[WWD] Las lágrimas de Jerusalén. (Autoconclusivo). 4 de abril de 2019. Jerusalén, Israel.

Don´t send me no Angel~

Jerusalén. Una de las ciudades más antiguas del mundo en todo el esplendor de su historia humana. Jebuseos, las tribus hebreas de Canaán… Capital del Reino de Israel y de Judá. Ciudad sagrada por tres de las grandes religiones presentes, Judaísmo, Islam y Cristianismo, GRAN patrimonio de la humanidad… Matriz del santo sepulcro, la Cúpula de la roca, el muro de las lamentaciones...¿Dónde si no?

This City is too cold~

Los pasos constantes de un hombre se deslizaban con elegancia en unos zapatos de vestir entre el albedrío sobrecargado de vida y prisa propio del mercado de la ciudad. En torno a él esa vida se ponía en pausa, soltando cestas, bolsas y dejando de lado los aparatos móviles para mirarle. Bocas entreabiertas daban lugar a rostros ojipláticos y lágrimas que empezaban a caer.

Cause you need a mean with a black heart of gold~

Sonríe enigmático mientras camina. El traje negro realza la clara luminosidad de su piel y el brillo de sus facciones. De melena rubia y ojos claros, todo gesto elegante de características arias, se pasea relajado como quien lo hace por sus jardines. Las alas descansan tranquilas reposando sobre su espalda, víctimas de la mayoría de las pupilas que había a su alrededor. En torno a él parecía que el tiempo no existiera. Todo vehículo se detenía, todos los pasos caían en el silencio y las voces enmudecían dejando un camino de vacío en el que sólo se escuchaba el chasquido de las suelas contra el suelo levemente arenoso que marcaban los únicos pasos firmes.

Las primeras lágrimas fueron de los fieles al Islam que, descorazonados, sentían cómo su fe les abandonaba ante la presencia de aquel ángel. Veían cómo las horas que habían invertido en volver en arrepentimiento a su dios para enmendar cada dzamb se convertían en horas perdidas. Todo en lo que acudían cuando tenían miedo, todo aquello a lo que habían estado rezando rigurosamente, su luz de guía… Sentían que todo era mentira. ¿Cómo podía su dios, el perdonador, traicionarles de ese modo, en su ciudad?

Lucifer esbozó una sonrisa sutil, de una sola comisura, considerando la ironía del dios “misericordioso” a quienes oraban esos fieles. Dios incapaz de detener las guerras que provocaban los hombres.

Las segundas lágrimas vinieron por parte de la judería, quienes tras haber oído las noticias de los jinetes del apocalipsis, uno detrás de otro, temieron por la presencia del ángel imaginándose lo peor a la espera de que cualquier corneta diese el aviso del apocalipsis final. Todas las estrellas de David parecían insignificantes ahora que nada podía ayudarles. ¿Cómo podía su dios, Zar Shalom, príncipe de paz... traicionarles de ese modo, en su ciudad?

Decir que el ángel caído estaba sorprendido por esa reacción sería exagerar las sensaciones del lucero del alba. Seguía sus pasos, caminando en línea recta hacia Qubbat al-Sakhrah.

Las terceras lágrimas vinieron por parte de los cristianos. Sus lágrimas caían alrededor de una sonrisa y calidez en sus corazones. Después de todo, había triunfado el señor. Dice la Biblia que los ángeles anunciarían la segunda venida de Cristo “Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”. Así pues permanecieron alerta a escuchar el sonido de la trompeta divina y la aparición de esa gran nube en la que el profeta vendría envuelto. Pero la enuncia que el ángel debía hacer con voz celestial y etérea fue muy distinta.

Las alas batieron solo tres veces para elevar el cuerpo trajeado del ser hasta lo más alto de la cúpula dorada del Domo de piedra. En el mismo instante en el que sus zapatos rozaron la superficie brillante, se giró lentamente dejando ver su amplia sonrisa ya que todo aquel que había fijado sus ojos en él se había acercado, como si del canto de una sirena muda se tratase. Finalmente se quedó en posición sedente mientras el color áureo se reflejaba en todo su ser. Cientos de ojos se fijaron en cómo la circunferencia dorada del punto más alto de la cúpula se quedaba perfectamente inmóvil a la altura de la cabeza del magnífico ser cual halo de santidad.

-Quomodo cecidisti de caelo, Lucifer, fili aurorae?! Deiectus es in terram, qui deiciebas gentes!, qui dicebas in corde tuo: In caelum conscendam, super astra Dei exaltabo solium meum, sedebo in monte conventusin lateribus aquilonis; ascendam super altitudinem nubium, similis ero Altissimo!-

Y a todo aquel que pudo escuchar el mensaje, comprendió su significado.
"¡Cómo has caído del cielo, Lucero, hijo de la Aurora! Has sido abatido a la tierra, dominador de naciones! Tú decías en tu corazón: Escalaré los cielos; elevaré mi trono por encima de las estrellas de Dios; me sentaré en el monte de la divina asamblea, en el confín del septentrión escalaré las cimas de las nubes, seré semejante al Altísimo”

Las últimas lágrimas de felicidad cayeron para transformarse en angustia y dolor. Las sonrisas de quienes llevaban cruces colgadas al cuello se convirtieron en gritos de terror mientras veían cómo esa falsa aureola se rompía, quedando solo dos picos salientes a cada lado del cráneo del ser recién llegado. El todopoderoso les había abandonado a merced del mismísimo Diablo. ¿Cómo podía su Dios traicionarles de ese modo, en su ciudad…?

-Finalmente, he elevado mi trono por encima de las estrellas de Dios. Hay una nueva luz de guía para vosotros, fieles corderos. Soy el Lucero del Alba - Dice alzando las alas sobre su cabeza mientras el cuerpo sinuoso de decenas de serpientes trepaban por el templo sagrado, provocando el pánico entre los oyentes y el caos entre la ciudadanía. Había vuelto la vida a Jerusalén.

OCC: