Entonces, ¿qué vamos a ver?- dije sentándome en la cama, ofreciéndole sitio a mi lado mientras colocaba los cojines contra el cabecero para apoyar la espalda.

-Iugh, en mi vida pensé que mi sudor fuese valioso. Para… nada- contesté también coñeando. Una vez estaba todo listo, le robé el mando, rozando los dedos de la mano y le di al play -No la he visto, así que decidida- me acomodé un poco apoyando la espalda en los cojines y cruzando las piernas a lo indio. Al parecer todo estaba bien… por raro que fuese.

Pero instantes después de empezar la película dio un salto dándome la espalda. Fruncí el ceño, extrañada. -Eh… puedo abrir la cama… espera.- Pausé la película, dejé el cubo de palomitas en la mesilla un instante y me bajé de la cama. ¿Por qué no se daba la vuelta? Ya le he dicho que abríamos la cama…

Quizá la hayas cagado. Es un chaval con el que llevas hablando nada de tiempo, ya conoce tu identitad. Joder, le has dicho hasta donde guardas tu traje. De repente lo sabe todo de ti. Tiene un simbionte en el cuerpo. Y te has fiado de él sólo por que iba borracho. Ostias, te has fiado, ESTANDO BORRACHO. Qué maravilla Gwen. No sólo eso, le has llevado a tu casa, explicado que tu padre es policía… Te has expuesto todo lo que podías con él. Y aunque conoces su identidad por si hiciera falta usarla, no tienes pruebas de que sea él.

No me había parado a pensar en todo eso…. No me había parado a pensar. Y ahora… si él decidía irse con todos esos datos sobre mí… O si quería hacerme daño… tenía todas las de ganar. Y no sólo eso, estaba empezando a gustarme. Tenía todo para hacerme daño. Y justo después de saberlo todo, empezaba a comportarse así de raro.

Terminé de abrir la cama, retirando el edredón y la sábana y la sorpresa ante mi actuación tan poco común junto con la decepción que sentía por haber fallado así, se reflejaron en mi cara. Me senté con lentitud intentando recuperar la normalidad, retomando la postura, tapándome con la manta hasta la cadera y poniendo el bol de palomitas encima. Me quedé mirándolas notando como los ojos se me humedecían y los cerré con fuerza tratando de detenerlo. Por suerte, no se me cayeron las lágrimas. -Puedes sentarte cuando quieras… si tienes frío cierro la ventana- La jodiste. La jodiste del todo.

¿Por qué? Nunca te has fiado de nadie, te has mantenido distante de todo el mundo, tanto por lo de Peter como por tu propia seguridad y la de papá. ¿Qué te ha hecho de repente bajar la guardia con él? Sí, conoces su identidad y sabes el nombre de su madre y dónde trabaja. ¿Pero si le da por joderte se la ibas a poder devolver? ¿Y ahora qué vas a hacer, decirle que para ser amigos o lo que sea que seamos ahora, necesitas algo para poder hacerle daño si se le ocurre?

El corazón empezó a latirme a mil. No reanudé la película y no comí palomitas, sólo me senté y me quedé mirando el interior del cubo con la mirada perdida. Creo que me habló, pero no fui capaz de reconocer ni escuchar lo que me dijo. Estaba tan absorta en mis pensamientos y en las voces de mi cabeza que no pude reaccionar hasta que cayó una lágrima hasta mi barbilla.

Parpadeé un par de veces y abrí los ojos como si acabara de despertar de un mal sueño. Ni Gwen ni White-Spider estaban preparadas para esa situación. -Yo… ah… me… - ¿Qué? Has bajado la guardia. ¿Ahora qué? -Shawn yo… ne… Necesito una garantía- Tragué saliva tan fuerte y con la garganta tan seca que dolió y él lo pudo escuchar. El pulso me temblaba y se me cayó otra lágrima. -He… bajado la guardia contigo… No sé por qué. Pero te he contado… todo sobre mí. Y ahora… no tengo… No sé si…- bufé una risa completamente nerviosa - [color=mediumvioletred]Puedes destruirme con chasquear los dedos y yo no puedo hacer nada para evitarlo, llegados a este punto. En medio de la noche podrías robarme el traje, matarme, vender mi identidad, hacer daño a mi padre… yo…[color]- dejé el cubo de nuevo en la mesita y hundí la cara en mis manos. -Sólo confío en mi padre… no sé… hacerlo con otra gente. Y me estoy arrepintiendo muchísimo de todo esto…- Hipé, dejando que el llanto saliera en su más sincera respuesta. -No sé qué tengo que hacer ahora… Para prevenir que me hagas daño. No sé que medida tomar si decides hacérmelo…- Esa respuesta delataba las pocas relaciones cercanas que tenía, el daño que me habían hecho, lo cuadriculada que era en realidad mi mente como para aplicar métodos incluso a lo emocional. -Por favor… si quieres algo de mí o pretendes hacerme daño… ahórrame todo esto y hazlo directamente…- Estaba temblando y no podía parar de llorar. Sabía que había gente que me odiaba. De hecho pensaba que todo el mundo lo hacía, eso no era novedad para mí. Pero tener la incertidumbre, tener que volcar fé ciega en alguien… Era algo que no sabía hacer. Y en medio de la crisis nerviosa le rogué que si debía matarme, lo hiciese sin esperar.

Parte del por qué no me gustaba beber, es porque hace que mis emociones se vayan a extremos que no controlo. Lloraba por tremendas gilipolleces cuando bebía y me alegraba por cosas como que fuese de noche. Sentía que todo era mucho más importante de lo que era y reaccionaba como tal. Lo que podía haber quedado como una noche de enrollarme con Shawn y conversación nerviosa por Whatsapp al día siguiente, se había convertido en una tragedia griega. Todo tan intenso que parecía mentira.

Me apartó las manos y noté cómo sus pulgares calentaban mis mejillas a su paso. Pero lo peor… fue cuando abrió la boca. Su voz razonable me arrolló como un tren sin frenos. Algo en lo que decía me hacía sentir tranquila. Sonaba lógico, tenía sentido y además lo decía con esa voz suave que hacía de analgésico para mí. Se levantó y en esos instantes le eché de menos. Volvió con el teléfono, buscando con el pulgar mientras las luces de las distintas fotos dibujaban su cara en un millón de colores. Sorbí por la nariz y esperé, sosteniendo mis propios brazos.

El chiste del baúl milenial me pilló desprevenida, bufé una risa entre mis labios, ahora secos por el llanto y miré el teléfono sin dejar de escucharle, agradecida por tenerle ahí, porque fuese él. Porque fuese así.
A medida que me hacía su propio power point biográfico volví a relajarme, a sonreír poco a poco mientras sus anécdotas cobraban sentido. Al final habíamos tenido vidas similares. Él con su madre, yo con mi padre, secretos que podían mandarlo todo a la mierda…

Su vida de mudanzas, su enfermedad, su actual inquilino… Todo me hacía pensar que podía perderle en cualquier momento.

Cada palabra que me contaba, en ese tono de voz tan cálido y bajito por miedo a que el mundo pudiera escucharle. Su sinceridad.

Puede que fuese mentira, pero sentí como si se despellejase delante de mí para enseñar todo lo que tenía. Y por primera vez en muchísimo tiempo, sentí que podía volver a perderme. Sólo una vez, un cheat day emocional.

Estar con Shawn al lado era como si todas las piezas de un puzle que nunca había sido capaz de resolver, se encajasen. Todo tenía solución, nada era demasiado terrible ni importante realmente. Por primera vez en mi vida… tenía una red de seguridad. Podía tropezarme con él, arriesgarme y cagarla que sin importar el qué, sentía que se podría solucionar.

- solo me queda preguntarte una cosa: Gwen Stacy ¿me dejarías ver Netflix contigo?-

Le miré a los ojos, sonriendo, perdida en las formas de su cara y los microgestos que hacía involuntariamente como su forma de tragar, de parpadear y cómo se le movía el cuello cuando respiraba.
¿Por qué tenía que ser tan buen tío?
Qué asco joder.

-No.- Y me lancé a por sus labios como si fuesen agua en el desierto, agarrándole por la nuca. Por la fuerza con la que lo hice, le volqué sin querer y caí sobre él. Tampoco me importó… No al menos para mal. Acariciaba su nuca con mis dedos en un intento de acercarle todo lo posible a mí. Y me perdí por completo en cómo su boca me estaba ofreciendo algo incluso mejor que su voz, por increíble que pareciese.

Seguramente fuese torpe. La falta de práctica puede que me dejase en ridículo. Pero el “efecto Shawn” hacía que ningún pensamiento tiznase lo que sentía con él.

Cuando me separé del beso me di cuenta de que estaba a punto de caerse de la cama, conmigo encima. Le miré, con una carcajada torpe, intentando apartarme el pelo de la cara. Me eché hacia atrás, recostándome en la cama en una pose normal, con los hombros apoyados en los cojines y le agarré del brazo para tirar de él y llevarle conmigo, tratando de que no se matase en mi habitación, ahora que mi cabeza había aprendido a callarse y había empezado a hablar mi estómago.

No tenía intención de separarme de él. Hubiese caído a mi lado, o encima de mí, pensaba quedarme todo lo cerca de él que pudiera. Sin pantalones, los roces de nuestras piernas eran cálidos y fue lo que más íntimo me parecía de todo lo que hacíamos. Cualquier pirado puede comerte la boca en una fiesta, pero tenerle tan cerca para poder notar su piel contra la mía, hizo que se me erizase toda la espalda. Una especie de sentido arácnido emocional. No quería soltarle. La idea de perderle… de que su enfermedad volviese, su madre se tuviese que volver a ir, su simbionte se revelase.. Me daba tanto pavor que no quería dar posibilidad a que eso ocurriese.

Si no le soltaba. Si le seguía abrazando. si él se quedaba besándome toda la noche… no podría irse.