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Los Universos de DC y Marvel se han unido en uno solo. ¿Qué ha sucedido? ¿Quién está detrás de todo? Y, lo que es más importante, ¿cómo reaccionarán héroes y villanos de los distintos mundos al encontrarse cara a cara...?
 
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 Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith)

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MensajeTema: Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith)   Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith) Icon_minitime22nd Julio 2016, 20:50

fecha:

Era una época convulsa, que se caracterizaba por un gradual incremento de la pobreza y desesperación. En medio que aquel ambiente de decadencia siempre había alguien de muy bajo calado moral dispuesto a lucrarse de sus congéneres. Las calles estaban abarrotadas de personas que buscaban una salida fácil y rápida de sus problemas. La vida no es un camino asfaltado en oro y plata. Sino un camino por el cual hay que caminar con esfuerzo, perseverancia y tesón.

En las calles proliferaban las personas incautas  que consumían el polvo blanco pensando que era la solución a todos sus males. Sin embargo, la  realidad  era muy distinta. Esas sustancias tan sólo maquillan la realidad, un barniz que cubre todas las imperfecciones de la madera aunque por debajo de esa tenue envoltura todo está quebrado. Los niños perdidos siempre piensan que la vida se resuelve de la forma fácil. Por experiencia propia Roy sabe que caer presa de una adicción es algo muy sencillo cuando te sobrepasan los problemas y no sabes que hacer. Cuando eres una mente aún por formar y eres fácilmente manipulable es realmente la mejor manera de atraerte a un vicio y sacarte todo el dinero que tienes. Eres una presa fácil para los traficantes de drogas. Cuando tienes ese malestar en tu estómago, ese vacío existencial y esa soledad de la incomprensión es justo el momento en que eres más vulnerable, un momento en el  que piensas que el camello tiene razón al ofrecerte “un escape”. Piensas que esos picos van a otorgarle un sentido a todo tu dolor y que este desaparecerá algún día. Una sustancia mágica que va a llenar ese agujero en tu pecho. La primera vez que te metes algo como eso en el cuerpo te genera una huida de la realidad. Es la forma más sencilla de huir de todo lo que te causa un profundo malestar tanto físico como emocional. Las primeras veces lo haces siempre para evadirte, sin darte cuenta que mientras escapas están adentrándote más en una pringosa tela de araña. Como un insecto quedas irremediablemente a merced de la araña.  

El pelirrojo iba caminando tranquilamente por la calle. Roy estaba  vestido con unos vaqueros y una camiseta  roja sin mangas que dejaba al aire los tatuajes de sus brazos. En su cabeza estaba su habitual gorra verde. Bebía distraídamente un batido de chocolate cuando algo llamó poderosamente su atención. Era un chico tirado en la calle. No tenía más de diecisiete años. Sus ropas están rotas y sucias. Tiene unas ojeras bastante pronunciadas. Estás muy delgado. Tiene esas huellas de dejadez que portan aquellos que  están consumidos por las drogas. El pelirrojo se acerca y sigue observando al muchacho que parece dormir en la acera. Se siente muy identificado y le mira como si fuera su imagen en el espejo. Era imagen desaliñada que quieres acicalar y arreglar para volverla un poco más presentable. Es un chico que parece muy frágil y  ves sus quiebres. Ves el fantasma de la persona llena de sangrantes heridas que tú también solías ser.  Quizá ves tus partes rotas. Es el rostro de quien no querías volver a ser y te invade una extraña tristeza. Cae por tu mejilla una lágrima. Es una lágrima para el muchacho, también para ese antiguo yo tan desconsolado y perdido. Alguien estaba inundando la ciudad de esa nieve blanca que te destruye para siempre. Respiras profundamente, sabes que no lo puedes permitir.

Desde ese día, la imagen del chico en el suelo no te abandona. Ese yonky que parece no importar a nadie porque es lo peor de lo peor. Esas personas perdidas por las drogas son consideradas el escalafón más bajo de la sociedad. Haces algo para intentar remediar un poco el mal de aquella gente. Te pasas las horas investigando sobre quien está trayendo el veneno blanco a la ciudad. Sales a la calle, entras en esos bares, esos tugurios que tan bien conoces, sonríes y preguntas por gente que te pueda pasar algo. Vas poco a poco intentando llegar a la pieza más complicada del puzzle. A veces sacas la información por las buenas, otras veces tienes que usar la violencia. Haces cualquier cosa para poder alcanzar tus objetivos. Día tras día todos sus esfuerzos estaban dedicados a acabar con esa plaga. Buscas en la información dentro de la red, compruebas si son ciertas las habladurías, recorres de una forma exhaustiva las calles donde se mueve ese material, sigues disimuladamente a  los camellos, hablas con los consumidores habituales de es mierda …

El pelirrojo tarda un par de días en analizar, recopilar y obtener frutos en su labor de búsqueda de información. Las horas interminables de paseos por la urbe, las noches sin dormir, el café negro casi inyectado en la vena, las horas en el ordenador y demás, Todo ha valido la pena cuando consigues descifrar la localización de la persona que está repartiendo la droga por la ciudad como si fueran caramelos y chuches en la noche de Halloween.

Anotó la geolocalización del lugar en su  teléfono móvil. Luego, Roy se enfundó sus prendas rojas de héroe y se colocó su arco y su carcaj  para salir a la caza de aquellos traficantes de drogas. Como era un lugar un poco apartado tuvo que hacer uso de su motocicleta roja para desplazarse hacia el lugar. Realmente le hacía gracia que la fábrica clandestina de drogas no fuese el típico almacén supuestamente abandonado que uno utilizaría en Gotham. ¿Dónde estaban quedando las viejas costumbres? ¿Dónde estaba el romanticismo olvidado de esos lugares tenebrosos que antes los delincuentes usaban para hacer el mal? ¿Dónde estaba esa histórica distinción de la Mafia de Alcapone? Los villanos de hoy en día estaban perdiendo la clase y la elegancia. Cualquier lugar les valía para cometer sus fechorías. El pelirrojo divagaba mientras conducía su moto a una velocidad de vértigo dirigiéndose a esa vieja casa en las afueras de la ciudad cercana al puerto, que según sus informaciones era el enclave donde se fabricaba y distribuía la nieve blanca.
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Jonathan Smith

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MensajeTema: Re: Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith)   Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith) Icon_minitime2nd Agosto 2016, 00:01

Tengo que visitar Chicago mas seguido. No es como si la ciudad en si fuese de mi interés; no tiene nada que me llame demasiado la atención. No es de las ciudades mas famosas por su nivel de crimen, es decir que no tengo muchos motivos para ir allí. Por lo general solo viajo a los lugares como New York o Gotham, por lanzar ejemplos: zonas donde el crimen nunca baja, no importa lo que hagas, lo que asegura un flujo constante de escoria que a nadie le importara ver muerta. El único motivo por el cual estoy visitando una ciudad como esa es por que me entere que el trafico de drogas iba en aumento, así que decidí hacer una parada por allí para ver si podía asegurarme de que, minimamente, volviese a sus niveles normales. Es usual que la gente confunda mis actividades con las del típico vigilante, y supongo que en parte tienen razón, aunque mis motivos difieren un poco de los clásicos. En retrospectiva, supongo que hubo un tiempo en el cual yo creí lo mismo. Antes de que Crane apareciera, yo llegue a utilizar de excusa las cosas que había hecho como justificación para lo que hacia ahora. Pensaba que la mejor forma de redimirme seria asegurándome de utilizar mis ya adquiridos talentos para hacerle daño a aquellos que se lo merecieran, aquellos que consiguen dinero y poder pisoteando los cadáveres de todo el que se mete en su camino; la misma clase de daño que yo les hacia antes a los que no se lo merecían. Y supongo que por un tiempo me lo creí, por un tiempo llegue a pesar que en realidad estaba intentando redimirme, que todo era para compensar las cosas en una balanza invisible, que realmente me interesaba la justicia y el equilibrio, o esas mierdas. Quiero pensar que siempre supe, al menos subconscientemente, que en realidad era todo una excusa barata para darle un significado a mis actividades, y por un tiempo se sirvió, creo. Entonces llego Crane, y me hizo ver a la cara a todas las personas que había asesinado; tengo memoria eidética, así que recuerdo a todos esos rostros. Habia dejado de llevar la cuenta de bajas confirmadas hace mucho tiempo, pero a partir de ese día la retome...he matado a mas de 4566 personas desde que llegue a Omega.

Ese día me abrió los ojos. En su momento estuve furioso, tanto que, de haberlo tenido enfrente, hubiese golpeado al Espantapájaros una y otra vez hasta que mis puños atravesaran su cráneo. De todos modos lo haría ahora mismo, pero antes se lo agradecería...y aprovecharía la distracción generada por lo inesperado de esa situación para propinarle el primer golpe directo al tabique. Él me hizo ver la realidad, por mas duro que fuese el golpe. Gracias a su gas me di cuenta de que la deuda que tenia con la humanidad seria una que jamas podría pagar, por que, independientemente del hecho de que lo hiciese bajo las ordenes de un grupo de desgraciados, al final había sido yo el que jale el gatillo en todas esas ocasiones. No importa cuantos criminales asesine, las personas que mate permanecen muertas, y nada de lo que haga las hará volver; supongo que es por eso mismo por lo que tampoco intente suicidarme en su tiempo: mi muerte no hará que ellos vuelvan. A partir de ese día simplemente abandone cualquier pretensión de justificar mis actos, por que lo que hago es injustificable. No hay móvil valido para arrebatarle a la vida a otras 4000 personas, ni siquiera la redención o el equilibrio. Ahora solo tengo una meta, una concreta, lógica, y posible: acabar con todos los que me hicieron el arma que soy ahora, y me ha ido bien en eso hasta el momento. Respecto de lo que voy a hacer ahora...pues...solo digamos que ellos me convirtieron en un arma, y toda arma debe usarse. Por eso es que estaba preparándome para entrar a una casa abandonada en las afueras de la ciudad para cargarme a todo un equipo de fabricantes de drogas: si bien ya no puedo evitar ser un arma, ahora puedo elegir contra quien dispararme. Elijo dispararme contra todos aquellos que se lo merezcan. No tengo motivo para hacerlo, pero es lo único que se hacer, lo único que puedo hacer. Como toda pistola o rifle, necesito ser disparado; no es un pasatiempo ni un vicio, no es una cruzada contra el crimen, es un modo de vida. No hay ideales detrás de mis acciones, solo la necesidad de hacer algo, lo único que se hacer. El mundo no sera un mejor lugar mañana por lo que yo haga hoy, pero pienso que tendrá un par de ratas menos entre su población; no es como si me interesara, pero creo que todos buscan sacar algo positivo de su labor.

Es como dice el refrán: "No hay ninguna sensación similar a la de cazar a un hombre, y a aquellos que han cazado hombres durante el suficiente tiempo, y les gusta, en realidad ya no se pueden interesar por nada mas. Salvo contadas excepciones matar no es algo que me haya gustado demasiado, pero si es algo que vengo haciendo durante el suficiente tiempo como para saber que ya no puedo hacer nada mas.

La casa en si era vieja, de pinta estructuralmente débil, y con dos pisos de alto. Supongo que un cohete bien puesto del RPG que tengo bastaría para que unos de los pisos colapsara, al mismo tiempo que destruiría la mayoría de la mercancía, y eso sacaría a la mayoría de los matones afuera para ver que estaba ocasionando tanto alboroto. Solo hay dos autos afuera, de modo que no tengo que preocuparme por vías de escape alternas, pues puedo alcanzarlos antes de que aborden sus vehículos. Si hay algún auto en el destartalado garaje de la casa, posiblemente quede atrapado ahí una vez que la mitad del edificio colapse. Si mis cálculos fallan y no colapsa a la primera, sera cuestión de seguir intentando; se que esos cimientos antiguos tienen un limite.



off: temporalmente hablando llegue un poco antes que vos para preparar todo, así que asumo que podrías verme desde tu posición antes de que iniciara el asalto y ahí nos veríamos. Dejo en tus manos si decides detenerme antes de que dispare, o prefieres atacar aprovechando mi distracción y que nos encontráramos ahí.
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MensajeTema: Re: Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith)   Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith) Icon_minitime11th Agosto 2016, 19:19

El pelirrojo siempre conducía a una velocidad de vértigo y más aún cuando iba a aquellas misiones medio suicidas a las que en plan justiciero solitario. Le gustaba sentir sensaciones extremas, cómo la velocidad y el riesgo  hacían que se incrementasen los niveles de adrenalina en su organismo. En situaciones como aquella necesitaba ese subidón que producía la adrenalina. Ese momento de euforia, aumento de energía y capacidad de acción que le hacían mantenerse centrado en el objetivo.

Cuando se encontraba cerca de aquel lugar en el que se fabricaban las drogas, aparcó su moto y comenzó con los preparativos. Primero  colocó el carcaj en su espalda y sacó y desplegó su arco. Luego sacó de uno de los bolsillos de su cinturón unos binoculares de visión telescópica. Se sitió en un lugar donde pudiese observar de forma óptima la casa y las cercanías. Pues tener controlado el lugar donde se va a efectuar una acción para poseer información y saber cómo proceder de la forma más adecuada. Arsenal se tiró en el suelo y comenzó a observar lo que ocurría en aquella casa destartalada.

Tanto la casa como sus cercanías parecían tranquilas. Daba la impresión de que no se esperaban que nadie les fuera a atacar. Por la ventana de la cocina se podrían ver a dos personas haciendo cosas. El salón tenía completamente las cortinas cerradas por lo que no podía saber cuánta gente había en esa habitación de la casa.  Había dos coches aparcados en la entrada y quizá uno más en el garaje. El pelirrojo establecía por el número de vehículos y el máximo de asientos en cada coche  que como máximo había quince personas en el lugar. Con suerte el garaje estaría desocupado y  estaríamos hablando de diez o menos personas en la casa.

Al pelirrojo le daba la impresión de que esos delincuentes eran relativamente en el negocio. No presentaban la apariencia de profesionales en ese ámbito. Estaban en una casa destartalada que no contaba con un sistema de protección elaborado. Generalmente ese tipo de narcos de barrio no solían tener un gran entrenamiento en técnicas de combate ni en armas.  Disponían más bien un conocimiento de pelea y uso de armas a nivel callejero. Los barrios bajos eran difíciles y en la supervivencia diaria las armas te ayudaban a lidiar con gente peligrosa. Daban problemas pero no eran un enemigo por el que tener preocuparse en alto grado.
Roy había elegido esa noche en concreto para asaltar la guarida de los traficantes porque las labores del puerto se cerraban ese día y no habría por los alrededores trabajadores o barcos que descargasen su material. Así ningún inocente podía salir perjudicado al verse involucrado indirectamente en la reyerta.

Estaba pensando en cuál sería  la mejor manera de entrar a la casa, cuando en un punto cercano divisó a otro hombre. Dicho sujeto tenía un lanzacohetes en sus manos y estaba preparando dicha arma para ser disparada. No sabe muy bien si ese cohete que va a disparar es por un ajuste de cuentas o una guerra entre mafias de la droga o simplemente es alguien como él intentando hacer justicia de la mejor forma que puedo. Lo único que tiene claro es que ese lanzacohetes tiene planeado lanzarle a la casa es un arma de una potencia destructiva devastadora.

Había que añadir a esa candente explosión que propiciaba el arma, que los materiales utilizados en la producción, fabricación y elaboración de sustancias psicotrópicas son inflamables, explosivos, corrosivos y tóxicos. Por ende, disparar a aquella casa con aquel lanzacohetes era como disparar a un polvorín lleno de dinamita.  Las sustancias inflamables aumentarían  considerablemente el ataque tanto en intensidad como en alcance. Se generaría una reacción en cadena que podría propiciar la muerte de esos criminales. Para el pelirrojo matar no era sinónimo de justicia. La vida de aquellos hombres, aunque eran personas de la peor calaña que cometían actos despreciables, era importante. Los humanos no podían jugar a ser dioses decidiendo que vida valía la pena salvar y qué vida había que segar. Toda persona tenía derecho a un juicio justo, cumplir su pena en la cárcel y tener una oportunidad de redención.   Los hombres y mujeres podían cambiar, ser mejores. Esa era la grandeza del ser humano que podía constantemente corregirse, cambiar su camino y ser cada día un poco  mejor. Robarle a alguien  esa oportunidad de virar el rumbo le parecía muy cruel. Él había cometido bastantes actos criminales en pro de sobrevivir, por eso le parecía hipócrita juzgar a otra persona como él se hubiera comportado como un santo. Entendía que a veces la vida trazaba líneas demasiado escarpadas y para atravesarlas te veías bastante forzado a transgredir la ley y cometer actos muy poco éticos.

Llevado por su ética personal de no matar ni permitir ningún tipo de violencia extrema o asesinado, se quitó los binoculares y se encaminó hacia la dirección en la que estaba aquel hombre armado. No sabía si era amigo o enemigo pero le haría frente.

-No sabía que esta fiesta iba a estar tan concurrida. Si lo hubiera sabido me hubiera puesto algo más bonito.- Esos comentarios burlescos y chistosos que hacía la mayor parte del tiempo le hacían sentirse menos nervioso y más relajado. Dice al llegar junto a aquel hombre.- Me parece que estás usando una potencia de fuego un tanto letal, amigo.- dijo con una actitud relajada y una sonrisa en sus labios.
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MensajeTema: Re: Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith)   Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith) Icon_minitime27th Agosto 2016, 04:34

-Esa es la idea, genio- Susurre en tono bajo como respuesta, con un deje de sarcasmo, al hombre que estaba a mi lado. No me moleste en ocultar la molestia que tenia. Se había aparecido de la nada para joderme una operación, tampoco es que estuviese muy feliz de verlo. Debió haber sido una misión tranquila: hacer estallar la casa e irme antes de que alguien llamase a la policía ¿Por que había tenido que llegar ese hombre a complicarlo todo? Su comentario dejo en claro que no le agradaba la idea de que estuviese apunto de hacer estallar una casa, de modo que todo se había complicado. Me tome unos segundos para voltear hacia él y contemplarlo con mas facilidad. Iba vestido casi completamente de rojo, en lo que parecía ser una especie de traje de combate, seguramente de Kevlar o algún material similar, aunque dejaba al descubierto los brazos. Respecto de su equipo, nada mas llevaba encima un arco y flechas ¿De donde me sonaba esto? Posiblemente fuese la copia de otro Universo de Hawkeye (al menos una de ellas, por que ya había escuchado de otra similar, pero vestida de verde). Si mi hipótesis era correcta, que posiblemente así fuese el caso, entonces estaba ante alguien a quien no debía enfrentar a larga distancia. Confiaba plenamente en mi puntería y en mis armas, pero aun no sabia que clase de flechas llevaba encima ese chico. Por mas que fuesen las clásicas de punta filosa, eso ya representaba una amenaza considerable si eran disparadas por la mano de alguien diestro. Para colmo, bien cabía la posibilidad de que ese chico tuviese flechas especiales como las de Barton: eléctricas, pulso electromagnético, ácido, explosiones, gas, etc. Todo un arsenal en un simple y compacto carcaj, mucho mas desconocido y peligroso que las armas que yo llevaba encima.

Sin embargo, siempre fui alguien bastante versátil, y si las cosas se ponían feas ya tenia la ventaja de la cercanía. Estaba a una distancia lo suficientemente cercana de él como para que se le dificultase usar sus flechas, y en lo que es combate mano a mano no me falta experiencia, por mas que pocas sean las ocasiones donde debo valerme de el.- ¿Tu eres solo un humano normal, buena puntería pero sin poderes, verdad?- No es necesario que responda, ya me hago a la idea de que la respuesta es un rotundo si.- Me imagino que te vales de tu puntería, debes ser muy bueno...- Solo es charla informal, solo intentaba distraerle con algo mientras surgía un plan en mi cabeza. Tenia que adaptarme a la situación rápido, sabia que podía hacerlo, solo necesitaba tiempo para pensar. Fue cosa de unos segundos hasta que finalmente una idea mas o menos clara vino a mi mente, y me voltee para mirar de nuevo hacia la casa donde los del cartel seguían fabricando sus drogas. Entonces lo mire a él una vez mas.- ¿Te molesta si la probamos?- Acto seguido y sin darle ni un segundo a responderme, jale del gatillo, disparando el proyectil contra la casa.

Ni un segundo después, solté el lanzacohetes, lleve mi mano derecha a hacia mi pie y desenfunde mi cuchillo de combate, para acto seguido lanzarme sobre el chico de rojo. Tenia que reducir distancias lo mas rápido posible, y mi cuchillo de seguro seria un arma mucho mas eficaz a corto alcance que su arco o flechas. Me aproveche de la distracción generada por el disparo. Si era como Barton optaría por salvar primero a los civiles, para eso tendría que bajar primero el cohete que iba en su dirección, y eso me daría tiempo para emboscarlo.

off: hola, disculpa por la demora y si fui escueto en la respuesta. EL cohete no es nada del otro mundo, y vos tenes tiempo suficiente como para volarlo en pedazos de una flecha y salvar a los tipos de la casa, aunque lo mas posible es que en ese caso Smith te logre embestir, lo que no implica que no puedas luchar para safarte ni nada de eso; otra opción seria dejarlo pasar y entonces me esquivas, aunque lo criminales mueren.

Si hay algo que no te gusta o tenes alguna duda no dudes en mandarme un MP y asi lo charlamos.
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MensajeTema: Re: Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith)   Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith) Icon_minitime30th Agosto 2016, 16:42

Habría dicho aquello con un tono de sarcasmo y en cierta medida le hacía gracia al pelirrojo porque parte de razón no le faltaba al otro. Le resultaba gracioso pensar que tenía razón el apelativo que había usado para insinuar que no era muy listo.

Observó al hombre que tenía en frente. Era un hombre grande, fuerte, de rasgos duros y expresión fría. Por la vestimenta y el armamento le hacía pensar en un militar o exmilitar. Intuía que estaba frente a una de esas personas que tienen una mentalidad muy férrea y aguerrida. Estaba intentando impactar un misil contra una casa que contenía sustancias altamente inflamables, así que suponía que se trababa de una de esas personas que abala el asesinato de aquellas personas que perpetran actos delictivos. Pensaba que no se le daba mal tratar con esa clase de personas que no dan su brazo a torcer.  Había estado involucrado muchas veces son todo tipo de personas testarudas y podría jurar que hasta muchas de esas personas eran a día de hoy muy buenos amigos suyos.

Roy en su ingenuidad pensaba que quizá podría convencer a Smith de asaltar la guarida de los narcotraficantes sin cometer una matanza. De primeras no le parecía que fuera un mal hombre. Ambos estaban en una situación muy similar. Los dos intentaban efectuar una emboscada a un cartel de droga. Cabía la posibilidad que fuera un asunto de vendetta pero roy no quería pensar en que estaba rodeado de maldad.

- Es que no estoy muy a favor del asesinato indiscriminado de personas que han transgredido o transgreden la ley. - Además del sistema de  creencias éticas y morales que le había inculcado su tutor legal y mentor, Oliver Queen, Roy, como buen joven sangre navaja, tenía un fuerte respeto por la vida. No consideraba correcto arrebatar una vida a menos que fuera de forma indirecta o para proteger. Nada daba derecho para quitar algo tan preciado como es la vida. La justicia no consistía en matas sino en castigar a aquellos que había realizado actos ilegales. La vida era un bien supremo y no correspondía a nadie juzgar quien era o no merecedor de ese regalo que se nos otorga al nacer.  La vida era algo sagrado y el asesinato era un sacrilegio a ese bien supremo que se nos otorga.

-Más o menos. Has estado muy acertado al decir antes que era un genio. - Asintió con la cabeza. No le gustaba mucho hacer hincapié en sus capacidades y hablidades. A Roy le gustaba ser reconocido, pero no era una de esas personas que van presumiendo  de que son mejores que los demás.  Como Smith le estaba preguntando de forma interesada por lo que podría hacer, considero que llegar hasta él e intentar hacerle recapacitar sobre el uso de armas letales, iba a ser  más fácil de lo que había pensado en un primer momento.  De esta forma, el arquero supuso que aquel hombre estaría dispuesto a debatir sobre la ética del asesinato o no de criminales.  

- La puntería es uno de mis fuertes. -  Dijo con bastante orgullo sobre sus capacidades.  Error centelleó en un letrero luminoso en la mente del arquero. Al verle tomar su lanzacohetes de forma inmediata y disparar hacia el objetivo, el pelirrojo comprendió que la charla había sido una vil estratagema. Una forma de distracción para poder realizar el disparo. Se había confiado y eso había sido su perdición. Pensó erradamente que un diálogo razonado podría convencer a aquel hombre para no disparar munición letal sobre el escondrijo de los narcotraficantes. Iba a ser cierto lo que todo el mundo decía de que a veces era demasiado ingenuo.  Como le molestaba tener que darles la razón a regañadientes a todos los que le habían llamado idiota por ese motivo.

- Antes apostaba mucho por dinero pero no reportándome ningún beneficio no me gusta mucho esa práctica. Aunque podemos apostar otro día sobre otra cosa menos peligro, si quieres. – Dijo con su habitual tono simpático y talante amable. Con gran rapidez y presteza sacó su arco. Viendo que la situación requería que actuase con al mayor premura que pudiese, sopesó todas las posibilidades que tenía. Pero acorde a su sistema personal de creencias y valores, no le quedaba más que una opción. Por muy deleznables que fueran los delitos que hubieran cometido esos delincuentes no se merecían morir por el abrasador fuego de una explosión.

Tomó una determinada flecha de su carcaj, en un segundo determinó la trayectoria y disparó. Esperaba poder contrarestar la velocidad del proyectil que Smith había lanzado y que su flecha, que estaba cargada con una carga explosiva, impactase contra el cohete y detonase la carga antes de que este impactase contra la casa. Toda su atención estaba puesta en evitar que muriesen aquellas personas, por lo que, al ver como la flecha impactaba contra el misil y este explosionaba a una distancia prudencial de la casa se sintió reconfortado y suspiró aliviado.  El cohete estalló en el cielo haciendo un estruendoso ruido y llenando el aire con luminosas llamas que se fueron apagando poco a poco. Tanto el ruido como la luz avisaron a los habitantes de la casa que algo o alguien estaba fuera. Ante aquel  “aviso”  casual, los narcotraficantes se prepararon ante un posible ataque.

off: no te preocupes. Roy es demasiado buena persona para dejar que muera nadie, siempre hace todo lo posible porque no haya muertes arriesgando siempre su salud si es preciso.Yo de momento veo bien el tema.
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MensajeTema: Re: Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith)   Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith) Icon_minitime30th Septiembre 2016, 05:47

El chico se lo trago todo. La charla, los halagos, la conversación casual, incluso el sarcasmo le pareció objeto de gracia. Quizás supuso que realmente estaba allí para charlar, a pesar de que había venido armado con un lanzacohetes y mucha munición. Ridículo. Su error fue confrontarme de frente en vez de dispararme por la espalda; no lo había detectado cuando me posicione para hacer el disparo, y podría haberme eliminado con solo una flecha tranquilizante o electrificada. Pero por algún motivo, ético o moral que de seguro estaría lamentando en esos momentos, opto por no hacerlo, y ese ya fue su primer error. Medio tiempo para pensar, para idear un plan, cosa que se me da bien; me dejo adaptarme a la situación pensando que en realidad podría controlar cualquier amenaza que representara. Supongo que en realidad no puedo culparlo, he visto a los de su clase: superheroes. De seguro ese tipo vio cosas mucho mas aterradoras que yo, monstruos, alienigenas, robots, y todas las cosas malas contra las que los de su clase luchan constantemente (o eso dicen las noticias). Matones armados deben ser el pan de cada día para personas como él. Por eso acabo cometiendo el mismo error que Barton cuando el y Natasha se enfrentaron contra mi: se confió demasiado de su capacidad frente a un "simple matón armado", jamas se le ocurrió que yo podría ser otra cosa, ademas de un simple matón armado. Quizás lo sobrestime y en realidad solo es un idiota, pero poco importaba eso ahora. Logre mi objetivo.

Como era de esperarse, el "héroe" jamas dejaría morir a los criminales, por lo que sacrifico la poca ventaja que tenia para disparar una flecha hacia el misil. He de reconocerle que tiene muy buena puntería con el arco, logro interceptar y destruir un proyectil de lanzacohetes en pleno vuelvo y con una flecha. Desgraciadamente, al hacer eso también bajo la guardia, y fue entonces cuando me aproveche. En un solo movimiento fluido desenvaine el cuchillo, al mismo tiempo que pegaba un salto hacia el para acordar distancia. Antes de darle tiempo a hacer nada, sujete ambas piernas suyas con mis antebrazos mientras lo tacleaba de frente, con la punta de mi estomago apuntando a su diafragma, para quitarle el aire. Mi cuerpo pesaba mas que el suyo, y de seguro el golpe contribuyo en afectar su equilibrio, de modo que no me fue muy difícil someterlo y lansarlo a tierra, quedando yo encima suyo. Recién en ese momento el logo que levaba sobre mi chaleco de Kevlar se hizo visible: la doble M carmesí aunque dudaba que el joven la reconociera.

Estire mi mano libre, intentando atrapar su mano derecha y clavarla en el suelo, mientras levantaba alto el filo del cuchillo. No quería matarlo, no apuntaba ningún órgano vital. Apunte al hombro; ningún nervio ni musculo importante, solo necesitaba privarlo de su brazo momentáneamente, nada mas. Sin embargo yo le subestime a él esta vez. Pense que podría clavar el cuchillo rápidamente, dada mi velocidad, pero el arquero de por si tenia sus buenos reflejos también. Su brazo libre logro interceptar el mio a tiempo, impidiendo que terminase de clavar el arma a su cuerpo, y obligándome a concentrar el peso de mi cuerpo en el mango de ese cuchillo. Solo necesitaba un poco mas...ya casi podía sentir el cuero del uniforme...solo unos milímetros...

En eso una bala pasa rozando los pelos de mi nuca y mando todo a la mierda. Hago retroceder mi mano al mismo tiempo que lanzo mi cuerpo hacia atrás. No necesito mirar hacia la casa para saber lo que acaba de pasar: los pandilleros se dieron cuenta de lo que estaba pasando y comenzaron a dispararnos. Me despego del joven casi instantáneamente, y ruedo hacia atrás por el suelo, asegurándome de ser el blanco mas difícil que sea posible. Mi cambio de posición dejaría al joven arquero entre los criminales y yo, lo cual estaba bien; necesitaba eso. Estaba mas que seguro de que podría encargarse de unos pocos criminales armados, tal y como dije antes debe estar acostumbrado a ellos. Yo también podría haberlo hecho, pero intentarlo con él tan cerca mio era demasiado peligroso. Opte por reducir riesgos innecesarios, y dejarlo a el contra los pandilleros. No tenia pensado huir, pues después de tanta conducción e investigación odiaría mandar el trabajo a la mierda por un chico con arco. Solo tenia que distraerlo, dejar que el se encargase de los criminales; reagruparme desde una posición segura para volver al ataque, y poder enfrentarme a él sin distracciones de ninguna clase.



off: asi seria el logo de la doble M

http://www.protekt-leipzig.de/media/01_Globale_Inhalte/Aussteller/Logos/MM_sw.jpg
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MensajeTema: Re: Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith)   Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith) Icon_minitime30th Septiembre 2016, 18:15

No pudo cantar victoria ni hacer ningún comentario ingenioso o humorístico como le hubiera gustado para celebrar su puntería perfecta. Inmediatamente después de realizar su certero disparo, el artillero se le vino encima. Primero le hizo perder el equilibrio agarrándole de las piernas y haciéndole trastabillar ligeramente. Luego, cual jugador de fútbol americano realizando un brutal embiste, Jonathan Smith se había echado encima de Roy Harper embistiéndole de forma brutal.

Sintió un tremendo dolor por el impacto. Estaba seguro que ese golpe iba a dejar contusiones y moratones en su zona pectoral. A pesar del dolor  y de que se sentía un tanto mareado no se sintió muy amenazado ni en un sumo peligro. Estaba acostumbrado a golpes y ataques realmente peores. En otras batallas su cuerpo había quedado rotos, sus huesos destrozados y él había sido reducido a una masa sanguinolenta. En otras ocasiones había perdido el oído, la visión y el equilibrio y había luchado y conseguido salir vivo. Había sido apalizado infinitas veces por sus enemigos. También eran numerosas las palizas que recibió cuando participaba en combates por dinero.   No tenía ni idea si es que era un luchador nado o era simple sentido de supervivencia. Aunque el otro fuese más grande, más musculoso y por el impacto de sus cuerpos Roy había concluido que con mayor densidad ósea, su cuerpo tenía una asombrosa resistencia. La verdad que Harper no sabía muy bien a que se debía que su cuerpo aguantase tan bien los golpes.

Roy pensó que debía a empezar a desconfiar en la gente. Estaba seguro de que no tenía un cartel en la espalda con el mensaje golpéame. Entonces, ¿por qué todo el mundo le pegaba siempre? ¿Es que acaso tenía cara de ser un masoquista porque a todo el mundo le encantaba zurrarle sin venir a cuento? Un día de estos le iba a preguntar a sus amigos si daba aquella impresión a la gente. El pelirrojo no entendía muy bien por qué le estaba atacando. Era obvio que ambos tenían como objetivo común ese cartel de la droga. Según la perspectiva del arquero una lucha entre ellos dos era contraproducente. Como bien decía el viejo dicho latino Divide et impera, divide y reina, para ganar o seguir manteniéndose en el poder bastaba con dividir las facciones del rival. Cosa que ya habían conseguido los narcos sin aparecer en escena.

Los cuerpos de ambos se encontraban en el suelo, Jonathan sobre Roy. En su caída el pelirrojo había logrado un logo que estaba en el chaleco de kevlar de su oponente. Era como una especie de doble M. El arquero no sabía lo que podía significar aquel dibujo. No lograba encontrar ninguna similitud con ningún símbolo que conociese.

- Parece ser que tienes muy mal perder tío.- dijo Roy mientras en el suelo seguía forcejeando contra aquel hombre que quería dibujar con un cuchillo tomando como lienzo la piel en su cuerpo. Levantó sus manos para agarrar el mango del cuchillo y así frenar el avance. Roy y Jonathan se encontraban en un pulso cruento. Roy sentía la tensión en sus brazos. El otro era más fuerte pero no le iba a dejar avanzar ni un milímetro. Aunque no quería provocarle una herida mortal, el arquero no podía permitirse el lujo de que le hirieran en uno de sus brazos.  Quedarse sin un brazo para él era muy similar a cortarle un ala a un ave. Dejarle impedido sin poder realizar sus creaciones era como mermar su espíritu.

Soltó una de las manos con las que mantenía agarrado la mano del otro. Tanteó el terreno en busca de una pieza o algo con lo que pudiera improvisar un arma para golpear al otro y quitársele de encima. Una de sus muchas virtudes era la de improvisar armas con cualquier  tipo de material que se encontrase. Allí no había nada que pudiera utilizar.  Al soltar  una mano del agarre y sólo contar con la fuerza de una de sus manos para frenar el cuchillo del otro, le dio ventaja a su agresor. Había sido un craso error dejarse tan vulnerable. El otro aprovechó esa circunstancia para deslizar el cuchillo más abajo y rozar con su punta el traje de Roy. En un impulso, fruto de su desesperación golpeó la muñeca del otro con el dorso de su mano. No era un ataque muy elaborado ni muy ingenioso pero logró desviar el cuchillo.

- No somos tan íntimos para llevar tan lejos.- dijo con un tono jocoso. No pudo evitarlo. Siempre hacía esos malos chistes en momentos como aquel.  En ese momento, se oyó el silbido de una bala en el viento.  Impactó muy cerca de ellos, casi rozando a Jonathan y se clavó en el suelo muy cerca de donde tenía su cabeza Roy. Su rival miró a la casa para saber que estaba ocurriendo, esta distracción la aprovechó Roy para darle un rodillazo en el estómago. No supo muy bien si fue porque estaban a punto de caer presa de los criminales o porque su golpe surtió efecto, pero se vio libre de aquel forzudo que lo apresaba. El pelirrojo rodó por el suelo hasta situarse en un lugar propicio. Tomó su arco y se dispuso a enfrentarse con aquellos pandilleros que les asediaban.

- Me debes cincuenta dólares cuando termine esto. Di en el objetivo. He ganado al apuesta inicial.- Disparó una flecha al brazo de uno de los narcos, haciéndole perder el arma. En menos de lo que canta un gallo otras dos flechas habían salido de su arco desarmando a otras dos personas. Si de algo se vanagloriaba Roy, era de que era muy rápido y tenía una puntería eficaz al cien por cien. Era una lástima que no se encontrase allí nadie conocido para mostrarse seguro y orgulloso de sí mismo.
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MensajeTema: Re: Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith)   Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith) Icon_minitime26th Octubre 2016, 03:44

De no haber interrumpido los pandilleros nuestra pelea creo que hubiese podido reducirlo; al menos probocarle una herida lo suficientemente importante como para mermar sus posibilidades de someterme con un arco. Quizás a vista ajena hubiese sido mas ingenioso trabajar juntos, pero a mi parecer solo era otro obstáculo que debía de ser sacado del camino. No puedo trabajar con gente que no comparta mi método para hacer las cosas. Hay demasiadas variables, muchas cosas que pueden salir mal cuando dos compañeros no están de acuerdo en algo tan básico como el modo en el que manejaran a sus enemigos. Algo tan simple como un aviso "amistoso" de no apuntar a la cabeza o no matar a tal pandillero que se encuentra postrado en el piso podría significar una distracción aprovechada por ellos para acabar con uno de nosotros. En esta linea de trabajo no hay lugar ni para la posibilidad de las distracciones, por eso intente sacarlo de en medio lo mas rápido posible para ir a encargarme de ellos del único modo en que se hacerlo. Obviamente las cosas nunca iban a resultarme tan fáciles y habíamos terminado forcejeando con mi cuchillo en las manos solo para que ellos llegaran a los tiros y de milagro no me atinase. Irónico que mi intento de eliminar una posible distracción se haya convertido en otra distracción.

Rode por el piso hasta encontrar al menos una media cobertura, y allí me quede agazapado mientras sonaban los disparos. Me encontraba detrás de una gran piedra a las afueras de la casa que me cubría de la mayoría de los disparos de momento. Las dos o tres balas que fueron tan afortunadas como para evadir su protección chocaron contra una gruesa capa de Kevlar. Por fortuna no tenían con ellos explosivos de ninguna clase ni acceso a mi lanzacohetes o las cosas hubiesen sido muy diferentes, hablando de lo cual...Vi a dos de ellos lo suficientemente suicida como para acercarse corriendo a tomarlo del suelo, a pesar de las advertencias gritadas por sus compañeros de que no hiciera idioteces. En cosa de un segundo desenfunde una de mis pistolas y gire por el suelo, terminando acostado boca abajo y con el arma sujetada por ambas manos, apuntando directo hacia su pecho. Dos disparos se escucharon y el cuerpo cayo de espaldas al suelo, inerte. Desde luego esto no les gusto a sus compañeros, quienes a partir de ese momento concentraron en mi la mayoría de sus municiones, así como varios insultos y amenazas.

El joven arquero, por su parte, parecía no tener muchas ganas de cerrar la boca, aun en esas situaciones. Quizás intentaba distraerse a si mismo para evitar concentrarse en lo peligroso de la situación, o solo quería burlarse de mi; quizás un poco de ambas. Fuera como fuese, en lo que procesaba sus palabras y lo veía dejar fuera de combate a un par de narcos, otro grupo comenzó a salir de la casa. No eran precisamente demasiados pero cargaban armas automáticas, y estaban igual de enojados. El pequeño escuadrón de tiradores prácticamente se duplico en cosa de un segundo.  Entonces tuve una idea. Rápidamente moví una de mis manos hacia mi cinturón táctico y extraje una granada aturdidora. Al activarse, emite un poderoso haz de luz que ciega momentáneamente a los enemigos, al mismo tiempo que emite un sonido lo suficientemente fuerte como para afectar la capacidad auditiva y el equilibrio de los afectados. En resumidas cuentas, neutraliza su capacidad de apuntar y reduce su capacidad de moverse. -¡Como mierda te llames!- Quise llamar la atención del arquero.- ¡Quinientos dolares a que no los bajas a todos! -Si lo que le motivaba eran las apuestas, entonces ahí le iba una bastante grande. Acto seguido lance la granada hacia ellos, esperando que el joven supiera diferenciarla de una de fragmentacion, comprendiera el riesgo no-letal que significaba para los narcos, y optara por no bajarla en pleno vuelo con una de sus flechas. Yo hice mi parte, produje una distracción; ahora le tocaba a él hacer el resto. Desde luego también tenia mis pistolas en caso de que el incentivo del dinero no fuese suficiente y tuviese que bajar a los pocos rezagados que quedasen.

Lo ultimo que quería en ese momento era ponerme a matar personas. Bueno, técnicamente era mentira, lo que mas quería en ese momento era poder simplemente matarlos e irme de una puta vez. Lo que menos quería en realidad era tener que pelear contra el arquero por haber matado a esas personas. No soy de los que gusten de perder el tiempo en peleas innecesarias que van mas allá de los parámetros de la misión. Su aparición había sido inesperada, y eso había traído consigo un nuevo marco de posibilidades de cosas que podían salir mal. Necesitaba jugar seguro, optar por que al menos redujera en cantidad su numero de flechas antes de que se librase un hipotético combate entre los dos. Si tenia suerte, el chico estaría muy ocupado revisando los cuerpos o la casa como para gastar de su propio tiempo peleando conmigo; caso contrario tendría que volver a sacar el cuchillo y retomar la pelea justo donde la dejamos. Quizás yo estaba generalizando y ese era uno de esos encapotados que no "pierden el tiempo" con gente como yo. Su actitud tan relajada no pega bien con la del "guardián de la moral" que te golpea y arresta por que no compartes sus métodos aunque llegues a la misma conclusión. Tenia buenos motivos para confiar en que no le daría muchas vueltas a nuestro asunto una vez terminada la pelea. Por otra parte, había intentando apuñalarlo, y eso solo complicaba las cosas; al menos yo no dejaría ir tan fácilmente al hombre que quiso enterrarme un cuchillo en la piel.
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MensajeTema: Re: Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith)   Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith) Icon_minitime10th Noviembre 2016, 19:37

El otro hombre daba claras muestras de no querer cooperar con él para capturar a los delincuentes. Trabajar en equipo sería la opción más lógica según Roy. Un equipo por muy malo que fuera siempre era mejor que dos luchas separadas.  Las divisiones no traían nada bueno y daban muchas más opciones a los traficantes de acabar con ellos. Su actitud de Smith le recordaba a los típicos tipos duros de antes, esos que en las películas del  género cinematográfico Spaghetti Western interpretaba siempre  Lee Van Cleef. El hecho de que le estuviera a punto de producir una herida grave o quizá mortal y que le dejara más solo que la una ante el peligro, le mostró que su “compañero” era similar a un forajido del Oeste Americano: un tipo rudo, violento, de carácter turbio, engañoso y de una dudosa moral.

Roy consideró que en Norteamérica abundaban ese tipo de justicieros que en vez de actuar de acuerdo a la Ley se tomaban la justicia en sus propias manos. Pagaban muerte por muerte y sangre por sangre. Se envolvía en un círculo de violencia que nunca tenía fin. El círculo de odio nunca era roto porque siempre había alguien para aclamar vendetta por los actos desmedidos del odio. Esa perpetuación de la violencia, del odio y de la sangre no era justicia, era venganza. La venganza nunca era buena porque ciega los corazones y nos hace indignos. Nos llena de ira y de rabia. Nos deja sin la capacidad de poder actuar de forma honorable y justa. ¿Qué les hacía mejores que el resto para dictaminar quien vivía y quien moría? Cuando te conviertes en un ser que salda las cuentas en rojo, sin hacer caso a un código ético, moral y legal, nada te diferencia de quien hace mal. Verse superior a alguien que mata, matando era algo fuera de toda lógica. Y él no quería estar consumido en un círculo de odio, no quería estar sumido en una dinámica de violencia, muerte y venganza. Quería ser mejor que todo eso. Quería hacer el bien, quería ayudar a sus buenos conciudadanos. Roy quería ser un verdadero héroe.

Mientras divagaba sobre estos temas filosóficos y morales, el arquero seguía disparando con una precisión cercana al cien por cien. Veía, observaba, analizaba y disparaba. Tenía suerte de ser rápido, tanto de forma motriz como en el pensamiento. Esas eran cualidades que le permitían alcanzar el potencial como arquero al máximo. Sus saetas atravesaban raudas el cielo e impactaban de forma perfecta en los puntos que él previamente había establecido como dianas. Los ataques del arquero estaban destinados a inmovilizar y desarmar al enemigo. No pretendía ni causar la muerte de los traficantes ni herirlos de gravedad. A la vez que iba disparando, se iba moviendo a un sitio y a otro, dependiendo de donde se encontraban los contrarios. Se movía con premura para esquivar las balas que disparaban los narcos.

El pelirrojo no estaba analizando ni viendo a donde se dirigía cada disparo del enemigo, simplemente se movía porque sabía que era muy difícil que un tirador diese un golpe mortal a un objetivo en movimiento- Y siendo francos, esos maleantes eran unos tipos de barrio con unas armas muy potentes no unos expertos tiradores con punterías perfectas. Por ello, si él se desplazaba de un lugar a otro las posibilidades de que uno de esos traficantes le diera un tiro eran escasas.

Roy oyó un disparo a sus espaldas y se giró. En ese momento una cruda escena se mostraba ante sus ojos. El antihéroe acababa de matar a uno de los narcotraficantes. Frunció el ceño y apretó los puños con rabia. Cogió su arco y disparó una flecha a los pies de aquel hombre en señal de protesta.  Quitar una vida de manera impune nunca estaba justificado
Una bala disparada por el nuevo grupo de pandilleros le pasó casi rozando el brazo. Eso fue un indicador para el arquero de que debía empezar a moverse con más rapidez y de una forma más ágil. Para el arquero no era novedad resultar herido en las contiendas. No podía cubrirse lo brazos con artificiosos protectores porque eso mermaba su capacidad de tiro. No es que lo hiciese mal si  llevaba un traje que protegiera esas zonas de su musculado cuerpo pero le gustaba llevar los brazos descubiertos para tener mejor maniobrabilidad con el arco.

- Me dicen Arsenal- Dijo sin despegar la mirada de su objetivo. Cuando consideró que era prudente, le echó un ojo al otro.- Gracias por la oferta pero que sepas que no soy un chico muy codicioso me basta con el dinero justo para poder tomarme una Coca-Cola en cualquier bar cutre de las afueras de la ciudad.- Dijo con su tono alegre y jovial. Sonrió tontamente pero aquella escena de sangre y muerte que había presenciado, le había dejado un mensaje muy claro sobre el tirador: no te puedes fiar de él.

Observó con detenimiento la granada que Jonathan Smith lanzó al conjunto de traficantes de drogas. La conocía bien, después de todo él fabricaba armas. Era una granada aturdidora. Dos de sus flechas (la sónica y la flash) llevaban mecanismos muy similares para incapacitar durante unos minutos al enemigo. Esa granada era peligrosa porque causaba una ceguera momentánea y un desequilibrio que te incapacitaban temporalmente. En varias ocasiones de su vida se había visto en situaciones donde su vista, su oído y su equilibrio habían sido seriamente dañados pero no podía arriesgarse a pelear en condiciones de suma vulnerabilidad de forma totalmente consciente. Por ello, el arquero lanzó una flecha que creó una cortina de humo. Usó esa breve distracción para crear un escenario propicio para poder resguardarse sin que el enemigo pudiera prever lo que iba a acontecer. Cuando la flecha impactó en el suelo y creo el ambiente para resguardarse el arquero corrió hasta un lugar en el que los efectos de la granada no pudieran afectarle.
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MensajeTema: Re: Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith)   Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith) Icon_minitime3rd Diciembre 2016, 23:24

Entiendo que algunas personas tiene mas facilidad que otras para mantener la calma en situaciones de batalla pero eso era ridículo ¿En serio se iba a poner a hablar de lo que hacia en sus ratos libres en medio de un tiroteo? Siendo justos yo lo instigue a hablar, pero no fueron tanto las palabras sino mas bien el todo o el modo en el que las dijo: como si no hubiese nada de lo que preocuparse. Una cosa es mantener la calma y otra es que te falten neuronas. Entonces no lo mueve el dinero ¿Que le mueve entonces? ¿Que le hace estar tranquilo en esa escena de muerte ademas de la mera y llana idiotez. Seria fácil para mi suponer que es otro mocoso del montón, incapaz de tomarse las cosas con la seriedad que merecen, que cree que todo acabara saliendo bien por que tiene unas mallas coloridas y un nombre mas o menos ingenioso. En un momento estaba gastando munición en el suelo que pisaban mis pies, solo para advertirme sobre las consecuencias que podrían acarrearme el matar a otro pandillero. Obvio no planeaba hacerle mucho caso; si lo peor que podía pasar era que tuviese que pasar por encima de él para poder cumplir la operación, entonces de todos modos ya había dado yo el primer paso hacia las hostilidades mucho antes de que llegaran los pandilleros a dispararnos. Tampoco es como si me representase algún problema tener que lidiar con "Arsenal" de nuevo. Estaba gastando parte de sus flechas en los pandilleros, y por ende también parte de su atención. No se cuantas flechas tenga en ese carcaj, pero se que no pueden ser mas que las balas que yo tengo en un cargador. Y yo no era el que estaba gastando munición precisamente, de hecho estaba preparando un plan de escape en lo que el arquero de rojo se aseguraba de subyugar a los traficantes que aun quedaban de pie.

Quizás yo estaba exagerando. Era muy posible de hecho. De seguro era algo común para ellos, el poder compartir mensajes con sus compañeros, charlar mientras combaten el crimen, intercambiar chistes entre ellos o con los criminales o simplemente actuar como si no hubiese nada de que preocuparse, como si fuese otro día en la oficina. En realidad yo puedo entender eso. En su momento quizás mi atención estaba demasiado centrada en los tiradores, de modo que inconscientemente descargaría mi enojo sobre cualquier cosa que la interrumpiese, fuese la flecha del chico o su propia voz que yo mismo provoque. En realidad es entendible su actuar. Esa clase de actitud ayuda a mantener la moral en alto entre los compañeros, y al mismo tiempo sirve para darse a uno mismo una sensación de tranquilidad y autoconfianza, incluso, o en especial cuando, el desafió es demasiado grande. Sirve para apartar los pensamientos de inferioridad que te dicen que no podrás hacerlo y te mantienes en la pelea. Quizás eso intentaba hacer ese chico, quizás pensaba que un poco de charla aligeraría el ambiente y alejaría cualquier sensación de nerviosismo que pudiese generar. Quizás solo intentaba recuperar su auto confianza después de nuestro pequeño intercambio de golpes en el que casi le apuñalo el hombre. Quizás si era un idiota despreocupado. Quizás intentaba distraerme con palabras para que no matara a otra persona. Quizás un poco de todas o quizás ninguna y yo solo estaba errandole a sus intenciones. Fuera como fuese, "Arsenal" no hizo mal en hablar.

Arsenal...Debí haber pensado en ese nombre antes. De hecho hasta combinaría mejor con alguien como yo, que tiene mas armas en su casa que un batallón del SAS, que con una persona que se limita al uso del arco y flechas...Flecha Roja le hubiese quedado mas apropiado, aunque quien soy yo para juzgar.

El chico lanzo una de sus flechas. Supuse que estaría cargada con algún explosivo, como algunas flechas de Hawkeye, pero no. En realidad fue una cortina de humo. Asumo que su intención era simplemente privarlos a ellos de su vista, para que no pudiesen dispararnos. Gasto su oportunidad, de modo que supuse que me tocaba a mi terminar con esa tontería. Me levante de mi cobertura y me dispuse a rematarlos, y justo en ese momento me di cuenta de como estaban las cosas. El humo se desplegó mas rápido de lo calculado, y la nube era muy espesa; mejor que una granada de humo común y corriente. Los pandilleros estaban ciegos...pero también lo estaba yo. Solo tenia vagos recuerdos de su ubicación pero estaba seguro que se habían movido de lugar por la confusión, de modo que no me serviría de nada gastar munición disparando a ciegas, no los mataría. Mire de reojo a Arsenal, haciendo esfuerzos inhumanos para esconder mi molestia .- Esa cortina de humo...no era solo para ellos verdad?- Fuera intencional o accidentalmente también estaba yo cegado, y eso significaba que no podía matar a nadie. Solo me quedaba una opción, una zona donde de seguro mi bala encontraría algún blanco. A lo mucho solo podría causar una herida de gravedad pero de momento satisfaría la necesidad básica de incapacitar a los enemigos. Desenfunde mi segunda pistola, teniendo entonces una en cada mano, y las dispare al mismo tiempo hacia donde ellos habían estado. Apunte hacia abajo, de modo que no le daría a ningún órgano vital. No sabia exactamente donde estaban escondidos, mi única certeza era que debían estar parados sobre el suelo, de modo que si apuntaba hacia él tarde o temprano le daría a algo.

Desgraciadamente eso implico gastar dos de seis cargadores, solo para escuchar los gritos de dos personas diferentes cayendo al suelo, sus gemidos de dolor advirtiéndole al arquero que todavía no había matado a nadie mas. Al menos reduje un poco sus números, no es como si pudiese hacer otra cosa con ese maldito humo tapándome los objetivos. Solo cubrirme, recibir disparos ciegos de parte de ellos y esperar que el chico se pudiese encargar de ellos antes de que recuperasen el terreno que habían perdido. Necesitaba acortar terreno, entrar a la casa aprovechando que su defensa frontal estaba comprometida. Usualmente esquivo atrapo las balas leyendo su trayectoria, para lo cual me guió por la dirección en la que se apuntan los cañones. En este caso, sin embargo, debería guiarme por el sonido del disparo, dado que la cortina de humo me impedía ver. Habia mas hombres de los calculados, algunos debían estar adentro, no todos podían estar defendiendo la puerta principal. Sali corriendo de mi cobertura, girando hacia la izquierda en 45°, acortando mi distancia para con la casa al mismo tiempo que evitaba avanzar en linea recta para no convertirme en un blanco fácil. Si la cortina de humo me había servido de algo, fue dándome una oportunidad de acercarme a los matones. Seguro que tenían armas pesadas, pero a corta distancia yo tenia las de ganar.
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MensajeTema: Re: Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith)   Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith) Icon_minitime5th Diciembre 2016, 19:39

Su supuesto  “compañero”  de misión estaba actuando con la clara actitud de antihéroe de la vida me ha tratado mal, los traficantes son malos merecen un castigo, los malos no cambian, las personas que juegan con la vida de personas no merecen una segunda oportunidad, justicia igual a venganza y demás clichés que se suelen aplicar cuando te rige el principio moral del más fuerte sobrevive y tengo que ser fuerte y malo en este mundo donde lo que impera es un reino del crimen. Tenía que tener cuidado y controlar a ese tipo de alguna manera. Ya que, parecía muy dispuesto a matar a todos los pandilleros de la zona. Parecía que tenía muy asimilado lo de, en una ciudad sin ley ser él, Juez, jurado y verdugo. El chico pelirrojo conocía esa máxima como la palma de su mano. Era la que aplicaban muchas personas que conocía. Su mejor amigo también era de ese estilo de personas que prefieren el fácil camino de matar que el de ayudar a alguien a redimirse. La primera elección le parecía una elección de cobardes, porque el bien  nunca es fácil. Nunca es un camino lleno de rosas. Incluso las rosas te hieren muchas veces, no son lo más hermoso del mundo. Tienen en su tallo cruentas espinas que al clavarse en una mano duelen infinitamente. Ser alguien bueno, no se limita a cumplir una venganza desaforada o eliminar a aquello que hace mal. Ser alguien bueno es una actitud. Es un modo de vida difícil que nunca es compatible con alguien que no puede superar el instinto de matar. La elección de no matar a los criminales era dura. Costaba menos trabajo darle un tiro certero a una persona y acabar con su vida que inmovilizarle. El trabajo para desarmar a una persona e incapacitarle para evitar que te ataque requería un mayor gasto de energía física y mental.

El análisis de las situaciones, aun teniendo gran información y siendo talentoso en esa técnica, no era una ciencia exacta. La mayoría de las veces, la parte teórica de una situación no tenía nada que ver con la parte práctica y real del problema. Una vez más se demostraba el inmenso abismo que separa en ocasiones, una visión teórica de la realidad práctica.  Eso era lo que había sucedido en aquel momento. Las constantes que tenía Roy para calcular el número de enemigos no eran muy fiables. Tampoco había tenido el tiempo para ponerse a realizar un análisis más exhaustivo. Por lo tanto el arquero, había calculado un menor número de traficantes de los que luego habían aparecido en escena. Los enemigos eran mucho más de los calculados. Debido a eso no podía impedir del todo que Smith asesinara a sangre fría a algunos de los pandilleros. Se sentía impotente y culpable de no poder salvar la vida de  aquellos hombres que estaban siendo asesinados como animales rabiosos. Era personas y todo el mundo tenía derecho a la redención.  Esos pandilleros que se desangraban en el suelo se unirían después a esa inmensa lista de las personas que no había podido salvar. Veía sus cuerpos inertes en el suelo y algo en su corazón se quebraba.

Quizá fuera que Oliver le hizo leer aquellos libros sobre la filosofía de la vida humana cuando era muy niño. Quizá fuera el hecho de que su padre le había instruido en la cultura ancestral navaja, para los cuales la vida es un regalo y es una aberración quitarla sin motivo alguno. Quizá fuera que durante mucho tiempo sus amigos de los Titanes compartiesen esa filosofía de no arrebatar una vida. Quizá fuese el hecho de que a su edad ya había presenciado más muerte y desesperación que muchas personas con vidas más tranquilas. No sabía muy bien por lo que era pero cada vez que veía morir a alguien su corazón pesaba y una tristeza se adueñaba de su ser.


Cuando pronunció su alias, Smith pareció pensar sobre él -Chulo mi nombre ¿no?- dijo con una actitud graciosilla y jovial.  A mucha gente podía resultarle raro que siendo un arquero, siendo básicamente su arma principal las flechas usase ese mote que parecía indicar que tenías o sabías utilizar un sinfín de armas. Una vez dijo un gran héroe que el nombre de todo superhéroe tenía que ser una incógnita, algo que no dejase entrever mucho de la persona que eras. No tenía que darle pistas al villano de quien eras o cual era tu poder o tus habilidades. Era algo como que tenía tu esencia pero no podía darte la debilidad de que el otro llegase a ti. Eso era arsenal era un barniz que encubría que usaba sus flechas trampa y al mismo tiempo era completamente Roy Harper. Las habilidades más importantes con las que contaba el pelirrojo y hacían que fuese  un Arsenal eran su inteligencia y  su rapidez.  Con ellas podía convertir cualquier cosa que tuviera a su alcance en un arma. Por eso,  Roy Harper contaba con un Arsenal cada vez que en fundaba su hermoso y musculado cuerpo en aquel apretado y ajustado traje rojo.

Roy se dio cuenta de que Smith disparaba balas como si fueran gratis. Una suma elevada de cargadores había usado ya su “amigo”. ¿Estaba gastando muchas flechas? Siempre llevaba una gran cantidad de ellas en su carcaj. No obstante,  Roy hacía un uso táctico y prudencial de su armamento. No disparaba sin ton ni son al objetivo. Utilizaba el menos número de flechas que podía para desarmar e inmovilizar a los enemigos. Sabía lo que era quedarse sin flechas, sin munición y sin armamento siendo una persona normal y corriente en un mundo con villanos metahumanos o aliens con habilidades y poderes muy superiores a los suyos. Tenía claro que la ventaja armamentística en muchos momentos era clave para ganar una pugna. En momentos en los que no podía contar con sus armas, hacía uso de su inteligencia natural. Gracias a ella había salido vivo en infinidad de ocasiones.

- Piensa rápido y actúa, ese es mi lema. – La verdad que la cortina de humo le había servido para distanciarse del lugar mientras la granada sónica de Smith hacía su función. No había pensado que también le pudiera servir para bloquear la visión del agresivo “compañero” de misión. En ese momento no tenía más intención que la de sobrevivir. El arquero tenía más posibilidades de luchar si estaba en sus mejores facultades físicas que si se encontraba mareado y desorientado. Tan sólo quería evitar luchar en la peor de las condiciones. Acababa herido en infinidad de ocasiones peor no es como si él buscase terminar machacado adrede. Exponía su vida y su  integridad física cuando no le quedaba más remedio. Sin embargo, aunque no hubiera planeado que la cortina de humo efectuase como elemento distractor para que aquel hombre armado, no muy fan de hacer una justicia moral, no matase a más gente, le había venido muy bien.

Parecía que aquel hombre sabía, como él, sacar sus mejores cualidades cuando la situación se ponía complicada y peliaguda. Su integridad moral no le permitía dejar que aquel caballero continuase matando como quien recoge uvas en la vendimia. Suspiró y se giró sobre los talones. No le quedaba de otra. Tenía que hacer algo para impedir que siguiera aniquilando personas. Roy era hábil rastreando por lo que sintió moverse a Smith. Sabía que estaba utilizando la cortina de humo para asesinas a los criminales. Ni corto ni perezoso Roy le siguió a todo correr. Cuando le divisó medianamente y pudo apreciar la mano de tirados le apuntó directamente al arma. Esperaba acertar en el cañón de la pistola de Smith pero iba a ser difícil, ya que, el humo tardaba en desvanecerse  y su visión estaba empañada. Le disparó una flecha de pegamento intentando inutilizar el arma. Posteriormente, lanzó una flecha lumínica al cielo y otra para hacerla chocar contra esta, creando una señal luminosa y roja en el cielo. También cogió su móvil y llamó al número de emergencias. Esperando que las autoridades policiales y médicas acudieran a aquel lugar. No era muy fan de la policía y sus trabajos. Pero tenía fe en que la estrategia de avisar a la policía y a las ambulancias causase cierto pánico a Smith y dejase de matar indiscriminadamente.

- Quizá deberíamos quedar en otro lugar, creo que la pasma no es muy fan de los justicieros anónimos-
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MensajeTema: Re: Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith)   Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith) Icon_minitime1st Enero 2017, 08:17

Solo necesitaba entrar al lugar. Ni siquiera eso. Solo necesitaba tener a uno de ellos mas cerca de mi. A una distancia tan corta mis pistolas valían mas que sus rifles y escopetas. Podía maniobrar mas fácilmente y calcular los disparos por la dirección de los cañones. Con un arma corta en mano mano seria perfectamente capaz de aniquilar al menos la suficiente cantidad de personas como para forzarlos a retroceder a riesgo de comprometer demasiado sus números si se quedaban. Tenia por lo menos diez balas mas en ese cargador. En mis manos cada una cuenta. Tenia una apertura perfecta, solo necesitaba que uno de ellos se acercase a mi posición, inconsciente de que estaba allí. Pense que aun podría salir con éxito de aquella operación, un éxito relativo. Lo ideal era que nadie saliera vivo, lo mínimo que podía esperar era inutilizar ese laboratorio; mientras el tal Arsenal estuviese tan cerca de mi, impidiéndome hacer apropiadamente mi trabajo, eso era lo posiblemente a lo que mas podía aspirar, salvo que de alguna manera consiguiera quitármelo de encima, cosa que en realidad no era para nada sencilla. Era persistente y, al menos en esa situación, sin mis armas pesadas a mano, tenia mas rango de tiro, y una buena puntería para complementar. Escapar ya no era una opción, al menos no intentando alejarme de él, pues podría alcanzarme con sus flechas, estaba seguro que podría, y ademas corría el riesgo de encontrarme en medio de un tiroteo todavía peor, siendo el blanco de dos bandos diferentes al mismo tiempo. Mi traje de combate me protege de balas hasta cierto punto, pero no dura para siempre y tiene un cierto limite de daños soportables antes de necesitar mantenimiento.

Y en lo que me esperaba que alguien apareciera, cometí un error. Fue cosa de unos segundos, posiblemente menos, pero desvié mi vista del arquero. Asumí que estaría mas ocupado con los traficantes que continuaban disparando hacia cualquier lado, dado el riesgo de resultar heridos ellos mismos o nosotros, pero no, en cambio me había seguido desde el momento en que salí de mi cobertura. Quizás simplemente pensó que, de los dos, yo era la mayor amenaza. Bastante inteligente, debo admitir. Y como otro testimonio de su habilidad, me desarmo con una flecha. Tenia al primer objetivo en la mira, y justo entonces su proyectil impacto en el cañón de mi pistola, desviándola. La bala paso rozando la cabeza del tipo, dándole en un costado de la oreja. Ciertamente fue un daño, y salpico algo de sangre, pero desde luego que estaba lejos de ser una herida fatal como había pretendido. Se cubrió la zona dañada y retrocedió, pero inmediatamente después sus compañeros, ya conscientes de mi ubicación, abrieron fuego contra la pared detrás de la cual me encontraba, destrozando fácilmente las ventanas y haciendo que saltase el concreto. Por fortuna para cuando dirigieron sus armas hacia mi, ya había predicho su curso de acción y me había tirado cuerpo a tierra para evitar la mayor parte de la balasera cubriendo mi cabeza con mis brazos protegidos y evitando el daño...al menos contra mi cuerpo. Me tome un segundo para mirar mi pistola mientras trozos de la casa seguían volando por encima; estaba prácticamente inutilizable, el pegamento se había colado por adentro del arma y no disponía de tiempo para limpiarla en ese lugar. Justo cuando tiraba el arma al suelo, un haz de luz apareció en el cielo.

Una especie de flecha-bengala, deduzco. Una señal de luz, pedido de ayuda universal. Quiso captar la atención de alguien, fuesen aliados suyos o fuerzas del orden locales. Ninguno de los dos me era favorable precisamente. Lo siguiente que escuche, gracias a un excelente y ya desarrollado sentido del oído, fue el teclado de un celular. Tres "bips". Numero de tres dígitos. Policía o ambulancias. Estaba llamando a emergencias. Al parecer no completaría todos los objetivos marcados por la misión. Pude llevarme a un par de ellos antes de irme, al menos, aunque no importaba de nada si el objetivo final no podía ser cumplido. Sin embargo, lejos de decepcionarme, no estaba precisamente decepcionado al haberse dado una oportunidad de salir de esa situación. Los criminales aun no habían notado el teléfono. Dada la posición desde donde disparaban les era imposible ver la luz de la bengala, y su oído no podía ser tan bueno como para distinguir el sonido del celular por encima de los tiros. Tampoco es que importase demasiado, a juzgar por todo el rato que llevaban desperdiciando munición las balas de sus armas se les acabarían pronto. Ya de por si estaba escuchando cada vez menos disparos. Entonces escuche su voz, e independientemente de su alineación o la mía, sentí deseos de estrangularlo, cada vez mas grandes por cada palabra que salia de su boca. No estaba dispuesto a correr el riesgo atraer mas fuego hacia mi para gritarle una respuesta, de modo que simplemente levante un poco mi mano izquierda al mismo tiempo que mi pulgar; señal universal de afirmación. Tenia que irme.

Desde luego aun persistía el problema de levantarme para correr en medio de una lluvia indiscriminada de balas. No deseaba ser lo primero que vieran las miras de esos rifles automáticos, mas que nada considerando que la cortina de humo estaba desapareciendo. Tuve que pensar rápido. Por suerte nunca llevo menos de dos granadas encima. La levante en el aire antes de tirarla, indicando que era aturdidora, no de fragmentacion. Es decir, nadie moriría, aunque posiblemente sintiesen un enrome dolor de cabeza, tal vez daño en sus retinas, producto de ser expuesto a dos granadas aturdidoras seguidas en un periodo tan corto de tiempo. Aun así, con todo y el daño, seguirían vivos. Caso contrario el estúpido probablemente me la hubiese arrancado de la mano con otra flecha. Si tanto me estaba dando la oportunidad de alejarme debería saber que no podría hacerlo sin riesgo de salir herido a menos que anulase una vez mas su capacidad de dispararme. Me di vuelta en el lugar, quedando de espaldas al suelo, y la arroje por la ventana mas cercana. Apenas penetro el vidrio los disparos retornaron, pero solo por un momento. Me tape los oídos a tiempo para no salir afectado por la detonación del explosivo. Una vez mas los hombres se vieron cegados y aturdidos, nada letal. Aproveche para salir corriendo lo mas rápido posible en dirección al chico. Como dije antes, correr en su dirección contraria me dejaba desprotegido, aun con una de las dos amenazas anuladas, y no estaba dispuesto a arriesgarme. En cambio preferí acercarme a él lo mas posible, dado que mi coche también se encontraba en esa dirección. Asimismo, estar frente a él me daba la oportunidad de atrapar sus flechas en vuelo o esquivarlas gracias a mis reflejos, cosa que no podría hacer de estarle dando la espalda.

-Solo larguémonos de aquí ahora.- Respondí mientras me alejaba. Independientemente de mi enojo, ni un atisbo de ira podía distinguirse en mi voz. Volvía a ser emocionalmente neutro, como cada vez que hablo con un enmascarado, o cualquier persona cuya presencia pudiese ser amenazadora. Era mas un habito que una elección voluntaria. Toda mi vida me enseñaron a no dejar a la vista ninguna debilidad, tanto física como emocional, eso incluía revelar mi verdadero estado de animo a aquellos que podían aprovecharse de ello. Dentro de todo no había sido en vano. Me daba igual que fuese yo o la policía que cerrase este laboratorio, el punto de todo aquello era su desaparición. Al menos tuvimos la oportunidad de reducir casi en su totalidad a la fuerza defensiva del lugar, de modo que no tuviesen mucho de lo que ocuparse. Sin embargo aun quedaba algo que resolver, cosa que opte por hacer cuando lo tuve lo suficientemente cerca como para que sus flechas se volviesen inútiles contra mi, dado que podría desviar su arco con las manos.

-No creo que me dejes irme así como si...o si?- No estaba inquiriendo nada, solo preguntando, esperando contra todo pronostico que hubiese dijese "sí". En caso contrario tendríamos que luchar una vez mas.

off: lo dejo a tu elección. Si optas por dejarlo ir, podemos ver si terminamos aca el rol o lo seguimos. Sino, lo mas posible es que te ataque. Sea como sea, si te parece, podemos discutir los resultados por mp y ver que sale mejor.

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MensajeTema: Re: Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith)   Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith) Icon_minitime7th Enero 2017, 18:12

Se movía rápido, ágil y tenazmente bajo el fuego cruzado. Sabía por experiencia propia lo difícil que era dar a un objetivo en movimiento. Hasta a un tirador preparado y experto le costaba bastante alcanzar a una presa que se encontraba cambiando de lugar constantemente. Para acertar a un blanco en movimiento, el tirador tiene que deducir el movimiento de su objetivo. Cosa que estaba claro no hacían aquellos traficantes de droga. Los disparos de los narcos eran completamente aleatorios. Por lo que si alguno de los disparos le alcanzaba a él o a Smith tenía muy baja probabilidad de que fuera en una zona vital.

Roy llevaba un traje ligero, ya que, al ser un arco su arma predominante y al tener que llevar un amplio carcaj con flechas trucadas, que pesaban lo suyo, no podía usar trajes protectores pesados o engorrosos que dificultasen la maniobrabilidad con su arma predilecta. Además estaba el factor rapidez. El pelirrojo era muy rápido maniobrando tanto manualmente como en cuando a movimientos con otras partes del cuerpo se refería. Por ello, una vestimenta poco cómoda o pesada podía ralentizar la ejecución de sus movimientos. Así que, Roy utilizaba una ropa que el brindaba muy poca protección pero que facilitaba sus movimientos.

Debido a esto, es por lo que el arquero calculaba la trayectoria de cada disparo que hacía el enemigo. Usaba la visión y el oído para situar al enemigo. Luego hacía una proyección mental del disparo y el recorrido de la bala. Así como de la trayectoria y el impacto.

Roy corría entre los delincuentes neutralizándoles, ya fuera clavándoles una flecha en alguna parte de su cuerpo en la que la flecha no dejase ni una herida mortal ni un daño permanente o si la ocasión y la distancia eran oportunas les pegaba un golpe en el oído para desestabilizar su sentido del equilibrio. Tenía muy en mente que en ese campo de batalla había dos enemigos por un lado estaban los francotiradores y por otro ese justiciero independiente.

A pesar de que la neblina, producto de su flecha de humo, le dificultaba la visión, su flecha dio en el arma del otro hombre. Su puntería no era sólo una suma de habilidades innatas para predecir la trayectoria de un objetivo y cómo debía disparar para colisionar en una diana en movimiento, sino que también eran muchos años de práctica. La mezcla de sus dotes naturales más el entrenamiento casi a diario hacían que su puntería fuera casi perfecta. Era rara la vez en que el arquero pelirrojo fallase un tiro. Cuando la flecha impactó sobre la superficie del arma, la cabeza de la flecha pegamento libero varias sustancias que al reaccionar entre ellas produjeron una masa blanquecina que se expandió y se metió por todos los rincones de la pistola, inutilizando el arma. Como cualquier tipo de flecha de su carcaj, aquella era una flecha que estaba modificada por el mismo. La sustancia que desprendía la flecha no era como los adhesivos que se utilizan normalmente para pegar dos superficies. El pegamento que debaja libre la flecha era una sustancia de invención de Roy que frenaba el movimiento de personas y objetos por sus propiedades. En realidad, esa flecha al chocar en su objetico dejaba libres varias sustancias químicas que al reaccionar entre sí formaban, una materia de alta viscosidad, densidad y adherencia que deba a un objetivo pegado y fijado al suelo. Sin embargo, Arsenal había disparado al arma de aquel tío para evitar que siguiera masacrando a los delincuentes. No quería impedir el movimiento de Smith sino evitar que hiciera la matanza de Texas.

La flecha lumínica que había lanzado al cielo estalló, liberando un compuesto de gases que tiñó el cielo de un color rojo intenso, duradero y muy visible. Roy había diseñado aquella flecha para que cuando estuviera en peligro él o cualquier persona en posesión de aquel sistema la señal fuese duradera y el cielo permaneciese teñido del color de la sangre por unos 10 minutos. Aquella señal lumínica era visible a varios kilómetros a la redonda.

Había utilizado su móvil para enviar un mensaje de socorro a todas las radiofrecuencias de la policía y servicios de emergencias disponibles en aquella área metropolitana. Con sus conocimientos de ingeniería, informática y nuevas comunicaciones había de4sarrollado un sistema para mandar una petición de ayuda a todos los servicios de protección ciudadanas cercanas a la ubicación de su teléfono móvil.

Armó su arco de nuevo. Estaba a fuera de la casa pero pro el ventanal roto podía ver perfectamente a Smith. Se encontraba a una distancia de unos ciento cincuenta metros de aquel individuo. Una distancia perfecta para dar en el blanco. Sin embargo cuando estaba a punto de dispararle una flecha, que le hubiera impactado en el brazo, vió como sacaba uan granada aturdidora y se la tiraba a los maleantes. Se acto de Smith hizo que Roy no disparase su arco.
El arquero rojo sonrió al percatarse de que el antihéroe había escuchado sus palabras. También se sintió afortunado por conseguir cortar aquella masacre indiscriminada. Era evidente que los criminales no eran las personas que más merecieran respirar el aire de la cuidad un día más. Pero cada vida era importante. Cada mañana era una nueva oportunidad de cambio y nunca sabías a quien se le iba encender una bombilla y decidir girar su camino a un más bondadoso y amable. Roy se sentía identificado con muchas de las personas a las que veía cometer delitos. Él también había sido un niño de la calle. Había robado, había participado en peleas ilegales, había mentido y había perpetrado un montón de delitos para asegurar su supervivencia en una de las ciudades más duras de Estados Unidos de América, La ciudad de Gotham.

En la distancia se empezaban a escuchar las sirenas de las ambulancias y de los coches patrulla que empezaban a acercarse al lugar. La red de narcotráfico estaba al descubierto y roy estaba seguro que la policía haría su labor encarcelando a los narcotraficantes y cerrando su clandestino negocio. El pistolero corrió en dirección del arquero y le instó a irse de aquel lugar para no ser atrapados en las garras de la policía. El pelirrojo corrió detrás de Jonathan. Cuando estuvieron lo suficientemente lejos de aquel alboroto, el otro le habló y Roy se quedó pensando un segundo en sus palabras.

¿Podría dejar marchar a aquel hombre? Después de todo había matado a criminales y aunque nada justificaba quitar una vida, no era como si hubiera matado a personas inocentes. Con la droga, aquellos narcos habían destruido la vida de muchas personas y de los familiares de estas. Todo el mundo tenía derecho a una segunda, tercera o cuarta oportunidad. ¿No sería un hipócrita si condenase a alguien que tenía su mismo crimen? Roy había cometido ese mismo error. En un pasado no muy lejano había segado la vida de aquellos que ávidos de poder que habían cometido crímenes imperdonables. Había acorralado a sus adversarios y había detonado un misil nuclear. Había preparado y ejecutado de forma deliberada a un grupo de personas que habían perpetrado un genocidio. Sabía que había actuado en su propio beneficio en vez de en el de la justicia. Peor ¿Qué habría sido de él si alguien le hubiera condenado?

- Umm has matado a personas. No eran las personas más honorables del mundo pero aun así tenían derecho a que su vida no les fuera arrebatada sin un juicio previo. Eran criminales que podían haberse reconvertido en la cárcel. Todo el mundo tiene derecho a poder cambiar su camino. Vete, yo te doy la oportunidad de que rectifiques. Pero si nuestros caminos vuelven a cruzarse y si te veo perpetrar un crimen contra personas inocentes. Créeme que no seré tan magnánimo.-
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MensajeTema: Re: Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith)   Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith) Icon_minitime21st Enero 2017, 02:11

Abandonar ese combate me dejo un mal sabor de boca. No es como si tuviese algo en contra de abandonar un campo de batalla, no era la primera vez que lo hacia. A veces pelear simplemente no vale la pena, y esa era una de esas veces. Si me quedaba matando criminales, tendría que pelear contra el arquero, cosa con la que no hubiese tenido problema de no haber tenido que enfrentar a dos bandos juntos estando en la peor de las posiciones. Todo lo que había echo fue con la idea de que al menos me dejaría usar munición no letal contra los narcos. Al hacer eso, aunque no como a mi me hubiese gustado, me garantizaba eliminar a uno de los dos problemas para poder enfocarme en el otro. Desgraciadamente el tiempo no me alcanzo para completar esa idea, puesto que la flecha de emergencias de Arsenal pronto acarrearía ayuda indeseada, y pasaría de enfrentarme a los narcos y el pelirrojo, al pelirrojo y la policía; ninguna mejoría importante en mi situación. Posiblemente me le hubiese enfrentado de no ser por eso ultimo, al fin y al cabo no soy de los que olvidan las riñas con facilidad, y ciertamente habíamos combatido antes, tampoco esperar que él ya las hubiese olvidado. Para la próxima traería artillería mas pesada, aparentemente uno nunca sabe cuando pueden aparecerse enmascarados a cagarte la operación, incluso cuando fijas blancos en lugares tan apartados de las grandes urbes. Una lección para el futuro, el precio a pagar por mi descuido. Un castigo justo, supongo, aunque no por eso menos amargo.

Sorprendentemente el arquero si permitió que me fuera...que raro. Usualmente los de su clase van hasta extremos ridículos para atrapar a los asesinos como yo, y este me dejaba ir. Bueno, no fue tan fácil en realidad. Me tuve que tragar un sermón/amenaza/advertencia antes de poder irme. Ni siquiera tenia ganas de responder a esas alturas, escuchaba las sirenas de la policía a la distancia, cada vez mas cerca. Si no me iba rápido quizás nunca pudiese hacerlo. Ya para otro día dejaría las peleas. Me limite a asentir rápidamente antes de alejarme,aunque sin un ultimo consejo.- Si volvemos a encontrarnos, intenta usar mas blindaje en los brazos, sin ellos no disparas y dejándolos así de expuestos cualquiera podría inutilizarlos hasta con un tiro de suerte. Yo traeré mas munición la próxima- Podia seguir la idea, o no, y la verdad no me interesaba, era solo una sugerencia. El próximo hombre que pusiera un cuchillo tan cerca de su brazo quizás no se detendría como yo, y eso bien podía costarle caro en una pelea de vida o muerte. Corrí hacia mi auto a toda velocidad, asegurándome de voltear un par de veces en su dirección, para que no me pillara por sorpresa con una flecha por la espalda o en los neumáticos del vehículo. Una vez asegurado todo, no perdí tiempo arrancando el motor y desapareciendo. Suficiente trabajo por hoy, pensé, tengo que dejar que las cosas se enfríen un poco. Mañana sera otro dia.


off: tire un texto corto para cerrar como dijimos, si tenes algo que agregar hacelo, sino mandaselo a la admin para que lo cierren
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MensajeTema: Re: Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith)   Una visita a la ciudad de la mafia y el crimen organizado (Jonathan Smith) Icon_minitime26th Enero 2017, 00:37

Las sirenas de policía y el sonido de las ambulancias se oían cada vez más claras. El tiempo corría y las fuerzas del orden estaban cada vez más próximas a la zona cero. En un principio la situación no había sido favorable y su llamémosle compañero en esa ocasión no había sido ni participativo ni colaborador. Ambos tenían el mismo objetivo: neutralizar ese cartel de drogas. Sin embargo, cada uno había ido y trabajado por su cuenta. Eran dos visiones y dos perspectivas contrapuestas que chocaban entre sí.

Roy tuvo que hacer todo lo que estuvo en sus manos para que su improvisado compañero de “equipo” no matase a todo el mundo  del lugar. Avisó a los sanitarios y a los policías mucho antes de lo que le hubiera gustado hacerlo. Le habría gustado hacer la llamada de auxilio estando más alejado de la escena del crimen. Para haber podido abandonar el lugar sin tanta premura.
No obstante, estaba relativamente contento con el resultado. Las autoridades llegarían pronto. Toda la casa estaba desmantelada y los narcotraficantes inmovilizados. Por ello, no podían ocultar pruebas ni huir del lugar. Las pruebas estaban por todo los rincones de la casa por lo que aquellas personas estarían en la cárcel unos cuantos años.

Cuando se encaró a Jonathan Smith no tuvo otra salida que dejarle huir. No tenían tiempo para meterse en una lucha absurda.  Si les atrapaba la policía no iban a tenerles miramientos con ninguno de los dos.  Después de decirle lo que pensaba sobre matar a otros seres humanos y de que la búsqueda de venganza no es el sinónimo de justicia, se disponía a marcharse del lugar. Antes de partir el otro, le dejó un consejo. Escuchó atentamente ese aviso que actuaba como una despedida.

- Lo tendré en cuenta. Si bien es cierto que protegen restan maniobrabilidad.- Respondía al consejo de Smith. Sonrió. No sabía por qué le gustaba rodearse siempre de gente con un trato tan duro. Quizá es que no le gustaban las cosas ni las personas fáciles. Entablar relaciones de cualquier tipo con esas personas enrevesadas era lo que le daba ese toque de emoción y aventura a la vida. Además, él tampoco era alguien que tuviera la personalidad más clara y sencilla del mundo.

Se dirigió hacia su moto. Se subió a ella y arrancó. Aceleró y se marchó a toda velocidad. Las fuerzas del orden comenzaban a llegar a la escena de batalla mientras el arquero se alejaba. Condujo a toda velocidad hasta la ciudad. En un callejón cercano, se quitó la ropa de Arsenal y se puso su ropa de Roy Harper.

Pensó en su extraño compañero aquel día. Puede que el destino les deparase un nuevo encuentro. Nunca se sabía si  el azar volvería volveríamos a cruzar sus caminos.  
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