[WWD] [Mini-evento] Alma de Cazador [Jack - Gaghiel - Ersy - Diralia - Daika] (06-04-2019)

Había sido designado a una operación en conjunto entre el GCPD y el cuerpo policial de Nueva York con el fin de proteger una conferencia por parte de la líder de esa extraña facción de criaturas salidas de los cuentos. Si pensaba que había visto de todo, la colisión hizo que mis ojos se abriesen a un mundo demasiado extraño y confuso para un joven policia que con tan solo librarse de la escoria normal le bastaba.

Lamentablemente, habíamos fracasado en nuestro deber, un extraño había entrado a saber como entre decenas d epolicias armados hasta los dientes y comenzó un tiroteo donde la tal Blancanieves y su esposo, un robusto hombre al cual le llamaban Lobo resultaron heridos de gravedad. Aún así aquel maníaco no se había contentado con la sangre de sus enemigos, y comenzó a masacrar a toda persona en la antigua sala de la conferencia, por lo que el caos aumentó a niveles alarmantes. Heridos, sangre, balas... era irónico pensar que este día se suponía que iba a servir para mostrar al resto del mundo que las Fábulas eran inofensivas para la sociedad.

Tras un tiempo que se me hizo eterno ayudando a los heridos y a acordonar la zona, estaba listo para infiltrarme dentro y acabar con el enemigo, no como Jack Ryder si no como Arcángel; ese cabrón las iba a pagar caro. Pero justo cuando estaba decidido y ya me estaba dirigiendo hacia el interior del edificio, donde guardé previamente todo mi equipo escondido en una papelera, el supuesto Lobo apareció y empezó a discutir con mi superior.

Si las historias que contaban sobre la extraordinaria fuerza física de su raza era verdad, mi superior debería callarse y escuchar a Lobo, aquel "hombre" fue capaz de recibir un tiro directo del enemigo y levantarse como si nada minutos después; que resistencia física tendría que tener...

El capitán me daba pena por lo que intercedí de forma diplomática en su discusión, lo que nos se quería ahora era otra batalla contra una Fábula en medio de un campo de heridos:

-Disculpe señor Lobo, pero hasta estar 100% seguros de la situación allí dentro, nadie puede entrar o salir.
Si le proporciona más tranquilidad, toma este comunicador para saber en todo momento nuestros progresos y nuevas noticias de la situación. Ahora si no le importa, estamos intentando organizar la contraofensiva, por lo que necesitamos concentración- dije de forma amable.Por suerte pareció tomárselo bien, y se fue de la furgoneta a llamar a no se quien.

Analizándolo fríamente, yo solo contra un monstruo de las pesadillas era un plan un poco descabellado, pero si combatía fuego con fuego tenía las de ganar. Excusándome con el capitán, me dirigí a una esquina alejada del tumulto y saqué mi propio comunicador pirateado, siendo capaz de pillar la frecuencia militar y gracias a unos retoques, variarme la voz.


-¿Lobo Feroz no? Será mejor que aplaces la llamada y me prestes atención, veo cada movimiento que haces. Ahora mismo tengo un disparo claro a tu cabeza desde una azotea que no encontrarás, pero tranquilo, por ahora no eres mi objetivo. Tú y yo tenemos un objetivo común: entrar en ese jodido edificio y cargarnos a ese capullo. Necesito saber si dentro de ese infierno voy a poder contar contigo o vas a saber otra diana más a la que disparar. ¿Te apuntas?

Diralia apagó la televisión. El rótulo de letras blancas anunciaba que en menos de una hora comenzaría el esperado debate que pondría sobre la mesa para todos los neoyorquinos la candente problemática entre neoyorquinos y fábulas tras los disturbios acontecidos hacía relativamente poco. Sabía que era un asunto importante para las fábulas y los neoyorquinos y que su rumbo y conclusiones serían cruciales para ambos bandos  y que como ayudante del sheriff debería verlo, así que leería las noticias posteriores a éste, aunque probablemente en Villa Fábula no se hablaría de otra cosa y se terminaría enterando. Verlo sólo le iba a generar rabia y reabrirle la herida: odiaba a esos tipos de la NUL, porque -como con muchos otros casos judiciales- habían usado el caso de su padre como simple ejemplificación de “por qué tenerlas en la ciudad es peligroso también para las propias fábulas”. Todo muy educado y formal: pero Diralia también conocía el juego de las formalidades y el escudarse de manera paternalista sólo era una manera educada de enmascarar, que en realidad, simplemente los querían fuera de Nueva York.

Así que, simplemente decidió pasear por el centro de Manhattan junto con Kubrick hasta que el debate diera su fin. El retiever saltó poniendo las patas encima de los hombros de Diralia, muy contento por deducir que era la hora de un paseo, pero también contento por notar que su dueña parecía dejar de desprender una profunda tensión que cargaba desde que prácticamente se había despertado aquel día.

En principio su paseo era sin rumbo, para despejar la mente, o eso debería haber sido pero su subconsciente, o quizás, la casualidad y su fino sentido de la ironía la acercaba más y más a las calles 48 y 51, y de hecho estaba a unos treinta minutos de camino hasta los estudios de la NBC. Tenía los nervios algo trastocados: se llevó una mano a la sien, preguntándose por qué le había tocado aquel carácter tan desastroso. Cuando algo se metía en su cabeza con tendencia a la ansiedad, le costaba dejarlo salir.

Pasó por delante de una cafetería de aspecto sofisticado: se sorprendió al acordarse que allí había estado con su padre tomando chocolate caliente en invierno, cuando aún no estaba muy acostumbrada a las calles mundies. A ninguno de los dos le gustaban el café por las evidentes razones de que no necesitaban un trampolín de cafeína para esos desquiciados nervios. Qué buenos recuerdos. Sintió la tentación de entrar a la cafetería y buscar la mesa en la que se sentaron, pero supo que no debía... aunque tomar un chocolate caliente para llevar no estaría mal: podría buscar un parquecito para sentarse y dejar ir sus preocupaciones en el chocolate.

La campanilla de la puerta de cristal sonó cuando Diralia entró, y se acercó a la barra. Diralia observó que en la televisión de la cafetería habían puesto el debate y no pudo evitar hacer un disimulado gesto de exasperación: parecía que no podía escapar de aquello. El camarero señaló hacia Kubrick y carraspeó:

-Nada personal: son normas de la empresa, señorita. A mi de hecho me encantan los perros-le dijo el camarero, que trataba de llevar a la par su papel de trabajador de aquella cafetería y su papel de amable neoyorquino. “Oh, perdone” susurró Diralia. El camarero miró a Diralia con interés mientras ella se agachaba y le susurraba una orden a Kubrick, antes de abrirle la puerta de cristal. El retiever se sentó obedientemente fuera, mirando a los peatones tranquilamente-Vaya, sí que está bien entrenado. ¿Qué te pongo, señorita?

-¿Tenéis chocolate caliente?-dirigió la mirada hacia esa mesa en la que hacía tiempo su padre estaba vivo y ambos habían sentado, con la tentación de sentarse allí para... bueno, no sabía para qué. Sacudió la cabeza levemente-¿Para llevar, por favor?

-Claro, ahora mismo te lo pongo-respondió el neoyorquino con una sonrisa mientras cogía una taza azul cielo para preparar el chocolate-¿Qué le has dado al chucho? Es tremendamente obediente.

-Comprensión, un poco de disciplina, junto con ejercicio y mucho amor-respondió Diralia distraídamente mientras abría el bolso y buscaba un dólar en la cartera.

Tratando de proseguir una conversación con ella, señaló a la televisión y dijo la opinión popular del neoyorquino medio en cuanto al esperado debate y las fábulas:

-Qué revuelo, ¿eh?-Diralia ahogó un hondo suspiro al oír el tema de conversación. Parecía que no podía huir del maldito televisor-Lo que me choca es que las fábulas no vivan en esos lugares de ensueños que describían en los cuentos. No creo que Nueva York sea un sitio tan interesante como para pegarse por él, ¿no crees?

-Puede. Pero este debate era necesario. Para bien o para mal, compartimos espacio geográficos-por supuesto, ella se refería a los mundies, cosa que el camarero no podía saber-Así que iniciar una guerra dentro de Nueva York no servirá de nada. No con todo lo que está pasando en el mundo: todos perderíamos.

-He oído que esas cosas son.. bueno, difíciles de matar, ¿no? E inmortales-puso el contenido de la taza humeante de chocolate en un vaso de plástico al que colocó un tapón-Ahí tienes, son 75 centavos.

Diralia dejó el dólar en la barra, oyendo de fondo cómo el presidente de la NUL hablaba de los pobres neoyorquinos siendo arremetidos por la fuerza de la ley de Villa Fábula. Lobo Feroz los había defendido de muchas cosas, y Diralia aún no sabía cómo alguien que en las Tierras Natales había sido un depredador de tal fama, había pasado a conquistarse a sí mismo para redirigir esa ferocidad a proteger a los habitantes de Villa Fábula. Aún se acordaba de cómo había peleado a puñetazo limpio contra un agente de Estados Unidos que quería hacerles firmar una anexión a la fuerza, y aunque le desconcertase un poco el carácter de Lobo, aquellas acciones dejaban claro que cumplía perfectamente como fuerza de la ley de Villa Fábula. “El jefe de la NUL es tan hipócrita...no ha acudido a esa mesa a buscar un acuerdo, sólo quiere señalar públicamente que no somos bienvenidos” pensó Diralia, acordándose de los cócteles molotov hacia las casas de las fábulas y las pintadas... era por eso que no quería oír nada del debate. Pero al menos le tranquilizaba tener a Blanca Nieves como defensora dialéctica de Villa Fábula, pues ella era una excelente oradora. Era una mujer de mente ágil, palabras diestras y férrea voluntad, y en cierto modo la admiraba por ser junto al rey Cole la fuerza diplomática de Villa Fábula. Diralia se preguntó qué sería ella, o si podría ser algo, para empezar.

La chica se apresuró a irse, cuando un “¡Espera!” la detuvo. Diralia se giró:

-Te dejas el chocolate y el cambio-musitó el muchacho, alargándole el vaso de plástico. Repentinamente una exclamación general sacudió el café, reaccionando ante las imágenes de la televisión. El camarero, del sobresalto, derramó el chocolate caliente sin querer. Gran parte del chocolate se derramó sobre la barra y parte de éste cayó sobre la pechera de Diralia-¡Oh, mierda, lo siento, ahora mismo te pongo otro!

Diralia se había quedado con la mano extendida y la cabeza vuelta hacia la televisión. Ese que había caído encima de la mesa era Lobo. ¿Quién diablos le había podido hacer algo así? Quien lo hizo saltó desde quién sabía dónde y disparó a quemaropa a Blancanieves.

-¡Joder!-exclamó el camarero, al oír el chasquido del disparo. Los ojos de Diralia estaban muy abiertos, y aunque sabía que Blanca Nieves y Lobo eran fábulas duras de roer, no podía evitar sentirse preocupada por ellos; habían sido amables con ella, y aquel había sido un ataque completamente... bueno, violento. Aún no se acostumbraba a la violencia, y aquello para ella era era... terrorífico, en cierta manera. Cómo Blanca Nieves había salido disparada por la fuerza de un disparo, el golpe de la silla contra su cuerpo, y los débiles movimientos de Lobo tras haber roto la mesa con la caída. Pero, ¿quién tenía, ya no sólo la fuerza, sino los redaños de dejar a Lobo así? No en vano el adjetivo Feroz acompañaba su nombre.

El pánico se desató y la retransmisión de quedó en un sonido estático que por un momento, resonó en la cafetería: estuvieran atentos al debate o no antes, sin duda el disparo había llamado la atención de todos los que estaban allí, que se quedaron callados, un silencio pesado que duró medio minuto. Luego, murmullos. Muchos comenzaron a recoger sus cosas y a plantearse pedir la cuenta, los estudios de la NBC de no estaban muy lejos de allí -a unos treinta y cinco minutos de camino o así- y no querían verse envueltos en... bueno, el tipo de ataque que hubiera sido aquel: algunos decían ataques terroristas de algún grupo extremista, otros mencionaban toda la contusión a la que estaba siendo sometido algunos puntos del mundo como el Vaticano... quizás ahora, era el turno de Nueva York. Pero el pensamiento común de todo el que estaba allí era que, se tratase de lo que se tratase, no querían verse en medio de ello.

Diralia, cuando oyó los ladridos de Kubrick afuera, reaccionó. Se dejó tanto el chocolate como el cambio al ver que por la calle empezaba a correr gente, atropellándose unos a otros: aunque algunos habían emprendido la huida con heridas, no eran graves, más que nada porque nadie con una herida de gravedad podría haber atravesado las calles 48 y 51 corriendo como si no hubiera mañana.

-¡Kubrick!-exclamó, saliendo inmediatamente. Su obediente retiever no se había movido, pero sí parecía tremendamente agitado al notar el miedo que flotaba en el ambiente. Diralia ya oía los sonidos de las sirenas de las calles cercanas, probablemente había tanto ambulancias como un despliegue policial produciéndose en ese momento-¡Kubrick, a casa! ¡A casa! ¡Ya conoces el camino!

Como los golden retiever, Kubrick era muy listo. Recordó que cuando Kubrick se extraviaba ella estaba en un sin vivir, mientras que su padre estaba algo más tranquilo: “Le enseñé el camino a casa. Si por lo que sea se pierde, terminará volviendo allí”, solía decir. Aún así, la primera vez que esto sucedió pasaron horas buscando, para finalmente, encontrarlo en la puerta de casa. Su padre esbozó una sonrisita de “te lo dije” en ese momento, como si él hace ya horas supiera qué ocurriría pero sólo hubiera buscado porque su querida hija se lo había pedido insistentemente. Entre muchísimas cosas, su padre le había enseñado que no había que subestimar a los animales, porque la naturaleza era sabia y les había dado sus propias maneras de defenderse. Diralia se preguntó amargamente qué le había dado la naturaleza a los ciervos blancos para defenderse.

Pero ciertamente, Kubrick incluso había ganado concursos caninos de obediencias. Volver a casa no le iba a suponer mucho problema, y no quería dejarlo allí, expuesto al peligro. Kubrick comenzó a correr, metiéndose entre callejones. Ella, por su parte, comenzó a correr en dirección contraria a la que huía la gente. Pasaron unos quince minutos y ella seguía en camino, cuando notó que en el bolsillo de su vaquero, el móvil violeta -lleno de calcomanías de flores, símbolos de la paz y demás- resonaba. Notó que de la soga de estrés que sentía dentro del cuerpo un nudo se aflojaba al ver que era Lobo. Eso quería decir que estaba lo suficientemente bien como para al menos, poder marcar los números.

-¿Señor Lobo? ¿Está bien? ¡Oh, he visto lo que pasó y ha sido horribl...!

Un gruñido la interrumpió. Sin duda estaba cabreadísimo, así que decidió no ponerlo más nervioso con parloteo innecesario. Él fue tremendamente claro y conciso.

-Rockefeller Plaza. Ahora. Nos vamos a encargar de esto.

Probablemente la policía mundie no iba a estar de acuerdo, pero Diralia siempre había sabido, incluso en las Tierras Natales, que nadie debía intentar jugar con el Lobo Feroz.

Finalmente llegó a la zona y encontró el cerco policial. Como supuso, se opusieron: las órdenes eran que nadie entraba y nadie salía, y ella no era una excepción. Argumentó que era la ayudante del sheriff de Villa Fábula, pero como era esperable no lo creyeron: aquella joven de aspecto tímido y débil no era lo que nadie se imaginaba como ayudante de Lobo Feroz, así que tuvo que sacar su placa. Los mundies que demandaban volver a sus casas la miraron y se apartaron un poco como si ella quemase mientras pasaba por debajo del cordón. Había heridos en torno a tres ambulancias, y un montón de policías rodeando el edificio. Diralia se alzó de puntillas para intentar encontrar a Lobo entre la multitud, y luego al no encontrarlo siguió caminando. Al pasar por delante de una ambulancia con las puertas entre abiertas, donde había un enfermero junto a alguien conectado a un respirador, con unos vendajes que se habían empapado en sangre. Diralia tardó unos segundos en identificar que esa ropa y ese pelo coincidían exactamente con los de Blanca Nieves, y caminó por delante de la furgoneta como si tan sólo estuviera caminando por ahí, dando una furtiva mirada. Se puso pálida al parecerle... bueno, casi muerta, y aunque siguió caminando, casi notó que sus pies se volvían gelatina, tanto que el enfermero se dio cuenta y cerró la ambulancia para evitar más fisgones. Tuvo que apartar la mirada con gesto ansioso y angustiado, y se tiró del pelo, tratando de liberar tensión.

Reconoció la espalda del Lobo enfundada en su abrigo característico, con algo entre sus manos y aspecto realmente poco amigable. A Diralia le pareció que la mirada del sheriff evaluaba cuán inútil era el trasto que sostenía en sus manos, como si le hubieran hecho aceptar a regañadientes algo. Comenzó a sostener una conversación por el retransmisor, y se limitó a ponerse a su lado, haciendo un saludo silencioso con la cabeza para no interrumpirlo, al parecer alguien quería colaborar para ayudar a matar al responsable de aquello. Pero era Lobo quien decidía si quería esa ayuda o no, así que mientras hablaba intentó evaluar de un vistazo rápido las heridas. Llevaba la camisa abierta y a él también lo habían vendado. Diralia no sabía si su fuerza como fábula era lo que lo mantenía en pie o era el enfado monumental por el atentado contra su esposa.

-¿Qué le ha dicho? ¿Iremos por cuenta propia? ¿Cómo está la situación?-preguntó con seriedad. Era curioso ver que de repente se ponía serie y fría, como si no sintiera ni padeciera, pero que luego añadió con preocupación-Hasta que no llamó, me temí que le hubiera ocurrido lo peor, señor.

Notó que le costaba continuar. Normalmente intentaba sonar muy profesional delante de Lobo -otra cosa es que lo consiguiera- para que la tomase en serio como ayudante de sheriff a pesar de su apariencia. Pero que hirieran a un ser tan querido... sabía lo que se sentía, al menos parcialmente:

-Yo... vi a su señora en la ambulancia y fue... particularmente horrible...¿y usted, señor Lobo, cómo se encuentra?-Diralia notó que probablemente tenía los ojos cristalinos por las lágrimas, pero se obligó a sí misma a al menos, mostrar una voz firme-No me imagino lo doloroso que tuvo que ser para usted, más allá de sus propias heridas... quiero ayudarle, no sólo como mi deber como ayudante, sino como mi voluntad personal. La señora Nieves y usted han sido amables conmigo, incluso a pesar de lo que hice, así... así que me esforzaré al máximo.

Emitió un leve suspiro, y por un momento el semblante de una reina que quiere impartir justicia entre sus súbditos afloró:

-Haremos que ese criminal reciba las consecuencias correspondientes a sus acciones.

Como una agente encubierta de los iluminatti sabia como estar en un lugar oculto desde un sitio que tenia buena visión veía todo por la desgracia algo paso y todo se fue al cuerno un ataque directo a Blancanieves de quien vaya a saber quien y todo se fue al mismo demonio ella corrió en la multitud y varios la quisieron bloquear pero con una muestra de su pertenencia a los thunderboltz basto para dejarla pasar corrió hasta allí con sus ropas habituales y echo a los policías con un tono fuerte.

A un lado imbécil es si veo un comentario absurdo de usted capitán le rendirá cuentas a las autoridades mas altas…

Este ultimo estaba por decir algo lo tomo del cuello y le hablo con enojo.

Largo de mi vista y no quiero escuchar ni un comentario o te arranco las pelotas lo oíste bastardo?

Lo tiro y este salio de allí estaba bastante molesta era una completa falta de orden quien lo hizo tuvo vía libre como si lo hubiese pedido o recibido ayuda de alguien de allí era la escena para un ataque con mucha ira odiaba esos errores que podían costar problemas de índole política por tonteras como esa inicio la primera guerra mundial errores groseros que costaban la vida de alguien y después de muchos se acerco y hablo con mucho respeto de la situación.

Gaghiel Metallium a su servicio trabajo para un grupo del gobierno estoy asu disposición no hay tiempo que perder con quien hizo esto…

El tipo al que persigue se está cansando. Podrá haber tenido a la suerte cuidándole los talones cuadras atrás, pero a pesar de su complexión delgada y ligera, la resistencia no parece ser su amiga. Daika corre con suma tranquilidad, sabe bien que el tipo llegará a su límite, no hay necesidad de intensificar el paso.

Ahora el ladrón hace una jugada arriesgada: opta por perder al "tipo loco" entre los callejones. Y así ocurre, con ímpetu la presa discurre por varios callejones que dan paso a otros más, largos, estrechos, anchos, cada uno con salida, excepto por el duodécimo pasadizo que decide tomar. Una pared enorme le guiña el ojo; está acabado. Por su parte, el vigilante contradictorio ya ha aparecido al final de la callejuela, impidiendo que este vuelva por donde vino.

- Dame las joyas, rápido, y podrás irte de aquí.

Su declaración es verídica, sabe bien que aquel joven no es un criminal. La ciudad está en problemas, no, el mundo está en problemas. Hace dos días en cada medio de comunicación se vio algo terrible: criaturas abominables saliendo de entre grietas abismales y unas más atravesando los cielos, generando una ola de caos en instantes. Ver las noticias siempre fue deprimente... No obstante, actualmente está bien preguntar ¿Qué va más allá de la depresión?. Gracias a eso mucha gente perdió los estribos, ejemplo de ello es quien ahora alza los puños para pelear.

- ¡Te meteré las joyas por el *#%&! -grita, sin ninguna señal de calma- ¿Por qué te preocupas por mí? ¿¡no deberían, ustedes los "héroes" acabar con esas cosas!? pero ahora sabemos la verdad... ¡Son unos malditos cobardes, unos debiluchos, son simple &*#%! -su cuerpo tiembla dramáticamente-

- Lo que le ocurre al mundo no justifica tus acciones -da un paso al frente, señalándole- dame las joyas y ve a casa en paz.

- ¿¡Dónde encontraré paz, maldito!?... ¿dónde? -no puede gritar más, la voz se le quiebra y de los ojos empiezan a salirle lágrimas-

- ...

Creo que miedo es una buena contestación para la pregunta que se planteó antes. The opposite, no dudó en acercársele con calma y abrazarlo en su llanto. Luego, recibió la bolsa con las preciadas joyas para devolvérselas a su respectivo dueño.

Robos a gran cantidad de locales se volvieron pan de cada día, incluso era necesario salir por el día a detener los crímenes posibles. Y aunque parezca tonto evitar robos menores mientras la humanidad presencia un acontecimiento catastrófico, Daika insiste en que hasta eso puede evitar que la gente se corrompa, evitar que pierdan la esperanza. Era momento de hacer honor al nombre que sus difuntos padre le dieron. Tenía que ser una luz entre tan asfixiante oscuridad.

El moreno vuelve a su hogar minutos después, tomando un fugaz baño con agua helada, meditando en las palabras de aquel individuo esclavizado por el miedo. No compartía la opinión sobre que los héroes son cobardes ni mucho menos débiles, pero sí le intrigaba saber qué se estaba haciendo contra la amenaza, de forma más específica y, ¿por qué no? saber de qué manera ser útil.

Una vez relajado prendió la televisión, era prioridad ver las noticias, tal vez ahí sus interrogantes serían respondidas. Además, aquel objeto inanimado le recordaba tremendamente a Sayumi, su razón para vivir, para esforzarse tanto. Era imposible escoger un canal, así que optó por ver algo local, el canal era de la NBC y justo se mostraba a una mesa redonda, con diversos individuos debatiendo. Daika no comprendía mucho, de hecho, cuando una secuencia de imágenes se dejó ver en la pantalla, quedó desconcertado al ver a personajes tan extraños. Si no eran sacados de cuentos bien podrían ser mutantes, especialmente aquella fiera peluda a la que posteriormente catalogaron como el sheriff de "Villa fábula" y nombraron como "Lobo Feroz”. Las cosas avanzaron hasta la parte en que una persona libera un grito de horror, señalando a algo en la parte superior de la estructura. La causa de tanto terror no se dejó ver hasta después de que el antes mencionado, Lobo Feroz, cayera rendido sobre la mesa, haciéndola añicos. Era un sujeto con gabardina, todo en él era muy obscuro, y notoriamente era alguien malo, digo... La pobre mujer que defendía a quienes se hacen llamar fábulas pudo confirmarlo con el daño que sufrió de parte suya.

La pantalla quedó negra una vez que apagó la TV, ya no era necesario seguir viendo los disturbios. Necesitaba ir al sitio. Desconocía bastante del tema, pero era obvio que aquel tipo con sombrero denotaba un gran peligro para las personas, sería necesario ir a investigar. Sin embargo, Daika deseaba algo más; si ese Lobo Feroz seguía vivo quizá conseguiría información más completa respecto a los hechos que sufre el mundo. No había razones que le impidieran intentarlo.

Estando equipado partió hacia los estudios televisivos lleno de determinación. Curiosamente en el trayecto el recuerdo de Alice Delaney se posó en su mente, el recuerdo de una chica muy dulce, lo más lógico es porque en su paseo pasó por el Central Park. Cuadras más adelante frenó sus pies e inmovilizó el cuerpo. No era sorpresa que el lugar estuviese tan cuidado y tampoco lo es que puedan sacar a patadas a Spiguelman. Observó un rato, dándose cuenta que la mayoría de los oficiales se ocupaban de los bordes de las calles para impedir una entrada sin invitación, eran más médicos los que estaban en la parte central de la calle. Sabiendo que la idea resultaba algo tonta, como arriesgada, Daika se infiltró por medio del alcantarillado de calles más lejanas, midiendo la distancia y calculando que la tapadera que decide levantar sea la correcta. Olía terrible, así que con ayuda de su espada enfundada alzó y removió la tapa, a continuación pegó un gran brinco, agarrándose del borde e incrementado la fuerza en los brazos para sacar el cuerpo lo más rápido posible. Afortunadamente logro hacerlo sin llamar la atención de nadie y es que, una vez dentro notó a todas esas personas heridas… Bah… Que rabia sintió.

El traje que lo viste sin duda es llamativo, solo que quitándose el casco resultaba serlo menos. Sin casco se abrió paso entre los peatones, evitando verlos de lleno, no quería verlos así.

Su objetivo estaba a la vista, cerca de la entrada al complejo. Le rodeaban unas cuantas personas, pero no se paró a saludar, casi podría decirse que les ignoró temporalmente pues él iba concentrado en Lobo Feroz.

- ¿Lobo Feroz, verdad? –dijo, cuando ninguno de los presentes hablaba, y pasó saliva en el proceso, nervioso- no puedo decir que vengo a ayudarte, pues no te conozco… Pero me niego a dejar que esa cosa siga dañando a más personas –concluyó, manteniendo la vista en los ojos del hombre lobo con su ceño levemente fruncido-

Estaba más asustado de su posible aliado que del enemigo. Con suerte, esta noche no devorarían a Daika Spiguelman.

Parecía que no iba a ser el único tío con complejo de héroe que iba a ayudar a Lobo a introducirse en el edificio y acabar con la amenaza, si mi vista no me fallaba podía ver a un tío con una máscara, una joven de orejas puntiagudas, una extraña pelirroja y un héroe mecanizado. Y luego pensaba que el loco de la ciudad iba a ser yo...

Pero aún más sorprendente fue ver como de repente una desconocida que parecía conocer el sheriff fue capaz de tumbarlo con tan solo hacerle oler una especie de colonia, sin duda aquel frasco tendría que tener algo especial, había visto resistir al hombre una bala a bocajarro de un tipo que él solo había acabado con decenas de policias en cuestión de segundos.

Por suerte que la rubia tomase el control de la situación facilitaba mucho las cosas, podría pasar del plan de infiltración y meterme de lleno en el edificio con el grupo, por lo que sin que nadie me viese entré a la puerta del edificio, y de la basura que había justo antes de introducirse en él saqué una bolsa con mi equipo. Tras recogerla me cercioré que nadie me había visto y escabulléndome a un rincón apartado me equipé.

Ya con el traje puesto y con mi arma a la espalda, me acerqué con las manos arriba (por si me tomaban por enemigo) hacia el pintoresco grupo de rescate:

-Supongo que llego a tiempo, soy el que contactó con Lobo anteriormente. Supongo que no os vais a fiar de un loco con capucha, pero soy el que menos quiere que ese capullo de dentro se salga con la suya, algo que parece que tenemos todos en común. Podemos colaborar y contar con un aliado más o intentar detenerme, pero yo tengo mis motivos para entrar así que olvidaos que me quede al margen, ya se con o sin vuestra ayuda- dije con voz firme.

El de dentro de aquel edificio no solo se había burlado de toda la seguridad del evento, si no que había acabado con muchos policias compañeros suyos, puede que a mi no me hubiesen disparado al pecho o herido a mi esposa, pero el asunto también me era personal. Solo en pensar en las muchas familias que en escasos minutos se iban a enterar de la muerte de uno de sus integrantes me hacía recordar las largas noches de miedo y tensión, esperando que mi padre volviese sano y salvo a casa.

Pero ahora no era un niño pequeño y asustado, iba a asegurarme de que ese maníaco no hiciese más daño a nadie.

-Si queremos acabar con esto antes de que los SWAT interfieran tenemos que darnos prisa, cuanto antes entremos en ese ascensor antes podremos patear el culo de ese asesino- dije mientras miraba a la joven con unos suaves tatuajes tribales en su cara. Al parecer ella iba a ser la que dirigiese la operación, parecía demasiado joven para el cargo, pero según lo que vi, tanto la rubia como Lobo confiaban en ella por lo que me tendría que fiar de su juicio. Algo que aprendí a las malas es que las impresiones engañan.

A Diralia le sorprendió gratamente contar con tanta ayuda. Sin duda aquel hombre había demostrado ser un peligro no sólo para las fábulas, sino para los neoyorquinos, así que había personas con dones increíbles y buena voluntad para ayudar.

Justo cuando avanzaban para entrar, Cenicienta apareció. Era alguien increíble, la mejor espía en Villa Fábula según se decía: camaleónica y con un carisma tremendo, y no sólo por su atractiva melena rubia. Diralia fue testigo del carácter que la fábula se gastaba. Cuando Cenicienta se plantó delante de Lobo, mirándolo con desafío, Diralia sólo pudo sentirse sorprendida ante la hazaña. Pocas fábulas tenían el temperamento para ponerse frente al lengendario Lobo Feroz para decirle: “No”. Tras una breve charla, sacó un tarrito cuyo olor dejó a Lobo completamente noqueado. Diralia intentó coger los debajo de los brazos a Lobo cuando cayó como una piedra arrojada al agua pero era evidente que ni era tan rápida ni tan fuerte como para llegar a sostenerlo así que sólo consiguió un intento vano y trastabillar. Cenicienta no lo dejó sin atención, al fin y al cabo sólo quería evitar que se hiciera aún más daño. Cuando le dirigió la mirada a través de su cabello rubio y dijo que quedaba a cargo, notó que un escalofrío la recorría. Estuvo a punto de alegar que no era la más indicada pero ver las vendas bajo el abrigo de Lobo y recordar a Blancanieves tirada en aquella camilla... tenía que hacerlo. La habían ayudado en su peores momento y creído en ella. Diralia recogió el comunicador, a la par que ponía gesto pensativo y miraba tanto a Ersy como a Daika, por un momento como un cervatillo delante de un tracto.

Segundos después, se serenó. Tenía que demostrar su valía. Su padre tampoco había tenido grandes poderes y había reinado todo un pueblo en las Tierras Natales, y de no haber aparecido El Adversario, ella lo habría tenido que hacer también. No podía permitirse el lujo de dudar -o al menos, dejar que lo vieran-, así que terminó asintiendo hacia Cenicienta, con una muda promesa de que trataría de hacer lo mejor posible.  

En ese momento, su “amigo” del techo bajó a reunirse con el resto del grupo. Diralia decidió presentarse.

—Mi nombre es Diralia II del Bosque de los Ciervos Blancos.

Podía parecer una costumbre tonta y siempre había sentido cierta vergüenza de presentarse así, sobre todo a medida que se modernizaban los tiempos. Como su padre, Diralia era de carácter humilde, pero su madre sí que solía decir que debían decir con orgullo su nombre y posición. Con la muerte de ella, esa costumbre engorrosa que tenían que mantener para no recibir un regaño por parte de la monarca, terminó convirtiéndose en una manera de recordarla y respetarla.

—Por supuesto, me podéis llamar simplemente Diralia-la chica se encogió de hombros, con gesto algo avergonzado que relevaba su carácter tímido. Sin embargo no tardó en pasar a un porte serio que denotaba la responsabilidad que sentía—Soy la ayudante del sheriff de Villa Fábula. No voy a detener a nadie que desee ayudar. Si ese tipo ha tumbado al sheriff, claramente yo no podría hacer esto sola.

Tras unos segundos de silencio mirando su anillo con gesto concentrado, Diralia terminó de armar el plan en su cabeza, y trató de exponerlo al resto, lo más clara y segura que podía sonar. Aunque de vez en cuando algún pequeño temblor en su voz relevaba que era un poco novata en aquello y que no se había enfrentado a algo así antes. Pero trató de pensar con la mayor objetividad posible.

—Él estará esperándonos. Debido a que antes teníamos la fuerza bruta de Lobo y sumado a que a poco que se haya informado sabrá de su carácter, es bastante posible que nuestra presa esté esperando un ataque frontal: no es difícil darse cuenta de que Lobo es alguien a quien un par de heridas no lo pararían, y resistir a un ataque frontal contra Lobo conlleva tener que prepararse a conciencia.

Diralia contó las cuatro personas que había allí y repasó mentalmente lo que sabía de ellos. El tal Arcángel parecía un tirador, y ella misma no era precisamente una fábula con grandes poderes, así que dividirse será dividir aún más la poca potencia de fuego que tenían. No podía hacer mucho sin saber las capacidades de los demás, pero expuso el boceto del plan:

—Ya que no contamos con tanta potencia bruta, lo mejor en este momento es un trabajo de infiltración: colocarnos estratégicamente y tomarnos unos segundos para intentar descubrir algo más del rival así como escoger el escenario de combate que más nos pueda favorecer. Luego, usaremos la sorpresa y lo que hayamos podido observar del enemigo como empuje para ganarnos ventaja.

Ella veía fallos en su propio plan. Por ejemplo, que si los descubría, estarían obligados a pasar a una batalla abierta rápidamente, lo cual definitivamente no les ayudaría. Pero en ese momento, por más que pensó no se le ocurrió más, quizás por los nervios de verse en responsabilidad de diseñar aquello.

—Si no he entendido mal—los ojos de la joven se internaron en la capucha de Arcángel, con una mirada profunda—te especializas en el tiro de armas de largo alcance, ¿no es cierto? Un arco no se parece a un arma de fuego, pero supongo que necesitarás un buen ángulo para tenerlo a tiro: dudo que un sólo disparo vaya a terminar con él, pero con un par bien dirigidos podrías hacerle bastante daño—luego se dirigió a todos—Probablemente ha tenido que prepararse y sabrá que matar a una fábula como Blancanieves por medios convencionales es difícil. Esa pistola... una pistola normal no debería ser capaz de tener tantísima potencia como para tumbar a una fábula como Blancanieves. Así que no le dejemos usarla. Sospecho que habrá que tener mucho cuidado: es muy probable que cuente con otro tipo de objetos. Sólo así me cabe en la cabeza que haya podido ponerse a la par de Lobo y dejarlo así. Así que cuando estemos en plena lucha, tan pronto como le veamos sacar algún cachivache extraño, debemos desarmarlo.

La ayudante cruzó el brazo y se llevó la mano a la barbilla, pensativa:

—Es probable que el edificio tenga cámaras de seguridad, al menos en los pasillos. En el peor de los casos, el enemigo las controlará y serán otro obstáculo que evitar, pero en el mejor y si contásemos con un experto en tecnología para manipularlas, podrían sernos de ayuda para mantenerlo vigilado y saber dónde está.

Después de que su mente maquinase bajo la presión de los nervios, no sabía si había dicho algo obvio. Esperaba no haber dicho algo obvio. Se notó que, tras romperse el embrujo de la concentración que la hacía parecer alguien completamente fría y distante, la chica volvió a su carácter nervioso, pues sus dedos comenzaron a juguetear entre sí para liberar tensión y sus mejillas se tiñeron de un rubor leve. También la punta de sus orejas. Realmente la ayudante del sherrif y Diralia eran muy distintas, y se notaba cuándo estaba centrada en pensar y actuar como una "reina" a actuar como realmente era ella misma.

Diralia para terminar añadió:

—Sé que suena algo tonto, pero creo que deberíamos comentar ahora las capacidades con las que contamos cada uno, para mejorar la sinergia del trabajo en grupo. Y darnos nuestros nombres. También podéis aportar sugerencias si algo no os parece del todo bien o si haciendo alguna modificación el plan se ajusta mejor a vuestras habilidades—a este punto, la voz de Diralia bajó, sin duda sus capacidades probablemente eran las más débiles. Poder comunicarse con los animales no la iba a ayudar mucho en aquellos momentos—En mi caso, tengo mi naturaleza como fábula, aunque me temo que mi capacidad de resistencia es muchísimo menor a la de Blancanieves, pero podéis contar con mi arco.

- Todos sus planes son algo endebles tienen riesgos serios no podemos hacer mil planes sin que nos pongan expuestos tratemos dé reconstruir lo qué paso y hay algo qué no me gusta dé todo me huele a deliberado ésa falla dé seguridad tengo la idea dé qué alguien creó ésa brecha como una forma dé darle vía libré a alguien y ése sea quién sea busca llamar la atención instigandonos a ir por él  esto no es normal por qué no huyó no sé preguntaron eso?.

Ella no era ninguna tonta su olfato decía qué esto tenía más tela para cortar dé lo qué veían a simple vista qué sería eso sólo capturando al bastardo podrían sacárselo pero no iba a jugar un juego qué no entendía trataría dé qué sé expusiera para comenzar a tener la partida y poder vencerle.

- Por cierto yo poseo magia elemental conocimientos dé mucha dé utilidad y una cantidad dé años dé experiencia en todo tipo dé incidentes dé la historia dé los qué fui testigo y partícipe en muchos casos deliberemos opciones con pros y contras antes dé ir sin un panorama claro dé lo qué haremos.

Sacó un cigarrillo y luego un encendedor para darle luego dé prenderlo una larga calada y tirar él humo lejos para qué no molesté a ninguno dé los presentes esperando ver qué podían planear entre todos para ir por quien fuera él autor dé todo.

Llegó a sentirse ignorado por tan repentina escupidera de palabras y, por otro lado, aliviado de haber sido admitido en el equipo. Decidido a derrotar a la amenaza y no decepcionar a ninguno de sus temporales compañeros, presta atención al que será su capitán. Este explica que el enemigo dispone de un arma potente, lo suficiente como para dejarlo fuera de combate. Habrá que ser cuidadoso ante él, si así dejaron a un tipo de su tamaño y fuerza lo más probable es que un tiro asesine a un humano.  La idea es entrar, buscarlo y… ¿Hacer que pague? Daika no entiende qué quiere decir con eso realmente. Puede querer matarle por el daño que le hizo o simplemente encerrarle, pero si es lo primero, deberá interponerse en su camino quiera o no. También sobra el hecho de que hay un escuadrón policial dentro a quien ya se le juzga como muerto, no obstante, para el joven héroe existe la posibilidad de que puedan seguir con vida.

Iba a ponerse el casco cuando una rubia irrumpe en la escena, gritando con firmeza a Lobo,  destituyéndolo de su posición como líder e imponiendo nuevas reglas. Al menos, todo fue para protegerlo. Parece ser que se ha creado un tiempo límite: hasta que los SWAT lleguen al sitio. Además se designó a un nuevo al mando, o, nueva. También existirá comunicación entre todos, algo bueno de verdad. Fue interesante enterarse de todo al mismo tiempo que se veía a una chica batallar con un mastodonte. Aunque no tanto como los sujetos que serían su equipo, a quienes apenas notaba rodeándole.

De pronto, Daika llevó su diestra a la espalda, buscando el mango de alguna de sus katanas. Alguien se acercaba a paso lento, alzando ambas manos y soltando un discurso. No aparentaba ser un peligro y conforme seguía hablando, el moreno retiró su mano de la empuñadura. Un aliado más no viene mal en este tipo de situación. Mucho menos uno con pinta de veterano.

Devolvió la vista para con Diralia, apreciando su rápida y humilde presentación. Sus orejas son lo más peculiar en su aspecto, eso y esas marcas en el rostro. Analizándola con cuidado, parecer ser alguien frágil y no muy apta para dar instrucciones. Por desgracia, Daika es el menos indicado para juzgarla, cree que si tiene el valor de hablar ante todos debe tener potencial.  Muestra inteligencia al desmenuzar las posibilidades que hay y  son de agrado para el que sostiene el casco bajo su brazo. Es cierto que nadie posee la fuerza del sheriff noqueado, sería absurdo enfrentársele directamente.  Analiza las habilidades del  recién llegado, y  después expone la mejor debilidad del momento del rival; deshacerse de sus artilugios puede llegar a ser prioridad. Finalmente, su postura seria se desvaneció antes de preguntar por  el resto de habilidades y nombres, dando las suyas también.

A continuación, la que mostró su presencia fue la de armadura metálica, persona a la que conocía, persona que le brindó ayuda hace muy poco tiempo. Escuchó con atención e hizo lo que pidió. Luego, quien habló fue una chica bastante extraña, bueno, extraña por la dentadura que se carga, fuera de ello resultaba alguien bastante normal.

Ya usaba  la “cosa” en su oído a la cual, la intrépida chica-robot se enlazó con su sistema. Resultaría útil. El encapuchado era alguien hábil con las armas y tiros a distancia. Resultaría útil. La determinada Fabula sin duda tendría poderes grandiosos esperando a dejarse ver. Resultaría útil. Uff, una chica con mágica… No hace falta recalcar que será una pieza clave en el improvisado equipo, a diferencia del chico que se mantenía erguido y callado.

Spiguelman aguardaba su turno, rebuscando entre sus pensamientos si en verdad poseía algo de destreza en su persona. El semblante era neutro ante todo, siempre era así. Muy distinto a su interior, donde hubo grandes gestos de asombro, emoción y miedo. A casi todos les faltaba más confianza en sí mismos o en los demás, más esperanza en que todo saldría bien: que derrotar al enemigo era algo seguro. Incluyéndose. No consideraba que tuviera algo mejor que los demás, pero claro, no por eso se encerraría en una jaula forjada por depresión, daría media vuelta y se iría. Sólo tenía miedo a errar ante ellos.

Entonces, habló.

- Am… Soy… Daika –no desea reflejar nerviosismo e igual lo hace- Ese es mi nombre, así pueden llamarme – dio su nombre real porque quiere confiar en cada uno de ellos. Todos son héroes o al menos son buenos al estar ahí. No  le importa cuidar su identidad ante esa clase de personas- Creo ser el más débil de entre nosotros –observa el suelo, algo decepcionado de sí mismo. Han pasado meses desde que decidió ser un héroe hecho y derecho, sin embargo, no se siente como uno, no es tan fuerte- Mis armas resultan ser lo mejor de mí… Dos katanas, que manejo bien… -traga saliva- Nekotes: armas que simulan ser garras de gato. Para quien no sepa –suspira- Y un arma de fuego que no estoy seguro de dominar a la perfección, em, mi puntería… Es mala –de golpe, levanta la vista para con todos- tal vez alguien más pueda hacerse de ella y darle mejor uso que yo –mira a todos de forma muy superficial, torciendo los ojos de acá para allá- Fuera de mi equipo solo soy un humano. No poseo súper fuerza ni velocidad descomunal, aunque tampoco resulto ser una tortuga. Creo ser alguien resistente por mi actividad diaria; cada noche patrullo la ciudad, escalando edificios, persiguiendo y apaleando criminales –vuelve a ver el piso- Soy ágil y flexible… -entonces observa su casco, recordando a Daredevil, recordando su promesa de no dejar de pelear por la ciudad- También tengo bien protegido el cuerpo y estoy dispuesto a combate cuerpo a cuerpo… A recibir los golpes que sean necesarios para darle fin a esa cosa –Comprime los puños- Podré ser débil, pero no eso no me roba el anhelo de… Protegerlos y a la gente de esta ciudad –lleva el casco a su cabeza, ensamblándolo- Es todo…

No son amigos suyos, pero lo que dijo es cierto, a Daika nunca le ha importado arriesgar la vida por alguien que hace el bien. Estaba listo para escuchar cualquier comentario más y entrar al edificio. Empapado de terror, pero listo.

El miembro 'Lobo Feroz' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

---

'Dado de 10' : 9

Sin duda las apariencias engañaban siendo el claro ejemplo de esto Diralia, la cual mostró unas grandes dotes de liderazgo y decisión que contrastaban con su pequeña y delgada figura. Parecía que ella tenía cierto conocimiento sobre el combate a distancia, seguramente su arma predilecta fuese el arco, un utensilio anticuado pero letal en manos capaces.

El plan de la ayudante me parecía el más idóneo, seguramente seríamos incapaz de eliminar al enemigo de un solo disparo pero quizás con dos francotiradores... Lo que si que era obvio es que una lucha larga iba a estar en nuestra contra, en un territorio desconocido donde el enemigo tenía ojos y oídos en cada esquina y enfrentándonos a un individuo cuya única habilidad conocida era su inmensa fuerza; teníamos las de perder. Nuestra mejor baza era la de intentar rematarlo de una sola oleada concentrada.

-Tu plan me parece correcto, pero optaría por un ataque sorpresa total. No sabemos ni el aguante ni las habilidades de ese tipo, por lo que si lo eliminamos de una sola racha sería lo mejor. El problema va a ser pillarlo desprevenido teniendo todo el sistema de seguridad a su favor- comenté mientras me dirigía hacia Diralia.

De repente una voz chillona de tono infantil parecía rogar a nuestras plegarias declarando poseer habilidades informáticas capaces de solucionar el problema de las cámaras. La voz provenía como no del tal Dusk, el héroe de la armadura, el cual adoptó un tono de voz más grave en contraste con el supuesto gallo que le salió anteriormente. En escasos segundos fue capaz de mejorar la línea de comunicación entre los miembros del equipo, aunque su tarea principal sería poner fuera de juego a las miradas no deseadas de los sistemas de seguridad. Esa iba a ser la tarea difícil, pero si ese héroe no podía, difícilmente otro del grupo sería capaz de hacerlo por lo que tendrían que fiarse de las capacidades de Dusk.

El razonamiento de su compañera pelirroja era viable, que se infiltrase tan fácilmente en un edificio con tanta seguridad solo podría significar que había un topo entre los agentes encargados de la protección del evento. Que aquel individuo no hubiese escapado después de encargarse de la pareja de fábulas también era extraño, parecía que quería llamar la atención deliberadamente. Pero esto tendrían que pensarlo más tarde, ahora tenían que ocuparse de un lunático armado.

El último del equipo en hablar fue un joven enmascarado con unas katanas a sus espaldas, Daika se llamaba, y parecía tener baja autoestima.

-Tranquilo, no eres el único mortal entre tantos héroes, debajo de la capucha también soy un ser humano normal, solo un tío más como tú que patrulla para sacar a la escoria de la calle, así que sube esa autoestima. Ahora si no te importa, me gustaría ver esa arma-le dije animándole a valorarse más a si mismo. De joven tenía aquel mismo problema, ser hijo de un afamado policía no es que ayude a tu ego pero al final poco a poco fui capaz de vivir con ello.

-Si es verdad que tu puntería es nula pero tienes tanta agilidad como declaras, intenta pillar por la espalda al tío mientras que los francotiradores nos ponemos en posición y disparamos. La coordinación tiene que ser perfecta-aseguré mientras extendía la mano para que Daika me enseñase el arma.

Pero nuestra conversación fue interrumpida por un mosqueado agente de policía que les permitía entrar en el recinto, aunque a regañadientes. En parte entendía esa actitud, hace tiempo yo también era solo un poli que tenía que quedarse parado viendo como locos en mallas se encargaban de su trabajo, hasta que un día me cansé y me pasé al "otro bando".

Finalmente habíamos entrado en el ascensor, estábamos a escasos minutos de llegar a nuestro destino.... o eso pensaba. El jodido ascensor tardaba tanto que pensaba que me iba a morir de viejo antes de llegar a nuestro destino.

-Esto es como en las películas, ahora o todos nos liamos con todos o debido a un accidente acabamos muertos- bromeé intentando quitar un poco de tensión del ambiente, aunque no podía evitar sentir ciertos nervios.

Bruscamente el ascensor se paró y las luces de este se apagaron totalmente, alarmado activé el sensor térmico de mi casco. Un leve susurró apareció en mis oídos, pero extrañamente mi visor fue incapaz de detectar nada, quizás solo fuesen impresiones mías pero se sentía tan real...

Por suerte la luz volvió en escasos segundos, ya fuera de este recibí la voz de Cenicienta por el intercomunicador pero un potente trueno resonó en mis oídos, las luces del edificio casi ni funcionaban pero gracias a mi visor fui capaz de ver como se aproximaba a toda velocidad una bala hacia nuestra dirección. La cuestión era si me iba a dar tiempo a esquivarla o no, aunque viendo lo que le paso a Lobo de tan solo un disparo, más me valía eludirla.

El miembro 'Arcángel' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

---

'Dado de 10' : 6

A Diralia le sorprendió la soltura de Dusk con todos esos cachivaches. Para aparentar ser joven, Diralia era torpe con la tecnología, así que ver a Dusk manejando con tal soltura aquella armadura de última tecnología. Poder enviar imágenes falsas a las cámaras despistar al enemigo era una ventaja que no contaba con tener, pero muy bienvenida. Igual que la magia, lo cual le daba a la chica ciervo una mayor sensación de seguridad, así que agradecía la presencia de Gaghiel, que le hizo notar a Diralia algo bastante "simple" pero en lo que no había caído: las intenciones del enemigo, más allá de "hacer daño a las fábulas". Ciertamente querría saber qué pretendía el enemigo, y por qué no huía, teniendo oportunidad: si había matado a un equipo SWAT, era claro que podía huir. Quizás hubiera un motivo oculto... o simplemente tan sólo estuviera confiado en que podría huir cuando quisiera y lo que pretendía, era poner en evidencia la seguridad de Nueva York haciendo un  pequeño "campamento". O incluso quizás querría provocar una guerra civil entre fábulas y neoyorquinos.

Preguntas y más preguntas que se resolverían cuando aquel tipo estuviera atado a una silla con un foco en la cara hasta que cantase.

—Quizás podáis sentiros intimidados. Alguien muy sabio dijo una vez: "yo hago lo que tú no puedes, y tú haces lo que yo no puedo". Podemos hacer grandes cosas juntos. Esto también—si a Diralia su madre le había enseñado que debía mostrarse segura y digna, su padre le había enseñado que ante los retos había que intentar mantener la moral alta de los que la rodeaban. Era por ese tipo de cosas que incluso, exiliados de las  Tierras Natales, su padre seguía poseyendo la capacidad de que la gente lo siguiera a través del mundo mundie y del tiempo.

Esperaba haber sonado suficientemente convincente. Porque ella entraba en el grupo de los que se sentían intimidados. Esperaba haber disipado los temores de Daika, que aunque dudaba un poco de su naturaleza de humano, no dudaba de su espíritu de lucha. Eso le hizo preguntarse: ¿quizás, los que odiaban a las fábulas eran las personas a las que les vencía el miedo? Aún estaba lejos para sentir que eso fuera una justificación. "Pero si entienden por qué ocurren las cosas, es más fácil buscar soluciones". Eso decía su padre. Aunque claro, a su señor padre lo habían terminando despellejando, literalmente, y no sabía si calificarlo como alguien muy crédulo o alguien muy sabio.

El policía parecía estar bastante cabreado con la idea de que aquellos ajenos a los agentes de la ley tuvieran que hacerse cargo de una situación en la cual eran sus hombres los que haban perecido. No podían esperar más, así que irían con lo que tenían.

Diralia bajó la cabeza hacia abajo por unos instantes al notar las miradas con diversas emociones que el grupo despertaba a los agentes de la ley. Tras esos instantes, se corrigió respirando profundamente y siguió caminando por el pasillo de agentes con la cabeza alta y la mirada seria.

Una vez en el ascensor comenzó la subida. A pesar de mantener un rostro sereno, el pecho de Diralia subía y bajaba por la respiración agitada que controlaba mientras la lenta ascensión proseguía.

"Esto es como en las películas, ahora o todos nos liamos con todos o debido a un accidente acabamos muertos". Eso le sacó a la fábula un sonrojo y  una leve sonrisa que estuvo a punto de convertirse en una risita, quizás por los nervios. De no haber estado de "servicio", se habría reído. Tratando de corregir el hecho de que se había reído en una situación así, carraspeó tratando de disimularlo y volvió a poner ese semblante de "reina de hielo" que usaba.

El momento distendido fue eso... un momento. Porque el ascensor se paró. Diralia aporreó el botón. En un habitáculo tan pequeño no iban a poder luchar. El golpe la hizo tambalearse y tener que apoyarse en algo o en alguien para evitar caerse al suelo. Y una presencia. Miró alrededor como un cervatillo alerta, esperando al depredador.

Pero todo volvió a la normalidad, aparentemente. Cenicienta les preguntaba por el intercomunicador.

—De momento estamos bi...

El miembro 'Diralia' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

---

'Dado de 10' : 9

El miembro 'Ersy' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

---

'Dado de 10' : 8

Escuchame pedazo dé imbécil tu y tu grupo fueron responsables y té estamos salvando el trasero pero me vuelves a hablar así a mi o ellos y te garantizó una cita con un dentista por qué té voy bajar esa dentadura lo oíste incompetente?.

A la mierda la formalidad no iba dejar qué ningún cretino qué para colmó era un completo incompetente le hablé dé ésa manera entraron al edificio y algunos le hacían miradas los ojos dé Gaghiel decían " di algo y veraz" otros los veían cómo si fueran los dé la comunidad del Anilló llendo a tirar él anillo dé Sauron llegaron al ascensor y subieron pero este parecía ir más lento dé lo qué parecía y dé repente sintió cómo sé oscurecía y algo pasó o más bien alguien.

Había estado contra bestias y fantasmas sintió su respiración y hasta un escalofrío pero lo peor dé todo era qué no podía atacarlo o intentar algo contra él y volvió la luz quería jugar parece por qué no sabía qué eso era lo qué lo llevaría a su perdición.

Cuándo volvió la luz les dio una alfombra no roja sino dé metal él muy bastardo parece qué aprovecharía él lugar cerrado y ella sólo atinó a usar su instinto para esquivarla sólo restaba qué fuera a tiempo.

El miembro 'Gaghiel metallium' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

---

'Dado de 10' : 10

No dio sugerencias ni opiniones respecto al plan, pues Diralia parecía cubrir bien todos los campos, y con ayuda de los otros un plan más sólido nació. Era innecesario hablar.

El veterano hizo el intento de tranquilizar e inspirar a Daika, al igual que lo hicieron las palabras de Diralia. Aquello era un equipo, cada uno con sus debilidades y fortalezas, la cuestión era unir esas capacidades y fallas para conseguir el éxito.

Sacó la Beretta 98 de su funda en la espalda baja, la tomó de la boca y estrechó el mango del arma hasta el tipo con capucha. A continuación respondería, pero un oficial de la policía se acercó y de forma irrespetuosa les apresuró a entrar. Daika nunca se sintió ofendido, tan solo un poco triste porque no valoraran su presencia ahí. Notó la contestación de la pelirroja para con el oficial, sintiéndose todavía peor.  Dejó el arma en manos del tipo y siguió con paso firme a la chica de las marcas en el rostro.

Sintió las múltiples miradas, las de bien y las de mal, mientras caminaba completamente erguido. Debía concentrarse en la misión, y prestar atención a esas miradas sólo le harían entorpecer.

Tras caminar un poco, llegaron al ascensor.  Allí, todo iba bien. Un miembro del equipo bromeó, broma que a Daika le causó gracia y al mismo tiempo algo de vergüenza, más porque habló le liarse entre todos y... Bueno... El bromista como él eran hombres. De pronto, el ascensor sufrió una sacudida, seguida de la falta de luz en su interior. Daika se recargó en una de las paredes, tratando de conservar la calma. Desgraciadamente, la calma se debilitó gracias a una serie de sucesos sumamente extraños: Un susurro, una presencia y un escalofrío como ningún otro. El moreno estiró el cuerpo, sufriendo por esa última sensación. Alcanza a sacudir la cabeza cuando escucha la voz de la rubia que anteriormente les abrió paso, justo antes de que la puerta del elevador se abriera de par en par, sincronizada con el ensordecedor rugido de una bala siendo disparada. La verdad es que sus reflejos se vieron algo opacados para la gran presión que sentía... Ojalá pueda esquivar esa maldita bala.

El miembro 'Lobo Feroz' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

---

'Dado de 10' : 4

Por suerte o por desgracia la bala no impactó en mí si no en el joven justiciero llamado Daika, la fuerza del impacto fue lo suficientemente grande como para impulsar bruscamente su cuerpo hasta el fondo del ascensor y romper su cristal. Sin tiempo que perder me acerqué rápidamente para revisar la herida del joven para observar sorprendido como no había ninguna bala incrustada en su coraza, aunque se podía ver claramente la marca del impacto. Sin duda aquel pistolero tenía capacidades mágicas que yo no entendía, pero esperaba que o la mística pelirroja o Diralia pudiesen saber.

De repente el disparado intentó levantarse forzosamente, para ver como todo su cuerpo se movía de forma extraña, semejante a si sufriese numerosos mareos. Viendo la situación, no podía ayudar al de las espadas a curarse de su mal, pero por lo menos intentaría servir de soporte para que este pudiese avanzar.

-Siento no ser de más ayuda chaval, pero no tengo pensado dejar nadie atrás así que agárrate fuerte a mi.
Diralia,Gaghiiel ¿Tienes idea de como quitar el efecto?- pregunté mientras me agachaba y agarraba a Daika, haciendo que su cuerpo se apoyase en mi hombro. Lentamente comenzamos a avanzar hasta ver el primer "regalo" que aquel psicópata nos había dejado junto a la bala.

Aquel animal iba a pagar con creces todo lo que había hecho, toda esa carnicería ¿para qué? ¿cuál era el objetivo de aquel ser? Quizás solo era un loco con ganas de llamar la atención, pero dudaba de que alguien irrumpiese en un lugar tan fortificado solo para hacerse notar, tenía un objetivo que se nos estaba escapando.

Apoyando con cuidado a Daika en una pared me acerqué hasta el cadáver y con un machete que llevaba escondido en el chaleco corté la cuerda que lo mantenía colgando ,y cogiendólo en el aire, lo dejé reposar suavemente en el suelo. Nadie se merecía una muerte así.

Tras eso observé el mapa cercano, había varios caminos a elegir. Después de lo del disparo era un poco reacio a separarnos, pero el líder del escuadrón era Diralia por lo que acataría sus órdenes.

-Parece que estamos en una encrucijada, yo optaría por no separarnos después de ver lo que una sola bala puede hacernos, pero la jefa aquí es Diralia por lo que su decisión es la importante. No obstante me niego a dejar solo a Daika en ese estado, no sabemos la localización del enemigo y podría atacarlo mientras está indefenso- proclamé

Sus sentidos se activaron y tras cortas su misma frase echó la mirada hacia atrás. Un sonido fuerte acompañó al cuerpo del joven estrellándose contra la pared. Diralia corrió hasta Daika intentando ver la gravedad de la herida, esperando encontrar un charco de sangre.. pero no lo había. Sin embargo el pistolero había acertado, las pruebas eran palpables: no sólo los restos del cristal contra el que había chocado lo atestiguaban sino que, además, tenía una abolladura en la armadura.

-¡Daika!-Diralia hizo aparecer el arco y engarzó la correspondiente fecha a la par que tensaba la cuerda, apuntando hacia arriba, notando que aunque el pecho le subía y bajaba por el nerviosismo, podía mantener el pulso. Trataba de afinar la vista para ver al francotirador pero no podía. Tras unos segundos, apoyó el arco en el suelo-Maldita sea su estampa, es escurridizo. ¿Daika, puedes levantarte?

Daika lo intentó pero sin duda le costaba. Arcángel lo ayudó, dejando que se apoyase en él y preguntó si la fábula o la mística podían hacer algo.

-No creo que pueda hacer mucho para despejar el efecto... lo siento. Al menos ya sabemos cómo consiguió tumbar a Lobo-miró a la peliroja, esperando una respuesta-Gaghiiel, ¿puedes identificar qué tipo de magia es o de donde proviene?

Sin duda aquello había sido una batalla campal que se había saldado muertos, las salpicaduras de sangre lo atestiguaban pero sólo había un cadáver. Meticulosamente colocado para helarles la sangre. Aunque Diralia consiguió no poner gesto asustado -mantente fuerte, mantente fuerte, se decía- sí que notó que la sangre circulaba tan espesamente en sus venas como si fuera helada miel.

"Castigo de DIOS". Eso decía el cartel. Podría entrar a diversos debates teológicos pero no iba a sonsacar nada. Sólo podía pensar que aquel tipo estaba loco y había que pararlo. Arcángel liberó al cadáver de su atadura, lo cual sorprendió gratamente a Diralia: era un buen gesto dar a los muertos el respeto que se merecían, al fin y al cabo era un destino que alcanzaría a todos por igual.

Había un mapa sobre la distribución del lugar. Ciertamente, había muchos caminos y si se separaban como mínimo cubrirían dos pero Diralia no estaba segura. Se llevó las manos al mentón y se tomó unos segundos, meditando sobre la opinión de Arcángel.

-Estoy de acuerdo en que dejar atrás a alguno de nosotros no es negociable. Cubriríamos más terreno separados y ciertamente le resultaría más difícil dispararnos pero, suponiendo que nos separásemos quedarían dos grupos de tres. Si alguien recibiera de nuevo una de esas malas, alguien más tendría que ayudarlo, con lo cual sólo quedaría una personsa para hacer frente al enemigo. No creo que dividir nuestras fuerzas sea sensato, incluso si eso nos hace ir más lentos-explicó. Miró de nuevo el plano y su dedo índice señaló el pasillo que señalaba a la sala de seguridad, a lo cual miró a Ersy-Si logramos entrar y mirar las cámaras, quizás podamos localizarle. Además si hay cámaras de seguridad en casi todas las habitaciones, es una manera de examinarlas estructuralmente hablando y ver hacia qué espacio nos conviene y mirar si hay algún lugar con coberturas en el que poder refugiarnos. ¿Estáis de acuerdo?

Off: Perdón por la tardanza, el corto post y por postear justo el séptimo día

la suerte a veces nos juega bromas por ser la más experimentada del grupo esto cada vez parecía hecho propósito mientras ella lo tomaba cómo lo más normal del mundo púes no era ni por asomó lo peor qué jamas vio y no sé acercaba a eso ni en lo más horrendo dé la punta dé lo qué vivió en él mundo secreto y sé acercó por pedido dé ellos a tratar dé deducir pero fuera lo qué fuera no podía quitar su efecto o deducir qué lo hacía.

No puedo esto escapa a mi alcance no puedo quitar su efecto sin saber qué lo produce si es algún tipo dé bala mística parece qué produce un efecto dé vértigo hay muchos mitos y leyendas qué hablan dé armas místicas cómo la opera dé él cazador furtivo lo qué puedo asegurar qué él arma tiene facultades místicas y no me sorprendería qué tuviera otras con diferentes efectos .

Miró él cadáver mientras su Menté trataba dé mostrar algún tipo dé luz escuchó las opiniones dé todos habló para qué la oyeran con claridad.

Éste bastardo trata dé intimidarnos y la verdad qué no logró conmigo pero está tratando dé que nos asustemos y entremos en pánico si nos separamos somos presas mas manejables si vamos en grupo pierde su ventaja, además Daika esta aturdido por su disparó pero creó qué él busca jugar con nosotros traten dé tener la Menté fría si vacilan esta basura tendrá ventaja pero si hacemos que el pierda su paciencia eso lo hara tener qué venir por nosotros

Sacó un cigarrillo y le dio una gran calada para tirar él humo luego.

En vez de ralentizarse, pareciera que el tiempo fluyó con mayor rapidez que nunca frente a los ojos de Spiguelman. Esta vez, a diferencia de combates pasados, el ataque enemigo lo devoró sin piedad; la bala lo escogió a él de entre todos, dándole un tremendo golpe justo a la mitad del pecho. Cerró los ojos casi con tanta fuerza como con la que apretó las muelas en forma de acto reflejo. La planta de sus pies se separó levemente del suelo, manteniéndose ingrávido a través de la existencia, a  través del vacío durante breves segundos. Detrás suyo, un rectángulo cristalino esperaba, brindándole la posibilidad de detenerse y caer al suelo, sufriendo daños, claro está. Finalmente, las posaderas heroicas impactaron el suelo. ¿Quedó muerto sobre un charco de sangre? Extrañamente, no. ¿Era esa una bala normal? Evidentemente, no. Sin embargo, tampoco aparentaba tener el objetivo de asesinar al blanco. Si bien su nuevo traje cuenta con una armadura mucho más densa y completa que las protecciones anteriores, esta no tiene la capacidad de resistir arremetidas letales o, ¿sí? Ya hablaría con Daredevil respecto a eso. Pero primero debería hacerle frente a una pesadilla horrenda…

La desgracia comienza  a invadirle el cuerpo con relativa lentitud: Repentinamente aprecia un dolor intenso en los ojos, es como si alguien estrujara sus nervios ópticos; la peor cefalea del mundo hostiga su cabeza, un dolor severo; intenta ignorar las nauseas que empiezan a nacerle, trata de no sentir a ese “gusano” de comida subir por su garganta. Duele. No consigue prestar atención a las voces de sus compañeros, tan solo quiere estar ahí sentado con los ojos cerrados. Desgraciadamente, una sensación mucho más feroz  yace en sí. ¡La tierra da vueltas! ¡Está girando! ¡Giraaandooo! No, en verdad no es así, simplemente siente que todo gira a su alrededor. El sentimiento es tan real, tan vívido, que usa ambos brazos para “evitar caer”.

- “¿Q- Qué está pasando?” –pensó.

Abrir los ojos no fue mejor ni peor, pues ver todo girar incontrolablemente, ligado a una visión semi-borrosa de las cosas resulta ser menos aterrador que mantener sellados los ojos. Entonces, la voz de aquel hombre le transmitió algo de calma. El veterano ofreció su cuerpo como apoyo para él, y Daika aceptó gustoso. Su mano izquierda se aferró del hombro ajeno. Después hizo lo mismo con el hombro de la chica. Se sentía reconfortado, en cierta forma, hasta que intentó dar un paso hacia adelante…

- Kuso… –susurró en japonés. (“Maldición”)

No era fácil. Se arrancó el casco de la cabeza a causa de la desesperación, la sensación se apoderaba más de él con el casco puesto y le molestaba, no, le asustaba estar bajo esas condiciones en dicha situación. ¿Y si el enemigo volvía a atacar pronto? No lograría nada en su contra. Se mantenía asido de la chica, jadeante. Intentaba no gemir, pero el vértigo y sus cómplices abusaban de sus capacidades.

No había nada que hacer, y llegó a una conclusión: Él no sería una carga para los demás. Entre sufrimiento y sufrimiento escuchó la idea de Ersy, pareciéndole la mejor forma de no estorbarles, excepto por la chica de las maquinas. Era eso o retrasar al grupo entero.

Tenía que ser fuerte, enfrentar a ese malestar de la mejor manera…  Debía ser un héroe… Pero… “¿Cómo luchas contra algo así?” Se preguntaba.

- Apoyo a Dusk… –notificó, en un grito ahogado.

La idea de dirigirnos rumbo a la sala de seguridad fue la mejor acogida en nuestro pequeño grupo, por lo que nos dirigimos hacia allí sin perder tiempo, no me gustaba mostrarnos tan desprotegidos en medio de un pasillo con tan poca visibilidad.Lamentablemente nuestro ritmo no podía ser tan rápido como querría al tener que cargar al aún mareado vigilante, no tenía ni idea de lo que le habían inyectado; pero sin lugar a dudas era efectivo.

Durante el largo trayecto, no pude evitar notar como las luces del edificio actuaban de forma extraña, casi como si la propia oscuridad jugase con ellas. Para asegurarme que no eran imaginaciones mías volví a activar mi visor, y tal como sospechaba, sea lo que fuese que estaba afectando a la iluminación no era normal. Todo parecía indicar que nuestro enemigo controlaba poderes sobrenaturales, explicando la facilidad con la que fue capaz de dejar fuera de combate a Lobo y casi inhabilitar a Daika de un solo disparo; aún ganándole en número tenía mis dudas sobre la victoria si nos enfrentásemos en un combate directo.

Finalmente llegamos a la sala de seguridad, prefería echar un vistazo a loa alrededor antes de meternos en la boca del lobo por lo que suavemente dejé reposando al aún mareado Daika en un banco que debía servir anteriormente para cambiarse, y empecé a dar vueltas por la habitación en busca de algún peligro. Semejaba la mítica habitación empleada por los miembros de seguridad para cambiarse, en una taquilla pude encontrar una foto de un hombre de mediana edad abrazado a lo que suponía que sería su mujer, la cual tenía en brazos a su pequeño hijo. No pude evitar pensar que lo más probable es que aquella familia hubiese perdido al padre, desde que habíamos entrado en el edificio no vimos más que cadáveres, dudaba mucho que encontrásemos algún superviviente.

Tras observar la enferma obra de aquel maníaco en las pantallas no me cupo duda que ese bastardo era un monstruo, tristemente fui capaz de reconocer entre una de sus macabras obras a lo que quedaba del hombre que protagonizaba la foto que minutos atrás había observado. Fijándome en la pantalla del plató, por fin fui capaz de poner rostro al enemigo, o por lo menos asegurarme de que existía. La otra pantalla a observar mostraba un hombre mirando fijamente hacia enfrente, no podía asegurarlo pero juraría que estaba vivo. Esto nos abría dos caminos: Por una parte podríamos ir directos a por el asesino o intentar salvar a aquel extraño hombre.

-No sé si es buena idea jugárnolas para salvar a una persona que no podemos confirmar seguros que esté viva,
pero tampoco podemos dejarlo atrás. Por otra parte entrar directamente a enfrentarnos a ese monstruo sería un suicidio,ya visteis lo que hizo con todo el personal de seguridad en tan poco tiempo. Tenemos que hallar un modo de sorprenderlo o estamos jodidos- expuse mientras me giraba para oír la opinión del resto.

Caminaron por el pasillo. Sin duda aquello olía a ¿magia?. Sí. Eso parecía. La oscuridad no era la misma que la que se veía en los bosques durante la noche, era densa.

Cuando entraron en la sala de seguridad, vieron la "obra" de aquel loco. Sin duda, parecía haberse ensañado y entretenido en dejarles un escenario propio de película de terror. Incluso parecía haberles dejado un bonito cebo... Diralia estaba bastante segura de que estaba muerto. Pero la disposición de ambos le parecía... curiosa. El asesino en la sala de entrevistas, como si ultimadamente quisiera dar un mensaje al mundo y aquel otro hombre en la sala de control, como si estuviera controlando la transmisión.

Pero el asesino estaba ahí. Sentado. Esperando.

¿Esperando más víctimas? ¿Esperando para hacer de ellos sus sangrientos maniquíes?

Diralia tuvo que apartar la vista de los monitores por miedo. Diralia no pudo evitar fijarse en que Arcángel observaba una fotografía de una mujer y dos niños. Cerró los ojos, diciéndose, preguntándose, cuántas familias llorarían una pérdida en aquellos nefastos días.

Sinceramente, no sabía qué hacer. Un enfrentamiento directo contra él los podría matar. Pero algo le decía que apenas se dirigieran a ayudar a aquel hombre que tenía todas las papeletas de estar muerto, el asesino se levantaría para tirotearlos. Uno a uno.

"Está muerto, está muerto y debes pensar en lo mejor para el equipo... ahora bien, una confrontación directa tampoco parece lo mejor para el equipo."

¿Y era mejor para el equipo ir directamente contra el asesino, lanzarse de cabeza a un enfrentamiento que seguramente perderían?

¿Cuál era la decisión correcta? ¿La había, en primer lugar?

Pero la punzada de culpabilidad por la idea de abandonarlo era fuerte. Claramente la decisión buena no siempre era la correcta, pero la otra tampoco parecía esperanzadora.

-Dejando de lado las cuestiones de moralidad... en ambos estaríamos en un escenario poco favorable que el asesino ha preparado y manipulado. Pero en la sala de realización quizás encontremos una pista. Y con suerte ese hombre estará vivo.

Volvió a mirar el rostro de horror del hombre.

-Con mucha suerte. Además, no me convence la idea de ir directamente a por él, y más con Daika aún encontrándose mal. Como dice Arcángel, hay que sorprenderlo, pero la pregunta es, ¿cómo? También hay que tener cuidado al acercarse a la sala de realización. Existe la posibilidad de que intente engañarnos y haya vestido a un cadáver con sus ropas.

Se quedó en silencio un momento. El asesino estaba jugando con ellos, pero no sabía qué hacer. Se preguntó qué haría su mentor en aquel momento.

-Es probable que sea una trampa. Podríamos intentar hacer ver que nos hemos dividido, pero que en realidad, los que tengan habilidades de sigilo o algo que funcione de manera similar nos sigan desde las sombras. La idea de Ersy vigilando los monitores mientras Daika se recupera, no me parece mala pero...-miró hacia el resto-Eso lo hará más difícil para nosotros. Si estáis dispuestos a ello, por mi no hay problema.

Caminando por un lugar qué antes estaba lleno dé ruidos a un silencio atroz no era lo que podía decirse por asomó un lugar dónde quisieras jamás entrar exceptuando qué estés loco o una obligación té llevé adentró dé el o estés filmando una película cómo El resplandor esto no era él casó pero todo no podía empeorar dé ningún modo o al menos ella pensó qué tenían más por ver y no sé equivocó por lo qué vio.

Algunas personas o seres ven él arte dé forma distinta lo que para algunos es aborrecible para alguien más es agradable y hasta símbolo dé belleza y había qué reconocer una cosa él muy bastardo tenía una vocación artística para lo macabro grotesco y lo Gore sé había tomado la molestia y hasta él trabajó dé hacer una escena dé todo aquél lugar un lienzo sangriento dé muerte y dolor un cuadró dignó dé un cuento dé terror o dé una película Slasher, quizás lo más demente dé todo es qué estaba allí esperando con un silenció maligno incitando a que fueran por él escuchó las opiniones dé cada uno y habló.

Él muy mal nacido sé tomó él trabajó dé hacer un cuadro dé arte parece qué busca atraer nuestra atención busca algo más qué sólo deleitarse en una matanza y todo va al mismo punto por qué Blancanieves y luego lo veo personal y por él tipo no vale él esfuerzo dé ir por él.

Hizo un silencio dé pausa para continuar con sus palabras.

La prioridad es él asesinó no podemos arriesgar nuestras vidas por un sujetó si lo hacemos corremos peligró dé qué no sólo escapé sino qué dañe a uno dé nosotros y por cómo planteó todo es mejor terminarlo a él ahora por qué si salé dé aquí tendremos más lienzos de éste tipo lo sé por experiencia pero me a tengo a lo qué decidan.

No hablaba por boca dé jarro ella hizo algo similar en Whitechappel haciendo escuela acerca dé ésa clase dé cosas cómo el famoso " Jack The Ripper" pero sus motivos eran más bien políticos y dé acaparar la atención para negociados secretos éste tipo o lo que fuera marcaba esto cómo personal por sus actos.

La maldita marcha siguió. Daika apenas puede dar un paso en lo que antes daría diez, la verdad es complicado. El mundo no deja de girar ni los demás malestares deciden irse, hasta parece que todas las sensaciones se intensifican.  A través del pasillo tan solo fue espectador de una oscuridad profunda, mas no notó ninguna otra cosa extraña. Después de unos minutos el veterano como la chica de armadura detuvieron su andar;  habían llegado a su destino con relativa facilidad. Al entrar, el moreno fue dejado en un asiento. No le gustaba estar parado, y quedarse quieto aligeraba un poco la angustia. Sin embargo, seguía doliendo… Su paciencia y aguante se evaporaban.

Todos excepto Spiguelman analizaban las pantallas, sabían qué pasaba e intentaba dar a luz un plan eficiente. Él, ahí sentado, jadeante e impotente, luchaba contra los síntomas. Centrado sólo en eso, no pudo dar su opinión. Aunque seguramente habría optado por salvar a aquel hombre sin importarle las evidentes o no tan evidentes consecuencias. Siempre era así, abandonar una vida jamás sería una opción… Desgraciadamente, la situación está en manos de sus colegas, y no todos piensan de manera agradable.

Aprieta los dientes, se aferra del banco, expulsa quejidos, pero… Todavía está vivo. ¿Eso es bueno, no?

Spoiler:

Diralia no pudo evitar mirar de nuevo hacia el hombre. Una horrible muerte como todas las demás pero... si había una mínima, minúscula probabilidad de evitarlo... a Diralia se le ocurrían claramente dos cosas: o esa persona estaba viva por alguna razón en específico que les daría una pista de cómo funcionaba la mente de aquel asesino, o bien era una semana. Sería fácil para el tirador vestir a un cuerpo con sus ropas y atraerlos con la esperanza de salvar a alguien más. Diralia siempre se centraba en mantenerse fría pero seguía siendo una jovencita de corazón amable, así que finalmente dijo:

—En el mejor de los casos habremos salvado una vida. En el peor nos enfrentaremos a ese tipo, pero es algo inevitable. Al fin y al cabo no hemos venido a dialogar, hemos venido a detenerlo—susurró, con las manos en la mesa y mirando los monitores.

Notaba que el pulso le temblaba. Le dolía el labio inferior de morderlo con tanto ahínco.

—Averiguémoslo, entonces. Necesitaré vuestra ayuda—Diralia le tendió la mano a Daika, para ayudarlo a levantarse pero visiblemente parecía sentirse mejor. Su movimientos no eran tan erráticos y había dejado de jadear así que por suerte parecía estar bastante mejor que hacía unos minutos.

Se esforzó por seguir manteniéndose serena cuando volvió a internarse en la oscuridad del pasillo.

Off: Perdón por la tardanza, el corto post y por postear justo el séptimo día

Esto era un juego  o que aunque ella lo veía como un completo absurdo eso de ayudar a aquel sujeto y prefería centrarse en el bastardo podía ser cruel algo inhumano pero no valía arriesgar a salvar a uno y dejar al muy desgraciado libre para que siguiera con su obra era una jugada muy arriesgada por algo que no valía la pena y era perdida de un tiempo muy pero muy valioso que no tenían pero eso se sacaba por estar con personas que ponderaban la vida de uno por la de muchos más cruel? Puede ser pero era más realista.

Tenía que acatar aunque porque si fuera de su parte iría por el sujeto pero aprovecharía para ver si aprendía algo de las decisiones  aquellos jóvenes no era la forma más “Suave” pero podían al menos saber el costo de tomar una elección y bufando por lo que estaban decidiendo de esta situación hablo expresando su opinión.

No estoy de acuerdo y considero que no es la mejor idea de todas pero sin embargo no los voy dejar hacer eso solos  voy con ustedes así que pongamos rumbo de una vez  aunque esto no me guste como bien lo dije.

Mientras Daika se levantaba más preguntas surgieron en ella que era o por que se llevo a cabo esto olía muy personal pero armar todo este circo mediático solo para quedarse aquí.

Su actitud era sería algo muy poco habitual en su persona con algo que paso de este calibre no era momento de bromas sino más bien de ponerse en acción y eso haría aunque esto  por un sentido del olfato de hechos que no auguraban nada bueno  le hacían estar alerta.

- “No es real, Daika, sabes que no es real” –Pensaba el afligido muchacho.

No importa cuánto se esfuerce, la gravedad de las sensaciones aumenta con cada inhalada y exhalada de aire. Intenta convencerse a sí mismo de que todo es falso y, lo es, más verlo, como sentirlo, vuelven muy distinta la perspectiva del asunto. Después, trata de pensar en algo bonito, ¿no ayuda eso en situaciones dolorosas? Al menos reconforta el alma. Sin embargo, aunque su mente luche por crear recuerdos dulces, los amargos tiempos pasados son quienes se dejan ver como la noche.

- “Eso ya no importa, no importa, Daika”

El joven Spiguelman ha vivido más experiencias malas que buenas, no es raro entonces que estas experiencias sean las que más fácil le resulten recordar. Sufrió la ausencia de su padre, la muerte de ambos progenitores, la pérdida de su hogar… Después de todo eso, tomó malas decisiones de las que se arrepiente ya que pudo optar por algo mejor. Pero…  La verdad es que da muchas gracias a la vida, porque ésta le dio vivencias, cosas y personas capaces de hacerlo sonreír una vez más.

Spoiler:

Y he ahí, de la nada la construcción de un hermoso marco fabricado con la más fina madera, adornado con molduras simétricas y dueño de un lustrado como ningún otro. Dentro, un lienzo en blanco empieza a entintarse con morosidad, dejando ver trazo tras trazo a la adorable niña que un día lo llamó papá. Como el final de una aterradora tempestad fue el fin de su agonía.

Poco a poco el mundo dejó de girar descontroladamente, paso a paso relajó el cuerpo dejando de apretar su asiento. El dolor bajó para cuando escuchó las siguientes palabras: “En el mejor de los casos habremos salvado una vida. En el peor nos enfrentaremos a ese tipo, pero es algo inevitable. Al fin y al cabo no hemos venido a dialogar, hemos venido a detenerlo”. Si bien se había perdido tres cuartos de la información estaba muy acorde con esas palabras. Razón por la que tomó con firmeza la mano ajena, poniéndose de pie en el acto.

- Dime cómo ayudo.

La escena es conmovedora; El moreno, con la marca en el pecho  todavía le sujeta la mano a la chica más bajita que él, mostrando una fina, suave y delicada sonrisa debajo de un par de ojos llorosos.

Le alivia saber que ese no es el final, que van a detener a ese sujeto, y volverá a ver a la cara a su más grande motivación.

Spoiler:

A pesar de cómo lo remarco de no estar nada de acuerdo la decisión fue tomada irían en grupo por lo que tratando de ser lo más precavidos posibles debían de ir con ojos por todos lados pues estaban tratando con alguien que era lo bastante loco como para hacer de ese lugar un  grotesca obra de arte como para planificar esto y llevarlo a cabo mientras caminaban por un pasillo que parecía sacado de una macabra película del genero de Slasher o al menos de esas donde un monstruo o un loco están por allí tratando de matarte de la forma más brutal posible, mientras eran escoltados durante el trayecto para poder estar al menos con algo de seguridad hasta un momento donde les dio una linterna que ya les seria de mucha ayuda para moverse.

Yendo a paso lento y prestando atención al menor movimiento llegaron al lugar la perilla esta manchada de sangre y cuando entraron  la oscuridad estaba allí  y la figura un olor dulce  que saturaba el lugar se sintió en las narices de todos y cuando vieron las paredes que habían sido obra de la artística y macabra obra de aquel maldito loco un tapiz hecho de la piel de un montón de personas había cierta ironía pues ella hizo algo similar era una mezcla de fascinación y intriga que se hacía cada vez más grande sobre esto que ocurría, y el que estaba sentado no estaba mejor lo habían adornado de la forma más  grotesca que debió significar un dolor horrible y intenso a cada momento se hacía más intrincado todo.

Habían dejado algo mas frente al cadáver había una pantalla en pausa  la sangre y como estaba no permitía ver lo que tendría allí los miro a  sus compañeros lo que hubiera allí podría tener pistas o al menos alguna base  para ir entendiendo esto no hubo palabras solo  un gesto para ver si lo hacían la decisión era del grupo después de todo.

La sangre en el mango de la puerta de la sala de control, no auguraba nada bueno. Cuando agarró el pomo, la sangre se quedó en la blanca piel de la chica. Por supuesto, un poco de sangre no la asustaba, lo duro de ver venía después.

El olor la abofeteó al abrir la puerta. ¿Aquello era... el olor de la muerte? Sí, debía serlo. Agarraba y trepaba. Diralia hizo un gesto de asco inicial por el olor pero ese sería el menor de sus problemas... el mayor de ellos sería ver cómo habían revestido, literalmente, las paredes de habitación con piel. Un trabajo burdo, por cómo la sangre era lo que las mantenía pegadas, pero a la vez elaborado por no dejar ni un sólo rincón de la pared libre. Diralia se quedó con los ojos muy abiertos, y si hubieran querido apuñalarla por la espalda una y otra vez lo habrían podido hacer: se convirtió por medio minuto en una estatua de cera que musitaba: "P-por todos los dioses..."

Diralia se dobló en dos y se apoyó en el suelo con ambas manos, tratando de respirar e ignorar aquella sala de los horrores pero era... era imposible para ella: a su padre lo habían despellejado porque la piel de los ciervos blancos era muy jugosa y cara. No había sido el mismo perpetrador del crimen, por supuesto. Pero ver aquello se le hacía muy duro, tanto que se sentía como una rama siendo doblada y a punto de quebrarse. Evitó apoyarse en la pared al notar que la sensación de arcada subía y no pudo reprimir vomitar ahí mismo. Los ojos le ardían por las lágrimas, que no eran abundantes, pero por alguna razón le parecían lava y picaba. Tuvo que tomarse casi dos minutos para poder calmarse. Como si estuviera en shock, sólo repetía en bucle; "Esto no era necesario, esto no era necesario..."

—Lo siento. Llevabas razón en que no era buena idea—le dijo ella a Gaghiel, cuando más o menos pudo conseguir recoger a trozos su máscara de frialdad y colocásela. Había grietas, por supuesto: si no, no le estaría temblando la mano como si fuera a explotar en cualquier momento. La luz parpadeaba, una, otra y otra vez. Tenía que hacerlo. Algo dentro de sí le decía que probablemente sólo era otra de esas exhibiciones grotescas de aquel asesino con complejo de "artista" pero el deber de un detective era revisarlo todo en busca de pistas. Lobo lo haría.

¿O quizás no entraría en el juego del asesino? La chica ya estaba completamente en duda.

Pero aún así, después de hacer la engorrosa tarea de buscar y revisar el cadáver—incluso abrió la boca del cadáver esperando encontrar algo, quién sabía para aquel psicópata tenía sentido—, sacó fuerzas y le dio al play.

Diralia procuró memorizar todo lo que oía. Aquellas palabras... a ella no le sonaban de mucho, pero mencionaron un incidente anterior. Era una pista que seguir. Las repitió para sí misma, concentrada, pero entonces una especie de parpadeo en la pantalla y la imagen del cazador le hizo levantar la cabeza. Sacó su arco e incluso se preparó para disparar a cualquier otra cosa que hubiera en la sala pero la voz procedía de los altavoces. Con la cuerda tensada el pulso no le temblaba, pero aún así... aquello le ponía los malditos pelos de punta y no quería admitirlo, como no quería admitir que había conducido al equipo a una trampa directa y que iba a fracasar en su promesa a Lobo. La voz de arcángel la despierta de su crisis. Aún arco en mano, sale corriendo mientras le dice a Gaghiel y a Daika que corran.

Los deja pasar primero, no por cortesía sino porque se ha bloqueado.

La histeria le hace apuntar de vez en cuando a la oscuridad deteniendo su trote. Vio a Arcángel con un sistema de cuerdas junto a la ventana del pasillo, preparado para salir y sacarlos a todos. "'¡Hay que salir!", se advirtió mientras resollaba y se mordía los labios. Era una orden para sí misma, porque miraba la oscuridad del pasillo, esperando a que un disparo la matase por la espalda, como a los ciervos que les disparan en el lomo en mitad de un salto en esos programas de naturaleza. Tenía miedo.

Sólo el recuerdo de su padre lo consigue. Él habría querido que viviera.

Así que reanudó la marcha hasta reunirse con Arcángel y ayudarse de sus cuerdas para salir de ahí.

El miembro 'Diralia' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

---

'Dado de 10' : 2

Su cuerpo se siente muy bien. Es como cuando estás enfermo, te inyectan y de pronto te sientes invencible. Pues así se sintió Daika una vez que fue desechando los síntomas generados por aquella desgraciada bala; se siente como todo un superhéroe. Ahora, deberá hacer frente a algo peor, algo, que no tardará mucho para arrebatarle ese fugaz valor.

Los oscuros pasillos que recorren con la ayuda del veterano muestran algo extraño, es como si las sombras estuvieran vivas. Cada paso está recargado con sumo cuidado, y todavía más al ir por cuenta propia. Spiguelman deja de sentir seguridad. La pierde, entonces, al ver la puerta de la sala de control.

Diralia, que va enfrente es quien abre la puerta, soltándole las cadenas a un aroma asqueroso. La peste es tan fuerte que no puede evitar hacer un gesto de lo más estridente. Sin embargo, un olor diferente se entromete, sí, está seguro de que huele a sangre y, sí, siente que ya vivió esto meses antes con el caso de un asesino serial. Se aprieta la nariz con la mano derecha y cubre su boca con la izquierda, siempre atento a sus alrededores. No puede ni reconfortar a Diralia, sabe bien que si se destapa la boca o la nariz solamente le hará compañía vomitando. Espera a que abra la puerta en su totalidad e inconsciente de lo que está por venir observa el interior.

Antes el olor le causaba asco, pero después de admirar tan macabra escena, no sólo sentía asco, sentía tristeza. Notó uno de los tatuajes y por una milésima de segundo ante sus ojos apareció la imagen de ese hombre o aquella mujer sonriendo entre amigos y a su espalda esa mariposa marcada con tinta negra sobre su vívida piel. Ver las pieles tan pálidas, cubiertas de sangre, clavadas por toda la habitación... Eso hacía que el miedo penetrase en sus huesos... Pero saber que se traba de la piel de seres humanos, oh, eso le machacaba los huesos. Pronto, el sentimiento lo pudo más, razón por la que se giró para vomitar, bueno, al menos para intentarlo ya que había quedado vacío gracias al vértigo.

Caminaron dentro una vez ligeramente más tranquilos, topándose con el cadáver antes visto, y era evidente que estaba más muerto que vivo. La estática en la pantalla frente a él en parte era agradable. Cuando ésta se puso negra, Daika llevó ambas manos hasta los hombros por mero impulso. Después que Diralia puso play a la grabación, todos escucharon y vieron la cinta con atención. No pintaba nada bien. Para el vigilante nada tuvo mucho sentido, lo único “valioso” del video fue ver al enemigo… Era aterrador. Admiró el reflejo, desenvainando media espada y guardándola nuevamente al no ver absolutamente nada detrás. Todos muy alertas siguieron prestando atención a las voz de Emmeth.

- ¿Nuevas reses? –pregunta en japonés. – “Es una trampa…” –piensa.

El ruido constante e inocente se propaga por toda la habitación denotando lo obvio, incluso Arcángel grita a lo lejos lo que está pensando. Es como si todo se uniera en el mismo minuto, dejándoles poco tiempo para pensar y actuar.

Daika Spiguelman tiene muy presente lo que debe hacer. Va a correr, va a volver con su pequeñita y va a matar a ese maldito cornudo. Tal y como piensa, en cuanto chasquea la lengua sale corriendo por el pasillo sin siquiera vigilar su espalda. Al frente observa a sus compañeros y deduce que sus otros aliados lo siguen. Van a lograrlo… Espera.

El miembro 'Daika Spiguelman' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

---

'Dado de 10' : 9

Hay un cierto placer en la locura, que solo el loco conoce
Pablo Neruda

La poesía define de muchos modos la locura de los humanos y de otros seres pero alguien una vez dijo que  la destrucción y la locura no tienen sentido y en el  caso de que si solamente pocos lo entienden mientras miraba  todo se sentía cada vez mas atraída por esto cada palabra cada parte de esto eran un siniestro y macabro juego obra de un loco que busca algo dentro de toda esa obra grotesca y macabra que se dividía en actos como lo era una representación  y como si fuera un delirio de un ser que buscaba mostrar algo todo se iba acumulando sin una respuesta final.

Poco a poco una mala espina invadió todo esto no le gustaba tanto lio para mostrar ese video y dejarlo listo para que l encontraran? Algo no andaba bien y para su fortuna lo iba averiguar más pronto de lo que creía porque un reflejo dejó claro l que era el muy bastardo les tendió una trampa y le dedico un insulto.

Te voy arrancar las pelotas cuando te atrape ¡¡¡¡¡ vamos rápido

Se dirigió al lugar donde estaba arcángel y Erzy pero esperaba que el muy bastardo no dañe a nadie aun que ella podía resistirlo si alguien quedaba herido lo colgaría de sus testículos y lo desollaría vivo para luego hervirlo a fuego lento y hacer carne para perros de sus restos cocinados.

El miembro 'Gaghiel metallium' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

---

'Dado de 10' : 3