[Minievento Crash:Two ways to view the world] El dilema del tren (Wally, Conner, Raven y Bart) [17 de diciembre de 2018]

Había tenido unos cuantos meses tranquilos desde que el estúpido proveedor de ADN había sido tragado por la Speedforce con su tutor Jay Garrick. Además, Wally parecía estar muerto o desaparecido. Por lo que, para él  ese tiempo en Omega  había sido maravilloso. El único inconveniente es que había tenido que adueñarse de la vida de Bart Allen y fingir ser un chico agradable y bueno. Cosa que aborrecía. Detestaba tener que tratar con amabilidad a los demás seres humanos. Thaddeus Trawne II había sido creado y criado en el odio. No era capaz de sentir ningún otro tipo de emoción. Tan sólo tenía emociones  negativas. Ese escudo que era su odio a cualquier otra persona de su entorno había sido casi perforado por Artemis Crook. La única persona en su vida que le había mostrado cariño y aprecio. Pero no lo quería a él. Nisiquiera conocía a Thad. Quería la idea de Bart que estaba representando. Estaba interpretando al Bart del universo de Artemis, que era muy amigo de la arquera.  

Cuando empezaba a pensar que debería quedarse con esa vida, usurpando la identidad del verdadero nieto de Barry, el universo decidió estropear todos sus planes futuros. Si se aburría mucho de esa vida de hacer el bien, seguro que podía encubrir de alguna forma unos cuantos asesinatos y un par de maldades. Después de todo nadie quería desconfiar de él ni de sus nobles intenciones. Pero el imbécil de Wallace West volvió a aparecer en escena seguido del dolor de cabeza que era el verdadero Bart. Thaddeus no podía soportar encontrarse con ellos frente a frente y sonreirles amigablemente. Esos dos le daban repulsión. ¡Que asco! Por qué la gente no podía permanecer encerrada en la speedforce o muerta ¿Acaso era mucho pedir?

Por lo menos había podido terminar su proyecto. Le decía a todo el mundo que estaba trabajando en un máquina del tiempo para volver a su timeline. Pero eso era una mentira. Su intención no era volver al futuro. Era cumplir el objetivo para el que había nacido.  Por ello, estaba realizando otro proyecto menos inocente. Tiempo, paciencia y personas ingenuas que te crean todo es eso todo lo que necesitas para llevar a cabo un plan maligno. La primera parte era bastante sencilla. Crear una distracción para que su “primo” Wallace West le diera tiempo de secuestrar a la persona que había seleccionado como peón. Sabía que ese día su pariente tenía una reunión con uno de los profesores de la facultad, así que se había levantado temprano y por supuesto, había abordado a dicho docente en su despacho, lo había noqueado y  amordazado. Había dejado al profesor atado en su silla y en la mesa del despacho había dejado una nota para quien ocupaba el puesto de Flash.




El dilema del tren

Si un tren sale de Manchester a las dos y cuarto de la tarde a una velocidad de 80 km/h con destino Providence y un velocista sale de Central City ¿Llegará a tiempo de salvar a su iris que está atada en un tramo de la vía? Y si hubiera atado a las personas a la vía, ¿llegará a tiempo Flash de salvarlos a todos?

¿Cómo está yendo tu día Wally? He pensado, con toda la bondad de mi corazón, que quizá quieras jugar a un juego para no tener un día aburrido. Como indica mi problema he atado a una serie de personas a lo largo de la vía de tren que conecta Manchester con Providence.
Espero que sepas apreciar un dilema clásico. Ya sabes lo que dicen, lo nuevo no siempre es mejor.

Que te diviertas mucho;
tu primo  que te quiere, XOXO


PDT: Por el bien de los amarrados en las vías, espero que no tengas esa insufrible manía que tienen algunos velocistas de la familia de llegar siempre tarde.

Esperaba que wally puede entender todos los matices irónicos de su nota. No sabía muy bien si iba a comprenderlos como en su universo nunca se topó con Thrad, igual le resultaban poco claras algunas de sus menciones.




Mientras tanto, en otro orden de cosas en la base de la Justicia Joven ...



El otro Bart, que había llegado a Omega mucho antes que él, contaba con varios años menos. Su apariencia se asemejaba a cuando él había tenido catorce años. Hasta el nacimiento de Iris y Jay West, Bart siempre había sido el pequeño de la familia. Debido a esta diferencia de edad entre ellos y tener que asumir un rol de mayor madurez al ser el más mayor, el Bart de dieciséis años se sentía un poco descolocado. También estaba el hecho de que su otra versión procedía del mismo universo que Wally, Artemis, Conner y Dick, lo que le provocaba un sentimiento de inseguridad, falta de autoestima y de estar fuera de lugar. Pensaba que para las personas que conocía él era un sucedáneo del menor. No sabía muy bien qué hacía allí, si ya había un versión de sí que había asumido su vida. ¿Qué podía hacer él? Porque su otro yo era tan adorable y alegre, con una dulce ingenuidad que le caracterizaba. Entendía muy bien que los demás sintieran un afecto hacia a aquel niño. Hasta a él le hacía cierta gracia. Con sus historias locas y su muletilla de Crash al terminar cada frase.

Intentaba ver aquella circunstancia de tener una versión más joven de sí mismo desde una perspectiva optimista. La oportunidad de tener el hermano que en su universo su madre no le había dado ni le daría porque Melony estaba demasiado centrada y sumida en su rebelión como para volver a encontrar el amor, casarse y engendrar otro descendiente.

Entendía que para los demás la existencia de dos Barts pudiera resultar un tanto confusa. Por eso, estaba pensando en cambiarse el nombre. Tenía pensado ponerse el apellido Garrick como el del primer flash, el hombre que le acogió en su vida y en su casa. Como nombre Max, como su primer mentor. Para que todo resultase más fácil. Ya era bastante complicado tener que estar al pendiente de lo que decir en cada momento para no desvelar la identidad de héroe como para estar explicando que eran la misma persona pero de universos diferentes. Era muy cansado tener que repetir la misma historia una y otra vez. No obstante, modificar su nombre le daba algo de tristeza. No sólo por lo unido que estaba a él y porque se reconocía como Bart Allen, sino también por su madre biológica. Melony le había contado con dulzura y cariño que le había puesto como su abuelo, no sólo porque era el padre de su marido, sino para honrar a la familia que nunca la había fallado.

Al entrar en su cuarto se encontró un dibujo tirado por el suelo. Se trataba de un retrato de su prima Jenny. Le resultó un tanto extraño que estuviera tirado justo a la entrada de la puerta de su habitación. El castaño no se caracterizaba por ser el adolescente más ordenado del mundo pero sus dibujos siempre los atesoraba y guardaba cuidadosamente. No le dió mucha importancia y fue a guardarlo junto a sus demás dibujos. Sin embargo, al posarlo encima de su escritorio se percató de que su cuaderno de dibujo no estaba. estaba seguro de que antes de salir de su dormitorio el cuaderno se encontraba en la parte derecha de ese escritorio. Miró la zona circundante de la mesa, por si acaso se hubiera caído por algún lugar. Después de registrar la base de los jóvenes titanes una y otra vez, se estaba dando por vencido. No lograba encontrar su cuaderno de dibujo. Así que cogió su teléfono y abrió un grupo de wassap agregando a todas aquellas personas con las que solía hablar.




No esperó ni un minuto a tener contestación, se puso nervioso y enseguida tiró el teléfono. Se aburría y no encontrar su cuaderno le generaba bastante agobio. Había decidido dibujar para matar el aburrimiento. Gracias a que tenía un increíble velocidad pudo salvar el aparato antes de que cayera al suelo. Las cosas en su familia no estaban como para decirles que había roto su móvil por un accidente fruto de su impulsividad.

Raven había salido a dar una vuelta para despejar sus pensamientos. No podía olvidar el momento en el que había tocado a Andy, lo que había sentido y, sobretodo, lo que había sentido en él. La manera en la que la había mirado... como embelesado. No entendía lo que estaba pasando. Después de todo, sólo llevaba once días viviendo con él en Gotham, pero era cierto que pasaban juntos la mayor parte del tiempo, como maestra y alumno. Le preocupaba que esos sentimientos que había detectado en él fueran la causa de que Andy no estuviera progresando, o que la culpa fuera suya. Al fin y al cabo, ella carecía de la experiencia necesaria como para ser la tutora de nadie. Apenas había terminado sus propios estudios mágicos cuando había tenido que abandonar Azarath, ¿cómo iba a enseñar a nadie? Quizás... quizás tendría que llevar a Andy a Azarath. Seguramente sería lo mejor, llevarlo junto a maestros verdaderamente experimentados. A ella no le permitirían la entrada en el Templo, no después de que transgrediera las normas para evitar la llegada de Trigón, pero la mejor manera de avanzar y progresar en los estudios era precisamente aislarte de todos los estímulos o influencias que pudieran distraerte. Por esa razón Azar la había separado de su madre cuando la había acogido como su aprendiz. Además... lo mejor para Andy sería alejarse de ella. Su vida no era más que una eterna sucesión de tormento y la constante amenaza de su ser demoníaco; Andy no tenía por qué pasar por aquello.

Sí, eran demasiadas las cosas que perturbaban a la émpata, por eso había salido a distraerse. Había lugares en Gotham donde uno podía disfrutar de tranquilidad y silencio si se sabía dónde buscar, y el parque Robinson era uno de ellos. Poco habría de durar su paz, sin embargo, pues, de repente, la azariana percibió que algo iba mal. Tiempo atrás había establecido un vínculo empático con sus amigos de la Torre que le permitía saber cuándo se encontraban en problemas, y en aquél momento estaba siendo convocada por alguien a quien no había esperado volver a ver cuando se había marchado de Happy Harbor.

En su universo de origen, Wallace West había sido una persona muy importante para la joven émpata. La primera vez que había sentido algo en toda su vida había sido con él. Todavía hoy seguía sin estar completamente segura de lo que había sido, si alguna vez había llegado a ser amor de verdad o no, pero lo que estaba claro era que le profesaba un gran afecto, a pesar del desprecio que éste le dedicaba cada vez que se veían.

Éste nuevo Wallace no era el mismo, pero el parecido físico era incuestionable, y Raven no podía evitar revivir el cariño que había sentido por él cada vez que le miraba. Se preocupaba por él de la misma manera en la que se había preocupado siempre por el Wallace de su universo, así que había reestablecido el vínculo empático en cuanto había tenido ocasión.

Ese vínculo le decía ahora que algo iba mal con el velocista, podía notar su angustia y su preocupación, así que, sin dudarlo un sólo segundo, se desvaneció en el aire, haciendo que su esbelto cuerpo fluyera entre las dimensiones como si se tratara de los rápidos de un río.

La línea de tren entre Manchester y Providence se encontraba a 400 kilómetros de la ciudad de Gotham, y esa era una distancia que podía salvar fácilmente con su teletransportación, así que no le llevó más que unos segundos reaparecer allí entre una nube de humo y azufre, justo delante del joven velocista, que tuvo que frenar su carrera en seco para no atropellarla.

- Wallace, ¿algo va mal? -preguntó acercándose hasta él, sintiendo, como cada vez que le veía, un curioso aguijonazo en el pecho-. He percibido tu ansiedad...

El docente de la universidad no había podido dar mucha información a Wallace sobre su agresor. Se notaba que el pobre hombre estaba asustado y confuso. Casi no podía ordenar las palabras para formar un discurso coherente. Todo pasó tan rápido que el profesor no pudo distinguir los rasgos de la persona que le había amordazado y amarrado. estaba aún en shock porque que una persona tan rápida te agreda no te deja indiferente.

Como bien rezaba la nota que había encontrado Wallace West en el escritorio de su profesor, a lo largo del recorrido de la vía se encontraban atados y amordazados varios ciudadanos. Personas inocentes que si el velocista y sus compañeros no se daban prisa iban a ser arrolladas por el tren. En la ciudad de Manchester, al principio de aquel entramado ferroviario la primera persona que se estaba amarrada era Iris West. Tenía calculado que el velocista pudiera salvar a aquellos insulsos y aburridos peones. No creía tener un golpe de suerte que hay viera alguna que otra víctima moral. Pero por si tenía algo de suerte y el intrépido héroe se retrasaba, Iris moriría la primera.

Eran un total de veintiuna personas sobre la vía. En la ropa de  cada víctima el malvado Thawne había escrito una palabra. juntando todas las palabras en el orden de salida se podía leer una frase  que era la definición de una palabra muy especial. La Frase que se llegaba a formar rescatando a todas las personas era la siguiente: Propiedad de los cuerpos de mantener su estado de reposo o movimiento si no es por la acción de una fuerza.

-¿Dónde estás?¿Dónde está?- repetía una y otra vez mientras descolocaba y colocaba reiteradamente todo lo que encontraba en su camino. Ser tan impaciente e impulsivo no le ayudaba nada cuando perdía alguna de sus cosas. El castaño se mostraba todavía más hiperactivo que su actitud normal. Su móvil vibró por un mensaje de whatsapp. El primero y único en responderle había sido Conner. Algunas cosas siempre permanecían igual. Le hizo sentir una sensación de esperanza. Que aún podía recobrar la relación que tenía con los amigos de su mundo. Un golpe en la puerta de su cuarto, le resultó peculiar. ¿Quien podría ser?- Puedes pasar sin llamar. Me siento extraño cuando lo haces.- El joven velocista no era alguien al que importara exponer su intimidad. Al haber vivido en un mundo digital tampoco era muy consciente de esos límites personales. El Conner que él conocía entraba en su habitación como si fuera propia y él estaba muy acostumbrado a que aquel moreno se colase en su cuarto sin ningún tipo de aviso.

- Kon, estaba encima de la mesa. Estoy seguro.- Aquel cuaderno era el objeto más importante para el joven castaño. Por ello, lo cuidaba y  lo atesoraba mucho. Para él era lo único que quedaba de sus seres queridos que ya no estaban. Tenía miedo de olvidarles y por eso los dibujaba una y otra vez en distintas poses, en distintos escenarios, con distintas ropas y con distintas expresiones para que el olvido nunca matara sus memorias.

Mientras seguía revisando de forma desquiciada uno por uno todos los rincones de la base en busca de su cuaderno de dibujo, escuchó la petición a auxilio de su primo que se retransmitió por el sistema de comunicaciones de la Torre de lo Titanes. Paró en seco de correr frenéticamente de un lado a otro del edificio para escuchar atentamente el comunicado de Wallace. Se emocionó un poco al oír la voz de su familiar resonar por el aparato de sonido de la base. Eso significaba que salían en una misión. había tiempo que no realizaba ninguna labor de héroe. Al pequeño velocista le gustaba bastante entrar en acción. Apretó el botón del intercomunicador para responder al llamado de su primo.

- Al habla Kid Flash, ¿Qué ocurre?- Bart salió corriendo y en menos de un minuto volvió al lugar donde aún permanecía Superboy. Inmediatamente había salido a ayudar a Flash pero al poco de emprender su salida se dio cuenta de que el mayor no le había dado ninguna información sobre dónde se encontraba y que tenían que esperar a que el pelirrojo les diera alguna pista.

— ¡No hay tiempo que perder! -fue la precipitada y acuciante respuesta de Flash a su demanda de información.

- ¿Qué pasa, Wallace? -insistió la mujer, cada vez más preocupada al sentir, como un reflejo, cada latido angustiado del velocista reverberando en su interior.

—¿Puedes teletransportarnos hasta las vías del tren entre Manchester y Providence?

La pregunta inicialmente la sorprendió, pero, entonces, él le entregó una nota de papel que se apresuró a leer mientras el pelirrojo se ponía en contacto con el resto de la base.

La lectura de la nota no fue particularmente esclarecedora, al menos para ella. Al parecer la había escrito el primo del velocista, pero, hasta donde ella sabía, su primo era Bart, con el que Wally acababa de comunicarse en la montaña. ¿Acaso tenía más primos que ella desconocía? No importaba, y tampoco tenían tiempo para preguntarle. Raven ni siquiera pensó en la manera en la que le había mostrado abiertamente su desconfianza cuando Dick la había llevado a la base, lo cual de hecho había sido uno de los detonantes que habían precipitado su traslado a Gotham. Pero nada de eso importaba ahora; Wallace la necesitaba; eso era todo lo que contaba.

- Por supuesto, Wallace, cualquier cosa que necesites. Acércate a mi -pidió, y, una vez el joven Titán estuvo a su lado, ella le envolvió con la capa y juntos desaparecieron entre una explosión de humo y azufre, reapareciendo en el lugar indicado, justo a unos pocos metros de donde se encontraba Iris West. La razón de que hubiera sabido el lugar exacto en el que tenían que aparecer era simple: la azariana detectaba emociones, y el sentimiento de terror que embargaba en aquellos momentos a la periodista había sido como un faro en la noche para la émpata.

Superboy le ayudó en la búsqueda de su cuaderno de dibujo. Ambos jóvenes empezaron a rebuscar  entre sus cosas del castaño.

- No ese cajón, no. - Pero lo dijo demasiado tarde. Cuando Conner le abrió descubrió lo desorganizado y olvidadizo que podía ser el menor. Dentro de aquel apartado de su mesita había una mezcla pringosa que parecía ser restos de chocolatinas y golosinas olvidadas de hacía bastante. - No soy muy bueno limpiando.- dijo en medio de risas alegres. Mientras la sustancia pringosa manchaba todo.

- Manchester … - repitió un poco sorprendido. - en Alabama- El lugar que había citado su primo era donde el joven velocista había pasado “su infancia”. Era el primer lugar al que había llamado hogar. Donde había sido muy feliz siendo educado por Max y donde había tenido sus primeros amigos. Manchester tenía un lugar muy especial en el corazón de Bart. Por eso, al oír aquel lugar se sintió nostálgico y emocionado. - Parece una película del oeste. - Cuando el villano ataba a la damisela a la vías del tren para que el héroe acudiese y poder atrapar al héroe. Todo parecía muy novelesco. Muy guionado. - Wally … ¿No es muy literal todo?-  Porque parecía una trampa pero tan sólo podía correr hacia el lugar donde se encontraban esas personas en peligro. Sentía que era extraño no sabía muy bien en qué sentido. Parecía que todo estaba metódicamente planificado. Al Wallace de su universo le encantaban los Westerns y Manchester era su ciudad. Podía ser posible que estuviera todo eso entrelazado o simplemente eran casualidades. No podía establecer ningún nexo de unión coherente entre aquellas dos informaciones. Le parecía que estaba muy pillado con pinzas.

- Lo harás bien- Golpeó su puño con el de Conner. - Los supers son casi tan rápidos como los flash. Mira a Superman y Flash, a Jessy y a Supergirl, a tí y a mí- el Castaño se apagó un poco. Claro ese Conner, no era su Conner no estaba acostumbrado a sus retos ni a sus carreras ni a nada de eso.

¿Cuando podía captar el superoido de su amigo Krytpniano?- Nuncavoyelprimerodelos flashporquenosemedanadabienlaorientacion.NoselodigasaWally.Perotúsabesir¿no?- Dijo rápido y en bajo para que sólo Conner pudiera captarlo.- Nada- dijo para evitar cualquier protesta del pelirrojo sobre  que estuvieran chuchilleando- Sólo estoy pensando la ruta.-



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Cuando la periodista fue liberada abrazó fuertemente a su sobrino. Estaba nerviosa, abrumada, alterada y preocupada. Aquella mujer era aguerrida y valiente. Siempre tomaba las riendas pero había algo a lo que tenía pavor y eso era la muerte de sus seres queridos. Había tenido que asumir los trágicos recuerdos de las otras Iris cuando el universo chocó. Barry no estaba pero ella nunca había pensado que la iba a tocar vivir esas muertes que aparecían en sus recuerdos.

Justo cuando ocurrió el efecto Omega acogió en su casa a aquel niño que se presentó como Bart. Tenía ciertas similitudes físicas con su nieto. Creyó su relato a pies juntillas. Quizá su historia era incoherente y sólo quería creer que su pequeño estaba vivo. No quiso darle vueltas  ni pensar que pudiera mentirle. Cuando el otro Bart llegó meses después tampoco quiso pensar que algo malo estuviera ocurriendo. Si ya resultaba una alegría tener en su vida a un nieto pensó que tenerlo por partida doble era algo maravilloso. Nunca concibió que aquel muchacho no era su pequeño. A veces sentía que estaba cambiado, que era frío y distante muy alejado del Bart que ella conocía pero nunca lo asoció a esas extrañas maquinaciones. Ese crío al que había acogido resultó ser el caballo de Troya. Sintió el dolor de aquella Iris que ya había perdido a su nieto, lo único que aún la quedaba de Barry y de Don. Ese niño que para esa versión mayor de sí misma había sido tan apreciado y querido. La única persona por la que había salido de su retiro. Adoraba a su nieto y verle tendido en el suelo cubierto de sangre fue lo más doloroso que había sentido nunca. Porque Bart era como una luz cuando lo había perdido todo. Era optimista, era enérgico y alegre. La devolvió la ilusión de vivir después de perder a su marido y a sus dos hijos. Bart y Jenny sus nietos del futuro junto con Wally y sus niños era lo único por lo que seguía afrontando en día a día en un mundo en el que había perdido tanto. Pero cuando el castaño también le fue arrebatado nada pudo consolarla.

-No sé cómo he podido confundirlos.- Estaba a punto de llorar. Hiperventilaba. No sabía muy bien cómo explicarle la situación al pelirrojo. Todo era tan caótico. Tenía tanto miedo de que algo malo pasase. Si hubiera podido verlo. Si no hubiera sido tan ingenua. ¿Cómo había vuelto a poner en peligro la vida del verdadero Bart? Iba a volver a perderlo y esta vez era completamente y absolutamente culpa suya. Se sentía tan tremendamente estúpida. Había sido engañada y utilizada para hacerle daño a su sobrino y a su nieto. No podría perderlos a ellos. Ella les había criado a los dos, eran como sus propios hijos. El dolor de perderlos la desgarraba profundamente. Respiró profundamente para recobrar la compostura. Era una mujer adulta, no podía parecer una niña asustadiza y menos en una situación de vida o muerte como aquella. Se soltó del abrazo de su  querido sobrino. Miró fijamente al joven que ahora asumía el legado de Flash. Era aún demasiado joven y la hacía sentirse un poco inseguro sobre la situación. Bart era demasiado inocente e ingenuo. Fácilmente podía caer en las garras de la versión psicópata de su nieto. Pensó que podía desconfiar de ellos como individuos aislados pero en cada universo como dúo les había visto hacer cosas increíbles. Porque así eran los Flash superaban juntos las adversidades.

- Barry, Dawn y Don murieron jóvenes. No voy a permitir que ni tú ni Bart sigan el camino de ellos. - Suspiro y cerró un momento los ojos intentando recobrarse. Recuperar las fuerzas que necesitaba para evitar que su familia fuera destruida. -Wally cuando llegue el momento no dudes. - Porque sabía que Bart si iba a hacerlo. Por mucho que el menor le guardase rencor a su inverso, el castaño era vencido por su clon porque Bart no de baja de creer que en el fondo todo el mundo podía cambiar. Eran muy diferentes Bart nunca caería en la máxima de que el fin justifica los medios. Sin embargo Wally, hacía aquello que era necesario hacer. Los conocía muy bien y justamente porque eran diferentes es porque podían trabajar bien juntos. - Vamos, todavía queda gente en peligro- Todavía no podía revelarle a su sobrino quien era el autor de aquello, quedaban personas amarradas en la vía cuya vida corría peligro.

Raven aguardó en un discreto segundo plano mientras los dos pelirrojos se abrazaban, permaneciendo en silencio para no perturbar el momento, un momento que ambos necesitaban. Cuando Wally se separó finalmente de su tía y emprendió rápidamente la carrera para localizar a las demás víctimas, Raven extendió una mano enguantada de azul hacia Iris.

- Puedo aliviar su angustia, señora West. Por favor, deje que la ayude.

Tomando la mano de Iris entre las suyas, la émpata dejó que su ser-alma las envolviese mientras absorbía la perturbación emocional de la mayor de los West allí reunidos, sustituyéndola por una sensación de serenidad, bienestar y calma.

- Aguarde aquí -le dijo cuando hubo terminado-. Debo ir a ayudar a su sobrino.

La mujer alzó los pliegues de su capa y desapareció entre una humareda negra y sulfurosa.

Rescatar a los rehenes que se encontraban atados a lo largo de la vía del tren le trajo recuerdos de cuando había conocido a Wallace y las primeras aventuras que habían vivido juntos.

Era curioso... Al principio era Robin, siempre el líder prudente y sensato, el que había desconfiado de ella, porque no les había contado toda la verdad, mientras que Wallace, preso de las emociones que sentía hacia ella, potenciadas por su influjo empático, se había mostrado en todo momento de su lado.

En aquella época habían realizado muchas misiones conjuntas, él haciendo uso de su súpervelocidad y ella teleportándose hasta donde tuvieran que llegar, justo como ahora. Pero, entonces, la Hermandad del Mal la había capturado y Fobia la había torturado mentalmente, haciendo salir a flote a su mitad demoníaca con tanta mala fortuna que había estado a punto de matar a Wallace entre sus frías garras...

Él nunca había vuelto a mirarla de la misma manera. Había visto el odio que su mitad oscura albergaba, había sentido la gelidez de su abrazo, y se había encontrado, frente a frente, con Trigón. En ese preciso momento, Wallace había pasado de amarla a odiarla, reflejando hacia ella un desprecio que no se esforzaba por ocultar y abandonando los Titanes en cuanto le surgió la oportunidad.

Había pasado tanto tiempo... Jamás pensó que volvería a encontrarse así, trabajando codo con codo con Wallace. Claro que aquél no era su Wallace... Él no la odiaba. No había visto lo que su álter ego había visto. Pero, aún así, desconfiaba de ella. ¿Por qué? ¿Por qué desconfiaban todos? Posiblemente porque ella tampoco hacía nada por mejorar las impresiones que los demás se llevaban al verla. Y era mejor así... De ésta forma los mantenía alejados, y eso era mejor... mejor para todos.

Una vez estuvieron todos a salvo, vio cómo el pelirrojo se acercaba a ella con la mano alzada. Sabía lo que el gesto significaba; lo había visto hacer a Garfield en infinidad de ocasiones. Sin embargo, no trató de corresponderlo. Sus brazos permanecieron pegados al cuerpo debajo de la capa, y, simplemente, hizo un inexpresivo gesto con la cabeza en señal de asentimiento.

Prestó atención, sin embargo, cuando Wallace le preguntó a Bart acerca de aquél misterioso primo del que nadie parecía haber oído hablar, y cuando el pelirrojo fue a preguntarle a su tía, ella se dedicó a ir una por una visitando a las víctimas para llevarse su dolor y su miedo y sanar las heridas o contusiones que pudieran tener.

Seguir las vías del tren en que conducían al lugar que querían ir. era una buena idea. Superboy tenía buenas ideas cuando se le preguntaba por soluciones. Kid Flash y Conner se pudieron a correr paralelos al camino que recorrían los trenes.  

- Jenny. Ella es la hija de mi tía Dawn- Su voz resonó vibrante,  con alegría y entusiasmo por el intercomunicador. Después de haberlo dicho se dio cuenta de que se refería al maníaco que había amarrado a las personas a las vías del tren.- Pero ella nunca haría una cosa como esa. Es muy buena persona. ¿Podría ser alguien que fuera primo tuyo por la familia de tu madre?-

Iris no dijo nada. Aún no se sentía lo suficientemente preparada para hablar y menos si el menor estaba escuchando. Bart y Conner estarían allí muy pronto¿Qué debía hacer? La periodista miró a los ojos de su sobrino y supo lo que tenía que hacer. Tenía que contarle la cruenta verdad. Movió una de sus manos, rebuscó entre el traje que llevaba el actual Flash y apagó el intercomunicador del pelirrojo.

- No quiero que Bart lo oiga de momento. Porque puede ser duro para él y me gustaría prepararle para el golpe. -Gracias a que Raven la había aliviado sus emociones de angustia y preocupación pudo hilar la historia de forma coherente.  - Wally, he sido muy estúpida. ¿Qué sabes del Bart de tu universo? Porque está claro que es un Thawne. Los Thawne son la familia de la que procede el Professor Zoom.- Ese Wallace era muy joven. ¿Sabía del hermano gemelo de Barry? ¿Sabía que fueron separados al nacer y que también recibió los poderes de un velocista? ¿Conocía a los Thawne, la familia rival de la Allen que descendía del hermano de Barry? - La madre de Bart, Melony procede de esa familia.

La periodista no pudo facilitar más información porque vio un destello naranja que conocía muy bien y detuvo su relato. Cuando Bart y Conner llegaron había un cúmulo de personas alrededor de Wally, Raven e Iris.

- No es un gemelo ni un clon somos la misma persona, es otro Bart de otro universo. El Bart que está viviendo con mi abuela Iris desde la colisión. - Ante el confuso rostro de su amigo intentó clarificarlo más. - Yo he llegado hace poco pero en Omega siempre ha estado el Bart  del mundo de Wally. Se pasa poco por la base pero es como si fuera yo hace unos años. Dice siempre Crash y spoilers. Yo me creo que somos diferentes pero quizá es poca la diferencia y la gente se piensa que somos el mismo Bart.- se puso en pose pensativa como si estuviera meditando.- Wally,¿Parecemos la misma persona ?- preguntó a su primo con curiosidad.

En la ropa de todas esas personas había una palabra pintada, cada palabra era de un color. El castaño siempre prestaba atención a detalles llamativos y esas palabras en colores chillones no le pasaron desapercibidas. En seguida empezó a pensar si tenían algún significado. Le dio vueltas unos instantes y al final las logró ordenar en un orden que tenía sentido.

-Propiedad de los cuerpos de mantener su estado de reposo o movimiento si no es por la acción de una fuerza. Es la definición de  …- su todo se fue apagando con cada vocablo pronunciado- Inercia- su voz sonó como un lamento. Toda la vitalidad y alegría del velocista menor le abandonaron. Bart asumió un estado catatónico embargado en un estado de profundo pesimismo.

Los ojos de su abuela se abrieron con la impresión. Todo estaba ocurriendo demasiado rápido sin que pudiera tomar el control y preparar a Bart para lo que se avecinaba. Hubiera querido disponer de unos momentos para preparar al menor  y que la brutal realidad no el impactará de golpe. Kid flash nunca hablaba de su propia muerte. Nunca hablaba de su clon. Nunca hablaba de inercia. Siempre ocultaba o ignoraba ese tema. Siempre hacía como si ese periodo de su vida nunca hubiera ocurrido. La periodista sabía que el joven actuaba de aquella manera porque era algo traumático que no había superado y con lo que no podía lidiar.

Ahora todo tenía sentido para Kid Flash. A Thaddeus le gustaba usar elementos simbólicos en sus dinámicas.  No podía hacerle frente a esa situación. Aquello le superaba y sobrepasaba con creces. Por un momento sintió enmudecer y un escalofrío recorrió su ser. Bart se quedó completamente quieto. Por un instante se sintió terriblemente devastado. Toda la energía y vitalidad que el menor siempre irradiaba se esfumaron de repente. Su mayor miedo se hacía realidad ante sus ojos y no había nada que le diera algo de valor para poder afrontarlo. Se sentía tan pequeño, impotente y miserable. Era como un amasijo de carne inerte que no podía hacer nada contra el inminente cataclismo.  El castaño cayó presa de un incontrolable miedo. Aquel descubrimiento le había hecho entrar en una regresión. Sintió una presión en el pecho. Estaba empezando a encontrarse cada vez más angustiado y temeroso. La persona que llevaba ese sobrenombre le causaba un tremendo terror. Era el protagonista de sus pesadillas y de sus miedos más profundos. Sentía impotencia, angustia, soledad y miedo. Empezó a revivir una y otra la escena de su muerte. No paraba de escuchar la voz y las risas de aquel sujeto. Sentía de nuevo mucho dolor y frío, sentía que su cuerpo se estaba quebrando. Se abrazó a sí mismo y se fue deslizando hasta quedar sentado en el suelo. No podía hacer nada estaba muy perdido. A su clon le tenía pavor.

- Sí, gracias, Superboy. Sólo... habla con ellos. Mantenlos calmados. Han pasado por una experiencia terrible.

La émpata podía usar sus poderes para sanar sus cuerpos y espíritus, pero su aparente inexpresividad y actitud distante y fría hacía que la gente le tuviera miedo y se sintiera intranquila en su presencia, y contra eso no había nada que ella pudiera hacer, pero quizás Superboy pudiera ofrecerles un abrazo o un gesto de consuelo, la clase de comportamiento humano que a ella le estaba vetado. El kriptoniano a menudo se escudaba tras la excusa de ser un clon para justificar una supuesta falta de habilidades sociales, pero ya llevaba un tiempo de experiencia en la Tierra, había ido al intituto, tenía amigos y compañeros y no hacía falta mucho para ser mejor que ella en aquél campo, así que estaba segura de que lo haría bien. Superboy se infravaloraba demasiado, pero aprendía rápido.

Escuchó todo cuanto dijo Iris, pero ella nunca había conocido a Bart en su universo y no sabía nada de los Thawne, por lo que lo único que podía hacer era limitarse a permanecer en silencio en segundo plano mientras el drama se desataba en el seno de los Allen. Y en éste caso, fue una palabra concreta la que actuó como resorte: Inercia.

En cuanto hubo pronunciado la palabra que resultaba de la definición de la frase que el lunático había ido pintando en las ropas de los prisioneros, Bart Allen se derrumbó, azotado por emociones tan violentas que casi le hacían daño.

Wally se dirigió hacia su tía en busca de respuestas, pero la labor de ella era otra; Arrodillándose frente al cuerpo aovillado del muchacho colocó sus enguantadas manos a ambos lados de su rostro.

- Tranquilo, Bart... -musitó, cerrando los ojos mientras su consciencia ahondaba en el interior del castaño, capturando sus recuerdos, reviviendo sus pesadillas-. Has pasado un infierno, pero has sobrevivido... Tranquilo, cálmate, mientras trato de alcanzar el horror...

Una sombra negra con la forma de un cuervo se proyectó desde su cuerpo, acogiéndolos a ambos entre sus alas, y una especie de bruma oscura comenzó a fluir del cuerpo de Bart hacia el de Raven.

- Tranquilo, amigo mío -repitió, como un mantra-. Deja que me lleve tus peores miedos y los haga míos.

A pesar de los horrores que estaba absorbiendo y reviviendo en su propia piel, la azariana no mudó en ningún momento la expresión de su rostro, que permaneció neutra e imperturbable. Finalmente, aquella especie de humo negro dejó de fluir del cuerpo del adolescente y, al cabo de un segundo, había abandonado el de la émpata, dejándola limpia también.

- Ya está... se ha ido -dijo en voz alta, inundando al chico con sentimientos de bienestar, calma y paz, como si se tratase de un bebé en el regazo de su madre-. Descansa, Bart... -concluyó con su suave y relajante voz-. Ahora estás a salvo, descansa...

En cuanto retirara sus manos del rostro del velocista, éste notaría que todo su miedo, angustia y pavor había desaparecido para ser sustituido por una agradable sensación de bienestar. Raven le miraba a los ojos, inexpresiva pero expectante.

Confirmó que sus sospechas eran ciertas. Ese Wallace de omega era muy joven y no sabía toda la dura y larga historia familiar de los velocistas. La periodista no le había dicho nada con la esperanza de que aquellos males hubieran quedado tanto en el pasado como en los universos que explotaron. No pensó que esas amenazas llegaron a Omega. la situación actual era la evidencia de que ella estaba muy equivocada.

-Lo que ha ocurrido me hace suponer que el Bart de tu universo, no era Bart sino un impostor. ¿A cuántas personas conoces que coexistan con una versión de sí mismos? Es ingenuo suponer que pueden existir dos Barts. - Pero su explicación quedó interrumpida por el estado de su nieto. Se le encogió el corazón. El estado de pánico en el que había entrado Bart le causaba una tremenda sensación de pesar.

La periodista se sintió menos inquieta cuando la hija de Trigón se acercó a su nieto. La muchacha había aliviado sus pesares y esperaba que pudiera hacer lo mismo por el joven impulsivo. Dejar al velocista en manos de Raven hizo que ella pudiera explicarle la situación a su sobrino.

-Chicos, - no conocía el nombre del otro joven que acompañaba a su sobrino- supongo que Bart está en un estado shock provocado por la mención de la persona que le hizo  vivir un infierno.- La mirada de Wally era muy reveladora.- Sí, sabía que Bart no lo había afrontado y suponía que a la larga le iba a causar consecuencias  pero …  No soy Barry, él es mejor con estas cosas que yo. - un gran suspiro se escapó de sus labios.- Él tiene más paciencia y es un velocista.- Se llevó las manos a la cabeza.- Entiende mejor vuestros problemas … - dijo visiblemente entristecida y un poco enfadada con Barry. No podía negar que era un encanto pero sus sacrificios siempre la dejaban tirada en los momentos más oportunos. No había criado a los gemelos ni había llegado a criar a Bart tampoco. ¿Es que no había alguna realidad donde la pudiera ayudar un poco con los frutos del legado?- pensé que no era el momento de tratar sus viejas heridas, esperaba que pudiéramos hablarlo cuando él se acostumbrarse a Omega y fuera más como es.- Siempre culpaba a los padres de Wallace por su actitud irresponsable pero se sentía igual de fracasada que ellos. No había hecho nada por ayudar a su nieto cuando sabía que algo le carcomía. La vida adulta tenía muchas situaciones como aquella, donde te encuentras directamente con las consecuencias de tus actos.

- Inercia es el clon de Bart creado por Thaddeus Thawne, el hermano de Eobard Thawne. Inercia es un ser retorcido y lleno de todo el odio de los Thawne a los Allen. -

La émpata  se acercó al castaño en su estado catatónico. El joven velocista estaba tan inmerso en esa vívida recreación de sus temores que no sintió cuando la morena puso las manos en su rostro. Kid Flash estaba tan sumido en su mundo de pesadilla que no podía notar nada de lo que ocurría a su alrededor. Raven intentó llegar a él ahondando en su interior. Al principio, Bart empezó a oir en su cabeza ruidos extraños que poco a poco se fueron transformando en frases. Al final pudo escuchar la voz de su amiga dándole ánimos. Escuchar su voz le hizo recobrar los ánimos e ir restaurando poco a poco su estado de ánimo. La azariana se fue haciendo cargo de los abrumadores recuerdos y emociones del menor de los Allen. su amiga fue limpiando su alma de esa agonía, pánico y temor en el que se encontraba sumido. Raven fue absorbiendo sus profundos temores y Bart fue adquiriendo un aspecto más sereno. Su vitalidad se estaba recobrando y en su rostro comenzó a formarse la expresión serena y jovial, tan habitual en él. La muchacha retiró las manos del rostro del velocista y este parpadeó un par de veces, recobrando su noción de la realidad. Ahora se sentía más cómodo, tranquilo y reconfortado. Tenía una sensación de calidez y bienestar en su interior.

-Gracias Raven, siempre haces que me sienta mejor.- sonrió a la joven y la miró con calidez.  Su mente ya no estaba obnubilada por el desamparo y la desesperación. - Estoy bien Conner, me recupero en un pestañeo.-Se levantó y chocó su puño contra el hombro de Superboy, en un gesto de amistad y camaradería. Que Conner siempre estuviera cuando le necesitaba, aunque no fuera el de su universo, le producía un grato sentimiento de seguridad y bienestar. No obstante, aunque estaba aliviado, el menor sentía ciertas inseguridades procedentes de las trifulcas contra Inercia.

-Thad es bastante mejor que yo … - su clon siempre carcomía su autoestima- es más inteligente … es como si fuera una mejora genética de mí en versión malvada.-

-Eres su Flash dile algo -Iris le pegó una patatita a su sobrino para que dijera algo. Wallace siempre había tenido un relación con Bart tan cercana como problemática. Iris sabía que una de las pocas personas que podía frenar los estados de desánimo del muchacho era el pelirrojo. Unas palabras de consuelo de la persona que esperaba aprobación le podían hacer mucho bien. Además, Wally había estado mucho tiempo bajo el amparo de Barry y era hora de que también asumiera el legado de motivar, apoyar, ayudar y aconsejar a Kid Flash cuando lo requería.

Cerró un minisegundo los ojos, sabía que tenía que recomponerse no sólo física y emocionalmente sino también de manera psicológica. No podía desfallecer ni dejarse abatir porque conocía al enemigo. sabía cómo jugaba y sus objetivos. Muchas veces le había enfrentado y en la última ocasión Inercia había ganado. Pero esta vez él no se encontraba solo; estaba con su familia y sus amigos. juntos podrían detenerle antes de que causase más daño.

-Debemos encontrarle y pararle. Porque esto es un aviso. Inercia nunca se detendría aquí. Su aversión a nuestra familia es tan intensa que no parará hasta destruirnos y quitarnos todo aquello cuanto amamos.-

¿A cuántas personas conoces que coexistan con una versión de sí mismos?

La pregunta era tan descorazonadora como real; Cuando se produjo la Colisión de Universos, ella y su álter ego Rachel habían podido coexistir durante cinco días porque ella había quedado en coma de resultas del incidente, y aún así, incluso en ese estado había influido a Rachel sin ser consciente de ello. Los recuerdos y personalidades de ambas se habían entremezclado y fusionado hasta que la azariana ya no era capaz de distinguir dónde acababan los suyos y dónde los de su otro yo. Al final, ella había prevalecido; había abierto los ojos y la otra Raven había desaparecido, esfumándose sin dejar rastro.

Las palabras de Iris se lo recordaron y agachó la mirada, que quedó una vez más oculta por las sombras del pico de cuervo mientras la angustiada mujer terminaba de narrar su ominosa historia y las incógnitas eran despejadas al fin: Bart tenía un clon malvado que, de alguna manera, había conseguido mantenerlos engañados a todos. Ahora que lo pensaba, ella nunca había llegado a coincidir con él. Quizá, si lo hubiera hecho, habría podido percibir su maldad y aquello no estaría pasando ahora.

Viendo la gravedad de los hechos resultaba increíble la rapidez con la que Bart se recuperó, incluso con sus dones curativos. La vitalidad y vigor del muchacho eran admirables.

- No tienes nada que agradecerme, Bart... Sólo hago lo que tengo que hacer -dijo, y aunque su tono sonaba neutro, no pudo evitar que trasluciera cierto matiz de preocupación en su mirada.

Escuchó en su acostumbrado silencio los intercambios posteriores entre Wally, Iris y Bart, interviniendo tan sólo cuando encontró que sus aportaciones podrían ser útiles, ya que, por lo general, era muy poco comunicativa cuando no tenía nada importante que decir.

- Quizá yo podría ayudaros a encontrarle -dijo con suavidad. Una vez hubo captado su atención, prosiguió-: Si ese Thaddeus es un clon tuyo, Bart, significa que hay cierta conexión entre los dos. Si me lo permites, puedo hacer que mis poderes empáticos profundicen hasta tu alma y así encontrar la conexión que os vincula. No será doloroso, pero tendré que envolverte dentro de mi ser-alma... y sé que no es una experiencia agradable, pero podría ayudarnos a encontrarle y seguir el vínculo hasta el lugar donde se esconde. Es tu decisión, Bart. Ya has sufrido demasiado y no creo que nadie te reproche nada si decides no hacerlo.

- No puedo evitar sentirme culpable. Siempre Bart y tú estáis bajo mi cuidado. - El castaño no contaba con nadie más como figura materna y el pelirrojo, aún teniendo una madre biológica, su madre distaba mucho de ser un buen referente materno. Eran sus niños y tenía la impresión de haberles puesto en peligro. La embargaba esa amarga sensación de desasosiego que sienten los padres al poner en riesgo a sus hijos, al no haber podido protegerlos. Esa intranquilidad al no poder proporcionar a los dos jóvenes un ambiente seguro en el que desarrollarse. Wallace era demasiado joven e inexperto para entenderlo. Seguramente no sería hasta dentro de unos años cuando empezase a tener hijos propios que supiera cómo era la preocupación paternal por alguien.

- Abuela, no te preocupes yo también te he fallado. Te dije que me había leído el libro sobre el abuelo Barry que escribiste y realmente no lo hice.- Había sido un comentario trivial para romper un poco la ansiedad de la periodista. Iris se rió porque ya sabía que la vida de Barry no iba a ser para Bart la experiencia vital más emocionante.

Wally susurró que era un asunto de clones. Iris pensaba que más bien era un asunto de rivalidad entre familias. Un odio que llevaba existiendo largo tiempo y que Melony y Don quisieron salvar con su amor las distancias entre las dos familias pero había sido imposible. El nacimiento de Bart y el posicionamiento de este del lado de los Allen había fomentado un odio más profundo y acérrimo por parte de los Thawne.

Iris asintió con la cabeza ante lo dicho por su sobrino. - Un consejo que creo que te puede ayudar como mentor, Bart no es ni como tú ni como Barry pero sí que es un optimista crónico dile algo que positivo, validale y él se reafirmará.- Se acordó de lo mucho que Bart sonreía cuando tenía la aprobación de los velocistas mayores. Porque siempre se esforzaba mucho por ser digno del legado familiar.

Ante las palabras del actual Flash, el segundo Kid Flash se sintió más reconfortado y un brillo de positivismo inundó su ambarina mirada. Aunque anteriormente se había sentido solo, perdido y destrozado por haber sido cruelmente despojado de todas las personas que amaba, ahora tenía esa era su nueva familia que había forjado en Omega. Allí estaban Raven, Conner, Wallace y su abuela Iris dándole aliento en los momentos en los que le faltaba el aire.

- Sí tenemos que avisarlos.- Deliberadamente omitió los nombres porque no quería pronunciar el nombre de la arquera pero tampoco quería ponerla en riesgo. Por lo que, sabía que había que llamarla a ella también. Esperaba que de la muchacha se ocupase Wally porque era a quien atañía.

Se encogió de hombros ante la pregunta de su primo. Inercia era tan listo como loco e impredecible. Podía estar haciendo cualquier cosa en cualquier momento. Bart no sabía cómo pensar como un villano ni tenía un patrón claro para encontrarle. - Es velocista: todas las cosas que nos hacen daño, le hacen daño a él. -

Miró a su amigo medio kriptionano.- Sí de hecho sí. Thaddeus es mi Clon pero no vibra al correr por lo que es más sensible al frío- Porque él al vibrar si podía, con el tiempo, librarse de prisiones heladas pero su evil versión carecía de ese poder de vibración.- Si lo congelamos no podrá moverse y no creo que no nos de muchos problemas.

Escuchó atentamente la propuesta de Raven. Así que ella podía localizar con sus poderes a su clon. Bart era un joven completamente sincero por lo que no le preocupaba realmente mostrar su alma a otra persona. Tampoco le importaba padecer cualquier tipo de daños y tener experiencias poco agradables si con ello conseguían dar con un malvado. Los velocistas tienen muy enraizado el concepto de sacrificio. Mirar siempre por el bienestar de los otros antes que del suyo.

- Haré cualquier cosa para encontrar y frenar a Thaddeus Thrawne. Sé lo malvado y peligroso que puede ser. Además confío plenamente en tí.- El menor de los velocistas tenía fe ciega en Raven. tanto la de su mundo como la que tenía frente a sí habían sido desde el primer momento sus amigas y le habían ayudado siempre en cualquier situación. Sabía que Raven podía parecer alguien fría y aislada pero siempre había sido muy cercana con él, preocupándose siempre de su bienestar. - Me pongo completamente en tus manos Raven. Dime lo que tengo que hacer.-

- Haré cualquier cosa para encontrar y frenar a Thaddeus Thrawne. Sé lo malvado y peligroso que puede ser. Además confío plenamente en tí.-afirmó con rotundidad- Me pongo completamente en tus manos Raven. Dime lo que tengo que hacer.

Los demás también parecían estar de acuerdo, así que la azariana asintió y se sentó solemnemente en el suelo con las piernas cruzadas en la posición del loto.

- Muy bien... empecemos.

La capa caía a ambos lados de su cuerpo cubriendo por completo sus brazos, que reposaban relajadamente sobre sus rodillas. Se había despojado de la capucha, y al echar la cabeza hacia atrás para concentrarse, con los ojos cerrados, la larga melena oscura se derramó libremente por su espalda, sin nada que la contuviera. Pronto, la densa oscuridad con forma de pájaro que conformaba su ser-alma emergió de su cuerpo y se cernió sobre Bart. A pesar de saber que no era más que una extensión del alma de su amiga, nadie podía evitar la impresión inquietante y amenazadora que transmitía, en especial al verla así, acechando sobre el cuerpo del joven velocista, como si estuviera esperando una orden de su dueña para engullirlo y devorarlo.

- No temas nada -dijo la azariana con suavidad, consciente del efecto que su ser-alma podía llegar a transmitir sobre los mortales-. Te prometo que no te hará daño. Sólo... relájate y déjate llevar.

La oscura presencia envolvió al castaño entre sus alas, y éste desapareció en el interior de aquella negrura sobrenatural. Lo primero que sintió fue frío, un frío entumecedor mientras flotaba en un enorme vacío que no parecía tener fin. Se encontraba dentro del alma de Raven, y aquella era un alma poseída por un demonio de otra dimensión, por lo que la sensación no podía ser agradable, pero la joven mantuvo su promesa: no sintió dolor ni ninguna molestia más allá de lo inquietante que resultaba encontrarse allí, flotando en aquél vacío oscuro y gélido y la sensación de desconcierto, de no saber dónde se encontraba, dónde estaba el principio y dónde el final. Allí dentro, el tiempo y la distancia no significaban nada; sólo existían la eternidad y la negrura.

Y, entonces, al fondo, divisó una luz, una pequeña estrella que titilaba en la distancia. A medida que se acercaba, la luz se metamorfoseaba y cobraba forma, una forma que le resultaba muy familiar... Era como estar contemplándose en un espejo. Podía ver a su gemelo malvado, ver lo que estaba haciendo en aquél mismo instante, y también oír sus pensamientos:

Maldita traidora... cerda vietnamita... Merece sufrir... sufrir... sufrir...

Los ecos de los pensamientos de su clon resonaban aún en su mente cuando el ser-alma se retiró de él, como una manta que se desliza suavemente dejando lo que ocultaba al descubierto para, acto seguido, volver al interior del cuerpo de su dueña. La azariana gimió débilmente llevándose una mano a la cabeza. Había sido agotador, y se encontraba exhausta. Tenía el rostro cubierto de sudor por el esfuerzo realizado. No creía que pudiera ser capaz de recurrir a sus poderes próximamente, pero había servido para algo... Ahora Bart sabía dónde se encontraba su contrapartida malvada: Keystone City, en un almacén abandonado de un polígono industrial situado a las afueras. Y estaba a punto de matar a Artemis Crock.