Entre héroes y villanos: luces y sombras del ser humano (Raven)

Había descubierto un laboratorio donde realizaban experimentos con embriones humanos. Todo parecía indicar que esos  niños no natos eran usados para la venta de órganos. Eso le dejó con muy mal cuerpo al pelirrojo. ¿Quien era tan descabellado para usar una instalación médica para germinar embriones humanos, convirtiéndolos en recipientes de órganos para su venta en el mercado negro? Esos actos estaban tipificados como delitos por las leyes. Desde el campo de la ética  la experimentación con seres humanos era también se consideraba incorrecta.

Cuando era conocedor de una injusticia su sangre hervía y se hinchaba de coraje.  Suponía que había heredado eso de Oliver Queen. Algunos procederes y características de la personalidad de los padres se traspasan a sus  hijos por la asimilación, no todo viene dado por la genética.

- Señor Harper realmente me ha decepcionado. Pensé que las presentaciones iban a tener más acción. -  Un hombre grande, corpulento, con largos cabellos negros, barba poblada y de un  aspecto adusto habló detrás del arquero.

Vandal Savage había estado vigilando a ese hombre desde el primer día de su vida. Era uno de sus tantos descendientes. Hacía siglos había tenido relaciones con una mujer, que le brindó una hija. Una muchacha no muy lista pero si muy guapa a la que dejo vivir. De la prole de esa fémina descendía el pelirrojo. El pelirrojo era portador de unos atributos intelectuales y físicos que le parecían muy aprovechables. Con el devenir de las centurias había aprendido que “tutelar” a sus hijos más sobresalientes le proporcionaba múltiples beneficios. Eso era el arquero para aquel villano, un descendiente notable del que podía obtener intereses.

Roy se giró y  apuntó con su arco al misterioso hombre. Disparó una flecha y Vandal Savage se quedó impertérrito. Cuando la flecha estaba por alcanzarle la agarró con una de sus manos y la partió.

Arquero se quedó un poco impresionado e intentó disparar una segunda flecha pero rápidamente alguien a sus espaldas le dio un golpe en la nuca y perdió el sentido.

- Hija siempre te adelantas- miró a la mujer que había asestado el golpe en la nuca a Roy. Ella hizo una mueca de ligera disconformidad.

- Se estaba entrometiéndose demasiado en asuntos que no son suyos.- se cruzó de brazos mirando a su progenitor con un gesto aburrido.

-Tú, eres difícil de matar. ¿ Quieres comprobar si todos mis descendientes lo son?- miró al chico yacente con un sonrisa sádica y macabra. Scandal Savage también sonrió con malicia. Ambos tenían esa macabra personalidad a la que gustan los actos crueles y esa mente aterradora que siente curiosidad sobre cuánto dolor puede aguantar el cuerpo de una persona.

Pusieron al chico inconsciente en un arnés que le sujetaba de la cintura y los brazos para poder colgarle como si fuera un saco de boxeo. El primer golpe Vandal Savage, como una gracia, se lo cedió a su hija. Scandal sacudió con toda su fuerza el estómago del arquero. Le sacó el aire de lo pulmones y Roy sintiendo la falta de aire se convulsionó en el aire. El  golpe despertó al pelirrojo y este  abrió sus ojos. Ambos sádicos sonrieron.

- Oh, estoy invitado a una fiesta muy particular- dijo el pelirrojo una vez habiéndose recuperado del golpe.

- No sabe Usted cuánto- dijo la mujer sonriendo de forma macabra y viéndose en sus ojos ese atisbo de locura que caracterizaba a aquellos a los que les gusta ver sufrir a los demás.

Tomó el arco de Roy del suelo.- Que bonito este arco- Pasó sus dedos por el arma.- ¿Quién es más duro el arco o tú?- habló mientras daba un golpe contundente al pelirrojo con aquel artefacto. Pegó duramente al arquero una y otra vez con el arco. Ella buscaba romper el arco, pero el arco era muy sólido.

- Gatita, ¿te vas a divertir conmigo?- dijo sarcásticamente al ver las dos especies de garras metálicas que sobresalía de una pulsera metálica que llevaba en la muñeca.

- No sólo ella - dijo Vandal Savage tomando una flecha eléctrica. Hizo impactar la flecha en una de las pierna del pelirrojo. Una descarga eléctrica recorrió todo el cuerpo de Roy. El joven gritó presa de un insoportable dolor. Quería aguantarse por no dar la satisfacción a sus captores pero no pudo contenerse. Scandal savage y su padre se rieron. Estaban disfrutando el sufrimiento del ojos verdes. La mujer se dio prisa y le clavó con una de sus garras metálicas. Luego le envió una patada al rostro.

A continuación el villano le atizó un puñetazo en la cara, reventando su labio. Le siguió golpeando en la cara mientras su hija se divertía haciéndole arañazos por todo el cuerpo. de vez en cuando la mujer, lamía con sumo gusto la sangre que manchaba sus garras de metal. Vandal y scandal pasaron mucho tiempo jugando con el cuerpo de Roy. El arquero no podía hacer mucho, ya que, no podía librarse de sus agresores. Tenía bien sujetos las manos y los pies. Era un mero saca de boxeo hecho de carne.

- Es una pena. Era un descendiente que hubiera encajado muy bien trabajando en estas instalaciones.- tomó el rostro del arquero en sus grandes y ásperas manos. - Siempre me deja un regusto amargo desperdiciar así los contingentes humanos.-

- ¿ Termino el trabajo, padre?- Vandal Savage negó

- Veamos si se libra de la muerte. Si demuestra ser digno de nuestra familia o si por el contrario es otro fracaso. -


Desataron el cuerpo inerte  de Roy. El arquero fue sacado de la clínica y centro de investigación del inmortal criminal y llevado a un lugar de las afueras. El pelirrojo  fue tirado con brusquedad al suelo.

- Una última cosa, padre.- Puso su pie sobre el tórax del arquero y presionó ligeramente. Brindando a Roy de un dolor considerable. Luego elevó su pie y pateó esa zona se oyó como algo en el costillar de Roy se partía. El joven apenas consciente dio un alarido de dolor. - Si sobrevive a esto creo que será bueno llevarnosle con nosotros.-

- Tendré un ojos puesto en él. Si consigue llegar a mañana.- Vandal Savage tiró la utilería de Roy al suelo como si no fueran más que simple baratijas.

Todo le daba vueltas. Estaba tirado en suelo con su cuerpo reventado. Su camisa estaba hecha jirones y dejaba ver completamente su torso amoratado. Tenía la impresión de que había estado inconsciente un rato.  Había perdido el sentido del equilibrio, no podía ni ver ni oír muy bien. Le zumbaban los oídos y no podía pensar con claridad. Notaba como su mente no podía procesar muy bien la información.

Le dolía inmensamente, casi no podía ni pestañear. Sentía su respiración pesada. Su pecho había sido brutalmente golpeado. Cada rincón de su ser estaba cubierto de moratones y heridas. Su labio estaba roto y sentía bullir la sangre por cada poro de su piel. Tenía varias costillas rotas que le estaban perforando el pulmón derecho. Le costaba llenar de aire sus pulmones. Cada vez que inhalaba sufría una terrible sensación.

Su estómago se apretó y a su garganta llegó un conjunto de sangre y bilis. Casi se ahoga y tuvo que reunir miles de fuerzas para medio incorporarse y expulsar el líquido que estaba en su garganta. Se dejó caer de nuevo como un peso muerto al suelo. Le daban ganas de reírse pero le hacía tanto daño el más mínimo movimiento. Había estado tantas veces en aquella situación que no podía ni contarlas. Como en tantas otras situaciones había sido un imprudente.

Se sentagudo que recorría cada fibra de su ser.

ía tan cansado y se faltaban las fuerzas. Tenía muchas ganas de ponerse a dormir. Pero sabía que en ese estado abandonarse a la somnolencia podría resultar tremendamente perjudicial. Podía entrar en un sueño del que nunca más despertar.

Tenía que pedir ayuda de alguna manera. Empezó a palparse las piernas en busca del bolsillo. Aún no podía ver muy bien, tan solo vislumbraba formas, luces y sombras. notó un aforma abultada en uno de los laterales de una de las perneras. Perfecto. Era ese aparato rectangular el que estaba buscando. Deslizó su mano un poco más arriba y llegó a la abertura del bolsillo. Introdujo su mano. Dejó el móvil encima de su pecho. Necesitaba que el artefacto captase su voz. Estaba completamente seguro de que no podría sostener el aparato cerca de su boca y por eso, lo dejó sobre sus pectorales.

- Ini …- tosió y escupió un poco más de sangre.- iniciar configuración por voz. Código de desbloqueo Red Arse 247 358. -

- Reconocido el timbre vocal de Roy William Harper. Contraseña correcta- respondió el teléfono que había sido modificado por su dueño para ser utilizado con mensajes de voz en caso de necesitarlo.

Apretó fuertemente los ojos, intentando concentrarse y olvidarse de eso dolor punzante y pronunciar la orden de forma clara.- Llamar a Dickie.- el móvil procedió a ejecutar la orden de su dueño. El teléfono sonó tres veces pero nadie contestó.

No quería llamar a Oliver. Las cosas se habían arreglado entre ellos pero nunca le gustaba hacer saber al rubio que había fracasado miserablemente. En ese tema era un poco orgulloso. Recordó a sus otros amigos. A aquellos con los que estuvo en los jóvenes titanes. Ellos podrían prestarle ayuda. No lo sabía. No obstante lo intentó.

- Cielito- le dijo al móvil con dificultad- Llama a la  to - tosió y escupió un poco más de sangre- torre de la Young Justice.- El teléfono comenzó a marcar el número de la guarida de los jóvenes héroes. A duras penas oyó como el teléfono era descolgado al otro lado de la línea.

- Soy Roy. ¿ Me puede venir alguien a buscar? Mando la ubicación por vía GPS. Siento que es Game Over.- Cada palabra fue pronunciada con gran dolor y dificultad. mandó a su telefono enviar la dirección del lugar en que se encontraba vía GPS. Esperaba haber sido lo bastante claro porque estaba muy seguro de que poco a poco estaba perdiendo la lucidez.

Se acercaba la noche y las temperaturas empezaban a descender peligrosamente de los 14 y 15 grados, pudiendo llegar a alcanzar entre 4 y 5 a altas horas de la madrugada. Sola en la enorme base de los Titans... (no, la Young Justice, aún tenía que hacerse al cambio de nombre) Raven se peleaba con los controles de la climatización sin demasiado éxito. Después de un año había aprendido más o menos a desenvolverse con los aparatos electrónicos de la Torre, pero ahora todo era completamente nuevo y desconocido. Nuevos compañeros de equipo, nueva ciudad, nueva base, nueva universidad... Estaba siendo mucho para ella, demasiado para su frágil equilibrio emocional desde todo lo sucedido con Fobia y la Colisión.

Wallace, Kory y Donna desaparecidos, Joseph muerto, Garfield pretendiendo obtener de ella algo que no podía darle, Víctor con la Liga de la Justicia, la otra Raven muerta por su culpa, el chico, Brian Bird, desaparecido...

Se dio cuenta de que estaba temblando, y no precisamente por el frío, así que dejó de trastear en los mandos y se abrazó a sí misma, frotándose la parte de los hombros y los antebrazos que los guantes no cubrían. Afuera, en la playa, las parejas se acurrucaban en busca de calor mientras contemplaban la puesta de sol. Raven podía sentirlos incluso a aquella distancia, y no pudo evitar un momentáneo escalofrío de soledad y anhelo, junto con unas terribles ganas de llorar.

No puede ser, no puede ser, contrólate, Raven.

Buscó la capa que había dejado colgada de una silla, se la puso y se sentó sobre la alfombra del suelo de la salita de estar, cruzando las piernas en la posición del loto. Tomó aire y lo soltó despacio varias veces, poniendo en práctica las técnicas que había aprendido en Azarath hasta que logró serenarse.

Cuando Fobia la había torturado había perdido momentáneamente el control un par de veces, pero desde la Colisión se sentía continuamente al límite, teniendo que hacer redoblados y constantes esfuerzos para mantener sus emociones bajo control. No sabía cómo iba a poder lidiar con el vuelco que había dado todo su mundo. Le había costado horrores integrarse en la universidad, y ahora tendría que empezar desde cero y enfrentarse de nuevo contra toda una clase de individuos desconocidos y amenazantes, y ésta vez no estaba Wallace para ayudarla a sobrellevarlo. Sintió que las pulsaciones se volvían a incrementar ante la perspectiva y se concentró en desechar cualquier pensamiento que pudiera perturbar su paz interior, pero no era fácil...

Existía una posibilidad, aunque remota, de que Wallace siguiera vivo, y Richard se había llevado al grupo entero para tratar de localizarlo. Se había dado cuenta de que todavía no había terminado de asimilar lo sucedido durante la Colisión, así como de lo delicado de su estado, así que le había dicho que consideraba que lo mejor sería que ella se quedase vigilando la base hasta su regreso. Era muy difícil no pensar en ellos, en Wallace...

Azar, no pienses en Wallace, no lo hagas...

En ese momento sonó el teléfono, deteniendo el funesto caudal de sus pensamientos. Agradeciendo la oportuna interrupción, se levantó y apretó el botón rojo que parpadeaba en la consola de mandos (al menos eso era lo suficientemente sencillo como para que hasta ella aprendiera cómo hacerlo).

- Torre de los Tit... -se interrumpió, mordiéndose el labio inferior, contrariada-. Base de la Young Justice, ¿en qué puedo ayudarle?

Por supuesto, no se había dado cuenta del código con el nombre del joven héroe que aparecía en la pantalla justo al lado del botón rojo.

- ¿Diga? -insistió al ver que se producía una leve demora en la respuesta. Le pareció escuchar una respiración agitada al otro lado, como si a la persona que estaba llamando le costara hablar.

- Soy Roy. ¿Me puede venir alguien a buscar? Mando la ubicación por vía GPS. Siento que es Game Over.

- ¿Roy? ¿Roy Harper? Speedy -al menos así se llamaba en su universo. Una voz conocida, gracias a Azar-. Speedy, ¿qué ha...?

La llamada se interrumpió y un mensaje entrante comenzó a brillar en la pantalla, atrayendo su atención. Se trataba de una localización dentro del estado de Rhode Island, en Newport.


El cielo dibujaba tonos de amarillo y rosa a la caída del sol cuando la émpata se materializó entre una nube de humo y azufre en la apartada playa a la que habían arrojado a Roy. Rápidamente se arrodilló a su lado. El uniforme no era el mismo que recordaba, pero era indudablemente él. Estaba gravemente herido, prácticamente muerto, pero aún podía sentir su alma; seguía vivo.

Raven no se lo pensó dos veces antes de tomar el rostro del arquero entre sus manos, a pesar de saber que absorber tal cantidad de dolor en su situación actual bien podría costarle la vida. La oscura sombra de su ser-alma emergió de su cuerpo, envolviéndolos a ambos mientras la muchacha hacía suyo su dolor.

El rostro de la joven se contrajo en una mueca de tormento conforme cada una de las heridas del pelirrojo se iban reflejando en su propio cuerpo.

- ¡Azar! -gritó cuando la flecha invisible se clavó en su muslo, pero apretó los dientes y mantuvo su agarre. Gritó de nuevo cuando cinco surcos sangrantes se abrieron en el costado y los moratones comenzaron a surcar su rostro-. Azar... -gimió, mientras las lágrimas se deslizaban por sus mejillas, pero mantuvo el agarre.

Desde las torturas de Fobia, y especialmente después de la Colisión, la émpata estaba experimentando dificultades para expulsar el dolor. Era como si se quedase en su interior, como si no pudiera disiparlo. Aguantó todo lo que pudo, hasta que, al final, sencillamente se devaneció. Sin un grito, sin un sonido, se desplomó sobre la arena completamente inerte.

A su lado, Roy abrió los ojos y se encontraba prácticamente curado. La mujer había absorbido casi todo su dolor. Lo único que le quedaba eran unos cuantos moratones y contusiones, pero las heridas más graves se habían cerrado.

En cambio, la mujer que yacía en el suelo junto a él tenía el rostro amoratado y ensangrentado y tenía muy mal aspecto. Su cuerpo ardía, y comenzó a musitar algo, como en un estado febril:

- No... -gimió, agitándose en sueños-. N-no me toques... aparta... No permitiré que te apoderes de mí. Aléjate, ¡aléjate! Oh, Azar, ayúdame, Azar...

A medida que hablaba, delirante, las heridas de su cuerpo se iban disipando, regenerándose sobre la marcha hasta que, al final, no quedó nada más que su blanca piel, y Raven despertó.

Su cuerpo se encontraba tan quebrado que no notó el drástico descenso de las temperaturas. Su calor corporal se iba perdiendo y sin embargo él ya no podía sentir más que dolor. Los escasos momentos de lucidez que tenía se mezclaban con momentos de delirio. Sentía el beso de la muerte tan cerca que ya no le importaba mucho nada. Su mente estaba en un completo desorden y cada pensamiento era la locura de un insomne.

Escuchó como alguien le llamó Speedy a otro lado de la línea de teléfono. Speedy  resonó en su cabeza como el tañer de las campanas. Era su antiguo nombre de héroe, antes de que adquiriera la identidad de Arsenal. La última vez que alguien le había llamado así ahí sido hace tanto tiempo. Entre el delirio y la inconsciencia su memoria le trajo aquellos recuerdos de la edad entre la infancia y la adolescencia. Aquellas risas de niños que están pasando el tránsito a adultos. Esas intensas horas de discusiones muy mundanas y esas horas trágicas en las que los jóvenes se peleaban a pleno grito. Ese dolor agudo de la impotencia ante los problemas de un amigo y ese suave arrugo de un abrazo cuando más lo necesitas. Tanto tiempo y tanta vida junto a Dick, Donna, Garth y aquella figura lejana que a veces se perfilaba en su memoria pero que nunca lograba recordar del todo.

Luego un recuerdo hizo que su cuerpo se convulsionara. Era el Speedy pronunciado con el rencor y con la aflicción que surge de la desilusión y el desencanto. Era una recriminación y era un castigo. Era el dolor de un padre sintiendo que ha fallado. Su hijo no es quien el creía que era sino algo menos virtuoso y más sucio. Era la A escarlata que se pinta en tu camisa blanca cuando fallas. Cuando no consigues ser todo lo que los demás esperan de ti y sólo eres un gran fracaso. Esos sentimientos tan amargos eran para su padre adoptivo y mentor Oliver Queen.

Sintió su corazón esforzándose por seguir latiendo y eso, le llevó a una época de tristeza y nostalgia. Un momento en su vida en el que sentía su corazón hecho añicos. Ese recuerdo de cuando la persona que fue tú mejor amiga y el amor de tu vida, termina contigo. Ese primer fracaso amoroso que quiebra tu alma. Sonríes mientras escuchas sus explicaciones y sus mentiras piadosas. No te hacen falta, porque sabes que el culpable de ese fracaso eres tú. Pero agradeces que trate de ser gentil y no destrozarte más de lo que ya estás. Oír la verdad de sus labios y afrontar la realidad tal cual es más doloroso que permanecer en la duda.  Le dolía tanto saber que la había fallado a ella, a Donna. Quizá de todo era lo que más le dolía en el alma. Porque ella era siempre quien más le había apoyado y quien más había confiado en él. Nunca le podría dar las gracias por todo lo que había hecho por él. Por no dejar de creer nunca, aunque la hubiera decepcionado una y mil veces. Pero era irónico porque de un corazón roto nadie se muere y  el suyo ahora estaba en las últimas.

Se le vino la imagen a la mente de otra de sus ex parejas: Kory. La relación había estado muy cargada de una ardiente pasión. Compartieron muchos momentos hermosos y sobre todo, se querían por cómo era cada uno de ellos, con sus errores y con sus aciertos, con sus virtudes y con sus vicios, con sus puntos fuertes y con sus puntos débiles. No era una relación idílica ni la más maravillosa del mundo pero funcionaba bien durante mucho tiempo. A pesar de todo, Roy quiso a la princesa  de Tamaran. mucho y se esforzó por hacerla feliz mientras estuvieron juntos. No obstante, ella le dejó un día y ahora nunca podría pedirle explicaciones. Necesitaba saber qué hizo o que no hizo o por qué no funcionó su historia.

Había cometido tantos errores que no había podido llegar a reparar. Se arrepentía tanto de aquel incidente en Qurac del que había sido muy responsable. Tantas personas habían perecido por sus errores y su intervención en aquel conflicto del Medio Oriente. Sus desinteresadas y buenas acciones no saldaban las cuentas en rojo de las vidas que directa e indirectamente había sesgado. No le había podido decir a Ollie que en el fondo no pensaba que era un puto narcisista imbécil  y un filósofo egocentrista. No le había podido confesar al Dick de Omega, que el Dick de su mundo había muerto y que se sentía tan responsable de la muerte de ese pajarito porque no estuvo para él cuando le necesitaba.

¿Dónde cantaba ahora el arrendajo1 su triste canción? ¿Dónde se encontraba su amigo Jason? ¿Su Jaybird se encontraba en Omega? ¿Había un Jay allí? No había tenido noticias de su buen amigo ni de ninguna versión de él en ese universo y le afligía tanto no haberle encontrado. Porque Jay era alguien que nunca le había fallado. Quizá debió decirle porque le gustaba tanto llamarle Jaybird. Porque Jason como el pájaro era muy ruidoso, no era muy sociable y se manejaba en círculos de pequeños grupos familiares.

Le quedaban tantas cosas por decir ... Y eso que era una persona que no dejaba de hablar ni debajo del agua.

El arquero se convulsionó y el aparato electrónico se cayó al suelo. Aunque el móvil no se rompió, al impactar contra el suelo el golpe hizo que la llamada se cortase. Mientras tanto, el pelirrojo seguía aletargado en un estado de semiinconsciencia.

Unas manos suaves se posaron en su rostro. Ni siquiera podía ver con claridad. La figura de mujer se le hacía borrosa. ¿Quién era ella? ¿Qué estaba haciendo? ¿Era la figura de la muerte que venía a acabar con su agonía? La agonía era intensa y solo quería que todo el sufrimiento parase. Quería sumirse en un suelo profundo y que todo acabase pronto. Quería dejar atrás el dolor y la culpa. Aceptaba su fin. Después de rodó no esperaba otro final. No se puede evadir un destino fatal eternamente y cuando expones tu vida cada día de la misma, lo más seguro es morir en una de esas expediciones arriesgadas. Si esa dama era alguna clase de mensajero del más allá, ese lugar en el que apenas creía, mudamente la rogaba que hiciese su trabajo pronto. Que le llevase hasta ese lugar del que nunca se vuelve y terminase con esa inmensa tortura.

Roy no sabía lo que estaba ocurriendo. Sentía que su intenso dolor poco a poco iba menguando. Notaba como su cuerpo se iba curando y reconstruyendo mucho más deprisa de lo que había normalmente. Su cuerpo empezaba a recomponerse y recobrarse. Poco a poco ese amasijo de sangre, carne y huesos en que le habían convertido Vandal Savage y Scandal Savage volvía a ser de nuevo la persona de Roy Harper.

El de ojos verdes despertó como quien despierta de una lejana pesadilla. Al percatarse de que su cuerpo estaba en óptimas condiciones, salvo por los moratones y contusiones que eran muy normales en él, deslizó una de sus manos por su torso. Se le había increíble encontrase tan bien cuando había sido apalizado casi hasta la muerte. No entendía que había ocurrido y eso le hacía estar bastante desconcertado.

El arquero vio a una mujer joven muy cerca de donde él se hallaba. Él la miró con su curiosidad innata. A esa muchacha la estaba dando un ataque de algo y no era médico ni nada que se le pareciera.  Es más, esa ciencia era una de las que tenía prácticamente olvidadas. Nunca había indagado mucho sobre cómo curar a nuestros congéneres. Tampoco sabía nada de medicina para poder ayudarla. Tenía la instrucción básica para saber sacar balas y saturar heridas en momentos de necesidad pero no podía atender cosas más graves. Sentía una desazón ingente, porque no le gustaba ver sufrir a nadie y en esa situación, con la joven agonizando se sentía un inútil total. No podía remediar su padecimiento y eso le apenaba. ¿Estaba teniendo un ataque de epilepsia? Joder, ¿Qué se recomendaba hacer en esos casos? ¿Qué no se tragase la lengua? Tenía que buscar un palo y ponerse en la boca para que mordiera y no se tragase la lengua. Pero, ¿y si estaba padeciendo un ataque de pánico? Era mejor que no la tocase. Era un desconocido y podía agravar su ansiedad y miedo.

- ¿Te encuentras bien, guapa? - Guapa era el apelativo que solía usar Roy para referirse a cualquier mujer cuyo nombre desconocía. Porque a todos nos gustaba oír un alago de vez en cuando.

Que no la llamara por su nombre no era raro. Era habitual en el Roy que conocía dirigirse a las chicas (a todas las chicas, incluso las que no eran gran cosa, como ella) con aquella clase de apelativos, y aunque al principio de conocerle le había pillado por sorpresa, ignorante como era de las costumbres humanas o de las maneras afectivas de relacionarse entre los que, a diferencia de ella, no tenían restricciones emocionales, Richard le había explicado que no tenía que tomarle en serio, que por su carácter afable, extrovertido y simpático era propenso a las bromas bienintencionadas (aprender lo que era una broma había requerido su aprendizaje aparte). Con el tiempo había llegado a conocer y apreciar el carácter amable y noble del arquero.

No, definitivamente que no la llamara por su nombre no fue lo raro; la manera en la que la miró, una mirada preocupada pero carente por completo de cualquier luz de reconocimiento, sí lo fue. Y de nuevo reparó en lo diferente que era su traje, y ahora que se fijaba incluso podía ver que era más mayor que el Roy que ella recordaba. Mayor incluso que el Dick de aquél universo, con toda probabilidad.

- Roy... ¿no me conoces? Soy Raven... Fuimos compañeros durante un tiempo en los Teen Titans. En aquella época te hacías llamar Speedy...

La mirada del arquero expresaba preocupación, pero también impotencia e incomprensión sobre su estado. Si realmente fuera su Roy, si realmente hubiera estado allí la vez que perdió el control sobre su lado demoníaco y había estado a punto de matar a Wallace, ahora mismo su expresión sería también de terror ante la certeza de lo que había estado a punto de ocurrirle. O, como mínimo, una preocupación mucho mayor que la que ahora reflejaban sus bonitos ojos verdes.

No, aquél muchacho no tenía ni idea de lo que acababa de ocurrir, y estaba claro que tampoco sabía quién era ella. Aquella certeza no fue más que un peso más sobre la losa que ya aplastaba su alma, impidiéndole respirar. La mayoría de sus compañeros estaban desaparecidos o muertos, y cuando al fin encontraba a uno del grupo original no sabía quién era ella. En aquellos momentos deseó poder llorar. Seguro que al menos habría podido liberar parte de aquella opresión que sentía en el pecho. Pero no podía; tenía que tranquilizarse, serenarse, dejar salir el aire y reprimir todas aquellas emociones destructivas, especialmente después de lo que había estado a punto de ocurrir.

- Estoy bien, gracias -dijo poniéndose de pie-. He curado tus heridas.

Volvió a cubrirse la cara con la oscura capucha para que el arquero no reparara en el levísimo rubor que había asomado durante un breve instante a su rostro al ver su torso desnudo a través del traje destrozado. Roy era un muchacho muy atractivo, y ella estaba encontrando cada vez más dificultades para reprimir sus emociones, y se hacía más difícil precisamente porque llevaba toda la vida haciéndolo.

- Richard y los demás han salido a buscar a Wallace. Parece que han encontrado una pista de que podría seguir vivo -le informó con la mirada gacha y las sombras de la capucha ocultándole todo el rostro-. A mí me dejaron en la base porque todavía me estoy acostumbrando a los cambios de Omega. Éste no era mi universo original.

Procuró que su tono sonara neutro para no revelar la auténtica tristeza que se ocultaba detrás, una tristeza que era necesario erradicar.

- Hace frío, y cuando anochezca del todo aún hará más. Puedo teleportarnos a donde te sea más cómodo. ¿Tienes algún lugar donde pasar la noche? La base está disponible si lo necesitas, y quizá podrías ayudarme con el sistema del aire acondicionado...

Ante la pregunta de la joven se rascó la cabeza con un gesto de pesar y arrepentimiento.  - Pues … - El nombre de la muchacha no le sonaba para nada. Ella parecía más joven que él. No podía concretar cuantos años de diferencia se llevaban. Pero estaba seguro que si se conocieron cuando era un adolescente, la muchacha tendría que ser por esa época una niña. Creía no tener recuerdo alguno de ningún titán que fuera bastante más joven que los demás. – … fue una época convulsa en mi vida y no tengo muchos recuerdos coherentes. Debías ser muy joven porque llevo desde los 17 años viviendo en la calle. –Una gran enseñanza de papá Ollie, si eres un niño alcohólico te vas de patitas a la calle.

Miró a Raven fijamente, intentando recordar algo familiar en ella. Quizá no eran del mismo universo, no podía estar seguro. Su estado de embriaguez continua en aquella época le hacía desconfiar de  todos los recuerdos de su etapa adolescente.-  Un bonito nombre. Los cuervos son pájaros muy inteligentes. Que tienen históricamente muy buena consideración para las culturas milenarias. Se me dan bien las aves.-Al decir lo último sonrió porque era un juego de palabras referido a que siempre se llevaba bien con los Robins; Dick, Jason, Tim y Damian. Con los más pequeños le costó más relacionarse pero se según Roy tenían buena relación en su mundo.  

- Seguro que estas bien … antes te veías un poco pálida.- Hacía unos momentos había visto a la chica retorcerse de dolor. Como el pelirrojo no sabía de las capacidades curativas y regenerativas de la hija de Trigón, se encontraba un tanto intranquilo por la muchacha. En sus ojos verdes se mostraba un interés y una preocupación sinceros.

- WOW. Es verdaderamente algo increíblemente hermoso tener el poder de salvar a los demás.-Se quedó un poco pensativo. Dar la vida en lugar de quitarla. El arquero se arrepentía tanto de cuando había hecho daño a los demás. De todas aquellas veces en que su primer impulso fue usarla violencia y la fuerza bruta. Se había equivocado tanto haciendo uso de la fuerza en lugar de buscar una solución más pacífica.- Es precioso poder ayudar a los demás. Eres como un ángel. Ojalá yo pudiera ser de tanta ayuda a los demás.- Roy le mostró a Raven una sonrisa muy limpia y sincera.

Se acercó a la muchacha y movió su mano para acariciarla. Quería darle apoyo y consuelo porque tenía la sensación de que algo la molestaba o incomodaba. Sin embargo, no llegó a tocarla porque la joven se mostraba tímida y retraída. Además,  ella se puso la capucha. Era un signo de personas introvertidas, esconder su rostro tras el pelo o cualquier tipo de capucha, gorro o sombrero. Por su forma de actuar presuponía que esos gestos eran de timidez y no de antisocialidad como alguno de sus otros amigos.

- ah – Dijo  enlazando la información recibida con la joven con los hechos diarios de su vida - Así que por eso no estaba esta mañana Dickie en casa ni me ha cogido el teléfono. – No sabía quién era ese tal Wallace. Le estaba intrigando bastante ese hombre, ya que, aparecía frecuentemente en las conversaciones. Por las referencias que solían hacer, le quedaba en claro que todos esperaban que le conociera. Pero cuando pensaba en ese nombre había un vacío en sus recuerdos. Una sensación muy extraña invadía todo su cuerpo cuando intentaba recordar ese nombre, es como esa sensación de haber vivido algo pero no lo recuerdas.  Como un déjà vu eterno que nunca terminaba. Nunca conseguía acordarse de nada relacionado con el nombre de Wallace West. Ni siquiera sabía cómo era físicamente aquel joven.

- Debería conocer a Wally, ¿verdad?- Se sinceró con Raven. Le costaba menos expresar sus dudas y sentimientos cuando dialogaba con alguna fémina.- Ni siquiera sé quién es. Todo el mundo actúa como si supiera quien es pero …  – se encogió de hombros- no lo sé. No tengo ningún recuerdo de esa persona. -

Suspiró ante la propuesta de ir a la base de los jóvenes justicieros. Aquella torre le traería recuerdos que no quería. ¿Le haría añorar a personas con las que había vivido tanto en la Torre de los Titanes de su mundo, como Garth y Donna, y que ahora estaban en paradero desconocido? Bueno, había que ir superando traumas y cerrando heridas. Él era un superviviente pese a todo. Alguna vez tenía que volver a aquel lugar.

- De momento vivo con Dick pero si no va a estar en casa.  Me quedaré en la base. No me gusta estar sólo. Me gusta mucho hablar y hacerlo sólo me haría parecer un loco. Como te teletransportas ahorras bastante en gasolina ¿no? – Roy como era muy charlarín continuó hablando.- Yo encantado de poner la calefacción en funcionamiento. Se me dan muy bien las máquinas y los aparatos electrónicos. Has salvado mi vida, así que estoy en deuda contigo señorita Raven.- Recordó algo y enmudeció un instante.- Espera un momento. -

Empezó a mirar por el suelo. Vio su carcaj y se dirigió a donde estaba. El carcaj estaba hecho trizas. Había sido despellejado cual liebre por un cazador. Las flechas estaban desperdigada y rotas. Pasó la mano por cada una de ellas. Había invertido mucho trabajo en cada flecha y cada esfuerzo había sido desperdiciado. Era algo que podría recomponer no importaba tanto. Su arco estaba cerca. Imploró que estuviera lo menos dañado posible. Se acercó presuroso y recogió el arma. Hizo un examen superficial de daños. No parecía roto y eso le alegraba. Era un arco que podría reponer pero por el valor sentimental era un objeto muy preciado. Ese arco se le había regalado Ollie cuando se llevaban bien. El pelirrojo había hecho ese diseño y el multimillonario, en aquella época, le había mandado fabricar. Siempre en su memoria se perfilaba el recuerdo de los problemas más recientes pero tenía que reconocer que aunque mal padre, Oliver había hecho mucho por él.

- No...

La muchacha negó con la cabeza ante la conclusión lógica extraída por el arquero.

- Me temo que no eres mi Roy -afirmó con pesar-. Cuando te... le conocí -rectificó sobre la marcha-, los dos teníamos 18 años. Colaboró varias veces con los Titanes a esa edad.

Y fuiste, junto con Frances Kane, el único que me defendió cuando Trigón tomó posesión de mí, completó en su mente. Roy Harper había hablado en su favor cuando la Hermandad del Mal la había secuestrado y Wallace había propuesto abandonarla en sus manos, y Raven le estaba agradecida por eso, pero... ¿cómo decírselo sin mencionar la manera en la que Wallace se había portado? Raven no quería ensuciar su nombre ante sus amigos, y de todos modos no tenía sentido hacerlo porque aquél Roy no tenía esos recuerdos.

- Yo tengo ahora 19, así que el Roy de mi dimensión era más joven.

Y había vivido vivencias diferentes, por lo que decía el muchacho.

- Lamento mucho que tuvieras que vivir en la calle -dijo, poniéndole una mano sobre el brazo en un intento torpe de confortarle, aunque su toque era sincero y cálido, pero no tenía apenas experiencia en el terreno de las relaciones humanas-. Y lamento mi tono cuando dije que no eras el Roy que yo había conocido. Cuando sucedió lo de Omega perdí a todos mis compañeros; Donna, Wallace y Koriand'r desaparecidos, Víctor con la Liga de la Justicia, Joseph muerto, un chico, Conner Kent, al que no había visto nunca antes, y tanto Richard como Garfield mayores que los que yo conocía. Además, al parecer, aunque todos ellos conocían a Raven, no era yo, sino otra chica con mi misma alma que se hacía llamar Rachel Roth, así que también yo soy una extraña para ellos. No está siendo fácil -explicó con cierto tono amargo-. ¿Lo mismo te ha ocurrido a ti, Roy? ¿Conservas a alguien de tu universo?

>> Gracias -contestó ante lo que supo reconocer como un halago-; el nombre me lo pusieron en Azarath. Y no te preocupes, estoy bien.

Algo en su voz dio a entender al arquero que no deseaba insistir más en aquél tema.

- Te agradezco tus palabras, Roy; soy una émpata, me nutro del dolor ajeno, lo elimino y lo expulso, pero estoy muy lejos de ser un ángel...

Si se dio cuenta del gesto que había iniciado para acariciarla, no dio muestras de ello, y tampoco hizo nada por acortar la distancia entre ambos.

Cuando hizo la pregunta sobre Wallace, le miró con su tranquila y pacífica mirada color gris acero, una mirada que tenía la virtud de calmar y serenar a quien la contemplaba.

- No, no deberías. El Roy de mi universo le conocía, pero está claro que ambos habéis vivido vivencias distintas, y a pesar de ser la misma persona, a la vez sois diferentes. No puedes por tanto ser comparado con él, ni se te puede exigir que poseas sus mismos recuerdos y conocimientos. La verdad, no sé si te habría gustado conocerle. El Roy y el Wallace de mi universo discutían a menudo.

Porque Wallace era adusto y se tomaba las cosas demasiado en serio, mientras que Roy era alegre, jovial y despreocupado.

- Claro que, por lo que me ha contado Richard, su Wallace era muy diferente. Si tenemos suerte, quizá puedas conocerle.

No respondió ante la broma de la gasolina. A Roy le gustaba mucho hablar pero ella era más parca en palabras y no solía perder el tiempo en charlas insustanciales. Además, le costaba entender las bromas o el sentido del humor de los humanos, y tampoco deseaba establecer una relación demasiado cercana con nadie para evitar correr el riesgo de enamorarse, como le había pasado con Wallace.

- Ese arco tiene un significado especial para ti, ¿no es verdad? -inquirió después de observar con curiosidad el celo con el que lo recogía y lo inspeccionaba-. Percibo emociones muy intensas ahora mismo...

Las afirmaciones y gestos de Raven le confirmaban que eran de dos universos distintos. Quizá en el suyo no se conocían. Con las lagunas en su memoria nunca podía estar cien por cien seguro de si conocía o no a alguien.  Ella se mostraba un poco contrariada. Lo entendía no debía ser nada duro encontrarse con alguien a quien solías conocer y ahora no tenía ningún recuerdo tuyo.

-Oh me suelen decir mucho lo de que en otros mundos era más joven. Me va crear un complejo.- Lo último lo dijo en un tono jocoso. A Roy le gustaba bromear y reírse de absolutamente todo en la vida.  Roy pensó que era  un público difícil pues no se reía de ninguna de sus gracias.

- Ollie me echó de casa, supongo que no era un adolescente muy fácil.- Agradeció su contacto aunque se notase que la joven no tuviera mucha experiencia consolando a los demás. Raven estaba dando su mejor esfuerzo y Roy valoraba eso mucho.- La vida en la calle no es la mejor y no se la recomiendo a nadie. Pero me enseñó muchas cosas. He conocido gente increíble y he aprendido mucho. Aunque no lo parezca, la dificultad me ha hecho mejor persona.-

De los nombres que Raven iba diciendo tan sólo conocía a Donna, Koriand'r, Conner y por supuesto, el de  Richard.- Donna y Kory mis queridas chicas- Dijo los nombres de las dos mujeres con una cariño muy especial, a pesar de que ambas le habían abandonado. A las dos las recordaba con un inmenso afecto. El arquero no solía guardar rencor a nadie. -¿Tú Roy también salió con ellas?- El pelirrojo era un chico bastante curioso. No sólo le gustaba curiosear sobre ciencias también le gustaba saber sobre rumores y chismes, era algo cotilla.

Negó con la cabeza ante la pregunta de la morena. No le quedaba nadie de su mundo. Ninguna persona con la que había contactado era de su universo. Él era muy sociable y estaba muy acostumbrado a ver su mundo girar 180º de la noche a la mañana. Estaba acostumbrado a sobreponerse a situaciones difíciles y a perseverar a pesar de todo. Su personalidad y actitud eran muy diferentes a los de la muchacha que tenía enfrente. Percibía que ella era una joven tímida y quizá vulnerable. Tenía que decirle algunas palabras de consuelo. No sabía muy bien que decir. Siempre improvisaba en casos como aquel.

-Es difícil no tener a nadie conocido y más, cuando tus ayeados conocen una versión diferente de ti. – Roy cogió las manos de Raven y las puso entre las suyas.- Sé que no  soy un gran partido. Pero si no tienes a nadie más, si te sientes sola o perdida tienes en mí una mano amiga. No hay nadie de mi universo aquí  y todo es como volver a empezar de nuevo. Yo estoy acostumbrado a esta clase de cosas. Mi vida siempre fue un cambio continuo. Pero tengo la esperanza de encontrar a mis seres queridos o al menos a una versión conocida de ellos. Pienso que nunca somos tan diferentes. Que las personas que quisimos siempre están cerca y que tarde o temprano nos volvemos a encontrar. El Richard de mi mundo murió y no pude hacer nada.- Tenía esa espina clavada desde hacía mucho tiempo y decirlo en voz alta era un forma de aligerar su carga.

- Por lo menos me alegra que en este universo haya un Dickie. Igual suena muy tonto e ingenuo pero pienso que por más dura que sea la lucha siempre salimos ganadores y encontramos nuestra felicidad. Tan sólo hay que mantenerse firme porque aunque el camino sea escarpado siempre llegamos a nuestro hogar. La vida es como una especie de cuento. En todos los cuentos, el bosque es un lugar aterrador en el que nadie quiere perderse.  Pero salir del bosque significa dejar todos los peligros atrás y volver a la comodidad y seguridad del hogar. Ahora con todo este choque de universos estamos como en un bosque pero saldremos de él y podremos llegar sanos y salvos a casa.- Comentó bastante optimista. La vida nunca había sido justa con Roy. Había sufrido la soledad y el abandono de muchas formas distintas. Pero también había descubierto que el amor venía a uno de muchas maneras.

La ausencia de tus seres queridos deja un frío en el alma que tan sólo consigue calentarse con el apoyo y el cariño de otras personas. En los lugares más desesperados se puede encontrar el amor que nos salve. Cuando se encontraba sin ningún tipo de esperanza, llegó Jay. El segundo Robin le devolvió la ilusión de un nuevo comienzo. Cuando estaba perdido se había encontrado. Había aprendido que la vida continúa hasta en las condiciones más duras y que podemos sustentarnos con el calor de nuevos amigos. También descubrió que cada gesto amable sana y repara de una forma única.

Notó por el tono de la joven que no le gustaba mucho hablar de sus padecimientos ni de su estado de salud. Le daba un poco de pena, parecía como si los demás no se hubieran preocupado nunca de cómo se encontraba ella. De momento no forzaría mucho ese tema de conversación. Cuando tuvieran más trato ya trataría de indagar a que se debía esa reticencia suya.

- Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. Es una frase de Galeano. Ayudas a la gente y los salvas, eres un ángel para mí. Porque un ángel te guía, te ayuda y te cuida. Es mundo es un lugar hostil y en él hay muy poca gente que ayude al prójimo desinteresadamente.-

Los ojos de Raven clavados en los ojos de Roy. Esa mirada fundiéndose con la suya le transmitió una sensación de confort, bienestar y tranquilidad.  Lo dicho por Raven le alivió en cierta manera. Pero seguía sintiendo un vacío como si algo le faltara en relación al otro pelirrojo al que no lograba recordar. Como si hubiera una pieza de un puzzle perdida y la obra nunca terminaba de estar completa. - Se me dan muy bien las personas difíciles.- Sonrió con alegría y jovialidad.- Nunca me tomo en serio sus comentarios ariscos, ese es mi secreto. -Se rió con desparpajo y soltura, como si fuera el hombre más feliz del universo.

- Yo también era muy diferente al Roy del universo de Dick. Un tío superborde ¿Te lo puedes creer? En tu universo no sería también un amargado ¿No? -

Cuando ella le preguntó por el arco sintió como su cuerpo se embargaba de emoción.  Tenía muchos sentimientos encontrados y contradictorios. Siempre le resultaba difícil hablar de Oliver Queen. Era alguien a quien adoraba. Era su amigo. Era su tutor. Era su ídolo y cayó del pedestal en que lo tenía. Y al final de toda esa historia tan sólo quedó al regusto amargo de la confianza rota y la decepción. No había perdonado al rubio que nunca confiara en él ni que le echara a patadas de su casa siendo aún un adolescente perdido.

- No sé si a tu Roy le acogió Oliver Queen. En mi mundo él fue mi tutor cuando murió mi padre biológico. Me lo regaló él, cuando era aún millonario y tenía unas grandes y formidables industrias. Acabamos bastante mal porque no fue una maravillosa figura paterna ni yo un hijo grandioso. Los dos somos bastante desastres… pero después de todo no sé  … le tengo cariño. Sabes cuándo te encariñas de esa mascota arisca que siente te muerde, es algo así.-

Era curioso que, de todo lo que implicaba la Colisión y del hecho de que no le quedara absolutamente nadie de su universo original, lo único que le preocupara a Roy era saber si su versión alterna había salido con Donna y Kory. Raven alzó una ceja, mirándole con curiosidad, realmente intrigada por averiguar cómo funcionaba la mente de aquél muchacho. Roy Harper, el eterno y alegre optimista que no se preocupaba por nada hasta que lo encontrabas medio muerto en una playa cualquiera.

- Cuando conocí a Roy hacía mucho que había terminado su relación con Donna, y trató de seducir a Koriand'r, pero ella estaba saliendo con Richard, así que le rechazó. Recuerdo que Richard estaba muy molesto por eso, te acusó de no perder el tiempo -contestó, en un tono que no contenía inflexión alguna, dejando claro que la tentativa del pelirrojo por "levantarle" la novia a su amigo no suscitaba en ella ninguna clase de juicio de valor o posicionamiento. Raven no entendía cómo funcionaban las emociones y relaciones humanas, así que no tenía ninguna base para juzgar, por lo que no lo hacía. De todas formas ella rara vez emitía valoraciones de aquél tipo sobre sus compañeros.

Entonces la tomó por sorpresa tomando sus manos entre las suyas. Ella le escuchó, con cierto grado de azoramiento. Aunque era tímida y por lo general tendía a evitar el contacto humano, aquél mismo retraimiento le impedía reaccionar de manera brusca cuando otros iniciaban el acercamiento, por lo que no se atrevió a retirar las manos y no pudo evitar notar lo cálida que estaba la piel del arquero a pesar del frío que reinaba en aquella playa.

- Yo... g... gracias... -musitó, agachando la mirada.

El Richard de su universo le había hecho ese mismo ofrecimiento muchas veces, y ella siempre lo había evitado porque no quería abrumarle con sus problemas, y lo mismo se aplicaba al arquero, aunque ello no quería decir que no le agradeciera el gesto. Su carga era algo que nadie más que ella tenía por qué soportar.

- Lo mismo te digo, Roy... Se me da bien escuchar, y como émpata puedo librarte de cualquier sufrimiento o preocupación que te pese en el alma, así que no dudes en contactar conmigo si alguna vez me necesitas.

>>Tu resiliencia es admirable -continuó ante lo siguiente que dijo-. Yo... no sé qué habría hecho si alguno de vosotros hubiera muerto en mi universo.

Oh, pero lo sabía muy bien, ¿verdad? La segunda vez que había perdido el control sobre su lado demoníaco había sido porque Fobia le había mostrado una ilusión de los Titanes muertos y había sido demasiado para su ya perjudicado autocontrol. Pero no deseaba asustar al muchacho ni inquietarle con su legado.

- No suena ni tonto ni ingenuo, Roy -respondió ante la preocupación del arquero, retirando suavemente sus manos de entre las suyas para ponerle una en el brazo-. La tuya es una actitud encomiable que muchos ansiarían tener -Incluida ella-. Espero que nunca tengas que arrepentirte de realizar dicha afirmación -dijo cuando él volvió a insistir en que ella era un ángel, y le miró directamente con sus tranquilos y calmados ojos grises, preguntándose si debía o no decirle la verdad acerca de sus orígenes.

Cuando había llegado a la Tierra, la hechicera Zatanna había percibido la oscuridad que anidaba en su interior y la había expulsado, negándole su ayuda. A causa de eso, había omitido esa parte de su historia cuando había reunido a los Titanes, por temor a que también la rechazaran, pero le había salido caro cuando la propia Zatanna la había denunciado ante sus nuevos compañeros. Ellos, al no conocerla, habían creído la versión de la hechicera y la habían abandonado, dejándola a merced de Goronn, el lugarteniente de Trigón. Todo por su renuencia a contarles la verdad, la misma renuencia que ahora la asaltaba. Si no hubiera sido por Koriand'r, que convenció a los demás de que había sido sincera en sus palabras, Goronn se habría apoderado de ella. Sus amigos, los Titanes, habían aprendido con el tiempo a aceptarla tal y como era, aún con el bagaje que llevaba consigo, pero aquél Roy no la conocía de nada, y el temor al rechazo por sus orígenes era algo que siempre la acompañaba. Sin embargo, aunque no fuera su Roy, aquél muchacho seguía siendo Roy, y el Roy de su universo no la había juzgado jamás, e incluso la había defendido ante Wallace cuando éste había reaccionado de manera negativa ante su herencia.

Tomó una decisión; lo sucedido en su universo le había enseñado que no podía ocultar información a sus compañeros, que debía ser siempre sincera, y su Roy se había portado siempre como un amigo para ella. Le consideraba como tal, a aquél Roy también, y se lo diría, pero no allí. Aquella playa fría y desolada no era el lugar más propicio para entregarse a confidencias de aquella índole.

Se permitió sonreír suavemente cuando mostró su inquietud ante la personalidad de su Roy.

- No, no era un... ¿cuál es la palabra que has usado? "Amargado" -repitió, aún sonriente-. De hecho, me recordaba bastante a ti, aunque no llegué a conocerle tanto como para saber si Oliver Queen fue también su mentor. Le conocí a raíz de un caso de adolescentes fugados de sus casas que estaban siendo utilizados para venta y distribución de drogas por Anthony Scarapelli. Tú... él, estaba trabajando de voluntario en un centro de acogida de menores y nos ayudó con la investigación. Según me enteré, habías formado parte de los Titanes cuando érais más jovenes, aunque en aquél momento estabas por tu cuenta, pero nos ayudaste posteriormente en varios casos más, siempre únicamente como colaborador, por lo que no tuvimos ocasión de conocernos en profundidad. Pero no me importaría hacerlo ahora -le tendió su mano para que se acercara a ella y poder iniciar el teletransporte. La base estaba muy sola sin los demás Titanes, y sin duda agradecería la compañía.

Las últimas palabras del pelirrojo quedaron solapadas con el surgimiento de la nube de azufre que los envolvió en un torbellino ascendente; lo último que dijo Raven antes de desaparecer fue:

- No, no lo sé; Nunca he tenido mascota...

Sintió un ligero resquemor en su pecho con la respuesta de Raven. Donna siempre tenía que romper con él en todos los universos existentes. Tenía la ligera esperanza de que en algún mundo alterno ella le pudiera querer con la intensidad que él había sentido, que el fuego nunca se hubiera apagado y que hubieran formado una bonita relación y una hermosa familia. Pero estaba visto que en todos los universos él tenía que ser un idiota.

- oh mi Wonderboy siempre me echa eso en cara, no siempre estoy ligoteando. A veces sólo trato de ser amable.- Se quedó pensativo un momento y recordó los reclamos de su buen amigo Richard desde que tenían doce años. - Pero… quizá desde su perspectiva… sí que soy algo promiscuo. – Había algo más, había alguien más que le echaba en cara cosas sobre sus actitudes coquetas. Sintió algo así como un zumbido y apretó por un segundo fuertemente sus ojos. No sabía por qué a veces tenía esa sensación de que al recordar su pasado algo no encajaba, falta algo.

- Las quise mucho. A cada una de una forma diferente porque Donna fue mi primer amor y con Kory estábamos los dos algo rotos y nos necesitábamos. – Sonrió de forma cálida porque aunque sus relaciones románticas fallasen, él las seguía teniendo un inmenso cariño y sentía una gran amistad por las citadas mujeres. Porque ante todo seguían siendo muy importantes para él y las iba a seguir queriendo y profesando un afecto sincero hasta el último día de su vida. - Espero que estén bien y que las encontremos pronto. –

Percibió cómo ella se tersó un poco ante su acción impulsiva de agarrarle las manos. Sabía que Raven era tímida, pero nunca sabía cómo actuar con esa clase de personas. Entendía que las muestras de afecto mediante caricias y contacto físico, les podía resultar molesto. Sin embargo, no sabía de qué otra forma poder transmitirle estima y brindarle un gesto ternura y amistad. Él había sido criado en su herencia cultural indígena. La cultura navaja tenía muy arraigado el contacto físico como forma de dar consuelo, apoyo y cariño. Las distancias de proximidad eran diferentes para los navajos que para otras culturas. Esa “falta de intimidad” y demasiada cercanía podría resultar agobiantes para las personas que no estaban acostumbrada a esa forma de arroparse.

- De nada mujer-Le dio con despreocupación un golpecito en el hombro. De su boca salieron aquellas palabras con espontaneidad, como si fuera lo más natural y normal del mundo ofrecer su cariño desinteresado a otro ser humano. – Me siento honrado pero… umm … no creo que para mí sea lo mejor evadirme de mi dolor. – Recordó su caída en el alcohol y otras drogas por paliar sus sentimientos negativos.- He estado mucho tiempo perdido por no asumir mis errores. Mi culpa me sirve para recordar que no puedo fallar de nuevo. – La mayor congoja no lo producía fallarse a sí mismo, sino a todas aquellas personas que le habían querido y habían confiado en él. Ser una versión errática del Roy que ellos esperaban, era lo que más desasosiego le producía.

Se encogió de hombros.- No es que pueda hacer mucho más y no me voy a quedar en un rincón llorando. Eso nunca ha solucionado nada. – Un largo suspiro se escapó de sus labios.- Duele … nunca es fácil perder a alguien querido. – En el mundo de los héroes la muerte es algo que se ve cada día. Pero asumirla y más cuando es la de una persona cercana, no es una tarea fácil. Es una agonía perpetua e intensa en el alma. Se sufre más que con cualquier dolor físico. Es una gran aflicción que tiñe tú el alma en el desconsuelo y desamparo más profundo. Es una sensación de pena tan inexplicable, tan profunda e inimaginable. Ese pesar de saber que nunca podrás volver a ver a aquella persona que amabas. Que no queda nada de él a lo que aferrarse. Que ya no podrá alumbrar tu camino. Es un sensación de vacío tan intensa y que provoca tanta congoja que la mayor parte de las veces ni siquiera puedes poner palabras a aquel insufrible e inaguantable calvario. Hay una ruptura en tu vida y ya nada volverá a ser como antes. Todo cambia de forma sutil.

- pero … quizá … esta convergencia no es mala. Es posible que lo estemos enfocando desde el ángulo equivocado. Quizá es una oportunidad de recuperar lo perdido. Los cambios siempre dan miedo. Sin embargo, a veces nos ayudan a prosperar.- Trató de sonreír y recomponerse. Porque eso era algo que se le daba realmente bien.

- Nunca me arrepiento de nada, es otra de mis grandes virtudes.- dijo jocosamente. Miles de culpas cargaban sobre su espalda pero no se sentía preparado para hablar de sus múltiples errores. No sólo tenía miedo de reconocer el fracaso. Tenía miedo de ser una causa perdida y que todas las esperanzas que tenía de poder subsanar sus errores fueran meros espejismos. Cuando se había abierto y había contado sus más profundas preocupaciones a un psicólogo, este resultó ser un criminal llamado Hugo Strange. Tenía la impresión de que no podía hablar de eso con absolutamente nadie. A veces tenía la impresión de que lo mejor era fingir que nunca había nada de lo que arrepentirse. Que el pasado realmente no importaba sino que debía forjar un nuevo futuro basado en la clase de persona que era en el presente olvidándose de todas sus meteduras de patas. Peor el resultaba muy difícil olvidar. Le era imposible no sentirse culpable de todos los errores que cometió antaño.

- Me alegra saber que no había perdido el sentido del humor. Que un hombre bueno, alguien mejor. Un tipo que se preocupaba por las demás y les ayudaba.- La versión de Roy del mundo de Raven, por lo que ella contaba, parecía una persona más centrada y madura que él. Se extrañó bastante al escuchar que era voluntario en un centro de menores. Los niños siempre habían sido una debilidad para él, quería cuidarlos y protegerlos. Eran como pequeñas personitas que aún no habían sido infestadas con el mal del mundo. Siempre sentía unas intensas ganas de ayudar a aquellos jóvenes desamparados que tenían unas situaciones muy difíciles que vivían en las calles. Él había sido uno de esos chicos problemáticos que desprotegido del sistema había tenido que cometer delitos leves para sobrevivir. Eso le hacía sentirse más afín a esos jóvenes necesitados de una atención y protección. Pero nunca les había echado una mano de manera directa. El otro Roy era mejor que él y una duda le recorrió. Quizá hubiera sido mejor que él otro Roy hubiera parecido en esa fusión de mundos y no él. Después de todo él seguía dando tumbos por la vida sin ningún rumbo fijo. Era alguien que seguía muy perdido y desorientado en la vida. ¿Cómo podía ayudar a nadie si él seguía necesitando encarecidamente ser salvado?

Cogió la mano que la chica le tendía. Un olor a azufre apareció en el ambiente y tras una nube de fueron transportados a la base de los Young Justice.

- Yo tampoco. He sido la mascota del equipo siempre. - Dijo cuando aparecieron en la sede de los jóvenes héroes. Aquella frase estaba cargada con un matiz cómico muy propio de él. Miró el lugar todo le parecía realmente nuevo. Sin lugar a dudas esa no era la sede que conocía. Se sintió ligeramente decepcionado. Estaba incómodo porque sentía que ese no era su sitio.

- ¿No tendrías por ahí algo de ropa que pueda servirme? – Tenía la certera impresión de que en aquella torre de la Justicia Joven no tenía una taquilla vieja de sus años en los que fue un Joven Titán. – Cuando esté un poco más presentable te ayudo con el aire.- dijo con amabilidad el pelirrojo.

Se mantuvo neutral mientras él admitía abiertamente su promiscuidad (como ya hemos comentado, Raven no se metía a juzgar o valorar esas cosas). En cambio, lo que dijo después, cuando empezó a describir cómo había sido su relación con las dos chicas, sí que le afectó, más de lo que habría podido imaginar.

Los demás... la gente normal... pueden hablar sobre cosas personales, abrirse a los demás de formas con las que tan sólo puedo soñar, mientras que yo soy incapaz de explicar como me siento -pensó, agachando la mirada con aflicción.

Durante toda su vida le habían enseñado a ocultar sus sentimientos. En Azarath la habían entrenado para negar las mismas emociones que era capaz de controlar a través de su poder. Tomaba el dolor de los demás, pero le era imposible tomar también su alegría, y a causa de que le habían enseñado a reprimir sus emociones nunca podría experimentar la verdadera felicidad. Sí, Raven sufría, sufría mucho, pero a causa de sus propias inhibiciones nunca sería capaz de compartir sus pesares con nadie de la manera en la que lo estaba haciendo Roy, y eso le hacía sentirse muy desgraciada.

- Yo también lo espero -asintió con tristeza. Tanto Donna como Kory la habían ayudado mucho en su universo, cada una a su manera, y las echaba mucho de menos.

Asintió cuando el arquero dijo que prefería que no le privase de su dolor.

- Sí... Los humanos... no tenéis problema en permitirme absorber vuestro dolor cuando se trata de algo físico, pero no me he encontrado ni a uno solo de vosotros que deseara verse librado de sufrimientos de otra índole. Garfield no me permitió que le ayudara cuando murió Terra y, en general, os mostráis siempre muy obstinados a ese respecto. Al principio me costaba entenderlo, no podía comprender por qué alguien preferiría sufrir antes que verse privado de su dolor, pero después comprendí que era ese mismo dolor el que os hacía humanos -miró al arquero directamente a los ojos-. Sois una especie realmente admirable.

Meditó acerca de las siguientes palabras del pelirrojo: "Quizá la Colisión no sea mala. Quizá sea una oportunidad de recuperar lo perdido".

Según le había contado Richard, en su corriente temporal ella había perecido y después había sido resucitada por Hermano Sangre en un cuerpo nuevo, y sólo después de haber vivido una corta vida llena de terrible dolor y sufrimiento. ¿Y si aquella Colisión era una oportunidad para vivir una vida completamente diferente? ¿Podría quizás ser feliz en Omega? Era una pregunta interesante para la que, quizás, algún día encontraría respuesta.

El arquero habló entonces acerca de sus virtudes, pero había algo más, un sarcasmo en su voz que evidenciaba que su opinión acerca de sí mismo era mucho más pobre de lo que podría estar dando a entender. Raven pudo notar su sentimiento de culpabilidad, grande y pesado como una montaña, en detrimento de su autoestima.

- Oh, Roy -dijo mirándole directamente de frente-: tienes muchas, muchas virtudes. No lo dudes nunca, ni por un segundo. Eres... una de las mejores personas que he conocido. Lo eras en mi mundo, y en ti percibo la misma nobleza de corazón. Tu alma es buena, Roy Harper. Nunca dudes de ti mismo.

Cuando se teletransportaron de vuelta a la base aparecieron en mitad de la sala de estar. Había sofás, sillones, una tele, una mesa de billar y una mesa circular rodeada de sillas. A la izquierda estaba la cocina y a la derecha se llegaba a la sala principal, con una mesa enorme para reuniones de equipo y máquinas con pantallas por todas partes.

Se ruborizó sin poder evitarlo cuando Roy hizo notar sus ropas destrozadas, y se cubrió más con la capucha para evitar que el muchacho pudiera notarlo.

- Supongo que la ropa de Richard podría valerte... No creo que le importe. Iré a buscar algo a su habitación. Si pasas la sala de reuniones -señaló a la puerta situada a la derecha-, verás unas escaleras al final. Bájalas y llegarás a los baños. Puedes darte una ducha y yo te llevaré la ropa.

Cuando contó sus amoríos con Donna y con Kory, Raven adoptó una actitud neutra sin ninguna crítica y eso hizo que  sentirse tranquilo. Estaba bastante acostumbrado a recibir críticas constantes de todo lo que hacía, decía y pensaba. Aunque generalmente lo que dijeran los demás le importaba muy poco, era un alivio encontrarse a alguien que no le enjuiciaba. Porque aunque de primeras aquellos comentarios eran inofensivos pero a la larga acaban socavando tu autoestima. Al final siempre te acabas preguntando si de verdad tienen razón y si el equivocado no serás tú. A veces esas dudas se clavan en tí como si fueran un trozo de cristal y van desgarrando poco a poco tu autoestima y autoconcepto.

Roy siempre hablaba franca y directamente, nunca se cortaba. No tenía un filtro que le ayudase a cribar que debía o no dejar salir de sus labios. La cabeza gacha de Raven le llevaba a preguntarse si no estaba hablando demasiado. Sabía que eso podía molestar. O Quizá la había disgustado con algo de lo que soltado. Las palabras que decía a menudo eran imprudentes. Pero creía que estaba vez no había dicho nada ofensivo ni intolerante ni cruel o que pudiera ser tomado a modo de ofensa. No sabía qué era lo que hacía a la muchacha mostrarse un tanto triste. Las palabras de ella le hicieron salir de sus pensamientos y ensoñaciones.  Igual, estaba preocupada por sus amigas. sinceramente él estaba un poco inquieto por la fortuna de sus amigos. Pero sabía que nunca era un buen consejo caer en la desesperanza y negativismo.

Mostró una sonrisa cálida y amigable a Raven. - Donna y Kory son chicas muy fuertes y valientes. Estoy plenamente seguro que ellas están bien.-  No sólo se estaban refiriendo a sus cualidad físicas y sus poderes que no tenían parangón  sino también estaba hablando de sus temples fuertes y aguerridos. Eran mujeres de armas tomar que solían ir siempre en la dirección correcta. De verdad esperaba que estuvieran bien.

Levantó una ceja ante el comentario de Raven. La forma en que utilizamos el lenguaje para definirnos no es casual. Se estaba dirigiendo a la gente en general como ”vosotros los humanos”. Se estaba excluyendo del grupo humano. Entonces, ¿Qué era ella? la miró con la misma curiosidad de quien quiere descifrar un enigma. No la estaba juzgando, sólo estaba haciendo gala de la curiosidad que tenía de forma innata. Esas personas que nombraba, Terra y Garfield, no sabía quien eran. Seguramente, otros amigos de Raven.

-Quien me conoce sabe bien  que siempre soy muy testarudo.-  dijo riendo.- ummm- meditó un poco- Las experiencias dolorosas son grandes maestras. Algo así como lo que dice Murakami sobre la tormenta. Nuestro sufrimiento es como un tormenta de estas fuertes con una lluvia intensa y fría. Cada una de sus gotas golpea con tanta fuerza que te hace daño, el agua entra dentro de la ropa e impregna cada parte de tí y sientes como un gran frío se apodera de cada poro de tu piel. No tienes paraguas y estás lejos de casa. Tú única esperanza es andar por el camino con la tormenta sobre tí. Pero una vez que llegas a casa te sacas la ropa mojada y te secas. entras en calor y sonríes porque pudiste con aquel imprevisto. Pero ya no eres el mismo eres más sabio y fuerte porque sobreponerse al dolor te enseña y te hace mejor. Bueno él escritor es más listo que yo y lo dice de forma más bonita pero básicamente ese es el mensaje: los pesares de la vida te hacen mejor persona. Es un escritor que dice cosas bastante interesantes. Si te canso me lo dices, tiendo a hablar mucho. Sé que a veces es molesto pero no sé muy bien cuando callarme la boca.-

Las palabras de la muchacha le hicieron percatarse de que ella podía ver a través de ese escudo de sonrisas y bromas que solía poner para no mostrar a los demás sus a sentimientos pesimistas. El pelirrojo torció su cabeza hacia el lado derecho, era un gesto que solía hacer cuando estaba analizando, pensando y repasando las situaciones y los hechos. Su sanadora le había dicho que era empata. Lo que quería decir que captaba sus emociones. Pues madre mía, sus ojos se abrieron se forma sentía cierta lástima por ella.  En el mundo, y lo sabía sobradamente por experiencia, había un montón de tarados y degenerados y debía ser horrible procesar todas las crueldades y sentimientos.

Un escepticismo se cuajó en sus ojos verdes. ¿Era una buena persona? ¿Tenía virtudes? ¿las virtudes que tenía podían opacar sus múltiples defectos? Porque dudaba esa premisa un tanto por ciento muy grande del tiempo. Intentaba ser lo mejor que podía pero no estaba seguro de que sus esfuerzos estuvieran funcionando. Todavía tenía mucho que arreglar y la vida se le hacía era tan fácil de arreglar como una máquina o un logaritmo complejo.

- Soy un alcoholico, tengo que pedir perdón por muchas cosas que he hecho. - Algo le golpeó fuerte. Sus miedos se centraban siempre en si estaba haciendo o no lo correcto. Ser respaldado y rectificado por alguien le hacía sentir calidez en su interior.  Le reconfortaba saber que alguien pensaba que estaba haciendo lo correcto, aunque fuera alguien que acabas de conocer. Un descomido es bueno para aliviar tu dolor cuando no sabes como decírselo a tus allegados.

Cuando fueron teletransportados a la base, Roy no tuvo esa sensación de confort, seguridad y calor que tenía en la sede de los titanes de su universo. Él no había participado en ninguno na mejora ni arreglo de aquel lugar. La sensación que le brotaba de manera inconsciente era la nostalgia. Era como si estuviera mudándose a una casa nueva y no hiciera más que comparar, los momentos felices del antiguo hogar con los no vividos en el nuevo.


- La ropa de Richard me hace sentir como cuando se tienes quince años y te pruebas la ropa de tus amigos. -  Sonrió de forma radiante. Le gustaban aquellos pequeños recuerdos de momentos insignificantes donde con cada gesto cotidiano se notaba la amistad y la cercanía que había tenido con los jóvenes titanes de su universo.

- Gracias por todo Raven- el arquero sonrió de forma alegre y amable con su habitual carácter. Siguiendo las indicaciones de la mujer llegó a los baños. Alargó su mano y tocó los azulejos de cerámica del baño. Deslizó su mano de arriba a abajo por esa pared. Dejó escapar una risa nerviosa. Era todo tan distinto y tan desconocido que le dejaba un desasosiego. Cerró los ojos y respiró intentando mantener la compostura. Después de unos instantes abrió de nuevo los ojos y se metió a la ducha. Abrió el agua caliente y dejó que acariciara su cuerpo. Se enjabonó minuciosamente tanto el cabello como toda su anatomía. Se aclaró dejando que la mezcla de jabón y agua se llevase toda la suciedad y restos de fluidos corporales y entrañas. Una vez que estuvo completamente limpio salió de la ducha y se secó con una toalla. Se anudó la toalla a la cintura y se puso frente a un gran espejo que había en el cuarto. Miró al espejo y empezó a desenredar su pelo. Cuando terminó ahí se quedó esperando a que Raven llegase con al ropa de Dickiebird.

La metáfora que contó Roy la hizo reflexionar sobre sus experiencias vividas. Le recordaba (si es que algo así podía compararse con una tormenta) a cuando se había entregado voluntariamente a Trigón para impedir que éste invadiera la Tierra. Su padre se la había llevado a su dimensión, en donde había vivido horrores sin límite hasta que Richard, Wallace y los demás habían ido a rescatarla. Su madre había tenido que sacrificarse para que ella pudiera estar allí ahora, pero Roy tenía razón; Ahora era más fuerte... y también más desdichada.

- No te preocupes, Roy... -musitó agachando la mirada con expresión triste. Su alma lloraba por el sacrificio que había hecho su madre para librarla de la tiranía de Trigón-. No me gusta hablar de mí misma y no soy la compañía más entretenida, así que agradezco que otra persona rellene los huecos vacíos de conversación. Me gusta escuchar a los demás -alzó de nuevo la mirada hacia él-. Es una metáfora muy bonita, y en cierto sentido me siento identificada. Pasé por una experiencia que se podría considerar similar no hace mucho, y realmente en mi caso regresar a la Torre, con los Titanes, fue como volver al hogar.

Se dio la vuelta al tiempo que se quitaba la capucha y abría los broches con forma de halcón que permanecían prendidos a sus hombros y se alejó para depositar la capa en el respaldo de una de las sillas.

- Los padres deberían ser buenos con sus hijos. Deberían protegerlos -reflexionó en actitud pensativa recorriendo con el índice de la mano diestra la parte superior del respaldo de madera-. Los padres te educan y te enseñan. Pero yo... crecí protegida por los monjes de Azarath, y fueron mis amigos, los Titanes, quienes me enseñaron, quienes aún me enseñan. Con ellos se encuentra mi familia, y éste es mi hogar, por mucho que no se trate de la misma base que teníamos en mi dimensión. No tengo experiencias vividas en ésta montaña, pero no me importa... Allá donde estén Richard, Wallace y los demás estará mi hogar.

No dejaba de ser triste, porque la mitad de su grupo había desaparecido en Omega y la otra mitad no la conocía, pero necesitaba tener eso en la cabeza para no hundirse por completo. Ahora entendía la necesidad que los humanos tenían por engañarse.

- Éste lugar también te resulta extraño a ti -percibió la mujer antes de volverse de nuevo hacia él.

Ahora que no tenía la capa, Roy podía verla mejor. Era una muchacha extremadamente delgada, sin apenas curvas en su cuerpo. Los rasgos de su cara eran afilados y tenía los pómulos muy marcados. El nacimiento de su largo y liso cabello, de un negro tan intenso como el plumaje del ave del cual tomaba su nombre, formaba un pico pronunciado sobre su frente, en cuyo centro descansaba una brillante gema roja. A pesar de todo, no era fea. La expresión de su rostro desprendía dulzura, sencillez y amabilidad, e irradiaba un aura de bienestar que hacía que resultara muy agradable su compañía.

Acercándose de nuevo hacia él, le miró con preocupación y le apartó el rebelde cabello rojizo de la cara en una leve caricia en la que las yemas de sus dedos enguantados apenas rozaron su piel.

- Roy... no te atormentes más. Tu pesar me aflige. No eres el único que tiene que pedir perdón -dijo, recordando la manera en la que había manipulado sutilmente los sentimientos que Wallace West albergaba hacia ella, enfatizándolos y avivándolos para disipar sus dudas y convencerlo de que se uniera a los Titanes cuando le había necesitado para detener a Trigón. No estaba orgullosa de ello, como no estaba orgullosa de muchas de las cosas que había hecho.

Se apartó, retirando la mano. Por lo general era tímida, pero el profundo sufrimiento que percibía en el arquero la atraía como si fuera una llama en una noche oscura, no podía evitarlo; El dolor la llevaba hasta su origen y sentía el irrefrenable impulso de absorberlo y aliviarlo. Roy le había dicho que no deseaba que le privara de su aflicción, pero ella no podía permanecer indiferente.

Él trató de aliviar la tensión mencionando los típicos juegos infantiles que todos habían experimentado alguna vez y Raven sonrió. Ella no había jugado nunca con otros niños de su edad cuando era pequeña, pero podía captar en su interior el eco de los sentimientos que aquellos recuerdos habían suscitado en el arquero, y entendió a lo que se refería.

Cuando llegó con la ropa pudo escuchar el sonido del agua corriendo al otro lado de la puerta del baño y se sintió repentinamente nerviosa. Era bastante duro ser una adolescente y tener que reprimir todos tus instintos y sensaciones cuando vivías en una base rodeada de muchachos jóvenes, guapos y atléticos, pero aún era más duro en situaciones como aquella, cuando tenía que verlos bañándose en la piscina o imaginándoselos en la ducha. Un intenso rubor subió a sus mejillas y decidió retirarse hasta que el pelirrojo hubiera acabado. Aquella clase de pensamientos no le hacían ningún bien; era preferible para su autocontrol alejar cualquier clase de tentación o estímulo, así que aguardó en la sala de estar hasta que estuvo completamente segura de que Roy habría terminado. Sólo entonces se acercó hasta la puerta de las duchas y golpeó en la madera con timidez.

- Es raro para mí el silencio. No sé porque será pero siempre tengo mucho que decir.- Las palabras fluían en Roy como si su estado natural fuera el habla. Le gusta poner el palabras cada cosa que veía, cada curiosidad, cada idea loca que le venía a la mente … Hablar le ayudaba a procesar  y analizar mejor todo.

- Las familias no son perfectas. Eso quizá es lo primero que se debe aprender para no sufrir por las imperfecciones que encontramos en los otros y en nosotros mismos. -  Suspiró. Todas las familias en las que había estado habían acabado con complicaciones y problemas. – Mi paso por los titanes no fue una experiencia parecida a la tuya. Sí, son mis amigos y les quiero pero quedaron muchos cabos sueltos. Tuvimos un final bastante abrupto y quedaron muchas heridas abiertas. No no sé si con el tiempo se pueda ir curando y reparando el daño mutuo.-

A su madre nunca la llegó a conocer,  les abandonó cuando era todavía un bebé y le dejó al cuidado de su padre.  No era el mejor padre del mundo ni un tipo muy listo. Pero siempre se esforzó por dale lo mejor. Era un buen hombre y Roy le quería a pesar de sus meteduras de pata.  Su padre biológico murió y pasó a ser el hijo de alguien más.

Oliver era un tipo carismático y emprendedor. En un principio el pelirrojo le admiraba mucho pero cuando convivieron y los defectos del rubio se hicieron presentes, se sintió un tanto decepcionado. El Señor Queen no sabía mucho de adolescentes cuando  asumió la labor de guardia y custodia del pelirrojo. El millonario no quiso imponer demasiada disciplina y su principal error había sido el no hacer uso de medidas correctivas cuando tu hijo empieza a salirse del tiesto. Ollie había actuado siempre desde el colegueo y no había sabido encarrilar al menor.  Todo adolescente necesita para saber dónde están los límites a sus comportamientos y acciones. Roy había tenido demasiada libertad y muy poca vigilancia. Cuando la situación acabó volviéndose insostenible las medidas del millonario fueron echar al menor de su casa. Así es como acabó mendigando en la calle con una fuerte adicción al alcohol.

Los  titanes habían comenzado como un equipo de amigos. Un grupo de adolescente héroes que se dedicaban a salvar el mundo sin sus mentores.  Un refugio cuando estaban cansados de los adultos. Se daban apoyo y consuelo cuando algo les iba mal. Era su lugar seguro en el mundo. Lo que nació del cariño y de la amistad poco a poco había ido volviéndose un infierno. Por lo menos para Roy. Donde antes todo eran risas y diversión se había convertido en enfados, resentimientos y constantes discusiones.  Él había tocado fondo. Dick había muerto. Donna no se sabía dónde estaba. Garth se había vuelto a Atlantis. Wally ¿Quién demonios era?

Jay le salvó de una muerte que tenía como segura y habían entablado una gran fraternidad. Con Kory lo que empezó como algo superficial se convirtió en una relación profunda. Con ellos dos había vuelto a sentirse de nuevo aceptado y querido.  Otra vez tenía una familia feliz. Pero de nuevo todo se había esfumado. Ahora estaba en ese universo denominado como Omega y no sabía muy bien lo que le deparaba el destino.

A pesar de los malos finales,  los momentos felices siempre pesaban más que los tristes. Las vivencias positivas, el amor y el cariño que había vivido con cada una de las personas que habían sido importantes en su vida era lo que le quedaba. No importaban las lágrimas o el dolor. Lo significativo era todo el afecto que se profesaban los unos a los otros. Esos sentimientos que los unían irremediablemente tanto en la bonanza como en la adversidad. Porque eso eran las familias, se querían a pesar de todo. Disfrutaban de los bueno y afrontaban juntos lo malo.

- La base no era así en mi mundo. Me da la sensación de que no tengo ni taquilla. Como si yo nunca hubiera estado aquí y no sé… eso me hace sentir un poco fuera de lugar. – Se rió un poco nervioso-  Es una tontería quizá. – Roy sonrió con ternura a Raven cuando ella finalmente se quitó la capucha y le mostró el rostro. No era una joven de una belleza prototípica y estándar. Pero en su rostro se perfilaba una sencillez, amabilidad y sensibilidad que la hacían única. Se sintió relajado era cómodo hablar con Raven. Le hacía sentirse de cierta manera liberado.

Mientras ella apartaba el mechón rebelde de su rostro, Roy la miró fijamente a los ojos grises y se dejó envolver por aquel gesto de cercanía. Esos pequeños contactos físicos le agradaban. El pelirrojo era alguien que siempre estaba tocando a los demás para logar una conexión. Le resultaba muy agradable el roce con otro ser humano. Esas caricias positivas que nos hacen sentir bien, nos dan la sensación de bienestar y aumentan nuestra autoestima.

- Perdona. Supongo que a ti no se te pasa nada.- Las bromas encubrían muchas veces sus bajones de autoestima y sus culpabilizaciones. Pero Raven era empata y podía saber que era lo que realmente sentía sobre sí mismo. Leía en él la baja estima que albergaba en lo más profundo de su ser. – Hablo y bromeo mucho para que nadie se dé cuenta como se siento. Eso no funciona con alguien que percibe emociones.- El contacto fue efímero y desapareció como una burbuja de jabón en el aire. El pelirrojo deseo que aquel contacto hubiera durado más pero esa joven era tímida y seguramente ya la hubiera costado un triunfo ese acto.

El agua de la ducha le había relajado bastante y se sentía un tanto más optimista que antes. Como ya le había dicho antes a la muchacha quizá el nuevo mundo fuera una oportunidad para redimirle, ser mejor y reparar los lazos y vínculos que se habían roto en los mundos anteriores. Se palpó el cuerpo un tanto estupefacto aún. Había sufrido una grave agresión y era un tanto impactante lo bien que su cuerpo estaba ahora.  Nunca salía muy bien librado de sus hazañas justicieras. Recibía múltiples palizas en su vida, era como el pan de cada día para él. Se podía decir que estaba bastante acostumbrado al padecimiento físico. Lo que sí que era inusual era la rapidez con la que se había curado gracias a la intervención de la hija de Trigón.

- Pasa- dijo cuando escuchó el golpe en la puerta. Se levantó a abrir vestido tan solo por una toalla en su cintura. El pelirrojo no era alguien muy pudoroso. Le daba igual que la gente le viera desnudo. Su ropa siempre terminaba hecha jirones, había vivido en la calle y provenía de una cultura donde no se criminalizaba tanto la desnudez.

Raven le entregó el fardo de ropa procurando evitar mirarle directamente, azorada.

- Te esperaré en la sala de estar -musitó antes de huir de nuevo al exterior cerrando la puerta tras de sí mientras notaba cómo su corazón latía a un ritmo más elevado de lo que era prudente o seguro.

Una vez a salvo en la quietud del salón, Raven se sentó sobre sus piernas en una de las alfombras, cogió varios quemadores de arcilla que había sacado previamente de su habitación y los dispuso formando un círculo a su alrededor. Extrajo la pequeña olla que sostenían sobre la vela y las fue llenando una a una con agua que derramaba de una pequeña jarra de cristal para, después, verter dentro cuatro o cinco gotas de un aceite esencial de jazmín que había elaborado ella misma. Finalmente, encendió las mechas de las velas para que al calentar el agua se volatilizara el aceite e impregnara la estancia con el olor.

Pronto, un olor dulzón invadía toda la sala inundándola con una sensación de bienestar y placidez. Cerró los ojos. El aceite de jazmín era relajante, tibio y desestresante, y eso era justo lo que necesitaba ahora para disipar de su mente los pensamientos no deseados. Además, brindaba calor emocional, que, por lo que había percibido en Roy, podría venirle bien, aunque a Wallace nunca le había gustado aquél olor, decía que era demasiado dulce. Pensar en eso le hizo recordar cuando se pasaba por sus habitaciones de la Torre para pedirle que le ayudara con sus tareas de la universidad y una sensación amarga la invadió. Nadie podría nunca entender el dolor que sentía teniendo que controlar y reprimir continuamente su lado más oscuro. Realizó varias inspiraciones lentas y volvió a dejar salir el aire junto con todos los recuerdos, sentimientos y pensamientos negativos, purificando su alma y su ser interior, quedándose una vez más limpia de emociones.

Cuando llegó Roy la encontró en aquella posición, descalza y sentada sobre sus piernas en la alfombra, rodeada de quemadores que desprendían un olor intenso a jazmín, con las manos plácidamente apoyadas en las rodillas y los ojos cerrados en una actitud de absoluta relajación.

- El aceite de jazmín tiene propiedades antisépticas y cicatrizantes, ¿lo sabías? También posee efectos antiinflamatorios y analgésicos -le dijo abriendo los ojos para mirarle-. Según dicen funciona muy bien como afrodisíaco, aunque eso yo nunca podré probarlo -afirmó en un tono neutro completamente desprovisto de emoción, como si no le importara o ya lo tuviera asumido e interiorizado-. Yo lo uso como relajante. Es tónico y sedante para los nervios. Quizá te vendría bien llevar un frasco encima durante tus viajes. Tengo varios en mi habitación, los preparo yo misma. Te daré alguno antes de que te vayas.

>>Por favor, toma asiento, háblame de ti. En tu universo no me conocías, y en mi universo nunca llegué a conocerte lo suficiente. Cuéntame tu historia, tus experiencias. Háblame de ese mentor del que me hablaste antes, y después yo te hablaré de mí. Tenemos varios días hasta que vuelvan los chicos y puedes quedarte todo el tiempo que quieras. Ya sabes que a mí no me gusta demasiado hablar... pero me encantará escucharte. Oh, y si puedes, mira a ver si puedes encender el aire acondicionado. Ésta tampoco era mi base en mi universo, y me temo que toda ésta tecnología resulta un abismo insalvable para mí...

-Muy bien. - dijo con su habitual tono risueño. A él no le importaba mucho cambiarse la ropa con personas presentes pero él entendía que no todo el mundo tenía su punto de vista sobre la desnudez propia y ajena. Si la joven no quería quedarse y prefería darle intimidad era su decisión. Se vistió con la ropa que la joven le había traído. por el entrenamiento, cada uno en su área, él y el petirrojo tenían una musculatura y un físico semejante. Por ello, la ropa, que le había entregado Raven y que pertenecía al primer Robin, le quedaba como un guante.

Salió al salón vestido con las ropas de Dick. Se sorprendió del ambiente zen que había dado la muchacha al lugar mientras él se ponía las limpias vestiduras. La morena había dado al salón un ambiente muy propicio para la relajación y la meditación. Un olor agradable inundaba todo el lugar. El pelirrojo no sabía cuál era la esencia que contenía el esenciero.

En medio de ese clima místico, Roy encontró a Raven sentada descalza en la posición de loto con los ojos cerrados. La morena estaba meditando. Muy poca veces había intentado meditar. La mayoría había sido por la influencia de Jason. Él solía decir que calmaba los demonios internos. Pero el pelirrojo no era alguien con mucha paciencia y siempre se aburría o quedaba medio dormido. No era alguien muy espiritual ni en sintonía con la parte humana más mística y sobrenatural. Era bastante negado para ese tipo de cosas.

- No tenía ni idea. De plantas y flores tengo nociones muy básicas. Siempre hay tiempo para usar sus propiedades afrodisíacas. Diecinueve años tenías ¿No? Eres muy joven aún, estás a tiempo todavía de encontrar con quien disfrutarlo. Y sino cuando cumplas la mayoría de edad yo te ayudo.- Roy le guiñó su ojo derecho. Era algo natural en el pelirrojo hacer esas insinuaciones y coqueteos a todas las mujeres de su alrededor. No podía evitarlo. Se sentó junto a Raven y se dispuso a relatar su vida. - Gracias, seguro que me viene muy bien para las heridas. Suelen pegarme mucho. Los charlatanes no suelen gustar mucho. - ante la mención del climatizador abrió sus ojos con sorpresa, se había olvidado completamente de ese tema. - Oh. Es cierto el aire.Se me había olvidado. A veces me despisto.- Se levantó de su sitio y se acercó al ordenador de la estancia. Le pedía una contraseña que no sabía o no tenía. Conectó su móvil al aparato y lo utilizó para hackear la clave con el fin de acceder al sistema. Después de un rato, consiguió entrar. Una vez conectado modificó el aire acondicionado. Puso una temperatura de 22 grados. A él le gustaba el calor.

- Mi padre era guardabosques y vivíamos en el bosque en una cabaña. Me enseñó muchas cosas sobre la naturaleza y los animales. Era medio navajo y me transmitió con orgullo las creencias de su tribu indígena. Cuando él murió me quedé solo en el mundo.- Las palabras de Roy sonaban a cariño, ternura y amor. Tenía un bello recuerdo de su padre biológico. Aunque no era la persona con un derroche de virtudes intentaba dar a su hijo una buena y confortable vida.- Nunca tuve una madre, ni siquiera sé quién es, dónde está o qué hace. Tampoco me importa mucho. Ella no me quiso en su vida y yo no la necesito en la mía. - Se quedó un poco pensativo.- umm … Oliver Queen. Creo que la mejor forma de definirlo es rico egocentrista y mimado. - Hablar de Oliver le hacía tener sentimientos contradictorios. Por una lado estaba el cariño y admiración que había sentido por su mentor. todas esas bromas y risas. todos los momentos felices compartidos con el rubio. Por otra lado estaban todos esos conflictos, todos esos errores echados en cara y todas esas culpabilizaciones. Su relación no estaba tan mal como antaño pero quedaba mucha camino que recorrer para que fuera como en sus mejores épocas. - No sé si somos muy diferentes o muy iguales para poder convivir en paz. No sé muy bien por qué se distorsionó y quebró la relación de fraternidad que teníamos. - Había un tono de nostalgia en su voz.- Yo le admiraba.- Pronunció cada letra con ese tono que se usa cuando alguien te decepcionó de la forma más profunda y no puedes volver a sentir ese sentimiento de adoración que antes tenías por esa persona. - Cada vez había más distancia entre Oliver y yo. Él estaba en casa cada vez menos. Cada vez hablábamos menos. Me recriminaba cada vez más cosas y empecé a sentir que no confiaba en mí. Luego todo mi mundo empezó a caer. Donna me dejó, Dick se murió, Garth se volvió a Atlantis, Wally …- pero tan pronto como pronunció ese nombre se olvidó de lo que iba a decir. Hubo un momento de silencio.- Ser héroe adolescente tampoco me libró de mis demonios personales. Empecé a beber más y más cada día hasta que perdí el control. Ollie me echó de casa. Según mis recuerdos me dió una soberana paliza. Pero sinceramente no creo que Oliver caiga tan bajo como para pegar a un alcohólico en el suelo. Es muy digno él. No me puedo fiar de mis recuerdos. Es lo que les pasa a las personas alcohólicas nunca saben si algo ha pasado realmente o es producto de un delirio. Lo que si sé es que estuve viviendo en las calles de Gotham y participando en toda clase de actos ilegales para sobrevivir. Es duro ser adolescente en esa ciudad. Me junte con malas compañías y acabé en Medio Oriente a punto de ser ejecutado. Jason Tood me salvó la vida y formamos un equipo. También estaba Kory. fuimos muy felices los tres hasta que nos dispersamos. a grandes rasgos esa ha sido mi vida.-

Sonrió suavemente ante la insinuación del joven arquero.

- Cuando nos conocimos me dijiste algo parecido -comentó-. Por supuesto, me chocó que un chico como tú pudiera fijarse en alguien como yo, pero después Richard me explicó que no debía tomarte en serio, que tú siempre bromeabas con este tipo de cosas. Después, claro, viste a Koryand'r y sólo querías estar con ella.

No había resentimiento en su voz, pues hacía mucho tiempo que había asumido su condición, pero quizás sí que hubiera algo de tristeza. Raven tenía una autoestima muy baja, y no sólo por el lado demoníaco que había llegado a aborrecer, sino que tampoco tenía una gran concepción de sí misma a nivel físico. Tener que convivir con Donna y Kory no había ayudado en lo más mínimo. Ningún chico que visitara la Torre podía reparar en su presencia teniendo a las otras dos chicas presentes, y no era de extrañar; si hubiera que hacer comparativas con el reino animal, Kory sería una llamativa y espectacular ave del paraíso, Donna un estilizado y bello colibrí, y ella... bueno, ella sería un cuervo. Y tampoco era que las túnicas holgadas y la capa con la que se cubría todo el rato ayudasen a resaltar sus cualidades, precisamente.

- Se me da muy mal diferenciar entre bromas y realidad -explicó, en voz muy baja y con la mirada en el suelo-. Los monjes de Azarath no eran muy dados a hacer chistes. Por eso Richard tiene que aclararme éste tipo de cosas.

En realidad, una parte de ella prefería que las cosas fueran así y que los chicos nunca se fijasen en ella, ya que, a causa de su condición, nunca le estaría permitido amar. Ya lo había pasado lo suficientemente mal con Wallace y no deseaba tener que volver a pasar por la frustración de tener que reprimir sus deseos hacia alguien que la correspondía. Pero que lo tuviera asumido no quería decir que no fuera triste, y que en lo más profundo de su corazón no albergara el secreto anhelo de amar y ser amada.

Aguardó en la misma postura hasta que él terminó de configurar el aire acondicionado, sin quejarse por la temperatura. Las personas tan delgadas como ella solían acusar más el frío por la falta de grasa corporal para mantenerlas calientes, así que toleraba más el calor.

Cuando el arquero regresó, escuchó con profundo interés su historia, aunque su rostro permaneció sereno e impasible, sin manifestar ninguna emoción. De no ser porque sus ojos permanecían enfocados en los suyos y le seguían en cada movimiento podría haber dado la impresión de que no le estaba escuchando, pero Roy pudo ver que estaba muy pendiente de sus palabras conforme hablaba.

- Me habría gustado tener un padre como el tuyo -dijo con un suspiro-. Pero al menos yo sí tuve una madre. Las enseñanzas del lugar en el que me crié la obligaron a mantenerse distante, pero en el último momento supo demostrar lo mucho que me quería. Cuando más la necesité, estuvo ahí. Se sacrificó por mí. Por el mundo.

Se puso en pie y fue hacia una mesita cercana a escanciar el contenido de una jarrita sobre dos pequeñas tazas, escuchando a Roy hablar de su antiguo mentor.

- Nunca conocí a Oliver Queen, no tuve oportunidad. No estuve el suficiente tiempo en la Liga de la Justicia como para lograrlo, pero si es como el resto de sus compañeros puedo hacerme una idea de lo que dices -lo dijo sin el menor rastro de acritud, con una neutralidad aplastante. Estaba acostumbrada a suprimir sus emociones, y hacía mucho tiempo que había lidiado con lo que le hicieron.

Cuando el pelirrojo hubo terminado de narrar su historia, se acercó hacia él, andando descalza sobre la alfombra, se arrodilló a su lado y le entregó una de las pequeñas tazas.

- Ten -dijo, ofreciéndole una sonrisa cálida y una mirada que le hicieron sentir bien prácticamente al momento-. Es una mezcla de albahaca, canela, jengibre y cardamomo; te reconfortará. El chile y la pimienta negra te animarán y te sentirás como nuevo, créeme.

Volvió a ponerse en pie y se dio la vuelta sosteniendo la otra taza entre sus manos. Se dejó sumergir en los vapores que emanaban del líquido caliente, pensativa e insegura acerca del paso que debía dar a continuación.

- No voy a cometer contigo el error que cometí con los demás, Roy -dijo al fin, volviendo a ocupar su lugar frente al muchacho, sobre sus rodillas-. Las historias siempre acaban por ser contadas y mereces conocerla de mi boca.

>>Antes te hablé de mi madre... Bien, ella era una mujer perdida en su propia confusión, en busca de algo que ni siquiera sabía nombrar, y finalmente terminó cayendo bajo el influjo de unos sectarios estudiosos de las artes arcanas. Tan vacía era su vida, tan carente de objetivo o propósito, que permitió que la utilizaran en una oscura ceremonia cuyo objetivo era contactar con el demonio. Sí, has oído bien: el demonio -repitió, fijando su tranquila y serena mirada en los orbes verdes de Roy.

>>Mi madre me dijo que era muy guapo, que sus ojos brillaban y bailaban con la luz del sol... Su tacto era cálido, y ella, que nunca había conocido el amor, se derritió en sus brazos y permitió que la llevara a su dimensión. Una vez allí, se convirtió en su amante y esposa. Estaba totalmente cautivada... hasta que un día vio el reflejo de su amado en un espejo y pudo ver la realidad que éste había encubierto bajo un hechizo de ilusión. Vio al demonio... tal y como era...

>>Su nombre es Trigón, no sé si has oído hablar de él... La usó como quiso, y cuando se cansó de ella la arrojó de vuelta a la tierra como quien se deshace de un juguete roto... Trigón había tenido otras esposas antes. Todas le dieron hijos, pero todos murieron al nacer. Algunos a manos de los enemigos de Trigón, y otros a manos de sus propias madres, que después también se quitaron la vida. Pero ésta vez, Trigón había elegido bien. Sabía que mi madre era demasiado débil para matar a su propia hija. Buscaba el amor desesperadamente, y eso fue lo que la llevó a ofrecerse como voluntaria para aquél ritual, aún a sabiendas de que se convertiría en la esposa del mismo demonio. Y así, al fin, tras cientos de intentos, fue como Trigón logró que su descendencia sobreviviera.

Un quedo suspiro fue el único rastro de emoción que traslució de su discurso. Parecía increíble, cualquiera habría podido decir que estaba hablando de recetas de cocina, y no de un ritual demoníaco que había dado como resultado su concepción. La tranquila serenidad con la que lo relataba todo, como si se tratara de algo ajeno a su persona, posiblemente sería incomprensible para cualquiera que no conociera las circunstancias con las que se veía obligada a vivir la azariana.

- Por supuesto, mi madre estaba asustada. ¿Cómo no iba a estarlo? El horror de saber lo que crecía en su interior la llevó al borde de la desesperación hasta que, finalmente, no pudo soportarlo más. Según me dijo, se tomó una sobredosis de pastillas y se dispuso a morir. Cuando vio la aureola de luz en el sucio y mugriento callejón que había escogido para decirle adiós a la vida pensó que se trataba de una alucinación producto de las drogas que había tomado, y que la figura que emergió del resplandor era un mensajero de Dios que se la llevaba al más allá. El hombre extendió las manos para tomar las suyas... y aquella fue la última vez que fue vista en nuestro mundo.  

>>¿Cómo podría describir la gloria de Azarath cuando en realidad nunca lo he visto? -se preguntó de manera retórica-. Al menos no como era antes de que yo naciera. Mi madre hablaba de sus gloriosas calles de mármol, de sus columnas doradas y de sus cielos esmeralda con nubes carmesíes. Tuvo que ser magnífico el día que llegó. Azarath existe entre todas las dimensiones. Sus habitantes son sacerdotisas y monjes que mucho tiempo atrás decidieron escapar de la violencia de la Tierra para vivir en paz. Le ofrecieron a mi madre la posibilidad de empezar de nuevo, y le dieron un nuevo nombre: Arella, que significa "El Ángel Mensajero".

>>Al cabo de unos meses, mi madre se puso de parto, y yo nací. Desde aquél mismo momento, Azarath cambió para siempre; sus cielos esmeralda se tornaron negros como la muerte, el dulce olor del jazmín se transformó en el acre olor del azufre. Azarath tembló y retumbó, y la paz se convirtió en miedo. Hubo quienes se asustaron y decidieron que lo mejor para Azarath sería librarse de aquél bebé indefenso. Uno de éstos hombres, un magistrado llamado Juris, me robó del lecho de mi madre y trató de arrojarme al vacío del espacio. Sin embargo, en el mismo instante en el que la Gran Puerta se abrió, una gran luz roja como la sangre resplandeció y Juris fue destruido al instante. Los demás monjes me encontraron entre sus  cenizas. Azar pidió entonces que me llevaran a su lado.

>>Azar era como una diosa para las sacerdotisas y monjes de Azarath. Ella les condujo desde la tierra y les enseñó y guió durante doscientos años. Cuando murió, su hija la sucedió durante trescientos años más. Y después, la hija de su hija. Todas adoptaron el sobrenombre de Azar. La que vivió en mi tiempo ya era anciana cuando yo nací, pero me cuidó como si yo fuera alguien especial. Me apartó de mi madre y se ocupó de mi educación. Me enseñó las leyes de Azarath y el significado del verdadero pacifismo, así como la necesidad de ocultar todas mis emociones básicas. El demonio está en mi alma... la parte de mí que es Trigón. Cada día tengo que controlar las fuerzas que hay en mi interior. Soy una émpata, medro con la emoción, pero no se me permite tener ninguna...

>>Por desgracia, estuve muy poco con mi madre, a quién solo le asignaron funciones en el templo, pero la veía en ocasiones, en los huecos entre mis clases y sus tareas. Oh, anhelaba estar junto a ella, pero no pudo ser... Al menos no entonces, y no durante muchos años. En lugar de eso, practiqué meditación, junto con los secretos del teletransporte. Aprendí a fluir entre dimensiones y a controlar la miríada de caminos hacia mi destino, como hice cuando te saqué de esa playa. Pero mis estudios más importantes se centraban en mis habilidades como émpata; Puedo curar casi cualquier tipo de dolor, pero debo tener cuidado, pues esos dolores, esas agonías, se convierten en míos y pueden llegar a romperme el alma. La enfermedad y las dolencias más graves, como el cáncer, están, por desgracia, más allá de mi poder.

>>Finalmente, Azar murió sin dejar descendencia. Su alma se elevó hacia los cielos, pero antes de morir, me entregó éstos anillos, que había llevado su madre y la madre de su madre antes que ella -dijo, enseñándole unas sencillas esferas doradas que llevaba en los índices de sus dos manos-. A través de éstos anillos, Azarath está siempre conmigo, y a veces incluso siento que la propia Azar aún vive para guiarme -musitó con una expresión de serena melancolía.

>>Cuando Azar murió, yo tenía sólo diez años, y aunque aún no era más que una niña, no disfrutaba de los típicos juegos infantiles, sino que me dedicaba en cuerpo y alma a la meditación -guardó silencio un instante, para volver a mirar a Roy-. Antes afirmabas... que perdiste el control cuando caíste en tu adicción al alcohol. Si yo perdiera el control, mis poderes podrían destruir éste universo. Es por eso que debo contenerme siempre, y es por eso que no se me permite sentir y nunca conoceré lo que es el amor.

>>Durante tres años pude mantener mi oscura naturaleza a raya, pero, entonces, comenzaron las pesadillas, Trigón me asediaba en mis sueños, y nada ni nadie podía impedirlo. Poco después le vi por primera vez. Me convocó a través de la Gran Puerta, no pude resistirme -guardó silencio un instante, pues, a veces, cuando rememoraba algo que había tenido un gran impacto emocional en ella se veía obligada a dedicar algunos segundos a purgar las emociones turbulentas para seguir manteniendo su habitual estado de aparente indiferencia y calma. Al poco, continuó:-. Toda mi vida me habían enseñado a suprimir mis emociones, y sin embargo, al verle, tuve miedo. Aún lo tengo al recordarlo. Siempre me había preguntado por qué me educaron para ser una émpata, y en ese momento lo supe, porque la maldad que sentí en él, los ecos de muerte, asesinato y crueldad, fueron terribles. Entendí que tenía que alejarme, huir de él, y así lo hice... hasta que cumplí los 18. Entonces fue cuando sentí el regreso de Trigón, supe que pensaba atacar la Tierra, así que abandoné Azarath para buscar ayuda. Fui primero a la Liga de la Justicia, pero su hechicera, Zatanna, sintió la oscuridad que anidaba en mi interior y me expulsó de allí creyéndome malvada. No tuve más remedio que formar mi propio grupo, así que les busqué... A Richard, Wallace, Garfield, Víctor, Donna y Koriand'r, y fundé los Nuevos Titanes. Tenía miedo de que me rechazaran como había hecho Zatanna si les contaba que era medio demonio, así que no lo hice... Entonces Zatanna fue a nuestro encuentro y les contó lo que yo había decidido obviar por temor. Les dijo que yo era malvada... y como les había mentido, la creyeron.

Su mirada gris se perdió en el recuerdo y, por un instante, Roy creyó percibir tristeza en sus ojos, hasta que ella los bajó para contemplar sus manos, unidas en su regazo.

- Fue gracias a Koriand'r que decidieron regresar a mi lado. Ella les convenció porque en Tamaran se les da muy bien leer las emociones y supo que yo había sido sincera. Se lo debo todo a ella -alzó de nuevo la mirada hacia Roy-. Pero ella no está aquí en Omega, y no quería cometer el mismo error contigo. Bien... ya conoces mi historia. ¿Hay algo más que quieras preguntar o saber?

Estaba tranquila. No le preocupaba que Roy pudiera asustarse o rechazarla tras oír que ella era medio demonio, porque en su universo jamás lo había hecho. Siempre fue de los que más la defendió y apoyó. Sabía que Roy era de los que eran capaces de ver más allá de las apariencias y que los prejuicios no le cegaban, pues tenía la mente más abierta que la mayoría de los hombres que había conocido, más incluso que algunos de sus propios compañeros de grupo.

- No son bromas, aunque a Richard le produzca un descanso moral interpretarlo así. Me gustan las mujeres y a veces no puedo evitar coquetear. Te cuento un pequeño secreto.- No sabía si aquellas palabras de Raven eran por su físico que distaba de ser tan voluptuoso y exuberante con las curvas pronunciadas que tenía otras miembros de los Titanes. Pero le había dado la impresión de que eran ese tipo de frases que pronuncias con la resignación de no sentirte a gusto con tu cuerpo. El también sabía lo que era sentirse el menos atractivo del grupo. Todo el mundo admiraba siempre la belleza y al atractivo de los pupilos de Batman. Y bueno ... él era el simpático después de todo. El físico no era lo más importante pero duele cuando te percatas de que todo el mundo le da demasiada importancia y que eres despreciado e ignorado por no entrar dentro del criterio canon de belleza. Roy era un hombre atractivo pero siempre se consideraba que Richard y Jason eran mucho más guapos y atractivos. ellos siempre se llevaban todas las miradas y él era un tanto más invisible.

- Conozco a Donna desde los doce años cuando no tenía un cuerpo tan remarcadamente femenino sino más bien era una tabla de plana y vestía de una manera que mucha gente calificaría de marimacho. Con ese cuerpo de niña es cuando la empecé a querer. Porque es fuerte, valiente, se esfuerza, es honorable y siempre mira por los demás. Eso es lo que cuenta. Yo tampoco era un derroche de virtudes en aquella época. Era un chico larguirucho, lleno de pecas y tenía dientes de conejo. Pero a Donna no le importó mi exterior. Eres una gran chica, me has salvado de una muerte segura y eres muy agradable. No sé porque no debería fijarme en ti. - contestó sonriente con un tono de voz tranquilo y amable.

El pelirrojo pensó lo difícil que tenía que ser para la morena no entender las bromas. Lo complicado de debía de ser para ella comprender a personas como él mismo, que hacían del humor una forma de vida. El arquero usaba los dobles sentidos cada dos por tres, le encantaban los chistes basados en connotaciones y juegos de palabras. A personas como Raven les estaba dificultando mucho la existencia. Pensó en alguna manera para que lograran comunicarse sin tener que explicarle cada broma o cada juego de palabras y para que tampoco hiciera falta un intérprete como Richard.


-Pues siempre estoy haciendo bromas. Es cerca de un noventa por ciento de mi conversación. Puedo darte un patrón para que me entiendas: si es un comentario que te parece ilógico o estúpido seguramente es que estoy haciendo una broma.-

El de ojos verdes sonrió de forma cálida ante la mención de su padre biológico por parte de Raven. Estuvieron muy pocos años de vida juntos.En ocasiones, pensaba en que hubiera sido de su vida si su padre no hubiera muerto en aquel incendio. Roy Harper padre no era la persona más brillante del mundo, Roy hijo supo desde siempre que su inteligencia la había heredado por línea materna. Pero era un padre atento, bueno y cariñoso. ¿Qué clase de vida le hubiera aguardado siendo hijo de un guardabosques? Hubiera entrado a formar parte de los jóvenes titanes, hubiera sido un adolescente menos rebelde, hubiera tenido otros amigos, quizá hubiera estudiado otra cosa, quizá nunca hubiera conocido a Donna, no sería a día de hoy un adicto …


-Mi padre era un gran tipo. Sabía muchas cosas de la naturaleza y era muy divertido. También era muy buena persona. La gente de su tribu le quería mucho.-

Oliver Queen no era un mal tipo tampoco. A veces se sentía demasiado cruel al dibujar a su mentor. la mayor parte de las veces el arquero rojo no era consciente de la dureza con la que retrataba a su padre adoptivo. No quería que raven se llevase solo la mala impresión del rubio. porque Ollie tenía muchas cosas buenas. Era una persona que luchaba por las libertades individuales, salía a la calle a ocuparse de la gente de los barrios. hacía una labor de héroe de barrio más que grandes acciones. Ayudaba a que la vida de las personas mejorase día a día. Era un hombre consciente de que los estereotipos y prejuicios infectaban al mundo y hacían mucho daño. Tanto daño como las balas. Luchaba por cambiar mentalidades, por los que no tenían derechos y por aquellas personas que no tenían nada.

- Es un tipo gracioso, elocuente y culto cuando no vives con él. Sé que Ollie me quiere. Sé que es un desastre que no puede ni organizar su vida y que comete muchos errores. Que no ha sabido hacerlo mejor. Pero a veces no puedo dejar de reprocharle que no estuvo conmigo, que no me dio lo que necesitaba y me hizo sentir que yo no era más que un simple objeto que presumir ante sus otros amigos ricos.- A Roy le gustaban mucho los niños pero nunca se veía como padre porque tenía mucho miedo acabar como Oliver. No quería dar todos sus esfuerzos y hacerlo mal, no quería fracasar como figura paterna. Tenía la sensación de que iba decepcionar profundamente a sus hijos y que guardarían el mismo resentimiento que le tenía él al rubio. No tenía la confianza en sí mismo para hacerse cargo de un menor. Por eso, pensar en la paternidad le generaba cierto malestar.


Tomó entre sus fuertes y grandes manos la taza con la infusión que había preparado tan amablemente la joven. De sus labios salió un suave gracias. Sintió el calor que emanaba de la infusión, calentando sus manos y su alma, reconfortando su espíritu. Miró a Raven con una mirada franca y comprensiva. el pelirrojo no juzgaba ni demonizaba. Todos éramos merecedores de la duda y de una segunda oportunidad. ël había cometido muchos errores y sabía el daño que producía el rechazo y el abandono de tus familiares y amigos. conocía muy bien cómo era intentar mejorar tras haber perdido la confianza de aquellos a quien amas. Lo mucho que te cuesta respirar cuando te ves rodeado de ojos que critican y que juzgan cada uno de tus pasos.

La joven empezó a narrar su historia y Roy se puso a escuchar atenta y comprensivamente. Raven llevaba un rato narrando y su madre podía ser perfectamente él. Se dejaba seducir muy fácilmente por mujeres inadecuadas. La historia de la empata le podía servir de ejemplo para ser más cauteloso en un futuro y no caer en relaciones tóxicas. Mientras contaba cómo su madre había caído presa en las garras de un seductor demonio, Roy la acarició suavemente las manos y la miró con ternura. Era un sutil gesto de apoyo porque entreveía muy bien que aquella era una de esas narraciones a las que les cuesta mucho salir porque son profundas, tristes y difíciles.

Azarath parecía un buen lugar. Se preguntaba si podría ir allí y comenzar una nueva vida en paz y armonía. Nah seguro que extrañaba meterse en líos. Había muchos peligros en la vida de héroe pero le gustaba sentir la dosis extra de adrenalina. Cuando Raven dijo que dentro de ella vivía un demonio la miró un poco extrañado. No le molaban nada esas cosas de entes paranormales ni semidioses malignos. Pero bueno ... todos tenemos algo de maldad en nuestro interior. No es como si ser hija de un demonio extradimensional te diera más papeletas para ser una mala persona. Miró con curiosidad los anillos que Raven le mostró cuando estaba en medio del relato. Le resultaba un tanto difícil permanecer callado tanto tiempo pero ponía todo su empeño pues no quería que la muchacha detuviese su narración.


- Oh .. mi Kory era un tanto diferente. No entendía ni muy bien a los humanos ni sus emociones. Era un tanto ruda, prepotente y aguerrida. Parece diferir mucho de la Kory que tu conocías. - el pelirrojo la abrazó, estrechándola entre sus brazos.- Sinceramente, no sé qué decirte nena, a mi todo lo místico se me da fatal. Lo más probable es que te diga algo inexacto o muy poco fiable porque no entiendo bien la magia ni como funcionan esas fuerzas sobrenaturales que mueven el mundo. Pero sinceramente creo que siempre hay esperanza. No creo mucho ni en demonios ni en dioses. No creo que nuestro camino esté determinado de ninguna manera. Pienso que siempre hay alguna alternativa. Es difícil no poder acercarse a nadie y tener que contenerte. Pero el amor es lo único que nos cura. Mucha gente cree que nos descontrola y nos hace daño pero tengo la firme creencia que es al contrario. Lo que nos hace daño es el desprecio, el odio, alejarnos de las personas. El amor nos equilibra, nos centra y nos hace ser mejores. -

Le miró sin comprender; ¿no eran bromas? ¿Y por qué le había dicho eso Richard?

Raven no podía saberlo, pero Dick era muy consciente de que la falta de habilidades sociales, el desconocimiento de las maneras de proceder en la Tierra, la inexperiencia y la dificultad de la émpata a la hora de procesar sus propias emociones la volvían una persona ingenua y muy fácil de manipular, vulnerable ante determinadas situaciones, sobretodo en lo referente a sentimientos. Casi sin darse cuenta, Dick había adoptado el rol de hermano mayor de la azariana, protegiéndola casi de manera inconsciente de potenciales peligros, como, por ejemplo, que se enamorara de quien sólo pretendía pasar un buen rato sin buscar nada serio, y que eso le destrozara el corazón. Evidentemente Roy no era de esa clase de hombres, pero Dick sólo veía su tendencia a coquetear con todas las mujeres que veía, independientemente de que tuvieran pareja o no, y eso, al menos en el Richard de su universo, le había hecho labrarse una mala imagen de Roy en ese terreno, así que le había dicho a Raven que Roy sólo bromeaba para que no pensara que sus proposiciones iban en serio. Raven confiaba al cien por cien en Richard, así que no podría haberlo sospechado, y aunque así fuera, posiblemente no lo habría entendido, así que se apuntó mentalmente preguntarle por qué le había mentido acerca de eso cuando volviera de su misión.

De todas formas, y por absurdo que pudiera parecer, le supuso cierto consuelo averiguar que Roy había ido en serio cuando le había propuesto salir juntos. Pese a saber que nunca podría tener una relación con nadie, Raven seguía siendo una mujer, y en el fondo de su ser anhelaba sentirse deseada por alguien que la amase; por eso no pudo evitar que sus siguientes palabras le arrebatasen un leve rubor a sus mejillas.

- Oh, yo sí sé por qué no deberías -musitó, agachando la mirada-. No hace ni dos años desde que me liberé del control de Azarath. Quizá algún día haya aprendido sobre mí misma lo suficiente como para encontrar la manera de amar y mantener a raya mi parte demoníaca, pero por el momento es un riesgo que no puedo correr. Aún así, Roy, gracias -dijo, mirándole con sus límpidos ojos grises-. Tus palabras significan mucho para mí. Gracias también por darme ese patrón. Seguro que me resultará muy útil en el futuro.

Su agradecimiento parecía sincero, aunque sus palabras continuaban siendo neutras, sin el menor atisbo de emoción. Permaneció igualmente en calma mientras escuchaba lo que el pelirrojo tenía que decir acerca de su mentor, escuchándole en silencio y sin apartar la mirada de sus ojos verdes. Finalmente, asintió.

- Me parece, Roy, que tendrías que hablar con él y decirle todo esto que me has contado a mí. Todo lo que te has negado a decirle. Siento en tu interior muchísima frustración, y también ira. Quizá haya llegado el momento de que la verdad calme tu dolor. Prométemelo, Roy. Prométeme que hablarás con él.

Interiormente le agradeció que le permitiera llegar hasta el final de su historia, pues era de por sí una historia difícil de contar, y lo habría sido más con interrupciones. Después, escuchó sus comentarios y esbozó una sonrisa amarga.

- Por lo que parece, la Koriand'r de tu mundo se parecía bastante a mí misma, salvo por el hecho de que yo desprecio la violencia y procuro la paz. No me imagino a Koriand'r intentando detener las guerras del hombre, en cualquier universo del que...

Se quedó de piedra cuando el pelirrojo la abrazó, totalmente bloqueada y sin saber qué hacer o qué decir. Era la primera vez que la abrazaban en toda su vida. Su cuerpo era cálido y firme; su cabello era suave y olía a champú. Era una de las sensaciones más agradables que había experimentado nunca, y, precisamente por eso, era peligrosa.

- Yo... te lo agradezco -musitó, apartándole suavemente de ella y poniéndose en pie-. Esa afirmación es válida para la mayoría de verdades de la vida, Roy Harper... mas no para mí. El demonio se alimenta de emociones intensas: amor, odio, venganza, deseo, alegría, dolor... Cualquiera de ellas, ya sean buenas o malas, podrían correr el riesgo de liberarlo. Debo retirarme ya... se ha hecho tarde -e iba a tener mucho que meditar antes de poder, por fin, entregarse al sueño-. Las habitaciones están subiendo las escaleras, hay varias que están libres -las de todos los miembros del equipo que habían desaparecido tras la Colisión-. Puedes quedarte en la que quieras el tiempo que necesites. Tenemos televisión y sala de billar, si te apetece, y un gimnasio bajando las escaleras, justo antes de las duchas. Buenas noches.

Empezó a alejarse, pero al llegar a la puerta se detuvo junto al umbral para mirar una última vez al muchacho.

- Y Roy... me ha gustado mucho este rato que hemos compartido, y creo que a los Titanes les vendría bien contar con alguien como tú en el equipo. A mí me gustaría... ¿Lo pensarás, al menos?

Un sentimiento cálido y agradable le recorría. Saber que sus palabras ayudaron a raven a sentirse mejor consigo misma le brindaba una gran satisfacción personal. Ayudar, apoyar y consolar era algo que al arquero le dejaba un dulce sensación. Propiciar con tus actos o tus palabras que una persona se sintiera mejor le era muy grato.

-La vida es larga siempre hay tiempo para todo, lo importante es no perder nunca la esperanza. Me alegra mucho poderle ser de ayuda a alguien.- A pesar de sus fracasos amorosos el arquero seguía manteniendo la esperanza de encontrar una mujer con la que pudiera ser feliz y compartir su vida. Ciertamente, le daba miedo volver a ser abandonado en un futuro por la novia venidera pero prefería arriesgar a dejar pasar oportunidades por el temor a ser herido de nuevo. Por eso, para él era muy complicado imaginarse lo que era no poder vivir la emoción intensa del amor.

Se encogió de hombros. Raven tenía mucha razón. Debía enmendar las cosas con Oliver. quizá todo pudiera solucionarse y volver a la relación que tenían antes. Pero tenía miedo. miedo de comprobar que no había soluciçón y que no quedaba ninguna relación que poder salvar. Miedo de guardar por siempre ese rencor y no saber perdonar. No se sentía muy preparado para enfrentarse al que fue su mentor.

- E igual tú eras como Kory en mi mundo. La verdad es una idea loca pero podría ser factible. -Nunca había conocido a una Raven en su universo de origen pero si las personalidades estaban más o menos invertidas podía ser factible que tuvieran cada una de ellas la personalidad de la Otra. En el mundo del Richard Grayson de Omega, él tenía una personalidad que le resultaba muy difícil de catalogar como suya. Parecía que había sido intercambiada por la personalidad de otra persona.


- De nada, para estas cosas están los amigos. Son nuestro faro cuando no podemos percibir la luz.- Roy empezó a cavilar en lo difícil que sería para alguien como él, un hombre que vivía las emociones de forma muy intensa, tener que tener todo bajo control. Aquella muchacha era alguien muy fuerte, una persona que había decidido dejar de sentir el mundo para no propiciar su destrucción. Raven había hecho un sacrificio muy grande para evitar despertar al demonio de su interior. Eso mostraba cuánto amor y bondad residia en aquel cuerpo tan pequeño.


Agradeció mucho las indicaciones de la empata. No sólo le resultaba extraño ese lugar por haber estado cerca de siete años sin pisar la base de los titanes sino también porque era un lugar de otro universo muy diferente de la que fue la Torre de los Titanes en su universo. También estaba el hecho de que el lugar parecía no tener ninguna indicación del paso por el lugar de Roy Bizarro borde que según Dick era el Arsenal de su mundo. Eso le hacía sentir como alguien ajeno al equipo. En su mundo todos eran muy buenos amigos pero en el de Richard, él era el capullo del grupo: el tío malhumorado que no tenía ninguna relación interpersonal con los demás.

-Raven ha sido un rato muy agradable. Yo soy más de ir por libre.- No tenía muy claro si encajaría con ellos. Su estancia en equipos de héroes siempre había acabado como el rosario de la aurora. - -Pero lo pensaré. Sabes que para lo que necesites cuentas conmigo y si los Titans están en problemas no dudaré en ayudarles. No obstante ser un miembro más activo …

Roy creía en las redenciones y en las segundas oportunidades. Quizá volver a conectar con sus antiguos amigos, aunque fueran versiones diferentes de otras tierras, podría reequilibrar su mundo. Cuando se había arruinado todo con su antiguo equipo había sido porque estaba en una terrible encrucijada vital. Era un adicto y no podía salir de esa autodestructiva y tóxica vida. Pero ahora era un hombre nuevo. Estaba intentando ser alguien mejor que su antiguo yo. Quizá los titans podrían volver a convertirse en ese sitio seguro, en un hogar como lo fue antes de que todo se torciera. Pensaba en aquello mientras venía a la joven perderse por los rincones del edificio.

Siguiendo las indicaciones de la chica medio demonio subió las escaleras hasta el piso de arriba hasta encontrarse con una habitación vacía. Se tumbó en la cama y por el cansancio de todo lo acontecido se quedó dormido enseguida. Probablemente el amanecer de un nuevo día le diese una perspectiva más amplia y le despejase la duda sobre si unirse a los titans o permanecer siendo totalmente independiente.