Marzo 2018
Día 10, Sábado.
09:00 a.m. Manhattan, Nueva York.-
Nunca pensé que aceptarías la invitación que te hice para ir a tomar algo -dijo Steve mirando a la muchacha morena de tez pálida que se sentaba frente a él-
. Bueno, tengo que admitir que cuando te hice la oferta estaba pensando más en llevarte a cenar, pero...-
Steven, por favor, no sigas por ese camino, pues sólo te traerá dolor.Su voz era suave, cálida, amable, pero la expresión que turbaba su mirada era arrebatadoramente triste. Steve habría dado casi cualquier cosa para conocerla mejor, averiguar qué le pasaba y, quizás, poder ayudarla.
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Raven... háblame. De manera tentativa, acercó su mano a la de ella, pero en cuanto sus dedos rozaron el anillo dorado que llevaba en el índice, ella la retiró, refugiándola en la tela color salmón de su sari, sobre su regazo, al tiempo que agachaba la mirada, apartándola de él.
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Steven... ¿por qué insistes? -se lamentó, afligida.
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No... no lo sé -cohibido, volvió a apartar la mano-
. Quizás porque me siento bien cuando estoy cerca de ti. Eres tan diferente a los demás... Me gustaría conocerte mejor. Hemos ido juntos a clase durante casi un año, y apenas sé nada de ti.-
Buenos días, ¿qué les pongo? -dijo la camarera deteniéndose junto a su mesa con la libreta y el bolígrafo preparados.
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Ah... póngame un café y unos panqueques con jarabe de arce, ya he tomado algo en casa antes de salir. ¿Tú qué quieres, Raven? ¿Café?-
No tomo café.-
Bueno, pues una cocacola, o leche, o lo que sea.-
¿Tenéis té? -inquirió suavemente la morena a la camarera.
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Claro, le traeré la carta de tés. ¿Y para acompañar? Tenemos tortilla de huevo rellena de carne, vegetales o queso, huevos fritos, huevos revueltos, bacon, salchichas, sándwich de queso, huevo y tocino, perritos calientes...-
¿Tenéis algo que no lleve carne ni ningún producto animal? -la interrumpió Raven.
La camarera se la quedó mirando como si viniera de otro planeta, lo cual, considerando la manera en la que se vestía, posiblemente fuese cierto.
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Puedo traerle fruta -ofreció.
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Fruta es perfecto. Muchísimas gracias...-
¿Fruta y té? -comentó con sorpresa Steve una vez la camarera se hubo alejado con el pedido-
. Caramba, no me extraña que estés tan delgada. -
Steven, he aceptado tu invitación porque...Porque el último año había estado repleto de experiencias muy difíciles para ella; Su padre, Trigón, la había llevado consigo a su dimensión y sólo había podido escapar gracias al sacrificio de su madre, Arella, a la que había recuperado únicamente para perderla poco después; había sufrido terribles torturas mentales por parte de la villana Fobia que habían conseguido resquebrajar la férrea barrera que durante años le había impuesto a su mitad demoníaca; Wallace West, el único hombre que la había hecho vacilar en su empeño de mantener a raya sus emociones había abandonado el grupo y había empezado a salir con una chica llamada Frances West; Tara Markov, apodada Terra, había fallecido dejando un Garfield Logan deprimido e irascible; Donna Troy, su segunda mejor amiga después de Koryand'r se había casado y en aquellos momentos estaba de luna de miel; y ella... ella se encontraba cada vez más sola. Pero eso no se lo podía contar a Steven...
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Porque... mis amigos me han sugerido que debería relacionarme con otros.La excusa era cierta. Era algo que tanto Richard como Donna le repetían continuamente.
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Pero... no me siento cómoda. Ésto ha sido un error, y lo siento, Steven, no es culpa tuya -manifestó con tristeza-
. Debería... debería marcharme -dijo empezando a levantarse, pero el chico la sujetó suavemente por la muñeca.
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No, Raven, no, por favor... Te muestras siempre tan distante... Confía en mí, déjame ayudarte.-
Steven... antes has dicho que querías conocerme mejor... Pero... puedo ver que tu alma es buena, y, créeme... es mejor que no me conozcas.Con extrema delicadeza liberó su mano de la de él, dirigiéndole una mirada cargada de bondad.
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Lo siento mucho, debes de pensar que soy una estúpida, pero... ¡¡¡AGGHH!El grito de Raven precedió durante una milésima de segundo al terremoto. El violento temblor hizo caer a todos los que se encontraban en pie. Sillas, mesas, botellas y todo cuanto no estaba sujeto se derrumbó contra el suelo, y las mismas paredes del edificio parecieron combarse mientras las lámparas se balanceaban peligrosamente.
Raven cayó al suelo convulsionando, presa de un indescriptible dolor; un dolor que no le pertenecía a ella, pero que compartía con los millones de personas que en aquellos momentos estaban muriendo a lo largo del mundo entero, o sufriendo pesares sin límite.
Steven se arrastró como pudo hacia ella.
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¡Raven! ¿Puedes andar? ¡Tenemos que salir de aquí, encontrar un lugar seguro!-
¡No, suéltame! -exclamó ella cuando trató de sujetarla, pugnando por liberarse.
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¡Raven! -la llamó, alarmado-
. ¿Estás loca? ¡Hay un terremoto ahí fuera!-
¡No, no! ¿No lo entiendes? ¡Esa gente está sufriendo! ¡Necesitan ayuda, me necesitan! De un fuerte tirón se deshizo de su agarre y corrió fuera del local.
Fuera, lo más parecido a un escenario de pesadilla que podía imaginar sin la intervención de su padre se adueñaba de la ciudad. Los cielos se habían teñido de color violeta, había grietas en el suelo, algunos rascacielos se habían derrumbado, otros se habían fusionado con nuevas torres surgidas de la nada, había incendios, personas malheridas por todas partes, algunas unidas entre sí de maneras grotescas en dolorosa agonía, vehículos estrellados, puentes derribados... Y eso era únicamente en la zona de Manhattan.
Apoyada contra una farola cercana había una muchacha que acababa de salir de debajo de un derrumbe. Tenía la cara cubierta de sangre y las vestiduras desgarradas. Aunque no pronunciaba palabra, víctima del shock, Raven podía oírla con toda claridad gritando ayuda en su mente. Corrió hacia ella y sostuvo suavemente su rostro entre sus manos, cubriéndola con su ser-alma mientras hacía suyo su dolor y lo expulsaba. Durante un instante, Steven pudo ver cómo la sangre corría por la blanca faz de la émpata, mientras las heridas de la joven parecían cerrarse para abrirse en su rostro sólo para volver a desaparecer un instante después. Con los dientes apretados después de haber absorbido su dolor, Raven la soltó.
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Que Dios la bendiga, señora -dijo la chica agarrándose a sus ropas con desesperación-
. Mi hermano todavía está bajo esos restos... ¡por favor, ayúdele!Por fortuna el muchacho se encontraba en un nivel superficial de los restos, ya que la émpata no tenía apenas fuerza física, pero sólo hizo falta apartar unos cuantos cascotes para llegar hasta él. El chico yacía bocaabajo sobre un charco de su propia sangre. Tenía el cuerpo repleto de contusiones y laceraciones, no se movía y no respiraba, pero aún sentía vida en él. Con sumo cuidado le dio la vuelta y, al igual que antes, enmarcó su rostro entre sus manos.
-
Raven, ¿qué ha pasado antes? -preguntó Steven arrodillándose a su lado-
. ¿Puedes curarle?-
No tengo elección, Steven... Soy una émpata, no puedo ignorar su dolor...La muchacha se concentró, sintiendo cómo sus dolores, horribles y profundos, fluían de él hacia ella, desgarrándola por dentro. Podía notar cómo se le quebraban los huesos y se le rasgaba la piel, y un grito roto emergió de su pecho. Cuando finalmente soltó al joven, todo rastro de herida había desaparecido de su cuerpo, quedando tan sólo las rasgaduras y las manchas de sangre sobre su ropa como prueba del milagro.
-
¡Paul! -gritó la chica con los ojos cubiertos de lágrimas corriendo para abrazar a su hermano.
-
Raven, basta, te estás haciendo daño -dijo Steven, preocupado.
Pero ella no podía parar. El dolor la llamaba y no cesaría hasta haberlo sofocado. Echó a correr hacia el siguiente foco de sufrimiento, y, aunque Steven trató de seguirla, la marea humana de gente que trataba de huir despavorida los separó, y ya no pudo encontrarla.
Para la émpata, el tiempo que transcurrió después (¿fueron minutos u horas?) se sucedió como una recreación de las torturas a las que la había sometido Fobia.
El número de heridos y víctimas crecía exponencialmente, pasando de ser cientos a miles e incluso más. Podía sentir como cada una de esas almas le suplicaban... no, le
gritaban, pidiendo,
exigiendo que las curara, que las salvara. Un millón de seres desgarrando las protecciones de su ya frágil alma, y todos querían algo de ella, la parte que podía salvarlos a costa de su propio sufrimiento.
Era demasiado... Las emociones la rodeaban, la invadían, la saturaban. Hacía lo imposible por hacer que el dolor cesara, por curarlos a todos, pero no podía, eran demasiados, demasiados... Y por cada uno que sanaba, diez más brotaban de la nada, hasta que llegó un punto en el que ya no pudo soportarlo más. Se llevó las manos a las sienes, abrumada por el dolor que la rodeaba, demasiado para poder absorberlo, demasiado para poder expulsarlo; y gritó, pero el dolor no se iba, así que siguió gritando hasta que su mundo colapsó, y todo se volvió negro...
13 de Marzo del 2018, Mediodía
Monte Justicia, Happy Harbor- Aclaración:
El anterior usuario de Raven llevaba a la Raven actual en lugar de a la original que llevo yo, pero únicamente tenía temas en Pre Omega. Después de la Colisión sólo tenía dos temas, así que he decidido que su pj se termina fusionando con el mío para justificar de manera coherente la existencia de dos Raven tan distintas. De ésta manera también explico por qué el anterior usuario decidió cortar con Garfield en su primer tema post Colisión. He cogido el primer post del tema
Tiempo no es lo que nos sobra y lo he reinterpretado desde una nueva perspectiva
Raven suspiró, desviando la mirada hacia el espejo que había justo a su lado. Durante un rarísimo instante fue como si no reconociera a la pálida muchacha de cabello cortado a ras de la barbilla, labios pintados de negro, maquillaje y estética punk y ojos púrpura que le devolvió la mirada. El recuerdo fugaz de una joven de larguísimos cabellos que le llegaban hasta más allá de la cintura ataviada con un sari hindú se plasmó en su retina para desaparecer poco después con un gesto de su cabeza.
Tenía demasiadas preocupaciones encima, y no era sólo por las heridas que había sufrido el día de la Colisión luchando contra Plasmus. No era de extrañar que su mente divagara.
Beast Boy estaba frente a ella, con una expresión que evidenciaba que las cosas no estaban yendo como él querría.
-
Escucha... lo siento, Chang... Garfield, pero es mejor así.¿Changeling? ¿De verdad había estado a punto de llamarle con el nombre que había dejado de usar hacía años?
-
Has cambiado... todo ha cambiado.Yo he cambiado, podría haberle dicho. Los últimos tres días desde la Colisión habían sido muy extraños. Estaba volviendo a distanciarse del grupo, atravesaban por su mente imágenes y pensamientos desconocidos y la mayor parte del tiempo se sentía como si estuviese presenciando la realidad a través de los ojos de otra persona. Y, lo que era peor... sus sentimientos hacia Beast Boy se habían enfriado y apenas sentía ya nada por él. Era una sensación horrible, pero no podía seguir engañándole, al menos no hasta que descubriera qué diablos le estaba ocurriendo.
-
Necesitamos... necesito tiempo -dijo apartándose un mechón de pelo de la frente y mordiéndose el labio inferior-
. Quizás después pueda, ¿vale? Sólo necesito espacio, tiempo. Para aclarar las ideas. Garfield Logan intentó hablar, razonar con ella, averiguar qué le pasaba, conseguir que se abriera a él como ya había hecho en el pasado, mas, antes de que pudiera abrir la boca, ella se había teletransportado en una nube de azufre.
15 de Marzo de 2018
Playa de Happy Harbor- Aclaración:
El tema
Llevémonos bien... ¿por favor? fue el segundo y último tema de la anterior Raven en Omega, y nunca llegó a terminarlo. Al igual que hice con el tema anterior, lo reinterpreto desde una óptica diferente y le doy una explicación
El ser-alma de Raven sobrevolaba la playa en donde estaba teniendo lugar un encuentro inusual: dos chicas, un muchacho de piel verde, una mujer africana de largos cabellos blancos y sus compañeros Nightwing y Danny Chase (¿Danny? No, no era Danny... el nombre era otro... ¿Brian? Sí, Brian Bird... Azar, ¿por qué no dejaba de confundir los nombres de sus compañeros?) se enfrentaban contra un hombre vestido de negro con un símbolo rojo alado en el pecho y el infame Doctor Luz.
Éste último aulló de pavor cuando su ser-alma les engulló tanto a él como a su compañero, acabando con la trifulca de raíz.
-
Nexus, Nightwing, ¿Estáis bien? -inquirió cuando devolvió a los dos villanos, aterrados y gimoteantes, para que su líder los esposara, y como cada vez que abría la boca en aquellos últimos días, su voz le sonó rara, diferente, como el graznido de un cuervo.
Entonces apareció un segundo adulto desconocido, un hombre alto y sombrío, de largos cabellos oscuros al que sus compañeros llamaron Eclipse. Los dos grupos (el que acababa de presentarse como X-Men y el suyo propio) comenzaron a intercambiar palabras y presentaciones, pero ella pronto dejó de escuchar nada. Empezaba a sentirse sumamente mareada. La cabeza le daba vueltas y sentía náuseas. ¿Era por lo que acababa de hacer? Pero... no podía ser... Hacía ese tipo de cosas a diario, y nunca...
Se alejó con pasos vacilantes del grupo, se envolvió en su capa y trató de teleportarse de regreso a la base, sin embargo no llegó muy lejos, sino que volvió a materializarse a escasos kilómetros de distancia, a unos treinta metros con respecto el suelo. Empezó a caer a plomo, mas, un segundo antes de rozar la arena de la playa, su cuerpo literalmente explotó en un estallido de luz.
15 de Marzo de 2018
Hospital Bellevue, Nueva YorkEl doctor Smith no daba crédito a lo que acababa de ocurrir. La muchacha extraña de la gema roja en la frente llevaba en coma desde que la habían traído al hospital el día de la Colisión, cinco días atrás. No se había movido en todo ese tiempo, y, de repente, sin previo aviso, se había levantado de golpe con un grito que le había dado un susto de muerte a la enfermera que se encontraba atendiendo a la paciente de la camilla de al lado, una pobre anciana que había sufrido heridas de consideración y hemorragia interna el día de la catástrofe y tenía su vida pendiendo de un hilo.
La enfermera había salido corriendo, llamando a voces al doctor, y para cuando éste se había reunido con ella en la habitación, escasos minutos más tarde, habían encontrado a la paciente inclinada sobre la cama de su compañera, sosteniendo su rostro entre sus manos. Al ir a separarlas habían reparado con sorpresa en que los signos vitales de la anciana se habían estabilizado, y no quedaba rastro alguno de heridas en su cuerpo, ni tan siquiera una mísera cicatriz. Por un instante, el doctor Smith habría podido jurar que había visto los mismos cortes y heridas en el cuerpo de la muchacha más joven, pero tan pronto como aparecieron se habían desvanecido, y no había ninguna explicación racional para ello.
Entonces, la chica había lanzado un gemido y se había tambaleado, apoyándose en la mesita de noche que había junto a la cama.
-
¿Dónde estoy? ¿Qué es éste lugar? No me gusta éste sitio, siento mucho dolor... ¡Oh, Azar, tantas mentes torturadas!-
¿De qué está hablando, señorita? Esto es un hospital, está usted en Bellevue, Manhattan. No tenía ninguna identificación encima, ¿recuerda su nombre?-
¿Mi nombre?Por un instante, una mirada de profunda confusión enturbió sus ojos color gris acero.
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No... no lo sé, doctor... Por alguna razón el nombre "Rachel" me viene una y otra vez a la mente, pero no lo siento como mío... No... Raven... soy Raven... Es el nombre que me dieron en Azarath.Poco a poco los recuerdos comenzaron a abrirse camino por su mente torturada y una expresión de alarma se dibujó en su rostro de dulces facciones.
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La Colisión... ¡Azar! Los Titanes, necesito hablar con ellos.-
¿Los Titanes? -el médico la miró sin comprender.
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Nightwing, Changeling, Wonder Girl, Starfire, Kid Flash, Cyborg... Necesito hablar con ellos, tengo que ponerme en contacto con la Torre. El doctor la miró, consternado.
-
Pero niña... la Torre fue destruida hace años, y de los nombres que mencionas, Wonder Girl hace mucho que pasó a llamarse Troia, y Changeling ahora es Beast Boy. Beast Boy... Como en su sueño... ¿Había sido realmente un sueño?
-
¿Qué... qué está diciendo? ¿La Torre destruida? ¿Cómo?-
Una bomba, ¿no lo recuerdas? Se llevó por delante medio Manhattan. A los Titanes se les puso una denuncia y se les obligó a pagar los daños. No sé lo que habrá sido de ellos, pero sí que tengo claro que hace mucho que ya no viven en Nueva York, y Cyborg ahora está con la Liga de la Justicia.-
No, no, no... ¡No puede ser! Tengo que hablar con ellos, tengo que...-
No, no podemos dejarla salir hasta haberle hecho un chequeo completo. ¡Enfermera, sujétela!El doctor la sostuvo por un brazo y la enfermera por el otro, pero estuvieron a punto de soltarla del susto al ver cómo una sombra oscura y densa con la forma de un pájaro tenebroso abandonaba su cuerpo.
-
Podéis retener mi forma física, pero no podéis retener mi ser-alma -la voz sonaba fría y distorsionada desde aquella sombra, pero era sin duda la voz de la joven, que ahora yacía inconsciente en el suelo-
. Lo siento, pero ésto es algo que necesito comprobar por mí misma.La oscura forma atravesó las paredes del hospital y sobrevoló rauda el East River a la búsqueda de una isla muy particular, una sobre cuya superficie se había alzado la orgullosa construcción que el doctor Silas Stone le había regalado a su hijo, Víctor Stone, y que el grupo había estado utilizando como base de operaciones durante todo un año. Se sabía de memoria la ubicación, pues eran muchas las veces en las que su ser-alma había abandonado su cuerpo en meditación mientras se encontraba allí, así que, cuando encontró el montículo de tierra calcinada en donde antaño se había alzado la hermosa isla cubierta de bosque, supo con amarga certeza que no cabía lugar para la duda.
Aún así se acercó más, sólo para inspeccionar los hierros retorcidos que brotaban del centro como un esqueleto deforme. Estaba claro que la Torre había dejado de existir, y desde hacía años según las palabras del doctor, pero... ¿en dónde dejaba eso a los Titanes? ¿En dónde la dejaba a ella? Tendría que averiguarlo.