Reclutado (Jonathan Smith) [08/11/2018]

Fábrica abandonada de Brooklyn, NY. 24:00.


Así como Jean-Luc había sido más difícil de encontrar, el rastro de Mass Murderer era tan evidente como el reguero de cadáveres que dejaba a su paso. No tenía más que seguir el rastro de sangre, casquillos de bala y cuerpos amontonados a través de la vieja fábrica abandonada para llegar hasta el mercenario.

Lo que no se esperaba era la imagen que se encontró cuando finalmente llegó hasta él. En una amplia sala que hacía las veces de almacén, rodeado de cadáveres, cajas de mercancía y casquillos de bala y fuertemente atado a la viga central. Un reguero de sangre le corría por la sien, indicando que alguien le había golpeado hasta dejarle sin sentido, pero ya había recuperado la consciencia.

- Vaya, vaya, ésto sí que es una sorpresa -comentó el General al verle-. El temido Mass Murderer, vencido e indefenso. Imagino lo que ha debido de ocurrir: te presentaste aquí, desbarataste el negocio de algún clan de mafiosos, te cargaste a un montón de mindundis y sicarios, pero uno de ellos consiguió golpearte a traición y noquearte, y después corrió a avisar a sus jefes de que había conseguido capturarte. Así que ahora estás aquí, esperando a que un grupo de personas con vocales en el final de sus apellidos se presente para verle la cara al cabronazo que no hace más que joderles una y otra vez, ¿no es así? -consultó un instante su reloj de muñeca-. Si tuviera que adivinar, diría que tardarán unos... ¿quince o veinte minutos, tal vez? Nah, probablemente menos... Has estado tratando de derribar sus árboles genealógicos desde hace algún tiempo, después de todo...

>>Mientras tanto, deberíamos conversar. ¿Te importa que me siente? -dijo, arrastrando una destartalada silla hasta ponerla frente al mercenario-. Tengo ya una edad y esas cosas, ya sabes... -terminó de sentarse y cruzó las piernas-. En fin. Soy el General Thaddeus Ross, de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos de América. No sé si sabes quién soy, pero sin duda eso facilitaría mucho las cosas...

Estoy acostumbrado a que las cosas se vayan a la mierda. Bueno, en realidad no, usualmente mis operaciones no acaban mal, o al menos no tan mal; aunque desde luego tampoco es usual que alguien se entrometa en mi camino de esa forma. No es que no estuviese entrenado para aceptar las fallas y los repentinos cambios de viento como algo natural, solo que en esta ocasion en particular las cosas realmente se habian salido de control. Por mas inteligente que sea, por mucho que planifique la situacion, no puedo tener una solucion para realmente todo; hay cosas que, por mas que lo intentes con meses de anticipo, no sep ueden solucionar, y otras que simplemente son tan descabelladas que uno jamas se las espera. El problema que estaba experimentando en esos momentos era un poco de cada una. Todo comenzo como siempre: un intercambio de drogas entre miembros de la mafia y un cartel. No me lo pense dos veces antes de prepararme para salir, y realmente crei haberlo planificado todo hasta el mas minimo detalle. Averigue de antemano la bodega donde se llevaria a cabo el intercambio, localise y asesine a los tiradores desde lejos, coloque C4 en algunos de los coches de modo que produjeran un efecto domino con su explosion, asegure la salida trasera y llegue al lugar bien armado. Me infiltre en el lugar sin ser detectado y cuando vi el maletin con dinero la masacre comenzo. Las balas volaron, la sangre y entrañas rego el piso, los gritos y pedidos de ayuda no escuchados sonaban constantemente; tipica noche de viernes. Algunos intentaron escapar por la salida trasera solo para toparse con un par de minas Claymore que los mandaron a volar, y detone el C4 de los coches cuando un par de sobrevivinetes intentaron escapar. Cuando crei haber acabado con todos, fui al centro de la habitacion, esquivando cadaveres y casquillos, aunque sin poder evitar manchar mis botas con sangre. Me dispuse a tomar el maletin con dinero, quemar la droga e irme, pero entonces ocurrio lo inesperado: me golpearon por la espalda. Usualmente se necesitaria mas que un golpe de esos para noquearme, pero este fue demasiado fuerte. Solo llegue a darme vuelta y lo ultimo que recierdo es una mancha roja antes de que todo se pusiera oscuro.

No se cuantos minutos despues desperte exactamente en el mismo lugar, pero completamente desarmado, solo con mi cinturon tactico, atado a una viga por medio de una cadena que no podia romper y sin el maletin en mis manos. La cabeza me dolia como la mierda y estaba seguro de que lo que me goteaba por encima de la oreja era mi propia sangre; realmetne me habian golpeado con fuerza. No pase mucho tiempo solo, sin embargo, puesto que comence a escuchar una voz provenir de las sombras al poco tiempo de haber recobrado la consciencia. Al principio me fue dificil reconocerlo, pero cuando deje de ver borroso y las imagenes a mi alrededor se volvieron mas nitidas me fue facil reconocerlo; al fin y al cabo el hombre que se encontraba frente a mi tambien tenia su cierta fama y reputacion. Definitivamente, de todas las personas que esperaba encontrarme en esa bodega, él era de los que jamas hubiese pensado encotrarme, y tambien encabezaba la lista de los que menos hubiese deseado encontrarme.

A pesar de todo le deje hablar hasta el final. Era obvio para los dos que él habia sido quien me puso en esa situacion , el modo tan casual en el que me hablo me indico eso,y a juzgar por lo que el desgraciado dijo le habia avisado a los peces gordos que me tenian aprisionado para que vinieran a matarme. Por mas que me invadiesen las ganas de envolver mis manos al rededor de su cuello tuve que reconocerlo, el tipo sabai como iniciar una negociacion conmigo.-Si, seguramente uno de esos matones tenia guantes de boxeo rellenos de concreto, de esos tan grandes que mi cabeza cabria en su puño.- Comente con cierto sarcasmo cuando el hombre acabo de hablar. Finalmente acabo presentandose como Thaddeus Ross, aunque en realidad yo ya lo sabia.- ¿No prefieres que te diga "Red Hulk"?- dije indicandole que si le conocia con cierto desprecio en mi tono; no por que tuviese un pasado particularmente sucio sino por que me habia encadenado a una viga y sabia que si no hacia lo que queria en unos minutos vendrian a sacarme las tripas n grupo de mafiosos. Todos en el ejercito conocen la historia de Ross, quien en sus dia fue el mas acerrimo de los perseguidores del monstruo verde conocido como Hulk, quien sacrifico su vida y su propia carrera para capturarlo e incluso fue capaz de transformarme a si mismo en un monstruo similar a Hulk solo para poder derrotarlo, aunque ni asi lo consiguo y solo logro terminar compartiendo la maldicion de Banner. Ciertamente una historia curiosa.

-¿Que necesitas?- Le dije, finalmente, esperando una respuesta para todo el escandalo que habia creado. Me costaba creer que ese mismo hombre fuera el que me habia atado a una viga, no por que dudaba de que fuese moralmente capaz de hacerlo, sino por que el hecho de que estuviese sentado en una silla dispuesto a charlar conmigo, y el que hubiese invertido tanto de su tiempo no solo para buscarme sino para preparar este escenario de modo que me fuese imposible negarme si deseaba seguir con vida me dieron la pauta de que me necesitaba para algo serio; y juzgando por la historia de este hombre en cuestion ya tenia una hipotesis bastante solida en mi mente.- Por favor dime que no necesitas ayuda para capturar a Hulk otra vez- Realmente esperaba que, contra toda posibilidad, la respuesta fuese "No", lo ultimo que queria era ver a esa cosa verde en su maximo estado de furia, mas aun despues de toda la destruccion que causo en el altercado con Ultron, en el cual me entere segun las noticias que casi asesina a varios de los heroes mas fuertes del mundo; a esas alturas ya estaba mas que seguro de que Hulk estaba fuera de mi categoria, y Ross tenia que saberlo. Sin embargo, si Ross ya lo sabia, y no esperaba realmente mi ayuda en ese emprendimiento, eso solo queria decir que habia otra cosa por la cual queria verme. Solo restaba dejarle hablar para averiguarlo.

Levante ligeramente la ceja ante el comentario del ex-militar ¿Setenta años? Implicando que hubiese ingresado al ejército a los 18 años, eso implicaba que tendría al menos 88 años; desde luego cualquiera que viese a Ross podría deducir fácilmente que se encontraba pasados los sesenta, pero no me imaginaba que fuese tan viejo. Para alguien de su edad, la verdad se veía en un estado físico más que decente, quizás fuese algún efecto secundario del suero de Hulk o lo que fuera que le metieron adentro para convertirlo en Red Hulk. No le preste mucha atención cuando comenzó a auto compadeserse, al menos no hasta que me dijo que su plan no era capturar al verdadero Hulk. No fue algo que se notase a simple vista, pero en mi interior suspire de alivio ante la idea de que no tendría que ir a buscar a esa masa de músculos verde y con poco cerebro. Más allá de eso no dijo nada que me fuera de interés, ni siquiera la parte en la cual hablo de mí, por más que me hubiese alagado. Sin embargo eso genero otra serie de dudas en mi cabeza que hasta el momento no me habían parecido tan relevantes, como que tanto sabía en realidad de mí. Sé que mi existencia es un secreto... ¿Pero a qué clase de fuentes de información tendría acceso alguien como Ross? El que me llame por mi nombre o mi alias es una cosa, pues esos yo mismo los doy a cada rato ¿Seria posible que Ross supiera sobre mi pasado como agente gubernamental? Si era así, la cosa podía ponerse seria...más de lo que ya era...

Y entonces se escucho un "bip bip" y Ross saco su teléfono del bolsillo para revisarlo. Su comentario dejo en claro que había conseguido, de algún modo, acceso a las cámaras de seguridad de la fabrica o algún tipo de sistema de vigilancia, o que tenia hombres esperando afuera que se habían puesto en contacto con él; realmente había preparado hasta el mas mínimo detalle para que se llevase a cabo nuestra "reunión". El odio en mi mirada solo fue aumentando paulatinamente mientras las palabras continuaban saliendo de la boca de Ross, el único enemigo del cual realmente debía preocuparme, pues estaba adentro conmigo. Por mas "apenado" que sonase yo podía ver la sonrisa gigante que se estaba formando en su interior. Al menos, finalmente, entre tantas indirectas, fue capaz de decirme lo que quería de mí por el momento. La cosa era simple, si le decía lo que sabía de los hombres que había matado, me dejaba ir. No confiaba en él, para nada, y no era estúpido. Podía escuchar los camiones llegando afuera de la fábrica, los gritos de alegría, las risotadas, la gente moviéndose y sobre todo las armas cargándose; sí, algo estaba preparándose afuera. ¿Pero como sabía que no era Ross el que había planeado todo? Es decir, si, sabía que fue el hijo de puta el que me puso en esa situación, pero ¿Quien podía confirmarme que los que estaban afuera no eran otros lacayos de Ross montando un espectáculo para asustarme? Después de todo lo que el tipo había hecho para preparar el encuentro era una posibilidad perfectamente factible.

Suspire pesadamente antes comenzar a hablar. No podía confiar en Ross, y sabia que él podía perfectamente dejarme atado a mi suerte aunque le contara todo lo que quería saber; pero no me quedaba otra opción. Si no le contaba nada, moría; si le contaba todo, había una posibilidad de que saliera con vida. Ninguna opción era agradable pero la segunda al menos aun me daba una oportunidad por más mínima que fuera, y a veces uno tiene que jugar la única carta que tiene por mas desesperada que sea.-Esta bien.- Dije finalmente, después de un rato pensando.- Los hombres de traje son miembros de una familia mafiosa de New York que llevo semanas intentado erradicar; después de tanto tiempo jodiendo sus negocios tuvieron que aceptar un mal trato con un Cartel de la Costa Este que les trajo varios kilos de coca; son los hombres que llevan pañuelos rojos en la cabeza, planeo ir a por ellos cuando acabe aquí.- Enfatice eso ultimo señalando con la cabeza a uno de los cuerpos.- Después de esta noche estaría listo para asaltar la mansión principal del jefe y acabar con ellos, pero entonces paso algo inesperado, creo que a estas alturas ambos sabemos que, y termine así.- Termine dirigiendo mi mirada una vez más a Ross, no por eso con menos odio en mis ojos que antes. -¿Puedes bajarme ahora?- Sus últimas palabras en realidad me habían desconcertado bastante una vez volví a pensar en ello ¿Algo que tenia para ofrecerme y no era atrapar a Hulk? ¿Que seria? ¿Quizás volver a trabajar para el gobierno? Si ese era el caso lo mandaría a la mierda una vez me liberara de las cadenas, a menos que ofreciera algo realmente valioso para mí y me permitiese establecer ciertas condiciones para el trabajo.

Tuve que reconocerle al ex-general una cosa: tenía un buen punto. Yo odio a los agentes gubernamentales, ya sean de la CIA, el Pentágono, Interpol, Mossad, etc. Los odio por que se como se manejan, por que las cosas que ellos tienen que hacer, yo ya las hice hace mucho tiempo, y mas de una vez; se la clase de personas que son. Ya más de una vez me había encontrado con algunos de ellos, y nuestras reuniones nunca terminaban bien, como mínimo. En algunas ocasiones, inclusive me había visto forzado a eliminar a los agentes que enviaban a buscarme, dado que estos usualmente no aceptaban un "no" por respuesta, y por eso tenían que volver a base envueltos en bolsas negras, junto con cualquiera que los acompañase. Hasta el momento mi única interacción "positiva", por así decirlo, con un agente gubernamental había sido con Amanda Waller, y no había sido una experiencia para nada placentera tampoco; en realidad aun tengo dudas de como hubiese terminado nuestro encuentro de no ser por que ella me noqueo por la espalda y me hiso despertar en un submarino bajo el agua en traje de buzo, o por el hecho de que me prometió ayuda para cazar a los últimos humanos vivos asociados con el proyecto HOMONOVUS. Por otra parte, si lo que Ross decía era cierto, y estaba seguro de que así era, él ya no formaba parte del Ejército, al menos no de manera oficial, de modo que ya podía ir eliminando mis preocupaciones de ser enviado en otra misión suicida para resguardar los intereses de algún burócrata norteamericano. Afortunadamente, ya habíamos eliminado la posibilidad de que dicha misión involucrase la cacería del gigante verde conocido como Hulk, pero aun quedaba la duda en mi cabeza: ¿Si no íbamos a por Hulk, y los "intereses del país" no estaban en juego, entonces para que querría Ross a alguien como yo? Decidí esperar a hacerle esa pregunta cuando me hubiese bajado, con suerte él mismo acabaría respondiéndome.

Pero desde luego antes tuvo que someterme al "espectáculo" visual que fue el ver como se transformaba de forma innecesariamente lenta en el infame Red Hulk. Soy consciente de que Ross no necesita esperar tanto para transformarse. Solo lo hiso para montar un espectáculo. Pues, si su objetivo era asustarme, le había fallado; una vez que combates contra la Mujer Maravilla o Aquaman, o recibes una dosis del gas del miedo de Scarecrow en la cara, ya pocas cosas te asustan. Pero, si su objetivo era demostrarme lo insignificante que era, al menos en ese momento, comparado con él, pues eso ya lo había conseguido, y con creces. Con mi armamento actual, quizás hubiese durado minuto y medio contra él, a lo mucho; estando desarmado como me encontraba, no hubiese durado nada, y lo sabia. Aun cuando arranco las cadenas de un movimiento simple de su mano, otorgándome un poco más de movilidad, era obvio para los dos que seguía nada en comparación con un Hulk. Aun así, eso no me permitió continuar con nuestra conversación del mismo modo que lo veníamos haciendo.-Yo estuve en el ejercito Ross, no me vengas con eso.- Comente con indiferencia.- Nos hemos aliado con chusma mucho peor para salvaguardar los intereses del Tío Sam a lo largo del mundo. No intentaba sonar como un rebelde anti Estado que vio la luz que los medios no ocultaban, sino como un historiador que marcaba un hecho establecido y de conocimiento popular.

Entonces finalmente llego su discurso, la parte interesante de la historia. Me conto el por que me quería, bueno, mas o menos; se tomo su tiempo hasta llegar al punto del asunto. Sin embargo, en el camino menciono un par de nombres muy curiosos. Elektra y Deadpool....Elektra Natchios y Wade Wilson. Los conozco a los dos, no en persona pero si de nombre, y una versión resumida de sus perfiles. Wade Wilson, alias Deadpool, estuvo en el ejercito igual que yo; luego de someterse a un experimento secreto del gobierno cuyos detalles me son ajenos, adquirió un factor de regeneración acelerada que lo convirtió en un hombre casi inmortal, aunque también contrajo cáncer y según muchos dicen perdió completamente la cabeza; ahora es un mercenario. La segunda, una mujer, Elektra Natchios, una asesina ninja experta en artes marciales, especializada desde luego en técnicas de Ninjutsu. Una asesina a sangre fría, y fue vigilante callejera durante un tiempo parcial según he oído, pero ha vuelto al negocio de matar por dinero; una de las mejores peleadoras del mundo según he oído. Los dos asesinos a sangre fría, desalmados, despiadados y completamente impredecibles; en eso coincidíamos los tres. Interesante el perfil de las personas que buscaba Ross.

Lo siguiente que dijo me cayó mal. Quizás fuera por falta de costumbre, quizás por que simplemente no me gustaba oírlo, ni yo mismo lo se, pero de cualquier forma me dio una mala sensación en el estomago. Decidí esperar a que terminase de hablar antes de decirle lo que pensaba, y finalmente me conto por que me quería ahí: formar una sociedad....debía ser una puta joda. No solo que por algún motivo ese ex agente del gobierno me buscase a mi de entre tantos posibles candidatos, sino que yo ya había formado parte de otro equipo de vigilantes con intenciones similares a las que me contaba Ross; los New Watchmen. Pero dicho equipo se termino después del asalto a Arkham. Víctor quedo demasiado afectado por el efecto del gas del miedo, Rorschach desapareció, y quedando solo Jean-Luck y yo continuar con lo del equipo fue imposible; aun sigo en contacto con él, a pesar de todo. Desde entonces había vuelto a trabajar solo, de modo que el que ahora me estuviese ofrecerme el unirme a otro equipo no me cayó muy bien, en especial uno con los miembros que hasta ahora me habían nombrado. Pero primero lo primero.- Nunca me hables así, recuérdalo.- Le mire a los ojos, sin importarme que fuese un Hulk.- Nunca me hables de las personas que salve como si fuese alguna clase de héroe, por que no lo soy ¿Tienes idea de a cuantos mate? ¿De cuantos de ellos eran inocentes? Mujeres, niños, ancianos, y muchos hombres...no me hables como si fuera un héroe...- Para entonces ya estaba distante, como encerrado en mi propio mundo de recuerdos, pero por suerte eso solo duro unos momentos.-...solo era un soldado, como cualquier otro.- Concluí, volviendo a la realidad y cambiando de tema lo mas rápido que me fue posible. No quería hablar de eso, no con él, no ahora.

-En cuanto a tu organización...- Esperaba volver al tema de interés lo mas rápido posible.-...no veo problema inicial con ingresar a ella, pero tendrás que decirme los nombres de los integrantes ahora mismo. Se que Elektra y Deadpool son miembros ¿Quien mas? ¿Que debo esperar? ¿Y que hiciste con ellos para que aceptaran?- No iba a preguntarle el por que de traerlos, pues con la respuesta de la organización ya me había hecho una idea muy clara del por que traer a tantos asesinos juntos en un solo lugar. - Mi segunda condición es que extiendas la invitación al equipo a un miembro mas, uno que yo conozco, con quien solía trabajar. Es un psíquico y sabe disparar, además de que ya tenemos experiencia en misiones peligrosas; será un miembro valioso.- Necesitaba alguien en quien confiar si es que iba a unirme a ese equipo, y quería a Jean-Luck conmigo cuidando mis espaldas; al fin y al cabo no sabia que esperar de mis nuevos compañeros.

Comencé a estirar mis brazos y piernas mientras avanzaba hasta mis armas, permitiendo un buen flujo de la sangre y acostumbrando mis piernas al suelo una vez más. En cosa de nada ya estaba armado una vez mas, y listo para el combate, con Red Hulk delante de mi preparado para recibir la peor parte de la balacera. Esa había sido la razón principal por la cual aun seguía en buenos términos con él a pesar de todo: como bien había dicho tenia que haber al menos 400 hombres ahí afuera esperando para derramar mí sangre. Si no aceptaba su ayuda, estaba muerto. Podía llevarme a muchos de ellos pero acabaría muriendo en un terreno que no había preparado para una batalla así, y no quería eso. El desgraciado estaba manipulándome de la misma forma que yo suelo manipular a los héroes para no me molesten, y eso me enfadaba demasiado. Pero una vez mas, era mejor que morir.-Mas de cuatrocientas personas morirán por mi culpa esta noche, Ross.- Le mire de reojo.-Vaya que somos "héroes" extraños.- Finalmente las puertas se abrieron, mostrando del otro lado a una oleada de mafiosos tan grande que ni podía contar cuantos eran, todos armados hasta los dientes y con expresiones de sádica felicidad marcadas en sus rostros. Insultos y risas se escuchaban desde la parte trasera y los sonidos de armas cargándose hicieron eco de repente como una manga de langostas pasajeras. Sin embargo, su éxtasis duro poco, puesto que lo primero que se encontraron no fue a mi desarmado, y encadenado a una columna, sino a un Hulk Rojo muy enojado; y a mi detrás, con un rifle semiautomático apoyado en cada brazo, listo para disparar.

Las balas no se hicieron esperar, pero la lucha ya estaba decidida, y creo que ellos lo sabían. La velocidad con la que sus caras cambiaron de unas de alegría a unas de susto mortal fue impresionante; pasaron de reír a gritar de miedo en cosa de un parpadeo. No se cuanto habrá durado la pelea, solo se que un rato después, luego de una masacre que hacia de proporciones tan grandes que hacia tiempo no tenia, Ross y yo nos encontrábamos rodeados de tantos cadáveres y sangre que ya ni podíamos distinguir el color original del piso. Entre los dos habíamos matado a más de 400 personas. Había vehículos volteados, balas de todos los calibres imaginables desperdigadas por el suelo, y unos cuantos gemidos de agonía débiles se escuchaban de a ratitos. Sobra decir que las balas se me habían acabado mucho antes de terminada la pelea, de modo que había tenido que recurrir a mis pistolas, las cuales tampoco duraron mucho. Al final termine recogiendo el primer arma que encontré en el suelo. Para cuando sus balas se acabaron, sus números eran tan pocos que había iniciado a lanzar granadas contra los autos que intentaban escapar; y contra los pocos que aun permanecían de pie no intentaban escapar, fui a luchar a puño limpio; bueno, casi: disloque varias mandíbulas a culatazos, y mate a varios con mi cuchillo de combate y mi bastón de defensa personal hasta que el primero se quedo incrustado en un cráneo y el segundo se partió después de un golpe especialmente fuerte, entonces si continúe a puño limpio. No sabia la cifra exacta de personas que habían muerto directamente por mi mano, y la que había muerto indirectamente solo por el hecho de que dejase a Hulk ayudarme. ¿A cuantos habría matado? Estaba seguro de que al menos mas de cien de ellos había muerto por causa mía, tal vez 200, ero no estaba seguro. Fuera como fuese eran 400 victimas que añadir a mi lista de bajas confirmadas. Y odiaba admitirlo, pero sin la ayuda de Red Hulk estaría muerto. Después de esa batalla me quedo claro. Ningún dúo, por más variopinto que sea, que se coordine para matar solo a 400 personas es inefectivo. Habíamos combatido bien; no pude evitar pensar en la noche que conocí a Helena. Si alguien quiere ganar mi lealtad, que lo haga en el campo de batalla, soy un soldado al fin y al cabo. Ross lo habia descubierto, lo exploto, y le funciono muy bien.

-Felicidades Ross, te conseguiste un nuevo recluta.- Comente mientras remataba a uno de los supervivientes. Había varios aun tirados, y yo ya tenia un arma nueva, hora de limpiar el campo.

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