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Omega Universe - Foro de Rol de Marvel y DC
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Ficha de Personaje Alias: Cowgirl Nombre real: Rebecca Logan Universo: DC Universe
Tema: Re: Perdón. Creía que estaba libre +18 [Rebecca Logan/Libre] 8th Julio 2014, 14:23
Se retorció debajo de sus botas, se giró y escupió un gargajo sangrante en la bota. Su expresión no varió en absoluto. Entonces Sloan se acercó a ella, y la abrazó por detrás, envolviéndole el cuerpo con los brazos. Las pupilas del reo palpitaron de furia, y pensó que como siguiera apretando los dientes iba a partírselos. Notó la barba de su compañero junto a su cuello, cuando se apoyó con la barbilla y ella entrecerró los ojos levemente sonrió suavemente, como si hubiese sido un gesto incontrolable. La otra mano se fue derecha al cierre de sus pantalones, y ella echo la cabeza hacia atrás inclinándose, como si ese contacto fuese lo más embriagador que había sentido jamás.
Permitió que el ayudante hiciese su trabajo, ayudando en el interrogatorio.
Cuando empezó a bajarle la cremallera y se encontró cara a cara con Sloan, sus alientos se entrechocaron como dos corrientes de aire vaporizada, el uno contra el otro. Ella dejó escapar un jadeo y entonces, un grito paralizó toda la acción. Escuchó como confesaba, para luego llorar de una manera dolida y triste. La Sheriff volvió a posar sus ojos en el hombre que temblaba en el suelo, incapaz ahora de devolverles la mirada. Sloan volvió a subirle la cremallera, y ella terminó de abrocharse el pantalón, para luego girarse y comprobar que las ascuas en la chimenea habían ganado ese tono rojizo encendido.
Sin decir palabra, se giró y rebuscó entre sus cosas los guantes de trabajo. Se los puso, al tiempo que seleccionaba, de todos los hierros colgados en la pared, el adecuado. Observó los diferentes grabados que tenían, valorando, porque cada uno tenía su propio significado y no quería asignarle una marca que no se mereciera. El acto del marcado era para ella algo definitivo y absoluto, así que había que hacerlo con mucho mimo. Cuando por fin escogió el hierro, depositó la parte grabada en el interior de la chimenea, utilizándolo a su vez como atizador, para que quedase bien extendido en las brasas y todo se calentase al mismo nivel con rapidez.
Se plantó frente a Solomon, y con el pie, empujó la silla de manera que le hizo girar para ponerle de lado. El cuerpo de el calló sobre el suelo, apoyado en su lateral izquierdo. Entonces la vaquera se agachó a su lado y desenfundó de las botas un cuchillo de caza que siempre llevaba escondido dentro. Introdujo la cuchilla con total delicadeza, y rajó el lateral de los pantalones del culpable desgarrando la tela con un rápido crujido, dejando así al descubierto la zona lateral del muslo y parte de la ingle y del glúteo. Observó por un momento la carne blanca, surcada con un par de cicatrices, como si le hubieran dado puntos. Enfundó el cuchillo, mientras los sollozos del hombre se dejaban escuchar de vez en cuando. No necesitaba alargar más el interrogatorio, ya que sus contactos se asegurarían de averiguar quién era ese tal Jhon Freeman, dónde trabajaba y si era necesario, hasta la última rama de su árbol genealógico.
Contempló en silencio el metal calentándose, intercambiando tan sólo una mirada con Sloan, en el momento en que sujetó la barra de metal candente con los guantes. El metal ardiendo desprendía hilillos de humo, y su color era como el del núcleo de un pequeño sol que dibujaba la imagen de una mandíbula de vaca. Al acercarse, el hombre observó y en sus ojos se reflejó una máscara de pánico.
- ¡es...espera! ¡ESPERA! ¡¿QUE VAS A HACER?!- a partir de entonces, preguntas como esas continuaron fluyendo de la boca del hombre a un ritmo y tono cada vez más elevado.
La mujer caminó hasta él despacio, y colocó una bota, la misma que le había escupido, sobre un lateral de su torso, para asegurarse de que no se movía. No miró a Sloan en ningún momento, ni siquiera interesada por su reacción. No era momento. Ahora estaba trabajando.
Un grito desgarrador, que hizo que los animales se movieran levemente asustados del repentino ruido, seccionó la clara y agradable noche pintada sobre la cúpula del rancho, moteada de estrellas. Cuando el hierro entró en contacto con la carne del individuo esta se inflamó al instante sin verter ni una gota de sangre, se volvió roja, púrpura y luego negra, en menos de un instante, mientras el humo dejaba un apestoso aroma a carne quemada, que ella había aprendido a tolerar con naturalidad a base de costumbre. Mientras mantenía el hierro bien unido al lateral de su muslo, tratando de evitar que se retorciera y así la marca quedase borrosa, la vaquera contaba en segundos. Uno, dos, tres, cuatro, cinco.
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Tema: Re: Perdón. Creía que estaba libre +18 [Rebecca Logan/Libre] 8th Julio 2014, 19:04
Sloan se sentía dividido en ese momento, mientras Rebecca terminaba de abrocharse el cinturón, el tipo del suelo gimoteaba como un niño a quien le han quitado el biberón y la sheriff se iba directa al fuego (cosa que lo puso un poco más inquieto). Por un lado observaba al tipo del megáfono. Al terminarse el teatrillo estaba claro que le habían hecho mucho daño... pero mucho. El suficiente como para que se le rompiera el corazón y se escuchara a kilómetros luz. Pero la pregunta que se hacía Sloan era "¿me he dejado llevar o quería hacerlo?" Lo primero implicaría que seguía siendo como siempre ha sido desde el contacto con su parte ser, que las dos partes de su mente seguían estando en armonía. En cambio lo segundo vendría a decir que su parte humana se ha comido parte de su ser. ¿Eso qué implicaría? Muchas cosas. Si en verdad estaba siendo la parte humana la dominante, querría decir que podrían abrirse las puertas de algo tan inútil como los sentimientos. Si era así, podría sentirse perdido en un mundo totalmente desconocido a cuanto experiencia nos referimos.
Un lío de dos pares de huevos, como se suele decir...
- Oye - le dijo al tipo del suelo, mientras la sheriff atizaba el fuego con un hierro a saber para qué. - No te lo tomes a malas, ¿vale? Solo queríamos que nos dijeras el nombre y ya. Bueno, mejor dicho: ella quería que le dijeras el nombre. No había mala intención de por medio.
El tipo permanecía en el suelo, con los dientes apretados y sin decir ninguna palabra. Parecía estar en su pequeño mundo de tortura mental y pena, agonía... esas cosas. La vaquera volvió con un hierro en la mano. Ambos se miraron. Sloan rehuyó la mirada del fuego candente en el hierro, como si no existiera. En los segundos siguientes Rebecca le rajó el pantalón al tipo mientras éste comenzó a gimotear y hacer preguntas estúpidas. Estaba claro lo que iba a hacer, incluso para Sloan que no estaba acostumbrado a esos tratos de rancho para con el ganado. El hierro quedó pegado a la carne cuando ésta se tostó, se quemó. Se convirtió en grasa hirviendo y pequeñas ampollas alrededor. Una pequeña columna de humo casi inexistente se elevó, impregnando las fosas nasales de Sloan con el olor y la sensación que daba la carne tostada, casi al punto.
Se escuchó un pequeño gruñido por encima del silbido de la carne quemándose, y si Rebecca girara la cabeza vería en el rostro de Sloan el aspecto de una bestia hambrienta que ha captado el olor de su siguiente cena. En cuanto se dio cuenta, Sloan parpadeó, meneó la cabeza de un lado al otro sacudiéndola, para así volver en sí. Por unos instantes la sensación de la caza, del alimento, de la misma superviviencia emanó de lo más profundo de su ser interno, y si no hubiera vuelto en si, habría hecho realidad lo que había visto dentro de su cabeza, cubierta con el manto del instinto: un manojo de carne, cartílagos, sangre y huesos, esparcidos por el suelo, con cabellos dorados y negros por igual.
- Tengo... que salir... - Parecía mareado, pero lo que estaba era exhausto. Cansado por soportar la carga más pesada de todas, utilizando su voluntad como cuerda y peso por igual. - Creo que voy a aceptar esa ducha... Avisa si necesitas ayuda en... algo.
Sin esperar contestación alguna, Sloan giró sus pies y se dirigió a la salida de aquel lugar, alejándose lo más que pudo del olor a carne quemada. Podría haber hecho uno de sus "saltos", pero eso lo habría dejado casi sin fuerzas, y sería peor que haber ido andando. Además, el aire fresco tal vez le despejara un poco. Las gallinas, gallos y vacas volvieron a agitarse a su paso, como un coro de fangirls gritando por su ídolo el cual las ignoraba vilmente. Plumas y mugidos fueron su recibimiento y su despedida cuando entró en la casa de Rebecca, donde habían cenado, habían compartido un momento altamente sensual y se había duchado. Y por segunda vez, se dirigía al baño. Se fue quitando los harapos que llevaba encima según iba acercándose al baño, quedando en bolas cuando abrió la puerta de éste. Dejó la ropa en una esquina y se metió bajo la ducha, abriendo el grifo del agua fría. Fue como un bálsamo tranquilizador cuando las gotas como cuchillos golpearon su espalda y apagaron el fuego que se agitaba en su cuerpo. Levantó la cabeza, dejando que el chorro le enfriara las ideas y cuando se sintió lo suficientemente entumecido, abrió el paso del agua caliente para aliviar el frío . Se quedó con las manos contra la pared, teniendo la ducha en medio, con la cabeza gacha y esperando que volviera a controlar sus impulsos.
Eso llevaría un buen rato, y bastante agua de por medio...
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Tema: Re: Perdón. Creía que estaba libre +18 [Rebecca Logan/Libre] 11th Julio 2014, 22:44
Sloan parecía medio mareado. Es cierto que el olor de la carne quemada resultaba nauseabundo, más o menos igual que el sabor, pero le sorprendía semejante reacción de algo que había recogido cadáveres a manos llenas y se lo estaba llevando a saber dónde. Resultaba un tanto inverosímil que fuese capaz de amilanarse por una cosa así, pero no iba a culparle, así que cuando comenzó a andar hacia la salida, ofreciendo igualmente ayuda si la necesitaba (como si no hubiera hecho ya bastante) ella asintió con firmeza y le excusó. Su instinto le dijo que lo mejor que podía hacer, por algún motivo, era dejar que se alejara de ella. Como si de pronto hubiese detectado de él algún peligro. No tuvo tiempo de analizar ese repentino sentimiento. Aún le quedaba bastante por hacer.
Su mirada volvió a concentrarse en lo que estaba haciendo, y mientras el hombre vomitaba, ella despegó rápidamente el hierro, para prevenir que la carne no quedase pegada, aunque siempre había un escombro de piel, que el fuego se encargaría de eliminar del metal.
Colocó de nuevo la barra al fuego, junto con otra nueva, haciendo que los escombros se convirtiesen en ceniza, mientras el hombre temblaba sobre el suelo. Ella se detuvo a su lado, y lo contempló. En ese mismo instante en su mente se dibujaron las líneas de su anatomía. De la misma manera que conocía el despiece de cualquier carne, conocía el de la carne humana. Todos sus huesos, músculos, entrañas. Después de unos instantes mas, se acuclilló junto a su cabeza, y acarició su rostro suavemente, con los dedos. Entonces el hombre se deshizo en llanto, pero comenzó a sonreír. Una respuesta nerviosa. Después de tanto tiempo, había visto de todo.
- Hay que cumplir las promesas, papi. - dijo, como si tratara de consolarlo.
Tras cortar la pernera de los pantalones, y dejar al descubierto el reluciente gemelo, una de las partes que sorprendentemente no tenían cicatrices ni ninguna otra marca, pasó un trozo de cuerda bajo la rodilla y la apretó con fuerza. La cuerda se calvó en la carne hasta quemar, pero el hombre se había desmayado. Entonces ella rebuscó entre todo su instrumental, y sacó el bisturí, y su cuchillo de despellejar favorito. No tardó mucho en hacerlo. Primero abrió la piel de la parte trasera, despejó la piel hacia los lados y se topó con el músculo. Hundió la cuchilla para liberarlo del contacto de le piel y luego, lo cortó para extraer ambas piezas de carne. La sangre brotó, pero gracias al torniquete la hemorragia se mantenía medianamente bajo control. En un momento dado, se levantó, cogió la nueva barra y quemó con ella las venas abiertas, sellándolas de una manera precaria pero efectiva. Tras seccionar la carne y echarla en el cubo que antes había usado para lavarle, cerró la herida y la vendó. Luego levantó la silla y lo dejó contra una de las paredes, junto a la chimenea que acto seguido apagó. Amarró la silla a la pared con las cadenas y los cepos de rigor, para asegurarse de que no se movería de allí, aunque dudaba que lo hiciera. Si el dolor no le mantenía allí, lo haría el agotamiento absoluto.
Después de asegurarse de que todo estaba correcto y recogido, cogió el cubo, y se marchó, dejando al hombre descansando. Evidentemente había perdido el sentido prácticamente al principio, y no tenía ningún interés en despertarlo. Al andar de vuelta comprobó que la ventana del baño estaba encendida. El cubo iba dando bandazos de delante a atrás, a medida que se acercaba a su casa. No pudo evitar asomar su rostro, salpicado en sangre, por el pequeño hueco de la ventana. Tenía unos estores que al parecer, su ayudante había olvidado bajar.
Así, sus ojos, hasta entonces helados, dieron una pulsación involuntaria, cuando la imagen del cuerpo de Sloan, desnudo y marcado no sólo por las líneas negras, si no por un sinfín de correas transparentes que se deslizaban dibujando cada músculo de su cuerpo, se insertaron en sus retinas. Era como si el agua lo mantuviera atado contra la superficie esmerilada de los azulejos. De hecho, estaba de espaldas a la ventana. En caso de que se girara repentinamente y la viera, ella no haría ningún movimiento para desviar la mirada. Sus ojos se encontrarían, pero no iba a privarse de la imagen de su cuerpo. Como había dicho antes, y muy al pesar de sus necesidades básicas que iban a quedar sin satisfacer, Sloan o al menos su envoltorio, era su tipo. Espalda ancha, facciones marcadas, pelo en el cuerpo. Lo que venía a llamarse un HOMBRE.
Sólo cuando notó que la respiración se le entrecortaba y su imaginación (un arma de doble filo que podía ser tan útil como peligrosa) empezó a hacerle dudar de si quería o no entrar en la casa a irrumpir en el interior de la ducha, para comprobar si Sloan era capaz de aguantarla contra los azulejos son tocar el suelo en ningún momento, supo que debía dejar de mirar...
y así lo hizo.
Siguió andando, entró por la puerta principal, y dejó el cubo sobre la encimera. Sacó los pedazos de carne y empezó a picarla sin miramiento, encima de la tabla de la cocina. También sacó la picadora de manivela. Cogió un bol, empezó a meter los trozos en el embudo de la picadora y accionar la manivela. La carne picada salió, hecha pequeños hilos, cayendo en el bol. Pensaba guardarla preparada, para así limitarse a freírla por la mañana y entregársela a su destinatario. Al fin y al cabo, no había olvidado que "Papi" había prometido una buena hamburguesa al tal Jhon Freeman.
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Tema: Re: Perdón. Creía que estaba libre +18 [Rebecca Logan/Libre] 12th Julio 2014, 09:41
La ducha estaba dando sus resultados. Dicen que la música amansa a las fieras, pero en su opinión, eso es una soberana tontería: no hay nada mejor que una buena ducha para calmar los ánimos, ¡y qué ánimos! Entre exhalación e inhalación se había visto perdiendo el control, olvidando su parte humana y convirtiéndose en un verdugo descomunal devorando el rancho por completo y parte del terreno hasta que no tuviera más para comer y se acercara a la ciudad más cercana. Gotham en ese caso. Pero los caprichos son pasajeros, así como las subidas de presión o los estallidos de ira. Ninguno de esos era su caso, pero se asemejaban.
La cortina de agua no le dejaba ver. Se puso recto y apartó las gotas restantes de su rostro mientras la cascada de calma y serenidad se ocupaba de tejer otra malla acuosa como velo. Fue un segundo. Tal vez fue solo un pensamiento, pero miró hacia la ventana, esperando ver un sol naciente y un amanecer que se les acercaba. Ni por asomo la noche estaba por terminar, pero a falta de luz, lo que vio fue una cabellera amarilla a través del cristal empañado, y unos ojos azul eléctrico que lo observaban. No le hacía falta aclarar la vista, apartar el agua o limpiar el cristal para saber de quien se trataba. La había visto durante el resto de aquella larga noche, y una sonrisa se asomó entre sus labios. Pensó en abrir la ventana, invitarla a compartir la ducha, enjuagarse juntos y tal vez, cortar esa cierta tensión que se había creado con miradas y toqueteos.
Sin embargo, la dejó marchar.
La música amansa las fieras. Tal vez necesitara más música para poder calmarse del todo. No sabía si en su interior aun restaba cierto descontrol; si el hambre era superior a él, no sería buena idea dejarla cruzar el umbra del baño y enlazarse juntos, desnudos, entre espuma y serpenteantes manos. Volvió a pasarse la mano por la cara, ésta vez para apartarse esas ideas de la mente y terminar con su santa sanctorum. Pensó en las veces en que se había sentido tan... humano. No vino ningún recuerdo a su mente. Ni siquiera el de su ex-mujer y su difunto hijo. Cerró la ducha, cogió una toalla y se envolvió la cabeza con ella, observando en una esquina los restos de su pijama (aunque no era suyo).
- Hmmm... Voy a tener que buscar otro.
...
El sonido de un molinillo llamó su atención cuando cruzó el pasillo en dirección a donde posiblemente estaba Rebecca, enfundado en un nuevo pijama con pantalones a rayas grises y negras, con un jersey que llevaba en el pecho izquierdo una estrella donde ponía "sheriff" sobre un manto gris. Aun llevaba la toalla alrededor del cuello cuando dobló la esquina y la vio, triturando carne.
- Pero bueno... ¿Es que tú no descansas nunca? - Se acercó a la sheriff, esgrimiendo su particular sonrisa y observando la cantidad de carne que estaba picando. No era suficiente para varias tajadas pero si para una comida. - ¿El desayuno? - Bromeó. Entonces reparó en la cantidad de manchas de sangre que le cubría el rostro, el cuerpo... Estaba hecha un Cristo por así decirlo. - La ducha está libre, así que cuando quieras, disfrútala. Antes de que se te coma la sangre. - Se lamió el dedo pulgar, agarró el moflete de Rebecca con la diestra y frotó el dedo por su frente y su otra mejilla como si fuese una madre o una vieja que no quiere ver a su descendencia ir por la calle, sucia. - Si es que estás hecha un Cristo, chica. Por cierto, voy a la cama si no necesitas nada más. Tú deberías hacer lo mismo después de ducharte. Descansar y esas cosas que se suelen hacer bajo las sábanas calentitas, ¿sabes?
Si no necesitaba su ayuda, o si tenía que decirle algo más, se quedaría hasta que fuese necesario y después, se despediría con un "buenas noches" y se marcharía a la habitación que le había dado la vaquera, para así descansar.
La diferencia entre ambos sería que Sloan no dormiría. No al menos como lo haría ella.
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Tema: Re: Perdón. Creía que estaba libre +18 [Rebecca Logan/Libre] 14th Julio 2014, 13:47
Cuando salió, la cara de concentración de la Sheriff se tornó sorprendida, una sonrisa inmensa se dibujó en sus comisuras, esta vez si verdadera y totalmente natural, cuando vio salir a Sloan del baño con aquel pijama a rayas y la enormes estrella puesta sobre el pecho. Una carcajada vibró desde lo profundo de su diafragma, liberándose al aire como el tañido de una campana en repique. La verdad es que ese pijama le gustaba mucho más que el de esa cosa marrón y peluda. Tuvo que dejar de picar carne porque la situación era tan divertida, que la risa le había hecho perder el ímpetu que había puesto en la tarea. Luego dejó lo que tenía en las manos para aplaudirle por su selección.
- Nunca, Hasta cuando duermo siempre tengo un ojo abierto. - respondió la Sheriff, con un ademán de la cabeza que denotaba firmeza. Él se le acercó, cuando estaba terminando de sacar la carne picada del cubo para ponerla en un bol. Luego limpiaría la picadora y dejaría el cubo fuera.
Sloan se puso frente a ella y empezó a limpiarla, como alguna vez lo había hecho su madre cuando se manchaba la boca con nata y la pillaba, frotándole con el dedo pulgar. Se dejó hacer, pestañeando cada vez que el dedo se restregaba por su cara quitándole las manchas de sangre.
- Tranquilo. Yo hago la primera guardia. - contestó, guiñándole un ojo. Se puso, con intención de recoger, hasta que se percató de la estrella de su pecho, que le devolvió un guiño plateado, como si tratara de decirle algo. Que había algo más que quería hacer, ahora que todo estaba tranquilo y habían echado a los indeseables. - Sloan, espera...- dijo, llamándole por primera vez por su nombre, en lugar de por los apelativos, más comunes en ella.
Se acercó a él con paso decidido y lo detuvo, clavando su mirada en él. Tras un instante de silencio cargado de una sensación de importancia, ella se llevó la mano al pecho y desabrochó de allí la insignia de Sheriff que portaba, con orgullo. La apretó un instante contra su propia mano, notando su tacto, su peso y su temperatura. Luego cogió una de las manos de Sloan y la depositó con cuidado, pero dicididamente, sobre la palma, dejando reposar por un instante su propia mano sobre la de él, encerrando entre ambas aquel símbolo que era para ella más preciado que ninguna otra cosa...
- Nadie se había ganado el derecho a ser mi ayudante, como tú lo has hecho esta noche... - empezó a decir, mientras una intensa mirada atravesaba los ojos de él, haciéndole comprender hasta qué punto era definitivo lo que había sucedido allí esa noche. Apretó el agarre de su mano, insuflándole fuerzas - Siempre que lo necesites, sea lo que sea, cuenta conmigo.- dijo, ofreciéndole la ayuda y protección que estuviese en su mano. Sin dobles sentidos. Sin explicaciones. Ella podía ser inquebrantable, pero no era tonta. De no haber contado con él, los escombros habrían atraído la atención obligándola a dar explicaciones. Como poco habría acabado, de nuevo, dentro de Arkham. Su agradecimiento quedaría así sellado entre los dos, con un estandarte común. - Porta tu insignia con orgullo, Vaquero. - añadió, al tiempo que tiernamente se despedía de ella, quitando su mano de la de él con una suave caricia. Luego, ofreció una suave sonrisa, un tanto enigmática, que la convirtió en inaccesible, como a veces solía ser. Por que ella, transparente como un vaso de agua, a veces se enturbiaba hasta tal punto que era imposible ver mas allá.
Volvió a sus quehaceres. Terminó de limpiar la picadora, la cocina, y todo lo demás. Recogió y sólo cuando estuvo lista, se dirigió al baño. Se cambió como solía hacerlo, primero todo lo de abajo. Luego se colocaba las botas para la ducha y luego se quitaba lo de arriba. Soltó su melena y estuvo bajo la ducha el tiempo suficiente como para sentirse renovada. Al salir, llevaba puesta una camisa de tirantes, unas bragas de algodón blanco, y las botas de andar por casa. Tomó un vaso de agua, y luego se acostó, procurando no perturbar el descanso de su invitado.
Mañana por la mañana, le pediría un favor. Prepararía la hamburguesa, la envolverían, y haría que Sloan se la entregara al hombre que, por unos cuantos dólares, la enviaría a Jhon Freeman. A éste le esperaba el primero de unos cuantos almuerzos preparados con los mejores deseos, y una carne muy especial...
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Tema: Re: Perdón. Creía que estaba libre +18 [Rebecca Logan/Libre] 14th Julio 2014, 18:59
Sloan se paró cuando estaba por abandonar la cocina-salón y se giró al escuchar su nombre. Si, era verdad: Rebecca no lo había llamado así en toda la noche, y eso le sorprendió. Entre las costumbres humanas, estaba el usar el nombre de pila cuando se tiene cierta confianza con la otra persona, más en Japón o en China, donde el respeto es fundamental entre las relaciones personales.
Por respeto, no preguntó por qué le daba su estrella, y por respeto se quedó mirando aquel objeto mientras la vaquera lo tapaba con su mano. No fue hasta que la miró a los ojos y la escuchó hablar que entendió aquel gesto. Estaba entre su lista de acciones humanas guardadas en su mente humana, justo en el subgrupo de los sentimientos. Por cómo le costó desprenderse de aquella estrella, Sloan comprendió que era algo muy importante para ella, y que si se lo daba no era porque le resultara fácil: le importaba mas, tal vez, que Sloan la llevara por ella, como quien lleva un anillo o un collar de otra persona, para que la recuerde y sepa que tiene cierta relación que jamás se romperá. Por ello, sonrió, satisfecho al entenderla, llevando una mano sobre su cabeza, acercándola y dándole un beso en la frente.
- Yes ma'am...
Aquella insignia era importante para la vaquera. Si la perdiera, lo más seguro es que se enfadase mucho, y ya había visto lo que le hacía a la gente que la cabreaba. No quería que aquella relación que se había forjado entre carne y balas se convirtiera de repente en simple carne seca. La llevaría siempre consigo si, pero de otra forma. De una forma que no pudiera deteriorarse ni siquiera pudiera perderla. Una forma que la tendría siempre a mano. En ello pensaba mientras se encerró en la habitación para estirarse y descansar. El tardaría en llegar, y la noche había sido... intensa. Necesitaba al menos unos minutos de inactividad para descansar, pero tenía cierto pálpito que le molestaba. Tuvo que abrir la ventana y salir al exterior para sentirse mejor. Creía que tal vez podrían volver mientras descansaban, y ambos sabían que Rebecca estaba demasiado jodida como para que volviera a sostener sus revólveres aquella noche. Además, Sloan tenía hambre. Mucha hambre... Tal vez no volviera a sostener jamás los revólveres si el hambre se apoderara de él.
Pisando la tierra que antes había sido anegada por ríos de sangre y gasolina, Sloan caminó lejos, muy lejos, para poder cazar y llevarse algo a la boca. Se giró un momento, tan solo uno, para observar la casa y ver que todo seguía en su sitio. Incluso agudizó su vista para poder ver que la Sheriff se estaba duchando. Eso le hizo dibujar una sonrisa en los labios.
- Se cambian las tornas.
El resto de la noche fue para cazar y vigilar. Volvió antes de que saliera el alba, casi sin hambre, para poder descansar el tiempo suficiente.
...
Algunas horas después, Sloan se encontraba en medio de Gotham, con una moto nueva (que, para variar, no era suya) y un paquete que entregar. Rebecca se lo había pedido, y como ayudante del sheriff de Gotham, era su deber cumplir el pedido. Debía dárselo a un tipo en una esquina de una calle poco concurrida, según le había dicho. Pero el resto de la ciudad, estaba en medio de cierto caos silencioso. Al parecer, la noche anterior llovieron escombros sobre la ciudad. Trozos de vehículos convertidos en casi ceniza y pedazos de metal chamuscados. Una casa había perdido su techo al estrellarse la mitad de un coche todo terreno hecho ciscos. Incluso se decía que, entre los escombros, habían encontrado carne quemada. Las malas lenguas hablaban de cuerpos calcinados, personas muertas que cayeron del cielo. No había que ser muy inteligente para achacar aquel fenómeno con la supuesta lluvia de estrellas de la pasada noche.
Por su parte Sloan no quiso meter al gato en el saco para que se agitara más. Simplemente esperó, sentado en su moto, con el paquete y una radiante estrella de sheriff colgando de la parte izquierda de la chaqueta.
El paquete olía bien...
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Tema: Re: Perdón. Creía que estaba libre +18 [Rebecca Logan/Libre]
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