Paradise Lost (Roy Harper) [05-01-2019]

Gotham. La ciudad de las sombras y la corrupción. Cualquiera podría decir que, para alguien que perseguía la oscuridad que anidaba en los corazones de los hombres, ésta podría ser la ciudad ideal para actuar, y era algo que se había planteado cuando había ido a investigarla hacía casi un año. Sin embargo, lo cierto era que sus propias obligaciones como profesor en la Mansión X y el hecho de que le nombraran líder de la Patrulla después del éxito de sus negociaciones con la Young Justice y las Fábulas le había mantenido en Nueva York más tiempo del que le habría gustado, y ahora lo lamentaba.

Llevaba saliendo con Cassandra dos semanas, y en ese tiempo había tenido ocasión de ayudarla alguna que otra noche en las patrullas, reafirmando la impresión que había tenido en su última visita acerca de lo podrida que estaba la ciudad. Por fortuna, la metrópolis contaba con un buen número de vigilantes enmascarados que se ocupaban de solventar, o al menos mantener a raya, los mayores problemas. ¿Y quién se ocupaba de los pequeños? ¿Aquellos que no le preocupaban a nadie?

Hacía unos días un adolescente había sido atropellado mientras huía desaforadamente después de haber realizado un atraco a punta de navaja en la calle. Testigos presenciales afirmaban que el chiquillo parecía como loco, gritando acerca de gusanos que le reptaban por la piel, como si estuviera bajo los efectos de alguna droga alucinógena. Después empezó a chillar diciendo que le perseguían y se había metido de lleno en la carretera sin prestar atención al tráfico. La muerte había sido instantánea, y escondidas en su cuerpo se habían encontrado grandes cantidades de Polvo de Ángel en bolsitas preparadas para la venta.

El GCPD creía que el chico respondía ante un proveedor mayor, encargándose de la distribución en las calles, y según los contactos que le había proporcionado Cassandra se estaba esperando que llegara un gran cargamento en cualquier momento. Batwoman y Batman tenían mayores problemas de los que ocuparse y no podían prestar atención a un camello muerto, pero a Drago éste tipo de problemas relacionados con menores le afectaba especialmente, y no sólo porque él hubiera crecido en un orfanato. Los niños brillaban con una pureza especial antes de que la edad y la sociedad la adulterara convirtiendo aquella belleza en algo retorcido y triste. Drago consideraba una especie de deber personal mantener aquella inocencia el mayor tiempo posible, y si alguien estaba utilizando adolescentes para verter su podrido producto en el mundo y emponzoñar sus corazones tenía la obligación de impedirlo.

El adolescente muerto era huérfano, así que había empezado su investigación por el único sitio posible: el orfanato de Gotham.

- Debe comprender que estos niños tienen una autoestima muy baja -le decía en aquellos momentos la directora del orfanato, una mujer de cabello cano que se conservaba bastante bien para la edad que debía tener-. Así que, cuando los proxenetas les dicen a las chicas lo guapas que son y empiezan a comprarle ropa cara, bolsos y cosas bonitas, se sienten apreciadas y queridas y dispuestas a hacer lo que haga falta por ellos. A los chicos no les va mejor; no es raro que terminen siendo reclutados para vender droga en la calle, y eso supone un problema para nosotros. Vendiendo droga pueden llegar a cobrar mil dólares a la semana. ¿Cómo podemos convencerlos para que consigan un trabajo honesto cobrando muchísimo menos? Es... la parte más difícil de nuestro trabajo, pero también la más gratificante, cuando consigues llegar hasta ellos.

Drago, cubierto con la ilusión de Daniel Alejandro Martínez, detective de homicidios de ascendencia hispana, observaba a los niños que jugaban en el patio del edificio a través de la ventana del despacho de la directora. Iba vestido de riguroso negro; vaqueros, camiseta y chupa de cuero, y tenía las manos en los bolsillos. Se sentía enfermo, con una sensación de opresión en la boca del estómago al pensar cuán vulnerables eran todos aquellos niños sin familia en una ciudad como aquella.

- Lamento no poder serle de más ayuda, detective -añadió la mujer, extrañada ante la ausencia de respuesta-. ¿Hay algo más que pueda hacer por usted?

- No -respondió él-. Gracias por todo, no le robaré más de su tiempo -dijo dirigiéndose hacia la salida.

El GCPD había detenido un gran envío de drogas recientemente, por lo que el suministro en las calles se había secado, pero según las fuentes de Cassandra la mafia había recurrido a sus conexiones europeas para conseguir un nuevo envío que llegaría en cualquier momento, y todo parecía apuntar a que se iban a utilizar niños para la difusión. Aquél era el mayor orfanato de Gotham, y parecía lógico que se recurriera a niños desesperados que no tenían nada que perder como aquellos, así que el siguiente paso parecía ser mantener vigilancia sobre ellos. Por eso había ido a visitar a la directora, para saber si sabía de alguno que se hubiera estado comportando de manera extraña o sospechosa últimamente, y le había dado un nombre: Paul Taylor, el hermano mayor del chico que había muerto atropellado. Hacía varios días que no aparecía por el orfanato, coincidiendo con la muerte de su hermano, así que era probable que los motivos de su desaparición estuvieran relacionados. Lo único que tenía que hacer era encontrarlo...

Esa ciudad toxica y contaminada que había minado su adolescencia. Donde había creído morir cada uno de los días que malvivió en ella. Un lugar maldito para el pelirrojo. Cuando se mudó con Jason y Kory a la preciosa y soleada Malibú en el condado de Los Angeles pensó que sus pies nunca volverían a caminar por Gotham. El sol, la playa y la gente glamurosa y guapa esa era la vida que él soñaba. Lejos de cualquier recuerdo de esa ciudad llena de nubes negras, hormigón, miseria y pobreza infantil por doquier. Sin embargo, desde la colisión había vuelto a Gotham más veces de las que podía contar como si algo le mantuviera unido a esa Urbe.   En ese instante pensaba en cómo paradógicamente estamos ligados a ciertos lugares que forman parte de nuestro pasado. En como nunca pues huir de lo que fuiste.  Pero los años pasan y vamos superando nuestro temores, encontramos el valor para hacerle frente a los fantasmas del pasado, controlamos nuestros demonios y caminanos seguros por esas calles que antes eran una pesadilla.  Logramos dejar de tener miedo atrás, salimos del bosque oscuro y tenebroso para llegar a la seguridad de nuestro hogar.

Desde un nuevo punto de vista la ciudad no era el monstruo que engullía todo a su paso.   Era  la carestía de bondad, la falta de personas implicadas, el desinterés y la indiferencia a las situaciones desafortunadas. Nadie hacia nada ni por salir del gueto ni por ayudar a sus congéneres. En esa nueva etapa de su vida, que veía todo desde un punto más optimista, pensaba que ese ambiente corrosivo podrían subsanarse si poco a poco los ciudadanos ponían un poco de su esfuerzo para fundar una sociedad fundamentada en la cooperación y la amabilidad. En su adolescencia había sido uno de esos niños problemáticos y perdidos que vayan por las calles delinquiendo para sobrevivir. Su buen amigo Jason también tuvo que robar y trapichear para subsistir. La pobreza atacaba más fuerte a los débiles y desafortunados. Los niños huérfanos y abandonados se veían en un un tanto porciento muy elevado envueltos redes de delincuencia. Los niños eran muy fáciles de engañar y manipular con el fin de usarlos para cometer actos ilegales.

Roy se sentía en la obligación de contribuir en algo para que ni los niños ni los adolescentes de esas duras calles tuvieran que vivir algo similar a lo que él y su pequeño Jaybird habían experimentado en sus infancias. El de ojos verdes se sentía más responsable de la situación de aquellos desamparados jóvenes de Gotham desde que tenía un bebé a su cargo. Toda su preocupación y sensibilidad hacia el tema de los infantes en situaciones desafortunadas se había incrementado exponencialmente desde que Liam había entrado en su vida. Por eso, acudía frecuentemente como voluntario al orfanato de aquella urbe. A contribuir como buenamente pudiera para que aquellos menores pudieran encaminar sus vidas y tener un futuro más brillante que morir tiroteado en esas calles, de sobredosis a los dieciséis o en la cárcel por traficar con armas. En pos de contribuir a dar un futuro más próspero para las juventudes de Gotham contribuía con su fuerza de trabajo porque no contaba concomo no tenía ingentes cantidades de dinero. Por eso, acudía regularmente al orfanato para hacer diversas labores. El arquero ejercía la labor de asesoramiento y también animador sociocultural de aquel centro.

Esos días tenía el estado de ánimo un tanto bajo. En la primera plana del periódico había salido la foto de un chico que había muerto atropellado en un estado de exaltación. Entre sus ropas se habían encontrado cantidades ingentes de droga. Él conocía personalmente al joven de las noticias. Le veía frecuentemente en el orfanato. Porque la noticia de una muerte impacta de diferente manera cuando es alguien con el que tienes cotidianidad. Cuando muere un niño la sensación que te recorre el alma es muy amarga. Es como si todo lo que alguna vez fuera bueno y puro se desintegrase de repente. Y piensas qué sentido tiene un mundo que permite eso. Roy se preguntaba ¿por qué estaba él vivo y ese adolescente descansaba a dos metros bajo tierra? Su bagaje era prácticamente el mismo y sin embargo el pelirrojo había salido de aquello. Había tenido mucha más suerte. Pero ¿quién decide la suerte? No se merecía morir. ¿Que hacía más digno a Roy para seguir respirando?

Era un chico simpático que tenía un montón de amigos en el centro. Era listo aunque no tenía grandes expectativas de futuro. Le gustaba jugar al baloncesto con sus amigos de barrio. Ayudaba a los niños pequeños en sus deberes de la escuela y cuando nadie le veía recitaba sonetos de Shakespeare. Como todos los adolescentes era un tanto arrogante y creido. Tenía un hermano menor al que cuidaba y protegía. Soñaba salir que aquel barrio de mala muerte, como todos los críos de aquella barriada. Sin embargo, había nacido, crecido y sido sepultado en esas mismas calles.

No era un de los días que le tocaba acudir al centro. Pero quería hablar con los chicos y esclarecer un poco más las cosas. Hablando con los amigos del atropellado quizá pudiera encontrar una pista que le guiase hasta sus asesinos. Porque no había sido otra muerte casual. Era una muerte derivada de la codicia humana.  Sabía cómo iba ese asunto. Narcos que enganchaban a los críos a sus drogas para hacerles camellos y consumidores. El arquero no podía permitir que esos criminales siguieran utilizando a sus niños como meros juguetes, como peones que hacían el trabajo más sucio y se llevaban la peor parte.

No podía dejarle aquello a la policía. No se fiaba del GCPD porque según su experiencia eran unos inútiles. No sólo trabajaban tarde, mal y lento sino que no les importaba que hubiera otro adolescente muerto más. Por no hablar de la corrupción que reinaba en sus filas. Él como muchos otros había vivido en sus propias carnes el desfase de las fuerzas del orden de Gothan. Pensaba firmemente que el caso sería archivado como un simple y llano atropello. Un golpe de mala suerte, no se haría ninguna investigación en firme. Después de todo los pobres seguían siendo esa gente que no preocupaba a nadie.

Dos niñas corriendo se chocaron contra el distraído arquero. Una de ellas era pelirroja y pecosa y la otra tenía el cabello corto y rizado. La piel blanca de Sussy contrastaba con la piel chocolate de Kelly. Eran tan desiguales y a la vez parecían fluir perfectamente la una con la otra. Sussy con su peto vaquero de tirantes y Kelly con su falda y su jersey rosados.

-Kelly y Sussy vais a llegar tarde.-

-Lo sabemos- dijo la pelirroja con un tono de voz sibilante que salía de entre el hueco de sus dos paletos. El colegio estaba a dos manzanas del orfanato. Era el típico colegio pobre y norteamericano al que acudían todos los jóvenes huérfanos. Esas dos pequeñas de ocho años iban algunas  tardes a un programa de refuerzo escolar que impartían una de las asociaciones de caridad patrocinada por esa élite de Gotham que quería lavar un poco sus conciencias.

-No alteréis mucho a los profes,¿vale?- dijo en un tomo muy simpático y amable el pelirrojo las cogió en brazos y las hizo girar. Las niñas se rieron ante la acción del mayor. El pelirrojo las volvió a dejar en el suelo. - En serio al colegio se va a estudiar no a hacer travesuras.- Su tono era más serio pero no perdía esa calidez que tenía el arquero. Antes de alejarse de las niñas, sacó de su bolsillo dos caramelos y le dio uno a cada niña. Les revolvió el pelo y les sonrió. - Sed buenas.- dijo a modo de despedida.

Mientras caminaba por los corredores del destartalado edificio vio a un hombre salir del despacho de la directora. En su rostro se mostró un gesto interrogante. Era infrecuente que Margaret, la agradable mujer que regentaba el lugar, recibiera visitas a esas horas. ¿Qué hacía aquel hombre allí? Su apariencia no era la del típico funcionario que siempre venía a comprobar que se complica la normativa. No podía preguntarle a la directora, ella ya se quejaba de que Roy hacía demasiadas preguntas. El pelirrojo no podía levantar ninguna sospecha sobre su identidad secreta y menos ahora que Liam dependía directamente de él.

Iba a dejar que esa persona poco usual siguiera con su vida, pues tenía muchas cosas que hacer, pero en cuando quiso replantearse la situación ya estaba enfrente del desconocido.
- Perdona, pareces un poco perdido. ¿Puedo ayudarte en algo?- preguntó con su habitual talante alegre y amistoso.

Observó al muchacho que le había hablado con curiosidad, procediendo inmediatamente a analizar lo que veía. Era, obviamente, demasiado mayor como para formar parte de los huérfanos del orfanato, pero a la vez le resultaba demasiado joven como para ser uno de los tutores. Eso reducía las posibilidades a dos: o era un antiguo acogido que venía de visita, o un voluntario que trabajaba allí para ayudar a los niños. En cualquiera de los dos casos le podía venir muy bien su experiencia; si había pasado allí su infancia quizá conocería lugares a los que aquellos niños solían ir, puntos de encuentro, y si había mantenido el contacto podía conocer al hermano del niño atropellado. Según sus informes, Paul Taylor tenía 19 años. Era menor que aquél chico, pero existía la posibilidad de que hubieran sido amigos o que al menos le conociera y supiera dónde encontrarle, y lo mismo si trabajaba de voluntario.

- En realidad, quizás sí -asintió mostrándole la ilusión que reflejaba la placa de policía falsa-. Me vendría bien alguien de tu edad que conozca el ambiente por el que se mueven éstos niños. Soy del GCPD y estoy investigando la muerte de Andy Taylor -sacó un bloc de notas del bolsillo mientras reanudaban su paseo por los pasillos del orfanato-. No sé si has oído algo de cómo ocurrió... Tenía 16 años y, al parecer, iba drogado cuando le atropellaron.

Al final del pasillo había una puerta que conducía a un patio interior de arcos con un pequeño jardín en el centro. En las columnas que sustentaban los arcos había esculturas de vírgenes y santos en escayola blanca. Justo al otro lado se encontraba la capilla, profusamente iluminada por las ventanas que comunicaban con el exterior. El lugar estaba tranquilo y desierto a aquella hora en la que la mayoría de los niños se encontraban en clase. Parecía un lugar propicio para hablar de temas delicados.

- También se le descubrieron encima grandes cantidades de droga que, presuponemos, iban destinadas al contrabando. Creemos que está relacionado con la mafia, pero en Gotham hay demasiados sospechosos que encajarían con la descripción, desde las familias italoamericanas como los Falcone o los Bertinelli hasta los cárteles de droga. Cualquier información que pudieras tener acerca de personas sospechosas que se hayan acercado a los niños nos sería útil. Y, también... ¿conoces a Paul Taylor? Es el hermano de Andy, y lleva desaparecido desde que atropellaron a su hermano. No sabemos si está relacionado, pero si pudiéramos hablar con él quizá tuviera información acerca de las personas que le dieron la droga a su hermano. ¿Sabes dónde podríamos encontrarle? Si tenía algún trabajo, novia, aficiones, lugares donde le gustaba pasar el tiempo... Cualquier cosa podría ayudar.

Sintió la mirada intensa de Drago sobre él. Mientras le analizaba, Roy se preguntaba qué hacía allí ese hombre y que querría de él. En muchas ocasiones el arquero se arrepentía de su impulsividad y curiosidad innatas. Esas características de su personalidad le había metido en muchos problemas y situaciones peculiares. Justamente como aquella. Vio la placa que el otro hombre le mostraba y sonrió aunque un poco forzadamente. No le gustaba tratar con las fuerzas del orden y menos si se trataban con las de Gotham. Nunca se había llevado bien con los maderos y tenía algún que otra antecedente penal. En sus años mozos no había sido lo que se dice un joven muy responsable ni un modelo a seguir. Tampoco es que en su adultez se considerará alguien con una vida ejemplar. Hacía cada día lo que podía para ser un poco mejor que la persona que fue el día anterior.

- Algo he oído, sí. Se ha hecho eco en varios medios de comunicación locales. Aunque no es gran novedad que un chico muera en esas circunstancias. - Comentó lo último con tristeza en su tono. No le agradaba nada que menores muriesen en esas circunstancias. Sentía cierta rabia al saber casi a ciencia cierta que estos adolescentes eran usados y manipulados por las mafias. ¿Realmente la policía iba a investigar la muerte de un muchacho que no interesaba a nadie? El arquero no se podía creer que de buenas a primeras el Departamento de Policía de Gotham City fuera a interesarse por una de aquellos menores desamparados a los que ni siquiera miraban. Para muchos “buenos” ciudadanos de la urbe aquellos muchachos no eran más que la escoria de la sociedad, ratas que debían ser ignoradas y encarceladas. Por eso le sorprendía al pelirrojo que esa consideración social se hubiera modificado. Habían pasado muchos años desde que él mismo era un desarrapado de la ciudad. Quizá las cosas estuvieran cambiando. Siempre cabía la esperanza de que las cosas mejorasen.

Mientras dialogaban y paseaban por el orfanato, el fingido agente de policía señaló la capilla del lugar. Roy era bastante descreído en materia de fe.   Por lo que nunca había estado dentro de ese espacio.  Aunque entendía que los jóvenes más religiosos tuvieran un lugar de culto donde satisfacer sus necesidades espirituales, no le agradaba nada ese lugar. A pesar de sus reticencias siguió al policía hasta dentro de la capilla. Seguramente aquel hombre no quería que los menores se enterasen de algún detalle escabroso o morboso de la muerte del que fue uno de sus compañeros.

- Desgraciadamente son muchos traficantes los que emplean a menores en situaciones de riesgo social para hacer trabajos sucios. No podría decir con exactitud si es una u otra. Todas tienden sus redes sobre estos muchachos. Lo más probable es que Andy cayera en sus manos bajo falsas promesas de ascensión social como suele ocurrir. no es el primero de estos chicos y si nadie hace nada no será el último. - Recordaba de su vida en las calles como muchos de sus amigos habían sucumbido y terminaron trabajando para capos de la droga.- Esos captadores no se atreven a estar por las cercanías, todos los adultos responsables estamos al pendiente de que ninguna persona sospechosa se acerque a los menores en el centro. Contactan con los chicos en otras zonas o por sus amigos del colegio o del barrio.  - Desde que llegó como voluntario al lugar procuraba que estuviera libre de esas malas influencias para que los jóvenes.

Asintió con la cabeza. El pelirrojo siempre se implicaba mucho con las personas a su cargo y procuraba conocer a cada menor de forma pormenorizada.- Sí conozco a la gran mayoría de los chicos de este lugar. Irochka Yaroshevych era la novia de Andy. Es una chica de origen ucraniano que trabaja en una pequeña floristería del centro. Marcus Smith y Adrien Jonsson son de la pandilla con la que se movían los hermanos. Hay una zona de los suburbios donde se reúnen los jóvenes a jugar partidos de baloncesto  - Una duda se reflejó en su afable rostro y pasó una mano entre sus pelirrojos cabellos. Se la cabeza.- Sinceramente no creo que esos chicos vayan a hablar con un poli. - Se encogió de hombros.- La vida en el barrio es difícil. No se puede confiar en los extraños. Aquí nadie ayuda a nadie.

El muchacho parecía saber mucho del tema, había tenido suerte de encontrarlo, ya que también parecía conocer la ciudad bastante mejor que él. Por supuesto, llegó el momento de la duda razonable respecto a su fachada de policía. En verdad, Drago podría adoptar cualquier otro aspecto al llegar ante los jóvenes, incluso el de un adolescente como ellos, pero su voz seguiría siendo la de un hombre maduro. Por desgracia, controlaba la luz, pero no el sonido, lo cual ofrecía ciertas limitaciones a sus caracterizaciones. Sin embargo, tenía la solución justo delante de él.

- Tienes toda la razón, chico. ¿Cuál has dicho que era tu nombre? -en realidad el pelirrojo no se había presentado, pero era una manera educada de recordárselo-. Pero parece que a ti te conocen y te respetan, y también pareces habituado a moverte en ésta clase de terreno. Creo que me vendría muy bien tu ayuda, si accedieras a acompañarme...

A pesar de la actitud general de desconfianza que le parecía percibir en el chico hacia él, Roy aceptó la propuesta casi sin dudarlo, mostrando una actitud cooperativa que resultaba de agradecer en aquella ciudad, y decidieron comenzar la búsqueda por la que parecía la opción más lógica visitando la floristería de la novia de Paul. La chica al principio se mostró reticente al ver la placa, pero al enterarse de lo que buscaban rápidamente expresó su preocupación porque llevaba varios días sin ver a Paul y éste no respondía a sus llamadas, y no tuvo problema en darles la dirección del pequeño piso del centro en el que vivía alquilado desde hacía poco.

Afortunadamente el lugar no estaba lejos, pues Roy se dedicó todo el tiempo a hablar sin parar acerca de cosas sin importancia a las que Drago apenas respondía y prestaba aún menos atención, concentrado en analizar todo cuanto encontraban a su paso sin perder ni un solo detalle.

El apartamento era una de éstas casas antiguas con fachada ilustre que se caía a pedazos. Había una escalera para subir hasta el portal que en otro tiempo debió resultar señorial pero que ahora tenía la barandilla descascarillada y hecha pedazos, y el edificio por dentro no estaba mejor. Había grietas por las paredes, y las lámparas del techo estaban o bien rotas o fundidas.

Incluso sin las indicaciones de Irochka habrían podido localizar el portal exacto en el que vivía Paul a causa de las inconfundibles salpicaduras de sangre que llenaban el suelo ante la puerta. Drago se agachó un segundo, comprobó que la sangre estaba fresca y, después de llamar un par de veces sin obtener respuesta, le pegó una patada para tantearla. Tuvo suerte de que los goznes estuvieran medio vencidos y no tardó mucho en ceder, abriéndose ante ellos.

Paul Taylor se encontraba tirado en el suelo a escasos metros de la entrada, con la mano trágicamente extendida hacia el sofá al que había tratado de llegar, en medio de un enorme charco de sangre todavía caliente. El otro brazo se encontraba doblado en un ángulo antinatural junto a su cuerpo. Tanto la chupa de cuero como los pantalones vaqueros estaban desgarrados, la sangre oscureciendo incluso el brillo del rizado cabello rubio, por lo que resultaba difícil a simple vista saber si estaba muerto o dónde le habían herido.

El falso agente se abalanzó hacia el joven aparentemente muerto para comprobarle el pulso.

- Aún está vivo, pero el pulso es débil. Llama a una ambulancia, Roy, ha perdido mucha sangre.

Drago examinó con atención el cuerpo antes de moverlo. Ahora que lo veía desde más cerca, pudo notar que uno de los desgarrones de la chupa era claramente un agujero de bala. Los trozos de tela apuntaban hacia fuera, lo cual quería decir que le habían disparado por delante y aquél era el agujero de salida. Que la bala no hubiera quedado alojada dentro del cuerpo era buena señal, y a juzgar por la ubicación, a poca distancia del hombro derecho, tampoco parecía que hubiera perforado el pulmón ni ningún otro órgano vital. Rápidamente se quitó su propia chaqueta junto con la camiseta y usó ésta última para presionarla contra la herida y contener la hemorragia.

- Roy, busca en el baño y mira a ver si hay un botiquín de primeros auxilios. Necesito un apósito o una gasa. Y tráeme mantas del dormitorio. Puede entrar en shock por la pérdida de sangre.

En el ejército había aprendido cómo actuar ante heridas de bala. El chico aún respiraba, lo cual significaba que las vías respiratorias estaban despejadas, por lo que no sería necesario de momento hacerle el boca a boca. Tenía que descubrir la herida, pero iba a ser muy difícil cortar la chupa de cuero con una navaja o cuchillo, así que esperó hasta que Roy hubo salido de la habitación para crear un pequeño láser que surgió de la punta de su dedo índice y lo fue utilizando para cortar la prenda superior con la precisión de un bisturí. Cuando hubo liberado un cuadrado en torno al orificio, rasgó con las manos los extremos mojados de la camiseta del chico para que no se pegara a la herida y volvió a apretar la camiseta encima. Sabía que tendría que hacer lo mismo en el otro lado, pero prefería no mover el cuerpo hasta que llegara la ambulancia o al menos hasta que volviera Roy y pudieran hacerlo entre dos.

Mientras esperaba a que volviera el pelirrojo siguió examinando los desgarros de la ropa del chico buscando más heridas de bala. No parecía haber más, pero los cortes y arañazos junto con la suciedad y la manera en la que parecía haberse roto el brazo sugería que había sido atropellado... Pero no por un coche. Si le hubiera atropellado un coche tendría las piernas rotas, posiblemente la columna, y no habría sido capaz de huir ni mucho menos subir las escaleras hasta la casa, y menos con un agujero de bala. No... aquello tenía pinta de haber sido obra de una moto. Un impacto de moto podría haber hecho caer al chico en el ángulo adecuado para romperse el brazo, y aún ser capaz de ponerse de pie y seguir corriendo, aunque eso quería decir que no tenía que haber sucedido muy lejos...

Se sentía un poco extraño que le llamasen chico, nada más que se lo solían llamar hombres más mayores y en su entorno siempre había habido más bien pocos. Oliver estaba acomplejado con su edad, como una versión millonaria de Peter Pan, y nunca le había denominado de aquella manera para no hacerse psicológicamente más viejo a sí mismo. Que alguien le llamase chico le hacía sentir que volvía a la adolescencia y él ya había dejado esa etapa atrás hacía mucho. Entendía que aquel hombre que tenía enfrente era considerablemente más mayor que él y quizá para él resultaba muy joven, pero el pelirrojo no era un niño o al menos no se sentía ser uno desde hacía mucho. Por otra parte, se sentía bien que alguien más maduro te validase. No había tenido nunca mucha aprobación ni de sus figuras paternas ni de los adultos cercanos.

- Roy Harper - el otro hombre tampoco se había presentado, pero le había enseñado la tarjeta de identificación policial en la que aparecía tanto su nombre como su número de agente.En aquella tarjeta ponía que ese hombre se llamaba Daniel Alejandro Martínez. -  Bueno …- tuvo ciertas reticencias de seguir ciegamente a aquel agente de la ley. Pero si la era necesaria su colaboración para que la justicia diera con las personas responsables de la muerte de Andy y se pudiera evitar que otros críos desamparados cayeran en esas perjudiciales redes lo haría.

Roy fue guiando a Drago por las calles hasta llegar a la floristería donde trabajaba la mujer de procedencia ucraniana. Mientras caminaban Roy no podía dejar de parlotear. El arquero era muy enemigo del silencio. El de ojos verdes iba contando al falso detective de policía sobre el tiempo, los locales donde se bebía el mejor café y diversas trivialidades. Cuando llegaron a la floristería que tenía un ambiente muy alegre. Era bonita según Roy, no con tanto glamour, variedad de flores y calidez como la de su “mami Dinah” pero eso ya era pedirle mucho a un local de Gotham. Irochka era una fémina de rasgos duros con los cabellos dorados, la piel pálida y unos inquisitivos ojos azules. La rubia puso mala cara cuando Drago le mostró la capa. Hizo gala de unos modales ariscos y les invitó a irse. Roy suavizó un poco la conversación con la joven. Ella recordaba haberle visto con los chicos en el centro cívico y en el orfanato por lo que dejó un poco aparcada su inicial desconfianza. Se mostró más cooperativa cuando le hablaron de la desaparición de Paul. La fémina les dio la dirección de la casa de Paul y ellos rápidamente se aventuraron de nuevo en las calles de Gotham.

En la siguiente caminata Roy le fue dando un poco más de extroversión en intimidad a sus comentarios sin llegar a ser demasiado personales. Hablaba de las horas que había pasado recorriendo esas calles, de cómo era dificil crecer en esas calles, que si varios de sus mejores amigos eran de allí, sobre el colegio al que acudían los menores del orfanato, de cómo comenzó su labor en ese lugar porque sentía que debía reportar algo ya que ese lugar le había dado mucho … El otro hombre apenas contestaba. su conversación era muy parca pero Roy estaba acostumbrado a ser siempre el que más hablaba así que él daba un poco igual que el otro no avivase con sus comentarios la charla. Al menos todavía no le había soltado el típico cierra el pico, que solía salir de los labios de sus acompañantes cuando el pelirrojo empezaba uno de sus soliloquio.

Llegaron al típico edificio destartalado de la parte vieja de las ciudades. Esos edificios cuya manutención no pueden costear las generaciones posteriores a su construcción y se va desmoronando poco a poco. El típico  apartamento que mostraba la decadencia y el empobrecimiento de la zona. Reminiscencia de un pasado más glamuroso que los tiempos modernos.

Al llegar al portal donde vivía Paul, Roy vio las manchas de sangre que estaban por todo el lugar. Sus ojos se abrieron de par en par. Una voz de alarma saltó en su interior. Cruzarse con sangre cuando buscas a alguien que puede tener relación con un suceso delictivo  no era un buen indicador. Nunca se iba a acostumbrar a esa inquietud que te genera encontrarte una mala señal en un ambiente turbio. Por muy habituado que estuviera a ver cosas malas suceder, ese desasosiego, esa inquietud y ese mal cuerpo nunca iban a desaparecer. Pero no podía permanecer parado viendo como las manchas de sangre se coagulaban, tenía que sobreponerse a la impresión y continuar. Siguió avanzando, tras el falso agente. Drago forzó la puerta y ambos pasaron al interior del piso.

Vio el cuerpo del joven en el suelo en una extraña pose inmerso en su propia sangre. El pelirrojo sintió como su corazón se agitaba. Su respiración se volvió irregular. Sentía que se le recogían los pulmones y algo estrujaba fuertemente su corazón.  La congoja recorría su ser. No era plato de buen gusto ver a alguien desangrándose en el suelo y mucho menos si esa persona era casi un niño.  Un cúmulo de sensaciones se hacía presa de él. Aunque había visto situaciones tan rudas como la que tenía ante sus ojos nunca se acostumbraba a la crueldad con la que algunas personas hieren a otras.No era sólo   le embargaba la gran tristeza y el desagrado por la brutalidad de la escena  sino también la sensación de ira e indignación.  Apretó fuertemente su puño en la palma hasta hacerse una herida con las uñas al apretar tan fuerte. La leve herida en su mano y las palabras de Drago le devolvieron la consciencia. Ipso facto sacó de su bolsillo su móvil y avisó a una ambulancia. Mientras daba aviso, el policía comprobaba algo en el cuerpo de Paul.

Roy era alguien que estaba acostumbrado a trabajar bajo mucha presión; era cuando su  liberaba más adrenalina y cuerpo y su mente trabajaban de forma más precisa y con más rapidez. Era esa facultad de poder mantenerse en ese estado de pensamiento, el que le había hecho salir de muchas situaciones de vida o muerte. No era alguien al que se le diera muy bien acatar órdenes pero entendía que la situación era crítica y él tenía muy poca idea de medicina. Solo sabía lo necesario de medicina de campaña para curarse lo suficiente hasta que llegasen las autoridades médicas competentes.

Siguiendo las directrices de Drago, corrió presuroso al cuarto de baño. ear una estancia pequeña donde estaban ubicados un minúsculo plato de ducha, una taza y un lavabo. Todas estas piezas eran blancas y los azulejos eran de un color verde acuoso que a Roy le resultaba algo hortera. Debajo del lavabo había un pequeño mueble blanco carcomido. En él no había nada que pareciera un botiquín de primeros auxilios. Así que el pelirrojo recogió algunas gasas, algodón, unas pinzas de las cejas, agua oxigenada y alcohol que estaban dispersos en el mueble. habiendo recopilado estos objetos, se diriguió al cuarto a pos las sábanas como le había ordenado el agente. Cuando volvió a ingresar en la estancia. El arquero se quedó muy quieto algo le resultaba particularmente extraño. El policía estaba cortando la ropa de Paul con algo similar a un laser que emergió de la punta de sus dedos. Su ceja se alzó en un signo interrogante un segundo. Era raro de narices pero luego entendió que seguramente aquel tipo era un metahumano y estaba usando alguna clase de poder para poder sanar a aquel joven.  No era ni la primera vez ni seguramente sería la última que se topase con alguien con poderes. sabía que estas personas vivían muy perseguidas y juzgadas. Por lo que eran reticentes a usar sus poderes por lo que no hizo ningún ruido para no sobresaltarle y dejarle hacer su labor. Una vez el moreno hubo terminado el pelirrojo se acercó como si no se hubiera percatado de nada, hacerle el despistado era algo que se le daba realmente bien.

Depositó todo los útiles en un costado, cerca de Drago.- Aquí está lo que me has pedido, Dan.- Roy hizo gala de su bien labrada facultad de acortar nombres y tratar a la gente como si se conocieran de toda la vida. - Supongo que habrá que sacar la bala … - comentó como un suave desvarío. - No tengo ni idea de estas cosas, lo básico para no morir si te pegan un tiro. Ya sabes esto es Gothan. Cada ciudadano del lugar seguramente ha recibido uno o dos disparos a lo largo de su vida. ¿En la policía se dan cursos de primeros auxilios ? Eres el primero que veo que se implica para dar asistencia médica hasta que lleguen los sanitarios.- No era nuevo lo de que al pelirrojo le gustase hablar, lo hacía en cualquier situación. especialmente cuando se encontraba en momentos críticos. Le ayudaba a pensar, relajarse y mantenerse firme ante la presión.

Mientras observaba la escena algo a lo lejos llamó su atención. La dirección de la mano del chico que intentaba llegar al sofá. Siguiendo la trayectoria de la mano, cerca de esta había algo debajo de una mesita próxima. Era como si en un intento por llegar al sofá hubiera dejado caer eso.  Con cuidado se desplazó, rodeo la escena y se agachó para poder recoger lo que había tirado. Estiró la mano  y recogió un trozo de papel, que por la sangre estaba un tanto sucio y pegajoso. Se levantó y desplegó el papel con cuidado. En él  había apuntado algunas horas y lugares. Era como  un listado de anotaciones de citas. algunas de ellas ya habían pasado y otras estaban por venir.  La cita más próxima era aquella misma noche en el puerto de Gotham. El pelirrojo supo de inmediato que la forma más certera de encontrar a los responsables era acudiendo de invitados improvisados a esa cita. una vez que el joven estuviera en manos de los médicos, le enseñaria a su compañero el poli aquella pista.

Absorto como estaba en auxiliar al muchacho tardó unos valiosos segundos en comprender que cuando Roy le llamó "Dan" se estaba refiriendo a él. Esperaba que el pelirrojo interpretara su vacilación como una simple muestra de la concentración que le suponía tratar las heridas del chico y que no se diera cuenta de que el nombre que le había dado era en realidad un nombre falso.

- La bala ya ha salido -le explicó señalando la forma de la herida que había quedado al descubierto en la espalda-. Si te fijas verás que los bordes no están quemados y que la carne parece haberse abierto hacia afuera. A éste chico le dispararon por delante, lo cual es buena señal. De todas formas hay que contener la hemorragia por los dos lados. Voy a necesitar tu ayuda, un segundo. Sujeta aquí.

Drago colocó apósitos limpios de los que había traído Roy del botiquín presionando contra la herida y, con la ayuda del arquero, consiguió darle la vuelta al cuerpo sin que se soltara.

- Ábrele la camisa y presiona éste apósito sobre la herida mientras le vendo.

Cogiendo el rollo de gasa y vendas, Drago realizó un improvisado vendaje que iba en torno al torso del chico sujetando las dos piezas de algodón teñido de sangre, pero sin apretar demasiado para no cortar la circulación. Cuando hubo terminado, lo cubrió con la manta para evitar la conmoción subsiguiente a la pérdida de sangre y verificó una vez más las vías respiratorias, la respiración y el pulso.

- Ya está fuera de peligro. Sobrevivirá -dijo con un suspiro echándose hacia atrás para apoyar la espalda contra la mesa del sofá. Tenía las manos cubiertas de sangre seca-. Sí, se dan primeros auxilios en la policía -respondió a Roy-. Pero yo ésto lo aprendí en el ejército. Estuve en la Legión Extranjera. Cuando estás en combate, saber cómo frenar la hemorragia de un compañero que ha sufrido una herida de bala o una amputación por pisar una mina o por la explosión de una granada supone la diferencia entre la vida y la muerte.

La Legión Extranjera era un cuerpo de élite del ejército francés, pero no le importaba decir la verdad en eso porque estaba conformada por extranjeros, y la identidad falsa que estaba usando en aquél momento lo era. Daniel Alejandro Martínez podía haber servido perfectamente en el ejército francés antes de acabar en América, y de todas formas Drago tenía un acento que le resultaba muy difícil de disimular. Si Roy era habilidoso con esas cosas ya se habría percatado del deje francés que tenía a la hora de hablar el inglés, así que... ¿para qué negarlo? El poder de Drago le permitía engañar a la vista, pero no podía emular sonidos, así que su voz era la que era. Las mejores mentiras siempre eran las que contenían una parte de verdad.

- Supongo que ésto era igual; el chico había perdido demasiada sangre, si no hubiéramos hecho nada quizás no habría sobrevivido a la llegada de los sanitarios, así que he hecho lo que pensé que tenía que hacer. En éstos casos hay que actuar rápido.

>>Roy, fíjate -dijo sin apartar la vista del herido ni percatarse de lo que el arquero había descubierto bajo la mesa-. Los cortes, los arañazos y la posición del brazo... ¿No te suena como si le hubieran atropellado? Pero estaba de pie cuando recibió el tiro en el pecho, y normalmente nadie remata a alguien que ha sido atropellado y éste después reúne fuerzas para subir hasta su piso. No... Además, si le hubiera atropellado un coche tendría las piernas y la cadera destrozadas, y no es el caso. Pienso que le arrollaron con una moto, le dispararon y le dieron por muerto. ¿Conoces bandas de motoristas que puedan encajar con el perfil de tráfico de drogas que estamos buscando?

El propio chico podría responder sus dudas, pero Drago no podía saber cuándo iba a despertar...

La ambulancia no tardó mucho más en venir. El mutante presentó una vez más su placa falsa, explicó la investigación en la que se encontraba así como las circunstancias que le habían llevado hasta allí. También describió las medidas exactas que había tomado para tratar a Paul. Los paramédicos les felicitaron por su pronta actuación y cargaron al adolescente en la camilla. Parecía que se les había cerrado la vía de investigación que estaban siguiendo... ¿o no?

- Lo que para mí es buena señal es que no te disparen.- Comentó con su típico desparpajo.   Roy había recibido muchos balazos en su vida pero nunca solo se había puesto a analizarlos. Estuvo centrado y atento a cada indicación y detalle que comentaba su compañero. Sabía el daño que provocaban las armas pero no la manera de curarlas. los cuidados y labores de auxilio que sabía realizar eran los básicos: realizar la Reanimación cardiopulmonar, curar heridas leves, realizar puntos de sutura cuando era un tajo muy abierto, hacer un torniquete para evitar una hemorragia … El falso policía parecía tener muy claro que medidas tomar en aquella urgencia. Como era una situación de vida o muerte y cada segundo apremiaba el pelirrojo  hizo caso de las indicaciones de Drago y abrió con cuidado la camisa del joven malherido y presionó con el apósito en la herida mientras el otro hombre vendaba a Paul.

Muchas cosas se le venían a la mente al arquero. Situaciones como aquella eran las que le hacían aborrecer la ciudada que Batman custodiaba tan ardientemente. Desde pensamientos más negativos a pensamientos más optimistas. Jóvenes sin recursos morían cada día en cada esquina sin importarle lo más mínimo a nadie. El futuro de aquella oscura ciudad se escapaba con cada uno de los jóvenes que perdía. Le dolía en el alma ver tanta desolación, tanta muerte tanta miseria. Sabía que no podía dejarse envolver por la desolación ni por el pesimismo. Tan sólo podía dar hasta el último esfuerzo por no perder a Paul si mantenía su esperanza vida. Deseaba con todo su ser que no fuera demasiado tarde y aquellas medidas sanitarias improvisadas que estaban tomando pudieran salvar la vida de el menor.

Roy se fue convenciendo a sí mismo de que todo iba a salir bien. Que iban a lograr mantener al chico con vida y que cuando llegasen los sanitarios el joven iría a un centro médico donde propían atenderle más adecuadamente con los medios y el personal adecuados. A ojos inexpertos del arquero, la labor de Drago parecía bastante buena. Además al sentir el palpitar del cuerpo del muchacho y su respiración, el de ojos verdes se sentía más tranquilo.

La confirmación verbal de que Paul sobreviviría por parte de su acompañante le hizo sentirse más seguro. Le animaba saber que el muchacho no moriría.Se sintió agradecido de haber cooperado Con drago para salvar la vida del menor, aunque su labor había sido minima. Que aquel chico se encontrase fuera de peligro era todo gracias al falso agente de la ley.

Como Roy era muy expresivo en su cara se perfiló perfectamente su opinión negativa sobre la Legión Extranjera. El pelirrojo sabía que era una fuerza de élite del ejército francés que reunía tropas por todo el mundo y tenía unos baremos de reclutamiento de alta exigencia. El arquero estaba en contra de las acciones militares llevadas a cabo por los gobiernos. No obstante no era quien para juzgar. No después de su intervención en Qurac en su universo de origen. No después de haber sido manipulado y haber propiciado un genocidio de inocentes.


- Me alegro de que ahora la poli se preocupe por los niños de Gotham.- Apretó la mano del inconsciente chico tratando de inculcarle un poco de fortaleza, un gesto de hermandad simbólica. También tratando de darse un poco de esperanza y valor para afrontar todo lo duro que estaba por llegar. El pelirrojo tenía muy presente que su trabajo no acababa ahí. Tenía que intervenir para detener a los culpabes de aquel vil acto. - Yo he crecido en estas calles estando siempre en el ojo de mira de la pasma.  Realmente es duro crecer no importarle a nadie y más cuando los que supuestamente están para protegerte te tratan peor que nadie.-

Drago le hacía mantener su foco en los daños que había recibido Paul. Era algo realmente duro para el pelirrojo.  Vera ese joven que conocía tan desgarrado y tan herido, luchando por su vida, le desgarraba y le llenaba de tristeza. También sentía una rabia y uan indignación inmensa. ¿Qué clase de monstruo destrozaba así a un joven?¿Que persona tan cruel y desalmada involucra en actos viles a menores y cuando no le sirven los tira a un lado como si fueran basura? ¿Tan poco valor tenía la vida de esos huérfanos? ¿tan frio y vacío estaba el corazón de las gentes de Gotham que permitían que se matase impunemente a sus muchachos y muchachas?

Las heridas en las que se estaba fijando el falso agente evidenciaban como reseñaba el moreno que ese chico había sido atropellado. El tiro para rematarle revelaba claramente que aquel atropello no era casual. Como no era una casualidad que el hermano de ese muchacho hubiera muerto por un atropello muy similar al sufrido por Paul.

- Tratan de encubrir algo gordo. Normalmente las mafias no gastan tantos esfuerzos por matar a un chico de la calle que seguramente haga trabajos menores.  Eso me hace suponer que sabe algo o se metió con quien no debía.-

En un breve lapso de tiempo llegaron los sanitarios. Tardaron menos de lo que habitualmente tardaban en aparecerse. Sin embargo, los minutos en tensión, sin saber a ciencia cierta lo que le iba a ocurrir a Paul, trabajando codo con codo con Drago para evitar que la vida del menor se les escapase, le habían  parecido al pelirrojo eternos. Roy saludó a los medicos y vio como cargaban al muchacho y lo llevaban a un lugar más seguro. Una vez que Paul hubo entrado en la ambulancia, Roy se decidió a hablar a “Daniel” sobre la pista que había encontrado.

- No sé que mafia pudo haber trazado esta carnicería …- se encogió de hombros.- Sin embargo - el pelirrojo sacó el papel que había guardó en su bolsillo para mantenerlo a salvo y a su alcance cuando hiciera falta.- he encontrado esto antes y puede llevarnos a quien a maquinado toda esta mierda.- Roy le mostró a Drago el papel y sus dedos señalaron la indicación de la cita de aquella noche en el puerto de Gotham.

Drago de por sí ya era observador, así que no se le pasó por alto la expresiva reacción en el rostro del muchacho cuando le habló de la Legión Extranjera. No le sorprendió, pues sabía que entre la juventud actual había muchas opiniones en contra de la profesión militar, especialmente entre los que tenían una ideología más de izquierdas.

El mutante no se iba a meter en eso. En primer lugar, la única razón por la que se había alistado en la Legión había sido para poder obtener la nacionalidad francesa y para recibir el entrenamiento que necesitaba para obtener su venganza, y en cuanto había cumplido el tiempo mínimo de permanencia se había marchado.

En segundo lugar, él tampoco veía con buenos ojos los ejércitos en general después de la terrible experiencia que había vivido durante la Guerra de Bosnia, cuando los cascos azules holandeses, la fuerza militar que las mismísimas Naciones Unidas habían instalado en Srebrenica para proteger a su gente, les entregaron a las fuerzas serbobosnias para que les masacraran sin hacer el menor intento por impedir lo que sabían que iba a ocurrir, propiciando la muerte de 8000 musulmanes.

Y, en tercer lugar, y precisamente a causa de lo que le había sucedido entonces, Drago era extremadamente tolerante con las ideas, opiniones y religiones ajenas. Su pueblo había sido exterminado por motivos de intolerancia religiosa, y se había jurado a sí mismo que él jamás incurriría en los mismos errores. Así que, sencillamente lo ignoró como si no se hubiera percatado.

- En realidad, y si te soy sincero, todo éste asunto iba a ser pasado por alto en la comisaría -admitió ante el comentario de Roy-. Parece que en Gotham la policía tiene asuntos más "importantes" de los que ocuparse. Podría decirse que se trata de una iniciativa mía al margen del cuerpo. Pero no se lo digas a nadie -añadió con un guiño cómplice.

No sabía por qué, pero aquél chico le había caído muy bien, incluso a pesar de la diferencia más que notable de caracteres. Drago tenía tendencia a experimentar simpatía por las personas directas y francas. Por eso sus mejores amigos eran Lobezno, Sasha Trigger y Lobo Feroz. No soportaba la falsedad, lo cual no dejaba de ser irónico para alguien que vivía la vida a través de ilusiones, ocultando la realidad a los demás, pero él también era una persona muy honesta. Simplemente tenía problemas a la hora de permitir que los demás accedieran hasta él.

- Yo me crié en un orfanato como el que acabamos de dejar -continuó en respuesta a las revelaciones del pelirrojo-. También sin nadie a quien le importara lo más mínimo, porque llegué ya siendo adolescente, y esa es una edad difícil para adoptar, especialmente si el niño en cuestión llega con problemas -manifestó, sombrío-. La gente por lo general no quiere problemas. Quieren un bebé bonito y sonriente o, como mucho, un niño normal del que no tengan que preocuparse demasiado. No les culpo, supongo -continuó con un suspiro-. Normalmente se trata de parejas que no han podido tener hijos propios y sólo quieren tener una familia normal. Ellos no tuvieron la culpa de la guerra -finalizó en un tono de voz muy bajo, casi para sí-. ¿Sabes? En realidad para mí el ejército fue la mejor opción para salir. Me daban un salario, una cama y la nacionalidad. ¿Qué más se puede pedir?

Se estaba abriendo demasiado, más de lo que era habitual en él, pero el abrigo de la falsa identidad le transmitía seguridad. Todos aquellos recuerdos no le pertenecían a él, sino a aquél policía extranjero llamado Daniel Alejandro Martínez. Roy nunca podría asociarlo con él.

- Así que, como verás, me interesa resolver ésto tanto como a ti.

Cuando el arquero le mostró el papel, lo tomó con extremo interés, elaborando en su mente hipótesis sobre la marcha.

- Posiblemente se trate de las fechas de las próximas entregas de droga. Aparece marcado el puerto de Gotham. En comisaría se rumoreaba acerca de un gran cargamento que iba a llegar en cualquier momento, pero no se sabía cuando. Está bien, Roy, voy a llevar ésto al departamento para intervenir la operación. No puedo ni empezar a darte las gracias por tu ayuda. Sin ti no hubiera podido acercarme ni remotamente a éstos asesinos -le ofreció la mano-. Espero que volvamos a vernos más adelante. El GCPD agradece tu colaboración.

Como era lógico y normal, no pensaba invitar a un civil a una situación potencialmente peligrosa como la que se avecinaba aquella noche en el puerto. En cuanto saliera de la casa se haría invisible y se dirigiría al punto de encuentro. Ya no faltaba mucho para el anochecer.

- Nada debería que nuestros menores y sin embargo, todo lo es. - Respondió el guiño cómplice de Drago con un sonrisa. Agradeció que hubiera alguien con las mismas inquietudes sobre sus niños y adolescentes de Gotham- Mis labios están sellados.- hizo un gesto con la mano como de cerrar con una cremallera invisible su boca.

Escuchó con atención lo que Drago contaba sobre su pasado. Entendía el punto de vista de este. No es tan fácil seguir unos ideales éticos y morales cuando te mueres de hambre. El había hecho muchas cosas por sobrevivir de las que se arrepentía. Mentía, robaba, estaba, participaba en acciones ilegales … siempre intentaba no hacer daño a nadie pero nunca se puede prever los daños colaterales que puede originar una mala decisión. Decisión tras mala decisión caes en una rutina de la que muy difícil salir. Sin embargo, el falso policía había elegido una opción mejor para salir de la miseria en la que se encuentran los menores en riesgo social.

- No sabes cuanto te comprendo, Dan. Desde la adolescencia he vivido en la calle, mi tutor legal me echó de casa. Era un chico problemático pero no es excusa para dejar a un niño solo.- Pensó en Liam. Su hija que llegó a su vida de forma tan inesperada. Nunca había pensado en ser padre ni se sentía preparado para ello. La bebé era fruto del amor que su otro yo sintió por Jade en algún momento. La persona más inapropiada del mundo con la que tener un bebé. Terca, agresiva, dominante, demasiado independiente y violenta. Tenía la mentalidad de que el fuerte doma al débil y consigue lo que quiere. La mujer que se había desentendido de la pequeña, que era irresponsable y llevaba una vida de mercenaria marcada por la violencia. Sin embargo, a pesar de todos aquellos inconvenientes, su pequeña princesa era la luz de su vida. Quería a ese pequeño e indefenso ser más que nada en el mundo. Era su alegría y su esperanza. Sabía que por ella era capaz de hacer cualquier cosa. -Tengo una niña que no ha cumplido aún los dos años y nunca pensaría en dejarla. Trabajo con los críos del orfanato varias veces por semana y no comprendo como alguien no puede quererlos en su vida. Son unos chicos maravillosos.- Se notaba por el tono cálido de voz de Roy, que no sólo estaba muy implicado en su labor en el orfanato, sino que realmente quería y se preocupaba por esos menores.

Roy había sido un niño de la calle. Nadie se había hecho cargo de él cuando sus problemas se tragaron y le llevaron al mundo de las adicciones.Crecer en manos de un organismo gubernamental era muy similar a estar por tu cuenta. Las instituciones de menores se habían vuelto deshumanizadas, convirtiendo a los niños en meros números y estadísticas. Cubrían las necesidad de comida, refugio y escolarización pero a menudo se olvidan de lo importante que era el afecto y el apego en el desarrollo de los infantes. Por ese motivo y porque el arquero se sentía muy identificado con los niños en situaciones de desamparo, comenzó su labor social en el orfanato. Intentaba dotar de calor a una institución que concebía a los niños y adolescentes sin hogar como un problema a ser encauzado. No concebían a los menores como personas en crecimiento que necesitaban también ser tratados con cariño, respeto, apoyo y afecto. Roy quería imbuirles al orfanato de valores más humanos, hacer saber a esos chicos que contaban con él y que podían tener un futuro brillante si se lo proponían.

Al mostrarle el papel con las fechas, el moreno hizo lo que toda persona con dos dedos de frente haría. Drago procedió a apartar a Roy el nuevo capítulo de la investigación. Las cosas en ese punto se volvían peligrosas. El pelirrojo no era nada más que un chico de barrio a ojos del falso agente de la ley. Era lo más normal del mundo no involucrar a civiles en misiones de alto riesgo. El arquero hizo un gesto de disgusto al escuchar cómo era excluido del caso. En la parte más importante no podía ayudar ni en contar a los culpables. Él no era un ciudadano corriente y moliente. Sin embargo, no podía desvelar su identidad como Arsenal. Pues eso dejaría constancia de que la identidad pública se dicho justiciero era Roy Harper. Sin embargo, se dio cuenta de algo en las revelaciones de Drago que podía suponer un subterfugio para no ser despedido tan pronto.

- La próxima fecha está cerca y has dicho que era una iniciativa propia antes ¿no? - Hizo una pausa- No te va a dar tiempo a dar aviso. Entre los papeleos y esperar que superiores dan el visto bueno se va a pasar el plazo para poder intervenir. - El pelirrojo intentó convencerlo para no ser apartado. No se agradaba mucho ser dejado de lado. - Lo que quiere decir que no vas a recibir refuerzos. No es muy buena idea ir solo contra una mafia. A menos que fueras un loco como Red Hood y quisieras coronarse como Rey de esos criminales. Yo no soy madero, pero me he criado en barrios chungo y trabajé como investigador privado un tiempo. Puedo serte de ayuda y sé mantenerme seguro. -Maquilló un poco la verdad, no podía decir que era.

- Para tí puede resultar difícil de entender que quiera exponerme y arriesgarme de esta forma … esos menores son importantes para mí. Les dedico tiempo y esfuerzo porque realmente me importan. Trabajo en el orfanato sin ánimo de lucro para que tengan alguien que les pueda dar guía, apoyo y consuelo. Dedico gran parte de mis esfuerzos a que puedan tener un futuro digno. Que alguien les manipule, juegue con sus sueños y esperanzas y acabe de forma cruel con su vida me afecta de manera muy personal. Quiero estar presente cuando se haga justicia. -dijo de todo corazón el arquero.

El muchacho era obstinado, muy valiente o muy loco. Por lo general, cuando se trataba de civiles aquello bastaba para terminar la colaboración, pero al parecer no iba a ser suficiente para Roy Harper. Drago sabía que ninguno de los argumentos que le estaba dando el arquero bastarían para convencer a un policía real, en su sano juicio, de ser acompañado por un civil a una operación de contrabando, pero no tenía demasiadas ganas de discutir, así que resolvió atajar por la vía rápida.

- Mira, Roy... seré totalmente franco contigo porque ya no tiene sentido continuar engañándote -dijo de manera directa-: No soy policía, no me llamo Dan y la cara que ves ni siquiera es mi cara real. Soy un mutante y pertenezco a la Patrulla X. Ésa es la verdadera razón de que haya decidido ocuparme de ésto por mi cuenta. Lamento haberte engañado, pero son pocas las personas que están dispuestas a ayudar a un mutante, y por lo general suscitamos más recelo y miedo que los propios criminales a los que combatimos. Sabía que adoptando una apariencia en la que pudieran confiar sería más fácil conseguir la información que necesitaba para llegar hasta aquí. Sé que sin ti no lo podría haber conseguido, y de verdad que te agradezco la ayuda, pero si sabes algo de mi raza sabrás que no voy a necesitar ayuda para enfrentarme a un grupo de humanos sin poderes, y lo último que estoy dispuesto a hacer es arriesgarme a dejar huérfana a una niña que no llega ni a los dos años. Que hayas sido investigador no te capacita necesariamente para enfrentarte a una banda peligrosa de moteros, y creo que podemos coincidir en que tanto Paul como su hermano se criaron en un barrio "chungo"... y mira cómo les ha ido. Por mucho que me digas que puedes mantenerte seguro, si vienes conmigo a ésta operación yo me voy a sentir obligado a cuidar de ti y asegurarme de tu bienestar, y así es mucho más probable que yo mismo baje la guardia y termine herido o muerto -suspiró-. Lo que quiero decir, en resumen, es que agradezco mucho tu oferta y que no sabes hasta qué punto entiendo que quieras asegurarte de que se hace justicia, pero creo que si vienes conmigo vas a suponer más una carga que una ayuda. Por favor, prométeme que no pasarás por allí y yo te prometo que iré a visitarte para contarte todo cuando los responsables de todo ésto estén en la cárcel.

Y, tras decir ésto, la figura del policía se desvaneció en el aire como si jamás hubiera estado allí.



Esa noche, en el sombrío puerto de Gotham, y bajo la mirada atenta de la luna llena, una lancha se separó de un barco más grande para transportar a tierra su funesta carga: 200 millones de dólares en drogas.

En el puerto, dos hombres enfundados en sendas chupas de cuero vigilaban con prismáticos los progresos de la motora.

- ¿La ves? -inquiría uno, impaciente.
- Sí. Es hermoso, tío. Ya puedo sentir la pasta -respondía el otro.
- Esperemos que ésta vez Batman o sus malditos murciélagos no nos jodan el negocio.

El hombre que vigilaba invisible desde lo alto del montón más grande de cajas no era Batman, pero la estrategia de infundir el terror en los corazones de los criminales no le era ajena, como tampoco lo era el moverse y atacar desde las sombras. Pero en aquél momento su atención no se centraba en el muelle, sino en el lamentable espectáculo que se desarrollaba a sus pies, entre el cargamento de cajas apiladas y el almacén número 12; Un grupo de muchachos y adolescentes se encontraban allí reunidos escuchando las instrucciones que les daba el líder de la banda de motoristas mientras el resto de la banda los rodeaba como si fueran perros vigilando un rebaño.

- Espero que tengáis ésto muy claro, chavales -decía el líder en aquél instante, un tipo de cabellos largos castaños que obedecía al nombre de Dallas-: ésto no es ningún juego, sino un trabajo. Háceis lo que os diga y dentro de pocas horas tendréis un billete de cien. Cien pavos en una noche no está mal, ¿verdad? Si intentáis escapar, o robáis alguno de los paquetes o hacéis algo que nos cabree a mis muchachos o a mí, quemaremos ruedas sobre vosotros y acabaréis tan destrozados que no podría reconoceros ni vuestra madre si aún la tuviérais. No es un trabajo difícil, y no tienen por qué pillaros. Lo único que vais a hacer es entregar unos paquetes a unas direcciones que os vamos a dar.

La lancha motora había llegado finalmente a puerto, y los dos tipos del muelle estaban ayudando a los de la barca a descargar las cajas. A Drago le hervía la sangre de indignación. Las drogas que había en esos paquetes destrozaba vidas enteras y podía llegar incluso a matar, pero eso a aquellos desalmados no les importaba nada, como tampoco les importaba el destino que podían correr los niños que utilizaban para aquél trabajo sin escrúpulos. Para ellos, aquellos jóvenes eran tan insignificantes como la basura sobre la que pasaban sus ruedas en el asfalto. Lo único que les importaba era el dinero, pero aquella noche no iban a conseguirlo.

Un certero rayo de luz impactó de lleno en la lancha, partiéndola por la mitad y haciendo que se hundiera junto con su cargamento manchado de sangre y atrayendo a su vez la atención sobre él, pues Drago no podía utilizar su control sobre la luz de dos formas diferentes al mismo tiempo, por lo que al condensar aquél rayo de energía había tenido que sacrificar su cobertura.


- ¿Quién cojones es ese tío? -se oyó preguntar a alguien entre los sorprendidos presentes cuando la figura de aquél hombre alto y musculoso, de largos cabellos negros, ojos resplandecientes y apariencia intimidatoria se recortó contra las lámparas del puerto. Llevaba un uniforme en el que destacaba una gran X sobre el pecho y la mitad de la cara cubierta por una máscara de sombras.

Drago no tenía identidad secreta, todo el mundo sabía quién era Eclipse, mientras que para su vida cotidiana y diaria se amparaba en ilusiones de diferentes aspectos para que nadie pudiera vincularle a él, pero, como muchas otras cosas relacionadas con sus poderes, el mutante no podía controlar la manera en la que su forma mutante se manifestaba, pues ésta aparecía siempre influida por el estado anímico en el que se encontraba. Que aquella banda utilizara niños para tráfico de drogas le ponía furioso, y cuanto más furioso estaba, más aterradora era la apariencia que adoptaban sus ilusiones a nivel inconsciente. Ocultar el rostro no era sino una manera más de manifestar la ira que sentía, haciéndole adoptar un aspecto más alejado de lo humano.

- ¡No me importa! -gritó Dallas sacando su pistola-. ¡Matadle!

Eso lo había  enseñado una valiosa lección, no fiarse de alguien que dice ser policía. Tenía que haber buscado el número  de placa cuando en la base de la policía. Para él era sencillo. Cosa de dos minutos con su móvil. Hacker la base de datos de la policía y mirar si el número de placa pertenecía a algún agente en activo. Se encogió de hombros. Quiz´ña debía ser menos confiado para la próxima pero esta vez había salido más o menos bien.  Pero no estaba de más ser más precavido en futuras ocasiones.

Suspiró  con resignación, estaba muy acostumbrado  a ese tipo de escenas.  A ser dejado tirado sin lugar a réplicas. No sería ni la primera ni la última  vez que alguien  le diera un sermón  y se fuera dejándolo con la palabra en la boca. Sabía que no inspiraba ni mucha confianza ni mucha seriedad. Drago había  sido sincero y había  revelado su verdadera identidad.  Quizá otra escena muy diferente;  si él hubiera hecho lo propio y hubiera revelado que era Arsenal. Si le hubiera dicho que llevaba persiguiendo villanos desde su más tierna adolescencia y que se había vuelto bastante profesional en esa tarea. Pero ahora tenía un bebé  al que criar. No podía ser tan descuidado como antes. Tenía  que velar por la seguridad de sí identidad civil y con ellos, por la seguridad de su hija.

Patrulla X le sonaba. Suponía que era alguno de esos grupos de justicieros que estaban en Omega venidos de otro universo. No entendía muy bien cuál eran las preocupaciones del moreno. Como se percibían en su mundo de origen era muy diferente a cómo se percibían en el mundo de origen del falso agente. Los mutantes, metahumanos en su mundo del pelirrojo, tenían bastante buena aceptación. Sin ir más lejos, los velocistas como su amigo Wallace. Toda la familia de los Flash era queridísima, valorada y apreciada por las masas, en especial  por las gentes de Keystone City y Central City. Los mutantes no estaban tan discriminados como en la Tierra 616. Frunció  el entrecejo con algo del discurso del hombre mayor. Una reminiscencia ciertamente capacitista. Él era humano y no tenía  nada que envidiar a alguien con poderes. Había héroes  que habían destacado siendo simplemente humanos.  No tener poderes no significaba ser un objetivo fácil. Llevaba desde los doce años en el negocio familiar y no iba a dejarlo porque  la gente considerase que era un simple alguien  sin poderes. Sabía sacar el máximo  partido de sus habilidades y de las situaciones  y eso le daba mucha ventaja.

Una vez solo decidió  hacer caso omiso a lo recomendado por el falso agente. No disponía  del tiempo para ir a por su arsenal, así  que decidió  improvisar un poco. Se dirigió  a una tienda de deportes y compró  un arco de caza. Sin lugar a dudas  no era como el suyo. Pero valdría  en aquella ocasión. Como tenía una licencia  de armas falsa, también  se agenció una pistola,  un par de navajas y unos prismáticos de visión  nocturna. No eran de tanta precisión  y calidad como los que él tenia en su taller pero tendría  que conformarse. No gustaba  mucho emplear armas fuego. Pero al no disponer de sus flechas trucadas necesita algo que las paliase.

Se dirigió  al lugar indicado en aquella nota de papel. Procuró ser sigiloso y no ser visto. El puerto tenía un aspecto sombrío  en la noche. Sus años en la calle le habían enseñado a imitar el comportamiento  de las ratas, aquellos animales que se escabullirse entre los rincones  y era difíciles de atrapar. Se apostilló  en uno de aquellos almacenes abandonados. Apila unos cartones frente a una ventana para ocultarse un poco más. Desde una rendija miraba con sus prismáticos lo que acontecía fuera. Desde su escondrijo vio al grupo de muchachos y su corazón se encogió. Sintió  rabia e indignación. Aquel grupo de jóvenes sin recursos siendo manipulados por esos maleantes. No podía escuchar lo que decían  pero estaba claro que el líder les estaba dando instrucciones  sobre cómo proceder con el cargamento.

Se escuchó  un fuerte estruendo. El pelirrojo  enfocó  los primitivos en dirección  a ese ruido. En la lejanía una lancha motora se hundía. No sabía muy bien que era lo que había ocurrido. Drago había revelado que era mutante y en la casa para cortar la ropa de Paul había usado como un haz de luz, algo similar a un láser. Podría haber usado un procedimiento similar para partir la embarcación. Roy no lograba entrever que clase de poder tenía pero estaba seguro que el naufragio  tenía algo que ver con ese hombre. Pero si de algo estaba claro es que aquello le servía  de cobertura. Sonrió. Él solçia hacer la apertura con una flecha lumínica que cegase a los enemigos o con una flecha sonora que les dejase un rato mareado o si estaba muy espléndido las dos a la vez.

Dio un golpe al cristal, con el borde del arco. Por el agujero del mellado cristal disparó dos certeras flechas, rápidas y certeras. Dirigidas a los hombres que estaban cerca de los jóvenes. Cada una de ellas atravesó la muñeca de su  objetivo, desarmandolos. Poner a aquellos menores a buen recaudo era su preocupación primordial. Volvió a disparar otra flecha de caza en la rodilla de otro tipo. Disparaba a las articulaciones porque era una de las formas más eficaces de dejar a alguien fuera de juego. Además las flechas de caza tienen especialmente diseñada la cabeza para incrustarse en la carne y no poder sacarlas fácilmente.

- Es hora de que los chicos se vayan a la cama.- comentó saliendo de su escondite. Via al hombre que se estaba enfrentando a los maleantes y dedujo que era quien se le presentó como Dan. Fue como sumar dos más dos. Dijo que aquella no era su apariencia y que iba  ir a aquel encuentro. Era la única persona que se estaba enfrentando a los narcos, a parte de él mismo

No había tenido mucho tiempo para embutirse en su traje de héroe. Así que sus vestimentas eran un tanto casuales. Una gorra azul sobre su cabellera que le tapaba parcialmente el rostro, una sudadera verde y un par de pantalones vaqueros algo gastados por el uso. Unas apariencias muy de chico de barrio. Quizá tenían razón sus amigos más elegantes y debía un poco adecentar su vestimenta para no parecer un yonki que va a pillar.

Rápidamente se hizo invisible para evitar que los matones pudieran acertarle. Mientras estuviera en ese estado no podría usar sus rayos de luz para el ataque, pero casi lo prefería. Llevaba un par de meses entrenando con Lobezno y Planaria para controlar la intensidad letal de sus disparos y había hecho muchos progresos, pero en aquél momento la rabia le consumía y no podía confiar en que sería capaz de controlarse, no cuando lo que más deseaba en su fuero interno era hacerles probar en su propia carne el dolor que habían hecho experimentar a tantos jóvenes desvalidos. No, sabía que, muy profundo en su interior, había encerrado un asesino; no podía arriesgarse a dejarlo escapar, ni siquiera con aquella escoria; se lo había prometido al Profesor, y para Drago una promesa era algo sagrado, así que saltó rápidamente de caja en caja para llegar hasta el suelo.

En ocasiones, cuando la rabia le cegaba, se comportaba de forma imprudente, y aquella no había sido una excepción. Al destrozar la barca había abandonado momentáneamente su cobertura de invisibilidad ofreciendo un blanco fácil para cualquiera que fuera diestro y rápido con el gatillo. Sin embargo, milagrosamente, ninguna bala perdida le acertó. En su precipitación inicial por salir del radio de ataque de las pistolas no pudo darse cuenta de que varias flechas certeras habían desarmado a los primeros matones que habían echado mano a las armas, pero los gritos de dolor de los motoristas que se agarraban las extremidades heridas no tardaron en sobresalir por entre el tumulto que formaban las balas y los niños aterrorizados.

¿Flechas? ¿Quién se enfrentaba usando flechas contra tipos con pistolas? La respuesta para él estaba clara, pues sólo había conocido a un justiciero con aquél modus operandi, pero cuando se giró al oír la voz, esperando encontrarse a Green Arrow, la sorpresa que se llevó fue mayúscula. ¿Roy? ¿Roy era Green Arrow? No, imposible. La constitución física del otro arquero era distinta; El rubio era claramente mayor, y su color de pelo era distinto. ¿Quién era éste chico en realidad? ¿Un imitador? ¿Un compañero? Drago no creía que fuera tan común encontrar a dos personas que usaban una metodología tan arcaica en el mundo moderno y en la misma ciudad. Bueno, fuera como fuese, lo cierto era que su intervención le había venido muy bien, y ya tendría tiempo para hablar de aquello con él más tarde, cuando el peligro hubiera pasado.

Aprovechando su invisibilidad agarró por el cuello a uno que estaba a punto de disparar a Roy y tiró de él hacia atrás, haciendo que la bala se perdiera inofensivamente en la noche al tiempo que golpeaba con su tonfa a otro que se encontraba cerca. Agachándose con rapidez golpeó la cabeza del tipo que tenía enganchado contra el suelo, dejándolo inconsciente, e hizo que un sudario de oscuridad envolviera a otro grupo de motoristas para impedir que pudieran acertar al arquero.

- ¡Pon a salvo a los niños antes de que alguno salga herido! -le gritó, su voz saliendo inexplicablemente del aire-. ¡Yo os cubriré!

Una vez hubo hablado, cualquier duda que le pudiera quedar a Roy acerca de su identidad se desvaneció, pues el acento bosnio-americano-francés que tenía Drago era inconfundible, y pudo asociarlo sin problemas con el de Dan.

alió de su escondrijo, se dejó ver por los maleantes y también por los menores a los que estos tenían empleados en el trabajo sucio. Se puso en posición de combate con aquel rudimentario arco en mano. Aunque no era como el suyo, porque no disponía de dinero para invertir en arcos profesionales y tuvo que comprarse el más barato de la tienda de deportes, era una herramienta muy útil. El habilidoso arquero podía corregir sobre la marcha cualquier error del arco con sus dotes de puntería, con su análisis y perspectiva de las distancias. Por lo que había podido observar, estaba claro que el mutante era el más indicado para llevar con soltura una lucha a corta distancia. Roy no era malo en una lucha de corto alcance pero se especializaba por su armamento en medio y largo alcance. Comprendía muy bien cuales eran los roles en aquella misión. Dividir el trabajo en lo que a cada uno se le da mejor es algo que facilita realizar las misiones con éxito.

Se centró en sacar a los menores de la zona de conflicto.  Su misión primordial en  aquellos instantes era que ninguno de los chicos recibiera ningún  daño. No hacía falta que Drago se lo recordará. Eso era lo que él  iba a hacer desde el primer momento.  Era algo que practicaba ya desde su época  en los Titanes.  Lo primero era siempre poner a los civiles a salvo. Sonrió, la verdad que establecer la posición. la función y saber ver cual son las cualidades de cada uno era una virtud de líder. Se notaba que Drago tenía esa característica y al pelirrojo no le molestaba. No le agradaba dar órdenes aunque supiera que era lo más conveniente, se le daba bastante mejor escuchar. Roy era bastante aprensivo cuando tenía que mandar a los demás ahcer algo, como persona independiente era muy difícil para él posicionarse como líder y dar instrucciones a los demás.  Daba gracias que alguien asumiera ese rol. El era un poco caótico aunque sabía lo que debía hacer por eso valora que hubiera alguien que pudiera darle alguna que otra instrucción. Desde sus andanzas de héroe siempre había sido así, se adaptaba a las órdenes de Dick y con Jason, aunque iban un poco de por libre, el petirrojo siempre organizaba más o menos la situación .

- No te preocupes sé realizar bien el encargo.- Indudablemente después de oír la voz que aquel hombre pudo constatar que era el mismo que se había presentado como el falso agente Dan. Roy había podido constatar otra cosa con su observación de todo lo acontecido hasta la fecha. Aquel individuo se hacía invisible, creaba láseres y había despedazado una barcaza con un haz de luz. Estaba seguro que los poderes de aquel mutante estaban relacionados con la luz. Controlar cuanta luz nos llega a las retinas es lo que podía hacer que algo nos pareciera invisible, un láser era una luz con unas propiedades especiales.

Una vez inmovilizados los criminales que se encontraban próximos a los chicos, Roy se acercó a estos y los habló con voz calma.

- Será mejor que nos vayamos de aquí. No es muy segura estar en una zona de fuego cruzado, chicos.- comentó de forma amable y con desenvoltura, guiandolos hasta un lugar alejado y seguro.  Mientras se aseguraba de poner a los menores a buen recaudo estuvo muy pendiente, con todos sus sentidos al cien por cien alerta por si tenía que hacer rápidamente mano de alguna de sus armas.  Caminó por el puerto hasta llegar a un punto más apartado y llegar a una zona de más transitable y urbana. Después de dejar a los muchachos en un lugar seguro, corrió para volver a la zona cero.

Los motoristas caían como moscas; puede que como banda callejera fuesen temibles, pero tenían poco que hacer contra un enemigo al que no podían ver y que tenía la capacidad de cegarlos por completo, dejándolos a su merced.

No, no eran rival para él, y tampoco para un justiciero bien entrenado como era Roy. Drago vio que el arquero regresaba después de haber puesto a salvo a los niños y echó un vistazo rápido para evaluar la situación. La mayoría de los motoristas estaban ya inconscientes; Roy debería ser capaz de ocuparse de los que quedaban sin demasiado esfuerzo, así que decidió centrarse en el problema más inminente: el barco de los contrabandistas se estaba alejando del puerto. Dentro debían llevar mucha más droga, no podía dejarlos escapar.

Rápidamente volvió a trepar sobre las cajas de almacenaje del muelle hasta llegar al punto más alto y comenzó a reunir en sus manos toda la energía lumínica que fue capaz de reunir. Para hacer lo que pretendía tendría que salir de la invisibilidad, pero Roy había llegado ya y estaba dando cuenta de los motoristas que quedaban en pie, así que no debería correr demasiado peligro. Lo que pretendía, en cambio, sí que era arriesgado.

Las luces de las farolas del puerto se fueron apagando una por una, seguidas por las que mantenían iluminados los almacenes y por las luces de seguridad del muelle que servían de guía a los barcos. Pronto, el puerto entero había quedado a oscuras y el cuerpo del mutante, que había absorbido toda aquella energía, se reveló ante Roy con su verdadero aspecto, el de un ser hecho por completo de luz, resplandeciente como una estrella en mitad de la noche. Su cuerpo entero parecía una galaxia, con haces de luz gravitando en torno a él como cometas, los ojos resplandecientes, llamaradas de luz pura emanando de su cuerpo y un núcleo de energía palpitante en el pecho. Nunca antes había absorbido tanta luz, y no creía que pudiera soportarlo por mucho tiempo, pero, por fortuna, no tendría necesidad de hacerlo.

La distancia no suponía ningún problema para quien podía plegar la luz a modo de catalejo, así que, simplemente extendió los brazos en dirección al barco que huía y un poderoso rayo láser concentrado emanó de ellos, surcando raudo las olas hasta impactar en la línea de flotación del navío, que no tardó en comenzar a hundirse.

¿Alguien tendría que ir a rescatar a los narcotraficantes que se arrojaban al agua tratando de llegar al puerto? Posiblemente, pero él ya no era capaz de nada más, había agotado todas su energía en aquella descarga masiva, y ya no le quedaban fuerzas ni para mantener la forma mutante.

Volvía a ser humano otra vez, humano... y ciego.

Sin el control sobre la luz que le otorgaba su forma mutante, Drago no era más que un pobre minusválido al que le habían arrancado los ojos. Vacilante y asediado por sus propios miedos, resbaló hasta quedar en la techumbre que conformaban las cajas, apoyándose en una de las que sobresalían a su lado.

Como siempre que le envolvía la oscuridad, volvió a recordar el momento en el que le enterraron vivo de niño, y de nuevo volvió a sentir la opresión de la angustia y la asfixia. Le costaba trabajo respirar, y comenzó a hiperventilar.

Relájate, Drago. Concéntrate en el olor del agua. No estás en Srebrenica, estás en Gotham, en Gotham...

Apretó con fuerza los ojos. Pasara lo que pasara, no podía permitir que Roy le viera las cicatrices hasta que se hubiese recuperado del esfuerzo y pudiera volver a cambiar a forma mutante, y tenía que ser rápido porque las luces estaban volviendo a restablecerse poco a poco en el puerto.

Cuando dejó a los menores en una zona segura, el pelirrojo se puso en marcha para volver al puerto. El arquero corrió a la máxima velocidad que le permitían sus musculosas piernas para llegar cuanto antes a donde se encontraba los maleantes junto con Drago.

El moreno había demostrado que sabía apañarselas solo pero nunca viene mal tener recuerdos. Al llegar al lugara de conflicto, vio como la mayoría de los motoristas estaban tendidos inconscientes en el suelo del puerto. El mutante se fue para encargarse del barco que estaba a punto de arribar a la costa con la droga, dejando a los restantes criminales al pelirrojo. Roy empuñó de nuevo su arco y les desarmó apuntando a las pistolas. Cuando se le acabaron las flechas tuvo que improvisar. Era bueno también lanzando objetos así, que con lanzó contra sus atacantes  navajas que había comprado.

Se oyó el sonido de un disparo. Uno de los narcotraficantes le disparó. Roy se movió para salir de la trayectoria del arma. Sin embargo, la bala le rozó el brazo, no lo suficiente para hacer un gran estropicio pero sí que le hirió, quemó y marcó la piel con una candente herida. Sentía un escozor pero no le impedía  seguir. Tuvo suerte de que su atacante se encontrase lejos del atacante  y de estar en una zona de claroscuros, donde  la luz no era suficiente para hacer al de ojos esmeralda un objetivo muy visible. Era complicado apuntarle  porque además, el hombre se encontraba en movimiento.

El disparo le hicieron recordar que él también tenía un arma. A pesar de que no estaba en las mejores condiciones lumínicas, porque en la noche las luces de las farolas no pueden alumbrar tanto como la luz del refulgente sol en el día, Roy, pudo apuntar y disparar con precisión a las articulaciones de los enemigos para desarmarlos e inmovilizarlos.

La iluminación urbana de la zona se fue apagando poco a poco. Eso era raro porque  cuando había un fallo eléctrico en la Red las farolas no se apagaban secuencialmente ni de una forma tan ordenada. En un breve espacio de tiempo la oscuridad impregnó el enclave portuario. Toda la energía  lumínica  se había concentrado en el mutante. Roy volteó la vista al lugar donde se concentraba toma la luz. Pudo apreciar como Drago  se configuró  como un ser formado por luz. Ahora si quedaba corroborado para el pelirrojo que el poder de ese mutante era la manipulación de la luz.

Un nuevo haz de Luz, esta vez más poderoso, volvió a impactar contra el maltrecho navío. El barco se perdió rápidamente en las profundidades. ¿Qué sería de las personas que iban a bordo? Las aguas estarían muy frías a aquellas horas y en esa época del año para aventurarse a meterse en el agua e intentar salvar a la tripulación del barco a nado. Además, que si iba sacando uno a uno corría el riesgo de no llegar a tiempo de salvarles a todos y dejar que alguno de esos criminales se hundiera en el agua del puerto para siempre. El arquero pensó en cuál sería la mejor manera de salvar a esos hombres. Aunque eran criminales no merecían morir y menos ahogados, ya que, era una de las muertes más horripilantes. Pensó en avisar a la guardia costera pero seguro que tardarían en llegar y ponerse a actuar por lo menos media hora. Sin contar el tiempo en dar el aviso y que la recepcionista les avisase a ellos. A veces las operadoras tardaban en dar aviso a los guardacostas. No disponían de tanto tiempo de espera. Así que el pelirrojo decidió en aquel punto. como siempre hacía cuando sus opciones estaban limitadas, actuar. se acercó a una de las lanchas que estaban atracadas en el luchar, manipuló el sistema de arranque y emprendió la labor de recoger a aquellos maleantes del agua. Un unos cuantos minutos llegó al lugar donde la embarcación se había hundido. Poco a poco y de uno en uno fue recogiendo a los criminales. estos hombres se mostraron bastante pasivos, pues acababan de recibir un ataque y se había visto de buenas a primeras inmersos en el agua. Sin armas y sin otro medio de salvamento, no les quedaban muchas fuerzas para resistirse y menos a una persona que les estaba salvando la vida.

De vuelta en el puerto, si que el pelirrojo dio un aviso a la guardia portuaria para que les trajera unas mantas y algo caliente a aquellos hombres. También para que les apresase y les pusiera en custodia.  Roy sabía que lo mejor era largarse antes de que las autoridades llegasen a la escena. Por lo que se dirigió hacia el lugar donde había visto por última vez al mutante para recomendarle que se fueran antes de que arribaran los preguntones agentes de la ley.

Roy volvió al lugar donde había visto por última vez al mutante, pero no pudo encontrarlo por ninguna parte, así que optó por marcharse antes de que llegara la policía cuando, al doblar una esquina en uno de los callejones oscuros de Gotham, una voz procedente de las alturas le sobresaltó:

- Hey, chico del arco, has hecho un excelente trabajo ahí fuera, lamento haberte infravalorado. ¿Tienes un momento para hablar?

Eclipse estaba allí, colgando del alféizar de la ventana del segundo piso por una mano. Tenía los pies apoyados en la pared para disminuir la presión sobre su brazo distribuyendo el peso, pero aún así tenía los músculos claramente marcados por el esfuerzo que estaba realizando.

Ante el arquero se revelaba su verdadero aspecto, el de un hombre de unos treinta y pico, en buena forma física, atlético, con el cabello largo y negro y vestido con el ajustado uniforme de los X-Men.

- Podemos reunirnos en la azotea de éste edificio. Está abandonado -le explicó antes de auparse hacia la ventana y desaparecer en el interior.



El sonido lejano de las sirenas de policía y los servicios de emergencia fueron lo primero que recibió a Roy cuando llegó a lo alto del edificio. Con una pierna apoyada sobre el repecho de la azotea, el moreno aguardaba observando el espectáculo distante de los moteros detenidos. Cuando escuchó llegar a Roy se volvió hacia él y le ofreció la mano:

- Dragoslav Katich es mi verdadero nombre. Lamento haber tenido que mentirte pero, como te dije, la experiencia me ha enseñado que la gente es más propensa a colaborar con la policía que con un mutante. Tengo que admitir que sin tu ayuda me habría resultado mucho más difícil terminar con la mafia manteniendo a los niños a salvo, así que te agradezco que decidieras venir a pesar de todo. Perdona que te pregunte, pero está claro que tienes entrenamiento de combate profesional y dudo que sea producto de aprendizaje en la calle. ¿Por casualidad no tendrás algo que ver con Green Arrow? El estilo de lucha con arco y flechas es muy particular y me costaría creer que me haya encontrado con dos justicieros con el mismo modus operandi en la misma ciudad y que no guarden relación entre ellos.

El pelirrojo buscó con esmero al otro justiciero pero no logró hallarle. Parecía  que una vez terminada la faena se había ido sin más. Roy pensó   que al menos podría haberse despedido. Quizá  le había sentado mal su no pedida aparición.  Entonces, decidió abandonar la zona antes de que se presentaran las autoridades competentes. Al perderse por los caminos de la urbe, una voz  detuvo su caminar. Al no esperarse que alguien le hablase, el arquero se impresionó y dió un pequeño brinco del sobresalto.

Dirigió su mirada hacia el lugar del que provenía la voz y vio a Eclipse colgado de un alféizar de una ventana del edificio próximo.  La apariencia del mutante era muy diferente a la de aquel hombre que se había presentado como el detective Daniel Alejandro Martínez. No obstante, Arsenal había reconocido el tono y el timbre de la voz. Sabía que ese hombre y el que se había presentado horas antes en el orfanato eran la misma persona.

-Siempre tengo tiempo para hablar, es una de las cosas que más me gusta hacer- dijo Roy con buen talante. Drago le citó en la azotea y Roy desplegó sus habilidades físicas y para llegar cuanto antes al lugar indicado.

Al llegar al punto más alto de edificio pudo escuchar el conocido sonido que indicaba la presencia de los servicios del orden el la zona portuaria. Dragoslav le tendió  la mano y se presentó. ell arquero apretó la mano del otro hombre de muy buen grado.

-Un placer. - Como él ya se había presentado y había dado su nombre real no creía que fuera necesario volver a repetir sus datos. - No importa - Hizo un gesto con la mano restándole importancia- La gente tiende a mentir constantemente. No es algo que me tomé muy a pecho. Sobretodo en Gotham que no es un buen sitio y a veces la subsistencia depende de lo bien que sepas ocultar cosas.-

Roy pensaba a menudo por qué era tan difícil lidiar con la verdad. Le dolía cuando alguien cercano le mentía a la cara, como a todo hijo de vecino. Pero entendía que en circunstancias y situaciones en la vida te las tenías que ingeniar para sobrevivir ocultando y manipulando la verdad. No era fácil la convivencia en algunos lugares del globo, el mundo no era un paraíso cien por cien tolerante y respetuoso con los demás. Existían clases; las opresoras y las oprimidas. En algunos lugares eras un Dios por ser mutante y en otros eras la escoria.

- Supongo que no has estado en las ciudades adecuadas. Mira Keystone y Central city como adoran a sus velocistas y ellos son metahumanos. Metropolis adora a superman y si nos basamos en criterios genéticos, a grandes rasgos es similar a es un metahumano. Porque su ADN es diferente al homo sapien sapiens como el de los mutantes.  Gateway City y sus Wonderchicas porque ser de una raza de supermujeres emparentadas con dioses tampoco es muy diferente de tener poderes por un gen metahumano.  Perdona, que me estoy yendo por las ramas.- Se encogió de hombros.

- Son niños de la calle, el tema me toca muy de cerca. Fui uno de ellos, gracias a la suerte pude salir. Pero cada vez que les miro algo en mi interior se remueve, algo que clama justicia porque no es su culpa ser la presa más fácil y la más débil ni estar a merced de esos depredadores.  Veo su lucha y recuerdo la mía.  Quizá debí decir que soy una especie  profesional de esto. Pero tengo que andar con pies de plomo, no quiero que por un despiste las cosas que hago involucren a personas  cercanas.- Sobre todo tenía que pensar en la integridad y el bienestar de su hija.

La relación que tenía con Oliver Queen era un tema espinoso. Como era un hombre muy expresivo en sus facciones se marcaron las dudas y esa confusión que le generaba la mezcla de emociones al hablar sobre esa persona. Porque si bien apreciaba a Ollie y le tenía un profundo afecto, por otro lado no llegaba  aún a perdonarle que hubiera sido tan mala figura paterna y que le abandonara en las calles cuando más le necesitaba.  - Se aprende siempre de las personas con quien te rodeas. Es cierto que conozco a Green Arrow y fuimos cercanos un tiempo. Como también conozco a otros justicieros. Aquí en Gotham conozco a Batman y a sus Birdies. Sin embargo,  mis capacidades con el arco no tienen nada que ver con el héroe de Star City. Son fruto de habilidades naturales, entrenamiento e inteligencia. Además, yo no suelo usar algo tan básico pero no tenía mi arsenal y tuve que improvisar.  - Oliver no le había enseñado a usar el arco. Esas habilidades en Roy las había  adquirido  con su padre y su familia navaja. Green Arrow en el mundo de la arquería solo había sido su proveedor de dinero y materiales.  

Drago le escuchó apoyado contra una de las chimeneas de la terraza.

- Eso es algo... realmente admirable de vuestro universo. En el mío la gente tiene miedo de lo que no comprende, y en parte tiene lógica, porque mi raza es una evolución de la vuestra, y el gen x nos hace, en muchos casos, más poderosos que los humanos. La teoría de la evolución habla del concepto de "la supervivencia del más apto", y ésta es una frase que se ha mal utilizado muchas veces, fuera de contexto, para hablar de la supremacía de una raza sobre otra. Es... inevitable que la gente tienda a asociarlo con... episodios lamentables de nuestra historia -comentó, en clara alusión al nazismo-. Ya se sabe que la historia siempre tiende a repetirse. Y lo peor es que existen muchos de los nuestros que no ayudan precisamente a desmontar esa imagen prejuiciosa. Dicen que el poder corrompe... y por desgracia muchos de entre los míos utilizan sus poderes en su propio beneficio, para enriquecerse o satisfacer sus necesidades egoístas. Además, hay otro factor importante que puede tener que ver... De los héroes que me has mencionado, ¿cuántos hay? ¿Dos, tres? Sé que existe Superman, y he conocido a Superboy, y no creo que existan muchos más. Nosotros somos una raza entera. Existen personas con superpoderes en mi mundo que no son repudiados, que son incluso admirados, pero no constituyen una raza entera que podría, de llegar a desearlo, alzarse en armas y conquistar el planeta. No es que... justifique el miedo que nos tienen, pero... viví de primera mano la masacre de Srebrenica cuando era niño, y puedo entender el temor... el miedo al genocidio y el exterminio.

Se dio la vuelta, apoyando la mano en la chimenea. Hablar de aquél período traumático de su infancia siempre resultaba difícil. Ni siquiera sabía por qué lo había mencionado ante alguien a quien acababa de conocer, pero Roy tenía algo, una cualidad honesta y sincera, que transmitía confianza. Además, en parte se sentía en la necesidad de ser más abierto con él, como una manera de compensarle por haberle mentido.

- No te preocupes, entiendo perfectamente la necesidad de mantener a salvo tu identidad civil, especialmente teniendo una hija. No has hecho nada que no haya hecho yo.

Él se permitía utilizar su verdadero rostro cuando llevaba el traje de X-Men, porque durante años la vida en la mansión había sido la única que había conocido, y jamás se le había ocurrido pensar que pudiera aspirar a algo más. En su caso, la máscara la portaba al salir de la escuela. La identidad que portaba en su día a día, en su apartamento del Bronx, era una que había construido con todo cuidado para que, si algún enemigo intentaba localizarle en su vida privada, nunca lo consiguiera.

- Yo también pasé los últimos años de mi adolescencia en un orfanato, por eso para mí era también un asunto personal -guardó silencio un instante antes de continuar, volviéndose para mirar a Roy-. Salvo mi nacionalidad y mi nombre, todo lo que te conté era verdad. Nadie adopta a un niño de doce años traumatizado por haber sobrevivido a una guerra, así que tuve también que buscarme la vida cuando llegué a los dieciséis. Sólo que en mi caso la salida fue ingresar en el ejército. Si cumples el período de servicio mínimo en la Legión Extranjera te entregan la nacionalidad. Ésa era mi única meta por aquél entonces.

Asintió cuando el arquero admitió estar relacionado con Gren Arrow, y cruzó los brazos al pecho, volviendo a apoyarse una vez más en la chimenea.

- Conocí a Green Arrow poco después de la Colisión. Por aquél entonces era algo así como el representante de mi gente, y me estuvieron enviando a investigar las nuevas ciudades que habían aparecido de la nada. De ésta manera conseguí una alianza con la Young Justice, y Green Arrow me dio un comunicador para entrar en contacto con la Liga de la Justicia. También conozco a Batman, y Batwoman... bueno, es... podríamos decir que llevamos un par de semanas juntos. ¿Tú perteneces a algún grupo o vas por libre?

-El miedo viene del desconocimiento y sobre todo porque la alfabetización científica no llega a toda la población por igual. Pienso que el error es asociarlo a una raza. Es un concepto antiguo y anquilosado que se ha usado siempre para dividir, hacer sentir a unos por encima de otros y crear desigualdades e injusticias. Creo que hoy no tiene sentido emplearlo ni aunque fuéramos perros.   En mi mundo el concepto de metahumano, que viene a ser lo que tú llamas raza mutante, se asocia a la variabilidad en el genoma humano. Según eso, todos somos mutantes porque nuestro ADN se modifica con pequeñas mutaciones y alteraciones haciéndonos completamente diferentes a otro ser humano. Para mi universo, tú y yo somos iguales; no de dos razas diferente sino de la misma. Los dos tenemos mutaciones en el genoma que nos hacen lo que somos. Las mismas variaciones que pueden existir entre dos “humanos” y dos “metas”. Es más, hay experimentos secretos e ilegales sobre personas normales que han sido transformadas en mutantes. Eso quiere decir que está ahí, presente en todos y cada uno de nosotros. Algunas veces se manifiesta y otras veces no. ¿Conoces la historia del cabello pelirrojo? El cabello pelirrojo es mutatis mutandis  como el Gen X que mencionas. Hay veces que el rojo se manifiesta y otras no. Nadie sabe determinar el por qué.  Hasta hace poco tiempo ser pelirrojo era literalmente una condena a muerte. Desde antaño, tener el cabello rojo ha significado ser hijo del demonio o practicar artes oscuras. Por esas falsas creencias eran torturados y asesinados. Y eso no es porque seamos una raza diferente, es la forma que tiene la sociedad de entender la diversidad en el fenotipo. Cuando se acepta que existe una variedad genética dentro de la humanidad y se comprende que los poderes de los metahumanos provienen de la natural diversidad existente en las especies creo que se logra una sociedad más tolerante.-

Se quedó pensando un momento en la pregunta formulada por el moreno. Batman y Linterna Verde los únicos miembros sin poderes de la Liga de la Justicia. Y a Hal no sabía si excluirlo de la clasificación porque tenía un anillo que le brindaba mágicos poderes. En los Titans Dick y él eran básicamente los miembros sin algún tipo de capacidad especial. En los Teen Titans,  Red Robin era el que no tenía poderes. Pensó en Wally y la Flash family: Barry, Wally y Bart.  Casi cada individuo que nacía de los Allen-West era reclamado por la Speedforce como usuario.

- Los velocistas son una familia extensa formada casi enteramente por mutantes con poderes referidos a la Speedforce, las amazonas toda una Isla de mujeres, la Liga de la Justicia, los Titans y todos los equipos de superhéroes en mi mundo están formados mayoritariamente por metas. Los “simples humanos” somos más bien pocos y únicos, quizá irrepetibles y especiales. Considero que la diferencia no radica en el número, sino quizá en la forma en que tiene la sociedad de convivir con los metahumanos. No sé como sea en tu tierra, en la mía los “metas” no muestran públicamente sus poderes y los que los muestran frecuentemente son héroes. La visión que esto ofrece es positivo. Es un míranos somos diferentes pero somos buenos, ayudamos, estamos a tu servicio, te cuidamos y protegemos.  Por eso, Superman y Flash son la esperanza de sus respectivas comunidades. Metrópolis, Keystone y Central  las ciudades de Estados Unidos donde menos crímenes se cometen. Nunca oí decir de Batman y su troupe que son la esperanza de Gotham y ellos son no “metas”.-

Puso una mano en el hombre de Eclipse para transmitirle  su más sincero apoyo. Su vida había sido dura y había tenido que subsistir y aguantar cada segundo. Pero no podía comparar sus duras experiencias con ser un superviviente de una guerra y un genocidio. No había sentido el odio más cruento y enraizado en su piel. No había sido víctima del aborrecimiento desmedido fruto de miedos infundados.

- Lamento mucho que hayas tenido que experimentar esa situación debido a la irracionalidad y el odio.- Drago se alejó un poco  y el pelirrojo le brindó algo de tiempo y espacio para que el otro hombre pudiera recomponerse. Nunca es fácil mostrar nuestras heridas y cicatrices a los demás.

- Mi hija es lo más importante de mi vida. Llegó en el momento en que más necesitaba algo para seguir. Ella es mi esperanza y es mi alegría. Es lo que impide que me desmorone por más duro que sea el día.  No puedo poner en peligro ni permitir que nada la pase. - La palabras del arquero estaban cargadas de un inmenso amor y las pronunció con calor, cariño y dulzura. Estaban impregnadas de ese inmenso amor paterno. Los ojos de Roy relucían al hablar de Liam como si la niña fuera algo maravilloso y divino. Liam era el eje central de su existencia. Por aquella niña estaba dispuesto a todo.

- No me gustan la milicia ni las fuerzas represoras del estado. He vivido de primera mano cómo los gobiernos usan a los soldados para reprimir al pueblo y quitarles derechos. Pero nadie puede juzgar las decisiones que uno toma sin haber vivido en sus zapatos. Es una salida preferible a ser un asesino o un delincuente. Pudiste salir de las calles, muchos no lo consiguen. Hice un gran amigo cuando malvivía en estas calles, murió de sobredosis. No le pude ayudar, estaba muy roto y no tenía ningún medio. - La tristeza y la culpa se alojaban en la voz del pelirrojo. ¿Puedes hacer algo cuando alguien decide terminar con su vida? Esa sensación que debió o pudo hacer más le perseguirán por siempre. - Además, cometí errores muy grandes al estar desprotegido y ser manipulado como estos chicos. -

- Green Arrow Gran héroe, no se puede decir lo mismo de él como persona.- Comentó con rencor en cada una de sus palabras, con ese tono brusco de alguien enfadado.-  Perdón, estoy algo resentido con él. Era mi padre adoptivo, el que cuando vino la cruel adolescencia me echó a la calle. No era el de mi universo pero tuvimos una charla y él también echó a su Roy a la calle. No es fácil perdonar a las personas que debían protegerte y fallaron. Pero cuando creces te das cuenta de que no son ni serán perfectos. Ollie es un irresponsable, ni siquiera puede cuidarse a sí mismo como para hacerse cargo de un crío.- Y ese era uno de sus mayores temores, repetir los errores que había tenido Oliver en su crianza con Liam. Siempre que salía a colación ese tema se sentía asustado e inseguro.

- Todos cometemos errores pero es duro mantener una buena relación con quién te arrojó al foso de los leones. - Se cruzó de brazos en una actitud protectora. Ese tema siempre dolía porque realmente no sabía si la culpa era suya, de Ollie o de ambos. Todavía quedaba mucho por resolver entre los dos arqueros. Una sola charla no era suficiente para cerrar todos los temas pendientes que tenían desde hacía años.- Oh Young justice.- Asintió con la cabeza. - Conozco a los de Omega. En mi mundo eran los mismos miembros pero el nombre era  totalmente diferente, nos denominamos los Titanes y el subgrupo de los más jovencitos, los Jóvenes Titanes. -

Cuando Drago comentó que estaba en una relación con Batwoman, los ojos de Roy se abrieron enormemente por la sorpresa.

- Ok.- dijo visiblemente extrañado y tremendamente confuso. Tratando de asimilar esa nueva y chocante información.  ¿Batwoman con un hombre? Era un tanto subrealista total para él. Kate Kane era lesbiana hasta donde él podía recordar. Tenía desde hace tiempo una pareja estable pero era otra mujer. Nunca la había visto siquiera flirtear con un hombre. Es más cuando Jaybird le tiró el viaje le insultó. - No tenía muy claro que la orientación sexual pudiera modificarse.  Bueno … - se encogió de hombros- Cosas que pasan con la fusión de universos. En mi  mundo a Batwoman le van las chicas. Bastante asentada en su postura, no es que sea bisexual. Es que sólo acepta a las mujeres. Es un poco extraño que salga con un hombre para mí. - No estaban hablando de la misma persona. Pero por el alias el pelirrojo sólo podía asociar a una persona con la capucha de Batwoman. Cassandra Cain en su universo nunca fue ni de la edad de Drago ni tampoco ocupó el puesto de Batwoman. La única mujer dueña de ese puesto en la familia fue aquella exuberante y arrogante pelirroja que llevaba por nombre Katherine Rebecca Kane. El arquero no podía saber que se estaba refiriendo a aquella amiga de Red Robin.

- Sí y no. Me muevo mucho. Soy en parte independiente pero sí que coopero en grupos cuando es necesario. -

Escuchó con una sonrisa el discurso esperanzador e integrador del pelirrojo, sin interrumpirle en ningún momento.

- ¿Sabes? Doy clases de música en un instituto para jóvenes mutantes donde intentamos precisamente transmitirles valores como los que promulgas. Desde que tengo conocimiento, los mutantes hemos sido perseguidos, rechazados y repudiados en el universo de donde provengo, y éso ha provocado reacciones de causa-efecto. Hay un grupo que se dedica específicamente a luchar y defenderse de las injusticias cometidas por los humanos contra nuestra raza, pero sus métodos no suelen ser los más moralmente correctos. Su líder se hace llamar Magneto -se cruzó de brazos, pensativo-. Quizá Omega traiga algo positivo a todo ésto. Parece que es mucho lo que podemos aprender de vuestro universo, y, ¿sabes? No estaría mal que vinieras un día a dar una charla, contarle a los chavales lo que me has contado a mí, más explayado. De la diversidad en el fenotipo y las escasas diferencias existentes entre humanos y metahumanos. De cómo son los metahumanos en vuestro universo y cómo pueden, con su comportamiento y su actitud, marcar la diferencia y lograr que la gente los quiera y los admire, para evitar que más de nuestros jóvenes se unan al bando de la ira y el odio que promueve Magneto. Se te dan bien éstas cosas -dijo de corazón-. Mejor que a mí. Y siempre será más fácil que les llegue el discurso de alguien al que perciban como más cercano por la semejanza de edad.

Cuando le habló de su hija, una expresión de nostalgia asomó a su semblante.

- En mi cultura, la familia es algo muy importante -asintió-. Lo más valioso que se puede tener en vida. Siempre he deseado tener hijos, aunque no sé si llegará a ser posible. Te envidio -dijo con sinceridad-. Pero creo que esa niña es muy afortunada. Tiene un gran padre, valiente y responsable.

Guardó silencio cuando Roy dijo que había sido mejor la salida que él había tomado antes que convertirse en asesino o delincuente. Drago sabía que según las leyes de América, lo que él había hecho cuando se había tomado la justicia por su mano contra los responsables de la masacre de su pueblo se consideraba asesinato y estaba penado por la ley. No estaba orgulloso de lo que había hecho y prefería no ahondar en el tema, así que lo dejó correr.

- No te disculpes, no conocí tanto a Green Arrow como para poder juzgarle como persona. Ni siquiera llegué a conocer su identidad secreta. Únicamente coincidimos en una misión para derrotar a Bane y sus secuaces en Gotham. Me parece muy irresponsable echar a la calle a quien se supone que debía estar bajo tu cuidado. Ser padre es una responsabilidad que sólo deberían afrontar quienes estuvieran preparados -afirmó, muy serio. Su rostro se había ensombrecido al relatarle Roy aquella parte de su experiencia con el arquero esmeralda. Para Drago la familia era algo sagrado y no concebía que nadie pudiera tomársela tan a la ligera-. Lamento que tuvieras que pasar por eso. Te comprendo perfectamente.

Le llegó el turno a él de sorprenderse cuando le habló de su Batwoman.

- ¿Oh? Bueno, Cassandra me ha comentado alguna vez que ha tenido experiencias con mujeres, pero hasta donde sé, no es lesbiana -no pudo evitar sonrojarse; hablar de temas como aquél le resultaba violento.

Como parecía evidente que Roy conocía a Batwoman no se preocupó por ocultar el nombre de Cassandra sin saber que el pelirrojo se estaba refiriendo a otra persona.

- Toma -dijo sacando de un bolsillo del pantalón una pequeña tarjeta. En ella se leía: "Dragoslav Katich, profesor", en elegante cursiva seguido por el nombre, dirección y teléfono de la escuela-. Siempre podrás contactar conmigo por éste número, y puedes venir a visitarnos cuando quieras. Lo de dar la charla iba completamente en serio, me gustaría que vinieras un día a dar una visión general de cómo es vuestro universo. Creo que desde Omega estamos todos muy confusos y a los muchachos no les vendría mal -le estrechó la mano con calidez y firmeza-. Me ha encantado conocerte, Roy. Ya sabes dónde estamos si alguna vez necesitas algo.

Escuchó atentamente como Eclipse le narraba sobre su trabajo, su vida y su universo. ¡Oh músico! Roy nunca habría supuesto que Drago se dedicase a esa profesión. Al arquero le encantaba la música. Era una de sus múltiples  aficiones. De adolescente tocaba y cantaba en un grupo.   Pero los integrantes de aquella  banda le daban mucho  a vicios que él   le era totalmente perjudiciales y había perdido totalmente  el contacto con sus compañeros.

La tierra de Marvel de la que provenía Drago y la tierra de DC en la que provenía Roy existían bastantes diferencias como se podía comprobar por los relatos de ambos hombres. En DC no había una fuerte causa  metahumana con un líder firme que propusiera una insurrección y una división de los humanos  en dos bandos diferenciados por sus poderes o sus no poderes, causando un  problema social creciente y una tensión que podría desembocar en un conflicto bélico.

Se quedó muy sorprendido con la propuesta de Drago. El arquero no estaba muy acostumbrado a recibir críticas positivas ni halagos. Siempre recibía un crítica pormenorizada de sus fracasos pero nunca de sus éxitos. En la mayoría de las ocasiones era el mismo el que se validaba un trabajo bien hecho porque nunca nadie le decía gracias Roy o bien hecho. A veces pensaba que sus amigos ni siquiera escuchaban sus monólogos reivindicativos porque ya estaban muy cansados de la constante lucha antisistema el ojiesmeralda.

-No sé si voy a poder dar un discurso grandilocuente. Tan sólo hablo mucho y filosofo porque me gusta replantearme las cosas, pensar en cómo cambiar el mundo a mejor. Realmente no sé si tengo razón. - Se encogió de hombros.- Tampoco soy un experto en biología ni en genética. Es más mis estudios son radicalmente opuestos al mundo de lo vivo, soy ingeniero. Trabajo arreglando máquinas y ordenadores. No sé si sabré llegar a los jóvenes metahumanos. En el orfanato sólo oriento a los chicos sobre cómo no caer en las mafias y en las drogas porque es algo que me ha tocado muy cerca. Sí que podría dialogar sobre cómo el odio nos daña profundamente y el amor, el respeto y la tolerancia saca lo mejor de cada uno de nosotros y nos hace más felices. Pero no tengo experiencia real con problemas de poderes o cualquier intolerancia porque el resto me percibe como una amenaza por tener una capacidad extra. Si que tengo amigos  mutantes que han tenido dificultades para adaptarse a la cotidianidad. Quizá es mejor que les hablen ellos. ¿Realmente crees que mi discurso pueda marcar una diferencia en esos muchachos?-

La cultura navaja de la que provenía Roy también valoraba mucho la familia.  La tribu se consideraba como una especie de familia extensa en la que todos los miembros se apoyaban y ayudaban los unos a los otros para vivir en un ambiente cooperación y armonía.


-La verdad y puede resultar paradójico por cómo quiero y hablo de mi bebé; nunca había querido tener hijos. Tenía firmemente decidido no dejar descendencia. En mis planes vitales nunca ha estado ser padre. Quería la típica vida de pareja sin hijos, quizá con algún animal. No sé un perro pequeño o un gato que no dan mucho trabajo. Nunca he estado preparado para ello y tampoco he tenido buenas referencias de lo que es un hogar estructurado. No quería ser para nadie esa mala figura paterna. Liam no era algo buscado simplemente llegó, en medio de una vida rota y una relación muy tóxica. - Su hija llegó a su vida de una forma muy abrupta. La menor irrumpió en su mundo sin previo aviso, sin que el pelirrojo pudiera asumirlo o prepararse. A todos sus problemas con las figuras paternas que había tenido y la falta de una figura materna se le unía que su hija no era producto del amor ni de una relación sana, era hija de una mujer a la que tenía cierta aversión y miedo. - A pesar de todas mis reticencias, mis miedos  e inseguridades cuando vi su carita sólo pude sentir intenso amor por mi hija. Trató de ser el mejor hombre posible para que ella tenga el padre que se merece. - En ocasiones pensaba que era triste para una infante tenerle a él como progenitor más responsable. Jade no era alguien a quién dejarías criar a una niña. Era una criminal buscada y perseguida por la justicia nacional e internacional y tenía una moral y una ética francamente cuestionables.

Suspiró. Tenía esos sentimientos contradictorios con Oliver. Por una parte le quería y sabía que el rubio había hecho su mejor esfuerzo. Pero por otra parte, se había desentendido completamente de él y no había estado cuando más le necesitaba.

-Es difícil ser un buen padre.  Probablemente sólo hizo cuanto pudo. No  le eximo de su negligencia y una porción de mí se niega a perdonarle. Me falló como padre pero entiendo que en otros aspectos pueda ser un buen hombre. Hacerse cargo de un menor no es nada sencillo y más cuando eres la única figura parental.  No sé si dentro de veinte años será mi hija quien no pueda perdonar mis errores. Intento esforzarme por no cometer sus fallos pero no tengo ni idea de si es un cometido que me queda muy grande.- Las palabras  del moreno le generaban ciertas dudas. ¿Debía haber  entregado a Liam a unas personas  más capacitadas para la crianza? A alguien que realmente quisiera ser padre y se sintiera plenamente  capacitado para llevar a cabo esa labor. ¿Había  sido egoísta? Muchos padres daban en adopción  a sus bebés porque no podían criarlos. Para que otra familia le brindasen una estabilidad y una vida mejor que la que ellos podían darle a su pequeño. Dejaban que sus hijos biológicos fueran a manos de familias con mayores recursos y con talantes más  responsables. El amor no podía salvar los defectos de un mal tutor, lo sabía perfectamente. Porque Ollie le quería. Le quería  como si fuera fruto de su misma sangre.  Sin embargo, su negligente cuidado le había hecho mucho daño. A veces el amor era sacrificio. Como el sacrificio de unos progenitores  entregando a su bebé  a otra familia para que su adorado niño tuviera una vida y un futuro mejor.

Miró al moreno ciertamente confundido. - ¿Cassandra? Batwoman se llama Kate.  Creo que nos estamos refiriendo a personas diferentes. Yo hablo de la atractiva y femme fatale pelirroja que es más o menos de la edad de Batman.- Le causaba extrañeza que siendo la mayor parte de los miembros del Batclan los que conocía de su mundo Batwoman no fuera la mismo. No obstante, según la probabilística era posible que en diferentes universos dos personas diferentes pudieran asumir el mismo rol de héroe. Seguramente él había tenido suerte al haber podido coincidir con la inmensa mayoría de personas de la Batfamilia que conocía. No como esa multitud de personas que seguramente se habían quedado sin las versiones de Batman, Nigthwing, Red Hood, Red Robin y Robin que conocían y apreciaban.

Roy  tomó la tarjeta que el otro le entregaba. La miró  unos instantes.  Leyó  su contenido y la guardó  en la cartera. El pelirrojo sacó  el ticket de la tienda de deportes y le apuntó en el sus números de teléfono; el fijo de su casa y el móvil  que daba a los amigos.

-No me aventuró a dar algo como una clase o una charla. Pero si es una conversación  de café  o algo rollo coloquio voy encantado.-  Estrechó la mano que el otro le brindaba mostrando una sonrisa en su amable semblante.- También  ha sido un placer para mi conocerte. Me pasaré  un día de estos a que conozcas a mi hija, Liam. Seguro que me viene bien que me des alguna indicación. Mis amigos no tienen pintas ni de haber pensado en la paternidad ni de pensar en ella pronto.-

- Oh, nada de eso, no tiene que ser un discurso grandilocuente -sonrió Drago-. No creo que sea lo que ningún adolescente quiere oír. Tampoco creo que haga falta ser un experto en biología o genética para transmitir la esencia del mensaje. Sólo sé tú mismo, estoy seguro de que les llegarás mucho más con tu actitud normal y sencilla que si fueras el hijo de un lord inglés. Los adolescentes necesitan sentirte cercano a ellos para escucharte y respetarte, pero qué te voy a contar yo a ti, trabajando en un orfanato...

>>¿Así que ingeniero? Uno de nuestros profesores también lo es. El día que te pases podrías hablar con él y veríamos si te podemos ofrecer algún trabajo en la escuela de mantenimiento informático.

O incluso ayudando a Planaria y Sam con el mantenimiento de la Sala del Peligro, pensó para sí. Se preguntó cómo reaccionaría Roy ante la tecnología alienígena Shi'Ar, pero no era el momento de desvelar todos los secretos aún...

- Ah, y que no te eche para atrás el hecho de que tengan poderes; si algo he aprendido en éstos años como profesor es que un adolescente es siempre un adolescente, independientemente de su etnia, religión o, en éste caso, su código genético.

Cuando le habló de sus sentimientos ambivalentes con respecto a la paternidad asintió, comprensivo.

- Yo en cambio había abandonado toda esperanza de ser padre, pero quién sabe... mis circunstancias ahora han cambiado, y me atrevo a albergar alguna expectativa. De todos modos, al final será lo que quiera Dios que sea. Si te sirve de algo, creo que estás haciendo lo mejor posible para tu bebé. No debes dejar que tus malas experiencias previas condicionen tu vida futura. Debes tener el valor para arriesgarte a hacerlo mejor que aquellos que te precedieron, y no pensar que se repetirán los mismos errores.

Era algo que había terminado aprendiendo gracias a Cassandra. Y hablando de ella...

- Ok... parece evidente que no hablamos de la misma persona.

Podría haberle dicho que su Batwoman era asiática y que por tanto las probabilidades de que fuera pelirroja eran bastante escasas, pero dado que Roy no había dado señales de reconocer el nombre que había dado prefería no empeorar más la situación dando datos de más como su apellido, su edad o su etnia. Sabía que la Batfamilia era particularmente celosa de su intimidad y se tomaban muy en serio todo el asunto de las identidades secretas. Quizá Roy y Batwoman tuvieran buena relación en su universo, pero no parecía ser el caso con Cassandra. De hecho, quizás ni se conocían.

- Omega tiene ésta clase de efectos... Sé que puede ser desconcertante. En fin -concluyó guardándose el ticket con los teléfonos en un bolsillo del uniforme-. Avísame cuando te vayas a pasar y me traeré a mi perra para que la conozcas. Es una American Bull Terrier muy dócil y cariñosa, creo que te caerá bien, y también a Liam. Hasta la vista, entonces -dijo saltando por la escalerilla de incendios.

Si Roy se asomaba no vería nada, ningún rastro de él, como si el mutante se hubiera desvanecido en la noche y tan sólo quedara el distante sonido de las sirenas en la lejanía.