[Minievento WWD] Cuervo de Sangre - "Es por tu bien..." 10/4/19 (Blood-Joker-Raven)

Habían pasado un par de días. Tal vez no mucho tiempo, pero no le fue necesario para ganarse el afecto de la joven que ahora tan confiadamente caminaba a su lado entre las brumas costeras de Gotham. Notó una ligera sacudida en su espíritu, y observó a la muchacha; Se envolvió en su capa, presa del frío. Cuando alzó la vista hacia su acompañante, él le dedicó una cálida sonrisa.

Había regresado a la catedral al día siguiente de su visita, sólo para encontrarla tal como la había conocido; Arrodillada en oración frente al gran altar, y así sería cada vez que acudiese a su encuentro. Sabía sin embargo que debía darse prisa, ya que el engaño no iba a durar siempre... Aquél maldito sacerdote no resultó ser tan estúpido como pensaba, y le considerase un secuestrador o algo peor, lo cierto es que la sospecha se acrecentaba en él respecto al misterioso visitante, algo visible en su desconfiada actitud. Pero por suerte, el desespero de Raven hizo que un desacostumbrado entusiasmo floreciera en ella cada vez que aquél extraño atravesaba la puerta del recinto sagrado, ignorando las advertencias del cura. Todo marchaba bien. Más que bien...

La suavidad de su trato, la dulzura en el modo de hablarle... Podía sentir cómo aquéllas pequeñas cosas la hacían feliz, y compartía su gozo con ella. Pese a que cometiese el error de renegar del legado de su padre, la compañía de la joven estaba resultando una experiencia muy gratificante, que empezó como una inexacta tormenta de emociones y diálogo, y lentamente había evolucionado en una melodía perfecta, sabiendo ambos qué hacer o decir en cada instante para complacer a su compañero. Sentía en su propia piel el alivio y la paz que ella obtenía de él, y la devoción y el respeto que le profesaba empezaron a convertirse en algo mucho más elevado. Más allá de la promesa de Trigon de entregársela, Sebastian podía creer ciegamente que eran el uno para el otro... Casi podía sentir el ardor de sus almas fundidas en un solo ente glorioso.

Raven... ¿Cómo podía haber tanta luz en un nombre que sólo prometía oscuridad?

Y pronto sería más perfecto... Ya quedaba poco para alcanzar el siniestro refugio del Joker. En la lejanía, recortadas por las luces de las partes más alejadas de la ciudad de Gotham, se erguían las siluetas de las viejas atracciones. Avanzaron en silencio hacia las mismas, hasta llegar a la entrada del recinto. Blood abrió la reja empujando con esmero y le cedió el paso a la joven encapuchada. Al verla avanzar entre las sombras, recordó su primera visita al lugar en busca del payaso. Aún estuvo allí en una ocasión más, cuando el Joker le hizo llamar para comunicarle cuándo y dónde debía llevar a la muchacha. La casa de espejos... Se preguntaba si quedaría alguno entero viendo el estado en que había dejado algunas de las atracciones por causa de su demencia.

"Maldito loco..."

Casi sintió un escalofrío, un leve arrepentimiento por tener que dejar a la hija de Trigon en manos de aquél monstruo, pero supo desvanecer aquél sentimiento antes de que ella sospechase nada. Al fin llegaron frente a la espectacular puerta con letras circenses imposibles ya de leer, pues estaban cubiertas con spray garabateando sonrisas de diversos colores, y entonces él le tendió su mano a una dubitativa Raven.

- Vamos, la persona de la que te hablé está aquí. Sabes que puedes confiar en mí, ¿verdad?

"Todo será mejor a partir de ahora" sería la lectura más acertada para lo que Blood transmitía a su acompañante en ese momento, con tal intensidad que resultaba difícil creer que el horror acechaba a la ingenua muchacha al final de las escaleras engullidas por la oscuridad del local.

Pero en cualquier caso, era por su propio bien.

Salvo por el sempiterno halo de oscuridad y bruma, la ciudad de Gotham no se diferenciaba tanto de otras ciudades americanas como Nueva York o Santa Mónica; la inmensa jungla de hormigón, acero y cristal se había ido extendiendo más y más a causa de la sobrepoblación de las ciudades, comiéndole cada vez más terreno a la playa, de manera que los edificios estaban tan próximos que la luz de los rascacielos confería un aspecto fantasmagórico a la bruma nocturna que se elevaba desde el océano.

Y, al igual que las anteriormente citadas ciudades, Gotham tenía también su parque de atracciones abandonado cercano a la playa, lugar donde antiguamente abundaron las risas y los juegos infantiles pero que ahora no era más que una sombra inquietante y lúgubre. Habría sido difícil experimentar un contraste mayor que el que ofrecía aquél viejo parque en donde la ambientación festiva y los decorados exagerados habían sido abandonados a la soledad y los estragos del tiempo. Ahora, sólo el silencio les acompañaba a medida que pasaban de largo las desmoronadas atracciones que aportaban una impresión extraña al conjunto, como si el lugar entero estuviera encantado. Raven se estremeció sintiendo la mordedura de algo más frío que el viento.

Ante ellos surgió la inquietantemente amenazadora fachada de la antigua casa de los espejos del parque y Raven se sorprendió al constatar que era allí a donde la llevaba Bastián. Le miró, insegura, y entonces él le tendió la mano.

- Vamos, la persona de la que te hablé está aquí. Sabes que puedes confiar en mí, ¿verdad? -le preguntó, y ella vaciló, oscilando la mirada entre su diestra extendida y sus ojos de color rubí.

- Hay algo... de lo que me gustaría hablarte primero -musitó, sin llegar a realizar el contacto, un contacto que, por lo general, se negaba a sí misma-. Bastián, he... he podido notar tus sentimientos -empezó, agachando la mirada para que su rostro quedara por completo oculto en las sombras de la capucha. Hablar de aquella clase de cosas siempre le producía embarazo-. He notado tu anhelo por... estar en mi compañía -sintió que se sonrojaba y agradeció haber tomado la precaución de ocultar sus facciones-. También he notado cómo hemos conectado... en éstos dos días... Cómo parecía que nuestras mentes y nuestras almas estaban... enlazadas de algún modo.

Se mordió el labio inferior pensando en Andy. Con el joven mago no había experimentado esa clase de afinidad en tan poco tiempo, sino que el afecto que había ido creciendo entre los dos había ido surgiendo de manera gradual conforme iba progresando su relación. En cambio, con Bastián... parecían tener tanto en común que la abrumaba la manera en la que habían conectado.

- Somos muy parecidos en muchos aspectos, incluida esa oscuridad que he visto dentro de ti, y admito... que me he sentido atraída... más de lo que me habría gustado. He sentido tus sentimientos hacia mí, pero... está mal. Yo... soy la hija de mi padre, no puedo permitirme sentir amor... ni ninguna otra emoción, y aunque no fuera así, creo... que necesitaría tiempo para aclararme antes de comprometerme con nadie.

Empezaban a ser demasiadas cosas que asimilar en tan poco tiempo. Primero había conocido a Lorenzo, y se había sentido inevitablemente atraída hacia él por su irresistible atractivo y por sus maneras caballerosas y gentiles, pero estaba enamorado de otra mujer y había sabido que no podría haber hueco en su corazón para nadie más, y lo había agradecido, porque le había hecho más fácil olvidarle, considerando que ella no podría jamás amar a nadie... Después había conocido a Andy, y aunque en un principio no tenían nada en común, habían ido desarrollando una bonita relación de cariño y aprecio mutuo en el transcurso de aquellos tres meses. Y ahora, de la nada, surgía Bastián, y notaba en él un deseo y un anhelo tan profundos como los que había notado en Lorenzo hacia su mujer, sólo que en éste caso, era ella la que despertaba tales sensaciones... Y eso la confundía. Normalmente la gente no reparaba en ella, y mucho menos los hombres... Estaba acostumbrada a ser ignorada ante la arrebatadora presencia de sus compañeras de equipo. La émpata no entendía todos aquellos sentimientos que la estaban abrumando aquellos últimos meses, posiblemente a causa de la pérdida de control que estaba teniendo sobre su lado demoníaco. Los acontecimientos vividos desde la Colisión habían ido debilitando sus defensas cada vez más, y cuanto más se debilitaba la barrera que bloqueaba sus emociones más probable era que ocurrieran aquella clase de accidentes. Pero no podía ser... y era necesario que Bastián lo comprendiera.

- No pretendo ser tan sabia como para saber lo que nos tiene reservado el destino, pero, por ahora... sólo dejémoslo tal y como está, ¿de acuerdo? Centrémonos en lo importante, que es derrotar a Trigón y detener esta invasión demoníaca.

Y, volviéndose para encarar la que sin saberlo sería su perdición, avanzó con paso resuelto hacia el interior.

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Las palabras que lentamente escaparon de los labios de la hija de Trigon sonaron como música celestial en sus oídos. Tímidamente, aquélla delicada criatura habló sobre el sentir que ambos compartían, cómo para ella no era ningún secreto el deseo que el pontífice de la Iglesia de la sangre había visto nacer en él, ¿pero cómo evitarlo? ¿Cómo, cuando el regalo más valioso que tu señor podía ofrecer, era también el más perfecto para tu humilde espíritu? Clavó su ígnea mirada en los grises ojos de la muchacha, y entonces lo vio; El miedo, la inseguridad...

"¡Maldita sea! ¡Deja de luchar contra tu destino, contra tí misma! ¡¿No te das cuenta que sólo así acabará tu penitencia?!"

Estaba seguro de que ese breve momento de ira no pasó por alto a la semidemonio, pero no temía por ello; Al fin y al cabo, en toda versión que pudiera darle, la razón de su enfado sería la misma: No quería verla sufrir más... Pero pronto todo acabaría. Era extraño pensar en ella como su amada, pues todo había ido muy rápido, sin embargo, sabía que era lo correcto. Su destino estaba marcado, todas las señales posibles lo indicaban. Solía preguntarse si todos los Hermanos sangre que habían desaparecido tras la colisión de universos tuvieron constancia de la existencia de la mesías, y si la adoraron como él lo hacía...

"Fracasados... ¡Mía será la gloria de complacerla y compartir la eternidad a su lado, en el reino que esculpirá Trigon para nosotros mientras ardéis en el olvido!"

Devolvió a Raven una expresión amigable y retiró su mano. Luego se apartó para cederle el paso.- Lo comprendo... Además, está ese chico que mencionaste, ¿Andy era? Que mi sentir no te inoportune...- Guiñó entonces un ojo a la afligida muchacha, conciliador- De todos modos, es la segunda vez que rechazas mi benevolente mano señorita. Cuando todo esto pase, no toleraré una tercera.

Ambos se adentraron en las tinieblas, bajando con cuidado los escalones. Al llegar abajo, el crujir de algunos cristales delataba el estado de la mayoría del material presente en el destartalado lugar. Pese a que se obligaba a sentir serenidad, en el fondo le inquietaba lo que el Joker tuviera pensado para la joven. No habían hablado en momento alguno sobre ello, y realmente, con tan sólo su presencia era complicado ser un émpata sin perder los estribos.

Sólo un poco más... Sólo un poco más de sufrimiento, y todo estaría en su lugar al fin.

El cuerpo del hombre reposaba sobre los cojines de un trono tan desproporcionado que sólo podría tratarse de alguna pieza ideada para evocar la fantasía escénica, con una dejadez tal que cualquiera podría llegar a pensar que era un muñeco de trapo a gran tamaño que algún crío había arrojado sin ningún tino sobre el estrambótico mueble forrado de terciopelo y tafetán rojo. Su barbilla estaba apoyada en el cojín circular del reposabrazos haciendo que su cuello se contorsionara hasta el límite de pegar la barbilla contra el pecho, donde reposaba su mano derecha. Apretaba en un puño un cojín de pedorretas desinflado con tanta fuerza que, si el cálculo fuera proporcional, el objeto sería tasado por todo el oro del mundo. La izquierda, colgaba por el borde de manera inerte, rozando con los nudillos el suelo. La estilizada pierna derecha estaba flexionada, encajado el pie bajo el otro cojín y manteniendo el talón pegado al culo, por la estrechez del asiento, no podía permitirse separarlo ni un sólo milímetro. La rodilla apoyada en el respaldo del mueble le daba un pequeño punto de apoyo, lo cual era un descanso considerable. La otra pierna, en un angulo recto y ubicada fuera del asiento bien afianzada contra el suelo, era como el ancla que le mantenía inamovible. Hizo una extraña mueca arrugando el rostro con enfado al inhalar el aire haciendo crujir los dedos de su puño apretado, retuvo todo en su pecho, y tras unos segundos de duda que se alargaban tanto como para dudar de si estaba vivo o muerto, empezó a soltarlo a bocanadas de tos ronca, a la que continuó una de sus inmensas sonrisas seguida de una extraña risa entrecortada que recordaba a un extraño y distorsionado canto de jilguero, que se alargó al menos tres minutos.

Parecía difícil de creer que Joker fuese casi tan inquietante dormido como despierto.

Su locura se reflejaba incluso en eso, una mitad lánguida y despreocupada, la otra tan firme que parecía imposible moverle del sitio ni un milímetro. Sus músculos en tensión delataban la enfermiza obcecación que podía llegar a alcanzar con el estimulante adecuado. Su sueño se caracterizaba por ser entrecortado, ruidoso, movido y en la mayoría de los casos, de despertares accidentados. Solía ser preferible no estar cerca de él cuando abriera los ojos, algo que, por cierto, también solía hacer a menudo cuando dormía. Tal era la inconstancia en su descanso, plagado de periodos de insomnio, que ni los especialistas habían llegado a determinar si en algunos casos estaba soñando despierto, consciente, o dormido. Lo cual había aprovechado en su momento, sin reservas. A pesar de eso, solía pedir que le despertaran cada pocas horas. No disfrutaba durmiendo, pero cuando lo hacía, era de manera superficial. Aunque resultaba "fácil" hacerlo, ninguno de sus hombres se hubiese atrevido a intentar despertarlo si les quedaba otra opción.

Cuando las figuras se reflejaron en los monitores de las cámaras diseminadas por toda la milla de la diversión, el hombre que supervisaba sintió un escalofrío que le recorrió la columna vertebral completa, y le puso la piel de gallina. Observó la figura tendida en el trono, que convulsionó como si por un momento el aire fuese venenoso, para volver a relajar todos los músculos después. Se levantó de la silla de oficina que utilizaba para mirar las imágenes que mostraban a la pareja adentrándose en el territorio del Joker, y después contuvo la respiración, tragó saliva a pesar de que tenía la boca seca como si hubiera tragado hormigón en polvo, y dio unos cuantos pasos hasta su jefe. Le tembló el labio al llegar hasta el, chasqueó la lengua, y trató de humedecer los labios, como si eso pudiese facilitar la salida de palabras de su garganta. Carraspeó con suavidad.

- Jefe. - susurró en voz baja. El aludido no se movió. - Ejem. Jefe. - repitió, algo mas alto. Alargó una mano hacia él, en el momento mismo en que los ojos verdes inyectados en sangre se abrían de par en par.

Se escuchó un grito, seguido de otro.

El hombre se arrodilló en el suelo, agarrándose la mano ensangrentada que el Payaso había mordido con fuerza. Su expresión desconcertada se convirtió en una ultrajada, en cuanto tomó un mínimo de conciencia de la situación y de dónde se encontraba.

- ¡¿QUE?!- no parecía darle ninguna importancia a los hilos de sangre que salpicaban sus comisuras, o el sabor metálico que tenía en la boca.

-Han... grñññ... han llegado. - aquellas palabras costaron un enorme esfuerzo.

Como si le hubieran insuflado energías renovadoras, o el trono tuviera un resorte, Joker se levantó, y apartó de un empujón al mensajero. Este se deslizó lo más lejos posible de él, apretando la herida de su mano para aliviar el sangrado. Repasó el interior de su boca con la lengua, y escupió hacia un lado, dejando un escupitajo como una salpicadura de sangre en el suelo. Con los ojos desencajados, contempló a las dos siluetas con capa surcar con libertad la milla de la diversión dirigiéndose a paso calmado a la casa de espejos.

- ¿Porqué están las luces apagadas? - Estaba claro que no podían hacer nada bien sin él. - Ya no importa. Vamos con retraso. ¡Pero el espectáculo debe continuar! - su sonrisa cubrió cualquier malestar producido por la mala postura. Su pierna y brazo derechos hormigueaban, pero nada iba a detenerle. Salvo la lamentable imagen que le remitía el espejo. - ¡Mi público me espera! ¡Y yo con estas pintas! - su preciosa sonrisa blanca estaba manchada de tal modo que no podía distinguirse de sus labios rojos.

Pero todo artista que se precie es capaz de ser rápido cuando el número lo requiere. Corrió hacia la percha en la que tenía sus trajes ordenados, limpios y planchados. Se puso una camisa color mostaza, ajustó sus pantalones con los tirantes, luego el chaleco y por último la chaqueta. No olvidó ir colocando las sorpresas en el orden adecuado. Desde el elektroshock hasta los gemelos trucados, no dejó detalle sin tener en cuenta. Eso es lo que diferencia a los profesionales de los artistas de pacotilla. Retocó peinado y maquillaje, aclaró sus dientes con enjuague bucal, asegurándose de que brillaban como sólo podían hacerlo sus dientes, y alargó la mano hacia el bastón de pomo redondo lustrado.

- ¡Listo! ¡Deséame suerte, Roy! Creo que hoy partiré unas cuantas piernas. HAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA - la carcajada reverberó en el interior de la inmensa sala, mientras ponía rumbo a través de los pasadizos a la Casa de los espejos. No parecía haber lugar para los gruñidos y lloriqueos de su despertador, que continuaba vomitando en la papelera que había junto al escritorio.

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Si algo le gustaba de la sala de espejos, como de su parque al completo, es que estaba remodelada a la perfección, justo a su gusto. En cuanto dió las órdenes pertinentes, su compañía encendió las luces, la música resonó por toda la feria, y la pareja, que había sobrepasado el Hall destartalado de la casa de espejos, atravesaría la oscuridad inhóspita del recorrido, hasta pasar por el primer sensor, el de la sala circular, que encendería de manera sorpresiva en la parte superior los focos de color azulado propio de la luz ultravioleta, y bloquearía la salida con un chasquido. La luz era insuficiente para ver mas allá de unos pocos metros, pero lo bastante para observar las pintadas fosforescentes, que intercalaban mensajes entre inmensos "HA HA HA", sonrisas pintadas, caras sonrientes, y algún que otro "Harley estuvo aquí". Pero lo más destacable de esa obra de arte multicolor eran las inusuales marcas que completaban el mural. Vistas de cerca, podía comprobarse que debían tratarse de huellas. Manos, pies, espaldas, siluetas, caras que parecían estampadas en las piezas destartaladas que formaban las paredes, mitad estructuras de madera, mitad cristales rotos que habían dejado sus esquirlas desparramadas sobre el suelo, remitiendo los horrores de las expresiones que los miraban una y otra vez. La creación de ese Collage había requerido ni mas ni menos que unos veintisiete pinceles distintos, cada uno con su rostro particular, con sus inquietudes y preocupaciones, con su modo único de pedir clemencia, y su irritante manera de llorar. Todo ello, sin la menor relevancia. Gotas de pintura se entremezclaban con manchurrones y salpicaduras que se habían vuelto marrones y rojos oscuros. La sangre coagulada daba un toque obscurantista a la gran cantidad de luz fosforescente de la escena.

- ¡Bienvenidos, Bienvenidos a la milla de la diversión!- la voz se escuchaba a través de los altavoces y tenía un tono adulterado, como de sistema de transmisión viejo. Llegaba distorsionada e inquietante, aunque no todo era por los medios técnicos. - ¡Me han dicho que hay una jovencita que necesita un poco de ayuda! Así que...- Con un silbido como de presión, la habitación comenzó a llenarse de humo desde abajo, salvo por un lateral, en el que se encendió una luz blanca, tan potente que amenazaba con cegarlos. Pero con toda seguridad, prometía ser mejor opción que la sala en la que estaban. Al entrar por el lateral, la sala se cerraría a sus espaldas con un cristal espejado, que se selló con el sonido característico. El humo que había entrado con ellos se disipó poco a poco. En cuanto recuperaron la vista, observaron la estancia. Se trataba, en apariencia, de un corredor alargado de paredes desiguales, recovecos, y rincones. Una especie de laberinto de reflejos. Cerca de donde se encontraban, veían sus caras remitirles sus propios ojos, pero al fondo. Al fondo del todo aguardaba una silueta morada, con ambas manos apoyadas frente al bastón que mantenía frente a sí. Incluso desde la gran distancia a la que aparentaban estar, se veía su amplia sonrisa roja bajo la ensortijada maraña de pelo verde, que ocultaba bajo su sombra unos ojos delirantes, fijados en su objetivo.

- ¿Quien quiere reírse?

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"¿No entiendes que la vida no es más que un gran gag? ¿¡Entonces porqué no te ríes?!"

Este post se ha escrito en conjunto con la user del Joker

A Raven no le agradó el arrebato de ira que percibió en su hasta ahora idílico acompañante. Era era una pacifista, criada en los principios e ideales de Azarath, y no soportaba la violencia en ninguna de sus formas. Sabía que los humanos, que carecían de su entrenamiento y dedicación, eran a veces dados a perder el control en explosiones súbitas de ira, y ni siquiera sus amigos más queridos se libraban de eso, pero le preocupaba que aquél pronto súbito se hubiera producido en Blood cuando ella le había dicho que no le era posible satisfacer sus deseos. En situaciones como aquella lo lógico era esperar comprensión, como había hecho Wallace, no ira, y no pudo evitar sentirse inquieta por lo que aquello podía revelar acerca de su carácter. Por otra parte, tampoco podía olvidar que había sangre de demonio corriendo por sus venas, y que quizás por eso tenía mayor dificultad para controlar sus impulsos, y, sin embargo, lo hizo... pues el repentino estallido emocional no tardó en desaparecer para ser una vez más sustituido por su plácida y ya acostumbrada adoración hacia ella. Quizá tendría que valorar más el esfuerzo que debía haber realizado para aplacar la llamada de su naturaleza antes que el irremediable surgimiento de la misma...

- Andrew... Las mismas razones que me impiden ceder a tus deseos son las que me mantienen a su vez apartada de él... Es mi destino estar sola.

Le miró, confundida. ¿Había sido una amenaza velada aquello último que había dicho? Le había guiñado un ojo, pero a la azariana siempre le costaba trabajo entender el humor y los dobles sentidos de los terráqueos, pues tales cosas nunca habían existido en Azarath, donde la gente se relacionaba entre sí de manera clara y directa. ¿Qué le había dicho Roy?: "si es un comentario que te parece ilógico o estúpido seguramente sea una broma". Los sentimientos que percibía en él no se correspondían con una amenaza, ni tampoco su lenguaje corporal... Debía de haber sido una broma.

Cuando él le cedió el paso avanzó cautelosamente en la oscuridad, pero se detuvo al notar el repentino estruendo de la música del parque y las atracciones al activarse. Sin embargo, antes de que pudiera preguntarle nada a su acompañante, las luces se encendieron de repente sobre sus cabezas y la puerta que acababan de atravesar se bloqueó con estruendo tras ellos. Raven se mantuvo serena sabiendo que podría teleportarse de allí junto con su compañero en cualquier momento... hasta que vio las "pinturas" de las paredes. Mucho antes de ver la sangre ya sabía que aquellas marcas no habían sido obra de la creatividad de un artista... Las expresiones de terror reflejadas eran demasiado auténticas, demasiado... reales... Todo rastro de color que pudiera quedar en su rostro se desvaneció dando paso a una palidez aterradora, y retrocedió en cuanto vio que su zapato de tacón izquierdo descansaba encima de una mancha de pintura con un sospechoso color rojizo...

- ¡Bastian! -exclamó, genuinamente asustada-. ¿Qué es éste lugar? ¿Dónde estamos?

- ¡Bienvenidos, Bienvenidos a la milla de la diversión! -clamó una voz distorsionada a través del sistema de altavoces, respondiendo a su pregunta.

Se produjo un silbido, como cuando el humo escapa de una olla a presión, y la habitación comenzó a llenarse de un humo asfixiante al tiempo que un sistema de luces les marcaba la única salida disponible. Tanto Raven como Blood se dirigieron rápidamente hacia allí y, cuando la puerta espejada se cerró a su espalda, dejando atrás el humo, la muchacha se apoyó tosiendo sobre los espejos que tenía a su izquierda y una repentina impresión de miedo intenso la asaltó. Asustada y sorprendida se apartó del espejo hasta que su espalda chocó con la pared que tenía detrás... donde, en cuanto su piel hizo contacto con la tersa superficie, una sensación de temor incapacitante la fue invadiendo, extendiéndose por todo su ser, bloqueándola, paralizándola, asfixiándola...

- Bastián... Hay... almas detrás de estos espejos -musitó, volviéndose para rozar la pared acristalada con las yemas de sus dedos, impactada y angustiada-. Son personas... varias... y están sufriendo... Tenemos que ayudarlas...

- ¿Quien quiere reírse? -dijo entonces una voz.

Raven, quien hasta entonces había estado demasiado bloqueada por la miríada de sensaciones aterradoras que la estaban invadiendo, no había podido reparar en la casi tangible locura que parecía bullir dentro del corredor... una locura que no procedía de la silueta que aguardaba en el extremo.

- ¡Tú! -rápidamente el temor que la hija de Trigón sentía se transformó en ira y furia abrasadora-. ¿Qué les has hecho a estas personas? ¡Libéralas ahora mismo! -exclamó, al tiempo que su ser alma se proyectaba furiosamente desde su cuerpo con la intención de atacarle, mas se detuvo unos segundos, unos valiosos segundos en los que se centró en separar el bombardeo constante de emociones que fluían a su alrededor para tratar de detectar la verdadera fuente de aquella ponzoñosa locura. Los trucos de luz y espejos no podrían engañar a su ser-alma, pero la sobreestimulación de emociones podía confundirla, especialmente en el estado en el que ahora se encontraba.

Y es que, en otras circunstancias, nada habría hecho reaccionar a Raven de esa forma impetuosa. Pero no estaba en disposición de fallar a su lado demoníaco, ahora que el fin del mundo parecía a punto de cumplirse, y se había instaurado el infierno en la tierra. Pero como suele decirse, el tiempo es oro, y el Príncipe Payaso del Crimen no iba a interrumpir su sueños agitados para esperar que su público aplaudiera. Siempre había tenido una sola norma. No explicar el chiste a quienes no lo cogían.

Con una carcajada aguda, que cada vez se hacía mas fuerte, o puede que rebotara en las paredes causando una reverberación del todo inquietante, Joker pulsó uno de los botones escondidos en el pomo del bastón, dejando caer el telón que escondía las ilusiones escondidas. Cuando pasas tanto tiempo en salas de interrogatorio, comisarías, y encerrado en Arkham, se te ocurren infinidad de cosas que hacer con el cristal. El funcionamiento de los "espejos de una sola cara" era fascinante, y ahora, solía incluirlos en sus números con asiduidad. Poca gente sabía que en realidad no era un truco de espejos, si no de iluminación. Era algo que funcionaba en ambos sentidos, siempre y cuando las luces de un lado fuesen intensas, y las del otro, muy, muy tenues. En eso se había basado para construir esa maravilla, que ahora tanto Blood como Raven estaban a punto de disfrutar.

En el interior de la sala, donde la luz era deslumbrante, Raven podía ver su reflejo repetido, y de hecho, el Payaso que tenía enfrente no era sino un espejismo del hombre que se ocultaba guardando esa postura en un recoveco lateral. Sin embargo, cuando el botón fue pulsado, en el momento mismo en que ella le exigía explicaciones, él desveló la averiguación que Raven había hecho sólo apoyando sus manos en los cristales. La luz del interior del corredor se apagó... y las salas que había al otro lado de los espejos se iluminaron. Celdas de un metro cuadrado, iluminadas con una luz tan fuerte que la gente que había en su interior se cubrió los ojos con las manos, entre gemidos, todas de cara a la galería, que ahora, mas que una casa de espejos, recordaba a ese rincón apartado de la humanidad que llamaban Arkham. Seis hombres adultos, siete mujeres, cuatro adolescentres, tres chicos y una chica, y un niño pequeño, que lloraba hecho una bola justo en el cristal en el que ella había apoyado la mano. Con el flashazo provocado con la luz, el corredor se inundó de gritos, llanto, golpes al cristal e incluso súplicas, pues no era sólo la luz lo que se activaba con el botón, si no también, el interfono que cada sala poseía para escuchar lo que pasaba en su interior. Aquello sin duda, impidió que el ser alma, que había salido despedido tras la reacción de Raven, impactara en el Joker, desvaneciéndose a causa de las numerosas sensaciones que acosaban a la hechicera. Tras caminar, y ponerse a la vista saliendo del recoveco del lateral, de algún modo, la sonrisa del payaso pareció crecer aun más, aunque pareciera imposible. Era perceptible incluso a pesar de la luz tenue.

- Retén ese genio, o te mandaré con ellos. - golpeó el espejo de una de las salas cercanas, haciendo que el rehen se encogiera de terror, y diera un grito, contemplando a Raven con esos ojos penetrantes que parecían capaces de atravesarla de parte a parte. - No creáis que no aprendo de lo que me pasa en Arkham. A mi también me mandan a aislamiento de cuando en cuando. ¡Pero!- volvió a pulsar el botón, encendiendo el interior, cegando a la pareja de nuevo. Los gritos se silenciaron, y el Joker volvió a repetirse una y otra vez. - Hoy estoy aquí por ti. - una mano enguantada se tendió hacia Raven- Coge aire, pide un deseo, cuenta hasta tres. su voz se volvió suave, como parecía imposible en el payaso. Pero había algo importante que no había que olvidar. Un artista como él dominaba todas las artes escénicas del mundo. - "Come with me, and you´ll be, in a world of pure imagination."- la canción del clásico "Charlie y la fábrica de chocolate" inundó el corredor, ofreciéndole a Raven la tentadora oferta acompañada de la enguantada mano que se tendía hacia la hechicera.

La mano de ella, sin embargo, no se despegó del cristal en el que la había apoyado tras regresar a su cuerpo, en el punto exacto en el que había visto que sen encontraba el niño. Cuando se volvió para mirar al Joker, había lágrimas corriendo por sus mejillas. Lágrimas de dolor y compasión por las personas que estaban sufriendo allí.

-Loco -musitó con pesar-. ¿Es que acaso no sientes el dolor que te rodea?

Si su grupo hubiera estado allí para ayudarla habría podido ir teletransportando a esas personas a un lugar seguro mientras ellos se ocupaban del Joker, pero... no estaban, ¿verdad? Ella les había dado de lado, y ahora ya no creía que Bastián fuera un amigo, ni que tuviese realmente intención de ayudarla. Y ella estaba tan débil... Aún podría irse, abandonar el lugar, pero no podía... No podía abandonar a esa gente en sus manos.

Las emociones que le llegaban procedentes del Joker eran como una nube turbulenta plagada de diversión, necesidad, excitación y anticipación, pero no captaba ninguna sensación que implicara peligro para ella. Le prometía cosas que parecían imposibles en el maníaco, y sin embargo, no encontraba mal en él. Experimentaba algo que parecía imposible que tuviera. Detectaba en el Joker deseo de... ayudar. ¿Acaso podía rechazar su ofrecimiento, sobretodo sabiendo lo que se escondía al otro lado de esos espejos?

- Está bien... -dijo poniéndose en pie y mirándole con desprecio que apenas podía reprimir, no en su estado actual-. Di lo que tengas que decir, pero no tocaré tu mano.

Y Bastián... No podía ni mirarle. Estaba claro que la había traicionado.

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En cuanto el payaso hizo aparición, la inquietud de la muchacha se hizo patente. Blood observó la escena lanzando una mirada fugaz de advertencia a su extraño aliado. La bruja empezó a moverse, acariciando nerviosa los espejos, sintiendo a los prisioneros que ocultaban. Sebastian podía notar el torrente de emociones que empezaban a arremolinarse en el interior de la joven; Miedo, inseguridad, tristeza, ira...

Y entonces lo sintió; Cuando la morena reprendió al criminal por los horrores que estaba contemplando, notó el latido de su poder demoníaco sacudir su espíritu. Estaban tan cerca... Pero había algo más. Rencor. Hacia él.

Sin duda ella se sentía traicionada por ser llevada a un lugar tan horrible, algo normal, pero el objetivo era precisamente perturbar su paz y serenidad hasta que su verdadero ser aflorase, y pese a ello, Blood sintió la necesidad de justificarse.

- Raven... Te dije que te ayudaría a ser más fuerte, que no tendrías que sacrificarte, y es lo que voy a hacer. Pero sabes que sólo hay una manera de liberar todo tu potencial...-Se acercó a la muchacha, quedando a un par de pasos de su espalda, donde se detuvo- Sabes que esto es necesario.

Más ira, más resentimiento. Odiaba recibir eso de ella... Apretó los puños conteniendo sus propias emociones, dolido por ese eterno momento. En un instante crítico, libró en su interior una batalla entre su confianza en el proceder de su señor, y su propio deseo de librar a la joven de su espantosa prueba, tan sólo por no perderla. Sabía que después de esto, nada volvería a ser como en la catedral; ya no habría conversaciones que buscasen reconfortarse mutuamente, ya no podría sentir la calidez de su alma abriéndose a él, confiada... ¿Acaso valía la pena perder todo eso, si igualmente su destino era estar a su lado? ¿No podría haber sido siempre así?

No... Trigon deseaba que las cosas sucedieran de aquél modo, y su palabra lo era todo en el mundo del Hermano sangre. Nada estaba por encima de eso, y menos aún la voluntad de su siervo.

Agachando la cabeza, comenzó a susurrar para sí los salmos de la biblia de sangre, tratando de serenar su pensamiento.

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[Minievento WWD] Cuervo de Sangre - "Es por tu bien..." 10/4/19 (Blood-Joker-Raven) Firma_10

No era la primera vez que se enfrentaba a un público difícil, pero el desprecio era algo que el Joker no llevaba nada, pero que nada bien. En este caso no se trataba de aquellos que no eran capaces de entender el chiste, el grupo que siempre arruinaba la pureza de la comedia con sus preguntas, sus requisitos y sus objeciones. El hombre que hace un mal chiste se ha tomado mas molestias, tiempo y esfuerzo, que quien lo critica. Eso estaba siendo mucho peor. Se trataba de una persona por la que se había esforzado; tratando de hacerle entender el absurdo y patético número cómico constante que era la vida, incluso en el momento actual en que los informativos mas positivos habían dado la calificación de "El fin del mundo"; y que prefería cerrar los ojos, cubrirse los oídos, y no darle siquiera la oportunidad de contar el chiste. Le habían llamado loco muchas veces, pero a la pregunta que sobrevino a esa afirmación... a esa sólo podía responder con la verdad.

Su rostro se transfiguró de un modo extraño, porque el maquillaje era inalterable y jugaba un papel primordial en el escenario, pero ni una perfecta aplicación podría encubrir la mueca de desprecio en la que se había convertido. Como si esa pregunta le hubiese supuesto una afrenta de una magnitud incalculable, sus ojos atravesaron los de Raven, obviando sus lágrimas y la presencia de Blood por completo. Si una mirada tuviera la capacidad de penetrar a través de la carne, esa se habría metido hasta el mismo corazón de la Titán, arrancando antes con una lentitud premeditada cada capa intermedia de piel, músculo, hueso y órganos.

- ¿Es que tú sólo lo sientes ahora?- las implicaciones de esa pregunta, que no era otra cosa que una respuesta, podían pasar desapercibidas. En función de a qué tipo de receptor llegaran. Pero si a Raven aún le quedaba capacidad para entender las emociones, vería algo que durante todo el tiempo había estado ausente. Un dolor tan fuerte que eclipsaba el de toda la sala.

Cordura.

Un entendimiento de una naturaleza tan racional que parecía imposible que esa chispa surgiera de un cerebro que se consideraba tan deteriorado como el del Joker. No hubo un proceso previo, ni tan siquiera de unos pocos segundos. Aquel instante de lucidez desapareció en un arrebato explosivo que se volcó contra las paredes. De un movimiento, lanzó el bastón hacia arriba para poder agarrarlo de la parte central, y cogiendo todo el impulso del que era capaz, el payaso golpeó las paredes con toda su fuerza, en total silencio. En el interior de la sala no se oían mas que los golpes frenéticos contra el cristal, que demostró una resistencia asombrosa. El pelo verde se esparció por la cara en mechones desordenados, y la parte trasera de la chaqueta flotaba en el colérico golpeteo que se daba sin cesar a un cristal que no cedía. Pero del otro lado... Del otro lado, sólo el par de émpatas "oían".

- ¿Y AHORA? ¿LO SIENTES? ¿¡EEH?! ¿¡LO SIENTES AHORA?!- la incomprensión, el dolor, la tensión, el estrés, y sobretodo eso, una melodía de terror absoluto a lo desconocido. La sensación mas humana de todas. Algunos habían sobrepasado su límite, e incluso se golpeaban contra el cristal, deseando que aquello sólo acabara. Hay que ver lo sencillo que es empujar a alguien hacia los deseos de muerte, en cuanto su imaginación pone a funcionar la máquina. El Joker dejó resbalar el bastón hasta el suelo, y se apoyó con ambas manos, con las piernas separadas a la altura de los hombros, jadeante, mientras sus ojos se ensombrecían. Las lágrimas se habían mezclado con las gotas de sudor. Respiró en profundidad una sola vez, mientras volvía a mirar hacia el frente. Atusó su pelo hacia atrás, para volver a quedar peinado a la perfección. Su sonrisa había retornado a su rostro. Se alzó sobre sus puntillas y con un largo suspiro, descargó el peso hasta los talones, para apoyarse estable otra vez. - No te gastes dándole sermones. HAHAHA. - el cura de la sangre no estaba haciendo mas que entorpecer las cosas. Él ya había jugado su papel de desengaño. Ahora era hora de aprovecharlo. - Aquí es donde su parte en el camino de la salvación se termina, "padre". - Sus ojos verdosos volvieron a Raven. ¿Cuánto hacía que no parpadeaba? - Te ofrezco un viaje a un lugar al que nadie vuelve sin una sonrisa en la cara.- por entre sus labios tirantes llegaban a verse las muelas.- La verdad. - ladeó el cuerpo, ofreciéndole con una mano el pasillo tras de sí. Lo que había mas allá, sólo ella podía averiguarlo. - Hazlo a mi manera, Raven, y te dolerá a ti mas que a ellos. - la carcajada siguiente habría sido capaz de helar el infierno en la tierra que daba lugar ahí fuera. Todo el mundo tiene una predisposición respecto a las criaturas que los rodean, algunos tratan de entenderlas, otros las utilizan, otros las cuidan y otros las explotan. Sin embargo, el final para todas esas opciones siempre era el mismo, y cuando se abandonaba la seguridad que proporcionaba la burbuja del entorno, del pensamiento y de las costumbres, entonces encontrabas la inspiración. Era de ahí de donde provenían la mayoría de sus números, la crítica, la sátira, la comedia misma era la respuesta superior, lo que otros habían encontrado en el engaño de la meditación, en el triunfo, en el reconocimiento, en el poder o en Dios.

Pero todos ellos se equivocaban. Porque una vez vista la verdad, la carcajada era la última respuesta. Y Raven tendría la suerte de descubrirlo esa noche.

- Te nombro guardián de los desamparados, Hermano. En nomine patri, et filli, et espiritu sancti. - se carcajeó, con un renqueo entre dientes, haciendo un gesto teatral con el bastón, mientras le dedicaba una mirada profunda al hombre al que, en cuanto abandonaran el palacio de espejos, pensaba encerrar allí. Era una pieza importante, aunque no esencial, de todo el proceso. Sólo esperaba que no le diera más problemas con su palabrería. No podía ser mas aburrido. Era como una figura paterna, con todo lo que implicaba. Toda su solemnidad, los "por tu bien" y los "te lo dije". Detestaba como los "hombres de bien" se escudaban en eso para educar en el terror de la seriedad.

En ese punto, la situación no podía parecer más controlada, a la espera de una respuesta. El payaso poseía una perturbadora tranquilidad, y sus emociones se convirtieron en una bruma. Como si tuviera la mente en blanco. La exaltación había desaparecido. Para Raven era algo familiar. Casi como si estuviese a punto de entrar en trance. La decisión estaba clara. O ella, o ellos. Y como buena empata, seguro que no le sería difícil escoger.

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"¿No entiendes que la vida no es más que un gran gag? ¿¡Entonces porqué no te ríes?!"

Desde que tenemos uso de razón, la sociedad nos inculca una serie de verdades que se dan por supuestas e innegables, como que los círculos son redondos, que el cielo es azul, o que dos más dos son cuatro. Pero hay personas que son capaces de pensar fuera de la caja, de escapar a las normas y reglas que la sociedad nos impone, personas que deciden que la palabra "círculo" no es más que un concepto inventado por el hombre, que el color azul del cielo en realidad depende de la refracción de la luz y que dos más dos bien podrían ser cinco.

Ese tipo de personas, dotadas de un sentido de la claridad tan particular que los demás lo confundían con locura, solían tomarse las cosas negativas desde un punto de vista humorístico, optando por sonreir y aceptar que la vida no es más que una bomba de relojería que en algún momento tiene que explotar en lugar de volverse loco de ansiedad ante la incertidumbre. Era lo que se consideraba como "supracordura" y consistía en sustituir los “por si acaso” en “por supuesto”. En vivir en el “aquí y ahora”. En comprender que en cuestión de un segundo tu vida entera podía irse a la mierda cuando tu mujer embarazada moría electrocutada al probar un calientabiberones eléctrico que dio un fallo de corriente.

Hunter S. Thompson dijo: "La vida no debería ser un viaje hacia la tumba con la intención de llegar a salvo con un cuerpo bonito y bien conservado, sino más bien llegar derrapando de lado, entre una nube de humo, completamente desgastado y destrozado, y proclamar en voz alta: ¡Uf! ¡Vaya viajecito!".

Se trataba de un periodista con una visión del mundo que iba más allá de lo socialmente establecido, alguien capaz de ver la realidad de las cosas. Alguien que terminó volándose la tapa de los sesos mientras hablaba por teléfono con su mujer por la simple razón de que estaba... aburrido. Fue afortunado. Podría haber terminado convirtiéndose en el Joker.

Porque, y he aquí lo que seguramente nadie sabía, el Joker no estaba realmente loco. ¿Qué persona realmente loca es capaz de trazar los planes al nivel de detalle que él lo hacía? El Joker podía ser imprevisible, pero no había caos en sus acciones. Siempre sabía muy bien lo que hacía y por qué lo hacía. Y en aquellos momentos también a Raven le quedó claro, y dicho conocimiento fue aún más aterrador que la idea de su locura.

Aceptar lo que el Joker hacía se volvía más simple al pensar que se trataba de un hombre trastornado. Pero la idea de que pudiera haber cordura detrás de tanta insania era... demencial. ¿Qué clase de hombre cuerdo podía hacer lo que el Joker hacía?

La mente de Raven, tan bondadosa y racional, no pudo asimilarlo. El dolor fue... como si le estuvieran cercenando el cerebro con un cuchillo al rojo, y el terror de los prisioneros cuando comenzó a golpear el cristal no hizo sino empeorar la situación.

- ¡Aaaaah! -gritó, doblándose sobre sí misma como si un profundo dolor le atenazara el estómago.

- ¿Y AHORA? ¿LO SIENTES? ¿¡EEH?! ¿¡LO SIENTES AHORA?!

- Basta -musitó, con los dientes apretados mientras pugnaba por contener lo que afloraba por brotar en su interior-. ¡Basta! -echó la cabeza hacia atrás con violencia haciendo que la capucha resbalara y dejara a la vista su rostro perlado por el sudor. Las facciones demoníacas eran cada vez más visibles, y el color de su piel se iba volviendo de un color cobrizo-. Para, por el amor de Azar. ¡Si todavía queda piedad en tu corazón, detén lo que estás haciendo!

Milagrosamente Azar respondió a sus plegarias y el Joker se detuvo. Raven abrazó aquél instante de paz, aunque el miedo que atenazaba a las víctimas aprisionadas tras el cristal estaba lejos de desaparecer, pero al menos ya no era el estridente chirrido de una tiza rota sobre pizarra. Su corazón bombeaba agitado en su pecho, le costaba respirar. Apenas podía alzar la mirada para ver lo que estaban haciendo Joker o Blood. Sólo le escuchó decir que su parte en todo aquello había terminado y que ahora debían seguir solos.

No, por favor, suplicó para sí la émpata. Aquello había estado cerca, muy cerca. No sabía cuánto más podría soportar. Estar a solas con el Joker iba a suponer un tormento para su alma fracturada. Pero no tenía más opciones, estaba demasiado débil como para intentar teletransportarse a sí misma o a las víctimas. Si lo hacía era más que probable que perdiera el control sobre su ser-alma, como le había ocurrido con Andy. Necesitaba... necesitaba una manera de acabar con su vida, pero... ¿cómo? No tenía armas. Quizá... quizá pudiera romper alguno de esos espejos y usar los cristales, pero no podía enfrentarse a los dos hombres. Joker le estaba ofreciendo una posible salida, la oportunidad de estar a solas, sin aquél al que había llamado "padre". No sabía si podría contra Joker en el estado en el que se encontraba, pero sin duda tendría más posibilidades que contra los dos a la vez, así que se puso en pie, vacilante y apoyándose en el cristal y le siguió a través del pasillo. Al menos así le alejaba de los prisioneros.

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Cuando al fin la escena montada por ese loco terminó, Hermano sangre dejó de recitar aquéllos mantras que le habían apartado del momento en busca de serenidad. La muchacha estaba cerca... muy cerca ya de tomar su verdadero aspecto. Podía notar su inquietud, y sentimientos más oscuros arremolinarse en su ser, combatiendo una voluntad férrea... y aunque le resultase fastidioso reconocerlo por respeto a su señor, admirable. Su gesto se torció al oír la retahíla de idioteces que decía aquél siniestro hombrecillo, culminando en una mueca de profundo desagrado cuando se refirió a él como "Padre". Bastante tenía con tener que vender al mundo su iglesia disfrazándose de la ridícula fe de los demás, como para que alguien en apariencia sin creencias, le tildase de papaíto de nadie.

- ¿Guardián de los desamparad...? - No llegó a formular su pregunta, cuando los espejos giraron como si la sala entera fuese una gran rueda, cerrando el paso tras ellos. Saliendo de su sorpresa, Blood se descubrió a sí mismo encerrado en la oscura sala circular, iluminada tan sólo por la temblorosa y tenue luz de unos cuantos neones morados y verdes, que titilaban por el esfuerzo energético del lugar al transformarse. Los prisioneros del Joker le rodeaban, sollozantes, suplicantes... observándole a través del cristal de sus celdas.

-¡Reza para que ocurra el milagro, hermano! JajajaJAJAJAjAJajajaja- La voz del Joker parecía atravesar todos los recovecos de aquél espantoso lugar, siendo imposible determinar de dónde venía. Blood sintió ganas de destruir toda la estancia en persecucón del mismo, pero se reprimió, recordando que el criminal tenía razón...

- Aquí acaba mi papel... Ya.- Se paseó en busca de un lugar apropiado donde meditar, y cuando se sentó en el único hueco seco del suelo, el único niño de entre los prisioneros empezó a golpear el cristal. Los grandes ojos color avellana del pequeño pedían ayuda a aquél desconocido desde el otro lado.

El religioso sonrió. Por fin algo elaborado por ese maníaco le hacía gracia; Un espíritu inocente y puro se asomaba al abismo en busca de salvación...

Se aproximó al cristal y observó al crío con sus brillantes ojos rojizos. Con la mano, le dijo que se fuese al fondo de la celda, y él así lo hizo. Al instante siguiente, el cristal voló hecho añicos, víctima de una descarga de energía mística que no llegó a dañar al infante, que empezó a llorar asustado. Con calma, el pontífice se introdujo en la celda y cogió al pequeño en brazos, calmándole, luego observó a los demás, que se echaron al fondo de sus celdas esperanzados. Poco a poco fueron liberados, y rodearon a su salvador, buscando agradecerle el gesto, tratando de abrazarle o besando sus manos presos de la histeria. Blood alzó una mano para acallarles, y cuando se calmaron, dejó al pequeño de nuevo en el suelo para dirigirles unas palabras.

- Calmaos, pobres olvidados, pues eso es lo que sois... Ya sé que muchos estaréis deseando volver a vuestros hogares, con vuestras familias, pero la verdad no os gustará. Allí fuera, ya nadie os espera. La policía dejó de buscaros, a sabiendas de que vuestro captor era alguien tan terrible. Prefirieron daros por muertos. Negadlo si podéis... conocéis esta ciudad, conocéis su podredumbre, que donde mejor enraíza es en el corazón de aquéllos que juraron protegeros... -Los adultos y jóvenes, cada vez más desanimados, tuvieron que rendirse a las palabras del desconocido, y cada vez agachaban más la mirada. Era un caldo de cultivo perfecto...- Pero no temáis... No todos somos hijos de Gotham. Acercaos.

Poco a poco, usó su poder para sanar las heridas, y también las almas rotas de aquéllos infelices, con promesas de un nuevo hogar y una gran familia, una nueva vida, con un futuro glorioso y muy cercano, abrazados por aquél ser milagroso que ahora les socorría.

Al menos sacaría algo de aquélla visita si el payaso fracasaba.

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FDI: Tanto éste texto como los siguientes han sido escritos en conjunto entre las usuarias de Joker y Raven.]

La azariana, con su contextura pequeña, parecía aún más frágil ahora que estaba casi arrastrándose hasta el exterior. Se apoyaba contra la pared de salida, también plagada de espejos, con la suerte de que tras ellos ya no quedaban prisioneros. Aunque eso no quería decir que no estuviesen cargados de otro tipo de sorpresas. La distancia a la salida se hizo eterna y laberíntica, pero sirvió a la joven para reponerse poco a poco. El aire fresco acarició su rostro ofreciéndole un leve alivio de la sensación asfixiante que había experimentado en ese horror acristalado donde era imposible olvidar que estaban todas aquellas personas sufriendo. El paso que mantenía el hombre que caminaba por delante a poca distancia, corto y seguro pero con ademán danzarín, delataba una jovialidad que no parecía compatible con lo que acababan de vivir. Dentro de la perturbación que producía su presencia, el Joker transmitía una extraña y retorcida sensación de fantasía, como si el mundo que le rodeara no fuera más que un espejismo incapaz de afectarle.

Caminaban por la gran avenida que en otras circunstancias habría mostrado el hermoso colorido de la iluminación de las atracciones, por muy machacadas o hechas polvo que parecieran. Pero ahora no. Ahora sólo una ristra de bombillas colgadas de los postes que señalaban la avenida principal estaban encendidas, dándole a todo un aspecto destartalado. El lugar entero transmitía una atmósfera de tristeza inquietante, como la de un colegio cerrado que están a punto de derruir.

Joker detuvo su marcha, de manera tan repentina que de haberlo seguido de cerca se habría chocado con él de forma irremediable. Giró sobre sus tacones italianos, produciendo un crujido en el suelo. Se inclinó un poco, para observar el rostro de su interlocutora en profundidad. Para un hombre que variaba tanto y de forma tan drástica de sensaciones y emociones , Raven encontró un extraño alivio momentáneo. Con la seguridad de quien se ve del lado bueno de los barrotes, percibió los sentimientos de la bestia que tenía delante como si durante un momento estuviera enjaulada.

Y allí estaba ella, en mitad del parque abandonado, frente a frente con uno de los criminales más temidos de Gotham, y posiblemente de toda América: el Joker.

Éste se acercó a ella y la miró fijamente durante varios segundos. Las emociones que en aquél momento envolvieron a la azariana eran tumultuosas como un mar agitado: excitación, violencia, anticipación, tristeza, hastío, dolor... Todas ellas la golpeaban como olas en mitad de una tormenta, amenazando con arrastrarla hasta el fondo. Era demasiado... demasiado para poder procesarlo, como si docenas, cientos o miles de almas le gritasen al unísono desgarrando las protecciones de su frágil alma.

Pero Raven era una émpata, vivía de las emociones, y, por tanto, había aprendido a controlar las suyas. Si su control sobre su voluntad no fuera tan férreo, el mundo habría sido destruido a manos de su álter ego y su demoníaco padre hace mucho. Así que, en lugar de luchar y tratar de resistirse contra las violentas emociones del Joker, simplemente se entregó a ellas, permitiendo que la condujeran hasta el lugar de su mente que reservaba para la meditación.

Y allí, a salvo en su interior, sola con su alma y su mente, murmuró las palabras que Azar misma le enseñó: Azarath. Metrion. Zinthos. Aquellas palabras siempre le traían paz, y en esa paz, el océano embravecido se transformaba en un mar en calma, con sus olas lamiendo mansamente la arena y arrastrando consigo bonitas conchas hasta la playa. Sobre ella, en lugar de la fría noche de Gotham lucía un recién salido y cálido sol dorado.

Entonces, escuchó su voz:

- ¿Sabes? El papel de los payasos está muy infravalorado hoy día -le dijo, su rostro muy cerca del suyo, con una sonrisa que, más que afilada, parecía interesada y casi comprensiva-Siempre ha habido clases y clases de payasos: el mimo, el arlequín, el payaso triste, el payaso feliz... ¿Sabes lo que tienen en común? Que casi siempre son ridículos, porque así incluso las personas de a pie más miserables pueden tener el alivio de no ser tan desgraciados -sus ojos verdes se clavaron en los grises de ella, expeditivos, como si fuese capaz de ver a través de ellos cada uno de sus pensamientos.

En ese momento debería haber huido, desapareciendo entre dimensiones hasta alcanzar un lugar seguro lejos de aquél lugar de pesadilla, pero no lo hizo. Siguió escuchando, sin que ninguna clase de emoción aparente o reacción alterase la perfecta e inamovible quietud de su rostro.

- La gente comete el error de pensar que lo ridículo es estúpido. E incluso si no fuera una lumbrera... -Joker unió sus labios rojos para dejar escapar una risita ronca entre dientes- Incluso yo sabría darme cuenta de por qué alguien tendría interés en dar tartazos en la cara al payaso diabético- Con un gesto veloz tensó la espalda, levantándose como si de un payaso salido de una caja de sorpresas se tratara- Y dime... ¿por qué ese santurrón te ha arrojado directa hacia mi cara, mi pequeño lemonpie?

Por toda respuesta, la azariana negó suavemente con la cabeza, el rostro amparado por las sombras que su capucha proyectaba.

- No te confundas, engendro... -sus palabras podían parecer ofensivas, pero su tono en cambio era perfectamente neutral, como quien simplemente se limita a hacer una observación desprovista de cualquier clase de valoración o juicio-. Te diriges hacia mí con la confianza y la cercanía que mostraría un amigo... Pero yo no soy amiga del mal, y en ti percibo claramente el hedor de la locura y la muerte. No intentes congraciarte conmigo porque tú y yo nunca podremos ser otra cosa más que enemigos, y los enemigos no charlan sobre asuntos triviales ni comparten intimidades.

Joker estaba muy equivocado si pensaba que ella iba a contarle nada acerca de su relación con Sebastián o de la manera en la que la había engañado. ¿Por qué habría de ofrecer semejante ventaja a su enemigo, permitiéndole conocerla mejor? No... el payaso había tenido el control de la situación durante demasiado tiempo; era hora de llevar el juego a su terreno.

- No creo en la violencia gratuita ni disfruto infringiendo dolor. Es por ello que no te he atacado aún, y no lo haré mientras no me des un motivo, pero aún así eres demasiado peligroso como para permitir que continúes estando libre.

Los pliegues de su capa se extendieron hasta envolver al payaso, que cuando pudo volver a ver se encontró conque el familiar escenario había cambiado a otro que también conocía muy bien: el interior tenuemente iluminado de una de las celdas de máxima seguridad del Asilo Arkham. Raven estaba junto a él, tranquila y serena en el conocimiento de que podría salir libremente de allí en cualquier momento, mientras que él permanecería cautivo y sin poder dañar a nadie.

[Continúa Aquí. ]

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