Simbionte bueno, simbionte malo (Savage) [20-03-2019]

Viene de aqui

La habíamos jodido hasta el fondo, no solo habíamos colaborado a la destrucción de un edificio entero, si no que habíamos llamado la atención (como no) de media policía de NY y sus docenas de pistolas apuntándonos a la cabeza. Pero lo peor de todo era que habíamos dejado escapar al otro simbionte. Ya no era tan solo por los numerosos destrozos que se podrían haber evitado si hubiésemos encerrado a aquel demente, si no también por las preguntas que tanto Savage como yo teníamos sobre los Klyntar; puesto que aunque Savage conservaba recuerdos desordenados de sus antepasados, el único planeta que conoce era la Tierra.

Resignado acepté a regañadientes acompañar a los agentes y a aquel extraño anciano con aspecto militar, mis heridas aún no estaban sanadas del todo y me veía incapaz de escapar indemne en caso de iniciar un tiroteo contra tantos agentes de la ley solo para huir. Tras media hora aproximadamente, llegamos finalmente a la comisaría donde nos retuvieron solos en una especie de sala de interrogatorio improvisada. Si pensaban jugar al poli bueno y al poli malo con un alienígena maníaco con la capacidad de romper huesos como si de palillos se tratasen iban a pasarlo mal, pensé mientras Savage se reía internamente.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por la llegada de aquel extraño viejo militar que había divisado en la zona acordonada cerca de donde tuvimos el conflicto con el otro. Mi mirada se desvió hacia las numerosas carpetas aún cerradas que dejó caer en la mesa. Decidí callarme y jugar al mudo hasta que mi captor pusiese todas las cartas sobre la mesa.

Al parecer mis deducciones no eran erróneas, pertenecía al cuerpo militar y de hecho parecía ostentar un puesto de valor en sus filas...interesante. No pudimos evitar vibrar con un extraño sentimiento animal, mezcla de ansia y rabia al oír el nombre de Carnage, ni Savage ni yo habíamos tenido la mala suerte de toparnos con aquel psicópata pero con tan soloojear los pocos recuerdos que Savage tenía de su progenitor y de oír en la televisión las barbaridades que cometía, era obvio que ese Kletus Kassady era un peligro viviente.

Un sudor frío empezó a recorrerme la espalda cuando leí el título de la carpeta que ligeramente acercó hacia mi: Proyecto Renacimiento 3.0, el experimentó que fue capaz de curarme el cáncer y unirme a Savage, el secreto mejor guardado tanto por mi como por mi madre, destapado por un anciano que quería hacerse el interesante. La ira procedente de Savage inundó mi cuerpo, con tan solo un movimiento podría romperle el cuello y largarme, pero tenía que controlarme, debía descubrir como diablos sabía mi secreto y si había más gente implicada; no solo por mi, si no por la seguridad de mi madre.

Atento escuché la historia del general, sorprendido comencé a atar cabos, me encontraba ante la jodida leyenda viviente que fue capaz de parar a Hulk. Esto descartaba la opción de huir por la fuerza, en mis condiciones era imposible sobrevivir en una lucha en un lugar tan cerrado contra una mole de mal humor y músculos. Ross ya sabía todo, joder hasta había conocido a mi madre, o le seguía el juego o adiós familia Wild.

-Anciano, me da igual cuantas medallas tengas o si tú solito te podrías cargar a los Avengers al completo,
atrévete a amenazar a mi madre y eres hombre muerto.-tras eso, dejé desmaterializarse el traje, mostrando mi verdadero cuerpo: el de un joven apenas adulto y delgado, nada amenazante en comparación a la masa viscosa que anteriormente estaba sentada en la silla.

-Y ahora dejémonos de juegos, me tiene donde quería. Si quisieras, ya estaría encerrado en un laboratorio para que sus hombres experimenten conmigo o para que Savage sea extraído de mi, pero aún no lo ha hecho. Eso implica que hay algo que necesita de mi, y viendo como está el mundo hoy en día y tras la desaparición de tu mascota simbionte,
creo que hay un hueco libre en tu escuadrón de locos. Por lo que veo, el trato es fácil: yo me uno a tu equipo y tú dejas en paz a mi familia. Quid pro quo, o acaso me equivoco General?- dije sonriente, intentando mostrarme confiado.

Pero la realidad era todo lo contrario, estaba hecho un manojo de nervios, no solo había amenazado a un alto mando del ejército nacional, si no que ese alto mando fácilmente podría aplastarme cual insecto. Y aunque saliese bien, me metía en la boca del lobo.

Arriesgaba mucho, pero la posibilidad de ayudar a más gente gracias a los numerosos contactos de Ross y de, si había suerte, descubrir más sobre mis poderes gracias a la información que su organización tenía gracias a Flash Thompson eran unas ofertas demasiado tentadoras.

Las palabras sinceras del general me hicieron mella, tranquilizándome a la par que poco a poco silenciaba la molesta voz de Savage que me incitaba a generar violencia. Cuando por fin dejé de estar influido por el simbionte, recapacité sobre mis palabras, las cuales en situaciones normales no me hubiese atrevido a emitir. Aquel hombre solo era otro padre preocupado por su hija, que intentaba hacer del mundo un lugar mejor, al igual que mi madre. Avergonzado me sonrojé cuando este mencionó el cliché de los polis, sin duda había metido la pata hasta el fondo. Puede que no estuviese de acuerdo con muchos de sus métodos, pero su grupo era efectivo y solo buscaba el bien común, una meta admirable.

Obediente me volví a sentar, y arrepentido comencé a disculparme con el general:

-Mire señor, siento lo de antes. Habitualmente no soy así, pero tener a uno de esos "malos" de los que hablas metido en la cabeza hace que a veces pierda el control. Siento haber insinuado cosas que no son ciertas, y más aún haberle amenazado. Su equipo hace un trabajo excepcional, sacrificándose por el bien del resto, y yo como pago me comporto como un adolescente con las hormonas revolucionadas. Siento ser un desastre- dije mientras ambas manos frotaban mi pelo en un gesto de nerviosismo.

-Llevo ya bastante tiempo con el simbionte y aún así dejo que me siga dando arrebatos como el anterior. Probé de todo, desde psicólogos hasta la ayuda de místicos, y aún así el controlar mi lado violento se me hace imposible. Quizás lo que necesite de verdad sea un régimen militar y un objetivo claro. Sé que después del numerito que acabo de montar lo que menos querrá es tener un bicho raro como yo con vosotros, pero por favor señor, si sigo así no sé que podré hacer-

Tras esto, respiré fuertemente y devolví la mirada al general:

-Si me deja unirme a su equipo, acataré cualquier orden que se me asigne con la única condición de que me ayudéis a controlar a Savage. Solo piense en que podría hacer si llego a dominar totalmente todos sus poderes, el bien que podría llegar a hacer. Le suplico que no me quite la oportunidad de poder dejar de mirarme al espejo y considerarme un monstruo general-

El general tenía razón, si me unía a ellos iba a dejar de lado mi ideal de héroe, aquella persona que siempre consigue que todo salga bien y alegrar el día de todos. Pero pensándolo bien, ¿ teniendo a Savage alguna vez hubiese podido convertirme en ese tipo de persona? Por lo menos Ross lo tenía claro, el bien común ante todo.

Sorprendido se dio cuenta de cuan poderoso era mi simbionte, ni el propio Ghost Rider fue capaz de eliminarlo totalmente, algo que como ya mencionó Ross no podía permitir si quería seguir viviendo. Sabiendo que tenía tanto poder aún sin explorar, no pude evitar sentir que mi peligro potencial era aún mayor, pero me tranquilizó escuchar que su grupo ya había aprendido de la experiencia y que estaban mejor preparados en caso de que me saliese de control.

Aparte de eso, el resto de beneficios que obtendría si me unía a los Thunderbolts eran enormes, no podía rechazar la oferta.

-Supongo que al principio me costará adaptarme a poder matar, pero creo que ambos nos beneficiaremos de este acuerdo. Cuente conmigo general- dije mientras alzaba la mano con intención de que el otro la estrechara.