A Long way home( Wally y Bart)

Fecha: 8 de noviembre de 2018

No sabía ni entendía qué estaba pasando. Estaba perdido, desorientado y confuso. El mundo había tomado un rumbo muy distinto y todo había cambiado. No es que no estuviera acostumbrado a los cambios, Bart siempre estaba en medio de un devenir. Cuando se había establecido en su pasado había encontrado todo lo que se le había negado desde que nació, un hogar, unos amigos y una familia. Eso que tanto le costó lograr, era lo que más amaba y apreciaba en el mundo. Era lo más importante para él, era lo que defendía con toda la fuerza de su ser. Por mantener a sus personas queridas a salvo, lo hubiese arriesgado absolutamente todo. Daría su vida, su alma, toda su carne y su sangre para que sus amigos y su familia estuviesen bien. Nunca tuvo miedo de nada. Sólo una preocupación atenazaba su joven corazón, la idea de perderles. Una mañana de repente lo había vuelto a perder todo. Su mayor temor era realidad: no le quedaba nada. Estaba desesperado y hundido. Sus esperanzas empezaban a consumirse y convertirse en cenizas.

Como todo niño haría, pues Bart aún lo era en muchos sentidos, lo primero que hizo fue a buscar a sus padres. Su madre biológica, Melodi, estaba en el futuro y no lo había criado. Bart sabía que ella lo quería y que no era su culpa que se vieran obligados a vivir sus vidas separados. Sin embargo no pensaba en ella como una figura de apego. Jay y Joan Garrick habían sido en todo sentido de la palabra  sus padres. Los que le habían acogido, apoyado y dado un hogar. Fue a su supuesta casa en Keystone pero era un solar vacío y un sentimiento de desesperación se apoderó de él. Corrió hasta la casa de su primo que estaba muy cerca y como una brisa de aire abrió la puerta. Recorrió la casa, una casa muy diferente a la de Wallace. No estaba Wally ni ninguna de sus cosas en aquel lugar. En Central City no encontró ni a su abuelo Barry ni a su abuela Iris. Un peso en su corazón le empezaba a oprimir.

Fue a la mansión de Bruce Wayne pero Tim no estaba. Lo buscó por todo Gotham, por cada casa por cada rincón de esa oscura y tétrica ciudad. Sólo encontró una chica pelirroja que vestía una ropa con una R, que era la compañera de Batman pero que nunca sería su Robin. Robin era Tim y siempre lo sería. Como muy bien dijo Conner en una ocasión ellos no iban a aceptar a ningún otro ni a ninguna otra. Timothy era su amigo y su Robin. Tim era el que siempre tomaba su mano cuando estaba nervioso y le calmaba. Era quien le hacía sentir que podría ser Bart, que no era ni Barry ni Wally ni que tenía que ser como ellos. Que podía emprender su propio camino. Pero, ¿dónde estaba Tim ahora? ¿Dónde estaba su inteligente voz? Su corazón se encogió y las lágrimas empezaron a caer incontrolables. Sus emociones estaban descontroladas y agitadas como un mar tempestuoso.


Con toda la rapidez que le permitieron sus piernas se dirigió a aquella pequeña y rural ciudad de Kansas donde el clon de Superman tenía su residencia. Su buen y leal amigo Conner Kent. Sus últimos resquicios de esperanza. Llegó a la granja Kent y allí estaban Ma  y Pa  Kent haciendo las labores típicas de una familia granjera pero no había rastro del atractivo adolescente. Ni en la casa ni en el campo ni en los verdes valles ni en las altas colinas. No estaba su aroma alojado en el viento. Corrió hasta el instituto de Smallville pero Conner no estaba entre esa masa de adolescentes. No estaba en ninguna de las clases del recinto educativo. Miró en cada verde prado y en cada colina pero no encontró nada de su amigo. El súper chico era uno de los que mejor le comprendía. Sabía como era tener que crecer junto a monitores y máquinas sin ninguna otra compañía. Le tranquilizaba y le hacía sentir que no era alguien raro y que ser diferente no era malo. Conner siempre le ayudaba y le protegía.

Estaba intentando ser positivo, no pensar en cosas negativas y procurando sobre todo mantener a raya su angustia interior, encaminó sus rápidos pasos hasta la Ciudad de San Francisco. Al llegar a su destino su alma se le cayó hasta los pies. En el lugar donde debía estar una gran torre con forma de T, la torre de los titanes, no había absolutamente nada. Todo el vacío, la desesperación y la angustia que trataba de contener y controlar rompió todos sus diques y le caló hasta los huesos. Se sumió en una profunda tristeza. Tim, Conner y Bart no compartían sangre sin embargo había un lazo invisible que unía de por vida su alma y sus corazones.

Empezó a correr, sin parar. No sabía qué más hacer. Había corrido toda su vida, siempre había sido muy rápido. A veces correr, sin ningún motivo, sin tener un lugar al que ir, simplemente correr por correr despejaba su mente. Quería dejarse ir, no quería pensar. Sintió como sus pies dejaban de pisar tierra firma, estaba corriendo sobre el agua. No supo cuánto tiempo estuvo corriendo sobre el agua hasta que sus pies tocaron de nuevo tierra firme. Las cosas y el tiempo se ven muy diferentes cuando tienes la capacidad de ir más deprisa que el resto. No tenía ni idea de cuando su metabolismo se vio mermado y la fatiga, tanto física como emocional hizo mella en él. Terriblemente abatido se dejó caer al suelo. Las emociones negativas lo cegaban y no podía controlar su cuerpo. Rápidas y frenéticas convulsiones invadieron su cuerpo.

No tenía constancia de su cuerpo. Se encontraba como en una especie de trance. Como si estuviera sumido en un profundo sueño. La agonía de su mente estaba bloqueando las percepciones de su cuerpo.

En su inconsciencia oía una voz a lo lejos  que decía algo. En un principio fue como un susurro, no podía reconocer ni a su dueño ni su mensaje. Su cuerpo se sentía pesado. No tenía ningún control sobre él. Le hubiera gustado preguntarle a aquella voz que quería pero no se sentía con las fuerzas suficientes para que le saliese la voz de su garganta ni siquiera podía levantar los párpados.

Muy lentamente, para ser él, fue captando esas palabras. Era una especie de nombre. Más específicamente era su nombre. Alguien le llamaba. Pero ¿Por qué? Percibió un contacto. Piel con piel. Alguien le tocaba. No, no sólo le estaba tocando también le estaba moviendo. Le zarandeaba pero en su estado no entendía muy bien que quería o que necesitaba ese otro Abrió los ojos y su cuerpo se enderezó sobresaltado. Quedando su torso levantado y sus piernas apoyadas en el banco en el que le había recostado su primo. Realmente parecía el despertar de un mal sueño.

Miró a quien tenía delante. Su cerebro lo tardaba en procesar. Siempre pensaba y actuaba a grandes velocidades pero ahora con el agotamiento y el shock, su pensamiento se ralentizó a una velocidad cercana a la de la media. ¿Quién era ese joven pelirrojo de expresión preocupada? Se le hacían unos gestos muy conocidos pero algo no encajaba. Notaba esa sensación de querer forzar a encajar una pieza donde no es su lugar.

- Wally - dijo un tanto inseguro. El pelirrojo parecía tan joven. Había algo en él que le hacía saber que no era aquel hombre con el que tanto había discutido y a quien tanto quería. Aquella persona que se fue convirtiendo poco a poco en familia y no por la sangre sino por el apoyo y el cariño.

En su mundo siempre le generaba una dicotomía encontrarse con Wally cuando tenía problemas. Siempre se esforzaba en pos de conseguir la aceptación y aprobación del pelirrojo y pecoso primer Kid Flash. Sin embargo, le desagradaba profundamente esa mueca que hacía el mayor cuando sentía que alguien le había decepcionado. Esa mueca que había dedicado a su persona en multitud de ocasiones.

Apartó un poco a Wally, se giró hacia el suelo para escupir un poco de bilis. Aún se encontraba un poco mareado y desubicado. Aún no entendía qué estaba pasando. Miró a su alrededor, ni sabía dónde estaba ni como había llegado a ese paraje. Se volvió a recostar en el banco, cerrando ligeramente los ojos. Al cabo de unos segundos empezó a encontrase mejor.

- Tengo algo de hambre - dijo como si nada.

Bart, aunque consciente, seguía un tanto confuso y desconcertado. Su cuerpo se sentía agotado y cansado. Su rótula artificial le dolía y se sentía molesta, como cuando la sobrecargaba demasiado. eso le hacía suponer que había estado corriendo a una alta velocidad un tiempo considerablemente alto. En un primer momento se llevó la mano a su rodilla para comprobar que la rótula no estaba rota. No le importaba que se destrozase en cualquier misión o intentando salvar a alguien. No obstante el proceso para volver a ponerle una prótesis nueva debido a su metabolismo era complicado y  terriblemente doloroso. por eso se sentía tranquilo al saber que la prótesis estaba en perfectas condiciones y que sólo tenía que reposar durante un rato para que el dolor de su rodilla remitiera.

Otra cosa que le sorprendía era que se había despertado en un lugar desconocido ante la mirada observante de un Wallace West mucho más joven del que él conocía y recordaba. Tener frente a sí a alguien que al menos podía identificar, le hacía sentirse más seguro y reducía su quiebre emocional. Ese sentimiento de vacío que le estrujaba el corazón y sus vísceras se menguaba al tener cerca a alguien conocido en quien podía confiar. Esa desazón al no encontrar a nadie de sus amigos y familiares se aminoraba al tener a Wally con él.

Aún en la inconsciencia y costandole procesar lo que había acontecido tiempo atrás. hizo aquella petición de comida a su familiar, ya que, su estómago él estaba pidiendo ser llenado y necesitaba recargar sus fuerzas como diese lugar. Ver la sonrisa en el rostro de Wally le hizo sonreír  de forma mimética. Le hacía gracias que aquella frase de tardo un segundo para cualquiera de los velocistas fuese literalmente cierta. Se incorporó para sentarse bien en el banco mientras veía como ese borrón que era el pelirrojo se alejaba. Respiró hondamente para intentar regularizar y relajar su organismo.

Wally llegó con la misma rapidez con la que se había ido. Bart observó toda la comida y bebida que había traído como si fuera un pequeño animalito hambriento. Mientras devoraba la comida que le había traído su primo como si hubiera estado privado de alimento por años,  intentó hacer memoria para contestar a lo que el pelirrojo le preguntaba. Las imágenes llegaron inmediatamente a su joven mente.

- Pues lo último que recuerdo es que estaba camino de la casa de mi amiga Amanda y de repente estoy aquí. No sé muy bien que es este sitio.  Pensaría que es una pesadilla si no me doliese tanto la rótula. -

Recordó de golpe que la angustia que sentía momentos antes era por la separación de sus seres queridos. Por una fracción de segundo sus ojos se abrieron sobremanera y sus labios se despegaron para preguntar a Wally por sus personas queridas:

- ¿Dónde están Jay y Joan? ¿Tim, Conner y Cassie porque no están en sus casas?¿Por qué no vives en Keystone? ¿Dónde están Barry e Iris? ¿Están bien mi madre y Jenni? - Nunca le había preocupado mucho su bienestar ni lo bien o mal parado que pudiese resultar. A veces se sentía preocupado por no estar ni lo más mínimo preocupado por su bienestar personal. El pequeño flash volvía a sentir el peso de la angustia en su cuerpo.

Bart nunca había sentido aquella intensa sensación de hambre en su vida. Por eso se comió todo lo que primo le trajo con una inmensa rapidez.  Cuanta más comida procesaba su organismo más material tenía su organismo para curarse. Empezaba a recuperarse y físicamente se encontraba mejor, casi con una salud de hierro.

En un principio le miró con cara de sorpresa. No se había dado ni cuenta de que estaba hablando demasiado rápido ni que había hecho demasiadas preguntas. Era su falta de información y su estado de confusión lo que le hacía estar tan apresurado y tener esa falta de control en la velocidad de su cuerpo.

-¿Qué?- dijo casi sin procesar las palabras del otro debido al shock  que le causaron. - ¿Quién más podría volver si no soy yo?- Un escalofrío recorrió su cuerpo al pensar en su malvado y detestable clon. Inertia, Thaddeus Thawne II, ese ser que tenía su ADN pero su alma era más oscura que la noche y las tinieblas más profundas.

- Ocho meses … - repitió bastante sobresaltado – He estado perdido o anclado en algún lugar ocho meses. – Ese tiempo se te hace una eternidad siendo un velocista.- Eso quiere decir … - Tardó en procesarlo un segundo- Estamos una nueva línea temporal y espacial surgida como la mezcla de varias dimensiones.  En el que no sabes muy bien que versión de cada uno ha sobrevivido. Con todas las dimensiones que han podido existir es francamente improbable que coincidas con alguien de tu misma dimensión. - Miró a Wally con preocupación. No sabía muy bien que decir. Se cruzó de brazos e instantáneamente los volvió a descruzar. Repitió ese acto muchas veces y con mucha rapidez. Mientras su rostro hacía mil gestos y sus pies no paraban de dar frenéticos golpecitos en el suelo.

Él no era el wally con el que había vivido tantas cosas. Era demasiado joven para serlo. No era muy probable que encontrase a los amigos de su dimensión. Era como si todos y cada uno de ellos hubieran dejado de existir y a la vez no. Sentía como si todo su mundo hubiera volado en pedazos y tuviera que reconstruirlo con las piezas que habían quedado. Muchas de ellas no encajaban o estaban rotas. Era como un mapa del tesoro bastante incompleto. Además no tenía ni idea e cómo organizar las piezas.

La mirada triste de Wallace le advirtió de que algo no andaba bien. Algo se quebró en su interior. Jay y Joan eran como los padres que no pudo tener en su tierna infancia. Con sus aciertos y errores les quería y saber que estaban desaparecidos estrangulaba su corazón. Un grito ahogado salió de sus labios. Era un sonido de desesperación. Nunca en la vida se había sentido tan perdido. Nunca antes se había sentido en la obligación de asumir todas esas emociones tristes y espesas. Nunca había asumir el dolor de tantas pérdidas.

- Tim … Timmy no está.- repitió como en una especie de trance como si no pudiera comprender muy bien esas palabras. Como si el significado de cada palabra y el sonido de cada letra le golpease fuertemente. Estaba congelado. Nunca había estado sin Tim o Conner mucho tiempo. Volvió a su ser aquella intensa emoción de rabia, dolor y desesperación que antaño había vivido al ver morir al ahijado de Superman. Se volvió a cernir sobre él ese desgarrador desconsuelo al saber que alguien al que considerabas uno de tus mejores amigos casi tu hermano no volvería nunca más. Esa frustración y desesperación antes una situación en la que no puedes hacer nada. Un nudo psicológico le apretaba la garganta dejándole incapaz de hablar, más en su rostro y sus grandes ojos ámbar se perfilaba la rotura de su alma. Por su rostro empezaron a caer pequeñas lágrimas y su respiración se volvió un tanto irregular. Trató de serenarse y cerró unos instantes los ojos mientras inspiraba profundamente, oxigenando su cerebro y su cuerpo. Pensó que era paradójico que en su dimensión quien hubiera desaparecido fuera Conner (aunque luego volviera a existir) y en aquel nuevo universo quien estaba desaparecido era Tim, quien había realizado tantos esfuerzos en su mundo por traerlos de vuelta. Tanto Conner como él volvieron en su realidad, eso le daba la esperanza de que quizá Tim pudiera aparecer en Omega. Por otro lado se alegraba de que Conner estuviera bien. Por otro lado se alegraba de que Conner estuviera bien. Suspiró con un poco de alivio cuando el pelirrojo mentó a Superboy.

- Tenemos que ir a ver a Cassie a Themiscyra. Ella es fuerte pero no lleva muy bien lo de perder a gente. Nos necesita. Llamaré a Diana, ¿Cuál es su número? – Esta no era ni la primera ni tampoco sería la última vez que Bart  intentara ponerse en contacto con Wonder Woman para saber de Cassie.  Diana sentía cierta predilección por el joven flash y la verdad es que de forma inconsciente Bart se aprovechaba de este cierto efecto que provocaba en la mujer. A pesar de su dolor y la inmensa tristeza que sentía por tener en paradero desconocido no podía dejar de ponerla a ella por delante de todo. Ella que había sido su primer amor y era una de las personas más importantes en su vida. Todavía seguía sintiendo aquel sentimiento de amor por Wonder Girl. Su corazón aún seguía encandilado aunque le hubiese rechazado innumerables veces o hubiese escogido como pareja a uno de sus mejores amigos o no se cansase de decirle que le veía como a un hermano pequeño. Su rechazo le dolía en el alma pero más era su dolor al verla mal o triste. Saber que ella estaba mal le hacía sentirse tremendamente infeliz.

- ¿Por qué Conner y Cassie están distanciados? ¿Se pelearon? – No tenía ninguna foto para enseñarle a su pariente. - Jenni es mi prima del siglo XXX, es hija de Dawn Allen. Pensé que la conocías.- Tomó una rama que se encontraba en las cercanías y empezó a trazar líneas en la tierra. Esas líneas formaban el retrato de una joven adolescente sonriendo. A Bart siempre se le había dado bien dibujar. Además era una actividad que le relajaba. Siempre había sentido que si fracasaba como héroe quizá su segunda opción sería ser artista.

                                   

Bart y Jenni:

- Pensé que a linda le encanta Keystone. ¿Qué  hacéis en Palo Alto? Es bueno que la abuela esté bien. Bueno mi padre hace mucho que murió y mi madre seguro que viene a vernos un día de estos. Debe estar liada con su revolución en el futuro. ¿Sabes hablar Interlag? Porque ella no sabe inglés. – No era el Wally con quien había convivido pero esos desconocimientos aunque fueran normales no dejaban de extrañarle.

Meloni Thawne (madre de Bart) y Bart:

Abrazó a ese Wally, pasase lo que pasase seguía siendo su primo. Le abrazó fuerte, una abrazo para apoyarle y sostenerle. Un abrazo que pudiera darle fuerzas a los dos. Hay ciertos momentos que se necesita la cercanía física para paliar ese dolor que atenaza de forma cruel tu alma.

- No fue tu culpa, Wally. Es lo que mejor hacemos los Flash sacrificarnos por nuestra familia. Mi abuelo, mi padre, Max,  tú y yo mismo.  Una vez estuve muerto. No pensé en quien dejas atrás. Sólo quería que no muriese nadie. Seguramente Barry no quería que te pasase nada. Él eligió sacrificarse, duele pero no fue tu culpa. Es algo así como lo que escribió Kiera Cass en su libro  La heredera " Cuando estás rodeada de gente a la que adoras, dar tu brazo a torcer, resignarte o darte por vencida no se percibe como un sacrificio. Hay personas por las que daría mi vida sin pensármelo dos veces."-

Cuanto más tiempo pasaba desde que hubiera recuperado su consciencia  más se daba cuenta de la seriedad y las implicaciones de aquella situación. Todo empezaba a tomar un matiz más serio y hasta cierto punto desesperante. Una nueva realidad en donde no sabes que acontecerá, un forzado nuevo comienzo. Iba a ser duro volver a construir una vida. Seguramente una nueva ciudad, una nueva casa, no tenía muy claro si un nuevo tutor o mentor, nuevos amigos, una nueva escuela y una nuevo rumbo. Bart no veía nada de malo en volver a empezar pero su corazón se encogía al pensar que muchas personas queridas no estarían en ese insólito destino.

-umm- se quedó un momento pensativo.- Solo es una suposición pero creo que las líneas del tiempo y las dimensiones se autorregulan para que nunca haya desastres de grandes magnitudes que acaben con la vida. – Bart había nacido en el futuro pero cuando había estado en su época correspondiente no se sentía parte de aquella trama temporal. Era algo más intenso que la sensación psicológica de no pertenecer a ese lugar.- Se que no soy una anomalía en esta trama temporal pero nací en el siglo XXX. Te parecerá una locura. – Se armó de valor para contar a su primo sus divagaciones- Creo yo he sido asimilado por este siglo.– La historia de vida de Bartholome Henry Allen era muy diferente de la de sus allegados. Aunque estaba rodeado de  personas que vivían en situaciones muy extrañas, a veces se sentía la persona más rara del universo. – Sabes que tengo muy buena memoria y recuerdo todo lo que veo y lee. Pues esa capacidad no es aplicable a la información que he visto o leído en el futuro. Las cosas se me empiezan a distorsionar como si fuera información que no debería saber.-

Pensó que quizá se estaba preocupando demasiado y que todas sus personas queridas volverían a su vida de un momento a otro. Que volvería ver a todos muy pronto. Quería pensar que no había nada por lo que alarmarse, que todo iba a salir bien y que todos iban a ser muy felices.
A pesar de su optimismo y de intentar pensar en positivo, no pudo contener la negatividad y ni el aluvión los malos augurios de surgían de su mente. Sus emociones hacían mella en él y se sentía perdido y confuso de nuevo.  Inmediatamente sintió unos brazos rodeándole y dándole en un abrazo todo el calor, consuelo y apoyo que en aquel difícil momento necesitaba tanto. Estuvo pro echarse a llorar pero nunca le gustó mostrar su debilidad a Wally. No quería que el pelirrojo pensase que seguía siendo un niño que se acobardaba ante cualquier decisión difícil.

Una vez que Bart estuvo más sereno, Wally retomó la conversación que estaban manteniendo. Cuando el pelirrojo comentó que no estaba comunicado con Diana, su ánimo decayó un poco. Wonderwoman había sido siempre muy cercana con Bart, ya que, estaba cada dos por tres buscando a Cassie y Diana casi siempre solía estar dando apoyo a su pupila. Las chicas maravilla siempre habían sido muy cercanas, aunque esta relación de hermandad se rompiera y casi despedazara con la muerte de Donna Troy.

Recobró de nuevo la sonrisa cuando su primo mentó a Dick. Richard Grayson le caía bien, era alegre, bondadoso y se preocupaba por los demás. En su mundo siempre mediaba entre Wally y él cuando las cosas se ponían tensas. Según la perspectiva de Bart, Dick siempre intervenía cuando Wally se estaba siendo demasiado estricto.  

- Ellos siempre discuten. Cortan y vuelven con más rapidez del tiempo que me toma prepararme un batido de chocolate. Ambos son muy tercos y tienen mucho carácter. Pero no creo que sea bueno que estén separados en un momento como este. – Siempre pensaba que era paradójico que Conner le pidiese consejo sobre su relación con Cassandra Sandsmark. Su amigo era un chico que resultaba muy llamativo y atractivo para el sexo opuesto. Mientras que  ni el físico ni la personalidad de Bart causaba tanto furor en las féminas. Es cierto que tenía muchas amigas, pero siempre había sido rechazado. Es más la joven Wonder Girl nunca correspondió a sus sentimientos amorosos.

Hablar sobre su abuelo Barry, estaba poniendo mal a Wallace. El adolescente comprendía muy bien toda esa angustia y frustración que estaba sintiendo su primo. Bart sabía muy bien cuál era el dolor de perder a un ser querido. Conocía muy bien el pesar de la muerte de quien era tu maestro, a tu guía, de aquella persona que siempre te ayudaba y te apoyaba. Aunque Wallace West le enseñó cómo controlar su acelerado metabolismo, Max Power había sido para Bart su primer tutor y mentor  en la vida. Le enseñó, le guió, aconsejó e instruyó cuando nadie más podía ni sabía. El segundo Kid Flash había llegado al siglo XXI sin ninguna noción cultural ni vital. Era como una hoja en blanco sólo que estaba muy acelerado. No entendía la lentitud de la vida cotidiana ni del ritmo de la humanidad en general. El tiempo pasaba sumamente lento y no sabía aclimatar su existencia a esa tediosa lentitud con la que todo el mundo vivía su vida. Max le ayudó a adaptarse y a dejarse envolver del ritmo cotidiano de la existencia del ser humano. Max de quien le había aprendido las nociones vitales para desenvolverse en el mundo había muerto un día. Esa persona tan importante para Bart había dejado de existir para protegerle. Por ello, el jovencito sabía de primera mano lo que era el dolor de la muerte incrementado con el sentimiento de culpa. Esa sensación de odio y rabia hacia ti mismo por ser el responsable del fallecimiento de un ser querido. Esos continuos remordimientos que ensombrecían tu mente.

Para intentar mitigar el sufrimiento de Wally, Bart le abrazó. El abrazo que le brindó a  Wally no sólo reconfortaba y brindaba una sensación de bienestar al pelirrojo, sino que también le sirvió para sentirse más seguro y apoyado. El momento en el que tuvo a su primo abrazado, fue como un paréntesis. Un ligero descanso del colapso que le había producido llegar a esa nueva realidad.

- Qué raro que lo digas en esta situación en la estoy muerto de miedo. No tengo ni la más mínima idea de lo que hacer. –Rió de forma nerviosa, casi con tristeza. Si no hubiera comprobado de primera mano que huir de aquel sitio y ponerse a correr a lo loco no arreglaba nada, seguramente volvería a intentarlo. El cuerpo del adolescente temblaba ligeramente, de una manera casi imperceptible. Bart intentaba mantenerse sereno pero estaba en una situación para la que ni los libros ni las calles le habían preparado. Era su peor miedo hecho realidad y nunca pensó que algo así iba a ocurrir. Por lo que, nunca se preparó para afrontarlo. Sentía que aquel calificativo de su primo, valiente, le quedaba muy grande. Pensaba que era un idiota que hasta ahora nunca había conocido el significado de miedo. Es muy fácil ser valiente cuando no conoces lo que es el miedo. Cuando no tienes nada que perder o cuando actúas de forma automática sin tener en cuenta lo que dejas atrás.  

- Linda ... no es nadie relevante. - Corrigió en un segundo lo que iba a decir y sonrió un tanto forzadamente. Apartó la mirada y vio la hierba no sabiendo que más decir o hacer. Bart se llevaba bien con Linda  pero quizá no debería hablar de ella. Ese Wallace no conocía a Linda y no sabía si haría más mal que bien que el pecoso supiese detalles sobre su vida en otras realidades. Había mencionado que estaba saliendo con alguien y si no conocía a Linda, era obvio que la novia del West era otra mujer. Saber que en otros mundos tu novia es otra persona podía suponer un conflicto personal. Al pensar en aquello su duda interna terminó saliendo.

- Wally. ¿Por qué confías en mí? No soy el Bart que conociste, no hemos vivido nada juntos. Yo no sé nada de ti, tú no sabes nada de mí. Realmente eres un persona muy diferente del hombre que yo consideraba casi un hermano mayor y seguramente yo no sea igual al Bart que tu conociste. – Su voz sonaba quebrada. Estalló porque con Wallace tenía esa facilidad para mostrarse tal cual era. Porque era con la única persona que dejaba salir sus emociones más profundas como un rio caudaloso que arrastra la tierra de la montaña. Se sentía roto, vacío y solo. Se abrazó a sí mismo, intentando conseguir un poco de consuelo.

Mientras Wallace hablaba él siguió comiendo las cosas que este le había traído. La comida no sólo le hacía sentirse bien físicamente sino que le daba cierta estabilidad y tranquilidad mental.

- Oh ¿Algo así como simbiosis entre mi yo y mis otros yo?- Su voz sonaba ligeramente apagada, como cuando no quieres recibir una información pero no puedes negarte a recibirla ni hacerte el ciego ante esa verdad. Sabes que pese al dolor tiene que hablarse de ello. No sabía muy bien que decir.- Mi ma ... mi madre no era muy buena persona antes de casarse con mi padre. mi abuelo materno es un dictador ... no crees que cualquiera de mis yos .. pueda haber seguido sus pasos ¿verdad? No quiero recordar esas cosas.-Ya era  terriblemente complicado ser Bart Henry Allen II en su mundo como para encima tener los recuerdos de sus otros yo rondando su cabeza. Esa idea se le hacía muy poco atractiva. Incluso le daba algo de miedo. Por parte de su madre su familia tenía una tendencia al mal. Había muchas probabilidades de que no todos sus yos fueran buenos. Una prueba de ello de Thaddeus, su clon, era un villano, tan lleno de rencor y resentimiento. No quería saber si sus otras versiones eran alguien con un pasado turbio y criminal. Si habían cometido actos repudiables o habían herido a cualquiera que él considerase su amigo.

- Es solo fachada, estoy a punto de ponerme a llorar como un crio. – Le costó mucho reconocer aquello. Nunca deseaba ser un niño ni un estorbo en presencia del pelirrojo. Quería ser digno y merecer con creces su aprobación.  Realmente sentía mucha vergüenza de no poder encajar todo aquello con la entereza y fortaleza que se suponía que tenía un hombre hecho y derecho. Se sentía desecho y roto. A veces sentía que el aire se escapaba de su cuerpo y le quemaba el vacío en sus pulmones. Tenía unas inmensas ganas de escapar de esa nueva dimensión. De volver a lo que era antes. Quería estar en su mundo, quería volver a casa y estar rodeado de las personas que conocía y amaba.

Bart abrió mucho los ojos y en su gesto por un instante muy rápido se vio reflejada la sorpresa y hasta perplejidad. Luego el joven castaño sonrió como si estuviera recibiendo una noticia  alegre.  La relación que esa versión joven de Wallace West describía era muy similar  a la que él había tenido con el Wally de su mundo. De cierta forma saber que aquellos dos Wallys eran similares le hacía sentirse más alegre y optimista sobre lo que deparaba su futuro.

- Wallace y yo no nos llevamos automáticamente bien. Al principio siempre estábamos chocando. Yo sentía que él era muy duro conmigo. Realmente pensaba que él me odiaba y quería desembarazarse rápidamente de mí. – En los inicios de su vida en el siglo XXI, anclado en un mundo que no comprendía y en el que no encajaba, Bart se había sentido como un estorbo para todo el mundo. – No nos entendíamos muy bien porque somos bastante diferentes. Sé que quería protegerme y se lo agradezco. Pero había roces entre nosotros. Muchos.

Cuando Wally le preguntó aquello, algo dentro de su corazón se movió. No se conocían, eran dos completos extraños atados simplemente por unos vínculos que habían tenido con sus yos de otro universo. Recordó cuando él llegó al pasado. Aquel tiempo donde después de ser sacado por su abuela Iris de la máquina en la que vivía, no tenía absolutamente nada que fuera real. Había sido criado por máquinas, no sabía quiénes eran mis padres ni sus familiares, no tenía amigos, su organismo estaba muy acelerado y habría muerto en un par de años porque su cuerpo se consumía demasiado rápido. No sabía desenvolverse fuera de su caja y la primera persona que le brindó ayuda fue su primo del pasado Wallace West. En aquel tiempo ese pelirrojo tampoco le conocía de nada.  Se encargó de ponerle a salvo, de otorgarle bienestar , darle un hogar; primero con Max y luego con Jay y Joan. Entonces, ¿Cómo podía negarse a la propuesta del pelirrojo? Sería un poco hipócrita que lo hiciera.

Ni siquiera lo pensó. Su cuerpo se movió muy rápidamente. El adolescente se colgó del cuello de su primo y pasó sus piernas por la cintura de este. Quedando como subido a caballito. Subirse de esa forma en las personas de confianza era algo que solía hacer con frecuencia el menor de los flash.

- Cuando no tenía nada, cuando ni siquiera tenía consciencia de mí mismo, una persona me dio un lugar al que pertenecer. Me dio un hogar y una familia. Hizo que conociera a mis mejores amigos. El nombre del hombre que me dio un mundo en el que existir se llamaba Wallace West. – Se acordó de Jay, que era como su padre. Él le prometió que nunca le abandonaría pero en realidad le había dejado muchas veces solo. En cambio, Wallace, aunque con sus más y sus menos, siempre había estado con él.

- Así que supongo que te lo debo.- dijo con una sonrisa alegre en su rostro.

Hizo un mohín al escuchar  la broma del pelirrojo.- Compadezco  a la pobre novia que tiene  que aguantarte-  Le sacó la lengua burlonamente.  Estaba un poco molesto por lo que había dicho  su primo y se cruzó  de brazos un poco enfurruñado.  Pero como no era el temperamento de Bart permanecer mucho tiempo enfadado, su humor mejoró más rápido de lo que  canta un gallo.


Que el Wally que estaba frente a él dijese que se parecía al de su mundo en cierta medida le aliviaba. El joven Kid flash comenzaba a sentir que las cosas iban bien. Tenía el presentimiento que podía confiar tanto en en ese joven Wally como en el Wally con el que había convivido. Una tranquilidad le envolvió y se sintió en cierta manera reconfortado. Poco a poco iba recobrando ese carácter alegre, bromista, inocente, alegre y despreocupado tan suyo.


- Jay me dijo que no había nada de malo en llorar. que te ayuda a procesar el dolor y te libera. Pero me hace sentir que soy un niño. Así que supongo que ni tú ni yo somos muy maduros porque nos avergüenza llorar. - Los primeros meses con los Garriks la convivencia había sido complicada para todos.  Cuando un niño llega a casa, de la noche a la mañana, las rutinas, los hábitos y la vida del hogar se trastocan. Cuanto mayor es la edad del niño, son más grandes son los cambios. Pero aquellas personas que eran desconocidas, acabaron sintiéndose como si fueran sus progenitores. Aquella casa extraña se convirtió para el chico del futuro como un hogar. Jay le había enseñado muchas cosas y de él había aprendido mucho. Después de todo Jay era el primer Flash, era el mentor de su abuelo y que él le hubiera acogido en su hogar era un honor.


- Pero  yo no peso mucho, estás hecho un debilucho Wallace. - Dijo con ese reproche fingido que se pone al estar de guasa. Se separó de su primo y le sonrió.


Asintió afirmativamente ante lo dicho por el otro velocista. Bart era muy nuevo en ese lugar y estaba muy perdido. Casi se encontraba tan perdido como  aquel momento en el que salió de su máquina virtual y tuvo que enfrentarse por primera vez al mundo físico y real.

- Sería una buena idea saber al menos lo más básico de lo que ocurre aquí.  - Acompañó a sus futuras palabras con una firme negación de la cabeza- No he encontrado a ninguno de mis tutores legales.- Dijo con un ligero temblor en su voz, intentaba ser fuerte pero seguía doliendo saberte sin tus figuras paternas.- Max no está en Alabama. En su casa vive una agradable pareja con un niña de unos dos años y un perro. - Lo de Max hacía tiempo que lo tenía asumido, pues en su universo él había desaparecido hacía un tiempo. Sin embargo, aunque asimiles la falta de un ser querido piensas en él cada día de tu vida.- Supongo que él también está muerto aquí. La casa de Jay y Joan es un solar vacío. Quizá no es en este mundo al dirección que recuerdo de Keystone. Tu Bart, ¿Vivía con ellos? o con ¿Quien vivía? -


Se preguntó quién sería esa tal Artemis. Había dicho que vivía con él en su piso de Palo Alto. Anteriormente, Wally había dicho que vivía con su novia. Bart sumó uno y uno. Artemis era la novia de Wally en ese nuevo universo. Abrió sus ojos castaños con gran sorpresa ante la inesperada revelación. La novia de su primo tenía nombre de diosa griega. ¿La chica era helena? ¿Cómo sería? En su rostro se formó un gesto interrogante. ¿ Sabría cocinar? Se acordó de Joan. Ella siempre le hacía galletas. Decía que la comida disolvía en un instante la tristeza de un velocista. Era una mujer muy inteligente. - ¿ Artemis cocina?- Era esencial para el menor, ya que, Wallace tenía pinta de no saber freír ni un huevo. - Los titanes …- su voz sonó cálida y brillante cual rayo de sol en la mañana. El castaño se emocionó y sus ojos brillaron de forma intensa debido a la ilusión. Pensó en su antiguo grupo de héroes adolescentes, sus amigos, su familia. Su lugar seguro en el mundo. Tanta información le había descentrado un poco. Pensó un instante en que debía de hacer primero. - Podemos conocer a tu novia primero.- le causaba una terrible curiosidad la persona que en ese mundo suplía a Linda Park.- Y luego visitamos al equipo.-

- Sabes que correr no sirve para adquirir más musculatura. Tienes que hacer ejercicios de fuerza como pesas para poder ganar musculatura.-

Algo se removió en su interior con el descubrimiento de que el otro Bart vivía con sus abuelos.  En su mundo le habían mandado a vivir con Max porque según las palabras de su familia del pasado él estaba muy “descontrolado” y el mejor para enseñarle a llevar una vida normal era Max Mercury, que tenía un gran dominio de la Speed Force. Luego Jay y Joan Garrick habían asumido su custodia al desaparecer Max porque el primer Flash era la mejor opción para criar a un velocista adolescente. Saber que Barry e Iris se habían hecho cargo de su nieto en el universo del que provenía Wally, le hacía sentirse algo inseguro. ¿Es que su familia biológica le había querido menos en su mundo? ¿El otro Bart tenía un mejor control de la Speed Force? ¿Era peor que el otro Bart? Pero no tuvo tiempo para deprimirse ni sentirse triste ni autocompadecerse porque su primo le pasó el brazo por el cuello y cortó de raíz los pensamientos que estaba teniendo.

- Pero, ¿te lo tengo que contar a velocidad normal o puedo hablar hiperrápido? Arty … suena como a nombre de galleta.- Se rió un poco. Pensar en galletas le daba hambre. Esperó “pacientemente” mientras el otro velocista hablaba con su novia por teléfono. Empezó a correr en círculos alrededor de Wally. Cuando se aburrió de hacer eso, se puso a dibujar líneas en el suelo con un palo.

- No le has dicho que también como mucho, quizá no tiene comida para ambos.- Bart estaba seguro que de todos los velocistas los que más alimentos ingerían eran Wally y él mismo.

Sabía dónde está situada la ciudad de Palo Alto porque recordaba vívidamente la imagen del mapa de Estados Unidos con sus estados y ciudades. Sin embargo no tenía ni idea de las calles ni la estructura urbanística de la ciudad, ya que, nunca había estado en aquel lugar.

- Eso es trampa, yo ni siquiera sé cuál es la dirección  de tu casa.- Salió disparado tras su primo, yendo a la par que este pues no quería perderse. Como ambos eran velocistas muy rápidos llegaron casi de inmediato a Palo Alto.

- Has ganado porque no me sabía la dirección- le sacó la lengua a Wallace en un gesto un tanto infantil y burlesco.

Bart empezó a tocar el timbre de forma impulsiva y rápida. Esperar no era algo que se le diera muy bien. Paró de apretar el timbre cuando una joven le abrió la puerta. Kid Flash abrió sus ojos con sorpresa. Esa joven … la conocía. Se corazón se aceleró y él actuó. Se abalanzó sobre ella y la abrazó fuertemente.

- Cissie te he echado mucho de menos. En este mundo nadie me conoce y eso me hace estar triste. Te necesito tanto, Cissie. Estoy a punto de hundirme y tú siempre has estado ahí cuando mi mundo se ha roto en pedazos. Sé que eres muy lista y ya lo sabes pero lo diré: te quiero Cissie, eres una de mis mejores amigas y te agradezco tanto que hayas estado conmigo en mis malos momentos. Quedate conmigo, Cissie.- notó como algo extraño pasaba. El silencio era raro y la joven estaba tersa. Se separó de ella.

Ahora pudo apreciar lo que no pudo antes. La muchacha se parecía a su amiga Cissie pero había ciertas cosas que las diferenciaban. La mujer frente a sí era un poco más morena y tenía algunos años más que su amiga la arquera. Wally había mencionado que vivía con su novia. Pero que ella se pareciera a Cissie le hacía sentir muy extraño. Él había tenido un enamoramiento de Cissie y que Wally estuviera ennoviado con una persona muy similar físicamente, le hacía sentí un poco nostálgico, inseguro y un poco triste.  – Lo siento, es que te pareces mucho a una amiga.- su voz sonó frágil como si estuviera a punto de romperse. Cerró los ojos dos segundos intentando serenarse.

- Bartholomew Henry Allen II, un placer conocerla.- su tono intentaba ser cordial pero sonaba apagado.

Él también siempre había sido el más delgado de su grupo de amigos. su físico no le había importado nunca mucho. Pensaba que lo importante no es cuán guapo y fornido seas sino la personalidad que se cobija dentro de la masa de carne y huesos que llamamos cuerpo.

El segundo Kid Flash había empezado a dibujar líneas sin ton ni son pero se fueron convirtiendo en Linda, Iris y Jay. La familia de Wallace que él conocía, a la que estaba unido y a la que extrañaba y añoraba.

-Nada- borró con los pies el dibujo que había hecho mientras el otro velocista hablaba con su novia. Generó una pequeña nube de polvo al borrar el dibujo rápidamente. Porque ahora en ese universo era en lo que se habían convertido las personas a las que quería.

- Soydelfuturo. MimadreesMeloniThawneymipadreesDonAllen. Naciconelmetabolismoaceleradoporloque vivienunamaquinaderealidadvirtualhastaquemiabuelaIrismellevoalpasadoparaquemeenseñarasacontrolarmispoderes. Meneseñasteacontrolarmimetabolismo. LuegoMaxsehizocargodemicustodia. CuandoMaxfaltó - En su voz sonó un deje de melancolía, esa nostalgia que siempre nos acompaña cuando hablamos de alguien que ya no está.- JayyJoanasumieronmicustodia.Yesoesbásicamentemivida.- Bart contó la resumida historia de su vida mientras ambos velocistas se dirigían a la casa del mayor.

Después de aquella gran desilusión de que la joven no fuera su antigua amiga a la que tanto se parecía Artemis, se sintió muy estúpido y frustrado. Quería girarse e irse de allí lo más rápidamente posible. Estuvo a punto de dar marcha atrás e irse de Palo Alto. Pero su cuerpo chocó con el de su primo que estaba detrás impidiendo su escape. Sintió la mano del mayor en su hombro.

Los ojos de Bart estaban vidriosos acompañando las emociones que en aquel momento sentía. Su primo le dio unas palabras de aliento y las apreciaba. En esos instantes necesita sentir que realmente no estaba tan sólo cómo se sentía. Que no estaba tan perdido y que había alguien en ese miserable y destructor universo en el que podía confiar. Alguien que pudiera ayudarle y guiarle.  Dirigió su mano al lugar donde estaba la mano del pelirrojo y la apretó. Le miró fijamente a los ojos intentando encontrar en sus dulces gestos un poco de tranquilidad para calmar sus desaforados sentimientos negativos.


Artemis Crok se tensó al escuchar el nombre de la novia de su primo en ese universo. La mujer le había ofrecido la mano y él se la estrechó en un gesto de educación y cortesía. Sin embargo la apartó lo más rápido que pudo, como si el contacto con aquella nueva persona le quemase. Dio varios pasos atrás marcando inconscientemente una distancia entre ellos.

Las palabras de Artemis incrementaban su estado de exaltación. Después de todo él no la conocía y que se pareciera tanto a Cissie y tan poco a Linda le hacía sentirse fuera de lugar. Tenía la constante impresión de que ese no era su sitio y que su presencia generaba un ambiente tenso y desagradable. Se cruzó de brazos. Era evidente la reticencia del adolescente por entablar cualquier acción que implicase interactuar con la muchacha.

- Estoy bien.- dijo intentando tanto convencer a Wally y Artemis como a sí mismo.- No se preocupe no tengo mucha hambre.- Tenía un disgusto considerable y eso le hacía perder las ganas de comer.

Entró en la casa con cierta inseguridad como si bajo sus pies hubiera un río de lava. Toda la situación le estaba superando y empezó a vibrar ligeramente. Hacia tiempo que no le pasaba. Cuando se encontraba o muy nervioso o muy alterado su cuerpo comenzaba a acelerarse sin control.

- Tenéis una casa bonita.- dijo como en un tono mecánico. Era una frase comodín en un intento de aligerar la tensión de aquel inusitado encuentro. No sabía qué más decir. No sabía qué hacer.

Ya …- contestó mecánico ante el comentario de Artemis. -Me gustaba más la otra casa de Wally y Li… - y en un segundo se dio cuenta que estaba a punto de volver a meter la pata. No podía hablar de Linda con esa rubia desconocida allí.- Tenía patio y barbacoa. Me agradan las casas con jardín, donde poder hacer grandes comidas y cenas.- Intentó salvar un poco el ambiente que se notaba cada vez más terso. El timbre sonó y les sacó de ese mal trago. Artemis fue a abrir y Bart sintió que podía respirar de nuevo.

Su primo le abrazó y se aferró a él muy fuerte. La parte de él que intentaba mantenerse firme, por no romperse y dejarse arrastrar por ese dolor tan intenso que produce perder todo lo que amas, se quebró. Comenzó con un llanto suave que en un momento se convirtió en un mar de lágrimas. Dejó un rastro de gotas saladas en el hombro de su primo.- ¿No se puede volver? ¿He perdido a mi familia y a mis amigos para siempre e irremediablemente? Sólo quiero recuperarlos. - Su voz sonó temblorosa y con miedo. Algo en su corazón le gritaba que no se rindiera. Que como Dorothy siguiera buscando el camino a su casa. Porque no hay lugar como el hogar y esa gente extraña no era su hogar. Con todo su ser quería creer que había alguna manera de revertir el efecto Omega y que podía recuperar a los seres queridos de su universo.

Hasta ese momento no había entendido en dolor que se reflejaba en los ojos tristes de su abuela Iris. Él sabía que ella casi siempre estaba triste y desde el primer momento quiso quedarse con Iris. Pero su abuela no tenía ninguna conexión con la speedforce, no podía hacerse cargo de su cuidado ni enseñarle a controlarse. El castaño quería ayudarla, quería hacerla sentir menos sola pero la mujer mayor siempre se recluía. Ahora Bart sabía que cuando ella se mostraba evasiva y taciturna es porque pensaba en las personas que ya no estaban. Era el sufrimiento de quien queda después de que los héroes se sacrifiquen. Ella había visto morir a su marido y a sus dos hijos. Ahora entendía cómo era ese mundo de perder a tus seres queridos. Sentía aquella misma fractura en el alma. En sus ojos se reflejaba esa misma tristeza. Su mundo se había roto y lo había perdido todo. Ese sentimiento de tristeza, de derrota y de vacío. Lo había pedido todo. Él había muerto y nunca había pensado en el sufrimiento que su muerte había provocado en sus seres queridos. Era más duro para quien permanece que para quien se sacrifica.

Como su primo le indicó, le ayudó a poner la mesa. El castaño se encontraba un poco ausente. Su mirada era triste y mostraba un gesto abatido. Se sentó a la mesa junto a los otros dos. Su mal no remitió. Se encontraba hecho un manojo de nervios. Empezó a comer poco a poco y con desgana. No tenía muchas ganas de comer. Mientras iba despacito comiendo migajas de comida, fue recuperando el ánimo. No se ponía perder la esperanza. Algo se podía hacer. Los problemas siempre se solucionaban. Asintió con la cabeza. No se iba a quedar de brazos cruzados, iba a encontrar ese camino dorado que conducía a su hogar con las personas que recordaba y amaba.

- Voy a encontrar la manera de volver a mi casa. - Dijo con convicción.