Lost in the paradise. (Pamela L. Isley) 23/9/2018

Aquello ya era el colmo de los colmos. Gabriel guardó en control remoto, frustrado. No había vuelto ni un dron de los cinco que había enviado a reconocer el bosque de las afueras de Gotham. Podía comprender que Batman y su grupo los inutilizaran dentro de la ciudad, pero... ¿En el campo?¿Quién se estaba dedicando a romperlos? Tendría que ir a verlo por sí mismo. Bajó las escaleras para salir de la azotea desde la que había estado mirando hacia el bosque. El edificio era una construcción antigua y abandonada, situada en los suburbios, e ideal para esconderse. El único inconveniente era quizás que debajo, en el sótano, había un antiguo cuchitril apestoso de camorristas: Esas bandas que tanto abundaban últimamente, y que tendían a ser la infantería de los auténticos Señores del Crimen. Cuando Sparrow salió, descendió por la calle hasta donde tenía aparcada su moto. Se subió, y aceleró en dirección a su destino. A medida que avanzaba por la carretera, el sol se acercaba cada vez más a la línea del horizonte. Pronto atardecería, y el mundo se teñiría de colores dorados y escarlatas. Más o menos un cuarto de hora después, el agente aparcaba el vehículo y lo camuflaba entre unos arbustos que crecían en la linde del bosque. De pronto, algo vibró en su bolsillo y emitió un breve pitido. El control había detectado uno de los drones, que si bien no podía volar hasta él, aún se encontraba en condiciones de emitir señales. Estaba dentro de la arboleda, cómo no, así que Gabriel siguió su rastro, esperando encontrarlo.



Aquel lugar era impresionante. Desde la hierba del suelo hasta las hojas de los árboles, todo parecía lleno de vida. La luz del sol mortecino se rasgaba en las copas de los árboles, para posarse en los pétalos de centenares de flores exóticas. Aquello era imposible, nunca en la vida había visto flores así salvo en algún invernadero. Continuó su paseo, el pitido era cada vez era más audible. Lo único que lo molestaba era que no podía dar dos pasos seguidos sin tropezar con alguna raíz  que sobresalía del suelo.

Finalmente, el pitido de hizo tan fuerte que casi hacía daño a los oídos, así que Gabriel apagó el aparato y lo volvió a guardar en el bolsillo interior de la chaqueta. No quería llamar la atención, aunque no se daba cuenta de que había sido detectado nada más pisar ese rincón del mundo. Encontró el dron al pie de una encina centenaria, atrapado entre las raíces de la misma. ¿Cómo era posible? El árbol no lo había podido atrapar, él mismo había mandado los drones esa mañana. Ninguna planta crecía tanto en un solo día, ¿no?

OOC: ¡Hola bombón! Una preguntilla...¿Qué hora es en el post? Yo no tengo problema así que elije tú. Y si tienes cualquier problema con el post me dices ¿vale? Que he controlado a Gab un poco.



-------------------------------



Apenas había pasado una semana desde que planeé mi pequeña triquiñuela con Crane, y tengo que reconocer que siempre me intimidaba hacer tratos en Gotham, aunque nunca lo admitiría en público. Cada pared y cada rincón de esta pútrida ciudad tiene ojos, orejas, espías, prensa... Y se me hacía terminantemente repugnante la idea de volver a ese asqueroso cuchitril llamado Arkham. Después de mi extraña salida, habían venido policías, habían intentado colocarme cámaras, pero desde estos últimos días... ¿Drones? ¿En serio?

No tuve que esforzarme mucho, todas las plantas por su propio pie se sentían bastante incómodas con la presencia de esos bichos robóticos por el bosque, y las capturaban sin que yo tuviera que implicarme directamente, aunque estaba informada de todo. No me importaba lo que hicieran con ellos, destruirlos, desviarlos, retenerlos... Lo que pasase a esos cachivaches me importaba bien poco con tal de mantener mi hogar a salvo.


Me encontraba en una sección de ramificaciones en forma de arcada, donde me gustaba descansar de vez en cuando y olvidarme de los rascacielos por completo, cuando me avisaron en susurros de que alguien se acercaba. Mis pequeñas sonaban ligeramente molestas, aunque desconocía el por qué y eché a correr a buen ritmo pero tranquila hacia la zona, sólo por llegar pronto. Cuando llegué, vi de espaldas a un hombre rubio, con un uniforme similar al de Project, quien me dijo que trabajaba para Shield. Sobre él reposaba atrapado y semi-destruído en la copa de un Sauce uno de esos drones. Después me informé sobre ella y comprobé que era otra fuerza "secreta" como la CIA pero que contaban con ayuda de héroes y gente potenciada. Aproveché para salir de donde me encontraba mientras mi cuerpo se cubría de hojas verdes de parra, como de costumbre, en forma de body. No me gustó recibir a Project, aunque de él descubriese a Sloan y no sé si me gustaría recibirle a él. Caminé en círculo para poder ponerme frente a él, pero estaba segura de que habría escuchado mis pasos y se daría la vuelta.

- Hola encanto - dije mirándole con una de mis sonrisas particularmente lujuriosas, acompañada de una caída de ojos - ¿Te has perdido?- cuando se giró para comprobar de dónde venía el ruido le examiné por completo - Bonitos ojos, por cierto... ¿En qué puedo ayudarte?-

El agente escuchó un ruido detrás suyo, y se giró rápidamente, para encontrarse cara a cara con una mujer pelirroja, vestida únicamente con hojas. La melena le caía por los hombros, suelta, enmarcando su cara. En ella, un par de ojos verde brillante y una sonrisa pícara que parecía reírse. -Yo estoy perfectamente, gracias. Lo que se me han perdido son unos juguetitos. ¿No habrás visto unos drones de color gris por ahí, no?-Era algo incómodo hablar con ella, y más si llevaba esa expresión pintada en la cara. Quizás fuera culpa de la famosa paranoia típica de los espías, pero a Gabriel algo de todo aquello le chirriaba. De acuerdo, esa mujer no parecía peligrosa, a primera vista. Tampoco resultaba especialmente extraño el hecho de que viviera en mitad del bosque y se vistiera con plantas. Venga ya, se habían visto cosas más raras. Pero muchísimo más raras. Eso habría minado el sentido del asombro de cualquiera, y Gabriel no era la excepción.

-¿Cómo te llamas?¿Vives aquí?-Nunca había visto nada parecido a ella, así que supuso que o bien era algún tipo de extraterrestre, o una mutante como él. Prefirió ignorar el detalle de los ojos, la verdad es que era una mutación demasiado llamativa para su gusto, y no estaba ahí para dar explicaciones a la pelirroja ni muchísimo menos. Además, allí se sentía extrañamente desprotegido, como si se hubiera adentrado solo en territorio enemigo. Eso no le gustaba.

Echó un vistazo a su alrededor, buscando con disimulo el camino que había seguido para llegar allí. Pero no había ni la más mínima grieta en la espesura, o al menos eso le pareció a él en ese momento.

La verdad, no se imaginaba que pudiera haber alguien viviendo en el bosque. No era lo más raro del mundo, pero no le habían dicho nada y tampoco es que fuera algo que uno pensara de buenas a primeras, claro: Como mucho había previsto encontrar a unas pocas personas paseando por el lugar, pero no mucho más. Pero parecía que le tocaba apechugar con las meteduras de pata de SHIELD. Aunque claro... Ella no parecía peligrosa. Siempre podía volver con la información que lograra reunir y comentar lo de los drones. Tampoco era una parte indispensable de la maquinaria que movía la ciudad del crimen, si lo fuera sabría algo ¿no?

-Lo siento, no sabía que había alguien viviendo en este bosque. -El enfado pareció pasársele, por que se acercó y le tendió una mano que Gabriel estrechó.  -Gabriel, el placer es mío.-Miró por encima la mente de la mujer, en busca de algo alarmante. Nada de lo que sospechar, en principio. Parecía que iba a tener un día tranquilo al fin y al cabo, por increíble que pareciera.-Siento haber molestado, recogeré mis cosas y me iré...-Tampoco tenía intención de molestar a Hiedra si lo que ella prefería era estar sola, claro. Así que cogió el pequeño dron, sorprendido de que aún funcionara. La lucecita roja parpadeaba, indicando que había una grabación guardada que se transmitió automáticamente al comunicador de Gabriel. La verdad es que le picaba la curiosidad, quería saber qué había roto los aparatos así. Al menos, en Nueva York las ardillas no eran tan agresivas como para lanzarse a por ellos. Avanzó hasta los últimos segundos, y la imagen en blanco y negro mostró cómo una rama de movía para golpear al robot. Y no era la única. Otras ramas y alguna liana se afanaron en estropearlo, como si tuvieran vida propia. Bueno, vida lo que se dice vida tienen, pero no en ese sentido. ¿Cómo...?

-Hiedra, creo que no estás segura aquí. Las plantas se mueven, no sé por qué. Pero no me parece que sea buena idea que estés aquí mientras lo averiguamos, podría ser peligroso.-La miró algo preocupado: Después de todo era una civil, y no iba a dejarla ahí sin más. Vete tú a saber qué intenciones tenían los árboles de ese bosque, o de qué se alimentaban...

Hiedra pareció sorprendida cuando él pidió perdón, pero Gabriel no le dio mucha importancia. Cada día parecía haber menos gente educada en el mundo, aunque pedir disculpas después de irrumpir sin previo aviso en la casa de otra persona fuera lo más lógico del mundo. O en el bosque. O lo que fuera. Y eso no fue lo único curioso del asunto: Cuando él la advirtió para que fuera a un lugar más seguro, ella se rió, y preguntó que si era nuevo en la organización. De alguna manera, lo encontraba divertido. De acuerdo, Gabriel era bastante joven y además lo aparentaba, pero tampoco era como para no tomarlo en serio, ¿no? Quizás tendría que dejarse barba... Y ponerse lentillas: Se había fijado en cómo Hiedra le había mirado a los ojos, y no era ni mucho menos la primera.

-No, llevo ya unos cuantos años. ¿Por qué lo dices? -Entonces, algo hizo "click" dentro de su cabeza. ¿Cómo...? -Por cierto, una pregunta. ¿Cómo sabes que trabajo para SHIELD?-La miró a los ojos, entrecerrando los suyos propios. Su rostro no había perdido ni un ápice de amabilidad, aunque ahora estaba salpicado de suspicacia. -Si vives en Gotham, eso quiere decir que eres del otro Universo, en el que SHIELD no existe. Además, no lo llevo escrito en ningún sitio, y en teoría vosotros no nos conocéis. ¿Verdad? -Con "vosotros" se refería más bien a la gran mayoría de la población del otro mundo, salvo los héroes que conformaban la Liga y alguno más. Hiedra no debería haber reconocido el logo del águila, pero lo había hecho. ¿Qué tenía que ver con SHIELD?

Lo consideró por unos momentos, y decidió comenzar a leer su mente. Aquello era importante, después de todo, aunque en condiciones normales no lo haría. Por último, había otra cosa más que le rondaba por la cabeza. ¿Por qué nadie le había dicho nada? Bien que no era un peligro inminente, pero... Ir sobre aviso nunca estaba de más.

Oh, no. Ya empezaba con las negociaciones. Desde luego, Hiedra no tenía ni un pelo de tonta en esa bonita melena pelirroja. Sacar provecho de aquello era un movimiento inteligente, y más aún si así podía mantener alejada a SHIELD de sí. Lástima que no contara con que Gabriel pensaba conseguir la información por su cuenta, sin comprometerse a nada. Luego hablaría con un par de personas, su petición de privacidad le parecía justa, pero una vez con la información en la mano. Después de todo, no tenía muchas garantías de conseguirlo. No estaba por correr riesgos, y si se limitaba a lo que ella le decía, siempre cabía la posibilidad de que mintiese. Solo tenía que continuar hablando con ella, el cualquier cosa. Se le acercó bastante, con esos andares casi hipnóticos, como para hablar mejor. A Gabriel le llegó un olor, como de flores. Quizás fuera su perfume, pero a pesar de ser un olor delicioso, lo hizo toser. Ahora que lo pensaba, quizás debería plantearse de más en serio lo de alejar a SHIELD del bosque. No había nada que ver allí, y solo conseguirían molestarla en sus cosas.

-Algo puedo hacer, lo que pides es razonable. Solo tengo que demostrar que no eres peligrosa para que el resto se quede tranquilo. -Extendió la mano enguantada para estrechársela y así cerrar el trato.-Te lo prometo, aunque no sé si me harán mucho caso. Pero siempre puedo intentarlo. -Compuso una sonrisa sincera, la verdad era que todo podía haber ido mucho peor... Ya oía las ideas que anidaban en la mente de Hiedra. La imagen de un hombre con un traje de SHIELD, la cabeza cubierta por un casco que no permitía ver sus rasgos...

Y un nombre: Project. Le sonaba de algo, pero no recordaba de que... De hecho, había visto su archivo, podía apostar por ello. Pero ahora sencillamente no le salía, estaba distraído.-Bueno, yo ya he hablado. ¿Y tú? ¿Cómo conoces SHIELD?

Ivy le invitó a tumbarse en la hierba para explicarle qué sabía de SHIELD, y aunque no era precisamente lo que se solía hacer, Gabriel se tendió en el suelo a su lado. El césped estaba blando, y la verdad era que el agente de encontraba a gusto ahí. Escuchó con atención a la mujer planta, pensativo. Todo aquello parecía conducir a la manera de actuar de Project, y los recuerdos en forma de imágenes que pasaban por la memoria de Ivy lo confirmaban, aunque Gabriel no pudiera verlos tan nítidamente como siempre al no estar concentrado. Ese tipo había sido un dolor de cabeza desde... Bueno, desde siempre. Sinceramente, Gabriel comprendía el enfado de la mujer, alguna vez había oído o leído cosas sobre Jenkins y no eran todas muy buenas. Ni siquiera normales. Aún no entendía por qué SHIELD lo había querido como agente. Aunque claro, había muchas cosas que parecían a primera vista inexplicables pero que tenían cierta lógica detrás. Pero no podía decirle a Ivy algo así como "No sé por qué lo hizo, pero seguro que sus razones tendría". No le parecía una razón válida ni de lejos. Así que se apoyó con el codo, tumbándose de lado, para mirarla a la cara.

-Si te sirve de algo... Ese tipo ya no está en SHIELD. Hubo un pequeño... Problema con él.-Una cosa que le había llamado mucho la atención había sido su manera de hablar. Muy... Técnica, podría decirse. -Por cierto, ¿Eres abogada o algo?-Ya más tranquila, acabó su explicación. Realmente no sabía mucho de SHIELD, no más que la mayoría de la población del mundo del que Gabriel procedía.

-No creo que tengan nada en tu contra. Simplemente, quieren tener vigiladas a las personas con poderes del otro Universo, por si acaso. No confían en nadie, y quieren poner un poco de orden en todo esto. Normalmente la gente... Bueno, no colabora demasiado. Pero visto lo visto, no creo que tengan ningún problema contigo.-¿Qué problema iban a tener con esa chica? Su poder no era peligroso per se, y tampoco pensaba usarlo para dañar a nadie. O eso era lo que Gabriel creía en ese momento. De acuerdo, no podía decirle que no a esa cara triste, a esos ojos verdes y a ese ambiente cargado de feromonas, aunque él no sabía eso último. Ahora que se fijaba bien en ella, le parecía una mujer muy guapa, con esa melena pelirroja, esa cara, y... Procuró no bajar la mirada hacia su cuerpo para no resultar maleducado, pero sólo lo consiguió a medias.

-No te vas a tener que preocupar de SHIELD más, te lo prometo.-Le sonrió cálidamente. ¿Se estaría enamorando? Se sentía extraño, como si flotara, pero no era algo malo en absoluto. Las palabras le salieron solas, prácticamente. Después de todo, ella estaba asustada y necesitaba su ayuda para que la dejaran vivir tranquila.

¿No?

-Bueno... Yo no creo que sea así. Alguien tiene que estar ahí, vigilando. Si no, estaríamos mucho peor, te lo aseguro.-Técnicamente, no eran los dueños del mundo ni mucho menos. Solo intentaban protegerlo... Aunque a veces sus métodos fueran un poco cuestionables. Pero hacían lo correcto, después de todo. -Además... Las personas buenas como tú no tienen que tener miedo. Sólo queremos protegerlas de las que no lo son.-No quería que Ivy pensara en la agencia, en él, como enemigos. Le prometió entonces ayudarla, sintiendo mariposas en el estómago.

Pero nunca se habría podido imaginar la reacción que tuvo ella. Le acarició el pelo con un gemido, haciendo que Gabriel se sonrojara a la velocidad del rayo. Era preciosa...

"-Está buenísima..." Cédric miraba, desde un rincón, toda la escena. Particularmente, a la mujer que tenían tumbada al lado, mirando a su vez al cielo. La mente original estaba preguntándose seriamente qué hacía Gabriel ahí parado, al lado en vez de encima de la pelirroja. Aunque tampoco se esperaba mucho más de una máquina que intentaba parecer un hombre, claro... -No tienes por qué dármelas... -

-Lo sé... Pero por desgracia, las personas no funcionan como la naturaleza. -Si fuera así, todo sería más fácil. Pero no, las personas eran algo mucho más complicado, no sabían equilibrarse solas como el resto de cosas en el planeta... Y eso era un problema. Pero Ivy no parecía entenderlo así... Gabriel estaba acostumbrado a que cada cual tuviera su punto de vista sobre temas así, así que no profundizó mucho más en ese tema. Una vez has coexistido con gente como el Capitán América o el director Furia, descubres que hay personas cuyo punto de vista no va a cambiar jamás. Parecía ser el caso de aquella mujer también... Que agregó que podía ser "mala". -Créeme... Sé que no eres así.-De acuerdo, eso sí que le había escamado. Sólo para asegurarse, leyó por encima la mente de la pelirroja, para buscar cualquier cosa que pudiera indicarle que de verdad estaba hablando con una criminal. No pensaba mirar nada más allá, después de todo. Y lo primero que escuchó fueron los susurros de las plantas en la cabeza de Hiedra. Parpadeó, nunca había comprendido el lenguaje de las plantas, así como no entendía a los insectos... Ni a los locos. Bajo el murmullo del bosque, encontró la mente de Pamela, más humana y comprensible, y no encontró maldad en ella. O quizás es que no supo verla... -Pero está bien. Ya tenemos lo que necesitábamos, creo... No hará falta volverte a molestar a menos que pase algo grave, que supongo que no. Este es un sitio tranquilo, no como el resto de la ciudad, que es un caos...-Entonces, notó los dedos de la mujer planta sobre su pecho, mientras ella le preguntaba si quería algo más. No pudo evitar sonrojarse un poco al notarlo, para qué mentir. -La verdad es que...-Un zumbido breve y discreto llamó la atención de Gabriel. Al comunicador acababa de llegar un mensaje, pidiendo que volviera ahora mismo. Al parecer, habían encontrado un tipo que tenía muchísimas posibilidades de ser un miembro de HYDRA, y necesitaban sacarle todo lo que supiera y más. Suspiró, volviendo a guardar el dispositivo. -Parece que me tengo que ir ya.-Para un rato que tenía tranquilo...-Ha sido un placer, Hiedra. No creo que otros agentes vuelvan por aquí a menos que pase algo...-Se levantó, y recogió todo mientras hablaba. Estaba un poco preocupado: Si de verdad tenían un miembro de HYDRA, iban a tener mucho trabajo... Nunca se sabía que se podía esperar de ellos. Así que se despidió con una sonrisa de la pelirroja, y se dio prisa en volver a la civilización. Bueno, más que a la civilización... A Gotham.