Ciudad de Los Ángeles: crimen y castigo( Roy Harper y Gaghiel Metallium)

No le agradaba el frío, por eso esa ciudad le gustaba. Su clima era cálido y no tenía que aguantar las inclemencias de las bajas temperaturas. Aunque el clima difiriera de otras ciudades en las que había pernoctado, seguía siendo una ciudad como cualquier otra ciudad. Los conflictos entre las personas seguían sucediendo. No hacía falta más que abrir el periódico para darse cuenta de las barbaridades que ocurrían casi a diario.

Un niño de doce años había muerto por el impacto de una bala perdida de unos pandilleros. El aumento de la miseria y la delincuencia  producía que proliferasen las disputas entre las clases sociales más bajas. Niños que creían ser jefes de su propio barrio formaban pandillas y se armaban con palos y navajas. Si tenían algo de dinero se compraban un arma ilegal a alguno de aquellos tipos que venderían hasta su propia madre por dinero. Gente sin alma que ponía en las manos de unos niños inconscientes un arma.

Roy había vivido en las calles de adolescente, sabía lo duro que era hacerse un sitio en el asfalto, el acero y el cristal. Pero antes no tenían armas, te partían la cara con los puños. Te daban una buena paliza que te fracturaba varios huesos del cuerpo pero no te arrebataban la vida de forma tan rápida y fría.  Pero ahora las armas estaban a la orden del día. Se distribuían a chiquillos que hacía bastante poco que habían salido de la guardería.

La noche estaba cayendo. Era esa hora donde empiezan a salir las aves nocturnas y la gente con mala vida comienza a hacer su aparición por los peores  barrios de la ciudad. Todo el mundo sabía que los tratos, alianzas e ilegalidades se planean mejor en la clandestinidad y nocturnidad, en un ambiente acorde con las oscuras intenciones.

Mientras caminaba silbaba una canción con aire despreocupado. El pelirrojo estaba buscando en aquellas calles un local llamado el búho nocturno. Aquel bar solía frecuentarlo un tipejo en el que estaba interesado. Según había escuchado por varias personas y de varios informantes el hombre que le interesaba iba a citarse con una reconocida y famosa contrabandista de armas, Rita Sampiere. Una mujer de raza negra con el pelo a lo afro, ropa de ajustada, curvas de vértigo y una gran inteligencia para medrar.  La mujer se había forjado a sí misma con dureza, sudor y sangre. Había salido del fondo del abismo para erigirse como la reina de los desesperados.

El arquero estaba vestido con ropas casuales. Llevaba unos pantalones vaqueros medio desteñidos con varias roturas, una camisa roja un tanto ceñida, sobre esta prenda llevaba la típica camiseta de leñador de cuadros blancos y azules sin mangas, calzaba unas botas marrones claritas estilo Panamá Jack pero a lo pobre y sobre su cabeza una gorra verde con un dibujo de unas montañas.

Al final  dio con el antro gracias a un cartel hortera y luminoso cartel con luces de neón azules, rojas y violetas en el que aparecía un búho con cara de fumado tomándose un Martini. Abrió la puerta de aquel tugurio y pudo ver, como tantas otras veces, la vida de los bajos fondos. Gente muy borracha de la cual se aprovechaban los  listos de turno. Mujeres y hombres  más bien chicas y chicos demasiado jóvenes para acompañar a los hombres que las manoseaban sin pudor alguno. Tantas veces el desamparo absoluto hacía que una persona se vendiera al mejor postor por protección, dinero y en los casos más desesperados por algo que llevarse a la boca. Vomito por todo el suelo. Varias personas pinchándose heroína en un lugar apartado. Hombres y mujeres bebiendo sin control.

- Hola belleza - Sonrió coquetamente a la camarera morena, pechugona y de etnia latina que atendía la barra. - Sírveme un Whisky, nena. -  No le agradaba nada tener que pedir una bebida alcohólica. Pero era una forma muy mala de destacar ir a un sitio como aquel y pedirse una Coca-Cola o un agua. Volvió a sonreír, para disimular su nerviosismo al tener de nuevo en sus manos un vaso con el elixir que era su perdición. Se repetía mentalmente que era fuerte mientras deslizaba una de sus manos por el bolsillo de su pantalón vaquero, sacaba su cartera y pagaba a la camera.
-Quédate el cambio simpática- la guiñó el ojos de manera coqueta y la chica le sonrió. No sabía si era porque se hacía con los clientes porque la estaba dando una propina o porque él aparentaba ser un poco mejor de la chusma que iba a ese antro.

Se sentó en la barra y miró hacia su objetivo. De momento aquel hombre se encontraba  con otros tipos riendo y bebiendo como en cualquier otro bar normal. Le tocaba esperar. No sabía cuándo aparecería la susodicha. Quería tener información de primera mano de aquellos que indirectamente estaban causando tanta muerte a causa de disparos de armas en manos indebidas. Quería tener algo tangible con lo que aquellas personas pudieran resultar enjuiciadas y procesadas. Algo que pudiera hacer que la ley prevaleciera en la ciudad. Tamborileo con sus dedos sobre la barra mientras canturreaba una vieja canción de rock clásico. Tuvo un ligero impulso de llevarse la copa a los labios y a punto estuvo de probar aquel néctar que para él estaba tajantemente prohibido. En un rápido movimiento tiró su vaso al suelo. Roy pensó que no pasaba mucho por  añadir unos cristales y un poco de alcohol a ese suele que ya estaba tan sucio.

Desvió un momento su vista del hombre que tenía que reunirse esa noche con Rita. Miró el suelo, justo en el lugar que su copa había caído.Cristales y alcohol derramado. Vicio, droga, alcohol, degradación y poder. Todo a merced del dinero. Esos ambientes de perdición siempre retrotraían al pelirrojo a los momentos de su vida que había pasado en lugares similares. La mujer no llegaba y él empezaba a  sumergirse en esos oscuros recuerdos que te vienen cuando a tu mente le apetece ponerte en aprietos. No quería pensar en eso. No quería abrir la puerta a sus recuerdos y abrirse heridas que no sabía si estaban sanadas o no.

Despegó su vista del suelo y volvió a pasear sus ojos verdes por cada rincón del Búho Nocturno. Oh una cara nueva, se dijo al percatarse de que sentada en unos cuantos taburetes más allá estaba sentada una mujer morena fumándose un cigarro. Cuando entró al local dicha mujer no se encontraba en el mismo. Seguramente ella habría llegado al bar cuando pidió su bebida y mantuvo su lucha interna por no ceder ante el tentativo alcohol.

El arquero se percató de que la morena sentada cerca de él le miraba. Quizá la resultase extraño como el vaso de whisky se había deslizado de sus manos al suelo. Roy sonrió como siempre haciéndose el tonto. Luego volvió a llamar a la camarera para pedirle de nuevo otro trago, esta vez de ginebra. La ginebra tenía un color parecido al agua y olía como la colonia. Algo que en primera instancia a Roy le resultaba desagradable. Cuando previamente habías entrado en calor con otro tipo de sustancia alcohólica o no tenías nada más, la ginebra no parecía tan mala opción. Pero de primeras, al pelirrojo no le parecía tan buena opción para volver a empinar el codo.

Casualmente escuchó que la morena decía una frase ambigua. No comprendió que había querido decir. a lo mejor estaba hablando consigo misma pero él estaba tan aburrido y era de lejos alguien que le gustase estar apartado en un rincón bebiendo sólo, mejor dicho fingiendo beber solo. Algo de charla le vendría bien hasta que a su objetivo se dignase a presentarse.

-La única que ¿Qué?- pregunto curiosamente y con aire desenvuelto Roy.

- Bueno, si que estoy aburrido, no me gusta mucho beber solo.- Hizo un encogimiento de hombros. Se llevó la copa a los labios pareció que se había tomado todo el contenido del vaso. No obstante, había hecho un rápido  movimiento con la  mano para tirar el licor al suelo. Disimular su adicción y parecer una persona normal y corriente, a veces un atolondrado, era algo que se le daba muy bien. Cuando tienes un problema de adicción aprendes a ocultar tu vicio, a disimular las cantidades de consumo, a mentir y a usar triquiñuelas para tapar y esconder. Roy había descubierto, después de controlar su alcoholismo, que si haces los mismos trucos pero a la inversa, puedes hacer pensar al otro que tomas una copa cuando en realidad no has bebido. Era como uno de esos engaños que usan los anoréxicos para fingir que comen sin hacerlo realmente.

- El ambiente es como el de cualquier otro bar de la zona, ni más ni menos. Estaba perdido en mis pensamientos y en mis problemas personales por eso le he podido dar esa impresión de desagrado.-

Esa mujer se estaba fijando mucho en él. Era cierto que esos ambientes en los que impera la ley del más fuerte y se olvida que el ser humano necesita de la cooperación y la bondad para subsistir le producían una sensación muy desagradable. Sin embargo, estaba acostumbrado a esos lugares, eran los mejores sitios para conseguir información cuando estás cazando criminales.

Roy era un hombre bonachón, ingenuo y despistado. Pero hasta el sabía que cuando estás metido en un tugurio con gente que claramente venderían hasta a su madre sin dudarlo un segundo, teniendo las intenciones de llevar a la mandamás del lugar ante la justicia, no es muy buena idea contarle tus intenciones a una desconocida. Además aquella frase con la que finalizó su mensaje no sabía si tomársela como una amenaza. Que le contase sus intenciones y luego ya vería. Esa frase nunca se usaba cuando la persona que tenías en frente quería ser agradable y ayudarte en tus quehaceres. Desde la perspectiva vital del arquero, era algo así como una confrontación. No podía fiarse de ella ni de sus intenciones, ya que, no podía saber de qué lado estaba. Tampoco podía prever cuáles eran los “amigos” de la morena.

- Pues estoy esperando a una amiga que vive por la zona.- Giró su brazo izquierdo para mirar el reloj que llevaba en su muñeca. Se está retrasando un poco.- dijo con un tono de voz suave y una sonrisa en sus labios. - ¿Y tú preciosa, estás esperando a alguien? O ¿ bebiendo sola?-

Se escucharon en la lejanía un ruido de tacones. El sonido de los pasos resonó por las calles y al poco tiempo inundó el lugar donde estaban.  El sonido trajo consigo a una mujer de piel oscura, pelo a lo afro  con ojos verdes brillantes tan intenso era su brillo que parecían esmeralda, muy atractiva. Era alta y tenía un busto generoso. Su cuerpo curioso estaba envuelto en un vestido rojo, largo y provocativo con un gran escote y una abertura lateral que dejaba media pierna a la vista.

- Soy norteamericano cien por cien. Nacido, criado, sociabilizado y culturizado en esa parte del continente americano. Así que, sintiéndolo mucho nunca no he escuchado ese dicho sudamericano ni sé lo que viene a significar - Se rascó la cabeza y en su gesto se mostró la incomprensión de aquel raro dicho.- Mire que no quiero sonar muy rudo pero ¿Meter las narices en la vida de los demás sin conocerlos de nada, no es un poco grosero?-

Se le hacía realmente difícil tratar con mujeres curiosas, entrometidas e indiscretas. Él no era un hombre que tratase rudamente a nadie ni de forma despectiva. No era borde y le costaba ponerse serio y estricto. No le gustaba ser antipático ni arisco. Cuando mujeres como Gaghiel eran insistentes y demandantes le acosaban a preguntas y le molestaban no sabía muy bien cómo lidiar con ellas. Tenía un claro conflicto entre tratar de forma amable a las personas o ser brusco y dejar en claro que se estaba entrometiendo en asuntos que no eran suyos ni le importaban. No marcar los límites siempre le había traido grandes problemas en su vida. Parecía que iba a ocurrir de nuevo.


-No sé a qué te refieres.- Negó con la cabeza enérgicamente.- Es una mujer guapa, atractiva y sensual. Es normal que un hombre heterosexual y mujer homosexual se giren para mirarla pues atrae la atención y hace que el corazón y el pulso se aceleren. Incrementa la adrenalina. Ya sabes, los instintos primarios.- Sonrió y en el gesto deliberado para fingir ser más atolondrado de lo que realmente era, movió su mano y le tiró la copa encima a Gaghiel. El gesto pareció francamente natural. Como si despistadamente le hubiera tirado sin querer el alcohol encima. Roy acompañó su descuido con aquel gesto de sorpresa que compones cuando pasa algo inesperado.

- Oh, lo lamento tanto.- dijo con un tono muy natural de pesar y arrepentimiento. en vez se arrepentía de haberla tirado una copa encima para que dejase de indagar y tratar de boicotear y torpedear su tapadera. Pero en ese momento no se le ocurrió nada más. Cogió un par de servilletas e intentó secar y limpiar al alcohol que había caído sobre la ropa de la morena. - Te invito a otra ronda a modo de disculpas guapa.- la sonrió de manera sensual y con un gesto de su mano pidió a la camarera más bebida. Mientras efectuaba estas acciones miraba discretamente, como la recién llegada al local, Rita Sampiere, saludaba a los parroquianos y se sentaba cerca del hombre con el que tenía que tratar aquellos asuntos que también interesaban a Roy.

La música calma a las fieras, en su caso tenía que decir que era el alcohol. Había conseguido que la insistente e incansable morena dejase de socavar su tapadera invitándola a unos tragos. El pelirrojo pensó que el peligro de que los traficantes de armas descubriesen su tapadera, llamasen a los guarda espaldas y huyesen había pasado.

No obstante, la camarera tenía era picaresca, peripecia, perspicacia e inteligencia que te da vivir en un barrio bajo. La chica mientras trabajaba había estado escuchando toda la conversación de ellos y a partir de las palabras de Gaghiel les habían descubierto. Porque la camarera procedía de una familia sudamericana y había entendido perfectamente el dicho de “a mama mona con bananas verdes”.  Sabía que la frase venía a significar lo mismo que el dicho “No me vendas gato por liebre”. Es decir, que el hombre pelirrojo no la podía engañar.

Roy no hacía más que intentar disuadir a Gaghiel sobre que no estaba en aquel local para asuntos que tenían que ver con la señora Rita Sampiere. Porque a la mujer le gustaba más llevar la voz cantante que entrar en una situación de riesgo. La bella camarera captó enseguida que la insistencia de aquella mujer y las continuas evasiones del tema por parte de los ojos verdes no eran buena señal para la jefa. Rita Sampiere controlaba todo y a todos de ese barrio. Por lo que la muchacha no lo pensó ni un segundo. Avisó y alertó a los matones de Rita sobre aquellos dos individuos desconocidos y que nunca antes habían estado allí.

Lo Primero que hicieron las personas cercanas a la señora Sampiere fue poner a salvo a su doña. Un hombre fornido tocó el hombro de Rita y la susurró algo al escucho. La mujer dirigió su mirada hacia Roy y Gaghiel. Una mirada cargada de repulsión y desprecio. Se oyó perfectamente como la voz autoritaria de ella decía: liquídenlos y echen los restos a los perros. Ella tan altiva y digna hizo resonar sus pasos mientras caminaba a la puerta trasera del local donde una limusina blanca la esperaba siempre por si tenía que salir de forma inmediata.

De la parte de atrás del local empezaron a aparecer hombres vestidos con trajes negros que portaban pistolas y armas de fuego.  La situación estaba tornándose pocoa poco más peligrosa. Abrieron juego sin tener ningún tipo de miramiento a las demás personas del lugar. Una de las balas pasó muy cerca de Roy y de Gaghiel, impactó en uno de los vasos que recientemente les había puesto la camarera. El cristal estalló en mil pedazos y el licor se desparramó por la barra.

- Empieza la diversión.- Miro a Gaghiel mientras de su mochila sacaba y desplegaba su arco. – Muchas gracias supongo.- no lo dijo con un matiz rudo ni borde ni de enfadado. Sino con un carácter juguetón y bromista. No le agradaba que le hubieran descubierto sin embargo sabía que las cosas no siempre salían como uno esperaba y no echaba la culpa a esa mujer que acababa de conocer. – Tenemos que tomarnos algún día otra copa, si logramos salir de este infierno de balas.-

El pelirrojo tomó unas cuantas flechas de su carcaj y disparó rápidamente a las manos y los brazos de varios de los gorilas. Sus flechas como siempre tan certeras, dieron en el blanco y desarmaron a los guardias. Volvió a realizar este proceder unas cuantas veces más, desarmando en el proceso a varios de los hombres de les disparaban pero eran demasiados y tenían muchos armas. Roy se movía con rapidez esquivando las balas que los guardias de Rita les disparaban sin parar. Las balas parecían no tener nunca fin. Se asemejaban a una caudalosa lluvia en invierno, cuando el agua cae a mares y no tienes donde refugiarte para  no resultar completamente empapado.

Mientras Roy intentaba hacer frente a los lacayos de la señorita Sampiere Gaghiel, seguía bebiendo sin inmutarse  lo más mínimo. Parecía como si la situación no le importase lo más mínimo o no le importase lo suficiente como para dejar que el alcohol se desperdiciase. Lo más extraño es que las balas parecía que no la hacían nada porque ella seguía disfrutando de su copa como si nada la afectase. Cuando terminó de beber, lanzó una amenaza a los pistoleros. Roy la miró un instante con cara de sorpresa. No pensaba que ella fuera intervenir al verla tan sosegada y desinteresada. El pelirrojo pensó que era raro que se comparase con una serpiente, ya que, usualmente las serpientes son animales repudiados. Tradicionalmente se vinculan con el veneno, la traición, la ponzoña, la mentira,  las malas intenciones y las tentaciones.

Después de su muestra de gallardía, la mujer puso una cara de psicópata total. A Roy le pareció que era el típico gesto para intimidar a los enemigos. Luego lo pensó mejor. Quizá fuera que aquella agradable mujer en realidad tenía un gusto por la violencia y por derrotar a enemigos fuertes. No le pareció una idea descabellada, después de todo conocía a mucha gente así. Lo que sí le sorprendió fue cuando la mujer, aparentemente morena, usó una especie de peine mágico para cambiar su apariencia. Se quedó un poco patidifuso al principio un momento, pero al pensar en sus no muy usuales amigos, Killer Croc y Fangfeng, aceptó con facilidad la nueva apariencia estrafalaria de Gaghiel.

Gaghiel al percatarse de que Rita Sampierre había huido, soltó al aire una sarta de improperios. Demasiado tarde, porque la mujer hacía ya bastante tiempo que había abandonado el local.

- Yo soy humano, me gustaría vivir para ver la luz del amanecer un día más. Gracias por ser tan considerada con los demás- La última frase la dijo en un tono mordaz.-Como la cosa siga como en un principio, igual me tienes que llevar a urgencias antes de que te pueda invitar a algo.-

A toda prisa salieron del local, pero el coche de la traficantes de armas había desaparecido en el horizonte.

Se llevó una mano a la frente con la frase que le soltó de la nada Gaghiel. Es que siempre se tenía que topar con todos los héroes y antihéroes con más cabezonería del lugar.  ¿Qué no había desvelado su tapadera? ¿Qué no era la típica amiga bocazas que mete la pata hasta tras soltando comentarios nada oportunos? Del análisis de la situación a Roy le había quedado en claro que aquella mujer era la típica persona con poderes superhumanos que no es nada discreta ni cuida las posiciones de los demás. Cuando notas que alguien está infiltrado o está intentando montar una cuartada no empiezas desde el momento uno a exigir saber cuáles son sus intenciones.

- Ya claro, claro. - No es que a los villanos les hubiera dado pistas indirectas, es que les había puesto hasta las señales de neón indicando que estaban interesados en su jefa.  No quiso decir nada más por si se le soltaba la lengua a las malas y pudiera herir los sentimientos de aquella mujer. No le gustaban los actos sin tacto y poco agradables. No le gustaba soltar las crueles verdades a la cara hasta que no fuera irremediable. Además se acababan de conocer hacía menos de una hora y quizá tuviera virtudes que eclipsasen su falta de prudencia. Después de todo los autoengaños de cada uno son cosa suya y él no era muy bueno intentando reparar cosas psicológicas, si fueran más de tipo mecánico sí. Pero la mente era algo para él demasiado complejo. Los actos de indiscreción de Gaghiel eran para Roy la causa de haber perdido al objetivo  y las pruebas para encerrar a la traficante de armas en una celda.

No es que la estuviera culpando, él a veces también las liaba pardas. Pero tenía la seguridad absoluta de que ella no era la persona más adecuada para llevar a cabo misiones de infiltración o que conllevasen quedarse callado sin desvelar ningún secreto de los compañeros del equipo.

Roy entró al local, haciendo caso omiso de la sugerencia de su improvisada compañera. Total ella no había tenido problema en desvelar a todos los presentes en el local su tapadera. Al ver la brutalidad con la que estaba tratando al esbirro de Rita, el arquero puso una de sus manos en el brazo de Gaghiel.  Era una señal muda de te estás pasando.

- Me parece que no estamos enfocando el tema de la misma manera. A mí me da un poco igual su ubicación si no tenemos pruebas de ella cometiendo una ilegalidad. No sé ¿Por qué no le preguntas en donde se van a hacer las entregas de armas? ¿Estará Rita Sampiere allí? ¿Cuándo es la próxima reunión con los compradores? Ese tipo de cosas que nos puedan dar pistas. Yo no mato y para que ella pueda pudrirse en la cárcel necesitamos pruebas concluyentes y sólidas. -

En sus años de vida había visto muchas veces como todo esfuerzo cae en saco roto cuando se dejan cabos sin atar. Cuando todo no está bien hilado los roedores pueden encontrar fácilmente una salida. Por eso, en cada caso de alguien al que intentaba meter a la cárcel, trataba de conseguir pruebas lo más sólidas y fiables posibles. Porque lo que no está bien entretejido se deshace y todo queda en el aire cuando hay evidencias que tan sólo son suposiciones.

- Son pruebas meramente circunstanciales que cualquier abogado un poco bueno puede eludir. Con decir que no hay una relación entre que los trabajadores y guardaespaldas de la señora Sampiere usen armas ilegales y modificadas con que ella las use y se las proporcione al personal. Si tenemos un poco de suerte quizá enjuicien a los secuaces.- Sacó su móvil y haciendo uso de sus conocimientos en informática, redes y nuevas tecnologías de la información en menos de cinco minutos. Hackeo las cuentas de la contrabandista con relativa facilidad porque con anterioridad ya había entrado en la base de datos bancaria. Le mostró los resultados a la pelirroja anteriormente morena.

- No hay ninguna cuenta que pueda ser asociada a ninguna actividad criminal o delictiva.- Él ya conocía los datos de las cuentas de Rita, la había investigado antes. Pero igualmente lo buscó para mostrárselo a Gaghiel. - Necesitamos pruebas más sólidas, que puedan incriminar la directamente. Qué la sitúen en los hechos y sean ineludibles. -

Si había permanecido tanto tiempo reinando en las calles era porque la mujer sabía encubrir bien sus pasos y dejar al de a cubierto aquellos que eran franqueables. existían en este mundo personas muy hábiles para la vida en las calles, que quizá no tuvieran un máster, un doctorado o una prominente carrera científica, pero tenían un don y una inteligencia para manipular, omitir y retorcer la realidad consiguiendo salir indemnes de sus actos criminales.

Miró al secuaz de la mafiosa con cierta pena, aún estaba en las garras de Gaghiel, y esa mujer parecía muy dispuesta a hacer cualquier cosa por conseguir lo que deseaba. Él comprendía perfectamente  que en las calles muchas veces tenías que seguir hasta las últimas consecuencias los mandatos  de los señores del crimen a menos que quisieras acabar con los zapatos de cemento en las profundas aguas de un lago.

La mujer le hizo un gesto como una madre le haría a su hijo de ocho años. Ese gesto le resultó bastante extraño a Roy. No estaba acostumbrado a despertar ese tipo de afecto en el otro sexo. Él nunca había tenido ni una madre ni ninguna figura materna que se pareciera. Cuando había necesitado ese afecto no lo había tenido. Esa carencia era algo que le acompañaría durante toda su vida. El arquero pensaba que ya era lo suficientemente mayor para que alguien le viniera con esos aires maternales. Ya era un hombre adulto que no necesitaba ni quería una madre para nada.

-Renovarse o morir también es un dicho antiguo. Ya sabes, el progreso es un cambio constante. -

Luego él se rió con la escandalosa risa de aquella mujer que acababa de conocer. Después de todo él era un hombre que se dejaba contaminar con el sentido del humor muy rápidamente.

- Hay que admitir que esta buena, tiene unas curvas de vértigo.- dijo al darse cuenta de que Gaghiel siempre estaba haciendo menciones a las posaderas de la traficante de armas.- Pero yo soy más profundo la buscó por su negro interior- dijo jocosamente.

-Te voy a ser totalmente franco, a riesgo de parecer un poco nenaza y la verdad es que igual sí que lo soy porque no me gusta hacer daño a la gente y a ese tipo de hombres no es a los que se les llama nenazas.- dijo enrollándose en su discurso como siempre. El pelirrojo era muy parlanchín y muchas veces se olvidaba que se encontraban en una situación de riesgo.  - Pero me estoy yendo por las ramas, a mí  las cosas de masoquismo en este terreno no me van.  Prefiero que de sacar la  información te ocupes tú reina.- le sonrió coquetamente a Gaghiel. -

Prefería  hiciese la tortura antes de hacerla él, no le gusta herir a la gente y le causaba cierto repelús lo de torturar a los demás. Lo hacía en caso de que se necesitase pero no era muy fan de la violencia gratuita.

Mientras Gaghiel usaba sus métodos para conseguir la ubicación de la traficante Rita Sampiere, El pelirrojo empezó a sacar foto del lugar con su móvil modificado de  nueva generación. por si de aquellas imágenes se podían sacar alguna prueba concluyente.

Si él ya rondaba los veintitantos, se preguntaba cuál sería la edad de aquella mujer  para llamarle chimuelo. La desconocida con aquella palabra le estaba llamando imberbe. Seguramente que la edad de su madre o más. Las personas que te consideraban joven cuando eras un joven adulto, es que pertenecían a otra generación u otras dos o tres  anteriores. Nunca se sabía, porque existiendo en este mundo muchas clases de seres no se podía estar seguro de la edad de alguien. Además era de mala educación preguntar a una persona su edad.

- No desprecio la tradición, yo soy parte de la tribu navajo tachin y como miembro de una tribu indígena norteamericana respeto y valoro el pasado y las costumbres ancestrales.  No obstante, considero que siempre hay que estar preparado para el progreso. Las cosas cambian cada vez más rápido y se tiene que estar preparado para ello. No se puede permanecer anclado   a rituales milenarios que carecen de utilidad y sentido. – Roy mostró su carácter afable y despreocupado.- Bueno mientras no te pases. Ya sabes, las tribus indias americanas respetan la vida y esas cosas y yo sigo mucho esos principios. -

Mientras que Gaghiel seguía con su interrogatorio forzado al secuaz de Rita Sampierre, el arquero recorrió el tugurio.  Empezó a examinar el local, siendo consciente del destrozo que había provocado el tiroteo. Licores derramados, manchas de sangre, huellas de balas por las paredes y por el suelo. Pero sobre todo lo que más estupor le causaba eran las pérdidas humanas. Personas que habían venido a aquel bar a tomarse un trago y ahora yacían muertas en el suelo. Era evidente que a la gente que se llenaba los bolsillos vendiendo armas no les importaban un par de muertos más de las clases bajas.

Roy sacó fotografías de todo aquello que le pareció importante y relevante: los casquillos de las balas, las armas que quedaron abandonadas en el lugar, las manchas de sangre, las personas heridas, los cuerpos sin vida del suelo, los impactos de las balas en la pared …

Luego las adjunto todas las imágenes en un archivo comprimido y se las envió al correo electrónico de la policía local. Así mismo se guardó una copia en sus dispositivos digitales y en la memoria del teléfono por si acaso. Nunca se sabía si alguien podía tener un error y perder las pruebas. Tampoco podía poner la mano en el fuego porque toda la policía fuera justa. Seguramente aquella traficante de armas tenía comprado a más de uno en la plantilla de las fuerzas del orden.

Mientras hacía su recolección dé pruebas oía lo que la “morena” decía a aquel hombre. Los dientes eran casi tan preciados como el oro. Era la parte del cuerpo que más costaba reconstruir.  Cuando la extraña mujer hubo sacado la información al desafortunado caballero, esta se volvió hacia el pelirrojo instándolo a que se fueran del lugar y se dirigieran a la ubicación de la jefa del crimen.

- Yaya estoy seguro que yo conduzco mejor.-

Por unos instantes el pelirrojo se quedó completamente quieto con los ojos abiertos de par en par. Estaba completamente shockeado con lo que había dicho Gaghiel. El arquero puso una cara de ¿qué me estás contando? Había conocido a multitud de personas con poderes, capacidades místicas,  singulares y diversas. Había vivido situaciones extrañas, singulares y locas. Sin embargo nadie le había quitado tantos años de golpe. O era una broma o la extraña mujer se tenía que graduar las gafas. Roy era un adulto y no se parecía a un menor de edad ni por asomo.

Sacó su cartera y le mostró a la “morena” su carnet de conducir donde especificaba que Roy tenía licencia para manejar muchos tipos de vehículos. Debido a sus reflejos y sus rápidas reacciones la conducción era una habilidad que el de ojos verdes dominaba perfectamente.  Había incumplido la ley muchas veces pero manejar sin licencia era algo que no había hecho nunca. Tenía el carnet de conducir desde los dieciséis años, como regía la ley de Estados Unidos de América. Con los años había ido sacándose las licencias para manejar otras clases de transportes menos usuales.

- Tengo veinticuatro años. La mayoría de edad en Estados Unidos es los veintiún años. Creo que paso algunos años de ser un adolescente imprudente y pendenciero.-

Esa mujer le estaba tratando como si fuera su madre. Su actitud hacia él era la misma que la de una madre que va a recoger a su hijo adolescente después de una fiesta loca. Roy frunció ligeramente el ceño. Se encontraba entre enojado y anonadado por esa actitud tan maternalista. Ni siquiera había necesitado una figura materna cuando tuvo que sobrevivir en la dura y fría noche de las  calles de Gotham.

Él era un hombre ya y no necesitaba que nadie le tratase como si fuera un crío. Se cruzó de brazos y se quedó en su sitio. No le gustaba que otros adultos tuvieran esa actitud con él. No le gustaba que le tratasen como si fuera un chiquillo que no supiera de nada en la vida. odiaba cuando Oliver tenía esa actitud de padre protector con él.Porque él ya era un adulto y sabía muy bien lo que hacía. No quería subirse al vehículo. A saber cómo iba a conducir una persona que no podía diferenciar a un adulto de un niño. ¿Se aventuraría a ir con esa mujer que le faltaban unos cuantos tornillos como a Frankenstein? Otra opción mejor no tenía. Carecía de coche y de la información que tenía esa excéntrica mujer.

Se subió al coche a regañadientes y con cara de mosqueo. Le hubiera gustado conducir él. Porque se sabía experto en el tema de la conducción. Sin embargo, aquella singular fémina no le dejó. Era la dueña del coche, no podía rebatir el firme argumento de: mi coche mis reglas. Se sentó en el asiento del copiloto mirando por la ventanilla mientras no hacía más que cambiar de emisora. No le gustaba la música que estaba sonando en la radio pero no tenía muchas ganas de hablar.

Y mucha gente decía que él era irritante, cansino y que no paraba de hablar. Pues tenían que conocer a esta señora. Movió la mano para subir el  volumen del equipo al máximo con el fin poner la música tan alta que eclipsase la voz de su acompañante. No quería escuchar la estridente voz y el incesante parloteo sin sentido de aquella desconocida. Sin embargo su brazo se quedó a medio camino. Lo dicho por Gaghiel, de los subrealista que era le causó una gran gracia, Roy empezó a desternillarse de risa. Se rió tanto que le dolía la barriga y por impulso se encogió sobre sí mismo sin dejar de reír. Con cada carcajada que dejaba escapar  su enfado con la “morena” disminuía.

Sí definitivamente aquella mujer era de otra época y podría ser su madre e incluso su abuela. No enseñes el documento de identidad o tu carnet de conducir a nadie es lo típico que diría una madre criada en una generación anterior a la suya. Esa generación recelosa y que buscaba confidencialidad y secretismo a toda costa.

Pero en su generación no había anónimos. Las Redes Sociales se habían encargado de poner cara y nombre a cualquiera de sus usuarios. Todos los que estaban registrados en Facebook, Twitter, Youtube, WhatsApp,Instagram … dejaban al descubierto miles de datos. Las Tecnologías de la Información y Comunicación hacían muy fácil que cualquiera pudiera obtener de forma rápida y fácil nuestra información. Enseñar tu DNI no era más peligroso que inscribirse en una red social.

- La información que da el carnet de conducir es mil veces menor de la que hoy en día puedes obtener de una persona si analizas sus redes sociales.- Comentó cuando su ataque de risa finalizó. - Es más si te miras mi facebook puedes encontrar sobre mí todo lo que quieras, nena. Sé bien lo que hago. - Lo que dijo a continuación sí que volvió a exasperarle un poco- No sé si te habrás dado cuenta de que soy mayor de edad y que no eres ni mi madre ni mi tía ni mi abuela ni ningún familiar ni figura parental para darme consejitos baratos. Si quieres un hijo hay miles de chicos en las calles de Gotham que quieren un hogar. Así le enseñas a quien quiera y a quien lo necesite. -

El pelirrojo pensaba que había gente que no sabía aplicarse sus consejos a sí mismos. Como decía un viejo refrán: ver la paa en el ojo ajeno pero no la viga en el propio.  Por lo menos su tapadera era difícilmente descifrable. Intentaba ser discreto. Sin embargo, Gaghiel había entrado al bar como gritando a los cuatro vientos: vengo a medirmela con vosotros, porque la mía es más grande. Se guardó eso para sí porque ya había gastado su ración semanal de ser borde.

-Si salimos vivos de esta, luego podemos jugar al juego reunido de mesa que quieras, my old lady. -

Su humor mejoraba por momentos, ya que, Roy no era alguien que pudiera estar mucho tiempo enfadado.  Menos cuando Gaghiel era con alguien a quien apenas conocía y no tenía motivos serios para guardarle rencor. La mujer había replicado que no podía ser una buena madre por su desmedida afición por el alcohol y el tabaco. El pelirrojo había percibido como el tono que Gaghiel usaba era más grave y con un matiz de seriedad, como dejando entrever que por esa vez estaba hablando de algo que había detenido a pensárselo con calma.

- Pues no me extrañaría nada que mi tendencia al alcoholismo sea es algo de familia.  – Dijo con simpatía y jovialidad.- Y lo creas o no he tenido padres bastante peores.-  La negligencia y el abandono,  tanto físico como emocional,  eran atributos que habían caracterizado los estilos de crianza recibidos por su padre biológico y por Oliver Queen. Ambos en su rol  de padres, habían hecho sentir a Roy solo, incompetente, fracasado e inmaduro. Quizá no tuvo los peores padres del mundo. Pero se había sentido fallado y traicionado por aquellas personas que debían darle durante su infancia y adolescencia una sensación de apoyo, bienestar y seguridad. Con el tiempo había ido superando parte del rencor y sentimiento de culpa que le había producido la ineptitud de sus figuras paternas. Sin embargo aún quedaba un largo camino que recorrer para que consiguiera perdonarles y perdonarse a sí mismo.

Por la radio empezó a sonar una canción muy conocida del grupo de Led Zeppelin y una de las frases de aquella melódica canción se le quedó muy marcada a Roy: Pero en la larga carrera, aún hay tiempo para cambiar la carretera en la que estas.  Virar el rumbo y rectificar. Sin duda una de las máximas que ahora regían su vida. Rectificar su pasado y saldar aquellas deudas que contrajo en su anterior andadura, siendo una mejor persona de la que fue.

- Si no encontramos a nadie interesante para el strippoker, podemos jugar unos dados. - Gaghiel no era un mujer de su tipo y menos después de las escenas denominadas por Roy niño tira para el coche e hijo no muestres tu carnet de conducir a nadie que expones tus datos.

Al salir del coche, el arquero divisó un edificio alto de gran envergadura.  Aquella edificación estaba custodiada por un sinfín de hombres bien armados. Parecía casi una fortaleza inexpugnable.El arquero sacó su arco y le desplegó.

– Puedo crear una abertura para que podamos llegar hasta la puerta trasera sin problemas. Eso sí, será mejor que te tapes los oídos y cierres los ojos. Voy a generar un efecto de granada aturdidora. Luego nos toca correr hasta nuestra posición. – El pelirrojo preparó dos flechas, una sónica y otra lumínica, combinadas  recreaban la acción de  una granada aturdidora. La acción conjunta de esas flechas podría para incapacitar al enemigo  durante unos momentos.  – Luego puedo utilizar una flecha gancho y escalamos hasta el tejado.-

Sin más dilación, el pelirrojo disparó las flechas. A continuación, cerró fuertemente los ojos y se tapó los oídos introduciendo sus dedos meñiques en el inicio  los conductos auditivos externos para proteger de todo sonido el tímpano.

Contó mentalmente hasta que llegó al número en el que el efecto de las fechas que había disparado se hubiera disipado. Se sacó las manos de los oído y abrió los ojos. Los enemigos estaban aún desorientados y aturdidos. Todavía pasaría un tiempo antes de que estuvieran en plenas facultades pero no podían desperdiciar ni un momento. Inmediatamente corrió hasta la parte trasera del edificio, como se había planeado. Llegaron casi sin problemas a la cara oculta  la aquella construcción. Roy casi no se podía creer lo bien que aparentaba estar saliendo esa incursión en territorio enemigo.

La puerta trasera del lugar era negra, maciza y de una contundente metal blindado. eso si que iba a traerles quebraderos de cabeza. El arquero comprobó la manija de la puerta por si por cualquier casualidad no hubieran cerrado con llave la puerta y pudieran colarse dentro de forma fácil y sigilosa. Hizo un pequeño aspaviento, parecía que aquellos no eran matones de poca monta que cometían fallos tontos. El arquero sabía que no podía usar explosivos o munición muy fuerte para tumbar la barrera de metal que les impedía el acceso. Cualquier intento por cargarse la puerta de forma violenta podría generar un tremento ruido que alertase no sólo a los hombres que acababan de dejar aturdidos sino también a los empleados de la mafiosa que estuvieran dentro del edificio.

Tras pensarlo y meditarlo un momento, recordó un viejo truco de la calle que usaban muchas veces los muchachos de la calle para abrir puertas y entrar a robar o entrar a algún lugar con techo donde pasar la noche. - Oye nena, ¿no tendrás por casualidad una horquilla del pelo?- Le dijo a Gaghiel. El no solía amarrar ni acomodar su pelo de ninguna manera por eso no utilizaba ni gomas ni hornillas ni pinzas para el pelo o similares. Su compañera tenía el cabello largo y por ende existía la posibilidad de que en ocasiones le resultase molesto y utilizase algo para poder sujetarlo.

- O quizá se te ocurre alguna forma de abrir la puerta - dijo con cara de que todas las ideas eran bienvenidas.

Mientras su improvisada compañera de equipo rebusca entre sus cosas, él silba en un tono bajo una canción. Sonríe con alegría al ver que Gaghiel saca de su manga una horquilla. No puede creer que todo les esté saliendo tan bien a la segunda. Las cosas siempre suelen ser más complicadas en su mundo. Quizá esa extraña mujer le esté brindando algo de suerte.

Toma la horquilla que la pelirroja le ofrece. Dobla la horquilla para que esté completamente recta y la introduce con cuidado en el agujero de la cerradura. mueve la horquilla muy lentamente haciendo unos movimientos muy determinados. Conoce qué tipo de cerradura es esa y cómo debe proceder para abrirla. Sus años de niño de la calle intentando sobrevivir en las profundidades del averno que es Gotham de vez en cuando le servían para algo. en la calle había aprendido como forzar cerraduras con una simple horquilla del pelo.

Se escucha un suave click y al girar la perilla de la puerta, esta se abre. El pelirrojo abre la puerta con cautela. Nunca se sabe lo que se encuentra tras una puerta blindada.Suspiró al ver que tras la puerta no había nada. Al entrar vio una larga escalera de madera de un color blanco reluciente. se asomó a la escalera y vio a uno de los matones de Sampier en lo alto de esta. La mujer sacó su pistola y corriendo disparó a la cabeza pelirroja que acababa de ver asomar. Roy se apartó. Rodó los ojos. Aún no se explicaba cómo la gente era tan idiota. La distancia y la altura no jugaban a favor de la pistolera para acertar el tiro. La mujer bajó corriendo las escaleras para acudir al encuentro con los desconocidos que allanaban el lugar.

Esa entrada era solo para paso de personal autorizado y por supuesto, todos los que trabajaban para la traficante de armas se conocían entre sí. Sabiendo quienes eran tus compañeros de trabajo era fácil reconocer a cualquier desconocido que tratase de asaltar el lugar. Al contrario de lo que Roy esperaba, la mujer no bajó las escaleras. Apretó un botón que estaba semioculto al principio de estas para hacer sonar una podero alarma. Ese ruido alertaba a todos los del lugar que unos intrusos estaban allí. Los guardias del la entrada ya se habían recuperado para esas alturas. Por lo que al oír la voz de alarma acudieron en tropel a la zona. roy cerró al puerta blindada. No era una gran estratagema pero les daba algo de tiempo para intentar llegar al piso superior que poco a poco se empezaba también a llenar de guardias.


- Joder - Blasfemó por su estupidez. Por no haber preparado una estrategia con tiempo y haberse metido en una ratonera.


Los resfuerzos de la mujer corrían por el pasillo y bajaban por las escaleras. De un momento a otro estarían rodeados. No tenía ninguna buena idea para salir de aquel lío pero no quería quedar hecho queso gruyere. Sacó su arco y disparó a un tramo de escalera. Cuando la flecha impactó en la zona intermedia de la escalera, la zona circundante al impacto se congeló. había disparado una flecha crionizante. Para los guardaespaldas de la señora Sampiere, había sido un fallo del arquero. No se dieron cuenta de que el suelo estaba congela y al correr por la superficie helada resbalaron y se cayeron rodando por la escalera. Algunos tuvieron más suerte que otros. unos se había caído de bruces en el suelo y perdido el conocimiento. Otros se levantaban con leves dolores. El pelirrojo aprovechó para golpearles y desarmarlos. Los últimos en llegar habían visto todo lo acontecido a sus compañeros y optaron por bajar con cautela la escalera para que no les pasase lo mismo.

Roy se había dado cuenta de que a la “morena” le gustaba mucho maldecir. Cada dos por tres estaba insultando a los enemigos y lanzando juramentos. Era un tanto grosera y parecía que lo hiciera adrede para irritar a los enemigos. O quizá fuera un tanto desquiciante de manera nata. No sabía muy bien cual de las dos opciones se ajustaba a ella.

Los enemigos llegaban en tropel.  Por suerte Gaghiel,  hizo uso de sus habilidades místicas y mágicas para deshacerse rápidamente de los matones. Él se quedó, teniendo en cuenta el consejo de su aliada, al margen de aquella disputa. Ella invocó una especie de pantano o tierras farragosas que dejaron a los adversarios inmovilizados. La mujer había frenado con sus técnicas el avance de los  contrincantes.  El pelirrojo era un negado para el uso de ese tipo de técnicas y habilidades. Es más le hacían sentir cierto desagrado porque çel era más científico y tecnológico que mago o místico. No obstante, podía asegurar que aquellas artes ayudaban en el combate y debía darle las gracias a sus usuarios por salvarle el culo con ellas. Pero eran temas que no eran muy de su agrado.

- Gracias por ocuparte de todo, compi.- dijo con su tono risueño y alegre.

Desde donde estaba disparó una de sus flechas al techo del primer piso del edificio. La fecha al impactar contra una superficie dura se desplegó y se engarzó en el material. De aquella flecha colgaba una cuerda. El pelirrojo activó un sistema para recogerla. De esta manera, al estar siendo arrastrado junto con la cuerda libraba la zona que su improvisada compañera de equipo había convertido en un pantano y  el tramo de escalera que él había congelado. Antes de que alcanzase la cúspide de altura se soltó de la cuerda, cayendo en el suelo del primer piso.

Mientras esperanza que Gaghiel hiciera su movimiento y llegase a aquel lugar, aprovechó para asegurar el perímetro. avanzó unos metros por aquel pasillo de colores pastel enmoquetado con una hortera alfombra de color marrón con los ribetes amarillos. Algunos guardias más aparecieron en escena. El arquero tan hábil y preciso como en sus mejores momentos les disparó un par de flechas de pegamento para dejarles inmovilizados. Cuando la flecha impactó de llevo en los pectorales de los tres adversarios, la punta se desprendió y dos componentes se mezclaron produciendo una masa muy densa y viscosa. Esa sustancia como amarillenta hizo que sus ropas se pegasen entre sí, haciendo imposible cualquier tipo de movimiento. Los últimos guardias habían sido neutralizados y el camino que había delante de Roy y Gaghiel parecía despejado.

Cuando Gaghiel usó sus poderes para catapultarse al primer piso, siguieron avanzando por aquel pasillo de decoraciones añejas. Desde donde se encontraban podían observar que al final de aquel  gran pasillo había una puerta caoba de madera con ornamentaciones. daba la impresión de ser maciza, segura y muy resistente. A la par que muy elegante, sofisticada y bonita. Con aquellas decoraciones  de papel pintado quedaba un tanto hortera. Era una conjunción extraña.

La primera impresión del arquero es que detrás de aquella puerta había algo. No solo era que se encontrase al final del pasillo, en el corazón del edificio, en el lugar estratégicamente más protegido del lugar. Sino que además tenía la puerta más resistente y decorada de ese piso. Cuando utilizas una puerta como aquella es que detrás tienes la intención de dejar guardado algo que deseabas proteger.

Parecía que estaba despejado. Hacía un rato que los asalariados de Sampiere habían dejado de acudir a su encuentro. El camino hacia la cámara del tesoro estaba libre. Mientras se dirigían hacia el lugar marcado, Roy fue abriendo con cuidado y precaución cada una de las puertas con las que se encontraban a un lado y a otro del pasillo. En unas había habitaciones decoradas con esmero, glamour, lujo y detalle. En otras había lo que parecían minidespachos: una mesa prefabricada de ikea, una silla de oficina y unos archivadores no muy costosos. Seguramente allí abría papeles muy interesantes para las autoridades competentes. El pelirrojo de adentro en una de esas habitaciones y tomó unos cuantos papeles aleatoriamente. Metió aquellos documentos medio arreguñados en su aljaba.  No tenían mucho tiempo para revisar cada detalle. La traficante de armas ya se les había escapado de las manos en una ocasión. Si no eran raudos y precisos se les volvería a esfumar.

Dio unos cuantos pasos hacia atrás. Sacó de su carcaj una flecha muy específica. Tenía una gran cabeza con forma cilíndrica. En ese recipiente rojo de forma cilíndrica, que hacía las veces de punta de la saeta, contenía un líquido altamente inflamable. Ese líquido al mezclarse con el oxígeno del ambiente producía una rápida combustión, que desencadenaba una explosión. Disparó la sagida tan rápido y veloz como siempre. La flecha impactó de forma limpia y precisa en el centro  de la puerta acorazada. Inmediatamente se generaron unas intensas llamas que acabaron con la entrada a la gruta del tesoro.

Cuando la puerta estaba completamente calcinada, Roy disparó otra de sus flechas. esta vez era para apagar los resquicios de las llamas. La finalidad de esto es que ambos héroes pudieran entrar al refugio de la traficante de armas. Apagado el fuego, el arquero el hizo una seña a Gaghiel para que juntos se adentrasen en la estancia donde se encontraba la señora Sampiere. Una vez los dos hubieron penetrado en la habitación pudieron observar como la mujer afroamericana recogía una serie de papeles y se disponía a huir por un pasadizo secreto que se encontraba detrás de unas estanterías.

Roy pensó que quizá los papeles que él anteriormente había recopilado de las otras habitaciones eran pecata minuta comparado con los que  rita se había llevado de la habitación en la que acababan de introducirse. Raudamente los improvisados compañeros de viaje y de misión corrieron tras la prófuga. Andentrándose por aquel paraje desconocido para los justicieros observaron como la maleante descendía por unas largas escaleras de caracol.


-La bastarda busca huir cuida esos papeles yo con esta tengo cuentas que arreglar y cuíbreme la espalda.- Comentó la pelirroja relatando la situación que estaban viviendo.

- Tranquila, cuenta con mi arco- dijo Roy  de forma simpática.- No dejaremos escapar a esa bravucona.

A continuación Gaghiel utilizó sus poderes místicos de viento para descender hasta los pies de la escalera y emboscar a la maleante. Mientras tanto Roy descendía corriendo las escaleras con toda la velocidad que sus piernas podían proporcionarle. desde su posición más elevada que el de las dos mujeres que se enfrentaban pudo ver como Rita Sampiere apuntaba con su arma a Gaghiel. Esta fémina presurosa agarró la mano de la traficante de armas y desvió sus disparos. Posteriormente, Gaghiel desarmó a su contrincante. Como la escalera bajaba haciendo giros, en un de los tramos perdió de vista la situación. Llegó a la escena cuando ambas mujeres estaban dilucidando su lucha con un cuchillo y unas tonfas. No le gustaba hacer esa clase de cosas porque era jugar sucio. Pero la ocasión lo requería. Así que como se encontraba detrás de Sampiere, cogió su arco y la pegó entre la zona intermedia entre el oído y la mandíbula para desestabilizarla. Su golpe surtió efecto y la desvergonzada mestiza se desmayó.

-Ya hemos hecho lo más duro de este trabajo, que es capturar a la presa.- Sonrió alegremente.- Es mejor que la registres tú para que la gente no malpiense. -

El comentario de la mujer le dejó un tanto conmocionado. Roy era más respetuoso con el cuerpo ajeno que con el propio. Él siempre estaba herido o cubierto de moratones sin embargo no permitía que los demás sufrieran ningún tipo de daño físico, emocional o psicológico.  No le gustaba la violencia ni agredir a los demás a menos que fuera necesario. Tampoco le gustaba desear que los demás pasaran penurias. Había estado en una cárcel de Medio Oriente donde fue vejado y torturado continuamente y no quería que ningún otro ser humano pasase por aquel calvario.

-A mi esas cosas de aprovecharse de la gente no me van. -Incluso le daba algo de culpa liarse con un chica que hubiera ingerido alcohol de más por miedo a que la joven sólo se dejase llevar y realmente no tuviera la capacidad de elegir libremente acostarse o no con él. Perjudicar de alguna manera a los demás le hacía sentirse mal.
- Soy muy buen niño.- sonrió jovialmente.- No hago cosas indecorosas a menos que la otra persona me las pida. -

Se arrepintió en el instante número uno de haber dejado que Gaghiel cacheara a la señora que yacía inconsciente en el suelo. Se le pusieron los pelos de punta cuando su acompañante puso una cara pervertida mientras revisaba el cuerpo desmayado. Aunque hubiera resultado extraño y los demás pudieran malpensar, tenía que haber inspeccionado el cuerpo de la traficante el mismo. Si a él no le gustaba que nadie le tocara impunemente sin haber consentido tampoco podía permitir que los demás recibieran ese trato irrespetuoso y malicioso. Aunque desmayada e inconsciente Sampier debía tener la misma consideración  que estando en ese estado que despierta. Negó con la cabeza e hizo.un gesto de desaprobación a aquel toqueteo desmedido.

-¿Sabes lo que significa el término consentimiento? Porque estoy totalmente convencido de que tu cacheo es una seria agresión sexual.- La voz del arquero pasó a ser claramente seria. No le agradaba nada que se atentase contra las libertades individuales, personales y se Después de todo su figura paterna había sido Oliver Queen en muy conocido no solo por sus fiestas, coqueteos y su fortuna sino también por su activismo y lucha proactiva por los derechos de todos y cada uno de los grupos socialmente desfavorecidos.

-Tengo la certeza de que la cárcel no es como se muestra en las películas que protagoniza Vin Diesel. - Al pelirrojo como a cualquier persona le hacía gracia el humor de tipo sexual pero cuando se pasaba el límite y una broma pasaba a ser una referencia a un vejación o una tortura, eso no le agradaba.

Tomó los pendrives que Gaghiel le ofrecía y los guardó a buen recaudo. Tenía inmensas ganas de terminar ese trabajo. No sólo por su seguridad sino también por la de la detenida.

No compartía la lógica de es cuestión de opinión. Usar tu ventaja para infringir un daño a tus conciudadanos no era algo que entrase en es mi punto de vista. No todas las perspectivas eran válidas. Las visiones del mundo intolerantes, discriminatorias, vejatorias, crueles y desagradables con el prójimo no merecían el mismo respeto, tolerancia y aceptación que mundos amables y cooperativos.

-No creo que sea cuestión de puntos de vista. Hay cosas que son corretas y otras incorrectas. Hay cosas que de inmediato sabes que no deberías hacer. Ese cuerpo no es el tuyo y por lo tanto no puedes decidir por él. Lo dice la ley además. No tienes derecho sobre algo del que no eres propietario.-

Rodó los ojos ante  el siguiente comentario de Gaghiel. Haber sido víctima no justificaba que te convirtieras en agresor. Sufrir no era una excusa para proporcionar dolor a los demás. Roy no había tenido ni la mejor de las vidas ni la mejor de las suertes. Nunca fue un niño afortunado. Había padecido miserias sin fin al vivir alcoholizado en las crudas calles de Gotham. Tener que subsistir por tu cuenta, siendo un adolescente sin familia ni recursos con una baja autoestima y una gran adicción a la bebida y destruir cada cosa hermosa de tu vida el día, no es ni fácil ni agradable ni una experiencia grata. Su actuación en Qurac y las culpas que trajo. Nunca se había arrepentido tanto de ser la peor persona que pudo. Su estancia en un  cárcel del Medio Oriente en la que era torturado y vejado desde que amanecía hasta que anochecía.  Sinceramente, no le recomendaría  ni desearia su vida a nadie.

-Lo viva no es justa, querida. Cuando algo malo nos pasa se asume y se supera. Porque a ti te hicieran algo humillante y cruel eso no te otorga ni el derecho ni el poder para hacérselo a otro. Si lo haces, ¿que te diferencia de tus agresores? Eres la misma mierda de persona que ellos. El mundo no se arregla con la ley de talion. Solo pones más basura en él actuando así.- No le resultaba indiferente el sufrimiento de Gaghiel. Simplemente consideraba que la falta de humanidad, los actos de crueldad y el saltarse los derechos individuales no tenía ningún tipo de disculpa. Le dio un toquecito amistoso en el hombro y la sonrió con ternura.
-Podemos ser fuertes e impedir que nos vuelvan a hacer daño. También podemos ser mejores que aquellos que nos hirieron.-

Se encaminaron hacia una comisaría cercana para dejar a buen recado a la señora Sampiere. Se subieron al coche y en cuestión de diez minutos ya estaban en las dependencias policiales. Entraron en el edificio y entregaron a los agentes su presa.

- El principio moral y fundamento de la ley son en primera instancia para proteger la integridad del ciudadano. Lo que ocurre es que son vulnerables al ser aplicadas. Esto se debe a que quien administra la justicia son seres humanos y cualquier institución humana puede ser presa de la maldad. Las personas, además de cometer errores, también pueden actuar con corrupción y tergiversar los hecho en su favor. Por lo que no es que la ley falle, es quien la aplica quien comete una infracción en su deber. En cuanto al dicho que sugieres: la ley puede ser interpretada de múltiples formas si tu usas una de estas interpretaciones en tu favor y en perjuicio del otro adrede es ahí donde se encuentra la trampa. También el desconocimiento de la ley puede jugar en tu contra y a favor de quien si la conoce y de eso, es donde surge lo de hecha la ley hecha la trampa. - La iglesia, asociaciones, ONGs, campañas humanitarias, acciones benéficas y demás campañas por el estilo cuyo objetivo era ayudar al prójimo no eran más que tapaderas en diversas ocasiones para encubrir un enriquecimiento, afán de poder, negocios fraudulentos, encubrir evasiones fiscales y multitud de timos y estafas al estado y al contribuyente.

De muy buena cuenta sabía el pelirrojo como una causa revolucionaria en pos de los derechos de aquellos que no tienen nada podía convertirse en algo vil y mercantilizado. Camisetas con lemas feministas de empresas que esclavizan mujeres en fábricas de la polinesia. Este suceso es tan sólo uno de los millones de ejemplos de cómo una causa digna es vendible y mercantilizada. En una sociedad en donde prima el capital todo es legítimamente vendible y comercializable.-¿Es realmente un asco porque es así o porque somo nosotros los que hacemos que sea un asco? En base a lo que decides es lo que eres. No hay excusas  ni justificaciones al final del día eres lo que haces. -

Ahí estaba esa actitud de chico, soy más mayor y sé bien lo que digo. Sabe más el diablo por viejo que por diablo. Esa concepción de la existencia tan paternalista que ni entendía ni compartía. Existían personas que a pesar de tener muy poca edad habían tenido muchas experiencias vitales y había otras personas que teniendo mucha edad no habían experimentado nada. -No eres la única que ve y conoce el mundo. He visto muchas cosas que hacen perder la fe y la esperanza en la humanidad. Pero prefiero seguir manteniendo viva la llama de la esperanza. Pensar que hay luz al final del túnel y que de alguna manera el bien resarce lo malo.-

Miró la tarjeta que le ofrecía la mujer. Lo que dicho Gaghiel a continuación hizo que el pelirrojo estallara en carcajadas. Era un justiciero desde los doce años estaba versado en todo tipo de misiones. No es que no fuera a necesitar ayuda pero no iba a pagar por ella. En primer lugar, porque no tenía ni para comprarse unas palomitas en el cine y en segundo lugar, porque conocía mucha gente que le podía prestar ayuda de manera gratuita. Aunque pedirle ayuda a algunas personas que conocía para él era un poco rebajarse, pero si se veía obligado por la situación lo haría.

-Si me vas a pedir dinero realmente  estas muy mal de la cabeza. Para empezar hago las cosas por mi cuenta y llevo mucho tiempo en el negocio. Además ni tengo dinero ni lo gasto en cosas superfluas. Cuídate mucho maja. Seguro que nos vemos por algún lado. yo siempre peregrino mucho.-

La historia sólo puede juzgarse con los ojos del tiempo, desde la distancia de una sociedad distinta que pueda juzgar sin trazas de subjetividad los acontecimientos vividos por los otros. Los que han vivido acontecimientos de un época tienen su propia visión del mundo, lo que les impide tener una perspectiva global de la situación. Hoy podemos entender lo que supusieron para una nueva concepción de la mujer escritoras como las hermanas  Bronte ó  Jane Austen. En su sociedad fueron despreciadas y humilladas por su sexo biológico. Nadie de su contexto histórico supo ver la revolución silenciosa que fueron realmente. Sus libros mostraban unas mujeres fuertes en busca de unos objetivos. Algo tan simple como dejar plasmado en unos escritos lo que debía ser una mujer fue cambiando la ideología de la visión de la mujer sometida y sumisa. Propiciando que otras mujeres tomasen conciencia y luchasen por sus derechos. Cambiando la sociedad poco a poco con algo tan simple. En el mundo ha habido miles de luchas, los imperios cayeron para dejar atrás un mundo de crueldad e injusticias. Los muros se destruyeron para que cada vez más personas salieran de las restricciones sociales basadas en preceptos prejuiciosos y sistemas anquilosados dominados por las élites. En la tierra se han producido miles de rebeliones y revoluciones que han permitido  paso a paso conseguir más derechos y libertades. Se ha ido forzando  un mundo más digno y justo. Aún queda mucho que limpiar. No obstante, vivimos en la sociedad más justa, más tolerante y menos corrupta de la historia de la humanidad. Eso es un gran acontecimiento, no lo dudes. -

Tenían concepciones del mundo muy diferentes y el arquero tenía muy claro que a pesar de su monólogo ni ella le iba a convencer a él ni él a ella. Si solo centras tu atención en lo malo, eso es lo único que puedes ver. En el mundo existían muchas cosas positivas, constructivas y alegres. Pero desde los mass media tan sólo se retransmitían las maldades y crueldades del ser humano. En los libros de historia se retrataba el horror del holocausto nazi pero nunca se reflejaban figuras como Irena Sendler, la  enfermera y trabajadora social polaca que durante la Segunda Guerra Mundial ayudó y salvó a más de dos mil quinientos niños judíos o Giorgio Perlasca, que fingió ser cónsul español en Hungría durante el invierno de 1944 y salvó a cinco mil doscientos judíos de los nazis y del Holocausto. Muy pocas veces en el mundo se retrataban los actos de bondad desinteresados. Las flores que crecen entre la maleza y dejan su marca siempre pasaban inadvertidas.

El pelirrojo se rió alegremente. - No puedo más que vivir una vida humana con su duración media. Quizá con suerte llegue a los ochenta años. Así que no podemos quedar dentro de mil años y filosofar sobre quién tenía razón y quién no. Alguien dijo una vez: Todo pensamiento es una semilla. Si plantas semillas podridas, no cuentes con recoger manzanas deliciosas.-

Había llegado ese momento en que cada héroe debía partir hacia su horizonte. Roy correspondió la despedida de Gaghiel agitando su mano derecha.- Si nos encontramos en algún lugar más propicio podremos retomar este tema tan filosófico. Nos vendría bien un wisky como hacían los deterministas rusos pero yo ya no bebo. Que te vaya muy bien en cualquier lugar al que te dirijas.-